2773
The sustainability of the Spanish National Health System
José Jesús Martín Martín 1
Maria del Puerto López del Amo González 1
Departamento Economía
Aplicada, Facultad de
Ciencias Económicas y
Empresariales. Campus
Universitario de Cartuja s/n
18011 Granada Spain.
[email protected]
1
Abstract The Spanish National Health System
(SNHS) has sustainability problems resulting from
weaknesses in institutional design and governance
compounded by the economic crisis it faces. The
global economic crisis has had a particularly virulent impact in Spain, characterized by high levels
of unemployment and public and private debt. Fiscal adjustment policies implemented may significantly compromise the SNHS. Along with general
funding problems, the strong territorial decentralization of health jurisdictions in the Autonomous
Communities has not been backed up by efficient
State-level health coordination. The SNHS suffers
from problems in its rules of governance, its autonomous financing system, human resource policies
and diversity of direct and indirect management
models in different Autonomous Communities. A
reform strategy in Spanish healthcare governancemust be articulated within the context of a broader
review of public policies to stabilize the lines of
defense of the welfare state. Within the scope of the
health sector, the financing system must be improved and institutional changes to increase efficiency must be implemented.
Key words Sustainability, Spain, Healthcare system, Economic crisis, Decentralization
Resumen El Sistema Nacional de Salud (SNS)
español presenta problemas de sostenibilidad derivados de deficiencias en su diseño institucional
y de gobierno, agravadas por la crisis económica
que padece. La crisis económica mundial ha tenido una repercusión especialmente virulenta en
España, caracterizada por altos niveles de desempleo y de deuda pública y privada. Las políticas de
ajuste fiscal emprendidas pueden deteriorar el SNS
significativamente. Junto a problemas de financiación general, la fuerte descentralización territorial de competencias sanitarias en las Comunidades Autónomas no ha sido acompañada de un
marco eficaz de coordinación sanitaria a nivel de
Estado. El SNS adolece de problemas en sus reglas
de gobierno, su sistema de financiación autonómica, las políticas de recursos humanos y la diversidad de formas de gestión directa e indirecta
que funcionan en las distintas Comunidades Autónomas. Una estrategia de reformas en el gobierno de la sanidad española debe articularse en el
marco de una revisión más amplia de las políticas
públicas que permita estabilizar las líneas de defensa del Estado del Bienestar. En el ámbito del
sector sanitario se debe mejorar su sistema de financiación y desarrollar cambios institucionales
para aumentar la eficiencia.
Palabras clave Sostenibilidad, España, Sistema
Sanitario, Crisis económica, Descentralización
ARTIGO ARTICLE
La sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud en España
Martín JJ, López del Amo MP
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Introducción
A principios del siglo XX, la muerte era un suceso
cotidiano en España, la esperanza de vida de un
recién nacido era inferior a la de sus padres. Alterar este hecho natural y lograr que los padres
mueran antes que los hijos ha sido una conquista tan revolucionaría como reciente. En el último
siglo prácticamente se ha duplicado la esperanza
de vida, ganando cerca de cuarenta años de vida
por persona, lo que ha permitido recuperar gran
parte del atraso histórico respecto a los países
europeos. Pasar de tener una esperanza de vida
de 40 años en 1910 a prácticamente el doble en el
momento actual, modifica de forma radical la
planificación de la vida y la estructura de la sociedad. Esta revolución demográfica es tan drástica
como posiblemente irrepetible.
Naturalm ente, no es posible atribuir esta
mejora de la longevidad al sistema sanitario en
exclusiva, han sido el crecimiento económico y
las mejoras en la nutrición, los factores fundamentales de esta histórica caída de la mortalidad
en todos los países desarrollados1. Un círculo virtuoso, dado que por ejemplo sin la disminución
drástica de la tasa de mortalidad infantil, hubiera sido impensable la participación de la mujer
en el mercado laboral.
