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Democracia social

Democracia social

EL PROCESO SOCIAL Todo fenómeno natural o social tiene como referencia el universo. El tejido de la historia tiene un hilo conductor. El marco teórico y el contexto de la historia es el surgimiento, desarrollo y evolución de la humanidad. El marco teórico y el contexto, tanto de la humanidad como de la historia es el universo. El marco teórico y el contexto del universo es su eterna e infinita existencia como energía en permanente transformación. Esta energía es la que activa la vida del humano y la conserva, para ser utilizada como fuerza productiva, mediante el trabajo, para obtener y producir los bienes y servicios que le son útiles para la subsistencia, satisfaciendo necesidades desde las más básicas y elementales, hasta las más complejas y subjetivas, por lo cual adquieren un valor de uso. La riqueza contenida en el suelo y subsuelo del planeta tierra, representa a los humanos, fuente de riqueza o capital natural, a la cual accede por derecho natural para la subsistencia y preservación de la humanidad, como objeto de su trabajo, para lo cual utiliza unos medios como su propio cuerpo y sus manos, con las cuales fabrica herramientas dentro de un proceso tecnológico desarrollado a través de los años. La economía es una actividad inherente a la sociedad humana, cuyo desempeño e importancia cada día es más relevante. Para realizar una descripción del proceso social, se debe comenzar por el individuo humano, el cual surge en el planeta tierra como fruto del desarrollo evolutivo del universo. Su mayor capacidad cerebral y psíquica, le permite comprender inteligentemente los fenómenos naturales y sociales, a medida que realiza actividades productivas, configurando teorías o ideologías, al relacionarse con otros humanos, formando organizaciones como la familia, la comunidad, la empresa, el estado, lo cual lo caracteriza como ser sociable por naturaleza, imponiendo leyes que rigen y orientan la actividad social a través de la lucha política y/o la guerra o fuerza bruta, originando históricamente los diferentes sistemas sociales que han regido el destino de la humanidad. La política a su vez, comprende el área económica y el área jurídica. El área económica comprende las leyes que rigen las actividades productivas especialmente a las organizaciones. El área jurídica son leyes que rigen las relaciones de los humanos entre sí, referentes a sus derechos y deberes, para ser aceptados socialmente. Para observar y conocer las actividades productivas dentro del proceso social, surge la teoría económica apoyada en la contabilidad, la estadística, la informática, para deducir las leyes que rigen la producción social. Los humanos realizan actividades productivas y económicas en general, agrupados en organizaciones empresariales como trabajadores asociados, democráticas, equitativas, solidarias (EDES), tanto estatales como civiles, diseñando los procesos técnicos y tecnológicos productivos, utilizando máquinas y herramientas, de acuerdo a un capital inicial o presupuesto, como parte del capital social asignado a cada proyecto. Los bienes y servicios producidos en los sectores de la economía como son la agricultura, minería, cría de animales, manufactura, industria, comercio, servicios, tecnología, son llevados al mercado social como oferta, para satisfacer necesidades de los consumidores que los demandan, adquiriendo un valor de cambio, convirtiéndose en mercancía. Para realizar transacciones entre quienes ofrecen y quienes demandan, se utiliza como herramienta de medida equivalente, el dinero puesto en circulación, como medio de pago y reconocimiento de derechos económicos, por parte del estado, a través del sistema bancario estatal nacional, como servicio del estado a todos los habitantes de la nación. El dinero, ya sea en papel moneda, tarjetas plásticas o presupuesto monetario virtual, lo emite el sistema bancario estatal nacional, como UNIDAD DE VALOR ADQUISITIVO (UVA) con soporte en el capital social formado por el producto interno bruto (PIB) y la riqueza natural contenida en el suelo y subsuelo del territorio nacional, como capital natural en potencia de ser explotado (futuros).

DEMOCRACIA SOCIAL EL PROCESO SOCIAL Todo fenómeno natural o social tiene como referencia el universo. El tejido de la historia tiene un hilo conductor. El marco teórico y el contexto de la historia es el surgimiento, desarrollo y evolución de la humanidad. El marco teórico y el contexto, tanto de la humanidad como de la historia es el universo. El marco teórico y el contexto del universo es su eterna e infinita existencia como energía en permanente transformación. Esta energía es la que activa la vida del humano y la conserva, para ser utilizada como fuerza productiva, mediante el trabajo, para obtener y producir los bienes y servicios que le son útiles para la subsistencia, satisfaciendo necesidades desde las más básicas y elementales, hasta las más complejas y subjetivas, por lo cual adquieren un valor de uso. La riqueza contenida en el suelo y subsuelo del planeta tierra, representa a los humanos, fuente de riqueza o capital natural, a la cual accede por derecho natural para la subsistencia y preservación de la humanidad, como objeto de su trabajo, para lo cual utiliza unos medios como su propio cuerpo y sus manos, con las cuales fabrica herramientas dentro de un proceso tecnológico desarrollado a través de los años. La economía es una actividad inherente a la sociedad humana, cuyo desempeño e importancia cada día es más relevante. Para realizar una descripción del proceso social, se debe comenzar por el individuo humano, el cual surge en el planeta tierra como fruto del desarrollo evolutivo del universo. Su mayor capacidad cerebral y psíquica, le permite comprender inteligentemente los fenómenos naturales y sociales, a medida que realiza actividades productivas, configurando teorías o ideologías, al relacionarse con otros humanos, formando organizaciones como la familia, la comunidad, la empresa, el estado, lo cual lo caracteriza como ser sociable por naturaleza, imponiendo leyes que rigen y orientan la actividad social a través de la lucha política y/o la guerra o fuerza bruta, originando históricamente los diferentes sistemas sociales que han regido el destino de la humanidad. La política a su vez, comprende el área económica y el área jurídica. El área económica comprende las leyes que rigen las actividades productivas especialmente a las organizaciones. El área jurídica son leyes que rigen las relaciones de los humanos entre sí, referentes a sus derechos y deberes, para ser aceptados socialmente. Para observar y conocer las actividades productivas dentro del proceso social, surge la teoría económica apoyada en la contabilidad, la estadística, la informática, para deducir las leyes que rigen la producción social. Los humanos realizan actividades productivas y económicas en general, agrupados en organizaciones empresariales como trabajadores asociados, democráticas, equitativas, solidarias (EDES), tanto estatales como civiles, diseñando los procesos técnicos y tecnológicos productivos, utilizando máquinas y herramientas, de acuerdo a un capital inicial o presupuesto, como parte del capital social asignado a cada proyecto. Los bienes y servicios producidos en los sectores de la economía como son la agricultura, minería, cría de animales, manufactura, industria, comercio, servicios, tecnología, son llevados al mercado social como oferta, para satisfacer necesidades de los consumidores que los demandan, adquiriendo un valor de cambio, convirtiéndose en mercancía. Para realizar transacciones entre quienes ofrecen y quienes demandan, se utiliza como herramienta de medida equivalente, el dinero puesto en circulación, como medio de pago y reconocimiento de derechos económicos, por parte del estado, a través del sistema bancario estatal nacional, como servicio del estado a todos los habitantes de la nación. El dinero, ya sea en papel moneda, tarjetas plásticas o presupuesto monetario virtual, lo emite el sistema bancario estatal nacional, como UNIDAD DE VALOR ADQUISITIVO (UVA) con soporte en el capital social formado por el producto interno bruto (PIB) y la riqueza natural contenida en el suelo y subsuelo del territorio nacional, como capital natural en potencia de ser explotado (futuros). Del sistema bancario estatal nacional, pasa como capital de trabajo o presupuesto monetario virtual inicial, a todas las organizaciones empresariales (EDES), entidades e instituciones, tanto estatales como civiles. Estas utilizan el dinero para la adquisición o compra de tecnología, bienes y servicios en el mercado social y compensar o pagar los servicios de sus trabajadores asociados. El mercado social, reinvierte el dinero permanentemente en adquirir bienes y servicios, como valor de cambio, para incrementar la oferta, utilizando el sistema bancario para consignar y retirar dinero, procurando dejar un ahorro, que surge del incremento al precio del valor de cambio de sus mercancías (ganancia, utilidad, perdida o resultado). El estado, como inversor social del dinero, se convierte en socio financiador de todas las EDES, entidades e instituciones, tanto estatales como civiles, recibiendo por ello una participación anual, en porcentaje, de las ganancias, utilidades o resultado positivo de sus operaciones, así como también es responsable de sus pérdidas o resultado negativo. Este porcentaje de participación será determinado por la ley, el cual será utilizado para el sostenimiento del estado, inversión social en financiar nuevas EDES, infraestructura y desarrollo económico y social. Así mismo, las EDES, distribuirán el porcentaje de beneficio que les corresponda determinado por la ley, para distribuirlo entre sus trabajadores, en aumentar su capital de trabajo para reinversión, reservas para contingencias. Los trabajadores, sus familias y comunidad en general, adquieren mercancías como valor de uso para el consumo, igualmente utilizando el sistema bancario, para recibir o consignar el pago de sus servicios y retirar dinero para comprar, procurando también, dejar en el sistema bancario, un ahorro personal. Al incrementarse permanentemente la producción de bienes y servicios (PIB), por la productividad de la tecnología aplicada a los procesos productivos, aumenta el capital social y por tanto las cifras del dinero en circulación deben también incrementarse. El área jurídica tiene como soporte materias como la sociología, la psicología, la filosofía, para observar y deducir las leyes que rigen las relaciones sociales. La psicología estudia el carácter, la conducta y la personalidad del humano, La sociología estudia la forma como se relacionan los seres humanos, se comunican, se organizan, sus costumbres y culturas. La filosofía estudia el pensamiento humano. El proceso social es el conjunto de todas las actividades humanas y las relaciones que surgen en su entorno, reglamentadas jurídicamente por la constitución y la ley, registrada en el Estatuto Constitucional, conformado por los códigos civil, estatal e internacional. El código civil trata de los derechos y deberes humanos y fundamentales de los civiles, sus derechos y deberes económicos, políticos y sociales. El código estatal trata de la estructura del estado constituido con los poderes: legislativo, económico, administrativo y del control social, así como los procedimientos para su legítimo funcionamiento. El código internacional establece las relaciones formales con los demás países dentro de la organización de países unidos democráticos (OPUD). De las actividades productivas surgen conocimientos acerca del comportamiento de la naturaleza, los cuales se compendian en materias como la matemática, la biología, la física y química. La ingeniería utiliza estos conocimientos para diseñar y reingeniar permanentemente la técnica y tecnología de los procesos productivos. Así mismo, la base teórica para formular e imponer leyes a la sociedad, es la ideología, la cual es un conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL A través de la historia de la humanidad, esta se ha organizado socialmente de diversas formas, surgiendo una de la otra como resultado de la solución de una crisis social, presentándose como un desarrollo progresista en referencia a la igualdad social, bienestar social, democracia, libertad, orden, justicia y demás categorías similares. La más antigua forma de organización social es la primitiva o tribal, formada por clanes familiares, unidas en tribus y gobernadas por el matriarcado. Su economía está basada en cultivos agrícolas, caza y pesca. Se utiliza el trueque y la distribución equitativa para repartir los alimentos y productos entre sus miembros. Del matriarcado surge el patriarcado por la lucha machista contra las mujeres para apropiarse del territorio, someterlas a esclavitud junto a otros hombres vencidos en batallas, apropiándose de las cosechas y los bienes producidos a través del trabajo esclavizado. En el patriarcado aparecen los pueblos y ciudades, se acumula riqueza en manos de reyes y emperadores, se da la producción de bienes no solo para el consumo sino para el intercambio de mercancías, aparecen las monedas y otras formas de dinero, se desarrolla las ciencias y las artes a partir de la filosofía, por los humanos privilegiados no esclavos. Del patriarcado surge el feudalismo que son feudos o haciendas como centros de producción esclavista en terrenos de la aristocracia y el clero, que hacían parte del territorio del rey o del emperador, con cierto poder autónomo, pero en calidad de guerreros y vasallos leales y defensores del monarca, estableciéndose los estados como forma de gobierno, con participación de los señores feudales y el monarca. Del feudalismo surge el mercantilismo por el auge del comercio de mercancías entre los diferentes reinos y castillos de los monarcas, por parte de comerciantes que no son productores de nada, sino que utilizan el dinero aceptado y legalizado por la monarquía, para comprar mercancías a los productores, pagando tributos a la corona, como también lo hacían los productores campesinos y artesanos de diferentes oficios en pequeños talleres como los sastres, herreros, orfebres encargados de acuñar las monedas del reino. El espíritu mercantil da origen al sistema económico capitalista, que atiende en primer término al desarrollo del comercio, principalmente al de exportación, y considera la posesión de metales preciosos como signo característico de riqueza. Se agrupan en Burgos, fortaleza construida por los nobles feudales para vigilar los territorios de su jurisdicción, donde se asentaban grupos de comerciantes, artesanos, con independencia de los castillos o reinos de los monarcas. Con el dinero, financian la ciencia, con la cual hacen la revolución industrial con las maquinas a vapor, convirtiendo los talleres de artesanos en grandes industrias que producen cantidades enormes de mercancías para la venta, obteniendo ganancias que se acumulan en sus manos como capital privado, respaldado jurídicamente con el derecho privado, la libre empresa, el libre comercio, con lo cual entran en contradicción con la monarquía, motivo o causa de la revolución francesa y demás revoluciones contra las coronas en Europa y América. El sistema de producción capitalista y su régimen económico basado en el dinero, con el cual privatizan la propiedad social, explotan el trabajo asalariado y promueven guerras de conquista de mercados a nivel global para expandir su sistema. El capitalismo se origina en Inglaterra, lo llevan a Rusia, Francia, otros países y se consolidan en Norte América, donde a partir de las 13 colonias iniciales, se apropian de grandes extensiones de tierra por medio de las armas y los sobornos o chantajes económicos. Actualmente el capitalismo se convierte en imperialismo controlado por una elite mafiosa con poder social, que gobierna desde las sombras los destinos de la humanidad. Necesariamente debe surgir un sistema social cimentado en principios, valores, virtudes universales como la democracia, la equidad, solidaridad, igualdad, justicia social, libertad, paz. En un momento determinado del desarrollo del proceso social, todos los recursos económicos de un país, quedan en manos de unos pocos individuos que adquieren la calidad y el título de PROPIETARIOS PRIVADOS. Por lo tanto, el resto de individuos, la gran mayoría de la población, tienen que recurrir a ellos para emplearse o hacer empresa, solicitando prestamos, licencias, permisos, comprometiéndose a cumplir normas y leyes establecidas por ellos. Los propietarios privados o empresas privadas, ejercen su dominio a través del control sobre el dinero y con el dinero controlan el estado y los gobiernos de turno. Esta situación trae las siguientes consecuencias: 1) ESTADO. El dinero tiene el poder de orientar la economía, en cuanto a la producción y al mercado. Si el estado, no maneja el dinero como administrador del capital social, va a estar permanentemente endeudado con los dueños del dinero a nivel nacional e internacional, para su funcionamiento e inversión social. No podrá planificar eficientemente y con productividad el desarrollo social y económico del país. 2) DESIGUALDAD SOCIAL. El dinero en manos de individuos privados, como inversionistas anónimos, pierde funcionalidad social como herramienta para lograr el pleno empleo, la estabilidad monetaria y del mercado, formándose la desigualdad y la crisis social. 3) CRISIS SOCIAL. Los individuos o inversionistas privados que logran acumular grandes sumas de dinero, de una u otra forma (clase alta), supuestamente legalizada por ellos mismos o ilegítimamente, representan solo el 10% de la población, mientras poseen el 70% del dinero emitido circulante, pueden adquirir en el mercado privado también controlado por ellos, hasta el 70% del producto interno bruto (PIB) del país, propiedades, bienes muebles e inmuebles, ostentosamente. La clase media representa el 20% de la población, obteniendo solo el 20% del dinero emitido en circulación, con los cual solo accede como capacidad de consumo al 20% del mercado o PIB. La clase baja representa el 70% de la población, obteniendo solo el 10% del dinero emitido en circulación, con los cuales solo accede como capacidad de consumo al 10% del mercado (PIB). Esto causa la crisis social del desperdicio, pues la clase alta, con el 70% de capacidad de consumo, solo representa el 10% de la población, quedando un alto porcentaje del mercado (PIB) sin ser adquirido o consumido. 4) SUBDESARROLLO. El dinero en manos de una elite mafiosa imperialista, como inversionistas anónimos privados, privatiza la economía, la convierte en una actividad subjetiva, caprichosa, que polariza a la población entre favorecidos, menos favorecidos y desfavorecidos. El estado se convierte en un instrumento de dominación a su servicio con gobiernos corruptos y criminales. LA CONTABILIDAD EN LA SOCIEDAD Históricamente, el humano ha tratado de medir y registrar el resultado de su actividad económica (aumento o disminución de sus rebaños, almacenes de grano y vino, cantidades de metal y textiles, etc.). Se dice que esta clase de contabilidad sencilla fue la sirviente del idioma escrito. En realidad, durante muchas centurias, la escritura era usada únicamente para el ingreso y el egreso de los tesoros y bodegas. Aún existen los informes de nómina de las legiones romanas, indicado salarios de los diferentes grados militares y el equipo individual entregado a cada soldado. Durante la edad media, la nobleza y los terratenientes, empleaban humanos que supieran escribir en forma tabulada, los costos y la producción de las granjas. En el renacimiento con el auge del comercio, surgió la necesidad de medios más sofisticados para registrar los débitos y los créditos para determinar la participación de las ganancias o pérdidas atribuibles a cada individuo participante del negocio. La contabilidad ha contribuido de manera notable al progreso y desarrollo de la actividad productiva de la sociedad, particularmente a las organizaciones empresariales. La contabilidad es un método lógico para medir el valor y la cantidad de la producción, así como el valor y la cantidad de su intercambio comercial. La contabilidad brinda información acerca de las actividades productivas y comerciales a los inversionistas, empresarios, gobierno, usuarios interesados. La economía, la estadística y otras ciencias y materias, se apoyan en la contabilidad para investigar y conocer cifras y datos relacionados con sus objetivos de análisis que utilizan los gobiernos para emitir leyes económicas. La contabilidad es información útil para la toma de decisiones de empresas y gobiernos, en materia de orientación administrativa, económica y financiera. La contabilidad ha servido a quienes detentan el poder social, en los diferentes sistemas económicos que han existido en las organizaciones sociales. La contabilidad debe asumir un papel protagonista en la sociedad, asumiendo el compromiso de construir una economía social democrática dentro de una organización social democrática, equitativa y solidaria, implementado una contabilidad para la economía social democrática del estado, las empresas, organizaciones sociales civiles y estatales. La contabilidad, que incluye también la fijación o el cálculo de los precios de los productos, establece el movimiento de la producción y sobre todo el de la valorización (en que los productos sólo figuran como exponentes de valor, como nombres de cosas cuya existencia ideal de valor se fija en dinero aritmético), se refleja de este modo en la idea por medio de una imagen simbólica. Mientras el productor individual de productos lleva la contabilidad en su cabeza (como hace, por ejemplo, el campesino, hasta que la agricultura capitalista hace que surja el empresario agrícola, con una contabilidad organizada) o se limita a registrar en un libro los gastos, los ingresos, los vencimientos, y, de pasada, el margen del tiempo de producción. La contabilidad, como control y compendio ideal del proceso, es más necesaria cuanto más carácter social adquiere este proceso y más pierde su carácter puramente individual; es más necesaria, por tanto, en la producción capitalista que, en la producción desperdigada de las empresas artesanales y campesinas, y más necesaria todavía en una producción de tipo colectivo que en la producción capitalista. Sin embargo, los gastos de la contabilidad se reducen a medida que se concentra la producción y aquélla se va convirtiendo en una contabilidad social. CONTABILIDAD DEL CAPITAL SOCIAL DEL ESTADO ACTIVO NACIONAL 18,961 Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca 14,449 29,871 9,528 18,961 Explotación de minas y canteras Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca Explotación de minas y canteras Industrias manufactureras Industrias manufactureras 29,871 Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado; Distribución de agua; evacuación y tratamiento de aguas residuales, gestión de desechos y actividades de saneamiento ambiental Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado; Distribución de agua; evacuación y tratamiento de aguas residuales, gestión de desechos y actividades de saneamiento ambiental 14,449 9,528 Construcción 17,417 Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; Transporte y almacenamiento; Alojamiento y servicios de comida Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; Transporte y almacenamiento; Alojamiento y servicios de comida 48,642 Información y comunicaciones Información y comunicaciones 17,417 Construcción 48,642 7,487 PATRIMONIO NACIONAL caza, 11,777 Actividades financieras y de seguros 22,994 Actividades inmobiliarias 18,741 Actividades profesionales, científicas y técnicas; Actividades de servicios administrativos y de apoyo 41,015 Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria; Educación; Actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales 6,305 Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades de servicios; Actividades de los hogares individuales en calidad de empleadores; actividades no diferenciadas de los hogares individuales como productores de bienes y servicios para uso propio 247,187 UNIDADES DE VALOR ADQUISITIVO DEL PIB (UVAPIB) DINERO EMITIDO CIRCULANTE PRESUPUESTO NACIONAL 7,487 Actividades financieras y de seguros 11,777 Actividades inmobiliarias 22,994 Actividades profesionales, científicas y técnicas; Actividades de servicios administrativos y de apoyo 18,741 Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria; Educación; Actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales 41,015 Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades de servicios; Actividades de los hogares individuales en calidad de empleadores; actividades no diferenciadas de los hogares individuales como productores de bienes y servicios para uso propio 6,305 PRODUCTO INTERNO BRUTO (PIB) INVENTARIO NACIONAL DE BIENES Y SERVICIOS RIQUEZA NATURAL EN POTENCIA DE SER EXPLOTADA AL FUTURO 247,187 A DETERMINAR El capital social se forma con los bienes y servicios producidos y ofertados en el mercado social (PIB), con