Los valores en las
familias empresarias
colombianas
Ernesto Barrera Duque¹
¹
Recibido: Enero 2006
Aceptado: Mayo 2006
Profesor de tiempo completo del INALDE, Universidad de La Sabana en
el área de Comercialización. Estudiante del Ph.D. en Administración de
EAFIT. Master en Dirección de Empresas (MBA) por el IESE (España)
–Universidad de Navarra–. Especialista
en Economía Internacional y Abogado
por la Universidad Externado. Actualmente se desempeña como consultor
en el campo de la Empresa Familiar, la
Estrategia y la Comercialización, y ha
sido directivo durante varios años en
el sector privado y público.
Introducción
Este artículo tiene como objetivo
identificar, con base en una muestra,
los valores fundamentales en las familias empresarias colombianas, y establecer un modelo que permita su categorización. Los resultados de este estudio han sido el producto de un trabajo de campo con familias empresarias colombianas, y no de encuestas
diligenciadas por un miembro determinado de la familia.
Los datos fueron obtenidos durante el acompañamiento y asesoría en
procesos de planeación estratégica
familiar (Ward y Carlock, 2003) a través de entrevistas personales y talleres grupales2 con la participación activa de la primera y la segunda generación3. El número de miembros familiares en cada uno de los procesos osciló entre seis y diez4.
Para efectos de este trabajo, la
muestra comprende diez familias empresarias ubicadas en diferentes ciu2
3
4
5
6
7
10
dades del país5. Las empresas vinculadas a las familias fueron clasificadas
en una de las dos siguientes categorías: “empresas de trabajo familiar”6 o
“empresas de dirección familiar”7 (Gallo, 1992). El período del estudio se refiere a entrevistas y talleres realizados
durante los años 2004 y 2005. No se
realizó ninguna segmentación por sectores ni por tamaño de las empresas
familiares, dado que el interés se centró en la familia empresaria como tal.
Un breve marco de
referencia
El protocolo familiar, antes que un
negocio jurídico plasmado en un documento firmado por los miembros de
la familia empresaria, es un proceso de
diálogo familiar interpersonal propulsor de un pensamiento unificador en
torno de un proyecto común. En este
sentido, permite descubrir, reconocer,
establecer y jerarquizar los valores
declarados y en torno de los cuales
Dentro del marco de un proceso hacia el Protocolo Familiar.
Se trata de un estudio que define valores compartidos de la primera y segunda
generación que coexiste además en la gestión empresarial.
Sin que para el efecto los miembros de la familia tuvieran conocimientos teóricos
avanzados en el tema. Por tanto esta investigación no consiste en una elucubración
teórica sobre los valores sino que pretende ser un reflejo de lo que ocurre en la
realidad, en el seno de las familias empresarias.
La información sobre el nombre de las empresas y los valores que corresponden a
cada familia empresaria son reservadas y, por tanto, no se mencionan en este artículo
para mantener la confidencialidad.
Se incentiva a que un buen número de miembros de la familia trabajen en la empresa
y su formación y preparación está orientada hacia este objetivo.
La familia tiene la intención de continuar con la propiedad de la empresa, pero se busca
que sólo los más capacitados desde el punto de vista empresarial y directivo trabajen
directamente en la empresa como miembros de junta directiva o en la alta gerencia.
LOS VALORES EN LAS
FAMILIAS EMPRESARIAS COLOMBIANAS
gira o debería girar la actividad empresarial de una familia empresaria.
Las personas (Pfeffer, 1998) y cultura de una organización (Gallo, 1992)
son fuentes de ventajas competitivas.
Así mismo, para una familia empresaria, sus miembros y su cultura generan una distinción específica de la manera como se piensa, actúa, se elige
entre alternativas, se establecen responsabilidades, se establece una unidad de propósito, se toman decisiones y se resuelven conflictos. Los valores y la interpretación sobre la naturaleza humana también se reflejan en
el estilo de liderazgo al interior de las
empresas de la familia.
Jorge Yarce (2000) ha establecido
que los valores son una ventaja competitiva y son la base sobre la cual se
construye cualquier proceso de planeación estratégica familiar y empresarial. Son elementos esenciales de la
cultura de una organización, y en este
caso, de la dinámica de la familia empresaria, ya que condicionan el curso
de sus decisiones, sus supuestos sobre la realidad, impactando en la dirección de las empresas8.