Esto no quiere decir que el sistema sanitario
de un país no importe, al contrario la evidencia
internacional sugiere que el crecimiento económico no mejora la salud sin una intervención pública explícita2. El tipo de sistema sanitario no es
neutral, sino un elemento clave en la calidad de
vida de las personas, contribuyendo decisivamente a proteger a los más débiles de la sociedad de la
incertidumbre y la angustia, de la enfermedad y
el dolor. No cualquier actuación es válida, es una
falacia sostener que cualquier incremento del gasto sanitario se traduce en mejoras de salud de la
población. Los diseños institucionales –el buen
gobierno sanitario– tienen un papel clave en evitar que el incremento del gasto sanitario se disipe
sin repercusiones positivas en la salud o la calidad de vida3.
El Sistema Nacional de Salud (SNS) español
con una cobertura prácticamente universal, financiado por impuestos y con un alto nivel de
servicios prestados, es una de las vigas maestras
que, junto a las pensiones y el resto de políticas
sociales, configuran el modesto Estado del Bienestar construido en las últimas décadas. Una
red de seguridad para afrontar las incertidumbres de la vida tan necesaria como frágil, que está
siendo cuestionada por la crisis económica y par-
ticularmente por la estrategia de salida impuesta
por los mercados financieros. Por primera vez en
varias generaciones, los españoles contemplan la
posibilidad de un futuro peor que su presente.
El artículo discute la sostenibilidad del SNS y
sugiere algunas estrategias de reformas. El primer epígrafe caracteriza la crisis económica en
España, contextualizando los problemas de sostenibilidad del SNS. Los dos siguientes epígrafes
caracterizan algunos parámetros básicos del sistema sanitario, el gasto, la salud y el marco institucional y organizativo. Finalmente, el último
epígrafe plantea algunas líneas estratégicas de reforma del SNS para garantizar su sostenibilidad.
La crisis económica
Las crisis financieras son consustanciales al sistema económico capitalista, sólo entre 1970 y el
año 2008 se han producido en el mundo 447 crisis financieras nacionales4. La actual crisis económica, por su profundidad y naturaleza global
guarda indudables parecidos con la Gran Depresión de 1929, que fue superada tras una guerra
mundial y la consagración de las ideas keynesianas, que otorgaban un papel protagonista al Estado y sometía a unas estrictas políticas de regulación del sector financiero 5.
Durante treinta años reinó una indiscutible
hegemonía de las políticas económicas keynesianas que finalizó con la crisis económica de los
años setenta, iniciándose un cambio de rumbo
en el pensamiento económico y político, con el
ascenso de las ideologías neoliberales que representaban Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
El resurgir de la nueva economía neoclásica volvió a postular la eficiencia de los mercados, particularmente los financieros, la hiperracionalidad
de los agentes económicos, y la necesidad de que
el Estado se retirara de la economía, para permitir el funcionamiento eficiente de la mano invisible del mercado.
Durante las últimas décadas la teoría económica estándar ha desarrollado sofisticados modelos matemáticos para demostrar la bondad de
los mercados, en particular la hipótesis de los
mercados financieros eficientes, en comunión con
la hipótesis de las expectativas racionales. Este
marco teórico tan pletórico de sofisticación matemática como ayuno de sentido de la realidad,
ha ignorado los sólidos resultados que no cuadraban con su esquema axiomático y ha servido
de cobertura para desmantelar las regulaciones y
controles financieros producto de las enseñan-
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duración. No deja de ser paradójico que los responsables de la crisis estén trasladando los costes
de la misma a los grupos sociales más desfavorecidos, mientras siguen actuando en un mercado
globalizado ante la impotencia de los gobiernos.
El caso español es de manual, un gobierno socialista está aplicando duras políticas de ajuste para
calmar a los mercados, enajenándose en el interregno su base electoral, y sin garantías de que los
mercados acepten el sacrificio.
En esta vorágine el SNS, uno de los principales
logros de la sociedad española en las últimas décadas, afronta la crisis económica lastrado por significativos problemas financieros y de gobierno.
Salud y gasto sanitario
El SNS español obtiene excelentes resultados con
un gasto agregado relativamente modesto. La esperanza de vida de los españoles es de las más
altas de Europa, 76,96 años para los hombres y
83,84 años para las mujeres. La esperanza de vida
a los 65 años alcanza como promedio casi 21 años
entre las mujeres y 16 años en los varones, hecho
conocido como “envejecimiento del envejecimiento”, un fenómeno eminentemente femenino 9.