la riqueza natural en potencia de ser explotada al futuro, medida con estándares internacionales, principalmente minerales. El capital social está repartido entre los sectores económicos agricultura, minería, cría de animales, manufactura, industria, comercio, servicios, tecnología. A su vez, dentro de cada sector el capital social está asignado a las organizaciones empresariales productivas, inicialmente como capital de trabajo, el cual se incrementa periódicamente con los resultados obtenidos al comparar las ventas o ingresos operativos contra los costos y gastos operativos. El estado emitirá el dinero circulante con el respaldo del presupuesto nacional estimado en el PIB, utilizando la tecnología para crear una moneda virtual, que reemplace el papel moneda, cuyo costo ambiental y productivo es alto, al utilizar grandes extensiones de árboles, muchas horas de recurso laboral humano y maquinaria. El estado, al transferir el capital inicial de trabajo a todas las empresas democráticas equitativas solidarias (EDES), tanto estatales como civiles, se convierte en socio como inversor social, recibiendo una participación del resultado periódico, como contribución a su funcionamiento y al cumplimiento de sus objetivos del desarrollo económico y social del país. El dinero emitido por el estado, contiene valor adquisitivo, como unidad de medida del producto interno bruto (UVAPIB). APORTE DEL ESTADO A LAS EDES ESTADO ACTIVO NACIONAL 220,187 Inversión de capital de trabajo a EDES PATRIMONIO NACIONAL 220,187 Inversión de capital de trabajo a EDES EDES ACTIVO MONETARIO 220,187 Aporte del estado PATRIMONIO EMPRESARIAL 220,187 Aporte del estado El estado aporta a las EDES como inversión social, 220.187 UVAPIB, y estas lo reciben como un derecho económico de los civiles consagrado en la constitución y la ley, de asociarse libre y voluntariamente en la creación de proyectos empresariales democráticos, equitativos, solidarios, para garantizar el desarrollo económico y el pleno empleo en la nación. Estos proyectos los presentan en la cámara empresarial, la cual, después de asesorarlos y aprobarlos, los transfiere al sistema bancario nacional para el desembolso del dinero expresado en unidades de valor adquisitivo del PIB (UVAPIB). El estado deja inicialmente 20.000 UVAPIB para su funcionamiento, presupuestándose de acuerdo a la ley, lo cual podría ser en general así: 20% para costo de funcionamiento administrativo; 30% para obras de infraestructura y desarrollo económico; 30% para sus entidades e instituciones que presten servicios fundamentales básicos del desarrollo social como son la salud, alimentación, educación, vivienda, transporte público, defensa y soberanía; 20% para reinversión social en nuevos proyectos empresariales. Este presupuesto se incrementaría anualmente con el porcentaje de las utilidades o resultado obtenido por las EDES y transferidos al estado. ESTADO ACTIVO NACIONAL 20,000 Presupuesto de funcionamiento ESTADO PRESUPUESTO FUNCIONAMIENTO 4.000 20% Administración 6.000 30% Infraestructura 6.000 30% Servicios básicos 4.000 20% reinversión EDES nuevas El estado orienta y controla la actividad económica de las EDES con el poder ejecutivo, elaborando el plan nacional de desarrollo junto a la organización gremial empresarial de las EDES, a través de los ministerios creados para cada sector económico y viceministerios para cada subsector, así como delegados administrativos del estado en cada EDES de importancia nacional. Con el sistema nacional contable, el estado contabilizara diariamente las transacciones de todas las EDES, consolidando esta información a nivel nacional, para lo cual nombrara un contador en cada una de ellas. Esta información contable servirá también como fuente para alimentar el sistema nacional estadístico y el plan nacional de desarrollo económico y social (PLANDES). El inventario de las EDES, será codificado de acuerdo a las posiciones arancelarias, de la estructura arancelaria aceptadas e implementadas a nivel internacional. EL PROCESO ORGANIZATIVO DE LAS EDES La constitución y creación de las EDES, puede darse por iniciativa de los civiles organizados y asociados, libre y voluntariamente, o por parte del estado, dentro de la ejecución e implementación del plan nacional de desarrollo económico y social (PLANDES). Se elaborará acta de creación con los estatutos constitucionales y el reglamento interno de trabajo, donde se consigne los derechos y deberes de los trabajadores asociados, las condiciones de funcionamiento, registrando estos documentos y los que la ley exija, en la cámara nacional empresarial, junto al proyecto empresarial. Una vez registrados legalmente y obtenido el aporte social del estado en UVAPIB, proceden a iniciar operaciones empresariales productivas. Las EDES civiles podrán producir toda clase de bienes y servicios. El estado, garantiza la libre empresa, la libre competencia honesta, legitima, la publicidad no engañosa, precios no usureros. El mercado social determinara cuales son los mejores productos por su calidad y buen servicio, lo cual incrementara las ventas o ingresos de algunas EDES, clasificándolas entre grandes, mediana y pequeñas empresas. Alguna otras fracasarán e irán a la quiebra y liquidación. Los trabajadores miembros de estas, optaran por vincularse a otros proyectos empresariales, o, presentar nuevos proyectos al estado, el cual incentivara la innovación tecnológica en nuevos productos. El estado garantiza a la comunidad nacional, el ingreso básico, la canasta básica de la seguridad alimentaria, los servicios públicos básicos como son la salud, la vivienda, la educación, el transporte público, la energía, acueducto, infraestructura, defensa y soberanía nacional, a través de las EDES del estado, entidades e instituciones creadas para tal fin, combatiendo el acaparamiento y la especulación. Con el poder del control social, el estado garantiza el cumplimiento de leyes en materia económica. El estado tiene el monopolio de las loterías a nivel nacional. Las apuestas, cadenas de ahorro, rifas, espectáculos, juegos de azar, promovidos por civiles, con objetivos específicos para realizar actividades comunes, se reglamenta por la ley, y no podrán tener ánimo de lucro o ser negocio permanente para enriquecimiento individual, pues será considerado como enriquecimiento ilícito. La forma legal de aumentar el patrimonio de los civiles, es la participación monetaria recibida por su actividad laboral en las EDES, de sus utilidades o resultado positivo anualmente. Ocasionalmente como ganador de alguna lotería del estado. Los trabajadores aportaran a las entidades e instituciones del estado dedicadas a la educación, salud, vivienda, recreación, pensión, como un ahorro para beneficio personal y familiar. Recibirán el beneficio de la pensión no hereditaria, a la edad determinada por la ley según las condiciones de la economía del país. Las EDES tendrán áreas funcionales o divisiones, como administración, producción, mercadeo, publicidad, contabilidad y otras según la actividad económica, el tamaño y las condiciones de su entorno socio económico. El proceso creativo empieza cuando se observa una realidad imperfecta, y se identifica una oportunidad con una visión valorativa de una solución perfeccionante. Luego se busca con inspiración e imaginación posibles causas y efectos relevantes a conectar, quitar, añadir, mejorar. Se concibe o se descubre por canalización y meditación la solución. Se diseña un modelo y se programa su implementación en un plan de negocios. “Todo hombre toma los límites de su propio campo de percepción como los límites del mundo” (Arthur Schopenhauer). “La imaginación es más importante que el conocimiento. Aquel que ha perdido su capacidad de asombro, está muerto en vida”. (Albert Einstein). “Nosotros no vemos las cosas como son; vemos las cosas como somos nosotros” (Anais Nin). Uno puede encontrar las fallas de los demás en minutos, pero puede tomarse la vida entera sin descubrir las nuestras. Son como el cuerpo sumergido del iceberg. a) Pensar con su propia inteligencia -Inteligencia cognitiva (optimiza el proceso de percibir, memorizar y crear mejores conocimientos para hallar la verdad) -Inteligencia emocional (para controlar y optimizar las emociones propias y comprender con empatía las emociones ajenas para interactuar mejor en busca de la sabiduría con verdad y amor) -Inteligencia volitiva (sirve para adquirir fuerza de voluntad con automotivación y autodisciplina para realizar el bien común con sabiduría) -Inteligencia espiritual (eleva la capacidad del nivel de conciencia con la práctica de virtudes altruistas) b) Observar la realidad imperfecta c) Identificar oportunidades de negocio d) Concebir o descubrir con imaginación o canalización por la meditación la solución (árbol del problema). e) Diseñar un modelo prototipo. Ensayarlo, probarlo. f) Implementar un plan de negocios Cuatro tipos de innovación: De producto /características) Organizacional En el mercado Procesos (funcional) Técnicas para generar ideas (lluvia de ideas) El mercado es dinámico, cambiante (discontinuo). El principio y base de todo negocio es la competitividad. Se debe crear la cultura de la creatividad, de la imaginación positiva. IDEA DE NEGOCIO a) RAZON SOCIAL (NOMBRE DEL NEGOCIO) b) ACTIVIDAD ECONOMICA U OBJETO SOCIAL (A QUE SE DEDICA) c) LOGOTIPO (EMBLEMA, ICONO) d) LEMA (FRASES, ORACIONES, RELACIONADAS QUE IDENTIFIQUEN AL NEGOCIO) e) VISION (COMO VE EL NEGOCIO HACIA EL FUTURO) f) MISION (QUE SOLUCIONES O SATISFACCION DE NECESIDADES REALIZA PARA LOS POSIBLES CLIENTES O MERCADO ATENDIDO) g) METAS A CORTO, MEDIANO Y LARGO PLAZO (CRECIMIENTO ESPERADO) h) DOMICILIO (LUGAR DONDE FUNCIONARA, DIRECCION DEL LOCAL) i) AMBITO (LOCAL, BARRIO, COMUNA, MUNICIPIO, NACIONAL, INTERNACIONAL) j) CARACTERISTICAS DEL PRODUCTO (INNOVACCIONES) k) MERCADO AL QUE VA DIRIGIDO (GRUPO DE PERSONAS OBJETIVO, SEGMENTACION DEL MERCADO) l) COMERCIALIZACION (CANALES DE DISTRIBUCION, VENDEDORES, PUBLICIDAD, INTERNET, VOLANTES) INVERSION INICIAL DE LAS EDES EDES EDES 20.187 ACTIVO MONETARIO 80.000 PROPIEDAD PLANTA Y EQUIPO 20.000 CONOCIMIENTO TECNOLOGICO 60.000 30.000 MATERIAS PRIMAS MATERIALES INSUMOS NOMINA PRODUCTIVA 10.000 MERCADEO PUBLICIDAD ACTIVO MONETARIO 220.187 La inversión inicial de las EDES será en propiedades, planta y equipo como terrenos, locales, edificios, vehículos, maquinaria y equipo, herramientas. Inversión en conocimiento tecnológico para implementar el proceso productivo, en fuerza productiva humana y de máquinas para producir energía productiva medida en horas de trabajo. Compra de materias primas, materiales e insumos como objeto del trabajo para transformarlos y producir bienes y servicios. En el sector primario de la economía, la agricultura, minería y cría de animales, los terrenos serán la mayor inversión junto a la maquinaria agrícola y equipo. En el sector manufacturero, la principal inversión será en maquinaria y equipo y en locales. En la industria la principal inversión será en conocimiento tecnológico, fabricas industriales, camiones. En el sector comercial o distributivo, la inversión principal será en locales, edificios, publicidad, mercadeo. En el sector servicios la inversión principal será en maquinaria y equipo, tecnología, publicidad, mercadeo, vehículos. En el sector tecnológico la principal inversión será en investigación científica. PROCESO ADMINISTRATIVO DE LAS EDES EDES EDES 5.187 ACTIVO MONETARIO 8.000 NOMINA ADMINISRATIVA 4.000 GASTOS ADMINISTRATIVOS 3.000 SERVICIOS CONTRATADOS ACTIVO MONETARIO 20.187 La administración de las EDES debe elaborar un plan de negocio donde incluya el organigrama, defina las áreas funcionales, las políticas de la empresa, los manuales de cargos y funciones, el presupuesto anual de nómina, de gastos, de servicios contratados. El presupuesto administrativo se reconoce como gasto fijo por permanecer sin modificaciones sustanciales mes tras durante el año fiscal. PROCESO PRODUCTIVO DE LAS EDES EDES 110.000 COSTO DE PRODUCCION 110.000 INVENTARIO SERVICIOS DE BIENES EDES Y MATERIAS PRIMAS MATERIALES INSUMOS CONOCIMIENTO TECNOLOGICO 60.000 NOMINA PRODUCTIVA 30.000 COSTO DE PRODUCCION 20.000 110.000 PROCESO DE VENTA O DISTRIBUCION DE LAS EDES EDES 110.000 50.000 160.000 EDES COSTO DE VENTA INVENTARIO DE BIENES SERVICIOS VENTA O DISTRIBUCION UTILIDAD VENTA O DISTRIBUCION Y 110.000 160.000 COSTO DE VENTA 110.000 El proceso productivo empieza con el diseño de la planta de producción, el diseño del proceso productivo, el diseño de los productos a elaborar. En el proceso se aplica el conocimiento tecnológico, se utiliza la fuerza productiva humana y de máquinas para generar la energía necesaria, medida en horas de trabajo, al objeto del trabajo productivo que son las materias primas, materiales e insumos que se incorporan a los productos. El costo unitario de los productos elaborados se determina dividiendo el total de la inversión en conocimiento tecnológico, energía del trabajo de las fuerzas productivas humanas y máquinas, materias primas, materiales, insumos, entre la cantidad de productos elaborados, que pasan a ser el inventario de bienes y servicios disponibles en el activo de las EDES. Los costos de producción y los gastos de ventas se reconocen como variables. Al efectuarse la venta o distribución se genera una utilidad o valor agregado al producto, como margen para incrementar el patrimonio de las EDES y por ende del capital social. Esta utilidad debe ser repartida de acuerdo a los estatutos de las EDES y a la ley, la cual podría ser así: 40% para reinversión en la empresa; 20% participación al estado; 20% distribuida equitativamente entre los trabajadores asociados; 20% reserva para contingencias. Determinar el costo unitario del producto 10 socios aportan cada uno $100.000 Total $ 1.000.000. Fabrican 100 casa artesanales. Compran materias primas por $500.000. Pagan mano de obra por $200.000. Pagan costos indirectos por $100.000. Hallar el costo unitario, el precio de venta, la utilidad METODO CONTABLE CUENTAS DEL ACTIVO CAPITAL 1.000.000 CAJA 1.000.000 1.500.000 INVENTARIO 500.000 200.000 100.000 800.000 800.000 CUENTAS DE RESULTADO MATERIA PRIMA 500.000 500.000 COSTO PRODUCCION 500.000 800.000 200.000 100.000 CUENTAS DE PATRIMONIO UTILIDAD 800.000 1.500.000 700.000 MANO OBRA 200.000 200.000 COSTOS INDIRECTOS 100.000 100.000 VENTAS 1.500.000 COSTO VENTA 800.000 800.000 1.500.000 Cada casa tiene un costo de $8.000 TEORIA DE COSTOS La contabilidad patrimonial tiene dos objetivos fundamentales: informar acerca de la situación del ente (Balance) y evaluar los cambios que se producen en el capital como resultado de las actividades (Estado de Resultados). Los informes relativos al costo afectan a ambos, ya que el costo de los productos no vendidos se refleja en el primero y el de los vendidos en el segundo. Por tanto, el sistema de contabilidad de costos no es independiente de las cuentas patrimoniales. El sistema de contabilidad de costos se ocupa directamente del control de los inventarios, activos de planta y fondos gastados en actividades funcionales. La contabilidad de costos se ocupa de la clasificación, acumulación, control y asignación de costos. Los costos pueden acumularse por cuentas, trabajos, procesos, productos u otros segmentos del negocio. El costo sirve, en general, para tres propósitos: 1) Proporcionar informes relativos a costos para medir la utilidad y evaluar el inventario (estado de resultados y balance general). 2) Ofrecer información para el control administrativo de las operaciones y actividades de la empresa (informes de control). 3) Proporcionar información a la administración para fundamentar la planeación y la toma de decisiones (análisis y estudios especiales). El sistema formal de la contabilidad de costos generalmente ofrece información de costos e informes para la realización de los dos primeros objetivos. Sin embargo, para los fines de planeación y toma de decisiones de la administración, esta información generalmente debe reclasificarse, reorganizarse y complementarse con otros informes económicos y comerciales pertinentes tomados de fuentes ajenas al sistema normal de contabilidad de costos. Una función importante de la contabilidad de costos es la de asignar costos a los productos fabricados y comparar estos costos con el ingreso resultante de su venta. La contabilidad de costos sirve para contribuir al control de las operaciones y facilita la toma de decisiones. Las características de la contabilidad de son las siguientes: • Es analítica, puesto que se planea sobre segmentos de una empresa, y no sobre su total. • Predice el futuro, a la vez que registra los hechos ocurridos. • Los movimientos de las cuentas principales son en unidades. • Sólo registra operaciones internas. • Refleja la unión de una serie de elementos: materia prima, mano de obra directa y cargas fabriles. • Determina el costo de los materiales usados por los distintos sectores, el costo de la mercadería vendida y el de las existencias. • Sus períodos son mensuales y no anuales como los de la contabilidad general. • Su idea implícita es la minimización de los costos. La cadena de valor que toma la contabilidad de costos es la siguiente: Un sistema de costos integrado en la contabilidad general permite operar con la perfecta seguridad que ofrece el balanceo de las cuentas. Concepto general de costos. Objetivos de la determinación de costos El costo es un recurso que se sacrifica o al que se renuncia para alcanzar un objetivo específico. El costo de producción es el valor del conjunto de bienes y esfuerzos en que se ha incurrido o se va a incurrir, que deben consumir los centros fabriles para obtener un producto terminado, en condiciones de ser entregado al sector comercial. Entre los objetivos y funciones de la determinación de costos, encontramos los siguientes: • Servir de base para fijar precios de venta y para establecer políticas de comercialización. • Facilitar la toma de decisiones. • Permitir medir la utilidad y valuación de inventarios. • Controlar la eficiencia de las operaciones. • Contribuir a planeamiento, control y gestión de la empresa. Los costos pueden ser clasificados de diversas formas: 1) SEGÚN LOS PERÍODOS DE CONTABILIDAD: costos corrientes: aquellos en que se incurre durante el ciclo de producción al cual se asignan (ej.: fuerza motriz, jornales). costos previstos: incorporan los cargos a los costos con anticipación al momento en que efectivamente se realiza el pago (ej.: cargas sociales periódicas). costos diferidos: erogaciones que se efectúan en forma diferida. Ej.: seguros, alquileres, depreciaciones, etc.). 2) SEGÚN LA FUNCIÓN QUE DESEMPEÑAN: indican como se desglosan por función las cuentas Producción en Proceso y Departamentos de Servicios, de manera que posibiliten la obtención de costos unitarios precisos: costos industriales costos comerciales costos financieros 3) SEGÚN LA FORMA DE IMPUTACIÓN A LAS UNIDADES DE PRODUCTO: costos directos: aquellos cuya incidencia monetaria en un producto o en una orden de trabajo puede establecerse con precisión (materia prima, jornales, etc.) costos indirectos: aquellos que no pueden asignarse con precisión; por lo tanto, se necesita una base de prorrateo (seguros, lubricantes). 4) SEGÚN EL TIPO DE VARIABILIDAD: costos variables: el total cambio en relación a los cambios en un factor de costos. costos fijos: No cambian a pesar de los cambios en un factor de costo. costos semifijos Factor de costo: Base de distribución para la asignación de costos, según sea el objeto de costos. Costo unitario o promedio: Surge de dividir el costo total por un número de unidades. SISTEMAS DE COSTOS Un sistema de costos es un conjunto de procedimientos y técnicas para calcular el costo de las distintas actividades. 1) SEGÚN EL TRATAMIENTO DE LOS COSTOS FIJOS: Costeo por absorción: Todos los costos de fabricación se incluyen en el costo del producto, así como se excluyen todos los costos que no son de fabricación. La característica básica de este sistema es la distinción que se hace entre el producto y los costos del período, es decir los costos que son de fabricación y los que no lo son. Costeo variable: Los costos de fabricación se asignan a los productos fabricados. La principal distinción bajo este sistema es la que existe entre los costos fijos y los variables. Los costos variables son los únicos en que se incurre de manera directa en la fabricación de un producto. Los costos fijos representan la capacidad para producir o vender, e independientemente del hecho de que se fabriquen o no los productos y se lleven al período, no se inventarían. Los costos de fabricación fijos totales permanecen constantes a cualquier volumen de producción. Los costos variables totales aumentan en proporción directa con los cambios que ocurren en la producción. La cantidad y presentación de las utilidades varía bajo los dos métodos. Si se utiliza el método de costeo variable, los costos variables deben deducirse de las ventas, puesto que los mismos son costos en los que normalmente no se incurriría si no se produjeran los artículos. 2) SEGÚN LA FORMA DE CONCENTRACIÓN DE LOS COSTOS: Costeo por órdenes: Se emplea cuando se fabrica de acuerdo a pedidos especiales de los clientes. Costeo por procesos: Se utiliza cuando la producción es repetitiva y diversificada, aunque los artículos son bastante uniformes entre sí. Costeo por ensamble: armar un producto con base en piezas que lo conforman, sin hacerle transformación alguna. SISTEMA DE COSTOS CONJUNTOS Concepto y características del sistema La producción conjunta es la que se da cuando existen en un mismo proceso productivo más de un producto, que deviene de la misma materia prima. Se trata de una unidad hasta un determinado proceso (punto de separación), a partir del cual surge más de un producto. Esto conlleva la obligación de valuar cada uno de ellos. El proceso conjunto incluye los tres elementos del costo. Además, los costos de producción conjunta pueden ser históricos o estándares. 3) SEGÚN EL MÉTODO DE COSTEO: Costeo histórico o resultante: Primero se consume y luego se determinan el costo en virtud de los insumos reales. Puede utilizarse tanto en costos por órdenes como en costos por procesos. Costeo predeterminado: Los costos se calculan de acuerdo con consumos estimados. Dentro de estos costos predeterminados podemos identificar 2 sistemas: Costeo estimado o presupuesto: sólo se aplica cuando se trabaja por órdenes. Son costos que se fijan de acuerdo con experiencias anteriores. Su objetivo básico es la fijación de precios de venta. Costeo estándar: Se aplica en caso de trabajos por procesos. Los costos estándares pueden tener base científica (si se pretende medir la eficiencia operativa) o empírica (si su objetivo es la fijación de precios de venta). En ambos casos las variaciones se consideran ineficiencias y se saldan por ganancias y pérdidas. Algunos de los métodos que se emplean más frecuentemente para la valuación de materiales son: • Costo específico: consiste en valorizar cada partida a su precio real de ingreso. Exige poder distinguir físicamente los ingresos de un mismo producto, a un precio u otro. • P.P.P.: Es el menos sensible a las variaciones de precios. Si éstos están en alza, la valuación se efectúa a guarismos inferiores a los de plaza. Con precios en baja, es a la inversa. El patrón del flujo de costos no coincide necesariamente con el patrón real del flujo de materiales; por ejemplo, si se usa el método PEPS, esto significa que los costos más antiguos son los que se usan primero para propósitos de contabilidad, independientemente del verdadero flujo de materiales. Los métodos para la valuación de inventarios son de interés para la gerencia porque ellos determinan la cantidad que debe invertir la empresa en los inventarios y, además, porque influyen en el monto de la utilidad que declara la empresa. Bajo el método PEPS, el aumento en el costo de los materiales debido a un aumento en el precio de adquisición se refleja como un aumento en el inventario final. Bajo el método UEPS se refleja como un aumento en el costo de artículos fabricados y vendidos y, por lo tanto, como una disminución en el margen de utilidades. Un método adicional para asignar una cantidad monetaria a los inventarios es el de costo o mercado en menor. Al inventario, sea de materiales, trabajos en proceso o productos terminados, se le asigna la cifra menor de costo o mercado. El mercado puede ser menor que el costo cuando los niveles de precios están disminuyendo (depresión) o cuando los inventarios están cayendo en la obsolescencia. Clasificación de la mano de obra 1) De acuerdo a la función principal de la organización: Se distinguen tres categorías generales: producción, ventas y administración general. Los costos de la mano de obra de producción se asignan a los productos producidos, mientras que la mano de obra no relacionada con la fabricación se trata como un gasto del período. 2) De acuerdo con la actividad departamental: Separando los costos de mano de obra por departamento se mejora el control sobre estos costos. 