BIBLIOTECA
CLASICA
GREDOS, 24
LOS FILÓSOFOS
PRESOCRÁTICOS
INTRODUCCIONES, TRADUCCIONES Y NOTAS
POR
NÉSTOR LUIS CORDERO, FRANCISCO ~OSÉOLIVIERI,
ERNESTO LA CROCE y CONRADO EGGERS LAN
EDITORI.AL GREDOS
Asesor para la sección griega: CARLOS
GARC~A
CUAL.
Según las normas de la B. C. C . , este volumen ha sido revisado por
ALBERTODEL POZOORTIZ.
ADVERTENCIA PRELIMINAR
O EDITORIAL CREDOS,S. A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España, 1985.
En este volumen, NÉSTORLUISCORDERO
es responsable del capftdo
dedicado a Zenón; FRANCISCO
JosÉ OUVIERI,
del correspondiente a Meliso; ERNESTO
LACROCE,
del que concierne a Empédocles; y CONRADO
EGCERS LAN.del consagrado a Anaxágoras.
PRIMERA
E D I C I ~ N , septiembre de 1979.
reimpresión, septiembre de 1985.
Depósito Legal: M. 26038-1985.
ISBN 84-249-3532-2.
Impreso en España. Printed in Spain.
GrAficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid. 1985. - 5903.
Al comienzo del primer volumen de la presente edición de Los fitdsofos prescocrdticos, en la dntroducción
General,, el lector hallardi explicitadas las razones que
orientan la selección de pensadores y textos, los criterios generales que se hani tenido en cuenta y la explicación de las normas a qye se ha ajustado el trabajo.
Aun cuando no se las reitere aquí, nos parece conveniente, sin embargo, recapitular sintéticamente por
lo menos algunos puntos::
1) Los textos no estárn presentados como en la clásica recopilación de DK:, sino de acuerdo con una
clasificación temática que, junto con los desarrollos
incluidos en las notas, se:rvirán para orientar más adecuadamente al lector.
2) Obviamente, el or~dende los textos no será el
mismo que en DK. La numeración de elios en el volumen se hará de forma corrida desde el primerc hasta
el último, y para facilitar la rápida identificación de
cada texto en la recopilación de DK, se coIocará entre
paréntesis -siempre que! corresponda- la respectiva
referencia a DK. Al finall del volumen, por úitimo, el
lector hallará una tabla de correlaciones entre ambas
numeraciones.
3) No siempre se incluyen todos los textos contenidos en DK v. en cambio, se presentan muchos otros
que no figuran en esa recopilación. Asimismo, es posible que un texto ofrecido en DK se encuentre aquí
repetido, parcial o totalmente, según el tema o subtema en que se lo clasifique.
En cuanto a la aBibliografía Generals, incluida
también en el primer volumen, hemos considerado
conveniente reproducirla, ya que en las notas suele
remitirse a ella aludiendo simplemente al autor o a
la sigla adoptada para referirse al libro. Por la misma
razón, acompañamos también la lista de las abreviaturas más usadas.
El lector encontrará, además, al final, un catálogo
de fuentes que comprende, como en el volumen anterior, únicamente las autoridades y obras citadas en
éste.
Buenos Aires, junio de 1978.
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LOS FIL~SOFOS PRESOCILITICOS
BIBLIOGRAF~AGENERAL Y ABREVIATURAS
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CQ
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JHP
JHS
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AAASH
ABG
ACP
AHES
AIP
CP
= Acta Academiae Aboensis.
= Acta Antigua Academica Scientia Hungarica.
= Archiv für Begriffsgeschichte.
= Archiv für Geschichte der Philosophie.
= Archiv for History of Exact Sciences.
= American Journal of Philology.
= Ciassical Philology.
RE
REA
REC
RFZC
RhM
SBAW
SBB
SIFC
TPR
TRM
13
= Classical Quarte!rly.
= Classical Reviav.
= Harvard Studie,~in Clusical Philology.
= Journal of the .History o f Ideas.
= J o u m l of History of Philosophy.
= J o u d of Hellenic Studies.
= Museum Helveticum.
= Mnemosyne.
= Philologus.
= Phronesis.
= La Parolo del Passato.
= Quellen und S,tudien zur Geschichte der Marhematik.
= Rivista Critica di Storia dello Filosofia.
Rdarcyclopiidi:e der klassischen Altertumwissenschaf t.
n Reme des CtudIes anciennes.
=. Revue des dtuúes grecques.
= Rivista di Filologia e di Istrrizione Classica.
= Rheinisches Museum.
= Sitzungsbericht,e der Bayerkchen Akademie der
Wissenschaften.
Sitzungsberichts der Preussischeri Akadeinie.
= Studi italiani tii filologia classica.
= The Phil~sophi~cal
Review.
= The Review o f Metaphysics.
ZENON DE ELEA
En la historia de la filosofía hay figuras cuyo nombre se ha conservado por el solo hecho de haber sido
continuadores, o, apenas, meros repetidores de Wsofos de primera magnitud. Las contingencias de la transmisión histórica de las ideas filosóficas quiso que ciertos nombres no pasaran al olvido y así han perdurado,
incluso como modestos apéndices de grandes filósofos.
Pero también se ha dado el caso opuesto, el de figuras
que bien pudieron haber brillado con luz propia y
quedaron eclipsadas por una secular asociación con
algún maestro de relieve sobresaliente. Este es el caso
de Zenón de Elea.
No sólo el hecho de haber nacido en Elea hizo de
él un forzoso aeleáticos, sino que el genío literario de
Platón lo convirtió, a los pocos años de su muerte, en
un defensor acémmo de s u conciudadano Parménides,
a quien habría acompañado a Atenas para exponer su
pensamiento. Pero he aquí que el destino parece haberse ensañado con Zenón: casi nadie otorga crédito hoy
a la insólita tournée filosófica descrita por Platón, pero
pocos son los que se atreven a independizar la filosofía
de Zenón de la de Parménides. Nuestro análisis de los
testimonios y de los escasos fragmentos de Zenón, en
cambio, nos permite sostener que su filosofía puede
explicarse sin recurrir a los postulados parmenídeos,
y que su originalidad residió básicamente en la ejercitación formal de ciertos procedimientos -haya sido
o no el uinventors de la dialéctica (cf. textos núms. 30
y 31, y nota 1 0 t que luego formarían parte del andamiaje especulativo de todo sistema demostrativo.
iQud relación intelectual hay entre Zenón y Parménides? Como ya señaláramos, todos los testimonios
parecen coincidir en un punto: Zenón fue discípulo
de Parménides y sostuvo las tesis de su maestro. Esta
opinión, por otra parte, fue la única que predominó
entre los estudiosos hasta fecha reciente, al extremo
de que se llegó a sostener que prácticamente no hay
pasaje de Parménides que no haya contado con el
ER,
aapoyow explícito de Zen6n (cf. U N ~ S T E I N ~ Ipáginas XIX-XXIX,y W. KULLMAN,aZenon und die Lehre
des Parmenides,, Hermes 86 C19581, 157-172).Las críticas comenzaron respecto del testimonio más antiguo
y más prestigioso: el de Platón. Si se examina con
atención las afirmaciones de los demás doxógrafos,
ellas no ofrecen datos concluyentes (cf. textos núms. 17
a 23, y nota 8). Platón, en cambio, es excesivamente
explfcito (.el libro es una defensa del sistema de Parménidesw, Parm. 128c), y, por eso mismo. sospechoso.
Ya en 1957, N. B. Booth relativizó en parte la fuerza
del testimonio platónico al afirmar que, en el Parm.,
tanto Zenón como Parménides son caracteres idealizados~que expresan argumentos *más extremos que
los que realmente pensaron ellos mismos, (Phr. 1,
p6g. 2). Pero, en resumidas cuentas, Booth no se apartó
en forma decisiva de los intérpretes tradicionales, pues
concluyó que alos argumentos de Zen6n estaban basados, en úitima instancia, en el dogma de Parménides~
(JHS, pág. 201). Quien llevó a cabo una profunda revisión crítica del testimonio platónico fue F. Solmsen,
en un documentado trabajo publicado en 1971. A partir
de la idea de que el testimonio de Simplicio es tambiCn
deudor de Platón, Solmsen. acusó a éste de haber a c e
a las tesis de Parmdnides ciertas hipótesis de
Zenón que a 61 le parecieron compatibles con aquéllas,
en realidad Zen6n habna defendido uuna versión modificada de la teoría eleáticaw (pág. 140), independiente de la de P a d n i d e s , e incluso poldmica
tanto respecto de lo múltiple como de lo uno.
Dos destacados estudilosos de la filosofía griega
acusaron el impacto del trabajo de Solmsen. Kurt von
Fritz, autor de la exhaustiva reseña sobre Zenón en
pauly-Wissowa, Realencycto@die (2." serie, t. 19, 1970,
cols. 53-83), aceptó las conclusiones de Solmsen aunque
con una pequeña reserva:: Zenón, al atacar al movimiento y al cambio, colaboró con Parménides en la
crítica del mundo de la doxa, aunque Plat6n los haya
asociado con otra intención (Diánoia, pág. 11). G. Vlastos, en cambio, refutó la mayor parte de las afirmacie
nes de Solmsen y volvió a otorgar credibilidad al testimonio platónico. Según Vlastos, cuando un autor
ucita un libro con tanta e:xactitud, podemos razonablemente inferir que habla con un conocimiento de primera manos (JHS, pág. :142), y, en. consecuencia, no
tenemos por qué poner en duda que Zerión haya sido
un seguidor de Parménildes. A esta observación de
Vlastos podemos responde:r, por un lado, con las numerosas citas incorrectas que: encontramos en los diálogos
platónicos. (Si siempre creyéramos al pie de la letra
lo que dice Platón, el argumento del tercer hombre,
expuesto por ~ a m é n i d e sen Parm. 132a. tendría que
haber pertenecido realmente al ñlósofo eleático, así
como la serie de hipbtelsis contradictorias sobre lo
Uno, que comienza en Palm. 137c, y que son absolutamente incompatibles con los fragmentos que hoy p e
seemos del Poema de Pariménides.) Pero, por otn, lado,
si analizamos literalmente: el texto de Platón, debemos
admitir que, si bien, al comienzo del Parm., Zenón, al
responder a Sócrates, admite decir lo mismo que su
rnaestm (128b), señala casi en' seguida que el verdadero alcance de su obra -que ano fue captado completamente por Sócrates? (128~)- es la defensa de la
tesis de Parménides mediante la exposición de las h i p e
téticas consecuencias a las que llegarían quienes. sostuviesen lo contrario. Pero si se tiene en cuenta la
índole general del diálogo, y, en especial, algunos pasajes que suelen dejarse de lado cuando se estudia el
pensamiento de Zenón - e n especial, 135d SS.- parecería que la defensa de su maestro por parte de Zenón
es puramente dialéctica. Cuando el Parménides platónico se refiere al pensamiento zenoniano, aconseja a
Sócrates que se someta al mismo «ejercicios (gymnasía)
.que se ha escuchado de Zenóns (Parm. 135d). Esta
gymnasía consiste en afirmar respecto de un mismo
elemento, su existencia y su inexistencia, lo cual Zenón
acaba de ilustrar con la hipótesis .si existe la pluralidad. y luego, tambidn, con la de asi no existe la pluralidad. (136a). Esta imagen de Zenón, por otra parte,
concuerda con la que presentara Piatón en el Fedro
(cf. texto núm. 39 y nota 14) -la cual resultaría incompatible con un Zenón aeleático- y con una larga
serie de testimonios que acentúa el carácter de ejercitación dialéctica de su obra.
En esta utilización meramente formal de la dialéctica residiría la originalidad filosófica de Zenón. En
efecto. pareciera que en él la dialéctica se identifica
pura y simplemente con la técnica de la discusión, sin
tener una orientación propia ni el uso específico que
este tdrmino tendrá en Platón o en Aristóteles. En este
sentido, resulta sumamente ilustrativo el apelativo de
aeristico. que encontramos en los textos núms. 32 y
33, pues ello nos indica que probablemente Aristóteles
y luego los doxógrafos han encontrado gran similitud
entre el método de Zenón y el de los filósofos megá-
ricos, denominados tambikn en su tiempo ~erísticosm
&ialdcticoss, y que por esta razón, quizá, han a s o
,iado el nombre de Zenón, a la dialéctica.
Los ejemplos enumerados en los textos núms. 39,
40 y 41 -al igual que el testimonio platónico de Pann.
136a- parecen señalar que la dialéctica habría consistido, para Zenón, en la demostración simultánea de
una tesis y de su antítesis,, lo cual, como vemos en el
pasaje platónico recién mencionado y en los textos números 35 a 38, sólo tendría por objeto la ejercitación
del razonamiento, una sueirte de «gimnasia mental..
¿Significa esto que Zerión era pura y simplemente
un sofista? Si bien hay autores que sostuvieron este
punto de vista (cf. infra, inota 15), no encontramos en
Zenón algunos de 10s rasgos típicos de la prédica sofística (como la defensa de la retórica). Por otra parte,
no debemos olvidar que este movimiento surgió en la
segunda mitad del siglo v a. C. en función de circunstancias históricas muy concretas, mientras que el libro
de Zenón (máxime si lo escribió en su juventud, como
se lee en Parm. 128d) no pudo ser posterior al año 465.
No caben dudas, en cambio, de que el polémico Zenón,
que argumentó con igual virulencia, por ejemplo, contra lo uno y contra lo miítiple (cf. textos núms. 53 a
62, y 45 a 52), no es susceptible de ser ubicado en un
sistema filosófico específico. Nació en Elea, pero no
por eso debe afirmarse que pertenece a la escuela e l d tica, cuya existencia, por otra parte, se torna ca 'a vez
más dudosa a medida que se avanza en la investigación
de la filosofía itálica de comienzos del s. v a. C. En este
sentido, Parmtnides es una gran figura cuya soledad
se acentúa día a día. El aporte personal de Zenón a la
historia de la filosofía fue, según nuestra interpretación, exclusivamente met.odológico, pues independizó
de su contexto conceptual ciertos procedimientos formales utilizados ya por Parménides - e n t r e ellos, la
,
22
LOS FIL~SOFOSP R E S O C ~ T I C O S
areductio ad absurdum»- y se sirvió de ellos para
argumentar en favor y en contra de determinadas hipótesis. Sin haber sido un sofista, prefiguró ya los adiscursos doblesa y, sin duda a pesar suyo, fue quizá el
primer relativista. El único objetivo de sus brillantes
ejercicios dialécticos habría sido puramente agimndsticoa, y sobre la base de esta' interpretación hemos
estructurado nuestra exposición del pensamiento de
Zenón.
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y de aspecto agradable 2.
z La ocml de Zenbn
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1 (29 A 1 ) D. L., IX 28-29: Este [ = Zenón] prefirió
Hyele, su patria, llamada luego Elea l. La ciudad, colonia de los foceos, era de escasa importancia, pero p o
seía la virtud de procrear sólo hombres excelentes...
Zenón alcanzó su madurez durante la Olimpíada 79.'
(464-1 a. C.).
2 (29 A 2) Suda: Zenón ... vivió durante la Olimpiada 78.. (468-5 a. C.).
3 (29 A 3) Eus., Crónica a la Olimpíada 81' (456-3
a. C.), 1-3: Alcanzaron su madurez Zenón y Heráclito
el Oscuro.
4 (29 A 11) PLAT~N,
Parm. 127a: CBFALO:[Dijo Antifonte que Pitodoro relató que] Parménides era ya muy
anciano, con el cabello bastante gris; su porte era noble y distinguido y tenía alrededor de sesenta y cinco
1 Elea era una colonia fundada por los foceos en la segunda
mitad del siglo VI a. C. En la actualidad, las ruinas de Elea
(hoy, Velia) se encuentran a 2 km. de Marina de Casalvelino,
una pequefla ciudad italiana ubicada al sur de NApoles, a unos
30 km. de Paestum. Acerca de la fundación de Elea, cf. vol. 1,
~Parménides., nota 2 y textos núms. 862 a 865.
se u.bica entre 468 y 450.
Todos los testimonios concuerdan en que Zenón era ori-o
de Elea. Las discre:pancias surgen cuando se trata de
establecer la fecha de su nacimiento. Al respecto contamos
con tres añnnaciones concretas y una indirecta, si bien en
10s cuatro casos se hace alusión a la acmé del filósofo, y
no a su fecha de nacimiento. La discrepancia es facilrnente
observable en los textos de Diógenes Laercio, Suda y Eusebio: la ucmd de Zen6n o:scilaría entre el 468 y el 453 (y su
en consecuencia, entre el 508 y el 493). En lo
que respecta al Parmdnidles, la accibn presenciada por Pitodoro (quien habría sido alumno de Zenón: cf. texto núm. 34)
y referida por Antifonte y luego por Ckfalo, suele ser ubi,
and
cada alrededor del año 4.50 (cf. F. M. C O R N ~ R DPlato
Parmenides, Londres, 1939, p6g. 64). (Cuál es el testimonio
más fidedigno? Ninguno. IDiógenes Laercio, deudor de Apolodoro en lo que a cronologías se refiere, hereda también el
esquematismo de este autor, según el cual la acrnC de cada
pensador suele coincidir con un acontecimiento prominente
de la ciudad que lo vio nacer. Así, la acmd de Jenófanes se
ubica en el 540, fecha hipotetica de la r..-.-.:-:-'- 2- Elea;
la de Parménides, 40 años dp~:..:-~(en el 500). y, consecuciitemente, la de Zenbn en. el 460. La Suda, como demostró
Z m respecto de Parmtinides (ZMR, phg. 167, nota), suele
ser deudor de Diógenes Laercio, a quien - c o m o en este
caso- comge en muy pequeña medida. La fecha aportada
por Eusebio es más discutible aún, pues si Zenón hubiese
sido contemporáneo de Hieriíclito, éste habría sido posterior
a Parrnénides en una generacibn, lo cual no fue ni aventurado por los críticos más acémmos de la tradicionalmente
admitida antelaci6n de HerAclito respecto de Parménides.
El testimonio de Platón, por último, debe tomarse también
con exceso de cautela, pues los di~logosplatónicos abundan
en falsas alusiones cronológicas y en escenas ficticias con
personajes reales. Es muy probable que la reunión en Atenas de Zen6n, Parménides y el joven S6crates no haya sido
más que un artificio didláctico. Platbn, que desea liberarse
de los resabios eleáticoz; extremos de su propia filosofía,
pone en boca de Zenbn ,y de Parménides los elementos que
considera heredados por él. quizá a pesar suyo, de sus
maestros; y los somete a una crítica despiadada. En resu-
b) Relación personal con Parménides.
5 (29 A 11) PLAT~N,
Parm. 127b: CÉFALO:[Dijo Antifonte que Pitodoro relató que] se decía que éste [ =
Zenón] habfa llegado a ser el favorito de Parmdnides.
6 PLAT~N,
Parm. 128a: S~CRATES:
Me doy Cuenta,
Parménides, de que Zenón quiere asociarse contigo no
sólo con su amistad, sino también con su libro.
7 (29 A 1) D. L., IX 25: Aíkma Apolodoro en sus
Crdnicas que Cste [ = Zenón] era hijo natural de Teleutágoras, pero, por adopción, de Parménides ... Zenón
fue oyente de Parménides y Uegb a ser su favorito.
8 (29 A 11) ATEN.,XI 505 F: Afirmar, sin estar apremiado por ninguna necesidad, que Zenón, conciudadano de Parménides, había llegado a ser su favorito,
es' lo más abomiilable y falso.
C)
Hipotitica permanencia en Atenas.
9 (29 A 11) PLAT~N,
Parm. 127a: CÉFAU):Dijo Antifonte que Pitodoro relat6 que en cierta ocasión vinieron a las Grandes Panateneas Zenón y Parménides.. .
Decía que eilos habían permanecido en casa de Pite
doro, en el Cerámica, en los extramuros. AUí llegaron
S6crates y otros más que estaban con él y que querían
escuchar el libro de Zenón, ya que éste llegaba allí por
.
men, podemos afirmar que nada se sabe con exactitud acerca
de la ocmd de Zenbn, cuyos limites extremos podemos a lo
sumo ubicar entre 468 y 450.
3 El término griego paidikós tiene el sentido fuerte de
aamante~,lo cual provocó la airada reaccibn de Ateneo (cf. texto
núm. 8). La referencia a la adopcibn de Z d n por parte de
Parménides puede haberse debido, como seaalaba Z u , a un
intento de atenuar la fuerza del paidikds plat6nico (ZMR. pagina 338, nota).
primera vez. !%mates, por entonces, era muy joven.
~1 mismo Zenón lo leyó.
10 (29 A 4) [PLAT~N],
Alc. Muy. 119a: S~CRATES:
puedo afirmar que, por su trato con Zenón, llegaron a
ser más sabios Pitodoro, hijo de Isóloco, y Calias, hijo
de Calfades.
11 P L ~ T .Pericl.
,
4, 5 : Pericles fue discípulo también
de Zenón de Elea.
12 (29 A 1) D. L., IX. 28: [Zenón] prefirió Elea,
donde transcurrió toda sil vida, antes que a la arrogancia de los atenienses, al punto de que jamás residió
entre ellos '.
d) Actividad política.
13 (29 A 1) D. L., IX :26-7: [Zenónl fue el hombre
más excelente, tanto en filosofía como en polftica.. .
Cuando quiso derrocar al tirano Nearco (otros dicen
que fue Diomedón) fue encarcelado, según cuenta Heraclides en el Epitomé de Sátiro. Al ser interrogado, le
hizo saber al tirano que, acerca de ciertos asuntos,
tenia que decirle algo al oído, y entonces le mordió la
oreja. No la soltó hasta que fue lanceado... Finalmente.
se mordió la lengua y se Ia escupió al tirano en la cara.
Entonces sus conciudadan.~~,
envalentonados, lapidaron
al tirano.
14 (29 A 15) EL~AS,
Categ. 109, 6: [Zenón] era dialéctico en su vida misma, pues decia una cosa y pen4 La verosimilitud del viaije a Atenas depende del c f i t o
que demos al testimonio plaúbnico (d.mpra, nota 2). El texto
de Di6genes L a d o , por su parte, p a d a negar que Zenón
hubiese salido alguna v a de Elea, aunque, como observara
G U ~ ~ R I11,
E , pág. 80, n. 2, con el verbo apodimdo (residir) s610
se negaría que Zmán se hubiiese hecho ciudadano ateniense.
28
LOS FIL~SOFOS PRESOCR,~TICOS
saba otm... Interrogado cierta vez por el tirano sobre
quiénes eran los que querían derrocarlo, denunció a
los guardias. El tirano, convencido, los suprimió, y produjo así su ruina. Zenón había pensado que valfa la
pena mentir para obtener la derrota del tiranos.
e) Muerte.
15 (29 A 2) Suda: [Zenón] fue arrojado en un mortero, mutilado y destrozado.
16 AL-MUEI.,
Sent esc. 6, s. v. Zenón: Murió torturado
a la edad de setenta y ocho años.
f ) Relación de la obra de Zenón con la de Paménides.
17 (29 A 1) D. L., IX 25: Zenón fue oyente de Parménides.
18 (29 A 2) Suda: Zenón, hijo de Teleutágoras..
fue alumno de Jenófanes o de Parménides.
.
5 El anecdotario concuerda en atribuir a Zenón una actitud
indómita y obcecadamente altiva. El detalle de la mutilación
de la lengua, mencionado por Diógenes Laercio (texto núm. 13)
.y repetido, entre otros, por Plutarco (Adv. Color. 32, pág. 1126 D)
y por Clemente (Strom. IV 57) probablemente sea una invención
tendente a simbolizar la inmolación suprema de Zenón, quien,
vencido por la fuerza del tirano. aniquila su .herramienta de
trabajo.. En efecto: para sefialar la habilidad dialktica de
Zm6n varias fuentes lo denominan abilingüe. (amphoterógldssos, cf. textos núms. 36, 42 y 43). y en un texto de Diodoro
aparece con toda claridad la relación entre la lengua y la actividad intelectual, contrapuesta al cuerpo: siojalá dominara a
mi cuerpo del mismo modo que soy el señor de mi lengua!.
(X 182 = 29 A 6).
6 La secci& dedicada a Zenón de este texto, escrito a mediados del s. XI. fue traducida del árabe al alemán por Franz
Rosenthal y publicada en Orientalita 6, N. S. (1937), 2147, de
&S.
1621.
donde la reprodujo UN~ERSTEXNPR,
19 (29 A 7) PLUT.,Adv. Colot. 32, 1126 D: Zenón,
discípulo de Parménides. ...
20 PLAT~N,
h r m . 128a: WRATES:
Él [ = Zenón] escribió del mismo modo que tu [ = Parménides], pero
pretende engañarnos con algunos cambios, como si
dijera otra Cosa. Pues tú, en tu Poema, afirmas que
todo es uno, y ofreces de ello pruebas adecuadas y
pertinentes; él, en cambio, dice que la multiplicidad no
existe, y propone también varias pruebas dignas de
consideración. Uno afirma la unidad, el otro niega la
multiplicidad; cada uno se! expresa de modo que pareciera que nada tienen en común, si bien ambos dicen
casi lo mismo.
21 (29 A 12) PLAT~N,
P'arm. 128b: Z E N ~ NEl
: Libro
[mío] es una defensa del sistema de Parménides contra
quienes.. .
22 (29 A 15) EL~AS,Categ. 109, 6: Zenón se adhiere
a su maestro Parménides (que decía que lo que es, es
uno conceptualmente, y ]múltiple en apariencia) con
cuarenta demostraciones d.e que lo que es, es uno, pues
consideró que era correcto defender a su propio maestro. Y también de acuerdo con su maestro, que sostenía que lo que es, es inmióvil, ofreció cinco demostraciones de que lo que es, es inm6vil.
23 (29 A 23) Ps. PLUT.,5: Zenón de Elea no expuso
nada propio, sino que pro'blematizó aún más acerca de
estas cosas (es decir, las estudiadas por Parmtnides) 8 .
El témino &rimos significa también aallegadom, conoRep. 34k.
.pariente.; d. PIAT~N,
8 La relación entre la obra de Parmdnides y la de Zendn
parece haber sido forjada por Platón.
La mayor parte de los testimonios parece coincidir en
que Zenón fue partidario de Parrnénides y que incluso defendió vehementemente SUB puntos de vista. No obstante,
7
cido.,
24 (29 A 2) Suda: Escribió Discusiones, Comentarios
a Empédocles, Contra los filósofos y Acerca de la naturaieza 9.
25 (29 A 12) PLAT~N,
Parm. 128d: ZBNÓN:Este libro
[mío] refuta a los partidarios de la multiplicidad...
El libro fue escrito por mí cuando era joven, m esta
intención combativa, pero luego alguien me lo robó.
Por esa d n no me fue posible considerar si debía
darlo a conocer o no.
si examinamos con detenimiento estos testimonios, vemos
que, aparte del platónico, que es excesivamente explfcito
(texto núm. 21), el resto no ofrece datos concluyentes. El
más concreto es el de Eiías (texto núm. 22). que pa~ece
s c g u i ~en general a Aristóteles (cf. CnUÑEno, pág. 91). Que
Zenón haya .esq~chadow a Parménides, como dice Diógenes
Laercio (texto núm. 17). no resulta nada extraño, pues ambos fueron conciudadanos, pero ello no implica que se haya
convertido en su discípulo. La vaguedad de la Suda (texto
núm. 18) le priva de valor testimonial. El texto de Plutarco
(texto núm. 19) podría hacer alusión a la .adopción. legal
de Zenón por parte de Parmdnides, mientras que le apre
blematizaciónw a que alude Ps. Plutarco en el texto núm. 23
no implica una wmuuión de puntos de vista con Pannénides sino que parece más bien sugerir una critica del amaestro.. Respecto del testimonio platónico, cf. supra, Introducción. Como resumen de este espinoso problema podemos
hacer dos observaciones: a) Aristóteles, que dedica a Zenbn
varias paginas de su Ffsica, nunca lo relaciona w n Parménides; b) En Purm. 128a (texto núm. 20) Platón parece deducir la üiiación eatre Zen6n y Parmknides a partir de ciertos
elementos que él considera similares, y esa deducción tiene
todo el carácter de un descubrimiento (porque .cada uno
se expresa de modo que pareciera que nada tienen en c e
mún~,pero...). La relación de filiación, entonces, no parece
haber sido percibida con nitidez antes de Platón.
9 La divergencia acerca del número de las obras de Zen6n
no es significativa. Bien puede tratarse de un solo libro w n
varias secciones, difundidas luego quizá separadamente, o de
26 (29 B 3) S ~ L . Fís.,
,
140, 28: ¿Para qué seguir
hablando, si esto está en e:] libro de Zenón?
27 PR0~i-0,Parm. 619, 34: [Zenón] escribió un libro
en el cual demostraba...
28 AL-MuB.,Sent. esc., s. v. Zendn: Escribió un solo
libro sobre la naturaleza.. .
29 (29 A 14) D.
L., 111 48: Se dice que Zen6n de
Elea fue el primero en escribir dihlogos lo.
a) La diatéctica de Zerwn.
30 (29 A 10) D. L., VI11 57: Aristóteles, en el Sofista,
afirma que... Zenón fue d inventor de la dialéctica.
31 (29 A 2) Suda: Se dice que éste [ = Zenón] fue
el inventor de la dialkctiat.
32 GAL.,Hist. Philos. 3: Zenón de Elea, el iniciador
de la filosofía erística.. .
33 EPIF., 11: Zenón de Elea, el erístico...
34 (29 A 4) [PLAT~N],
Alc. May. 119a. Cuando cada
uno de éstos [ = Pitodoro y Callias], pagando a Zen6n
diez minas, llegó a ser sabio y renombrado.
varios títulos de una misma obra. Un análisis exhaustivo del
problema se encuentra en U
N
,
págs. %B.
10 La mayor parte de los estudio809 niegan hoy validez a
este testimonio. Ouiui la falsa atribución se deba a su presunta .invenci6n. de la did&tica (d. infru, nota 15) o, más
probablemente, al hecho de presentar sus hip6tesis en forma
de preguntas y respuestas, tal1 como se ve no s610 en el Parmdnides plat6nico (donde, en rigor, es Zen6n el intarogado),
sino también en la adcdota ireogida por Simplicio ( t g t o número 68) sobre la conversación eatre Zenón y Protágoxns.
35 (29 A 4) PLUT., Pericl. 4, 5: Pericles fue oyente
también de Zenón de Elea, quien, como Parménides, se
ocupaba del estudio de la naturaleza, pero que ponía
en práctica una conducta refutatoria que conducía, mediante argumentos contradictorios, a una situación sin
salida.
36 SJMPL.,
Fís. 139, 3-6: Parece que Zenón intentaba,
a modo de ejercitaciónll, demostrar ambas cosas (o
sea, lo uno y la multiplicidad). Por eso era llamado
.bilingüe.; y planteaba dificultades acerca de lo uno
con estos argumentos... (sigue B 2).
37 SIMPL.,
Fís. 1288, 37-38: Acerca de los argumentos
de Zenón, que éste planteaba para ejercitar1=a sus
interlocutores.. .
38 SIMPL.,
Fis. 1012, 22-24: Aristóteles dice que los
argumentos de Zenón acerca del movimiento son cuatro, mediante los cuales, para ejercitar l3 a sus oyentes,
parecía eliminar lo más evidente de las cosas existentes: el movimiento.
39 (29 A 13) P L A T ~Fedro
N,
261d: S~CRATES:
¿Acaso
no sabemos que el Palamedes eleático l4 se expresa con
una técnica tal que a los oyentes les parece que lo
mismo es semejante y desemejante, uno y múltiple,
quieto y, a la vez, móvil?
11
Traducimos gymnmtikds por aa modo de ejercitación..
u Traducimos gyrnndzdn por apara ejercitar*.
Traducimos gyrnndzdn por .para ejercitara.
Palamedes era un héroe legendario condenado injustamente a muerte por Uiises y al cual se le atribuye la invención
del juego del ajedrez y del número. Ya desde la antigüedad
se admiti6 que se trataba aquí de una alusión a Zenón, caracterizado él también por su valentía (cf. textos núms. 13 y 14)
y por su ingenio.
13
14
40 PROCLO,
Parm. 620, 11: Zenón demostraba que lo
será semejante y desemejante, igual y desigual...
41 Isóc~.,Hel. 3: ...O Zenón, que intentaba demostrar que lo mismo es posible y, a la vez, imposible.
42 (29 A 1 ) D. L., IX 25: Acerca de él [o sea, de
zenón] y de Meliso. Timón dijo lo siguiente: aEl gran
inagotable del bilingüe Zenón, crítico de todos ...m.
43 (29 A 15) EL~AS,
Categ. 109, 6: Zenón fue llamado
<rbilingüe~
no porque ihies'e un dialéctico, como Zenón
de Citio, ni porque afirnlase y refutase las mismas
cosas, sino porque era dial6ctico en su vida misma.
pues decía una cosa y pensaba otra 15.
Para Zenón la dialectica era sólo una «gimnasia mental*.
El uso de la dialéctica por parte de Zenón está seiíalado
por la mayor parte de lo!; testimonios antiguos, e incluso
algunos (textos núrns. 30 y 31) lo mencionan como el iniciador de dicho procedimiento. No obstante, para Zenón la
dialéctica habría consistido puramente en una «gimnasia
mentaln (cf. supra, Introducción). Una actitud de esta tndole,
como puede observarse con facilidad, se acerca peligrosamente a1 procedimiento empleado por los sofistas, y el
texto núm. 34 agrega un componente tipico de la enseñanza
sofística: el precio de las deccionesa. Según F. M. CORNFORD,
la forma en que Platón presenta a Zenón en el Parm. implica ya que lo considera un amero sofistas (op. cit.. pág. 6 i ) ,
lo cual encontraría su awyo en el apelativo de ediscutidor~
(acontroversialist~,antilogikós) que le había aplicado en el
Fedro (261~).También A. 13rEs es de esta opinión: el Zenón
del P a m . ajoue un peu aii grand sophisten, y es para escucharlo a él -y no a su maestro- que se lleva a cabo la
reunión en casa de Pitodoro (Platdn, (Euvres Compl&tes,
tome VIII, l e partie, aPalm6nidem. Paris. 1923, pág. 15). lo
cual nos demostraría que ésta es, ahistóricamente. la mejor
manera de comprender a Zenónm (Drb, op. cit., phg. 16).
15
44 (29 A 5) ARIST., Retór. 1 12, 137b: ...Como si
fuera posible vengarse, al mismo tiempo, por el padre
y por la madre, como Zenón 16.
b) Ejemplos de ejercitación dialéctica.
1 ) Contra la multiplicidad
17.
45 (29 A 21) FIL~P.,Fís. 49, 2: Zenón de Elea, oponiéndose a quienes se burlaban de la opinión de su
maestro Parmdnides, según la cual lo que es, es uno,
y en apoyo de la opinión de su maestro, intentaba demostrar que es imposible que haya multiplicidad en lo
que existe. Pues -dicesi existe la pluralidad, como
ésta está constituida por varias unidades, es necesario
que haya varias unidades con las cuales se constituya
la multiplicidad. Si, como demostraremos, es imposible
que haya varias unidades, es evidente que ser& imposible que haya multiplicidad, y como lo que es debe ser
o uno o múltiple -y como es imposible que sea múltiple- se concluye que lo que es, es uno la. ¿Cómo demostraba que no es posible que hubiese varias unidades? Puesto que los que afirman la existencia de la
multiplicidad confían en ésta sobre la base de la evidencia (pues existe un caballo, un hombre, y cada una
16 Nadie acierta a explicarse a qué alude Aristóteles. En
todo caso Zenón vuelve a ser el prototipo de alguien capaz
de sostener al mismo tiempo tesis contradictorias.
17 Todos los argumentos zenonianos -en
especial. 8:qudlos
dirigidos contra la multiplicidad y contra el movimiento- han
sido objeto de exhaustivos anáiisis desde el punto de vista dentíñco, y, por lo general, se ha llegado a la conclusi6n de que
la matemhtica moderna *refuta. las apodas de Zen6n (cf. especialmente A. G-m,
Modern scitnce and Zeno's paraáoxes,
2.a ed., Londres, 1%8). La respuesta más sensata a este respecto -obvia, por otra parte- es la formulada por H. D. P.
Lee: aZen6n ignoraba la matemática modernas m, pág. 2).
18 Aquí termina la transcripción del texto por parte de DK.
de las cosas particulares, de cuya enumeración surge
la multiplicidad), Zenón, pretendiendo destruir de un
modo sofístico la evidencia, decía que si la multiplicidad proviene de estas cosiis, como la multiplicidad se
origina en las unidades, estas cosas han de ser unidades. Pero cuando se demuestre que no es posible que
estas cosas sean unidades, será evidente que no podrán
originar multiplicidad alguna, si es que la multiplicidad
deriva de las unidades. Esto lo demuestra así: Sócrates
-dice-,
que pasa por ser una unidad de las que constituyen la multiplicidad, no es sólo Sócrates, sino también blanco, filósofo, de vientre prominente y de nariz
roma, de modo que él mismo es uno y múltiple. Pero
como es imposible que lo mismo sea uno y múltiple,
Sócrates no es uno. Y lo imismo ocurre con las demás
cosas, con las cuales se dice que se origina la multiplicidad. Si no es posible que haya varias unidades, cs
evidente que no habrá multiplicidad. Pero si es necesario que lo que es, sea uno o múltiple, ha quedado
demostrado que no es miiitiple porque no hay varias
unidades; por consiguiente, es necesario que sea uno.
Zenón demuestra lo mismo a partir de lo continuo.
Pues si lo continuo es uno, como lo continuo es siempre divisible, es posible dividir siempre lo dividido en
varias partes. Si esto es así, lo continuo es múltiple.
Entonces, lo mismo será uno y múltiple, lo cual es
imposible. Vale decir que no será uno. Pero si nada
continuo es uno, y si es necesario que la multiplicidad surja a partir de unidades, entonces ... la mdtiplicidad no existirá.
46 SWL., Fís. 139, 1943: Temistio dice que el argumento de Zenón supone que lo que es, es uno, por el
hecho de ser continuo e indivisible. Si fuese divisible,
dice, no sena exactamente uno, pues la división de los
cuerpos podría llegar has1.a el infinito. Pero parece más
bien que Zenón decía que era la multiplicidad la que
no existía.
47 FILÓP., Fis. 80, 23: Su discípulo Zenón, en apoyo
del maestro, supone que lo que es, es necesariamente
uno e inmóvil, y lo supone sobre la base de la dicotomía hasta el infinito propia de lo continuo, pues si lo
que es no fuese uno e indivisible, sino múltiple y divisible, nada sería exactamente uno (pues si lo continuo
se dividiese sería divisible hasta el infinito), y si nada
fuera exactamente uno, sino múltiple, lo múltiple consistiría en una pluralidad de unidades. Por consiguiente, es imposible que lo que es sea divisible. Entonces,
es únicamente uno. O también? si no existiera lo
uno, y no fuese indivisible, tampoco habría multiplicidad, pues la multiplicidad consiste en una pluralidad
de unidades. Cada unidad es una e indivisible, o divisible en partes. No obstante, si cada unidad es una e
indivisible, el todo estará constituido por magnitudes
indivisibles m, pero si éstas son divisibles, nuevamente,
preguntaremos lo mismo acerca de cada una de las
unidades divididas, y así hasta el infinito. De este
modo, el todo será infinitas veces infinito, si los entes
fuesen múltiples. Como esto es imposible, lo que es
será solamente uno, y no es posible que exista la pluralidad, pues cada unidad seria necesariamente dividida infinitas veces, lo cual es absurdo.
48 P L A T ~ Parm.
N,
127e: Sócrates pidió que leyera
nuevamente la primera hipótesis del primer argumento, y, una vez que la hubo leído, preguntó: aiQué quie19 El razonamiento siguiente aclara parte de la argumentación contenida en el fr. 1 de Zenón y que Simplicio transcribe
en forma incompleta. Cf. nota 25.
m Literalmente, aátomos~. Esta añrmación no respeta la
hipótesis d o que es, es divisiblem, y por ello se la abandona
sin refutarla.
decir, Zenón, cuando afirmas que si los entes son
los mismos serán necesariamente semejantes
desemejantes, lo cual es imposible, pues lo desemejante no puede ser semejante, ni lo semejante, desemejante?. .. ¿Acaso tus argumentos no pretenden otra
cosa sino luchar contra quienes afirman que la rndtip]icidad existe? ¿No piensas que cada uno de tus argumentos es una prueba de esto?,
,S
49 (29 A 12) PLAT~N,
P G I T ~128~:
.
Z E N ~ N El
: libro es
en verdad una defensa del razonamiento de Parménides contra quienes intentan ridiculizarlo y afirman que,
si lo uno existe, se deducen de ello muchas consecuencias ridículas, contrarias al argumento mismo. Esta
obra mía refuta a quienes sostienen la multiplicidad
y les devuelve las críticas aumentadas, pues quiere
demostrar que la hipótesis de que la multiplicidad
existe experimenta ridiculeces mayores que la que afirma que lo uno existe, si :se la analiza cuidadosamente.
50 (29 B 2) SWL., Fís. 139, 5-7: En cada una de las
argumentaciones que contiene su libro muestra que
quien afirma que existe !la pluralidad incurre en contradicciones.
51 (29 B 1) SIMPL.,Fb. 141, 2-8: Si [la multiplicidad] existe, es necesario que cada cosa 22 tenga cierta
21 El sujeto implícito, coino demuestra el Úitimo paso del
razonamiento, (aasi, si existe la multiplicidad...^) es ala multiplicidad~. Friinkel, erróneamente, se inclina por acada cosa.,
que aparece expiícitammte en la oración siguiente (FRANKEL,
pág. 138, n. 74). Si así f u q , el razonamiento quedana privado
de la llamativa estructura dialéctica que presenta: a) hipótesis
de la existencia de la multiplicidad; b) expliutación de los
caracteres de los integrantes de toda multiplicidad; y c) aporia
de la existencia de la multipllicidad.
a Cada uno de los integrantes de la multiplicidad, que, en
esta hipótesis, no se consjdcxan indivisibles, como demuestra
el paso siguiente del razonamiento.
magnitud y espesor, y que una parte de ella se separe
de la otra. Y el mismo razonamiento se aplica a esta
parte separadaz, pues también ésta tendrá magnitud
y separará algo de sí... ". Así, si existe la multiplicidad,
es necesario que ésta sea pequeña y grande: pequeña,
de modo tal que no tenga magnitud; grande, de modo
tal que sea infinitaE.
a Literalmente, asobresaliente* (proúkhon). Esta parte sobresaliente, como señalara W. E. As( ~ T h enature of Zeno's
arguments against pluralityv. Phr., 17 (1972), 44) es una consecuencia de la aseparación. (apCkhein) señaiada en la etapa anterior del razonamiento.
Como observara MNKEL
(pág. 137, n. 691, .de si. (autoú)
es partitivo y se refiere a aalgor (tr) y no al verbo.
25 Suponer la existencia de la multiplicidad conduce a afirmaciones contradictorias.
Esta crítica de Zenón a la multiplicidad está formulada.
aparentemente. con sus propias palabras. Entre los estudiosos hay prácticamente un acuerdo unánime sobre este punto.
pero también 10 hay acerca de la oscuridad del razonamiento.
La argumentación pareciera señalar la aporía respecto de
la magnitud (mégethos) en que incurre toda concepción pluralista de la realidad, mientras que en el texto siguiente
(fr. B 3) se tratana de la aporía respecto de la cantidad
de los clementes que integran la multiplicidad. No obstante.
la ausencia de uno de los pasos de la argumentación (cf.
V L A ~ Encycl.,
.
pág. 369) obliga al intérprete a recurrir a
otros pasajes de Zen6n para suplir la laguna, con los riesgos
consiguientes. El razonamiento consta de vanas etapas. En
primer lugar, se argumenta acerca de la dificultad que se
encuentra cuando se admite que cada uno de los integrantes
de la multiplicidad posee determinada magnitud. En segundo
lugar, se extrae una conclusión que abarca tanto a lo expuesto precedentemente como a la hipótesis contraria (sc., alas
partes integrantes de la multiplicidad, no poseen magnitud.).
que no figura en este fragmento de Zenón y cuyo contenido
puede suplirse con el que recoge su fr. 2 (texto núm. 89).
El esquema wmpleto de la argumentación, en consecuencia,
serfa el siguiente: Si existe la multiplicidad, ésta estará integrada por unidades que a ) poseen magnitud. o b) no poseen
magnitud. Si a), cada unidad constará de partes, relacionadas unas con otras, y nunca podrá decirse que una parte
S2 (29 B 3) SIMPL.,Fís. :l40, 27-34: ¿Para qué seguir
hablando, si esto está en el mismo libro de Zenón?
pues muestra nuevamente (que si la multiplicidad existe, las mismas cosas son .limitadas e infinitas. Zenón
=,cribe esto de acuerdo con su propio estilo: aSi existe
la multiplicidad, es necesario que sus integrantes sean
tantos cuantos son...*=. Así demuestra, mediante la
dicotomía, la infinitud de la pluralidad.
2) Contra la unidad.
53 SIMPL.,Fís. 138, 19: !Si pertenece a Zenón la afirmación de que lo uno no es algo que exista ...
54 SIMPL.,Fís. 138, 25-2.6: Pero si el mismo Zenón
eliminó lo uno, demostrando que existe la multiplicidad...
55 (29 A 21) SIMPL..
Fís. 99, 7-18: En esto parece que
el argumento de Zenón era diferente del de su libro,
tal wmo lo evoca Platón en el Parménides. Allí Zenón
demuestra que la multiplicidad no existe, en apoyo de
Parménides, quien afirmaba la existencia de lo uno,
partiendo de lo opuesto. .Aquí, en cambio, cono dice
Eudemo, también elimina lo uno (pues llama a10 unos
al punto), y acepta la existencia de la multiplicidad.
No obstante, Alejandro piensa que Eudemo se refiere
sea la Última; por consiguiente, estas partes serán infinitas
(cf. fr. B 1 y texto
45) y la multiplicidad qzc: ellas
integren será infinitamente grande. Si b), cada unidad no
altera aqueiio a lo cual se agrega o de lo cual se quita;
entonces, no posee &dad
alguna (cf. fr. B 2 y texto número 60), y La multiplicidati integrada por estas partes será,
consecuentemente, infinitamente peque8a. Vale decir que si
existe la multiplicidad ella. será tanto infinitamente grande
como infinitamente pequeiia.
nm.
Se trata aquí de la canitidad de los elementos que integran la multiplicidad, como aclaramos en la nota anterior.
también aquí a que Zenón supriine la multiplicidad.
Dice: según describe Eudemo, Zenón, el discípulo de
Parménides, intentaba demostrar que la mÜltiplicidad
no puede existir porque consiste en una pluralidad de
unidades, y lo uno no .existe.» Pero resulta evidente
de sus palabras que Eudemo no menciona en esta ocasión a Zenón como habiendo negado la multiplicidad.
Creo que en el libro de Zenón tampoco figuraba la
argumentación que menciona Alejandro.
56 (29 A 16; EUDEMO,
fr. 37a) SIMPL.,Fís. 97, 12-13:
Dicen que también Zenón decía que si alguien le explicara qué es lo uno, sería capaz de dar raz6n de las
cosas que son.
57 (29 A 21; EUDEMO,
fr. 37) SIMPL.,Fís. 97, 1316:
La dificultad, según parece, residía en que, por un lado,
cada cosa sensible es considerada múltiple por admitir
predicaciones y por ser susceptible de división, y, por
otro lado, el punto no es siquiera una cosa, y 41 pensaba que no era nada, pues al agregarse a algo no lo
aumenta y al quitarse no lo disminuye.
58 (29 A 21) ARIST.,Met. 111 4, 1001b: Según el axioma de Zenón, si lo uno en sí fuese indivisible, no existiría, pues aquello que al agregarse o al quitarse de
algo no hace que esto aumente o disminuya, no es
-dice- algo que exista, pues evidentemente lo que es
tiene cierta magnitud, y la magnitud es la caractenstica de los sólidos, pues existe en todas direcciones.
Por eso, los otros objetos matemáticos, como el plano
y la línea, al agregarse a algo, lo hacen mayor, y, al no
agregarse, no. El punto y la unidad, en cambio, en
modo alguno.
59 (29 A 22) SIMPL.,Fís. 138, 3-6: Alejandro afirma
que el segundo argumento, el de la dicotomia, pertenece a Zenón, y sostiene que si lo que es tuviese mag-
nitud y fuese divisible, lo que es no sería uno, sino
d l t i p l e , y de este modo demuestra que lo uno no es
algo que sea.
60 (29 B 2) SIMPL.,Fís. 139, 9-19: En este argumento
muestra que lo que no tiene magnitud, ni espesor, ni
volumen, no existe en absoluto. .Si se le agregase a
otro ente, no lo haría mayor ... si se le quitase, no lo
haría menor ... es evidente que tanto lo que se quita
como lo que se agrega, no sonD (fr. 2). Zenón afirma
esto no para eliminar lo imo, sino porque cada una de
las muchas e infinitas cosas tienen magnitud por el
hecho de que, antes de 1.0 que se tome, hay siempre
algo susceptible de división hasta el infinito. Sostiene
esto demostrando que nada de lo que integra la multiplicidad posee magnitud1 en razón de que cada cosa
es idéntica a s í misma y una.
61 (29 A 21) SBN. fil., 13p. 88, 44: Parménides afirma
que nada de lo que se ve pertenece al todo; Zenón de
Elea eliminó todas las dificultades respecto del asunto,
pues dijo que nada existe.
62 SBN. fil., Ep. 88, 45: Si creo a Parménides, nada
existe, excepto lo uno; si creo a Zenón, ni siquiera
existe lo uno n.
n Suponer la existencia dc la unidad conduce a afirmaciones
contradictorias.
Todos estos testimonios concuerdan en que los ejercicios
dialkticos de Zenón se tmiparon también de la unidad y
concluyeron con su ~elirriinaci6nm.(anlirei. texto núm. 55).
No obstante, también en este aspecto el hecho de depender
exclusivamente del prestigios6 testimonio platónico (según
el cual Zen6n, un eleático ortodoxo, difícilmente podría
haber argumentado contra la unidad) ha oscurecido notablemente la comprensión del pasaje de Zen6n. Varios auto.
res modernos acusaron la1 huella de este prejuicio (.Ha de
haber algún rnodo.de evitar la contradicci6nm, pedía D. J.
FURLEYen Two studies in greek Atomiíts, Princeton, 1%7,
3) Contra el espacio.
63 (29 B 5 ) SIMPL.,
Fís. 562, 3 4 : El argumento de
Zenón parece suprimir la existencia del espaciog, pred.
parcialmente en The presocratics, ed. A. P. D. Mourelatos, Nueva York, 1974, p4g. m),pero ya Simplicio, cuyo
Zenón es evidentemente sólo el Zenón platónico (cf. -,
pág. 1271, se negaba a aceptar los testimonios de Eudemo
y de Alejamiro (textos núms. 55 y 57) -que parecen derivar
de Aristóteles (texto núm. 58)y añrmaba que Zenón no
pretendía eliminar lo uno, sino criticar la división al infinito
de todo lo que posee magnitud (texto núm. 51). Pero precisamente la crítica de Zenón a la unidad se basa en la falta
de magnitud de la misma, lo cual, si bien la pone a salvo
de la divisibilidad, la condena a la inexistencia. En efecto:
lo que no tiene magnitud, no existe (textos núms. 57 y 58).
y lo uno no tiene magnitud (texto núm. 60). Debe observarse
que, en d d a d , este argumento completa la crítica a la
multiplicidad, pues todo conjunto ha de estar integrado por
unidades. y Zenón demuestra aquí que la unidad no existe.
La asimilación de la unidad al punto ha sido interpretada
tradicionalmente como una alusión polémica por parte de
Zenbn a La concepción pitagórica de la d i d a d (cf. J. BURNET, EGP, pág. 317) -o a una concepci6n comente fuertemente influida por el pitagorismo ( B m , Phr. 2, phg. 103)-,
pues para esta escuela el punto sería se1 elemento determinante (hdros) de la magnitud. (Aarsr., Met. XIV 5, 1092b).
de lo cual parece deducir Zenón que no tiene magnitud en
si mismo. De esta observación concluyen algunos autores
que do Uno. de Parménides quedaría excluido de la crítica
zenoniana, pues habría dos amos.: el parmenideo, respetado por Zenón, y el que sirve de base a la multiplicidad,
que sería el único .eliminado. (cf. LEE,pág. M). Así y todo,
aparte de la cada vez más dudosa conceptualización de d o
Uno. por parte de Parménides (negada por la mayor parte
de los especialistas actuales, entre ellos M. UNTERSTEINER,
Pennoride, Florencia, 1958, p4gs. XXWI SS.; L. T-,
Parmenides, Princeton, 1%, pkgs. 188 SS.; Saarseiu, pdgs. 124 SS.).
nada autoriza a discernir dos amos, en el texto de Zenón.
Ni Eudemo ni Alejandro mencionan esta curiosa dualidad
(cf.
p4g. 139). y tampoco lo hace Simplicio, quien
sin duda hubiera recurrido a ella - d e haber existido- para
explicar la ainsóiita. eliminaci6n de lo uno por parte de
pntando así: si el espacio existe. estará en alguna
,-osa, pues todo lo que es está en algo, y lo que está
en algo está también en un espacio; es decir que el
estará en un espacio, y así hasta el infinito.
por consiguiente, el espacio no existez9.
-
Zenón. Además, Aristóteles afirma claramente que Zenón
se ocupó de u10 uno en siiv (autd td hén: texto núm. 58).
y no de algún hipotético uno pitagórico. Podemos acotar
que aunque la fórmula no pertenezca a Zenón (como sostuviera FUXNKEL,pág. 135, n. 50). Aristóteles sin duda creyó
que esa expresión rescataba el sentido de la unidad que
Zenón criticaba.
En este contexto zenoriiano el término tdpos significa
tanto aespacion como alugar,.. Ambos conceptos estarán uniñcados también en el adverbio pou (ed6ndcs) del texto núm. 65.
B No hay razones decisiva:; para aceptar el texto propuesto
por Calogero como fragmento de Zenón.
Esta referencia de Sinlplicio a la negación del espacio
,
93por parte de Zenón fue co~nsideradapor C A ~ E R Opágs.
95, como una cita textual del filósofo de Elea, sobre la base
de tres elementos: a) los té,rrninos de Simplicio que preceden
a la cita (erdtdn hopos, acuestionaba w m o ...m); b) el aestilo
arcaicon del pasaje; y c) :la neta conclusión final del razonamiento, ausente de otrais versiones paralelas. W. KRANZ,
convencido por estas razones, agregó la cita como fr. 5 de
Zenón en el Suplemento al primer volumen de su edición
de Vors., de H. Diels (pág. 498). Desde entonces. varios autores han criticado la hipótesis de CalogemKranz (especialmente, K. von Fritz), peno otros la han aceptado, aunque
, 114).
con ciertas reservas (tal es el caso de U ~ I N E Rplg.
C m w o , sin hacer referencia a las críticas, reafirmó su
posición en 1962 (Gnomon 34, núm. 4, pág. 331). V m FRaz
observó que los términos con que Simplicio precede la cita
son en realidad un estereotipo de la escuela doxográfica,
detectable también en Diógenes Laercio, y mal podría aludir
explfcitamente a los ainterrogatorios zenonianosv cuando no
aparece en el texto de los fragmentos auténticos (Gnomon
14 [1938]. 105). Creemos, con Von Fritz, que las pmebas
aportadas por Calogero son insuficientes. La *forma arcaica.
bien puede deberse al afan de Simplicio por remedar lo
mejor posible el estilo de Zenón, que, por otra parte -como
Z E N ~ NIIE BLEA
64 S ~ P L .Fis.
, 551, 13-15: Dice Zenón: *Si todo lo
que es esta en el espacio, es evidente que existirá también un espacio del espacio, y así se seguirá hasta el
infinitos
".
65 (29 A 24) ARIST., Fís. I V 1, 209a: Pero si el espacio es algo que existe, ¿dónde estará? El problema que
planteaba Zenón requiere una solución, pues si todo
podemos juzgar por los fr. 1 y 2 (textos nrims. 58 y 5 9 b
tiene poco de arcaico. En lo que se refiere a la ausencia
de conclusión del argumento en otros testimonios del mismo
razonamiento, ello bien puede deberse a que se trata, quizá,
de citas incompletas. De otro modo tendríamos que negar
autenticidad al fr. 4 (texto núm. 61), pues tampoco en él
estA la conclusión (a saber, anada se mueve,). Pero nuestra
mayor oposición a considerar una cita textual al pasaje de
Simplicio reside en que el mismo razonamiento aparece en
otro pasaje, también de Simplicio, menos expuesto a las
criticas re&n enumeradas, y, por ello mismo, con más
probalidades de rescatar las palabras textuales de Zen6n:
FCs. 551, 13.
Posiblemente este texto sea una cita directa de Zenón.
En este pasaje de Simplicio encontramos el texto de la
negación zenoniana del espacio. La introducción de la cita
deja poco margen a la duda (~Zenóndice....), y tanto la
concisión del texto como la fórmula que precede a la condusión (délon hdti, res evidente q u e ~ )recuerdan al fr. 1
(texto núm. 88). En lo que al texto en si se refiere, obskrvese que concuerda casi literalmente con la referencia aristot6iica del texto núm. 65, con s61o dos excepciones: la
ausencia del verbo ase seguirá. en los mejores códices de
Aristóteles (E, V. P, T) y el reemplazo de la preposici6n eis
(ahacia~)por epi en el texto de Simplicio. Esta semejanza
casi literal sugcnna que Simplicio tomb la cita de Aristóteles, y el agregado de aZen6n dice. indicaría que el filósofo
neoplathico no dudó de la paternidad del fragmento. Lo
cierto es que, sea en forma de cita directa por parte de
Simplicio, sea como transcripción de una cita aristot6lica,
el texto posee un valor testimonial mucho mayor que el tan
criticado de Ffs.562, 3.
3
45
lo que es está en el espacio, es evidente que existirá
también un espacio del espacio, y así hasta el infinito.
66 SIMPL., Fís. 534, 13-15: De este modo, si no se
resuelve la aporía de ZenOn (lo cual significa encontrarle alguna explicación), es evidente que quedaría
eliminada la realidad del e:spacio.
67 (24 A 29) ARIST.,Fís. ZV 3, 210b: El problema que
presenta Zenón, según el cual si el espacio es algo,
estará en algo, no es difícil de resolver, pues nada impide que el primer espacial se encuentre en otra cosa,
que no tiene por qué ser um espacio, como aquél.
4) Contra .?a percepcidn ,sensible.
68 (29 A 29) SWL., Fís. 1108, 18-28: De este modo
resuelve Aristóteles (en Fís. VI11 5, 250a) el problema
que planteó Zenón de Elea al sofista Protágoras: .Dime, Protágoras -le dijo--, un grano de mijo, o la
milésima parte del mismo, cuando cae, ¿produce algún
sonido?.. Como Protágoras dijera que no, Zenón continuó: U Y un medimno de granos de mijo, cuando cae,
¿produce algún sonido o no?, Como respondiera que
sí, Zenón preguntó: *¿No hay acaso una relación entre
el medimno de mijo y un solo grano, o la milésima
parte de éste?. Como Pn~tágorasadmitiera esta relación, Zenón dijo: u2Acaso no habrá también una relación entre los dos soniclos, semejante a la que hay
entre los objetos que los producen? Si es así, y si el
medimno de mijo produce un sonido, también lo producirá un grano de mijo, o la milCsima parte de un
grano., De este modo planteaba Zenón el problema 31.
31 El razonamiento, aunque no sea textual, respeta el procedimiento zenoniano.
Algunos autores tomaron demasiado al pie de la letra el
testimonio de Simplicio y creyeron encontrar aquí el h g -
5) Contra el movimiento.
69 EPIF.,
111 11: Zenón habla de este modo: lo que
se mueve, ha de moverse en el lugar en que está, o en
el que no está; pero nada se mueve en el lugar en que
esta, ni en el que no está. Por consiguiente, nada se
mueve.
70 (29 B 4) D. L., I X 72: Zenón suprime el movimiento cuando dice... (fr. B 4).
mento de un presunto diálogo de Zenón, o de algún discl
pulo que, a la manera de PIatón, recogiese las enseñanza!
de su maestro (cf. J. ZAFIROPULO,
L'Ecole élénte, París, 199
pág. la). Sin llegar a este extremo, debemos admitir quc
el razonamiento sigue en líneas generales la estructura dc
las argumentaciones zenonianas, y bien puede admitirse com(
un fiel redejo de sus ejercicios dialécticos. No esta claro
en cambio, cuál es el verdadero objetivo del argumento.
Aparentemente -y así lo hemos ubicadse trata de una
crítica de la percepcidn sensible, pero también podríamos
encontrar en él una nueva demostración de la relacidn que
une a la parte con el todo, e incluirlo entre los razonamientos que critican la multiplicidad: si el todo posee determinada cualidad (la de producir un sonido, en este caso; la
magnitud, en el de la multiplicidad), también la poseer6
el elemento (con lo cual el grano de mijo pmducká un
sonido, y el punto posserá magnitud, es decir, será divisible).
La mayor parte de los estudiosos, en cambio, ha visto en
este razonamiknto una critica de la percepción sensible
lo cual, según Urmm(cf. U P B I D I W E G ~ ~pág.
B ~ ~881,
~ Rcon
.
TEINER, pág. 173. Zendn volvena a ser el adefensorm de Parménides. No obstante. la critica de este argumento apunta
en una dirección opuesta a la de Parménides, pues mientras
este autor rechazaba a priori el testimonio de los sentidos
y sólo se atenía a la raz6n (lógos, fr. 7.3, Zenón, al reconocer que incluso un grano de mijo produce un sonido,
invita al oído a que mejore su audición. En efecto: a todo
estimulo corresponde una sensación, por débil que ésta fuere,
que refleja fielmente al estimulo. Parménides jamás hubiera
suscrito esta correspondencia.
71
Categ. 109, 6: Y nuevamente en
- - (29
. A 15) EL~AS,
del propio maestro LParménides], que decía que
10 que es, es inmóvil, pruelba mediante cinco demostraciones que lo que es, es inmóvil.
72 (29 A 25) ARIST., Fis. VI 9, 239b: Hay cuatro"
argumentos de Zenón acerca del movimiento, que colo
can en un aprieto a quienes los re su el ven^.
-
2 La divergencia entre Aiistóteles y Elias en lo que se
refiere al número de los argumentos puede deberse a que este
último autor agregue, a los cuatro clásicos, el texto que nos
ha llegado como fr. 4 (texto núm. 91).
3 Los argumentos contra el movimiento no parecen poseer
sistematicidad.
Una larga polémica opone a los intérpretes de los argumentos de Zenón contra el movimiento. Por un lado, la
escuela tradicional sostiene que Zen6n. en tanto discípulo
fiel de Parménides, se opone absolutamente a la existencia
del movimiento. CAUK;ERO, phg. 114 y B. L. VAN üEU WAERDEN,
ezenon und die Gmdlagerikrise der griechischen Mathematikm, Mathemarische h ~ l m
117 (1%0/1), 143, son los representantes más radicales de esta concepción. Por otro lado,
quienes aíinnan que la críiiica de Zenón apunta preferentcmente a los pitagóricos, sostienen que Zen6n 5610 refuta la
posibilidad del movimiento sobre la base de la ooecepcidn
discontinua de la realidad propia del pitagorismo. El iniciador de esta comente fue 1P. TANNWY(en Pour l'histoire de
la science hellkre, París, 1887) y entre sus seguidores se
encuentra m e incluso B. RUS(en Our Knavledgc of
the Externa1 World, New York, 1929, Lecture 6, p@.
182198). Una toma de posición supera los alcances de nuestro
trabajo, pues, desde el momento en que no consideramos
que Zenón haya sido el portavoz de determinada escuela ñ b
sbfica, nos ceñimos sólo a la cohesión formal de sus argumentos, los cuales, en resurnidas cuentas, suelen atacar tanto
a la tesis como a la antítesis (cf. sus críticas a la unidad
y a la multiplicidad). Un punto que ha llamado la atencidn
de los estudiosos es la presunta aistematiadadm de los
cuatro argumentos contra el movimiento. Ellos n s p w d e
nan a un esquema riguroso, con prernisas que se altemarían
de modo tal que abarcaría11 todas las posibilidades: divisi611
al infinito del espacio y/o del tiempo, y divisidn hasta uni-
A) L a d i c o t o m í a .
73 (29 A 25) ARIST., Fís. VI 9, 239b): El primer argumento es acerca de la inexistencia del movimiento,
pues el m6vil debería llegar antes a la mitad que al
final de su recorrido.
74 (29 A 25) ARIST., Fis. VI 2, 233a: Por ello, el
argumento falso de Zenón sostiene que no es posible
recorrer magnitudes infinitas O estar en contacto con
cada una de ellas, en un tiempo limitado.
75 SIMPL.,
Fís. 1013, 4-16: El primer argumento es
éste. Si existe el movimiento, es necesario que el móvil
dades atómicas del espacio y/o del tiempo. Un ejemplo acabado de esta concepción lo encontramos en V. BROCUUB,
p&s. 4 SS. No obstante -aparte del hecho de que quizá
estos argumentos sean cinco, y no cuatro- basta leer sin
prieconceptos los testimonios de Aristáteles, que son los más
antiguos (textos núms. 73, 78, 82 y 86). para advertir que
esta asistcmaticidadm escapó al comentador, quien da incluso
a entender que los argumentos significativos son s61o tres,
pues el segundo sería una variante del primero. AdemBs,
las referencias al tiempo, explícitas en el primer argumento,
no se padrán encontrar en el segundo, y no creemos que
estén wisiblemente implícitas. en él, como afirma BROCZURD,
pag. 5; y, por otra parte, los supuestos espacietemporales
d e los argumentos tercero y cuarto parecen ser los mismos,
si bien en el tercero la referencia al tiempo infinito la agrega
Filópono (texto núm. 85). No creemos, en consecuencia, que
los cuatro argumentos estén relacionados en forma sistemática, sino que se trata de cuatro enfoques críticos de una
misma nocian, el movimiento. que sufre cuatro ataques en
sendos flancos débiles de su estructura. Hemos conservado
para los cuatro argumentos los nombres tradicionales de
ala dicotomian, aAquilesn, «la flechaa y .el estadios.
34 En el texto griego figura sólo el término ainhitasm (en
neutro plural). El concepto de magnitud podría suplirse también con los de apartesm, aposicionesm, .puntos., etc. La aparición de amagnitudes. en el texto de Filópono (texto núm. 76)
nos llevá a preferir este término.
recorra infinitas magnitudes en un tiempo limitado.
corno esto es imposible, el movimiento no existe. Zenón
demuestra esta hipótesis a partir de la distancia que
el móvil. Como toda distancia es divisible hasta
el infinito, es necesario que el móvil alcance primero
la mitad de la distancia que debe recorrer, y luego la
totalidad. Pero antes de recorrer la mitad del todo,
debe recorrer la mitad de ésta; y, previamente, la
mitad de esta mitad. Si estas mitades son inñnitas,
porque es posible obtener la mitad de toda mitad ya
&tenida, es imposible recorrer infinitas magnitudes
en un tiempo limitado. Para Zenón esto era evidente
( ~ r i s t ó t d e evocó
s
antes este argumento, cuando afirmó
que es imposible recorrer magnitudes infinitas en un
tiempo limitado, así como estar en contacto w n la
infinitud). Toda magnitud, entonces, tiene inñnitas divisiones, y es imposible recorrer una magnitud da& en
un tiempo limitado.
76 FIL~P.,Fís. 81, 7: Zenón utilizaba este argumento
para demostrar que esta unidad [ = la parmenídea] es
inm6vil: si algo se mueve a lo largo de una línea limitada, dice, es necesario que antes de que se haya movido por toda su extensión, se haya movido hasta la
mitad; y antes de que se haya movido hasta la mitad
del total, es necesario que primero lo haya hecho hasta
su cuarta parte; y, antes de la cuarta parte, hasta la
octava; y así hasta el infinito, pues todo continuo es
divisible hasta el infinito. Si .algo se mueve por una
línea limitada, es necesario que primero recorra ciertas
magnitudes infinitas. Si esto es así, como todo movimiento se iieva a cabo en un tiempo limitado (pues
nada se mueve en un tiempo infinito) ocurrirá que se
habrá movido a través de magnitudes infinitas en un
tiempo limitado, lo cual es imposible, pues de ningún
modo se puede atravesar de un extremo a otro lo infinito.
más lento nunca será a1c:anzado por lo más rápido.
pero, como esto es imposible, el movimiento no existe.
77 (29 A 22) (ARIsT.),De lin. insec. 968a: Además,
según el razonamiento de Zenón, si es imposible tocar
en un tiempo limitado infinitas magnitudes, tomándolas una por una, pues es necesario que el móvil
Uegue primero forzosamente a la mitad del recorrido,
es necesario que exista una cierta magnitud indivisible,
pues lo indivisible carece absolutamente de mitads.
80 SIMPL.,
Fís. 1014, 9 - 1015, 2: El argumento es llamado ~Aquiles~
porque en él se ocupa de Aquiles,
quien, según dice el argumento, no puede dar alcance
a la tortuga que persigue. hies es necesario que el perseguidor, antes de alcanzar la meta, llegue primero al
lugar del cual partió el que huye. Pero cuando el perseguidor llega a este punto, el que huye avanzó una cierta
distancia, si bien ésta es menor que la que recorrió
el perseguidor, que es más veloz. Pero avanzó: nc se
estuvo quieto. Y nuevame:nte en el tiempo en que el
prseguidor alcanza el punto al que llegó el que huye,
éste avanzó algo, si bien menos que lo que se había
movido antes, pues es miás lento que el perseguidor.
Y así, siempre que el perseguidor avanza hasta donde
había llegado el que huye, que es más lento, Cste ha
avanzado algo. Aunque el recorrido es cada vez menor,
sin embargo algo recorre, pues está siempre en movimiento. Por el hecho de suponer distancias cada vez
menores hasta el infinito -a causa de la divisi6n de
las magnitudes hasta el :infinito- no s610 Héctor no
será alcanzado por Aquiles; tampoco lo será una tortuga. Supóngase que se trata de un estadio. Una tortuga avanza a partir de lai mitad del estadio, y Aquiles
avanza diez veces m& e:n el mismo tiempo. Aquiles,
desde el comienzo del e:stadio, inicia la persecución
de la tortuga, y avanza :medio estadio, de modo que
llega a la mitad del mismo, de donde partió la tortuga.
Pero ésta avanzó ya la dtcima parte de la mitad restante del estadio. Aquiles recorre entonces la décima
parte de esta mitad del estadio; pero la tortuga avanzó
la décima parte de la dtkima parte de la mitad restante. Y mientras quede tina ddcima parte de cualquier
distancia, y ella tenga a su vez una décima parte, la
B) A q u i l e s .
78 (29 A 26) ARIST.,Fís. VI 9, 239b: El segundo argumento es llamado ~Aquilesm. Es Cste: el corredor
más lento no será nunca alcanzado por el más rápido,
pues es necesario que el perseguidor llegue primero al
lugar de donde partió el que huye, de tal modo que
el más lento estará siempre nuevamente un poco más
adelante. Este argumento es igual que el de la dice
tomía y sólo se diferencia de éste en que la magnitud
que se agrega no se divide en dos.
79 SIMPL.,Fís. 1013, 31 - 1014, 3: Este argumento de
la división al infinito fue retomado de un modo diferente. Vendría a ser asi: si el movimiento existe, lo
35 El argumento de la dicotomia es, tal como lo presenta
Aristbteles, lo suficientemente explícito de por sí: toda distancia impiica infinitas magnitudes, y es imposible fecorrer infinitas magnitudes en un tiempo limitado. Nada agrega Simplicio,
y Filópono, al hacer referencia expiícita a la distancia alirnitadas, facilita la visualizaci6n de las sucesivas amitadesm en
que dicho segmento puede dividirse. La repetición reiterada
de los términos ainfinitasw (magnitudes) y alimitados (tiempo)
sugiere que el núcleo de la aporh reside -mo
observara
sagamente CALOC=,~RD,
pág. 12% en la incompatibiiidad entre
finitud e iiiñnitud. Acerca de este argumento, cf. G. V u m ,
aZeno's race coursen, JHP 4 (1%).
tortuga estará siempre delante de Aquiles, y jamás
ninguno de los dos podrá recorrer la totalidad de1
estadio B.
C) L a f l e c h a .
81 (29 A 27) ARIST., Fís. VI 9, 239b: Pero Zenón
razona en falson. Dice que, si siempre todo está en
reposo o se mueveM, la flecha arrojada está inmóvil,
toda..
El aAquiles* es una variación del argumento de la .dice
En la nota 33 observamos que cada argumento critica al
movimiento desde una perspectiva diferente. El argumento
de la dicotomía, en realidad, negaba a ptiori la posibilidad
del movimiento, pues dada la infinita divisibilidad de la
distancia, el m6vil no puede siquiera iniciar su recomdo.
En efecto: .el móvil debe llegar antes a la mitad ... (texto
núm. 73), pero como ese .antes* se va acercando infinitamente al punto de partida, el amóvil. permaneced h m 6 vil.. En este segundo argumento, en cambio, se da por
supuesto el movimiento, pero de la relación que existe entre
dos móviles surgen implicaciones tan absurdas que obligan
a desechar la hipótesis inicial y a concluir que el movimiento no existe (texto núm. 75). Como observara Arist&
teles (texto núm. 78). el núcleo de la aporía es el mismo
que había encontrado en la dicotomía: la imposibilidad de
recorrer un número infinito de magnitudes, que, en este
caso, son las que separan al perseguidor de su presa. La
distancia se acorta incesantemente, pero nunca se anula.
Como señalamos en la nota 17, hay varios intentos de
.solucionar. las aporías de Zen6n. El trabajo m& riguroso
en lo que se refiere a este argumento es el de M. BLACK,
.Achilles and the tortoise., Analysis 11 (1950).
JI Paraíogizerai: razona mediante paralogismos.
M Varios autores, entre ellos ZELLER, ZMR, pág. 383, n. 24,
propusieron suprimir la expresión uo se mueves, que privana
de sentido al razonamiento. Esta posición ignora el modo
habituai en que Zenón presenta sus argumentos. que abarcan
tanto la tesis como :a antítesis. En este caso se trata de
demostrar cómo, en lugar del aparente movimiento, nos encontramos frente al reposo, y nada mejor para ello que tomar
pues lo que se mueve es8tá siempre en un instante'
está en un espaciou igual a sí mismo.
82 (29 A 27) ARIST., F í s . VI 9, 239b: El tercer argumento es el que se expo:ne ahora: la flecha arrojada
está inmóvil. Esto se deduce de suponer que el tiempo
está compuesto de instant'es; pero si no se admite esto,
no se inferirá la conclusión.
9
83 SNPL.,Fís. 1011, 19-26: El argumento de Zenón
que proclama que todo. cuando está en algo igual a sí
mismo, está en movimierito o en reposo, y que nada
que esté en el instante se mueve, y que todo lo que se
mueve está siempre, en cada instante, en algo igual a
si mismo, parece razonar así: el proyectil arrojado está
en todo instante en algo igual a sí mismo, y así durante
todo el tiempo. Pero lo que esta en un instante igual
a sí mismo, no se mueve, ,pues nada está en movimiento
en el instante; y lo que no se mueve, está en reposo,
pues todo está en movimiento o en reposo. Por ello,
el proyectil arrojado, mientras se encuentra arrojado,
está en reposo durante todo el tiempo en que dura su
trayecto.
84 SIMPL.,
Fís. 1015, 29-31: Si es necesario que todo
esté en movimiento o en reposo, mientras que lo que
como punto de partida la disyuntiva xtodo está en movimiento
o en reposo*. Como observana BRO(~ARD,
pág. 6, el razonamiento
muestra luego que, si el tiempo está integrado por .instantes.,
en cada instante el móvil trstará forzosamente en reposo (y
precisamente entonces se elimina uno de los miembros de la
disyuntiva).
39 Literalmente, .en el ahora* (nyn).
40 En este pasaje, y en los textos núms. 83 y 84, el griego
dice solamente .en lo igual a si mismo.. Basándonos en el
comentario de Filópono (texto núm. 85). donde aparece el término .espacio., hemos inferido que éste podría estar supuesto
también en los pasajes anteriores.
se mueve está siempre en algo igual a si mismo, el
proyectil arrojado está inmóvil en su trayecto. En
efecto: lo que está siempre en algo igual a sí mismo,
no se mueve, sino que está en reposo.
85 FIL~P.,
Fis. 816, 30: Todo lo que está en un espacio igual a sí mismo -dice- está en movimiento o en
reposo. Pero es imposible que algo esté en movimiento
cuando esta en un espacio igual a si mismo. En consecuencia, está en reposo. Es así como el proyectil arrojado estará en reposo en cada uno de los instantes
del tiempo durante el cual se mueve, al estar en un
espacio igual a sí mismo; y, si está en reposo en todos
los instantes del tiempo, que son infinitos, estará en
reposo todo el tiempo. O sea que, si bien parecía que
estaba en movimiento, ocurre que el proyectil que se
mueve estará en reposo a.
4'
El argumento de ala flecha. está relacionado con la negación expuesta en el fr. 4.
El razonamiento, en su conjunto, ha llegado hasta nosotros en forma muy fragmentada y por ello es dificil cap
tarlo en todo su alcance. Podría parecer que la concepción
del tiempo como una duración compuesta por una serie de
instantes (es decir, aahorasw, Atomos temporales) fuera decisiva para la comprensión del argumento, pues, en realidad,
cada instante determina una cierta aposicibn., y el movimiento tendría que resultar de una suma de posiciones inmóviles, lo cual es imposible. No obstante, el núcleo central
de la argumentación es la afirmación de que lo que está
en el instante está en un espacio igual a si mismo, y ella
debe admitirse -parececomo un postulado, pues Zenón
no ofrece razones en su favor. Vlastos, que sistematizó didácticamente las diversas etapas del razonamiento (Encycl., página 374), encontró también elementos de apoyo en el fr. 4
(texto núm. 91). Esta es su reconstmcci6n: a) la flecha no
puede moverse en el lugar en que no está, pero b) nada
puede moverse en el lugar en que está, puesto que c) este
lugar es igual a sí mismo, y d) todo está siempre en reposo
cuando está en un lugar igual a sf mismo; e) como la flecha
arrojada está siempre en un lugar igual a sf mismo. f) está
D) E l e s t a d i o .