No obstante, persisten importantes desigualdades en salud entre grupos sociales y regiones10-14,
sin que en las últimas décadas se haya producido
un proceso de convergencia en salud en el conjunto
del Estado Español15,16. Los resultados clínicos son
homologables a los de los países más avanzados17
con un coste de los más bajos de la Unión Europea-15 en relación al PIB y el segundo más bajo en
términos de gasto per cápita18. Constituye asimismo uno de los principales sectores económicos del
país que sólo en el ámbito público emplea a más de
1 millón de personas y gestiona un presupuesto
cercano a los 60.000 millones de euros19.
La fuerte descentralización del sistema sanitario otorga la principal responsabilidad del gasto a las Comunidades Autónomas (CCAA) suponiendo el 5,05% del PIB de media en 2005, y un
34,26% del gasto público total en el conjunto de
las CCAA. Durante los años de expansión económica el gasto sanitario público de las CCAA se
incrementó a una tasa media anual cercana al
9%, superior al crecimiento nominal del PIB.
Entre 1999 y 2005, el gasto medio por persona
protegida tuvo un crecimiento anual medio del
7,16% llegando a 1.091 per cápita20.
La crisis económica ha reducido notablemente
la tasa de crecimiento del gasto 21. Los presupuestos iníciales de las CCAA disminuyen 4,11% de
Ciência & Saúde Coletiva, 16(6):2773-2782, 2011
zas de La Gran Depresión 6. Enseñándose como
verdad indiscutible en todas las facultades y escuelas de negocios del mundo, facilitó la ceguera
colectiva sobre la catástrofe que se avecinaba.
Casi nadie en el mundo académico, empresarial
o financiero vio venir al lobo. El fracaso intelectual de la ciencia económica estándar ha sido épico, contribuyendo a aumentar la percepción de
que la economía es una ciencia forense, que raramente diagnostica la enfermedad cuando el paciente está vivo, sólo post mortem 7.
En España, la integración en la zona euro
posibilitó un largo período de tipos de interés
bajos, lo que unido al diferencial de inflación con
los países centrales del euro, alimentó una orgía
consumista financiada con endeudamiento, que
ha llegado a alcanzar el 114% del PIB. El ciclo
expansivo basado en actividades de bajo valor
añadido, como la construcción de viviendas, se
sostuvo en la extraña creencia en unos mercados
inmobiliarios y bursátiles eternamente al alza.
España, al igual que otros países, construyó una
inmensa burbuja, repleta de codicia, y amor por
el dinero fácil, que al estallar puede llevarse por
delante el sueño de una sociedad de bienestar,
sustituyéndolo por una sombría pesadilla.
Mientras tanto la sociedad española se ha
acostumbrado a convivir con el fraude fiscal, la
economía sumergida (entre el 20 y el 25% del
PIB) y el dinero negro como forma de pago habitual en distintas actividades8. Adicionalmente,
durante las últimas décadas, tanto con gobiernos conservadores como de izquierdas, se ha
desarrollado una política fiscal que difícilmente
puede sostenerse desde el principio de tributar en
proporción a los ingresos obtenidos. Un sistema
fiscal claramente sesgado a favorecer a los que
más tienen, que penaliza a las rentas salariales
frente a las de capital, y no estimula la construcción de una moral fiscal en la ciudadanía, en
el que el fraude fiscal sea contemplado como un
delito y una miseria ética.
Con un déficit público que alcanzó el 11,4%
en 2009, una tasa de paro del 20%, un alto nivel de
fraude fiscal de naturaleza estructural y unos mercados financieros que dudan de la capacidad de la
economía española de salir de la ratonera, el futuro no va a resultar sencillo. Sin política monetaria
propia que permita una estrategia de salida basada en la devaluación, la única opción que consideran los mercados es un ajuste severo de las políticas de gasto público, y una liberalización de los
mercados, particularmente el laboral. Estas políticas sin embargo pueden conducir a la economía
española a un estancamiento económico de larga
Martín JJ, López del Amo MP
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promedio en el año 2011 en relación al 2010. El
presupuesto per cápita nacional (media de las
CCAA) es de 1.289 € con notables variaciones
entre regiones con máximos en País Vasco (1.564
€ ) y mínimos en Baleares (1.003 € ) 22.
