ESPACIO, MEMORIA Y ARTE: EL CASO DE DOS FACULTADES DE LA
U.N.L.P.
Verónica Capasso1
U.N.L.P.
Melina Jean Jean 2
U.N.L.P.
Introducción.
En este trabajo nos proponemos analizar lugares de memoria de la ciudad de
La Plata, los cuales construyen sentidos de representación del pasado reciente del
3
país vinculado al terrorismo de Estado. Como sostiene Pollak (1989: 3-15) , estos
lugares de referencia pueden entenderse como indicadores empíricos de la
memoria colectiva de un determinado grupo, una memoria que al definir aquello
que es común a un grupo y lo que lo diferencia de los demás, fundamenta y
refuerza los sentimientos de pertenencia y las fronteras socioculturales. Además,
los lugares de la memoria, formas características de las sociedades modernas, son
la manera en que el recuerdo se expresa a través de lugares determinados a partir
de la agencia de un grupo cultural que transmite a otras generaciones una
memoria colectiva y social. Esta noción de agencia en las relaciones entre pasado
y presente, alude a procesos de construcción de sentido acerca de ese pasado, en
un proceso que es selectivo. Así, el pasado reciente se construye teniendo en
cuenta qué se valora desde el colectivo social, quién recuerda, qué se recuerda y
de qué modo se recuerda. No hay entonces un pasado, sino múltiples pasados,
siendo el pasado un lugar de conflicto y disputa. En este sentido, existe la
dificultad en cómo se representa la memoria, quién dice, qué memorias son
representadas, cuáles memorias entran en conflicto, cómo podemos traducir una
experiencia de ese tipo. Es importante ver cómo los lugares de memoria no son
lugares invisibles sino que son el ancla de esos hechos, pudiendo funcionar como
huellas, marcas o memoriales. A su vez, como sostiene Achugar (2003:192),
debemos pensar al monumento como signo que intenta vincular pasado y futuro,
1
verit o_capasso@hotm ail.com
melinajeanjean@hotm ail.com
3
Est a t raducción es de uso interno de curso de posgrado en Ant ropología de la M em oria y
la Identidad. M aest ría en Hist oria y M em oria de la UNLP. Traducción de Renat a Oliveira.
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1
como objetivación de la memoria. Sin embargo, estas formas de representación a
veces funcionan y otras veces no y no existe una sola forma de representación de
la memoria sino varias. En este trabajo entonces seleccionamos distintas formas
de representar ese pasado en el ámbito académico, es decir, elegimos dos casos
en distintas facultades de la ciudad, que aluden al terrorismo de Estado de forma
diferente. Las unidades académicas son:
1.
La Facultad de Arquitectura
2.
La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Sostenemos que no hay conmemoración sin marcas materiales que perduren
en el tiempo. Estas marcas sirven de referencias para las generaciones posteriores
y también a públicos no familiarizados con el tema. Son la evocación inmediata de
un hecho, de que en algún momento se homenajeó a los allí nombrados, se los
recordó. A su vez, est os lugares podrán constituirse en sitios de potenciales
repeticiones del rito de conmemoración, si es que éste se instituye exitosamente.
Los dos casos hacen alusión al mismo hecho (la desaparición de personas durante
la dictadura) pero circunscrito a los alumnos, docentes y no docentes de cada
facultad en particular. Siguiendo a Jelin y Langland (2003: 2), se marcan los
espacios donde ocurrió la violencia estatal en la dictadura y se construyen
memoriales y monumentos que recuerdan y homenajean a sus víctimas. Aquí
pueden verse las luchas por las memorias y sentidos sociales del pasado reciente.
Puede ser un edificio, una placa, un memorial o un monumento. Pero la
representación del horror y del trauma no es fácil, ¿cómo representar lo indecible,
lo que ya no está? ¿Cómo representar a los desaparecidos?
