https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.2.3
Evaluación de la serenidad infantil:
Alternativas de autoinforme y reporte de observador
Assessment of child serenity: Self-report and observer report alternatives
Laura Beatriz Oros1, Marina Inés Cuello2 y María Cristina Richaud3
1
Doctora en Psicología. Investigadora Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) en el Centro de Investigaciones en Psicología y
Psicopedagogía de la Pontificia Universidad Católica Argentina, sede CABA (CIIP-UCA).
Investigadora en la Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina. Directora y asesora
metodológica de investigadores y becarios del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET), tesistas de grado y posgrado. E-mail:
[email protected]
2
Doctora en Psicología. Docente adjunta en la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad
Católica Argentina (UCA, sede CABA).E-mail:
[email protected]
3
Doctora en Filosofía y Letras con orientación en Psicología. Investigadora Superior del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Buenos Aires, Argentina.
E-mail:
[email protected]
Resumen
Las emociones positivas constituyen una
de las principales vías de acceso al bienestar
psicológico, ya que favorecen el desarrollo
de recursos que robustecen la capacidad de
sobreponerse a la adversidad y de manejar
con éxito diferentes situaciones de la vida. El
presente trabajo aborda la medición de una
emoción positiva de gran relevancia para el
campo de la salud mental y la educación. El
propósito principal fue construir y analizar el
funcionamiento psicométrico de dos escalas
independientes para evaluar la serenidad en
niños argentinos: una técnica de autoinforme
y un reporte de observador externo. Se llevó
a cabo un estudio de tipo instrumental, con
diferentes muestras de niños, seleccionadas
para la autoevaluación y la heteroevaluación,
a fin de analizar el poder discriminativo de
los ítems, la consistencia interna, la validez
de constructo y la validez nomológica de las
escalas. En ambos casos, los resultados indicaron que los ítems tienen una adecuada capacidad discriminante, una consistencia interna
alta, y se agrupan de manera clara en un único
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
factor general. Asimismo, muestran evidencias de validez nomológica, ya que los niños
con altas puntuaciones de serenidad tendrían
menor probabilidad de mostrar comportamientos agresivos cuando se relacionan con
sus compañeros, mostrarían menos hiperactividad y un menor número de reacciones
impulsivas. A partir de los resultados, se
concluye que las nuevas escalas de serenidad
infantil constituyen un aporte interesante para
el campo de la evaluación psicológica, ya que
proveen datos confiables y válidos sobre una
emoción positiva que ha sido escasamente
estudiada en el período de la niñez.
Palabras clave: serenidad, escala, autoevaluación, heteroevaluación, niños.
Abstract
The present research focuses on the
measurement of a positive emotion of great
relevance for the field of mental health and
education. The main purpose was to develop
and validate two independent scales to assess
serenity in children: a self-report instrument
and an external observer report. In Study 1,
41
Oros, Cuello y Richaud
we evaluated the psychometric properties of
a self-report instrument. The participants of
this study were 613 children aged between 9
and 12 years old (44.70 % boys and 55.30 %
girls), that attended public schools in the city
of Buenos Aires, Argentina. The scale consists
of 11 items with three response options on a
Likert scale (Yes, Sometimes, and No), and
presents a comprehensible language for
school-age children. It includes both general
statements (e. g., “I am relaxed most of the
time”, “Most days I feel at peace”), as well
as statements that refer to the search for
serenity in threatening or stressful situations
(e. g., “When someone bothers me I try to stay
calm”, “When things go wrong I try to calm
down”). Study 2 was carried out to assess the
psychometric properties of a serenity scale
that takes into account the perspective of
an external observer close to the child, such
as parents or educators. This scale is appropriate for obtaining information from young
children without the ability to read and write,
from four years old and up. In addition, due
to its short extension, it is ideal to work in the
school context, when the teacher is required
to complete the information for large groups
of students. The non-randomized sample
was composed of 365 children (51.4 % boys
and 48.6 % girls), between 4 and 12 years
of age, that attended the initial levels (Mage =
4.60; SD = .50) and primary schools (Mage =
8.13; SD = 1.68), from the province of Entre
Ríos, Argentina. Teachers were responsible of
answering the scale, in reference to each of
their students. The report contains six items,
with three response options on a Likert scale
(Yes, More or less, and No). The items were
formulated as questions that made reference
to a threatening situation in which the child
could exhibit or not the ability to calm down
(e. g., “When the child encounters a problem,
does he/she make an effort to stay calm?”,
“Can the child stay calm even if he/she is in
a noisy or exciting environment?”). In both
cases, an instrumental study was carried out to
analyze the items’ discriminative power, the
42
internal consistency, the construct validity and
the nomological validity of the scales. In both
studies, the results indicated that the items
have an adequate discriminant capacity, a high
internal consistency, and are clearly grouped
in a single general factor. They also provide
evidence for nomological validity, since they
correlate negatively and significantly with
measures of aggression, hyperactivity and
impulsivity. It is concluded that these new
measures of serenity constitute an interesting
contribution for the field of psychological
evaluation, providing reliable and valid data
on a positive emotion that has been scarcely
studied in childhood. This study also revealed
that serene children are less likely to show
aggressive behaviors, such as hitting, kicking
or insulting, when they relate to their peers;
and that, in addition, they would show less
hyperactivity and a smaller number of impulsive reactions. It would be advisable then that
schools and parents could have a more active
role in the teaching of exercises to encourage
inner calm, in order to help their children to
respond more responsively to the stressful
situations in their environment.
Keywords: serenity, scale, self-assessment,
hetero-assessment, children.