El sistema sanitario público tiene una tendencia secular a gastar por encima de los presupuestos autorizados por los parlamentos autonómicos, dando lugar periódicamente a operaciones
extraordinarias de saneamiento del déficit acumulado por las CCAA por parte del gobierno
central23. Dada la fuerte inercia del gasto sanitario a crecer por encima del crecimiento nominal
del PIB, es muy probable que se esté creando un
importante déficit no reconocido, cuyo importe
global y desagregado para cada CA se desconoce. La opacidad del sistema de información sobre el gasto público de las CCAA es uno de los
motivos de la actual desconfianza de los mercados financieros en la capacidad de España de hacer
frente a su deuda pública, al suponer que hay
importantes desajustes entre el gasto reconocido
y el gasto real devengado.
El recientemente aprobado sistema de financiación autonómica24, a pesar de haber avanzado
en algunos de los problemas seculares que arrastra el desarrollo institucional de la descentralización territorial de España, sigue padeciendo de
importantes problemas que posiblemente van a
lastrar su desarrollo futuro 25. Entre ellos pueden
mencionarse, su carácter complejo y opaco; su
dependencia de la recaudación de tributos regionales, muy ligados al ciclo económico, lo que puede producir asfixia financiera en épocas de recesión o débil crecimiento económico; la inexistencia de criterios sólidos de definición de necesidad
relativa en sanidad; la inexistencia asimismo de
un carácter finalista de los recursos sanitarios, lo
que dificulta que el Estado pueda garantizar unos
niveles de gasto sanitario público per cápita no
excesivamente dispersos entre territorios; y finalmente, aunque no menos importante, la insuficiencia de los mecanismos establecidos para la
corrección de las desigualdades sociales en salud.
Varios estudios han llevado a cabo proyecciones del gasto sanitario público para España en las
próximas décadas26-32, y aunque sus resultados
difieren en función de la metodología empleada,
hay un consenso sobre algunas cuestiones.
En primer lugar, el crecimiento del gasto sanitario público derivado del impacto demográfico (aumento de la población y envejecimiento)
será con una alta probabilidad, inferior al crecimiento del PIB, y en todo caso sostenible a unas
tasas moderadas de crecimiento, y en segundo
lugar, el aumento de la proporción del PIB destinado a la financiación sanitaria depende del ritmo de aumento de factores endógenos, más dependientes de la gestión, como los precios relativos de los inputs, el cambio tecnológico, las nuevas prestaciones, la mayor utilización de servicios o el aumento de la intensidad de recursos
por acto médico.
Ninguno de estos trabajos considera en sus
proyecciones la profunda crisis económica actual y las políticas de consolidación fiscal que se
están produciendo, que implican un crecimiento
nulo o incluso negativo del gasto sanitario público en los próximos años. Esta situación va a someter al SNS a considerables tensiones y al riesgo
de un deterioro claro de la oferta de servicios
sanitarios públicos e incluso a un proceso de privatización acelerada de los mismos, como ya está
sucediendo en ciertas CCAA. Es por tanto previsible que las severas restricciones presupuestarias de los próximos años supongan un deterioro, tanto de la inversión en tecnologías, como de
las rentas de los profesionales sanitarios, así como
de la instrumentalización de políticas orientadas
a corregir las desigualdades sociales en salud.
El Sistema Nacional de Salud
El actual sistema sanitario público español surge históricamente a mediados del siglo pasado
inspirado en los modelos continentales europeos de Seguridad Social, aunque a diferencia de
ellos crea una extensa red propia de centros y
organizaciones propias de carácter ambulatorio y hospitalario. El INSALUD (Instituto Nacional de la Salud), creado en 1978 como un órgano gestor de la ASSS, acogió esta estructura de
oferta, configurándose como una gran organización fuertemente centralizada que daba cobertura sanitaria directa a más del 84% de la población española.