En el caso de la Facultad de Arquitectura y la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, las producciones se sitúan entre los años 1994-2008. Es
necesario recalcar lo central que resulta la elección del lugar para los actos, pues
de ello también depende la legitimación. Las facultades de la UNLP fueron uno de
los lugares más importantes para los actos que se desarrollaron a partir de 1994,
lugares de celebración, conmemoración y recuerdo de aquellos que en muchos
casos comenzaron su carrera de militancia dentro de estas instituciones. En esto
podemos ver también como comenzó a existir una necesidad y un lugar de
celebración que sobrepase las fronteras familiares pero a su vez, que se
circunscriba a un espacio de pertenencia. Las fechas son importantes para tener
en cuenta en cada uno de los casos. En estas dos facultades, el contexto de
realización se sitúa frente al grado de impunidad de la justicia, teniendo en cuenta
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las leyes de Obediencia Debida (1987) y Punto Final (1990) y el indulto firmado
por M enem, por lo que comenzaron a activarse diversos mecanismos para
reavivar la memoria sobre los hechos ocurridos por el terrorismo de Estado. A
esto se suma las confesiones de algunos militares implicados en la desaparición de
personas y la conformación de HIJOS que le da impulso a estos temas. Por lo
tanto, muchos de los lugares de memoria de esta época surgen en oposición al
silencio del Estado argentino en relación a los muertos durante la última dictadura
militar, conmemorando, glorificando y denunciando en un mismo acto. A esto se
le suma que ya se cumplían los 20 años del golpe militar. Todas estas cuestiones
reactualizaron el tema de los desaparecidos en la opinión pública y generaron una
proliferación de diferentes modos para recordarlos. A esto hay que agregarle
también que, a mediados de los ´90, se habla sólo de la condición de desaparecido
pero no se habla de la militancia y de la dimensión política de aquellas personas.
Esta condición es lo que marca Huyssen (2004: 4) cuando sostiene que cualquier
narrativa es selectiva e implica necesariamente un cierto grado de olvido, en este
caso para que se pudiera generar un consenso nacional sobre los hechos
perpetrados por la dictadura de 1976. A su vez, en este momento se puede ver,
tal como sostiene Lorenz (2004), cómo ciertas experiencias individuales y privadas
se transforman en públicas y colectivas, donde la memoria es un proceso de
creación de significados, elemento esencial en la construcción de identidad
individual y grupal.
A su vez, nos pareció interesante agregar una de las últimas intervenciones
que se realizaron en relación a este tema y que alude a la segunda desaparición
de Julio López. Aquí, el contexto es radicalmente diferente por lo que la forma de
representación cambia. Esta práctica creativa alude por un lado, no sólo a la
condición de desaparecido sino también a la condición de militante. Por otro
lado, esta intervención no se circunscribe al ámbito interno de la facultad, sino
que, ubicándose en una de las paredes exteriores de la Facultad de Humanidades,
interpela al conjunto de la sociedad.
En las facultades de La Plata hay entonces una variedad de formas de recuerdo
que hacen alusión a nombres, fotos y/ o frases, para hablar de los desaparecidos.
De esta forma, analizaremos cada representación del pasado reciente en
particular, para luego establecer contrapuntos entre los casos seleccionados.
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1. Espacio de la Memoria emplazado en la Facultad de Arquitectura
de la UNLP.
En el caso de la Facultad de Arquitectura, estamos ante un memorial y un
espacio a la memoria, donde el hecho que aquí se conmemora sucedió en este
mismo lugar. El objetivo principal es que se ejerza memoria sobre el hecho o
evento particular a recordar. Los memoriales pueden ser distintos unos de otros:
algunos pueden ser pequeñas y simples esculturas, mientras otros pueden ocupar
gigantescas construcciones para que cualquier persona que pase por el lugar lo
note.