86 (29 A 28) ABIsT., Fis. VI 9, 239b: {a) El cuarto
argumento es acerca de unos cuerpos iguales que, en
un estadio, se mueven en direcciones opuestas frente
a otros cuerpos iguales, algunos desde el fin del estadio
y otros desde la mitad, a igual velocidad. (b) En este
ocurre que se llega a creer que la mitad
del tiempo es igual al doble del mismo. (c) El falso
razonamientoQ consiste en que se supone que un cuerpo de igual tamaño es capaz de pasar a la misma velocidad y en el mismo tiempo tanto frente a un cuerpo
en movimiento como frente a un cuerpo en reposo.
(d) Supóngase unos cuerpos M, iguales y en reposo;
otros cuerpos BB, iguales en número y en tamaño a
que comienzan a moverse desde el punto medio de los A; y otros cueirpos CC, también iguales en
número y en tamaño a los antenores, y que parten
desde el final del estadio a la misma velocidad que B.
(e) Ocurre que el primera1 de los B alcanza al último
de los C, y, al mismo tiernpo, el primero de los C al
último de los B. moviémdose los unos frente a los
otros. (f) Tarnbidn el grupo C pasó delante de todos
los Be, pero B pasó sólo delante de la mitad de los
A, de modo tal que el tiempo requerido fue s610 la
mitad. Pero el tiempo empleado por cada uno para
pasar delante de cada uno de los otros, fue igual.
(g) Sucede entonces que al mismo tiempo el primer B
pasó delante de todos los C, pues el primer C y el
siempre en reposo. Acerca de este argumento, cf. también
G. Vusros, .A note on Zeno's a r r o w , Phr. 11 (1966).
u Literalmente, .el paraloi&rno..
u En algunos manuscritos -a
la lección atodos los AD.
Simplicio, que se basa en estos manuscritos. complica innecesariamente el razonamiento al tener que explicar cómo, en vez
de sobrepasar dos cuerpos A. C sobrepasó cuatro. Cf. nota 4.
primer B estarán simultáneamente en los extremos
opuestos -ya que, como dice. empleó el mismo tiempo
para pasar delante de los B que para hacerlo delante
de los A- en razón de que ambos necesitaron el mismo tiempo para estar frente a los A.
87 SIMPL.,
Fís. 1016, 9 - 1019, 14: (a) El cuarto de los
argumentos de Zenón acerca del movimiento, que concluía con la imposibilidad de su existencia, era de esta
índole: (b) Si el movimiento existe, cuerpos del mismo
tamaño y que se desplazan a igual velocidad, no Ilevarán a cabo el mismo movimiento en el mismo tiempo,
sino que el movimiento de unos será el doble respecto
del movimiento de otros. Esto es imposible, y también
es imposible lo que se deduce de esto: que el mismo
tiempo es simultáneamente el doble y la mitad. (c) Para
demostrarlo, supone Zenón que hay acuerdo en lo siguiente: los cuerpos, que son iguales y que se mueven
a igual velocidad, recorren la misma distancia en el
mismo tiempo. Y, además, si de estos cuerpos iguales
y de igual velocidad, uno avanzó la mitad y el otro el
doble, ello significa que el primero se movió solamente
durante la mitad del tiempo, y el segundo durante el
doble del tiempo. (d) Una vez admitido esto, supone
un estadio DE, y varios cuerpos A, por ejemplo, cuatro -o algún otro número par, pues el total de estos
cuerpos iguales ( o ucubosm, como los llama Eudemo)
deberá dividirse luego por la mitad-, .ubicados en reposo en la parte media del estadio. El primero de estos
cuerpos en reposo es el que está más próximo al comienzo del estadio (punto D), y el Úitimo, el que está
más próximo a E. Supone que hay también otros cuatro cuerpos o cubos B, iguales en tamaño y en número
a los que están en reposo, ubicados de modo tal que
empiezan en el comienzo del estadio y terminan en la
parte media de los cuerpos A, y que se mueven hacia
el fin del estadio (punto E). Dice que el primero de
los cuerpos B es el que está frente al punto medio de
los A, pues es el que se moverá primero en dirección
E. El número de los cuerpos debe ser par, para poder
dividirse por la mitad, pues, como ya veremos, así lo
,,quiere el argumento. Por esta razón él coloca al primer B en el punto medio de los A en reposo; y luego
supone también unos cuerpos C, que se mueven en
dirección opuesta a los B, y que tienen el mismo número y tamaño que éstos y que los A. Así como los B
mueven desde el medio del estadio - d o n d e está
también el punto medio de los A- hasta el extremo E,
10s C se mueven desde este extremo E hasta el comienzo D del estadio, de modo tal que evidentemente el
primero de los cuatro C es el que más se acerca al
punto D, hacia donde se mueven todos los C; de este
modo, el primer C está enfrentado también al primer
B. (e) Supuesta esta posición en un comienzo, es decir,
los A, que permanecen quietos; los B que se mueven
hacia
desde la parte media de los A -y del estadi*
el extremo E; y los C desde el extremo E del estadio
hacia el comienzo (y no «desde el Último B., como
según parece, se vio obligado a sostener Alejandro por
encontrar la expresi6n en algunas transcripciones, según
lo cual, lo que él llamó antes «primer BD es llamado
ahora aúltimo~),ocurre que cuando se mueven unos
frente a otros a igual velocidad. llegarán el primer B
y el primer C al fin de su movimiento de modo tal
que el primero de cada grupo estará frente al ÚItimo
del otro. Como desde un comienzo el primer C estaba
colocado enfrentado al primer B, al tener ambos m e
vimientos opuestos a la misma velocidad. y al enfrentarse recíprocamente en su trayecto, el primer B estará
finalmente frente al último C, y el primer C frente al
ultimo B. Y esto vendría a ser equivalente a afirmar
que el primer B y el primer C están simultáneamente
frente a sus opuestos, como resultado de haberse movido los unos frente a los otros: el movimiento de unos
frente a otros puso a cada uno frente al último del otro.
(f) Pero ocurre que mientras que el C -dice, refiriénde
se evidentemente al primero- ha pasado frente a todos
los A-, el B pasó [sólo] frente a la mitad de los A. Es
evidente entonces que el B, que comenzó en el punto
medio de los A, se movió frerfte a dos A, es decir,
frente a la mitad de los mismos, sea cual fuere su número, que es par; y que el C recorrió el doble de cuerpos que B, pues el primer B tuvo su comienzo [sólo]
en el punto medio de los A. Y en tanto B se movió
frente a los dos últimos A, que estaban en reposo, el
primer C, en dirección opuesta a B, sobrepasó cuatro
B, pues los dos movimientos opuestos duplican la distancia única que recorre B frente a los inmóviles A.
Esto es evidente. (g) Pero ¿de qué modo pasó C frente
a todos los A? Pues no se movió frente a éstos, sino
Erente a los B, ni comenzó a moverse desde e1 principio
de los A, sino desde el principio de los B, que estaban
en el punto medio de los A. Lo que ocurre es que los
B son iguales a los A. Por ello, en el tiempo en que C
se movió frente a los B, debió de pasar frente a igual
número de A que de B. (h) El razonamiento falso6
reside en que Zenón supuso, sin restricción alguna,
cuerpos en movimiento, al mismo tiempo, frente a
otros cuerpos en movimiento, sin tener en cuenta que
algunos de estos cuerpos iguales se mueven en direcu El hecho de que Simplicio se base en los manuscritos
de Arist6teles que presentan este texto en lugar de la lección
atodos los B., que se encuentra en otros códices y que respeta
la coherencia del argumento, lo llevará más adelante a intentar
una explicación personal de la consecuente anomalía. Cf. el
texto núm. ü7 (g).
a Simplicio, al igual que Anstóteles (cf. nota 37) utiliza el
ttrmino aparalogismoa.
cienes opuestas, y que otros están en reposo. También
supuso que si bien el tieimpo en que C pasa Erente a
los B y a los A es el mismo, en ese tiempo el primer
B pasa frente a dos A, mientras que el C lo hace frente
a cuatro B y a cuatro A, de lo cual resulta que, aunque
B tenga la misma velocidad que C, avanza sólo la mitad en el mismo tiempo en que se mueve C, lo cual es
contrario a lo supuesto y a la evidencia, pues los cuerpos que se mueven a igual velocidad avanzan la misma
distancia en el mismo tiempo, siempre que estén en
una relación homogénea :y ambos se muevan frente a
cuerpos en reposo, o ambos se muevan frente a cuerpos que tambitn están en movimiento, pero no cuando
algunos, como los B. lo hacen frente a cuerpos que
están en reposo, y otros, como los C, frente a cuerpos
que se mueven en dirección opuesta. Además, el tiempo en que se mueve B h n t e a los dos A debe ser la
mitad del tiempo en que se mueve C frente a los cuatro
B, si los A son iguales a los B, y B y C tienen la misma
velocidad. (i) Pero parea: que el tiempo en que B se
mueve frente a los dos A y aquel en el cual C lo hace
frente a los cuatro B, es exactamente el mismo. Ocurrirá entonces que la misma magnitud será el doble
y la mitad, si, siendo iguales los B y los A, en el mismo tiempo los cuerpos BI pasan frente a dos A, y los
C, a igual velocidad, frente a cuatro B. Y el mismo
tiempo es tambikn el doble y la mitad; la mitad, porque el tiempo en que B pasó frente a dos A es la mitad
del que empleó C para ]pasar frente a cuatro B, que
es, no obstante, el mismo. El hecho de que cada uno
tarde el mismo tiempo en pasar frente a cada uno de
los otros mostraría que tanto B como C, que tienen la
misma velocidad, tardan el mismo tiempo en pasar
frente a cada uno de los 13 y de los A, pero si el tiempo
es el mismo, es evidente: que el tiempo en el cual C
pasó frente a cuatro B es el doble, y aquel en el cual
60
Z E N ~ NDB ELBA
LOS FIL~SOFOS PRESOCR~TICOS
B pasa frente a dos A, es la mitad, o que fue mayor
el tiempo en que C pasa frente a cuatro A que el que
puso B para pasar, a la misma velocidad, a dos A.
Pues se había dicho que en el tiempo en que B pasa
frente a C, pasa también frente a A. Después de decir
que C pas6 frente a todos los A porque pasó frente a
todos los B (agregando luego estos despropósitos: que
la mitad de una distancia es igual al doble de ella
misma, y la mitad del tiempo es igual al doble del
tiempo) afirma que simultáneamente ocurre que los B
pasaron frente a todos los C, como los C frente a todos
los B ".
6 E1 argumento del aestadiom demuestra la relatividad del
movimiento.
Este cuarto argumento de Zen6n contra el movimiento
pone en juego una complicada serie de elementos, lo cual
dificuita bastante su comprensión. Por este motivo hemos
decidido dividir en ~ á r r a f o slos testimonios de Anstóteles
y de Simplicio, e intentar discernir las etapas que contiene
el razonamiento. El sentido común nos dice ív la evidencia
lo muestra: texto niim. 87 (h)) que cuerpos h a l e s que se
mueven a igual velocidad recorren la misma distancia en el
mismo tiempo (texto núm. 81 (c)). Pues bien: Zenón va a
demostrar que, a la misma velocidad y en el mismo tiempo,
ciertos cuerpos recorrerán el doble de la distancia que otros
(texto núm. ü7 (b)), lo cual obligara a reconocer que la
mitad del tiempo es igual al doble del mismo (texto núm. 86
(b) y texto núm. 87 (c)). Esto es absurdo, pero es una
consecuencia necesaria de admitir la existencia del movimiento. Por consiguiente, el movimiento n o existe (texto
nilm. 87 (a)). La demostración de este argumento se vale
de una serie de cuerpos que se desplazan en un estadio.
El movimiento consistirá en el salto de una posición a
otra, es decir que se respeta el supuesto del argumento de
la flecha (.el tiempo es una suma de instantes.) y la novedad residiría en que aquf tarnbibn el espacio parece estar
compuesto por magnitudes determinadas, es decir, por a t e
mos. La conclusi6n del razonamiento, como ocurre siempre
en Zenh, será paradójica: el dtomo espacietemporal a) se
divide, o b) se duplica. En ambos casos deja de ser btomo.
La descripción del punto de partida de la demostración
IV. FRAGMENTOS
PROBABLFMENTE AUTBNTICOS.
88 (29 B 1) SIMPL.,Ffs. 141, 1-8: Si lo que es no
tuviese magnitud, no existiría.. . Si (la multiplicidad)
&ste, es necesario que cada cosa tenga cierta magnitud
-
es similar en Anstóteles y en Simplicio: en un estadio,
cuyos extremos son D y E, se encuentran tres gnipos de
cuatro cuerpos (o de algún otro número par) cada uno.
Los cuatro cuerpos del primero de los grupos, llamado A,
están ubicados en el medio del estadio; los cuerpos del otro
grupo, llamado B. están ubicados en forma tal que 5610 dos
de ellos se enfrentan a los dos primeros aiapos de A;
y el tercer grupo, llamado C, está ubicado en forma similar
a B. aunque a la inversa, de modo que dos de sus cuerpos
se enfrentan a los dos úitimos de A. Cuando comience la
demostración, los aierpos A estarán inm6viles, los B se
moverán hacia el fin del estadio (punto E), y los C hacia
el comienzo (punto D) (textos números 86 (d) y 87 (d)).
El esquema de esta primera etapa es el siguiente:
Los cuerpos B y C se ponen en movimiento a la misma
velocidad, y en determinado lapso de tiempo BI se encuentra
frente a G,y Ci frente a b.Vale decir que el primer cuerpo
de cada g r u p o sobrepas6 cuatro cuerpos del otro (textos
núms. 86 (e) y 87 (e)). Pero ocurre que al llevarse a cabo
este movimiento (es decir, en ese mismo lapso de tiempo)
BI pasó frente a s610 dos cuerpos A (los dos últimos: A, y
Al), y CI lo hizo tambiCn frente a s610 dos cuerpos A (los
dos primeros, Ai y AI) (textos n b . 86 (f) y 87 (f)). El
esquema de esta segunda etapa es:
62
LOS FILÓSOFOS
PRESOCR~TICOS
y espesor, y que una (parte) de ella se separe de la
otra. Y el mismo razonamiento se aplica a esta parte
separada, pues también ésta tendrá magnitud y separará algo de si. Es lo mismo decir esto una sola vez
y enunciarlo siempre: nada de ella será esto úitimo,
ni alguna (parte) dejará de estar en relación con otra.
Así, si existe la multiplicidad, es necesario que ésta sea
Como la velocidad es la relación que hay entre el espacio
y el tiempo, y se postuló que la velocidad de B y la de C
son iguales, se llega a la conclusión parad6jica de que (a)
o el espacio es el doble de sf mismo (si se toma como criterio los dos cuerpos A que sobrepasd BI, pues, en el mismo
tiempo, sobrepasó cuatro C) o la mitad de sí mismo (si se
toma como criterio a los cuatro C que sobrepad BI, pues,
en el mismo tiempo, sobrepasó s610 dos A); o (b) el tiempo
es el doble de sí mismo (pues para superar cuatro cuerpos
debió Bi utilizar el doble de tiempo que para sobrepasar
sólo dos, lo cual, no obstante, se llevó a cabo en el mismo
tiempo) o la mitad de sí mismo (pues para superar dos
cuerpos, BI debió utilizar la mitad del tiempo que para s e
brepasar cuatro. lo cual, no obstante, ocurrió en el mismo
lapso temporal) (textos núms. 8ó (b) y 87 (i)). En ambos
casos la unidad espacietemporal ha sido violada (dividida
o duplicada). El Único punto de esta descripción en que Simplicio se aparta de Aristóteles es en el texto núm. 87 (g),
donde trata de demostrar, mediante una inferencia, de qué
modo sobrepasar a todos los B equivale, para C, a sobrepasar a todos los A. Finalmente, tanto Aristóteles como Simplicio critican el argumento de Zen6n: el error consistiría
en tomar como referencia tanto a cuerpos en movimiento
en direcciones opuestas (los B respecto de los C, o viceversa), como a cuerpos en reposo (los A) (textos n b s . 86
(c) y 87 (h)). Pero lo que Zenón quería demostrar era precisamente la relatividad del movimiento, es decir, su contingencia. Privado de su c a k t e r absoluto, &lo nos queda la
apariencia del movimiento, una mera percepci6n sensible
(la aevidencia. a la que hace referencia Simplicio en el
texto núm. 87 (h)). Del crédito que merece este tipo de
evidencia. se ocupó ya Zm6n en su apoda del grano de
mijo (texto núm. 68).
pequeña y grande; pequeña., de modo tal que no tenga
grande, de modo tal que sea infinita.
89 (29 B 2) SWL., Fís. 139, 11-15: Si se le agregase
,otro ente, no lo haría mayor, pues, al no tener mag-
nitud, aunque se agregue, no sena capaz de producir
una magnitud. Y así, lo que: está agregado, no existiría.
pero, si se le quitase a algo, no lo haría menor, y si
se le agregara no lo aumentaría; es evidente entonces
que tanto lo que se agrega como lo que se quita, no
son.
90 (29 B 3) SWL., Fís. 140, 29-33: Si existe la multiplicidad, es necesario que sus integrantes sean tantos
cuantos son: ni más que eIIos, ni menos. Pero si fuesen
tantos cuantos son, serían Ilimitados. Si existe la multiplicidad, los entes son ilimi.tados, pues en medio de los
entes siempre hay otros, y nuevamente, en medio de
éstos, otros mhs. Y así, los entes son ilimitados.
91 (29 B 4) D. L., IX 7'2: Lo que se mueve no se
mueve ni en el lugar en que está, ni en el lugar en
que no está.
92 SW., Fís. 551, 13-15:: Si todo lo que es está en
el espacio, es evidente que existirá también un espacio
del espacio, y así se seguirá hasta el infinitor].
V. FRAGMENTO
PRESUMIBLEMENTE FALSO.
93 (29 B 5) S ~ P L .Fís.
, ,562, 3-5: Si el espacio existe,
estará en alguna cosa, pues todo lo que es está en
algo, y lo que está en algo está también en un espacio,
y así hasta el infinito. Por consiguiente, el espacio no
existe @.
fl
Acerca de la autenticidad de este fragmento, cf. nota 30.
a Acerca de la posible falredad de este fragmento. cf. nota 29.
MELISO DE SAMOS
1, Problemas que plantea el estudio de Meliso.
Quizá la dificultad mayor con la que se ha de enfrentar quien se acerque libre de prejuicios al estudio
del pensamiento de Meliso de Samos surja del obstáculo que ofrece la tradición para llegar a un equiiibrado examen de sus doctrinas. Ello significa poder
superar una subestimaci6n que, a fuerza de reiterada,
se ha vuelto habitual.
Tal actitud tiene sus inicios en las manifiestas y
empecinadas críticas que Aristóteles hace a Meliso
tanto en la Física, como en la Metafísica y en las Refutaciones sofisticas, y, naturalmente, en la tremenda y
decisiva influencia de la opinión aristotélica. Esas críticas se han visto coronadas, además, por el beneplácito que les concediera en el siglo pasado la augusta
figura de Eduardo Zeller, y por el eco que han encontrado más recientemente en estudiosos como K. Reinhardt, W. Capelle y P. Albertelli.
El primero de estos últimos, por ejemplo, consideró
a Meliso sin empacho alguno como ein Dilettant; el
segundo optó, más simplemente, por eliminarlo de su
obra Die Vorsokratiker. El tercero, tn fin, sintiéndose
tal vez inevitablemente obligado a incluirlo en un volumen dedicado a los eléatas, salpicó su desazón a lo
largo de esas páginas, y lo hizo desde la introducción
misma a los testimonios y fragmentos de Meliso, en
cuyas líneas finales grabó para la posteridad su firme
convicción de que el pensamiento occidental puede
tranquilamente prescindir de Meliso de Samosn.
Ya que Aristóteles no había vacilado en tildar a
Meliso de rústico (textos núms. 155, 156 y n. 39), la
tradición doxográíica posterior no se incomodó tampoco en corroborar o desmentir semejante aserto:
simplemente lo aceptó. Ni nadie se preocupó de que
ese mismo epíteto le había servido también a Aristóteles para bautizar, entre otros, a Zenón de Elea. Más
bien todos, antiguos y modernos, parecen haber tenido
-y seguir teniendo todavía- una delectación particular en señalar, infatigablemente, en el caso de Meliso,
y tal vez wmo única cuestión digna de ser reiterada,
los errores argumentativos -las inferencias no váiidas- que habían pasado por la mente del pobre samio.
Es cierto que ya en la antigüedad hubo otros motivos menos filosóficos que enfurecieron a los ilustrados atenienses: Meliso se atrevió a conducir la más
tremenda rebelión -la de Samos- contra la liga imperial de Atenas, y tuvo como encarnizados opositores
nada menos que a Pericles y a Sófocles. Pero de todos
modos, haya esto influido o no en la apreciación postenor de sus pensamientos, la verdad es que Platón
nos habla dos veces de él, en Teeteto, y, lejos de mostrar el ensañamiento aristotélico, procede con cuidadoso
respeto (textos núms. 108 y 109). Hasta Isócrates lo
menciona también en dos oportunidades como figura
de renombre (textos núms. 110 y 173). Y el mismo
Aristóteles, por último, en algunos textos que, curiosamente, no suelen citarse a menudo, presta atención a
sus argumentos (texto 172) e insinúa la singularidad
de algunos (textos núms. 191, 213 y 214).
Todo ello, pues. nos exige un análisis más amplio y
atento de 10s testimonios y un manejo cauto de la tradición doxográfica.
La fortuna de Meliso comenzó a cambiar, entre algunos estudiosos, hacia fines del siglo pasado. Los trabajos de F. Kern, en Alemania, y el de A. Chiappelli, en
Italia, iniciaron una larga serie de reivindicaciones del
filósofo hasta que éste encontró, por fin, merecida cabida en la Early Greek Philosophy de Burnet, y llegó
a gozar, más recientemente, de una mayor notoriedad
-algo exagerada por cierto- en el libro de Zafiropulo.
Y como los extremos suelen, en efecto, tocarse, hallamos ahora que este último estudioso, maravillado ante
e] fr. 8 de Meliso, no vacila. en afirmar que nos encontrarnos allí en presencia de ualgo así como una Crítica
de la razón pura tal como podía escribirla un griego
del siglo VD.
2 . Los fragmentos.
F. W. Mullach (Fragmenta philosophorum graecorurn, 1, París, 1860), siguiendo a Brandis, había reunido
17 fragmentos de Meliso, extractándolos todos del C
b
mentario de Simplicio a la Física aristotélica. En su
tesis doctoral de 1889, Amoldo Pabst examinó críticamente esos fragmentos en1 sus respectivos contextos
y concluyó que los cinco primeros no eran tales, sino
meras pardfrasis realizadas directamente por Simplicio,
o, a lo sumo, reproducidas por éste tomándolas de
algún otro comentador. Los argumentos estilfsticos y
filosóficos de Pabst l e r o n aceptados en forma unánime, tal vez con excesiva. premura por parte de los
estudiosos de la época. Como consecuencia de ello, los
fragmentos presuntamente auténticos quedaron reducidos en su número.
Con tales resultados a la vista, el italiano Aurelio
Covotti publicó, en 1898, iia primera recopilación rigurosamente critica de ello^, limitándolos a diez. Esa
edición es la única a la que alude DK.
En su traducción al italiano, P: Albertelli impugnó,
a comienzos de la segunda guerra mundial, los fragrnentos 3, 4, 5, parte del 9 y el 10; considerándolos meras
interpretaciones de Simplicio. Sus observaciones, empero, no tuvieron acogida favorable. Actualmente, el
trabajo más valioso que existe es también obra de
otro italiano, Giovanni Reale, que ofrece la presentación más critica y lúcida de los fragmentos de nuestro
filósofo.
3. Líneas generales de nuestra interpretación.
No creemos hallarnos frente a una figura menor del
eleatismo, ni tampoco pensamos que pueda limitarse
el papel de Meliso al de un atrevido metafísico polemista (Covotti). Se nos presenta más bien como un
riguroso sistematizador del pensamiento eleatico que
busca tanto superar constructivamente las posibles debiíidades o deficiencias del planteo parmenídeo cuanto
llevar a sus extremos últimos las consecuencias del
postulado básico que comparte con sus colegas: la
suficiencia e inevitabilidad del ser.
Esa empresa la resuelve no a la manera de un exégeta, sino creativamente. La emprende a partir del
titulo mismo de la obra, cuya originalidad puede tal
vez atribuírsele (ver n. 23); posiblemente en la forma
de excluir el tema de la nada basándose explícitamente
en el lenguaje (ver n. 24); y, sin lugar a dudas, en
los siguientes aspectos que detallamos: 1) en la singularidad de la exhibición de las notas del ser - c u y a
deducción s610 podía emprenderla quien no advirtiera
la constitutiva equivalencia que las unía (ver n. 33)-;
2) en las argumentaciones acerca de lo aeternos, cuya
paternidad le atribuyen todos los comentadores aristot6licos (textos núms. 141 a 143); 3) en aquellas acerca
de lo auno* (textos núms. 172 y 173), que gracias al
que lograron en la antigüedad no s61o influyeron en los megáricos y Plathn, sino también, retrospectivamente, en la consideración de P a d n i d e s y Zenón
como filósofos de lo uno; 4,) en la justificación y exhibición de la homogeneidad como absoluta igualdad
(ver n. 55); 5) en la original defensa de la
imposibilidad del movimienito a causa de la inexistencia del vacío (ver 111, apartado h); 6) en la atribución
de existencia absoluta y carencia de toda determinación
decir, de aincorporeidzid* al ser en cuanto pnncipio (ver n. 78); 7) en la drástica supresión de todo
psible discurso sobre la dóxa (ver n. 85).
Un poco de atención es suficiente para descubrir, a
través de los testimonios de Gorgias, de los de Platón,
de la repercusión de las doctrinas melisianas en las
escuelas médicas (textos 1918 y 199), y hasta de los del
mismo Aristóteles, que la reelaboración que hace Meliso del eleatismo llegó a adquirir en la antigüedad
misma el carácter de una formulación global, canónica
y paradigmática. La sistematización melisiana constituyó la clave a través de la cual fue durante mucho
tiempo leído y explicado Parménides.
Su importancia, pues, como sistematizador, modelador y creador de una imagen del eleatismo clásico
-que sería la Última en la antigüedad- no puede quedar empequeñecida por la vecindad de cumbres tan
altas como Parménides y Zenón, precisamente cuando
los antiguos mismos reconiocieron en Meliso la via segura de acceso a tan difíciles alturas.
Estas consideraciones pueden justificar -por
lo
menos en parte- el elenco nlás amplio de testimonios
y fragmentos -superior al de DK- que ofrecemos
para recuperar la adecuada imagen del pensamiento de
nuestro filosófo.
4.
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a) Lugar y fecha de nacimiento.
94 (30 A 1) D. L., I X 24: Meliso, hijo de Itágenes 1,
natural de Samos 2.. . Dice Apolodoro que floreció en
la 84.a Olimpíada (44413 - 44110).
95 (30 A 3) PLUT.,Pericl. 26: Meliso, hijo de Itágenes, varón filósofo.
1 Mantengo la leccibn del códice B, que es, en este caso,
el mejor.
2 Con el advenimiento del tirano Polícrates (hacia 533 a. C.),
Samos se convirtió en una pólis floreciente y en agresiva potencia naval (HeR., 111 39). A la presencia de notables artistas y
poetas (Teodoro, Esopo, Anacreonte), se unió el renombre alcanzado por algunas de sus obras arquitectónicas (por ej., el templo de Hera).
Después de la desaparición del tirano (hacia 523), y del
gobierno de su escriba Meandro, la isla fue regida por Silos6n -hermano de Policrates- y quedó sometida a la hegemonía persa. Aunque logró plegarse a la m e l t a general
de Jonia (499), la permanente rivalidad con Mileto llevó a
los samios a retirar sus naves de las filas atenienses en la
batalla de Lada (494). Colaboró después Samos con la flota
de Jerjes en Salamina (480), pero lo@ finalmente separarse
de los persas en ocasión de la batalla de Micale (479). Junto
a Lesbos y Quíos, fue admitida desde entonces en la liga
marítima dklicdtica y permaneció fiel a Atenas hasta que
se sublevó a comienzos del verano de 440.
MELISO IDE SAMOS
96 (30 A 9) AECIO,1 3, 14, en TEODOR.,
IV 8: Meliso de
MiIeto3, hijo de Itágenes.
97 (30 A 12) EPIF., Adv. haer. 111 2 , 12: Meliso, hijo
de Itágenes, samio de origen.
98 (30 A 1) Eus., Cron. 01. 84a., 1 (444/3): Es famoso
Meliso el físico *.
3 Se trata evidentemente de un error del autor o de la
transcripción: todas las restantes fuentes dan testimonio de su
origen samio.
4 La referencia de Eus. procede de Apol. Este úitimo establece la acmé de Meliso teniendo en cuenta la asunción del
navarcado por parte de Meliso, seguramente coincidente con la
rebelión de la isla, que se extendi6 del 440 a comienzos del
verano de 439. Semejante datación, sin embargo, está muy lejos
de resultar segura.
Para los pensadores cuya acmP coincide con la de Meliso
-Empédocles y Protágoras-, es la fecha de la fundación
de Tunos (44413) la que Apol. toma como referencia. Si esa
datación de Apol. - c u y o margen de arbitrariedad es conocido- fuese exacta, Meliso habría nacido ca. 480 (75a. Olimpiada) y fallecido ca. 420 (80a. Olimpíada). Pero si se acepta,
en cambio, el testimonio de Estesimbroto, como parece reconocerse hoy día (ver n. 12). y se concede entonces la posibilidad de alguna vinculación entre Temístocles y Meiiso,
ésta no puede haber tenido lugar verosímilmente más que
entre los años que van desde 46514 a 46312. cuando Temístocles residió en Magnesia (no lejos de Samos). Meliso tendría entonces entre 15 y 17 años. No s610 resulta esto sumamente difícil, sino también la vincuiación con Heráclito (ver
texto núm. 114) y, sobre todo, el centro mismo de la referencia de Apol.: que Meliso haya sido a los 40 años lo
suficientemente famoso como para comandar la más importante flota de la más tremenda rebelión contra la liga ateniense. Por eso, como sugiere W
,
Stesimbrotos
und seine Schrift über die Stautsmünner, Viena, 1%5, página 14. n. 18 y REALE, págs. 8, 20 y passim, es conveniente
suponer que si Meiiso era ya conocido en 465 y gozaba de
renombre en 441, tendría que retrotraerse la presunta fecha
de su nacimiento .a fines del siglo V,I o por lo menos a
los primeñsimos años del v y no más allá. (REALE, pág. 8).
75
99 (30 A 2 ) Su&, s. v. uiMeleto, hijo de Larom: Vivió
[Meliso] en tiempos de Zenón el eléata y de Empédocies
b) Personalidad y acturación política.
100 (30 A 1) D. L., IX 24: Fue también político y
p z ó del aprecio de sus c:onciudadanos; por ello fue
navarca y despertó' aún mayor admiración por
su valor personal.
101 (30 A 2) Suda, s. v. uMeleto, hijo de Laron: Fue
adversario político de Pericles y al frente de los samios
libró una batalla naval contra S6focles 6, el poeta trágico, en la 84a. Olimpíada (444/3 - 441/0).
102 (30 A 3; ARIST., Constitucidn de los samios, fr.
577 Rose) PLUT.,Pericl. 26: El mismo Pericles había
Pienso entonces que puede haber nacido probablemente
ca. 495, con lo que contaría más o menos 30 años en la
época de su relación con Temístocles, cuando sus doctrinas
podían ya ser conocidas, y 50 en ocasión de la guerra samia.
Esa misma edad, por otra parte, era más o menos la que
tendrían Pericles y Sófocles por entonces. La muerte de
Meliso podría ubicarse, tal v a , ca. 430.
5 El dato es exacto aun cuando exista un margen de incertidumbre en las fechas de lo!; pensadores citados.
Obsérvese que para la cronología de Zen6n parece resultar más verosímil el testinnonio platónico ( P a m . l27b) que
el de Apol. (D. L., IX 29); por tanto, Zenón habría nacido
ca. 490 y contaría 49 años en el momento del navarcado de
Meliso (44110-44/39). En cuanto a Empédocles, a quien
D. L. designa la misma acmé que a Meiiso (ver D. L., VI11
74), Zeller, Diels, Burnet, Zafiropulo, KR y Capizzi coinciden
en corregir la referencia y retrotraer el nacimiento alrededor
de diez años, con lo que coincidiría prácticamente la acmé
de Empédocles con la de Zenón tal como lo da el testimonio
platónico. Cf. nota 6 de Empédocles.
6 PLUT.,Peticf. 8, y ESTR., XIV, 1 18 atestiguan también la
presencia de Sófocles en la expedición ateniense contra Samos.
76
LOS FIL~SOFOSPRESOCILÍTICOS
sido ya vencido anteriormente por Meliso en una batalla naval.
103 (30 A 3) PLUT.,Pericl. 26-28: Después que éste
[Pericl.] se había lanzado al mar, Meliso, hijo de Itágenes, varón filósofo que era entonces estratega de
Samos, desestimando el reducido número de las naves
y la impericia de los jefes, persuadió a sus conciudadanos para que atacasen a los atenienses, y, trabado
el combate, resultaron vencedores los samios, y al
haber tomado muchos prisioneros y destruidas muchas
naves, quedaron dueños del mar y se proveyeron de
los elementos necesarios para la guerra. de los que
antes carecían. Aristóteles afirma que el mismo Pericles
había sido ya vencido anteriormente por Meliso en una
batalla naval7. Los samios, devolviendo ultraje por
7 Confusión de Plut. en el uso de la referencia aristotélica.
Por eso lo hemos separado como testimonio independiente.
Meliso, en ese momento no pudo haber vencido a Pericles,
que se había marchado a Cauno de Caria en busca de naves
fenicias o persas que podan supuestamente apoyar a Samos.
En consecuencia, Meliso derrotó a la escuadra ateniense del
bloqueo. La batalla naval aludida por Arist. no puede ser
otra que la de la isla de Tragia, situada al sudeste de
Samos, cuyos protagonistas sí fueron los atenienses, comandados por Pericles y los samios que ya estaban entonces
al mando de Meliso (ver L. HOMO,Phicles = PericIes [trad.
M. GARdA RoIGI, México, 1959, phg. 187). Si bien TUC., 1 116,
PLUI.,Perici. 25, y DIOD.SIC., XII 2i, consideran a esta batalla
como victoria ateniense, Arist. - q u e no estaba desacertad*
no pensaba por lo visto lo mismo. Los atenienses, en manifiesta inferioridad numérica, consiguen, es cierto, sorprender a los samios, hacerles frente y no verse, por supuesto
aderrotados* por ellos; pero esa avictoria~ no les permite
impedir que el grueso de la flota samia continiie su derrctero y se abra camino hacia Samos. Y asi. Pericles, para
continuar la lucha, no puede obviar la necesidad imperiosa
de los refuenos que le llegan desde Atenas, Quios y Lesbos.
Tanto K. J. B m , Gtiechische Geschichte, 11, Iz, phg. 195,
como L. HOM0, Peficfes, p8g. 187, han señalado el particdar
carácter de esa .victoria. ateniense.
MELISO IDE SAMOS
77
ultraje, marcaron en la frente con la figura de la lechua los prisioneros atenieinses: en efecto, los atenienses los habían marcado a ellos con la de una sameB.. . Dicen que a esas marcas aludía también el dicho
de Aristófanes: aEs el pueblo de los samios, ¡qué
marcado por las letras! 9. Al enterarse Pericles
de la derrota de la armada, corrió inmediatamente en
su auxilio y después de vencer a Meliso que le había
hecho frente y ponerlo en fuga lo, estrechó rápidamente
el cerco de los enemigos, pues quería vencer y tomar
la ciudad con sacrificio de medios y tiempo más bien
que al precio de sangre y riesgos para sus ciudadanos...
Se rindieron los samios al noveno mes (verano del 439)
y Pericles derribó las murallas de la ciudad, se apoderó de las naves e impuso el pago de un fuerte tributo, parte del cual entregaron los samios en seguida,
mientras que por el resto ofrecieron rehenes y convinieron en determinado plazo para el pago. Duris de
Samos exagera sobre estas cosas al acusar de gran
m
6 Tipo de nave que se habia construido por primera vez en
Samos, en tiempos de Polfcrades. y que unía a su velocidad
una gran capacidad de carga. Pasd a constituir el emblema de
la isla y su figura se acuiíó en las monedas.
En cuanto a los estigmas mencionados, probablemente
no ocurrió lo que indica sl texto, sino que los atenienses
debían de haber marcado c:on una lechuza a los prisioneros
samios, y los samios con una samena a los prisioneros atenienses. Así lo indica uno de los fragmentos de Duns de
pág. 218.
Samos (66 J). Cf. ZAFIROPULD.
9 ARIST., fr. 575 Rose = ARI[~T~P.,Bubilonios fr. 64 K . .Marcado por las letras. dude tanto a aestigrnatizadom como a
uilustrado.. Zañropulo señala {queel sobrenombre polygrdmmatoi lo recibieron los samios ya en tiempos de Policrates por
ser los primeros en adoptar las veinticuatro letras que constituirían el alfabeto griego.
10 Aquí, como en el resto del texto. no sigo a DK, sino la
(Leipzig. 1964).
lección y la puntuación de K. ZIECLER
MELISO DE SAMOS
cmeldad a los atenienses y a Pericles, lo que no relatan
Tucidides, Eforo, ni Aristóteles.
C)
108 PLAT~N,
Teet. 180e: ...Y todas las otras cosas
que los Melisos y los Parménides sostuvieron.
109 PLAT~N,
Teet. 183e: De Meliso y de los demás ...
me avergüenzo menos que frente a un individuo solo
como Parménides. Pues Parménides se me aparece,
como diría Homero, avenerablea y al mismo tiempo
«terrible, 14.
105 (30 A 3) PLUT.,Adv. Colot. 32, 1126b: Cuando
Meliso era estratega de su ciudad venció en combate
naval a los atenienses.
110 Is~cR.,Antfd. 15, :268: Las doctrinas de los antiguos sofistas, de los cuales algunos afirmaban que el
número de las cosas que son es infinito...; Parménides
y Meliso, uno; y Gorgiais, absolutamente ninguno.
106 (30 A 3) EL., Hist. varias VI1 14: ¿Y qué? ¿No
fueron también los filósofos valientes en los asuntos
de guerra? Me parece que sí. y si los tarantinos eligieron seis veces a Arquitas, también Meliso fue navarca.
111 ARIST., Fís. 1 2, 184b: ...Según dicen Parménides
y Meliso.
112 (30 A 14) FIL~D.,
Retór. 111 7: Ni tampoco según
Parménides y Meliso.
W) D. L., IX 25: ...Meliso,
superior a muchos prejuicios, de pocos víctima 13.
11 F. S C W ~ ~ ~ ob.
Y Rcit.
. en n. 4, págs. 1114, conjetura
la posibilidad de un viaje de Anaxágoras a Magnesia ca. 46514.
anterior a su estancia en Atenas durante 463 a 433 (cf. D. L N ~
A W S Q ~ O ~Florencia,
Q,
1955, págs. 5-7, notas).
u Plut. alude casi siempre en forma crítica a Estesimbroto.
Es discutible que Estesímbroto, tan cercano a los acontecimientos, haya podido cometer errores del calibre de esas
noticias. En particular -comenta Reale- no puede concebirse que haya confundido una relaci6n de hostilidad con
otra de carácter intelectual (phgs. 8-9). Debe advertirse, además, que, en cuestiones cronológicas, Plut. no es excesivamente cuidadoso (cf. A. W. Gouira. A hisrorical commentary
on Thucydides, 1, Oxford, 1945, págs. B59, 6869 y 398.399.
y en cuanto al manejo de la noción de acmé por Plut., ver
C. H. PaiuAN, d3uonological biography and AKME in Plutarch~,en CP (1974). lW177).
u Sigo la trad. de Untersteiner que acepta también Reale
Vinculación con P'arménides y con otros pensa-
dores.
194 (30 A 3) PLUT.,Temíst. 2: Sin embargo, Estesímbroto afirma que Temistocles escuchó a Anaxágoras fl y se interesó por Meliso, el físico, mas no se
ajusta bien a la cronología. En efecto, fue contra Pericles, que era mucho m8s joven que Temístocles, con
quien Meliso luchó en el sitio de Samos, y fue con
Pericles con quien Anaxágoras estuvo vinculado 12.
107 (TIM~N,
fr. 5
79
,
113 S. E,, Adv. math. X 45: Que no existe [el movimiento dicen] los seguidores de Parménides y de
Meliso.
114 (30 A 1) D. L., I X 24: Fue discípu10~~
de Parmtnides "; sin embargo, también estuvo en contacto
y que es en el fondo la que ya daba Brochard. El elogio de
Timón de Fliunte no es deklehble (d. ZAFIIIOPULO, pbg. 2%).
14 Ambas referencias plaitónicas muestran la estrecha vinculación establecida ya en la antigüedad -o que Platón mismo
establecía- entre las figuras; de Parménides y Meliso. La referencia a Homero correspondle a IJ. 111 IR.
15 La expresión debe mttmderse más bien como .partidario.
o aseguidon (d.G
11. p8g. 102).
16 De acuerdo con la cmnologh que da Apol. para ambos es
imposible que Meliso haya tenido relación directa alguna con
Parménides (ver nota 4).
MBLISO DB SAMOS
con Heráclito17, y en esa ocasión lo recomendó a los
efesios, que no lo estimabanI8, así como Hipócrates
había recomendado a Demócrito a los abderitas 19.
81
119 AcMvs., Sentencias escogidas 32: El [Leucipo],
Heráclito el oscuro, Empédocles, Meliso, Protágoras,
~naxágoras,Sócrates y Deniócrates (= Demócrito) vivían en la misma época que Zenón el sabio.
115 Eus., Prep. ev. X ,14, 15: Se dice que Parménides
sucedió a Jenbfanes, Meliso a Parménides, Zenón de
Elea a MeIiso... De este último fue discípulo Leucipo.
120 Tzsrzss, Chil. 11 980: Leucip . . . discipulo de
Meliso P.
116 Eus., Prep. ev. XIV 3. 9: Meliso fue adepto de
Parménides y sostuvo lo mismo que éste m.
decian.
117 (30 A 9) AECIO,1 3, 14 en TEODOR.,
IV 8: Fue
adepto de Parménides, pero no conservó inalterada la
enseñanza recibida.
118 (58 A ) J ~ B L . V.
, P. 267: Que de todos los pita-
góricos una parte nos sea desconocida y anónima, es
cosa natural; de aquellos conocidos, los nombres son
los siguientes: ...de Samos: Meliso. Lacón, Arquipo... 21.
17 El contacto aludido sólo es posible si se admite que
Heráciito vivió más de 60 años (ver KR, pág. 183). Conforme con
la cronología que adoptamos de Meliso (ver n. 4), tendría que
haber sucedido ca. 470 o después, cuando el filósofo samio contaba veinte afios o m&. Efeso, por supuesto, se halla muy cerca
de Samos.
u A pesar de que el dato le parece a Reale atotalmente
creibla (pág. m), pienso con Zeller (ZMR,pág. 403, n. 2) que
es inverosímil.
19 D. L., IX 42, cita como fuente para referirse a la relación
Hipócrates-Demócrito al estoico Atenodoro de Tarso (1. a. C.),
pero no alude en este pasaje a la recomendación aquí indi-
121 SIMPL.,Fis. 236, 7: Como Meliso y Parmhides
a) Cantidad de obras.
122 (28 A 13, 59 A 37) D. L., 1 16: Algunos de elios
[los filósofos] han dejado escritos; otros, no escribieron nada ... Los que escribieron una sola obra: Meliso,
ParmCnides, Anaxágoras.
b) Tftulo.
123 (30 A 4) SIMPL,Fís. 70, 16: También Meliso
puso así por titulo a su a~braSobre la naturakza o
Sobre el ser.
cada.
124 (28 A 14) SIMPL.,Del cielo 556, 25: Tanto Meliso
como Parménides titularon sus obras Sobre la noturaleza ... y ciertamente no trataron en ellas s61o acerca
de cosas que e s t h por encima de la naturale~~.
sino
también de las que conciexnen a la natwaleza, y pre
a Los testimonios de Eus. (cf. también Prep. ev. XIV 17, 10)
tienen importancia porque proceden de Aristocles de Mesene
(11 d. C.), penpatttico considerado generalmente como fuente
fidedigna (ver M. DAL PRA, Lu stotiOgrafiC1 fi1osofU:a antica,
Milán, 1950, págs. 231-232). pero la referencia a Zenón no es
exacta. S610 pudo haber sido acondisclpulo~de Meliso.
Tardía asimilación de muchos filósofos a la *vida pitagórica..
P A pesar de que ésta es la 'iínico evidenda que hace a
Leucipo discípulo de Meliso -]la mayoría lo h a & ZendP-,
no hay por qué suponer, en p~~iiacipio,
que no lo pueds haber
sido de ambos. De todos modos,, los textos muestren una viwxE
Iación entre el eleatismo posterior y el primer atomismo, tal
como lo había establddo cierta Critica del S@
XX
I
y aihtizd
al máximo BWRNEI
(EGP, p b . vi y 333%).
MELISO DE S ~ O S
cisamente por eso, quizá no vacilaron en titularlas
Sobre la naturaleza.
125 (30 A 4) SIMPL,Del cielo 557, 10: Y si Meliso
puso por titulo Sobre la naturaleza o Sobre el ser, es
evidente que consideraba que la naturaleza era el ser,
y, las cosas naturales -las que son-, las sensibles.
126 ARIST., Fís. 1 2, 184b: ln'dagar si el ente es uno
o inmóvil no constituye indagación acerca de la naturaleza.
127 ARIST., Fis. 1 2, 185a: No obstante, como a pesar
de que no tiene que ver con la naturaleza [lo que sostienen], se les presenta la ocasión de formular diñcultades concernientes a la naturaleza, quizá convenga
discutir un poco acerca de ellas, pues semejante indagación no carece de interés ñlosófico.
128 SIMPL, Ffs. 22, 23: Y si es inmóvil e iníinito,
como parece decir Meliso de Samos, o h i t o , como el
eleático Paménides, hijo de Pires, hablan éstos no de
un elemento físico, sino del ser en si.
129 SIMPL,Fís. 45, 26: Pero, puesto que Parménides
y Meliso indagaban acerca del ser, si uno o múltiple,
y si uno, inmóvil o móvil, también éstos, dice [Alejandro de Afrodisial, no indagaban sobre los entes, como
podría pensarse, sino sobre el principio de los entes.
130 S W L , Del cielo 556, 15: Lo que concierne, en
efecto, al ser de lo uno y a la naturaleza del pensamiento lo comprendieron [Meliso y Parménides] realmente bien y en forma divina.
131 (30 A 2) Suda, s. v. ~Meleto,hijo de Laro~:
[Meliso] escribió Sobre el ser.
132 (30 A 4, 24 A 2) GALENO,
De elem. sec. Hipp. 1 9 :
Todas las [obras] de los antiguos se han titulado Sobre
83
la naturaleza, las de Meliso, Parménides, Empédocles,
~lcmeón,Gorgias, Pródico y las de todos los restantes.
133 (30 A 4) GALENO,
Zn Hipp. de nat. hom. XV 5 :
Todas las obras de los antiguos filósofos -Empédocles,
parmtnides, Meliso, Alcmeón, Heráclitc+-- han sido tituladas Sobre la naturaleza.
134 (82 B 3) S. E., Aidv. math. VI1 65: Gorgias de
Leontina . en su libro titulado Sobre el no ser o Sobre
la naturdeza =.
El título genérico Sobre la naturaleza, supuestamente
en época más tardía a las obras de algums pensade
res presocráticos, puede halxr sido original de Meliso. En el
completo, que transmite SIMPL(textos n h s . 123 y
Q5), se advierte por primera vez la explícita identificación entre
ph$sis y ón.
Si bien es cierto que hay que ser cauteloso al respecto,
porque el enfoque neoplatónico con que aborda Simpl. el
tratamiento de Parménidles y de Meliso (ver textos números 123 a 130) lo lleva respetuosamente a intentar una revalorización de esos pensadores frente a la crítica aristotdlica
(ver por lo menos textos núms. 155 y 156) y a buscar la
identificaci6n del to ón liarmenideo y melisiano con el ente
inteligible, con lo cual la identificación de phósu y dn se
vuelve sospechosa, el tíado de la obra de Gorgias que nos
transmite Sexto Empírico (ver texto núm. 134) se nos presenta concebido en delilberada antítesis con el de Meliso.
A pesar de las discrepancias existentes entre los estudiosos,
creo que UN~ISTEIEIUI,
Z ~OfiSti,1, 2.a ed., Milán, 1967, p8iginas 231 y 256, n. 6 y Cm-,
1, pág. 73 y 11, pág. 194 tienen
raz6n al aceptar el origen gorgiano del título de la obra de
éste, asi como la referencia, que parece innegable, en él, al
del libro de Meliso. Y m cuanto al contenido del escrito
de Gorgias, una vez excl~udala posibilidad de que constituya
una mera parodia de ejercitación retórica -como desde
H. Gomperz han sostenildo tantos autores-, me parece imposible negar su maniñesto propósito antieleático. Loenen
está, pues, en general en lo cierto cuando dice que el tratado
de Gorgias se hallaba particularmente dirigido contra Meliso,
ya que en 61 ano se ataca ninguna tesis que sea propia de
S
MELISO DE SAMOS
a) Inexpresabilidad de lo que no es.
135 SIMPL.,
Ffs. 103, 13: Veamos ahora la doctrina
de Meliso, a la cual [Aristóteles] se opone precedentemente. Valiéndose Meliso de los principios físicos acerca de la generación y la corrupción, comienza su obra
de la siguiente manera: uSi nada es, ¿qué podna decirse de ella como si fuera algo?^.
Parménides, mientras que hay en el texto numerosas aikmaciwes y peculiaridades terminológicas que son especificas
de Meliso. (pág. 181 y además ptlgs. lBp.203). Pance así
posible, por lo menos en el caso de Meliso, que el título
&obre la naturaleza. no corresponda a una época posterior,
sino que proceda del mismo filósofo. Tal suposición se ha
querido corroborar, en la medida en que puede serlo, con
los textos de Arist. (ver textos núms. 126 y lZi) que corresponden al capitulo 2 del libro 1 de la Fis., donde el particular énfasis que pone su autor en excluir allí del tratamiento que está llevando a cabo a ParmCnides y Meliso
-énfasis que, en todo caso, resulta algo excesivo y prueba
i n k t a r n e n t e la incidencia de esos pensadores, en ese momento, en cuestiones que hacen a la física (pwsis)- sugieren con cierta plausibilidad que, en efecto, los escritos
de ambos, o por lo menos el de Meiiso. llevaban por título
Perf phgseds. El esfuerzo de Simpl., por lo demás, en hacer
justicia a los eléatas, sin menoscabar con elio la autoridad
de Arist., busca señalar que estos eléatas, que hablaban de
mis, entendían tal noción desde una perspectiva que iba
más allá de la puramente física a la que se había limitado
el estagirita en su crítica. Y si tamaiia vehemencia hay en
Simpl. por aclarar adecuadamente -es decir neoplatónicamente- tanto esa noción de ptrj>ssis para los eléatas, como
la de dn, cabe pensar que esas palabras bien podfan haber
servido efectivamente de titulo a los escritos de ellos (ver
E. DUCCI, e11 to edn parmenideo nella interpretazione di
Simplicio., en Angelicum 40 (19~31,17S19-4 y 313-327).
85
136 (28 B 2) PROCLO,
Tim. 1 345, 26-27; SIMPL.,Fís.
116, 32-117, 1: UNOpodrías, en efecto, conocer lo que
no es (pues es inaccesible:), ni manifestarlo^ 24.
b) Lo que es como eterno.
137 (30 A 5) Ps. ARIST.,M. J. G. 974a: Dice [Meliso]
que si algo es, ha de ser eterno, puesto que no es
p i b l e que nada se genere de nada. Que todas las
cosas se hayan generado, o que no todas las cosas se
hayan generado, ambos casos resultan imposibles?
en efecto, si se generaran, tendrían las cosas que generarse de nada, y si se hubieran generado todas, nada
existiría antes; y si, existiendo siempre algunas, otras se
agregaran, lo que se aumentaría y se haría mayor, pero
a su vez aquello por lo que aumenta y se hace mayor
tendría que generarse de nada, ya que en la disminución no está contenido el aumento, así como tampoco
en lo menor lo mayor 26.
H Meliso comenzaría su libro excluyendo la posibilidad de
la nada y fundando esa exclu!;ión en el lenguaje. Dice Loenen:
.Meliso opera una inferencia de la esfera del lenguaje
del
pensamiento) a la del ser. Constituye esto. indudablemente algo
nuevo en la filosofía griega, porque aun cuando Parménides,
antes que 41, haya comenzado a partir del pensamiento y del
lenguaje, no llega todavía a tina distinción consciente entre el
plano lógicu-verbal y el ontolt5gico. Meiiso es el primer pensador que distingue con bastante nitidez entre ambos y que. al
mismo tiempo, está todavía c:onvencido de la absoluta correspondencia entre los dos. (páig. 141). Las líneas del fr. 2 de
Parménides se traen a colacióin sólo para mostrar que lo dicho
por Meiiso aparece explícitamente indicado en el poema del
eléata y que la reformulación melisiana se halla muy lejos de
resultar algo inconcebible como argüia ,1pág. 244, n. 1.
25 Leo-con Bonitz ad-tab
en lugar de afdia.
Acerca de este tratado pseudo aristotélico, ver lo que
escribió Zeller y las notas de actualización agregadas por Reale
(ZMR, págs. 1-55), especialmente la nota que figura en págs. 4s
54, donde se defiende la tesis sustentada por Untersteiner de
138 (30 B 1) SIMPL.,Fís. 162, 23-26: También Meliso
demostró que el ser es inengendrado, empleando ese
principio común [el de los físicos, dice Simpl. líneas
más arriba, y que se enuncia: «de lo que no es, nada
se genera*]. Efectivamente, escribe así: aSiempre era n
lo que era y siempre será. Si, en efecto, se hubiese
generado, habría sido necesario que antes de generarse
fuese nada; pero si era nada, de ningún modo podría
haberse generado nada a partir de nada» m.
que el autor es un megárico procedente de las filas peripatéticas. Cf. nota 7 a ~Jenófanes*(tomo 1, págs. 279-280).
n El uso del imperfecto (Zn) no ha sido aún satisfactoriamente explicado. Un empleo similar se encuentra en Anaxágoras
(59 A 1, 59 A 12) y en Adstenes (fr. 45 D Caizzi).
La propuesta de Loenen de reemplazar kr por esti (página 145) es inaceptable. El imperfecto expresa una persistencia que coloca a lo que es -o .era+ por encima de la
temporalidad y 10 ubica con independencia o .anterioridadfrente al lenguaje. Recutrdese que .ki presenta una obvia
indiferencia a la expresión de la duración... Expresa el hecho
en sí, sin insistir ni contemplar su duración.. Y además.
*puesto que el griego no conoce un imperfecto intemporal,
el uso del intemporal En demuestra que el valor aspectual
de en no puede ser durativo: es necesario que sea neutro.
(M. SANCZEZ
RUIF&EZ, Estructura del sirtema de uspectos
y tiempos del verbo griego antiguo, Salamanca, 1954, páginas 114-115).
El uso del imperfecto tiene que ver con la noción melisiana de eternidad. Pannénides había esbozado un intento
de aproximación a la concepción de eternidad entendiéndola
como presencia permanente. Meliso no se diferencia de él por
haber optado por una visual que coloque a lo eterno como
extensión temporol (ver C ~ E R O S, t . el., p&. 61), sino por
enfatizar la inñnitud del ahora parmenfdeo, haciéndolo tanto
a través de los reiterados empleos de .siempre- como designando con el imperfecto y el futuro no ya el proceso y la
extensión, sino el permanecer atemporal de lo que es. Naturalmente, al querer precisar y superar los posibles residuos de
temporalidad que implicaba la concepcidn de Parménides, Meliso no tiene más remedio que valerse de un léxico que no
139 SIMPL., Ffs. 103, l(i-23: Si algo es, o bien se ha
generado o bien siempre es. Pero si se ha generado,
[lo ha hecho] o a partir de lo que es o a partir de lo
que no es. Sin embargo, no es posible que de lo que
no es se genere algo (ni otra cosa que no sea, ni menos
lo que absolutamente: es), y tampoco de lo que es.
En efecto, en este [último] caso seria y no se genera&. En consecuencia, lo que es no se genera; por tanto,
siempre es. Tampoco podría perecer lo que es: no
puede, por cierto, pasar lo que es ni a lo que no es
(y este principio es admitido también por los físicos),
ni a lo que es. En este [último] caso, en efecto, de
nuevo permanecerfa [siendo] y no perecería. De modo
que lo que es, ni se genera ni perece; por tanto, siempre era y siempre seráz9.
140 (82 B 3) S. E.,Adv. math. VI1 71: Además, lo
que es ni siquiera puede! ser generado. Si lo fuera, o
ha sido generado de lo que es, o de lo que no es.
Pero no ha sido generad'o de lo que es: si, en efecto,
es, no ha sido generado, sino que ya es. Tampoco ha
sido generado de lo que no es: lo que no es no puede
generar nada porque necesariamente lo que genera
debe participar de algo que subsista.
141 FILOP., Fís. 51, 20-27 y 52, 4-6: Que el ser no se
ha generado, [Meliso] lo demuestra así: si. en efecto,
lo que es fuese generado,.se habria generado de lo que
es o de lo que no es. Ahora bien, si [se ha generado]
de lo que es, éste tendría que existir antes de generarse (algo que es se genera de algo que es, mientras
puede evitar connotaciones de extensionalidad o espacialidad
para aludir justamente a la permanente mismidad de lo que es.
En las recopilaciones de fragmentos del siglo pasado
figuraba este texto junto al 135 como constituyendo el primero
de los fragmentos de nuestro autor. Hoy se lo considera 5610
paráfrasis del 138.
que lo que es absolutamente no puede generarse de
lo que es, porque entonces él mismo se generaría de
si mismo y, consiguientemente, sería antes de generarse, lo que es un absurdo); si, en cambio, [se ha
generado] de lo que no es, tendna necesariamente que
generarse de lo que no es de ningún modo: en efecto,
si lo que es absolutamente se generase, tendría que
generarse de lo que absolutamente no es. Pero es algo
común, reconocido por todos los físicos, que nada se
genera de lo que no es de ningún modo... Si, pues, es
necesario que lo que es, si se genera, se genere o de
lo que es o de lo que no es, y si en ambos casos resulta
algo absurdo, entonces es evidente que lo que es no
se ha generado.
142 Ps. ALEJ., Ref. sof. 49, 22-29: Y demostró [Meliso] esto partiendo de que el ser es inengendrado, o
sea que el ser no se ha generado.
143 AN~NIMO,
Ref. sof. 15, 29-32: Demostró [Meliso]
la primera premisa [lo que es no se genera] ...; la
segunda [lo que no se ha generado no tiene principio]. .. d.
c) Lo que es como infinito.
111 (30 B 2) SIMPL.,Fis. 109, 20-24: «Puesto que no
se ha generado, es 31, (o sea) no s610 era, sino también
3 El desarrollo de la argumentación melisiana, que no reproducimos en los textos núms. 142 y 143, es similar al apuntado por Fiióp. (texto núm. 144).
3' Adopto la lectura de SIMPI..,
109, 20, ésti dé, que sigue
también LOENEN, pág. 145, pero sin compartir con él sus otros
supuestos y conclusiones. Antes de Covotti, ésta era la lección
aceptada.
Creo que el .siempre era y siempre serán aclaran de qué
manera debe entenderse el ses. del que habla Meliso y &te,
entonces, no forma parte de un grupo de tres instancias
siempre sera, y no tiene [por tanto] tampoco principio
N fin, sino que es idinitox'.
Si se hubiese generado, tendna principio (pues en
cierto momento habría conienzado a generarse) y ñn
(pues en cierto momento habría terminado de generarse); pero, puesto que no comenzó ni terminó,
[pues] siempre era y siempre será, no tiene [por tanto] principio ni fin. u.
temporales. Cf. Ps.-ARIST., M. l. G. 975a y 975b que responden a esta lectura.
n Infinito (ápeiron) signitica en Meliso tanto que no tiene
límites externos wmo tampoco internos. Ambos aspectos no
son independientes, sino que se hallan recíprocamente implicados. La noción se vincula a continuo, que es término ya
empleado por Parménides (h. 8, w. 8 y 25). Apciron no parece
utilizado nunca en relación con el tiempo, ya que Meliso dispone de otros dos términos para aludir a él: siempre y eterno.
En cambio, une a dpeiron, en el fr. 3, la expresión to mtgethos
(ver n. 37) y en el fr. 4 precisa, justamente la distinción entre
los dos ainfinitos~antes indicada.
3 Este fr. ha sido el m& discutido de los textos de Meliso
desde Arist. en adelante (ver las distintas interpretaciones m
REUE, págs. 73-98 y ZMR, págs. 412-418 notas). En 61 se afirma
la inseparabilidad de la eternidaid y la infinitud. De estas r p m
piedades. de lo que es no hay, en rigor, en Meliso -como
daba por Supuesto Arist.- una deduccidn, sino sólo la exhibición de su equivdencia total y absoluta. Así, el llamado discurso verdadero. entre los eléatas aparece cuando se desprenden inferencias de esas equivaleiicias (postuladas wmo premisas
necesariamente verdaderas) y se contrastan las wnclusiones
obtenidas de ellas por vía del absurdo.
En cuanto a la lectiira del segundo p M o del texto he
adoptado contra Covotti y DlK gindmmon, en ambos paréatesis, a favor del cual Calogero ha dado suficientes razones
( S t . el., pág. 64, n. 1); por lo demás, siguen esta lectura
Cherniss, Ros, Verdenius, Alberteili y Pasquineiii. La conjetura de Kranz, y, que intnxiuce al M,uniendo .siempre
era y siempre será. con ano tiene principio ni fin., desarticula toda la argumentación, al no advertir el carácter wnclusivo de la última frase. Hie separado del texto la oración
final (.No es factible, en efecto, que siempre sea lo que
90
LOS FIL~SOFOS
PRESOCRATICOS
145 SIMPL.,
Fís. 103, 24-30: Pem, puesto que lo que
se ha generado tiene principio, lo que no se ha generado no tiene principio; ahora bien, lo que es, no se
ha generado, por tanto no tiene principio. Además, lo
que perece tiene un fin; Pero si algo es incorruptible,
no tiene h.Por tanto, lo que es, siendo incorruptible,
no tiene fin. Mas lo que no tiene ni principio ni fin
sucede que es infinito. En consecuencia, lo que es, es
infinito s.
146 (30 A 1) D. L., IX 24: Creía [Meliso] que el todo
fuese infinito, inalterable, inm6vi1 35.
147 ARIST.,Fís. 111 4, 203b: Todo, en efecto, o es un
principio o procede de un principio; ahora bien, de lo
infinito no hay principio, pues sena su limite. Además,
es también, en tanto principio, inengendrado e inccl
no es un todo.) porque no es un simple corolario de lo
afirmado anteriormente, sino que introduce la novedad de
la noción de atodo. (ver texto niim. 163). Esta lectura no me
permite compartir ninguno de los anáiisis de la estructura
lógica del fr. ofrecidos hasta ahora (Covmn, paig. 215, CRERNISS, ACPP, p&. 69-72 y V ~ U S notes
,
on the Resocratics., en Mnmosyne (1948). 8-10). Atenidos al esquema explicativo aristotdlico han considerado que sdlo existen relaciones de wndicionalidad entre los enunciados, sin advertir
las de equivalencia establecidas por Meliso (*es. = ano s610
siempre era sino también sed.; ano tiene tampoco principio
ni 6n. es.; aes. ainfinito.).
-
-
Esta paráfrasis del fr. 2, que sigue la interpretacibn aristotélica, e m p o b m fundamentalmente la argumentación melisiana. Traduzca delibendamente aincomptiblem siguiendo la
tamin0Iogía del an6nimo autor. No deje, sin embargo, de advertime la insistencia de Meiiso en la añrmaci6n atodo lo que
nace perece., que constituye precisamente, en Oriente, la tesis
hmdarnental de la doctrina budista (ver discursos 52, 56 y 79
del Majhmanikaya, Therigatha IX y Milindapanha I).
a El dn de Meliso es considerado como todo. Cf. sobre la
fuente teohastea de estas afirmaciones lo dicho por Dras,
Doxogra~higraeci. pag. 168.
hfELISO DE SAMOS
91
mptible, pues necesariamente todo lo generado ha de
tener un fin y hay un téimino para toda compción.
por eso decimos que no hay principio de él, y que él
parece ser principio de las otras cosas%.
148 (30 B 3) SIWL., Fiis. 109, 29-34: Que, así como
llama limitado substancialmente lo que use ha generado en cierto momentow, también así diga infinito
substancialmente lo que nsiempre es,, lo aclara diciendo: apero como siempre es, así también es necesario
que siempre sea infinito en magnitud*. Y habla de magnitud, no de extensión... Llama magnitud a la sublimidad de la hipóstasis
149 (30 B 4) SIMPL.,Fiis. 110, 2-4: Y a continuación
de lo eterno colocó lo infinito en cuanto a la sustancia,
diciendo: u n a d a que tenga principio y fin es eterno ni
infinito,, de modo que el que no los tiene es infinito".
36 Este texto -junto
con PUT~N,
Pann. 137d, no citado
aquí-, muestra la fuerza que tuvo en el pensamiento antiguo
la impostación conceptual y terminol6gica que hizo Meliso
de la noción de dpeiron que ya habían manejado otros ñ16mfos
anteriores.
n Albertelli, que no considera auténtico este fr., en razón
del contexto marcadamente ncoplat6nico e interprrtativo donde
Simpl. lo trata, piensa que el término mégethos m fue utüizodo
por Meliso (pzíg. 233, n. 2). Sin embargo, hay que resaltar el
cuidado que tiene Simpl. precisamente para que no se entienda
mal el ttrmino aludido, tratando dos veces, en las líneas que
siguen, de lograr una precisi(5n mayor.
Traducimos mégethos por .magnitud.. Podríamos haberlo
hecho por agrandeza.. Pero el tbrmino apunta a aigo m8s
que a lo extenso o cuantitativo: remite a lo inbsivo y
cualitativo. La observaci6ni de G m B A ~Fragmentos
,
filosdficos de los presocrdticiw, 2.a ed.,Caracas, s. a., paig. 263,
de que la palabra podría traducirse por amagnificencia. es
atinada.
A pesar de que Albertdi también piensa que este fr. no
es auténtico, la mayoría de los estudiosos lo consideran como
MELISO DE SAMOS
150 (30 A 9) CIC., Ac. 11 37, 118: Meliso [dice que]
lo que es infinito e inmutable siempre ha sido y siempre será.
151 (30 A 9) AECIO,1 3, 14 en TEODOR.,
I V 8: Decía
éste [Meliso], en efecto, que el cosmos es inñnito,
mientras que aquéllos [Jenófanes y Parménides] decían
que es limitado.
152 (30 A 9) AECIO,11 1,6: Diógenes y Meliso [dicen]
que el todo es infinito. mientras que el cosmos es
limitado.
153 (30 A 9) AECIO,11 4, 11: Jenófanes, Parménides
y Meliso [dicen] que el cosmos es inengendrado, eterno
e incorruptible.
d) Crítica aristotélica a la argumentación de Meliso,
y en particular, a su adeducción~del infinito.
151 D. L., V 25: De la lista de los escritos aristotélicos: Contra Meliso, en un libro.
155 (30 A 7) ARIST., Met. 1 5, 986b: Éstos, pues,
como dijimos, hay que dejarlos .de lado en esta indagación [de las causas], y dos de ellos en particular,
Jenófanes y Meliso, ya que son un tanto más rústicos;
Parménides, en cambio, parece que habla en algunas
partes con mayor penetraci6n 39.
tal y así lo seguimos aquí. .Principio y fin. han de entenderse
con signiíicaci6n tanto espacial como temporal.
3 Para el alcance del ttrmino *rústico., ver TEOFR,Caract.
IV. No obstante. Anst. mismo lo define en Bt. Nicdm. llO8a:
el que peca por defecto es un rústico, y su manera de ser, la
rusticidad. No equivale, entonces, a .grosero., como suele tradudrselo a veas, siguiendo el significado que la palabra tiene
frecuentemente en Platón.
93
156 (30 A 7) ARIST., Fis. 1 2, 185a: O el dar una
solución a un razonamiento erístico, como sucede precisamente tanto en Meliao como en Parménides. En
efecto, no sólo parten de premisas falsas, sino que también sus razonamientos son no válidos; o, más bien,
rústico es el de Meliso y no plantea ninguna dificultad,
ya que una vez que se le haya concedido un absurdo,
deriva de él todo el resto. Esto, Ciertamente, no es nada
dificil.
157 (30 A 10) ARIST.,Fh. 1 3, 186a: Es evidente que
Meliso comete paralogisrrios; piensa, en efecto, sostener que, si todo lo generado tiene principio, entonces
lo no generado no lo tiene4. Eso es, precisamente, un
absurdo: [suponer] que todo [lo generado] tiene principio real -y que no sólo lo hay de la simple generación sino hasta de la alteración-, y [que ese principio] no es temporal, jclomo si el cambio no fuera
incesante! Después. ¿por qué deducir la inmovilidad
de la unidad? [Toda unidad] que constituye una parte
-como, por ej., esta agua que hay aqui- se mueve
en si, ¿y por qué no [entonces] el todo? Además, ¿por
qué no habría alteración? Tampoco en cuanto a la
forma podría ser uno -precisamente en cuanto a la
forma el hombre es diferente del caballo y los contranos se oponen-, a menos que lo sea por la materia.
Y algunos de los físicos dicen que es uno de esta manera, pero no de la otra'".
La falacia formal que critica Arist. es la de suponer que
por negar el antecedente queda necesariamente negado el consecuente.
41 Este pasaje es una minuciosa y ordenada critica de Arist.
a Meliso.
El texto es dificil. Las U'que, en el texto núm. 156, van
desde .En efecto, no sólo parten de premisas falsas. hasta
.no es nada difícil. figurar1 repetidas en la Fís. aristotélica al
comienzo del texto núm. 151. Ross opta en su edición por
MELISO DE SAMOS
158 (30 A 10) ARIST., Ref. sof. 1 28. 181a: O bien
[el argumento] que procede por medio de opuestos:
si esto sigue a aquello, a lo opuesto de esto sigue lo
opuesto de aquello. De allí deriva también el razonaexcluirlo de esta segunda parte y dejarlo únicamente en la
primera (pág. 462); pero, independientemente de las razones
que lo mueven a ello, la estructura lógica del actual pasaje
exige tenerlo en cuenta. La estructura lógica del texto es la
siguiente: 1) Primera inferencia: si todo lo generado tiene
principio, entonces lo no generado no lo tiene; 2) constatación de que el punto de partida es un absurdo: todo lo
generado tiene principio, lo cual para Arist. es falso y más
aún si cuando se habla de generación se elimina el tiempo:
3) segunda inferencia: de la primera se deriva que lo no
generado es uno (Paso implícito en Arist.); 4) tercera inferencia: de la segunda se deriva que es inmóvil (Arist. la
ataca); 5) cuarta inferencia: de la tercera se deriva que no
hay alteración (v, en consecuencia, correspondena hablar de
homogeneidad). De todo esto se desprende que el discutido
pasaje que va de las iíneas 13 a 16 (ed. Jaeger) debe interpretarse: a) w n relación al absurdo que supone para Arist.
el enunciado dodo lo generado tiene principios-. Téngase
presente que lo generado es equivalente a finito (jcuál sería
el principio del sol, la luna o el cielo? se pregunta S m en
Fk. 105, a);b) con relación al absurdo que es para Arist.
el hecho de que Meliso hable de que todo lo generado tiene
principio y quite del medio al tiempo; c) con relación al
absurdo que es para Arist. no reconocer la realidad del
incesante cambio de todo lo sensible. Por tanto, el pasaje
-y no sólo estas úitimas lineas comentadas- no debe excluirse del texto de la Fís. cual glosa marginal, como sugería
OFniw. pAg. 27, ni tampoco deben interpretarse, en especial
las líneas aludidas, como la continuación de una posible
cita aristotélica de Meliso, segiín pensaron D. E. GER~WN~ON
y D. E. G-C.
rMelissus of Samos in a new lightm, en
Phr. (1%1), 1-9. en la que el eléata se referiría a que .el
tiempo no tiene principio.. Vemos, sin embargo, que Arist.
insiste en señalar cuhl es el punto de partida -un absurdo,
según él- y derivar de allí -sin dejar de criticar paso a
pascada uno de los atributos hallados. que son, precisamente, los que a Meiiso le interesan. Obsérvese, ademhs,
que Arist. mantiene el mismo orden de presentación de ellos
que el que se supone da Meliso.
95
miento de Meliso: si, en efecto, lo que ha sido gener a d ~tiene principio, hay que considerar que lo no
no lo tiene, de: modo que si el universo4
no ha sido engendrado, será tarnbidn infinito. Pero no
es así: la conclusión vale s610 si se la da vuelta@.
159 S ~ P L Fís.
. , 104, 27-32 y 105, 3-7: Se le imputó
[a Meliso] la incorrección del razonamiento por la
consecuencia [al proceder] en otro orden del que tendría que haber seguido. No se concluye, en efecto, de
rlo generado tiene principios que d o no generado no
tiene principio,, sino que a10 que no tiene principio
no ha sido generados. En ].as proposiciones hipotéticas
la conclusión por conversibn es válida sólo cuando se
parte de lo opuesto al consecuente y se concluye lo
opuesto del antecedente... De manera que, en el argumento de Meliso. válida habría sido la conclusión si
se hubiese partido del opuesto del consecuente -10
que no tiene principiopara llegar al opuesto del
Y entonces
antecedente -uno ha sido generado-.
todo habría sido así: «si lo generado tiene principio,
lo que no tiene principio no ha sido generados, [donde]
lo que es anterior pasa, por tanto, a ser posterior.
160 (30 A 10) ARIST., Rtg. sof. 1 5. 167b: La refutación que deriva del consec:uente se produce cuando se
supone que puede convertirse la conclusión. En efecto,
establecido que si algo se da, se desprende necesaria+z No es cierto lo que dice Zlur~~omno,págs. 244245, que
con el término ourands +ue:
traducirse también por
cielo- Arist. se refiera únicamente a una p r t e del todo, con
lo cual resultaría incomprensible lo que dice Meliso. Más bien
Arist. elige el término para aludir al todo, s61o que, como
señala Reale, transuibe en 16rmulas casmol6gicas (con sus
consiguientes derivaciones) un mmmmiento que tiene alcance
ontológico.
43 O sea: de A > B , no se sigue -A>-B.
sino -B>-A.
Ver texto núm. 159.
m
96
LOS FIL~SOFOS PRESOCR~TICOS
mente que otra cosa se dé, se supone entonces, que
si esa otra cosa se da, necesariamente la primera también se da. De aiií surgen los engaños de las opiniones
basadas en la percepción sensible. A menudo confundimos la bilis con la miel porque ésta va siempre acompañada de coloración amarillenta; y porque sucede que
cuando ha llovido la tierra está húmeda, suponemos
que si la tierra está húmeda es porque ha llovido.
Pero ello no se sigue necesariamente. En las argurnentaciones retóricas, todas las demostraciones que se
basan en los indicios lo son a partir del consecuente.
Cuando se quiere [por ej.] probar que alguien es adúltero, se toma el consecuente: es decir, que se acicala
o que se lo ha visto deambular por la noche. Y en
muchos casos esas apreciaciones son pertinentes, pero
no aquella acusación. Lo mismo sucede en el caso de
las argumentaciones silogísticas. Tal, por ej., el razonamiento de Meliso. según el cual el todo es infinito.
Alií, por un lado se da por supuesto al todo como
inengendrado (puesto que de lo que no es, nada puede
generarse), y, por el otro [se da por supuesto] que lo
que es generado lo es a partir de un principio. Entonces,
si el todo no es generado, no tiene principio, de modo
que es infinito. Pero tal conclusión no resulta necesariamente: en efecto, no es cierto que si todo lo generado tiene un principio, se siga por eso que si algo
tiene un principio [significa que] se haya generado,
del mismo modo que si alguien afiebrado tiene calor,
se siga necesariamente que quien tiene calor está afiebrado @.
--
161 (30 A 10) ARLST.,Rej'. sof. 1 6, 168b: Los [paralogismo~]que derivan del consecuente son una parte
de aquellos que dependen del accidente. En efecto
(podría decirse que) el consecuente es un accidente,
pero difiere, sin embargo, de él, en cuanto el accidente
ha de suponerse únicamente de un solo (objeto) (por
ej., lo amarillento y la miel se identifican, o lo blanco
y el cisne), mientras que el consecuente se refiere siempre a más (de un objeto)': las cosas, en efecto, que
se identifican con otra única y misma cosa, terminan
también identificándose entre sí, y de allí surge la
refutación que deriva del consecuente. Pero eso no es
cierto en todos los casos, como [no lo es], por ej.,
cuando se trata del accidente, pues entonces la nieve
y el cisne, por ser blancos;, serían la misma cosa. Ni
tampoco, en el caso del razonamiento de Meliso, que
parte de identificar el ser generado con el tener principio, o (de quien dijese) que ahacerse igual, se identiíica con aadquirir la misma magnitud*. En efecto,
puesto que lo que se ha generado tiene un principio,
piensa también que lo que tiene un principio se ha generado, como si ambas cosas fuesen las mismas -el
haberse generado y el tener límite-, por el solo hecho
de tener principio a.
e) Lo que es como un: todo.