Introducción
Las emociones positivas constituyen una
de las principales vías de acceso al bienestar
psicológico, ya que favorecen el desarrollo
de recursos que robustecen la capacidad de
sobreponerse a la adversidad y de manejar con
éxito diferentes situaciones de la vida (Castro
Solano, 2010; Fredrickson, 2009; Seligman,
2002). En los últimos años, se han acrecentado notablemente los esfuerzos dirigidos a
estudiar, evaluar y promover las emociones de
tono positivo en las personas, pero aún queda
mucho camino por recorrer.
Una de las emociones positivas que debería
ser más profundamente estudiada es la serenidad (Floody, 2014). En ella se enlazan
aspectos cognitivos y comportamentales, que
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.2.3
configuran una experiencia afectiva particular
vinculada a la calma, la tranquilidad, la paz
interior, la ecuanimidad, la relajación y el
contentamiento (Floody, 2014; Fredrickson,
1998, 2000; Monnoty Beehr, 2014; Morales-Vives, De Raad, y Vigil-Colet, 2014).
Se trata de una emoción consciente, con una
función predominantemente intrapersonal,
que surge en situaciones percibidas como
agradables, seguras, moralmente legítimas y
que implican una alta percepción de control
y bajo esfuerzo (Ellsworth y Smith, 1988;
Fredrickson, 1998; Tong, 2015, 2017).
La serenidad es identificada como una
forma de bienestar hedónico de alta valencia
positiva, pero de baja activación (Fredrickson,
1998; Lee, Lin, Huang y Fredrickson, 2012).
Esta baja activación no se refiere a una pasividad generalizada porque, si bien la serenidad
implica un descenso de la actividad física,
produce simultáneamente una ampliación de
ciertas conexiones cognitivas, que inducen a
las personas a saborear sus experiencias, a ser
más reflexivas y a tener una visión más integradora del mundo (Fredrickson, 1998, 2000).
Roberts y Cunningham (1990) identificaron, a partir de un estudio con expertos,
los siguientes diez atributos de la serenidad:
la capacidad de tomar distancia de las experiencias dolorosas o negativas (actitud que no
implica negación ni insensibilidad); la capacidad de recurrir a un estado de paz interior
(refugio interno); la capacidad de reconocer
y conectarse con algo superior a uno mismo;
la capacidad de confiar en que las circunstancias, incluso las dolorosas, encajan en un plan
que está por encima de los eventos actuales;
la capacidad de buscar activamente todas las
vías razonables para resolver un problema; la
capacidad de aceptar las situaciones que no
pueden ser cambiadas; la capacidad de brindarse incondicionalmente a otros; la capacidad de perdonar; la capacidad de dejar ir el
pasado y el futuro y centrarse en el presente;
y el sentido de perspectiva en cuanto a la
importancia de uno mismo y las circunstancias de la vida (visión holística de la vida).
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
A partir de estos atributos, los autores construyeron una escala de 62 ítems para población
adulta, que ha reportado buenas propiedades
psicométricas y es probablemente una de las
más utilizadas en el ámbito de la psicología
y la salud (Boyd-Wilson, McClure, y Walkey,
2004; Kreitzer, Gross, Waleekhachonloet,
Reilly-Spongy Byrd, 2009; Roberts y Aspy,
1993; Roberts y Cunningham, 1990).
Por su parte, en Alemania, Wolfradt y Pohl
(2013) desarrollaron un inventario de serenidad más breve, que consta de siete ítems,
aplicables a población joven y adulta, en
formato de autoinforme (SI-7). Este inventario
presenta una consistencia interna adecuada
y una buena convergencia con la escala de
Roberts y Cunningham (1990) (Wolfradt,
Oemler, Braun y Klement, 2014).
La medición de la serenidad también se
ubica dentro del marco de evaluación de constructos más generales. Por ejemplo, la forma
expandida de la Positive and Negative Affect
Schedule (PANAS – X) (Watson y Clark,
1994) incluye la valoración de la serenidad
dentro una variedad de estados emocionales
positivos. Del mismo modo, en Argentina,
Oros (2014), Schmidt (2008) y Regner (2009)
construyeron cuestionarios de autoinforme
para medir emociones positivas en niños,
adolescentes y adultos, respectivamente, en
los cuales la variable serenidad o tranquilidad
se encuentra como un aspecto más dentro de
la escala. También en Brasil, Tavares Calina
(2011) propuso la medición de la tranquilidad/
serenidad dentro del constructo “Necesidades
psicológicas”, y en Estados Unidos, Cawley,
Martin y Johnson (2000) diseñaron una escala
para evaluar virtudes, entre las cuales incluyeron la serenidad.
Entre los beneficios que aporta la experiencia de serenidad, se ha mencionado su rol
primordial en el afrontamiento resiliente del
estrés (Connors, Toscova y Tonigan, 1999;
Fredrickson, Tugade, Waugh, y Larkin, 2003;
Schmidt, 2008), su inducción de control
secundario (ajuste, aceptación funcional) en
situaciones de incertidumbre causal crónica
43
Oros, Cuello y Richaud
(Tobin y George, 2015), su potencialización
del pensamiento (Fredrickson, 2000, 2004) y
de la disposición a perdonar (Peterson y Park,
2004), y su capacidad para regular el surgimiento de estados emocionales negativos y
para deshacer la excitación negativa persistente (Fredrickson y Levenson, 1998; Fredrickson, Mancuso, Branigan y Tugade, 2000).