El espacio de la M emoria que encontramos emplazado en el patio de la
Facultad de Arquitectura rompe con los parámetros de aquellos lugares que
recuerdan a los desaparecidos. Es interesante la forma peculiar en que se eligió
homenajear y recordar a los estudiantes asesinados por la Triple A y a los
desaparecidos durante la última dictadura militar. En este caso, no hay fot os, ni
placas de mármol (como sí hay en otras facultades) pero hay nombres y una
pequeña descripción que es anterior a la construcción que dice sobre una placa de
mármol:
En el 20 aniversario del asesinat o de Carlos de La Riva " Fabiolo" nos
com promet em os a levant ar en est e sitio, el proyect o seleccionado en el
concurso ... Recuerdo, M em oria y Com promiso ... en homenaje a t odos los
com pañeros asesinados por la Triple A , desaparecidos por la dict adura
m ilit ar y fallecidos en el exilio. Red ex alum nos F.A.U. 3-11-1994.
Este proyecto fue resultado de un concurso al que convocaron los mismos
arquitectos, algunos de ellos, docentes de la Facultad donde M adres de Plaza de
M ayo fueron parte del jurado.
Este espacio de la M emoria entonces es un espacio en forma de un espiral
4
que parte de los nombres de aquellos que fueron muertos por la triple A,
característica diferenciada por ser los únicos nombres que tienen a su lado la
fecha. Esto traza la línea entre aquellos que fueron muertos y aquellos que fueron
desaparecidos, los cuales son evocados solamente por el nombre y apellido. En el
centro del espiral hoy nace un árbol, un tilo. El espiral es de aproximadamente 10
metros de diámetro, comenzando al ras del suelo, finalizando a 1,80 metros (bajo
nivel). El camino que genera el espiral está hecho en cerámica ladrillo,
entrecortado en intervalos por “ cintas” de granito negro, en las cuales están
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grabados los nombres de los estudiantes desaparecidos. Cada círculo del espiral
genera un desnivel y en el centro, sobre la tierra, se decidió plantar un árbol, en
este caso un tilo, signo de la identidad platense y símbolo también de la vida y del
renacer. Este espacio para la M emoria también puede pensarse como un espacio
de socialización, donde los alumnos se sientan y conversan y realizan asambleas y
a su vez, el recorrido en espiral, puede invitar a recorrerlo, casi como un juego. En
este sentido, podemos decir que este espacio no se constituye como algo
estático, sino como lugar de creación. En así entonces, que no hablamos de un
monumento para observar sino de un lugar integrado al espacio de la facultad
para ser usado. A su vez, este espacio, al referir a los muertos y a los
desaparecidos, plantea interrogantes, sobre todo porque los nombres que
identifican a los desaparecidos no poseen fechas y también por la categoría
utilizada “ desaparecido” , diferenciándolo de quien ha muerto. En el caso de los
desaparecidos casi no se habla de muertos, ya que la categoría desaparecido
permite recordar y denunciar en el mismo acto.
Siguiendo a Jelin y Langland (2003: 3), cuando en un sitio acontecen eventos
importantes, lo que antes era un mero “ espacio” físico o geográfico se transforma
en un “ lugar” con significados particulares, cargado de sentido y sentimientos
para los sujetos que lo vivieron. A su vez, se apela a lo empático y sentimental,
donde el sentido es producto de la agencia y voluntad humana. Son lugares
significativos para una colectividad, con valor simbólico y político que se expresa
en rituales colectivos de conmemoración. Los procesos sociales involucrados en
“ marcar” espacios implican siempre la presencia de “ emprendedores de
memoria” , sujetos activos en el presente que ligan en su accionar el pasado
(rendir homenaje a víctimas) y el futuro (trasmitir mensajes a las nuevas
generaciones). En el caso de la Facultad de Arquitectura, es claramente visible lo
anteriormente dicho: la apropiación del espacio por los estudiantes, el uso
cotidiano del mismo y el homenaje que se rinde todos los años en ese lugar a los
desaparecidos de la facultad, hace que la memoria se mantenga viva y que el
lugar no quede en el olvido. Por estas razones consideramos que este lugar
funciona positivamente, siendo “ vehículo de memoria” .