162 (30 A 5) Ps. ARIST., M. l. G. 974a: Puesto que es
eterno, es infinito, y no tieine principio del que proceda
ni término en el que acabe alguna vez. (Es, en efecto,
un todo) a.
-
La falacia aqui cometida es. para Arist., de orden formal
y consiste en suponer que de la afirmaci6n del consecuente
puede cwciuirse el antecedente. Es conocida como falada de
afirmaci611 del consecuente o de ignorancia del consecuente.
De ella se ocupa Arist. en Ref. sof. principalmente en el
pasaje transcrito y en 181 a 22-30.
4s Este pasaje es importante -y
no se ha reparado suficientemente en el-. Muestm &mo Arist. advlute que MeUso
parte de asumir equivalmcia:~o identidades entn términos
(ver n. 33).
46 Sigo el texto de la edic:ión de A P ~ ~(Ldpzig,
T
1888) que
se apoya en el códice L y que difiere del que ofrexm DK,
MELISO DE SAMOS
99
163 (30 B 2) SIMPL.,Fís. 109, 24-25: UNOes factible,
en efecto, que siempre sea lo que no es un todo. '7.
tiene que ser uno. Si fuesen dos. no podría ser infinito,
pues limitarían entre sí. so.
1ó4 S W L , Ffs. 109, 16-18: Así, dice que lo que no
es un todo no es sin principio ni fin, o sea, no es una
totalidad conjunta.
169 SIMPL, F f s . 103, 28-30: Si es infinito, es uno. Si
fuesen dos, no podría ser infinito, sino que tendría
limites entre sí. Infinito es, sin embargo, lo que es;
por tanto, las cosas que son no son múltiples, y, consigujentemente, lo que es, es uno
165 (30 A 10) ARIST.,Ref. sof. 1 5, 167b: Tal, por ej.,
el razonamiento de Meliso, según el cual el todo es
infinito. Ailí, por un lado se da por supuesto al todo
como inengendrado.. . ".
166 (30 A 1) D. L., IX 24: Consideraba [Meliso] que
el todo era infinito, inalterable, inmóvil, uno, homogéneo consigo mismo y lleno.
f ) Lo que es como uno.
167 (30 B 5) SLUPL.,Fís. 110, 5-6: De lo infinito dedujo [Meliso] lo uno a partir del siguiente argumento:
aSi no fuese uno, limitaría con otromm.
168 (30 B 6) SIMPL.,Del cielo 557, 1417: Puesto que
la existencia de lo sensible parece ser de evidencia inmediata, si es uno lo que es, no podría haber otro
fuera de él. Meliso dice, en efecto: *Si es (infinito)
tomado de la ed. del mismo DIELS (Berlín, 1900). Contra esta
lectura que adopto, véanse las extensas observaciones de J.
Gmu Wrrso~,en CR (1892). 101-105; a favor, REALE, págs. 302-303.
Ver n. 33.
48 Ver texto núm. 160.
Albenelli sostiene que Simpl. sólo dude a un argumento
de Meiiso, y no trae cita alguna de &l (pág. 234, n. 1); pero
aun cuando asi fuese -lo que no es genealmente aceptado-,
la alusión puede de r d o s modos reproducir de manera sintética el enunciado central de la argumentación y las palabras
pueden ser precisamente aquellas que Meliso empleó.
"
''.
170 (30 A 5) Ps. ARIST.,M. l. G. 974a: Siendo, desp é s infinito, es uno; en efecto, si fuesen dos o más
limitarían éstos entre sí
171 (Emmo, fr. 43 W:)SIMPL, Fís. 115, 17-18: aNo
parece que Parménides haya demostrado que es uno
]o que es, ni siquiera en d caso de que se le conceda
que .es, se dice en un solo sentido^^.
9 BURNET,ECP, pág. 322, n. 1, agrega el término infinito
en el pasaje sobn la base de los textos que siguen. A exción de -1,
pág. 218, que da como corrupto el pasaje,
y de LOZNEN, pAg. 154 y n. 53, que considera innecesario el
agregado, todos los estuáiosos coinciden en aceptarlo.
51 Infinito es lo que no puede tener límite alguno; de alií
que implique la unidad. Y iisi, advierte correctamente RELE,
pAg. 198, n. 12, del mismo modo que inñnito puede aludir a
la ausencia de límite interno como a la ausencia de limite
externo, uno apunta m4s a indivisible cuando se vincula al
primer siBnificado de infinito y en cambio remite más bien
a único cuando connota el :segundo.
9 Sigo para el w m i z w ~ del texto la lección de APELT
(ver n. 46), pero no asf para el final, donde Cste introduce
una ligera modiñcaci6n.
9 El atributo uno aparece s61o una vez en el poema de
Parménides (fr. 8, v. 6). según el texto aceptado por DK, p m
no figurada si se adoptara H
a variante prouuesta por UmNm (ver Parmenide, Introdl., cap. 1). Por lo demás, b encontramos s6io mencionado y nal nos ha llegado de 61 jusíi6caci6n
alguna. &SI., Met. 1 5, 9861~. la sintetizó o autofonnui6 esi:
*Junto a lo que es no puede darse el no ser, por tanto crda
necesariamente que es uno lo que es y nada &S.
El texto
100
LOS FIL~SOFOS PBESOC~TICOS
MELISO DE SAMOS
172 ARIST., Tdp. 1 11, I04b: Una tesis es un enunciado general formulado por alguna de las personalidades conocidas de la filosofía y que está en desacuerdo
con la opinión corriente, como, por ej., que ano es
posible contradecirm, se'&. decía Antístenes, o que
atodo se mueven, según Heráclito, o que «es uno lo
que esm, según decía Meliso.
175 SIMPL.,
Fis. 103, 30-31: Si es uno, es también
inmóvil; en efecto, lo uno les siempre igual a si mismo.
173 Isóc~.,Helena 3: ¿Cómo se podna superar a
Gorgias que tuvo el coraje de decir que ninguna cosa
existe, o a Zenón, que trata de presentar las mismas
cosas como posibles y, después, inversamente, como
imposibles, o a Meliso, quien, frente al infinito número
de las realidades existentes, se esfonó por hallar pruebas de que el todo es uno?%.
g) Lo que es como homogéneo.
174 (30 B 7) SIMPL.,
Fís. 11, 18-20: Dice, pues, Meliso,
concluyendo así lo que ha afirmado anteriormente y
pasando a ocuparse del movimiento: .Es, pues, entonces, eterno, infinito, uno y todo homogéneo.. .n.
de Eudemo quiere dar aquí sólo un indicio de esa influencia
parmenidea.
Parece evidente que en Meliso se dio todo un intento
de jutieCaci6n de lo uno y que tal justificación se hizo sobre
la base de la infinitud.
Es muy curioso que el texto citado de Tóp. no haya sido
incluido en ninguna de las recopüaciones modvnas de Me
liso 4 DK ni Reale lo traen-; ese texto muestra el relieve
que los argumentos de Meiiso sobre lo uno tuvieron ya en
la antigüedad. El texto de Isócr., que si tree Reale, pero
tampoco figura en DK, confirma que asimismo, desde el
punto de vista de la opinión general, Meliso era reconocido
como un defensor de la unidad. Sorprende que ninguno de
esos textos lo traiga a colaci6n F. SXMSRN,
eThe 'eleatic one'
in Melissusw, en Itleded. d. Konink. Nederl. Akademie van
Wetauch. (1969). 2a1U3, donde expresa sus reservas acerca
de la importancia que la noción de uno tiene en Meliso.
101
176 (30 A 5) Ps. ARIST.,M. J. G. 974a: Siendo, pues,
uno, es totalmente homogéneo; si no fuese homogéneo,
al ser más cosas, no sería ya uno, sino una multiplicidad
h ) Lo que es como in.mutable.
177 (30 B 7) SWL., F í s . 111, 2@112, 6 [a continuación del texto núm. 1741: (2) Y no puede perder algo,
ni hacerse más grande, ni cambiar su forma, ni tener
dolor, ni sufrir pena9. En efecto, si padeciese alguna
5 Se trata tal vez de un resumen de cómo Meliso presentaba el atributo homogéneo (d.el que Simpl. no da justificación
alguna). La no homogeneidad supondría existencia de partes,
elementos, etc., que, distinguiCndose, atentarían contra la igualdad de lo que es con respecto de si mismo. Este es justamente
uno de los significados de dmoion.
Otro de los aspectos que el término wnnota es el de
igualdad en tanto permane!ncia, que lleva a establecer, s i ,
los otros atributos, como el de inmm1idod, por ej., que los
textos muestran ya entrelazado con el de homogenddad. El
término era en la antigüedad exquisitamente eleático. HEIDEL
señaló (d'he significance of the en dmoion in the eleatic
philosophy~,en Congr. of Arts and Scimce (1906). 3, 73) que
distinguía a los eleáticos la identificución entre unidad y
homogeneidad. Semejante !identificación no creo que sea la
única (ver n. 33).
En este fr. se rechazan ordenadamente las siguientes posibilidades: a) perder algo o hiacerse m4s grande (= alteraci6n.
cuantitativamente entendida), en (2); b) cambiar su forma (=
cambio, cualitativamente entendido), en (3); c) tener dolor físicamente (=estar enfermo), en (4) y (5); d) sufrir pena moraimente, en (6).
En cuanto al téxmino ditmrse (heterohisthoi), si se acepta
la cronología propuesta para Meliso (ver n. 4), lo habría
éste introducido por primiera .vez ea un contexto ñlosó6w.
y no Diógenes de Apolmia, en quien también aparece la
102
LOS FIL~SOFOSPRESOC~TICOS
de estas cosas, entonces no sena uno Si se alterase,
necesariamente no sería homogéneo lo que es, sino
que tendría que perecer lo que era antes y tendría que
generarse lo que no es. Si en diez mil años llegara a
alterarse en un pelo, se destruiría todo en la duración
toda del tiempo" (3) Pero no es factible que sea cambiada su formas9: en efecto, la forma que estaba antes
no perece ni se genera la que no es. Y puesto que nada
se agrega, ni perece, ni se altera, jcómo podría suceder que algo encuentre su forma cambiada? Si, en
efecto, en algo se hiciese diferente, su forma ya habría
cambiado. (4) No tiene dolor; no podría ser un todo
palabra. En cuanto a la vinculación y supuesta polémica
entre Meliso y Diógenes, creo que sólo puede hablarse, en
todo caso. de una entre Diógenes y Meliso -y no inversamente-. Así piensa hoy también J. J o u m . ~Rapports
entre Mdlissos de S a m a et Dioghe d'Appolonien, en REA
(1965). -323.
especialmente 314. 316 n. 1 y 322, R m , páginas 388-389.
fl No convencen las razones por Las cuales F. Soursa~(arr.
cit. en n. 54, 230) sugiere que por lo menos en el aparato crítico
de una edición de los fragmentos de Meliso debe sefialarse la
posibilidad de colocar entre corchetes este auno., eliminándolo así del texto.
La más imperceptible alteración significaría, aun en el
lapso más amplio (Mondolfo alude a la duración del grun ario)
irrupción del tiempo, el desencadenamiento del movimiento y
la consiguiente destrucción del todo. Este pasaje muestra precisamente la incompatibilidad entre lo que es, en cuanto tal,
y la temporalidad (ver n. 28). La imagen que aquí da Meliso
cumple tambh una función antin'pritotia de las que siguen
(cambiar forma, tener dolor, sufrir pena). La misma imagen
del pelo ia vuelve a mencionar S m en Del cielo 113, 21-22.
9 El verbo metuúosmetn que traducimos por cambiar s u
formu, siguiendo a Covotti, DK y Reaie, no tiene sentido wsmológico de awnbiar o sucederse de los mundos, como han
sosteddo algunos (por ej.. Gompen y Zafiropulo). Es un vocablo que s610 se encuentra en Meliso y en ningún otro presccrático (ver
H. m,
Anaximunder and the origins of Greek
Cosmology, 2.. ed., Nueva York, 1 W . p4g. m).
si tuviese dolor. En efecto, una cosa que tiene dolor
no puede ser siempre, ni podría tener una fuena igual
a la sana60; y no sería tampoco homogénea, si tuviese
dolor: sufriría, ciertame:nte, si algo se le quitase o
agregase, y no sería, por tanto, ya homogénea. (5) Tampoco lo que es sano pod:na tener dolor: perecería, en
efecto, lo que es sano -10 que es- si se generase lo
que no es. ( 6 ) Y también para el sufrir [vale] el mismo
argumento que para el tener dolor 61.
178 SWL., Fis. 103, 31-104, 4: Lo que es homogéneo
no puede perecer, ni hacerse más grande, ni cambiar
su forma, ni tener dolor, ni sufrir pena. En efecto, si
padeciese alguna de estas; cosas, no sería entonces uno.
Ciertamente, lo que se mueve por un movimient06~
60 Quizá no corresponda dlecir que Meliso continúa utilizando
deliberadas imAgenes sino que está recurriendo a términos cuyas
connotaciones son amplias --y que podrIan haberlo sido más
aún entonces, w n un alcance que ignoramos- y que hoy se
nos muestran como demasiado físicos o vitales.
Una interpretad6n que: quiere vincular la noción de vida
a a10 que es. melisiano, apoyada en una concepción animista,
es la de Z
m , págs. W 2 6 6 . Piénsese, sin embargo, que
sano no t a r d a d en pasar a significar d i d o , cuando se habla
de modos v a d o s o no vaidos de argumentación (cf. 1. M.
Bazmbu, Ancient f o m l lo& Amsterdam, 1951, pág. 96).
Suno encierra, pues, en Meliso, -las nociones de compacto,
integro, autosubciente, inmaculado, con todos los elementos
que, según indica Calagero, están naturalmente implícitos
para la mentalidad arcaica en el tema semántica de hygids
(aLogica del secondo eleatismon, en Atene e Roma (1936),
164 = St. log. ant., 1, págs. 1W195).
61 Para la conjetura sobre la posible influencia de 10s argumentos aquí utilizados por Meliso en L u ~ o 1,11 510522, ver
J. UJNGRIGG,
uMelissus and the mortal soul (Lucretius 111 510
522)m, en Phüog. (1975). 147-149.
62 Todos los cambios son vistos, en la paráfrasis, como m*
vimientos, lo que indica la Muencia platónicdstotélica en
la consideración, ya que el término movimiento en Meliso 5610
cualquiera cambia a partir de algo en algo distinto.
Pero [dijimos que] no había otra cosa que lo que es;
y eso, por tanto, no se mueve.
179 (30 A 5 ) Ps. ARIST., M. J. G. 974a: Siendo, pues,
así lo uno, no sufre ni tiene dolor, es sano y sin enfer-
medad, no está sujeto a cambio de posición ni a alteración de forma, sino a mezcla con otro.
180 [HIP~cR.],De nat. hom. 2: Digo, en efecto, que si
el hombre es uno, de ningún modo puede tener dolor.
No podría haber, por cierto, quien provoque el dolor,
siendo uno. Pero si en cambio tiene dolor, es necesario
que deje de ser uno: que sea múltiple*.
i) Lo que es y la imposibilidad del vacío.
181 (30 B 7) SIMPL.,
Fás. 40, 91-12 y 112, 615 M: Y Meliso demostró que ello [el ser] es inmóvil por el misse refiere a lo que despues se denomhu4 movimiento local
(ver SOLMSEN,
pág. 227 del art. cit. en n. 54).
Este texto, que trae JOUANNA(ver art. cit. en n. 56, 316)
tiene semejanzas de contenido y estilo con el pauTafo del fr. 7
de Meliso en el que se habla del dolor.
Aunque tiene propósitos diferentes -pues el autor de1
tratado, Hipácrates o Pólibo, lo u t i l i i en su polémica contra
los filósofos monistas que conciben a la naturaleza humana
constituida pw un único element-,
es evidente que reproduce un patrón melisiano. De todas maneras, es dificil hablar
de una inñuencia de Meliso, como hace Sanriium, pág. 103,
en los médicos partidarios de la teoría de un humor único;
más bien es cierto que. desde un punto de vista puramente
especulativo, y con ñnes polémicas, algunos autores del C w pus iiippocraticum utilizaron argumentos de Meliso para
aplicarlos a concepciones tal vez como las de Diógenes de
Apolonia, a las que precisamente buscaban rehitar, también,
en terreno puramente especulativo (ver JOUANNA,
pág. 322).
*
M Este texto contiene los panigrafos 7-10 del fr. 7, al cual,
adjudicándole el n . O 6 Covotti lo constituyó como una unidad
(219221). SOLUSEN (págs. 2289 del art. cit. en n. 54) sugiere su
mo motivo de que es necesario que si el ser se mueve,
haya algún vacío del ser hacia el cual pueda desplazarse; pero demostró previamente que el vacío no es
posible. Dice así en su propio escrito: (7) UY no hay
ningún
porque el vacío no es nada: iy la nada
-
división por lo menos en do!; partes: 7, 2-6 y 7, 7-10, en razón
de la introducción de una nueva cuestión en 7, 7. En efecto,
así estaba ya separado en las anteriores divisiones y numeraciones de los fragmentos heclias por Brandis y Mullach. Simpl.,
por lo demás, cita estos parágrafos, con excepción del 8, en
forma independiente en Ffs. 40, 12-15, 18-21 y 80, 7-10 y 11-14.
Puede ser ello tambikn un índice de que efectivamente constituyen un bloque susceptible de ser escindido del resto.
65 La palabra vacío (kenóir) no aparece en el poema de Parménides. El término designa tanto lo que podrIamos llamar
el vacio interno como el externo. N o debe pensarse necesariamente que Meliso a t é aquí polemizando con los atomistas; es
probable -aunque no fácil cle precisar- que tenga como referencia algunas doctrinas pitagóricas que si bien podemos s u p
ner que no coincidirían exacitamente con las que nos describe
ARIST. (por ej., Ffs. 213b 22 y SS.) -y que son postenoresno dejarían, sin embargo, de tener vinculaci6n con estas úitimas y de contener elementos que han sido después desarrollados y sistematizados (ver CH. H. KARN. rPythagorean philosophy
before Plato., en The PreSocrotics, ed. por A. P. D. MOVREUTOS,
Nueva York, 1974, págs. 161-1135, especialmente 183-185). Ver, también, lo que indica Raven acerca del conocimiento que se
puede presuponer que tenía Meliso del pitagorismo de la época
(págs. 79-82).
En cuanto al movimiento, Parmenides se refiere a él en
tres lugares de su poema, todos pertenecientes al fr. 8, versos 3-4, 26-33 y M I . El movimiento es rechazado en todos
los casos por una sola razón: porque es una forma de cambio que implica un proceso y el ser parmenideo es perfecto,
contenido en sus limites y exento de generación y c o m p
ción. El argumento de la imposibilidad del movimiento debido a la inexistencia del vacío se halla sólo en Meliso.
Desde luego, tiene importancia también en la medida en que
pueda haber influido en Leucipo. Acerca del argumento y
sus implicaciones, ver G. S. KIRK Y M. S m , ~Pamenides'
Refutation of Motion., en Phr. (1960), 1-14, y, en contra,
MELISO IPE SAMOS
no podría ser! Tampoco [lo que es] se mueve: no
tendría lugar alguno donde desplazarse, pues es un
pleno. Si hubiese el vacio, podría desplazarse en el
vacio; pero, puesto que el vacio no es, no tiene donde
desplazarse. (8) Tampoco podría ser denso o raro. No
es factible que lo raro sea pleno de manera semejante
a lo denso, sino que lo raro precisamente resulta más
vacio que lo densoM.( 9 ) Entre lo pleno y lo no pleno
hay que hacer esta distinción: si algo hace lugar a algo
o lo acoge, no es pleno; si, en cambio, ni hace lugar
ni lo acoge, es pleno. (10) En consecuencia, es necesario que sea un pleno, si el vacío no es. Y si, por tanto,
es un pleno, no se mueve,.
182 SIMPL,Fís. 104, 415: Y de otra manera: nada
está vacío de lo que es; porque el vacío no es nada:
la nada no podría ser! No se mueve, pues, lo que
es: no tiene ningún lugar donde desplazarse, no habiendo vacío. Pero tampoco es posible que se reduzca a sí
mismo: si esto fuera así, entonces sería más raro y
más denso que sí mismo, lo que es imposible. Es, en
efecto, imposible que lo raro sea pleno del mismo
modo que lo denso, pues lo raro resulta más vacío que
lo denso; pero el vacío no existe. Si es pleno lo que
es, hay que distinguirlo por la posibilidad de acoger
o no alguna otra cosa: si no lo puede acoger, es pleno;
si, por el contrario, lo puede, no es pleno. Entonces,
107
pues, si no hay vacío, es necesario que sea un pleno.
y si es así, no se mueve: no, porque no sea posible
que se mueva a través de lo pleno, como decimos de
10s cuerpos. sino porque lo que es, en su totalidad,
no puede moverse ni hacia lo que es (aparte de él, no
hay nada), ni hacia lo que no es (puesto que no hay lo
que no esIm.
183 (30 A 5) Ps. ARIST.,/M.l. G. 974a: Siendo eterno,
i&to M, totalmente homo,géneo, lo uno es inmóvil: en
efecto, no podría moverse: si no fuera desplazándose
hacia algo. Pero es necesario que se desplace yendo o
hacia lo pleno o hacia el vacío; ahora bien, de éstos,
uno no podría recibirlo, y el otro no es nada.
184 AL=. en SWL., FLs. 110, 13-17: aMeliso, después de haber demostrado lo infinito a partir del hecho
de que no tiene principio ni fin, y que es uno a partir
de lo infinito, demuestra a continuación que es también inmóvil, como dice Alejandro, porque lo que se
mueve es necesario que se mueva o a través de lo
pleno o a través del vacío... Pero, por un lado, no es
posible que algo se mueval a través de lo pleno, y, por
otro, el vacío no puede darse entre las cosas que sonm.
P. J. BICKNEILL,
.Parmenides' Refutation of Motion and an
Implicatiom, en Phr. (1%7), 1-5.
185 P ~ T ~ Teet.
N , 180e: ...Y todas las otras cosas
que los Melisos y los Panrnénides sostuvieron, en o p e
sición a todos estos [que afirman que todo se mueve],
convencidos de que todo es uno y se halla quieto en
sí mismo, sin tener lugar en el cual moversem.
ia alusión es a Anaxímenes.
En razón de la cronologla que establecimos para Meliso
(ver n. 41, no podemos aceptar que se trate de una polémica
contra Diógenes de Apolonia, como sostienen H. D
q eDie
philosophiegeschicbtliche Stellung des D. von Apollonias, en
Hnrnes (1941). 359-381, espcc. 366 y SS., y a partir de él,
G~rsll~
11,
~ ,pág. 115, y J. K m a a ~ ~ Kosmos,
m ~ . Munich,
1962. pág. 187. Ver n. 56.
67 El texto corresponde a la paráfrasis de los p-os
7-10
del fr. 7 de Meliso.
68 Leemos dpeiron, según la corrección de Bergk adoptada
por Apelt. Diels y DK mantienen la lección de los códices,
ámetron.
@ Kirk y Stokes (ver n. 65) suponen que éste es uno de
los pasajes que llev6 erróneamente a atribuir a Parménides el
66
186 (28 A 26) PLAT~N,
Teet. 181a: Si, en cambio sucediese que los partidarios de la totalidad dicen cosas
más verdaderas, nos refugiaremos junto a ellos, huyendo de los que mueven hasta lo inm6vil.
187 (ARIST., Sobre la filosofía fr. 9 Rose, Walzer)
S. E., Adv. math. X 46: Partidarios de la naturaleza y
antinaturalistas [llamó Arist. a SParménides y Meliso].
188 (28 A 26) S. E., Adv. math. X 46: Sostuvieron,
en cambio, que no existe [el movimiento] Parménides
y Meliso y los seguidores de ambos, a quienes Aristb
teles denominó ainmovilizadores de la naturaleza y
antinaturalistasa; ainmoviiizadores~a partir de ainmovilidada y rantinaturalistasa porque la naturaleza es
principio de movimiento, y éstos, eliminándola, afirman
que nada se mueve".
189 (30 A 8) ARIST., Fís. I V 6, 213b: Meliso demuestra que el todo es inmóvil sobre la base de esas argumentaciones: si, en efecto, se moviese, necesariamente
argumento de la imposibilidad del movimiento por ausencia
de vacío, que es propio de Meliso.
m La fuente del texto aristotélico precedente es este pasaje
de S. E. Arist., en lugar de llamarlos apartidarios de la totalid a d ~-como había hecho Piat6n en el Teet.- los denomina
apartidarios de la naturaleza. por las mismas razones por las
que se ocupa de Parménides y Meliso en el libro primero de
la Fís.: porque ellos escribieron sobre la pk$& y, sin embargo,
no son afisicos~en el sentido aristotélico del término (ver n. 23).
En cuanto al texto, mantengo la expresión .de la naturaleza^
que algunos códices admiten y que no incluyen DK. En la
transcripci6n de la referencia por parte de S. E., &te interpreta abusivamente las palabras aristotéIicas y vincula strrridtcls
(partidarios o hasta revolucionarios) con uno de los significados
de stúsis (reposo), creyendo encontrar allf un juego de palabras
y por eso estima necesario aclarar los términos empleados. Tal
v a un juego de palabras pudo haber existido. aunque quizá
no como lo creyó S. E.
existiría -dice- el vacío, pero el vacío no es una de
las cosas que son.
190 ARIST., Fís. I V 7, 21.4a: Pero de ninguna manera
es necesario que si hay movimiento haya vacio. En
todo caso, no es de ningún modo condición absoluta
de todo movimiento, cosa. que no vio Meliso, pues lo
pleno es susceptible de alteración
191 (30 A 8) ARIST., ,De Gen. y Corr. 1 8, 325a:
A algunos de los antiguos pareció que el ente fuese
necesariamente uno e inimóvil, pues por un lado no
existiría el vacio y por el otro no sena posible el movimiento al no haber vacío separado. Ni habría tampoco
multiplicidad, no existiendo nada que divida. Y no
hay diferencia [para ellos] en creer que el todo no es
continuo, sino que está constituido por partes y afirman que hay multiplicidad y no uno y vacio. Si, en
efecto, [el todo] es totalmente divisible, nada es uno.
y tampoco consiguientemiente una multiplicidad, sino
que la totalidad será vacía; si, en cambio, es en parte
[divisible], y en parte no, eso resultaría bastante artificioso. Pues, jhasta qué punto y por qué motivo una
parte de la totalidad se comporta así y es plena mientras otra parte está dividida? Además, tanto en un caso
como en el otro, es necesario que el movimiento no
exista. A partir de estos i:azonarnientos, algunos, yendo
más a116 de las sensacionies y desantendiéndolas, en la
conviccidn de que hay, que seguir [exclusivamente] el
razonamiento, dicen que el todo es uno e inmóvil e
infinito: en efecto, el limite limitaría con el vacíoR.
71 Estos dos pasajes coníbnan plenamente la originalidad
de ia argumentaci6n de Meliso sobre el movimiento y el d o
(ver n. 65). Arist., cuya simlpatía por Meliso es nula, no deja
dudas, sin embargo, acerca de quidn propugnaba esas posiciones.
n Tal como ya lo seRal6 2 b m (ZMR,pág. 428, n. 12), este
texto que se inicia con una alusi6n general a los eléatas en
j) Lo que es como uincorpóreo~.
192 (30 B 9) SPIPL., Fis. 109, 34110, 2: Que Meliso,
en efecto, quiere que el ser sea incorpóreo, lo ha manifestado diciendo: *Si, pues, es7', necesario es que
sea uno; y. siendo uno, necesario es que no tenga
cuerpo,.
193 (30 8B 9) SWL., Fín. 87, 6-7: «Siendo uno
-dice-, necesario es que no tenga cuerpo; si tuviera
espesor tendría partes y no sería más unos.
194 (30 B 10) S ~ P L .Fís.
, 109, 32-34: Y Meliso habla
de magnitud, no de extensión; demuestra, en efecto,
que el ser es indivisible: uSi fuere divisible lo que es
-dice-,se movería; pero si se moviera, no serían.
Pero llama magnitud a la sublimidad de la hipóstasis.
195 ARIST., Fís. 1 31, 186b: Tampoco el ente tendría
magnitud, si se trata del ente en cuanto tal: en ese
caso cada una de sus partes sería diferente..
conjunto, concierne más bien a Meliso que a Parménides ( y
ello es además evidente en las Úitimas iíneas). Justamente en
esas úitimas iíneas encuentra Reale palabras que podrían considerarse como textuales de Meliso e incluye -el limite limitada
con el vado. como fragmento 4. Aceptamos los argumentos de
Reaie, pero incluimos el fr. a continuación del 7 (ver texto
núm. 233 y n. %). Este pasaje se continúa en el texto núm. 213.
Leunos oun eíe según los códices EF de Simpl. y no on
r í e según
aD.
Covotti defiende esta última lectura (pág. 224), de la cual,
no obstante aceptarla, dudaba ya B m , Das Problem
der Materk, Münster, 1890, pág. 59, m.5 y 6, porque entonces on tendría que ser predicado de un sujeto que no podriamos determinar. La mayoría de los estudiosos aceptan hoy,
a pesar de sus diferentes interpretaciones, la lectura que
seguimos.
74
Ln paiabra ya fue usada por Zenón (ver fr. 1, texto nú-
meru M).
1% (30 A 11) ARIST., Ffs. 1 2, 182a: Meliso aíirma
que el ente es infinito. En consecuencia, el ente es algo
como una cantidad; en efecto, lo infinito se halla en
la cantidad, pero la sustancia no puede ser infinita,
ni la calidad, ni la afeccibin, a menos que lo sea por
accidente (como sucede si san, también, al mismo tiempo, una cierta cantidad); la noción de infinito, pues,
se sirve de la cantidad, pero no la de la sustancia ni la
de la cualidad. Si fuese sustancia y también cantidad,
el ente sena doble y no uno; en cambio, si es sustancia solamente, no será infinito y no tendrá magnitud
alguna (si no, seria algo c.omo una cantidad).
197 (30 A 11) ARIST., Met. 1 5, 986b: Parménides
parece haber captado lo uno según la forma; Meliso,
en cambio, según la materia (y por eso el primero dice
que es limitado y el segundo que es infinito) 75.
n Estos pasajes aristotéliccos han sido decisivos por la influencia que ejercieron en la consideración de que d o que es.
de Meliso -lo uno, infinito, e1:c.- supone la materialidad.
Ello ha llevado, ad, a q,ue algunos estudiosos dechmsm
inauténtico el fr. 9 - e n t ~ eelios Chiappelli y A l b e r t e h ,
sosteniendo que sólo se tnita de una interpretaci6n -latónica de Simpl. con la que éste buscaba salvar a nuestro
filósofo de las criticas aristotélicas. Otros, como Baeumker,
Zeller y Bumet -y también Mondoifo-, para tratar de
hacer de alguna manera compatible el texto del fr. con las
críticas citadas, argumentiui que el tema del fr. no lo constituye el uno de Meliso sino un sujeto imposible de determinar con precisi6n (Baewmker), o tal vez como ai Z d n ,
cada una de las múitiples unidades (Zeller), o ia hipótesis
pitadrica de las unidades ,últimas (Bumet), o que este h g mento forma parte de unii actitud polémica de Mellso, no
contra los pitagóricos, sino d t r e la concepción de los
miembros o partes del cuerpo del todo cuya TCMi6n y
separación defendía Ernpédocles (MondoKo).
Entre los que, sin embaqo, interpretaron como auténtico
el fr., hay quienes arguyeron que la negación de ia m
reidad implicaba una 'a6rmación.de la inmateriaUdad (Kpfh)
o bien de la espiritualidad (Windelband). Pero semejantes
112
LOS FIL~SOEOSPRESOC~TICOS
198 (30 A 6) [HIP~cR.],
De nat. hom. 1: Pero me parece que estos hombres neciamente se derriban a si
mismos con las palabras de sus propias doctrinas,
cuando es la tesis de Meliso la que vuelven a poner
en pie 76.
199 (30 A 6) GALENO,
CMG V 9, 1, 17, 16: Es evidente
que en todo este razonamiento se opone [el autor del
texto anterior] a los que considemn que el hombre está
constituido por uno solo de los cuatro elementos, y
dice que se equivocan. [No dice] que nada demuestran, sino que la tesis de ellos es sumamente increíble.
En efecto, no prueban que el hombre sea alguno de
los cuatro elementos, y así confirman la tesis de Meliso
que creía también que el hombre era cosa única, pero
concepciones, a las cuales se acerca recientemente Loenen,
son susceptibles, todas, del error de proyectar en pensadores presocráticos categorias posteriores que s61o a partir de
Platón pueden considerarse incorporadas a la mentalidad
occidental. Estos textos anstotélicos tienen adernds valor
porque manifiestan muy bien el esfuetzo del estagllita para
acomodar a sus propias categorías conceptuales nociones que
evidentemente escapaban a ellas. No s61o es ilustrativo lo
que deriva de su propia noción de infinito, sino que en el
texto 197 debe tenerse presente lo que ya sdaló Chmass.
ACPP, pitg. U, n. 85, acerca del cauto uso del término
8pareo% que hace Arist.
'16 Para la lectura e interpretación de este pasaje sigo a
J. JOUANNA(ver n. 56, págs. 314315). Según este autor, el escritor del tmtado concluye aqui la refutación de los füósofos
jónioos partidarios del elemento iinico (ver n. 63). y después
de haber apelado a un argumento teórico y a una prueba de
orden práctico, afirma que todos los jonios estan de acuerdo
en sostener que .es uno lo que es y que este uno es todor,
pero que discrepan en cuanto a los nombres (aire. fuego, agua,
etcétera). De este modo se mfutan a si mismos, aunque en la
medida en que en el fondo concuerdan, dan todos razón a la
tesis de Meliso que podria, para el caso, quedar enunciada
como se ha dicho.
no por cierto uno cualqiaiera de esos cuatro -aire,
tierra, agua, fuego-. Parece que este hombre habfa
una cierta realidad común subyaque "stia
cente a los cuatro elementos, inengendrada e indestructible, que los que vinieron despub de él llamaron mate*, pero que no fue capaz de mostrar eso claramente.
y así, a esta realidad la lllama el uno y el todop.
m PLAr6H. Sof. 24th: Tambien los que disputan contra éstos
[ l a materialistas que piensan que la realidad y el cuerpo son
id6nticosI se defienden con IW
sagacidad, desde am%a, en
algún lugar de lo invisible, $;osteniendo enérgicamente que la
verdadera realidad consiste en ciertas formas inteligibles e incorpóreas.
201 PIAT~N, Fcd. 85e-86a: También a prop6sito del sonido
de una Era y de sus cuerdas podrá repetirse tu mismo argumento y decir que este sonido, en una lira bien afinada, es
algo invisible, incorp6reo y perfectamente bello y divino.
W
. in~De
.. st. animoe 11 7: Vuelvo
(44 B 22) C ~ U D
ahora a Fiioiao, después de esta larga digreSi6n. quien, en el
tercero de sus libros titulados Ritmos y medidac habla así del
alma: .Penetra el alma en el cuerpo por obra del número y
del inmortal y consiguienteme:nte incorp6reo acuerdo perfecto..
Y agrega, más adelante: .El alma ama el cuerpo, porque sin él
7 Estos dos textos -y
particularmente el comentario de
Galeno al escrito hiporrdtice- hm servido a CEWWUI, pAgina 412, para sugerir otra posible vía alternativa de interpretaci6n frente a la diñdtad de:i fr. 9 y, sobre todo. al hecho de
su incompatibiüdad con el 3,. Piensa que puede haberse dado
ya en Meliso un atisbo de distinci6n entre lo matcriai y lo
corp6reo. De la misma manera que en Arist. r?o coincide cuerpo
con materia, porque esta Silti,ma es más general, tampoco coincidiría en Meliso el cuerpo, entendido como constituido por
partes y elementos het&neos
con lo materiai, concebido
como algo dotado de magnitud, y que es continuo, ilimitado,
uniforme.
24. - 8
MELISO DE SAMOS
no podrIa hacer uso de los sentidos. Al ser después separada
por la muerte, lleva en el mundo una vida incorpóm.
2Oj (13 B 3) OLIILP., De arte sacra 25: El sin= [dice Anaximenes] se halla pr6ximo a lo incorp6reo; y puesto que nos
generamos par su flujo, es necesario que sea infinito y rico,
de manera que no cese nunca.
204 (1 B 13; 0 ~ ~fr.
0 13
, = 54 K) DAMASC.,Pr. 1i3 bis: La
versión que nos ha llegado [de la teología órfica] según J e h
nimo y Heiánico -si no se trata de la misma persona- es
asi. a. ..Unida a d o s [Crono y Heracles] está Adrastea, h r pórea, que se extiende por todo el cosmos y llega a tocar los
conhes de é.l
205 (21 B 23) C m . , Strom. V 109: Jen6fanes de Colofón,
queriendo enseñar que el dios es uno e incorpóreo, dice:
Un solo dios, el más grande entre hombre y dioses,
ni por la figura ni por los pensamientos similar a los mortaies.
246 SUIPL, Categ. 281, 28-31: Pero lo que no es ni por mezcla
ni por combinación, sino que se presume que es una cierta
sustancia simple, inco@rea, que se reduce a una única cuaiidad, es aqueiio que es totalmente diferente, Libre de mezcla o
combinación, corno lo es lo indivisible, precisamente por ser
indivisible.
241 EPIC., Ep. ad Hdt. 67: Hay que tener presente que empleamos aincorp6reom según la acepción más general de la palabra, acerca de aquello que puede pensarse por si mismo. Y por
si mismo no puede pensarse como incorp6reo más que el vacío,
y el vado no puede ni hacer ni padecer.
208 (30 A 5) Ps. ARIST., M. J. G. 976a: Y si no tuviese
cuerpo, ni longitud, ni amplitud, jcomo podría ser lo
uno infinito? n.
78 LOS textos citados bajo el apartado j) tipor objeto
apoyar la hipótesis de que el término incorpóreo con un cierto
sentido técnico o afiiosófico~-y por encima del ordinario (=
ano tangible ni visible*), aunque basado en éste- pueda haber
IV.
N E G A C I ~ N DE LA MULTIPLICIDAD.
-
209 (30 B 8) SWL., Del cielo 558, 19-559, 12: [Meliso] después de haber dicho del ser que es uno, inen,ido efectivamente utilizado por Meliso y desechar tanto la
suposición de la falsedad del fr. 9 como sus interpretaciones
, pág. 110: .Una de las más
anan6nica~. Bien dice G U ~ U E 11,
,-laras lecciones del pensamiento presocrático es que el concepto
de realidad incorpórea no se alcanzó inmediatamente sino que
fue el resultado de un proceao gradual..
El término aparece usado en los diaogos plat6nicos con
un significado muy próximo al que hoy le asignarlainos.
Hemos citado dos de las cinco o seis veces en que en ellos
aparece. H. GauPeRz, aAsóimto~., en Hermes (1932), 155-167,
trae a colación el pasaje de Claudiano Mamerto (texto número 202) en que aparece el término unido a acuerdo perfecto (convenientia) y al que se califica de divino. Según
GOMPERZ,pág. 156, convenientia incorporalis equivale a harmonía asómatos del texto del Fed., con lo cual se corroborana si no la autenticidad de la referencia de Claudiano
(DK la señala entre las falsificaciones de Filolao) por lo
menos la posibilidad de un uso de aincorp6reo~con el simple significado de acarentle de cuerpo.. El supuesto fr. de
Anaximenes - q u e tampoco consideran auténtico DK (pero
ver, no obstante, las obseivaciones de M o ~ en, ZM 1 2,
págs. 228-229)- permite unir la noción de asómotos con la
de ápeiron, al igual que el texto núm. 204 que nos transmite
Damascio, todos los cuales ayudan a suponer que la palabra
es problablemente bastante anterior a Platón y que su significado gira no sólo en tomo de aquello que no se puede
ver ni tocar (uso comente), sino de aquello que carece de
límites y no puede ceñirse a una figura o forma determinada.
M. UNTERS'IEINER,aun aspetto dell'essere melissiano., en
RCSF (1953). 597-606, agrega a las referencias aportadas por
Gomperz otros pasajes d!e los que hemos incluido el de
Clemente. Acerca de él dice Untersteiner: auno interpreta
el primer verso del fr. 23; incorpóreo, el segundo. Puesto
que el segundo verso no puede significar sino el hómoios
pdnte de los doxógrafos, (con referencia al dios-ser de Jen6fanes, se sigue que, para Clemente, incorpdreo, aun en el
significado cristiano de la palabra, era, de todos modos, el
término adecuado para indicar el atributo esencial del dios
MELISO DE SAMOS
gendrado, inmóvil, y que no hay vacío alguno que lo
separe, sino que es un todo pleno de si mismo, agrega:
a ( 1 ) Este argumento constituye la prueba máxima de
que s610 (lo) unom es; mas las sigriientes son también
de Jenófanes, concebido como igual y semejante en todo y
por todos (pág. m). Esta única cualidad de homogeneidad
es la que tarnbikn puede hallarse en el pasaje dc Simpl.,
donde incorp6reo se hace además casi sinónimo de indivisible. El texto de Epicuro pone de manifiesto la ausencia
de toda diferenciación que comporta la palabra, si bien es
cierto que está referido al vacío. El vocablo, en Meliso, puede
bien tener entonces el significado de carente de toda propiedad. de diferenciación cuantitativa o cualitativa, de partes,
en suma, y excluye toda figura o forma determinada, expm
sando, asf, una noción muy cercana tanto a dpiron como
a hdmoion. Por último, REME señala (págs. 221-222) que en
el texto núm. 208, su anónimo autor no está haciendo una
suposición de las tantas que hace en la parte que critica a
Meliso, sino -como lo revela el adecuado examen del contextuna referencia a precisas a6nnaciones de Meiiso, con
lo cual el texto -cuya importancia ya señalaban RniaR y
Historia philosophiae graecae, 8.. ed., Gotha, 1898,
n. 14ó- adquiere un valor confirmatorio insospechado. Puede
aceptarse, entonces, la conclusión a la que arriba Untersteiner: aCreo que Meliso en el fr. 9 no se representaba un ser
incorpóreo, ni polemizaba contra un ser de otra filosofía,
sino deíinía un aspecto de su ser, como <isdm~ton,es decir,
existente por sf y carente de toda determinación. (pág. 606).
E iguaimente es cierto lo que aíüma Raven que se cumplía
con ello un paso más hacia la aprehensión de lo abstracto,
apero es aún s610 un paso en esa dirección, no el logro
final del propósito* (KR,pág. 304). Cf. además RAVBN,
páginas 91-92 y ver, por otro lado, las reservas planteadas por
N. B. Bann, aDid Melissus believe in incorporeal being?..
en AJP (1958), 6 1 6 .
interpreto uno como sujeto, tal como lo hacen C o m r ,
pág. 211, BURNBT,pbg. 323 y justifica plenamente C ~ E R O .
St. el., pág. 78, n. 1. DK lo interpreta como predicado de un
tácito edn. Así lo hawi también AIBERTIUI,
phg. 240, n. 1, y
recientemente Mo,que acepta la versión de Cataudella
(Ermlito, Fíorencia, 1972, pags. 191-193).
117
pni&as: (2) Si existiese ima multiplicidad, tendría ésta
newsariamente que ser tal como yo digo que lo uno
Si existiesen la tierrai, el agua, el aire, el fuego, el
hierro, el oro, y por un lado lo viviente y por otro lo
muerto, y lo negro y lo blanco, y todas las demas cosas
que los hombres dicen (que son verdaderas: si, pues,
esas cosas, y niosotros viésemos y oyésemos
correctamente, sena necesario que cada una de ellas
fuese tal como nos apareció la primera vez, y que no
se transforme ni se haga diferentem, sino que sea cada
una siempre como es. (3) Ahora bien, nosotros decimos, en efecto, que vemos y oímos y comprendemos
correctamente. (4) Pero sin embargo nos parece que lo
caliente se hace frío y que lo frío se hace caliente,
que lo duro se hace blando y que lo blando duro, y lo
viviente muere y se genera de lo no viviente, y que
todo se altera y que lo que era no es semejante a lo
que es ahora, sino que [por ej.] el hierro, que es duro,
se desgasta en el contactos1 con el dedo, y así el oro,
la piedra y toda otra cosa que parezca fuerte, y que
del agua se generan la tierra y la piedra. Por consiguiente, sucede que ni vemos ni conocemos las cosas
que son. ( 5 ) Esto, empero, no concuerda entre si. Si
afirmamos, en efecto, que hay una multiplicidad, eter-
,,.
metapiptein y gdnesthtai heteroion, respectivamente.
El primero aparece cuatro veces en este fr. Los cnticos
lo vinculan al dloioútai del fr. 67 de Heráclito y, naturalmente, al metapesdnta del 88, pensando que hay un reflejo
en el texto de ideas y expresiones heraciíteas (ver Mowara,
ob. cit. en n. 79, pág. 193). Después de Meliso el término
aparece usado por Diógtmes de Apolonia y por Dem6crito.
En Diógenes está, como im Meliso, asociado a heteroidsthui
(que aparece dos veces en el fr., además de una tercera en
la forma equivalente amba citada).
80
81 Sigo la lectura de Berpk: omourdon. En el texto se alude
seguramente a algún proverbio popular. Otros ejemplos de 61
aparecen en Ovmro, Art. am. 1 473, y en Lucnec~o,1 312-14.
na, que tiene forma y consistencia, nos parece [después] que todo se hace diferente y se transforma de
como lo vemos en cada ocasión. ( 6 ) Es evidente, entonces, que no veíamos en forma correcta y que aquella
multiplicidad no rectamente nos parecía que erau. No
se transformaría si en verdad fuese: sino que cada uno
tendría que ser tal como parecía que era. En efecto,
nada hay más fuerte que lo qÚe es verdaderamente.
(7) Si se hubiese transformado, entonces lo que es
habría perecido; y se habría generado lo que no es.
Así, pues, si existiese una multiplicidad, tendría ésta
necesariamente que ser como lo uno.
210 ARISTOC. en Eus., Prep. ev. XIV 17, 1: Creen
efectivamente que hay que rechazar las sensaciones y
las imágenes y sólo confiar en el pensamiento mismo;
cosas similares, en efecto, dijeron primeramente Jen&
fanes, Parrnénides, Zenón y Meliso.
211 (30 A 14) ARISTOC. en Eus., Prep. ev. XIV 17, 7:
Al querer demostrar Meliso por qué nada hay realmente de los fenómenos y de las cosas que vemos, da
una demostración por medio de los fenómenos mismos.. . Pero diciendo él éstas y muchas otras cosas
similares, podría preguntársele ciertamente con todo
derecho: jacaso lo que ahora es caliente y después se
vuelve frío no lo conoces por los sentidos? Y, análogamente, con respecto de las demás cosas. En efecto,
a lo que decía no se habría podido llegar si no es refutando y negando las sensaciones por medio de una
completa fe en ellas 03.
212 (30 A 5 ) Ps. ARIST., M. J. G. 974b: Sólo de este
modo consideraba que era o se nos manifestaba la mula Traduzco así según LOENEN,págs. 133-134 y REALE. pág. 403.
0 El reparo de Aristoc. es algo más que aun'osservazione
preziosa nella sua ingenuitiw ( C m w o , St. el., pág. 83, n. 1).
tiplicidad. Pero desde e!l momento que no es posible
que sea así, tampoco es posible que los entes sean
sino que de esa manera, equivocadamente,
creemos que son. En efecto, sucede que tambikn muchas otras cosas se nos presentan en forma ilusoria,
a través de los sentidos; en cambio, para el pensamiento no cabe que esas cosas ocurran ni que el ente sea
múltiple, sino solamente que éste sea uno, eterno, infinito y totalmente homogéneo consigo mismo.
213 (28 A 25) ARIST., De Gen. y Corr. 1 8, 325a:
Algunos, pues, y por estas razones así se han expresado acerca de la verdad. Pero si, considerando los razonamientos, éstas parecen ser las consecuencias que
resultan, considerando !sin embargo los hechos, el opinar de esta manera parlece ser semejante a la locura".
214 (28 A 25) ARIST., Del cielo 111 1 , 298b: Algunos
de ellos, en efecto, eliminaron del todo la generación
y la corrupción: dicen. que ninguno de los entes se
genera o corrompe, sino que así nos parece, por ej.,
los seguidores de Melisci y Parménides, quienes, aunque
tengan razón en otras cosas. no es posible decir que
la tengan precisamente desde el punto de vista físico.
En efecto, el que haya algunos entes inengendrados y
totalmente inmóviles corresponde más bien a otro tipo
de indagación.
215 (28 A 24) ARIST., Met. 1 5, 986b: Parménides, en
cambio, parece que habla en algunas partes con mayor
penetración [que Jenófimes y Meliso]: puesto que considera que junto al ser no hay por cierto no ser, necesariamente cree que el ser es uno y que no hay nada
Este texto continúa :al 191. Se trae a colaci6n porque no
obstante toda la actitud aítica de Arist., hay sin embargo una
cierta comiderad6n por el modo de razonar que les es propio,
como si aceptasen un mrigorv que no teme afrontar lo sensible.
más..., pero obligado a tener en ciienta los fenómenos,
y admitiendo que el ser es uno según la razón, pero
múitiple se@ la sensación, establece de nuevo dos
causas y dos principios.
216
SIMPL.,Del cielo 556, 12-14: Primero discute
[Arist6teles] a los seguidores de Meliso y Parménides,
de los cuales el primero afirmaba que no existe en
absoluto generación, mientras que Parmdnides, en cambio, que no la hay con respecto a la verdad, pero sí
en cuanto a la opinióna.
217 (30 A 14) FILOD.,Ret. 3, 7: Ni según Parménides
y Meliso que afuman que el todo es uno, también por
el motivo de que las sensaciones son falsas.
218 (30 A 14) AECIO, IV 9, 1: Pitágoras, Empédocles
...
Parménides, Zenón, Meliso.. . [dicen] que las sensaciones son falsas.
219 (30 A 12) ABCIO, 1 24, 1: Parmdnides y Meliso
suprimían la generación y la corrupción por el hecho
de creer que el todo era inmóvil.
220 (30 A 1) D. L., IX 24: No hay movimiento, aunque parece baberlo.
V.
LO D M N O .
2 1 (30 A 1) D. L., IX 24: Y en lo que concierne
a los dioses, dice que no puede afirmarse nada: no
hay de ellos conocimiento alguno.
* Reale incluye este testimonio señalando que se trata de
un texto importante para defender la hipótesis de la inexistencia de una doctrina melisiana de la ddul, que nuestro filósofo
eiiminó enteramante, no reaniodéndole valor alguno
y Uevando, entonces, hasta sus atimos limites los principios
de los que habfa partido.
-di-
(30 A 13) O w . , De arte sacra 81, 3: Meliso
que lo divino fuese principio único, inmóvil e
infinito de todos los entes.
VI. FRAGMENTOS
PROBABLEMENTE AUTBNTICOS.
223 Szia~~.,
Ffs. 103, 1/5-16: Si nada es, ¿qué podría
decirse de ella como si ffiera algo? m.
224 (30 B 1) SIMPL.,F'ís. 162, 24-26: Siempre era lo
que era y siempre será. Si, en efecto, se hubiese gener a d ~habría
,
sido necesario que antes de generarse fuese nada; pero si era nada, de ningún modo podría
haberse generado nada ai partir de nada".
225 (30 B 2) SWL, /?.s. 109, 20-24: Puesto que no
se ha generado, es, (o sea) no s61o era, sino también
siempre será, y no tiene [por tanto] tampoco principio
ni íin, sino que es infinitlo.
Si se hubiese generado, tendría principio (pues en
cierto momento habría comenzado a generarse) y ñn
(pues en cierto momentn habría terminado de gene
rarse); pero, puesto que no comem6 ni terminó, [pues]
66 DK considera a este pasaje como parte de la ptdfmsb
que da S i p l . , siguiendo con eUo a Pabst (ver n. 29). Pero
Burnet, que llegó hacja esa misma época (18%) a comiusione~
similares a las de Pabst. aclvirti6 que la expresión que intm
duce la cita en el texto de Simpl. es de td fUmP ( s d e n ~
su obra de la siguiente manera*, ver texto núm. 135) que bien
podría aceptarse como ~ ~ ~ e c t o m enatural
n t e que las primeras
palabras del libro hayan mtalxzado la panSfrPJiss (EGP, pBB
M 321, n. 5). A L B W m , p4g. 244, n. 1, considera que se trata
de una afirmación tan singular que difldlmcnte podri. &&la
hecho un pensador como Meliso, demental en el fondo* (1);
pero tanto Loenen como R d e Coinciden en mxmocab cano
fr. auténtico. El libro de ldeliso se abriría así a m un total
rechazo de la posibilidad de nombrar o comeW lo que no es
(ver n. 24).
Ver texto núm. 138.
siempre era y siempre será, no tiene [por tanto] principio ni ha.
226 (30 B 2 ) SIMPL.,Fís. 109, 24-25: No es factible,
en efecto, que siempre sea lo que no es un todom.
227 (30 B 3 ) SIMPL.,
Fís. 109, 31-32: Pero como siempre es, así también es necesario que siempre sea infinito en magnitud
228 (30 B 4 ) SIMPL., Fís. 110, 3-4: Nada que tenga
principio y fin es eterno ni infinitom.
229 (30 B 5 ) SIMPL.,Fís. 110, 54: Si no fuese uno,
limitaría con otroB.
230 (30 B 6) SIMPL.,Del cielo 557, 16-17: Si es (infi-
nito) tiene que ser uno. Si Euesen dos, no podría ser
infinito, pues limitarían entre sí93.
231 (30 B 7) SIMPL., Fís. 111, 19-112, 6: Es, pues, entonces, eterno, infinito, uno y todo homogéneo. (2) Y no
puede perder algo, ni hacerse más grande, ni cambiar
su fonna, ni tener dolor, ni sufrir pena. En efecto, si
padeciese alguna de estas cosas, entonces no sería uno.
Si se alterase, necesariamente no sería homogéneo lo
que es, sino que tendría que perecer lo que era antes
y tendría que generarse lo que no es. Si en diez mil
años llegara a alterarse en un pelo, se destruiría todo
en la duración toda del tiempo. (3) Pero no es factible
que sea cambiada su forma: en efecto, la forma que
estaba antes no perece ni se genera la que no es.
*
Para la lectura e interpretación de este R., ver texto número 144 y notas 31 a 33.
e Para la separación de este R. del B 2, ver n. 33.
90 Ver texto núm. 148.
91 Ver texto niím. 149.
Ver texto núm. 167.
sJ Ver texto n6m. 168 y n. 50.
*
y puesto que nada se agrega, ni perece, ni se altera,
¿cómo podría suceder que algo encuentre su forma
Si, en efecto, en algo se hiciese diferente,
,U forma ya habría cambiado. (4) No tiene dolor; no
ser un todo si tuviese dolor. En efecto, una
cosa que tiene dolor no puede ser siempre, ni podría
tener una fuerza igual a la sana; y no sería tampoco
homogénea, si tuviese dolor: iufriría, ciertamente, si
se le quitase o agregase, y no sena, por tanto, ya
homogénea. (5) Tampoco lo que es sano podría tener
dolor: perecerfa, en efecto, lo que es sano -lo que
es- si se generase lo que no es. (6) Y también para
el sufrir [vale] el mismo argumento que para el tener
dolor
".
232 (30 B 7) SIMPL.,1%. 112, 6-15: (7) Y no hay
vacío, porque el vacío no es nada: iy la nada no
podría ser! Tampoco [lo que es] se mueve: no tendría
lugar alguno donde despkazarse, pues es un pleno. Si
hubiese el vacío, podría desplazarse en el vacío; pero,
puesto que el vacío no es,, no tiene donde desplazarse.
(8) Tampoco podría ser denso o raro. No es factible
que lo raro sea pleno de rnanera semejante a lo denso,
sino que lo raro precisamente resulta más vacío que
lo denso. (9) Entre lo pleno y 10 no pleno hay que
hacer esta distinción: si algo hace lugar a algo o lo
acoge, no es pleno; si, en cambio, ni hace lugar ni lo
acoge, es pleno. (10) Eni consecuencia, es necesario
que sea un pleno, si el vacío no es. Y si. por tanto,
es un pleno, no se muevem.
233 ARIST., De Gen. y Corrup. 1 8, 325a: En efecto,
el límite limitaría con el vacíos.
Ver texto núm. 177.
Ver texto núm. 181 y n. 64.
% Aceptamos las razones invocadas por R E ~ U , págs. 98103,
para considerar a este texto como un presunto Fragmento. Ver
95
234 (30 B 8) S ~ LDel
, cielo 558,21-559, 12: (1) Este
argumento constituye la pxueba máxima de que sólo
(lo) uno es; mas las siguientes son también pmebas:
(2) si existiese una multiplicidad, tendría ésta necesariamente que ser tal como yo digo que lo uno es. Si
existiesen la tierra, el agua, el aire, el fuego, el hierro,
el oro, y por un lado lo viviente y por el otro lo muerto, y lo negro y lo blando, y todas las demás cosas
que los hombres dicen que son verdaderas: si, pues,
existiesen esas cosas, y nosotros viésemos y oyésemos
correctamente, sería necesario que cada una de ellas
fuese tal como nos apareció la primera vez, y que no
se transforme ni se haga diferente, sino que sea cada
una siempre como es. (3) Ahora bien. nosotros decimos,
en efecto, que vemos y oímos y comprendemos correctamente. (4) Pero sin embargo nos parece que lo caliente se hace frío y que lo frío se hace caliente, que
lo duro se hace blando y lo blando duro, y 10 viviente
muere y se genera de lo no viviente, y que todo se
altera y que lo que era no es semejante a lo que es
ahora, sino que [por ej.] el hierro. que es duro, se desgasta en el contacto con el dedo, y así el oro, la piedra
y toda otra cosa que parezca fuerte y que del agua se
generan la tierra y la piedra. Por consiguiente, sucede
que ni vemos ni conocemos las cosas que son. ( 5 ) Esto,
empero, no concuerda entre si. Si afirmamos, en efecto,
que hay una multiplicidad, eterna, que tiene forma y
consistencia, nos parece [después] que todo se hace
diferente y se transforma de como lo vemos en cada
n. 72. Es- razones derivan de tener en cuenta lo dicho en el
fragmento 5 y en el 6, donde, respectivamente, se habla de .si
no fuese uno, limitaría con otro. y rsi fuesen dos, no podria
ser M t o , pues limitarían entre sin. Encontrar una tercera
formulaci6n, referida al vado. como limite con el cual limitaría
lo que es, hace que doctrinaria y estilisticamente se lo pueda
tratar como una posible cita textual.
(6) Es evidente, entonces, que no veíamos en
correcta y que aquella multiplicidad no rectamente nos parecía que era. No se transformaría si
en verdad fuese: sino qpe cada uno tendría que ser
tal como parecia que era. En efecto, nada hay más
fuerte que lo que es verdaderamente. (7) Si se hubiese
transformado, entonces lo que es habría perecido; y
se habría generado lo que no es. Así, pues, si existiese
una multiplicidad, tendría Csta necesariamente que ser
como lo uno.
coma
235 (30 B 9) SIMPL., Ffs. 110, 1-2: Si, pues, es, necesario es que sea uno; y,, siendo uno, necesario es que
no tenga cuerpo.
236 (30 B 9) SWL., Fís. 87, 67: Siendo uno, necesario es que no tenga cuerpo; si tuviera espesor, tendría partes y no sena ]más unom.
237 (30 B 10) SIMPL.,Fís. 109, 33-34: Si fuese divisible lo que es. se movería; pero si se moviera, no
sena.
EMPEDOCLES DE AGRIGENTO
1. Empédocles y sus dos poemas.
Es Empédocles el filósofo en el cual se concentran
y adquieren su síntesis cuilminante las más profundas
tendencias espirituales de la Magna Grecia. Es*
presentes en él la intuici6n metafísica del Ser eldtico,
la argumentación racionalista -también eleática- contra el movimiento y el vcacio, el clima propio de los
cultos mistéricos con sus ritos para la liberaci6n del
hombre, las preocupaciones escatológicas del público
agrigentino al cual Píndaro dirigió su Olímpica 11, en
fin, el arcaico hexámetro poético que Jenófanes y Parménides introdujeron colmo soporte de la filosofía.
Y todos estos elementos son recogidos por un hombre
de personalidad polifadtica que trasciende sin duda
la figura del sabio jónico o del filósofo ateniense: que
Empédocles haya sido, a.demás, médico, taumaturgo,
adivino, orador y pol@ico, revela un tipo arcaico de
humanidad que no ha dejado de desconcertar a los
modernos.
La tradici6n nos ha CCJln~e~ado
un gran número de
fragmentos de los dos pc>emas que escribió: el De la
Naturaleza y las Purific(~5unes;existen, empero, algunos de los que resulta difícil identificar su pertenencia
a uno u otro poema. Cada. uno de ellos exhibe un diverso tipo de contenido y de forma de enseñanza (poema
130
LOS FILÓSOFOS
PRESOCRATICOS
cosmológico y esotérico el De /a Naturdeza, reiigiosoantropol6gico y exotérico el de las Purificaciones); sin
embargo, los antiguos que nos transmiten los textos,
no advirtieron ni supusieron que ambos poemas contuvieran doctrinas dispares. Gran parte de los estudiosos
modernos, en cambio, consideran que la doctrina del
poema cosmológico no deja lugar a la creencia en la
supervivencia post-mortem y varios elementos de la
religiosidad tradicional que se hallan presentes en las
Purificaciones. Tal fue, en nuestro siglo, la principal
quaestio empedoclea, que llevó a los eruditos a proponer una serie de explicaciones que van desde la de
considerar que ambos poemas pertenecieron a distintas épocas de la vida de Empédocles entre las cuales
medió una conversión espiritual, hasta la de admitir
en el filósofo la existencia de puntos de vista correspondientes a las creencias de la religiosidad popular o
mistérica no advertidos como contradictorios con su
cosmolología.
2. Problemas concernientes al estudio de su filosofía.
Interpretaciones.
Como ocurre con todos los filósofos presocráticos.
la interpretaci6n aristotélica de Empédocles ha marcado el signo propio de las posteriores interpretaciones
directa o indirectamente - e n este último caso, seiialaudo a W r i los temas o problemas empedocleos más
dignos de atención o, inclusive, obrando una selección
del material testimonial que nos ha llegado. Para Aristóteles, Empédocles es, ante todo, un filósofo pluralista emparejado con Anaxágoras y los atomistas. Todos
ellos dividieron el ser eleático en un número de principios sustanciales eternos e inmutables a partir de los
cuales se constituye, por mezcla o combinación, el universo de las criaturas.
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
131
En el caso de Empédoc:les, dichos principios son las
cuatro raíces (que Aristólteles concibe como uelementos,), que reúnen a los diferentes principios (archaí)
que progresivamente fueron proponiendo los filósofos
jónicos (el agua de Tales;, el aire de Anaximenes, el
fuego de Heráclito, a los cuales se agrega la tierra).
Sobre ellos actúan, respectivamente combinándolos o
disgregándolos, dos causali eficientes también eternas:
]a Amistad y el Odio. Cuando la primera de ellas reina
en modo absoluto, los cuatro elementos se cohesionan
para formar una mezcla Única llamada Esfero. Pero
como su dominio no es permanente, sino que se le ha
en modo alternaitivo con el Odio, éste inicia
su acción destruyendo el Bsfero y generando el mundo
de la pluralidad en el cual vivimos. Y así sucesivamente, de modo que la realidad se halla sujeta a un
ciclo eterno cuya única raíz permanente son los cuatro elementos. El Esfero constituye para Aristóteles,
en definitiva, un estadio precósmico no demasiado distinto de aquel de Anaxágoras, en el cual todas las
cosas aestaban unidas..
Los antiguos doxógrafos recogen, a partir de Aristóc
teles y de Teofrasto, esta dlirección interpretativa. Entre
ellos, los neoplatónicos introducen una novedad: asimilan el Esfero al mundo inteligible, haciéndolo por lo
tanto coexistente con el imundo de la pluralidad cósmica, asimilado a su vez al mundo sensible. Esta versión neoplatónica (especiailmente de Simplicio) desvirtúa, por supuesto, la esencia misma del ciclo cósmico;
pero, en compensación, coloca en prirnerísimo lugar
la radical distinción entre lo Uno (Esfero) y lo Múltiple
h las etapas que desde una
(el cosmos), por encima c
perspectiva menos fundamental puedan distinguirse en
el devenir propio del mundo de la pluralidad.
Desde que, a fines del siglo pasado, se inician los
estudios crfticos sobre nuestro filósofo, dos son los
principales problemas que ocupan a los investigadores.
En primer lugar, el ya mencionado tema de la aparente
incompatibilidad entre la doctrina física y la religiosoantropolbgica; en segundo, el de determinar las etapas
cósmicas que se cumplen desde la ruptura del Esfero
hasta su retorno a él.
Sobre la base de algunos pqajes de Empédocles de
difícil interpretación y, sobre todo, de algunos comentarios aristotéiicos tampoco exentos de dificultades,
Zeller, Burnet y principalmente Bignone presentan el
siguiente cuadro del ciclo cósmico de Empédocles:
Una vez quebrado el Esfero, el Odio no domina totalmente y se irá imponiendo sobre la Amistad progresivamente durante todo un hemiciclo. Se produce así
una primera cosmogonía, pero el cosmos generado será
destruido al conquistar el Odio la totalidad del poder
y separar a los elementos en círculos concéntricos.
Alcanzando este estadio acósmico contrapuesto al Esfem, la Amistad comenzará paulatinamente a recuperar
su poder determinando un segundo proceso cosmogói
nico que, a su vez, finalizará cuando el Odio sea completamente desplazado y se reconstruya el Esfero.
Esta división del ciclo en cuatro fases - d o s polares
y dos transicionales y cosmogónicas- es hoy mantenida por Raven, por Guthrie y especialmente por
D. O'Brien, que posee el estudio más completo y
crítico sobre el ciclo cósmico de Empédocles. Como
contrapartida, varios eruditos negaron (y niegan) esta
reconstrucción del ciclo de las ados cosmogonías~,considerándola fantasiosa; mencionemos, en la primera
época, a Tannery y a von Arnim y, más actualmente,
a Solmsen y a Bollack. Según ellos (la interpretación
de Bollack tiene no obstante características muy especiales) no existiría un momento del dominio total del
Odio sino inmediatamente despues de quebrarse el
Esfero, por lo cual s610 se admite un único proceso
cos~og6nico.Más adelante, al fin de esta Introducción,
,e hall& las referencias bibliograficas correspondientes a los autores mencionados.
3. Nuestra interpretación y criterio de presentación
de los textos.
Nada mejor para instruir 'de antemano al lector
sobre nuestra perspectiva interpretativa (de la cual,
por otra parte, depende nuestro criterio de presentación de los textos) que pasar revista brevemente, fijando nuestra posición, a las tres cuestiones fundamentales antes señaladas, que debe afrontar quien se dedique
al estudio de Empédocles. Tales son: 1) la relacibn
doctrinaria entre el poema De la Naturaleza y el de las
purificaciones; 2) la interpretación aristotélica de la
prioridad ontológica de los elementos, de los que el
Esfero constituiría una mezcla; 3) la hipótesis de que
debe reconstnrirse el c:iclo cósmico a partir de la
existencia de dos cosmogonias de cuño inverso (correspondientes a los semiciclos transicionales del Odio creciente y de la Amistad creciente). En rigor, la interpretación mencionada como segunda cuestión no ha sido
objetada por los estudicisos modernos ni mayormente
advertida; sin embargo. constituye el centro de nuestro
interés.
No consideramos que: exista disparidad doctnnaria
entre los dos poemas de Empédocles. Más aún, percibimos en ambos un me10110doctrinario único caracterizable como la experiencia de una Unidad beatíñca
perdida pero recuperablle, tanto en el plano cósmico
como en el plano antropológico, según la perspectiva
de ambos poemas, pero que adquiere dimensiones trágicas en el caso de las Purificaciones. Sin embargo,
las dos obras se inscriben en contextos semánticos
diversos: el poema cosn~ológicoestá dirigido a un dis-
EMPÉWCLES DE AGRIGENTO
cípulo que posee las calificaciones necesarias para recibir la doctrina; el poema religioso, en cambio, tiene
por destinatario al pueblo y su autor recurre libremente a imágenes religiosas tradicionales que responden a las expectativas del hombre común. Por ello,
debe buscarse la coincidencia entre ambos poemas en
su sentido globaI y no intentar equipararlos en cada
detalle.
Para aludir a la segunda cuestión enumerada, diremos que concebimos a Empédocles más cercano a Parménides que a Anaxágoras o a los atomistas. Y no
vemos por qué deba concebirse de modo diferente al
Esfero de Parménides y al de Empédocles, a no ser
en cuanto que el primero posee carácter eterno y el
segundo efímero. Esto nos lleva a rechazar la caracterización del Esfero como «mezcla» y a reivindicar s u
prioridad ontológica respecto de las cuatro raíces que,
para existir como tales, requieren la previa ruptura de
la Unidad por obra del Odio. La inmutabilidad y subsistencia de las raíces en el plano cósmico no deben
proyectarse, creemos, al plano metacósmico del Esfero.
Respecto de la tercera cuestión, entendemos que
algunos versos de Empédocles y ciertos testimonios
aristotélicos permiten reconstruir, no sin dificultad, el
ciclo cósmico de acuerdo con la hipótesis de que el
mundo de la pluralidad atraviesa dos fases cosmogóc
nicas inversas, separadas entre sí por el reino instantáneo del Odio total.
Obedecen, pues, a razones propias de nuestra interpretación los hechos de que, en nuestra ordenación de
los textos, se incluyan los testimonios relativos a las
cuatro raíces con posterioridad a los relativos al Esfero; de que en primer lugar se expongan los pasajes
que tienen que ver con la alternancia mayor de lo Uno
y lo múitiple e inmediatamente después (bajo ítem
separado) los que aluden a la alternancia menor del
135
de la pluralidad; y, por último, de que se evite
mezclar o superponer textos correspondientes a uno y
~ t r npoema de Empédoclies.
4. Bibliografía selecta sobre Empédocles.
Entre los textos del pensmniento presocrático o griego en su
mnjunto, citados al comienzo de este volumen. tienen especial
importancia 10s de ZELLER, ZN, BU^, GP, C~RNFORD,
FRtP,
JAEGER, TeologfQ, C ~ I S S ACPP,
,
RAVEN,K-R. G t n l m ~ , 11, y
S-,
One and Mmy. Con10 estudios especiales agregamos
10s siguientes (que en adelante serán citados simplemente por
el apellido de su autor):
H. VON ARNIM, aDie Weltperioden bei Empedoklesw, Festschrift
Theodor Gomperz, von Scchiilern Freunden Collegen, Viena,
1902.
C. E. IMILLERD, On the interpretation of Empedocles. A dissertation, Chicago, 1908.
E. BIGNONE,
I poeti filmofi della Grecia: Empedocle, studio
critico, trad~yione e coimmento delle testimonianze e dei
frmmenti, T u h . 1916.
U. VON W ~ m o w mMOLLENDOIim,
aDie Kathannoi des Empedokless, SBB 27 (1929), í Q M 1 (reimpr. en Kleine Schtiften 1,
Berlín, 1935, 473-521).
A. TRAGLIA,
Studi sulla lingcrcl di Empedocle (Serie Mousikaí
didlektoi, supplementi: V-3), Bari, 1952.
H. MUNDING,azur Beweisfühnuig des Empedokles*, Hermes
(1954). 129-145.
E. L. MINAR,
aCosmic periods in the philosophy o€ Ernpedocles~,
Phr. 8 (1%3), 196-218.
J . Bus, Empédocle, 1: Introduction ct l'ancienne physique,
Paris, 1%. (Existen otros volúmenes, pero nuestras citas
serán s610 del 1.)
U. HULSCB~R,~Weltzeiten undl Lebenszyklus, eine Nachprüfung
der Empedokles-Doxognphie,, Hennes (1%5), 7-33.
F. SOLMSEN, .Love and Strike in Empedocles' cosmology~,Phr. 10
(1%5), 10P148.
D. O'B-,
Empedocles' Cosmic Cycle. A Reconstruction from
thc fragments rurd secondary smrces, Cambndge, 1969.
B M P ~ ~ X L EDE
S ACRICBNTO
137
,&mo refiere Heráclides en su De las enfermedades
que era de linaje ilustre,, pues su abuelo había sido
,fiador de caballos de ca:rrera. Y expresa Eratbstenes
en las Victorias olimpic(~~:
que el padre de Metón fue
triunfador en la olimpíada 71. (4962 a. C.) usando a
~ristbtelescomo testimonio. Por otra parte, el gramático Apolodoro dice en sus Crónicas que
Era hijo de Metón, y a Turios
recientemente :fundada,
dice Glauco que concurrió =.
a) Cronología, lugar de nacimiento, linaje.
238 (31 A 1) D. L., VI11 51-52: Empédocles de Agrigento 1, sedice Hipóboto, era hijo de Metbn, quien
a su vez era hijo de un Empédocles. Lo mismo expresa
Timeo en el libro XV de las Historias, [añadiendo] que
el Empédocles que era abuelo del poeta fue un hombre insigne. con 61 coincide, además, Hermipo. Asi1 La ciudad de Agrigento (Akragas en griego) existe hoy con
el nombre de Girgmti y su puerto, en honor de nuestro filósofo, fue bautizado como Porto Empedocle. Ubicada en la costa
de Sicilia que mira hacia el Mca, conoció el dpice de su
esplendor y prospexidad durante la infancia de Empédocles.
Gobernaba entonces el tirano Terón, magdiico personaje a
quien PLndaFo dedic6 sus segunda y tercera odas oiímpicas.
Y es precisamente la 01. 11 la única oda pindárica en la cual
el poeta se refiere a la vida en el más aiiP componiendo un rico
cuadro que incluye la metempsicosis, el juicio de los espíritus,
los castigos de ultratumba y la meta h a l de las Islas de los
Bienaventurados. Aunque rechacemos la hip6tesis un tanto simplista de muchos eruditos modernos según la cual Pfndaro
habría expuesto poéticamente tales imágenes escatológicas a
modo de un poeta mercenario solicitado por su audiencia, aún
así dicha oda constituye un rico testimonio ilustrativo del tipo
de inquietudes religiosas, de orden escatológico y esotérico, de
las que participaban Terón y los agrigentinos y que, sin duda,
constituyeron el clima espiritual del cual se nutri6 Empédocles
desde su infancia.
Y prosigue:
Los que relatan que huyó de su patria
a Siracusa y que con ella combatió
contra Atenas 3, se equivocan por completo,
según me parece. Pues o bien ya no vivía más
o bien era del todo amano, lo que no puede ser.
Aristóteles (y Heráclides además) dice que murió a los
sesenta años '. Y aquel que triunf6 en la olimpíada 71.
(496-2 a. C.)
con su cabalgadura, era el abuelo homónimo de dl,
de este modo Apolodoro señala tambidn su cronología.
239 (31 A 2) Suda: Enipédocles, hijo de Metón, para
otros de Arqufnoco, para otros de Exdneto. Tuvo, ade2 La ciudad de Turios fue fundada por los años 445-444 y
Apolodoro, según su habitual sistema de fijar cronologías, considera que la presencia de Enipédocles en ocasión de este evento
corresponde dpice de su fl~orecimientointelectual (akmd). Por
ello (ver texto núm. 240) se coloca su floruit en la 01. 84.
(años 4441). De ahí se infeNria que naci6 hacia 484-1, pero ver
nota 6.
3 Se alude con seguridad a la expedición ateniense contra
Sicilia del año 415.
4 Cf. nota siguiente.
BMPÉWCLES DE AGRICBNTO
más, un hermano llamado Calicrátides.. . Fue un físico
y poeta agrigentino. Era de la olimpíada 7 9 (464-0
a. C.).
240 (31 A 1) D. L., VI11 73-74: ...Y [según Neanto]
murió a los setenta y siete años ... Sobre los años que
vivió disiente Aristóteles, pues dice que murió a los
sesenta; para otros, en cambio, fue a los ciento nueve 5.
Floreció en la olimpíada 84. (444-0 a. C.).
241 (31 A 6)
ARIST., Met. 1 3, 984 a: Anaxágoras de
Clazómena, anterior6 a éste [Empédocles] por la edad,
pero posterior por sus obras.. .
b) Personalidad a.
242 (31 A 1) D. L., VI11 73: [Dice Neanto de Cízico]
Además, con las riquezas que tenía, proporcionó dote
5 El testimonio de Aristóteles es, evidentemente, el más fiable. La atribución de una muerte acaecida a los 109 años surge
de una confusión con la de Gorgias, cf. D. L., VI11 58.
6 No muy anterior, según Teofrasto (en S r a , Fís. 25, 19).
que dice que ano nació mucho después de Anaxágoras.. Por
ello, habría que retrotraer en una década por lo menos la fecha
de nacimiento inferida a partir de Apolodoro (cf. nota 2). Luego.
si vivió 60 años como dice Aristóteles, su muerte se situaría
entre el 434-431.
7 Entendemos que escribió sus obras con posterioridad a
Anaxágoras. Pero no se excluye la posibilidad de que Alejandro
de Afrodisia (en su comentario a este pasaje) tenga razón al
interpretar que las obras de Empédocles, según Aristbteles,
eran de calidad filosófica inferior. Cf. los argumentos de C. H.
KAHN en favor de la versión de Alejandro ( A n a x i m d e r and the
origins of Greek cosmology, Nueva York, 1960, phgs. 165165).
8 Respecto de la pemnalidad y, en general. de la vida de
Empédocles, la obra más completa fue la de J. BIDEZ,Im Bie
graphie d'Empédocle, Gand, 18%. que aún puede consultarse
con provecho. Las anécdotas numerosas ilustrativas de su personalidad provienen de una tradición popular (alentada y desarrollada sin duda por los comedi6grafos) que lo dotó de perfiles legendarios, a lo cual se suma la desbordante imaginaci6n
139
a muchas ciudadanas indiigentes. Es así que vestía de
p&pura y llevaba una cinta de oro, como narra Favorino en sus Memorias, y calzado de bronce y corona
délfica. Su cabellera era albundante y marchaba con un
,Cquito de nifios; siempre se mostreha severo, con el
mismo porte. Así se paseaba, y los ciudadanos que con
61 se topaban lo consideraban como poseedor de un
cierto signo de realeza.