Realizada la transición democrática, y aprobada la Constitución de 1978, la Ley General de
Sanidad de 1986 inició el proceso de transformación del sistema de Seguridad Social en un modelo tipo Sistema Nacional de Salud, definido en su
artículo 44.2 como el conjunto de los Servicios de
Salud de la Administración del Estado y de los Servicios de Salud de las CCAA en los términos establecidos en la presente Ley identificando como
principios fundacionales, la universalidad en el
acceso, la descentralización en la gestión, la equidad en el acceso a los servicios y prestaciones, la
financiación pública y la participación social.
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manifestándose en las políticas retributivas, el
desarrollo de la carrera profesional, los desajustes en la oferta y demanda de profesionales médicos y de enfermería y la movilidad de los mismos.
España cuenta actualmente con 325 médicos
en activo por cada 100.000 habitantes, es decir un
total de 144.379 profesionales. De ellos, 141.410
ser ían esp ecialistas, tr abajan d o la m ayor ía
(104.598) para el SNS19. A pesar de este ratio,
superior a los estándares internacionales, existe
un déficit en algunas especialidades médicas como
medicina familiar, pediatría, anestesiología y reanimación, o cirugía ortopédica y traumatología. Este déficit está motivado por una organización asistencial con patrones rígidos de funcionamiento, y un número relativamente exiguo de
horas anuales trabajadas.
El ámbito de las relaciones laborales está regulado por un marco de naturaleza funcionarial
específico continuista con el marco de regulación
laboral preexistente históricamente, aunque delegando una parte considerable de las competencias en cada una de las 17 CCAA (Ley 55/2003) 35.
La culminación en 2002 del proceso de transferencias de la Asistencia Sanitaria de la Seguridad
Social (INSALUD) a las CCAA generó una dinámica inflacionista en las rentas salariales del sector.
Las negociaciones entre los políticos autonómicos
y los representantes sindicales dieron lugar a un
proceso continuo de reivindicaciones en el que en
cada Comunidad Autónoma se tomaba como referente el mejor acuerdo existente en las demás.
Las actuales exigencias de los mercados financieros de una política de consolidación fiscal,
como condición para seguir financiando la deuda pública y privada española a tipos de interés
sostenibles, no sólo ha acabado con las alegrías
retributivas de los últimos años, sino que dibuja
un horizonte de pérdida de rentas de los profesionales del sector sanitario público, unido a una
previsible destrucción de puestos de trabajo.
Durante el ejercicio 2010, se aplicó una reducción
salarial del 5% de media, al igual que al resto de
trabajadores de las Administraciones Públicas.
Para este año 2011 se han congelado las retribuciones al conjunto de trabajadores públicos.
Otro rasgo característico del SNS es la fuerte
innovación organizativa acaecida en las últimas
décadas que se ha sustantivado en cuatro estrategias:
(1) El desarrollo de estrategias gerencialitas
mediante la introducción de contratos programa y contratos de gestión, en los servicios regionales de salud, unido al desarrollo de la gestión
clínica y de la gestión de procesos.
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De forma progresiva el sistema sanitario evolucionó desde un modelo peculiar de Seguridad
Social a un modelo financiado por impuestos
generales, de cobertura casi universal, que coexiste con un importante sector de seguros privados que dan cobertura a uno de cada cinco
españoles. Esto, por un lado permite una disminución de la presión de demanda de servicios
sanitarios en el ámbito público, pero por otro
posibilita estrategias de traslado de costes del sector asegurador privado al sector público.
La Ley General de Sanidad otorgó a las CCAA
la responsabilidad exclusiva de la organización
de sus servicios de salud, creando progresivamente una estructura fuertemente descentralizada de organización y gestión sanitaria que se inició en 1983 con la creación del Servicio Vasco de
Salud/Osakidetza y concluyó en el año 2001 con
la constitución del Servicio Cántabro de Salud.