8
Los valores conforman el marco de
referencia axiológico con los que los
miembros de la familia priorizan sus
preferencias, decisiones y acciones en
relación con la familia misma y sus
empresas, tanto en el largo como en el
corto plazo.
De otro lado, también condicionan
la interacción y operatividad práctica
del modelo los tres círculos de la empresa familiar: familia, propiedad y empresa (Davis y Tagiuri, 1987).
Así mismo, no cabe duda de la importancia de los valores del fundador
en la práctica y definición de los mismos (García Álvarez, 2001). Sin embargo, para efectos de este artículo se involucró activamente también a la segunda generación, dando paso más a
la experiencia colectiva del grupo familiar.
En términos de causa-efecto, aquí
se asume la hipótesis de que los valores de una familia empresaria son fuentes de ventaja competitiva fundamentales para la empresa familiar de su propiedad (Veciana et al, 1996) y de que
existe el deseo de la familia de trasladarlos a la empresa.
Por ejemplo los valores establecen los criterios específicos para la asignación de
recursos como en el caso de la preferencia hacia la reinversión de las utilidades para el
crecimiento en lugar de la distribución de las mismas, bajo el valor de la austeridad
personal. Estos valores también influyen en la manera como se otorga liquidez a los
propietarios familiares, el riesgo empresarial que se asume y en nivel de endeudamiento. La justicia como valor influye en la manera como se realiza la sucesión
patrimonial y los montos de los salarios y los modos de los flujos económicos para
los miembros de la familia. Entre otros aspectos donde influyen los valores son la
apertura para alianzas estratégicas, el ingreso de socios externos, el ingreso de directivos externos y el impacto en el sistema de selección, remuneración, evaluación y
promoción de los directivos de las empresas.
CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN/ UNIVERSIDAD DEL VALLE/ N° 35/ ENERO - JUNIO DE 2006
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Resultados del estudio
Se tomaron los ocho valores más
importantes de cada una de las familias empresarias analizadas, otorgándole a cada uno un puntaje de ocho a
uno, de manera descendente, según
su posición dentro de la jerarquía definida en cada caso.
De la combinación de los diez ca-
sos mediante la sumatoria del puntaje
atribuido a cada valor (frecuencia combinada con la jerarquía) resultó un puntaje total individual a través del cual
se le asignó un puesto relativo.
De debe anotarse que se trata de
los valores que son valiosos para la
familia empresaria como bases del proyecto común iniciado a partir del proceso del Protocolo Familiar.
70
60
50
40
30
20
10
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Tabla N.° 1. Valores de las Familias Empresarias Colombianas, y su importancia relativa.
Como se observa en la tabla No. 1,
los principales valores de las familias
empresarias colombianas son, según
la muestra: la armonía, la unidad, el
respeto, el amor y el compromiso.
Los dos primeros y el quinto coinciden con lo que algunos autores clásicos han determinado como las fortalezas de la empresa familiar (Gallo y
Amat, 2003).
12
LOS VALORES EN LAS
Análisis del resultado
El contenido de los valores
A continuación se presenta una
síntesis sobre el contenido de los valores según lo que expresaron las familias empresarias, tanto en las entrevistas individuales como en los talleres realizados. A continuación se ordenan de acuerdo con la jerarquía encontrada en este estudio:
FAMILIAS EMPRESARIAS COLOMBIANAS
Armonía (62): las relaciones entre
los miembros de la familia se fundamentan en el respeto mutuo, la ponderación y el equilibrio dentro la diversidad. La interacción interpersonal se
basa en la facultad de escuchar con
empatía las posiciones y opiniones de
los otros, entregando toda la información necesaria, sin que las tensiones
emocionales afecten el buen desempeño de las reuniones familiares y las
actividades empresariales y directivas.
Unidad (59): los miembros de la
familia cooperan y se ayudan mutuamente para conseguir los objetivos e
intereses del grupo, aprovechando las
capacidades complementarias, trabajando en equipo, compartiendo los conocimientos en beneficio de todos y
construyendo conjuntamente el futuro
de la empresa familiar. Representa la
voluntad de continuar cohesionados en
el proyecto empresarial familiar.