243 (31 A 1) D. L., VI11 70: Diodoro de Éfeso dice,
sobre Anaxiniandro, que lo emuló, revistiéndose de su aire trhgico y llevando vestimentas suntuosas.
244 (31 B 112) CLEM.,Strom. VI 30: Cuenta que lo
seguían los que requerían vaticinios, y aquéllos atravesados por desgracias. ya en lo que respecta a una
enfermedad o [a la herida de] un arma:
Oh amigos, que en la gran villa que mira al rubio Agri[gento
habitáis, en las aituras de la ciudad, dedicados a nobles
[tareas,
venerables puertos para lios extranjeros, ignorantes del
[mal,
os saludo. Yo, dios inmortal para vosotros, ya no más
[mortal,
voy honrado por todos, t,al como lo merezco,
coronado con cintas y con floridas guirnuidas.
Cuando llego a las villas florecientes, por ellos,
hombres y mujeres, soy adorado..
. ".
de la época alcjandrina. Todo ello hace dificil, si no imposible,
separar los datos ficticios de llos otros y reconstruir una imagen
segura de su personaiidad y vida. Pero vCanse los textos números 244 y 245 y la nota 10.
9 El río de aguas amar&=, del mismo nombre que la ciudad, hoy S. Biogio. Cf. P ~ N D A01.
~ ,XII VV. 1 y SS.
10 Las mismas palabras di: Empédocles proveen sin duda de
EMPBDOCLES
245 (31 B 113) S. E., Adv. Math. 1 302:
¿Pero por qué me ocupo de estas cosas, como si reditzase una gran empresa,
puesto que me hallo por encima de los hombres mor[ t d e s , en todo desgraciados?
U6 (31 A 1) D. L., VI11 66: Y en verdad dice Timeo
(que se refiere a él muchas veces) en los libros XI y
XII, que poseía inclinaciones contrarias en poiítica (y
en su poesía; porque en lo primero moderado y discreto) se muestrall, pero en lo segundo jactancioso
y ególatra. Pues en efecto Empédocles dice u ...os saludo... por todos~(frag. 112). Y en la ocasión en que
asistió a Olimpia mereció mucha atención, de tal modo
que en dichas reuniones nunca se conservó un recuerdo
tan -de
como el de Empédocles.
C)
Mddico, taumaturgo, orador 12.
247 (31 B 111) D. L., VI11 59: Sátiro dice que el
mismo [Gorgias] manifestó haber estado presente en
actos mdgicos de Empédocles. Por lo demás, él mismo
declara esto y otras cosas más en sus poemas, donde
dice:
una cierta base para las anécdotas urdidas por la tradición;
más bien, estas Úitimas habrían sido elaboradas a partir del
materiai que el propio Empédocles expone en sus poemas. El
carácta divino que se autoasigna seguramente tiene que ver
con su certem de que se hallaba en vísperas de abandonar
definitivamente el ciclo de nacimientos y muertes y alcanzar
la absoluta beatitud.
11 Es M r , era de ideas populai.es o democráticas, como lo
testirnodan los textos núms. 258260.
u Más aiih del valor histórico relativo que puedan poseer
muchas de las d o x o ubicadas
~
en esta sección, el mismo
Empédocles se adjudica poderes mhgicos y curativos -hasta el
limite de resucitar a los muertos- y sus propios poemas atestiguan su calidad de eximio poeta y orador. Esta personalidad
DE AGRIGENM
141
De cuantos remedios hay para los males y resguardo
[para la vejez
te informarás, porque p r a ti sdlo realizaré yo todo
[esto.
~ ~ a c i g u a r álas furia de ,los infatigables vientos, que
[sobre la tierra
se agitan y destruyen con sus soplos los campos culti[vados.
y aún, si quieres, dirigirás sus soplos en sentido fave
[rable;
y colocarás despuks de ha lluvia sombría una sequía
[oportuna
para los hombres, y despuds de la sequía estival dis[pondrás
-
polifac&ica, especialmente en lo que se refiere a sus cap&dades sobrenaturales, le ha hecho pensar a E. R. Daias (The
Greek; and the irratiod, rehipr., Berkeley, 1959; hay trad. esp.)
que nos encontramos frente a un cham8n: *Si e t o y en lo
cierto, Ernpédocles representa no un nuevo sino un tipo muy
antiguo de personalidad, el c b d , que combina las funciones
aún indiferenciadas de mago, y naturalista, poeta y ñ16sofo.
predicador, curador y consejim piriblico. Después de CI estas
funciones se separaron... pero por cierto, un hombre así ya m
un anacronismo en el siglo vrp (&. 146).
El chamán constituye un personaje muy tipico de las cuituras etnogfáíicas, y aún existe entre ciertas tribus sibmsnas.
Es conocido por sus poderes de biiocación, de experimentar
raptos misticos, de viajar con su alma por los ddw, de m,
etcétera. Para Dodds, la cultura chamánia habrla entrado m
contacto con Grecia a través (deTracia y Escitia y b b x h determinado la aparid6n de personajes (bárbaros o ~II
como
-)
Abaris, Aristeas, Hermótimo, Epiménides, Pitágom y nuestro
filósofo (ver texto núm. 255). No compartimos la hipótesis del
chamanismo de Empédocles, pd no podemos ahora discutir
los argumentos en su favor. Contra Dodds véase espedplmaite
C. H. KMN, eEmpedocles amamg the Shamans~,apéndice del
artículo ~Religionand naturail páiioaophy in Empcdoclss' doctrine of the s d m , AGP, 42 (1%0), 3-35. Sobre el chamdsmo
en relación con Pitágohs, d.la nota 8 m el tomo 1 de nuestra obra.
EMPÉDOCLEC DE ACRIGENTO
las corrientes que nutren a los árboles y que irrigan
[el éter,
y retornarás del Hades el vigor de un hombre muerto.
248 (31 B 112) D. L., VIII W 1 : Heráclides en su
obra De las enfermedades dice que también a Pausanias le reveló el episodio de la [mujer] sin respiración ... Agrega Heráclides que la mujer sin respiración
se hallaba de tal manera que desde treinta días se
mantenia sin aspirar y sin pulsaciones en el cuerpo.
De ahí que lo llama médico y adivino, teniendo también en mente estos versos:
...Y me siguen
a miles preguntándome dónde está el camino que lleva
[al beneficio,
los unos requiriendo vaticinios, los otros, para las en[femedades
más diversas buscan escuchar una palabra curativa,
pues desde hace tiempo están atravesados por arduos
[ [dolores].
249 (31 A 1) D. L., VI11 69: Dice Hermipo que curó
a una agrigentina llamada Pantea, desahuciada por los
médicos, y a causa de ello celebró un sacrificio.
WO (31 A 3) GAL, Meth. med. X 5: Antiguamente
existía no poca rivalidad entre los [médicos] de Cos
y de Cnido, que deseaban mutuamente obtener la victoria en el número de descubrimientos ... Competían
con eiios, con aquella 'buena envidia' que alaba Hesfodo's, también los médicos de Italia, Filistión, Empédocles, Pausanias y sus compañeros1'. Estaban, por lo
u Trabajos, 11 y SS.
Se aiude a lp escuela médica siciliana, de la que alguna
tradición considera a Emptaocles como su fundador, aunque
más pmbablexnente se inicie con Acrón (ver textos núms. 251
y 266). que habría sido discípulo o amigo de Empédocles.
143
tanto, estos tres descollarites grupos de médicos compitiendo entre sí.
251 (31 A 3) PLINIO,H~kt.Nat. XXIX 1, 5: Otra escuela (que por su método experimental Uamamos empírica) se originó en Sicilia con Acrón de Agrigentols
por testimonio del fisico Empédocles.
1(
252 (31 A 1) D. L., VIII 60: Dice también Timeo en
el libro XVIII que nuestro hombre fue digno de asombro en muchos modos. Pues una vez en que los vientos
e t e s i ~soplaban
~
con tal fuerza que dañaban los frutos,
ordenó desollar unos asnos y hacer odres y los extendi6 a lo largo de las colinas y las cumbres para contener el soplo. Aplacado éste, fue celebrado como adornadar ¿ie los vientos,.
253 (31 A 1) D. L., VI111 70: Había caído una peste
sobre la región de los selin~ntios'~,
causada por el
olor fétido del río contiguo, que provocaba la muerte
de los habitantes y el aborto de las mujeres. Meditó
entonces Empédocles y cion sus propios recursos hizo
confluir en él a dos nos vecinos y, mezclando las c e
mientes, las tomó dulces. Una vez que la peste hubo
cesado y los selinuntios s,e encontraban celebrando un
festín junto al no, apareció Empédocles; entonces
estos se levantaron, se prosternaron y lo adoraron
como a un dios.
254 (31 A 14) PLUT.,De Curios. 1 515c: El físico Empkdocles tuvo reputación de haber alejado de la región
una peste, tras obstruir el desfiladero de una montaña
Fiiistión, el más famoso médico de esta escuela era un siglo
posterior.
'5 Ver nota anterior, D. L.., VI11 65 y texto núm. 266.
'
6 De Seiinunte, ciudad griega sobre la costa sur de Sicilia,
vecina de Agrigento.
145
E!MPÉDOCLES DE ACRZGENTO
desde el cual soplaba el viento del sur, agobiante e
insano, contra la h u r a .
de la clase de los ricos sino también de la de los
que poseían ideas populrires.
255 (31 A 13) NIC~M.
(reconstruido a partir de PORF.,
V. Pitdg. 29 y de JAMBL, V. P. 135): Empédocles &
Agrigento, Epiménides de Creta y el hiperbóreo Abaris
participaron [de milagros similares a los hechos por
Pitágoras]: muchas veces llevaron a cabo ciertas obras
similans Evidentes resultan sus obras, principalmente
porque aprotector de los vientos. era el apodo de Empédocles, apurificadorw el de Epiménides, ael que marcha por los aires. el de Ábaris.
2ó0 (31 A 1) D. L., VI11 72: Neanto de Cuico, que
también habló de los pitagdricos. cuenta que después
de morir Metón se gestó un gobierno tiránico; entonces Empédocles persuadiió a los agrigentinos de que
aplacaran las querellas y que dispusieran la igualdad
política.
256 (31 A 1) D. L., VI11 57: Dice Aristóteles en el
Sofista que Empédocles fue inventor de la retórica17,
y Zenón de la dialéctica.
257 (31 A 1) D. L., VI11 58: Dice Sátiro en las Vidas
que fue médico y orador excelente.
d) Actividad política
251) (31 A 1) D. L., VI11 6344: También dice Aristóteles que era de sentimientos liberales y desdeñaba
todo tipo de mando, como se desprendería del hecho
de haber rehusado el reinado que le fuera concedido
(según afirma Xanto en su libro dedicado a Cl), contentándose con cosas evidentemente más modestas.
Lo mismo narra Timeo, agregando a su vez que tal
es la causa de que fuera hombre de ideas populares 18.
259 (31 A 1) D. L., VI11 66: Más tarde Empédocles
hizo disolver la asamblea de los mil, que había durado
tres años, de modo que no solamente era miembro
Iniciador de la llamada escuela ret6rica s i a l h a , que
Ver texto núm. 265.
u Trsdudmos &motikón como .de ideas ,mpero
también podría haberse vertido como *democráticow.
17
Gorgias introdujo ui Atenas.
e) Maestros y discípilos de Ernpddocles
19.
261 (31 A 7) S ~ P L Fís.
. , 25, 19: ...Fue devoto y amigo
de Parménidesm, y m&s aún de los pitag6ricos *l.
19 Los doxógrafos eran muy adictos a establecer reiaciones de
maestnxlidp~lo
entre los fildlsofos presocrátim, incluso a vaes
en casos en que detectamos una imposibilidad cronológica o
g m ~Por. lo tanto, cuanido nos hablan de tales filiaciones
debemos observar la máxima prudencia, y a menudo debemos
entender por adiscípulow sinxp1erneni.e a aquel que fue iniiuen&do por otro o aprendió algo de otro, sin que sea necesario
suponer un trato personal !y permanente. Con esta acepción
amplia traduciremos por a d i i p d m vocablos como m ~ t k t é s
y akoustés (y verbos derivados), en cambio, en cl texto número 262 vertimos dkroásato por .fue alumno., teniendo en cuenta
la referencia a una akróasis, esto es. curso o clase.
Parménides debe haber sido dos décadas (o quiul más)
mayor que Empédocles; es por tanto posible cronol6gica y gee
gr;lficamente que los dos adisofos itáiicm hayan tenido a l g h
tipo de contacto personal. Por de pronto, la in&eacia parme
nídea en EmpModes es patente, no s610 por el hecho de que
sus principales planteos ñiasófims amstituyen una adhesi6n
4 una respuesta- consciemte a las tesis eleáticas, sino sobre
todo porque muchos versos empedócleos calcan expresamente
el vocabulario de Parménides: es especialmente notable cómo
los atributos del ser parrnaiideo son recogida por Empedocles
en relación a la descripción de su Esfero o de los elementos,
con el mismo lenguaje o, por lo menos, muy similar.
21 Los doxógrafos de la antigüedad tardía han insistido mucho respecto de la fiüación pitagónca de varios presocráticos
y, sobre todo, de Empédocles. Los intkrpretes modernos gene-
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
262 (31 A 2 ) Suda: Primero fue alumno de Parme
nides, de quien llegó a ser el favorito, como dice Porfirio en la Historia de los Filósofos. Otros dicen que
fue discípulo de Telaugesn, el hijo de Pitágoras.
263 (31 A 1) D. L., VI11 54-56: Refiere Timeo en el
libro IX que fue discípulo de PitAgoras, agregando que
fue una vez acusado de plagiar las doctrinas, por lo
que (lo mismo que a Platón) se le prohibió tomar
parte de las enseñanzas. Por lo demás, tiene en su
pensamiento a Pitágoras cuando expresa:
Habfa entre ellos un hombre de saber trascendente,
quien adquirió vastísima riqueza en su mente ...
ralmente han dado crédito a dichas versiones pitagorizantes de
Empédocles: no faltando eruditos que. ante la ausaicia de textospitagóri&s conservados de los &&S VI y V, llegan al punto
extremo de considerar a las Purificaciones como la fuente -más
segura y extensa para el pitagorismo antiguo. (0. GIGON,Ursp m g (trad. cast.), p4g. 140). Ahora bien, el problema es básicamente el siguiente: prácticamente carecemos de testimonios
fzabtes que nos informen d e s pudieron ser las doctrinas pitagóricas del siglo VI y, mucho menos, quC fue lo que enseñó
Pitágoras en detalle. Entonas, intentar explicar las doctrinas
de Empédocles. que si conocemos, a partir de lo desconocido
(el pitagonsmo anterior a Empédodes) comporta un error metodológico que apenas merece ser comentado. Los puntos comunes entre el pitagorismo y Empédocles que se suelen seíialar
son, para tomar algunos ejemplos, los siguientes: a) la doctrina
de la transmigraci6n; b) ciertos preceptos y prescripciones (ia
pmhibición de comer habas, etc.); c) el papel fundamental del
culto a Apdo; d) la regla del silencio (véanse respectivamente
los textos núms. 449-451, 466, 273, 469 y 275). Pero resta el mismo
problema, no sabemos si Pitágoras sostuvo tales cosas, porque
los textos que se las adjudican son demasiado posteriores.
n Aun en el supuesto caso de que Telauges haya sido hijo
de Pitágoras, tendría que haber sido mucho más viejo que
Empédocles. Nuestro !Aósofo no podría haber tenido contacto
más que con pitagóncos de la tercera generaci6n, si datamos
la muerte de Pitdgoras en el año 500 a. C.
147
Otros consideran que al (decir esto tiene en mente a
parménides a. Manifiesta Neanto que, hasta la época
de Filola0 y Empédocles, los pitagóricos comunicaban
sus doctrinas. Pero desde que él las popularizó a través
de su poesia, establecieron por ley que no se admitiera a ningún poetaU -diice, además, que Platón padeció la misma prohibición y fue excluido-. No menciona, sin embargo, de cuál de Cstos [pitagóricos] fue
discípulo EmpCdocles; no es, en efecto, digna de confianza la carta de Telauge:~que sostiene que tuvo tratos con Hípaso y Bronti:no. Teofrasto, por su parte,
dice que fue devoto de P,arménides y que lo imitó en
sus poemas, pues también éste expuso en versos su
doctrina sobre la naturaleza. Para Hermipo no fue devoto de Parménides sino de Jenófanes, a cuyas lecciones concurrió y a quien irnitó en sus poemas; fue más
tardez cuando entró en contacto con los pitagóricos.
u Ver aquí una referencia a Paménides es, por cierto, una
confusión. Que se trata, en cambio, de Pitágoras podría parecer
más plausible, pero es imposible de probar, sobre todo porque
Empédocles en ningún momento menciona su nombre. A pesar
de que en los versos citados de este frag. 129 (véase el úitirno
capítulo) podría parecer que existe una referencia a la erudición (polymathiZ) de Pitágo~as-que Hedclito critica en su
frag. 40- y a la doctrina de la transmigración (supuesta en el
recuerdo de las vidas anteriores), el asunto permanece oscuro.
a La historia del plagio o divulgación de las doctrinas pitagóricas y la consecuente expiulsión de la secta, posee todo el
carácter de una fantasia urdida con posterioridad, sobre todo
si se tiene en cuenta que Einpédocles no fue el f i c o persu
naje al que se le atribuyó tal cosa. Sin embargo, no faltan
eruditos que le den crédito, por ej. Rostagni y Zafiropulo. El
primero llega a considerar ii1 poema Purificacio+ies como la
divulgacidn misma del =verbo. de Pitágoras (cf. A. ROS~AGNI,
Il Verbo de Pitagora, Torino, 1924, págs. 186 y SS.).
~5 El hecho de que aquí se sitúe el contacto con los pitag6
ncos en una época posterior (cf. texto núm. 262: rprimero fue
aiumuo de Parmknides~) constituye un supuesto elemento en
que se basan Diels y Kem para explicar el carácter diferente
EMPÉDOCLE~SDE AGRIGENTO
Y dice Alcidamante en el Físico que hacia la misma
época Zen6n y Empédocles fueron discípulos de Parménides, pero luego se separaron de él, y Zen6n cultiv6 su propia ñlosofia mientras que el segundo se hizo
discípulo de Anaxágoras y Pitágoras: de este Úitimo
emul6 la dignidad en su vida y el carácter, de aquél,
la doctrina fisica'.
264 (31 A 1) D. L., VI11 58: Dice Sátiro en las Vidas
que fue médico y orador excelente. Y, en efecto, Gorgias de Leontino fue discípulo de él, hombre insigne
en retórica que leg6 un arte retórica.
265 (31 A 19) QUINTIL., 111 1, 8: Pues se dice que
Empédocles fue el primero, después de aquellos de que
nos hablan los antiguos, que de alguna manera dio impulso a la ret6rican. Escritores de este arte fueron,
entre los más antiguos, los sicilianos Córax y Tisias,
a los que sigue un hombre de la misma isla, Gorgias
de Leontino ", según se dice, discipulo de Empédocles.
de ambos poemas de Empédocles a partir de la prioridad cronol6gica de las Putificociones (que, según la recreación de estos
autores, habrían sido escritas tras una conversión espiritual del
W6sofo al pitagorismo o al orfismo, en el caso de Kern). Tal
punto de vista, abusivo por cierto, ha sido recientemente reiterada por H. Lurean,~~,
EmpedocIes, Alabama, 1976; cap. 8.
a Esto es evidentemente falso, porque no existen, a la luz
de los fragmentos conservados, mayores puntos de contacto
entre las doctrinas físicas de Anaxágoras y Empédocles.
a Ya se vio en el texto núm. 256 que Aristóteles adjudicó
a Empédocles lo invendón de la retórica. Tal atribución exagera& debe haberse basado en que su estilo inspiró a varios
discípulos que dieron origen a la escuela retbrica sidiana, entre
los que se destacó Gorgias.
H. DIELS, aEmpedokles und Gorgias*, S. B. B. 19 (18&).
343-3á8, supone que el pasaje platónico de Mcndn 76c testimonia
que Gorgias habría pasado por un estadio de pensamiento de
la física emped6clea, para luego caer en el escepticismo y finalmente en la mera preocupacidn retbrica.
149
266 (31 A 3) Suda: Acrtln8, médico agrigentino, hijo
de Xenón. Enseñó en At~enasjuntamente con Empédocles.. . Contra él compulso Empédocles un epigrama
burlesco...
f)
Versiones y leyendla sobre su muerte.
267 (31 A 1) D. L., VI11 67-68: Acerca de su muerte
existen versiones diferentes. Heráclides... dice que celebró un sacrificio en un campo de propiedad de Pisianacte; y concurrieron invitados varios amigos, entre
Pausanias. Después tkl festín, todos los demás se
retiraron a descansar, unos bajo los árboles, ya que
estaban en el campo, y otros donde más les placía; él,
en cambio, se quedó en el lugar donde se hallaba.
Cuando se levantaron al llegar el día ya no se encontraba allí. Se lo buscó y se interrogó a los sirvientes,
que respondieron no saber nada; pero uno dijo que
en medio de la noche había oído una enorme voz que
llamaba a Empédocles, tiras lo cual se puso de pie y
percibid una luz celestial :y un resplandor de antorchas,
y nada más. Mientras todos se hallaban estupefactos
por lo acontecido. Pausaniias se adelantó y envi6 a algunos a que lo buscaran. Más tarde les hizo interrumpir
esta tarea, expresando que había ocurrido un hecho
agraciado y que correspondía ofrecerle un sacrificio
como a alguien transformado en diosm.
Ver nota 14. Acrón y quizás otros discípulos de Em*
docles habrIan iniciado la escuela mCdica siciliana. Pausanias,
que fue sin duda el principa'l alumno de Empédocles. también
es mencionado como miembro de dicha escwla. Sin embargo,
no hemos incluido en el preriente ftem textos que aludan a él
como discípulo de Empédocles, por haber carecido de p m
yección histórica como dentííico o filósofo, ignorándose su actividad independiente.
a Esta versión contiene un motivo común entre los griegos,
el de la apoteosis o del rapto divino, que la leyenda atribuyó
EMP~%OCLESI
DE AGRIGENTO
268 (31 A 1) D. L., VI11 69: Y dice Hipóboto que se
dirigió hasta el Etna y al llegar al cráter de fuego
se arrojó en él y desapareció, con el propósito de dar
confirmación a su fama de haberse convertido en dios.
Pero luego se descubrió '[el engaño], al ser arrojado
hacia arriba uno de los zapatos de bronce que acostumbraba calzar. Pero Pausanias objetó esta versión
M9 (31 A 16) ESTRAE.,
V I 274: [Los que visitaron el
Etna] estimaron, a partir de lo que vieron, que se
cuentan muchas fábulas, especialmente aquellas que
algunos refieren de Empédocles. Según ellos, saltó al
cráter y perdió, a modo de rastro que revelaría lo
sucedido, uno de los calzados de bronce que llevaba.
Pues, despedido por la fuena del fuego, fue encontrado
fuera a poca distancia de la boca del cráter.
270 (31 A 1) D. L.,VI11 71-72: A esto se opone Timeo,
que añrma expresamente que emigró al Peloponeso y
definitivamente no retornó, de ahí que sea incierta la
forma de su muerte ... Si se hubiera difundido un
relato tal [como el de su muerte en el Etna], Pausanias habria hecho construir para su amigo un monua varios personajes, por ej. Edipo. Como en otros casos, los
mismos poemas de Empédocles parecen haber suministrado la
fuente inspiradora: v&,
por ej., el texto núm. 244.
31 La leyenda de Empédocles arrojándose al Etna constituye
sin duda una contrapartida satirica a la versión que vimos en
el texto núm. 267. Pues para Hipóboto, el simulacro de apoteosis
efectuado por el ñI6sofo habria sufrido su desmentido por el
rechazo de la sandalia de bronce - q u e según Neanto acostumbraba calzar, ver texto núm. 242. A pesar de su carhcter satirico,' esta versión gozó de enorme fortuna como motivo literario; aparece en HOIUCIO,
Arte @t. w. 458 y SS. y, modernamente, en el poema de M. Arnold .Empedocles on Aetna. y en
la Tragedia de Emt>cdocles de Holderlin. El poeta suabo recrea
Ia búsqueda de la muerte en las llamas del volciin como el
resultado del anhelo emped6cleo de reintegraci6n con la Naturaleza sagrada para recuperar la unidad divina primordial.
151
mento recordatorio, una estatua O un santuario como
el de un dios, pues Pausanias era rico. Y se pregunta
[ ~ i m e o ]cómo puede ser que se haya arrojado al cráter
del volcán, que él, siendlo su vecino, ni siquiera una
vez mencionó. Murió, por lo tanto, en el PeloponesoP
a) Obras que se le atribuyen U.
271 (31 A 1)
D. L.,V I H 77: El poema
D e la nufu-
raleza M y las Purificaciones 3 alcanzan los cinco mil
3 Según D. L., VI11 67, rriurió allí exiliado, sin poder regresar por oponerse a ello lo!: descendientes de sus enemigos
políticos.
33 Como se verá en los textos siguientes, se le atribuyen a
Empédocles obras de muy distinta naturaleza. Pero $610 wnservamos los poemas De la Naturaleza y las Purificociona y,
respecto de los demás, ni siqluiera podemos saber si nalwnte
existieron.
34 Difícilmente el poema de Empédocles puede originariamente haber llevado este título ( p e d p@s&s, en griego), y ello
no solamente porque estamos ante un rótulo que sospechosamente encabeza las obras de: la mayoría de los presocfaticos,
s h o porque -como bien stzñaió BIGNONE,
phg. 387- en los
textos de Empédocles la palaibra pwsis no aparece con el significado de .naturaleza. en !su conjunto, que tendría desp&.
Su acepción es, en cambio, .nacimiento. (por ej., hPg. 8, 1)
o apropiedad. (frag. 110, 5: a a t u r a l a a ~concreta de un objeto
individual) o simplemente pasee un valor perifrástico (frag. 63).
35 En griego Kathamoí. 'Un katharmds era un ejercicio de
purificación en general, ya se trate de una expiaci6n religiosa
para librarse de una desgracia (por ej. en S&., Edipo rey 99
y 1228). de una purga medicinal, o de ritos iniciádcos propios
de los cultos mistkricos. En relación con el orñsmo véase
ARIsT~P., Ranas 1033; PIATdir, Rep. 364e, Fed. 69c. Y pmchamente en el contexto de .lo!s cultos mistéricos. existen p e m
najes a los que se les atribuye haber escrito kathonnof (EpimCnides según Suda, s. v., y Museo según un escolio al pasaje
citado de Roruis). El. título d e , la obra de Empédocles debe
haber sido, según creemos, (original; en ella aparecen muchas
versos en conjunto36,el tratado Médico los seiscientos.
272 (31 A 2) Suda: Y escribió en versos el poema
De h naturaleza de los seres en dos librosn (posee
cerca de dos mil versos3), los tratados Médicos en
prosa, y muchos otros.
273 (31 A 1) D. L., VI11 57-58: Y [agrega Aristóteles]
también escribió otros poemas, la Expedición de Jerjes
y el Proemio para Apolo, los que más tarde fueron
arrojados al fuego por una hermana suya (o hija, según
dice Jerbnimo), involuntariamente en el caso del Proe
mio pero adrede en el del poema pérsico, porque se
hallaba inconcluso. Y dice que también escribió tragedias y los Políticos. Pero apunta Heráclides de Sarapión que las tragedias eran de otro EmpCdocles. J e h
nirno declara haber encontrado cuarenta y tres de
ellas, y Neanto por su parte agrega que escribió las
tragedias siendo joven y que solamente ha hallado
siete.
prkticas o ritos que tendrían por objeto fundamental liberar
el alma o hacerla avanzar en el ciclo transmigratorio. Véase el
léxico de LSJ, s. v. katharmós.
3 H. D m , d e b e r die Gedichte des Empedokles~,S. B. B.
(1898). 3W15, propuso leer rtres mil versos en total.. comgiendo en el texto pentakischíiia por pánta trischilia Si tomamos el pasaje de D. L. como nos ha ilegado. entonces conservaríamos sólo cerca del diez por ciento de los poemas.
37 Tzetzes (cf. contexto de frag. 134). sin embargo, habla de
la existencia de un tercer libro del poema físico. BIGNONE,
pág. 106, n. 4, contra Diels, acepta a Tzetzes y menosprecia a
la Suda.
a Si el De k naturaleza posee dos mil versos, de acuerdo
con el texto núm. 271, las Purificacionu se extenderían a tres
mil, pero parece imposible un extensih tan grande, teniendo
en cuenta que estarían induidos en un solo libra. Por eso
Di& propuso la correcci6n apuntada en la nota 36, rechazando
el testimonio de Tzetzes (ver nota anterior); según 61, entonces,
el poema físico abarcaría los dos mil versos (cf. Suda) y el
reiigioso los mil.
b) Cardcter distintivo de los dos poemas conservados s.
274 (31 B 1) D. L., VI11 60: Pausanias era su amado,
como dicen Aristipo y Sbtuo, y fue a él a quien dirigió
el poema De la naturaleza con estas palabras:
Oye tú, Pausanias, hijo del sabio Anquites.
-
Ha sido muy usual entre los modernos destacar que entre
poemas de Ernpédodes existen incompatibilidades doctrinarias, a las que los comentadores antiguos no parhaber
hecho ninguna alusih. Eilo indujo a algunos eruditos a elevar
]a hipótesis de que uno y otro poema pertenecen a distfntos
de la vida de Empédorles, entre los que debió mediar
una suerte de *conversión espiritual., ya desde una cosmovisión
ucientifi~~naturalista.
hacia u r ~ ireligiosa (por ej. H. DIHLs y
O, K~RN,ver nota 25) o viceversa (BIDEZ,op. cit.).
Pem aun en el caso de que no se admita la existencia de
tal incompatibilidad doctrinarirr (una conciliaci6n entre Las supuestas diferencias fue hallada por F. M. CoRNpoi?~, FRtoPh,
págs. 22b242. que recoge material de conferencias no publicadas), resta el hecho de que ambos poemas se inscriben en contextos semánticos diversos. Y tal cosa si la comprendieron los
antiguos: en ifneas generales llos fragmentos del poema físico
son transmitidos por la tradición peripatetica, y los de las
purificaciones por Plutarco y los neoplatónikos.
La diversidad entre los poemas reside fundamentalmente,
según creemos, en el tipo destinatario de cada uno de ellos.
El De la noturaleza es un p c n de carácter esotCrico (ver
texto núm. m),dirigido a un clisdpulo selecto (texto núm. 274);
las Putificaciones, por el contrario, son exot&kas (texto número m)y su destinatario es el pueblo de Agrigento (texto
núm. 276). Es así que las invocaciones en segunda persona del
singular o del plural nos perniiten ubicar, respectivamente, un
cierto número de fragmentos tm el poema físico y otros en el
religioso (para el primero, locr números 2, 4, 5. 6, 21, 23, 38,
110, 111; para el segundo, los 114, 124 y M), dado que el contexto doxográñco sólo atribuye expiícitarnente los fragmentos
1, 8, 17, 62, 75, 85, 96. 103 y 104 al De k naturaleza y los 112
y 113 a las Putificaciones.
HipotCticamente, podemos euponer que una misma doctrina
habría adoptado formulaciones diversas (y por ello en algunos
39
275 (31 B 5) PLUT.,Quaest. Conv. VI11 8, 1, 718e:
Y [Empédoclesl mi homónimo, exhorta a Pausanias a
que, sus doctrinas, las
...esconda, mudo,
dentro del dnimo.
276 (31 B 112) D. L., VI11 54: Él mismo dice que era
agrigentino, de Sicilia, al comenzar las Purífícaciones:
Oh amigos, que en la gran villa ...
277 (31 A 1) D. L., VI11 63: Y se cuenta que el r a p
soda Cleómenes cantó las Purificaciones en Olimpia,
según lo expresa también Favorino en las Memorias.
c) Estilo y juicios sobre su poesía".
278 (31 A 1) D. L., VI11 57 (ARIST., frag. 70): En su
De los Poetas [Aristóteles] expresa que Empédocles
fue homCrico y de estilo diestro, pues es amante de
las expresiones figuradas y se vale de todos los otros
recursos poéticos ".
279 (31 A 22) ARIST., Poét. 1, 1447b: Hornero y Empedodes no poseen nada en común salvo el metro.
casos aparentaría constituir doctrinas incompatibles) según la
voluntad esot6rica o exot&ica de su autor.
Q
Como estudios de la obra de Emptkiccles desde un punto
de vista literario se pueden consultar con provecho a A. TRAGLIA,
op. cit., y B. A. VAN GRONLNGEN,
aEmpédacle, Pdte. en Mnemos.
24 (1971), 169-188. Los versos de Empédocles se caracterizan por
un sesgo arcaizante y un notable vigor. Fuerza el orden natural
de las palabras y emplea formas inéditas sin reglas fijas, a la
par que es especialmente pródigo en renovar el lenguaje Cpico:
en sus poemas abundan los hdpax legdmena, los vocablos t&nicos del médico o del adivino, los epítetos novedosos coexistiendo con los tradicionales, los duros contrastes, etc.
41 aHomCrico.,
es decir Cpico, pues utiliza el hexámetro
dactílico de Homem y Hesíodo, al igual que Jenófanes y Parménides entre los fil6sofos.
porque es justo llamar poeta al primero, pero el segundo es m6s Ksico que poetau.
280 (31 A 25) ARIST., Ret. 1 5, 1407a: En segundo
lugar es conveniente habdar con palabras propias.. . y
en tercer lugar, hacerlo con términos no ambiguos, a
O
.
ser que se prefiera lo contrario, como suelen efectwrlo aquellos que no tienen nada que decir y simulan decir algo. Éstos se (expresan en poesía como Em$dodes. Pues engaña el abundante circunloquio, y el
auditorio experimenta las mismas cosas que el vulgo
ante los adivinos; cuando se les dicen ambigüedades
dan su asentimiento:
<Cuando Creso atraviese el Halys destruirá un gran
imperio* ".
281 (31 A 25) ARIST., ,Meteor. 11 3, 357a: Del mismo
modo, también resulta ridículo si alguien, diciendo que
el mar es el 'sudor de la tierra', cree haberse expresado de modo claro, como Empédocles. Al hablar así,
se expresará adecuadamente desde el punto de vista
de la poesía (pues la metáfora es poética), pero ya no
en cuanto al conocimierito de la naturaleza.
282 (31 A 25) PLUT., iQuom. ad. poet. aud. 16c: Los
poemas de Empédocles y de Parménides ... son discursos que utilizan el metro y el esplendor de la poesía
a Este juicio aristotélico parece contradecirse con el expresado en el texto núm. 278, por cuanto allí le concedía a Empédocles estilo poético. Esta crítica según la cual el verso empedócleo constituye algo exterior e incluso incompatible con la
filosofía de la naturaleza, es bastante generalizada (cf. textos
núms. 2W282). La mismo se le impugnó a Parménídes, con
mucho m á s derecho, según creemos, que a nuestro filosofo.
a Oyendo tal orácuio délfico, el rey Creso de Lidia cruzó
el río en la creencia de que destruiña el imperio persa, pero
el .gran imperio. destruido sería el suyo propio. Cf. H m . ,
1 53.
~ B D O C L E SIDE
a modo de un carruaje para huir de la condición pedestre [de la prosa].
283 (31 A 26) DIONIS., De comp. verb. 22: Muchos
fueron devotos de esta armonía [llamada austera]
en el ámbito de la poesía, de la historia y de los discursos políticos. Y se destacaron de los demás Antimaco de Colofón y Empédocles el físico en la poesia
épica, Pindaro en la lírica, Esquilo en la tragedia#.
284 (31 A 21) LUCR.,De natur. cosas 1 726-733:
Esta región parece merecer admiracidn, como grandio[sa, por muchos motivos
y, como se dice, debe ser visitada por todos los homr bres,
y a pesar de ser rica en bondades y estar defendida por
[mucha fuerza v i d ,
sin embargo no parece haber cobijado nada en sí más
[preclaro
que este varón, ni más santo ni más admirado y que[rido,
a tal punto que los poemas de su divino pecho
profieren y exponen evidencias preclaras,
de modo que apenas parece haber sido creado de estir[pe humana ".
u Segúu esta clasiiicación, las otras aarmoníasm o estilos
son el brillante o florido y el común. La armonía austera corresponde al estilo abmpto, duro y enkrgico, que busca el efecto
de los sonidos discordantes y de las palabras de grandes
dimensiones.
Reproducimos parcialmente los dlebres versos que Lucre
cio dedica a EmpUodes. El gran poeta latino es realmente
heredero de Empédocles y reconoce su deuda con una de las
más Ihcidas y mayores alabanzas que se concedieron a nuestro
filósofo.
ACRIGENTO
111. ORDENY PRINCIPIOS C~SMICOS.
a) El Esfero o lo UnoM.
-
285 (31 B 27) SWL., F ~ s . 1183, 28: Eudemo refiere
que la inmovilidad [acaece] en el reino de la Amistad,
6 El Esfero o lo Uno (ambos términos utiiizados por Emflocles) representa el estadio beatifico del universo, de &soruta unidad, perfección, divinidiid y reposo. Debe ser entendido,
en rigor, como una fase ac6sniica o precósmica, si se designa
d vocablo acosmosm al mundo de la pluralidad de lo existente: en un sentido análogo parece entenderlo el comentador
Simplicio (ver texto núm. 292) quien, desde su perspectiva neoplatbnica, distingue al Esfero de los cosmos. Pero tal uso de
la palabra kdsmos no era p~apio de Empédocles, pues ella
servía para nombrar, aparentemente, cualquier tipo de aordenm
universal o particular (por ej., en el fmg. 26, v. 5 se designa
al
como un kdsmos (== orden) único).
-- Esfero
-A través del análisis de llas pocas líneas conservadas que
Empédocles dedica ai Esfero, descubrimos dos tipos de a p m
ximación descriptiva. En primer lugar, el filósofo se refiere
a 61 en forma negativa, en al estilo de Jenófanes de Colofón
(véanse los frags. 11-18 de ekte), previniendo contra La posibilidad de que se lo entienda de acuerdo w n le perspectiva
antropomórka de la religión popular. El Esfero es una
unidad totalmente uniforme:, pero no solamente porque no
se asemeje a un dios antmpomórfico sino porque en 61 ni
siquiera están presentes las caracteristicas propias del fuego
o de cualquier otro elemento diferenciado (véase nota 48).
En segundo lugar, cuando Empédocles describe al Esfero en
términos positivos, lo hace mediante imágenes mítico-poéticas, calcando expresamente el lenguaje parmenide0 referido
a1 Ser. La expmsi6n *esfera d o n d a n es común a ambos:
euk$kIou sphafr& en el frag. 8, 43 de ParmQides y sphdros
kykloteds en Empédocles 27, 4 y 28, 2; pera nótese que
la palabra .esfera* es femienina en el primero, mesculina
en Empédocles. La caracterizaci6n parmenídea de .por todas
partes igual. (pontdthar k~on)de Parménides, frag. 8, 49
reaparece en los frags. 28, 1 y 29, 3 de nueshv ñlósofo.
Finalmente, el papel de la Dike en el frag. 8, 14 del elénta
es sin duda d o g o al de la Hannonfe en Empédocles,
frag. n,3.
EMPÉDOCLES I)E AGRIGENTO
bajo el Esfero, cuando todas las cosas se hallan reunidas
allí ni se distinguen los veloces miembros del sol"
Como ya se ha adelantado en la Introducción, creemos
que el Esfero de Empédocles debe ser interpretado como
no esencialmente diverso del Ser parmenideo; asi lo sugieren
las palabras con las que lo describe y, al fin y al cabo, las
palabras son lo único que nos resta. Debe, por lo tanto,
ser rechazada la versión aristotélica del Esfero como amaclam (sobre esto, ver nuestra nota 56).
La única propiedad del Ser parmenídeo que Empédocles
obviamente no podia retener, pues en ese caso hubiera sacrificado su radical concepción del ciclo cósmico, era la de
la eternidad o permanencia absoluta del Esfero. Parménides
negaba expresamente la posibilidad de que el Ser .haya
crecido., esto es, devenido (pbi póthen auxeihdn, se pregunta
en el frag. 8, 7), mientras que el mismo verbo es atribuido
por Empédocles a lo Uno en los versos 1 y 16 del frag. 17.
El Esfero, sin embargo, posee cierta permanencia y no constituye una fase momentánea y efímera del ciclo cbsmico;
no se trata de un mero Augenblicksgott, como sostuvo
Minar en su artículo de quince años atrás (pág. 136). Nos
hemos referido a este autor porque es e1 único erudito m e
derno que llega al extremo de negar la misma realidad del
Esfero como estadio cósmico de unidad, refiriendo inclusive
los fragmentos que lo describen a la fase cósmica opuesta
de la plwaiidad total (ibid., págs. 132 y SS.). Ahora bien.
puesto que el Esfero no es eterno ni tampoco instantáneo,
¿debemos entonces suponer que posee una determinada duración temporal? Y, en este caso, ¿puede ella calcularse a
partir de las fuentes? D. O ' B m (en el cap. 4 de su obra
citada) responde afirmativamente a ambas cuestiones, a partir de su interpretación del t a t o núm. 339 (ver nota correspondiente) y de su análisis de la cifra de a30.000 estaciones.
del frag. 115, 6, deduciendo que el Esfero poseería una
duración equivalente de los diez mil afios. Ello es ir demasiado lejos en la racionaüzación del sistema de Empédocles
p r o , además, implicaría quizás aplicar a dicho sistema una
noción de tiempo que le es anacrónica, esto es, un tiempo
que, al estilo newtoniauo, constituiría un marca neutro y
absoluto que abraza toda la realidad. Pero el Esfero, de
absoluta unidad y permanencia acósmica, difícilmente podría
sino que, como dice
&, permanece firme en el hermético reducto de la
[Armonía
el redondo Esfero que goza de la quietud que lo rodea.
286 (31 B 29) HIP~L.,
VI11 29: Y respecto de la forma
del mundo, de cuál sea la que ha sido dispuesta por
]a Amistad, se expresa de esta manera:
pues de su espalda no se elevan dos ramas,
ni hay pies en dl, ni rodill!as veloces, ni órganos geni[tales,
sino que era un Esfero (por todas partes) igual a sf
[mismo.
287 (31 A 32) AECIO, 1 7, 28: (Dice Empédocles que
]o Uno es esftkico, eterno * e inmóvil) y que lo Uno
soportar tal categoría temporal. De cualquier modo, este
tipo de especulaciones nos parecen ociosas y vuelven abusiva
a la interpretación. A propáisito, véase la respectiva objeci6n
de J. BoLua en la pág. 437 de su reseña del libro de O'Brien
(en Gnomon 43, 5, 1971), quie citamos en nuestra nota 105.
47 rS01a debe ser entendido1 aquí como una forma simb6lica
de designar a la raíz fuego. al igual que en los frags. 71, 2 y
21, 3, aunque en otros casos, como por ej. frags. 38. 40, 56, etc.
asol. alude al astro cósmico. Muy probablemente seguirían a
este verso otros que Simplicio no cita y que aludirfan a las
demás raíces, también con nombres simb6licos (como en el
texto núm. 340). Del misqo nod do, ano se distinguen. deberá
quizá constituir otra forma ptdtica de decir ano están aliím.
a h o n í a ~es la Amistad: ver texto núm. 304. Puede considerarse que ella forma una coraza en derredor del Esfero,
impidiendo que penetre el Odio que se halla en los confines
(fmg. 36). Pero, paralelamente al sentido literal de los versos.
se nota una imagen similar a la del papel de la Dlke de Parménides, como ya se dijo en la nota 46.
49 Se trata, por supuesto, de una falsa atribución. La esencia del sistema empedócleo -y su diferencia con el de Parmenides- reside precisamente en la no eternidad de lo Uno.
EMP$WCLES
es la Necesidadm. constituyendo su materia los cuatro
elementos y, su forma, el Odio y la Amistad. Y dice
que los elementos son dioses, y también el mundo,
mezcla de los elementos, y antes de Cstos el Esferos!,
en el cual todo se resuelve, lo uniformes.
288 (31 A 41) FIL~P.,
De Gen. y Corr. 19, 3: Y expresa nuevamente Empédocles que al dominar la Amistad
todo llega a ser Uno y se realiza el Esfero, que no
posee cualidad. De este modo ni lo característico del
fuego ni de cualquiera de los otros elementos se preserva en él, dejando de lado cada uno de los elementos
su forma particularu.
289 ARIST., De Gen. y Corr. 1 1 , 315a: Pues en verdad sin que existieran aun el fuego, la tierra y el agua,
el todo era Unos.
Identificar a lo Uno con la Necesidad es sin duda una
confusi6n. Cf. los textos núms. 297 y 298.
El Esfero constituye la primera jerarquía de lo divino.
Véase el texto núm. 320.
52 td m~naidLSes literalmente d o uaifoxmem. Pero Bignone
lo traduce por anith omogenea* basándose en la consideración,
e d n e a a nuestro juicio, de que los elementos forman allí una
mezcle homagdnea.
Más que cualquier otro doxógrafo, Filópono pone de manifiesto la indifennciadh interna del Esfero. estimando que
los elementos no se hallan p-tes
como tales m 61, por
so lo ilama dpoion (.sin cualidad.). Pero los prejuicios del
Esfero =mezcla hacen que los modernos intérpretes nieguen
validez al testimonio: d.. por ej., MnsaaP, pág. 61, n. 12, que
expresa que es amuy inexacto en sus interferenciasm, y BIGNONE,
pág. 337, n. 2.
'S Esta añrmadón parece algo desconcertante en la medida
en que procede de Arist6teles, que considera al Esfero como
una mada (ver nota 56).
Los traductores del pasaje parecen hacer esfuerzos por
evitar Iru consecuencias de la afirmaci6n aristotélica: a...feu,
et m...c5m?nt?t?hhf?nt~ sdporbm (Mucilrn en la edición de la obra de d e s Belles Lettresm, Pa*, 1966). e . . . F k ,
DE AGRIGENTO
161
290 ARIST., Met. 111 4, 1000b: Por eso de acuerdo
él CEmp.1, el dios bieinaventuradísimo es [sin embargo] menos inteligente que los otros seres, pues no
conoce todas las cosas. Eri efecto, no posee odio, y el
es de lo semejante por lo semejante".
-
291 ARIST.,De Gen. y C'orr. Ii 6 , 333b: Empédocles
solamente alaba a la mezcla.. . s.
Earth and Water had no tdistinctive existencem (Joun~Men
la ~Oxford Translationm); creemos que las palabras que
hemos subrayado están de más y que buscan dejar abierta
la posibilidad de que los elementos de cllgu?ttz manera sigan
estando presentes. El contato de De h.y Corr. de donde
extraemos estas Iíueas constituye una & Las más profundas
aproximaciones de Arist6tekes a Empédocles, hasta tal punto
que se pregunta si nuestro ñI6sofo es monista o pluralista
(dentro de la concepción aristotélica ello equivale a aiestionar si el Esfero o los cuaitro elementos constituyen el verdadero citché), expresando que después de cada -~sferolos
elementos deben reconstituirse nuevamente.
5 Véanse los textos núms. 416418. Pouno preguntarse.
replicando a Arist&eles, si acaso el dios bienaventuradisirno de
SU Metafísico lo conoce todo.
S Este pasaje es uno de los ejemplos que muestran la
concepción aristotéiica del Esfero como mfgma o mezcla. Cf.
además Met. 1069b22, 1075b4, 1092b7 y Fls. l87a22. Arist6teles
entiende que los cuatro elemenitos de Empédocles son inmutables (nowtnx también creemios que lo son, pero 6610 en d
plano cósmico, ver texto núm. 317 y natas corre~pondicntes)
y, como ellos están presentes antes y después del Esfero, no
puede sino suponer que &te constituye una macla de dos.
Ahora bien, la mtns en la Física aristotélica cauiste en una
combinación equímícaw de los elementos eil la cual ellos pierden
sus cualidades distintivas. Ante esto, ese agudo crítico de las
interpretaciones aristot6licas de los presocráticos que es H.
NISS acepta que el Esfero sea una mezcla, pero no en el sentido
de Aristóteles de m e d a quinuca sino como una ccombinaci6n
mecánica., suponiendo sin m& que ala ooncepci6n popular de
mezcla como un agregado meramente mechico de cantidades
imperceptibles era en arealidaid la doctrina común & los p r a
socráticos. (ACPP, pPg. 142). Esto es posiblemente cierto, pem
EWÉDOCLES
292 SJMPL.,
Del cielo 310, 13: Mrma Empédocles que
las Ideas son diferentes de los mundos [de Demócrito],
por lo cual también se vale de diferentes nombres,
llamando esfero a las unas y mundo a los otros n.
jpor qué aceptar que el Esfero sea una mezcla? Al corregir
a Aristóteles Cherniss se aleja más de Empédocles que el
mismo Aristóteles porque, de cualquier manera, la noción de
este iiltimo de mezcla radicalizada se aproxima más a una des
cripción de la absoluta unidad del Esfero (que, no obstante. no
es una mezcla) de lo que puede hacerlo la .combinación mecanica..
Aun reteniendo la falsa versión del Esfero como mezcla,
otro autor moderno, N. 1. BOUSSOUUS, llega a dar cuenta
de 61 en tCrminos mucho más adecuados. En su articulo
aEssai sur la structure du Mdange dans la pende pdsocratique. Empédoclea, Revue de Mdtaphysique et de Morale
2-3 (1958), 135148, sostiene que la noción de mezcla constituye la cpiedra de toque. de todo el sistema de Empédocles
y distingue, a propósito, tres clases distintas de macla detectables en él: la mezclaconhisi6n (el Esfero), la mezclayuxtaposición (ia fase del Odio total, ver nuestro item aia)
y la macla intermedia (propia de las criaturas del mundo).
La ~mezclaconfusiónaes caracterizada, a partir del tratado
De mixfionk de Alejandro de Afrodisia, *por el hecho de
que ninguno de los cuerpos que la componen no ha salvaguardado ni su sustancia, ni sus cualidades propias, ni su
propia superficie, ni su contonioa @Ag. 139). Ahora bien,
una descripción del Esfero en ttrminos semejantes caracteriza más a una situación de absoluta unidad que a lo que
podemos entender por amezcla..
9 Este testimonio es una muestra de la interpretación neoplatdnica que identifica al Esfero con el mundo inteligible y
que, por lo tanto, lo hace eterno y coexistente al mundo de la
pluralidad.
Esta versión anacrónica fue revivida por S. KARSTBN,Empeúoclis Agrigentini mnninum reliquke, Amsterdam, 1838,
y actualmente, en parte, por J. Bollack, que la ve como una
atrasposición que no es falsificacióna (p8g. 102).
DE AGRICENTO
163
b) La alternancia entre lo Uno y lo Múltiples.
293 (31 B 17) SIMPL.,
Fís. 157, 25: Así Empédocles,
en el primer libro de la Física refiere lo siguiente:
~ l g odoble diré: Una vez creci6 hasta ser Uno solo
desde muchos, y otra vez. se separó hasta ser muchos
[desde uno 9.
294 ( 3 1 A 2 9 ) PLAT~N,
Sof. 242d: Junto a nosotros,
el clan eleático, que coimenzó con Jenófanes y aún
antes, ha expuesto los mitos de que son una sola cosa
las que llamamos .todilsn. Posteriormente, algunas
Musas de Jonja y de Sicilia han pensado que es más
seguro combinar ambas tesis y decir que el ser es
tanto muchas cosas como una sola, cohesionándose por
Ubicaremos en este item textos correspondientes a la
.alternancia mayor. del ciclo (cf. esta expresión en O'Brien),
es decir, aquella que va del Esfero a lo múltiple y viceversa.
Por lo general los antiguos comentadores de EmpCdocles al
considerar el ciclo cósmico tuvieron en cuenta fundamentalmente dicha alternancia y parece que m su perspectiva sólo
en segundo lugar conceden importancia a la llamada calternancia menor., o sea aquellai que tiene que ver con la modalidad evolutiva e involutiva del cosmos de la pluralidad (aludimos a ella en los ltems h, i, j). Nuestro orden de presentación de los textos intenta respetar dicha perspectiva. Hasta tal
punto es preciso tener en cuenta esto, que inclusive no descartamos la posibilidad de que, en algunos casos, cuando un comentador griego (por ej., Simplicio) utiliza la expresión abajo
el reino del Odio* para ubicar algún tipo de acontecer dsmico,
no se refiera con ello al U n a d o aperíodo del Odio crecientes
sino al mundo de la pluraliclad en su totalidad. como distinto
de lo Uno. Pero, por supuesto, cada caso en que se utiliza la
mencionada expresibn nquerirá un anáiisis especial.
9 Obsé~veseque en el orden de estos versos, se alude al
proceso que va de lo Uno a lo Múitiple antes que al inverso,
Y posiblemente haya ocurrido lo mismo en la serie total del
poema. Se daría entonces el caso de que el orden expositivo
no coincidirk con el orden añiosóficoa, según el cual lo Uno
debe ser absolutamente primero.
wÉDOCLES
el Odio y la Amistad. En efecto, al diverger siempre
convergen, dicen las más rígidas de las Musas; mientras que las más dúctiles han morigerado la tesis de
que esto sea siempre así: por turnos, dicen, el todo
unas veces es uno y pacífico por obra de Afrodita,
otras veces múltiple y belicoso consigo mismo por
alguna clase de odio.
295 (31 A 46) ARIST., FíS. 1 4, 187a: Según otros, de
lo Uno se separan los contrarios que están dentro suyo,
como dice Anaxirnandro y aquellos que expresan que
existe lo Uno y lo múltiple, como Emptdocles y Anaxágoras. Ellos, en efecto, hacen separar de la mezcla las
demás cosas. Se diferencian uno del otro en que el
primero establece un itinerario circular y, el segundo,
un sentido Único; para el primero existen infinitas
homeomerías y contrarios, para el segundo, los Ilamados elementos 60.
296 (31 B 30) ARTST., Met. 111 4, 1000b: Y, al mismo
tiempo, Empédocles omite decir la causa de este cambio, sino que expresa que ocurre así naturalmente:
60 LOS textos nlms. 294 y 295 constituyen u testimonio
especialmente significativo. porque al comparar a Emp6docles
respectivamente con Heráclito (la .musa de Jonia.) y con
Anaxágoras arrojan una luz clariíicante para determinar la esencia misma de su sistema: la alternancia cíclica entre lo Uno
y lo Múitiple contrasta nítidamente con la coincidencia de
ambos términos en la filosofía heraclitea y con el proceso
anaxagórioo único e irreversible. Es asimismo innegable que
las expresiones .por tumos. (m mc'ra') e dinerario circulan
colocan, de hecho, serias objeciones contra todos aquellos intentos de interpretar el ciclo cósmico refiriendo las altcrnancias
de que hablan los fragmentos a aspectos del miarcosmos
(Holscher), o sosteniendo la eternidad de lo Uno (Bollack) o
negando la misma realidad del Esfero o lo Uno (Minar). No
es ocioso recordar, i>or úitimo, que el testimonio platónico
constituye la más antigua referencia al ciclo c6smico de Empédocles que poseemos.
:DE AGRIGENTO
165
pero una vez que el magno Odio se crid en sus miem[bros
se lanzd en busca de sus prerrogativas, al cumplirse
[el tiempo
que, alternativamente, les fue establecido por el vasto
[juramento
-
Dice, de este modo, que e:l cambio es necesario, pero
no manifiesta en absoluto la causa de la necesidad 61.
61 De acuerdo con lo que Aristóteles entiende por explicar.
a s decir, desarrollar las CBU~SBS a la causa pertinentes- es
cierto que en los fragmentos de Empédocles no encontramos
ninguna alusión en términos flsicos al porqué de la alternancia
entre la unidad y la pluralidad. Podria decirse simplemente que
es anacrónico exigir de Empc!docles una explicación al estilo
arist~téli~
ni~ ,siquiera a la manera socrático-platónica, por
el mero hecho de que es un pensador presocrático. Pero el
asunto es más complejo. Empédocles no deja de dar cuenta
de muchos fenómenos particulares con singular habilidad, por
ejemplo, la respiración, el vado, la sensación, etc., y a primera
vista parece desconcertante que ante el meollo mismo de su
sistema se limite a hablar de la Necesidad o del vasto juramento (ver a d e d el frag. 1.15, en el contexto antropológico).
Sin embargo. en dichas expresiones se concentra una profunda
semántica mftica, que probablemente constituya lo más característico de este pensador art-te.
Quizás haya sido F. M. C ~ R N P ~ R
elDprimero en advertir
ciertos nexos orientadores para la interpretación: .es fhcil
reconocer en este juramento el Gran Juramento de los JXe
ses, que aseguraba sus privilegios en el dasmds (véase el
comienzo del canto XV de la II.), y entender que es llamado
'vasto' porque constituye una barrera o defensa (hérkos).
(FRtoP., pág. 237). En la misma línea de análisis, J. B o w ,
~Styxet serments., REC 71 (1958), 1-35, llega a proponer
para hórkos la traducción de alimite. y no de ajuramento..
La relación entre los juramentos y todo aquello que es
liminar, que marca la sepiiración entre diversos estados del
ser Y que por tanto constituye una suerte de .frontera metafísica., es efectivamente perceptible al considerar el juramento tradicional homénco por el agua de la laguna Estigia
(.que es el juramento mayor y más terrible para los bienaventurados dioses., II. XV' 36 y SS., trad. Segalá), porque ella
W ~ D O C L B SDE AGRIGENTO
297 H I P ~ L .VI11
,
29: Empédocles... llama Necesidad
a la transformación de lo Uno en lo múltiple según
el Odio, y de lo múltiple en lo Uno según la Amistad.
298 (31 A 45) AECIO,1 26, 1: Dice EmpCdocles que
la Necesidad es una causa que utiliza a los principios
y a los elementos.
C)
La Amistad y el Odio. Sus respectivos papeles.
299 (31 A 37) Arus~.,Met. 1 4, 985a: Empédocles fue
ciertamente el primero entre los antiguos en introducir
la división de la causa [en dos], sin establecer un único principio del movimiento sino diversos y contrarios ".
marca la separación de la tierra respecto de los mundos
infernales. Desgraciadamente, lo único que se puede hacer
es destacar la presencia en Empédocles de estas relaciones
significativas de d c t e r mítico; más allá de ello se corre
el riesgo de caer en interpretaciones abusivas y fantasiosas.
* Al evaluar Aristbteles a los sistemas de los presocráticos
sobre el marco de su propio esquema de las cuatro causas,
atribuye a Anaxágoras y Empédocles el haber sido los primeros
en aislar el principio motor o eficiente; en el caso de nuestro
fil6sof0, este motor está representado por la Amistad y el Odio,
causas respectivas de los movimientos contrarios que obran
la unión y la separación de las cosas. Aristóteles es consciente,
sin embargo, de que la Amistad y el Odio no juegan en el sistema
de Empédocles el papel de causas eficientes en sentido estricto
y exclusivo: en el texto 304 son tratados, en cierta forma, como
esbozos de la causa final, y en el texto 3Oi la Amistad es vista
como causa inmanente y no &lo agente. Pero, por supuesto,
dicha dificultad en asimilar lisa y llanamente los dos principios
emped6cleos a la causa motora, no es considerada por Arist6teles como el resultado de la inadecuación de su propio esquema causal para su aplicación a EmpMocles sino, por el contrario, a m o consecuencia del hecho de que estos filósofos ano
parecen saber lo que dicen, pues casi no evidencian hacer uso
de estos principios sino en grado minimo~(Met. I 4, 985a1618).
Aun tomando las debidas precauciones respecto de la interpretación aristott5lica. no es ilícito plantearse dos impor-
167
360 (31 A 39) ARIST., N e t . 1 4, 984b - 985a: Puesto
que también parecía estar presente en la naturaleza lo
del bien, y no solamente el orden y lo beiio
asimismo el desordeni y la fealdad, y puesto que
existen más cosas malas que buenas y viles que bellas;
por ello otro [filósofo] introdujo la Amistad y el Odio,
uno de los cuales es respectivamente la causa
de las cosas buenas y las malas. Y si se lo sigue de
cerca a Empédocles captándolo según su razoiiamiento
CC__
tantes intermgantes: 1) ¿Amistad y Odio actúan sobre los
seres al modo de hienas externas? y 2) ¿Son eilos los Únicos
=ponsables de todo tipo de cambio o movimiento que se
produce? Los versos 22-26 dlel frag. 17 proporcionan una respuesta negativa al primer .interrogante, pues nos hablan de
la Amistad como un poder natural, inserto en la intimidad
de los seres mortales. La segunda pregunta alude a un tema
complejo y debatido, que fue analizado con profundidad
por C. E. M
-,
pdgs. 34 y SS. Según esta autora, en Empédocles seguiría vigente (el viejo hilozoismo jónico, y la
Amistad y el Odio no caus,arlan todos los movimientos existentes sino que muchos de ellos se producirían independientemente, a partir de la misma naturaleza de los objetos:
tal sería el caso de la atracción de los semejantes (a la que
nos referiremos luego), de las funciones activas del fuego
y de su movimiento hacia iamba (cf. ARIST., De Gen. y C m .
11 6, 334a4), o del hecho die que la noción de .peso. podrla
estar implicada en el proireso de Separacibn de las raíces
a partir del Esfero (Millerid remíte a m,Dc Prov. 11 60,
pág. 86). Sin que sea necesario analizar en detalle cada uno
de estos movimientos particulares, la observación de Millerd
parece bastante adecuada. La Amistad y el Odio, rreemos,
no deben ser pensados como los responsables directos de
todo movimiento, sino coano los principios que determinan
las condiciones básicas para que exista la realidad cósmica
y su desarroiio dinámico. Sin el Odio, por cierto, sólo existiría la quietud absoluta del Esfero y ningún movimiento
sería posible, sin la Amistad no podrían existir las acosas^
y reinaría el caos más estéril. Responsable último de todo
movimiento es, sin duda, el Odio, y probablemente la fase
del Odio total (ver ftem lrim) no esté desprovista de movimiento.
EMPBDOCLES
y no según lo que torpemente balbucea, se descubrM
que la Amistad es causa de las cosas buenas y el Odio
de las malas. Por lo tanto, si alguien afirmara que Empédocles de algún modo dice -siendo el primero en
decirlo- que el mal y el bien son principios, haría
quizás una afirmación correcta, si es cierto que el
bien en sí mismo es causa de todas las cosas buenas.
301 (31 B 16) HIP~L.,VI1 29: El funesto Odio es
artíñce y autor de la generación de todas las criaturas,
mientras que la Amistad lo es de la finalización del
m i d o de las criaturas, de su transmutación y de su
reintegro a un orden único. Respecto de ellos, Emp6
docles añrma que constituyen un par inmortal e inengendrado y que no han experimentado un comienzo de
su nacimiento, hablando del siguiente modo:
Pues así como antes eran, así también serán, y nunca,
[creo,
e2 tiempo inconmensurable quedará vacío de este par.
¿Quiénes son ellos? El Odio y la Amistad; pues su
generación no tuvo comienzo, sino que antes eran y
siempre serán 61.
302 (31 A 52) SIMPL.,
Del Cielo 293, 18: Otros dicen
que el mismo mundo alternativamente se genera y se
destruye, y al generarse nuevamente se destruye nueLa eterna existencia de la Amistad y del Odio expresada en
este par de versos de Empédocles indica la interminable sucesión del ciclo de la alternancia entre la unidad y la pluralidad
y, de ningún modo, puede ser incompatible con las periódicas
destrucciones de estos términos como quiere H~WXER,pág. 18.
Pero, por supuesto, la eterna permanencia de la Amistad y del
Odio no determina (o no es correlativa con) una eterna actividad, puesto que al alcanzar uno de estos principios su poder
absoluto, ello supone que el otro principio resta inactivo y
confinado.
DE AGRIGBNTO
169
vamente, siendo esta sucesión eterna. Esto cree Emp6
docles, diciendo que al pre~dominarpor t m o s la Amistad y el Odio, la primera reúne las cosas en lo Uno,
destruye el mundo del Odio y crea el Esfero a partir
de éste; el Odio, en cambio, separa nuevamente los
elementos y crea este mundo.
303 ARIST., Met. 111 4, 1iD00a-b: Hay alguien que puede ser considerado como el que se expresa en forma
más coherente: éste es Empédocles; pero también él
puede ser objeto del mismo reproche. Así, supone que
un principio -el Odio- es causa de la destrucción,
pero este principio parece no menos que el generador
de todo excepto de lo Uno, porque todas las cosas p m
ceden de 61 salvo el dios... Pues si él no estuviera en
las cosas, todo seria Uno, según dice... Pero, tomando
el argumento desde su comienzo, es evidente esto:
de acuerdo con él el Odio no es más causa de la destrucción que del ser. Y, del mismo modo, la Amistad
no lo es s610 del ser, pues al obrar la reunión en lo
Uno, destruye todo lo deimás M.
.El dios- es el Esfero o lo Uno.
H. Cherniss observa qule también aquí encontramos una
interpretación equivocada de Aristóteles, sobre todo en 10
que se d e r e al Odio wxno causa del mundo, expresando
que esto, no obstante, de,ja de considerar el k h o de que
no 5610 el 'Odio' sino también el 'Amor' deben atar presentes para la formaci6n de un mundo orghico. (ACPP, pBgina 232). Sin embargo, el comentario aristotélico no nos
parece eseacialmente errado, a pesar de que coloca en un
mismo nivel planos distintos. En efecto, el Odio jusu
papel destructivo en lo qiie se reñere a las criaturas particulares pues busca su disolucih; por el contrario .crea
este mundo. (como se dice además en el t a t o núm. 302)
al establecer la pluralidad básica (es decir, las cuatro rdces)
que posibilita la formación de las diversas criaturas. Análogo
es el papel de la Amistadl: en un plano absoluto destruye
el mundo orghico retom&ndolo a lo Uno, pero en el ámbito
64
BMPÉDOCLES DE AGRICENTO
304 (31 B 18) PLUT.,De Is. et 6 s . 370D: Empédocles
llama Amor al principio benéfico y, muchas veces,
..Amistad. y, además, Armonía de grave semblante;
y ai principio maléfico, Odio funesto y Lucha sangrienta ".
305 (31 B 17) SIMPL.,
Fís. 25, 21: Por eso son seis
los principios según él. Y, en efecto, se da el caso en
que concede poder activo al Odio y a la Amistad cuando dice:
Y a confluyendo hasta ser Uno por causa de la Amistad,
ya, en cambio, conducido cada uno separado por el
[rencor del Odio,
o ya los dispone como elementos semejantes a los otros
cuatro, cuando dice:
...Y otra vez se separó hasta ser muchos desde Uno:
fuego, agua, tierra y la inmensa aftura del aire,
y el funesto Odio separado de ellos, igual en todo resCpecto,
y la Amistad entre ellos, semejante en largo y en an[cho .'
cósmico reúne entre sf a las raíces y de ese modo es la
causa de las existencias particulares.
66 La palabra entre comillas es la que, según DK, constituye
el fragmento. Traducimos Ph& o Philía por 4 r n i s t a d ~y no
por &norw para conservar el género femenino de1 griego (sin
embargo, con 4 m o n traducimos Phildtes, también femenino,
para marcar la diferencia con Philíe en este texto; en otros
textos en cambio ambas palabras son vertidas como 4mistadw).
Empédocles se vale también de nombres de dioses tradicionales
para designar a los dos principios: Afrodita o Cipris nombra
muchas veces a la Amistad (fragms. 17, 24; 71, 4; 73, 1, etc.)
y Ares probablemente al Odio en el fng. 128, 1.
Estos dos úitimos versos no se refieren a la ubicación
del Odio y la Amistad en la fase del Esfero. como han creído
algunos, sino a su propio comportamiento en cualquier mo-
171
306 ARIST., Met. 111 4, 1001a: [Otra cosa sostienen]
los que se dedican al estudio de la naturaleza, por
Empddocles, que transitando el camino más
dice que lo Uno es. Así, parece expresar que
la Amistad es lo Uno (en. todo caso, ella es la causa,
para todas las cosas, del hecho de ser Uno)".
307 ARIST., Met. XII 10, 1075b: También Empédocles
procede de modo extraña^, pues identifica al bien con
la Amistad; pero ésta es un principio tanto en el sentido de motor (pues produce la reunión) como en el de
materia (pues forma parte de la mezcla)".
mento del ciclo cósmico. Los calificativos aplicados al Odio y
a la Amistad tienen por objeto equipararlos a las cuatro raíces,
corno indica el dox6grafo. Quiz& con ello Empedocles quiera
indicar que, siendo las dos fuerzas coextensivas a las raices,
actúan sobre ellas (o e n * elhas) cubriendo todo su dmbito; sin
embargo, la interpreta15611 nos parece difícil de sostener. Por
otra parte, parece innegable qlue se aluda al carácter emrporalw
de la Amistad y del Odio, lo cual no debe sorprendemos: todo
aquello que, debido a su perfecci6n o superioridad fue representado como inmaterial o espiritual en estadios posteriores de
la historia del pensamiento, ta concebido por los p d t i c o s
como poseyendo una corporalidad de carácter sutil.
El penúltimo verso es de lectura y traducción complicada:
no nos parece necesario entender otdlrwton como si&cando .de iguai peso., cl'. G m , 11, pág. 154. En lugar
de hapdntei (trad. .en todo nspectow) los manuscritos (en
adelante abrev. MSS.) de Simplicio traen héknrton, lo que
indicaría que las cuatro riaices y el Odio son iguaies.
67 Véase nuestra nota 54, (al final) y el texto núm. 309.
Cuando Aristóteles interpreta a Emc4ddes desde una perspectiva monista, se ve Uevado a identificar al Esfero con la Amistad, lo cual sin duda no wncxmiaxía con su versión de é l como
mezcla. No creemos, en cambio, que aquf Mst6teleo identiíique
a lo Uno con la Amistad porque ella forme parte & la macla,
como se afirma en el texto riiguiente.
68 Como ya se adelant6. la Amistad, aunque obra según
Aristóteles fundamentalmente como causa motora, también pa-
172
LOS
FIL~sOFOSPRESOCRATICOS
d ) El principio de la manifestación cósmicabe.
308 (31 B 31) SUPL.,Fís. 1184, 2: Y cuando, nuevamente, el Odio comienza a predominar, se produce un
movimiento en el Esfero:
rece jugar en su sistema los papeles de causa final y material.
VCase nuestra nota 62.
Cf. la adecuada critica de CHERNISS,
ACPP, pág. 108, n. 444,
a Bumet y Ross, quienes creen que Aristóteles considera
a la Amistad como causa material por el hecho de que
Empédocles habla de ella en términos corporales en el
frag. 17, 20 (texto núm. 305).
Los textos siguientes ilustran la destrucción de la unidad
homogknea del Esfero obrada por el Odio, que equivale a la
separaci6n de las cuatro raíces. Ellas actúan como condición
de posibilidad del conjunto de la manifestación c6smica. pues
a partir de su combinación se constituye la totalidad de las
críaturas del mundo. Parece necesario que en el origen mismo
de este proceso cosmogónico, posterior a la quiebra del Esfero,
las cuatro raíces alcancen un alto grado de separación, de
modo de constituir el amarco oósmiwm adecuado (esto es, las
cuatro agxupadones de elementos bajo la forma de planos separados: el cielo ígneo, el cielo ahreo, el mar y la tierra) dentro del cual tendrá lugar la formación de las criaturas.
Ahora bien, lo anterior no aparenta estar de acuerdo
con la hipótesis de las dos cosmogonias inversas (ver Introduccidn), según la cual la máxima separación de los elementos en drculos concéntricos (o sea, la fase del dominio
total del Odio) se produciría no inmediatamente después
de la quiebra del Esfero sino al finalizar el hemiciclo del
Odio creciente, debido a que al comienzo de dicho hemiciclo el poder de la Amistad es muy grande y, el del Odio,
mínimo. Sste es uno de los motivos fundamentales por los
cuales F. Solmsen rechaza la versión del ciclo cósmico de
las dos cosmogonias: ....si los seres vivientes.. . deben surgir
en un período de Odio m i e n t e , el Odio tiene que haber
realizado una buena parte de su obra de antemano. Porque
tales sex'es necesitan tierra y mar para existir, los cuales
surgen tardíamente en la sepmci6n de los -m
membra
mundiw (pág. 122). Sin embargo, creemos nosotros que la
separaci6n de las raices (que simultáneamente constituye la
formación del marco cósmico, como lo muestra el texto
Todos los miembros del dios se agitaron unos tras
[otros m.
309 ARIST., De Gen. y Corr. 1 1, 315a: Tampoco queda claro si debemos colocar como principio de ellos,
,S decir del fuego, de la tierra y de sus análogos, a lo
uno o a lo múltiple. Pues en tanto se coloque como
materia aquello a partir de lo*cual se generan, por
transformación causada :por un movimiento, la tierra
y el fuego, entonces existe un único elementoT1.
310 (31 B 38) CLEM.,Strom. V 48: h4ás bien se entiende que sea el éter que abraza y estrecha a todas
las cosas, como dice Empédocles:
n h . 312) en este comienzo cosmogónico, no requiere ser
total, como en el caso de: la fase del dominío absoluto del
Odio que se producirá a l finalizar el hemiciclo. Por otra
parte, un .alto grado de separación. de los elementos obrado
por el Odio no estaría en contradicción con el predominante
nivel de dominio de la .Amistad propio de este momento
cósmico, porque ésta e j e r a d a su acción en la inmediata
constitución de las criaturas, antes que en el plano del marco
cósmico (esto es afirmado acertadamente. por Sama, pC
gina 120).
.Los miembros del diosm no designan, a nuestro juicio,
a las raíces (contra BIGNONE.
phg. 425). Simplemente la expresión sería un equivalente perifi.gstico de gel cuerpo del dios.,
a partir de una perspectiva poético-antropomórfica (a pesar de
su ataque al antr0pomorficm.o en el texto núm. 286). El movimiento producido por la inttrvención del Odio, que se hallaba
en los coníines, marca el comienzo de la cosmogonfa.
71 El origen de la cosmogonia es asimilado por Aristóteles
a la transformación de su propia materia prima en las realidades elementales, al actuar sobre ella las cualidades contrarias primarias.
Véase CBERNISS, ACPP, pág. 36, n. 135 y pág. 110, que
considera a la interpretación aristotéiica como un grueso
e m r basado en el deseo de emparentar a Empédocles con
el ~monismomaterialistaim de los müesios.
Pero vamos, te diré primeramente el origen del sol,
y de dónde llega a ser manifiesto todo lo que ahora
[vemos,
la tierra, el mar de olas agitadas, el aire húmedo
y el titán éter, que encierra todas las cosas en su
[ciclo ?
311 (31 A 30) Ps. PLUT.en Eus.,Pr. Ev. 1, 8, 10:
...Dice que el aire, separándose de la primera mezcla
de los elementos, se esparció en derredor. Y despuds
del aire disparó el fuego y, sin tener otro lugar libre
por arriba, corrió bajo la mole firme del aire ...
312 (31 A 49) AECIO,11 6, 3: Dice Empédocles que el
éter se separó en primer término, en segundo término
el fuego, después de él la tierra, y de ésta, fuertemente
comprimida por el impulso de la rotación [del cielo].
saltó el agua. De ésta se evaporó el aire. Y del dt&
nació el cielo, del fuego el sol, y de los otros se produjo la condensación de la superficie terrestre73.
n Empédocles, sin duda, iba a hablar del modo en que se
ha constituido el mundo tal cual es ahora, a partir de las
cuatro raíces (el rongen del sol., por ej., nos remite al fuego).
Sol, tierra, mar, etc. no designan pues a las raíces sino a los
cuerpos cósmicos aque ahora vemos. pero, al mismo tiempo,
constituyen grandes acumulaciones de las raices con poco grado
de mezcla aún. El aire húmedo es el aire mezclado con agua
cercano a la tierra, y el *titán éter, es el aire brillante, mezclado con fuego, más exterior. Sobre el éter ver nota 100.
Al ha1 del primer verso los MSS. de Clemente traen
hdlion mchén, aparentemente sin sentido. Tomamos la c e
rrecci6n de Stein, helfou archén (origen del sol), no recogida por DK.
73 El orden de separación y ubicaci6n de las raices puede
parecer extraño en lo que se refiere al aire y al fuego, pues
uno esperaría que el segundo se coloque por encima del priLa solución es entender que primen> se separó el éter
m-.
(como dice Aecio, no el aire como dice el Ps. Plutarco) que
es aire mezclado con fuego. Luego este éter se dividió en aire
e) U cuatro raíces.
313 (31 B 6) AECIO, 1 3, 20: El agrigentino Empédo
cles, hijo de Metón, dice que hay cuatro elementos
-fuego, aire, agua, tierra- y dos fuerzas originarias,
Amistad y Odio, una de las cuales es unificadora y ]a
otra divisiva. Y habla de: este modo:
Escucha, primero, las cuatro raíces 74 de todas las cosas:
y fuego. Los textos referidos al origen del cielo se hallan más
adelante (cap. iv, item ras); por el momento sólo intentamos
hacer una referencia general al proceso cosmog6nico originario.
74 Como puede verse. Empédocles utiliró la palabra +u&
mata (uraíces) para denominar al fuego, aire, tierra y agua,
y no el vocablo stoicheia (eelementos.). Sin embargo, estamos
habituados a que, ya desde la antigüedad, se hablara de dos
cuatro elementos de Empédocies~(y nosotros, a veces, también
nos expresamos así), a partir de la asimilación que hizo Aristóteles de los principios emyx:d&leos a su propio concepto físico
de stoichdon.
Si creemos a SIMPLICIO,
Fís. 7, 12, la palabra stoichlon
fue utilizada por primera vez por Platón (cf. Crdt. 224b,
Teet. Xlle y Pul. 278d), y ya parece comenzar a ser utilizada
con el significado ñIos6:fico general de .componente. de
cualquier cosa, acepción que será universalizada por ArIst6teles. Pero la palabra tiene origen en el léxico de los gramáticos, significando el componente de la palabra (o sea la
letra), y posiblemente fueran los atomistas, como sugiere
S w . Plato, The Statemtm, London, 1961, phg. 161, n. 1, los
que dieron lugar a que stoicheton trascendiera el significado
gramatical y se aplicara a los &tomos. No creemos que sea
ilícito hablar de los m ~ t r oelementos en Empédocles, a
condici6n de que no se los entienda en sentido aristotélico.