Esta estructura descentralizada no ha ido
acompañada de una arquitectura institucional
acorde con las necesidades de gobernación del SNS,
de forma que en la práctica, éste SNS no va más
allá de la suma de las actuaciones de los distintos
Servicios Regionales de Salud y de los acuerdos
adoptados por unanimidad en el Consejo Interterritorial del SNS. El déficit de gobernanza del
Estado en el SNS se ha manifestado en importantes déficits, tanto de eficiencia como de equidad 33.
Esta “anorexia” institucional del Estado, ha
tratado de resolverse con la Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del SNS, que en su artículo 2 recoge
tanto el objetivo de igualdad efectiva y de calidad
en la prestación de los servicios en todo el territorio del Estado, como el principio de coordinación
y la cooperación de las administraciones públicas
para la superación de las desigualdades en salud.
La Ley 16/2003 define seis ámbitos de colaboración entre el Estado y las CCAA: prestaciones del
sistema, farmacia, profesionales, investigación,
sistema de información y calidad.
Su desarrollo ha permitido algunos avances
en la coordinación del sistema, en particular la
aprobación en 2006 del primer Plan de Calidad
del SNS 2006-2010, o los recientes acuerdos del
Consejo Interterritorial del SNS del 18 de marzo
de 2010, aprobados en un entorno de crisis económica e insuficiencia presupuestaria, que plantean 24 medidas para garantizar la coordinación
y sostenibilidad del sistema. La mayoría de estas
medidas no obstante están formuladas de forma
tan genérica que difícilmente pueden estructurar
un plan ambicioso de reformas34.
Uno de los principales problemas de coordinación se da en la política de recursos humanos,
Martín JJ, López del Amo MP
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(2) La trasformación en empresas públicas
de los Servicios de Salud de varias CCAA frente a
su caracterización habitual de organizaciones
sujetas a derecho público, aunque con personalidad jurídica propia.
(3) La dotación de personalidad jurídica individual a hospitales y centros sanitarios nuevos
mediante distintas fórmulas, fundamentalmente
empresas públicas, fundaciones públicas y consorcios.
(4) El desarrollo de formas de contratación
externa o gestión indirecta de la atención sanitaria
pública con proveedores privados comerciales,
mediante fórmulas de “concesión administrativa”
de atención a toda la población de un Área de
Salud. Estas fórmulas concesionales se están desarrollando únicamente en dos CCAA, Valencia y
Madrid, gobernadas desde hace años por el ala
más liberal del Partido Popular. Es un modelo de
partenariado público privado, (PPP, Public Private Partnership) que va un paso más allá de la PFI
( Private Finance Initiative), al concesionar externamente también los servicios médicos, y no únicamente la construcción, instalaciones, mantenimiento y servicios generales, que es lo que incluía
el sistema original británico de PFI. Estas concesiones adm inistrativas, conocidas en España
como “modelo Alzira” por la localidad valenciana
donde se inició este sistema, es una fórmula de
gestión indirecta por el que la empresa concesionaria recibe de la Comunidad Autónoma un pago
(canon) durante todo el período de vigencia de la
concesión, generalmente 30 años. Este canon está
formalizado como un pago capitativo por cada
habitante del ámbito territorial cubierto por los
servicios de salud concesionados. Su opacidad y
falta de transparencia respecto a la cuantía y a su
desglose han sido objeto de duras críticas, reforzadas por el hecho de que estos modelos nunca
hayan sido evaluados y de disponer de información muy escasa e incompleta sobre los mismos.
Reformas
La actual crisis económica, ha espoleado el debate preexistente sobre la sostenibilidad del SNS36,
generando un importante número de trabajos
que si bien no coinciden ni en diagnostico ni en
soluciones, si parecen compartir cierto horizonte
apocalíptico, síntoma de la profunda crisis que
atraviesa el país, una de las más importantes de
su historia reciente17,33,34,37-39.