Con relación a esto último, Stanton, StasikO’Brien, Ellickson-Larew y Watson (2016)
observaron que la serenidad correlaciona
negativamente con desórdenes internalizantes (trastorno depresivo mayor, trastornos
de ansiedad social, ansiedad generalizada
y pánico, distimia, etcétera), síntomas de
manía y psicopatología en general. Asimismo,
Wolfradt et al. (2014) observaron que la
serenidad correlaciona negativamente con la
ansiedad sobre la propia salud (e. g., hipocondría) y con las conductas de rumiación,
actuando como un moderador entre ambas.
Otro estudio realizado con pacientes sometidos a trasplantes de órganos reveló que la
serenidad correlaciona negativamente con
la depresión, la ansiedad, el distrés y otros
afectos negativos poscirugía, en tanto que se
asocia con mayor atención plena y afectos
positivos (Kreitzer et al., 2009), por lo que
resultó una poderosa herramienta para la recuperación y el bienestar de los pacientes.
Siguiendo esta misma línea, Tavares Calina
(2011) reportó que la serenidad colabora en la
inhibición del distrés y predice significativamente el bienestar psicológico en población
adulta no clínica. Además, se ha observado
que la serenidad se relaciona fuerte y positivamente con la agradabilidad, en tanto que
se opone al enojo, la hostilidad y la impulsividad, entre otras disposiciones personales
(Cawley et al., 2000).
Estos resultados muestran que la evaluación y promoción de la serenidad debería ser
una meta importante de la disciplina psicológica; sin embargo, los trabajos que abordan
su análisis son muy escasos (Floody, 2014).
La revisión actual de la literatura demuestra
lo exigua que es esta línea de estudio desde
44
la perspectiva científica, especialmente desde
modelos de análisis empíricos, sobre todo
enfocados en la niñez.
Si bien los estudios reseñados más arriba han
sido realizados con población adulta, se asume
que la serenidad podría tener efectos similares
sobre la salud mental infantil. Aunque pocas,
algunas investigaciones aportan evidencia en
esta línea. Por ejemplo, Richaud y Mesurado
(2016) reportaron correlaciones negativas entre
la agresividad y la serenidad en niños de 10 a
13 años de edad. Asimismo, se ha mencionado
que la promoción de estados de serenidad y
concentración, a través de programas de relajación, meditación y mindfulness, disminuye
significativamente la experiencia de emociones
negativas, promueve el uso de estrategias
funcionales para afrontar el estrés y disminuye
significativamente la proporción de conductas
agresivas e impulsividad en niños y adolescentes (Franco, Amutio, López-González,
Oriol y Martínez-Taboada, 2016; Oros, 2008;
Waters, 2011).
En la infancia, la prevalencia del estrés,
la ansiedad y la depresión están en aumento,
así como los problemas de agresividad y las
conductas disruptivas (Quevedo Damiani,
2019). Su persistencia supone un riesgo
importante de padecer desórdenes psicológicos y dificultades sociales y académicas en
la adolescencia y etapas posteriores (García
Rubio, Luna Jarillo, Castillo Gualda y Rodríguez Carvajal, 2016). Si la serenidad puede
actuar como un reductor de estos desajustes,
queda en evidencia la necesidad de explorar
qué factores pueden facilitar su desarrollo
y consolidación, y qué beneficios puede
aparejar, a distintos niveles de análisis, en esta
fase del ciclo vital.
Una manera de facilitar el estudio de
esta emoción en etapas tempranas del desarrollo sería ofrecer técnicas de evaluación, de
sencilla aplicación, que permitieran realizar
una aproximación válida y confiable del fenómeno. Dado que se desconoce la existencia
en nuestro país de escalas destinadas exclusivamente a evaluar la serenidad en los niños,
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.2.3
este trabajo tiene como objetivo presentar dos
estrategias independientes y diferentes para
tal fin (autoinforme y heteroevaluación).
La serenidad puede ser estimada a través de
distintos dispositivos; su elección depende de
los objetivos de la investigación y de la edad
cronológica y madurativa de los niños, entre
otros aspectos. La técnica de autoinforme es
quizá una de las más utilizadas para evaluar
la experiencia emocional positiva, pero dada
la complejidad del fenómeno emocional,
resulta útil complementarla con otras técnicas
que incorporen, por ejemplo, la opinión de un
evaluador externo (Lucas, Diener y Larsen,
2003). Este método, que suele denominarse
“Reporte de un observador”, asume que las
emociones tienen un componente expresivo
y comportamental que puede ser fácilmente
reconocido por otros. Así, se puede recurrir
a familiares cercanos, docentes o tutores para
indagar con qué frecuencia o con qué intensidad los niños experimentan sentimientos de
calma y serenidad. Lucas et al. (2003) informaron que, si bien parece difícil que los informantes puedan juzgar la experiencia privada
de emociones positivas, las correlaciones
entre el autorreporte y el juicio de los informantes son elevadas.
Teniendo en cuenta lo expuesto, el objetivo de este trabajo fue construir y analizar el
funcionamiento psicométrico de dos escalas
independientes para evaluar la serenidad
desde la autopercepción (Escala 1) y desde la
percepción de terceros significativos (Escala
2), en niños argentinos de 4 a 12 años de edad.
niños de 9 a 12 años de edad, y proporcionar
evidencias de su poder discriminativo, consistencia interna y validez de constructo (factorial
y nomológica). Respecto a la validez nomológica, y con base en los estudios reseñados
previamente, que señalan la función inhibidora de los estados de serenidad y relajación
sobre los comportamientos agresivos (e. g.,
Franco, et al., 2016; Nickel, Lahmann, Tritt,
Loew, Rother y Nickel, 2005; Oros, 2008), se
hipotetizó una correlación negativa entre los
puntajes de serenidad y los puntajes de una
escala que mide agresividad física y verbal.
