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Una teopoética sinodal

2023, Revista Criterio

El artículo explora el concepto de teopoética como un enfoque teológico que prioriza la experiencia vivida de las personas en su relación con lo divino. Se destaca la importancia de prestar atención a las historias, biografías, cuerpos, palabras y silencios de las personas en este proceso. Se argumenta que la teología se enriquece al integrar la experiencia humana en sus preguntas, búsquedas y respuestas. La teopoética adopta un discurso que valora lo simbólico, imaginativo y afectivo, utilizando formas poéticas y alejándose de la razón abstracta. Se sugiere que el proceso sinodal de la Iglesia representa un desafío para crear un nuevo lenguaje eclesiológico y teológico que refleje la autoimplicación de los participantes y su deseo de ser interpelados por diversas voces en la comunidad eclesial.

CRITERIO AGOSTO 2023, TEOLOGÍA UNA TEO-POÉTICA SINODAL Marco Salas Laico panameño, Magíster en Creación Literaria, Profesor de Teología del Centro Sofía de la Universidad del Sagrado Corazón de Jesús, Puerto Rico. Misionero digital para el Sínodo Digital por el Dicasterio para la Comunicación del Vaticano. la teopoética opta por el hablar oblicuo, el poema, el verso, y se distancia del “circuito controlado por la razón abstracta y las formas ideales” (Heather Walton). La teopoética apunta y presta especial atención a la A mi modo de ver, el proceso sinodal que la Iglesia ha fe vivida por las personas. Al poner su acento en la emprendido supuso el reto de crear un nuevo lenguaje experiencia, presta oído a las historias, biografías, cuerpos, eclesiológico y teológico. Por un lado, un lenguaje que palabras y silencios de estas personas. Así, la teopoética inspirara la autoimplicación de todos y todas en las –como sostiene la teóloga Maria Clara Bingemer– genera diversas partes del proceso. Por otro, un lenguaje que una estética teológica capaz de “repensar los conceptos, diera cuenta del deseo profundo de la Iglesia de dejarse los símbolos y los significados modernos y posmodernos”1 interpelar por las voces que conforman la sinfonía eclesial. por cuanto estos son atravesados por la fe vivida. En este sentido, la teología en En camino hacia la primera toda su amplitud se nutre sesión de la Asamblea al ser capaz de integrar General Ordinaria del este caminar humano en Sínodo (4 al 29 de octubre sus preguntas, búsquedas El proceso sinodal supuso de 2023), puede reconocerse y respuestas. Por esta línea el reto de crear un nuevo ese lenguaje, aún por ser han señalado el camino completado, y lo que ha autores como Rubem lenguaje eclesiológico, que implicado en los espacios Alves, advirtiendo algo inspirara la autoimplicación comunitarios donde se fundamental, a saber, realizaron las etapas del que la teología, antes que en el proceso, y un lenguaje proceso sinodal. De esto pertenecer a la academia, teológico, que diera cuenta dan cuenta los diversos pertenece a la vida, a los documentos publicados cuerpos, a la red simbólica del deseo de la Iglesia de durante este tiempo, no de aquellos y aquellas que dejarse interpelar. sólo por las palabras y buscan a Dios. En palabras categorías usadas, sino de Roland Faber: “En la también por la inclusión teopoética nos trasladamos de historias, biografías, a una ‘tierra sin definir’ en espacios, preguntas y relatos la que se experimenta de de diversas latitudes. Esto expresa una “teopoética sinodal” manera diferente, comenzamos a ver de forma diferente, por el lenguaje como por el énfasis en las experiencias de y se nos anima no sólo a adoptar, sino también a crear un las personas y comunidades. nuevo lenguaje teológico”.2 El discurso de la teopoética asume estas otras mediaciones hermenéuticas de la vida de cada día y de todas las formas de creatividad estética. Recupera lo simbólico, imaginativo y afectivo, permitiendo que el discurso de la teología no domestique las palabras tras conceptos abstractos y definiciones lejanas de los corazones que intentan rezar, amar y dialogar con el Dios que –intuyen– está latiendo en su realidad. En efecto, 34 CRITERIO # 2500 Como se ha señalado, el discurso teopoético elige unas categorías y palabras sobre otras. Al estar atravesado por la