Para Arist6teles el elemento es el .constituyente primero de
cada cosa. (Met. V 3, 1014b15). producto de la conformación
de la materia prima por las cualidades elementales de lo
cáiido, fno, seco y hUlnedo (cálido y seco es el fuego,
cálido y húmedo el aire, fzía y seca la tierra, fría y M e d a
el agua), pudiendo transformarse un elemento en otro al
cambiar una de dichas cualidades. En su concepci6n. los
elementos desempeñan el papel de la causa material (en
grado penúitimo en el pdano del análisis, en grado último
Zeus brillante, Hera dadora de vida, Aidoneo
y Nestis, que con sus lágrimas hace brotar la fuente
[mortal a.
en el de la realidad). En definitiva, las raíces de Empédocles
exhibirían las siguientes diferencias respecto de los elementos aristotdlicos: a) ellas no se transforman unas en o t m
como 10s elementos (lo cual determina las criticas de Arist6teles a nuestro fii6sofo en Gen. y C o n . 11 6, 333a16 SS.);
b) las rafces son inmutables a lo largo del ciclo dsmico,
pero se generaron a partir del Esfero; c) las raices son algo
más que componentes materiales de las cosas, pues es difícil
que al integrar compuestos pierdan su dthos o modo de ser
propio.
'15 Desde la antigüedad hubo ciertas discordancias en identificar a cuál de las raices designa cada nombre divino. Lo
más probable, según creemos. es que Zeus designe al fuego,
Hera a la tierra, Aidoneo al aire y Nestis al agua (de esta
última, por lo menos, no cabe ninguna duda, visto su epfteto).
Como puede verse, los testimonios 313 y 314 discrepan en
cuanto a la interpretaci6n de los nombres de Heni y Aid*
neo: para Aecio se trata respectivamente del aire y la tierra,
para Hip6Lito (con el cual coinciden D ~ b c m~AIIECIO,VI11
76 y Esroseo, Ecl. 1 10, llb) es a Ia inversa. A pesar de que
a) como intentó demostrarlo DIBLS,DOX. Gr., pQ. 89, Aecio
podría parecer más fiable por remontarse a la tradición de
Teofrasto, y de que b) la mayoría de los autores modernos,
por ej. Zeller, Diels, Bignone, Millerd, Cuthrie, siguen la
interpretación de Aecio, nos inclinamos no sin ciertas dudas
a considerar a Hera como la tierra, sobre todo porque el
eplteto pherésbios aparece caüñcando a esta úitima en WesfoDO, Teog. 693, y en el Himno homdrico a Apio, 341. Respecto de Aidoneo, no obstante que el hecho de ser un dios
infernal podría inclinar a su identiiimi6n con la tierra,
el significado de su nombre (.invisible,) parece adecuadfsimo
para el aire. WTZ,
.Empedodea~, Sehehe ... Usener... obtat u , Bonn, 1891, intentó probar que Aidoneo representa al
fuego, pensando en la relaci6n de este elemento con lo
subterráneo a partir de los volcanes sicüianos; pero, a pesar
de que su sugerencia tuvo el apoyo de Burnet, no nos
resulta nada convincente.
m a Zeus a la ebullición y al éter, Hera dadora de
vi&
al aire, Aidoneo a l,a tierra, y Nestis y afuente
indican el semen y el agua.
314 (31 A 33) HIP~L.,
VI1 29: Zeus es e1 fuego; Hera
dadora de vida es la tienra, que es la que otorga los
fmtos que sirven para la vida; Aidoneo es el aire, pues
pesar de que vemos todo a través del aire, él es lo
único que no podemos oblservar; y Nestis es el agua:
pues s61o ella constituye el vehículo del alimento para
10s que se nutren, pero por sí misma no es capaz de
alimentarlos. Pues si pudiese alimentarlos, dice, entonces los animales nunca se encontrarían con hambre,
dado que el agua siempr~eabunda en el mundo. Por
eso llama Nestis al agua, porque siendo la causa del
alimento no posee el poder de alimentar a los seres.
,
...Oye, empero, el trayecto no engafioso de mi discurso.
Todos ellos son semejantes y de la misma edad,
pero cada uno es dueño de diferentes prerrogativas y
[posee su propio carácter,
y predominan por partes en el girar del tiempo=.
-
76
.Todos ellos, son las cmatro raíces: no se trata ni del
par de fuemas c6smicas, Amistad y Odio, ni tampoco del con-
junto de los seis principios (las r a f a y Las fu-).
Esto úitimo sostuvierw BIGNONE,
pág. 407 y JUGE~, Teologfa, n. 48 en pzig. 240, pem nos parece imposible, porque
no creemos que Empédocles pueda haber equiparado hasta
tal punto a fue17.8~ y dces y, por otra parte, el frag. 26
+ue parece prolongar el. sentido del presente pasaje (el
frag. 17, 29 es repetido en 26, -1
)
alude incontestablemente
a las raices. Como bien dice BIGNW, pág. 407, la coetaneidad y semejanza de las cuatro raices es afirmada contra los
jonios, que le asignaban ]preponderancia s61o a una, de la
cual procedian las demás. Cf. 11. XV 186 5s. donde Poseidh
expresa que Zeus, Hades y él participan del mismo honor
o premogativa (timd, en la cuarta iínea del texto): Esto
178
EMPBDOCLES
LOS FIL~SOFOSPRESOC~TICOS
316 (31 B 21) SIMPL,
Fis. 159, 13: Y además, re&
riendo otras cosas, agrega [la mención de] el carácter
propio de cada uno de los nombrados, designanb
asob al fuego, uresplandors y *cielo, al aire, alluvia.
y amar, al agua. Se expresa de este modo:
Y vamos, observa estos testimonios para los anteriores
[discursos,
por si hubiera en lo precedente alguna carencia en
[cuanto a su forman,
observa el sol brillante a fa vista y totalmente cdlido,
y a cuantos seres inmortalesn están empapados de
[calor y resplandor radiante,
y a la lluvia, sombría y glacial por encima de todo;
y de la tierra surgen cosas firmes y sdlidas.
En el Rencor todos tienen aspecto distinto y se hallan
[escindidos,
pero en la Amistad marchan juntos y se desean mutua[mente ".
De ellos procede, pues, todo lo que fue, es y será,
fue señalado por CoRNPoRo, FRtoP., pág. M; pero en Empédocles, como bien añade V ~ l r s m , ~Equalityand justice in
early Greek cosmologies., CP 42 (1947), 159, n. 29, la igualdad
es más completa que en la Zf. pues alli (w. 165 SS.) Zeus
dice ser superior en fuerza y primero en nacimiento.
n Interpretamos que se trata de la forma de los discursos,
no de la de los elementos @K y Bignone).
m h s aseres inmortales. son sin duda los astros, aunque
se trata de una concesión a la tradición religiosa y popular,
porque en rigor los astros no son inmortales para Empédocles.
79 GGUIIüLIE, 11, pAg. 17, n. 3, cree que la expresión ase desean
mutuamente. debe recordarnos que los elementos no son inanimados. Pero ocurre que los elementos se desean porque en
ellos actúa la Amistad: precisamente porque la Amistad y el
Odio estan presentes por doquier, compenetrándose con las
cosas, encontramos en Empédocles una suerte de animismo
universal o, mejor, no se encuentra aún trazada la frontera
entre lo animado y lo inanimado. Ver también nuestra nota 62.
DE ACRICENTO
179
brotaron los árboles, los lzombres y las mujeres,
10s fieras, los pájaros y los peces que se nutren en el
~.
[agua,
y también los dioses de larga vidam, superiores en
[dignidad.
Son ellos, pues, los mismos, pero corriendo uno a tra[vés de otro
se vuelven de apariencia diversa: hasta tal punto se
l:rransmutan por la mezcla ".
317 (31 B 26) SIMPL.,
Fís. 33, 18: Y , un poco más
adelante, dice:
y predominan" por partes en el girar del ciclo,
y
se consumen unos en otros y se acrecientan en la
[parte! que les crsigna el destinoa.
m Se trata de los dioses tradicionales de la religión, que
de .siempre existentes~como en Homero, pasan a ser en Em-
pédocles solamente *de larga vida.. A h ellos constituyen una
combinaci6n de los elementos, por lo tanto m e r a .
81 Compárense estos dos últimos versos w n las líneas 34-35
del frag. 17 y con la 3.a del f'rag. 26. Los elementos aparentun
transformarse en diversas cocas al combinarse entre si, pero
en realidad no experimentan mutaciones que hoy podríamos
llamar acualitativas. y subsisten como tales a lo largo del ciclo
cósmico (no en el Esfero).
El sujeto está constituido por las elementos, lo mismo
que en el frag. 17, 29 del alal esta linea es reiteraci6n. Es
imposible que se este hablando del Odio y de la Amistad (como
quiere MUNDING, azur w s f i u h n i n g des Empedokle.., Hermes
(1954), 140).
a A pesar de ser inmutable, un elemento puede *consumirse* en otro al entrar a fomiar parte de una combinación (por
ejemplo, el agua al entrar a formar parte de una combinación
con el aire: se constituye aito~ncesuna masa de *aire húmedo.
en la cual el agua desaparece: en apariencia). Además, un elemento ucrece., es decir. parece aumentar su propio volumen,
al separarse de una combinación en la cual, al no preponderar,
se hallaba oculto (por ej., en. el caso de la Ilwia); entonces,
W~PÉDOCLES DE AGRIGENTO
Son ellos, pues. los mismos, pero corriendo uno a través
[de otro
se vuelven hombres y diversas razas de fieras
ya confluyendo en un único orden por causa de &
[Amistad
ya, en cambio, conducido cada uno separado por el
[rencor del Odio,
hasta que creciendo juntamente queden totalmente sub[sumidos y se vuelvan Uno m.
Así, en tanto se habituaron a constituirse en Uno desde
[muchos 6
el elemento en cuestión es .conducido separado por el rencor
del Odio* (verso 6).
m b l e m e n t e estos aumentos y disminuciones tengan
que ver con las estaciones: cf. el texto núm. 374 (que habla
del predominio del fuego en verano, etc.) y GILB~RT,Die
metwrologkchm Theorim des griechischen Altertums, Leipzig, 19U7, pág. 257, nota. No nos parecen s6lidas las razones
que BIGNONZ,
pág. 534, opone a esta alusión a las estaciones,
lo que es -ente
compatible incluso con su propia
explicad6n del fragmento. El .girar del cidos puede aludir
simultáneamente al curso anual y al ciclo oósmico; no es
extraño, por otra parte, que en las tradiciones arcaicas se
condden al primen, como un reflejo del segundo.
a Es dificil la intupretación de este verso, pero creemos
que indica que la separaci6n de las raíces dura hasta que, tras
cmxr juntamate (symph$nra; o sea, tras marchar progresivamente hacia su conjunción) Ueguen a ser una sola cosa (el
B s f a ~ ) ,perdiendo su misma identidad al quedar totalmente
subsumidas en éi (td pdn hyphrwthe, td pdn con significado
adverbial).
Adecuadamente MUNDING, Hennes (1954), 142, remite este
verso al testimonio de Fil6pono de Gen. y Con. 19, 6 9 (ver
nuestro texto núm. 28).
8s
El significado de los próximos versos (muy discutido por
cierto) nos parece el siguiente: las cuatro raíces devienen porque nacen al quebrarse lo Uno y m u a a i al reducirse en lo
Uno, respectivamente al comenzar y finalizar el ciclo A s t a es.
por otra parte, la lectura obvia. aunque el prejuicio de la eter-
181
y corno, a su vez, al sepairarse lo Uno se realizan los
[muchos,
de este modo estdn sujeto:^ al nacimiento y su vida no
[es estable;
pero en tanto que ellos nunca cesan de cambiar ininte[rrumpidamente,
así, siempre son, inmutables a lo largo del ciclo&.
318 (31 A 28) ARIST.,Met. 1 3, 984a: Empédocles
supone cuatro [elementos], agregando a la tierra como
e] cuarto despuds de los tres mencionados. Y afirma
que ellos siempre permanecen y no devienen, salvo en
mayor o menor cantidad, unikndose y separándose
en lo Uno a partir de lo 'Unon.
-
nidad de los elementos se opuso a ella-; ahora bien, puesto
que las raíces vuelven a a p m m en -da ciclo, puede decirse
-en tanto que siempre surgen como siendo las mismas- que
son inmutables y eternas. En la antepe-núitima línea (esto es
especialmente significativo pala nuestra interpretación) Empédocles le niega a la vida de los elementos uno de los rasgos
del ser de Parmknides (cf. dmpedon, .estable. m Pu., frag. 8,
30. Véanse los w. 9-13 del fnig. 17, que reiteran estas líneas).
86 okfnetoi aparece en masculino cuando uno esperaría un
neutro; la mejor explicación es que los elementos son pensados
por Empédocles como diosa;. Tomamos el verbo ser como
existencia1 y no como copulativo, por lo cual agregamos una
coma en la traduccih; de estle modo se mantiene, como señala
GUTHRIE, 11, phg. 154, nota, el contraste post-parmenfdeo entre
devenir y ser (gfgnontai... hsin). SI~YPLICI~,
Ffs. 1124, 24, d e r e
la akinesío a la eterna identidad del cambio; en reddad, los
elementos son okfnetoi (que traducimos por ainmutablesm, no
*inmóviles.) debido precisamente a ello: ver nota anterior.
Respecto de la interpretación que darla Arist6teles a esta palabra, ver nota 104.
m Este pasaje es clarificaido por las tres interpretaciones
sustitutivas que aporta Alejmidro (ver texto siguiente). La segunda interpretación debe ser rechazada, a nuestro juicio, porque no alude a la alternancia mayor entre el Esfero y lo dtiple -la que evidmteinente tiene en vista Aristbteles- sino al
proceso físico que mencionamos antes en la nota 83. En cuanto
182
LOS FILÓSOFOS
PRESOCR~TICOS
319 h.,
Met. 27, 15: ¿En qué sentido dice aen
mayor o menor cantidad»? Porque la mezcla de eiios
y su reunión en lo Uno producida por la Amistad traen
consigo el cambio hacia lo menos y la Unidad, en tanto
que la división producida por el Odio y la separación
de eiios a partir de lo Uno crea la multiplicidad. Y añade que a ellos les es posible, en este cambio, conservar
su propia naturaleza. O acaso no diga esto respecto
de la unión y separación producidas por el Odio y la
Amistad, sino con respecto a la generación y destrucción aparente de los elementos. Pues cada uno parece
generarse cuando una cantidad de ellos se combina:
en efecto, cuando en una mezcla es mayor la parte de
fuego, parece producirse la generación del fuego y,
cuando es menor, su destrucción. O quizás, aún, lo que
se dice es que ellos no devienen, y que la mayor o
menor cantidad de seres [creados] se produce a partir
de la división de eiios.
320 (31 A 40) ARIST., De Gen. y Corr. 11 6, 333b:
Y sin embargo no es el Odio sino la Amistad la que
separa los elementos, que son por naturaleza anteriores
al dios, y también ellos dioses M.
a la tercera, es también descartable pues, como dice R o s ,
Arist., Metaph., ptig. 131, aparece tomar plkthei kuí oligdteti en
un modo imposible*, además del hecho de que tambitn se le
aplica a ella la misma objeción que a la segunda. Resta pues
la primera interpretación: se trataria de un devenir cuantitativo de uno (el Esfem) a cuatro (o quizás a un número indeterminado, si consideramos a los múltiples seres que se constituyen a partir de los elementos), que tendría por sujeto a la
misma d i d a d en su conjunto antes que a los elementos particulares. Contra esta versión J. Bollack replica que aoligdtes
(.menos.) jamás ha significado uno* (pág. M, n. 1); fuera de
contexto elio es cierto, pero en la expresión #en mayor o menor
cantidad*, -menor* señala una dirección del cambio cuantitativo opuesta a la de la pluralidad, esto es, hacia la unidad.
Aristóteles retoma la objeción que habla hecho a Empédocles en Met. 1 4. 985a21 y SS., que inversamente a su papel
BMP~DOCLES DE ACRICENTO
183
321 (31 A 35) ABCIO, 111 7, 6: Empédocles decía que
10s lugares de los elementos no son siempre estables
ni definidos, sino que toldos ellos se intercambian mutuamente ".
322 (31 A 37) ARIST.,Met. 1 4, 985a: Y además fue
el primero en decir que los llamados elementos, de
especie material, son cuatro. Pero no se vale de los
cuatro, sino que hace colmo si se tratara de dos solos
- e l fuego en sí mismo :y, por otro lado, sus opuestos
como formando una naturaleza Única: tierra, aire y
agua. Tal cosa se comprenderá si se observan sus palabras m.
323 (24 A 3) Isbc~.,Atttíd., 268: [No te extravíes en]
los discursos de los antiguos sofistas, uno de los cuales
dijo que la cantidad de los seres es infinita, Empédocles que son cuatro y que en ellos se encuentran el
Odio y la Amistad, Ion que no son más de tres, y
Alcmeón que sólo son dos gl.
propio, la Amistad a veces separa los elementos (los separa
de los cuerpos en que se hallaban combinados para retornar
al esfero) y el Odio los une (ver nota al texto núm. 341). El
.dios* es el Esfero, y la concepción aristotélica de &te como
una mezcla lo lleva a afinmar que los elementosdioses son
anteriores a él.
m Aristóteles contrasta de este modo a Empédocles con su
teoría según la cual los elementos poseen lugares naturales.
m En algunos pasajes del1 propio Empédocles se observa, en
efecto, un papel activo del fuego respecto de las demhs raíces:
aparece, por ejemplo, en ell frag. 26 empujando hacia amba
a los seres vivientes.
91 Este testimonio (incluido por DK en el capitulo wrrespondiente a Alcmeón de Cmtona) es especialmente interesante
dada su antigüedad, y se trataría de la primera alusión a las
cuatro raíces de Empédocles dentro de los textos que conservamos. Es de destacar el hecho de que Isócrates habla de cuatro .seres. (dnta), lo que nas vuelve a prevenir contra la interpretación de las raíces en ttnninos de aelementos.. En fin,
BMPÉWCLES
DE AGRIGENTO
185
f ) Carácter aparente del nacimiento y de la muerte. Negacidn del vado.
mas no se producen a partir de una alteración cuaii-tiva, sino de una reunic6n cuantitativa".
324 (31 B 8) AECIO,1 30, 1: Dice Empédocles" que
no existe nacimiento de nada. sino mezcla y división
de los elementos. En efecto, en el primer libro de la
Física escribe esto:
326 (31 B 13) Ps. ARIST.,M. J . G. 2, 976b: Y cuando
[las sustancias] se reúnen en una Única forma para
constituir un Único todo, dice que:
Y te dire otra c o s a no existe nacimientog3de ninguno
[de los
seres mortales, ni tampoco un fin en la funesta muerte,
sino que solamente la mezcla y el intercambio de lo
[mezclado
existen, y esto es llamado nacimiento por los hombres.
325 (31 A 44) AECIO,1 24, 2: Empédocles, Anaxágc
ras, Demócrito, Epicuro y todos cuantos construyen
el mundo por una reunión de finas partículas corporales, admiten combinaciones y separaciones, pero no
legítimas generaciones y destrucciones. Pues estas últiquizá nos hallemos ante la única referencia a Empédocles independiente de la tradicibn platónica y aristotélica.
5~ En este fragmento (y ademas en los números 9, 11 y 12)
nos encontramos ante una nitida influencia pamenídea. Los
elementos son inmutables como el ser de Parmdnides (akfnetoi,
frag. 17, 13 y 26. 12; cf. PARU.,frag. 8, 26), no generados (agéneta
en el frag. 7; cf. PARM.,
8, 3), .siempre los mismos~(&n homoia
en 17, 35; cf. pr9n hornoton en Parm. 8, 22) y, por lo mismo,
inmortales, en el contexto cósmico. Nada puede entonces llegar
a ser o dejar de ser, y muerte y nacimiento son solamente
palabras que designan la disociación de las criaturas en los
elementos o su combinación a partir de ellos. Véase sin embargo el frag. 9 donde Empédocles admite seguir utilizando
a veces dichas palabras dejándose llevar por la costumbre.
93 Traducimos por .nacimiento* la palabra pwsis; ver nuestra nota 34. Lavew,~,aTbe meaning of pwsis in the Gmek physiologers~,PR (1909), 371, entiende, inconvincentemente, la palabra en este fragmento como significando la naturaleza permanente, lo que lo obliga a leer en el verso segundo que la muerte
no tiene fin.
No hay nada en el Todo que sea vacío o lleno 95.
327 (31 B 14) Ps. ARIST.,M. J . G. 2, 976b: Y del
mismo modo dice Empéclocles que las cosas siempre
están en movimiento, combinándose perpetuamente, y
que nada existe de vacío; se expresa así:
y, de2 todo, nada hay vacío: ¿de dónde, pues, podría
[provenirle algo más?
g ) Composición de las criaturas.
Del mismo modo, aq~e1l~u.s
cosas que son más aptas
[para la mezcla
se aman entre sí, habiéndose vuelto semejantes por
[obra de Afrodita*.
M
Más allá de lo apropiado que es este testimonio en lo
que se reñere a la generaci6n y destrucción en Empédocles,
notamos una asimilación indebida de su íiiosofia al atomismo:
ver nota al texto núm. 341.
ñ En el texto núm. 327 el contexto del Ps. Aristóteles muestra que la negación del vacío se refiere, en ese caso, al Esfero.
Pero dicha negación (que comtituye otro postulado parmenídeo,
porque el vado equivaldría ril neser) vale para cualquier instancia del ciclo cósmico, como lo muestra el texto siguiente.
96 Para que cosas diversa!; puedan participar de una misma
mezcla, deben ser en algrin grado saunadas., hornogeneizadas
o vueltas semejantes (en el texto homoiothhtta) por Afrodita
o la Amistad. Se trata del rniismo poder que en otro momento
del ciclo cósmico edific6 la unidad absoluta del Esfero, pero
que en el mundo no puede lograr más que una mezcla armó-
E W ~ ! D ~ ~ L E SDE ACRICENTO
329 (31 B 23) SIMPL.,
Fís. 159, 27: Y también, pone
un claro ejemplo de la producción de los diferentes
seres a partir de ellos:
Y como cuando los pintores decoran las ofrendas reliCgiosas
-hombres bien diestros en su arte por la comprensión
[que poseenellos, tomando pinturas multicolores en sus manos
y mezclándolas con armonía, con un poco más de unas
[ y menos de otras,
ejecutan con ellas figuras que se asemejan a todas las
creando árboles, hombres y mujeres,
[cosas,
fieras, aves y peces que se nutren en el agua,
y también dioses de larga vida, superiores en digni[dad m.
330 (31 A 34) GAL.,
in Hipp. nat. hom. XV 32: Creía
Empédocles que la naturaleza de los cuerpos compuestos procede de los cuatro elementos inmutables, estando los elementos primarios de tal modo mezclados
entre sí, tal como si alguien, después de desmenuzarlos
por completo y hacerlos polvo, mezclara herrumbre,
pirita de cobre, calamina y tierra vitriólica, de modo
de que no pueda manipular ninguno de ellos por separado.
nica donde sus componentes no pierden la identidad, debido
a la pluralidad básica instaurada por el Odio.
m Empédocles compara la composici6n de un cuadro a partir de las pinturas con la constituci6n de las criaturas a partir
de los elementos. Con toda probabilidad tiene en cuenta que
los colores básicos que usaban los pintores en su época eran
cuatro (cf. Ps. A R I ~ De, Mundo 3%b12). Aecio, ademhs,
refiere ( 1 15, 3 = 31A93) que Empédocles equiparaba los colores
a los elementos: blanco, negro, rojo y amarillo.
331 (31 A 43)
ARIST.,
187
De Gen. y Corr. 11 7 , 334a:
¿cuál será el modo [de constitución de las cosas a
partir de los elementos] según aquellos que opinan
como Empédocles? Pues será necesario que la unión
se produzca tal como en una pared de ladrillos y piedras. Y ésta será una mezcla de elementos que se conservan tal como son y que se hallan yuxtapuestos en
partículas unos junto a otros. De este modo"
ocurre con la carne y con cada una de las otras cosas M.
332 (31 B 96) ARIST., Del Alma 1 5, 410a: No es de
cualquier manera como cada una de estas cosas posee
a los elementos, sino en una determinada proporción
y composición, tal como dice EmpCdocles del hueso:
Y la amable tierra, en los crisoles de su amplio pecho,
obtuvo dos octavas partes del fulgor de Nestis,
y cuatro de Hefesto. Y nacieron los blancos huesos ...g9.
98 Cuesta saber como concebía nuestra til6sofo el modo en
que se obraba la mezcla propia de las criaturas del mundo. La
inmutabilidad de los elementos exigiría que se trate de una
combinación
en la cual tsta~s subsistan como tales. lo cual
llevaría a suponer una yuxtaposición de pequeñas particdas.
Tal intemretación la hallmos en los dos textos anteriores,
sobre toio en la imagen aristotéiica del anuro de ladrillos*.
Ahora bien. la versi6n de Arisitóteles es especialmente peligrosa,
asimilar indebi.damente a Empédocles a los atoporque
mistas.
CHERNISS,
ACPP, n. 139, págs. 1W1, habla de la tendencia
de Arist6teles a tratar a IEmpédocles como un atomista inconsciente y a suponer como objetos individuales a los fragmentos de una raíz, dirección que es Ilevada a su Ultimo
grado en la afirmación de AECIO, 1 31, 1 = 31A43: ~ E m p é d e
cles dice que hay partículas diminutas homwm~ricasanteriores a los elementos, c:omo si se tratara de elementos
anteriores a los elementos,.
-
99 No es descartable que IEmpédocles haya determinado con
cierta claridad matemktica la proporcibn de las raíces o fbrmula
propia de la mezcla de una cierta cantidad de sustancias (como
aquí se utiliza para los hues,os la f6rmula de agua 218, fuego
188
LOS FIL6SOFOS
PRESOCRATICOS
333 (31 B 98) SIMPL.,
Fís. 32, 3: Y por cierto diesto a menudo, también en los versos siguientes:
Y la tierra se encontró con ellos en proporciones casi
C iguales,
con Hefesto, con la lluvia y con el éter resplande
[ciente m,
tras amarrar en los puertos terminales de Cipris,
ya en proporción un poco mayor o menor que el máxi-
Cmo.
Y de ellos nació la sangre y otras formas de carne.
h) La estructura del ciclo cósmico 101.
334 (31 B 17) S ~ P L Fís.
. , 157, 25:
418, tierra 2/8; y en el texto siguiente se dice que la sangre
posee partes de los cuatro elementos en modo proporcionado).
Observa MINAR,
pág. 140, n. 1, que re1 fr. 98 muestra que,
aunque él pensaba que había una ratio en cada caso, no le
asigna gran importancia a establecerla con precisión matemática~.De este modo Minar, acertadamente, busca m b h k c la
cuestión de la innuencia pitagórica que, según algunos autores,
explicaría la presencia de dichas proporciones matemáticas en
Empedocles. Pero aun en el caso de que él pensara en un
número considerablemente alto de fórmulas claramente establecidas, aun asf, creemos, la hipótesis de la iniluencia pitagórica
sigue siendo gratuita.
la AithCr (.&ter.), antes que se impusiera la doctrina de
los cinco elementos, designaba al aire mezclado con fuego,
brillante, de la atmósfera exterior; nombra, por lo tanto, fundamentalmente a la raíz aire, pero por su carácter ígneo puede
oponerse (quizá como fuego) al aire inferior de la atmósfera.
Ver notas 72 y 73.
Asf aparece aithér en el frag. 100 distinguido de d r (aire)
y en el frag. 38 el .titán éter. es mencionado diferenciado
del .aire húmedo., por lo cual puede pensarse que, por ser
ígneo, podría en ocasiones designar al fuego. Pero el uso
más frecuente de aithdr es el que lo hace significar .aire.,
como en el presente fragmento (aquí es opuesto a Hefesto,
nombre simb6lico del fuego) y en los frags. 71 y 109.
101 Presentamos en este ítem testimonios a partir de los
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
189
~ ~ b esl la
e generación de los seres, doble su desapari[cidn;
pues una generación es pirocreada y hecha perecer por
[la coizcurrencia de todas las cosas
y otra es criada y se voilatiliza a su vez al separarse
[twas... ".
-
cuales puede reconstruirse el ciclo cósmico de acuerdo con SU
.alternancia menor.. es decir según la hip6tesis de que el
de la pluralidad se presenta en dos hemiciclos de d o
inverso: la cosmogonia del Odio creciente -que va desde el
Esfero hasta el dominio total del Odio- y la de la Amistad
- q u e se prolonga desde la fase recién mencionada
hasta la nconstrucción del IEsfero. Ver Zntroduccidn.
im Quizá éstos sean los versos que. entre toda la obra conservada de Empbdocles, más discusiones suscitaron en lo que
respecta a su lectura e inteirpretación, sobre todo en lo referido a la cuestión de si ellos contienen una alusión a la .doble
cosmogonfa.. Nosotros creemos que si, e interpretarnos que
dicen lo siguiente: línea 2: se produce Ia generación de un
universo de seres al unirse llas raíces separadas y se destruye
al volverse dicha unión total. bajo el Esfero; Ifnea 3: al separarse las raíces a partir del EJsfero se genera un nuevo universo
que a su vez perece al volveise dicha separación totaI (dominio
absoluto del Odio). Debemos entender ageneracibn. en nuestra
traducción con significado verbal y no como d e s i m d o al
conjunto de seres.
En la segunda lhea *:una generaci6n. es traditcci6n de
ten mdn ( d a una.), y la iiacemos sujeto de un verbo pasivo,
pero en el g r i w es obji:to díI.ecto de ala concu~'enciade
todas las cosas.. Los pmblemas fundamentaies que se presentan son los siguientes: a) si t t n mbi debe ser tomado
como acusativo externo, o interno, y b) si los antecedentes
de ten mén y M dC (ala, una... la otra,) son soiamente la
genei-abón (Bumet), respstivamente la genCIICi6n y la desaparición (Hpágs. 3@31), o un pat & gene~aci6n
y destNCCi6n para ambos (Gvrsima, pág. 153 n.; S-,
One aná Many, pág. 155). En ambas cuestiones, elegimos
la posibilidad nombrada tm último témino. O sea, una gma
ración y destrucción se p:roducecomo CO-cia
del Esfa
ro, y lo mismo tiene lugar debido a que el Odio alcanzará
su dominio absoluto. En la tercera línea tomamos la l&6n
de threphthka (es criacb) de DK, aportada por Panzerbie
EMPÉDOCLES DE
335 ( 3 1 A 42) ARIST., De Gen: y Corr. 11 6, 334a:
Y dice asimismo que el mundo se encuentra de la
misma manera ahora, en el .penodo del Odio, como
antes en el período de la Amistad. ¿Y cuál es, por
consiguiente el primer rnotor y la causa del movimiento? No ciertamente la Amistad o el Odio, que s610 son
causas de un determinado tipo de movimiento la.
336 S m . ,Del Cielo 587, 24: Empédocles dice alli
'en el período de la Amistad' no en el sentido de que
la Amistad éjerza ya su dominio sino de que se halla
en vías de dominar.
337 (31 A 38) ARIST., Fís. VI11 1, 252a: Empddocles
parece decir que la acción de dominar y de imprimir
ter, en vez del thryphthdisa (res quebrada, disueltas) de los
MSS. Sin tal co~~ección
quedaria oscura la doble cosmogoda, pero es requerida por el propio contexto, pues de lo
contrario no haliaríamos en este verso el contraste existente
en los dos anteriores. Esta lección fue aceptada w n pocas
excepciones ( W u o w n z , Hfiuamt, pAg. 31, y antes M N AR~nr,P A ~ . 25).
m Los dos estados del mundo aluden a los universos nacidos y destruidos del texto núm. 334. La expresidn epf tés phifias
(O tks phndtetos) - e n el período de la Amistad- es clarificada
por Simplicio en el texto siguiente a éste: nombra al período
que va desde el reino total del Odio hasta el Esfero (o sea,
la fase de la Amistad creciente), y así debe entenderse en los
textos núms. 344, 384 y en Gen. Animai. 722b. W ( Z M , página 783, n. 20). sin embargo, interpreta la expresi6n como .en
el Esfero~,siendo esta perspectiva seguida por algunos eruditos.
Ello es enteramente rechazable, no porque epi tPs philias no
pueda eventualmente significar eso (ver nuestra nota 58) sino
pokque el Esfero no tiene ninguna semejanza con el mundo
actual. Es devante la clara referencia de Anstdteles a que
el mundo uctuaf se ubica en la etapa del Odio creciente; por
ello algunos testimonios aluden a la etapa de la Amistad creciente utilizando adverbios de tiempo pasado. Debe consultarse
el minucioso an4lisis que hace O ' B m , págs. 172 y SS. de este
pasaje.
AGRIGENTO
191
movimiento que por turnos ejercen la Amistad y el
odio
residen en las cosas por Necesidad, así como el
reposo en el tiempo intermedio.
-
338 ARIST., Fís. VI11 1, 250b: O, como dice Empédocles, el movimiento y el1 reposo se dan por turnos,
el movimiento cuando la Amistad crea lo Uno de lo
múltiple y cuando el Odio crea la múltiple de lo Uno,
y el reposo en los tiempos intermedios lW.
iw La única fase del ciclo en la cual todo tipo de movimiento está ausente es la del Esfero (cf. texto núm. 285); en
la fase contrapuesta del dominio total del Odio no existe reposo
(ver nota 106). Ahora bien, Aristóteles aquí asigna reposo a los
momentos intermedios (en el texto núm. 337 habida en shguiar de .tiempo intermedios por estar pensando en cada ciclo,
mientras que en el 338 tendría en consideraci6n la serie de los
ciclos, cf. M-,
pág. 54, n. 1) entre el periodo de la Amistad
=reciente y el del Odio creciente; pero lo aintermediario~entre
10s dos periodos transicionales no es solamente el Esfem, sino
el momento en el que el Odio reina absolutamente. Nos resulta
dificil, pues, interpretar que Aristóteles s610 se refiere como
.tiempo intermedios a una sola de las fronteras que separan
dichos períodos (o sea, el Esfero) con exclusidn de la otra.
Es decir, creemos que Aristbteles le asigna reposo también
a la fase del Odio total, con lo cual distorsiona un aspecto
importante del sistema de Ernpédodes.
O'BJUEN, págs. 7 y SS., considera que es imposible que
Aristóteles interprete erróioeamente a Empédocles en este
punto, porque en varios dle sus pasajes (ver texto6 niíme
ros 344 y 384) demuestra tener c l m conciencia de que bajo
el Odio total la realidad ste haliaba en movimiento. Por lo
tanto. este autor sostiene (que el atiempo intermedio* alude
s61o a l EsEero, cosa que ya antes sostuviera VON Amm,
pigs. 17-18. Sin embargo, no es de extrafiar que A~ist6teles
sea inconsecuente consigo mismo y que en los presentes
pasajes no haya tenido en cuenta que hay movimiento bajo
el dominio absoluto del Odio, quizá -como sugiere Ortmnss,
ACPP, p4g. 175. n. 130- pcw haber aplicado su propia teoría
de que entre movimientos contraxios debe existir el nposo.
Al finalizar el texto núm. 338 Aristdteles cita 106 vemos M 2
del frag. 26 (iguales a los 913 del fmg. 17) con el prop6sito
de justiíicar su observaci61n. Como Arist6teles está hablando
B~~~P~DOCL
DEE SAGRIGENTO
339 ARIST., Fis. VI11 1. 252a: Pero el hecho de que
[el accionar de la Amistad y el Odio] también ocurra
a través de iguales intervalos de tiempo requiere u
explicación Ia5.
de la .inmovilidad., es ldgico suponer que aquellas palabras
de Empédocles que él quiere utilizar a modo de ilustracih,
son las de la última &ea (v. 12. Cf. texto núm. 317 y nota):
oWnetoi kotd Mklon, para lo cual interpretaría akfnetoi
como significando .inmóviles. (SIMPLICIO,
FLs. 1123, 5, cree
que Aristóteles le dio a la palabra tal significado), cuando
en rigor debe ser .inmutables., suponiendo que los elementos están en reposo durante los dos tiempos intermediarios.
O'Brien dedica varias paginas (252-261) para demostrar que
esta suposición de que Aristóteles malinterpretó la palabm
akfnetoi es errónea, pues él en d i d a d shabxía visto en
estas líneas la alternancia de reposo y movimiento subyadendo a la alternación de la unidad y la pluralidad. (paginas 253-254); pero sus argumentos no nos terminan de convencer.
Si se lee el pasaje aristotélico desde un poco antes
(252aZ) se descubrirán ciertos indicios que llevan a suponer
que los periodos de tiempo que se están equiparando son los
que corresponden a los hemiciclos de la Amistad d e n t e y del
Odio creciente y no. como quiere O'BRIBN,p8gs. 59 y SS., a la
alternancia de -so
(= Esfero) y movimiento. Pues Anstóteles
habla inmediatamente antes de la Amistad como .algo que
reúne a los hombres., lo que mal W a corresponder a la
acci6n de ella en el Esfero. Además. c m la interpretación
que elegimos, quedaríamos liberados de suponer que Empédocles asignó al Esfero una detenninada duración, porque -aunque es difíd saber qué concepción del tiempo tuvconstituyendo el Esfero una fase acósmica cuesta creer que se lo pueda
instalar en el tiempo. Por eso mismo hemos hablado repetidas
veces de los pedodos del Odio y de la Amistad crecientes como
.herniados.,
dejando entrever así la posibilidad de que el
Esfero no pertenezca rigurosamente al ciclo (temporal) cósmico.
Ver nota 46; la objeción de Bollack a O'Briai a que alli aludimos es ia siguiente: .Si el tiempo resulta en el devenir discontinuo, de los movimientos reguiares que se añrman contra el
desorden y se organizan en la rotación de los astros, cámo
aplicar este mismo concepto a la inmovilidad perfecta de la
esfera.. Tambih Gmmtm, 11, p8g. 178, asigna un período de
i) El dominio total del! Odio.
340 (31 B 27) PLUT.,De fac. in orbe ¿un. 926D: Fíjate
que no ocurra que fiiosofarido supongas una disolución
del mundo y que le impongas a las cosas el Odio de
~m$docles y, más aún, que agites sobre la naturaleza
a los antiguos Titanes y Gigantes. y que tengas anhelo
de ver aquel mitico, terrible yverróneo estado de desorden cósmico, [colocando] todo lo que es pesado sep r a d o de lo que es liviano:
allí ni se distingue la brillante figura del sol
ni el frondoso gknero terrestre, ni el mar,
como dice Empédocles; la tierra no participaba del
caior, ni el agua del soplo [del aire], ni nada pesado
había arriba ni nada livian~oabajo. En cambio, los principios de todas las cosas se hallaban sin mezclarse,
sin amarse y solitarios, sin admitir entre sí combinación o comunicación. sinlo huyendo [unos de otros]
y evitándose y trasladándose con sus propios obstinados
movimientos... hasta que providencialmente lleg6 la
amabilidad a la naturaleza, cuando allí arribó la Amistad -o Afrodita o Eras.- como dicen Empédocles,
Paménides y Hesfodo m.
tiempo al Esfero, considerando que dura 113 del ciclo, e1 mismo
tdrmino que poseen respectivamente cada uno de los períodos
transicionales, siendo instantánea la fase del Odio total.
106 Plutarco caracteriza en forma nítida y dramática el estado de la realidad bajo la fase del dominio total del Odio,
momento polar del dclo y antípoda del Esfero. La existencia
de este estadio acósmico del ciclo no ofrece ningSin m a m
de duda razonable (es la msecuenda lógica de varias expm
siones de Empédocles, especialmente del h g . 171, pero no sabemos si él mismo dedi& versos para describirlo. Este testimonio
de Plutarco es, entonces, tanto más importante, y permitiría
inferir que allí los elementos se hallaban separados entre sf
quizás en circulos concdntricos (pues .ni nada pesado habfa
arriba....), en movimiento y no en reposo (esto además lo
EMPÉWCLES DE ACRIGENTO
341 (31 A 37) ARIST., Met. 1 4, 985a: Porque cuando
el todo se divide en los elementos por obra del Odio,
el fuego se junta en una unidad, como también cada
uno de los demás elementos lm.
j) La cosmogonía de la Amistad creciente.
342 (31 B 35) SIMPL.,
Fís. 32, 11: Y antes de estos
versos, refiere en otros la actividad de ambos [Amistad
y Odio] en eUos [los elementos], diciendo:
condrmariilll los textos núms. 344 y 384, pues la fase del Odio
total es inmediatamente anterior al periodo de la Amistad
creciente a que en dichos textos se alude) y, por último, puesto
que se trata de una fase en k que reina el movimiento, es
más adecuado pensar que sea instantánea y no perdurable - e s t o
en verdad s610 se fundamentarla a partir de Las primeras líneas
del frag. 35, ver nota al texto n b . 342. Los dos versos citados
en este testimonio fueron tomados equivocadamente por Plutarco, pues corresponden al Esfero.
Así esta cita de Plutarco y la de Simplicio en el texto
núm. 285 constituyen un único fragmento para DK. En cambio Bignone (seguido en esto por la mayoxfa de los intérpretes) afirmó enfhticamentc que se trata de fragmentos d i s
tintos: el de Simplicio ilustra al Esfero, éste al Odio total
(asignándole el número B26a). Lo que explicaría en cierta
medida la cita equivocada de Plutarco, es que sol, mar, etc.,
r e p ~ e a t a nen el fragmento, según entendemos, a los elementos y no a los cuerpos cósmicos de ese nombre. Plutarco,
en cambio, no habría percibido el uso simbólico y creyó
oportunos los versos para ilustrar la situaci6n bajo el dominio absoluto del Odio: allí, en efecto, no existen tales cuerpos cósmicos. aunque si los elementos como tales. En la
misma dirección de esta interpretad611 véase G. PPLIGERS~ R W E R , astudien N Poseidonios., Sitzungsberichte der Usterreidpischen Akudemie ... tomo 232, n.O 5 (1959), 16107. Nos
cuesta explicar la variante aglabn etdos (Plut.), para 6kka g$ia
(Simpl.), pero debe notarse que la primera .brillante figura.
parece más adecuada para el sol como astro que como elemento fuego.
...euando el Odw alcanzb el fondo mdrimo
del torbellino y la Amis,tad llega al centro del rema
[luro.
allí entonces todos ellos confluyen hasta ser Uno solo,
no en seguida, sino unidndose voluntariamente por uno
[ y otro lado.
y al mezclarse éstos surgieron mi2lares de razas mor[tales;
pero muchos permanecie:ron sin mezclarse, alternando
[con los que estaban confundidos
-todos aquellos que el Odio retenía en suspenso. Pues
[él aún, no sin reproches,
se alejó totalmente de ellos hacia los últimos limites
[del círculo,
sino que en parte permanecía y en parte había aban[donado los miembros.
Pero siempre, cuanto más se alejaba, tanto más se
[producía
la amable e inmortal embestida de la irreprochable
[Amistad.
En seguida se hicieron naortales aquellos que antes co[nacieron la inmortalidad,
y mezclados los que antes eran puros, trocando sus
[rumbos.
Y al mezclarse dstos surgieron millares de razas mor[tales,
107 Este texto, que también alude a la fase del Odio total.
trasunta un vicio propio de la interpretación aristotélica observado con agudeza por CUERNISS, ACPP, pAg. 191, n. 193. Inmediatamente antes Aristóteles le reprocha a Empédocles ser inconsecuente al hacer de la Amistad factor de separación y al
Odio de unión, ilustrando esto iiltimo con lo que ocurre en la
fase del Odio total. Pero el Odio no une. Lo que ocurre es que
Empédocles es tratada por Arístóteles como un atomista al
suponer que los elementos estarían compuestos por pequeñas
partículas (ver nuestra nota 98), de modo tal que al constituirse
por ej. el fuego en una soh masa, ello es visto por Aristóteles
como la unión de los átom.os igneos por obra del Odio. Pero
en Empédocles el fuego es de por si una sola masa, y no
una determinada cantidad de Atomos dispersos.
EMPJ~XLES
DE
~ ACRICENTO
dotadas de toda clase de figuras, algo maravilloso de
[contemplar lm.
343 (31 A 47) AECIO,1 5, 2: Empédocles admite u
solo mundo, pero en verdad el mundo no es el todo
Las dos primeras líneas de este texto (que en verdad
son las tercera y cuarta del frag. 35, porque Simplicio no lo
cita aquí completo) se refieren a la fase instantánea en que el
Odio ejerce su dominio absoluto; las restantes, al período de
la Amistad creciente.
Tradicionalmente se sostenia que las tres primeras líneas
constituían una descripción del Esfero, sobre todo porque
se pensaba que bajo el dominio absoluto de la Amistad, ella
debe situarse en el medio del mundo y el Odio en los confines (esto es, según esta versión, se1 fondo maximo del torbellino., que se equipara a elos últimos limites del círculo.).
A nosotros nos resulta mucho más convincente -porque es
más coherente y salva más dificultades- la interpretación
que es defendida merced a un profundo análisis por O'BRIEN,
págs. 104-120, y que ahora nos contentaremos con parafrasear: las dos primeras líneas describen el dominio total del
Odio. El .fondo máximo del torbellino. representa no la
máxima profundidad exterior sino interior (o sea, es 10
mismo que el .centro del remoiinow y lo opuesto a los
.últimos límites del círculos del verso 8). Es que la Amistad
nunca abandona el centro del universo: allí se mantiene
en cualquier momento del ciclo, aun en el caso de que el
Odio domine totalmente. por obra del cual se baila recluidn
sdlo en el centn, (por el contrario, bajo el Esfero, el Odio
es recluido fuera). A partir del tercer verso comienza la
descripcidn del periodo de la Amistad creciente, bajo el cual
los elementos que se hallaban totalmente escindidos entre
si, empiezan a unirse de modo gradual (ano en seguida., se
dice en el verso 4). Finalmente, se encuentra cierta evidencia de que la fase del Odio total es instantánea, porque se
dice precisamente que mando el Odio, etc., entonces todos
ellos (elementos) conñuyen ... (epef... dd, versos 1 y 3). Para
soportar su interpretación O'Brien considera que el mén
y el dé de los versos 1 y 2 no marcan un contraste de lugar.
que la combinación del indicativo hfketo (v. 1) con el subjuntivo génttai no es imposible sino adecuada para distinguir una situaci6n producida en un solo ciclo (.llegó.) de
un fenómeno reiterado en todos los ciclos (.alcanza.).
197
una pequeña parte dlel todo, y el resto es materia
estéril las.
344 (31 A 42) ARIST., Del Cielo 111 2, 301a: No es
,;rzonable efectuar la generación a partir de cosas disociadas y en movimiento. Por ello Empédocles deja de
lado la [generación] propia del periodo de la Amistad,
pues no hubiera podido construir el cielo constituyéndolo a partir de cosas separadas y efectuando luego la
reunión de ellas por medio de la Amistad. En efecto,
el mundo está constituido de elementos separados, de
modo que es necesario que proceda de un estado de
unidad y combinación llO,.
-
Para una versión entei-amente distinta del frag. 35 como
describiendo al mundo actual, véase SOLMSKN, p4gs. 111-119:
este frag. es ubicado por él en el mismo contexto que el
71, 73, % y 98, incluso en esta misma secuencia en el poema.
109 Quizá, como sugiere E~GNONE, pAgs. 564-565, este testimonio deba entenderse en el contexto del frag. 35: al comienzo
del período de la Amistad creciente solamente la parte centd
del universo entra en coml>inación, y el resto -la .materia
estéril. de la que habla el d1~xógd0-permanec~aún sin mezclarse, en estado de escisión. Cf. los w. 8 y 9 del frag. 35.
110 Paraleipei t6n epí tds phiZÓtetos, es decir, .deja de lado.,
no describe la gknesis del cosmos que, si exigimos simetría al
ciclo cósmico de Empédocles, tendría que haberse producido
bajo el período de la Amistaid creciente. Ahora bien, Aristóteles
algunas veces habla de eventos zoogónicos acaecidos bajo dicho
período (por ej., texto núm. M),
por lo cual la generación que
Empédocles dejaría de lado no es por cierto la de las criaturas
vivientes y, agregamos nosotros, tampoco la de los astros, sino
concretamente la del marcct cósmico del cielo ígneo y aéreo,
mar y tierra, la que dentro de un modelo cosmogóni~otípico
Aristóteles entiende que se debe producir mediante un CM&mós o separación a partir de una unidad. El período de la
Amistad creciente tiene cornienzo inmediatamente después de
que el Odio alcance su total predominio y, entonces, el cielo
está ya separado de la tierra y ésta del agua (pues los elementos
se ubicarian en círculos conrhtricos), de modo que no es necesaria una generación del marco cósmico en el período siguiente
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
345 SIMPL.,Del Cielo 591, 4: Deja de lado la gene.
ración propia del período de la Amistad, porque en
él no se produce este mundo sensible sino el inteligible... ll1.
I V . ASTRONOM~A
Y METEOROLOC~AlL2.
a) Origen y constitución del cielo lI3.
346 (31 A 49) FILÓN, De Prov. 11 60, 86: Del mismo
modo parecen haber sido hechas las partes del mundo,
como dice Empédocles, pues luego que el éter fue seporque éste de antemano está realizado. De acuerdo con esta
versión del presente testimonio, no existe en absoluto contradicción entre él y el número 335 (contra SOUSEN,págs. 130132).
111 Simplicio asimila el periodo de la Amistad al mundo
inteligible de los neoplatónicos (es decir, el Esfero de Empédocles), y encuentra asl la explicación de que no se haya descrito su génesis. Pero Aristóteles habla concretamente de rconstitución del cielo., n o del Esfero. No encontrarnos fundamentos
para la observación de CHERNISS, ACPP, p8g. 195, n. 210, de
que Simplicio de este modo halla el único camino para salvar
la incoherencia de Aristóteles. No existe tal incoherencia de
Aristóteles; antes bien, en el testimonio 344 creemos encontrar
una de las pocas apreciaciones adecuadas y correctas del Estagirita s o b n el sistema de Empédocles.
No esta de más observar que la mayor parte de los
textos incluidos en este capitulo corresponden a doxografías v
no a fragmentos originales. Por ello, la reconstrucción de las
concepciones de Empédocles sobre fenómenos físicos particularcs (especialmente astronomía, meteorología, psicología) gozará
de mucha menos fiabilidad. Además se dan casos en que algunos doxógrafos adjudican a Empédocles teorías que ya habían
adjudicado a otros pnsoci'gticos.
lfi Los primeros testimonios de este item son relativos a la
cosmogonía producida tras la quiebra del Esfero. es decir, en
los comienzos de la etapa del Odio creciente (respecto de1
período de la Amistad creciente, ver nota 110). Por ello pueden
l e m e inmediatamente después del ítem ud. del punto 111; por
otra parte los textos núms. 347 y 348 representan respectivamente la continuación del 312 y 311.
199
se volatilizaron a su vez el aire y el fuego y
se formó el cielo en un amplísimo espacio. En cambio
el fuego, que quedara un poco debajo del cielo, quedó
61 mismo concentrado en los rayos del sol; la tierra,
por su parte, concentrándose en una [masa] por cierta
necesidad concreta, se situó en el medio. Sin embargo
el éter, por ser más liviano, gira en tomo de ella por
todas partes sin cesar. En. cambio, la razón del reposo
se debe a dios y no a es,feras múltiples puestas recíprocamente sobre si.'ll
347 (31 A 49) AECIO, 11 6, 3: ...Del agua se evaporó
el aire, y del aire nació el cielo, del fuego el sol, y de
los otros [agua y tierra] se produjo la condensación
de las cosas terrestres.
348 (31 A 30) Ps. PLWI:.(en Eus., Pr. Ev. 1 8, 10):
...Y hay dos hemisferios que giran en derredor de la
tierra, uno totalmente de: fuego, otro mezcla de aire
con un poco de fuego, que Empédocles supone que
constituye la noche. El principio del movimiento [rotativo] sobreviene porque ocurrió que la caída del fuego
determinó que el conjunto se desplazara... lLS.
349 (31 A 51) AECIO, 11 11, 2: Dice Empédocles que
el cielo es sólido, como d.e cristal, de aire condensado
114 Este texto, como el 382, está conservado en la versi6n
latina de Aucher. Su contknido coincide, m términos generales,
con los testimonios 311 y 312. Véase lo que se dice del éter en
la nota 73.
115 El pasaje está corrupto en su Última parte, pero el sentido parece ser que al ser más pesado el hemisferio diurno (de
fuego, mas pesado que el aire preponderante en el hemisferio
nocturno) cayó hacia abajo y,,de ese modo, se originó la rotación de esfera celeste y la consecuente alternación del d a y la
noche.
W~PÉDOCLE;~
DE AGRIGENTO
por el fuego 116, y en cada uno sus hemisferios contiene
lo ígneo y lo a 6 m .
350 (31 A 51) AQ. TAC.,5, 34i29: Empédocles afirma
que el cielo es cristalino, congregado del elemento
helado.
351 (31 A 50) AECIO,11 31, 4: Dice Empédocles que
la distancia de la tierra al cielo -o sea, su elevación
respecto de nosotros- es menor que la dimensión según la anchura. Según esto, al hallarse el cielo con
mayor extensión, el mundo está dispuesto en forma
parecida a la de un huevo1I7.
352 (1 B 12; ORFEO,
fr. Kern) AQ. TM., 4, 33, 17:
Los órñcos comparan el orden que hemos asignado
a la esfera con el que hay en los huevos...
353 (31 A 50) AECIO, 11 1, 4: Dice Empédocles que
la órbita solar es el contorno del W t e del mundo.
354 (31 A 50) AECIO,11 10, 2: Dice Empédocles que
lo que se halla hacia el lado del trópico estival constituye la derecha [del mundo] y su izquierda es lo que
se halla hacia el lado del trópico invernal
'116
El fuego actuó sobre el aire solidificándolo, y se consti-
tuyó asi el cielo cristalino (krystalIaidCs, esto es, de forma
o características del hielo o cristal, que en griego se dice igual).
Tal cosa habría sucedido con la amole finne del airem de que
se habla en el texto núm. 311, que en rigor es de éter (aire
-1.
Véase el texto siguiente. Aunque las fuentes, que reputan
como típica del or6smo la atribución de forma de huevo al
universo, son tardías, tal asimilación es común en tradiciones
muy antiguas y diversas. Cf. BICINPLI,eThe shape of the cosmos in Empedoclesa, P. P. (1%8), 118119. que niega en este
caso infiumcia óríica, y atribuye la asimilación al empirismo.
Cf. Aarmhm~~,
Del Cielo 11 2.
que expresa que
la atnbuci6n al cielo de izquierda y derecha es propia de dos
llamados pitagóricos~.
117
20 1
355 (31 A 58) AECIO,11 8, 2: Dice Empédocles que
al ceder el aire al impulso del sol se inclinaron los
polos, y las zonas b o r d e s se elevaron mientras que
las meridionales se depnimieron, de tal modo tambitn
el mundo entero [se inclinó] lI9.
b ) El sol, la luna y los astros.
356 (31 B 41) MACR.,
Sat. 1 17, 46: Y al haberse
reunido en conjunto mucho fuego, como dice Empédocles:
Pero habiéndose reunido éste se traslada alrededor del
[vasto cielo m.
357 (31 B 44) PLUT.,de Pyth. or. 400D: Vosotros,
[estoicos,] os burláis d.e Empédocles que, habiendo
119 DI&. LABRCIO, 11 9, ;atribuye tambitn a Anaxágoras la
creencia de que los polos se inclinaron.
Se trata del sol, de naturaleza fgnea (el Ps. Plutarco
debe equivocarse al decir que el sol no es fuego, ver nota
siguiente). La concepción dt: Empédocles del sol - d e la cual
hay indicios en este fragmento y el siguiente, y que es expuesta
en el texto núm. 358- es ésta: el fuego del hemisferio diurno
(sol arquetfpico según Aecio en el texto núm. 358) arroja los
rayos sobre la tierra y ésta (que es el sujeto del frag. 44) los
refleja hacia el cielo (~Olimpo~,
m el mismo fragmento) en un
punto determinado de la b15veda cristalina (en verdad, cristalino no es el sol, como dice Aecio, sino el punto de la b6veda,
cf. BURNJZ,EGP, pág. 238). Lo que no se comprende es d m o
puede expresar Aecio que el sol aparente se d e j a en el hemisferio opuesto a aquel que contiene fuego en su totalidad
(este último es el hemisferio diurno): debe tratarse de una
confusión del dox6grafo. porque el sol aparente se ubica en
el hemisferio diurno, es decir. en el mismo al cual corresponde
el sol arquetípico. Debe ccmsultarse el trabajo de FERGUSON,
~ T w onotes on the Preplatonics., Phr. 9, 2 (lW), WI-101,quien
propone un cuadro coheraiite de las concepciones emped6cIeas
sobre el sol y la luna.
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
aíirrnado que el sol es producido por el reflejo de ]a
luz celeste sobre la tierra, dice en otro lado:
Lanza sus rayos al Olimpo con temerario semblante.
358 (31 A 56) AECIO, 11 20, 13: Empédocles cree que
hay dos soIes: Uno es el arquetipo y es el fuego que
está en el otro hemisferio del inundo. Llena el hemisferio y está siempre colocado en frente del lugar en
el cual refleja sus rayos. El otro es el visible y es el
reflejo en el otro hemisferio, hemisferio que está lleno
de aire mezclado con calor. Es producido por la reflexión de la tierra redonda hacia el sol cristalino y se
arrastra circularmente con el movimiento del [hemisferio] ígneo. Para decirlo brevemente. el sol es un
reflejo del fuego que rodea a la tierra.
359 (31 A 56) AECIO,11 21, 2: [El sol] producto del
reflejo, es del mismo tamaño que la tierra.
360 (31 A 58) AECIO, 11 23, 3: Empédocles dice que
por causa de la esfera que lo rodea y de los círculos
de los tr6picos [el sol se desvía] impedido de efectuar
todo su recorrido en forma recta.
361 (31 A 30) Ps. PLUT.en Eus., Pr. Ev. 1 8, 10:
...Y el sol, por su naturaleza, no es fuego sino una
reflexión del fuego tal como la que procede del agua 121.
Y dice que la luna se formó por separado, del aire
desprendido por el fuego. Pues este se solidificó, tal
como ocurre con el granizo. Y ella obtiene su luz del
sol ".
m El hecho de que el sol constituya un reflejo no es incompatible con que sea fuego, como quiere el Ps. Plutarco,
porque sin duda la reflexión debe entenderse aqui como receg
ción y m v í o de emanaciones fgneas.
m La luna, un disco de aire congelado, recibe su luz del
sol y, por lo tanto. es el penúitimo destinatario de un comple-
203
362 (31 A 60) A m o , 1.1 25, 15: Empédocles [dice
que la luna1 es de aire condensado en forma de nube,
solidificada por el fuego, por lo cual constituye una
363 (31 A 60) PLUT.,De! fac. in orbe lun. 922C: Así,
desaprueban a Empédocles, que hace de la luna una
mole de aire granizada rodeada por la esfera de fuego.
364 (31 A 60) PLW., C)uest. Rom. 288B: La figura
aparente de la luna, cuan.do está llena, no es esférica
sino de forma de lenteja ID de disco, como cree Empédocles y ello es real.
365 (31 A 60) AECIO, 11: 28, 5: Tales fue el primero
que dijo que [la luna] recibe la luz del sol. Y lo mismo dijeron Pitágoras, Parménides y Empédocles.
366 (31 B 46) PLUT.,De fac. in orbe lun. 925D: [La
luna], de algún modo, pasa rozando la tierra, y al girar
cerca de ella
Como gira el eje de un carro, que en la punta [rueda]...
dice Empédocles *.
367 (31 A 61) AECIO, 1:I 31, 1: El so1 dista
tierra el doble que la lun,alM.
de la
368 (31 B 45) Ao. TAC., 16, 43, 2: Y algunos dicen
que primero está el sol,, segundo la luna y tercero
Cronos. Pero según la opinión de la mayoría primero
jisimo sistema de reflexiones. Tendríamos así: fuego del hemisferio diurno, d e j a d o en Iai tierra, proyectado hacia el sol
visible, pmyectado a la luna, reflejado nuevamente en la tierra
(pues la luna es visible desd.e aquí).
Fragmento corrupto y reconstituido por DK. Diría que
la luna gira airededor de la ttierra como la meda de un c m ,
que a su v a se desplaza.
1% Testimonio m n s t n i i d o por DK.
EMP~OCLBS
DE
está la luna, puesto que también dicen que ella es un
fragmento del sol. Y así Empédocles afirma:
Alrededor de la tierra gira una luz circular y extraña m.
369 (31 A 53) AECIO,11 13, 2: Empédocles dice que
[los astros son] de fuego, el que estaba contenido
antes en el aire, y éste lo empujó hacia afuera durante
la primera separación [de los elementos].
370 (31 A 54) AECIO, 11 13, 11: Dice Empédocles que
las estrellas fijas están atadas al hielo, mientras que
los planetas están sueltos.
371 (31 A 62) HIP~L.,
1 4, 3: Como dice Empédocles,
toda la región en la cual nos encontramos se halla
colmada de males, y éstos llegan hasta la luna extendiéndose desde la región que rodea a la tierra, pero
no van más allá, porque toda la zona que está por
encima de la luna es más pura. Así también opinaba
Heráclito m.
c) Fendmenos celestes y atmosf&icos.
372 (31 B 42) PLW., De fac. in orbe lun. 929C: Pues
ella [la luna] es en ese momento invisible y muchas
veces tambiCn a él [al sol] lo oculta y lo hace desaparecer. Como dice Empédocles:
m El verso citado es imitación del fmg. 14 de Parménides.
Aquiles expresa que la luna es un fragmento (apóspasma) del
sol, pero es difícil entender que se llama asi a un reflejo del
sol.
m Este testimonio es poco fiable. pues podría provenir de
una generalizaci6n de Hip6lito o de una proyección de ideas
que eran muy comunes en épocas más posteriores. Sin embargo,
lo que aquí se dice se hallaría en aparente consonancia con
algunas concepciones de las Purificaciones.
AGRIGBNTO
205
...Ella cubrid
sus rayos,
al pasarle por arriba, y oscureció tanta parte de la
[tierra
c a n t a es la anchura de la luna de ojos brillantes.
Ocurre como durante la noche y la oscuridad, sin que
la luz caiga sobre otro astro.
373 (31 A 59) AECIO,11 24, 7: Cuando la luna le
pasa por debajo [el sol !se eclipsa] m.
374 (31 A 65) ABCIO,111 8, 1: Sostienen Empédocles
y los estoicos que se protiuce el invierno al predominar
el aire y ser presionado m hacia lo alto por condensa-
ción, y el verano al predominar el fuego cuando es
presionado hacia lo bajo.
375 (31 A 57) ARIST., 13ei Alma 11 6, 418b: No es correcto lo que sostienen Empédocles y cualquier otro
que diga lo que él, a sabler, que la luz se traslada y en
al& momento llega al espacio ubicado entre la tierra
y aquello que la rodea, de modo inadvertido para nosotros. Pues ello es contrario a la evidencia de la razón
y a los hechos aparentes; en efecto, se nos ocultaria
si sucediera sobre una c:orta distancia, pero, sucediendo desde el levante hasta el poniente, es excesivo suponer que no lo advertimos
'".
También Aecio atribuye a los pitag6ricos e Hipólito (1 8,
10) a Anaxágoras la explicaciión de los eclipses. Pem en el caso
de Empédocles poseemos sus propias palabras (ver texto anterior).
.Ser presionadom, bicu:omému. DK y Bignone toman esta
palabra con significado activo y creen que el aire presiona al
sol hacia arriba. Cf. nuestra nota 83: el ciclo de las estaciones
tendría que ver con el prwiominio sucesivo de los elementos,
aunque aqui no se hable dtl agua y de la tierra.
129 Sobre la corporeidad de la luz véase el fr. 84. v. 5. El
viaje & la emanad6n lumKn~ga (descrito con claridad en el
testimonio siguiente) parece ser el objeto de la crítica arista-
EMPÉWCLBS DE AGRIGBNTO
207
376 (31 A 57) FIL~P.,Del Alma 334, 34: Dice Empe.
docles que la luz, que es corporal, fluyendo del cuerpo
luminoso llega primero al espacio intermedio entre la
tierra y el cielo y luego regresa hasta nosotros, y que
este movimiento suyo nos permanece oculto a causa
de su velocidad.
poco cae a pesar de que imuchas veces se halla debajo
del bronce y seria lo natural para ella dirigirse hacia
ES debido a la mjisma causanl.
377 (31 A 63) ARIST., Meteor. 11 9, 3698: [Sobre el
relámpago] Algunos dicen que se produce fuego en las
nubes. Y expresa Empédocles que ello es por el aprisionamiento de los rayos del sol [en las nubes].
382 (31 A 66) FIL~N,
De Prov. 11 61, 86: Dice luego
Empédocles habiendo discurrido sobre el mar: después de que se hizo com.pacto aquello que se hallaba
en los contornos extremos, sobre todo como granizo 13,
el agua se hizo limosa, porque todo cuanto de húmedo
hay en la tierra solía esbar violentamente comprimido
por todas partes, por los vientos que soplaban con
empeño, en los lugares bajos y deprimidos de la tierra.
378 (31 A 63) AEcro, 111 3, 7: Empédoces [dice que
el rayo proviene] de la caída de la luz contra una nube,
que expulsa al aire que se le opone. Y allí la extinción [del fuego] y la fractura [de la nube] producen
el ruido, el resplandor produce el relámpago, y la intensidad del relámpago el rayo.
379 (31 A 64) OLIMP.,Meteor. 102, 1 : ¿Qué es lo que
determina que el movimiento [de los vientos] sea oblicuo? No se debe a que sus componentes terroso e ígneo
tengan movimientos opuestos, como creía Empédocles,
sino porque el aire se mueve en círculo.
d) La tierra y el mar.
300 ARIST., Del Cielo 11 13, 205a: Otros, como Empédocles, [dicen] que es el movimiento del cielo el
que, rotando en circulo con mayor rapidez, impide el
movimiento de la tierra. Es comparable al agua en las
copas, pues cuando la copa es agitada en círculos tamp8g. 68, que supone que
télica; pero no es así para MIIJRUD,
Aristóteles esta objetando aspectos relativos a la teoría de Empédocles de los dos hemisferíos y del fuego.
La palabra sbésin debe ser retenida (ver Bignone y DK).
Se trata de la extincibn del fuego de la luz, al encontrarse con
la humedad de la nube.
381 (31 B 55) ARIST.,Meteor. TI 3, 356a:
Mar, sudor de la tierra m.
a) Los estadios zoogcinicos.
383 (31 A 72) AJXIO, V 19, 5 lW: Dice Empédocles
que las primeras generaciones de animales y vegetales
131 Al igual que en los frags. 84 y 100. Empédocles recurre
a una ilustración empírica bastante ingeniosa para explicar la
jnmovilidad de la tierra en el centro del universo. Respecto
de la forma que adjudicaba ii la tierra, nada sabemos.
1 9 Ver el contexto de este fragmento en el texto núm. 281,
donde Arist6tela critica el uso de la metáfora en filosofía. La
analogía de Empédocles es :más adecuada aiin, por el hecho
de que el agua de mar, colmo el sudor, es salada. Véase el
texto núm. 312: el agua sali6 de la tierra con la cual estaba
mezclada, por obra de la rotaci6n celeste.
BIGNONE,
pág. 351, observa adecuadamente que se trata
del proceso de cristalizaci6n del cual resultan el cielo y los
astros.
1"
Esta descripcibn de Aecio de cuatro estadios de evoluci6n
zoogónica encuentra real apoyo en los textos mismos de Empédocles, porque cada uno de dichos estadios está ilustrado por
algunos versos, que se citan luego. Ahora bien, el problema en
EMFBDOCL~S DE
no nacieron completas, sino desunidas en partes ip
compatibles; las segundas, cuyas partes estaban combinadas, eran como los seres de la fantasía; las terras eran de seres de naturaleza completa; las cuartas
la interpretación surge cuando se busca proyectar el orden
zoogónico de Aecio en el marco del ciclo cósmico. Según la
versión que elegimos nosotros, los cuatro estadios se producen
en cada uno de los hemiciclos del bdio y de la Amistad crecientes, pero en un orden estrictamente inverso en uno y en
otro. En el actual período del Odio creciente, primero surgieron
(poco después de la quiebra del Esfero) los seres bisexuados
de maturaleza completav. luego los hombres y mujeres que
ahora vemos (producto de la división de los anteriores), más
adelante se producirían combinaciones monstmosas como .se=
de fantasias y, finalmente, poco antes de que el Odio e j e ~ asu
total dominio y ya no haya vida, las partes o miembros de
los animales vagarán separadas. Bajo el período de la Amistad
creciente, el orden será exactamente al revés. Los miembros
separados se ilustran en los textos núms. 384-387; los monstxuos
en los 388-390; los seres ede naturaleza completas en los 391-393.
Ahora bien, la mayoría de los textos recién mencionados parecen describir las formaciones tal cual se produjeron bajo la
Amistad creciente (por ej., hablan de las partes aisladas *en
busca de su mutua combinación* (texto núm. 387), de wmbinaciones que sobrevivieron si eran adecuadas o perecieron en
caso contrario (textos núms. 388 y 389). con lo cual se sugiere
que el estadio zoogónico que debe sobrevenir a continuación
debe ser aquel que corresponde al orden del período de la
Amistad creciente).
La interpretación que parecía haberse impuesto totalmente entre los eruditos hasta no hace mucho tiempo, era
la que sostenfa que bajo el periodo de la Amistad creciente
solamente surgieron los miembros errantes y los monstruos,
en tanto que los seres de naturaleza completa y los hombres
y las mujeres son formaciones propias del periodo del Odio
creciente. Esta versión, que reconoce ciertas variantes (Bignone, por ej., cree que los hombres y las mujeres también
se prudujeron en el hemiciclo inverso al del Odio creciente),
alcanza su expresión r n b acabada y desarrollada en G m ,
11, pdgs. 243)-211. Contra ella pueden elevarse dos objeciones
básicas -más allá del hecho menas significativo de que ella
quitaría simetría a los dos períodos inversos del ciclo &Smico- que son las siguientes: a) La negación de que existan
AGRIGENTO
209
no procedían ya de los semejantes como la tierra y el
agua, sino unas de otras, en algunos por ser sobrela aiimentacióni, en Otros porque la belleza
de las mujeres produjo la excitación del movimiento
Y
hombres, mujeres y d e d s seres que ahora vemos en el
opuesto al de la Amistad creciente, podría contradecirse con el ñng. 35, pues este texto describe el período
de la Amistad y, sin embargo, los exnillares de razas mortales dotadas de toda clase de figuras* pareun no ser distintas de los seres del mundo actual. m,pzígs. 126 y ss.,
argumentos est:lardores m este sentido, pero
61 niega que dicho fragmento describa un mundo distinto
del actual. b) Como bien notan
pág. 24 y ~Z'OKBS,
One urxd Mmy, phg. 159, -do
Aristóteks y Simplicio
d e r e n que los monstruos aparecieron u arcties, ello si@ficaria (a partir de esta interpretación) mal comienzo de un
mundo distinto de éste., y tendrían que ser colocados ano
en el pasado sino en el fuituro~;las frases entrecomilladas
son de Stokes. El génem de interpretaci6n que hemos seguido nosotros - c o n los cuatro estadios mogónicos en cada
hemiciclo- fue adelantado por MINNI, pdgs. 1&146 (apm
bado por Stokes), que supuso que los cuatro estadios se
produjeron en el orden en que los refiere Aecio bajo la
Amistad creciente, e inversamente bajo el Odio. Ahora bien,
esto tiene el inconveniente de que los eseres de naturaleza
completa* (en los cuales, por cierto, debe existir un alto
grado de perfección y, por consiguiente, reflejarían una mayor actividad y pujanza de la Amistad) se ubican antes de
los hombres y mujeres en el período de la Amistad creciente y después de éstos bajo el dominio progresivo del
Odio. Paralelamente, los s e e s de naturaleza sexuada y distinta como los que vemos ahora representarían entonces el
máximo grado de perfeu:idn zoológica, pues apamxdm
justo antes de que el Esfero se reconstituya e inmediatamente después de que se quiebre, o sea, cuando el poda
de la Amistad es más fuerte que nunca en el orden cósmico.
Pero, si bien es comprensible que se requiera un alto grado
de Amistad para que los seres bisexuados se unan sexualmente, mucho mayor grado de Odio es necesario para que
los sexos estén diferenciadlos sin constituir una ~naturaiem
única*. Por todo esto nos hemos inclinado en favor de la
versión de O'BRIBN,
págs. 1%23ó, que corrige a Minar alterando el orden entre los estadios 111 y IV de Aecio. Resta
EMPJ~OCLES DE ACRICENTO
seminal. Y las razas de todos los animales se diver*
ficaron de acuerdo con la cualidad de sus mezclas:
algunas poseen un natural impulso hacia el agua, o-aquellas que poseen mayor cantidad de fuego- a
volar por el aire, las más pesadas, en cambio, a ir por
la tierra, y las que poseen igual proporción de partes
en su mezcla [armonizan con todas las regiones] m.
384 (31 B 57) ARIST.,Del Cielo 111 2, 300b: Ademb
podría uno agregar el interrogante de si es o no posible
que algunos [elementos] moviéndose desordenadamente puedan haberse combinado con tales mezclas, de las
c a e s se constituyen los cuerpos naturales, por ejemplo los huesos y las carnes, tal como dice Empédocles
que ocurre bajo la Amistad. Pues expresa que
En ella brotaron muchas cabezas sin cuello ...
3115 (31 B 57) SIA~PL.,
Del Cielo 586, 29: Cómo podría
dar indicios de [cuál es su tipo del mezcla la cabeza
sin cuellos y las demás cosas mencionadas por Empédocles:
observar dos cosas: 1) La afirmación de Simplicio al final
del texto núm. 391 respecto de que los seres de naturaleza
completa experimenta& una división (de la cual derivarán
hombres y mujeres) debe comsponder al m o d o del Odio
creciente, puesto que en el hemiciclo opuesto de la Amistad
los hombres y las mujeres -como bien expresa el mismo
Empddocles en el frag. 26 proceden del acoplamiento de
partes y no de la divisi6n. 2) Simplicio y Arist6teles (textos
núms. 388 y 389) refieren claramente que al lograrse un adecuado tipo de combinaci6n de los miembros, la criatura
sobrevivirá (por ej. un cuerpo de buey con cabeza de buey);
eilo corresponde sin duda al periodo de la Amistad creciente,
como ya se anundó antes.
Corrupción ininteligible. Seguimos las sugerencias, similares en la tradufci6n. de Diels y Reiske. Dos renglones antes,
adar...S también es conjetura de DK.
135
211
y vagabu brazos desnudos desprovistos de hombros,
erraban ojos solitarios careníes de frente;
y muchas otras cosas para las cuales no existe un paradigma de [cuál pueda ser] su mezcla.
386 (31 B 20) S ~ P LFb.
. , 1124, 9: Dice Empédocles
que también ailí mismo ell Odio y la Amistad ejercen
SU predominio por turnos sobre hombres, peces, fieras
y aves, escribiendo esto:
En la masa de los miembros mortales es claramente
[visible esto:
a veces, por causa de la Amistad, confluyen en uno
[todos
los miembros a los que les ha tocado formar un cuerpo,
[en la pleinitud de & vida floreciente;
y a veces, nuevamente, partidos por malvadas Discor[dias,
cada uno vaga por separdo en la rompiente de la vida.
Y del mismo modo ocurre con los arbustos y con los
[ptzes que moran en el agua,
con las fieras que se guarecen en los montes y con las
[aves de alado vuelo.
387 (31 B 58) SWL., Del Cielo 587, 18: En este ordenamiento'" [cósmico] lo!; miembros, a partir de la
separación impuesta por el Odio, que eran
miembros ais:lados... erraban
en busca de su mutua combinación.
388 (31 B 61) SWL., 1Fís. 371, 33: Así Empédocles
dice que durante el hqx:rio de la Amistad nacieron
136 Aquel al cual se refieres el frag. 35, que Simplicio viene
de citar, es decir, el período de la Amistad creciente. Esto
(ver nota W), ya se podía inferir a partir del contexto final
del fragmento.
212
213
LOS FIL~SOFOSPRESOC~TICOS
HMPI~OCLESDE AGRIGENTO
primero, en forma fortuita, las partes de los animales
como cabezas, manos y pies, y luego se combinaron:
391 (31 B 62) SLMPL., iFis. 381, 29: En el segundo
libro de la Física, antes de hablar de las articulaciones
de los cuerpos de los hombres y de las mujeres, expone
~mpédociesestos versos:
Surgió prole vacuna con rostro humano, y a la inversa,
a saber, vástagos humanos con rostro de buey, o sea
[combinaciones] de buey y de hombre. Y de todos
aquellos [miembros] que se unieron entre si de tal
modo que les fue posible obtener su conservación,
nacieron animales y subsistieron en virtud de que satisfacían mutuamente su requerimiento: los dientes
cortando y triturando el alimento, el est6mago cociéndolo, el hígado transformándoIo en sangre. La cabeza
de hombre al reunirse con un cuerpo humano hace
que el conjunto se preserve, pero no armoniza con el
de un buey y hace entonces que se destruya. Todo
aquello que, en efecto, no entró en unión según una
fórmula apropiada pereció.
389 (31 B 61) ARIST., Fis. 11 8, 198b: Aquellos seres
en los que ocurre todo como si se produjera en vista
de un fin determinado, han sobrevivido. por estar convenientemente constituidos por obra del azar. En cambio, aquellos en los que no ha sido así, se destruyeron
y se destruyen, tal como Empédocles habla de la
...prole vacuna con rostro humano.