3) De acuerdo al tipo de trabajo: Dentro de un departamento, la mano de obra puede clasificarse de acuerdo con la naturaleza del trabajo que se realiza. Estas clasificaciones sirven generalmente para establecer las diferencias salariales. 4) De acuerdo con la relación directa o indirecta con los productos elaborados: la mano de obra de producción que está comprometida directamente con la fabricación de los productos, se conoce como mano de obra directa. La mano de obra de fábrica que no está directamente comprometida con la producción se llama mano de obra indirecta. La mano de obra directa se carga directamente a trabajos en proceso, mientras que la mano de obra indirecta se convierte en parte de la carga fabril o costos indirectos de fabricación. Sistemas de incentivos • Remuneración a destajo: el empleado recibe una tasa garantizada por hora para producir un número estándar de unidades o piezas de producción. Si produce en exceso del número estándar de piezas, gana una cantidad adicional por pieza, calculada según la tasa del salario por hora dividido entre el número estándar de piezas por hora. • Taylor: es un plan de pago a destajo que utiliza una tasa por pieza para los índices de producción más bajos, y otra para los índices de producción más elevada por hora. • Gantt: le concede una bonificación al empleado, calculada como porcentaje del pago por hora que está garantizado, cuando su rendimiento por hora alcanza una cierta norma. • Halsey: el empleado tiene un salario mínimo por hora garantizado y se le paga una cantidad adicional como recompensa por el tiempo de producción efectiva ahorrado al compararse su tiempo estándar de producción. • Emerson: ofrece una escala de bonificaciones, calculada como porcentaje del salario mínimo garantizado, que se gradúa a fin de que esté en concordancia con una escala da factores de eficiencia. El factor de eficiencia se calcula como el tiempo real promedio que se emplea para producir una unidad dividida entre el tiempo estándar. • Bedeaux: La producción se mide en punto, que es la medida que corresponde a un minuto de trabajo. El empleado gana, además del salario mínimo por hora garantizado, una bonificación por cada punto ganado en exceso de la producción estándar. Las cargas fabriles son todos los costos de producción, excepto los de materia prima y mano de obra directa. La materia prima y la mano de obra directa dan origen a desembolsos, los cuales forman parte de las cargas fabriles. La primera supone costos de manipuleo, inspección, conservación, seguros. La segunda obliga a habilitar servicios sociales, oficinas de personal, oficinas de estudios de tiempos, etc. Los costos indirectos de fabricación pueden subdividirse según el objeto de gasto en tres categorías: • materiales indirectos • mano de obra indirecta • costos indirectos generales de fabricación. Además de los materiales indirectos y la mano de obra indirecta, las cargas fabriles incluyen el costo de la adquisición y mantenimiento de las instalaciones para la producción y varios otros costos de fábrica. Incluidos dentro de esta categoría tenemos la depreciación de la planta y la amortización de las instalaciones, la renta, calefacción, luz, fuerza motriz, impuestos inmobiliarios, seguros, teléfonos, viajes, etc. Todos los costos indirectos de fabricación son directos con respecto a la fábrica o planta. La clasificación de los costos según del departamento que tiene el control principal sobre su incurrimiento, es útil para el control administrativo de las operaciones. La clasificación según el objeto del gasto puede ser útil para analizar el costo de producción de un producto en sus distintos elementos. La clasificación en costos fijos y variables es útil en la preparación de presupuestos para las operaciones futuras. Los costos clasificados como directos o indirectos con respecto al producto o al departamento son útiles para determinar la rentabilidad de las líneas de producto o la contribución de un departamento a las utilidades de la empresa. Para propósitos de costeo de los productos, todos los costos incurridos en la fábrica se asignan eventualmente a los departamentos de producción a través de los cuales circula el producto. La acumulación y clasificación de los costos por departamentos se llama distribución o asignación de costos. Los costos que pueden atribuirse directamente al departamento se asignan directamente. Los costos indirectos de fabricación y los costos de los departamentos de servicios se asignan sobre alguna base a los departamentos productivos y se asignan también a producción a medida que ésta pasa por los departamentos. Predeterminación de una cuota de distribución de los costos indirectos de fabricación Al seleccionar la base es necesario que la misma tenga relación con el tipo de servicio proporcionado. Las bases de distribución que se pueden utilizar son las siguientes: • área ocupada • dotación • volumen ocupado en depósitos • cantidad de pedidos de materia prima • consumo de fuerza motriz • kilaje transportado • taxi de tiempo: es el tiempo ocupado por cada empleado de los departamentos de servicios destinado a atender las tareas vinculadas con las áreas fabriles, de servicios y comerciales. Los módulos de aplicación disponibles son los que siguen: • unidades producidas: Las cargas fabriles unitarias se obtienen dividiendo el importe mensual por la cantidad de unidades procesadas. Se aplica cuando se produce sólo un artículo, sin variantes de ningún tipo (tamaño, color, calidad, etc.) o donde si bien se fabrican varios productos, éstos requieren igual tiempo de procesamiento. • costos de materia prima: Vincula el costo mensual de las cargas fabriles de un centro con el valor de la materia prima consumida en ese lapso: El porcentaje resultante se aplica a los costos unitarios de materia prima de cada producto. • horas hombre: Relaciona el monto de las cargas fabriles mensuales con las horas necesarias de mano de obra directa para cumplimentar la producción realizada en ese lapso. Este valor se aplica a los costos unitarios en función de las horas de trabajo directo que requiere cada artículo. • horas máquina: La alícuota surge vinculando las cargas fabriles mensuales con la cantidad de horas que deben funcionar las máquinas para realizar la producción del período. Esa alícuota se aplica a las unidades de producto en función del tiempo de elaboración de cada artículo. Se la considera la base más precisa. • jornales directos: La tasa de asignación surge de la relación entre el monto de las cargas fabriles mensuales y de los jornales directos mensuales, que se obtienen multiplicando las unidades producidas por sus respectivos costos de mano de obra directa. La cuota de aplicación se aplica a los jornales directos unitarios. Cuando se emplea una medida monetaria de la actividad de producción (v.g.: jornal directo) la tasa se expresa como un porcentaje del costo en pesos de la mano de obra directa. Cuando se emplea una medida no monetaria de la actividad de la producción (v.g.: horashombre) la tasa se expresa en pesos por hora ($/h). Al asociar los costos indirectos de fabricación con varios productos se hace un intento para elegir una base que sea común a todos los productos y que sea indicativa del rendimiento productivo o del beneficio del producto (generalmente es la de horas máquina). La tasa de aplicación se obtiene de la siguiente manera: Siempre la tasa de aplicación o distribución debe ser aplicada sobre los costos presupuestados del departamento de servicios; en ningún caso se justifica que el departamento de servicios distribuya sus costos reales, es decir no tiene porqué transferir sus ineficiencias a los demás departamentos. Proceso de acumulación, distribución primaria y secundaria 1) Los costos indirectos de fabricación se distribuyen sobre alguna base a los departamentos productivos y de servicios (distribución primaria) 2) Los costos indirectos de los departamentos de servicios se asignan a los departamentos productivos (distribución secundaria) Después de la segunda asignación, todos los costos indirectos de fabricación habrán sido asignados a las cuentas de costos indirectos de los departamentos de fabricación. Siempre la tasa de aplicación o distribución debe ser aplicada sobre los costos presupuestados del departamento de servicios; en ningún caso se justifica que el departamento de servicios distribuya sus costos reales, es decir no tiene porqué transferir sus ineficiencias a los demás departamentos. Proceso de acumulación, distribución primaria y secundaria 1) Los costos indirectos de fabricación se distribuyen sobre alguna base a los departamentos productivos y de servicios (distribución primaria) 2) Los costos indirectos de los departamentos de servicios se asignan a los departamentos productivos (distribución secundaria) Después de la segunda asignación, todos los costos indirectos de fabricación habrán sido asignados a las cuentas de costos indirectos de los departamentos de fabricación. Sobre y sub-aplicación de gastos. Análisis de variaciones. Contabilización La, sobre y sub-aplicación, es la evaluación de la relación entre costos indirectos de fabricación aplicados y reales. Los costos aplicados son los presupuestados ajustados al nivel real de producción. Es decir que las variaciones reflejan las diferencias existentes entre los costos reales y las estimaciones presupuestarias de lo que debería haberse gastado. La variación de capacidad se da sólo en la carga fabril fija. Variación de volumen o capacidad: se debe a una sobre o subutilización de las instalaciones de la planta en comparación con el nivel presupuestado de operaciones. Está representada por la diferencia entre los costos indirectos de fabricación fijos presupuestados y los costos indirectos de fabricación fijos asignados a la producción. Variación de cantidad: Refleja el costo de emplear materias primas excesivas para obtener una cantidad determinada de producción. Variación en precio: Es el costo de emplear materiales demasiado costosos para una cantidad determinada de producción. Variación de eficiencia: Es el costo del tiempo excesivo empleado para cumplir una determinada cantidad de producción. Variación de tarifa: El costo debido al empleo de categorías de mano de obra demasiado costosas para realizar una determinada cantidad de actividad. COSTOS DE DISTRIBUCIÓN Concepto Son todos aquellos costos que no son de producción; es decir que no pueden ser asignados al producto en forma específica, por lo que se distribuyen en función del objeto de costos. Su existencia es tan real como la de los costos de producción y los paga, en último término, el consumidor; una distribución costosa encarece el producto. La distribución principia desde el momento que los artículos son entregados al almacén de productos terminados y termina en el momento en que se recibe el pago por el artículo vendido. Por tanto, la distribución comprende todas las actividades necesarias para convertir en dinero el efecto manufacturado y abarca los gastos de venta, los gastos de administración y los gastos financieros conectados a esta actividad distribuidora. El proceso de distribución considera, generalmente, los siguientes cuatro puntos básicos: 1) La creación de la demanda, lo que implica despertar el interés hacia el producto, utilizando todos los medios, entre los cuales se destaca la propaganda. 2) Obtención de la orden, lo cual significa convertir la demanda en una venta real por medio de la orden del cliente o el contrato respectivo. Comprende los pagos por los servicios del departamento de ventas. 3) Manejo y entrega del producto, que abarca toda actividad relacionada con el almacenamiento, empaque, embarque, transporte y entrega del producto. 4) Control de la venta, que incluye la investigación y apertura del crédito, la rutina contable para su registro, la preparación de los estados de cuenta, el servicio de cobranza y todas las demás funciones inherentes hasta conseguir que esa venta se traduzca en dinero recibido por la empresa. COSTOS ABC El ABC (siglas en inglés de "Activity Based Costing" o "Costo Basado en Actividades") se desarrolló como herramienta práctica para resolver un problema que se le presenta a la mayoría de las empresas actuales. Los sistemas de contabilidad de costos tradicionales se desarrollaron principalmente para cumplir la función de valoración de inventarios (para satisfacer las normas de "objetividad, verificabilidad y materialidad"), para incidencias externas tales como acreedores e inversionistas. Sin embargo, estos sistemas tradicionales tienen muchos defectos, especialmente cuando se les utiliza con fines de gestión interna. El modelo de costo ABC, es un modelo que se basa en la agrupación en centros de costos que conforman una secuencia de valor de los productos y servicios de la actividad productiva de la empresa. Centra sus esfuerzos en el razonamiento de gerencial en forma adecuada las actividades que causan costos y que se relacionan a través de su consumo con el costo de los productos. Lo más importante es conocer la generación de los costos para obtener el mayor beneficio posible de ellos, minimizando todos los factores que no añadan valor. ANTECEDENTES DE LOS COSTOS ABC El costo por actividades aparece a mediados de la década de los 80, sus promotores: Cooper Robín y Kaplan Robert, determinando que el costo de los productos debe comprender el costo de las actividades necesarias para fabricarlo y venderlo y el costo de las materias primas. ¿Porqué de los nuevos sistemas de costo en lugar de los tradicionales? Desde el punto de vista del costo tradicional, estos asignan los costos indirectos utilizando generalmente como base los productos a producir, a diferencia de ABC que identifica que los costos indirectos son asignables no en los productos, si no a las actividades que se realizan para producir dichos productos. Por tal motivo el modelo ABC permite mayor exactitud en la asignación de los costos de las empresas y permite la visión de ellas por actividad, entendiendo por actividad según definición dada en el texto de la maestría en Administración de Empresas del MG Jaime Humberto solano (1998) “Es lo que hace una empresa, la forma en que los tiempos se consume y las salidas de los procesos, es decir transformar recursos (materiales, mano de obra, tecnología) en salidas”. Otras ideas extraídas de otros autores la señalan a la actividad como: La Actuación o conjunto de actuaciones que se realizan en la empresa para la obtención de un bien o servicio. Son el núcleo de acumulación de los costos. Está conformada por tareas: Esto quiere decir que los sistemas de información de hoy deben tener no solamente los objetivos tradicionales de reportar información, sino facilitar el análisis a todos los niveles de la organización con el objeto de lograr las metas de eficiencia, análisis de Actividades indirectas consumidas por los productos en su elaboración para corregir y mejorar las distorsiones que se presenten, resaltando a largo plazo todos los costos variables. Consumo Transformación de Recursos Actividades Consumo Resultados De lo anterior, podemos extraer algunos datos importantes que resaltan la importancia del sistema de costo gerencial ABC: • Es un modelo gerencial y no un modelo contable. • Los recursos son consumidos por las actividades y estos a su vez son consumidos por los objetos de costos (resultados). • Considera todos los costos y gastos como recursos. • Muestra la empresa como conjunto de actividades y/o procesos más que como una jerarquía departamental. • Es una metodología que asigna costos a los productos o servicios con base en el consumo de actividades. COSTO TRADICIONAL Divide los gastos de la organización en costos de fabricación, los cuales son llevados a los productos en gastos de administración y ventas, los cuales son gastos del periodo. Utiliza normalmente apenas un criterio de asignación de los costos indirectos a los centros de costos, el cual generalmente no es revisado con frecuencia. Utiliza normalmente apenas criterio de distribución de los costos de fabricación a los productos, generalmente horas hombre, horas máquina trabajadas o volúmenes producidos. Facilita una visión departamental de los costos de la empresa, dificultando las acciones de reducción de costos. COSTO BASADO EN ACTIVIDADES Los costos de administración y ventas son llevados a los productos. Los gastos de los centros de costos son llevados a las actividades del Departamento, los cuales son entonces asociados directamente a los productos. Utiliza varios factores de asociación, buscando obtener el costo más real y preciso posible. Facilita una visión de los costos a través de las actividades, haciendo posible direccionar mejor las acciones en donde los recursos de la empresa son realmente consumidos. El cálculo del punto de equilibrio puede ser: Mono producto - en unidades - en pesos Multiproducto - en unidades homogéneas - en pesos Costo fijo (CF) es la parte del costo total (CT) que la empresa tendrá independientemente de su nivel de actividad. Ej.: alquiler, impuestos, sueldos administrativos. Costo variable (CV) es la parte del costo total que está en función de la cantidad de unidades producidas o de los servicios prestados(Q). A mayor nivel de actividad, mayor costo variable. Costo variable unitario (c) es el costo por cada unidad producida o por cada servicio prestado, de las materias primas, materiales, mano de obra, etc. El costo variable unitario puede suponerse constante para cada unidad independientemente de la cantidad producida. PUNTO DE EQUILIBRIO Concepto, utilidad, limitaciones El diagrama de punto de equilibrio o diagrama de beneficios es un artificio gráfico donde se representan las cifras de entregas y las de los costos variables y fijos, que destaca las utilidades ante distintas alternativas de volumen. En definitiva, revela la utilidad estimada que se obtendrá con distintos volúmenes de ventas, así como las ventas mínimas para no sufrir pérdidas. Es una herramienta útil para efectuar vaticinios de ganancias a corto plazo en función del volumen de ventas, ya que permite presupuestar fácilmente los gastos correspondientes a cualquier nivel a que opere el negocio. Todo nivel ubicado a la derecha del punto de equilibrio provee utilidades, mientras que los que se hallan a la izquierda no alcanzan a recuperar los costos totales. Cuanto más a la izquierda se encuentra el punto de equilibrio, más favorable es la situación. (si está más a la izquierda, también está más arriba) Este diagrama puede prepararse para un artículo en particular, para una línea de bienes, para una zona o agencia de ventas, para un canal de distribución o para una compañía. Volumen de ventas normal: es el que provee a la empresa las utilidades que necesita para hacer frente a las vicisitudes de la vida económica. Volumen de ventas en el punto de equilibrio: indica cuál es la cantidad mínima que debe comercializarse para no entrar en la zona de pérdidas. Margen de seguridad: Es el porcentaje en que pueden descender los ingresos antes de que se empiece a operar con pérdidas. Una compañía debe operar a un nivel superior al punto de equilibrio para poder reponer su equipo, distribuir sus dividendos y tomar providencias para su expansión. Planeamiento de resultados El modelo costo-volumen-utilidad ayuda a la administración para determinar las acciones que se deben tomar con la finalidad de lograr cierto objetivo, que, en el caso de las empresas con fines de lucro, es llamado utilidad o resultado. Las utilidades deberían ser suficientes para remunerar al capital invertido en la empresa. La forma de calcular el volumen de ventas necesario para alcanzar un determinado resultado es simple: Análisis marginal Técnica basada en la contribución marginal; se basa en la contribución que da cada artículo a la utilidad final de la empresa. Estudia la interrelación que existe entre 3 factores fundamentales, que determinan los beneficios: • precio de venta • costo fabril, comercial y financiero. • volumen de producción Las limitaciones del diagrama de beneficio son las que siguen: • Supone que los costos fijos se mantienen invariables, aunque se produzcan cambios bruscos en el nivel de actividad. • Supone que la mano de obra directa unitaria permanece estática ante cualquier contingencia de volumen, • Supone que el grado de eficiencia con que se opera es constante. • Supone que la capacidad productiva se aprovecha siempre en el mismo grado. • Supone que las especificaciones técnicas y los estudios de tiempos no se actualizan. • Supone que las funciones son lineales y que cada uno de los factores es independiente de los otros (los precios, en condiciones de competencia imperfecta, tienden a reducirse a medida que se incrementa el volumen). Al asumir linealidad de las relaciones el nivel de producción más rentable se encontraría en el límite máximo de capacidad fabril. • Es poco útil para analizar una compañía en conjunto, si eso se hace en virtud de cifras globales. Puede caerse en errores si el volumen de producción no está sincronizado con el de ventas. Las acumulaciones de existencias tergiversan los resultados. • Para usarlo como herramienta en la toma de decisiones tiene que estar permanentemente actualizado. CONCEPTOS MARXISTAS DE LA ECONOMIA Examino el sistema de la economía burguesa en el orden siguiente: capital, propiedad agraria, trabajo asalariado, Estado, comercio exterior, mercado mundial. Bajo las tres primeras rúbricas estudio las condiciones económicas de vida de las tres grandes clases en que se divide la sociedad burguesa moderna; la interconexión de los tres restantes salta a la vista. La primera sección del libro primero, que trata del capital, se compone de los capítulos siguientes: 1) la mercancía; 2) el dinero o la circulación simple; 3) el capital en general. Los dos primeros capítulos forman el contenido del presente fascículo. Tengo ante mis ojos todos los materiales en forma de monografías escritas con largos intervalos para mi propio esclarecimiento y no para su publicación; la elaboración sistemática de las mismas conforme al plan indicado dependerá de circunstancias externas. En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a un determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. Estas relaciones de producción en su conjunto constituyen la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se erige la superestructura jurídica y política y a las que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, político y espiritual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. En cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o bien, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad en el seno de las cuales se han desenvuelto hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se transforma más o menos rápidamente toda la superestructura inmensa. Cuando se examinan tales transformaciones, es preciso siempre distinguir entre la transformación material (que se puede hacer constar con la exactitud propia de las ciencias naturales) de las condiciones de producción económicas y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en breve, las formas ideológicas bajo las cuales los hombres toman conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Del mismo modo que no se puede juzgar a un individuo por lo que piensa de sí mismo, tampoco se puede juzgar a semejante época de transformación por su conciencia; es preciso, al contrario, explicar esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Una formación social no desaparece nunca antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen relaciones de producción nuevas y superiores antes de que hayan madurado, en el seno de la propia sociedad antigua, las condiciones materiales para su existencia. Por eso la humanidad se plantea siempre únicamente los problemas que puede resolver, pues un examen más detenido muestra siempre que el propio problema no surge sino cuando las condiciones materiales para resolverlo ya existen o, por lo menos, están en vías de formación. A grandes rasgos, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el burgués moderno pueden designarse como épocas de progreso en la formación social económica. Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso social de producción, antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que emana de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para resolver dicho antagonismo. Con esta formación social se cierra, pues, la prehistoria de la sociedad humana. Este bosquejo sobre el curso de mis estudios en el terreno de la Economía política sólo tiende a mostrar que mis puntos de vista, júzguese de ellos como se juzgue y por poco que sean conformes a los prejuicios interesados de las clases dominantes, son el fruto de largos años y de concienzuda investigación. Y en el umbral de la ciencia, como en la entrada del infierno, debiera exponerse esta consigna: "Qui si convien lasciare ogni sospetto; Ogni viltá convien che qui sia morta"∗. Carlos Marx Londres, enero de 1859 LA MERCANCÍA A primera vista, la riqueza burguesa aparece como una inmensa acumulación de mercancías, y la mercancía tomada aisladamente, como el modo de ser elemental de dicha riqueza. Pero cada mercancía se presenta en el doble aspecto de valor de uso y de valor de cambio. La mercancía es, ante todo, como dicen los economistas ingleses, "una cosa cualquiera, necesaria, útil o agradable en la vida", objeto de necesidades humanas, un medio de subsistencia en el sentido más lato (extendido) del término. Este modo de existencia de la mercancía en tanto que valor de uso coincide con su modo de existencia físico tangible. El trigo, por ejemplo, es un valor de uso particular, que se distingue de los valores de uso que son el algodón, el vidrio, el papel, etc. Un valor de uso sólo tiene valor para el uso y sólo se realiza en el proceso de consumo. Uno y el mismo valor de uso puede utilizarse de maneras diferentes. Pero la extensión de sus posibles aplicaciones útiles está limitada por ser un objeto con propiedades determinadas. Además, el valor de uso no está determinado únicamente en el aspecto cualitativo, sino también en el plano cuantitativo. De conformidad con sus particularidades naturales, los diferentes valores de uso tienen medidas diferentes: por ejemplo, un celemín de trigo, una mano de papel, una vara de lienzo, etc. Sea cual fuere la forma social de la riqueza, los valores de uso constituyen siempre su contenido el cual es al principio indiferente a dicha forma. Por el gusto del trigo no se puede decir quién lo ha producido: un siervo ruso, un campesino pequeño francés o un capitalista inglés. El valor de uso, bien que es objeto de necesidades sociales y, por tanto, está ligado al conjunto social, no expresa ninguna relación social de producción. Tomemos, por ejemplo, un diamante, como mercancía en tanto que valor de uso. Al ver el diamante no podemos decir que es una mercancía. Utilizado como valor de uso, con fines estéticos o técnicos, en el cuello de una cortesana o en la mano de un vidriero, es diamante y no mercancía. Parece que, para la mercancía, ser valor de uso es una condición necesaria, pero al valor de uso le es lo mismo ser o no ser mercancía. El valor de uso indiferente a toda determinación económica formal, o sea, tomado como valor de uso, está fuera de la esfera de investigación de la Economía política. Pertenece a esta esfera únicamente cuando constituye él mismo una determinación formal. El valor de uso es la base material sobre la cual se expresa de manera inmediata una relación económica determinada, el valor de cambio. El valor de cambio aparece ante todo como una relación cuantitativa, la proporción en que cambian unos por otros los valores de uso. Ellos representan en esta relación magnitudes cambiables iguales. Así, un volumen de Propercio y ocho onzas de polvo de rapé pueden tener el mismo valor de cambio, pese al carácter desigual de los valores de uso del rapé y la elegía. En su calidad de valor de cambio, un valor de uso cuesta exactamente tanto como un otro, a condición de que sea adecuada la proporción. El valor de un palacio puede expresarse en una cantidad determinada de botes de betún para el calzado. Y viceversa, los fabricantes de betún londinenses han expresado en palacios el valor de cambio de sus múltiples botes. Totalmente indiferentes, pues, a su modo de existencia natural y sin consideración de la naturaleza específica de las necesidades que ellas satisfacen en tanto que valores de uso, las mercancías, tomadas en cantidades determinadas, se equilibran, se sustituyen unas a otras en el cambio, son calificadas de equivalentes y, de este modo, pese al carácter abigarrado de sus apariencias, tienen un denominador común. Los valores de uso son directamente medios de subsistencia. Mas, por otra parte, esos medios de subsistencia son ellos mismos productos de la vida social, el resultado de la fuerza vital humana gastada, trabajo materializado. En tanto que materialización del trabajo social, todas las mercancías son una cristalización de la misma unidad. El carácter determinado de esta unidad, o sea, del trabajo, que se manifiesta en el valor de cambio, es lo que deberemos examinar ahora. Para comprender cómo el valor de cambio está determinado por el tiempo de trabajo, es necesario atenerse a las siguientes ideas básicas: reducción del trabajo al trabajo simple, por decir así, desprovisto de calidad; el modo específico de conversión del trabajo creador del valor de cambio y, por tanto, productor de mercancías, en trabajo social; y, por último, la distinción entre el trabajo cuyo resultado lo representan valores de uso y el que tiene por resultado valores de cambio. Para medir los valores de cambio de las mercancías por el tiempo de trabajo que ellas contienen es preciso reducir los diferentes tipos de trabajo a un trabajo no diferenciado, homogéneo, simple; en breve, a un trabajo cualitativamente uniforme, cuya única diferencia sea por tanto la cantidad. Esta reducción parece ser una abstracción, pero ella tiene lugar todos los días en el proceso de producción social. La conversión de todas las mercancías en tiempo de trabajo no es una abstracción mayor ni al mismo tiempo menos real que la resolución en aire de todos los cuerpos orgánicos. En realidad, el trabajo que se mide así por el tiempo no se presenta como trabajo de individuos diferentes, sino que los diferentes individuos trabajadores parecen ser más bien meros órganos de dicho trabajo. En otras palabras, el trabajo encarnado en los valores de cambio podría calificarse de trabajo humano general. Esta abstracción del trabajo humano general existe en el trabajo medio que puede realizar todo individuo medio de una sociedad dada, es un gasto productivo determinado de músculos, nervios, cerebro, etc., humanos. Es el trabajo simple1, para el cual puede ser adiestrado todo individuo medio y que éste debe cumplir en una u otra forma. El carácter de ese trabajo medio difiere según los países y las épocas de la civilización, pero en toda sociedad existente aparece como algo dado. El trabajo simple forma la mayor parte de todo el trabajo en la sociedad burguesa, de lo que es posible convencerse consultando una estadística cualquiera. Que A trabaje seis horas produciendo hierro y seis horas produciendo lienzo, y que B trabaje igualmente seis horas produciendo hierro y seis horas produciendo lienzo, o bien A produzca hierro durante doce horas y B produzca lienzo, durante doce horas también, esto sólo representa desde todo punto de vista una aplicación diferente del mismo tiempo de trabajo. Pero ¿qué tal con el trabajo complejo, que se eleva por encima del nivel medio siendo un trabajo de intensidad mayor, de peso específico superior? Este tipo de trabajo se reduce a una suma de trabajo simple, a un trabajo simple elevado a una potencia superior de modo que, por ejemplo, un día de trabajo complejo equivale a tres días de trabajo simple. No ha llegado todavía el momento apropiado para estudiar las leyes que rigen esta reducción del trabajo complejo al trabajo simple. Pero ella tiene lugar evidentemente, porque, en tanto que valor de cambio, el producto del trabajo más complejo es equivalente, en proporciones determinadas, al producto del trabajo medio simple y se equipara, pues, a una cantidad determinada de ese trabajo simple. Hemos visto que el valor de cambio de una mercancía se manifiesta como valor de cambio en un grado tanto más alto cuanto más larga sea la serie de sus equivalentes, o bien mayor la esfera de intercambio para esa mercancía. La extensión gradual del true-que, el aumento del número de transacciones de cambio y la variedad creciente de mercancías trocadas desarrollan, por consiguiente, la mercancía como valor de cambio, estimulan la formación del dinero y ejercen así una influencia desintegradora sobre el trueque directo. Los economistas suelen hacer derivar el dinero de las dificultades exteriores con que choca el trueque extendido, pero olvidan que dichas dificultades tienen su origen en el desarrollo del valor de cambio y, por tanto, del trabajo social como trabajo universal. Por ejemplo, las mercancías como valores de uso no son divisibles a voluntad, pero deben poseer esta propiedad como valores de cambio. O bien, la mercancía de A puede ser valor de uso para B, mientras que la mercancía de B no es valor de uso para A. O bien, asimismo, los poseedores de mercancías pueden necesitar en proporciones de valor desiguales las mercancías destinadas para el intercambio y no divisibles. En otros términos, con el pretexto de investigar el trueque simple los economistas se representan ciertos aspectos de la contradicción encerrada en el modo de existencia de la mercancía como unidad inmediata del valor de uso y del valor de cambio. Por otra parte, ellos consideran persistentemente después que el trueque es la forma adecuada del proceso de cambio de las mercancías, la cual sólo presenta algunos inconvenientes técnicos, y el dinero es un invento astuto destinado a superarlos. Partiendo de este punto de vista completamente superficial, un economista inglés ingenioso sustentó con razón que el dinero es tan sólo un instrumento material, como un buque o una máquina de vapor, que no representa relación de producción social alguna y, por tanto, no es una categoría eco-nómica. Así pues, según él, se trata del estudio abusivo del dinero en Economía política, la cual no tiene efectivamente nada de común con la tecnología. El mundo de las mercancías presupone una división desarrollada del trabajo, la cual se manifiesta más bien de modo inmediato en la diversidad de los valores de uso que se enfrentan como mercancías particulares y encierran la misma diversidad de tipos de trabajo. La división del trabajo en tanto que conjunto de todos los tipos particulares de actividad productiva constituye la totalidad de los aspectos materiales del trabajo social considerado como trabajo creador de los valores de uso. Pero ella existe como tal (por lo que respecta a las mercancías y al proceso de cambio) sólo en su resultado, en el carácter particular de las propias mercancías. El cambio de mercancías es el proceso en que el metabolismo social, o sea, el cambio de productos particulares de individuos privados, es al mismo tiempo la creación de determinadas relaciones de producción sociales en las que entran los individuos en el curso de ese metabolismo. Las relaciones mutuas de las mercancías, a medida que se desarrollan, cristalizan como determinaciones distintas propias del equivalente universal, y de este modo el proceso de cambio es al mismo tiempo el proceso de formación del dinero. Este proceso en su conjunto, manifestado como desenvolvimiento de procesos diferentes, es la circulación. EL DINERO O LA CIRCULACIÓN SIMPLE La dificultad principal en el análisis del dinero se halla superada tan pronto como se ha comprendido que el dinero tiene su origen en la mercancía. Admitido esto, la única cuestión es concebir netamente las formas determinadas propias del dinero, lo que resulta un tanto difícil por la circunstancia de que todas las relaciones burguesas aparecen doradas o argentadas, como relaciones monetarias, y por esto la forma dinero posee en apariencia un contenido infinitamente variado, ajeno a ella misma. En el estudio siguiente se debe tener en cuenta que se trata sólo de las formas de dinero que nacen directamente del cambio de mercancías y no de las pertenecientes a un grado más alto del proceso de producción, como, por ejemplo, el dinero de crédito. Para simplificar, se su-pondrá que el oro es en todas partes la mercancía dinero. MEDIDA DE LOS VALORES El primer proceso de circulación es por decir así un proceso teórico, preparatorio de la circulación real. Las mercancías, que existen como valores de uso, se crean ante todo la forma, en la cual aparecen idealmente unos con respecto a otros como valores de cambio, como cantidades determinadas de tiempo de trabajo universal materializado. El primer acto necesario de este proceso, como hemos visto, consiste en que las mercancías segregan una mercancía específica, digamos el oro, en tanto que materialización directa del tiempo de trabajo universal o equivalente universal. Volvamos por un instante a la forma en que las mercancías transforman el oro en dinero: 1 tonelada de hierro = 2 onzas de oro 1 quarter de trigo = 1 onza de oro 1 quintal de café = ¼ onza de oro 1 quintal de potasa = ½ onza de oro 1 tonelada de madera de Brasil = 3 onzas de oro Y de mercancía = x onzas de oro En esta serie de ecuaciones, el hierro, el trigo, el café, la potasa, etc., aparecen unos con respecto a otros como materialización de un trabajo uniforme, es decir, del trabajo materializado en el oro, donde están completamente borrados todos los rasgos específicos de los trabajos reales representados en los valores de uso diferentes de dichas mercancías. En tanto que valores son idénticas, son la materialización del mismo trabajo o la misma materialización del trabajo: oro. En cuanto materialización uniforme del mismo trabajo, ellas difieren en un solo aspecto, cuantitativamente, o bien se presentan como valores de magnitud diferente porque sus valores de uso contienen un tiempo de trabajo desigual. Al propio tiempo, esas mercancías individuales se relacionan entre sí como materialización del tiempo de trabajo universal porque se relacionan con el tiempo de trabajo universal mismo como con una mercancía apartada, el oro. La misma relación dinámica, por medio de la cual las mercancías pasan a ser valores de cambio unas para las otras, representa el tiempo de trabajo contenido en el oro como tiempo de trabajo universal, cuya cantidad dada se expresa en cantidades diferentes de hierro, trigo, café, etc. (dicho brevemente, en los valores de uso de todas las mercancías), o bien se despliega de manera directa en la serie infinita de equivalentes de mercancías. Mientras que las mercancías expresan universalmente sus valores de cambio en oro, el valor de cambio del oro está expresado directamente en todas las mercancías. A1 asumir la forma de valor de cambio unas para las otras, las mercancías dan al oro la forma de equivalente universal o dinero. Puesto que todas las mercancías miden sus valores de cambio en oro, con arreglo a la proporción en que determinada cantidad de oro y determinada cantidad de mercancía contienen un tiempo de trabajo igual, el oro deviene la medida de los valores; en un principio, el oro pasa a ser el equivalente universal o dinero sólo en virtud de esa función de medida de los valores, función en la cual su propio valor se mide directamente en todos los equivalentes de mercancías existentes. Por otra parte, el valor de cambio de todas las mercancías se expresa ahora en oro. Se debe distinguir en esta expresión un aspecto cualitativo y otro cuantitativo. El valor de cambio de la mercancía existe como materialización del mismo tiempo de trabajo uniforme; la cuantía del valor de la mercancía encuentra así su representación exhaustiva, ya que las mercancías están equipa-radas también unas a otras en la misma proporción que al oro. Por una parte, se manifiesta aquí el carácter universal del tiempo de trabajo que ellas contienen y, de otro lado, la cantidad de ese mismo tiempo de trabajo materializado en el equivalente de oro de las mismas. El valor de cambio de las mercancías así expresado como equivalencia general y al propio tiempo como grado de esta equivalencia en una mercancía específica, o bien en una sola ecuación en la que las mercancías se comparan con la mercancía específica, constituye el precio. El precio es la forma metamorfoseada en que el valor de cambio de las mercancías aparece dentro del proceso de circulación. La forma concreta en que las mercancías entran en el proceso de cambio es la de sus valores de uso. Ellas no llegarán a ser el equivalente universal real sino por medio de su enajenación. El establecimiento de sus precios es tan sólo su transformación ideal en equivalente universal, es una equiparación al oro que aún está por realizar. Mas por cuanto los precios convierten las mercancías en oro únicamente de manera ideal, o bien las convierten en oro imaginario, y su modo de existencia en forma de dinero no está todavía separado verdaderamente de su modo de existencia real, por la misma razón el oro se ha transformado por el momento sólo en dinero ideal; el oro no deja de ser aun simplemente la medida de los valores y, en realidad, sus cantidades determinadas sirven aun únicamente para denominar determinadas cantidades de tiempo de trabajo. Del modo concreto de representación recíproca por las mercancías de su propio valor de cambio depende en cada caso la forma concreta bajo la cual el oro cristaliza en dinero. TEORÍAS DE LA UNIDAD DE MEDIDA DEL DINERO Por cuanto las mercancías, en su forma de precios, no se transforman en oro sino de modo ideal y, por consiguiente, el oro no se transforma en dinero sino de modo ideal también, por la misma razón ha surgido la teoría de la unidad de medida del dinero. Puesto que en la determinación de los precios sólo figuran el oro y la plata imaginarios, o sea, el oro y la plata sólo se emplean como dinero de cuenta, se ha afirmado que los términos de libra, chelín, penique, tálero, franco, etc., en vez de designar fracciones de peso del oro o de la plata, o del trabajo materializado de otra manera cualquiera, designan, por el contrario, átomos de valor ideales. De modo que si, por ejemplo, el valor de una onza de plata viniera a subir, ella contendría un número mayor de dichos átomos y se la debería calcular y acuñar en un número mayor de chelines. Esta doctrina, rehabilitada durante la última crisis comercial en Inglaterra e incluso defendida por miembros del Parlamento en dos informes especiales anexos al informe del Comité de la Banca correspondiente a 1858, apareció a fines del siglo XVII. En tiempos de la ascensión de Guillermo III, el precio monetario de una onza de plata en Inglaterra era de 5 chelines 2 peniques, o bien 1/62 de una onza de plata llevaba el nombre de penique, y 12 peniques se llamaban chelín. Conforme a esta escala, de una barra de plata de 6 onzas, por ejemplo, se acuñaban 31 piezas denominadas chelín. Pero el precio de mercado de una onza de plata pasó de su precio monetario de 5 chelines 2 peniques a 6 chelines 3 peniques; es decir, para comprar una onza de plata bruta había que pagar 6 chelines 3 peniques. ¿Cómo el precio de mercado de una onza de plata podía rebasar su precio monetario, si este último no es sino un nombre de cuenta para las partes alícuotas de una onza de plata? El enigma se resolvía sin dificultad. De los 5.600.000 libras esterlinas de la moneda de plata en circulación entonces, 4 millones eran desgastadas y recortadas. Como resultado de una comprobación se evidenció que 57.200 libras esterlinas de plata, cuyo peso debía ser de 220.000 onzas, sólo pesaban 141.000 onzas. La Casa de la Moneda continuaba acuñando piezas según el mismo patrón, pero los chelines ligeros realmente en circulación representaban partes alícuotas de la onza menores que las indicadas por el nombre de los mismos. Así pues, por una onza de plata bruta había que pagar, en el mercado, una cantidad mayor de esos chelines reducidos. Cuando, como consecuencia de la perturbación así producida, se decidió reacuñar toda la moneda, Lowndes, Secretary to the Trea Sury, afirmó que el valor de una onza de plata había subido y que por tanto se debía amonedarla en adelante en 6 chelines 3 peniques y no en 5 chelines 2 peniques como anteriormente. Afirmaba pues, de hecho, que, habiendo subido el valor de una onza, el de sus partes alícuotas había bajado. Pero su teoría falsa sólo servía para embellecer un objetivo práctico justo. Las deudas públicas habían sido contratadas en chelines ligeros; ¿para qué pagarlas en chelines pesados? En lugar de decir: restituyan 4 onzas de plata por cada 5 onzas que han recibido nominalmente y que en realidad sólo representaban 4 onzas, decía lo contrario: restituyan nominalmente 5 onzas, pero reduzcan su contenido en metal a 4 onzas y llamen chelín lo que han llamado hasta ahora 4/5 de chelín. Así pues, Lowndes se atenía en la práctica al contenido metálico, mientras que teóricamente seguía siendo adicto al nombre de cuenta. Por otra parte, sus adversarios, pegados exclusivamente al nombre de cuenta, declararon en consecuencia que un chelín más ligero en proporción del 25 al 50 por ciento era idéntico a un chelín de peso normal, afirmando a la vez que sólo se atenían al contenido en metal. John Locke, quien defendía a la nueva burguesía en todas sus formas (a los industriales contra las clases obreras y los depauperados, a los comerciantes contra los usureros chapados a la antigua, a la aristocracia financiera contra los deudores del Estado) y demostraba en un trabajo especial que el modo de pensar burgués era el modo de pensar humano normal, aceptó también el desafío lanzado por Lowndes. John Locke salió vencedor, y el dinero tomado a préstamo en guineas que contenían de 10 a 14 chelines, fue restituido en guineas de 20 chelines2. Sir James Steuart resume la transacción en los siguientes términos irónicos: "El gobierno tuvo un beneficio considerable con los impuestos, y los acreedores, con el capital y los intereses; y la nación, la única víctima del engaño, se complació porque su standard (patrón de su propio valor) no había bajado". "¿Acaso los nombres de libra esterlina, corona etc., no deben considerarse como meros nombres de relaciones? (A saber, las relaciones del valor abstracto como tal.) ¿Acaso el oro, la plata o el papel moneda no son otra cosa sino meros billetes o signos para calcular, registrar y controlar? (Las relaciones de valor.) ¿Acaso el poder de regir la industria de otros (trabajo social) no es la riqueza? Y el dinero, ¿no es en realidad otra cosa sino una marca o un signo de la transferencia o del registro de ese poder? ¿Y conviene acaso atribuir una gran importancia a lo que constituye la materia de dichas marcas?". Aquí hay una confusión, de una parte, entre la medida de los valores y la escala de precios y, por otro lado, entre el oro o la plata como medida de valores y como medio de circulación. Puesto que los metales preciosos pueden ser reemplazados por billetes en el acto de la circulación, Berkeley concluye que esos billetes, a su vez, no representan nada, es decir, representan únicamente el concepto abstracto de valor. La doctrina de la unidad de medida ideal del dinero fue desarrollada por James Steuart de un modo tan completo que sus sucesores (sucesores inconscientes, pues no le conocían) no encuentran ni una fórmula nueva, ni siquiera un ejemplo nuevo. "El dinero de cuenta (dice) no es otra cosa sino una escala arbitraria de partes iguales inventada para medir el valor relativo de objetos vendibles. El dinero de cuenta es totalmente distinto a la moneda (money coin) que es el precio3; podría existir incluso si no hubiera en el mundo sustancia alguna como equivalente proporcional para todas las mercancías. El dinero de cuenta ejerce, para el valor de las cosas, la misma función que los grados, los minutos, los segundos, etc., para los ángulos, o las escalas para los mapas geográficos, etc. En todas estas invenciones, la misma denominación se toma siempre como unidad. La utilidad de todos los procedimientos análogos se circunscribe exclusivamente a indicar la proporción, y lo mismo ocurre con la unidad monetaria. Esta no puede por tanto representar una determinada proporción invariable con respecto a una parte cualquiera del valor, o sea, no puede ser fijada a una cantidad determinada de oro, plata o no importa qué otra mercancía. Una vez dada la unidad, podemos, multiplicándola, ascender al valor más grande. El valor de las mercancías, que depende de una combinación general de circunstancias relacionadas con ellas, así como del capricho de los hombres, debería considerarse, por tanto, como cambiante sólo en su relación recíproca. Todo lo que perturba y confunde la certificación del cambio de proporción por medio de una escala universal determinada e invariable debe causar daño al comercio. El dinero no es sino una escala ideal de partes iguales. Si se me preguntara cuál debería ser la unidad de medida del valor de una parte, respondería formulando otra pregunta: ¿cuál es la magnitud normal de un grado, de un minuto, de un segundo? No tienen ninguna, pero, tan pronto como ha sido determinada una de las partes, todas las demás, conforme a la naturaleza de cualquier escala, deben establecerse proporcionalmente. Sirven de ejemplo de ese dinero ideal el dinero del Banco de Amsterdam o el de la costa africana de Angola." MEDIO DE CIRCULACIÓN Habiendo adquirido la mercancía, en el proceso de establecimiento del precio, la forma que la habilita para la circulación, y el oro su carácter de moneda, las contradicciones latentes en el proceso de intercambio de las mercancías aparecen expuestas y resueltas, a la vez en la circulación. El intercambio real de mercancías, es decir, el proceso metabólico social, se opera como una metamorfosis donde se despliega la doble naturaleza de la mercancía como valor de uso y como valor de cambio, pero donde, al mismo tiempo, la metamorfosis de la propia mercancía cristaliza en formas determinadas de dinero. Exponer esta metamorfosis significa exponer la circulación. Como hemos visto, para ser un valor de cambio desarrollado, la