Respeto (57): las relaciones entre
los miembros de la familia se basan en
el diálogo constructivo, en escuchar
con tolerancia y comprensión, con
cordura sin elevar el nivel de la voz.
Todos los miembros de la familia se
caracterizan por un comportamiento
educado, de exaltación de la dignidad
del otro y expresando cariño por los
demás. Se acepta al otro como es, brindándole un trato amable y entendiendo las discrepancias para encontrar en
ellas la riqueza de cada uno. Además,
en la empresa se respetan las jerarquías
formales.
Amor (50): en las relaciones familiares se busca el Bien de cada uno de
sus miembros y existe una actitud de
servicio desinteresado por las diferentes personas que componen la familia.
Se propende el encuentro y la interacción personal y la disponibilidad para
el otro. Existe una entrega y aceptación de los demás miembros familiares, con sus virtudes y defectos.
Compromiso (41): es una actitud
de cumplir responsablemente las promesas y los acuerdos. En las actuaciones se imprime empeño buscando el
mejor desempeño, obedeciendo siempre a los principios y valores familiares. El compromiso se materializa en la
entrega y esfuerzo personales. Consiste en el trabajo hacia el mismo objetivo, con amor por los proyectos y por
lo que se hace.
Honestidad (38): las actuaciones
son consistentes con la rectitud, observando siempre en ellas las normas
éticas y legales. No se permiten conductas incorrectas frente al manejo de
los recursos de la empresa y de la familia; ni existirán actividades que pongan en duda o en riesgo el patrimonio
y el nombre de la familia ante la comunidad. Existe una coherencia entre lo
que se dice y se hace, sin engañar o
defraudar a los demás. Las utilidades
del negocio deben obtenerse siempre
de manera ética.
Justicia (37): a cada uno lo que le
corresponde según su situación específica, reconociendo los derechos del
otro y sin abusar injustamente de la
capacidad de influencia o del poder en
las decisiones. Se materializa mediante mecanismos de participación de los
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miembros de la familia, aplicando un
trato proporcional y equitativo a la situación de cada uno de sus miembros.
Los beneficios económicos que se reciban de la empresa familiar serán fruto del esfuerzo personal, el trabajo en
equipo y la propiedad.
Solidaridad (36): existe un espíritu de ayudar al otro y socorrerlo en
momentos difíciles, tanto en lo económico como en lo emocional. Ser miembro de la familia trae derechos pero
también obligaciones. Éstas son principalmente la preocupación activa por
el Bien y bienestar de los demás miembros de la familia en sus diferentes dimensiones: psico-afectiva, intelectual,
familiar, espiritual, material y social.
Transparencia (29): las intenciones de los actos serán visibles para todos los miembros de la familia. La información sobre la situación personal y
profesional de cada miembro se informa con claridad y veracidad a todos los
integrantes de la familia. La comunicación interpersonal se realiza con sinceridad y sin ambigüedades. No se desarrollan negocios que generen dudas en
el seno de la familia. Las comunicaciones son fluidas, claras, veraces, confiables, oportunas, útiles, completas y
motivadoras.
Confianza (29): es la credibilidad
en la recta actuación de los demás. Se
construye con base en la transparencia y bajo el compromiso de juzgar al
otro rectamente, entendiendo que actúa siempre con base en sus buenas
intenciones y por el Bien del grupo. Se
trata de actuar con lealtad y con fun-
14
LOS VALORES EN LAS
damento en los criterios éticos. En la
familia, la confianza implica considerar
que los demás miembros hacen bien
su trabajo, de manera honesta, y poniendo su mayor esfuerzo y recto criterio.
Humildad (28): es la actitud de
reconocer que cada uno tiene debilidades y límites en sus capacidades y
habilidades. Es aceptarse y aceptar a
los demás por lo que son y no por lo
que tienen. Actuar con sencillez y evitar imponer el propio punto de vista
por el afán de dominar a los demás. Se
trata de estar disponibles para servir a
los demás. Las actuaciones están
orientadas para lograr el Bien sin llamar la atención, ni requerir el aplauso
ajeno para obrar correctamente. De
esta actitud humilde se deriva un rechazo hacia la soberbia personal y
cada uno propicia la espontaneidad y
la apertura permanente al perdón. Es
también consiste en reconocer con
naturalidad los errores, aceptarlos y
comprometerse con su solución y superación.