398 (31 B 60) PLUT.,adv. Colot. 1123B: Estas cosas
y muchas otras son, ciertamente, más trágicas, semejantes a las imsorias monstruosidades de Empédocles,
entre ellas
RebrrAos que doblan los pies al marchar
> de innume[rables manos
y prole vacuna con rostro humano.
m Simplicio comenta la falsa as¡miilaci+ que hizo Arist6teles (ver texto siguiente$ de las formas o seres de naturaleza
y ahora, vamos, oye cómo a los nocturnos retoños de
[hombres y mujeres
llorosas los condujo hacia arriba el fuego cuando se
mi relato, pues, no es van!o ni necio.
[separó;
primero se elevaban de la tierra formas de naturaleza
[completa,
que poseían porciones de ambos, agua y caior,
a ellos los enviaba hacia arriba el fuego, qtie deseaba
[alcanzar a su semejante.
Empero ellos no ostentablan aún la figura graciosa de
[sus miembros,
ni tu voz, ni el órgano propio de los varones.
Cuando Empédocles dice estas cosas, Aristoteles añade
que también él expresa que la semilla parece haber
sido engendrada antes de los animales. Y la uprimera
[forma] de naturaleza completa^ mencionada por él
era una semilla que no ostentaba la figura graciosa de
completa a las semillas. Puede parecer curioso al lector moderno que estos seres bisexuzidos (o sin distinción sexual, no
queda claro) ostenten un mayor grado de perfección, como
seguramente ocurre en la concepción empedóclea. Obsérvese
que estos seres, según se dice en el fragmento, surgieron de
la tierra impulsados por el fuego. Ello ocurre bajo el periodo
del Odio creciente, justo en su comienzo, con toda probabilidad.
Respecto de la formación de estos seres en el hemiciclo opuesto,
podríamos inferior que surgen por la unión de los machos y
las hembras y, de este modo, conservar la simetna del sistema,
porque bajo el Odio creciente los machos y las hembras procederían de la división de las formas de naturaleza completa
(tal cosa da a entender la iililima línea de Simplicio: ala division no ha tenido lugar aúnlb). Pero el asunto no queda del
todo claro.
EMPÉWCLES DE ACRIGENTO
sus miembros ... Si se trataba, empero, de una se*
me parece que la a[formal de naturaleza completa,
conviene con ello maravillosamente; pues una a [ f o m ]
de naturaleza completam en su sentido propio es aquella
que, absolutamente ella misma, es la totalidad de la
cosa, cualquiera sea Csta, puesto que la división no ha
tenido lugar aún.
392 ARIST., Ffs. 11 8, 199b: Es necesario además que
la semilla sea engendrada primero y no a continuación
de los animales, y la aprimera [forma] de naturaleza
completa. era una semilla.
393 (31 A 70) AECIO,V 26, 4: Dice Empédocles que
los árboles fueron los primeros entre los animales en
brotar de la tierra, antes de que el sol se desplegara
en tomo y antes de que fueran separados el día y la
noche. En virtud de la simetría de su mezcla contienen
la fórmula propia de lo masculino y de lo femenino.
Crecen impulsados hacia arriba por obra del calor que
está en la tierra, por lo cual son parte de la tierra tal
como los embriones que están en el vientre son partes
de la matriz. Y los frutos son cantidades excesivas de
agua y de fuego existentes en los vegetales ... '38.
b) La respiración y el sírnil de la clepsidra.
394 (31 B 100) ARIST., De Respir. VI1 473a-b: También Empddocles habla de la respiración, sin embargo
no pone en claro ni el hecho de cuál sea su finalidad
ni tampoco el de si todos los animales respiran o no.
Y cuando habla de la respiración por la nariz considera que se está refiriendo al principal tipo de respiración ... Y expresa que la inspiraci6n y la expiración
la A partir de este testimonio serfa factible conjeturar que
los árboles constituirían arcaicas formas de naturaleza completa que sobrevivieron sin experimentar división.
215
se producen a causa de que existen ciertas venas en
las que hay sangre, pero sin embargo no se hallan colm a d a ~de ella. Dichas venas poseen poros hacia el aire
exterior, más angostos qiue las partículas del cuerpo
pero mayores que las del aire. Y puesto que está en
la naturaleza de la sangre el moverse hacia arriba y
hacia abajo, al trasladarse ella hacia abajo penetra el
aire y se produce la inspiración, mientras que al dirigirse hacia arriba el aire es arrojado fuera y se p r e
duce la expiración. Compara lo que aquí sucede con
las clepsidras:
De este modo todos los seres inspiran y expiran: en
[todos ellos se extienden
a lo largo de la superficie del cuerpo tubos de carne
[vacíos de sangre,
y en sus bocas, abundantes conductos perforan
los últimos extremos de la piel de parte a parte, de tal
[modo que la sangre
es albergada, al tiempo que se obtiene un libre acceso
[para el éter.
Entonces, cuando la deli,cada sangre se retira de allí,
el éter hirviente irrumpe! con furiosas olas,
y cuando ella salta fuera, se produce la expiración. Tal
[como cuando una muchacha
juega con una clepsidra de brillante bronce:
Cuando coloca su esbelta mano sobre la boca del tubo
y la sumerge en la masa de agua plateada que retro[cede,
nada de lluvia penetra en! el vaso, sino que es apartada
por el volumen de aire que presiona desde dentro sobre
[los abundantes orificios,
hasta que ella deje de contener la abundante corriente.
[Entonces, por el contrario,
al retroceder el soplo aéreo penetra una cantidad equi[valente de agua.
Del mismo modo, cuando el agua se halla en h pra.
[fundidad del bronce
estando cubierta la boca o poro por la carne mortal,
el kter exterior que presiona por entrar retiene la lluvia
controlando su superficie sobre las puertas de la cribo
[estrepitosa,
hasta que ella suelte su mano. Entonces, ai revés de
[lo que antes ocurría,
ai avanzar el soplo aéreo una cantidad equivalente de
[agua emprende la retirada.
Y lo mismo sucede con la delicada sangre que se agita
[ a lo largo de los miembros
cuando volviendo sobre sus pasos se retira al interior,
al punto desciende la corriente de éter, precipitándose
[en oleadas,
pero cuando aquélla salta hacia afuera, en seguida se
[expira una cantidad semejante '3.
13.9 La ~ c l e p s i d r a ~
en cuestión, utilizada por Empédocles
como símil de la respiración. no es el reloj de agua del mismo
nombre sino un artefacto que se utilizaba para trasvasar líquidos de un recipiente mayor a otro menor. Consistía en un
tubo de metal similar al pico de las regaderas de jardín, con
un extremo - e 1 mas estrech*
descubierto, y el otro cerrado
pero perforado con pequeños orificios al modo de una criba.
Al sumergir el extremo cribado en un líquido, este no penetra
en el tubo en tanto se tape la otra boca con la mano (pues
el aire que ocupa el tubo impide la entrada del liquido), pero
si se libera la boca superior, entonces penetrará tanto líquido
como aire desalojado. Además, si se retira la clepsidra del
recipiente cuando ella se ha llenado de líquido, este no caer&
por los pequeños orificios en tanto se mantenga tapado el
otro extremo. La boca perforada del artefacto equivale a los
poros que hay en la piel, la otra salida del tubo equivale a la
nariz, el liquido a la sangre existente en los tubos de carne
que atraviesan el cuerpo desde la nariz hasta los poros. La
sangre palpita en dichos tubos y, cuando se retira hacia los
poros, penetra aire por la nariz; en cambio, cuando la sangre
abandona los poros, ella ocupa el lugar del aire que es expelido
por la nariz. En fin, el movimiento oscilatono de la sangre
c ) Reproduccidn y embriología.
395 (31 B 61) PLW., Quaest. Nat. 917C: El recuerdo
de los placeres del amor lo produce el acto de alimentarse y de que las hembras se unan con los machos,
y al mismo tiempo provoca el deseo. Así supone Empédocles que ocurre en los hombres:
Y le sobreviene tambidn el deseo, que determina el
[acoplan;riento merced a la digestión la.
-
determina la inspiración y la expiración: al penetrar aire por
]a nariz, sale por los poros y viceversa. La a g u d a de Empédocles al utilizar este símil es destacable, pero se trata nada
más que de una ilustración empírica de un proceso a cuyo
conocimiento Empédocles no a m b ó -de más esta decirlepor nada que se parezca a las modernas técnicas cientfficas de
investigación. No vale la pena discutir las anacrónicas observaciones de quienes, como Farringion y Burnet (cf. EGP, página 27), suponen que estama~sante el primer caso de un rexperimento cientílicom.
La explicación del símil que hemos dado se basa en la
de D. J. F
-,
~Empedocles and the Clepsydra~,JHS 77
(1957'). 31-34. Ella se basa en considerar que se alude a la
respiración a través de todo el cuerpo y no solamente por
la nariz, lo que implica a h a r que Aristóteles se habna
equivocado al tomar r i d n en el v. 4 como el genitivo plural
de ris (nariz), cuando en verdad se trata de la piel (tinds).
Una teoría de la respiración por los poros del cuerpo (quizá
la misma teoría) puede hallarse en el Timeo platónico
(79a-c). N . B. Bootb ofnece una interpretación bien distinta
del fragmento (cf. aEmpedocles' account of breathing~,JHS
80 (1960). 1&15), para lo cual supone -contra Mels y Furley- que el r i d n significa unarices. (por lo cual se estaría
hablando sdlo de la respiración nasal), que en el v. 2 se
habla de lo interior del cuerpo y no de su superficie (la
palabra pjfmaton es ambigua) y que el aire de la clepsidra
simboliza la sangre de 1,a respiración.
la Al ñnal de la línea los MSS. traen diupdpseos a m h g o n ,
que debe ser corregido. NO)seguimos la lección de DK sino la
de Q. CATAUDEU, aEmpecloclea~, RFIC 38 (1%0), 128 y s.:
di'hepséseos ammisgon VQase el texto núm. 383. el semen es
producido por la sobreabundancia de la alimentación.
BMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
396 (31 B 63) ARIST., Gen. Animal. 1 18, 722b: Empédocles dice que en el [semen] masculino y femenino
hay como un sfmbolo, y que el hijo entero no proviene
de ninguno de ellos [por sí solos],
Pero está dispersa la naturaleza de los miembros: parte
[en el [semen] del vardn.. . 141.
397 (31 B 65) ARIST., Gen. ~ h i m a l .1 17, 723a: Si
difieren en el embarazo el macho y la hembra, tal como
dice Empédocles:
Fueron vertidos en las [regiones] puras: unos se vol[vieron mujeres
al toparse con el frío (en- cambio otros machos, al
[toparse con el calor) 142.
398 (31 A 81) ARIST., Gen. Animal. IV 1, 764a: Otros
[dicen que la diferenciación de sexos se produce] en
la matriz, como es el caso de Empédocles: cuando
[el semen] llega a un vientre cálido dice que se producen los machos, y cuando llega a uno frío las hembras. Y lo que constituye la causa de dicha calidez o
carácter frío es el flujo de las menstruaciones, que
puede ser más o menos caliente y más o menos reciente.. .
399 (31 A 81) AECIO, V 11, 1 : {De dónde provienen
las semejanzas entre los padres y sus ascendientes?
Según Empédocles la semejanza se produce en virtud
del predominio del semen genital, mientras que la
141 Un asímbolo~,esto es muna contribuci6n. una parte, del
cuerpo que se generará. ( B I G N O phg.
~ , 451 n.).
El sujeto de la primera frase esta constituido por los
dos sémenes (masculino y femenino) de los que se habla en el
texto anterior. Las .regiones puras. aluden al útero. La última
parte fue reconstmida por DK. Cf. el texto siguiente.
219
desemejanza se produce cuando se evapora el calor en
el semen.
400 (31 A 81) ABCIO, V' 10, 1: Según EmpCdocles los
mellizos y los trillizos se generan en virtud de la sobreabundancia o de la escisión del semen.
401 (31 A 81) hcro, V 8, 1: Según Empédocles los
monstruos se producen por la sobreabundancia del
semen, o por su insuficiencia, o por la confusión de su
movimiento, o por su división en muchas partes o porque altera su dirección,. Parece asi haber prevenido
en cierta manera sobre toda su etiología.
402 (31 A 79) SORANO,
Gynaec. 1 57, 42, 12: [El ombligo] está compuesto d~evasos en número de cuatro,
dos venosos y dos arteriales, a través de los cuales la
materia sanguínea y el aire son transportados a modo
de alimento para los fetos. Empédocles cree que estos
[vasos] están insertos en el hígado ...
403 (31 A 83) ~ C I O ,V 21, 1: Dice Empédocles que
en los hombres la articulación de las partes [del feto]
tiene comienzo a los treinta y seis días y se cumple a
los cuarenta y nueve
404 (31 A 84) CENSOR..,6, 1: EmpCdocles, siendo en
esto seguido por Aristóteles, consideró que el corazón
se desarrolla antes que: todo [otro órgano], porque
contiene en grado máxirno la vida del hombre.
405 (31 A 83) ORIB. en
ATEN., 11 78, 13: El físico
Empédocles dice también que el macho se forma más
rápido que la hembra, y que las partes [del feto] que
están a la derecha más rápido que las de la izquierda.
406 (31 A 74) AECIO, IiV 22, 1: EmpCdocles dice que
la primera respiración del animal se produce en los
143
Cf. el fragmento 15321.
recién nacidos con la retirada de Ia humedad. al penetrar en los vasos el aire externo por el vacío así creado.
Y en seguida se produce la exhalación cuando el calor
connatural, en su impulso hacia afuera, expulsa al
aire.. . lU.
VI. EL ALMA
HUMANA Y EL CONOCIMIENTO.
a ) Sueño, muerte, locura.
407 (31 A 85) AECIO,V 24, 2: Empédocles supone
que el sueño se produce por el enfriamiento proporcionado del calor existente en la sangre, mientras que
la muerte por el enfriamiento absoluto.
408 (31 A 85) AECIO,
V 25, 4: Según Empédocles la
muerte se produce por la separación del [elemento]
ígneo [aéreo, acuoso y terroso]
consistiendo la estructura humana en la combinación de ellas.
409 (31 A 98) CELIOAUREL, Morb. Chron. 1 5 , 25:
Los que siguen a Empédocles dicen que una [forma
de locura] procede de Ia purificación del alma le, y la
144 .Primera.
aparece en los MSS. como atributo de animal.
Estas líneas fueron corregidas por DK y Bignone en la creencia
de que se trata de los primeros seres vivientes que aparecieron
en el ciclo (el primer estadio zoogónico de las formas de
.naturaleza completa.). No nos parece así, y traducimos en
presente.
1 6 Estas palabras entre paréntesis son agregado de DK.
G U ~ R I E 1,
, pág. 226 n., propone suponer que el fuego se separ6
de los otros elementos (y así hace coincidir plenamente lo que
se dice en este texto con el anterior). Pero no creemos que
sea necesario.
1 6 ex animi purgamento. Bignone traduce aimpuritá dell*
animo., o sea lo contrario de lo que se dice en el texto latino,
de modo de evitar el aparente contrasentido. Pero la aprimem
locuras no sería patol6gica sino sagrada, precisamente la del
hombre purificado en el sentido de los katharmof.
otra de una alienación de la mente a partir de una
-usa o imperfección del cuerpo - d e esta última trataremos ahora; y es ésta la que los griegos llaman
m z a n f a ~porque produce una gran angustia.
b) Pensamiento y sen!sación1".
410 (31 B 3) S. E., Adlv. Math. VI1 124:
Pero vamos, observa con toda tu destreza de qué modo
[cada cosa se hace patente
y al poseer una visión no conf'íes en ella más que en
[el ofdo,
ni en el ofdo resonante más que en las revelaciones de
[la lengua;
y de ninguno de los otros órganos, en cuanto que son
[una vía para inteligjr,
147 LO que afirma Arist6telles al comienzo del texto núm. 411
no es exagerado y, como se comprobará a partir de los testimonios siguientes, en Empédocles no existe nin& tipo de
oposición entre las sensaciones y el pensamiento. Ello es asi
no solamente porque Empéidocles reivindique contra Pan&
nides el valor de los sentidcm (en el texto núm. 410 los considera una avia para inteligirn: pdros... ndsd), sino porque
todos los indicios muestran que la actividad del intelecto (&S)
es concebida fundamentalmeinte como una avisi6nn o pawp
ción, por supuesto, en términos físicos.
Para un análisis pormmorizado del léxico gnoseol6gico
de Empédocles debe consdtarse K. VON Fnn, ano&, nafn,
and their derivatives in IResocratic philasophys, 11, CP 41
(1%). págs. 13-21. Este autor establece, como rasgos distintivos del nóos - q u e en cierta modo marcarlan un matiz
diferencial respecto de las sentidos-, e1 hecho de que implica una capacidad mhtal selectiva. y ordenadora de los
sentidos, que abriría la funci6n de planiftPr d o n e s y
pmvisiones y, sobre todo, que su fund6n pamce ser La de
abarcar (perikunbdnein) a. su .objeto.
,
~ É D O C L E S DE
;
ACRICENTO
tampoco alejes tu confianza, sino que intelige cada coso
[por el medio en que se haga patentem.
411 (31 B 106 y 108) ARIST.,Met. IV 5, 1009b12:
Y es en general a causa de suponer que el pensamiento
es [lo mismo que] la sensación y que ésta es una alteración, que afirman que lo que se presenta a la sensación es por necesidad verdadero. Por esto Empédocles
y Demócrito y, por decirlo así, cada uno de los otros
füósofos se han sujetado a tales opiniones. Así, dice
Empédocles que al cambiar nuestro estado cambia el
pensamiento:
En los hombres la comprensión crece de acuerdo con
[lo presente.
Y manifiesta en otros versos que
En tanto que se vuelven diversos, en esa medida siem[pre su
pensamiento también se aplica a cosas diversas ... '49.
412 (31 B 105) PORF.,
De Styge: Empédocles parece
asf decir que la sangre es un órgano para la conciencia:
Nótese el contraste de estas líneas con el frag. 7 de
Parménides. Las ~revelacioncsde la lengua. aludirian al sentido
del gusto.
12, Aristóteles cita los versos de Empédocles para mostrar
el carácter Hsico del pensamiento, que se m o d i 6 d en la
medida en que se experimenten cambios corporales. La comprensión (en el primer verso citado, mZtis d. VON Fnrrz, artíc.
cit., pág. 16, tiene el significado de capacidad mental en general)
se acrecienta según lo que está presente en la condici6n física
del sujeto, y no según el objeto presente @ues el primer
fragmento es equiparado por Aristóteles al segundo, donde evidentemente se trata del cambio experimentado por el sujeto).
140
223
Nutrido [el corazón] en los mares de sangre latiente,
es allí donde principalmt?nte está lo que los hombres
[llaman inteligencia:
pues la sangre que rodea el corazón es para los hom[bres la inteligencia m.
413 (31 A 97) AECIO,1711 5 , 8: Según Empédocles [la
parte racional del alma se halh] en la constitución
de la sangre.
414 (31 A 86) TBOFR.,De Sens. 10-11: Por eso pensamos principalmente can la sangre; porque en ella
los elementos están mezc.lados en grado principal entre
sus partes. Y por cierto que todos aquellos seres en
los que [las partículas de los elementos] están mezcladas en grado casi igual y semejante sin mayores
diferencias, y no son mqy chicas ni tampoco excesivas
en tamaño, éstos son más sabios y de percepciones
más exactas.. .
415 (31 B 103) SWL.,, Fis. 331, 10: Y se puede encontrar que en la Física de ~mpécioclesse citan muchas [expresiones] tales, como por ejemplo éstas:
Así, por voluntad de la Fortuna, todas las cosas poseen
[pensamiento Is1.
m En el primer verso el sujeto de a~utridon(tethramméne,
enmienda de Gmtius) debe ser el corazón. Pero cf. BIGNONE,
pág. 475. Respecto de la fónnula armónica de la sangre ver el
frag. 98. Gracias a que en ellla (y, por tanto, en el c o d a que
la contiene) los elementos se hallan mezclados en idéntica p m
porción, la sangre se constil.uye en el 6rgano principal (no el
único) del conocimiento, en virtud del principio de los semejantes. Cf. especialmente el texto núm. 414.
'51 LO mismo expma Empédocles en el v. 10 del frag. 110.
A partir de lo que señaia Teofrasto en el texto núm. 423, podría
inferirse que la sensación :y el pensamiento son comunes a
todos los seres (animados o no) debido al fenómeno universai
de las emanaciones y los poros (cf. los textos bajo el ítem .d.).
C) El principio de los semejantes.
cimiento es de lo semejante por lo semejante 152.
Pues por fa tierra
-expresa Empédoclesvemos la tierra, por el agua el agua,
por el éter el divino éter, por el fuego el destructivo
Cfuego,
el cariño por el cariño, y el odio por e2 odio funesto '5).
m El conocimiento y la sensación constituyen, corno se dijo,
procesos de indole flsica. Por lo mismo, el principio que los
explica y regula (do semejante percibe o conoce a lo sema
jante.) no es más que una aplicación particular del principio
físico fundamental de la atracción de los semejantes. En el
frag. 90 aparentemente se lo refiere al proceso de nutrición;
en el 62, v. 6 actúa sobre el fuego en el contexto zoogónico
del período del Odio creciente; en el fmg. 22 se expresa que
las cosas diversas, para poder formar parte de una mezcla,
deben ser vueltas semejantes por obra de Afrodita o la Amistad.
Los interpretes han discutido acerca de si la atracción entre
los semejantes debe ser atribuida a la actividad del Odio (que
busca reunir en una única masa a cada uno de los elementos,
distribuidos entre Las criaturas), a la de la Amistad, o bien se
trataría de un principio independiente del accionar de ambas
fuenas cósmicas (por ej., BIGNONE,
ptíg. 525). Tras haber examinado el problema, O'BUIEN,pág. 313, concluye que .'lo seme
jante hacia lo semejantebdescribe la actividad de ambos, Amor
y Odio. Aunque pueda parecer paradójico, para Empédocles el
fuego hacia el fuego y el fuego hacia el agua son ambos
manifestaciones del principio de que lo semejante es atraído
por lo semejante: pues d Amor, cuando une elementos opuestos, los h e semejüntes~ (subr. de O'Brien).
m El hecho de que se mencionen aquí a la Amistad y al
Odio podría permitir la inferencia de que estas dos fuerzas
están presentes inclusive como parte integrante de la macla
de elementos que constituye el sujeto de la percepción y del
pensamiento. Es pertinente cf. la critica de Aristóteles en Del
417 (31 A 86) TEOFR.,
De: Sens. 1-2:Parménides, Em$docles y Platón [establecen que la sensación se p r e
duce] por lo semejante, mientras que para los seguidores de Anaxágoras y de Heráclito es por obra de
10 que es contrario ... En lo que se refiere al tema
de las sensaciones particulares, los demás casi lo dejan
de lado, pero Empédocles; intenta remitirlas también
a ellas al principio de la semejanza.
418 (31 A 86) TEOPR.,
iDe Sens. 9-10: Respecto del
conocimiento y de la ignorancia dice lo mismo. El pensamiento se produce, en efecto, por obra de los semejantes y la ignorancia por los contrarios, de modo que
el pensamiento es lo misimo que la sensación o bien
algo muy similar.
d) Poros y emanacwnles.
419 (31 B 89) P L ~ . Quaest.
,
nat. 916D: Considera,
en efecto, que según Empédocles
Debes saber que hay em~anaciones de cuantas cosas
[existieron...
y no solamente de los animales, de las plantas y de la
tierra y el mar, sino tambiién de las piedras. del bronce
y del hierro, salen muchas afluencias ininterrumpidamente. Y efectivamente t.odas las cosas se destruyen
y perecen a causa de que siempre hay algo que fluye
y es continuamente arrojado 1%.
1%
En el fragmento t r a d u ~ o sudebes saber. sin que ello
corresponda en verdad al participio g ~ &((.sabiendo.). La
doctrina empedóclea de que todos los cuerpos expulsan partfculas de si, si bien constituye la base (junto con el principio
de los semejantes) de la concepción que posee de la sensación,
le sirve también para explicar otros fenómenos como la muerte
(según se dice en este texto y también en Teofrasto DK A 86,
20) y la atracción del imán (texto núm. 425).
EMPÉDOCL.E!S DE AGRIGENTO
420 (31 A 92) PLATÓN,
Menón 76C:
-
Sócrums. ¿Quieres que yo te conteste a la manera
de Gorgias, para que tú puedas seguirme mejor?
M R N ~ N. Quiero, cómo no.
SÓCRAm.
¿NO dices tú acaso, de acuerdo con Empédocles, que de todos los seres se producen ciertas
emanaciones?
MEN~N. Sin duda alguna.
SbcIums. ¿Y que existen poros hacia los cuales
y a través de los cuales pasan las emanaciones.
MEN~N. Por cierto.
S6CRAms.- ¿Y que, entre las emanaciones, algunas
se adaptan a ciertos poros, mientras que otras son m8s
pequeñas o más grandes?
r & N 6 ~. ESOes.
S~CRATES.-¿Y no es así que existe algo que tú
llamas vista?
MEN~N.
- Pues sí.
S ó c r u ~ ~s .A partir de esto, ucomprendes lo que te
digo,, como dice Píndaro: el color es una emanación
de las figuras, proporcionado a la vista y sensible "5.
-
-
-
421 (31 A 87) ARIST.,De Gen. y Corr. 1 8, 324b: Para
algunos existe la opinión de que cada cosa padece una
afección cuando e1 agente último 156 y principal penetra
[en ella] a través de ciertos poros, y expresan ellos
que de esta manera vemos, oímos y captamos las
demás sensaciones. Asimismo agregan que vemos a
través del aire, del agua y de los elementos diáfanos,
m Sobre este pasaje de Platón ver nota 28. Parece probable
que, así como de todas las cosas proceden emanaciones, tambitn es universal la presencia de poros en los sujetos; tal cosa
podría suponerse a partir de los textos núms. 416 y 423.
Es decir, el agente que en último término produce el
efecto; las emanaciones y no el agente primero del cual eilas
proceden.
227
porque estas cosas poseen poros invisibles a causa de
su pequeñez pero abundantes y dispuestos en hileras,
y tantos más tienen cuanto más diáfanos son. Y es así
que hay quienes -por ejemplo Empédocles- explican
de esta manera algunos otros [fenómenos]; y no solamente los de las afecciones y sus agentes, sino que
también dice Empédocles que entran en mezcla todas
aquellas cosas cuyos poros guardan proporción entre sí.
422 (31 A 86) TEOFR.,De Sens. 7 : Empédocles afirma
lo mismo de todas [las sensaciones] y expresa que la
sensación se produce por la adaptación a los poros de
cada uno [de los órganos]. Por eso cada uno de ellos
no es capaz de discernir los objetos propios de los
otros, dado que ocurre que los poros de unos son m8s
anchos y los de otros :más estrechos en relación al
objeto sensible, y entonc.es unos pasan con fuerza sin
hacer contacto y otros no pueden penetrar en absoluto.
423 (31 A 86) TEOFR.,De Sens. 12: Lo primero que
se le podría objetar a partir de lo que dice Empédocles
es esto: en qué se distiuguirán los seres animados de
los otros en lo que respecta a la sensación. Pues existe
la adaptación a sus poros también en los seres inanimados; y él supone por generalización que la mezcla
se produce por la proporcionalidad de los poros. Por
eso es por lo que no se mezclan el aceite y el agua, a
diferencia de los otros líquidos y cosas de las cuales
él enumera su peculiar tipo de mezcla. De tal modo,
todas las cosas experimentarán sensaciones, y lo mismo será la mezcla que la sensación y el crecimiento;
dado que supone que tosdo se produce por la proporcionalidad de los poros, sin que añada alpna otra diferencia.
424 (31 A 86) TEOPR.,De Sens. 13: Además, jestán
10s poros vacíos o llenos? Pues si están vacíos cae en
ENPÉDOCLES DE AGRIGENTO
contradicción consigo mismo, porque afirma que el
vacío no existe en absoluto; si en cambio están llenos,
entonces los animales experimentarían sensaciones
siempre. Porque es evidente que lo que se adapta a
ellos es, según dice, lo semejante ln.
425 (31 A 89) ALW., Cuest. 11 23: Sobre la causa por
la cual la piedra de Heraclea [o .el imán] atrae al hierro: Dice Empédocles que el hierro es transportado
hacia la piedra por las emanaciones que surgen de
ambos, y porque los poros de la piedra guardan proporción con las emanaciones del hierro ...
e) Visión 1%.
426 (31 B 84) ARIST., De Sent. 2 , 437b-438a: Empédocles parece a veces creer que vemos por una luz q u e
--
~
La critica de Teofrasto apunta a que los poros, si no
están vacíos, estarán llenos de emanaciones.
m Lo doctrina de Empédocles sobre la visibn ofrece a los
intérpretes ciertos problemas. El fragmento conservado que se
lee a continuación, al utilizar el simil de la linterna, puede
parecer dar importancia al ojo como agente activo que emite
rayos luminosos hacia el objeto y, de este modo, la explicación
se asemejarfa a la teoría platónica del Timeo 45B, en la que
se supone una síntesis de las efluencias igneas del ojo y las
que vienen del exterior. Pero en la descripci6n detallada de
Teofmsto (texto núm. 427) no se alude al supuesto papel del
ojo como emisor de eflujos luminosos y agente de la visión,
sino que se incluye a tsta dentro del mecanismo general de las
sensaciones, esto es, las emanaciones del objeto que penetran
en los poros. A estas dos explicaciones distintas alude Arist6
teles al terminar de citar el frag. 84, teniendo en mente la
doctrina del Timeo, la que unas líneas antes había sido asimila& a la Empédocles. La cuestión no nos queda del todo
clara, pero parece probable que Aristóteles estk desarrollando
indebidamente las implicaciones que surgen del fragmento de
Empédocles, y que allí nuestro filósofo no raya más allá de
intentar mostrar que hay fuego en el ojo (cf. B r c ~ o w ,página 249, n. 2).
lg
229
parte [del ojo], tal como se dijo antes. Dice, a propósito, lo siguiente:
Como cuando alguien que proyecta salir se arma de
[una antorcha
durante la noche inverm~l,llama de ardiente fuego,
colocando linternas que protegen de toda clase de vien[tos;
éstas dispersan el soplo de los vientos agitados,
pero & luz salta hacia fuera en tanto que es mds sutil
y brilla a lo largo del um,bral de la casa con indomables
[rasgos.
Así entonces el antiguo fuego, encerrado en membranas
y en finos velos, se reclkryd en la redonda pupila,
velos éstos que estaban perforados por milagrosos pa[sajes.
Ellos preservaban el agua profunda que fluye en tomo
[de la pupila,
pero dejaban pasar el fu,ego, en tanto que es más sutil.
Unas veces explica la visi6n de esta manera, otras veces
por las emanaciones procedentes de los objetos de ella.
427 (31 A 86) TEOFR,
De Sens. 7-8: También procura
referirse a cómo se produce la vista. Dice que dentro
del ojo hay fuego, y alrededor suyo (agua,) tierra y
aire'? a través de los cuales penetra el fuego gracias
a que es sutil, tal como' ocurre con la luz de las linternas. Los poros del fuego y del agua están ubicados
en orden alternado; por los del fuego tomamos conocimiento de las cosas blancas y por los del agua de
las negras, pues cada wna de estas cosas guarda p r e
porción con el poro correspondiente. Los colores son
llevados hacia la vista por medio de las emanaciones.
-
Que el ojo contenga los cuatro elementos estaba de todos
modos impUcito en el texto núm. 416.
19
EMPBWCLES
No todos los ojos están compuestos del mismo modq
(sino que unos lo están de elementos semejantes) y
otros de elementos contrarios, y en unos el fuego se
halla en el medio mientras que en otros en el exterior.
Por ello es por lo que hay animales que ven con mayor
agudeza de día y otros, en cambio, de noche: de día,
los que poseen menos fuego, porque en ellos la [poca]
luz interior es compensada por la [mucha] luz de afuera. Y aquellos que poseen menor cantidad del elemento
contrariol@ ven mejor de noche, porque también en
ellos resulta colmada la deficiencia. En situaciones inversas se produce (el caso inverso). En efecto, también
aquellos en los cuales existe exceso de fuego poseen la
vista más debilitada durante el día, porque al abundar
el fuego obstruye y retiene los poros del agua. Y 10
mismo acontece de noche para aquellos en los que hav
agua en exceso, pues el fuego es retenido por el agua.
[Ello sucede] hasta que, en los unos, el agua sea apartada por la luz externa o que, en los otros. lo sea el
fuego por [la humedad de] el aire. Cada una de estas
situaciones es subsanada por el elemento contrario. [El
ojo] mejor conformado y óptimo es aquel que está
compuesto por iguales cantidades de ambos elementos
[-fuego y agua-]. Poco más o menos, esto es lo que
dice acerca de la vista.
428 (31 A 91) ARIST., De Sent. 2, 437b: Pues si en
verdad el ojo fuera fuego, como dice Empédocles v
como está escrito en el Timeo, y si la visión resultara
de la luz que procede de él como de una linterna.
entonces jpor qué no se ejercería también la vista en
la oscuridad?
429 (31 A 91) ARIST., Gen. Animal. V 1 , 779b: No
estií bien sostener, como dice Empédocles, que los
la
Agua.
DE AGRIGENTO
23 1
[ojos] claros son de naturaleza ignea, mientras que
10s negros poseen mayoir cantidad de agua que de
fuego, y que a causa de cello los claros no ven de día
con agudeza debido a su carencia de agua, mientras
que los otros de noche por su carencia de fuego. Porque la vista, precisamente, en todos los casos no es
atribuible al fuego sino al agua.
430 (31 A 88) AECIO,IIV 12, 1: [Sobre las imágenes
de los espejos] dice Empédocles que se producen por
]as emanaciones reunidas; en la superficie del espejo,
vueltas compactas por el elemento igneo que es segregado por el espejo y que trae consigo al aire intermedio, hacia el cual son llevadas las corrientes "l.
f ) Los demds sentidos.
431 (31 B 99) TEOFR.,De Sens. 9: La audición se
produce por los ruidos externos 1": es así que cuando
(el aire) es movido por el sonido resuena dentro. De
tal modo, el oido sería como una campana que produce
los mismos ruidos [que resuenan afuera], por lo cual
lo llama
Retofio de carne...
Al moverse el aire golpea contra las partes sólidas y
produce el ruido.
432 (31 A 93) AECIO, I'V 16, 1: Según Empédocles la
audici6n se produce al pegar el aire contra la parte
Similar a la expUcaci6n que da PurdH en Tb46A.
Seguimos los MSS. sin cambiar, como DK, h t h m por
Csothen (en ese caso, tendríamos .ruidos internosw). La audid6n
se produciría del siguiente modo: el objeto extemo que p m
duce el ruido arrojarfa partículas o emanaciones de aín? que,
al penetrar en el ofdo, pmducirla el movimiento del 6rgano
cartilaginoso, resonando Cste: como una campana.
161
1Q
sólida, de la que dice que al modo de una campana
está colgada dentro del oído, se balancea y es golpeada.
433 (31 B 101) PLUT.,Quest. Nat. 23, 917E: Acaso
las perras, como dice Empédocles,
Rastrean con sus narices partículas de los miembros
[ d e las fieras
y recogen las emanaciones que abandonaron las fieras
en los bosques, y a ellas las oscurecen y confunden,
al nacer la primavera, los muchísimos olores de las
plantas y las malezas la.
434 (31 A 86) TEOFR.,De Sens. 9: El olfato se produce con la respiración. Por ello es por lo que poseen
mayor olfato aquellos en los que el soplo es más viga
rosa Y de los cuerpos sutiles y livianos emana el olor
mas fuerte.
435 (31 A 94) AECIO, IV 17, 2: Según Ernpédocles el
olor penetra junto con la respiración del pulmón. Y es
así que cuando la respiración se toma difícil no pode
mos percibir por la irritación, como en e1 caso de los
acatarrados.
436 (31 B 102) TEOFR.,De Sens. 22: Quizás el respirar no sea en si mismo la causa del olfato, sino por
accidente, como lo atestigua el hecho de los demás
animales [que no respiran] y por los fenómenos mencionados. Pero él aún dice, en definitiva, que ésa es
la causa, manifestando que
Así, todos los seres poseen parte de respiración y olfato.
Plutarco cita solamente el primer verso del fragmento.
kdnnota (afraementosm) no esta en Plutarco, sino que es tomada
de otra fuente.
163
437 (31 A 86) TBOFR.,Dtí Sens. 9 : En lo que se refiere
al gusto y al tacto no (determina cómo ni por qué
se producen cada uno de ellos, salvo en su aspecto
común, a saber, que la seinsación consiste en una a d a p
tación a los poros.
438 (31 A 94) ARIST., 13e Sent. 4, 441a: El gusto es
una forma de tacto. Y es así que el gusto del agua
tiende naturalmente a ser insípido. Es sin embargo
necesario, o bien que el agua tenga en sí misma los
varios géneros de sabores en grado imperceptible a
causa de su pequeñez, como piensa Empédocles.. .
g) Placer y dolor.
439 (31 B 107) TEOFII.,De Sens. 10: Después de
haber contado cómo conocemos cada cosa por medio
de la cosa [semejante], agrega al final que
[Pues] a partir de ellos se constituyeron en armonía
[todos los seres
y por ellos piensan y ex,perimentan placer y afliccidn.
440 (31 B 22) TEOFR.,De Sens. 16: Pero tampoco
da cuenta del placer y del dolor en modo coherente,
al establecer que se siente placer por obra de los semejantes y dolor por obra de los contrarios.
Rivales.. .
son las cosas a causa de que
...mucho se distinguen unas de otras
por su origen, por su composicidn y por la figura que
[llevan impresa.
la Lo hizo en el frag. 109, por lo cual quedarh en claro que
en el fragmento citado a co~ntinuaciónaeiiosn alude a los elementos. Para G m , 11, pág. 229, n. 3, los h g s . 107 y 109
forman un solo pasaje, y ello parece factible.
EMPÉDOCLES DE AGRICENTO
Y porque [Empédocles y Anaxágoras] suponen que el
placer y el dolor son una sensación o algo añadido a
la sensación, es entonces que no todas las sensaciones
se producirán por los semejantes 16s. Además, si las
cosas homogéneas obtienen el placer especialmente con
el contacto -según dice él-, entonces los elementos
congénitos experimentarían en general mayor placer y
sensación, puesto que sostiene que la sensación y el
placer son producto de lo mismo.
441 (31 A 95) AECIO,IV 9, 15: Según EmpCdocles los
placeres se producen por los semejantes que actúan
sobre los semejantes, y en vista de que se produce la
compensación de lo faltante, de modo que existe el
deseo de lo semejante en lo que posee carencia de algo.
En cambio los sufrimientos se producen por los contrarios, pues son hostiles entre sí cuantas cosas difieren en su composición y en la mezcla de los elementos.
442 (31 A 95) AECIO,V 28: Dice Empédocles que los
deseos se producen en los animales según la carencia
existente en alguno de sus elementos constitutivos, y
los placeres se producen a partir de aquello que resulta
adecuado a la mezcla de cosas homogéneas y semejantes, y las molestias y los (sufrimientos a partir de
aquello que resulta inadecuado) l*.
145 ES decir, el dolor constituiría una sensaci6n de lo desemejante. Si en verdad Empédodes abusó hasta tal punto del
principio de los semejantes como para explicar también el
placer a través de él, entonces la crítica de Teofrasto resulta
aguda y adecuada.
166 LOS Últimos renglones están corruptos. Seguirnos la reconstrucci6n de DK.
VII. LA
WCTRINA
CATA~TICA
la.
a) La Edad de Afrod!ita y la beatitud originaria.
443 (31 B 128) PORF.,De abst. 11 21: Esto la es atestiguado... también por Erripédocles que, cuando expone
-
Bajo este capítulo reuniremos los textos correspondientes
referida a la caída de las almas; desde la unidad primordial, su
itinerario transmigratorio, sus pecados y los ritos que la purifican y le permitirán la prolyesiva liberación de este mundo
de la pluralidad. Ha sido mdrito de las dtimas décadas dirigir
la investigacih hacia la detecci6n de elementos comunes entre
la doctrina del poema físico y de las Purificociones, de modo
de superar la antinomia que desde fin de1 siglo pasado se
supuso que existía entre ambas obras, y que Uev6 a algunos
eruditos a pensar en una coriversión espiritual de Empédocles
(ver nota 39). Ya en la Intmducción y en la nota recién mencionada adelantamos nuestra ]perspectiva general acerca de este
problema; consideramos que ambos poemas contienen un núcleo doctrinario común. pero se inscriben en contextos semánticos diversos en virtud de la intenuón diferente -sot&ica
y exotérica- del autor. Por lo mismo, reiteramos, la unidad
de las obras nos parece que debe ser buscada bajo la forma
de paralelismos y analogías y, de ningún modo, a través de la
equiparación o identificación de elementos docirinarios aislados.
Para poner un par de ejemplos de esto, podemos apuntar que
nos resulta imposible e ilegítimo, a) proyectar hacia las Purificacionu el esquema de la d t e m a n d a menon de la doctrina
fisica, es decir, procurar señalar los estadios de la transmigración del alma correspondientes al período cósmico del Odio
creciente y de la Amistad cndente, porque, a todas luces, m
el contexto cosmológico observarnos una caída progresiva y
lineal, mientras que en el caso del alma existiría una caída
súbita; o b) preguntarse en qué ámbito c6smico residirán las
almas de aquellos personajes superiores que obtienen la Liberación antes que los demás (por ej., el mismo Empédodes
el h g . 112, v. 4 y el 146) durante el lapso que m t a hasta que
la totalidad cósmica se reintegre bajo el Esfero.
A saber, la afirmación de Porñrio de que las primitivas
ofrendas y s d c i o s ofrecidas a los dioses por los antiguos
no eran cruentas.
167
a la doctrina contenida en el poema de las Pu-a,
EMP~DOCLES DE AGRIGENTO
sobre la génesis de los dioses y los sacrificios, nos ]o
señala al decir:
Entre ellos no se hallaba el dios Ares, ni el Combare,
ni era rey Zeus, ni Cronos, ni Poseidón,
sino que era reina Cipris,
-que es la Amistad-.
Y ganaban los favores de ella con piadosas ofrendas,
con pinturas de animales, con bálsamos de delicado
[fragancia,
con sacrificios de mirra pura, con perfumado incienso,
y derramando en el suelo libaciones de rubia miel,
lo que aún ahora es conservado por parte de algunos
como vestigios de cosas que fueron ciertas,
pero el dtar no era regado con la violenta sangre de
[los toros.
Pues creo que al predominar totalmente la Amistad y
el sentido de la afinidad, nadie daba muerte a nadie
por considerar que el resto de los animales eran sus
familiares. Pero cuando arribaron Ares, el Combate,
toda batalla y el principio de la guerra, entonces nadie,
por vez primera, consideró a nadie como su afín'@.
444 (31 B 130) Esc. a NIC., Ther. 452, 36:
Y todos eran dulces y amables con los hombres
-las fieras y los pájaros, y brillaba la amabilidad.
168 El tema hesi6dico de la Edad de Oro. estado originario
de paz. perfección y beatitud que con diversas variantes con*
cen todas las tradiciones antiguas, es retornado aqui por Emddodes. Para WODO,
Trabajos 111, el monarca de esta edad
era Cronos, luego habría venido una era de Zeus y luego,
se& otras fuentes ya tardías, una de Poseidón (cf. SBRVIO,
ad
Verg., Ecl. 1V 10). La originalidad de Empédocles consiste en
adjudicar la monarquía de la edad paradisfaca a Afrodita (o
b) La ley de la Necesidad.
445 (31 B 115) HIP~L.,
VI1 29 lm: Esto es lo que dice
~mpédoclessobre su nacimiento:
Yo también soy ahora uno de ellos, exilado de los
[dioses y vagabundo,
_C__
Cipris), y esta innovación respecto de la tradición manifiesta
la intención de analogar este estadio protológico a la fase c6smica del Esfero, en que la Amistad posee el poder absoluto.
CoRNFom (FRtoPh, pigs, 23235-236)vio adecuadamente que
el Esfero .posee su contirapartida mítica en las Purific&ones, que describen la pirimera edad del hombre como el
Reino de Afrodita*; lo niismo K-R, p k s . 349-350. Otros, em
cambio, consideran que esta edad aúrea debería ubicarse al
comienzo del período del Odio creciente, pues el Esfero
constituye un estado de unidad indiferenciada y ello mal
podría adecuarse a los hombres individuales que el fragmento describe (cf., por ej., MINAR,
phg. 238, n. 1; KMN,
pág. 21, n. 54; G w , SI, pAg. 248). Contra esto podemos
oponer el hecho de que Empédocles excluya por completo
a Ares y al Combate, pero este argumento no es tan importante. Preferimos volver ;a recordar la posibidad de que se
trate de una figuración isimb6lica, dirigida a su pueblo. de
la unidad absoluta y prirniordial de que habla el poema físico.
Cf. las palabras de Hipólito en el texto núm. 445: .Las
almas... que el Odio arranca de lo Uno y crea y produce..
170 El comentario pormenorizado de Hip6lito a este h g mento 115 (vbanse los v e m s completos y en su orden correcto
en el cap. siguiente), que contiene el meollo de la doctrina de
las Purificaciones, resulta sumamente adecuado y esclarecedor.
a pesar de alguna transposición píatonizaate (por ej., habla
del mundo inteligible). Sobre todo porque pone de manifiesto
los principales paralelismost respecto de la doctrina cosmológica. La alternancia mayor entre lo Uno y lo múltiple, dispuesta
ineluctablemente por la Necesidad, es asignada claramente por
Empédocles al origen y destino de las almas, pues constituye
el contenido del .vasto juramento. que había detumioado la
asignación de los privilegios del Odio y de la Amistad en el
fragm. 30 en el plano de la física. No es, por tanto, errada
la interpretación de Hipóliito del primer verso citado, se&
la cual dos dioses. de los que Empédocles dice estar exilado
llamando de este modo dios a lo Uno y a su unidad,
en la cual residía antes de ser arrancado por el Odio
y de nacer entre los múltiples seres propios del orden
cósmico impuesto por el Odio. Dice, en efecto:
deno&a espíritus de larga vida a las almas, porque
no las afecta la muerte y viven largas eras:
por treinta mil estaciont?~ deben vagar lejos de los
[Bienaventurados,
(Por haber confiado en el furioso) Odio,
llamando Empédocles [Odio] fyrioso, turbulento e inquieto, al artesano de este mundo. Pues ésta es la condena y la Necesidad a que están sujetas las almas, que
el Odio arranca de lo Uno y crea y produce. Y al
hablar de este modo:
Errado emite un vano juramento 17',
[uno d e ] éstos, espíritus172que tienen asignada una
[larga vida 173,
no son sino lo Uno o el Esfero. Obsérvese, aunque resulta
superfluo sefmlarlo, que aquí, como en el poema físico, el
Odio es el artifice del mundo siguiente al de la unidad. Finalmente, tampoco están aquí ausentes las .cuatro raíces -fuego,
aire, agua y tierra- que ahora representan los ámbitos por
los cuales va pasando el alma que ha perdido la unidad, es
decir, las subregiones del escenario de la pluralidad en las
cuales ella no puede hallar un alojamiento estable.
171 El acontecimiento basico por el cual las almas se separan
de la unidad por obra del Odio, es representado simbólicamente
por Empédocles como derramamiento de sangre (cf. el v. 3
del frag. 115) y como perjurio. De este modo se quiebra el
reino de armonía (y de ofrendas incruentas, ver texto núm. 443)
propio de la edad de la Amistad.
Con aespíritus* traducimos el griego-dairnones, demonios,
en este fragmento (en los demás casos, frag. 59, textos núms
ros 450 y 457, la misma palabra es vertida como divinidad*).
Designa a la esencia trascendente de los seres vivientes, cuyas
fiauras va ado~tandode acuerdo con el itinerario de la transmigración. ~n'nuestras notas, sin embargo, aludimos a este
~ r i n c i d ocon el vocablo aalma.. librándonos al uso más común
de la palabra. Pero en ~ m p e d k l e spsychd aparece una sola vez
(frag. 138) aparentemente con el viejo significado de aliento
de vida. o, simplemente, *vida*. Sobre los diversos sentidos
de daímon en los fragmentos y doxografía empedóclea debe
consultarse el trabajo de M. DÉIIENNE,-La 'démonologie' d'Empédocles, REG 72 (1959). 1-1;'. Para el papel del &ímon en la
transmigración cf. nuestra nota 179.
La palabra psychd es utilizada con el significado evidente
de principio divino, trascendente e inmortal, en algunos textos más o menos contemporáneos de Empédocles o anta%
res: HERdo., 11 123 (como entidad transmigrante), JBWÓPANeS,
frag. 7, I ~ NLIE Qvfos, fraig. 4, P~ND.,frag. 131 (se dice que
ella procede de los dioses) y 133. Por ello es significativo
que Empédocles haya preferido el vocablo dofmon. El significado tradicional de esta palabra es el de .potencia divina,
de donde dios, destino... el tkrmino se emplea en Homero
para designar una potencia divina que no se puede o no se
quiere nombrar, de ahí Itx sentidos de divinidad y destino,
por otra parte; el dnfmovl no es objeto de culto. (P. CUANn u ~ i u e ,Dictionnaire Étymologique de & Langue Grecque, 1,
París, 1968; s. v.). La etimología de la palabra remonta al
verbo doiomoi, =repartir, dividir, asignan, sentidos que Empédocles debe haber tenido bien presentes. por cuanto c e
msponden perfectamente a su concepción del daímon como
fragmento de una unidad divina a la que la Necesidad le
asign6 el destino de emigrar. Véase A. TUCLIA, pAg. 171:
-el daimon es un dios solamente en potencia*; y WILWOWXTZ,
esp. la n. 1 de phg. 659.
No eternos, quizás en el sentido de que no es eterno su
destino de emigrar a través tkl mundo del Odio. En el frag. 23,
8 se dice lo mismo de Iqs dioses.
174 Si Empédocles no to1n6 esta cifra en sentido simbólico
para indicar un lapso indeterminado (como quieren ZIMUR,
ZN, pág. 808 D., y MI^, pág. 55 D.), una aestación~debe
quizás equivaler a un tercio del año solar, como en Homero
y Hesfodo (ver LSJ, s. v. hclra). Entonces, el periodo de exilio
del alma abarcaría 10.000 d o s y coincidirfa con el que asigna
PIAT~N, Fedro 248e, y posibllemente con FVNDARO, frag. 133.
No sexía extraño que: Empédodes tenga en mente el
.Gran Aüo. (Gvrarue, n. 6 en págs. 251-252, menciona en
favor de esto el paralelo con HESIODO,
Teog. 799) del que
EMPIÉDOCLES
y considera bienaventuradas a aquellas que. por obra
de la Amistad, son conducidas de la multiplicidad a la
unidad del mundo inteligible. Dice así que ellas deben
ir vagando y
Naciendo a lo largo del tiempo bajo todo tipo de figu[ras mortales
que truecan uno por otro los penosos rumbos de la
[vida.
Expresa que los penosos rumbos son los cambios y
transfiguraciones de las almas en los cuerpos. Tal cosa
es lo que significa
Que truecan uno por otro los penosos rumbos de la
[vida.
Porque las almas truecan un cuerpo por otro, reubicadas y castigadas por el Odio, sin que se les permita
permanecer en lo Uno. Al contrario, son las almas
castigadas por el Odio con todo tipo de penas, y deben
cambiar un cuerpo por otro cuerpo. Y añade, en efecto:
DE AGRIGENTO
24 1
y despuds del fuego lo baña en agua. Es así que el
éter es el fuego, a partir de donde las almas son reubicadas en el mar por el artesano [de este mundo]. ..
pero a las almas odiadas... Las reúne la Amistad, que
es buena y se apiada de su lamento y del orden confuso y perverso del Odio furioso... EmpCdocles exhorta
a sus discípulos a que se abstengan [de alimentarse]
de todo ser animado de este mundo fraccionado en
virtud del ordenamiento cósmico del Odio funesto,
porque dice que los cuerpos de los animales que deve
ramos constituyen la moraida de las almas castigadas.
Y a los que escuchan tales discursos les enseña a contenerse del trato íntimo can mujeres, para que no sirvan y colaboren don las obras que el Odio produce,
que siempre disuelve y dispersa la obra de la Amistad.
Agrega Empédocles que t%ta es la máxima ley del
gobierno universal, hablando así:
Hay un ordculo de la Nelcesidad, antiguo decreto de
eterno, sellado con vastos juramentos,
[tos dioses,
El vigor del Cter los empuja hacia el mar,
el mar los escupe hacia el suelo terrestre, la tierra a
[tos rayos
del sol resplandeciente, y &e los lanza a los torbellinos
[del Cter:
uno los recibe del otro, pero todos los aborrecen.
y denomina Necesidad al cambio de lo Uno hacia lo
múitiple en virtud del Odio, y de lo múitiple hacia
lo Uno por obra de la Amistad. Y cuatro dioses son
mortales -fuego, agua, tierra y aire- y dos inmortales, inengendrados y totalmente enemigos entre sí
- e l Odio y la Amistad.
Este es el castigo que aplica el artesano [de este mundo], al modo en que un herrero transforma el hierro
446 (31 B 116) PLUT.,Qiuzest. conv. I X 5 , 745C: ...La
Gracia de Empédocles
hablan las tradiciones cercana-orientales y griegas, a menudo hecho equivalente al tiempo que demora la precesión
de los equinoccios en recomr la mitad del c h d o zodiacal.
es decir poco menos de 13.000 años (cf. R. G ~ ~ DFonnes
N ,
t r d i t i o d l e s et cyclar cosmiques, París, 1970, p4gs. 22 y SS.).
Es probable, por oira parte, que el a d o de las almas sea
el mismo que el ciclo c6smico. como muchos han supuesto.
...aborrece
a la insoportable Necesidad ln.
la Puesto que la NecLsidod es quien condena a, los espíritus
a vagar, puede que la Gracia (CMris) constituya un equivalente
de la Amistad; ver Knw. págs. 20, n. 49.
C)
La caída y la transmigración.
447 (31 B 119) Cm., Strom. I V 12:
De cuánto honor y de qué cima de felicidad,
como dice Empédocles, que se encuentra aquí tras
haber dejado atrás.. . '".
44$ (31 B 124) CLBM.,Strom. 111 14: Y dice, a su
va,
¡Ay! Oh raza miserable de los mortales, del todo des[venturada,
de qud discordias y lamentos habdis nacido.
449 (31 B 125) CLEM.,Strom. 111 14:
De los vivientes hace muertos, cambiando sus figuras,
( y de los muertos, vivientes) Ir.
450 (31 B 126) PORF.en ESTOB.,
Ecl. 1 49, 60: El sino
de este ordenamiento cbsmico y la naturaleza, llamadas
divinidad por Empédocles,
La reviste con una túnica de carne que le es extraña,
cambiando el vestido de las
176 Quizás
a partir de la paráfrasis ñnai de Clemente pueda
reconstruirse el verso siguiente al que, de todos modos, le
falta el complemento de .tras haber dejado...*. Ver BIGNONE,
pAg. 491.
177 E
l sujeto debe ser una divinidad masculina ((acaso el
Odio, Kdtos?, BIGNONE,
phg. 497). Se alude a la transmigraci6n.
El segundo verso es reconstmcción de DK.
Este fragmento también lo cita Plutarco. suponiendo
como sujeto solamente a la Naturaleza. El participio que utiliza
Empédocles, petisttllousa, es femenino, a diferencia del texto
anterior y, si debiéramos c o n j e t w un sujeto, podríamos pensar en la Necesidad, que reviste al dofmon con un cuerpo.
Hemos escrito en la traducci6n d a reviste* para que la
lectura concuerde con el contexto, en el que se habla del
alma, pero en rigor el objeto debe ser ki daimon. Si Empé-
451 (31 B 117) HIP~L.,1 3: Y además de todo esto
al hablar de este modo:
admite la metensomatosis
-
docles utilizo, como dice Porfirio, este mismo vocablo para
designar a algo así como el sino y la naturaleza, entonces
creemos que la palabra debía tener el sentido de divinidad
en general, como en el frag. 59 (donde se alude a los dioseselementos).
179 La doctrina de la transmigración del alma carecía de
una denominación precisa e:n Grecia clásica. En épocas poste"ores se habla de apalingenesia~,~rnetensomatosis~
y, mucho
más tarde, ametempsícosis~~.
Parece haber surgido en Grecia
en modo más o menos repentino, y los testimonios fidedignos
de su existencia no van ni& atrás del siglo v. Heródoto la
menciona refiriendo equivocadamente que fue importada de
Egipto (11 123; equivocadaunente porque los egiptólogos no
saben que haya sido sostenida en el valle del Nilo para esa
época), y ella esta presente sin mayor margen de dudas en la
01. 11 de Pindaro (sobre esto, ver nuestro trabajo #La vida
en el más allh según Píndaro, 01. IIw, en Actas del IV Simposio Nacionai de Estudios Cláricos. Resistencia, l9l7, págs. 9 6
104), pero se carece de infolrmaciones antiguas que. nos hablen
de los términos en que ella habría sido sostenida por Pithgoras,
si es que la sostuvo.
La creencia en la transmi~paci6nse ha detectado en la historia de la religidn y de la filosofia a través de formas muy
diversas, y no siempre es necesario considerarla corno el peregrinar de un alma o yo strstanciol y permanente que va asumiendo distintos cuerpos d'e animales y humanos como quien
se coloca distintos vestidos. Es dificil determinar las características propias de esta doctrina en Empédocles, pero nos inclinamos a pensar que la versión recién parafraseada no se le
aplica a d.
El lenguaje que. nuestro ñi6sofo emplea en el texto número 450 no nos debe confundir y hacemos considerar al
dafmon como una entidaid sustancial que mora en un cuerpo,
pues podría tratarse de: una simple imagen poética. Mas
bien, las resonancias etimológicas del vocablo elegido por
Empédocles, duímon, no's llevan a conjeturar que se trata
de un *destino., es decir. de la continuidad causal de vidas
de vegetales, animales u hombres que marcan el estado
inferior de existencia p:mpio del mundo del Odio que ha
quebrado la unidad b e a i ~ c a .Sobre la doctrina en cuestián
EMPÉDOCLE~SDE AGRIGENTO
Yo ya he sido antes un muchacho y una muchacha,
un arbusto, un pájaro y un mudo pez de mar '".
Añrma que todas las almas se transforman en todos
los animales. Y, en efecto, el maestro de ellos [-pita@ricos-]
dice haber sido Euforbo, el que combatió
en Troya, manifestando reconocer su escudo.
452 PLUT.,De exil. 607D: Dice Empédocles que no
es la sangre ni nuestro aliento mezclado, oh hombres,
lo que produce la esencia y principio del alma 18'; sino
que es el cuerpo el que está modelado a partir de
éstos, y es terrestre y mortal. Y por haber venido aqui
el alma desde otro lado, él llama eufemisticamente
.paseo por fueras al nacimiento, con el más dulce de
los nombres. Pero lo cierto es que ella huye y vaga,
expulsada por los decretos y leyes divinas.
cf. W G , A study of the doctrine of metempsychosis in
Greece, from Pythagoras to Plato, Primeton, 1948, y nuestro
trabajo d a doctrina de la transmigración en Grecia preplatónican, Argos 11 (1978).
Es posible que estas vidas que Empédocles afirma haber
asumido ya contengan una referencia a que ha cumplido su
ciclo de purgaci6n bajo cada uno de los elementos (subregiones
del mundo del Odio, ver nota 170 y frag. 115, 943, es decir,
las formas humanas mpmsemtarian al fuego, mientras que
luego se alude a seres de la tierra. del aire y del agua respectivamente.
181 Uno de los mayores argumentos elevados por aquellos
que sostienen la existencia de una contradicción doctrinaria
entre el poema físico y las Purificaciones es el de suponer que
la f'ísica emped6clea no deja lugar para la transmigración del
alma. porque cada ser viviente constituye una combinación
efímera de los elementos y no hay ningún ayo. o personalidad
consciente que pueda subsistir a la disoluci6n del compuesto,
teniendo en cuenta que la condencia es para Empédocles una
función de los elementos mismos. Como se puede ver a partir
de lo que expresamos en la nota 179, esta objeción de que no
existe un sustrato fLFiCo que posibilite la transmigración, se
basa en la concepción de dicha doctrina bajo una forma deter-
245
453 ARIST., Del alma ![ 4, 408a: Uno podría objetar
contra Empédocles esto: puesto que dice que cada
una de las partes [del cuerpo] constituye una cierta
proporción, jes acaso el alma la proporción, o es alguna otra cosa más que se agrega a las partes? Y además
jes la Amistad causa de: una mezcla cualquiera o de
aquella que es proporcionada? ¿constituye ella la proporción misma o es otra cosa más allá de la proporción?
minada (la asunción de disitintos cuerpos por parte de uoa
entidad sustancial permanente) que no tiene por qut haber
sido la que Empédocles profesó. De todas maneras, a partir
de Comford (en sus confere!ncias no publicadas y en FRtoPh,
págs. 237 y SS.) se buscó da.r una solución al problema (pseudoproblema según nosotros) suponiendo que los dafmones del
frag. 115 no son sino porcia~neso fragmentos de Amistad que
se hallan aprisionados en cada cuerpo y, a la muerte, emigran
a otros. Este texto de Plutarco y el siguiente de Aristóteles
han sido utilizados, precisamente, como principales testimonios
en favor de tal hip6tesis. y por ello los incluimos aqui. Reconocemos que es atractivo considerar al dafmon como porción
de Amistad porque, si acelptamos la identificación que hace
cada
Aristóteles del Esfero con la Amistad (texto núm. m),
daimon constituiría un fragimento del Esfero y, de ese modo,
tendríamos una perfecta coincidencia entre el ciclo cósmico y
el del alma. Pero los texto's en cuestión no ofrecen ninguna
fuerza probatoria: la posibilidad que eleva Aristóteles de que
la Amistad constituya galgo mAsn con respecto a la proporción
en que el alma consiste, no deja de ser una elaboración de su
propio cuño, y Empédocles no dice nada de eso.
La hipótesis de Cornford fue especialmente desarrollada
por O'BRIEN, pbgs. 3253.U. que identifica los dairnones del
frag. 115 con los del frag. 59 y con los que Plutarco mmcima en De tranq. m. 474B. que se hacen cargo del alma
del recitn nacido y lo acompañan como ángeles guardianes.
Kahn, por su parte, expresa que cree que hay derecho a
aceptar la hip6tesis sin evidencio visto que ala poesía mistica de Empédocles coloca problemas irresolubles con el
mero análisis textual. (phg. 27).
246
LOS FIL~SOFOSPRESOCRATICOS
d) La región del exilio
454 (31 B 118) CLEM.,Strom. 111 14: También Empédocles evidencia estar de acuerdo con él (Heráclito,
frag. 22) cuando dice:
Lloré y me lamenté al ver una región que no me era
[acostumbrada.
182 LOS cinco textos encabezados por este título aluden, con
diferentes matices. al lugar en el cual el alma experimenta
su castigo, a saber, la tierra. Tal cosa piensan (en especial con
referencia al texto núm. 456, que es el que presenta ciertas
dudas) BICNONE,pág. 493 n., JAEGER,Teología, págs. 149-150 y
n. 91, KAEN, pág. 20, n. 50, y Raven, escribiendo este Último que
no hay infierno, y la pena se paga en el mundo de los opuestos
(i. e., la tierra) (K-R. pág. 352). Nuestra interpretación, no
obstante, no se basa en el hecho de que neguemos que el
Hades pueda jugar un papel en el contexto de la doctrina de
la transmigración, porque ambos términos (el Hades y la vida
terrestre como castigo) pueden coexistir perfectamente en la
concepción de la vida post mortem; para citar un ejemplo de
ello, remitimos a la 01..11 de Píndaro (cf. w. 57 y SS.).
E1 contexto d e los frags. 122 y 123 no nos permite dudar
de que se está aludiendo a la tierra. Pero la discusión surge
en referencia al frag. 121. Proclo (en Rep. 11 1 3 ) relaciona
los prados de la Fatalidad de este frag. con la llanura de
iáquesis de P u r d ~ ,Rep. X, donde se &en
las almas
antes de que se les asigne la encarnaci6n. testimonio que
es aceptado por TRACUA,
pág. 178. Wílamowitz también ubica
estas praderas en el mundo subterráneo (cf. págs. 636638). y
establece una separación entre los frags. 121 y 122 (este último alude incontestablemente a la tierra) a partir de que en
el primer caso se habla en tiempo presente y en el segundo
en pasado. Ahora bien, en el texto núm. 454 parece muy
probable que se aluda al llanto del niño al nacer y, por eso,
la región en cuestidn debe ser la tierra. Luego, si tomamos
como equivalentes la .región que no me era acostumbradam
del frag. 118 y la .triste región. del frag. 121 (WILAMOW~Z.
pag. 636, observa que aterpka es una padfrasis homérica de
usynéthea), las praderas de la Fatalidad deben ser entendidos también como la tierra. De todos modos. no es posible
en esto efectuar afirmaciones demasiado conclusivas, dada
la escasez de indicios.
EMP~DOCLE~
DE AGRIGENTO
247
455 (31 B 120) PORF., Gr. Ninf. 8, 16: Así, en Empédocles, las potencias conductoras de las almas dicen
Llegamos a esta caverna cubierta... 1".
ad c. aur. 24: [ E l alma]
456 (31 B 121) HIEROCL.,
retorna y recobra su antiguo estado cuando puede
huir de lo terrestre y de: la
...triste región,
como él mismo dice,
donde el Asesinato, el Rencor y otros grupos de deida[des funestas,
las míseras Enfermedades, la Corrupción y las obras
[disolventes,
merodean en la tiniebla .sobre los prados de la Fata[lidad.
457 (31 B 122) PLUT., De tranq. un. 474B: Y además,
según Empédocles, cierto:s pares de Moiras y de divinidades se hacen cargo de cada uno de nosotros al
nacer y nos inician:
Estaban allí el hada Tierra y el hada Sol de larga vista,
la sangrienta Discordia jv la Armonía de grave sem[ blante,
la Belleza y la Fealdad, IU Rapidez y la Tardanza,
la amable Veracidad y la Incertidumbre de negros ca[bellos 'M.
1"
aconductor de almas. (psychopompós) era epíteto del barquero Caronte, que conducía las almas de l a muertos hacia
el Hades (cf. E ~ ~ P I D EAlc.
S , 362), y de Hermes. Ver tambidn
PLAT~N,Fed. 107d. La caverna como imagen del mundo terrestre, popularizada por Platóri, ha sido supuesta por muchos
autores como de origen órfim. punto que no podernos discutir
aquí.
lm Sobre estos pares de divinidades (daímones) que constituirían algo así como un Angel bueno y uno malo que tutelan
EMPÉDOCLES; DE AGRIGENTO
458 (31 B 123) CORNUTO,
Epidrom. 17: Estos [-los
Titanes-] serían las antinomias de los seres, como ias
enumera Empédocles en lo que respecta a la naturaleza:
El Nacimiento y la Decadencia, el Reposo y la Vigilia,
el Movimiento y la Quietud, la Grandiosidad de muchas
y la Mácula, e1 Silencio y la Voz.,.
[coronas,
y muchas otras, aludiendo a la mencionada diversidad
de las cosas...
e) La vía de la Ziberacidn y su meta.
459 (31 B 127) EL., Nat. aninz. XII 7: También dice
Empédocles que la mejor migración [del alma] es la
de hombre, y si la suerte lo condujera a un animal,
se convertirá en león, si a un vegetal, en laurel. Esto
es lo que expresa:
Entre las fieras, como leones que se refugian en los
[montes y duermen en tierra
nacen, y como laureles entre los drboles de hermosa
[melena la5.
a las almas durante la vida, cf. DL~TIENNE,
op. cit., págs. 1@11
y 13, que insiste en que no deben ser confundidos con las
potencias del frag. 120, aunque en ambos casos se trata de
demonios funcionale es^ distintos de los dairnones-almas del
frag. 115 (pág. 15). Al colocar en la traducción la palabra
.hada. nos inspiramos en BIGNONE,pág. 495 n. Todas estas
divinidades femeninas (aparentemente inspiradas en el catálogo
de las nereidas de Haiuwo, 11. XVIII 39 y SS.), lo mismo que
las del frag. siguiente, proporcionan una imagen colorida de
las tensiones contradictorias y agónicas del mundo del Odio.
1.~5 Todo parece indicar que la liberación del ciclo solamente puede ser lograda a través de un proceso ascendente
de transmigraciones que supone, en cada reino, ciertas formas
superiores.
249
460 (31 B 146) C m . , Strom. IV 150: Añade Empédodes que las almas de los sabios se convierten en
dioses, escribiendo esto:
y, ai fin, llegan a ser adivinos, poetas, médicos
y príncipes, entre los hombres que habitan sobre la
[tierra,
a jmrtir de entonces florecen como dioses, superiores
[en dignidad ".
461 (31 B 147) C L ~ . Strom.
,
V 122: Cuando vivimos con piedad y justicia, obtenemos aquí la beatitud,
pero más beatos seremos después de la partida de aquí,
poseyendo la bienaventuranza no por algún tiempo,
sino pudiendo reposar por la eternidad:
Los que comparten la morada de los inmortales, los
[que en la misma mesa
se hallan, apartados de las aflicciones humanas, indes[tructibles,
expresa la poesía filosófilca de Empédocles In.
186 Compárese con el frag. 133 de Plndaro. Empédocles, pro
cisamente, reúne las condiciones de adivino, poeta y médico,
rangos que evidencian la inminencia de la apoteosis o liberaci6n del ciclo de la transmi;&ón.
Los mitos griegas contedan la representación de un
futuro feliz, en una tierra l~ejana,al cual podían acceder los
individuos p r i v i l e d o s -lar Campos Eliseos o ias Islas de
los Bienaventurados (cf. Hcaam, Od. IV 56 y SS.; HBsfom, Trabajos 17@173; P~NDARO,
01. 1:I 70 y SS.: en este úitimo caso
se accede alli después de muerto). Tal imagen debe haber
estado presente en Emp&ioc:ies, a modo de una figura s i m W
lica (al igual que en el caso (le la Edad de Cipris, ver nota 169)
de la unidad beatifica que nxonquistarán los espíritus al l i b
rarse del mundo del Odio.
250
LOS FIL~SOFOS PRESOCRATICOS
f ) Preceptos y prohibiciones.
462 (3¡ B 136) S. E., Adv. math. IX 127: Los seguidores de Pitágoras, de Empédocles y del restante número de itáiicos, expresan que no s61o existe una comunidad reciproca entre nosotros y los dioses, sino
también respecto de los animales irracionales. Pues
hay un espíritu Único que se propaga a través de todo
el mundo a modo de alma y que nos unifica con aquéllos. Por eso cuando los matamos y nos alimentamos
con sus carnes, pecamos de injusticia e impiedad, como
destruyendo a nuestros parientes. De ahí que estos
filósofos exhortaban a abstenerse de los seres animados y decían que pecaban de impiedad los hombres
que aenrojecen el altar de los Bienaventurados con
sangre caliente*, y Empédocles expresa en algún lado:
¿No cesarbis este estrepitoso asesinato? ( N o veis
que os devoráis unos a otros con necedad de espí[ritu? la.
463 (31 B 137) O&., C. Celso V 49: Estos [pitagóricos], en virtud de la fábula del alma que muta de
cuerpos, se abstienen de los seres animados y [dicen
que] alguien
...tevantando a SU hijo
lo degüella haciendo una plegaria, el gran insensato ...
pero la ley que vale para todos, a través del
dter de vasto reino y del ra.yo inmensurable se extiende
[por doquier...
465 (31 B 140) PLUT.,Quest. conv. 111 1, 646D: Y según parece a partir de Empédocles no sólo es necesario abstenerse por comipleto del laurel, entre las
plantas, sino también se deben rehuir todos los demás
brboles:
Manteneos completamente aparte de las hojas de lau[re1 lm.
466 (31 B 141) GELIO,
ICr 11, 9-10: ...En el poema de
Empédocles, que siguió las enseñanzas de Pitágoras,
se encuentra este verso:
Miserables, del todo miserables, mantened las manos
[apartadas de las habas.
...Los que juzgaron más diligente y sabiamente los poemas de Empédocles aíirman que en este lugar ahabasm
(kjamoi) significan los te!;tículos. a los que según el
estilo pitagórico los llama oculta y simbólicamente
habas, que son los causantes del quedar encinta (kyefn)
y muestran la fuerza del engendrar humano ... l*.
Empédocles respecto de no dar muerte al ser animado,
puesto que ello no es justo para algunos e injusto
para otros,
WJ Porque el laurel constituye. entre las plantas, la migración privüegiada del ddmon (que marcha hada su liberación.
Ver texto núm. 459.
El infinitivo échesthoi tiene valor de imperativo, lo mismo
que en el fragmento siguiente. .
La prohibición de matar y alimentarse de animales, fntimamente ligada a la doctrina de la transmigracih, parieUe
haber constituido el precepto fundamental dentro de los knthcirmof o ritos purificatorios. El tardío testimonio de J-co,
V. P.
1ü8 y SS., lo coloca como una imposición del propio Pithgoras.
La prohibicibn de comer habas es considerada por ARIS
frag. 195 Rose, y por. D. L., VI11 34, como prrapto
pitag6rico. BICNONE,
p%g.505 m, sugiere que la explicación de
la prohibición que da Gelio puede haber sido deducida de la
norma de continencia .sexual que se atribuye a EmpMocles,
especialmente por Hipólito en el texto núm. 445.
464 (31 B 135) ARIST., Ret. 1 13, 1373b: Y como dice
188
190
I~IEUS,
EMPBDOCLES DE
167 (31 3 143) T E ~ N
EsM.,15, 7: Pues dice Emp#
docles:
Cortándola de cinco fuentes en indestructible bronce
[con esta agua] debe uno lavarse .'91
g ) La wmente sagrada.
...
lW.
468 (31 B 133) CLEM.,
Strom. V 81: Pues a lo divino,
dice el poeta de Agrigento,
191 Amsrdraes, Poét. 21, 1457b, nos dice que rcortándola~
tiene aquí el significado de ~extraykndola~.
Estaríamos ante una
purificsmón con agua lustral (BIGNONE,
pbg. 508 u., nos remite
a Euiúpms, Ifig. Toúr. 1167).
192 Los dos fragmentos siguientes nos enfrentan a uno de
los aspectos de la filosofía de Empédocles más difíciles de interpretar. A pesar de que los tres primeros versos del frag. 134 se
asemejan, por su critica al antropomoríismo, a la descripci6n
negativa del Esfero del frag. 29, no podemos identificar a esta
mente divina e inefable con él (a riesgo, en tal caso, de considerar al Esfero no como una fase del ciclo sino como una
eterna presenaa), porque en el Último verso se la superpone
al mundo. Tampoco es seguro que deba asimilarse a la Amistad, pues en los fragmentos no hay mayores indicios que permitan tal cosa, salvo quizás el v. 23 del frag. 17 donde se
afirma que gracias a Afrodita los hombres atienen amorosos
pensamientosm. Se trata, por cierto, de una máxima representación de lo divino que abarca el cosmos entero y que, a partir del adjetivo .inefable. (que no es una óptima traducción
de athésphatos; cf. LSJ, s. v.), parece poseer una trascendencia
respecto del mundo y, en el ámbito de éste, constituir la heredad O prolongación de la absoluta sacralidad y perfección del
Esfero.
Los fragmentos en cuestión son colocados por Bignone
en el poema físico junto con el 131 y 132, basándose en que
T m . Chü. VI1 522. los remite a un supuesto libro tercero de didio poema. Pero preferimos seguir a DK, porque
el contexto que ofrecen las Purificuciones nos resulta más
adecuado para ellos. Para la identificaci6n de la mente sagrada con ia Amistad, cf. BIGNONE,
págs. 643444. C m , 11.
págs. 262-263, insiste adecuadamente en la diferencia de esta
divinidad con los elementos y descubre en ello un paso im-
ACRIGENTO
253
es posible traerlo al alcance de nuestros ojos
o apresarlo con las manos, medio por el cual la mayor
&a de persuasidn accedt? a la mente de los hombres.
NO
469 (31 B 314) AMONIO,De interpr. 249, 1: Por esto
también el sabio Agrigenito, tras haber fustigado a los
mitos de los poetas que se refieren a los dioses como
de forma humana, agrega, principalmente sobre
s polo - d e quien continuaba versando su discurs*
pero también mostrando el mismo tipo de opinión
sobre todo dios en sentido absoluto:
Pues no luce una cabeza humana sobre sus miembros,
ni se elevan dos ramas de su espalda,
no tiene pies, ni veloces rodillas, ni velludos órganos
sino que sólo es mente sagrada e inefable,
[viriles,
que se lanza por el mundo entero con veloces pensa[mientos.
Aludiendo con asagrada, también a la causa que está
más aliá del intelecto.
portante hacia el descubrimiento futuro del quinto elemento
y hacia la concepción de: la realidad incorpórea. Un agudo
análisis del vocabulario de Empédocles en referencia a la
mente sagrada, conteniendo sugestivas y originaies direccie
nes para la investigación, se hallará en C. A. DISWDRO, F i b
sofía y Poesía en el pensar griego. Atuuágoras. Empddocles,
Demócrito, La Plata, 1974, págs. 239-247. Los epltetos de
hieré y athdsphatos implican, apunta este autor, d a total
posesión del vigor originario, no compartido como tal en
el decurso mundano, auncjue comunicable y actuante (hieré);
la absoluta concentracióia del carácter divino, que impide
adscribir ese pensar a uni numen configurado, a una existencia repartida ... El caáctcer íntimo y eficaz correspondetía a
hiel& la nota de excluy~entecapacidadincirauiscrita (a los
elementos y a las potencias miticas) a clthCsphatos~(página 246).
LOS PIL~SOFOS P R E S O C ~ T I C O S
VIII. FRAGMENTOS
PROBABLEMENTE
a ) De la Naturaleza
470 (31
ENPÉDOCLES
DE AGRIGENTO
471 (31 B 2) S. E., Adv. math. VI1 122:
AUTÉNTJCOS 193.
lw.
B 1) D. L., VI11 60:
Oye tú, Pausanias, hijo del sabio Anquites.