mercancía presupone necesariamente un mundo de mercancías y una división efectivamente desarrollada del trabajo; del mismo modo, la circulación presupone actos de cambio universales y su renovación constante. La segunda premisa consiste en que las mercancías entran en el proceso de intercambio como mercancías de precio determinado, o bien, en el interior de dicho proceso, aparecen las unas a las otras bajo una doble forma de existencia: reales en tanto que valores de uso, ideales (en precio) como valores de cambio. En las calles más animadas de Londres hay una aglomeración de comercios en cuyos escaparates se exhiben todas las riquezas del mundo: chales de la India, revólveres norteamericanos, porcelanas chinas, corsés de París, pieles finas de Rusia y especias tropicales; pero todos estos objetos mundanos llevan en el frente fatales etiquetas de papel blanquecinas, en las que aparecen cifras arábigas seguidas de los símbolos lacónicos &, s., d.3. Así es como se presentan las mercancías puestas en circulación. a) Metamorfosis de las mercancías Un examen más detenido muestra que el proceso de circulación comprende dos ciclos distintos por su forma. Si designamos la mercancía con la letra M, y el dinero con D, podremos expresar las dos formas del modo siguiente: M-D-M D-M-D En esta sección nos ocuparemos exclusivamente de la primera, es decir, de la forma directa de circulación mercantil. El ciclo M-D-M se descompone así: movimiento M-D, cambio de mercancías por dinero o venta; movimiento inverso D-M, cambio de dinero por mercancías o compra, y unidad de ambos movimientos M-D-M, cambio de mercancías por dinero con vistas al cambio de dinero por mercancías o venta con vistas a la compra. Pero el resultado final en que se apaga el proceso es M-M, cambio de mercancía por mercancía, cambio de sustancia real. M-D-M, si se toma como punto de partida la primera mercancía, representa su transformación en oro y su reconversión de oro en mercancía, o bien un movimiento en que la mercancía existe al principio como valor de uso particular, después se sacude este modo de existencia, adquiere como valor de cambio o equivalente universal un modo de existencia liberado de todo nexo con su modo de existencia natural y se sacude también ese modo de existencia nuevo para subsistir finalmente como valor de uso real al servicio de una necesidad particular. En esta última forma sale de la esfera de circulación y pasa a la de consumo. La circulación M-DM en su conjunto representa, por tanto, ante todo, la serie completa de metamorfosis por las cuales pasa toda mercancía individual a fin de convertirse en valor de uso directo para su poseedor. La primera metamorfosis se realiza en la primera mitad de la circulación (M-D), la segunda en la otra mitad (D-M), y la circulación entera forma el curriculum vitae de la mercancía. Pero la circulación M-D-M es la metamorfosis plena de una mercancía aislada sólo cuando aquélla es al mismo tiempo la suma de metamorfosis unilaterales determinadas de otras mercancías, porque cada metamorfosis de la primera mercancía es su transformación en otra distinta y por tanto la transformación de la segunda mercancía en primera, o sea, transformación bilateral que se realiza en una misma fase de la circulación. Tenemos que examinar al principio separadamente los dos procesos de intercambio en que se descompone la circulación M-D-M. M-D o venta: la mercancía M entra en el proceso de circulación no sólo como valor de uso particular -una tonelada de hierro, por ejemplo-, sino también como un valor de uso que tiene un precio determinado, supongamos 3 libras esterlinas 17 chelines 10 ½ peniques o una onza de oro. Este precio, siendo por una parte el exponente de la cantidad de tiempo de trabajo contenido en el hierro (es decir, de la cuantía de su valor), expresa simultáneamente el piadoso deseo del hierro de convertirse en oro, es decir, dar al tiempo de trabajo contenido en él mismo la forma de tiempo de trabajo social universal. Si esta transubstanciación no llega a realizarse, la tonelada de hierro deja de ser mercancía, y producto también, porque es mercancía únicamente por no representar un valor de uso para su poseedor, o bien el trabajo de este no es trabajo real sino como trabajo útil para otros, mientras que para él mismo sólo es útil como trabajo universal abstracto. b) La circulación del dinero La circulación real se presenta como una masa de compras y ventas fortuitas y paralelas. En la compra como en la venta, la mercancía y el dinero se enfrentan quedando siempre en la misma relación: el vendedor del lado de la mercancía, el comprador del lado del dinero. Por ello el dinero, medio de circulación, aparece como medio de compra y, en consecuencia, sus funciones diferentes en las fases opuestas de la metamorfosis de las mercancías han dejado de ser reconocibles. El dinero pasa a manos del vendedor en el curso del mismo acto en que la mercancía pasa a manos del comprador. Así pues, mercancía y dinero circulan en sentido opuesto y este desplazamiento, que hace pasar la mercancía de un lado y el dinero del otro, se opera simultáneamente en una cantidad indeterminada de puntos sobre toda la superficie de la sociedad burguesa. Pero el primer paso de la mercancía en la esfera de circulación es al propio tiempo su paso último. Sea que cambie de lugar por atraer oro (M-D), o bien por ser atraída ella misma por él (D-M), un solo movimiento, un solo cambio de lugar la hace caer de la esfera de circulación en la de consumo. La circulación es un movimiento continuo de mercancías, pero de mercancías siempre distintas, y cada mercancía no efectúa más que un solo movimiento. Toda mercancía no entra en la segunda mitad de su circulación bajo la forma de la misma mercancía, sino de otra distinta, la del oro. Así pues, el movimiento de la mercancía metamorfoseada es el movimiento del oro. La misma moneda, o el trozo de oro idéntico, que en el acto M-D ha cambiado de lugar una vez con una mercancía, aparece de nuevo, pero, inversamente, como punto de partida de D-M y, de este modo, cambia de lugar por segunda vez, con otra mercancía. Del mismo modo como ese dinero pasó de manos del comprador B a manos del vendedor A, ahora pasa de manos de A, convertido en comprador, a manos de C. El movimiento formal de una mercancía, su transformación en dinero y, luego, su reconversión en mercancía, o bien el movimiento de la metamorfosis total de una mercancía, se presenta, pues, como el movimiento exterior de la misma moneda, que cambia de lugar dos veces con dos mercancías diferentes. Por dispersas y fortuitas que sean las compras y las ventas paralelas, un vendedor hace invariablemente frente, en la circulación real, a un comprador y el dinero que reemplaza a la mercancía vendida debe, antes de ir a parar a manos del comprador, haber cambiado ya de lugar una vez con otra mercancía. Por otra parte, el dinero vuelve a pasar, tarde o temprano, de manos del vendedor, convertido en comprador, a manos de un nuevo vendedor y, por la frecuente repetición de sus cambios de lugar, expresa la concatenación de las metamorfosis de las mercancías. De suerte que las mismas piezas, siguiendo siempre una dirección opuesta a la de las mercancías, pasan, cada una más o menos frecuentemente, de un punto de circulación a otro, describiendo así un arco de circulación más o menos largo. Esos movimientos diferentes de una y la misma pieza sólo pueden sucederse en el tiempo y, a la inversa, la multiplicidad y la fragmentación de las compras y las ventas aparecen en los cambios de lugar únicos y simultáneos de las mercancías y el dinero, que se efectúan paralelamente en el espacio. La circulación de mercancías M-D-M en su forma simple se realiza por el paso del dinero de manos del comprador a manos del vendedor, y de éste, convertido en comprador, a un nuevo vendedor. Ahí termina la metamorfosis de la mercancía, así como, por consiguiente, el movimiento del dinero en tanto que expresión de dicha metamorfosis. Mas como nuevos valores de uso se producen sin cesar bajo la forma de mercancías y por tanto deben lanzarse constantemente de nuevo a la circulación, M-D-M se repite y se renueva por impulsión de los mismos poseedores de mercancías. El dinero que han desembolsado en calidad de compradores vuelve a parar a sus manos tan pronto como aparecen de nuevo en cuanto vendedores de mercancías. La renovación continua de la circulación de mercancías se refleja así en el movimiento del dinero; éste no sólo rueda sin cesar de unas manos a otras sobre toda la superficie de la sociedad burguesa, sino que también describe simultáneamente toda una serie de pequeños ciclos diferentes, saliendo de una infinidad de puntos y regresando a los mismos puntos para recomenzar el mismo movimiento. Puesto que el cambio de forma de las mercancías aparece como un simple desplazamiento del dinero, y la continuidad del movimiento de la circulación corresponde enteramente al dinero (pues la mercancía siempre da un solo paso en la dirección opuesta a la del dinero, mientras que el dinero da siempre el segundo paso por la mercancía y dice B donde la mercancía ha dicho A), el movimiento entero parece tener su punto de partida en el dinero, si bien, en la venta, la mercancía pone en movimiento el dinero y, por consiguiente, lo hace circular de análogo modo a como el dinero hace circular ella misma en caso de compra. Por cuanto, además, el dinero afronta siempre la mercancía bajo la forma de medio de compra, y en esta calidad pone en movimiento las mercancías sólo si realiza sus precios, por la misma razón el movimiento en su conjunto se presenta así: el dinero cambia de lugar con las mercancías, realizando sus precios en actos sueltos de circulación que se efectúan simultánea y paralelamente, o bien sucediéndose de modo que la misma moneda realiza una tras otra los diferentes precios de mercancías. Si, por ejemplo, examinamos M-D-M’-D-M’’-D-M’’’, etc., sin tener en cuenta los aspectos cualitativos, que dejan de ser reconocibles en el proceso de circulación real, no veremos más que una y la misma operación monótona. Habiendo realizado el precio de M, D realiza uno tras otro los precios de M'-M", etc., y las mercancías M’-M’’-M’’’, etc., van a ocupar invariablemente el lugar abandonado por el dinero. c) El numerario. Signo de valor En su función de medio de circulación, el oro asume una forma específica, llega a ser numerario. Para impedir que su circulación sea suspendida por dificultades técnicas, el oro es amonedado con arreglo al patrón de dinero de cuenta. Trozos de oro cuyos cuños y figura indican la presencia de las fracciones de peso de oro representadas por las denominaciones de cuenta del dinero (libra esterlina, chelín, etc.,) son monedas. Lo mismo que la fijación del precio del numerario, el trabajo técnico de amonedación incumbe al Estado. Tanto en su calidad de dinero de cuenta como en calidad de numera-rio, el dinero adquiere un carácter local y político, habla idiomas diferentes y lleva diferentes uniformes nacionales. El dinero en cuanto numerario circula por tanto en una esfera de circulación interior de las mercancías, circunscrita por las fronteras de una comunidad y separada de la circulación universal del mundo de las mercancías. Pero el oro en lingotes no difiere del oro amonedado más que su denominación monetaria difiere de la de su peso metálico. Lo que es diferencia de nombre en el segundo caso aparece como mera diferencia de figura en el primero. Se puede lanzar una pieza de oro al crisol y de esta manera convertirla de nuevo en oro sans phrase, así como, inversamente, basta con enviar un lingote de oro a la Casa de la Moneda para darle la forma de numerario. La conversión de una de las figuras en la otra, y viceversa, aparece como una operación puramente técnica. Puesto que el movimiento M-D-M es la unidad dinámica de los dos aspectos M-D y D-M, que se convierten directamente uno en otro, o conforme la mercancía recorre el proceso de su metamorfosis total, ella desarrolla su valor de cambio dándole la forma de precio y de dinero, para volver a suprimir luego esta forma, para hacerse de nuevo mercancía o más bien valor de uso. Así pues, la mercancía adquiere sólo la aparente autonomía de su valor de cambio. Hemos visto, de otro lado, que por cuanto el oro sólo funciona como numerario, o bien, se halla constantemente en circulación, le corresponde únicamente, de hecho, representar el encadenamiento de las metamorfosis de las mercancías y la forma monetaria meramente fugaz de las mismas; el oro realiza el precio de una mercancía sólo para realizar el de otra, pero no aparece nunca como valor de cambio en estado de reposo ni aun como mercancía en reposo. La realidad que el valor de cambio de las mercancías adquiere en este proceso y que el oro representa en su circulación es tan sólo la realidad de una chispa eléctrica. El oro, bien que es real, funciona aquí sólo como oro aparente y por ello puede sustituirlo en esta función un signo de él mismo. El signo de valor (el papel, por ejemplo) que funciona como moneda representa la cantidad de oro expresada en su nombre monetario; es, por tanto, signo de oro. Del mismo modo que una cantidad determinada de oro no expresa por sí sola una relación de valor, tampoco lo hace el signo que sustituye al oro. Por cuanto una cantidad determinada de oro como tiempo de trabajo materializado posee una cuantía de valor determinada, el signo de oro representa un valor. Pero la cuantía del valor representada por él depende en todos los casos de cuánto vale la cantidad de oro que este signo representa. Frente a las mercancías, el signo de valor representa la realidad de su precio, es signum pretii y signo de su valor únicamente porque éste se halla expresado en su precio. En el proceso M-D-M, en la medida en que aparece únicamente como unidad dinámica o conversión mutua directa de ambas metamorfosis (y es así como se presenta en la esfera de la circulación donde funciona el signo de valor), el valor de cambio de las mercancías sólo adquiere en el precio una existencia ideal, y en el dinero, sólo una existencia figurada, simbólica. El valor de cambio se manifiesta, pues, únicamente como valor imaginado o en forma de cosa concreta, pero no posee realidad, salvo que en las mercancías mismas como materialización de cierta cantidad de tiempo de trabajo. De ahí que parezca que el signo de valor representa inmediatamente el valor de las mercancías, no manifestándose como signo de oro sino como signo del valor de cambio que sólo tiene su expresión en el precio, pero existe únicamente en la mercancía misma. Esta apariencia es engañadora. El signo de valor no es, de manera directa, sino signo de precio, o sea, signo de oro, y sólo indirectamente significa el valor de la mercancía. El oro no ha vendido, como Peter Schlemihl, su sombra, sino que compra con su sombra. Así pues, el signo de valor actúa sólo en la medida en que representa dentro del proceso de circulación el precio de una mercancía con respecto a otra, o bien representa el oro frente a cada poseedor de mercancías. Al principio, cierto objeto relativamente sin valor, un trozo de cuero o de papel, etc., pasa a ser por costumbre signo del material monetario, pero no se mantiene como tal sino cuando su existencia simbólica está garantizada por el consentimiento general de los poseedores de mercancías, es decir, cuando adquiere legalmente una existencia convencional y, por tanto, un tipo de cambio obligatorio. El papel moneda de Estado con el tipo de cambio obligatorio, es la forma consumada del signo de valor y la única forma de papel moneda que nace directamente de la circulación metálica o de la circulación simple de las mercancías. El dinero de crédito pertenece a una esfera superior del proceso de producción social y está sujeto a leyes por completo distintas. En sustancia, el papel moneda simbólico no difiere en nada de la moneda metálica subsidiaria, excepto que actúa en una esfera de circulación más extendida. Si el desarrollo puramente técnico de la escala de precios o del precio del numerario y, después, la transformación externa del oro bruto en oro amonedado, han provocado ya la intervención del Estado y si, por ello, la circulación interior se ha separado visiblemente de la circulación universal de las mercancías, esta separación tiene por corolario el desarrollo de la moneda que la convierte en signo de valor. Como simple medio de circulación, el dinero puede hacerse autónomo, en general, sólo en la esfera de la circulación interior. Nuestra exposición ha mostrado que la existencia monetaria del oro como signo de valor, divorciado de la misma sustancia del oro, tiene su origen en el propio proceso de circulación y no en convenio alguno ni en la intervención del Estado. Rusia ofrece un ejemplo espectacular de la formación natural del signo de valor. En la época en que los pellejos y las pieles finas sirvieron allí de dinero, la contradicción entre esas materias perecederas e incómodas y su función de medios de circulación originó la costumbre de reemplazarlos por pedacitos de cuero estampados, que pasaban a ser así libramientos pagaderos en pellejos y en pieles finas. Más tarde, esos pedacitos se convirtieron con el nombre de kopeks en simples signos para fracciones del rublo de plata y su uso se mantuvo en algunos lugares hasta 1700, cuando Pedro el Grande hizo cambiarlos por la moneda de cobre menuda emitida por el Estado. Autores de la antigüedad, que sólo podían observar los fenómenos de la circulación metálica, concebían ya la moneda de oro como símbolo o signo de valor. Así son los casos de Platón y de Aristóteles. En los países donde el crédito no está desarrollado en absoluto, como en China, el papel moneda con el tipo de cambio obligatorio surge muy temprano. Los abogados del papel moneda de tiempos posteriores, indican claramente también que la moneda metálica se transforma en signo de valor dentro del proceso mismo de la circulación. De ello hablan Benjamín Franklin y el obispo Berkeley. ¿Cuántas resmas de papel cortado en billetes pueden circular como dinero? Sería absurdo formular así la cuestión. Signos desprovistos de valor no son signos de valor sino en la medida en que ellos representan el oro dentro del proceso de circulación, y no lo representan sino en la medida en que el oro mismo haya entrado en este proceso como numerario en una cantidad determinada por su propio valor, si se dan los valores de cambio de las mercancías y la velocidad de sus metamorfosis. Al parecer, la intervención del Estado que emite papel moneda con un tipo de cambio obligatorio (y nos ocupamos aquí sólo de esta clase de papel moneda) suprime la ley económica. Parece que el Estado que, al fijar el precio monetario, sólo daba un nombre a un peso de oro determinado y sólo marcaba el oro de su estampilla al amonedarlo, ahora transforma, por la magia de su estampilla, el papel en oro. Puesto que los billetes tienen un tipo de cambio obligatorio, nadie puede impedir que el Estado introduzca en la circulación tantos billetes como quiera y estampe en ellos los nombres monetarios que le gusten: 1 libra esterlina, 5 libras esterlinas, 20 libras esterlinas. Es imposible echar fuera de la circulación los billetes que ya circulan, porque los postes fronterizos limitan su movimiento y porque fuera de la circulación pierden todo valor, sea de cambio o de uso. Una vez separados de su existencia funcional, se convierten en pedazos de papel sin valor. Pero este poder del Estado es mera ilusión. Puede lanzar a la circulación tantos billetes como quiera, y con toda denominación monetaria que se le antoje, pero su control cesa con este acto mecánico. El signo de valor o papel moneda lleva-do por la circulación pasa al poder de las leyes inmanentes de ésta. Así pues, la subida o baja de los precios de las mercancías conforme al aumento o la disminución de la masa de billetes de papel (lo último cuando los billetes constituyen el medio de circulación exclusivo) no es sino la aplicación, impuesta por el proceso de circulación, de la ley violada mecánicamente desde fuera, en virtud de la cual la cantidad de oro en circulación está determinada por los precios de las mercancías, y la cantidad de signos de valor en circulación, por la cantidad de piezas de oro a la que ellos reemplazan en la circulación. Por eso, de otro lado, el proceso de circulación absorbe y, por decir así, digiere cualquier masa de billetes, ya que el signo de valor, sea cual fuere el título en oro llevado por él al entrar en la circulación, se reduce allí al signo de la cantidad de oro que podría circular en su lugar. En la circulación de los signos de valor, todas las leyes de la circulación monetaria real aparecen invertidas, patas arriba. Mientras que el oro circula por tener valor, el papel moneda tiene valor por circular. Mientras que, dado el valor de cambio de las mercancías, la cantidad de oro en circulación depende de su propio valor, el del papel moneda depende de cuántos son los billetes circulantes. Mientras que la cantidad de oro en circulación aumenta o disminuye con el aumento o la disminución de los precios de las mercancías, estos precios, según parece, se elevan o bajan con las variaciones de la cantidad de papel moneda circulante. Mientras que la circulación de las mercancías sólo puede absorber una cantidad determinada de moneda de oro y, por consiguiente, la contracción y la extensión alternativas del dinero circulante se presentan como una ley necesaria, el papel moneda puede incorporarse a la circulación, por lo visto, en cantidades ilimitadas. El Estado falsifica las monedas de oro y de plata, perturbando así su función de medio de circulación, incluso cuando emite una moneda sólo 1/100 de grano inferior a su contenido nominal, y al mismo tiempo realiza una operación perfectamente correcta emitiendo billetes desprovistos de valor que no tienen nada de común con el metal excepto el nombre monetario que llevan. Mientras que la moneda de oro representa visiblemente el valor de las mercancías sólo en la medida en que este último se halla expresado en oro o aparece como precio, el signo de valor, al parecer, representa directa-mente el valor de la mercancía. Está claro, pues, por qué los observadores que estudiaron los fenómenos de la circulación monetaria ateniéndose exclusivamente a la circulación del papel moneda con un tipo de cambio obligatorio no podían formarse la idea cabal de las leyes inmanentes de la circulación monetaria. En efecto, estas leyes parecen no sólo como invertidas, sino también abolidas en la circulación de los signos de valor, puesto que el papel moneda, si ha sido emitido en la cantidad apropiada, efectúa movimientos que no le son propios en calidad de signo de valor, mientras que su propio movimiento, en lugar de tener su origen directo en la metamorfosis de las mercancías, proviene de que se infringe la proporción correcta con respecto al oro. EL DINERO Considerado como distinto al numerario, el dinero, resultado del proceso de circulación bajo la forma M-D-M, constituye el punto de partida del proceso de circulación bajo la forma D-M-D, o sea, cambio de dinero por la mercancía para cambiar la mercancía por dinero. En la forma MD-M, el punto de partida y el punto final del movimiento los constituye la mercancía, y en la forma D-M-D, el dinero. En la primera forma, el dinero mediatiza el intercambio de mercancías; en la segunda, la mercancía mediatiza la conversión del dinero en dinero. El dinero que en la primera forma aparece como simple medio, se presenta en la segunda como meta final de la circulación, mientras que la mercancía, que aparece como meta final en la primera forma, se presenta como simple medio en la segunda. Puesto que el dinero mismo ya es el resultado de la circulación M-D-M, el resultado de la circulación en la forma D-M-D aparece simultáneamente como su punto de partida. En M-D-M, el contenido real del proceso es el intercambio de sustancia, mientras que, en el segundo proceso, D-M-D, lo constituye la existencia formal de la mercancía originada por el primer proceso. En la forma M-D-M, los dos extremos son mercancías de la misma magnitud de valor y, a la vez, valores de uso cualitativamente diferentes. Su intercambio M-M es un intercambio real de sustancia. En la forma D-M-D, por el contrario, los dos extremos son oro y, además, oro de la misma magnitud de valor. Cambiar oro por mercancía para cambiar mercancía por oro, o bien, si consideramos el resultado D-D, cambiar oro por oro, parece absurdo. Pero si traducimos DM-D por la fórmula comprar para vender (lo que significa simplemente el cambio de oro por oro con la ayuda de un movimiento mediador) reconoceremos de inmediato en la misma la forma predominante de la producción burguesa. En la práctica, sin embargo, no se compra para vender, sino se compra barato para vender más caro. El dinero se cambia por la mercancía para cambiarla, a su vez, por una cantidad de dinero mayor, de suerte que los extremos D, D difieren, si no cualitativamente, por lo menos cuantitativamente. Esta diferencia cuantitativa presupone el intercambio de cosas no equivalentes, mientras que mercancía y dinero como tales no