Método
Participantes
La muestra, no aleatoria, por disponibilidad, estuvo compuesta por 613 niñas (55.30
%) y niños (44.70 %), comprendidos mayoritariamente entre los 9 y los 12 años de edad (M
= 11.16; DE = .97), quienes cursaban 4.° (n =
14), 5.° (n = 197), 6.° (n = 205) y 7.° grado
(n = 197) en escuelas primarias públicas, de
clase predominantemente media, de la ciudad
de Buenos Aires, Argentina. Para el estudio de
la validez factorial, esta muestra fue dividida
en dos grupos, mediante las aplicaciones de
aleatorización que ofrece el programa SPSS
18. Una submuestra de 293 niños (46.1 %) y
niñas (53.9 %) (Medad = 11.16; DE = .99) fue
utilizada con fines exploratorios, mientras
otra submuestra de 320 niños (43.4 %) y niñas
(56.6 %) (Medad = 11.16; DE = .95) fue utilizada con fines confirmatorios.
Estudio 1. Desarrollo y validación
Instrumentos
de la Escala de Serenidad Infantilversión autoinforme
Objetivo
El objetivo de este primer estudio fue
diseñar una escala de autoinforme para medir
la capacidad de serenarse que exhiben los
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
Escala de Serenidad Infantil en versión
autoinforme (ESI-a)
La escala fue desarrollada tomando como
punto de referencia las definiciones conceptuales de diversos autores (e. g., Fredrickson,
2000, 2003, 2004; Roberts y Aspy, 1993; Warr,
1990, etcétera). A partir de la bibliografía
45
Oros, Cuello y Richaud
consultada, se consideró que los términos
“tranquilidad”, “paz”, “calma” y “relajación”
podían ser claros indicadores del constructo
a evaluar. Para asegurar la comprensión de
dichos términos por parte de los niños, se
realizaron entrevistas individuales a aproximadamente 20 niños y niñas de edad escolar,
a quienes se les preguntó: (a) qué significaba
para ellos estar tranquilos/relajados/mantener
la calma; (e) qué indicadores corporales percibían cuando se encontraban en ese estado
emocional; y (f) en qué momentos solían estar
más tranquilos y relajados. A partir de estas
entrevistas individuales, se confirmó que los
niños comprendían claramente los conceptos
y podían contextualizarlos y enmarcarlos en
sus experiencias cotidianas.
El autoinforme incluyó tanto enunciados
generales (e. g., “Casi siempre estoy relajado”,
“La mayor parte de los días me siento en
paz”), como enunciados que hacen referencia
a la búsqueda de la serenidad en situaciones
puntualmente amenazantes (e. g., “Cuando
alguien me molesta trato de quedarme tranquilo”, “Cuando las cosas salen mal intento
tranquilizarme”). Los contenidos identificados como potencialmente amenazantes
(tener problemas, ser ofendido o molestado
por alguien, estar en un ambiente bullicioso,
enojarse con alguien, no poder hacer lo que
uno quiere, tener miedo, etcétera) fueron
seleccionados tomando en consideración
situaciones que, en estudios previos, fueron
señaladas como estresantes por niños argentinos en esta franja de edad (Oros y Vogel,
2005; Oros, 2007).
De esta manera, se formularon 11 ítems a los
que se les asignaron tres opciones de respuesta
en escala Likert: 1 (no), 2 (a veces) y 3 (sí).1
Escala de Agresión Física y Verbal
La agresividad fue evaluada con la Escala
de Agresión Física y Verbal (Caprara y Pasto-
relli, 1993; traducción al español de Del
Barrio, Moreno y López, 2001). Los ítems
ofrecen una descripción de los comportamientos del niño, orientados a lastimar a otros
física (e. g., “Pego patadas y puñetazos”) y
verbalmente (e. g., “Hablo mal de mis compañeros/as”). Este autorreporte comprende 15
ítems principales escalados en tres puntos:
1 (nunca), 2 (a veces) y 3 (siempre), y otros
cinco ítems de control que no se incluyen en el
puntaje final. La traducción española presenta
buenas evidencias de validez de constructo
y alcanza un valor de coeficiente Alpha de
Cronbach igual a .84 (Del Barrio et al., 2001).
Para la población argentina, esta escala ha
sido adaptada por Richaud et al. (2013) con
la configuración de dos factores acordes a la
teoría: Agresividad física (α = .84) y Agresividad verbal (α = .70). Para los propósitos del
presente estudio se empleó el valor total de la
escala, con un valor de consistencia interna de
.89.
Procedimiento ético
Para realizar la administración colectiva de
los instrumentos, se pidió autorización a los
supervisores de distintos distritos escolares de
la ciudad de Buenos Aires, y se entrevistó a
los directivos de diferentes escuelas públicas
de la capital argentina para explicar las características de la investigación y solicitar la aplicación de las escalas en el horario habitual de
clases. Catorce escuelas manifestaron su aprobación, tras lo cual se aclaró a los docentes,
padres y niños de estas instituciones que la
participación de los menores sería voluntaria y anónima, y debería estar avalada por
el consentimiento informado de sus progenitores o tutores legales. Las administraciones
se realizaron en forma grupal a todos los niños
que cumplían estos criterios y asistían a 4.º,
5.º, 6.º y 7.º grado.
Seis de estos ítems, en su versión inédita, fueron seleccionados para formar parte del Cuestionario Infantil de
Emociones Positivas para niños argentinos (Oros, 2014).