Dado su carácter sectorial, estos estudios no
plantean la interrelación entre la sostenibilidad
del SNS y el resto de políticas sociales. Las estrategias de reformas sanitarías deben enmarcarse
en una estrategia más amplia de reforma institucional del Estado, sin la que su sostenibilidad estaría comprometida. La situación exige un amplio aliento regeneracionista, que involucre a todas las fuerzas políticas y sociales en un Pacto de
Estado 40, que permita soportar los considerables
sacrificios y pérdida de rentas que esperan a la
mayoría de la población. Un pacto que no haga
recaer los ajustes, sobre la clientela habitual, es
decir los más desfavorecido s y débiles. Como elementos claves de esta estrategia de reforma deben señalarse: una urgente reforma fiscal orientada a regenerar la moral fiscal de la sociedad, en
la que la evasión y la ilusión fiscal no sea el pan
nuestro de cada día; una reforma de la financiación de los partido políticos, para acabar con un
sistema opaco, placenta de todo tipo de corrupciones; una reforma de la arquitectura institucional y territorial del Estado presidida más por
la racionalidad y el principio de igualdad que por
los sentimientos de pertenencia o las necesidades
de mayorías parlamentarías, y una ambiciosa
reforma de las Administraciones Públicas a todos los niveles territoriales, que profesionalice la
gestión pública y destierre las tentaciones clientelares de los partidos políticos7.
En el ámbito específico del sector sanitario
existen dos estrategias básicas para garantizar la
sostenibilidad del SNS: aumentar los ingresos fiscales dedicados a esa finalidad, y aumentar la
eficiencia del sistema de provisión sanitaria.
En relación a la primera, frente a la opción de
crear sistemas de copago sanitario como defienden algunos estudios, es preferible, tanto en términos de eficiencia como de justicia, la opción de
impuestos finalistas, en el marco de la fundamental reforma de la fiscalidad mencionada anteriormente. Por ejemplo, la creación de un Fondo de Igualdad del SNS de carácter estatal, cuyos
recursos se utilizarían para financiar políticas de
salud orientadas fundamentalmente a la corrección de desigualdades y a la lucha contra los principales causantes de la morbi-mortalidad en España: enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, etc. Se financiaría con recursos fiscales de
carácter finalista y sería gestionado por una agencia con personalidad jurídica propia y autonomía en la que estarían representados las CCAA y
el Gobierno Central. Esta opción permitiría al
Estado intervenir directamente en toda España
en función de planes previamente definidos, y
recuperar cierto poder de gasto y orientación de
políticas como sucede en otros países41.
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la sanidad, en el que el profesionalismo y la vocación sustituyan al excesivo énfasis que hasta ahora
se ha puesto en las recompensas exclusivamente
monetarias. Este pacto debe incluir una profesionalización urgente de la gestión sanitaria.
Finalmente, en relación con las innovaciones
organizativas y de gestión de las últimas décadas,
el frenesí reformador debe dejar paso a la evaluación. Es necesario realizar estudios sistemáticos e
independientes que permitan una evaluación comparativa de los resultados que obtienen las nuevas formas de gestión directa frente a las formas
burocráticas de gestión pública predominantes en
el sector. La personificación jurídica de centros
sanitarios públicos debe ir acompañada de cambios en el marco de regulación y en el entorno
organizativo que hagan que sus potenciales ventajas se consoliden, mientras se minimizan los
potenciales efectos negativos que pudieran tener
en términos de equidad e igualdad de acceso.
En relación con las nuevas formas de gestión
indirecta se ha de ser particularmente cauteloso,
dadas las implicaciones negativas que un crecimiento desmesurado de las mismas pudiera tener. La propiedad privada lucrativa se caracteriza por la apropiación privada del excedente como
remuneración residual del propietario. Cumplen
una función socialmente útil cuando premian la
eficiencia, el riesgo de la utilización del capital o la
innovación. Estas funciones del beneficio solamente se dan cuando no hay fracasos graves de
mercado, como sucede en sanidad.
Este tipo de experiencias de gestión indirecta,
si bien pueden constituir un factor de innovación, deben estar sujetas a unos mecanismos de
regulación y control de una extraordinaria transparencia e independencia que dificulten las posibilidades de colusión de intereses. En cualquier
caso deben tener un carácter minoritario en relación con otros proveedores públicos o privados
no lucrativos, de forma que los intereses por la
rentabilidad y el beneficio no predominen en la
definición de las políticas públicas43.