son sino las formas opuestas de la mercancía misma y, por tanto, modos de existencia diferentes de una misma magnitud de valor. Por consiguiente, el ciclo D-M-D oculta bajo las formas dinero y mercancía relaciones de producción más desarrolladas y es tan sólo, en el marco de la circulación simple, el reflejo de un movimiento más complejo. Así pues, el dinero, siendo distinto de los medios de circulación, debe derivarse de M-D-M, la forma inmediata de circulación de las mercancías. El oro (es decir, la mercancía específica que sirve de medida de los valores y de medio de circulación) llega a ser dinero sin otra intervención de la sociedad. En Inglaterra, donde la plata no es medida de los valores ni medio de circulación dominante, este metal no llega a ser dinero, del mismo modo que en Holanda, el oro dejó de ser dinero desde que fuera destronado en cuanto medida de valor. Por lo tanto, una mercancía pasa a ser el dinero ante todo como unidad de medida de los valores y de medio de circulación, o bien, la unidad de medida de los valores y de medio de circulación constituye el dinero. Pero el oro posee también, en tanto que dicha unidad, una existencia autónoma, distinta al modo de existencia que tiene en ambas funciones indicadas. Como medida de los valores, el oro no es sino dinero ideal y oro ideal; como simple medio de circulación es dinero simbólico y oro simbólico; pero bajo su simple forma de cuerpo metálico, el oro es dinero, o bien, el dinero es oro real. Ahora examinemos momentáneamente la mercancía oro en reposo, que es el dinero, en su relación con las demás mercancías. Todas las mercancías representan en su precio una suma de oro determinada y son por tanto sólo el oro figurado o el dinero figurado, son representantes del oro, mientras que, a la inversa, el dinero en cuanto signo de valor aparecía como mero representante de los precios de las mercancías. De este modo, siendo todas las mercancías únicamente el dinero figurado, el dinero es la sola mercancía real. Contrariamente a las mercancías, que se limitan a representar el modo de existencia autónomo del valor de cambio, del trabajo social universal, de la riqueza abstracta, el oro es la existencia material de la riqueza abstracta. Por lo que respecta al valor de uso, cada mercancía expresa en su relación con una necesidad particular un solo elemento de la riqueza material, una sola faceta aislada de la riqueza. El dinero, en cambio, satisface todas las necesidades por ser convertible inmediatamente en objeto de cualquier necesidad. Su propio valor de uso se realiza en la serie infinita de valores de uso que constituyen su equivalente. El dinero contiene en estado latente, en su sustancia metálica masiva, toda la riqueza material desplegada en el mundo de las mercancías. De modo que, si las mercancías representan en sus precios el equivalente universal o la riqueza abstracta, el oro, este último representa en su valor de uso los de todas las mercancías. Por consiguiente, el oro es el representante material de la riqueza material. Es el "précis de toutes les choses” (Boisguillebert), el compendio de la riqueza social. Es a la vez, por la forma, la encarnación inmediata del trabajo universal y, por el contenido, la suma de todos los trabajos concretos. Es la riqueza universal en una forma individual. Funcionando como mediador de la circulación, el oro ha sufrido toda clase de agravios: fue recortado e incluso aplastado hasta convertirse en mero pedazo de papel simbólico. Pero en calidad de dinero recobre su esplendor de oro. De lacayo, se convierte en dueño. El mero peón deviene el dios de las mercancías. a) Atesoramiento El oro en cuanto dinero se separó inicialmente del medio de circulación porque la mercancía interrumpió el proceso de su propia metamorfosis y permaneció en el estado de crisálida de oro. Esto es lo que ocurre cada vez que la venta no se transforma en compra. Así pues, el paso del oro en cuanto dinero a una existencia autónoma es ante todo la expresión palmaria del desdoblamiento del proceso de circulación, o de la metamorfosis de la mercancía, en dos actos separados que existen independientemente uno al lado del otro. La moneda misma se convierte en dinero tan pronto como se interrumpe su movimiento. En manos del vendedor que la recibe en pago de su mercancía es dinero y no moneda, pero, tan pronto como sale de sus manos, pasa a ser de nuevo moneda. Cada uno es vendedor de la mercancía particular por él producida, pero compra todas las demás mercancías que necesita para su existencia social. En calidad de vendedor aparece en dependencia del tiempo de trabajo requerido para la producción de su mercancía, mientras que su aparición en tanto que comprador está condicionada por la renovación constante de las necesidades de vida. Para poder comprar sin vender es necesario que haya vendido algo sin compra. En realidad, la circulación M-D-M es la unidad dinámica de la venta y la compra sólo en tanto que ella es al propio tiempo el proceso perpetuo de la separación de las mismas. Para que el dinero fluya constantemente como moneda, ésta debe estancarse constantemente bajo la forma de dinero. La circulación constante de la moneda está determinada por su estancamiento constante en cantidades mayores o menores en los fondos monetarios de reserva que surgen en todas partes dentro de la circulación y la condicionan a la vez, fondos cuyas constitución, repartición, liquidación y reconstitución varían sin cesar y cuya existencia es desaparición constante, y la desaparición, existencia constante. Adam Smith mostró esta transformación incesante de la moneda en dinero y del dinero en moneda diciendo que cada poseedor de mercancías, además de la mercancía particular que vende, debe siempre tener en reserva cierta cantidad de mercancía universal con la que compra. Hemos visto que en la circulación M-D-M, el segundo miembro D-M se disgrega en una serie de compras que no se efectúan de golpe, sino que se suceden en el tiempo, de suerte que una parte de D circula como moneda X, la otra está en reposo bajo la forma de dinero. En sustancia, el dinero no es aquí más que el numerario latente, y las diferentes partes integrantes de la masa monetaria en circulación no dejan de aparecer alternativamente, ora bajo una forma ora bajo la otra. Así pues, esta primera transformación del medio de circulación en dinero representa sólo un aspecto técnico de la circulación monetaria misma. Hemos visto que la circulación monetaria es tan sólo una manifestación de la metamorfosis de las mercancías, o del cambio de formas propio del metabolismo social. Por consiguiente, la totalidad del oro en circulación debe aumentar o disminuir continuamente con arreglo a las fluctuaciones del precio total de las mercancías circulantes o al volumen de sus metamorfosis simultáneas, por una parte, y a la rapidez de su transformación en cada caso, por otra; esto es posible sólo a condición de que varíe de continuo la relación entre la totalidad del dinero existente en un país y la cantidad de dinero en circulación. Dicha condición se realiza por el atesoramiento. Si los precios bajan o la velocidad de circulación aumenta, los depósitos de tesoros absorben el dinero echado de la circulación; si los precios suben o la velocidad de circulación disminuye, los tesoros se abren y refluyen en parte a la circulación. El dinero circulante se fija bajo la forma de tesoro y los tesoros refluyen a la circulación siguiendo un movimiento oscilatorio siempre cambiante, donde la predominación de una o la otra tendencia está determinada exclusivamente por las fluctuaciones de la circulación de las mercancías. Los tesoros aparecen, así como canales de acceso y de evacuación del dinero circulante, de suerte que en forma de numerario sólo circula siempre la cantidad de dinero determinada por las necesidades directas de la circulación misma. Si el volumen de la circulación en su conjunto viene a acrecentarse bruscamente y predomina la unidad fluida de la venta y la compra, pero de manera que la totalidad de los precios a realizar crezca más rápidamente aún que la velocidad de circulación monetaria, los depósitos de tesoros se vacían a ojos vistas; tan pronto como en el movimiento general se produce una pausa insólita, o se consolida la separación entre la venta y la compra, el medio de circulación se solidifica bajo la forma de dinero en proporciones considerables y los depósitos de tesoros se llenan muy por encima de su nivel medio. En los países donde la circulación es puramente metálica, o bien donde la producción se encuentra en una fase poco desarrollada, los tesoros están fragmentados infinitamente y diseminados por todo el país, mientras que en los países burgueses adelantados ellos se concentran en los depósitos de los bancos. Que el tesoro no sea confundido con la reserva monetaria, la cual constituye una parte integrante de la totalidad del dinero constantemente en circulación, mientras que la correlación activa entre el tesoro y el medio de circulación supone la disminución o el aumento de dicha totalidad. Como hemos visto, las mercancías de oro y de plata forman a la vez un canal de evacuación y una fuente latente de acceso para los metales preciosos. Pero en los períodos normales, sólo la primera de estas funciones tiene importancia para la economía de la circulación metálica. Medio de pago Las dos formas en que el dinero se distinguía hasta ahora del medio de circulación eran la moneda suspendida y el tesoro. La primera forma reflejaba, en la transformación pasajera de la moneda en dinero, el hecho de que el segundo miembro de M-D-M, la compra D-M, se divide necesariamente dentro de una esfera determinada de la circulación en varias compras sucesivas. El atesoramiento, en cambio, descansaba simplemente sobre el aislamiento del acto M-D, que no llegaba hasta D-M, o bien no era más que el movimiento autónomo de la primera metamorfosis de la mercancía, o sea, el dinero, que figura en este caso como medio de existencia enajenado de todas las mercancías, por oposición al medio de circulación como modo de existencia de la mercancía bajo la forma en que ella se enajena constantemente. La moneda reservada y el tesoro fueron dinero sólo sin ser medios de circulación, y no fueron medios de circulación sólo porque no circulaban. En la determinación en que examinamos ahora el dinero, éste circula o entra en la circulación, pero no funciona como medio de circulación. El dinero en cuanto medio de circulación ha sido siempre medio de compra, pero ahora no actúa en calidad de este último. El dinero, tan pronto como, por efecto del atesoramiento, deviene el modo de existencia de la riqueza social abstracta y el representante tangible de la riqueza material, adquiere, bajo esta forma determinada suya, funciones específicas dentro del proceso de circulación. Si el dinero circula como simple medio de circulación y, por tanto, como medio de compra, esto presupone que la mercancía y el dinero se enfrentan simultáneamente; dicho de otro modo, la misma magnitud de valor es disponible dos veces: como mercancía en manos del vendedor, en uno de los polos, y como dinero en manos del comprador, en el otro polo. La existencia simultánea de ambos equivalentes en los polos opuestos y su permutación simultánea, o su alienación recíproca, presuponen a su vez que el vendedor y el comprador se relacionan entre sí sólo como poseedores de equivalentes existentes. Pero el proceso de metamorfosis de las mercancías, que engendra las diferentes determinaciones formales del dinero, transforma también a los poseedores de mercancías, o bien modifica el papel social desempeñado por ellos unos con respecto a otros. En el proceso de metamorfosis de la mercancía, el tenedor de mercancías cambia de piel tan a menudo como se desplaza la mercancía o como el dinero asume formas nuevas. Así, los poseedores de mercancías se enfrentaban originalmente sólo en calidad de poseedores de mercancías; después, uno de ellos pasó a ser vendedor, y el otro, comprador; más tarde, cada uno de ellos fueron alternativamente comprador y vendedor, luego atesorador y, finalmente, se hicieron hombres ricos. Así pues, los poseedores de mercancías no emergen del proceso de circulación tales como fueron al entrar en el mismo. De hecho, las diferentes determinaciones formales que reviste el dinero en el proceso de la circulación no son sino la cristalización del cambio de forma de las propias mercancías, el cual, a su vez, sólo expresa materialmente las relaciones sociales cambiantes en que los poseedores de mercancías efectúan su intercambio de sustancia. En el proceso de circulación surgen nuevas relaciones de contactos, y los poseedores de mercancías, por ser portadores de esas relaciones así transformadas, adquieren nuevos caracteres económicos. De análogo modo a cómo, en la circulación interior, el dinero se idealiza y el simple papel en cuanto representante del oro cumple la función del dinero, por el mismo proceso el comprador o el vendedor, que entra en él como simple representante del dinero o de la mercancía (es decir, representa el futuro dinero o la futura mercancía), adquiere la eficacia de vendedor o de comprador reales. Dinero mundial El oro deviene dinero, a diferencia de la moneda, retirándose al principio de la circulación bajo la forma de tesoro, entrando en ella después sin ser el medio de circulación y, por último, franqueando las barreras de la circulación interior para funcionar como equivalente universal en el mundo de las mercancías. Así es como pasa a ser el dinero mundial. En la circulación internacional de las mercancías, el oro y la plata no aparecen como medio de circulación, sino como medio de intercambio universal. Pero el medio de intercambio universal sólo funciona en ambas formas desarrolladas del medio de compra y del medio de pago, cuya correlación se invierte, empero, en el mercado mundial. En la esfera de la circulación interior, el dinero, puesto que era moneda y representaba el término medio de la unidad dinámica MD-M, o tan sólo la forma pasajera del valor de cambio en la permutación incesante de las mercancías, actuó exclusivamente como medio de compra. En el mercado mundial ocurre lo contrario. El oro y la plata aparecen aquí como medio de compra cuando el intercambio de sustancia es solamente unilateral y, por tanto, la compra y la venta se separan. El comercio fronterizo de Kiajta, por ejemplo, es de hecho y por tratado un comercio de trueque, donde la plata no es sino medida del valor. La guerra de 1857-1858 indujo a los chinos a vender sin comprar. La plata apareció entonces súbitamente como medio de compra. Respetando la letra del tratado, los rusos transformaron piezas francesas de cinco francos en mercancías de plata crudas, que sirvieron de medio de cambio. La plata funciona continuamente como medio de compra entre Europa y América, por una parte, y Asia, por otra, donde ese metal se deposita como tesoro. Además, los metales preciosos funcionan como medio de compra internacional cuando se rompe bruscamente el equilibrio habitual en el intercambio de sustancia entre dos naciones, por ejemplo, cuando una mala cosecha obliga a una de ellas a comprar en cantidades excepcionales. Por último, los metales preciosos son un medio de compra internacional para los países productores de oro y de plata, donde estos últimos son un producto directo y una mercancía, en vez de ser una forma convertida de mercancía. Cuanto más se desarrolla el intercambio de mercancías entre diferentes esferas de circulación nacionales, tanto mayor desarrollo adquiere la función del dinero mundial en cuanto medio de pago para soldar balances internacionales. La circulación internacional, lo mismo que la interior, exige una cantidad de oro o de plata siempre variable. Por esto, cada pueblo emplea una parte de los tesoros acumulados como fondo de reserva de dinero mundial, el cual ora se agota ora se llena de nuevo siguiendo las fluctuaciones del intercambio de mercancías. Además de los movimientos particulares que el dinero mundial efectúa en su ir y venir entre las esferas de circulación nacionales, existe un movimiento general del dinero mundial cuyos puntos de partida se hallan en las fuentes de producción de oro y plata, de donde las corrientes de estos metales fluyen en direcciones diversas por el mercado mundial. El oro y la plata se incorporan aquí en calidad de mercancías a la circulación mundial y son cambiados, proporcionalmente al tiempo de trabajo que contienen, por equivalentes en mercancías antes de pasar a las esferas de circulación interior. En estas últimas aparecen, pues, con una magnitud de valor dada. Por ello, toda baja o subida de su costo de producción afecta uniformemente, en el mercado mundial, a su valor relativo, el cual, por el contrario, no depende en absoluto del grado en que el oro o la plata son absorbidos por diversas esferas de circulación nacionales. Una parte de la corriente de metal captada por cada esfera particular del mundo de las mercancías entra directamente en la circulación monetaria interior para reemplazar a las piezas metálicas desgastadas, otra se retiene en los diferentes tesoros que sirven de depósito para el numerario, los medios de pago y el dinero mundial, otra más se convierte en artículos de lujo y el resto, por último, se torna simplemente tesoro. En la fase desarrollada de la producción burguesa, la constitución de tesoros se limita al mínimo requerido por los diferentes procesos de circulación para la libre acción de su mecanismo. Sólo la riqueza ociosa deviene aquí el tesoro como tal, a menos que esto no sea la forma momentánea de un excedente en el balance de pagos, el resultado de una interrupción en el intercambio de sustancia y, por consiguiente, la solidificación de la mercancía en su primera metamorfosis. LOS METALES PRECIOSOS El proceso de producción burgués se adueña al principio de la circulación metálica como de un mecanismo transferido a él, preparado de antemano, que se transforma poco a poco, pero conserva siempre su estructura fundamental. La cuestión de saber por qué sirven de material monetario el oro y la plata, en lugar de otras mercancías, trasciende del marco del sistema burgués. Por esto nos limitaremos a exponer sumariamente los aspectos más esenciales. Puesto que el tiempo de trabajo universal admite por sí solo únicamente las diferencias cuantitativas, el objeto destinado a ser su encarnación específica debe ser capaz de representar diferencias puramente cuantitativas, lo que presupone una calidad idéntica, homogénea. Esta es la primera condición para que una mercancía pueda funcionar como medida de los valores. Si, por ejemplo, evalúo todas las mercancías en bueyes, pieles, cereales, etc., tengo que, de hecho, medirlas en bueyes medios ideales, en piel media, etc., ya que existen diferencias cualitativas entre un buey y otro, entre un lote de cereales y otro, una piel y otra. Al contrario: el oro y la plata, como cuerpos simples, son siempre idénticos a ellos mismos, y cantidades iguales de esos metales representan por tanto valores de magnitud igual. Otra condición que debe satisfacer la mercancía destinada a servir de equivalente universal (condición que dimana de manera directa de la función de representar diferencias puramente cuantitativas) es la posibilidad de dividirla en tantas fracciones que se quiera y de juntar de nuevo esas fracciones de manera que el dinero de cuenta pueda estar representado también en una forma tangible. El oro y la plata poseen esas cualidades en grado máximo. Como medio de circulación, el oro y la plata tienen, en comparación con las demás mercancías, la ventaja de que, a su densidad elevada, que les confiere un peso relativamente grande para el pequeño espacio que ocupan, le corresponde una densidad económica que les permite contener en un volumen pequeño una cantidad relativamente grande de tiempo de trabajo, es decir, un valor de cambio elevado. Con ello se asegura la facilidad del transporte, de la transferencia de mano en mano y de un país a otro, así como la aptitud para aparecer y desaparecer con una rapidez igual, en fin, la movilidad material, el sine qua non de la mercancía que debe servir de perpetuum mobile en el proceso de circulación. PRODUCCION a) El objeto de este estudio es ante todo la producción material. Individuos que producen en la sociedad y, por tanto, la producción socialmente determinada de individuos: este es, naturalmente, el punto de partida. El cazador y el pescador individuales y aislados, por los que comienzan Smith y Ricardo, forman parte de las alicortas ficciones del siglo XVIII. Robinsonadas que no expresan en modo alguno, contrariamente a lo que se imaginan algunos historiadores de la civilización, una simple reacción contra excesos de refinamiento ni el retorno a una vida natural mal comprendida. Tampoco descansa en grado alguno sobre tal naturalismo el contrato social de Rousseau, que por medio de un pacto establece relaciones y nexos entre sujetos independientes por su naturaleza. El naturalismo es aquí una apariencia, apariencia de orden puramente estético, originada por las robinsonadas pequeñas y grandes. En realidad, se trata más bien de una anticipación de la "sociedad burguesa", que venía preparándose desde el siglo XVI y, en el XVIII, avanzó a pasos gigantescos hacia su madurez. En esta sociedad de libre competencia, el individuo aparece desembarazado de los lazos naturales, etc., que en épocas históricas anteriores hicieron de él un elemento de un conglomerado humano determinado y restricto. Para los profetas del siglo XVIII (Smith y Ricardo se sitúan aun completamente en sus posiciones), ese individuo del siglo XVIII (producto, por una parte, de la descomposición de las formas de sociedad feudales y, por otro lado, de las fuerzas productivas nuevas que venían desarrollándose desde el siglo XVI) aparece como un ideal que existió en el pasado. No lo asocian a un resultado histórico, sino al punto de partida de la historia, porque consideran a ese individuo como algo natural, conforme a su concepción de la naturaleza humana; no como un producto de la historia, sino como dado por la naturaleza. Esta ilusión ha sido típica hasta ahora para toda época nueva. Steuart, que en varios aspectos se opone al siglo XVIII y, en su calidad de aristócrata, se encuentra más en el terreno histórico, ha eludido esta ilusión ingenua. Así pues, cuando hablamos de producción, se trata siempre de la producción en un grado determinado de desarrollo social, de la producción de individuos miembros de una sociedad. Podría parecer por tanto que, para hablar de la producción en general, es necesario seguir el proceso histórico de desarrollo en sus diferentes fases, o bien declarar en el acto que examinamos una época histórica determinada, por ejemplo, la producción burguesa moderna, que es, en efecto, nuestro verdadero tema. Pero todas las épocas de la producción tienen ciertos caracteres comunes, ciertas determinaciones comunes. La producción en general es una abstracción, pero una abstracción racional en la medida en que destaca efectivamente los rasgos comunes, los fija y de este modo nos libra de la repetición. Sin embargo, ese carácter general o esos rasgos comunes que permiten destacar la comparación, forman ellos mismos un conjunto muy complejo cuyos elementos divergentes revisten determinaciones diversas. Estos caracteres pueden pertenecer a todas las épocas o ser comunes sólo a algunas. Hay entre esas determinaciones las que son comunes tanto a la época más moderna como a la más antigua. Sin ellas, toda producción es inconcebible. Pero, bien que las lenguas más desarrolladas tienen ciertas leyes y determinaciones en común con las menos desarrolladas, lo que constituye su desarrollo es precisamente lo que las distingue de esos caracteres generales y comunes. Es necesario distinguir las determinaciones que valen para la producción en general, justamente para que la unidad (que dimana ya del hecho de que el sujeto, la humanidad, y el objeto, la naturaleza, son idénticos) no haga olvidar las diferencias esenciales. De este olvido, por ejemplo, proviene toda la sabiduría de los economistas modernos que pretenden probar la eternidad y la armonía de las relaciones sociales existentes. Por ejemplo, que toda producción es imposible sin un instrumento de producción, aunque sólo sea la mano; que toda producción es imposible sin un trabajo pasado, acumulado, aunque sólo se trate de la habilidad adquirida por el ejercicio repetido y acumulada en la mano de un salvaje. Entre otras cosas, el capital es también un instrumento de producción, es asimismo trabajo pasado, objetivado. Así pues (concluyen economistas modernos), el capital es una relación natural, universal y eterna, pero a condición de omitir precisamente el elemento específico, o único que transforma en capital el "instrumento de producción", el "trabajo acumulado". Toda la historia de las relaciones de producción se presenta de este modo (en Carey, por ejemplo) como una falsificación provocada por la malevolencia de los gobiernos. Si no hay producción en general, tampoco existe la producción general. La producción es siempre una rama