2. La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y la placa
de mármol.
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En el caso de La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, estamos
ante una placa alusiva a las víctimas del terrorismo de Estado que han tenido
relación con esta unidad académica.
Hacia el año 1995 se decide realizar un homenaje en la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación a partir de la realización de una placa en
5
mármol con la lista de 141 nombres de los estudiantes, docentes y no docentes
desaparecidos de esa unidad académica, dejando a su vez, espacios en blanco
para poder ir agregando nombres. La placa dice:
Aunque los hayan secuest rado, asesinado, t ort urado, “ desaparecido” ,
escondido sus cuerpos en un pact o de crim en, hipocresía y silencio, sus
nom bres, sus rost ros, su com prom iso generoso y solidario est arán cada día
m ás vivos en est a facult ad que fuera su lugar de est udio o de t rabajo, donde
aún rondan sus sueños y donde no se olvida su ent ereza, la just icia de su
lucha, su lealt ad con los amigos. Tant a dignidad que honró su vida.
Esta placa, ubicada en el primer piso de la Facultad, es poco visible, ante la
inmensa cantidad de carteles que encontramos pegados en las paredes. Pero su
característica más negativa es el hecho de que se halle “ inmóvil” , siendo un
objeto más del paisaje, pasando así desapercibida. En este sentido, vemos que el
uso de la placa para rememorar a los desaparecidos, en este caso no funciona
pues tiende a invisibilizarse entre los alumnos que circulan por allí, perdiendo así
la función memorial.
3. La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y el mural
de López.
6
Esta segunda intervención que analizamos en esta facultad, es un mural ,
realizado en el 2008 y actualizado en el 2010. La intervención del 2008
conmemora los dos años de la desaparición de Jorge Julio López. Obrero de la
construcción perseguido por la última dictadura militar de 1976, por la cual sufrió
la primera desaparición, y testigo en el juicio contra M iguel Osvaldo Etchecolatz
por crímenes de genocidio cometidos durante dicha dictadura, se encuentra
desaparecido desde el 18 de Septiembre de 2006, día en que concurriría a
presenciar los alegatos. El mural fue realizado el 18 de septiembre del 2008 por
Surcos, Praxis y el colectivo Situaciones aunque esta intervención no quedó
cerrada dentro del circuito de los artistas activistas ya que cualquier persona
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interesada podía participar en su construcción. La intervención consta de una
gigantografía de López, donde su figura aparece recortada en color blanco y
negro, como si fuese una gran xilografía. M irando hacia el frente, López está
representado con su significativa boina, con su brazo derecho en alza y el puño de
la mano cerrado, acción que hace referencia a la lucha y la resistencia. Esta
postura es una clara decisión de representarlo como un paradigma dentro de la
lucha por la justicia y la verdad, ya que López, como tantos otros, fue una persona
que hasta su segunda desaparición buscó el esclarecimiento de los hechos
brutales cometidos durante la dictadura del 76 y un luchador por mantener viva
esa memoria. Por otro lado, acompañando la gigantografía, hay una frase ubicada
en la pared de la escalera que sube hasta el segundo piso que dice: "2 años sin
López", "A qué te podés acostumbrar?". Esto es una clara referencia a no olvidar,
un llamado a la memoria, en este caso de la desaparición, en plena democracia,
de
un
testigo
clave
para
los
juicios
por
la
verdad
y
justicia.