Laboriosidad (24): los miembros
de la familia se caracterizan por su trabajo duro y arduo, realizado con persistencia y sacrificio, buscando la excelencia en lo que hacen. Mediante el
propio comportamiento se dará ejemplo a los demás en términos del esfuerzo impregnado al trabajo. El éxito de la
empresa familiar se entenderá como
consecuencia de la calidad humana, el
trabajo, el respeto por la dignidad de la
persona humana, el liderazgo y las competencias profesionales.
FAMILIAS EMPRESARIAS COLOMBIANAS
Lealtad (21): consiste en actuar
con integridad y de acuerdo con los
valores de la familia. Es un vínculo que
une a la familia y se construye con
base en la fidelidad a los compromisos
y principios familiares, expulsando las
traiciones, sin hablar mal del otro y respondiendo a las expectativas que se
tienen de cada uno.
Espiritualidad (15): la existencia
de un compromiso con la divinidad
para aplicar y desarrollar los talentos
recibidos. Es obedecer en las actuaciones a los principios, normas y virtudes exigidas por Dios, ofreciéndole
un fuerte sentido de gratitud por pertenecer a la familia.
Austeridad (11): es vivir con sobriedad y sencillez, y consistente con
las propias posibilidades económicas,
ahorrando y haciendo un buen uso de
los recursos disponibles, evitando los
excesos materiales.
Responsabilidad social (4): existe
un compromiso de reciprocidad con los
empleados y la sociedad. A los empleados debe tratárseles con respeto, generando un buen ambiente de trabajo,
motivándolos y promocionando siempre su potencial como personas y exaltando su dignidad humana. La familia
debe retribuir a la comunidad en la cual
desarrolló sus negocios principales. El
espíritu emprendedor debe potenciarse para generar fuentes de empleo en la
comunidad a la que se pertenece.
9
10
La jerarquía de los valores
El modelo ELISA de virtudes en los
miembros de las familias empresarias
postula que la exigencia, la laboriosidad, la iniciativa, la sencillez y la austeridad son las más importantes y fundamentales para garantizar una actividad
empresarial longeva (Gallo y Vilaseca,
1996). En el caso colombiano esto es
cierto, pero el orden jerárquico cambia
un poco. Se han conformado tres grupos de valores según unos rangos iguales de veinte puntos cada uno: el primer grupo y etiquetado como el más
importante va de 40 a 60 puntos, el segundo de 20 a 40, y el tercero de 0 a 20.
En el primer grupo denominado
estructural (valores estructurales), se
encuentran los valores más importantes y críticos para las familias empresarias: la armonía, la unidad, el respeto,
el amor y el compromiso.
El esquema de los tres círculos9
(Davis y Tagiuri, 1987) de la empresa
familiar tiene como fundamento y sustento la armonía en su interacción10
(Belausteguigoitia, 2003). Sin embargo, este valor debe buscarse y configurarse previamente en la dinámica
interna entre los miembros de la familia empresaria. En este sentido, la madurez de las personas y su satisfacción por hacer parte de la familia contribuyen a potenciar este valor. En la
muestra analizada, se reconoce como
el pilar para la paz interna familiar y
Empresa, familia y propiedad.
Se refiere a la interacción entre los tres círculos.
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pilar para un adecuado clima organizacional en la empresa.
La unidad en la familia aparece
como el segundo en importancia. El
compromiso de las personas con la
empresa y la familia, aparece en el quinto lugar. Este resultado coincide en
parte con lo establecido por Gallo y
Amat (2003) sobre la importancia operativa de estos dos valores11 para la
continuidad, y como elementos sobre
los cuales descansan algunos de los
secretos de las empresas familiares
centenarias.