España está atravesando una de las mayores
crisis de la historia reciente y existe el riesgo no
sólo de no avanzar en salud, sino incluso de retroceder, si la crisis económica se alarga en el tiempo. Las crisis económicas profundas y de larga
duración tienen como resultado el empeoramiento de los indicadores de salud, en particular en
los colectivos socialmente más desfavorecidos44.
Podemos asistir a un creciente desajuste entre
necesidades sanitarias y posibilidades de crecimiento del gasto sanitario público, al menos a
corto plazo.
Ciência & Saúde Coletiva, 16(6):2773-2782, 2011
En relación a la mejora de la eficiencia del SNS
pueden apuntarse algunos elementos clave para
mejorar la gobernanza del sistema. En primer
lugar, un Código de Buen Gobierno del SNS, que
más allá de la retórica, establezca los principios
para la gobernanza, transparencia y la rendición
de cuentas.
En segundo lugar, el desarrollo de un sistema
de información integrado del SNS. La información sanitaria es un bien público puro, que debe
producirse al nivel y calidad adecuada, evitando
tanto el parasitism o oportunista ( free-rider)
como el riesgo moral ( moral hazard) a nivel organizativo e institucional. La creación de una
Agencia de Información Estatal con personalidad jurídica propia y participación de las CCAA
y el Ministerio de Sanidad y Consumo podría ser
la solución.
En tercer lugar, se necesita una política estratégica integrada de salud pública a nivel estatal,
que impida rupturas unilaterales de una CA sobre cuestiones que generen externalidades negativas sobre las poblaciones de otras CCAA, como
por ejemplo la política de vacunaciones. Esta
política debe así mismo desarrollar estrategias
para minimizar los efectos negativos del cambio
climático en la salud 42.
En cuarto lugar, para impedir que las desigualdades de oferta se traduzcan en desigualdades de acceso y uso, el mejor camino es protocolizar la atención sanitaria mediante guías clínicas
a nivel nacional, y la creación de una Agencia
Nacional de Calidad Clínica y Evaluación de Tecnologías, inspirada en el National Institute for
Clinical Excellence (NICE) inglés y en el Instituto
para la Calidad y Eficiencia Económica en la Sanidad (IQWiG) de Alemania.
En quinto lugar, deben desarrollarse marcos
institucionales y organizativos que integren servicios sociales y sanitarios. El envejecimiento poblacional y el predominio de las enfermedades
crónicas dificultan tanto la medida de la salud
como la respuesta de los servicios sanitarios, cuya
oferta se ha estructurado históricamente para responder a patologías agudas. Se debe diseñar un
plan estratégico que reoriente los servicios sanitarios para dar respuesta a problemas de enfermedad que permanecen en el tiempo y en el que la
atención hospitalaria sólo puede jugar un papel
limitado, al menos en su forma convencional.
En sexto lugar, es imprescindible un acuerdo
sobre política de recursos humanos a nivel estatal que junto a un pacto de rentas, proponga un
nuevo escenario para la formación, selección y
retribución de médicos y otros profesionales de
Martín JJ, López del Amo MP
2780
Para mitigar esta situación se debe establecer
un plan ambicioso de reforma institucional, que
oriente el sistema sanitario en el sentido anteriormente enunciado. Puede ser no obstante insuficiente si no se enmarca en un proceso más amplio
de reformas de la políticas públicas a nivel del
conjunto del Estado 7. Como recoge Jon Elster en
su excelente libro Uvas amargas45, citando una
oración atribuida a los alcohólicos anónimos:
Ojalá tengamos serenidad para aceptar lo que no
podemos cambiar, coraje para cambiar lo que podemos y sabiduría para reconocer la diferencia.
Colaboradores
Referencias
Martín JJ y López del Amo MP han trabajado
conjuntamente en la concepción, redacción y revisión.
1.
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Artigo apresentado em 16/02/2011
Aprovado em 29/03/2011
Versão final apresentada em 14/04/2011