19.1 Las notas correspondientes a este capitulo sólo se refe
r i h a cuestiones relativas a la traducción y a la lectura del
texto griego (sobre todo cuando nos apartamos de la l 4 6 n
que figura en DK), excepto cuando los textos hayan sido trans
&tos en los capítulos anteriores y dichas cuestiones hayan
sido ya referidas en sus notas. Sin embargo, cuando sea imprescindible para su comprensión, podremos agregar una somera
nota explicativa, siempre que el texto sea presentado en este
capitulo por primera vez.
El orden en que ubicamos los fragmentos es el que aparece
en DK, dado que ésta no es una versión bilingüe y ello redundará en la comodidad del lector que siga el texto griego de
dicha obra. Por lo demh, el orden de DK es, como señalan
K-R, pág. 322, .hoy generalmente aceptado. (a falta de otro
mejor, agreguemos), salvo por aquellos que, como F. Solmsm,
poseen una interpretación del ciclo c6smico distinta de la re
construcción según la hip6tesis de la *doble cosmogonia~ y,
en consecuencia, proponen una secuencia acorde con ella. De
todas maneras, las características del estilo de Empédocles,
signado por repeticiones ( d o que es necesario, es bueno decirlo
aún dos veces. dice en el h g . 25), retrocesos temáticos (por
ej., frag. 35, 1-2) y demás recursos, determina que nunca podrá
conocerse la secuencia del libro original.
Bignone propuso una serie bastante diversa de la de
Diels, cf. el apéndice VI de su obra, p8gs. 651-676. Algunas
de sus sugerencias nos parecen aceptables: a) que después
del proemio (frag. 1-5) y de hablar de los elementos, es
de supaner que Empédocles se refirió inmediatamente a las
dos fuerzas cósmicas, por lo que los fxags. 18, 16 y 19 estarían mejor ubicados a continuación del 7; b) que se podría
colocar mAs abajo el grupo 8-15 (según nuestra opinión p e
dna ir después del 23); c) que a continuaci6n de los fragmentos que hablan del Esfero y de su disrupción (Zi al 31)
sería adecuado suponer que vienen los textos que refieren
la formación del cielo y los cuerpos cósmicos; d) pero
pues las destrezas extend!idas por los miembros son
[limitadas,
y inuchos los males que IGS acosan y embotan sus pen[samientos.
Y tras observar sólo una ,pobre parte de una vida que
[no es vida 195,
destinados a muerte temprana, se fugan como humo al
[ser arrebatados,
persuadidos tan sólo de aquello que cada uno encontró
dispersados hacia todas partes, todos se jactan de haber
[descubierto la totalidad.
Y es asi que esto1%no es: visible a los hombres, ni lo
[pueden oír
ni puede ser abrazado por la inteligencia. Pero tú, ya
[que hasta aquí te has acercado
te enterarás de no más d!e lo que la comprensión del
[mortal puede alcanzar.
472 (31
B 3) S . E., Adv. math. VI1 124:
Pero, oh dioses, apartad de mi lengua la locura de
[aquellos
Bignone llevaría demasiadlo lejos la suposición de que el
filósofo describió primero la formación propia del período
de la Amistad creciente y, por consecuencia, coloca demasiados fragmentos antes que los que hablan del Esfero.
Ver nuestra nota 34.
rDe una vida que no es vida* es traducción de zo& abíou,
conjetura de Scaliger no adalptada por DK. El MS. trae zoRn
biou.
1% El conjunto de verdades que Empédocles va a explicar.
1"
De aquellos hombres profanos en general (y no de aque
llas cosas. tomamos el t& como masculino). No creemos que
se aluda en especial a los fil!ósofos de alguna m e l a determinada (Bignone, por ej., pensaba en los déatas).
1%
1%
tos
256
y esparcid de mis labios sagrados una fuente pura;
y a ti, Musa 198, virgen muy celebrada de blancos brazos,
te imploro: cuanto es lícito oír a los seres efímeros
envíalo desde la morada de la Piedad impulsando mi
[dócil carruaje.
Mas nunca te forzarán a aceptar las flores de la glo[riosa honra
que procede de los mortales, y por ello a hablar más
[aild de lo que la sacralidad permite,
con osadía, puesto que en la cima de la sabiduría estás
[sentada.
Pero vamos, observa con toda tu destreza de qué modo
[cada cosa se hace patente
y al poseer una visión no confíes en ella más que en
[el oído,
ni en el oído resonante más que en las revelaciones de
[la lengua;
y de ninguno de tus otros drganos, en cuanto que son
[una vía para inteligir,
alejes tu confianza, sino que intelige cada cosa por el
[medio en que se haga patente.
473 (31
B 4) CLBM.,Strom. V 18:
En los viles hay, empero, mucha disposicidn a descon[fiar de los que son poderosos.
Tat como aconseja el testimonio de nuestra Musa,
comprende esto, filtrado mi discurso en tus entraíías.
474 (31
...A
B 5) PLUT.,Quaest. conv. VI11 8, 728E:
esconderlas, mudo, dentro del ánimom.
La musa Caliope, si comparamos con el frag. 131.
.Filtrado., diar~ethéatos,de DK. Clemente trae diatmethentos, retenido por Bignone.
m Véase el contexto del verso citado en el t a t o núm. 274.
Bignwe reconstmge el verso de otro modo (pdgs. 61 y SS.),
nosotros seguhos a DK.
190
199
EMPÉWCLBS
P I L ~ S O F O SPRESOCRATICOS
DE AGRIGENTO
257
475 (31 B 6) Aaczo, 1 3, :20; S. E.,Adv. Math. X 315:
Escucha, primero, las cuatro raíces de todas las cosas:
Zeus brillante, Hera dadora de vida, Aidoneo
y Nestis, que con sus ldgiimas hace brotar la fuente
'
[mortal m'.
476 (31 B 7) HESIQ.:
Zncreados [los elementos] m.
477 (31
B 8) P L ~ .adv.
,
Col. 1111F; AECIO,1 30, 1:
Y te diré otra cosa: no existe nacimiento de ninguno
[de los
seres mortales, ni tampoco un fin en la funesta muerte,
sino que solamente la mezcla y el intercambio de lo
[mezclado
existen, y esto es llamado nacimiento por los hombres.
478 (31 B 9)
PLUT.,adv. Col. 1113A:
Y &tos, cuando mezclados en forma de hombre llegan
[a la luz 203 del éter,
o en forma de un tipo de fiera salvaje, o de arbusto
Mucho se ha hablado de la alusión pitagórica contenida
en este fragmento. Y, en reafidad, si lo comparamos con el
juramento pitagórico de la scitraktgs (tsta, dice, contiene la
fuente y las raíces de la etenia naturaleza., cf. Versos de oro
47-48 (ed. Young) y Aecro, 1 3, 8 = DK 58B15), encontramos significativos elementos comunes: la tétrada, la fuente, las dces.
Pero no se puede probar que: el texto que transmite el juramento pitag6rico sea anterior d siglo rn: a. C., por lo cual
sería más prudente suponer que las tradiciones pitag6ricas de
época ya tardía habrian recogido la influencia del poema empedócleo, porque suponían que Empédocles (y aun Parmenides !) habían sido pitagóncos.
m Se trata de una glosa tiel lexicdgrafo Hesiquio.
m El texto original está ciormpto, y ala luz del. de nuestra
traducci6n no tiene correlato en el texto de DK, donde s610
dice eis aithéra (.al &m). Seguimos a Bignone, que recoge
la palabra duzv (phds) que aparece en los manuscritos.
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
o de pájaro, a esto lo llaman entonces nacer,
y cuando se separan, a esto a su vez lo llaman muerte
[desdichada.
No usan los nombres con justicia, y aún yo mismo mc
[expreso así por la costumbre.
479 (31 B 10) PLUT.,adv. Col. ll13A:
Muerte.. . vengadora.. .
484 (31
259
B 15) PLUT.,adv. Col. 1113D:
Un hombre sabio no p o d d ! predecir esto en su corazón:
que mientras viven eso que ltaman vi&,
mientras tanto existen, y miserias y dichas les sobre[vienen,
pero antes de que los mortales se ensamblen y [des[pués de que] se disuelvan, no son nada.
480 (31 B 11) PLUT.,adv. Col. 1113C:
Ingenuos: pues no poseen pensamientos de largo al[cance
aquellos que suponen que lo que previamente no era
[puede llegar a ser,
o que algo puede tnorir y ser completamente destruido.
481 (31 B 12) Ps. ARIST.,M. J. G. 2, 6, 975b; FILÓN,
De aet. mundi 2, 3, 5:
Pues es imposible que algo llegue a ser a partir de lo
[que no es,
y es irrealizable e inconcebiblem que perezca lo que
[es,
porque siempre estard allí donde pueda ser ubicado
[por cualquiera en toda ocasión.
482 (31 B 13) AECIO,1 18, 2; Ps. ARIST., M. l. G. 2,
28, W6b:
No hay nada en el todo que sea vacío o lleno.
483 (31 B 14) Ps. ARIST., M. J.
G. 2, 28, 976b:
Y , del todo, nada hay vacío: ¿de dónde, pues, podría
[provenirle algo más?
m apysion, ~ínconccbible~
es conjetura de Mangey tomada
por DK. Pero Fil6n tiene dpauston.
Pues así como antes eran, así también serán, y nunca,
[creo,
el Tiempo inconmensura,ble quedará vacío de este
[par
486 (31 B 17) SIMPL.,Fís. 157, 25 y 161, 14; PLUT.,
Amat. 756D; Cm., Stromi. V 15:
Algo doble diré: Una vez creció hasta ser Uno solo
desde muchos, y otra vez se separó hasta ser muchos
[desde Uno %.
Doble es la generación de los seres mortales, doble su
[desaparición;
pues una generación es procreada y hecha perecer por
[la concurrencia de todas las cosasm,
y otra es criada y se votatrliza a su vez al separarse
[&as.
Y ellos nunca cesan de cambiar ininterrumpidamente,
ya confluyendo hasta ser rJno por causa de la Amistad,
ya, en cambio, conducido cada uno separado por el
[rencor del Odio.
m La Amistad y el Odio.
a El sujeto, tácito, podría reprrsentar a la totalidad de
los seres del universo (d. Gunme, 11, pág. 153). Otra posibiiidad es la de tomar a lo Uno como sujeto.
Cf. nota 102.
(Asf, en tanto se habituaron a constitttirse en Uno des[de muchos)
y como, a su vez, al separarse lo Uno se realizan los
[muchos,
de este modo están sujetbs al nacimiento y su vida no
[es estable;
pero en tanto que nunca cesan de intercambiar ininte[rrumpidamente,
así, siempre son, inmutables a lo largo del ciclo.
Pero vamos, oye mi relato, pues la enseiianza hace
[crecer la mente.
Como ya dije antes al indicar los confines de nzi relato,
algo doble diré: Una vez crecid hasta ser Uno solo
desde muchos, y otra vez se separó hasta ser muchos
[desde Uno:
fuego, agua, tierra y la inmensa altura del aire,
y el funesto Odio separado de ellos, igual en todo res[pecto 2Q9,
y la Amistad entre ellos, semejante en largo y en ancho.
Obskrvala con e2 intelecto, no quedes con ojos de asom[bro:
es ella a quien la consideran innata en los miembros
[de los mortales,
y por ella tienen amorosos pensamientos y realizan
[amigables tareas,
llamdndola por el nombre de Alegría o de Afrodita;
sin que la haya percibido, yendo y viniendo entre ellos,
[ningun
hombre mortal. Oye, ernpero. el trayecto no engañoso
[de mi discurso.
m Verso que EaIta en los manuscritos y aifadido por DK
sobre la base de que esta presente en el frag. 26, cuyos versos
5, 6, S12 y 1 son, respectivamente, la npetici6n (con pocas
variantes) de los 7, 8. 10.13 y 29 de este frag. 17. Ver las notas
al texto núm. 317.
Ver el final de la nota 66.
~ o d o sellos son semejantes y de la misma edad,
pero cada uno es dueño d e diferentes prerrogativas y
[posee su propio cariícter,
predominan por partes en el girar del tiempo.
y, ademds de ellos, nada h.ay que se produzca ni que
[cese de ser.
pues si perecieron ininterrumpidamente, ya no podrían
[ser;
¿Y qué cosa podría hacer que el todo crezca? (Y de
[dónde podría provenir?
¿Y de qué modo podría desaparecer, ya que nada estd
[carente de ellos?
Ellos son, empero, los mismos, pero corriendo uno a
[través de otro
llegan a ser tales y cuales cosas, y son siempre y con[tinuarnente los mismos.
487 (31 B 18) PLUT., de Is. et Os. 370D:
Amistad.
488 (31
B 19) PLUT., de prim. frig. 952B:
Amistad que liga 2".
En la masa de los miembros mortales es claramente
[visible esto:
a veces, por causa de la Amistad, confluyen en uno
[todos
los miembros a los que les iita tocado formar un cuerpo,
[en la p h i t u d de la vida floreciente;
y a veces, nuevamente, partidos por malvadas Discor[dias,
210 Plutarco expresit que así Uama EmWodes al *elemento
biimedom (?), contrario al fuegc~o elemento disolvente.
EMPÉWCLES
cada uno vaga por separado en la rompiente de la vida.
Y del mismo modo ocurre con los arbustos y con los
[peces que moran en el agua,
con las fieras que se guarecen en los montes y con las
[aves de alado vuelo.
490 (31 B 21) SIMPL.,Fís. 159, 13; ARIST.,De Gen. y
Corr. 1 1, 314b; GAL.,de simpl. med. temp. 11 1 ; PLUT.,
de prim. frig. 949F; ARIST.,Met. 111 4 , 1000a211:
Y vamos, observa estos testimonios para los discursos
[anteriores m.
.por si hubiera en lo precedente alguna carencia en
[cuanto a su fonna,
observa al sol brillante213 a la vista y totalmente cálido,
y a cuantos seres inmortales están empapados de ca[lor y resplandor radiante,
y a la lluvia, sombrla y glacial por encima de todo;
y de la tierra surgen cosas fitmes215 y sólidas.
En el Rencor todos tienen aspecto distinto y se hallan
[escindidos,
pero en la Amistad marchan juntos y se desean mu[tuamente.
De ellos procede, pues, todo lo que fue, es y será.
brotaron los árboles, los hombres y las mujeres,
211 Este frasmmto es internante desde un punto de vista
lingüístico como ejemplo de las variaciones que Em&docles
rerrliza de las formas &picas tradicionales. Cf. VAN GRONINGEN.
en Mnemosyne XXIV 2, 174 (cit.).
212 Ver nota 77.
213 Traducimos leukdn por .brillante..
214 efdei (.por el calor,) a conjetura de DK.
thetemnd, con épsilon, cosas h e s w , es colocada por
DK a partir del thétenmon de Hesiquio en el &dice Marciano.
Simplicio trae thelemd (.por su voluntad.) o thelemnd
(ambas con da). Otra lecci6n es thLtymm ( S t u n ) , que
O'BRIBN,pag. 267, cree probablemente correcta.
I)E ACRIGENTO
263
las fieras, los pcfjaros y los peces que se nutren en el
[agua,
y también los dioses de larga vida, superiores en dig[nidad.
Son ellos, pues, los mismos, pero corriendo uno a tra[vés de otro
se vuelven de apariencia diversa; hasta tai punto se
[trankmutan por la mezcla.
491 (31 B 22) SJMPL.,Fís. 160, 26; TEOFR.,
De Sens. 16:
Todos ellos están en concordia con sus propias partes,
el Radianten$ la tierra, el cielo y el mar,
partes que se hallan en los seres mortales, alejados de
[ellos.
Del mismo modo, aquellas cosas que son más aptas
[para la mezcla
se aman entre sí, habiéndtose vuelto semejantes por
[obra de Afrodita.
Pero son rivales aquellas que mucho se distinguen unas
[de otras
por su origen, por su composición v por la figura que
[llevan impresa,
totalmente extraiias a la coc?xistencia y muy afligidas
a causa de los designios del Odio 217, pues es quien les
[ha dado origen.
Y como cuando los pintores decorarz las ofrendas reli[giosas
-hombres bien diestros en su arte por la comprensión
[que poseeiz216 ZIt?ktor, radiante, es epíteto homériw del sol y casi su
sinónimo.
217 neikeos mnesf€isin (ea causa de los designios del Odio.)
es conjetura de Panzerbieter.
EMPI!DOCLES DE AGRIGENTO
ellos, tomando pinturas multicolores en sus manos
y mezclándolas con armonía, con un poco más de unas
[ y menos de otras,
ejecutan con ellas figuras que se asemejan a todas los
ccosas,
creando drboles, hombres y mujeres,
fieras, aves y peces que se nutren en el agua,
y también dioses de larga vida, superiores en dignidad.
Así, no dejes que el engaño arrastre tu ánimo a creer
[que existe alguna otra
fuente d e donde procedan las cosas mortales, a2 menos
[de las innumerables que se manifiestan.
Antes bien, debes admitir esto con certeza, ya que oíste
[el relato de parte de un dios.
265
ya confluyendo en un único orden por causa de la
[Amistad
ya, en cambio, conducido cada uno separado por el
[rencor del Odio,
hasta que creciendo juntan~entequeden totalmente sub[sumidos y se vuelvan Uno.
Así, en tanto se habituaron a constituirse en Uno desde
[muchos
y como, a su vez, al sepmarse lo Uno se realizan los
[muchos,
de este modo están sujetos al nacimiento y su vida no
[es estable;
pero en tanto que ellos nunca cesan de cambiar inin[ terrumpidamente,
así, siempre, son, inmutabdes a lo largo del ciclo.
...Haciendo que un extremo se toque con el otro
496 (31 B 27) PLUT., De fac. in orbe lun. 926D; SWL.,
Fís. 1183, 28
...Pues
Allí ni se distinguen los veloces miembros del solm
ni el frondoso gknerom terrestre, ni el mar.
Así, permanece firme en el hermdtico reducto de la
[Armonía
el redondo Esfero que goza de la quietudm que lo
[rodea.
no se debe proseguir sólo uno de los senderos de mis
[relatos218.
lo que es necesario, es bueno decirlo aún dos
[veces.
495 (31 B 26) SIMPL.,
Fís. 33,
Y predominan por partes en el girar del ciclo,
y se consumen unos en otros y se acrecientan en la
[parte que le asigna el destino.
Son ellos, pues, los mismos, pero corriendo uno a tra[vés de otro
se vuelven hombres y diversas razas de fieras
21s La interpretación, como observa VAN GRONINGEN,Mnemos.
24, 2, 181, es insegura. Quizás Empédocles solicita una lectura
aciclica~de su poema.
En este frag. se repiten varias líneas del frag. 17. Cf.
notas 82 a 86.
Tomamos la cita de SirnpliQo y de Plutarco como un
único fragmento. Ver fin de nota 106 y las citas de los d a &
grafos en textos núms. 285 y 340.
m Para la versión de DK de este verso se desechan las
variantes de Plutarco.
m Plutarco, que transmite este verso, tiene g h s (agénem~),
que es sustituido por ménos (wigor~,&erra.) por Bergk, conjetura recogida por DK. En favor de lo primero, cf. VAN GBDNINGEN, a'i'rois notes sur Empédacb, Mnnnosyne 9 (1956), 221.
m Tomamos m o W como) derivado del vvbo mbrb y, m
consecuencia, traducimos aquietudm: ver esp. Jumm, Teologiu
pág. 142. La otra posibilidadl era derivarlo de mdnos, como
Diels, y traducir asoledadn. C:f. LSJ.
EMP~OCLBSDE ACRIGENTO
491 (31
B 27a) P L ~ .Max.
,
cum princip. phil. 777C:
No hay disputa ni lucha inconveniente en sus miem.
[bros a.
Pero [era] por todas partes igual ( a sí mismo)= y
[completamente ilimitado,
redondo Esfero que goza de la quietud que lo rodea2%.
M2 (31
267
B 32) [Aarsr.], de ling. insecab. 972b:
La articulación liga dos cosasm.
503 (31 B 33) PLUT., De amic. multit. 95A:
Como cuando el jugo de iitiguera hizo cuajar y cohe[sionó la blanca leche.. . m.
504 (31 B 34) ARIST., M'eteor. IV 4, 381b:
Habiendo unido harina con agua.. . m.
Pues de su espalda no se elevan dos ramas,
ni hay pies en dl, ni rodilhs veloces. ni órganos geni[tales,
sino que era un Esfero (por todas partes) igual a sí
[mismo.
Pero una vez que el magno Odio se crid en sus miern[bros
y se lanzd en busca de sus prerrogativas, al cumplirse
[el tiempo
que, ciertamente, les fue establecido por el vasto jura[mento...
Todos los miembros del dios se agitaron unos tras otros.
Atribuido por Wilamowitz a Empédocles. Alude indudablemente al Esfero (contra esto, no obstante, ver MINAR p&ina 135, n. 2).
m M, =a si mismo. es agregado de DK. Vertimos aquí
apefron por la más obvia t r a d d 6 n de dimitado., pero para
Z m m , ZN,pág. 781, sima d redondo., remitiendo al frag. 434
de E 6 9 m y a A
m-,
Ffs. i!Oia.
K-R. pág. 326,. consideran que este fragmento y el 27
constituyen uno solo.
505 (31 B 35) S ~ P LDel
. , Cielo, 528, 30 y 587, 8, Fís.
32, 11; ABIsT., Poét. 25, 1461a; ATEN.,X 423; PLUT.,
Quaest. conv. 6773)
Mas yo, volviendo sobre mis pasos, transitaré el camino
[de los himnos
que antes pronuncid, trasvusando un discurso de otro,
esto es: cuando e2 Odio akanzó el fondo mdximo
del torbellino, y la Amistad llega al centro del remo[lino,
allí, entonces, todos ellos ccwfluyen hasta ser tino solo,
no en seguida, sino uniéndose voluntariamente por uno
[ y otro lado.
Y al mezclarse éstos surgieron millares de razas mor[tales;
pero muchos permanecieron sin mezclarse, alternando
[con los que estaban confundidos
m Podría quizá referirse a la articuleción de los miembros
animales obrada por la Amistad. Cf. BIGNONE,
pág. 426. Verso
reconstruido por DK.
Se@ surge del contexto de Plutarco, el verso ilustra
la unión realizada por la Amisitad.
Empédocles habría intrcducido la comparación con un
panadero para aludir a lo mismo que en los dos fragmentos
anteriores (el participio koIl&tm es masculino).
29 Para este fragmento ver nota 108.
268
LOS FIL~sOFOSPRESOCRATICOS
aquellos que el Odio retenía en suspenso. Pues
[él aún, no sin reproches
se alejó totalmente de ellos hacia los últimos limita
[del círculo,
sino que en parte permanecía y en parte había aban[donado los miembros.
Pero siempre, cuanto más se ,alejaba, tanto más se
lproducía
la amable e inmortal embestida de la irreprochable
[Amistad.
En seguida se hicieron mortales aquellos que antes c e
[nocieron la inmortalidad,
y mezcladosH1 los que antes eran puros, trocando sus
[rumbos.
Y al mezclarse éstos surgieron millares de razas mor[tales,
dotadas de toda clase de figuras, algo maravilloso de
[contemplar.
-todos
506 (31 B 36) ESTOB., Ecl. 1 10, 11; ARIST., Met. 111
4, 1000b:
507 (31 B 37) ARIST., De Gen. y Corr. 11 6 , 333a:
~a tierra acrecienta su propio cuerpo 233, y el éter al
[éter.
508 (31
B 38) CLEM.,Strom. V 48:
pero vamos, te diré primerizmente el origen del solm,
y de ddnde llega a ser manifiesto todo lo que ahora
[vemos,
la tierra, el mar de olas ag:itadas, el aire húmedo
y el titán éter, que encierra todas las cosas en su ciclo.
509 (31 B 39)
ARIST., Del Cielo 11 13, 294a:
Si fueran realmente infinitas las profundidades de la
[:tierra y el éter abundante,
como vanamente circula por la lengua de muchos
y surge de la boca de quieiles sólo ven una pequeña
[parte del todo m.
510 (31 B 40) PLUT.,De ftzc. in orbe lun. 920C:
El sol de agudos dardos y la bienhechora luna.
Ai confluir éstos, el Odio se colocó en el confínm.
zord, que vertimos como mezclad os^ nos enfrenta a un
problema muy discutido; referimos prín (antes.) a dkreta
(=puros~,sin mezcla).
En cambio, varios eruditos, consideraron a zorós con el
significado de sin mezcla o puro, es decir, lo contrario. por
ej. M. R. ARUE~EL,
en CR 76 (1%2), 109-111, y WEST, CR 80
(1966), 131136. La primera autora prefiere la versión de la
cita de Arist6teles en PoCt., zord te prfn kbkreto, en vez de
zord te td prín dkreta de Plutarco y Ateneo, y cree que es
preferible tomar prin con zord. Pero más convincente nos
parece O-',
CR 79 (1%). 14, con quien esta de acuerdo
nuestra traducción.
K-R.pág. 347 n., propone que esta línea no es sino el
v. 7 del frag. 35.
Tomamos ex como adverbial.
Pero habikndose reunido éste se traslada alrededor del
[vasto cielo.
512 (31 B
42) PLUT., De fac. in orbe lun. 929C:
...Ella cubrid sus rayos,
al pasarle por arriba, y oscurecid tanta parte de la tierra
cuanta es la anchura de la! luna de ojos brillantes".
=Cuerpos, ddmas. O t m IMSS. iraen gdnos.
Cf. nota 72.
m Según Arist6teles, Empédlocles censuraba aquí a Jenbfanes para quien, de acuerdo con DK 21A47 y 21828, las rdces
de la tierra llegaban a lo inanito.
133
M
WÉDOCLES
513 (31 B 43) F I L ~ Nde, prov. 11 70; PLUT., De fa,
in orbe lun. 929E:
Así el rayo [solar] tras golpear el ancho círculo de
[luna... a,
514 (31 B 44) PLUT.,De Pyth. or. 400B:
Lonza sus rayos al Olimpom con temerario semblante.
515 (31 B 45) Ao. TAC., 16, 43, SM:
Airededor de la tierra gira una luz circular y extraña.
516 (31 B 46) PLUT.,De fac. in orbe lun. 925B:
Como gira el eje de u n carro, que en la punta [rue[ d a ] . . m.
517 (31 B 47) ANECD.,Bekk. 1 337, 13:
Ella observa el círculo sagrado de su señor, que tiene
[enfrente m.
518 (31 B 48) PLUT., Plat. Quest. 1006F:
La tierra produce la noche al interponerse a los res[ plandores
(del sol).
S-os
m El primer verso
y la mitad del seguudo son inciertos.
la lección de DK
Se alude al reflejo de la luz solar en la luna y su vuelta
a la tiena. El texto latino de Fildn quizá pemnite la reconstrucción del verso siguiente a este: cf. BIGWONE,
pág. 436.
m
m El cielo. El sujeto es el sol.
Ver texto núm. 366 y nota.
m El sujeto es la luna. Traducimos hogés como asagrado-
y no .redondos.
]DE AGRIGENTO
271
De la noche, desierta, ciega.. . "l.
520 (31 B 50) TZETZES,
.Alleg. 83:
Desde el mar trae Iris viento o enorme lluviabo.
521 (31 B 51) HEROD.,Schem. Hom. en S=,
&d. 745:
Et.
Hacia lo alto velozmente ...M.
522 (31 B 52) PROCLO, Timeo 11 8, 26:
Debajo del suelo arden muchos fuegos.
523 (31 B 53) ARIST., L)e Gen. y Corr. 11 6, 334a;
Fís. 11 4, ]%a:
En su recorrido se encontró de este modo, pero a me[nudo de otro ".
524 (31 B 54) ARIST.,DI! Gen. y Corr. 11 6, 334a:
El éter se hundía en la tierra con grandes raíces.
525 (31 B 55) ARIST.,Meteor. 11 3, 356a:
Mar, sudor de la tierra.
221 Plutarco cita el fragmento con referencia al aire oscuro
.de la noche...m.
m Se habla del arco iris. Cf. el f n g . 32 de Jenófanes.
243 Corre el fuego. .Hacia lo alto-, ondpoion: cf. HOIL,Od. i
320.
m El contexto de la cita tde Aristóteles de este fragmento
y del siguiente es éste: .Pues el Odio obra la separación [de
los elementos], pero el &ter es transportado hacia arriba no por
obra del Odio sino, según dice, como por azar (sigue el íÍng. 53).
Y otras veces expnsa también que el fuego por su propia naturalaa se conduce hacia amba, y el éter. dice, (sigue el frag. S)..
BIIIPÉDOCLBS DE AGRICENTO
L4 sal se cristalizd por el impulso de las radiaciones
[del sol.
527 (31 B 57) SIMPL., Del Cielo 586, 29; ARIST., Del
Cielo 111 2, 300b:
En ellaw brotaron muchas cabezas sin cuello,
y vagaban brazos desnudos desprovistos de hombros,
y erraban ojos solitarios carentes de frente.
528 (31 B 58) SIMPL., Del Cielo 587, 18:
Miembros aislados.. . erraban.
529 (31 B 59) SMPL., Del Cielo 587, 20:
Pero cuanúo una divinidadM se mezcld más y mds con
[otra divinidad,
éstosm se reunían según el modo en que cada uno se
[encontraba,
y muchos otros, además de ellos, se engendraron inin[ terrumpidamente.
530 (31 B 60) PLUT., adv. Col. 1123B:
Rebaños que doblan los pies al marcharm, de innume[rables manos.
531 (31 B 6 1 ) EL., Nat. anim. XVI 29; SIMPL.,
Fís.
371, 33; ARIST.,Fís. 11 7 , 198b:
Muchos seres con un rostro y con un pecho de cada
[lado nacieron,
En la tierra.
.Divinidad. es traduoci6n de dairnon; ver notas 178 y 181.
20 Los miembms animnlPa.
ata Con estas siete palabras vertimos heilipoda. Cf. P. CWIUAINE, Dicfiorul~re
..., s. v.
273
y surgid prole vacuna con rostro humano, y a la inversa,
vástagos humanos con cabeza de buey, y combinaciones
[de partes varoniles
con partes de naturaleza femenina, equipados con oscu[ros m drganos [genitales].
532 (31 B 62) SMPL.,F'is. 381, 29; ARIST., Fis. 11 8,
199b:
Y ahora, vamos, oye cdmo~a los nocturnos retoños de
[hombres y mujeres
llorosas los condujo hacia arriba el fuego cuando se
mi relato, pues, no es vano ni necio.
[separd;
primero se elevaban de la tierra m formas de naturaleza
[completa,
que poseían porciones de ambos, agua y calor,
a éstos los enviaba hacia arriba el fuego, que deseaba
[alcanzar a su semejante.
Empero ellos no ostentaban aún la figura graciosa de
[sus miembros,
ni la voz, ni el drgano propio de los varones.
533 (31 B 63) ARIST., Gen. Animal. 1 18, 722b:
Pero estaba dispersa la maturaleza de los miembros:
[partie en el [semen] del vardn...
Y le sobreviene también el deseo, que determina el
[acoplrrrniento merced a la digestión.
~Oscurosm,skierdis es itomado por DK. Dids y Burnet
leían stdtois, ciesiériiesm.
a Relacionamos chthdnos con el verbo y no con el sustantivo
en ese caso hubiera habido que traducir afozmas
de t i e m , como lo hacen D ~ y sMIUIPU), pág. 70. CC. O ' B m ,
paigs.
mm.
EMPBWCLES
535 (31 B 65) ARIST., Gen. Animd. 1 17, 723a:
Fueron vertidos en las [regiones] puras: unos se vol[vieron mujeres
al toparse con el frío (en cambio otros machos, al to[parse con el calor).
536 (31 B 66) Esc. a EURÍP., Fen. 18:
Praderas quebradas.. . de Afrodita
537 (31 B 67)
DE AGRIGENTO
541 (31 B 71) SIMPL., Del Cielo, 529, 28:
por si fuera algo endeble tu convicción sobre estas
[cosas,
[te diré] cómo, cuando e2 agua, la tierra, el éter y el
[sol
se mezclaron, se produjeron figuras y colores de seres
[mortales,
tantos como ahora existen armonizados por Afrodita ...
GAL.,
in Epid. V I 48:
Pues en su parte más cálida, el vientre es procreador
[de machos;
por eso los varones son morenos, de constitución más
y más velludos.
[fuerte
538 (31 B 68) ARIST., Gen. Animd. IV 8, 777a:
AI dkcimo
día del octavo mes se produce el pus blan[com.
539 (31 B 69) PROCU),Rep. 11 34, 25:
Dos veces procreadoras m.
540 (31 B 70) RUFOEFES.,De nom. part. hom. 229,
166, 11:
Recipiente de piel=.
251 ilama así al órgano sexual femenino. El escoliasta que
cita este fragmento expresa que alli atiene lugar el nacimiento
de los hijos..
m hadromelésteroi es corrección de Karsten. Los MSS. traen
androddsteroi (avirilesa), retenido por Bignone.
O sea, la leche de la madre, que se& nos indica Aristóteles era concebida como producto de la putrefacci6n de la
sangre.
Por el contexto de la cita sabemos que se alude a las
mujeres, que pueden concebir a los siete o nueve meses.
m Así llamda Empédocles a la más delgada de las dos
Cdmo grandes árboles y peces marinos.. . 256.
543 (31 B 73) S ~ P L Del
. , Cielo 530, 5:
Y así entonces Cipris, después de que humedecid la
[tierra en la lluvia,
aprestándose a darles formasm, las entregó d veloz
[fuego para que las consolide.. .
544 (31 B 74) PLUT., C!uaest. conv. V 10, 4, 685F:
Conduciendo a la estirpe no musical de los proiiferos
[peces %.
membranas que envuelvem el feto. amnfon signiñca .piel de
corderos pero, como observa CSAHRUINB (Diction., cit.) Emp6
docles podría haber puesto la palabra en relaci6n con Od. 111
444, donde significaba un vaso para recoger la sangre del sacrificio.
2% Esta lfnea probablemente debe pertenecer al contexto del
fragmento anterior.
d d a es lección de DK aprobada por Bignone. Diels originariamente trda fúeu ( a a i o n s ~ ) .
m El sujeto podría haber sido Afrodita, dmuuson (extraño
a las musas., ano musical.) alude, pdticamente, a la mudez
de los peces.
EMPÉDOCLES DE AGRJGBNTO
545 (31
B 75) S ~ P LDel
. , Cielo 530, 8:
Y los que, entre ellosm, están constituidos por u n in[terior compacto y u n exterior blando,
habiendo obtenido tal acuosidad de manos de Cipris...
516 (31 B 76) PLUT.,Quaest. conv. 1 2 , 5 , 618B;
PLW., de fac. in orbe lun. 927F:
Esto ocurre en las pesadas conchas de los seres que
[habitan el mar,
y por cierto, de los caracoles y de las tortugas de piel
[pétrea:
allf verás a la tierra habitando la parte más exterior
[ d e la piel".
547 (31 B 77-78)P~u'r.,Quaest. conv. 111 2, 2, 649C;
TBOPR, c m . pkznt. 1 13, 2:
[Y los drboles] de perennes hojas y frutos, florecieron
con abundancia de frutos todo el año, según el airea6'.
5111 (31 B 79) ARIST.,Gen. Animal. 1 23, 731a; TEOFR.,
caus. p h t . 1 7 , 1:
Y asf primero producen sus huevos
los grandes árbo[les del olivo.. .
m Entre los animales. Pero según Bignone se incluirían
también los vegetales.
m Citado por Plutarco con el objeto de mostrar que la
divinidad no siempre coloca el fuego en la parte superior y la
tierra en la inferior.
161 .SegCin el aire* alude d o s aclara el contexto de Teoinsto- al tipo de mezcla que d a puede tener. Estas dos l b s
fueron reunidas por Karsten y, según apunta BIGNONE,pág. 548,
describirían una edad de oro del mundo.
S-¿ Empédocles presenta una analogía entre animales y plantas.
277
519 (31 B 80) PLUT., Quaest. conv. V 8, 2, 683D:
por eso son de maduracidn tardía las granadas y sucu[lentas las manzanas.
550 (31 B 81) PLUT., Quaest. nat. 912C; ARIST.,Tóp.
IV S, 127a:
El vino es el agua que procede de la corteza, podrida
[en la madera.
551 (31 B 82) ARIST.,Meteor. IV 9 , 387b4:
Lo mismo son los pelos, las hojas, las espesas alas de
[los pájaros
y las escamas nacidas sobre los robustos miembros.
552 (31 B 83) PLUT., De fort. 98D:
...A los erizos, en cambio,
se les ponen tiesos en las espaldas los pelos, como agu[dos dardos.
553 (31 B 84) ARIST.,De Sent. 2, 437b:
Como cuando alguien que proyecta salir se arma de
[una antorcha
durante la noche invernal, llama de ardiente fuego,
colocando linternas que protegen de toda clase de vienéstas dispersan el soplo de los vientos agitados, [tos;
pero la luz salta hacia fuera en tanto que es más sutil
y brilla a lo largo del umbralm de la casa con i n d e
[mables rasgos.
Es discutible el significado de hypérphloia, que aquí decidimos traducir por .suculurtasa.
Alejandro, en su comentario al pasaje de Aristóteles,
supone que aquí belds quiere decir *cielo., y así tnuiuce DK;
Bignone, en cambio, coloca orizzonte. Pero aumbrala es el significado comente de la palabra.
278
E M P ~ Q C L E S DE AGRIGENTO
LOS F I L ~ s o F O S PRESOCRATICOS
279
Así entonces 165 el antiguo fuego, encerrado e n membra-
559 (31 B 90) PLUT., C!uaest. Conv. IV 1, 3, 663A;
MAcR., Sat. V I 1 5, 17:
y en finos velos, se r e c l ~ y óen~ la redonda pupila,
velos éstos que estaban perforados por milagrosos pa[sajes.
Ellos preservaban el agua profunda que fluye en torno
[de la pupila,
pero dejaban pasar el fuego, en tanto que es más sutil.
Asf lo dulce cogió a lo dulce, lo amargo se lanzó sobre
[lo amargo,
lo agrio fue hacia lo agrio, y lo cálido se colocó sobre
[lo cálido 269.
cnas
Y la benévola llama obtuvo una fútil parte de tierram.
555 (31
B 86) SIMPL.,Del Cielo 529, 21:
De ellos produjo los ojos indestructibles la divina Afro[dita.
556 (31
B 87) SIPIIPL.,
Del Cielo 529, 24:
Habiéndoles conectado Afrodita con broches de cari[no
557 (31
364:
B 88) ARIST.,Poét. 21, 1458a; ESTRAB.,VI11
...Una única visión se produce de ambos.
558 (31
B 89) PLUT.,Quaest. Nar. 916D:
Debes saber que hay emanaciones de cuantas cosas
[existieron...
En el tiempo en que Afrodita creó los ojos.
lochdzeto, ase recluyóm.
Algunos manuscritos, en cambio, traen echeúoto.
m Simplicio nos hace saber que se habla de la constitución
de las partes u órganos de los animales, por lo cual este texto
debe d e n r s e a los ojos, cuya pupila contiene una llama (cf. el
Fragmento anterior).
a Nuevamente se refiere a los ojos, lo mismo que el fragmento siguiente.
Con el vino ... concuerda m:ejor, en cambio con el aceite
no quiere m.
561 (31 B 92) ARIST., Gen. Animal. 11 8, 747a:
[Como] el cobre mezclado con el estañonl.
562 (31
B 93) PLUT., de: def. or. 433B:
Con el tejido de lino se mezcla el brillo del claro aza[frcín m.
563 (31 B 94) PLUT.,Quaest. Nat. 39:
Y el color negro en el fondo de u n río surge de la
[sombra,
y lo mismo se observa en los antros de las cavernasm.
Explicación del proceso de nutrición a partir del principio de atracción de los semiejantes.
m Dicho del agua, que se macla con el vino mas no con
el aceite.
m Según Aristóteles, al hablar Empédocles de las mulas,
daba este ejemplo de c6mb puede producirse algo d i i d o a partir
,de la mezcla de dos cosas q u e no lo son.
m Este verso alude al pi.oceso del teñido de telas. Para
nuestra tr-aducd6n hemos seguido el texto tal cual aparece en
los manuscritos (krdkou ... aktilr, re1 brillo ... del azafrh). [DK,
en cambio, trae kdkkos ... akrr4.s (da baya del s a k o ~ ) ,s g á n
respectivas conjeturas de Dielk y Wilamowitz.]
m Fragmento transmitido a través de la traducción iatina
de Gilberto Langolio (1542). hecha sobre un original griego hoy
perdido.
561 (31
B 95) SIMPL.,Del Cielo '529, 26:
Cuando el los^^, en manos de Cipris, por vez primera
[fueron producidos.
565 (31 B 96) SXNPL.,
Fís. 300, 19; ARIST., Del Alma
1, 5, 410a:
Y la amable tierra, en los crisoles de su amplio pecho,
obtuvo dos octavas partes del fulgor de Nestis,
y cuatro de Hefesto. Y nacieron los blancos huesos
milagrosamente ajustados con el cemento de Armonía.
566 (31 B 97) ARIST., Part. Animal. 1 1, 640a:
...Lo espina dorsal.. . n5.
Y la tierra se encontró con ellos en proporciones casi
[iguales,
con Hefesto, con la lluvia y con el éter resplandeciente,
tras amarrar en los puertos terminales de Cipris,
ya en proporcibn u n poco mayor o menor que el máxi[mo.
Y de ellos nació la sangre y otras formas de carne.
568 (31
B 99) TEOm., De Sens. 9:
Retotio de carne ... [el oído].
569 (31 B 100) ARIST., De Respir. 7 , 473a-b:
De este modo todos los seres inspiran y expiran: en
[todos ellos se extienden
a lo largo de la superficie del cuerpo tubos de carne
[vacíos de sangre,
m Los ojos.
m Explica Aristóteles que la actual forma de la espina
dorsal se debió a una rotura por torsi6n.
y en sus bocas, abundantes conductos perforan
10s últimos extremos de la piel de parte a parte, de tal
[modo que la sangre
es albergada, al tiempo que se obtiene u n libre acceso
[para el éter.
Entonces, cuando la delicada sangre se retira de allí,
el éter hirviente irrumpe con furiosas olas,
y cuando ella salta fuera, se produce la expiracidn. Tal
[c(omo cuando una muchacha
juega con una clepsidra de brillante bronce:
Cuando coloca su esbelta mrano sobre la boca del tubo
y la sumerge en la masa de agua plateada que retru
[cede,
nada de lluvia penetra en er! vaso, sino que es apartada
por e2 volumen de aire que ,presiona desde dentro sobre
[los abundantes orificios,
hasta que ella deje de conttmer la abundante corriente.
[:Entonces,por el contrario,
al retroceder el soplo aérw penetra una cantidad equi[valente de agua.
Del mismo modo, cuando el agua se halla en la pro[fundidad del bronce
estando cubierta la boca o poro por la carne mortal,
el éter exterior que presionci por entrar retiene la lluvia
controlando su superficie sobre las puertas de 20 criba
[estrepitosa,
hasta que ella suelte su mano. Entonces, a2 revés de lo
[que antes ocurria,
al avanzar el soplo aéreo una cantidad equivalente de
[.agua emprende la retirada.
Y lo mismo sucede con la def'icada sangre que se agita
[a lo largo de los miembros
cuando volviendo sobre sus pasos se retira al interior,
al punto desciende la corriente de éter, precipitdndose
[en oleadas,
282
LOS FIL~SOFOS PRESOCRATICOS
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
283
pero cuando aquélla salta hacia afuera, en seguida se
[expira una cantidad semejante.
En los hombres k comprewsidn crece de acuerdo con
570 (31 B 101) PLUT.,De Curios. 520E; Quaest. nat.
917E; Ps. ALEiJ., problem. 111 102:
576 (31 B 107-109) m TEOFR.,De Sens. 10; ARIST.,Met.
11 4, lOOOb y Del Alma 1 2, 404b:
Rastreando con sus narices partículas de los miembros
[de las fieras,
aquellas que dejaron detrás de sus pies sobre el tierno
[césped [mientras vivían]...
pues por la tierra vemos la tierra, por el agua el agua,
por el éter el divino tter, por el fuego el destructivo
[fuego.
el cariño por el caritio, y el odio por el odio funesto.
A partir de ellos se constit;uyeron en armonía todos los
[seres
y por ellos piensan y expe!rimentan placer y aflicción.
571 (31 B 102) TEOFR.,De Sens. 1 305, 8:
Así, todos los seres poseen parte de respiración y olfato.
Así, por voluntad de la Fortuna, todas las cosas poseen
[pensamiento.
Y en tanto que a las cosas más livianas les tocó reunir[se en su caída.. . m.
53:
574 (31 B 105) PORF.,De Styge en ESTOB.,Ecl. 1 49,
Nutrido [el corazdn] en los mares de sangre latiente
es allí donde principalmente está lo que los hombres
[llaman inteligencia:
pues la sangre que rodea al corazón es para los hoin[bres la inteligencia.
575 (31 B 106) ARICT.,Del Alma 111 4, 427a; Met.
111 5, 1009b:
m A juicio de Bignone este fragmento pertenecería a la
cosmogonfa de la Amistad creciente, en contraste con el S3
7
(pag. 475).
[lo presente.
En tanto que se vuelven diversos, en esa medida siem[pre su
pensamiento también se aplica a cosas diversas...
S78 (31 B 110) H I P ~ LV'II
. , 29; S. E.,Adv. Math. VI11
286:
Pues si tú, sosteniéndolas" bajo t u mente firme,
piadosamente llegas a contemplarlas, con inmaculadas
[disciplinas,
entonces todas ellas te esi!arán presentes para toda la
[vida,
m Tomamos estos dos fragmentos como formando una sola
pieza, de acuerdo con la sugerencia de G ~ I E11,
, pág. 229. n. 3.
En DK los tres primeros venos forman el fragm. 109 y los
dos úitirnos el 107.
m Se alude a las doctrinas reveladas a Pausanias por Empédocles, con alto margen de probabilidad. Ciertas palabras que
se utilizan en este fragmento (por ej., epopteheis en el v. 2)
muestran a las claras que nos hallamos en el marco de una
enseñanza de carácter iniciático.
E M P ~ W C L E S DE ACRICENTO
y a partir de ellas adquirirás muchas otras: pues c r e
[cen por si mismas
en cada carácter, según sea la naturaleza de cada uno.
Mas si t ú aspiraras a cosas distintas, que entre los
[hombres
existen por millares, miserias que embotan los pensa[mientos,
entonces sin duda ellas 279 te abandonarán rápidamente
[con el girar del tiempo,
añorando llegar al que es su propio origen:
sabe, pues, que todas las cosas poseen pensamiento y
[una porción de inteligencia.
579 (31
B 111) D. L., VI11 59; CLEM.,Strom. V I 30:
De cuantos remedios hay para los males y resguardo
[para la vejez
te informards, porque para ti solo realizaré yo todo
[esto.
Apaciguarás la furia de los infatigables vientos, que
[sobre la tierra
se agitan y destruyen con sus soplos los campos culti[vados.
Y aún, si quieres, dirigirás sus soplos en sentido favo[rable;
y colocarás después de la lluvia sombría una sequía
[oportuna
para los hombres, y despriés de la sequía estival dis[pondrás
las corrientes que nutren a los árboles y que irrigan
[el éter ",
y retornaras del Hades el vigor de un hombre muerto.
Las verdades
que el discipulo no
.reino de la Piedad.,
m La parte final
o doctrinas verdaderas que, en caso de
sea capaz de conservarlas, retomarán al
que es .su propio origen.: cf. frag. 3.
de este verso es de reconstmcción dudosa.
b) Purificaciones.
580 (31
B 112) D. L., VIiII 62; CLEM.,Strom.
V I 30:
o h amigos, que en la grian villa que mira al rubio
[Agrigento
habitáis, en las alturas de la ciudad, dedicados a no[bles tareas,
venerables puertos para los extranjeros, ignorantes del
[mal
os saludo. Yo, dios inmortal para vosotros, ya no más
voy honrado por todos, tal como lo merezco, [mortal,
coronado con cintas y coin floridas guirnaldas.
Cuando llego a las villas florecientes, por el los^,
hombres y mujeres, soy adorado. Y me siguen
a miles preguntdndome dónde está el camino que lleva
[al beneficio,
los unos requiriendo vati~~inios,
los otros, para las en[fermedades
más diversas buscan escttchar una palabra curativa,
pues desde hace tiempo están atravesados por arduos
[(dolores)"3.
581 (31
B 113) S. E.,
adv. math. 1 302:
¿Pero por qué m e ocupo de estas cosas, como si reali[zase una gran empresa,
puesto que me hallo por tincima de los hombres mor[tales en todo desgraciados?
Este verso, que falta en D. L.. es transmitido por Dxarieo,
XIII 83. Para Frankel es espurio.
m Referimos tofsin (=por ellos*) al .todos. del v 5, con DK.
Bignone, en cambio, lo vincula. con las cintas y las guirnaldas.
m amph'od@eisin es c o n j e m de Bergk.
287
EMPÉDOCLES IDE AGR~GENTO
582 (31 B 114) CLEM.,Strom. V 9:
Oh amigos, sé que la verdad está presente en las paiaque yo pronunciart; pero muy difícil se hace
[bra
para los hombres e irritante el impacto de la convicción
[sobre su dnimom,
583 (31 B 115) H I P ~ L . ,VI1 29; PLUT., de exil. 607C, .
De 1s. et Os. 361C; PLOT.,IV 8, 1:
Hay un oráculo de la Necesidad, antiguo decreto de
[los dioses,
eterno, sellado con vastos juramentos, [que dice]:
Cuando alguien pecaminosamente mancha sus miem[bros con sangre derramada
o, errado (por causa del Odio) emite un vano jura[mento,
éstos, espíritus que tienen asignada una larga vida,
por treinta mil estaciones deben vagar lejos de los
[Bienaventurados,
naciendo a lo largo del tiempo bajo todo tipo de figu[ras mortales
que truecan uno por otro los penosos rumbos de la
Pues el vigor del éter los empuja hacia el mar, [vida.
el mar los escupe hacia el suelo terrestre, la tierra a
[los rayos
del sol resplandeciente, y éste los lanza a los torbellinos
[del éter:
uno los recibe del otro, pero todos los aborrecen.
Y o también soy ahora uno de ellos, exilado de los dio[ses y vagabundo,
por haber confiado en el furioso Odio.
m Comparar con Pm$&~nias,frag. 8, v. 12.
m Conjetura de Diels.
584 (31 B 116) PLUT.,Q,mest. Conv. IX 5, 745C:
,..[Lcr Gracia] aborrece a la insoportable Necesidad.
585 (31 B 117) D. L., VI11 77;
HIPÓL.,
1 3:
yo ya he sido antes un xnuchacho y una muchacha,
un arbusto, un pájaro y un mudo pez de mar.
586 (31 B 118) C m . , Strom. 111 14:
Lloré y me lamente al ver una región que no me era
[acostumbrada.
587 (31 B 119) C m . , Strom. IV 12; PLUT.,de mil.
607D:
De d n t o honor y de qué cima de felicidad
...
588 (31 B 120) PORF., Gr. Ninf. 8, 61, 19:
Llegamos a esta caverna cubierta.. .
589 (31 B 121) HIEROCL.,
ad
C.
u r . 24; PROCM,Rep.
11 157, 24, y Crát. 103; SIINES.,
de provid. 1:
...Triste regidn
donde el Asesinato, el Rencor y otros grupos de deida[des funestas,
las míseras Enfermedades, la Corrupción y las obras
[disolventes 386,
merodean en la tiniebla sobre los prados de la Fata[lidad.
590 (31 B 122) PLUT., de tranq. an. 474B:
Estaban allí el hada Tierra y el hada Sol de larga vista,
la sangrienta Discordia y la Armonía de grave sem[blante,
m Traducimos Crga reutd Imr sobras disolventesn siguiendo
a Bignone, pero la interpretaci'ón es controvertida.
la Belleza y la Fealdad, la Rapidez y la Tardanza,
& amable Veracidad y la Incertidumbre d e negros
[cabellos.
591 (31 B 123) CORNUIO,
Epidrom. 17:
El Nacimiento y la Decadencia, el Reposo y la Vigilia,
el Movimiento y la Quietud, la Grandiosidad de muchas
y la M k u l a , el Silencio y la Voz...
[coronos,
fr. 10
592 (31 B 124) CLEM.,
Strom. 111 14; TIM~N,
Diels:
597 (31 B 129) PORF., V. Pitág. 30; D. L.. VI11 54:
;Ay! Oh raza miserable de los mortales, del todo des-
[venturada,
de qué discordias y lamentos habéis nacido.
593 (31 B 125) CLEM.,Strom. 111 14:
De los vivientes hace muertos, cambiando sus figuras,
( y de los muertos, vivientes).
594 (31 B 126) P L ~ .de
, esu carn. 998C; PORF.en
ESTOB.,Ecl. 1 49, 60:
La reviste con una túnica de carne que le es extraíía.
595 (31
y ganaban los favores de ella con piadosas ofrendas,
con pinturas de animales, con bdlsamos de delicada
C f ragancia,
con sacrificios de mirra pura, con perfumado incienso,
y derramando en el suelo libaciones de rubia miel.
Pero el altar no era regado con la violenta sangre de
[los toros la7,
sino que lo más abominable entre los hombres era
el devorar los sagrados miembros tras arrebarles la
[vida m.
Había entre ellos u n hombre de saber trascendente,
quien adquirió vastísima riqueza en su mente,
seiíor de todo tipo de obras sabias.
Cuando proyectaba todo el poder de su mente,
observaba con facilidad cada una de todas las cosas
[ [que serían]
tanto en diez como en veinte vidas de hombres.
591 (31 B 130) Esc. a Nrc., Ther. 452, 36, 22:
Y todos eran dulces y amables con los hombres
-las fieras y los pdjaros, y brillaba la amabilidad.
B 127) EL., N. H.XII 7:
Entre las fieras, como leones que se refugian en los
[montes y duermen e n la tierra,
nacen, y como laureles entre los árboles de hermosa
[melena.
Entre ellos no se hallaba el dios Ares, ni el Combate,
ni era rey Zeus, n i Cronos, ni Poseidón,
sino que era reina Cipris.
Si en gracia de u n ser efimerom, Musa inmortal,
Visto el doble signüicado de phónos, la traducci6n alternativa sería .con la nolenta masacre de los toros.. akrdtoisf
(aviolentas.) es conjetura & Scaliger.
288 Vertimos thymós por .vida., aunque en otros casos la
tradujimos por sánimo..
*Ser efímero. a nuestro juicio debe aludir al propio
Empédocles. La interpretación es dificil; Diels lo tomaba en
sentido neutro (salgo efímetro.) y para Kranz y Wilnmowitz so
trataría de una persona, quizá Pithgoras.
EMPÉDOCLES DE
( t e agradó)m que nuestras solicitudes llegaran a tu
[corazón,
acude otra vez ahora a este suplicante, Calíope,
que va a exponer u n recto discurso sobre los dioses
f elices.
600 (31 B 132) CLEM.,Strom. V 140:
Feliz aquel que obtuvo la riqueza de los pensamientos
[divinos,
miserable, en cambio, aquel a quien sdlo lo ocupa uruz
[oscura opinidn sobre los dioses.
601 (31 B 133) CLEM.,Strom. V 8:
No es posible traerlo al alcance de nuestros ojos
o apresarlo con las manos, medio por el cual la mayor
vía de persuasidn accede a la mente de los hombres.
602 (31 B 134) AMONIO, De lnterpr. 249, 1:
Pues no luce una cabeza humana sobre sus miembros,
ni se elevan dos ramas de su espalda,
no tiene pies, ni veloces rodillas, ni velludos órganos
sino que sdlo es mente sagrada e inefable,
[viriles,
que se lanza por el mundo entero con veloces pensa[mientos.
603 (31 B 135) ARIST.,Ret. 1 13, 1373b; CIC., Rep. 11,
19; S. E., Adv. Math. I X 126:
Pero la ley que vale para todos, a través del
éter de vasto reino y del rayo inmensurable se extiende
[por doquier. ..
m Conjetura de W i o w i t z ( M e toi).
AGRIGENTO
291
604 (31 B 136) S. E.,Actv. Math. IX 127:
i N o cesaréis este estrepitoso asesinato? ¿No veis
que os devoráis unos a otros con necedad de espíritu?
605 (31 B 137) S. E., Adv. Math. I X 129; OR~G.,
C. Celso V 49:
Y el padre, 1evantanri;j a :su hijo que ha cambiado de
[forma,
10 degüeila haciendo una plegaria, el gvan insensato.
[Ellos no saben =*
lo que hacen al sacrificar al suplicante. Y él, además,
[sordo a los clamores,
tras degollarlo prepara en sus recintos el malévolo
[festín.
Del mismo modo, el hijo apresa al padre y los niños
[ a la madre,
y arrebatándose la vida comen de su propia carne.
Extrayendo la vida con el bronce.. . m.
291 Cf. VAN GRONINGEN,
Mnemos (1956), 221 -224, de quien
tomarnos la versión de agoreúntai (enmienda de Diels, los manuscritos traen porezhtai) como ~ s a n ssavoir ce qu'ils font..
Van Groningen propone distinguir en el episodio que narra
el fragmento entre: a) el sacriñcador propiamente dicho (v. l),
b) los ayudantes del sacriñcatior (.ellos., v. 2) y c) el dueiio
de casa que, según lo acostumbrado, contrataba a los sacrjficadores.
292 Anstbteles cita este fragmento junto con el 143 como
ejemplos de metáfora. Aqui la palabra .extrayendoa (a&)
significa .cortando- (tomdnta), exactamente a la inversa que
en el otro fragmento mencionado. Por otra parte, estamos ante
el Único t a t o de Emp&docls donde aparece la palabra psyché,
que traducimos por .vida..
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
607 (31 B 139) PORF.,De abst. 11 31:
293
613 (31 B 145) CLEM.,Protr. 2, 27:
¡Ay de mí! ¿Por qué un día despiadado no me hizo pe-
puesto que estáis agitados por insoportables maldades
nunca aliviaréis el ánimo de las infortunadas afliccio[nes.
614 (31 B 146) CLEM.,Strom. IV 150:
B 140) PLUT.,Quaests. conv. 111 1, 2, 646D:
Y , al fin, llegan a ser at;iivinos,,poetas, médicos
y príncipes, entre los hombres que habitan sobre la
[tierra,
a partir de entonces florecen conzo dioses, superiores
[en dignidad.
615 (31 B 147) CLEM.,Strom. V 122:
Crecer
antes de haber pensado [cometer] en mis labios el
[criminal acto de la voracidad?
608 (31
Manteneos completamente aparte de las hojas de laurel.
669 (31 B 141) GELIO,IV 11, 9; DÍDIMO,Geoponic. 11
35, 8; CAL&., fr. 128; CRATES,fr. 17:
Miserables, del todo miserables, mantened las manos
[apartadas de las habas.
610 (31 B 142) Papiro 1012, col. 18 VOLL.HERC.,Coll.
d t . VI1 15:
Pues a él, ni el palacio cubierto de Zeus que lleva la
[égida
(lo recibe, ni tampoco el techo de Hades ni el de la
[voz quejumbrosa) -3.
Los que comparten la morada de los inmortales, los
[que en la misma mesa
se hallan, apartados de las aflicciones humanas, indes[tructibles.
616 (31
B 148) PLUT.,Quaest. conv. V 8, 2, 683E:
[El cuerpo,] tierra que envuelve a los mortales m.
617 (31
B 149) PLUT.,Quaest. conv. 8, 2, 683E:
[Aire] que reúne las nubes.
Cortándola de cinco fuentes en indestructible bronce...
612 (31 B 144) PLIJT., De coh. ira 464B:
...Hacer ayuno de la maldad.
m El segundo verso posee muchas lagunas, y nosotros lo
traducimos de acuerdo con la feliz conjetura de DK. Creemos
que se habla del espíritu (Mmon) transmigrante (que no alcanza ni la vida beatffica ni el descanso perdurable desputk de la
muerte) y no de la divinidad del frag. 134, 44, como quiere
,
pág. 303. De todas maneras, no queda claro el sentido de las úitimas palabras.
[Hígado] de abundante sangre.
Afrodita.. . que otorga la vida
294 Plutarco cita este fragmento y los dos siguientes como
epítetos utilizados por Empédocles. La ubicación en las Purificaciones que le asigna DK (a quien seguimos) no es, por cierto,
segura. BIGNON~,
pág. 510, cree que podrían estar muy bien en
el poema físico.
m Plutarco compara este epíteto dado por Empédocles a
Afrodita con el de .fecundan que le da Sófocles.
294
LOS FIL~SOFOS PRESOC~TICOS
620 (31 B 152) ARIST., Poét. 21, 1457b:
...Vejez del día... s.
...En siete semanas... m.
Nos transmite Aristóteles que ésta era una metáfora de
la tarde.
Nombre del vientre. La palabra nombraba tradicionalmente a un personaje femenino relacionado con la leyenda y
culto de Démeter y con el oriismo.
m Tal es el ttrmino de tiempo en que. según Teón, se formaba el feto según Empédocles.
ANAXAGORAS IDE CLAZdMENAS
INTRODUCCION
1 . Principales problemas que presenta el estudio de
Anaxágoras.
Quien aliente e1 propósito de acceder mínimamente
al pensamiento de Anaxágoras de C l d m e n a s más allá
de lo que, en esquemas no sólo excesivamente simplistas sino también portadores de una ingenuidad pintoresca - e n cuanto ponen, en pensadores del dorado
nsiglo de Pericles~, conceptos o razonamientos que
resultan pueriles, por poco que hubiera avanzado el
espíritu humano en la aventura del saber-, ofrecen los
manuales de segunda o tercera mano, tendrá frente a
sí un panorama curioso, en primer término, y en seguida complicado.
Quizá con la excepcidn de Parmdnides, de ningún
otro filósofo presocrático se ha ocupado Platón con
la pasión que se apoder6 de él cuando creyó que, en
el libro de Amxágoras, hallaría bosquejada su propia
cosmovisión, que por su parte diseñó de distintas maneras hasta darle cabida plena en el Timeo. Si a Platón mismo le faltaban aiún trechos que recorrer para
arribar a ese punto, ¿qué podía hallar de eso en un
libro escrito más de setenta años antes? De ahí que
pronto trocase la apasionada esperanza - e n lo que
había de procurarle dicho libro- en penosa decepción,
sin abandonar por eso su propia búsqueda.
Naturalmente, Platón hace algo niás que transmitirnos sus impresiones y expectativas: de algún modo
nos parafrasea las primeras páginas del libro (texto
núm. 666). Esto es algo que, en general, no podemos
leer directamente en obras anteriores a Aristóteles.
Menos común aún es que se nos informe acerca del
precio de venta del libro y de la difusión de que gozaba
(texto núm. 665).
Diógenes Laercio (texto núm. 699) nos refiere las
palabras iniciales del libro (en forma algo descuidada,
pero que por otras fuentes podemos reconstruir mejor), acaso sintetizando lo que tanto impresionó a Plat6n: atodas las cosas estaban juntas; después, al llegar
el intelecto, las ordenó cósmicamente».
Aunque la cita de Diógenes no sea exacta, nos sugiere un contexto rico como pocos para la reflexión.
Y si bien sólo ha llegado hasta nosotros -a través de
citas- algo más de un millar de palabras '(griegas)
presuntamente originarias de Anaxágoras, la gran mayoría de ellas nos hablan de esos momentos primeros
del universo, o de las raíces que de ese pasado conserva el mundo actual. Ahora bien, conocemos casi
todas esas frases gracias al extenso comentario de
Simplicio a la Física de Aristóteles. Y sucede que Simplicio cita muchas veces las mismas frases de Anaxágoras, pero no s61o de maneras diversas sino también
mezclándolas con paráfrasis y comentarios propios o
pertenecientes a Teofrasto u otros autores, hasta el
punto en que llegamos a dudar cuáles son las citas
hechas correctamente y de cómo podemos acercarnos
mejor al texto original.
Pero si bien el examen del pensamiento de Anaxágoras tendría que comenzar por allí, lo real es que, en
el mejor de los casos, se interpretan los fragmentos
de la recopilación de Diels según los esquemas trazados
por Aristóteles y Teofrasto -a lo sumo discutiéndolos,
pero con primacía de estos últimos-, o bien se escriben manuales siguiendo directamente tales esquemas
(0 sea, se suprime el pro'blema). Así es como hasta no
hace mucho los manuales nos presentaban a Empéde
=les, Anaxágoras y atomistas como presuntos ureconciliadoresn de Heráclito (con Parménides; o bien, más
modernamente, como upluralistasm, frente al monismo
de Parménides.
Con tal metodología, tendremos que aceptar lo que
quería Aristóteles: estos filósofos apluralistasm han buscado los u principiosn (archaí) y aelementoss (stoicheia)
de todas las cosas: cuatro para Empédocles (agua,
aire, fuego, tierra), infinitos uátomosm para Leucipo y
Demócrito, infinitas ahorneomeríasi, para Anaxágoras.
Y entonces surgirán nuestras primeras dificultades
si deseamos tratar así a haxágoras. Ciertamente, Simplicio y otros doxógrafas hablan de uhomeomerias~
(homoiornéreiai) para aludir a lo que Aristóteles califica de uhomeómerasn (homoiomeri) como entidades
que tienen partes semejantes entre sí y semejantes al
todo. Ahora bien, se trata de un concepto que Aristóteles usa en su propia filosofía (anticipado por Platón
-aunque sin tales denominaciones- en Protágoras
329d) y que también lo aplica a la exposición del pensamiento de Anaxágoras. Pero el caso es que este mismo - a l menos en los textos preservados- no emplea
tal concepto, y mucho menos las denominaciones que
hemos mencionado. Por lo demás, si los uelementos~
deben ser cuerpos sirnpbes, de los cuales están compuestas las demás cosas y en los cuales las demás
cosas se descomponen (ver tomo 1, textos núms. 78
a 83 y notas), jcómo podrían ser uelementosv cuerpos
homoiomeri, que por definición son compuestos?
En este punto, Simplicio se ha ofrecido, comedidamente, para damos la solución: Anaxágoras llama
spérmata a los cuerpos homoiomeri, nos dice (texto
A N A X ~ O R A ISDE CLAZ~MENAS
núm. 675). El enigma parece resuelto: Aristóteles 10s
llama homoiomeri, pero Anaxágoras spérmata, asemiIlasm, *simientes,, agérmenes~.Y de allí en adelante,
si un manual es moderno, debe decirnos que Anaxd.
goras concibió a los uelementos~como usemillas».
Sin embargo, por un lado, ya hemos dicho que no
encontramos, en textos de Anaxágoras, el concepto de
homoiomeri, ni con este nombre ni con ningún otro.
Por otro lado, la palabra spérmata figura s610 dos
veces en afragmentos~ atribuidos a Anaxágoras, las
dos veces en el fr. 4, con sentidos posibles que no nos
parecen reconciliables con los de uelementosu ni con
los de ahomeomeríasm.
Pero ya en la Introducción General (tomo 1) hemos
advertido al lector que nuestra metodología requería
un trato más cuidado de las fuentes (lo que no supone
que los resultados sean forzosamente originales).
2. Directrices generales de nuestra interpvetación.
a
Si buscamos una palabra-clave en los fragmentos
probablemente auténticos de Anaxágoras, ésta no será,
sin duda, ahomeomeriasw (homoioméreiai, o entidades
homoiomert?),pero tampoco use mil las^ (spérmata), sino
acosan (chri2ma), o, en plural, acosas (chrémata).
La palabra acosa, (o ucosas~)suele tener en griego,
como en castellano, un significado tan amplio como
vago, que abarca tanto objetos cuanto hechos, y eventualmente adquiere connotaciones económicas (cf. fr.
90 de Heiáclito, donde se habla del intercambio del
oro con las mercancías, y se emplea chrémata con el
sentido de amercancías~).Ciertamente, esta vaguedad
alcanza a otras palabras que pueden significar acosas,
como ón y su plural ónta (desde Parménides, incorporada al lkxico filosófico), o bien prdgma y su plural
prdgmata (en todos los casos, el genero de estos voca-
30 1
blos es neutro). Más aún, d,ada esa vaguedad y amplitud
que habrían favorecido un uso excesivo, se suele significar acosas, con el mero artículo plural neutro tu o
como pinta (en el citado fr. 90 de Heráclito,
el intercambio mencionado se compara al del ufuegom
con atodas las cosas», donde pánta quiere decir atodas
las cosas,).
Precisamente, la lengua1 griega se vale a veces de
chrérnata donde normalmente bastaría el artículo neutro o un adjetivo. Hay que ver en dicho uso, pues, una
intención enfática; a la cual cabe añadir que su mención por Anaxágoras suele ser importante.
Ya al comienzo de su libro, y respecto del estadio
inicial del universo, leemos: .todas las cosas (púnta
chrémata) estaban juntas» (fr. 1, texto núm. 836). Se
podría alegar que el uintelecto~(nofis), que después
-se dice- separa y ordena las cosas de esa confusa
mezcla, no participa de ella, aunque no diga Anaxágoras de dónde advino este intelecto o dónde estaba antes
de su decisiva intervenci6ri. En todo caso, Anaxágoras
nos afirma que el nous mis,mo es una acosam: aen efecto, es la más sutil y la m,ás pura de todas las cosas*
(fr. 12; texto núm. 847). 71 dado que Platón se queja
del reducido papel que desempeña el intelecto, en el
libro de Anaxágoras -a lo icual se adhiere Aristóteles-,
no es lícito pensar que lo principal en la filosofía de
Anaxágoras es el n o b . Y s,u similitud con Empédocles
y los atomistas no radica en el apluralismom tanto
como en la adhesión al principio -establecido por el
umonistam ParmCnides- d~eno-generación y no-perecimiento. ¿Y qué es, si no, lo'que leemos en el fr. 17
(texto núm. 852): aninguna cosa (chrt?ma) nace ni
perece, sino que, a partir de las cosas existentes (a@
eónt6n chremáton), se produce tanto combinación
como separaciónw?
'
Pero, ¿qué son estas cosas perennes, de cuya com
binación y sepamión dependen los nacimientos 7
muertes que vemos? No son entidades últimas, da&
que, por más que las dividamos, siempre hallarema
algo más pequeño (fr. 3, texto núm. 838). El argumento
es netamente parmenídeo: lo que es no puede no ser.
No es concebible algo por debajo de lo más pequeíío,
o, dicho en términos de Parménides, lo que no es no
lo podemos concebir. Pero en tal caso la ~individualidad. de las cosas no es esencial (recordemos aquí que
uindividuo. e rindiviso* son términos que traducen al
griego átomos): en todas las cosas hay una porcidn
de todas las demás (por pequeña que sea la porción;
la porción que es mayor, en cambio, predomina hasta
el punto de darle a las cosas la *individualidad., merecedora de un nombre para cada cosa). Y eso hace
que la useparación* no implica que las cosas estén
*cortadas como con un hacha. (fr. 8, texto núm. 843),
ni que les sea posible uexistir separadamente* (fr. 6,
texto núm. 841). Desde el punto de vista de la historia
de la ciencia, podría hablarse del primer enunciado
-tras el anticipo p a r m e n í d s del carácter continuo
de lo real. Con un enfoque místico, en cambio, podría
verse una consustanciación, una comunión de las cosas
que se interpenetran.
En todo caso, estas acosas., por compuestas que
sean, no podrían ser uhomeómeras~,ya que constan
de todas las demás, y esto supone una gran heterogeneidad.
Una mayor explicitacibn del boceto presente -sumada al tratamiento de otros difíciles problemas, como
los referentes a la posible existencia de otros mundos
y a temas astron6micos, meteorológicos, etc.- se desarrollará en las notas que acompañan a los textos
respectivos.
3. Bibliografía selecta sobre Anaxcígoras.
F. M. CQRNRIRD,
~Anaxagoras' theory of
Matter-, CQ (1930), en SPP, 11.
J . ZUKIWULO, Anacagore de Clazonthe, París, 1946.
v w m , aPhys. Th.. = C. V w m , aThe Physical Theory of Anaxagoras- (art. de 1950). en SPP, 11.
CM. MuGLw, d.e probPme d'haxagore., REG 69 (1956).
M. E. Rmm, aThe Meaning of Andagoras., CP 55 (lW), y
aThe Problem of Anaxagorass, CP 58 (1%).
D. LANZA, -L.encéphdos e la dottrina anassagorea della conoscenza, Maia (1964).
K. v. FRnz, aDer No& des Anaxagorasm, ABG (1964). 86-102.
D. E. G - ~ ~ N - D .
A. GIUWBPRG,
A-goras
and the Birth
of Scientific Method, New York, 1964.
- Anaragoras and the Birth of Physics, New York. 1964.
LuJu= Amsagora. Testimonianze e Frammenti (Introducción,
traducción Y comentarios de D. LANZA).Rorencia, 1966.
& ~ ~ I R D aMatter,
=
625 (59 A 4) C m , C'. Jul. 1 p. 12b: Se dice que
10s filósofos de la naturaleza Demócrito y Anaxágoras,
además de Heráclito, apodado uel oscuro^, nacieron
durante la Olimpiada 70' (500-497 a. C.).
626 (59 A 4) EUS., Cron. (tr. Jer.): Anaxágoras murió
en el año 1557 de Abraharn (460 a. C. = 01. 80, 1).
a) Lugar y fecha de nacimiento.
623 (59 A 1) D. L., 11 6: Anaxágoras, hijo de Hege-
sibulo o Eubulo, era de Clazómenas.
624 (59 A 1) D. L., 11 7: Se dice que tenía veinte
años cuando se produjo la invasión de Jerjes (480 a. C.),
y que lieg6 a vivir setenta y dos años. Apolodoro, en
sus Cronologías, aíirma que nació durante la Olimpíada 7 8 (500-497 a. C.) y que murió en el primer año
de la Olimpíada 88' (428 a. C.). Comenzó a estudiar
filosofía en Atenas durante el montado de Calías
(456 a. C. ?), cuando tenía veinte aiios, según dice Demetrio de Falero en su lista de arcontes, y se aiiade
que pasó allí treinta años l.
1 Las fechas dadas en este texto -excepto la asignada al
tiempo de estudios en Atenas- conducen a admitir una fecha
de nacimiento de Anaxágoras entre los años 500 y 497 a. C., y
la de su muerte unos setenta y dos años despds, alrededor
del 428.
Seguimos, con Diels, la enmienda de Scaliger a la lección
de los manuscritos, es decir, .Olimpiada 8th (428) en lugar
de .Olimpíada 7th (468). Por lo demás, se suele entender
que el arconte al cual ha aludido Demetrio de Falem es
Caliades, año 480 (en lugar de Calfas), lo cual permitiría
una mejor concordancia de la edad que Demetrio le asigna
entonces con la fecha de nacimiento dada por Apolodoro.
627 (59 A 4a) MAW. PAR., ep. 60: Eurípides tenía
cuarenta y cuatro aiíos cuíando triunfó por primera vez
con una tragedía... cuando en Atenas era arconte Dífilo
( 4 4 2 4 1 a. C.). Vivían entonces Sócrates y Anaxágoras.
628 (59 A 5) D. L., IX 41: En cuanto a la cronología,
[Demócritol tal como él mismo dice en su pequéñu
Cosrnologfa, era joven cuando Anaxágoras era viejo:
era cuarenta años menor que éste. Y dice haber compuesto la Pequeña Cosmolbgía 730 años después de la
conquista de Troya 2.
De todos modos, en el coqiunto de esa referencia hay otro
elemento molesto: si pasó eni Atenas 30 aiios, se habría marchado de d i en el 45ü. Pero diversos textos (cf. los números 640, 641 y 642, en& otm) nos h a b h de Les ense-y convivencia- de Anaxagoras a Pericles, que han alcanzado al periodo en que éste fue estadista (450430) y la realización de un proceso por irreligio~idadcontra Anaxágoras
alrededor de los años 433 a 430. En todo caso, puede advertirse que la mención de Hos utreinta años- que pasó en
Atenas no es atribuida a Ikmetrio sino a -a
otra tradición (ase diou o ase dade*). Por eso se ha concebido
que esta .figura d o n d a - (Grilaare, 11, pág. 323) de treinta
años pueda nferim a unta residencia de -ras
en
Atenas discontinua ( G u n m ~ 1
, 1, pág. 323). Nosotms lo admitiríamos, pero extendiendo la duda a otras .figuras redondas* como la de *veinte afios* (cuando se produjo la invasión de Jerjes, cuando coxnenz6 a estudiar íilosoHa, etc.),
de modo que la mención de esas edades no sea tomada como
un dato exacto.
El muestrario de criterios de que se servían, hacia fmes
de la antigüedad
ios cronistas o histotiadorcs, para
629 (59 A 11) PLINIO,
Hist. Nat. 11 149: Los griegos
cuentan que en el segundo año de la Olimpíada 7 8
( 4 6 7 4 6 a. C.) el clazomenio Andgoras, por su com
cimiento de la ciencia del cielo, predijo en qué dias
caería una piedra desde el sol, lo cual sucedió de dia
en un lugar de Tracia, junto al río Egos.
630 (59 A 11) Eus., Crón. (Jer.): Una piedra cayó
del cielo en el río Egos en el año de Abraham 1551
(466 = 01. 78', 3).
631 (59 A 43) ARLsT., Met. 1 3, 984a: Empédocles...
Anaxágoras de Clazómenas, anterior a éste en cuanto
a la edad pero posterior en cuanto a las obras3.
-
fijar la fecha de eventos históricos, revela - c o n los resultados
a la vista- la poca confiabilidad de la mayoría de ellos.
Aparte del procedimiento -a menudo basado en abstrao
tos convencionalismos- de Apolodoro, quien adopta como
patrón el aparentemente creado por el historiador Timeo,
es decir, la referencia a olimpíadas, seguido por Cirilo -aun
cuando éste incluye indebidamente en la misma fecha de
nacimiento a Heráclito y Dem6crit-,
hallamos el uso del
calendario hebreo por Eusebio, con un resultado más que
dudoso en lo que concierne a la muerte de Anaxágoras.