Este mural ubicado sobre la pared, en el frente de la Facultad, en la esquina de 7 y
48, es ampliamente visible por todos los que transitan por allí. Debido a sus
grandes dimensiones y su emplazamiento estratégico en la esquina, la imagen de
López y la frase no escapan a la mirada de nadie. Desde este punto, podemos
decir que, positivamente, esta intervención del espacio universitario no se ancla
precisamente en éste ámbito sino que forma parte de un proceso de socialización
del espacio donde todos pueden participar, en el sentido de que cualquier
persona puede observar el mural y darse lugar a la reflexión de un hecho que nos
involucra a todos y que forma parte de nuestra memoria colectiva. Por último,
cabe mencionar que recientemente el mural fue intervenido nuevamente para
colocar en la frase "4 años sin López" lo cual demuestra y refuerza el sentido
activo que se le da a esta intervención y por lo tanto a este lugar de memoria.
Conclusión.
La ciudad es un espacio dinámico que no puede preservar todo. Existen
entonces determinadas cuestiones que deben preservarse y de las cuales la
comunidad
debe
encargarse.
Además
debe
sumarse
la
necesidad
de
reconocimiento y legitimación de los medios de comunicación y el Estado.
De entre los monumentos, monumentos históricos, memoriales, marcas,
huellas, intervenciones artísticas, sitios o lugares de memoria emplazados en la
ciudad de La Plata que construyen sentidos de representación del pasado reciente
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del
país
vinculado
al
terrorismo
de
Estado,
los
aquí
seleccionados,
correspondientes a dos facultades de la UNLP, nos permiten ver cómo se ha
representado ese pasado de diferente manera. Estas divergencias nos muestran
las dificultades que existen en cómo se representa la memoria, desde qué
discurso nos posicionamos, qué memorias son representadas, cómo podemos
traducir una experiencia tan trágica en algo materializado. M ás allá de estas
cuestiones es importante ver cómo los lugares de memoria, siendo huellas,
marcas o memoriales, son lugares donde se anclan esos hechos resignificándose
el espacio intervenido.
Estas formas de representación a veces funcionan y otras veces no y no existe
una sola forma de representación de la memoria sino varias. Pese a esto, es
necesario mantener la memoria viva y los monumentos vivos. Para ello es
necesario que exista una relación con la historia y con grupos que sostengan la
memoria, y muchas veces esto se encauza mejor por medio del arte. En el caso de
los desaparecidos, casi no se habla de muertos, ya que la categoría desaparecido
permite recordar y denunciar en el mismo acto. Por un lado esta forma de
monumentos revela cómo las memorias colectivas pueden organizarse o excluirse
a partir de los hechos que se registran y de las emociones colectivas que se
expresan. Por otro, lo que podemos ver es cuán diferentes pueden ser estas
formas. M ientras en la Facultad de Arquitectura se apela a una manera más
dinámica haciendo que la memoria se mantenga viva, transformando ese
“ espacio” en “ lugar” y recreando año tras año el rito de la conmemoración, la
placa que encontramos en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
nos lleva a pensar en un pasado estático, petrificado en la piedra, la cual a su vez
nos hace acordar a una lápida de cementerio. Sin embargo, en la misma Facultad,
el mural de Jorge Julio López se presenta, al contrario, tanto por el significado de
lo que rememora como por su estratégico punto de emplazamiento, como un
espacio sociabilizado siendo capaz de captar las miradas de todas aquellas
personas, pertenecientes o no al ámbito académico, que transiten por ese lugar
de la ciudad. En el contraste entre estas tres formas diferenciadas de representar
el pasado reciente podemos ver cuál resulta más pertinente y eficaz en la
construcción del sentido buscado. El caso de la placa de mármol es un modo
claramente negativo de representar el pasado reciente pues queda invisibilizado
en el espacio de la facultad, perdido entre la inmensidad de carteles que inundan
las paredes, generando así, como sostiene Choay (2007: 14), la pérdida progresiva
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de la función memorial, sirviendo tal vez de referencia para personas de la misma
generación pero no para las nuevas generaciones, que en definitiva son las que
tienen que continuar manteniendo viva la memoria. En este sentido, el autor nos
dice que el olvido, el desinterés, la obsolescencia lleva a abandonar y a olvidar
muchos monumentos. Como situación totalmente opuesta, la espiral de la
Facultad de Arquitectura apuesta a mantener viva la memoria desde otro lado, si
se quiere metafórico, donde la idea de plantar un árbol en el medio supone
también una referencia a la vida. En este caso, la disposición del monumento
necesariamente llama la atención a quien circule por el patio, el desnivel del
espiral constituye en sí mismo un llamado de atención, a la vez que permite que
las personas se puedan sentar, se reúnan, se apropien del lugar. Y en el caso del
mural, como ya dijimos, desde el ámbito académico, con esta efectiva
intervención plástica en alusión a la desaparición de López, y particularmente con
la pregunta "4 años sin López", "A qué te podés acostumbrar?", se procura la
participación de toda la sociedad en búsqueda de la reflexión y por mantener viva
nuestra memoria colectiva.