El respeto y el amor aparecen como
valores importantes en la dinámica de
la familia, en el tercero y cuarto lugar
respectivamente. En la práctica la confusión familia-empresa genera conflictos sistemáticos que, entre otros efectos, erosionan la manera como los miembros de la familia se dirigen la palabra y
desarrollan el trato interpersonal. Las
familias empresarias en un momento u
otro han experimentado estos procesos
traumáticos de irrespeto, y deciden tomar este valor –el respeto– como estructural para construir las relaciones
entre sus miembros, garantizando en el
compromiso común un trato decoroso
entre ellos. El amor se entiende como la
preocupación por el Bien ajeno, la capacidad de servicio y el sentimiento intenso que vincula a los miembros entre
sí por hacer parte de una familia.
En otro nivel jerárquico, se encuentra el segundo grupo, denominado
bajo el nombre de los valores operativos causales, basado en que con su
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práctica se potencia y construye el
contenido de los estructurales. De
acuerdo con los resultados de este
estudio, son en su orden: honestidad,
justicia, solidaridad, transparencia,
confianza, humildad, laboriosidad y
lealtad.
La honestidad de los miembros de
la familia es importante, tanto a nivel
interno como externo, pues hace parte
importante de la reputación y mantenimiento de las redes de la familia con su
entorno. Se busca vigilar de cerca el
comportamiento de los familiares, para
evitar poner en duda el nombre de la
familia. De otro lado, con el segundo
valor dentro de este grupo, su énfasis
no es tanto la justicia como tal, sino la
equidad, especialmente en los flujos
económicos de la empresa hacia sus
miembros, y en el trato del fundador
hacia sus hijos y nietos. Se considera
que la inequidad genera tensiones internas, desorden, desobediencia, odios
indeseables al interior de la familia, es
decir, fractura la unidad.
Como expresión de la solidaridad,
los miembros de las familias se ayudan
entre sí, especialmente en el aspecto
económico, y muestran el deseo de establecer un fondo de liquidez y ahorro
de la familia que sirva para financiar
especialmente los estudios y la salud
de sus miembros (solidaridad interna)
y así mismo esperan la ayuda recíproca
en casos de calamidad económica.
La transparencia se considera la
fuente de la confianza. Cuando la actividad empresarial no se maneja con un
La unidad y el compromiso como fortalezas de la empresa familiar.
LOS VALORES EN LAS
FAMILIAS EMPRESARIAS COLOMBIANAS
flujo constante de información de la
empresa hacia los miembros familiares
propietarios, se generan tensiones en
ocasiones desbordadas por la desconfianza; especialmente de aquellos quienes no se encuentran vinculados directamente a las actividades empresariales. Sin embargo, este tema funciona en oportunidades al revés de lo que
ocurriría en una empresa no familiar.
En esta última la confianza se construye en el día a día, con el tiempo. En
la empresa familiar la confianza se da
por supuesta, y la falta de transparencia es la principal causa de fracturas
internas.
La humildad se entiende como la
buena disposición ante los demás y
para escuchar críticas constructivas
del propio trabajo o del carácter. A pesar de la riqueza material en estas familias, los miembros de la segunda generación muestran una preocupación por
no alejarse de la realidad colombiana,
de sus injusticias, del drama de la pobreza y, especialmente del diálogo directo con las personas que trabajan
en la empresa como un reconocimiento y una práctica de la igualdad en las
relaciones entre seres humanos, considerando al otro como un fin en sí
mismo y no como un simple instrumento productor de dinero, es decir, un
sentido profundo para la promoción
de la dignidad humana.
La laboriosidad12, es uno de los
valores que los fundadores establecen
12
13
como fundamentales para transmitir a
sus sucesores (García Álvarez, 2001:
268) y es la herramienta para garantizar la continuidad y el relevo generacional adecuado.
Alain Chanlat (2005) afirma que las
empresas familiares se adecuan al
modo de ser mítico13 y por este motivo
su valor fundamental, especialmente
en los fundadores, es la lealtad, cuestión que se confirma en este estudio,
pero no con la contundencia expuesta
por este autor.
En el tercer grupo, encontramos los
aquí denominados trascendentes, y de
los cuales hacen parte la espiritualidad y la responsabilidad social. Como
ya lo había anotado Borrero (1976) la
religión católica tiene una marcada
influencia sobre el comportamiento,
actitudes y valores de los colombianos, incluidos los de las familias empresarias.