1
46
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.2.3
Procedimiento de análisis de datos
Los datos fueron procesados con el
programa estadístico SPSS para Windows,
versión 18. Utilizando la muestra completa
(n = 613) se estudió el poder discriminativo
de los ítems mediante la prueba t para grupos
contrastantes y la correlación ítem-test corregida, y se estimó la confiabilidad de la prueba
mediante el cálculo del Omega de McDonald (ω). Para conocer si existía una estructura subyacente a este conjunto de datos, se
realizó con la primera submuestra (n = 293)
un Análisis Factorial Exploratorio (AFE),
con el método de ejes principales y rotación
oblicua, dado que no se disponía de hipótesis
previas para suponer la existencia de factores
independientes. Como criterio para establecer
el número de factores, se utilizó el gráfico
de sedimentación de Cattell. Se tomó como
criterio para la conservación de ítems aquellos
que alcanzaran saturaciones iguales o mayores
a |.30|. Para evaluar el ajuste del modelo se
realizó con la segunda submuestra (n = 320)
un análisis factorial confirmatorio (AFC), con
el método de estimación de máxima verosimilitud, utilizando el programa AMOS 16.0.
Para ello, se tomaron en consideración los
siguientes índices: la razón entre χ2 y grados
de libertad (χ2/gl), para la que son deseables
valores entre 0 y 2, aunque valores hasta 5 se
consideran aceptables; el CFI, GFI y AGFI,
para los que suele considerarse un valor
mínimo de .90 como apropiado; y el SRMR y
el RMSEA, con valores menores a .08 y .06,
respectivamente, considerados como aceptables. Para estudiar la relación entre la serenidad y las conductas agresivas, se empleó el
coeficiente de correlación r de Pearson, utili-
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
zando el criterio de Cohen (1992) para definir
el tamaño del efecto: r mayor a .10 y menor
a .30 refleja un tamaño de efecto pequeño,
r entre .30 y .50 indica un tamaño de efecto
moderado, y r encima de .50 representa un
tamaño de efecto grande.
Resultados
Todos los ítems de la ESI-a resultaron
discriminativos tras la aplicación de la
prueba t para grupos contrastantes (p < .001).
Asimismo, todas las correlaciones item-test
corregidas superaron el valor de .30 (ver Tabla
1). La pertinencia de realizar un AFE con este
conjunto de ítems fue corroborada con la
medida de adecuación muestral (KMO = .86)
y el test de esfericidad de Bartlett (χ2(55) =
680.74, p < .001). El gráfico de sedimentación
mostró una estructura unidimensional de los
datos (ver Figura 1). Este único factor explicó
el 34.96 % de la variancia total de la serenidad
infantil e incluyó los 11 ítems con saturaciones
entre .37 y .67 (ver Tabla 1). El AFC mostró
un ajuste razonable del modelo unifactorial
a los datos, con cargas estandarizadas entre
.43 y .68, a excepción del ítem 6 (“Aunque
los demás estén nerviosos, yo puedo sentirme
tranquilo”) que presentó una carga inferior a
.40 (|.31|): CMIN/DF: 2.15; GFI: .95; AGFI:
.92; TLI: .91; CFI: .93; SRMR: .05; RMSEA:
.06. Con respecto a la consistencia interna, el
coeficiente omega de McDonald alcanzó un
valor igual a .81. Finalmente, y como prueba
de validez nomológica, la serenidad mostró
una correlación significativa, negativa y de
tamaño moderado con la agresión física y
verbal (r = -.43; p < .001).
47
Oros, Cuello y Richaud
Figura 1. Gráfico de sedimentación de Cattell correspondiente a la ESI-a.
Tabla 1.
Saturaciones factoriales (AFE) y correlaciones ítem-test para la ESI-a.
Saturaciones
Factor único
Correlación
ítem-test
Soy bastante tranquilo.
.63
.53
Me gusta estar en paz.
.37
.41
Cuando alguien me molesta trato de quedarme tranquilo.
.47
.48
Casi siempre estoy relajado.
.67
.59
Cuando las cosas salen mal intento tranquilizarme.
.52
.46
Aunque los demás estén nerviosos yo puedo sentirme tranquilo.
.44
.33
La mayor parte de los días me siento en paz.
.61
.51
48
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Saturaciones
Factor único
Correlación
ítem-test
Aunque tenga problemas, igual mantengo la calma.
.55
.47
Me quedo tranquilo aunque no pueda hacer lo que me gusta.
.46
.41
Soluciono los problemas con mucha tranquilidad.
.62
.57
Cuando tengo miedo trato de serenarme.
.47
.42
Discusión
Estudio 2. Desarrollo y validación
El autoinforme de serenidad infantil
presenta buenas evidencias de confiabilidad y
validez. Sus ítems logran discriminar entre los
niños con alta y baja capacidad para serenarse,
presentan una buena consistencia interna y se
organizan en una única estructura general con
saturaciones factoriales apropiadas, aunque
con un porcentaje de variancia explicada algo
descendido. Sería deseable, en próximos estudios, analizar diferentes propuestas psicométricas para solucionar esta limitación (e. g.,
incrementar el número de ítems, contemplar
la inclusión de otros aspectos de la serenidad,
etcétera).
Dada la unidimensionalidad de la escala,
se puede obtener una única puntuación que
fluctúa entre 11 y 33 puntos, que indica a
mayor valor, una mayor posesión del atributo.
Con muestras más amplias y representativas,
se podrían calcular en el futuro los valores
normativos del instrumento a fin de contar con
criterios estandarizados de interpretación.