particular de la producción, por ejemplo, la agricultura, la ganadería, la manufactura, etc., o bien representa su totalidad. Pero la Economía política no es la tecnología. La relación existente entre las determinaciones generales de la producción en una fase social dada y las formas particulares de la producción deberá exponerse en otra parte (más tarde). Por último, la producción no es tampoco únicamente una producción particular, ella aparece siempre bajo la forma de cierto cuerpo social, de un sujeto social, que actúa en una totalidad más amplia o más estrecha de ramas de producción. Tampoco es apropiado examinar aquí la relación existente entre la exposición científica y el movimiento real. Producción en general. Ramas particulares de la producción. Producción considerada en su totalidad. cambio y circulación La circulación misma es tan sólo una fase determinada del cambio, o bien el cambio examinado en su conjunto. Por cuanto el cambio es simplemente un factor que sirve de intermediario entre la producción y la distribución por ella determinada, de un lado, y el consumo, del otro; por cuanto el consumo mismo aparece como un factor de la producción, el cambio está obviamente incluido a su vez en la producción como uno de sus aspectos. En primer lugar, está claro que el intercambio de actividades y de capacidades que se efectúa en la producción forma parte directamente de ella y es su elemento esencial. En segundo lugar, cabe decir lo mismo acerca del intercambio de productos, en la medida en que este intercambio es un medio para obtener el producto acabado destinado al consumo inmediato. En este caso, el intercambio es un acto incluido en la producción. En tercer lugar, el llamado cambio entre hombres de negocios, en el plano de la organización está determinado enteramente por la producción y es a la vez actividad productiva. El cambio aparece como independiente de la producción e indiferente ante ella sólo en la última fase, donde el producto es cambiado inmediatamente para ser consumido. Pero, 1) no hay cambio sin división del trabajo, sea esta última natural o proveniente ya del proceso histórico; 2) el cambio privado supone la producción privada; 3) la intensidad del cambio, su extensión y su modo de ser están determinados por el desarrollo y la estructura de la producción. Por ejemplo, cambio entre la ciudad y la aldea; cambio en el campo, en la ciudad, etc. Así pues, el cambio en todos sus aspectos aparece como directamente comprendido en la producción o determinado por ella. El resultado a que llegamos no es que la producción, la distribución, el cambio y el consumo son idénticos, sino que ellos son elementos de un todo único, diferencias dentro de una unidad. La producción domina sobre sí misma, en su determinación antitética respecto a otros factores, como asimismo sobre estos últimos. A partir de ella recomienza siempre sin cesar el proceso. De su peso se cae que el cambio y el consumo no pueden ser elementos decisivos. Esto se refiere también a la distribución en tanto que distribución de productos. Pero en calidad de distribución de agentes de producción, ella es un factor de la producción. Una producción determinada determina, pues, un consumo, una distribución y un cambio determinados, así como las relaciones recíprocas determinadas de estos diferentes factores. Desde luego que también la producción, en su forma unilateral, está a su vez determinada por los otros factores. Así, cuando el mercado, o sea la esfera del intercambio, se extiende, el volumen de la producción aumenta y se opera en ella una división más profunda. Al transformarse la distribución se transforma también la producción, por ejemplo, cuando hay una concentración del capital, se altera la distribución de la población en la ciudad y el campo, etc. Finalmente, la producción está determinada por las demandas de consumo. Hay una interacción entre los diferentes factores. Esto es propio de toda entidad orgánica. EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Cuando examinamos un país dado desde el punto de vista de la Economía política, empezamos por su población, la división de ésta en clases, su distribución en las ciudades, en el campo y al borde del mar, las diferentes ramas de producción, la exportación e importación, la producción y el consumo anuales, los precios de las mercancías, etc. Parece ser apropiado comenzar por lo real y concreto, por las premisas efectivas, o sea, en la Economía política, verbigracia, por la población, que es la base y el sujeto de todo el proceso social de producción. Un examen más detenido muestra, sin embargo, que esto es erróneo. La población es una abstracción si, por ejemplo, se desatienden las clases que la componen. Estas clases son a su vez una palabra huera si se ignoran los elementos en que ellas se asientan, por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos presuponen el cambio, la división del trabajo, los precios, etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin el trabajo asalariado, sin el valor, el dinero, el precio, etc. De este modo, el que empezara por la población tendría una representación caótica del todo y, por medio de definiciones más detalladas, del análisis, llegaría a conceptos cada vez más sencillos; pasaría de lo concreto figurado a abstracciones cada vez más tenues, hasta alcanzar las definiciones más simples. Desde allí debería emprender el camino de regreso, hasta llegar en fin de nuevo a la población, pero ésta no sería ya una representación caótica de un todo, sino un rico conjunto de muchas definiciones y relaciones. El primer camino es el tomado históricamente por la Economía política en sus albores. Los economistas del siglo XVII, por ejemplo, empiezan siempre por un todo vivo, por la población, la nación, el Estado, varios Estados, etc., pero acaban siempre por destacar mediante el análisis algunas relaciones generales abstractas determinantes, tales como la división del trabajo, el dinero, el valor, etc. Tan pronto como estos factores sueltos fue-ron más o menos fijados y abstraídos, aparecieron sistemas económicos que de las nociones más simples (trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio, etc.) ascendieron al Estado, a los cambios entre naciones y al mercado mundial. Este último método es evidentemente el método científico correcto. Lo concreto es concreto por ser la síntesis de muchas definiciones, o sea, la unidad de aspectos múltiples. Aparece por tanto en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado y no punto de partida, aunque es el verdadero punto de partida y también, por consiguiente, el punto de partida de la contemplación y representación. El primer procedimiento ha reducido la representación plena a definiciones abstractas; con el segundo, las definiciones abstractas conducen a la representación de lo concreto por medio del pensamiento. Hegel se cayó por tanto en la ilusión de concebir lo real como el resultado del pensamiento, causando éste su propia síntesis, su propia profundización y su propio movimiento, mientras que el método consistente en ascender de lo abstracto a lo concreto es tan sólo, para el pensamiento, la manera de asimilar lo concreto, de reproducirlo como categoría mental concreta. Pero esto no es en modo alguno el proceso de génesis de lo concreto como tal. Por ejemplo, la categoría económica más simple, digamos el valor de cambio, presupone la existencia de la población, de una población que produce en condiciones determinadas; presupone también cierto género de familia, de comunidad o de Estado, etc. El valor de cambio no puede nunca existir sino bajo la forma de relación unilateral y abstracta de un todo concreto, vivo, ya dado. Como categoría, por el contrario, el valor de cambio lleva una existencia antediluviana. Así pues, para una conciencia como es la filosófica, que identifica el pensamiento que concibe con el hombre real y considera como mundo real únicamente el que ha sido concebido una vez, el movimiento de categorías aparece como el acto de producción real (al que se da, lamentablemente, cierto impulso desde fuera), cuyo resultado es el mundo; y esto (pero aquí nos encontramos de nuevo con una tautología) es exacto en la medida en que la totalidad concreta en tanto que totalidad mental, en tanto que representación mental de lo concreto, es de hecho un producto del pensamiento, de la comprensión; al contrario, no es en modo alguno un producto del concepto que engendre a sí mismo y piense fuera o por encima de la contemplación y de la representación, sino el resultado de la elaboración de conceptos a partir de la contemplación y representación. El todo, tal como aparece en la mente como una entidad conceptual, es un producto del cerebro pensante, que asimila el mundo de la única manera que le es posible, de una manera que difiere de la asimilación de este mundo por el arte, la religión, el espíritu práctico. El sujeto real subsiste siempre en su independencia fuera del intelecto, mientras éste tiene una actitud puramente especulativa, puramente teórica. Por consiguiente, también cuando se emplea el método teórico, el sujeto, la sociedad, debe presentarse constantemente a la mente como condición previa. El proceso de trabajo El uso de la fuerza de trabajo es el trabajo mismo. El comprador de la fuerza de trabajo la consume haciendo trabajar a su vendedor. Este se convierte así en fuerza de trabajo en acción, en obrero, lo que antes sólo era en potencia. Para materializar su trabajo en mercancías, tiene, ante todo, que materializarlo en valores de uso, en objetos aptos para la satisfacción de necesidades de cualquier clase. Por tanto, lo que el capitalista hace que el obrero fabrique es un determinado valor de uso, un artículo determinado. La producción de valores de uso u objetos útiles no cambia de carácter, de un modo general, por el hecho de que se efectúe para el capitalista y bajo su control. Por eso, debemos comenzar analizando el proceso de trabajo, sin fijarnos en la forma social concreta que revista. El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y las manos, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de sus fuerzas a su propia disciplina. Aquí, no vamos a ocuparnos, pues no nos interesan, de las primeras formas de trabajo, formas instintivas y de tipo animal. Detrás de la fase en que el obrero se presenta en el mercado de mercancías como vendedor de su propia fuerza de trabajo, aparece, en un fondo prehistórico, la fase en que el trabajo humano no se ha desprendido aún de su primera forma instintiva. Aquí, partimos del supuesto del trabajo plasmado ya bajo una forma en la que pertenece exclusivamente al hombre. Una araña ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del tejedor, y la construcción de los panales de las abejas podría avergonzar, por su perfección, a más de un maestro de obras. Pero, hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella su fin, fin que él sabe que rige como una ley las modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su voluntad. Y esta supeditación no constituye un acto aislado. Mientras permanezca trabajando, además de esforzar los órganos que trabajan, el obrero ha de aportar esa voluntad consciente del fin a que llamamos atención, atención que deberá ser tanto más reconcentrada cuanto menos atractivo sea el trabajo, por su carácter o por su ejecución, para quien lo realiza, es decir, cuanto menos disfrute de él el obrero como de un juego de sus fuerzas físicas y espirituales. Los factores simples que intervienen en el proceso de trabajo son: la actividad adecuada a un fin, o sea, el propio trabajo, su objeto y sus medios. El hombre se encuentra, sin que él intervenga para nada en ello, con la tierra (concepto que incluye también, económicamente, el del agua), tal y como en tiempos primitivos surte al hombre de provisiones y de medios de vida aptos para ser consumidos directamente, como el objeto general sobre que versa el trabajo humano. Todas aquellas cosas que el trabajo no hace más que desprender de su contacto directo con la tierra son objetos de trabajo que la naturaleza brinda al hombre. Tal ocurre con los peces que se pescan, arrancándolos a su elemento, el agua, con la madera derribada en las selvas vírgenes; con el cobre separado del filón. Por el contrario, cuando el objeto sobre que versa el trabajo ha sido ya, digámoslo así, filtrado por un trabajo anterior, lo llamamos materia prima. Es el caso, por ejemplo, del cobre ya arrancado al filón para ser lavado. Toda materia prima es objeto de trabajo, pero no todo objeto de trabajo es materia prima. Para ello es necesario que haya experimentado, por medio del trabajo, una cierta transformación. El medio de trabajo es aquel objeto o conjunto de objetos que el obrero interpone entre él y el objeto que trabaja y que le sirve para encauzar su actividad sobre este objeto. El hombre se sirve de las cualidades mecánicas, físicas y químicas de las cosas para utilizarlas, conforme al fin perseguido, como instrumentos de actuación sobre otras Cosas. El objeto que el obrero empuña directamente (sí prescindimos de los víveres aptos para ser consumidos sin más manipulación, de la fruta, por ejemplo, en cuyo caso los instrumentos de trabajo son sus propios órganos corporales) no es el objeto sobre que trabaja, sino el instrumento de trabajo. De este modo, los productos de la naturaleza se convierten directamente en órganos de la actividad del obrero, órganos que él incorpora a sus propios órganos corporales, prolongando así, a pesar de la Biblia, su estatura natural. La tierra es su despensa primitiva y es, al mismo tiempo, su primitivo arsenal de instrumentos de trabajo. Le suministra, por ejemplo, la piedra que lanza, con la que frota, percute, corta, etc. Y la propia tierra es un instrumento de trabajo, aunque exija, para su cultivo, para poder ser utilizada como instrumento de trabajo, toda otra serie de instrumentos y un desarrollo de la fuerza de trabajo relativamente grande. Tan pronto como el proceso de trabajo se desarrolla un poco, reclama instrumentos de trabajo fabricados. En las cuevas humanas más antiguas se descubren instrumentos y armas de piedra. Y en los orígenes de la historia humana, los animales domesticados, es decir, adaptados, transformados ya por el trabajo, desempeñan un papel primordial como instrumentos de trabajo, al lado de la piedra y la madera talladas, los huesos y las conchas. El uso y la fabricación de medios de trabajo, aunque en germen se presenten ya en ciertas especies animales, caracterizan el proceso de trabajo específicamente humano, razón por la cual Franklin define al hombre como “a toolmakíng animal”, o sea como un animal que fabrica instrumentos. Y así como la estructura y armazón de los restos de huesos tienen una gran importancia para reconstituir la organización de especies anímales desaparecidas, los vestigios de instrumentos de trabajo nos sirven para apreciar antiguas formaciones económicas de la sociedad, ya sepultadas. Lo que distingue a las épocas económicas unas de otras no es lo que se hace, sino el cómo se hace, con qué instrumentos de trabajo se hace. Los instrumentos de trabajo no son solamente el barómetro indicador del desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre, sino también el exponente de las condiciones sociales en que se trabaja. Y, dentro de la categoría de los instrumentos de trabajo, los instrumentos mecánicos, cuyo conjunto forma lo que podríamos llamar el sistema óseo y muscular de la producción, acusan las características esenciales de una época social de producción de un modo mucho más definido que esos instrumentos cuya función se limita a servir de receptáculos de los objetos de trabajo y a los que en conjunto podríamos designar, de un modo muy genérico, como el sistema vascular de la producción, v. gr., los tubos, los barriles, las canastas, los jarros, etc. La industria química es la única en que estos instrumentos revisten una importancia considerable. Entre los objetos que sirven de medios para el proceso de trabajo cuéntense, en un sentido amplio, además de aquellos que sirven de mediadores entre los efectos del trabajo y el objeto de éste y que, por tanto, actúan de un modo o de otro para encauzar la actividad del trabajador, todas aquellas condiciones materiales que han de concurrir para que el proceso de trabajo se efectúe. Tratase de condiciones que no se identifican directamente con dicho proceso, pero sin las cuales éste no podría ejecutarse, o sólo podría ejecutarse de un modo imperfecto. Y aquí, volvemos a encontrarnos, como medio general de trabajo de esta especie, con la tierra misma, que es la que brinda al obrero el locus stand y a su actividad el campo de acción (field of empilogment). Otros medios de trabajo de este género, pero debidos ya al trabajo del hombre, son, por ejemplo, los locales en que se trabaja, los canales, las calles, etc. Como vemos, en el proceso de trabajo la actividad del hombre consigue, valiéndose del instrumento correspondiente, transformar el objeto sobre que versa el trabajo con arreglo al fin perseguido. Este proceso desemboca y se extingue en el producto. Su producto es un valor de uso, una materia dispuesta por la naturaleza y adaptada a las necesidades humanas mediante un cambio de forma. El trabajo se compenetra y confunde con su objeto. Se materializa en el objeto, al paso que éste se elabora. Y lo que en el trabajador era dinamismo, es ahora en el producto, plasmado en lo que es, quietud. El obrero, es el tejedor, y el producto el tejido. Si analizamos todo este proceso desde el punto de vista de su resultado, del producto, vemos que ambos factores, los medios de trabajo y el objeto sobre que éste recae, son los medios de producción. y el trabajo un trabajo productivo. Para engendrar un valor de uso como producto, el proceso de trabajo absorbe, en concepto de medios de producción, otros valores de uso, producto a su vez de procesos de trabajo anteriores. Y el mismo valor de uso que forma el producto de este trabajo, constituye el medio de producción de aquél. Es decir, que los productos no son solamente el resultado, sino que son, al mismo tiempo, la condición del proceso de trabajo. Excepción hecha de la industria extractiva, aquella a la que la naturaleza brinda el objeto sobre que trabaja, v. gr. la minería, la caza, la pesca, etc. (la agricultura sólo entra en esta categoría cuando se trata de la roturación y cultivo de tierras vírgenes), todas las ramas industriales recaen sobre objetos que tienen el carácter de materias primas, es decir, sobre materiales ya filtrados por un trabajo anterior, sobre objetos que son ya, a su vez, productos de trabajo. Tal ocurre, por ejemplo, con la simiente, en la agricultura. Los animales y las plantas, que solemos considerar como productos naturales, no son solamente productos del año anterior, supongamos, sino que son, bajo su forma actual, el fruto de un proceso de transformación desarrollado a lo largo de las generaciones, controlado por el hombre y encauzado por el trabajo humano. Por lo que se refiere a los instrumentos de trabajo, la inmensa mayoría de éstos muestran aún a la mirada superficial las huellas de un trabajo, anterior. Las materias primas pueden formar la sustancia principal de un producto o servir simplemente de materias auxiliares para su fabricación. Las materias auxiliares son absorbidas por el mismo instrumento de trabajo, el carbón por la máquina de vapor, el aceite por la rueda, el heno por el caballo de tiro, o incorporadas a la materia prima, para operar en ella una transformación de carácter material, como ocurre con el cloro que se emplea para blanquear las telas, con el carbón que se mezcla al hierro, con el color que se da a la lana, etc.; otras veces, sirven para ayudar simplemente a la ejecución del trabajo, que es lo que acontece, v. gr. con los materiales empleados para iluminar y calentar los locales en que se trabaja. En la verdadera industria química, se borra esta distinción entre materias principales y auxiliares, ya que en la sustancia del producto no reaparece ninguna de las materias primas empleadas. Como todas las cosas poseen numerosas cualidades, siendo por tanto susceptibles de diversas aplicaciones útiles, el mismo producto puede entrar como materia prima de los procesos de trabajo más diversos. El trigo, por ejemplo, es materia prima para el fabricante de harina y para el fabricante de almidón, para el destilador de aguardiente, para el ganadero, etc. Además, es, como simiente, materia prima de su propia producción. El carbón es producto de la industria carbonífera, y a la par medio de producción de la misma rama industrial. Un mismo producto puede servir de medio de trabajo y de materia prima en el mismo proceso de producción. Así, por ejemplo, en la ganadería, el ganado, o sea, la materia prima que se elabora es al mismo tiempo un medio para la producción de abono animal. Puede ocurrir que un producto apto para ser directamente consumido, se emplee de nuevo como materia prima para la elaboración de otro producto, como se hace por ejemplo con la uva para la fabricación de vino. Otras veces el trabajo arroja su producto bajo una forma en que sólo puede emplearse como materia prima. A estas materias primas se les da el nombre de artículos a medio fabricar, aunque más exacto sería denominarlas artículos intermedios, como son por ejemplo el algodón, el hilado, la hebra, etc. Aun siendo ya de suyo un producto, puede ocurrir que la materia prima originaria tenga que recorrer toda una gradación de diferentes procesos, en los que va funcionando sucesivamente como materia prima, bajo una forma distinta cada vez, hasta llegar al proceso de trabajo final, del que sale convertida en medio de vida apto para su consumo o en instrumento de trabajo terminado. Como se ve, el que un valor de uso represente el papel de materia prima, medio de trabajo o producto, depende única y exclusivamente de las funciones concretas que ese valor de uso desempeña en el proceso de trabajo, del lugar que en él ocupa; al cambiar este lugar, cambian su destino y su función. Por tanto, al entrar como medio de producción en un nuevo proceso de trabajo, el producto pierde su carácter de tal. Ahora, ya sólo funciona como factor material del trabajo vivo. Para el tejedor, el huso no es más que el instrumento con que teje y la hebra el material tejido. Claro está que no es posible tejer sin materia prima y sin huso. Para comenzar a tejer, es condición indispensable, por tanto, la existencia de este producto. Pero, en lo que toca al proceso mismo de tejer, es de todo punto indiferente que la hebra y el huso sean producto de un trabajo anterior, del mismo modo que en el proceso de la nutrición es indiferente que el pan sea producto de trabajos anteriores ejecutados por el labrador, el molinero, el panadero, etc. En realidad, cuando los instrumentos de producción acusan en el proceso de trabajo su carácter de productos de un trabajo anterior es cuando presentan algún defecto. Cuando el cuchillo no corta o la hebra se rompe a cada paso es cuando los que manejan estos materiales se acuerdan del que los fabricó. En el producto bien elaborado se borran las huellas del trabajo anterior al que debe sus cualidades útiles. Una máquina que no presta servicio en el proceso de trabajo es una maquina inútil. Y no sólo es inútil, sino que además cae bajo la acción destructora del intercambio natural de materias. El hierro se oxida, la madera se pudre. La hebra no tejida o devanada es algodón echado a perder. El trabajo vivo tiene que hacerse cargo de estas cosas, resucitarlas de entre los muertos, convertirlas de valores de uso potenciales en valores de uso reales y activos. Lamidos por el fuego del trabajo, devorados por éste como cuerpos suyos, fecundados en el proceso de trabajo con arreglo a sus funciones profesionales y a su destino, estos valores de uso son absorbidos, pero absorbidos de un modo provechoso y racional, como elementos de creación de nuevos valores de uso, de nuevos productos, aptos para , ser absorbidos a su vez como medios de vida por el consumo individual o por otro nuevo proceso de trabajo, sí se trata de medios de producción, Por tanto, los productos existentes no son solamente resultados del proceso de trabajo, sino también condiciones de existencia de este; además, su incorporación al proceso de trabajo, es decir, su contacto con el trabajo vivo. es el único medio de conservar y realizar corno valores de uso estos productos de un trabajo anterior. El trabajo devora sus elementos materiales, su objeto y sus instrumentos, se alimenta de ellos, es, por tanto, su proceso de consumo. Este consumo productivo se distingue del consumo individual en que éste devora los productos como medios de vida del ser viviente, mientras que aquél los absorbe como medios de vida del trabajo, de la fuerza de trabajo del individuo, puesta en acción. El producto del consumo individual, es, por tanto, el consumidor mismo; el fruto del consumo productivo es un producto distinto del consumidor. En todos aquellos casos en que recae sobre productos y se ejecuta por medio de ellos, el trabajo devora productos para crear productos, o desgasta