experiencia, evita dejar afuera los afectos, la sensibilidad y los símbolos que forman parte integral de toda biografía humana. En este sentido, me ha parecido crucial que el proceso sinodal que la Iglesia está viviendo integre formas de hablar y categorías profundamente poéticas. Para quien ha tenido la oportunidad de seguir el CRITERIO AGOSTO 2023, TEOLOGÍA proceso sinodal a través de los documentos publicados, le resultarán familiares términos y palabras como caminar, soñar, imaginar y escuchar, entre otras. No puede negarse que están cargadas de significado e invitaciones para quienes forman parte de este cuerpo vivo que es la Iglesia. En consecuencia, la teopoética sinodal está atravesada por la centralidad de la metáfora del caminar (camino, caminantes, caminar) como por la experiencia autoimplicativa de soñar, imaginar y escuchar. LA METÁFORA DEL CAMINAR El proceso sinodal y la reforma sinodal de la Iglesia (sinodalización) “es un espacio para pensar las poéticas del caminar, es decir, tratar de reconocer que caminar no es solo la acción de desplazarnos de un lugar a otro lugar, sino que esconde un trasfondo sapiencial y poético de mayor riqueza” ( Juan Pablo Arce).3 Siguiendo al poeta Henry David Thoreau, la teopoética sinodal cualifica de sentido el caminar, de tal manera que no se entiende sólo como hacer ejercicio o moverse de un lugar a otro. Por el contrario, asume la metáfora del caminar y lo comprende con mayor amplitud. Incorpora el trasfondo sapiencial y poético del camino nutrido por la peregrinación, por los momentos en los que se pierde la senda, por las sorpresas que aparecen y por aquellos detalles que en otro momento fueron imperceptibles aun cuando estuvieron allí, aguardando. Sentir y pensar la sinodalidad como un “caminar juntos”, desde la poética del caminar, implica asumir que el itinerario es un trayecto profundamente incierto; reconocer que, como sostiene el papa Francisco, “puede ser necesario salir, cambiar de dirección, superar las convicciones que nos frenan y nos impiden avanzar y caminar juntos”. El teólogo Juan Pablo Arce recuerda que “el tiempo de Sínodo nos invita a poner atención en los detalles, en los relatos y experiencias personales y comunitarias de las iglesias”. Así, si la Iglesia quiere aprender a “caminar juntos y juntas”, sabrá reconocer y nombrar esos nuevos relatos, significados y experiencias que irán apareciendo mientras peregrina por la historia. Incluso, logrará poner en el centro esas voces y rostros y se reconocerá “como una comunión de peregrinos, un organismo vivo, es decir, siempre abierto, en transformación y evolución” (Tomáš Halík). LA EXPERIENCIA DE SOÑAR, IMAGINAR Y ESCUCHAR El Documento preparatorio aclara que la finalidad de este Sínodo no es producir más documentos: “Más bien pretende inspirar a la gente a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar las mentes, calentar los corazones y vigorizar nuestras manos para nuestra misión común” (No. 32). Atención a los detalles y palabras: inspirar, soñar, vendar, aprender, iluminar, calentar y vigorizar. Todas forman un vocabulario poético y sapiencial. A su vez, este vocabulario es profundamente auto-implicativo. Allí donde se valoró y se encarnó, la Iglesia creció en la conciencia de que a través de la escucha recíproca ocurre una profunda conversión en sintonía con el Espíritu. De hecho, Francisco suele decir: “No tengan miedo de entrar en diálogo y déjense impactar por el diálogo: es el diálogo de la salvación”.4 En consecuencia, soñar, imaginar y escuchar no son sólo parte de un método delimitado que hay que seguir al pie de la letra sino un espacio de construcción colectiva. En este espacio se construye un “nosotros” en el que es posible integrar aquello que cada uno y cada una puede regalar a toda la comunidad, incluyendo nuestras miserias. Francisco dijo a los fieles de la diócesis de Roma: “Esto es importante: que en el diálogo puedan surgir nuestras propias miserias, sin justificación. ¡No tengan miedo!”