Por otra parte, tal como se esperaba, la
puntuación de esta escala se relaciona coherentemente con las conductas agresivas, lo
cual proporciona apoyo a la investigación
previa. Podría pensarse que los niños que
experimentan paz y serenidad tienen una
mejor regulación de sus emociones, lo cual
los llevaría a mantener el control ante las
situaciones conflictivas, y así evitar una reacción agresiva. En la discusión general de este
artículo se ampliará este análisis.
de la Escala de Serenidad Infantil-
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
versión para informantes externos
Objetivo
El objetivo de este estudio fue crear y estudiar el funcionamiento psicométrico (poder
discriminativo de los ítems, consistencia
interna, validez factorial y validez nomológica) de una escala para evaluar la serenidad
a partir de los cuatro años de edad, desde la
perspectiva de un observador externo cercano
al niño. Con relación a la validez nomológica,
y con base en estudios que mencionan que la
tranquilidad y la relajación implican una baja
activación, disminuyen la descarga emocional
negativa, amplían la atención y favorecen la
reflexión y la receptividad (Fredrickson yBranigan, 2005; Roberts y Cunningham, 1990;
Schmidt, 2008), se hipotetizaron relaciones
significativas y negativas entre la serenidad y
las siguientes conductas disruptivas: agresividad, impulsividad e hiperactividad.
Método
Participantes
Se seleccionó una muestra no aleatoria, por
disponibilidad, de 365 niños (51.4 %) y niñas
(48.6 %), de entre 4 y 12 años de edad (M =
7.39; DE = 2.09), quienes fueron evaluados
por sus docentes. Los alumnos asistían a los
49
Oros, Cuello y Richaud
niveles inicial (n = 69; Medad= 4.60; DE = .50)
y primario (n = 296; Medad = 8.13; DE = 1.68),
de diferentes escuelas urbanas, tanto públicas
como privadas, que se caracterizan por recibir
estudiantes de clase socioeconómica predominantemente media y baja, de la provincia
de Entre Ríos, Argentina. Esta muestra fue
dividida aleatoriamente en dos grupos para
estudiar la validez factorial exploratoria y
confirmatoria, respectivamente. La primera
submuestra estuvo compuesta por el 53 %
de los casos (88 niñas y 104 varones; Medad
= 7.39; DE = 2.09) y la segunda submuestra,
por el 47 % restante; incluyó a 88 niñas y 84
varones (Medad = 7.40; DE = 2.09).
Para el estudio de la validez nomológica,
se trabajó con 56 niños (44.6 %) y niñas
(55.4 %) de la muestra general, que asistían al
primer grado de una de las escuelas primarias
de gestión privada (Medad = 6.5; DE = .58).
Instrumentos
Escala de Serenidad Infantil para
informantes externos (ESI-i)
momentos de tensión o alboroto (e. g., “Si
alguien lo/a ofende, ¿intenta serenarse?”,
“¿Puede mantenerse tranquilo/a aunque esté
en un ambiente bullicioso o excitante?”),
en lugar de aquellos que hacen referencia a
estados internos (“Se siente en paz”, “Le gusta
estar en paz”).
Guía de observación comportamental
La guía de observación comportamental
(Ison y Fachinelli, 1993) está constituida por
61 ítems que proporcionan información sobre
ocho conductas-problema en niños de edad
escolar: agresión física y verbal, negativismo,
transgresión, impulsividad, hiperactividad,
déficit de atención, autoagresión e inhibición.
De acuerdo con los objetivos del presente
estudio, se consideraron sólo tres de estas
ocho: agresividad física y verbal (α = .88),
impulsividad (α = .76) e hiperactividad (α =
.72). Esta prueba también se basa en el reporte
de un observador cercano al niño (padre/
madre, docente, tutor, etcétera).
Procedimiento ético
La escala estuvo constituida por seis ítems,
graduados en escala Likert: 1 (no), 2 (más o
menos) y 3 (sí). Puesto que los ítems 4 y 5
fueron redactados en sentido contrario (e. g.,
“Cuando se enoja con algún amigo o compañero, ¿tarda mucho hasta que se calma?”),
los valores de respuesta se invierten antes de
realizar la sumatoria.
En este caso, la breve extensión de la escala
estuvo definida tomando en cuenta su peculiar
forma de administración. En el caso de que la
figura del informante externo estuviera representada por el docente y el objeto de estudio
por un curso escolar completo, era menester
preparar un instrumento que resultara lo
más sintético posible para evitar la fatiga del
maestro.
Para la construcción de los ítems se priorizaron aquellos aspectos de la serenidad
que resultaban más concretos y observables,
como los intentos por mantener la calma en
50
La evaluación se realizó en el horario habitual de clases, en cinco instituciones educativas que autorizaron el acceso y la participación de sus maestros en calidad de informantes
externos. Todos los actores involucrados (directivos, docentes, padres y niños) recibieron
información relativa al proyecto y garantías de
confidencialidad y manejo ético de la información proporcionada. Los padres firmaron un
consentimiento en el que aprobaban la evaluación de sus hijos. Las escalas de serenidad y
conductas-problema fueron completadas por
los maestros en dos oportunidades diferentes
para evitar sesgos en las respuestas.
Procedimiento de análisis de datos
Se estudió el poder discriminativo de los
ítems con la prueba t para grupos contrastantes y con la correlación ítem-test correSerenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.2.3
gida. La validez de constructo de la ESI-i se
analizó primeramente mediante el AFE para
conocer, a pesar de su breve extensión, si los
ítems tendían a agruparse en diferentes dimensiones. Para ello, se utilizó el mismo método de
extracción y rotación que en el Estudio 1, con
los mismos criterios de aceptación de factores
y de saturaciones factoriales. Seguidamente,
se realizó el AFC con el método de estimación
de máxima verosimilitud, considerando los
mismos índices que en el estudio anterior para
determinar la bondad de ajuste del modelo.