productos corno medios de producción de otros nuevos. Pero, si en un principio, el proceso de trabajo se entablaba solamente entre el hombre y la tierra, es decir, entre el hombre y algo que existía sin su cooperación, hoy intervienen todavía en él medios de producción creados directamente por la naturaleza y que no presentan la menor huella de trabajo humano. El proceso de trabajo, tal y como lo hemos estudiado, es decir, fijándonos solamente en sus elementos simples y abstractos, es la actividad racional encaminada a la producción de valores de uso, la asimilación de las materias naturales al servicio de las necesidades humanas, la condición general del intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural eterna de la vida humana, y por tanto, independiente de las formas y modalidades de esta vida y común a todas las formas sociales por igual. Por eso, para exponerla, no hemos tenido necesidad de presentar al trabajador en relación con otros. Nos bastaba con presentar al hombre y su trabajo de una parte, y de otra la naturaleza y sus materias. Del mismo modo que el sabor del pan no nos dice quién ha cultivado el trigo, este proceso no nos revela tampoco las condiciones bajo las cuales se ejecutó, no nos descubre si se ha desarrollado bajo el látigo brutal del capataz de esclavos o bajo la mirada medrosa del capitalista, sí ha sido Cincinato quien lo ha ejecutado, labrando su par de jugera, o ha sido el salvaje que derriba a una bestia de una pedrada. Retornemos a nuestro capitalista, in spe. Le habíamos dejado en el mercado de mercancías, comprando todos los elementos necesarios para un proceso de trabajo: los elementos materiales o medios de producción y los elementos personales, o sea la fuerza de trabajo. Con la mirada alerta del hombre que conoce el terreno que pisa, el capitalista en ciernes, elige los medios de producción y las fuerzas de trabajo más convenientes para su rama especial de industria: hilados, fabricación de zapatos, etc. Nuestro capitalista se dispone, pues, a consumir la mercancía que ha comprado, la fuerza de trabajo, es decir, hace que su poseedor, o sea, el obrero, consuma trabajando los medios de producción. Claro está que el carácter general del proceso de trabajo no varía por el hecho de que el obrero lo ejecute para el capitalista, en vez de ejecutarlo para sí. Tampoco cambia, de primera intención, porque en este proceso venga a deslizarse el capitalista, la manera concreta de hacer botas o de hilar hebra. El capitalista empieza, como es lógico, tomando la fuerza de trabajo tal y corno se la brinda el mercado, y lo mismo, naturalmente, su trabajo, fruto de una época en que no existían capitalistas. Tiene que pasar todavía algún tiempo para que el sistema de producción se transforme por efecto de la sumisión del trabajo al capital; por eso no habremos de estudiar aquí, sino en su lugar, esta transformación. Ahora bien, el proceso de trabajo, considerado como proceso de consumo de la fuerza de trabajo por el capitalista, presenta dos fenómenos característicos. El obrero trabaja bajo el control del capitalista, a quien su trabajo pertenece. El capitalista se cuida de vigilar que este trabajo se ejecute como es debido y que los medios de producción se empleen convenientemente, es decir, sin desperdicio de materias primas y cuidando de que los instrumentos de trabajo se traten bien, sin desgastarse más que en aquella parte en que lo exija su empleo racional. Pero hay algo más, y es que el producto es propiedad del capitalista y no del productor directo, es decir, del obrero. El capitalista paga, por ejemplo, el valor de un día de fuerza de trabajo. Es, por tanto, dueño de utilizar como le convenga, durante un día, el uso de esa fuerza de trabajo, ni más ni menos que el de otra mercancía cualquiera, v. gr. el de un caballo que alquilase durante un día. El uso de la mercancía pertenece a su comprador, y el poseedor de la fuerza de trabajo sólo puede entregar a éste el valor de uso que le ha vendido entregándole su trabajo. Desde el instante en que pisa el taller del capitalista, el valor de uso de su fuerza de trabajo, y por tanto su uso, o sea, el trabajo, le pertenece a éste. Al comprar la fuerza de trabajo, el capitalista incorpora el trabajo del obrero, como fermento vivo, a los elementos muertos de creación del producto, propiedad suya también. Desde su Punto de vista, el proceso de trabajo no es más que el consumo de la mercancía fuerza de trabajo comprada por él, si bien sólo la puede consumir facilitándole medios de producción. El proceso de trabajo es un proceso entre objetos comprados por el capitalista, entre objetos pertenecientes a él Y el producto de este proceso le pertenece, por tanto, a él, al capitalista, ni más ni menos que el producto del proceso de fermentación de los vinos de su bodega. LA CUOTA DE PLUSVALIA Grado de explotación de la fuerza de trabajo La plusvalía que el capital desembolsado C, arroja en el proceso de producción, o sea, la valorización del valor del capital desembolsado C, se presenta a primera vista como el remanente del valor del producto sobre la suma del valor de sus elementos de producción. El capital C se descompone en dos partes: una suma de dinero, c, invertida en medios de producción, y otra suma de dinero, v, invertida en fuerza de trabajo; c representa la parte de valor convertida en capital constante, v, la que se convierte en capital variable. Al comenzar el proceso, C, es, por tanto, = c + v, por ejemplo, el capital de 500 libras esterlinas desembolsado = 410 libras esterlinas (c) + 90 libras esterlinas (v). Al terminar el proceso de producción, brota una mercancía cuyo valor es = (c + v) + p, representando por p la plusvalía: así, por ejemplo, 410 libras esterlinas (c) + 90 libras esterlinas (v) + 90 libras esterlinas (p). El capital primitivo C se ha convertido en C', de 500 libras esterlinas en 590. La diferencia entre ambas cantidades es = p, representa una plusvalía de 90. Como el valor de los elementos de producción es igual al valor del capital desembolsado, resulta en realidad una redundancia decir que, el remanente del valor del producto sobre el valor de sus elementos de producción equivale a la valorización del capital desembolsado, o sea, a la plusvalía obtenida. Sin embargo, esta redundancia merece ser analizada un poco detenidamente. Lo que se compara con el valor del producto es el valor de los elementos de producción absorbidos para crearlo. Ahora bien; hemos visto que la parte del capital constante empleado que se invierte en medios de trabajo no transfiere al producto más que un fragmento de su valor, mientras que el resto persiste bajo la forma en que existía con anterioridad. Como esta parte no desempeña ningún papel en el proceso de creación de valor, prescindimos de ella. Nuestros cálculos no variarán en lo más mínimo por tomarla en consideración. Supongamos que c = 410 libras esterlinas, representa materias primas por valor de 312 libras esterlinas, materias auxiliares por valor de 44 libras esterlinas y 54 libras esterlinas por la maquinaria que se desgasta en el proceso, asignando a la maquinaria empleada un valor de 1054 libras esterlinas. Como valor desembolsado para crear el del producto, solo incluimos en nuestros cálculos las 54 libras esterlinas que la maquinaria pierde por su funcionamiento y que transfiere, por tanto, al producto. Si incluyésemos en el cálculo las 1000 libras que siguen existiendo bajo su forma anterior, en forma de máquina de vapor, etc., no tendríamos más remedio que poner esta cantidad en ambas columnas, en la del valor desembolsado y en la del valor del producto, con lo que obtendríamos, respectivamente, 1500 y 1590 libras esterlinas. La diferencia o plusvalía seguiría siendo, por tanto, de 90 libras esterlinas. Por consiguiente, si otra cosa no se desprende de la posición, entendemos siempre por capital constante desembolsado para la producción del valor, solamente el de los medios de producción absorbidos para producirlo. Sentado esto, volvemos a la fórmula C = c + v que, al transformarse en C’ = (c + v) + p, transforma a C en C’. Sabemos que el valor del capital constante se limita a reaparecer en el producto. Es decir, que el producto de valor que brota en el proceso como algo realmente nuevo se distingue del valor del producto conservado en ese proceso; por consiguiente, no es, como parece a primera vista, (c + v) + p o, lo que es lo mismo, (410 libras esterlinas (c) + 90 libras esterlinas (v) + 90 libras esterlinas (p), sino v + p, o lo que es lo mismo 90 libras esterlinas; no 590 libras esterlinas sino 180. Si s capital constante, fuese = 0, o, dicho, en otros términos, si existiesen ramas de producción en que la capitalista no necesite emplear ningún medio de producción producido, ni materias primas, ni materias auxiliares, ni instrumentos de trabajo, sino simplemente las materias brindadas por la naturaleza y la fuerza de trabajo, no habría porque transferir al producto parte alguna de valor constante. Este elemento de valor del producto, representado en nuestro ejemplo por 410 libras esterlinas, desaparecería, pero el producto de valor de 180 libras esterlinas, con 90 de plusvalía, seguiría teniendo la misma magnitud que si c representase la suma máxima de valor. Tendríamos C = (0 + v) = v, y C’, o sea el capital valorizado, = v + p y C’, exactamente igual que antes, = p. Por el contrario, si p, fuese = 0, o, dicho en otros términos si la fuerza de trabajo cuyo valor se desembolsa en el capital variable sólo produjere una equivalente, tendríamos que C = c + v, y C’ (el valor del producto) = (c + v) + 0, y por tanto C = C’. Es decir que el capital desembolsado no habría rendido valor alguno. Sabemos ya, en efecto que la plusvalía no es más que el resultado de los cambios de valor que se operan en v, es decir, en la parte del capital, invertida en fuerza de trabajo; que, por tanto, v + p = v + A v (v más incremento de v). Lo que ocurre es que los cambios reales de valor y la proporción en que el valor cambia aparecen oscurecidos por el hecho de que, al crecer la parte variable, crece también el capital total desembolsado. De 500 se convierte en 590. Para analizar el proceso en toda su pureza hay que prescindir, pues, de aquella parte del valor del producto en que el valor del capital constante se limita a reaparecer, cifrando por consiguiente en 0 el capital constante y aplicando así una ley matemática que consiste en operar con magnitudes variables y constantes, de tal modo que está sólo se relacionen con aquéllas por medio de una suma o de una sustracción. Otra dificultad es la que oponen la forma primitiva del capital variable. Así, en nuestro ejemplo anterior, C’ = 410 libras esterlinas capital constante + 90 libras esterlinas capital variable + 90 libras esterlinas plusvalía. Pero, estas 90 libras esterlinas son una magnitud dada, constante, razón por la cual parece incongruente considerarlas como magnitud variable. Sin embargo, las 90 libras esterlinas (v) o 90 libras de capital variable no son aquí, en realidad, más que un símbolo del proceso que recorre este valor. La parte de capital desembolsada para comprar fuerza de trabajo en una cantidad determinada de trabajo materializado; es, por tanto, una magnitud de valor constante, ni más ni menos que el valor de la fuerza de trabajo comprada. Pero, en el proceso de producción, las 90 libras esterlinas desembolsadas ceden el puesto a la fuerza de trabajo puesta en acción, el trabajo muerto cede el puesto al trabajo vivo, una magnitud estática es sustituida por una magnitud dinámica, la magnitud constante se ve desplazada por una magnitud variable. Resultado de esto es la reproducción de v más el incremento de v. Desde el punto de vista de la producción capitalista, todo este proceso no es más que la propia dinámica del valor constante primitivo que se invierte en la fuerza de trabajo. Es a éste a quien se abona en cuenta el proceso y sus frutos. Y si la fórmula de 90 libras esterlinas de capital variable o valor que se valoriza nos parece contradictoria, ella no hace más que reflejar una contradicción inmanente a la producción capitalista. A primera vista, parecerá extraño que cifremos el capital constante en 0. Y, sin embargo, está operación se está produciendo a cada paso, todos los días. Así, por ejemplo, si queremos calcular lo que gana Inglaterra, con la industria de algodón lo primero que tenemos que hacer es descontar el precio de algodón abonado por ella a los Estados Unidos, a la India, a Egipto, etc., es decir, reducir a 0 el valor del capital que se limita a reaparecer en el valor del producto. Cierto es que no sólo tiene una gran importancia económica la relación entre la plusvalía y la parte de capital de que brota directamente y cuyos cambios de valor expresa, sino también su relación con el capital total desembolsado. Por eso estudiamos detenidamente esta relación en el libro tercero de nuestra obra. Para valorizar una parte del capital invirtiéndola en fuerza de trabajo, no hay más remedio que invertir otra parte en medios de producción. Para que el capital variable funcione, tiene necesariamente que desembolsarse capital constante en las proporciones adecuadas, según el carácter técnico concreto del proceso de trabajo. Sin embargo, el hecho de que para operar un proceso químico hagan falta retortas y otros recipientes, no quiere decir que no podamos prescindir de estos recipientes en el análisis del proceso. Si se trata de estudiar la creación y los cambios de valor por sí mismos, es decir, en toda su pureza, los medios de producción, o sean, las formas materiales en que toma cuerpo el capital constante, se limitan a suministrarnos la materia en que se plasma la fuerza fluida, creadora de valor; por tanto, la naturaleza de esta materia, sea algodón o hierro, es indiferente. Asimismo, es indiferente su valor. Basta con que exista en proporciones suficientes para poder absorber la cantidad de trabajo que ha de desplegarse durante el proceso de producción. Siempre y cuando que esas proporciones existan, su valor puede crecer o disminuir, o puede incluso carecer en absoluto de valor, como la tierra y el mar, sin que ello afecte para nada al proceso de creación del valor y de sus cambios. Teniendo en cuenta todo esto, comenzamos reduciendo a 0 el capital constante. De este modo, el capital desembolsado se reduce de c + v a v, y el valor del producto (c + v) + p al producto del valor (v + p). Suponiendo que el producto del valor sea = 180 libras esterlinas, en las que se materializa el trabajo desplegado durante todo el proceso de producción, tendremos que deducir el valor del capital variable = 90 libras esterlinas para obtener la plusvalía = 90 libras esterlinas. La cifra de 90 libras esterlinas = p expresa aquí la magnitud absoluta de la plusvalía creada. Su magnitud proporcional, o sea la proporción en que se ha valorizado el capital variable, depende, evidentemente, de la razón entre la plusvalía y el capital variable, expresándose en la fórmula p / v. En nuestro ejemplo anterior será, por tanto, de 90/90 = 100 por 100. Esta valorización proporcional del capital variable o esta magnitud proporcional de la plusvalía es la que yo llamo cuota de plusvalía. Veíamos más arriba que, durante una etapa del proceso de trabajo, el obrero se limita a producir el valor de su fuerza de trabajo, es decir, el valor de sus medios de subsistencia. Pero, como se desenvuelve en un régimen basado en la división social del trabajo, no produce sus medios de subsistencia directamente, sino en forma de una mercancía especial, hilo, por ejemplo, es decir, en forma de un valor igual al valor de sus medios de subsistencia o al dinero con que los compra. La parte de la jornada de trabajo dedicada a esto será mayor o menor según el valor normal de sus medios diarios de subsistencia, o, lo que es lo mismo, según el tiempo de trabajo que necesite, un día con otro, para su producción. Si el valor de sus medios diarios de subsistencia viene a representar una media de 6 horas de trabajo materializadas, el obrero deberá trabajar un promedio de 6 horas diarias para producir ese valor. Si no trabajase para el capitalista sino para sí, como productor independiente, tendría forzosamente que trabajar, suponiendo que las demás condiciones no variasen, la misma parte alícuota de la jornada, por término medio, para, producir el valor de su fuerza de trabajo, y obteniendo con él los medios de subsistencia necesarios para su propia conservación y reproducción. Pero, como durante la parte de la jornada en que produce el valor diario de su fuerza de trabajo, digamos 3 chelines, no hace más que producir un equivalente del valor ya abonado a cambio de ella por el capitalista; como, por tanto, al crear este nuevo valor, no hace más que reponer el valor del capital variable desembolsado, esta producción de valor presenta el carácter de una mera reproducción. La parte de la jornada de trabajo en que se opera esta reproducción es la que yo llamo tiempo de trabajo necesario, dando el nombre de trabajo necesario al desplegado durante ella.5 Necesario para el obrero, puesto que es independiente de la forma social de su trabajo. Y necesario para el capital y su mundo, que no podría existir sin la existencia constante del obrero. La segunda etapa del proceso de trabajo, en que el obrero rebasa las fronteras del trabajo necesario, le cuesta, evidentemente, trabajo, supone fuerza de trabajo desplegada, pero no crea valor alguno para él. Crea la plusvalía, que sonríe al capitalista con todo el encanto de algo que brotase de la nada. Esta parte de la jornada de trabajo es la que yo llamo tiempo de trabajo excedente, dando el nombre de trabajo excedente (surplus labour) al trabajo desplegado en ella. Y, del mismo modo que para tener conciencia de lo que es el valor en general hay que concebirlo como una simple materialización de tiempo de trabajo, como trabajo materializado pura y simplemente, para tener conciencia de lo que es la plusvalía, se la ha de concebir como una simple materialización de tiempo de trabajo excedente, como trabajo excedente materializado pura y simplemente. Lo único que distingue unos de otros los tipos económicos de sociedad, v. gr. La sociedad de la esclavitud de la del trabajo asalariado, es la forma en que este trabajo excedente le es arrancado al productor inmediato, al obrero. Como el valor del capital variable = al valor de la fuerza de trabajo comprada por él, y el valor de ésta determina la parte necesaria de la jornada de trabajo, y a su vez la plusvalía está determinada por la parte restante de esta jornada de trabajo, resulta que la plusvalía guarda con el capital variable la misma relación que el trabajo excedente con el trabajo necesario, por donde la cuota de plusvalía: Ambas razones expresan la misma relación, aunque en distinta forma: la primera en forma de trabajo materializado, la segunda en forma de trabajo fluido. La cuota de plusvalía es, por tanto, la expresión exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital o del obrero por el capitalista. En nuestro ejemplo, el valor del producto era = (410 libras esterlinas (c) + 90 libras esterlinas (v) + 90 libras esterlinas (p)), y el capital desembolsado = 500 libras esterlinas. Como la plusvalía, aquí, es = 90 y el capital desembolsado = 500, procediendo por la vía acostumbrada de cálculo llegaríamos al resultado de que la cuota de plusvalía (que se confunde con la cuota de ganancia) es = 18 por 100, porcentaje cuya pequeñez emocionaría a Mr. Carey y a otros armonicistas. no es, por tanto 90/500, sino 90/90, o sea del 100 por 100, es decir, más del quíntuplo del grado aparente de explotación. Así, pues, aunque no conozcamos, en el caso concreto, la duración absoluta de la jornada de trabajo, ni el periodo del proceso de trabajo (días, semanas, etc.), ni conozcamos tampoco, finalmente, el número de obreros que el capital variable de 90 libras esterlinas pone en acción simultáneamente, la cuota de plusvalía p/v nos revela con toda precisión, por su precisión, por su convertibilidad en la proporción que media entre las dos partes integrantes de la jornada de trabajo. Esta proporción es del 100 por 100. Es decir, que el obrero trabaja la mitad de la jornada para sí y la otra mitad para el capitalista. El método para calcular la cuota de plusvalía es, pues, concisamente expuesto, éste: se toma el valor total del producto y se reduce a cero el valor del capital constante, que no hace más que reaparecer en él. La suma de valor restante es el único producto de valor realmente creado en el proceso de producción de la mercancía. Fijada la plusvalía, la deducimos de este producto de valor para encontrar el capital variable. Si conociendo éste, deseamos fijar la plusvalía, se procede a la inversa. Encontrados ambos factores, no queda más que la operación final: calcular la relación entre la plusvalía y el capital variable, p / v A pesar de lo sencillo que es este método, creemos conveniente ilustrar al lector con algunos ejemplos acerca de las ideas que le sirven de base, ideas desacostumbradas para él. Sea el primer ejemplo el de una hilandería de 10,000 husos “Mule”, que produzcan hilo núm. 32 con algodón americano, fabricando una libra de hilo a la semana en cada huso. Supongamos que el desperdicio sea el 6 por 100. Según esto, al cabo de la semana se convertirán 10,600 libras de algodón en 10,000 libras de hilado y 600 libras de desperdicio. En abril de 1871, este algodón se cotiza a 7 3/4 peniques la libra, lo que representa, en números redondos, 342 libras esterlinas para las 10,600 libras de algodón. Los 10,000 husos, incluyendo la maquinaria preparatoria del hilado y la máquina de vapor, salen a 1 libra esterlina por cada huso, o sea 10,000 libras esterlinas en total. Su desgaste se cifra en 10 por 100 =1,000 libras esterlinas, o sean 20 libras esterlinas semanales. El alquiler de los locales de la fábrica asciende a 300 libras esterlinas, 6 libras por semana. Carbón (a razón de 4 libras por hora y caballo de fuerza, para 100 caballos de fuerza [contador] y 60 horas por semana, incluyendo la calefacción de los locales): 11 toneladas a la semana, a 8 chelines y 6 peniques la tonelada, cuestan en números redondos, 41/2 libras esterlinas semanales; gas, 1 libra esterlina a la semana; aceite, 41/2 libras esterlinas por semana; otras materias auxiliares, 10 libras esterlinas semanales. Como se ve, la parte de valor constante asciende a 378 libras esterlinas por semana. Los salarios se cifran en 52 libras esterlinas semanales. El precio del hilado es de 121/4 peniques la libra, por tanto, 10,000 libras = 510 libras esterlinas; la plusvalía, 510 – 430 = 80 libras esterlinas. Reducimos a 0 la parte del valor constante de las 378 libras esterlinas, porque no interviene para nada en la creación del valor semanal. Queda, pues, un producto semanal de valor de 132 = 52 (v) + 80 (p) libras esterlinas. La cuota de plusvalía es, por tanto, de 80/52 =153 11/13 por 100. Suponiendo que la jornada de trabajo sea de diez horas por término medio, obtendremos este resultado: trabajo necesario == 3 31/33 horas; trabajo excedente = 6 2 /33 horas. Jacob establece, para el año 1815, señalando al trigo un precio de 80 chelines el quarter y una cosecha media de 22 bushels por acre, lo que representa un rendimiento de 11 libras esterlinas por acre, el siguiente cálculo, que, si bien es bastante defectuoso, por haber sido compensadas ya en él diferentes partidas, sirve perfectamente para nuestros fines. Producción de valor por acre Simiente de trigo: --------------------------- 1 libra 9 chel. Abono: ----------------------------------------- 2 libras 10 chel. Salarios: -------------------------------------- 3 libras 10 chel. Total: ------------------------------------------ 6 libras 29 chel. Diezmos, plazos, tasas: ------------------ 1 libra 1 chel. Renta: ----------------------------------------- 1 libra 8 chel. Ganancia del arrendatario e intereses: 1 libra 2 chel. Total: ------------------------------------------ 3 libras 11 chel. Simiente de trigo Abono Salarios Total 1 libra 2 libras 3 libras 6 libras Producción de valor por acre 9 chel Diezmos, plazos, tasas 10 chel Renta 10 chel Ganancia del arrendatario e intereses 29 chel Total 1 libra 1 libra 1 libra 3 libras 1 chel 8 chel 2 chel 11 chel Aquí, la plusvalía, siempre partiendo de la premisa de que el precio del producto == su valor, aparece distribuida entre distintas rúbricas: ganancia, intereses, diezmos, etc. Para nosotros, estas rúbricas son indiferentes. Sumándolas, obtenemos una plusvalía de 3 libras esterlinas y 11 chelines. Las 3 libras esterlinas y 19 chelines de simiente y abono las reducirnos a cero, como capital constante. Y nos queda un capital variable desembolsado de 3 libras esterlinas y 10 chelines, con el cual se produce un valor nuevo de 3 libras esterlinas y 10 chelines y 3 libras esterlinas y 11 chelines. P 3 libras esterl. 11 chel. Por tanto, –– = __________________, representa más del 100 por 100. v 3 libras esterl. 10 chel. Es decir, que el obrero, invierte más de la mitad de su jornada de trabajo en producir una plusvalía que varias personas se reparten luego con diversos pretextos.