. Desde esta perspectiva, no se puede pasar por alto que en muchas de las síntesis, como recoge el documento de trabajo para la etapa continental, se encuentran expresiones como: “la gente comentó que era la primera vez que se les pedía que hablaran a pesar de que llevaban décadas asistiendo a la Iglesia” (CE Pakistán) o que se destaque CRITERIO # 2500 35 CRITERIO AGOSTO 2023, TEOLOGÍA “la alegría de reunirse, caminar juntos y hablar libremente. Algunos cristianos, que se habían sentido heridos y se habían alejado de la Iglesia, volvieron durante esta fase de consulta” (CE República Centroafricana). Que surjan estos testimonios ya es expresión de una forma distinta de elaborar una teología y una eclesiología. Quiero detenerme ahora en dos palabras, soñar e inspirar. Se puede leer en el Vademecum que “los sínodos son un momento para soñar y ‘pasar tiempo con el futuro’: Estamos invitados a crear un proceso local que inspire a la gente, sin excluir a nadie, para crear una visión plena del futuro en la alegría del Evangelio”. Resulta relevante que se ponga el acento no en los documentos que saldrán de todo el proceso sinodal sino en el soñar juntos, pasar tiempo imaginando y creando una visión plena del futuro; todo relacionado con la fuerza creativa que suscita el Espíritu en la comunidad que discierne y camina. Al mismo tiempo, expresa la implicación de todos y todas en el camino sinodal. Solo así “pueden encontrar un lugar aquellos que todavía luchan por ver reconocida su presencia en la Iglesia, aquellos cuyas voces son sofocadas, si no silenciadas o ignoradas, aquellos que se sienten inadecuados, quizás porque tienen caminos de vida difíciles o complejos”, dice Francisco. SÍMBOLO, IMAGINACIÓN Y AFECTO Habrá quien todavía desee el uso de categorías y expresiones más cercanas al estilo de los diccionarios o manuales de teología. No obstante, la teopoética prefiere el verso, el poema, el hablar oblicuo, puesto que los temas teológicos no son meros objetos de racionalización y conceptualización, sino que residen en los cuerpos de las personas y en sus biografías. La teopoética que yace latente en la forma de hablar y describir el proceso sinodal, no sólo en su intención primera sino también en lo que deja en las diversas experiencias y síntesis, da cuenta de la recuperación de acciones fundamentales como soñar, hablar, escuchar, imaginar. Acoger y optar por estas palabras es creer en la fuerza transformadora en cuanto dan espacio para “hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, 36 CRITERIO # 2500 vendar las heridas, tejer relaciones nuevas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar las mentes, calentar los corazones” (DP 32). En este caminar juntos y juntas se empieza a reconocer que lo simbólico, imaginativo y afectivo que pueden aportar los y las caminantes debe ser integrado en la reflexión teológica, espiritual y pastoral de la Iglesia. Sobre todo porque la teología “no es más que la explicación de una vivencia poética previa, que es la experiencia del creyente” ( Jose Ignacio González Faus) y “es canción antes que ser el contenido de una summa o de un concilio” ( John D. Caputo). Finalmente, la teopoética no pretende decirlo todo, es consciente de que el lenguaje siempre queda abierto. Sin embargo, permite asumir que a la hora de sentir-pensarhacer la Iglesia y sus reformas, la eclesiología y sus temas, no pueden dejarse de lado los otros textos que habitan lo cotidiano, los corazones que la hacen un organismo vivo, los textos-cuerpos cicatrizados ni las voces ausentes que gritan en las periferias. Con ello, activan la sensibilidad a la hora de caminar; la esperanza a la hora soñar; la creatividad a la hora de imaginar; y el silencio a la hora de escuchar. Por último, sólo una eclesiología que se nutra de está vivencia poética y de estas canciones podrá ser una Iglesia que sabe caminar con todos y todas, es decir, una Iglesia con el corazón lleno de nombres. Al f inal del camino me dirán: —¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres. Pedro Casaldáliga 1. Babic, Mile, María Clara Bingemer, Erik Borgman, and Solange Lefebvre. Teología y literatura: Concilium 373. España: Editorial Verbo Divino, 2017. Digitalia, https://www.digitaliapublishing.com/a/51906 2. Faber, Roland. Process Theology as Theopoetics. Lecture at Kresge Chapel, Claremont School of Theology, February 7, 2006. 3. Arce, Juan Pablo. Sínodo y poéticas del caminar. Revista Mensaje. 16 de noviembre de 2021. 4. Discurso a los fieles de la diócesis de Roma (18 de septiembre de 2021).