Con relación a la confiabilidad, se estudió la
consistencia interna de los ítems mediante el
coeficiente omega de McDonald. Finalmente,
para estudiar la validez nomológica, se llevó a
cabo una correlación bivariada r de Pearson.
Resultados
Todos los ítems resultaron discriminativos
luego de ser analizados mediante la prueba
t de diferencia de medias (p < .001), y todas
las correlaciones ítem-test corregidas alcanzaron valores superiores a .30 (ver Tabla 2).
Respecto al AFE, los resultados de las pruebas
de adecuación muestral (KMO = .88) y esfericidad de Bartlett (χ2(15) = 587.88, p < .001)
resultaron habilitadores. El gráfico de Cattell
indicó, al igual que en el estudio anterior, una
clara unidimensionalidad de los datos (ver
Figura 2). El único factor extraído explicó el
63.68 % de la variancia total y agrupó los seis
ítems de la escala con saturaciones por encima
de .70 (ver Tabla 2). El AFC mostró un buen
ajuste del modelo a los datos, con pesos estandarizados que oscilaron entre .74 y .84: CMIN/
DF: 1.29; CFI: .99; TLI: .99; GFI: .98; AGFI:
.95; SRMR: .02; RMSEA: .04. El coeficiente
de fiabilidad arrojó un resultado de ω = .92.
Figura 2. Gráfico de sedimentación de Cattell correspondiente a la ESI-i.
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
51
Oros, Cuello y Richaud
Tabla 2.
Saturaciones factoriales (AFE) de los ítems de la ESI-i.
Saturaciones
Factor Único
Correlación
ítem-test
Cuando tiene problemas ¿hace algún esfuerzo por quedarse
tranquilo?
.84
.79
Si alguien lo/a ofende ¿intenta serenarse?
.85
.79
¿Puede mantenerse tranquilo/a aunque esté en un ambiente
bullicioso o excitante?
.67
.64
Cuando se enoja con algún amigo o compañero, ¿tarda
mucho hasta que se calma?
.79
.75
¿Se pone muy impaciente cuando las cosas no salen a su
gusto?
.72
.68
¿Muestra capacidad de autocontrol cuando lo/a han puesto
nervioso?
.79
.75
Los análisis bivariados de Pearson revelaron correlaciones significativas y negativas
de la serenidad con la agresión física y verbal
(r = -.32; p <.05), la impulsividad (r = -.34; p
< .01) y la hiperactividad (r = -.43; p < .001).
En todos los casos el tamaño del efecto fue
moderado (Cohen, 1992).
Discusión
De acuerdo a los resultados obtenidos,
se puede afirmar que la versión de la Escala
de Serenidad para observadores externos
presenta buenas propiedades psicométricas.
El valor de consistencia interna puede considerarse excelente y las evidencias de validez
factorial dan cuenta de un instrumento
que evalúa con precisión el constructo que
pretende medir. Estas características, sumadas
a su corta extensión, hacen de la ESI-i una
alternativa eficiente y práctica para la exploración de la serenidad en niños pequeños. Los
valores mínimo y máximo posibles de obtener
con esta escala son 6 y 18 puntos, respectivamente; un mayor valor indica una mayor
posesión del atributo. Tal como se mencionó
en el Estudio 1, sería deseable contar en el
52
futuro con valores normativos que permitan
una interpretación precisa y estandarizada de
las puntuaciones.
Las correlaciones observadas entre las
puntuaciones de esta escala y las obtenidas
con las dimensiones de la Guía de Observación Comportamental abonan la hipótesis de
que la serenidad juega un rol protector del
bienestar psicosocial, ya que actúa como inhibidor de conductas y actitudes negativas. A
continuación, se analizarán con mayor detalle
estos resultados.
Discusión general
A pesar del avance que se ha producido
en los últimos años respecto al estudio de las
emociones positivas en niños y adolescentes,
siguen siendo muy escasas las investigaciones que abordan el análisis de la serenidad
infantil de manera sistemática, especialmente
en nuestro país. Existen importantes vacíos
respecto a su comprensión y su interrelación
con otras variables del espectro social y afectivo en etapas tempranas del desarrollo. Este
estudio tuvo como objetivo proporcionar dos
diferentes estrategias para evaluar de forma
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.2.3
válida y confiable la experiencia de serenidad en niños, lo cual permitiría acrecentar el
acervo de investigaciones al respecto.
La escala de serenidad en versión de autoinforme es de sencilla aplicación y presenta un
lenguaje comprensible para los niños en edad
escolar. Los ítems construidos para operacionalizar este constructo mostraron un alto
poder discriminativo, una consistencia interna
adecuada y un buen comportamiento factorial.
Se considera que el presente trabajo constituye
un aporte novedoso en el campo de la evaluación psicológica, al proveer una escala para
medir la serenidad en los niños argentinos de
una manera precisa y confiable.
La Escala de Serenidad Infantil en su
versión para informantes externos es especialmente útil para conocer cuán sencillo o
complejo les resulta a los niños mantener un
estado de serenidad en momentos de estrés. Se
trata de una escala muy breve, que puede ser
utilizada con fines complementarios a otras
medidas y que resulta apropiada para obtener
información de niños pequeños sin la capacidad de lectoescritura. Además, por su breve
extensión, es ideal para trabajar en el contexto
escolar, especialmente cuando se requiere
que el docente complete la información para
grupos numerosos de alumnos.