En conclusión, hay memoriales demasiado estáticos, lo que provocará que sus
visitantes sean observadores pasivos en vez de participantes activos. En el otro
extremo, si los memoriales son demasiado abstractos, los visitantes no podrán
decodificar su significado. Además los memoriales pueden resultar demasiado
ajenos a los actores locales, y en consecuencia, fracasar en su participación de
iniciativas de justicia. Por ello, Jelin y Langland sugieren que la cuestión estética
actual, se resuelve mediante la incorporación “ en el diseño de la marca territorial
esa misma posibilidad de reinvención de sentido y la ambigüedad que invita al
7
trabajo activo de la memoria y la sensibilidad de quien se acerca a ella” .
Anexo
7
Jelin, E. y Langland, V. 2003. “ Introducción: las m arceas territ oriales com o nexo entre
pasado y present e” . En: Jelin, E. y Langland, V. (com ps.) M onumentos, memoriales y
marcas t erritoriales. España. Siglo XXI. 2-16. Pág. 10.
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9
Espiral, Facult ad de Arquit ect ura
Placa de mármol, Facult ad de Humanidades y Ciencias de
la Educación.
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10
Gigant ografía, Facult ad de Humanidades y
Ciencias de la Educación.
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BIBLIOGRAFÍA
ACHUGAR, H., “ El lugar de la memoria, a propósito de monumentos (M otivos y
paréntesis)” . En: JELIN, E. y LANGLAND, V. (comps.) M onument os,
memoriales y marcas t errit oriales. España. Siglo XXI. 2003. Pp. 191-216.
CHOAY, Francoise. Alegoría del pat rimonio. Barcelona. Gustavo Gilli. 2007. Pp. 724.
HUYSSEN, A., “ Resistencia a la M emoria: los usos y abusos del olvido público” .
Porto Alegre. XXVII Congreso Brasileiro de Ciencias da Comunicacao 30 de
agosto al 3 de septiembre de 2004. INTERCOM (Sosiedad Brasileira de
Estudios Interdisciplinares da Comunicacao).
JELIN, E. y LANGLAND, V. “ Introducción: las marceas t erritoriales como nexo entre
pasado y presente” . En: JELIN, E. y LANGLAND, V. (comps.) M onument os,
memoriales y marcas t errit oriales. España. Siglo XXI. 2003. Pp. 2-16.
LORENZ, Federico G. “ La memoria de los historiadores” . En: Lucha armada en la
Argent ina. Año 1, nº 1, noviembre 2004. Buenos Aires.
POLLOCK, M . “ M emoria, olvido y silencio” . Texto publicado originalmente en
portugués en la Revist a Est udos Hist óricos. Río de Janeiro, Vol. 2, nº 3.
1989. Pp 3-15. Esta traducción es de uso interno de curso de posgrado en
Antropología de la M emoria y la Identidad. M aestría en Historia y M emoria
de la UNLP. Traducción de Renata Oliveira.
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