Este fenómeno se observó igualmente en las primeras décadas del siglo
XX en la “industrialización” antioqueña, en donde fue marcada la influencia
católica en los valores de los fundadores y sus descendientes. En este sentido no es ajeno a los procesos de definición axiológica el valor de la espiritualidad, entendida ésta como la creencia
en Dios y el respeto a sus preceptos, y
entendiendo la riqueza como un don de
la divinidad fruto del trabajo arduo, y
no como una derivación plegada a un
origen “aristocrático”.
Entendido como trabajo duro.
De acuerdo con los modos de ser organizativos desarrollados por Renée Bedard. Los
modos de ser son: sistemático, pragmático, relacional y mítico.
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La responsabilidad social se mantiene como un deseo de revertir y trascender a la comunidad los beneficios
que ella le ha entregado a la familia, y
en la mayor parte de los casos se materializa mediante la filantropía, las obras
de caridad, eventos con la población
de bajos recursos, así como la constitución y subsidio de una fundación para
ofrecer oportunidades a la población de
menor poder adquisitivo.
En cuanto a la austeridad, se trata
de un valor operativo causal, pero se
encuentra por su bajo puntaje en el
rango del tercer grupo14. Este valor se
identificó con mayor intensidad en la
primera generación, pero como este
estudio incluyó la segunda, es probable que por este hecho no haya obtenido un puntaje mayor; máxime si lo
que se encuentra en la práctica es un
deseo de mayor liquidez para la segunda generación. De otro lado, este valor puede confundirse con la tacañería, y produce un efecto de no realzarlo con fuerza durante el proceso hacia
el Protocolo Familiar.
Con este estudio, se confirma entonces el modelo ELISA (Gallo y Vilaseca, 1996). Pero aquí se ha realizado
una jerarquización de acuerdo con los
datos obtenidos durante los talleres,
permitiéndonos configurar tres grupos
de valores con niveles de importancia
distinta y relativa: los estructurales,
los operativos causales y los trascen14
15
18
dentes. Se podría hablar en este sentido de un nuevo modelo15 más amplio:
el TOCE.
Gallo y Amat (2003) en su libro “Los
secretos de las empresas familiares
centenarias” expresan lo siguiente:
La continuidad de la empresa familiar
requiere gestionar constructiva y simultáneamente las diferentes exigencias que
tienen tanto la empresa familiar como la
familia empresaria, es decir, la familia
que es propietaria de la empresa familiar. En especial, a medida que una empresa va pasando por varias generaciones se va produciendo una creciente fragmentación de la propiedad y se hace más
compleja y difícil la continuidad… Además, dado que vivimos en un entorno
cada vez más dinámico, complejo y hostil es fundamental que la familia construya un proyecto empresarial compartido por todas las personas que la integran. Para ello es imprescindible tener o desarrollar una filosofía y valores comunes, y una visión de futuro
compartida, basada en la experiencia
del pasado y la ilusión en el futuro
(Gallo y Amat, 2003: 167) –negritas fuera del texto–.
La práctica ha demostrado que la
definición y jerarquización de valores
permite a las familias empresarias construir su actividad económica con base
en un marco de referencia axiológico –
pautas para construir una filosofía central compartida (Collins y Porras, 1995)–
generando unos lineamientos para
Ha sido ubicado en el segundo grupo a pesar del bajo puntaje.
Para efectos de una mejor recordación se invierte el orden jerárquico del grupo y la T
(trascendente) se pone primero, OC en segundo lugar como (operativos causales) y,
en tercer lugar la E (estructural).
LOS VALORES EN LAS
FAMILIAS EMPRESARIAS COLOMBIANAS
tomar decisiones sobre la familia, la
empresa y la propiedad, creando las
bases para edificar la unidad y el compromiso a largo plazo (Ward y Carlock,
2003: 90) y permitiendo así una reducción de los traumas familiares del pasado. En este sentido, los valores son
útiles además como factores de resiliencia16 (Cyrulnik, 2003) para la familia empresaria que, mediante el proceso orientado hacia el Protocolo Familiar busca –entre otros efectos y partir
de una situación solidificada de “cero
traumas”– darle un sentido compartido a su proyecto común: la empresa
familiar.
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Capacidad humana para superar traumas y heridas del pasado. Para lograrlo se requiere de la solidaridad y confianza de los otros.
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