Este estudio reveló además, que los niños
serenos son menos proclives a mostrar
comportamientos agresivos, como pegar,
patear o insultar, cuando se relacionan con sus
pares, y que además mostrarían menos hiperactividad y un número menor de respuestas
precipitadas y decisiones impulsivas. Estos
hallazgos están en línea con estudios previos
enfocados en diferentes etapas del ciclo vital
(e. g., Cawley et al., 2000; Nickel et al., 2005;
Richaud y Mesurado, 2016).
El hecho de que la serenidad limite el surgimiento de ciertos estados emocionales negativos, como la hostilidad y el enojo (Cawley
et al., 2000), inhiba la descarga emocional
inadecuada en momentos de estrés y tensión
(Schmidt, 2008) y estimule la disposición
a perdonar (Peterson y Park, 2004) podría
Serenidad infantil. INTERDISCIPLINARIA, 2021, 38(2), 41-57
explicar la baja ocurrencia de reacciones agresivas. Sumado a esto, se sabe que los individuos serenos disponen de un repertorio más
amplio, flexible y variado de pensamientos y
acciones (Fredrickson 1998, 2004; Fredrickson y Branigan, 2005), lo cual aumentaría
la posibilidad de que pudieran identificar y
escoger reacciones alternativas y más funcionales que los insultos y golpes en situaciones
de conflicto interpersonal. Por otra parte, la
capacidad de distanciarse relativamente de la
carga emocional negativa que imprimen las
situaciones adversas ayudaría a estos niños a
ser más reflexivos y moderados al favorecer su
autorregulación y disminuir su impulsividad.
De hecho, se ha observado que las prácticas
de relajación y mindfulness reducen significativamente la ocurrencia de comportamientos
impulsivos (Franco et al., 2016).
Con respecto a la hiperactividad, también
era esperable su reducción en niños serenos,
atento a que la serenidad es, por naturaleza, una
emoción de baja activación (Lee et al., 2012)
y a que los estados de relajación producen
cambios a nivel del sistema nervioso (Shah,
Klainin-Yobas, Torres y Kannusamy, 2014) y
reducen el grado de excitación e inquietud. De
esta manera, la relajación y la calma promoverían armonía y equilibrio en los niveles de
actividad motora y verbal.
Si bien en el ámbito de la psicoterapia el
empleo de técnicas de relajación y afrontamiento al estrés está ampliamente difundido con demostrada efectividad (Lohausy
Klein-Hessling, 2003; Lohaus, Klein-Hessling, Vögele y Kuhn-Hennighausen, 2001;
Sánchez, Rosa y Olivares, 1998), su aplicación y enseñanza en el ámbito escolar ha sido
menos aprovechado. En la escuela, muchos
niños utilizan estrategias inadecuadas o inefectivas cuando se encuentran frente a situaciones
de estrés (e. g., responden con agresividad, o
son incapaces de expresar adecuadamente
sus emociones), y la mayoría atraviesa situaciones ansiógenas que pueden exceder sus
capacidades de afrontamiento, lo cual inhibe
su aprendizaje y perjudica su rendimiento
53
Oros, Cuello y Richaud
académico. Diversos estudios han demostrado
que la serenidad es una emoción positiva que
puede aprenderse y puede ayudar a que los
niños respondan de manera más adaptativa
frente a los agravios y situaciones estresantes
de su entorno (Gilbert y Orlick, 2002; Oros,
2008; Taylor y Orlick, 2004; Waters, 2011).
Sería aconsejable entonces que las escuelas
y los padres tuvieran un rol más activo en la
enseñanza de técnicas de relajación y regulación emocional, para fomentar la experiencia
frecuente de calma en los niños (e. g., ejercicios de respiración, relajación muscular
progresiva, entrenamiento en autocontrol,
imaginería, espacios de reflexión, etcétera).
A pesar de que este trabajo realiza un aporte
significativo, presenta también algunas limitaciones que podrían ser suplidas en futuros
estudios. En primer lugar, el tipo de muestreo escogido, al ser no probabilístico, reduce
el control de posibles variables extrañas y
restringe la generalización de los resultados.
Próximos trabajos que procuren recoger
nuevas evidencias de validez y confiabilidad
de estas escalas podrían emplear muestreos
aleatorios por conglomerados o estratificados,
según diversas variables de interés. Una de
esas variables podría ser el nivel socioeconómico (NSE) de los participantes, que en el
presente estudio se estimó únicamente a partir
de la ubicación geográfica de las escuelas y de
la declaración de los propios directivos. Sería
deseable en fases siguientes de trabajo utilizar
métodos objetivos para la medición del NSE,
tal como el que proveen Méndez-Castellano
y Méndez (1994). Por otra parte, para estudiar la validez nomológica de las escalas
de serenidad, se presentaron evidencias de
correlación con apenas unas pocas variables:
agresividad, impulsividad e hiperactividad.
Se recomienda que en futuros estudios se
exploren otros posibles correlatos y se analice
qué beneficios adicionales puede aparejar la
experiencia de esta emoción en diferentes
dominios de análisis: relación con pares,
padres y maestros, desempeño escolar, recuperación de enfermedades, etcétera. En cuanto
54
a la confiabilidad, resta analizar el grado de
estabilidad de las puntuaciones, por lo que se
sugiere realizar estudios de test-retest.
Más allá de estas limitaciones, los resultados permiten concluir que la serenidad es
una emoción positiva de gran valor intra e
interpersonal, que puede ser capturada psicométricamente de forma válida y confiable en
niños argentinos. Se espera que los datos aquí
proporcionados sirvan para incrementar el
número de investigaciones e intervenciones
escolares y psicoterapéuticas para reforzarla.
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Recibido: 10 de septiembre de 2019
Aceptado: 21 de enero de 2021
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