Pero tanto o más nebuloso que contar los años desde Abraham es hacerlo desde la conquista de Troya - q u e en la
Theologumem An'thmeticae es situada 514 años antes de
la ocupaci6n, en el 525 a. C., de Egipto por Cambises;
d. texto núm. 246 del tomo 1, y la respectiva nota-; más
aproximado, en cambio, puede ser la notaci6n de arcontes
anteriores a Diogneto, s. 1x1 a. C., como se lee en el a&m01 de Paros., con menci6n de sucesos de los diversos
momentos. Allí mhs bien la dificultad está en la labor
palma.
3 Es difícil, si no imposible, determinar si Anaxigoras escribió antes que Empédocles o viceversa; en todo caso, resulta
probable que ninguno de los dos haya llegado a conocer las
obras del otro.
D. O'BRIEN, aTne Relation of Anaxagoras and Empede
cles., JHS 88 (1%8), 93113, coincide con C. m,
Anaximander. págs. 1&165, en que la segunda parte de traducciones
632 (59 A 8) SIMPL.,
FIs. 25, 19: Empédocles de Agrip t o nació no mucho dlespués de AnaxAgoras4.
b) Maestros y discipuios de Anaxágoras.
633 (59 A 1) D. L., 11 6: Anaxágoras... fue discípulo
como la que hemos hecho de este texto es erdnea, ya que
entienden que m t e r o s significa alli ainferior. y no .posterior.. Para ello se basan en el comentario de Alejandro a
la Met. p. 28, 1-10, y en la presunta prderenda que exhibina Aristóteles por Empiádodes frente a Anaxhgoras. Para
esto úitimo O'Brien hace imalabarismos frente ai pasaje final
de Met. 1 3 (donde Ariait6teles elogia la introciucci6n del
intelecto por Anaxágoras, acomparado con lo que en vano
habían hablado los anteriores a él.), para demostrar que
en la expresión dos anteriores a él, no puede incluirse a
Empédocles, ya que éste habla también de la causa eficiente.
¿Puede dudar algún conocedor de Aristóteles de que éste
preferiría tener como cama eiiciente al intelecto antes que
al Amor y al Odio? Por lo demás, aunque Kahn dé un
único ejemplo en porte similar al pasaje presente, en T e
frasta (pág. 165), no deja de ser chocante la traducción
que proponen para este pasaje aristotélico: .anterior a éste
en cuanto a la edad pero inferior en cuanto a las obras.
Chocante desde los puntas de vista sintáctico y estiüstico,
y chocante con el pensamiento aristotélico de que los anteriores a él van avanzando poco a poco, y por ende, en
cierto modo el anterior ieronol6gicamente es siempre inferior. por lo rnal no se velrfa por qué destacarlo aquí (sería
el único caso). Nuestra posición, sin embargo, al margen
de la confiabilidad que nos merezca Aristóteles, es la de
que éste no alude a una cronología de la composici6n y/o
publicaci6n de las obras, sino a distintas etapas en la evolución del pensamiento. Por lo demb, no hay ninguna pmeba
o testimonio de que lo t:scrito por Empédocles en Sicilia
Y por Anlrdpnras probablemente en Atenas haya sido con+
cid0 recíprocamente. Las :referencias de Teofrasto a la concepción de uno y otro sobre la visión no constituye base
cierta para conjeturar algima influencia recíproca, wntra lo
que cree O'Brien (págs. 109.113).
4 Estas palabras, provenientes sin duda de Teofrasto -laca-
634 (59 A 5) D. L., IX 34-35: [Dem&rito], tras haber
sido discípulo de Leucipo, lo fue tambidn de A n d e
ras; según algunos, era cuarenta aiios menor que éste
También ridiculizó las doctrinas de Anaxágoras acerca
del orden cósmico y del intelecto, guardhdole rencor
porque éste no lo había admitido [como discípulo].
¿Cómo, entonces, habría recibiQo clases de 61, según
dicen algunos?
...
635 (59 A 6) FIL~ST.,V. Apoll. 1 2, p. 3, 6: De ahí
que Eurípides, que se hizo discípulo suyo, en el Fedón,
llama al sol un aterrón dorado*.
636 (59 A 7) ESTR, XIV, p. 645: De Clazómenas se
hizo famoso el físico Anaxagoras, discípulo del milesio
Anaxímenes. Recibieron clases de él el físico Arquelao
y el poeta Eurípides.
637 (59 A 7) C L ~ . Strom.
,
1 63: Después de Anaxímenes, Anaxágoras de Clazómenas, hijo de Hegesibulo,
trasladó su escuela desde Jonia hasta Atenas. Le sucedió Arquelao, de quien fue discípulo Sócrates.
638 (59 A 7) GAL., Hist. Phil. 3: [Anaximandro]
preparó a Anaxímenes para que éste pudiera llegar a
ser maestro de Anaxágoras; y éste, una vez que se
marchó de Mileto, fue a Atenas, donde Arquelao fue
el primer ateniense al que estimuló a filosofar5.
so precisando las anteriores de Aristóteles?-, sugieren una
diferenda de pocos años, tal vez menos de una década; aun
cuando no sabemos cuál podría ser la fuente de una información tan precisa.
5 El núcleo de la filosofía de Anaxágoras es emparentado
a menudo por Aristóteles con la de A
dro. Pero el papel
decisivo que habría dado Anaximenes al aire puede haber influido sobre la Hsica de Anaxágoras, así como algunas otras
cuestiones pertenecientts a los ámbitos de la astronomfa y meteorología. Y Arquelao puede haberlo continuado, aun cuando
639 CIC.,Tusc. 111 14, 30: Lo que Teseo dice [en
una tragedia de Euripide:~]que aprendió de un sabio,
~uripideslo dice de si mismo, porque había sido discípulo de Anaxágoras.
- Se me ocurre, mi amigo, que probableSÓCRATES.
mente Pericles ha sido el más perfecto de todos en
]o que concierne a la retórica.
- ¿Y por qué?
FEDRO.
S6CRATES. - Todas aquleiias artes que sean importantes necesitan de una sutileza en el hablar y una
elevación en el discurrir acerca de la naturaleza; de
allí, en efecto, parece que viene la grandeza de espíritu
y la realización plena del mismo en todo sentido.
Y esto es lo que Pericles adquirió. a más de sus dotes
naturales, pues se encontró, creo, con alguien que era
así, Anaxágoras, quien lo colmó de esa elevación en
el discurrir y le abrió el ;acceso a la naturaleza del entendimiento, así como a 121 de la insensatez. Sobre estos
temas era muy versado Anaxágoras, y de allí extrajo
para el arte de la oratoria lo que era adecuado a ésta.
641 (59 A 15) Isóc~.,Antíd. 235: Pericles fue discípulo de dos [sabios], Amaxágoras de Clazómenas y
Damón.
642 (59 A 15) CIC.,De orat. 111 138: A Pericles no
se le enseñ6 a ladrar junto a una clepsidrab, sino
- c o m o es generalmente aceptada aprender del
conocido clazomenio Ana:xágoras.
el papel de éste en la historiia de la filosofía resulta de escasa
o nula signijicatividad.
6 dadrar junto a una clepsidram ha de haber sido, sin duda,
un dicho despectivo referido a la oratoria judicial, en la cual
se limitaban temporalmente los alegatos por medio del reloj
de agua. Sobre la .clepsidrai~, ver nota 66.
c) Anécdotas.
613 (59 A 1) D. L., 11 é7: Se distinguió por ser &
noble cuna y por su riqueza, pero también por su
magnanimidad, ya que entregó su patrimonio a sus
parientes. En efecto, cuando se le imputó no haberse
ocupado de sus bienes, replicó: «¿Ypor qué vosotros
no os habdis ocupado de el los?^.
614 (59 A 31) VAL. M&, VI11 7: [Anaxágoras],
cuando regresó a su patria tras un largo viaje y vio
sus propiedades abandonadas, UNOestaría yo a salvos,
dijo, .si estas cosas no se hubieran perdidos. ¡He aqui
un lenguaje propio de la buscada sabiduría! En efecto,
si hubiera sentido la carencia de las propiedades antes
que el cultivo de su espíritu, habria permanecido como
seííor de su casa familiar, cuidando de los penates, y
no habría regresado a ellos un Anaxágoras tan grande
[como ha sido].
615 (59 A 13) PLUT.,Pericl. 16: El que mantenía
toda esta precisión [en el cuidado de la casa] era un
solo esclavo, Evángelo, adiestrado más que cualquier
otro por Pericles en la administración de los bienes.
Estas cosas eran contrarias a la sabiduría de Anaxágoras, al menos si es cierto que éste abandonó su casa
y su tierra sin trabajar ni cultivar, debido a la grandeza de espíritu que inspiraba sus pensamiento. Pero
no es lo mismo, creo, la vida de un filósofo teorético
y ia de un político.
646 (59 A 13) PLAT~N,
Hip. May. 283a: (Habla Sócrates =) Según tu discurso, los antiguos eran muy
ignorantes. Se dice, por ejemplo, que a Anaxágoras le
aconteció lo contrario de lo que a vosotros: habiendo
heredado una gran fortuna, en efecto, la descuidó hasta
perder todo. ¡Tan insensato era su modo de pensar!
647 (59 A 30) ARIST., Éi'. Nicóm. VI 7, 1141b: De lo
dicho es evidente que la sabiduría, el conocimiento
y e1 intelecto son las cosas más valiosas por
Por ello decirnios que AnaxAgoras, Tales y
sabios semejantes no poseen una sabiduría práctica,
cuando los vemos desconocer las cosas que les convienen, en tanto que podemos afirmar que conocen las
cosas sobresalientes, admirables, difíciles y divinas
pero inútiles, porque no buscan los bienes humanos '.
648 (59 A 33) GAL.,De plac. Hipp. et Plat. IV 392:
Cuando se le anunció a Anaxágoras que su hijo había
muerto, con mucha calma, dijo: aSabía que había engendrado a un mortala.
649 (59 A 1) D. L., 11: 13: Cuando le anunciaron
ambas noticias, la de la condena y la de la muerte de
sus hijos, dijo ... respecto de los niños: aSabía que los
había engendrado mortales* (aun cuando algunos atribuyen esto a Solón y otros a J e n o f ~ n t e ) ~ .
--
7 Hemos agrupado tres especies de anécdotas referidas a
Anaxágoras que nos hablan de su desapego: 1) a los bienes
materiales; 2) a la familia y 3) a la patria.
La contraposición que hace Plutarco, a modo de moraleja, en* AnaxAgoras como fil6sofo y Pericles como político
-y que Diels no incluye en la transcripción del pasaje en
59A13- no sugiere, como ;podríamos creer hoy en día, que
un politico se afana en acr.ecentar sur bienes, sino en administrar correctamente los bienes comunes. La intenci61.1 de
Platón, por su parte, es sobre todo la de subrayar el afan
de lucro de los sofistas. Eri el pasaje de la Ét. Nicóm. M 7,
traducimos sophh por asabíduría. a secas, y phróncsip por
.sabiduría práctica. (epistkme por aconocimiento cientlficow).
Llama la atención que Arist6teles incluya a Tales entre los
sabios desprovistos de phrc5nuir en una obra aparenteaamte
seguida, en la cro?ologIa de su composidbn, por la PoUtZca,
donde se refiere una anécdota que pretende dar otra imagen
de Tales (texto núm. 11 dlel tomo i).
8 A pesar del esc&ticismo que Di6genes deja entrever al
advertir que lo mismo se cue:nta de otros, la anécdota tendría
ANAX~GORASDE! CLAZÓMENAS
650 (59 A 1) D. L., 11 6: Finalmente, se retiró de
la vida Mblica, y se abocó al estudio de los Efen6me
nos] natuniles, despreocupándose de la política. Alguien
le dijo entonces: .¿En nada te interesa tu patria?.,
a lo que respondió: *Habla con cuidado; a mi me
interesa muchfsimo mi patria., a la vez que señalaba
al cielo.
óS1 (59 A 34a) CIC., Tusc. 1 43, 104: Se hizo célebre
lo que dijo Anaxágoras, cuando estaba por morir en
Lámpsaco, a los amigos que le preguntaron si qua-ía
que, acaecida su muerte, fuera transportado a C l a d
menas, su patria: UNOhay ninguna necesidad, pues en
todas partes la distancia hacia los infiernos es la mis-
ma.
9.
d ) Lr acusación de irreligiosidad y la muerte de
Anaxágoras.
652 (59 A 1) D. L., 11 12-14: Acerca del proceso [de
Anaxágoras] hay versiones diversas. Soción, en la
Sucesión de los filósofos, aíirma que fue juzgado por
irreligiosidad lo, [acusado] por Cleón, porque había divaidez dentro de la imagen de .desapego. aludida en la nota
anterior.
9 Ver nota 7. Estos dos relatos guardan una cierta semejanza con el de D. L., Vi 63, donde Diógenes de Sinope aparece
declarando ser *ciudadano del universo. (kosmopolít€s), bien
que esa expmidn resultaría m& adecuada a un estoico que
a un cínico que se considera seguidor de las doctrinas de
S6crates.
Aunque es más frecuente traducir asCbeia por *impiedad.,
preferimos la v d 6 n airreiigiosidadw, que nos parece más fiel.
Cf. el examm filológico que de ese vocablo y otros afines
hacemos en el .Estudio Preliminar. a nuestra traducd6n de
la ApOtogia de Sdcrates de Platdn (Eudeba, 4.i ed., 1978,
págs. m).
En el texto núm. 655 nos vemos forzados a
hcer la pwífrasis acomportarse keligiosammtem pam traducir el verbo <rrebLo, pero no hay *danaa
en que
313
que el sol es una masa de piedra incandescente, y
que después de que su disc:ípulo Pericles lo defendió,
fue multado en cinco talentcos y desterrado. Pero Sátiro, en sus Vidas, sostiene que fue Tucidides -opositor
de Pericles- quien lo hizo procesar, y no s610 por
irreligiosidad sino también por colaborar con los medos, y que fue condenado a muerte en ausencia ... Por
su parte Hermipo, en las Vidas, dice que fue encerrado en la prisión a la espera de su muerte, y que
Pericles se presentó y preguntó si había algo en su
propia vida pública que reprocharle. a lo cual se le
respondió que no. *Bien,, dijo entonces [Pericles], ayo
soy discípulo de él. No matéis a este hombre, impulsados por calumnias, sino hacedme caso y ponedlo en
libertad.. Y fue puesto en libertad, mas no pudiendo
soportar la afrenta [recibida], se suicidó. Jerónimo. en
el libro segundo de las Memorias de aquí y de allb,
dice que Pericles lo hizo comparecer ante el tribunal
con un aspecto tan débil y consumido por una enfermedad, que fue absuelto más por la compasión [de
sus jueces] que por una d'ecisión [objetiva]. Tantas
son las versiones acerca de su proceso.. . Y finalmente
se retiró a Lámpsaco, donde muri6".
653 (59 A 3) Suda: Fue desterrado de Atenas, tras
haber sido defendido por Pericles. Y una vez que lleg6
se diga *respecto de los dioses., pues dicho verbo. como
stbomai, lleva la connotación básica de *respeto. o aveneraci6n. (en asebd6 se implica la violaci6n de estas actitudes,
debidas a dioses, reyes, padres. etc.).
11 Las diversas versiones acerca del proceso v muerte de
Anaxigoras - d e las cuales aquí 5610 presentamos un breve
muestrario- s610 coinciden en que Anaxtigaras fue procesado,
probablemente por irreligiosidad. to menos creíble es que Perides haya recurrido a artimañas burdas para salvarlo -como
la referida por Jerónimo- y 110 concerniente a su suicidio.
En cambio, hay un cierto consenso en que muri6 en Lámpsaco
(tal vez exilado).
a Lámpsaco, puso íin a su vida ayunando. Se suicidó a
los setenta años, en razón de haber sido sometido a
prisión por los atenienses, [acusado de] introducir una
doctrina nueva sobre el dios.
654 (59 A 17) PLUT.,Pericl. 32: Aproximadamente
en este tiempo u, Aspasia fue sometida a un proceso
de irreligiosidad, y su acusador fue el comediógrafo
Hermipo, quien le imputó haber recibido a mujeres
libres en el mismo lugar que Pericles. Y Diopites p r o
movió un decreto según el cual se debía denunciar
a los que no creyeran en las divinidades o enseñaran
teorías acerca de los cielos; con ello dirigía la sospecha, a través de Anaxágoras, hacia Pericles.
655 (59 A 17) DIOD.,XII 39: Además de éste 13, fue
denunciado Anaxágoras - q u i e n fue maestro de Pericles- por comportarse irreligiosamente respecto de los
dioses.
656 (59 A 18) PLUT.,Nicias 23: No se miraba con
buenos ojos a los filósofos de la naturaleza, por entonces llamados acharlatanes de lo que está en las alturas,, porque pretendían esfumar lo divino en causas
desprovistas de razón, fuerzas ajenas a la providencia
y circunstancias movidas,.dlo por la necesidad ciega.
Así Pmtágoras fue exilado y Anaxágoras puesto en prisión, a duras penas rescatado por Pericles 14.
u Plutarco alude a los comienzos de la guerra del Peloponeso, es decir entre los años 432 y 430 a. C.
13 Diodoro se refiere al proceso de Fidias.
14 El proceso promovido contra Anaxhgoras puede haber
tenido motivaciones politicas circunstanciales; pero puede también ser encuadrado en una situación de mayores y más p r e
fundas dimensiones.
Plutarco ha recogido la versión de que el proceso apuntaba, por elevación, contra Pericles. Soci6n se ha hecho eco,
en cambio, de la tradición según la cual el motivo del juicio
a ) Cantidad de libros (escritos por A d g o r a s .
657 (59 A 37) D. L., 1 16: Otros no escribieron más
que un tratado: Meliso, P,arménides, Anaxágoras.
fue la afirmación de que el sol es una piedra incandescente.
Contra esta última tesis ser alza J. -G
(aDie asdbeia
des Anaxagorasa, Hennes 42 (1907). 127-133), quien sostiene
que aes el conjunto total de su meteorología, no de un
caso aislado. (phg. 133) lo que tiene carácter .ateo. y que
provoc6 la acusación de ateísmo. Dams (The Greeks and
the Irrutiod, 1959, cap. VI, págs. 189 y SS.) considera sugestiva la .serie de procesas. anáiogos, producidos en poco
más de treinta años. Consiclera Dodds que *era importante
la iduencia de la histeria del tiempo de guerra., por lo
cual la guerra exigía una naponsabilidad colectiva, que era
sentida en la religión. Pero parte de las motivaciones, sostiene Dodds, habría que biiscarlas en la reacción popular
contra el racionalismo ilumiista del siglo V. Con esto úitimo permite cierto enlace de su tesis con la de Geffcken.
Lo primero, en cambio, tiene algunas di6cultades en el caso
de Anaxágoras, ya que &te se produjo cuando comenzaba
la guerra, y no existía aún la histeria de momentos catastróficos (y el proceso de Shcrates tuvo lugar en tiempos de
paz). Pero no era que los atenienses estuvieran imbuidos
de una religiosidad pmhnda, hasta el punto de que cualquier avance racionalista solbre el terreno religioso los llevara a reacciones tan violentas (cf. nuestro estudio citado
en nota 10, págs. 34-43). Quien no se limite a los casos de
Protágoras, Eurípides, Anaxágoras y S6crates y eche un
vistazo a los testimonios de ;alegatos judiciales de un período
que
aúu más iargo que el citado por Dodds, enconpracticamente todos los delitos imputados son encuadrados
como casos de airreligiosidiadn o de ainjusticiaa. con una
vaguedad tal que depende de la habilidad del orador y de
la ley que se quiera aplicar (si se quiere aplicar una ley,
cosa que no sucede en todos los casos). Pero al promediar
la segunda mitad del siglo v es detectable una aversi6n
del público medio hacia lo que hemos traducido como
.charlatanes de lo que está en las alturasa (meteoroILschoi,
palabra de la misma familia que metwrologh, que, por m-
b) Carácter y tema del libro.
658 (59 A 40) Cod. Monac. 490, p. XV 483: Algunos
dicen que Anaxágoras, tras escribir un tratado acerca
de investigaciones insolubles, lo llamó Correas, porque,
según pensó, los lectores quedarían atados por las dificultades.
659 (59 A 1) D. L., 11 11: Anaxágoras fue el primero
que publicó un libro con dibujos.
660 (59 A 36) CLEM.,Strom. 1 78: Ciertamente, pasó
mucho tiempo hasta que la instrucción escrita concep
tual llegó a los griegos. Alcmeón de Crotona, hijo de
Perito, fue el primero que escribió un discurso sobre
la naturaleza. Pero otros informan que el clazomenio
Anaxiigoras, hijo de Hegesibulo, fue el primero en publicar un libro con dibujos 15.
zones de adecuación al texto, hemos traducido nelevación
en el discunir~,texto núm. 640 de Platón), y, en la medida
en que estuviera relacionado con alguna situacidn de la que
se quisiera sacar provecho, se la encasillaba como un caso
de askbeia que debía castigarse.
fi Probablemente Anaxágoras haya sido el primer escritor
que publicó un libro con algunas ilustraciones.
El texto de Clemente dice que AnaxAgoras fue el pnmero
en dar a publicidad (el verbo ekdfdomi) dia graph&s... biblfon
(diú con genitivo modal: un libro con dibujos). mientras
que con el mismo verbo, en Diógenes Laercio leemos biblfon...
syngraphes, lo que equivaldria a aun libro escritor, que
para Diano sippifica una contraposición con el libro a m i tadom, y, además de eso, escrito en jonicxltico (cf. LANZA,
pág. 11). La lectura de D. L. resulta difícil, y Hicks, aun
dejando el texto como está, traduce aun libro con diagramas., explicando - e n una nota- que la cosa es complicada.
Gigante preñere modificar el texto con inserciones dudosas
que darían por resultado que Anaxágoras fue el pnmero en
publicar su obra con un rótulo único. Diels pone un interrogante al lado de syngraphh y en el aparato crítico indica
las enmiendas propuestas por Kohte en lugar de syngraphes
661 (59 A 9) PROCLO,
E k m . 65, 2 1-66, 4: Después de
éste, [PitBgoras,] Anaxágoras se aplicó a muchos de los
[problemas suscitados] dentro de la geometría, y tambi&n Enópides de Quios, que era un poco más joven
que Anaxágoras. Platón rnericiona a ambos en los Rivales, por haber adquirido fama en las matemáticas.
662 [PLATONI,
Rivdes 132a-b: Me pareció que [los
dos jóvenes] discutían acerca de Anaxágoras o acerca
de Enbpides porque dibujaban círculos y representaban ciertas inclinaciones particulares gesticulando con
las manos; ponían en ello mucho entusiasmo... uÉstos
(m graphii,
"con un dibujow, o, genéricamente, c o n dibuDiano procede a la inversa
que Capelle, por entender que Clemente ha copiado mal el
original syngraphRF que leeinos en Diógenes, y que lo ha
sustituido por el dio grapht5s. Como el lector puede comprobar en nuestra traduccid~n,preferimos enmiendas como
las de Kohte y Capelle (en Diógenes; en Clemente no hace
falta enmienda alguna, todo es cuestión de comprensión),
que dan más sentido; aparte de que algunos textos, como
los siguientes, especialmente los núms. 663 y 664, sugieren
que en la antigüedad se ha difundido, cuando menos, una
tradición en el sentido de que Anaxágoras había publicado
algo que contenía dibujos. Ciertamente, y dada la diversidad
de temas que las doxograflas atribuyen a Anaxágoras (de
hecho, de los diagmentos :probab1emente auténtiass~,9610
uno o dos -por ej. el fr. 18- son susceptibles de ser acompañados de ilustraciones. a menos que pensemos en gráíicos
de tipo teosófico), uno se pllantea qué clase de libro era el
de Anaxágoras, máxime si se atiene a lo afirmado en el texto
núm. 657, a saber, que era una obra iinica. Pero muy p r e
bablemente no existía aún la idea de un tratado sobre un
solo ámbito del saber, y cwrndo Simplicio alude a la FLsica
o Sobre la naturaleza de Annxágoras, la palabra anatudaa.
está indicaudo ~ T o ~ oAdvirtamos
D.
que divisiones entre dencias como la Filosofía primera (luego llamada Metafisica),
Física y MatemBticas, calificadas de teoréticas, en contrape
sición con otras eprácticas~,,tala como Ia Etica y la Polit i a , proceden de Anstótelcs.
j o s ~ )y por Capelle ( d a grap,@).
parlotean acerca de fenómenos celestes y dicen tonte
rías a la manera de los filósofosm 16.
663 (59 A 38) PLUT.,De exil. 607f: Anaxágoras, en la
prisión, mostrb en dibujos la cuadratura del círculon,
16 El pasaje de Proclo forma p q t e del llamado catálogo
de geómetras~,cuya fuente única o principal es atribuida en-&
neamente a Eudemo (Wehrli, fr. 133). El pasaje que nosotrps
transcribimos reconoce como fuente al diálogo pseudeplatónica
Rivales, como se echa de ver.
La referencia a acírculos~ e aincünacioness parece di&
girse a la inclinación u oblicuidad de la ecliptica -línea
imaginaria correspondiente al trayecto anual del sol, concebido en torno a la tierra; ver nota 72 a Anaximandro,
tomo 1-, que puede haber sido precisada por Enópides de
Quíos (aunque no medida hasta Eratóstenes, s. 111-11 a. C.;
cf. Herrm, Aristarchus, págs. 1S131); a lo cual puede haber
contribuido la explicación de los eclipses atribuida a Mgoras (textos núms. 745, 7 4 , etc.), para la cual podrIa haber
recumdo a gráficos (ver nota anterior). Sobre la expresión
aparlotean acerca de fenómenos celestes. (aquf adoleschouti..
peri t h mctebrdn), ver final de nota 10.
17
Sobre un trasfondo tal vez verdadero, esta aseveración
es falsa.
B v ~ ~ a EGP,
r,
pág. 2S7, n. 5, considera que lo erróneo es
creer que Anaxágoras escribió un libro sobre ese tema; la
anécdota debe entenderse, según d. como que Anaxágoras
.dibujó figuras referidas a la cuadratura del drculo en el
piso de la prisión.. Pero eso es asignarle excesiva confmnza
a la anécdota, incluso en detalles. Antes del sofista Antifonte,
contemporáneo de Sacrates, no ha habido intentos declarados de cuadrar el -o
-refutados, por otra parte, por
Aristáteles-, y antes de Antifonte el nombre más antiguo
conocido al respecto es el de Hip6crates de Quios. algo
posterior a Anaxágoras, y que, como dice Simplicio -alegando seguir a Eudem-,
no demostró más que en forma
muy general la cuadratura de la lúnula construible sobre
el lado del cuadrado, lo cual es una forma muy primaria
del problema. Que Anaxagoras haya dibujado círculos para
ilustrar su explicación de los eclipses, es algo posible; también que los haya incluido en su libro.
664 (59 A 39) VITRW., VII, p. 11: Agatarco, por
pimera vez en Atenas, cuando Esquilo representaba
una tragedia, constniyó una escena y dejó un comentario acerca de ella. Enterados de esto, Demócnto y
u g o r a s escribieron sobre el mismo: despues de
construir el centro en un cierto lugar, [buscaron] del
modo conveniente y según la razón natural, hacer c e
rresponder las líneas haciar el ángulo visual y la prolongación de los rayosrde manera que, de cosas indeñnidas, se produjeran defmid.as imágenes en el escenario
con apariencia de edificios; y que, dibujadas en superficies planas, parecieran ailejarse unas, mientras otras
sobresalfan la.
c ) Difusión y precio d!el libro.
665 (59 A 35) PLAT~N,
Ap. 26d-e:
MELETO.- Señores jueces: precisamente Sócrates
dice que el sol es una piedra y la luna tierra.
18 También detrás de este relato puede haber algún dato
cierto.
En e1 se habla expresamente de un escrito de Anaxágoras
que reclama dibujos para su comprensión. Pero el informe
es poco fidedigno, y no tenemos ninguna otra noticia que
confirme la composición, por Anaxágoras, de un tratado de
escenografía o de perspectiva. E. m,
Piato und die sogenannten Pythgoren; Halle,, 1923, p4gs. 19-24 y 234-235, sobre
la base de este texto de 'Vitruvio, considera a Anaxágoms
como .el fundador de la perspectiva matemáticas, que aplicó
al universo entero: .Es td primer mortal que construye,
con audacia inaudita, el cono de sombra de la tierra y
muestra, sobre la base de un dibujo geométrico, c6m0, al
ingresar la luna en ü -y el sol. en su modo cornspondient-,
han de eclipsarse para nosotros. con &dad
matemática. (pág. 22). Frank se apoya ai doxografh de Plutarco, Aecio e Hipólito, con libertad imaginativa y sin duda
portadora de anacronismos. Pero algo puede d e r . para
reforzar lo que hemos diclho en nota 15.
-
S~CRATES.
Pero querido ~ e l e t o ,¿no será Anax$
goras a quien crees acusar? ¿O subestimas a estos
señores, tomándolos por ignorantes en lo que concierne
a lecturas, como para no saber que los libros del clmenio Anaxágoras están' llenos de añrmaciones como
ésas? ¡Y precisamente los jóvenes vendrían a aprender
de mi lo que en cualquier momento pueden adquirir
en la orquesta por una dracma, como mucho, y reírse
de Sócrates, si pretendiera hacer pasar por suyas tales
doctrinas!
19 Esta afirmación que Platón pone en boca de Sócrates
revela que a comienzos del siglo rv a. C. la obra de Anaxágoras
se vendía a un precio módico por ejemplar, y que había una
buena disponibilidad de ejemplares (solamente el tribunal incluía 500 personas).
Aunque la aorquestaw era la denominación usual del
espacio del teatro en que danzaba el acorow, aquí debe indicar algún lugar que sirviera de tienda o librería. Para que
el lector tenga una idea aproximada del valor de una dracma,
daremos unos pocos datos: a h e s del siglo v a. C., un
labriego ganaba una dracrna por día (según una inscripción
griega: cf. la edición de E. R. D m del Gorgi<rs de Platón,
pág. 347). En Corgiar 511de se nos informa que un viaje
desde Egipto, el Ponto o lugares más remotos. cuesta dos
dracmas, incluyendo el pasaje del sefior de la familia, hijos,
mujaw (criadas o esclavas, se supone, aparte de la esposa)
y biies. Un trayecto considerablemente más corto, como
lo es el de la vecina isla de Egina hasta Atenas, cuesta dos
óbolos, o sea, un tercio de una dracma. Como mntrapartida,
D. L., X 52, nos hace saber que Rotágoras cobraba 100
dracmas por un curso, en tanto Platón hace decir a S6crates (Crdt. Wbc) que Pr6dico dictaba un curso & 50 dracmas, si bien ha ofrecido uno abreviado por una dracma,
que es el que Sócrates ha podido seguir. La expresión
dibros. no implica forzosamente más de una obra, sino
secciones de la misma (así lo da a entender Simplicio cuan& afirma, a d i a Anaxágoras en el libro 1 de la FLsicam):
dicha expresi6n, anota BVRNBT
(EGP, pág. 257. n. 6), ata1
vez implica que abarcaba más de un rollo..
111. Teleologismo y mscanicismo en Anaxúgoras,
Piatón y Aristóteles.
66é (59 A 47) P L A T ~ NFedón
,
96ad y 9% - 98e: Cuando era joven, Cebes, me apasionaba extraordinariamente por esa clase de sabiduría que llaman sinvestipción de la naturalezas m. Me parecía magnifico, en
efecto, saber las causas de cada cosa: por qué nace
cada una, por qué muere y por quc! [es como es].
Y muchas veces me alteraba [el ánimo] al examinar
cuestiones como ésta: ¿es acarso al hacer presa de lo frío
y lo caliente una especie de putrefacción, como dicen
algunos, que se constituyen los seres vivos? ¿Y es por
causa de la sangre que pensamos, o por el aire, o
por el fuego? ¿O la causa no es ninguna de éstas, sino
el cerebro, que suministra las percepciones del oído,
de la vista y del olfato, de las cuales se originadan la
memoria y la opinión, y a su turno,una vez que han
adquirido estabilidad, generarían el conocimiento? Por
otra parte, examinaba también la destrucción de las
cosas, y los fen6menos que se producen en el cielo y
en la tierra: y asi concluí por considerarme absolutamente carente de dotes para este tipo de estudios. Te
daré una buena pmeba de eso: incluso, respecto de
las cosas que antes sabía en fozma precisa -al menos
se@ me parecía a mí. y también a otros- quedd
completamente enceguecido por causa de este examen,
de modo tal que desaprendí hasta esas cosas que antes
m .iInvestigaci6n de la naturaleza. = pcri píqlsaos histotio.
Es la primera vez que -cninol6gicamente hablando- se
haüa este titulo, evidentemente vigente ai t i a de Plat6n, y que m t e r i o r m ~ l t efric aplicado (sin el W o h ) a
casi todas las obras de 6i6imfos pmwxr&ic0sl Arirt6teles
va a emplearlo (en su Fídcu), -que
p d d á Th PñysiM
o PhysikL Akrdiisis (.Curso sobre la naturrle.za~,el -do
-).
creía conocer. Por ejemplo, entre muchas otras, por
qué crece un hombre. En efecto, yo creia antes que
era evidente para todos que la causa es el comer y el
beber: cuando la carne que procede de los alimentos
se añadía a la carne [de nuestro cuerpo], los huesos
a los huesos, y así, según la misma regla, a cada una
de las demás partes [del cuerpo] se añadía algo apropiado. L.legabi entonces un moinento en que la masa
que era pequeña había llegado a ser grande, y de este
modo el hombre pequeño se convertía en grande. Así
pensaba yo en ese tiempoa. ...Pues bien, en cierta
21 Hasta aquí llegaría el presunto período ~mecanicista. de
Sócrates o Platón. Luego pasa al periodo ateleol6gico..
H. CUEUNIS~(aThe History of Ideas and Ancient Greek
Philosophy~,en Estudios de hist. de h fil., Tucumh, 1957,
pPgs. 104-105) sostiene que la intenci6n de Plat6n aquí no
es narrar su propia biografía intelectual o la de Sócrates,
sino un progreso de! fiósofo en gene~d,e n el cual los
estadios progresivos están representados por las doctrinas
particulares de filósofos anteriores, ordenados de acuerdo
con una interpretaci6n esquemática.. -Primeramente busca
en vano a través de diferentes teorías mecanicistas, que con
dispuestas esquemáticamente y no según su secuencia hist6
rica cronológica y en la cual está incluida la parte mecanicista de la doctrina de Anaxtígoras, cuyo autor no es nombrado porque su doctrina ha sido dividida en dos, a fin de
que la parte n e m d c i s t a con la cual es especialmente
conectado su nombre pueda usarse para representar el segundo estadio. S610 despuds de que el fildsofo se ha decep
cionado de la promesa que le parecía que esa parte de la
doctrina de Anaxágoras -la concepci6n del Notis- le haría
comprender por quk las doctrinas del primer estadio s610
aumentaban su perplejidad. arriba a comprender la mezcla
de la verdadera .causa. con la condición necesaria que hay
en tal autor, y el nuevo rumbo que debe tomar. Adviertase,
por lo demis, que en lo concerniente al relato de la lectura
del libro de Anaxágoras hay un salto que hace a la continuidad del mismo: se nos dice que (Platón o Sócrates)
cscuchd a alguien que leía d g o de un libro que era de
Anaxágoras, según dijo.. Pero en medio de la euforia de
las expectativas que habrían despertad9 los primeros con-
ocasión, escuché a alguien que leía algo de un libro
que era de Anaxágoras, según dijo, y en donde se
afirmaba que un intelecto es el ordenador y causante
de todas las cosas. Me regocijé entonces con tal causa,
pues me pareció que, de alguna manera, estaba bien
eso de que fuera el intelecto el causante de todas las
cosas; ya que, si esto era así, pensaba, el intelecto
ordenador ordenaría todas llas Cosas y dispondría también cada una del modo que fuera mejor. Si alguien,
pues, quisiera encontrar la causa de cómo cada cosa
se genera. muere o es, serfa necesario en su caso hallar
de qué modo es mejor para cada cosa ser, sufrir o
hacer algo. Según esta regla, no hay nada que más
convenga que un hombre investigue, tanto acerca de
este asunto como de cualquier otm, que lo que sea lo
perfecto y lo mejor. Por otra parte, fonosamente dicho
hombre conocería tambidn lo peor, ya que para ambos
casos el saber es el mismo. Gozaba reflexionando estas
cosas, pues creía haber dado con quien me enseñara
la causa de las cosas en forma inteligible para mí:
Anaxágoras me hada comprender primeramente, una
de dos, si la tierra es redoinda o plana. y, despuds de
explicármelo, me expondrfa en detalle la causa y la
necesidad [de que fuera así], dicidndome qué es lo
mejor y por qué lo mejor es de esa manera. Y si
dijera que ella está en el centro del universo, me explicana detalladamente cómo lo mejor era que estuviese
en el centro; si me mo~tra~ba
tales cosas, estaba dispuesto a no desear ya causias de otra índole. Con respecto al sol, me hallaba también dispuesto a que se
ceptos escuchados, se aferró intensamente y con apremio al
libro, leydndolo lo mds rdpidamente posible. No dice que
le quitó el libro a quien lo estaba leyendo ni ninguna otra
forma de transici6n. Es un insignificante detalle, pero que
da la r d n a Cherniss en cuanto a la presunta historicidad
del relato (que le asignan Jaeger y Mondolfo, por ejemplo).
me enseñara de manera similar, lo mismo que respecto
de la luna y otros astros, tanto acerca de sus veloci.
dades relativas como en cuanto a sus fases y las decosas que les sucediesen: de qué modo, en cada ocasión, es lo mejor para cada cosa hacer o sufrir algo.
Pues no se me había ocurrido en ningún momento que
él, que afirmaba que las cosas habían sido ordenadas
por un intelecto, atribuyera a estas cosas alguna otra
causa que la de que lo mejor es ser como son: y
pensé que, dado que asignaba [al intelecto] la causa,
tanto para cada una como para todas en conjunto, me
explicaría en detalle lo que es lo mejor para cada una
y lo bueno común a todas. No habría renunciado a mis
esperanzas ni por mucho, por lo que me aferré intensamente y con apremio al libro, leyéndolo lo más rápidamente posible, a fin de conocer cuanto antes lo mejor y lo peor. Y bien, amigos, mi maravillosa esperanza
se esfumó y tuve que despedirme de ella, porque. al
avanzar en la lectura, me encontré con un hombre que
no hacía intervenir en absoluto el intelecto y que no
daba causa alguna respecto de la ordenación de las
cosas, sino que la imputaba al aire, al éter y al agua,
y otras muchas cosas insólitas.
Me pareció entonces que sucedía algo análogo al
caso de que alguien afirmara que todo lo que hace
Sócrates lo hace con inteligencia; y en seguida, al proponerse explicar la causa de cada una de las cosas que
hago, dijera, primeramente, que ahora estoy sentado
aquí porque mi cuerpo está compuesto de huesos y
músculos, y los huesos son duros y tienen articulacie
nes que los separan entre sí, mientras los músculos
-que pueden extenderse y contraerse- rodean a los
huesos, junto con las carnes y la piel que mantiene
todo el conjunto. Como consecuencia, pues, de que los
huesos se mueven por sus coyunturas, los músculos.
al relajarse o ponerse en tensión, permiten que ahora
yo flexione los miembros, :y por esta causa sería que
éstoy sentado en este lugar,, plegado. Y que, acerca del
hecho de que .converse ahora con vosotros, señalara
otras causas semejantes: sonidos, aire, ofdos y otras
miles de esta índole, descuidando las verdaderas causas, a saber, que, puesto que los atenienses han juzgado que lo mejor era conldenanne, por lo mismo me
ha parecido lo mejor estar sentado en este lugar, y lo
más justo aguantar esperando la pena que me han de
inflingirn.
667 (59 A 47) ARIST., M e t 1 4, 985a: Anaxágoras se
sirve del intelecto como de: una máquina teatral para
la formación del cosmos; y cuando se halla en dificultades [para explicar] la causa de algo que existe necesariamente, lo empuja [para que intervenga]; pero en
todos los demás casos aduce, antes que el intelecto,
cualquier causa de las cosas que se generan 23.
n La idea del demiurgo que crea con su intelecto, ordenando las cosas del mejor modo posible (aunque deba epersuadir. a la necesidad, esto es, c:ontar con las rcausas segundas.
o mecánicas), la expone plenamente en el Timeo, diálogo de
vejez, pero está presente en casi toda la obra platónica a partir
del Fedón. Si tuvo en realidad la pretensión de haliarla en
el libro de Anaxágoras, es difiscil saberlo. Pero la crítica que
hace aquí a Anaxágoras le sinre a Platón para presentar wn
gran claridad su propia 6iosolXa teleológica, para lo cual lo
que cuenta es el sentido de todas las cosas.
La expresión -hoy bastante habitual- deus ex machina
proviene de la referencia aristotélica al ingreso artificial (dos
veces artificial: una, por el artificio mecánico que se empleaba
para introducir al dios; otra, por quebrar la secuencia natuxal
de los acontecimientos) de los dioses en las tragedias griegas,
para solucionar los conflictos al imponer sus decisiones. En el
caso presente, la situación resulta paradójica; aunque Aristb
teles critica lo mismo que Platón, añade la mención de la incongruencia de que, en el libro de Anaxágoras, el desarrollo
mecánico es el natural, y la intervención del intelecto parece
artificial.
6ó8 (59 A 102) ARIST., Partes Animal. IV 10, 687a:
Anaxágoras dice que el hombre es el más inteligente
de los seres vivos a causa de tener manos, pero lo
razonable es decir que ha recibido las manos por ser
el más inteligente. En efecto, las manos son un instrumento, y la naturaleza -tal como un hombre sabiasigna cada cosa al que puede usarlaH.
IV. EL PROCESO
C~SMICO.
a) El concepto de ahomedmero*.
669 ARIST., Meteor. IV 10, 388a: Por estas características diferentes, que hemos mencionado, se diferencian entre sí los cuerpos horneómeros [es decir, aquellos cuyas partes son semejantes entre sí y con el
todo], según el tacto, los sabores, olores y colores.
Llamo ahomeómeros~por ejemplo a los metales (bronce, oro, plata, estaño, hierro, piedra, etc. y cuantas
cosas derivan de éstas) y a los tejidos animales y vegetales (carne, hueso, nervio, piel, intestino, pelos, fibras,
venas) de los cuales están compuestas las cosas nohomeómeras, como el rostro, manos, pies, etc.=.
-
24
Asi como podría decirse que el dios creador del Timeo
es similar a un hombre sabio (es ademiurgo., o sea, *artesano.,
y piensa, quiere, etc.), asi, para Aristóteles, la naturaleza aparece no como Dios pero si como un .hombre sabio,.
W. T t m m ~ , Zur Geschichte der teleologischen Naturbetrachtmg bis auf ArLFtoteIes, Zurich-Leipzig, 1925, pág. 90,
considera que con esto se expresa ala personificación comp l e t a ~de La naturaleza, pero no por eso la identiñca con el
.Alma del Mundo. ( = Demiurgo. según Riem, phgs. 72-73)
del Timco y Leyes de Platón.
25 Éste no es el finico pasaje en que Aristóteles habla de
cuerpos o cosas .homeórneras. sin referirse a Anaxágoras (por
de pronto, está el extenso análisis del concepto de &om&
mero. y su opuesto, en Tdp. V 5, 135a-b), pero es quizAs donde
.,
S6CRATES. - ¿La virtud es una sola cosa, de la cual
son partes la justicia, la moderación y la santidad, o
todas éstas son sólo nombres de un único ente?
PROT~ORA
-Nada
S.
más fácil de responder, Sócrates. La virtud es una sola, y las demás son sus partes.
S~CRATES.
-Ahora bien, ¿son partes como las partes del rostro (boca, nariii, ojos y oídos) o como las
partes del oro, que en nada se diferencian entre sí ni
del todo, salvo por la grandeza o la p e q u e ñ e ~ ? ~ ~ .
mejor definido dicho coricepto, sobre todo paró comprender la aplicaci6n de su uso a Anaxágoras.
16 En este pasaje platónico tampoco hay referencia -ni
ni implícitamente- a Anaxágoras, pero es citado con
frecuencia por contener el c~oncepto de «homeómero. (no la
palabra), cuya definición hemos subrayado, y que cumple un
significativo papel en el pemamiento aristotélico.
C~RNFORD,
eMatter., pág. 316, n. 9, alega que, aun cuando
no aparezca en el pasaje dlel Protdgoras la palabra h o m o b
merés ni referencia alguna a Anaxilgoras, no s610 haliamos
el concepto, sino que .el aro es el ejemplo favorito de una
sustancia homeómera en los testimonios sobre Anaxágoras,
y Platón puede haber tomado de él la concepción [de homoiomerés] y la ilustracidln [del oro].. Pero precisamente
la aceptación del oro como .ejemplo favorito de una sustancia homeómera. en Anaxágoras crea a Cornford un conflicto respecto a la aíirniiición -atribuida texhiaunente a
Anaxágoras- .en todo hay parte de todo.. Cita parte del
contexto del fr. !O (ver texto núm. 674). donde el escoliasta
estima que, para Andgonis, el alimento constituye un germen en el que coexisten pelos, uñas, venas, etc., para que
de allí se generen pelos, ilüas, etc. En cambio, alpor qué
a h a r que una bellota contenga oro, cobre v esmeralda?..
Esta seda una tesis qmtcescarnente superfiua y antiecon&
mica. ( C O R ~ R D ,&íatter..
pág. 280). Ahora bien, dejando de
lado el hecho de que de allí ese sigue, por supuesto, que
el germen mismo no es homeómero; parte de 61 es (por ej.)
carne, parte hueso, etc.. (pdg. 280). en ningún diagmento
probablemente auténtico. dle AnaxAgoras se menciona al oro
(ni siquiera en uno tan favorable para ello como es el 10,
b) Las homeomerías como principios cdsmicos;
semillas.
por ello las cosas nacen de éstas; en efecto, llama
.fuego* y a é t e r ~a lo mismion.
671 (59 A 43) ARIST., Met. 1 3, 984a: Anaxágoras de
Clazómenas... afirma que los principios son infinitos;
dice, en efecto, que prácticamente todas las cosas h e
meómeras se generan y destruyen del mismo m&
que el agua y el fuego, o sea, 610 por composición y
división. Pero en otro sentido no se generan ni destm
yen, sino que subsisten eternamente.
673 (S9 A 45) SIMPL.,Fís. 460, 417: Puesto que
Anaxágoras sostiene que lo's principios son las homee
menasm y Demócrito los &tomos, y ambos que dichos
principios son infinitos en número, [Aristóteles] narra
primeramente la doctrina de Anaxágoras y nos enseña
]a causa de cómo llegó a tal suposición. Muestra que
[Anaxágoras] no sólo debía decir que toda la mezcla
era infinita en tamaño, sinlo también que cada homeomería contiene en sí a todas las cosas, de modo sirnilar al todo, [de modo que: las homeomenas] no sólo
son infinitas sino infinitas veces infinitas. Y a esta concepción Anaxágoras arribó por estar convencido de que
672 (59 A 43) ARIST.,Del Cielo 111 3, 302a-b: Anaxágoras dice lo contrario que Empédocles con respecto
a los elementos. En efecto, Empédocles afirma que el
fuego y el agua y los correspondientes a Cstos son elementos [constitutivos] de todos los cuerpos, y que
todas las cosas se componen de ellos. Para Anaxágoras,
por el contrario, los elementos son homeómeros, esto
es, carne, huesos y cada cosa de esta índole; el aire y
el fuego, en cambio, son mezclas de éstos y de todas
las demás semiIIas, pues cada uno de ellos es un conglomerado de todas las cosas homeómeras invisibles.
ni m su contexto). Ese ejemplo lo da Aristóteles en el ya
citado texto núm. 669. y es un ejemplo favorito de Simplicio
o Teofrpsto (tal vez por seguir el concepto de &omeómerow
de Arist6teles); puede leerse más adelante en los textos números 688 y 702. Entre los textos que no hemos traducido.
uno de los más típicos es el de Lucrecio (versos 839-840;
en DK 59 A 44). y numerosas veces Simplicio. Porque el
oro se presta a ejemplilicar muy claramente el concepto de
rhomehmero~ tal como lo define Aristbteles. En rigor, el
concepto, tal como está definido y empleado por Platón,
sirve a éste para mostrar la clase de atotalidadw que no le
interua. Su papel en Lo íilosofía de Arist6teles. en cambio.
es más amplio y positivo (aunque a veces dificil y contradictorio o al menos confuso, especialmente cuando intenta
aplicarlo a Anaxágoras). Por lo tanto, no tiene el menor
fundamato pretender descubrir a Anaxágoras detrhs del
pasaje platónico con su ejemplo del oro.
n El concepto aristotélico de .elemento., como aquello de
lo cual se componen las cosas y lo Úitimo en lo cual se des-
componen. es en rigor incompaitible con el concepto de rhome6
mero., que implica un cuerpo compuesto. Como hace notar
J. L. Stocks, aquí la confusión se aumenta por el hecho de
que en seguida Aristótela pasa a entender por *cuerpo homaS
mero. aquel que es divisible en partes homeómeras. Por lo
demás, que el aire y el fuego (aun entendiendo aéterw donde
dice *fuegos) sean mezcla de carne, hueso, etc. o de los acuerpos homeómeros., no es algo que podamos leer en Anaxágoras
ni sospechar m base a lo que: leemos en éi.
Sobre el papel del aire y del éter, ver fr. 1 y 2, en
textos núms. 714 y 715. Aquí vemos que Aristóteles emplea
el término *semilla. para referirse a los .cuerpos hom&
meros.. Lo hace, ciertamente, de un modo diferente al m
liasta que cita el fr. 'lo, ya que éste entiende que en la
misma semilla hay carne, Imeso, etc.. en tanto para Aristóteles la carne, hueso, etc. son aemiílas~.La vecindad de
las palabras mezcla^ y * s e m i i h ~nos hace recordar al
fr. 4, aunque alli el uso sea distinto (ver texto núm. 686).
28 La palabra ahomeomería, (hornwmdreiu) no aparece empleada antes de E p i m , aunque su uso en Simplicio y Aecio
puede derivar de Twfrasto, como un sustantivo que de a los
~elementos~
de Andgoras la entidad de que cante el adjetivo
~home6mero~
que usa Arist6teh.
330
LOS FIL~soFOS PRESOC~TICOS
nada se genera del neser y de que todo se alimenta
de lo que es semejante, por ver que todo se genera de
todo, si no inmediatamente, al menos según turnos
(del fuego, en efecto, se genera el aire, y del aire el
agua, del agua la tierra, 'de la tierra la piedra y de la
piedra nuevamente el fuego), y que, cuando se ingiere
un mismo alimento, como el pan, se generan muchas
cosas disimiles (carne, huesos, venas, nervios, cabellos,
uñas, alas o cuernos si se da el caso, y lo semejante
crece de los semejante (o sea, en cada alimento ya
están estas cosas -disimiles entre sí- como la carne,
huesos, etc., y al ingerirlo nacen -o crecen- en los
seres vivos carne, huesos, etc., o sea, cosas similares
a aquéllas) ).
674 (59 B 10) Esc. a GREG.,XXXVI 911: Anaxágoras,
tras admitir la doctrina de que nada se genera de la
nada, suprime la generación e introduce la división en
lugar de la generación. En efecto, absurdamente dice
que todas las cosas están mezcladas entre sí y se dividen al crecer. También en la misma semilla hay pelos,
uñas, venas, arterias, nervios y huesos, y resultan invisibles por la pequeñez de las partes; pero al crecer,
poco a poco, se dividen. uEn efecto», dice, u jcómo se
generaría pelo de [lo que] no es pelo, y carne de [lo
que] no es carne?..
675 S ~ L Del
. , Cielo 603, 18: Anaxágoras llama tambiCn asemillasm a las cosas homeómeras, como carnes,
huesos, etc. a.
Esto no debe ser tomado como un testimonio de Simplicio o Teofrasto con el libro de Anaxágom a la vista, sino
un simple comentario de Simplicio al pasaje de la obra Del
Cielo, de Aristóteles, que hemos traducido más arriba (texto
núm. 672 y nota 27).
En el comentario del escoliasta al fr. 10 (texto núm. 674)
la palabra que hemos traducido asemiflaw es g a é (ager-
676 SIMPL.,
Fís. 156, 1-9: Y poco después [añade]:
.Dada esta situación, se debe creer que hay muchas
cosas y muy variadas en todas las que se han compuesto, y semillas de todas las cosas, poseedoras de
variados aspectos, colores y aromas. Ahora bien, antes
de que se separaran,, dice, «cuando todas las cosas
estaban juntas, tampoco era manifiesto ningún color.
Lo impedía, en efecto, la mezcla de todas las cosas,
tanto de lo húmedo como de lo seco, y de lo caliente
como de lo frío, y de lo brillante como de lo oscuro;
y había allí mucha tierra y semillas infinitas en cantidad, en nada parecidas entre sí. En efecto, tampoco
ninguna dr las demás cosas en nada se parecía a la
otra 30.
menm), en tanto que la empleada por Simplicio y Aristóteles,
y asimismo por Anaxágoras (Fr. 4) es spérma.
a La descripción que se hace aqui - u n a cita probablemente
textual, aunque el orden del paisaje no sea exactamente el onginal- nos muestra asemillas... de variados aspectos, colores
y aromas*, y por ende poco tcondliables con el concepto de
cuerpo ahomeómero~,contra lo que pensaba Aristóteles. Y en
ese sentido, parece estar m& íxrcano del texto de Anaxágoras
el autor del texto núm. 674, cuando nos dice que en cada
semilla hay mezcla de diversas cosas, aunque aquél ejempli6que
con pelos, uñas, etc. - q u e pruecen haber sido los ejemplos
del fr. 10- y aqui nos hallennos con los estados hdimedo y
seco, caliente y frío, brillante y oscuro. Más concretamente, se
nos dice aqui que hay una me;rcia de todas las cosas.
El texto completo -segllri DK- del fr. 4 lo presentamos
en la serie respectiva, baja) el núm. 839. Redsamente el
presente pasaje, que abarca el comienzo y el ñnai de ese
texto, permite conjeturar el orden que ailí se reconstruye.
Aquí posiblemente se ha suprimido el extmso pasaje intermedio -referido a hombres que habitan en otms .partes*,
cuyo tratamiento por Simplicio lo haliará el lector m los
textos núms. 788 y 789 -porque presenta un problema aparte.
El lenguaje es impreciso, o arcaso deiiberadamente graduado,
ya que primero se nos dice que &ay muchas amas y muy
variadas* (cosas simples, dentro de las compuestas) y luego
332
LOS PIL~SOPOSP R B S ~ T I C O S
c) Estadio inicial de mezcla.
677 (59 B 1 ) SIMPL.,
Fís. 155, 23-30: Que Anaxágoras
añrma que de una mezcla única se separan las hommerías, infinitas en número y existentes todas en todo,
se añade ay semillas de todas las cosas, poseedoras de
variados aspectos,; pero al retrotraerse al estadio inicial
(.antes de que se se par aran^). al hablar de ala mezcla de
t o h las cosas. nos dice que allí habfa asemillas infinitas
m crmtidod~.Por de pronto, cabe advertir que, tanto ai
el estado primigenio (antes de que se separaran, cuando
todas las cosas estaban juntas.) como en el actual (*hay
muchas cosas.), se menciona la existencia de sernü2u.s. En
el fr. 1 ( v a texto siguiente. núm. 677, donde Simplicio
entiende que se habla de ahomeomenas~)se dice que las
cosas que estaban juntas eran infinitas en cantidad. Ahora
si habfa infinitas cosas e infinitas semillas (infinitas en cantidad, en ambos casos), no puedo entender la cosa de otro
modo que éste: c o s a y semillas denotan en el fr. 4 (segunda
parte, la relacionada con el fr. 1, o sea, con el estadio primigenio) una misma reolidaá; la diferencia radicaría s610
en la pmyeceión de futuro que implica la segunda palabra,
.sernillam. Por eso discrepamos de VLASTCS,ePhys. Th.., páginas 324 y 343. n. 12, cuando pretende que dicho vocablo es
introducido por Anaxhgoras como un concepto preciso y
ttcnico., y rechaza la acepción ametaforica. en que LSJ
(spkrma 2) encasilla el uso anaxagóreo con el de Od. V 490,
y P ~ ~ ~ MPít.
Ro1
, 11 37, 01. VI1 48 (de todas maneras, Vusros,
tif.. phg. 343, n. 16, acepta que en los frs. 1, 4, y 12 la palabra acosas. -chrlmota- puede designar tanto .cualidades.
como .semillas. o ambas a la vez). Vlastos ve un uso
cosmológico similar al biológico, que ciertamente tampoco
era aún demasiado técnico. Según se leed en textos como
los niims. 688 y 690, cada cosa tiene una porci6n de todas,
de modo que, si al comienzo estaban todas mezcladas (formando esa especie de unidad amorfa que llama amezclaw,
@mxkk).ahora en cada una sigue habiendo una mezcla
o combinaci6n de todas. Naturalmente, la diferencia es la
que media -gracias al intelectc+ entre la confusión que
impedía distinguir nada, y la ordenación cbsmica. El que
siga hbiendo .semillas de todas las cosas, indica que continuarán generllndose, o mejor, combinándose las cosas (ver
notas 41 y 42 al fr. 17).
caracterizándose
cada una según lo que en ella prevalece, es patente por lo que dice al comienzo del libro 1
de la Física j': *Todas las cosas estaban juntas, infinitas
tanto en cantidad como en pequeñez, pues también lo
pequeño era infinito. Y cuando todas las cosas estaban
iuntas, nada era manifiesto, a causa de la pequeñez.
El aire y el éter sujetaban a todas las cosas, por ser
infinitos; en efecto, tale: son las cosas más
grandes que hay en el conjunto, tanto en cantidad
como en tamaño, P.
678 (59 A 62) DIOD., 1 7, 7: Parece que Eunpides
está en desacuerdo con lo que se ha dicho acerca de
la naturaleza de todas las cosas, por ser discípulo del
físico Anaxágoras. En efecto, en su obra Melanipa lo
dice así:
(No es mío el relato, sino proviene de mi madre:)
el cielo y la tierra eran u m sola forma,
pero después de que se separaron en dos, uno del otro,
produjeron todas las cosas y dieron a la luz
árboles, pájaros, fieras, 103: que se nutren del mar
y la especie de los m ~ r t a l ~ e s u .
-
31
Véase el final de nuestra nota 19.
a Sobre el papel del aire y del éter ver nota 58. La que
puede anotarse aquí es que son consideradas *cosas. en cierto
modo distintas de las mezcladas, aunque ligadas a éstas en
cuanto debían contenerlas, sujetarlas circundándolas (fr. 2).
En ese conjunto en que el aire y el éter opelan a modo de
contención, son las cosas más gxandes atanto en cantidad como
en tarnaiio~.Esto último es difícil descifrar: jen cantidad de
qué? Hablar de parHculas resuita insostenible; lo más probable
es que sea una expresión de redundancia enfática.
Coling S'IRANG, en un artículo de 1963 (ame Physical
Theory of Anaxagoras~)inclluido en SPP 11, p&. 376, p m
pone una traducción tan original como extravagante de los
vocablos pli?thos y mégethas (*cantidad. y damañom, tradujimos): avolumem y .espesor., respectivamente.
u Diodom entiende que el relato de Euripides sobre la
unidad primigenia del mundo, y cómo se desgaj6 de ésta
679 (59 A 61) ARIST., Met. XII 2, 1069b: Todo e
genera a partir del ser, aunque de un ser en potencjo
y de un neser en acto; y esto es lo Uno de Anaxágo-.
En efecto, mejor que decir *todas las cosas estabm
juntas. -y que la mezcla de Empédocles y Anaximap.
dro y que lo que dice Demócrito- sería decir atodas
las cosas estaban juntas en potencia pero no en act0.M.
680 (59 A 61) ARIST.,M e t . 1 8, 989a-b: Si alguien
supusiera que Anaxágoras dice que los elementos son
dos, su suposicián se ajustaría a la razón, y aunque
Anaxágoras mismo no lo haya articulado así, seguiría
forzosamente a quienes se lo propusieran. En efecto,
aunque es absurda la afirmación de que al principio
todas las cosas han estado mezcladas -tanto porque
habría que convenir que las cosas deben haber preexis
tido sin mezcla, cuanto porque es natural que cualquier
cosa no se mezcle con cualquier otra; y además, porque las cualidades y los accidentes estarían separados
de las sustancias. ya que de las mismas cosas que hay
mezcla cabe también la separación-;
si se siguiese
lo que quiere decir, articulándolo, tal vez resultaría
un lenguaje novedoso. En efecto, cuando nada estaba
separado, es evidente que no se podría decir nada verdadero en cuanto a aquella sustancia. Quiero decir que,
la multiplicidad que forma el universo, deriva de las enseñanzas de Anaxágoras. No es imposible una influencia de Anaxa
goras; pero los versos citados ofrecen, al parecer, más bien
resabios de cosmogonias antiguas.
Melanipa es una obra que se ha perdido; el texto que
hemos transcrito tiene el núm. 484 en la colección de -fragmentos. hecha por Nauck. Sobre la separación del cielo
y la tierra en cosmogonias antiguas, véase CORNHIRD,RtP,
págs. 66-69 y Pr. Sap., págs. 18P199.
3 Aristóteles -aquí expresamente pretende insertar sus
categorías de .potencia. y -acto. en el fr. 1 de Anaxágoras.
Para la traducción seguimos la lectura de Ross.
por ejemplo, no era blanca, negra ni gris, ni de cualquier otro color, sino que era necesariamente incolora;
de otro modo, tendría algo de estos colores. Similarmente, por la misma razón carecería de sabor y de
cualquier otra propiedad semejante: no podria tener
una cualidad ni una cantidad, ni ser algo. Sería imposible, en efecto, que tuviera en sí alguna de las formas
denominadas particulares, mientras estuvieran mezcladas todas las cosas: tendrían que haberse separado
ya, pero Anaxágoras dice que todas las cosas estaban
mezcladas excepto el intelecto, y que sólo éste era incontaminado y puro. De esto resulta que sostiene que
los principios son lo Uno -pues éste es simple e incontaminad*
y lo Otro 35.
1 5 Ver nota anterior. En este texto, cuando se dice que dos
elementos son dos. (la mezcla y el intelecto), la palabra aelemento. carece estrictamente de las habituales connotaciones
aristotélicas y se identifica ni8s con lo que llamariamos (y
llama también Aristóteles al lbal del texto) .principios.. En
cuanto a las denominaciones de -lo Uno. y -lo Otro., parecería
hacer una poco correcta aplicación de conceptos presuntamente
platónicos.
En rigor, por el texto núm. 685 se advierte que con
mayor frecuencia Aristótele:~llama -lo Uno. a la mezcla
que contiene los contrarios, según él, y de donde se separan
(ciertamente dice que es a n o y miiltiples). Pero en Met. 1
6 . 987b-988a atribuye a Pliitón una doctrina (ano-escrita.)
en que los principios son lo Uno y lo Infinito como la
díada. de d o Grande y 1io Pequeños (esta misma Mada,
considerada a imagen y semejanza de la -materia. ariste
télica, es asimilada en Ffs. 1 9, 192a, a d o Otro.; cf.
L. ROBIN,La Thdorie Platonicienne des Iddes et des Nombres
d'apres Aristote, París, 1908, nota 261 en pág. 660). El mcepto de alo Otro. hace su iiparici6n en el Sofista de Platón
(254e-255e1, en que ingresa[ dentro de los cinco GCnups
Supremos, aunque su contriapartida no es alli lo Uno sino
"lo Mismo., pareja que es ;aplicada en T h e o 35a-36b a la
composición del Alma del Illlundo. d o Uno. aparece sobre
todo en el Filebo, contrapuesto a lo Infinito (15a-b y Uc - a),
pero el intelecto aparece corno principio alli m forma sepa-
681 Arus~.,Fís. VI11 1, 250b: Si es posible que ea
algún momento nada estuviera en movimiento, tendrfa
que pasar una de dos cosas: o bien lo que dice A n a
goras (éste añrma, en efecto, que todas las cosas estaban juntas y en reposo por un tiempo infinito, y el
intelecto introduce el movimiento separador) o lo que
dice Empédocles
".
682 (59 A 59; EUDEMO,
fr. 111 W.)SWL., Fis. 1185,
9-15: Eudemo censura a Anaxágoras no sólo porque
éste dice que el movimiento, que antes no existía, ha
comenzado en cierto momento, sino porque ha omitido hablar acerca de la permanencia [del movimiento]
y detención en un momento dado, aunque esto no resulte claro. tr¿Qué impide conjeturar* dice rque en cierto
momento todas las cosas sean detenidas por el intelecto, tal como afirma que las puso en movimiento?.. Y además Eudemo reprocha a Anadgoras esto:
*¿Cómo es posible que haya una privación previa a
la condición opuesta? Porque si el reposo es privación
del movimiento, no podrá existir antes que el movimientos n.
rada, si se quiere, de lo Uno. En el pasaje siguiente, Aristó-
teles interpreta que el intelecto cósmico de Anaxágoras es
Uno, por su condici6n de no estar mezclado con nada, en
tanto que lo Otro se identifica con la mezcla infinita. En
otras palabras, la t d n o l o g f a plat6nica combinada encubre
a la pareja aristotkica aforma~y amatenas.
Aristókies -con una lógica incuestionable, pero aplicada
anacninicammte no .puede dejar de concebir a la mezcla
primigcnia tren reposo. (ya que el intelecto tiene que ser agente
del movimiento) .por un tiempo infiuitom -interrumpido por
la acci6n del intelecto- al cual parece difícil que A n d g o r a ~
se haya referido.
37 El concepto de apriwi6nm es una categoh aristotélica
(d.FLF. 1 9: Met. V 22, etc.) que sólo puede aplicarse al pmsamiento de Anaxágoras a modo de ejercicio l ó g h (peripat&ico).
Por otro lado, en cambio, la crítica a la posibilidad -que
d) Lcrs acosas* no nacen ni mueren.
4 3 (59 A 52) ARIST., De gen. y corr. 1 1, 314a: Entre
10s antiguos [filósofos] algunos dicen que la llamada
gneración simple es alteración, mientras para otros
alteración y generación son distintas. En efecto, cuantos dicen que el universo es uno y que todas las cosas
se generan a partir de lo Uno, forzosamente han de
afirmar que la generación es alteraci6n y que lo que
se genera en sentido estriczto es alterado. Pero cuantos
sostienen que la materia es más que uno, como Empédocles, Anaxágoras y Leucipo [deben considerar a la
alteración y a la generacid~nlcomo distintas. Anaxáge
ras, sin embargo, no llega a entender sus propias palabras. Mrma, en todo caso, que nacer y perecer consisten en lo mismo que ser alterado.
684 (12 A 9) SIMPL.,
Fis. 24, 23-25: [Anaximandro]
piensa que la generación se produce no al alterarse el
elemento sino al separarse los contrarios por obra del
movimiento eterno. Por eslo Aristóteles lo conecta con
Anaxágoras.
685 ARIST., F f s . 1 4, 187a: Los físicos hablan de dos
modos. Por un lado, algunos piensan que el cuerpo
sustrato es uno, sea uno de los tres [elementos, a
saber, aire, agua o fuego] o algo que sea más denso
que el fuego y más sutil que el aire, y que las demas
cosas se generan por condlensaci6n y rarefacción, formando la multiplicidad... ]Por otro lado, algunos piensan que los contrarios estrlin en lo uno, a partir de lo
cual se separan, como ditm Anaximandro y cuantos
queda abierta- de que el intelecto pueda detener las cosas
que ha puesto en movimiento, ya que Anaxágoras no ha hablado
sobre ello, es una crítica más al mecanicismo de &te: j W
es el sentido del movimiento, como para poder estar seguru
de su duraci6n2
338
LOS FIL~SOFOS PRESOCR~TICOS
afirman que (lo real) es uno y múltiple, como Empe
docles y Anaxágoras, pues éstos también piensan que
las demás cosas se separan de la mezcla. Pero difieren
entre sí, porque uno [Empédocles,] concibe que esto
sucede periódicamente; el otro [Anaxágoras] en cambio, que sucede una sola vez y que las cosas son infinitas, tanto las homeómeras coqo los contrarios, en
tanto el primero admite sólo los llamados elementos".
Anaxágoras parece haber concebido así las cosas
infinitas, a raíz de suponer que es verdadera la opinión
común de los físicos, según la cual nada se genera del
no-entes. Por esto dicen: «todas las cosas estaban junt a s ~y ael generarse tal o cual cosa consiste en ser alterada., mientras para otros [el generarse] es composición y divisióna.
3 Las aseveraciones de que lo real *es uno y múltiples y
de que alas demás cosas se separan de la mezcla., son aplicadas m r Aristóteles tanto a Anaximandro como a Empédocles
y a Anaxágoras, en lo que en nota 50 a Anaxímandro (cf. nota
56 a Emrkdocles) hemos calificado de indebida aanaxagorización. de'haximmdro por parte de Aristóteles (aparte del
hecho de la ~aristotelización. de Andgoras):En lo que sigue,
en cambio, por razones de conveniencia, Aristóteles se limita
a contraponer las presuntas cosmogonías de Empédocles y
Anaxhgoras.
-19 Este principio es enunciado por vez primera por Parménides, y Arist6teles lo considera .opinión común de los físicos.,
por cuanto la comparten Empédocles y los atomistas.
a La primera frase entrecomillada es innegablemente anaxagórea (fr. 1). La segunda es atribuida por Aristóteles a Anaxágoras al ñnal del texto núm. 683, pero en forma indebida (cf.
texto núm. 684 y comparar con el primer grupo aludido en
el presente texto). El hecho de que Aristóteles atribuya a la
misma doctrina afirmaciones como la primera -que forma
parte del fr. 1 de Anaxágoras- y la segunda - q u e la atribuye
erróneamente a Anaxáaoras en el texto mencionad-,
y las
contraponga a una di-mación que efectivamente corresponde
a Anaxáaoras (ver fr. '17 en el texto siguiente) da una pauta
de la ausencia.de sentido histórico del pasaje:
-- -
686 (59 B 17) SIMPL.,F k 163, 18-24: Pero claramente
dice Anaxágoras en el libro 1 de la Física que nacer
y perecer son componerse y dividirse, cuando escribe
de este modo: LOS griegos no consideran rectamente
ni el nacer ni el perecer,. Pues ninguna cosa nace ni
perece sino que, a partir de las cosas que existen",
hay combinación y separación. De modo que, [para
hablar] correctamente, deberían llamar al nacer combinarse y al perecer separarse
687 (59 A 52) [HIP~cR.],De Victu 1: De todas las
cosas ninguna perece ni se genera algo que antes no
41 Hemos subrayado la palabra cosa (chréma) por constituir la verdadera unidaá simple donde Aristóteles podría haber
hallado el .elementos (aunque no lo sea en el sentido ariste
télico estricto, ya que hay iniinidad de cosas, de variados aspectos, etc.) del cual se componen todos los seres.
Como hemos dicho en 1;s Introducción, el uso de chréma
es especialmente significativo en el plural, donde puede prescindirse de ella y bastarse con el articulo o adjetivo en forma neutra. Y en el texto (que el lector tiene delante de sí,
esta presencia es doblememte importante, ya que, en todo
caso, con mayor frecuencia., era usado td ónta, d a s cosas.,
que, por su derivación dtJ verbo .ser. o .existir., pasa
paulatinamente -tras Pamiénides y culminando con Arist6teles- a s i m a r *entes. o .cosas que son. o acosas que
existen.. Pues bien, en el fr. 17 se dice que, para que haya
generación (o muerte) debe haber combinación (o división)
.a partir de las cosas que existen., donde encontramos el
plural c h r h a t a caliñcado, por asi decirlo, por ónta (en
jonio eónta). Esto parecerlai implicar que son las cosas por
antonomasia, las que están en ese continuo presente en
que se amparaba el ente parmenideo, en contraste con las
cosas .compuestas., que nacen a partir de aqutllas y mueren dividiéndose en a q u é l h .
4 Obsérvese c6mo Anaxágoiras, al igual que antes Heráciito y
Parménides (ver tomo 1, textos núms. 650 y 910 -entre otros-,
respectivamente), contrapone su propio juicio verdadero al erróneo de los hombres en genenil.
existía; se alteran cuando se combinan o se disgre-
gan U.
e) Todas las cosas en cada una: la individuación.
688 (59 A 41) SIMPL.,
Fís. 26, 31-27, 11: Entre los
que afirman que los principios son infinitos en cantidad, unos dicen que son simples y homogéneos, otros
que son compuestos, heterogéneos y'contrarios, caracterizándose según lo prevaleciente.' A n d g o r a s de Cla&menas, hijo de Hegesibulo, tras haber compartido la
Nosofia de Anaximenes, fue el primero en transformar
las doctrinas concernientes a los principios, y completó
la causa que faltaba, considerando infinitos los principios corpóreos. En efecto, todas las homeomerías, como
agua, fuego u oro, son inengendradas e indestructibles,
pero parecen nacer y perecer sólo debido a la composición y a la división: todas las cosas están en todas,
pero cada una caracterizada según lo prevaleciente en
e*. En efecto, parece oro aquello en lo cual hay mucho de oro, aunque también estaban dentro de él todas
las cosas. Dice, en efecto, Anaxágoras que aen todo hay
parte de todos y que ucada cosa es y era manifiestamente aquello de lo que más poseiasu.
a Este tratado pseudo-hipocrático es sin duda bastante postenor a Anaxágoras, y su autor, más que un médico de aquella
escuela, pariece un sofista, que recoge tesis filosoficas de aquí
y all&.
El 6nai de este texto contiene precisamente el final del
fr. 12 (cf. texto núm. 698). y exhibe las causas de la individua-
ción.
Sobre el signiñcado primitivo del vocablo mdra (aparten
o ~porción. que es asignada a cada uno, cf. CORNPORD, FtP,
págs. 15 y SS.). caumxt~,~Mattern,p4g. 275, no sabe cómo
hacer compatible lo que denomina .el principio de la homee
meridad~con la afirmaci6n de que *en todo hay parte de
todo.. Dejando de Lado su soluci6n de tal problema, Bste
para nosotros no existe, puesto que, según lo examinado ya,
689 (59 A 45) ARIST., Fís. 111 4, 203a: Los que sostienen que 10s principios son infinitos, como Anaxágc
ras y Demkrito [piensan en la generación de las cosas]
a partir de las cosas homeomeras, uno; el otro, a partir de la aglomeración de :semillas6 de [diversas] formas, y dicen que lo infinito es continuo por contacto.
Además Anaxágoras dice que cualquiera de las partes
es una mezcla similar al todo. De ahí parece haber
dicho que alguna vez todas las cosas estaban juntas:
por ejemplo, esta carne, este hueso y así con cualquier
otra cosa; por lo tanto todas las cosas y al mismo
tiempo.
690 (59 A 45) SIMPL.,
Fís. 460, 19-28: Por eso dice
que todas las cosas están mezcladas en todas, y que
la generación se produce por separación. Con respecto
a esto, induce a pensar que tal vez también ciertas
cosas subsisten cuando otras se generan de ellas, como
el fuego a partir de la piedra, y el aire a partir del agua
en ebullición. Al ver que de cada una de las cosas
ahora separadas, todas las cosas se distinguen, tal como
del pan la carne, huesos. etc., como si todas estuvieran
en ellas y mezcladas antes de que fueran separadas.
Por lo cual comienza así su libro: *Todas las cosas
tal .principio de la homeomeridad., como bien dice Gumre
(11, pág. 285), uno es más que un fantasma que ahora puede
considerarse como conjurado..
45 Traducimos panspermía por .aglomeraci6n de semillasm.
Aunque Vus~os, aPhys. Ii'h.~,pág. 324. pretende que los
atomistas recogieron de Anaxágoras el sentido técnica de
la palabra asemilla.. y afirma: *Ellos hablan de sus &tomos
como semillas., s61o ejemglifica con Epicuro, Epístola a
Herddoto ( D . L., 11 38 y 74) y la EpIstoh a ñ'toclcs ( D . L.,
11 89) y luego con Lvc~sclo, 1 59. De modo que no hay
constancia de que el proceso haya transcurrido, a este respecto al menos, entre la interpretaci6n aristotéiica de Dem&
crito y Epicuro d s bien que entre Dem6crito mismo y
Epicuro.
juntas,, de modo que acualquier cosas, como este pan,
esta carne y este hueso mes una mezcla similar al todo..
691 ARIST.,Fís. 1 4, 187b: Por ello afirman que todo
está mezclado con todo, puesto que han visto que se
generaba todo a partir de todo; pero dicen que las
cosas parecen diferenciarse y reciben nombres distintos
unas de otras, según lo que prevalezca cuantitativarnente en la mezcla de las cosas infinitas. Pues nada es pura
e íntegramente, dicen, blanco o negro, o dulce, carne o
hueso, sino que la naturaleza de la cosa parece ser de
aquello que cada una tiene más.
692 ARIST.,Fis. 1 4, 188a: Lo de que nunca las cosas
pueden ser divididas [completamente] no es dicho con
conciencia de las implicaciones, pero es dicho correctamente: las cualidades son inseparables. Si colores y
estados se mezclan, en caso de que se separaran, habría
algo ablancon y algo asanon que no sea otra cosa [que
blanco o sano] ni corresponda a sujeto alguno. De
modo que el intelecto busca absurdamente lo imposible, queriendo distinguir; hacer esto es imposible respecto a la cantidad y a la cualidad; respecto de la
cantidad, porque no hay una magnitud mínima, y respecto a la cualidad, porque las afecciones son inseparables.
693 (59 A 53) SIMPL.,
Fís. 461, 20-23: Por ello dice
Anaxágoras que no se puede dividir todo; la división,
en efecto, no es un completo desmenuzamiento. No es
posible, pues, el procedimiento de separar el color o
todas las cualidades y los estados de los sujetose.
46 Como se v e d en los frs. 3 y 6 (textos núms. 694 y M),
dada la imposibilidad de dividir las cosas hasta encontrar una
que sea la más pequeña posible. la separación producida en el
proceso cosmogchico no es completa (fr. 12, texto niun. 703).
Anaxágoras no ha pensado aún en ténniqos de cualidades o
694 (59 B 3 ) SIMPL.,
F i s . 164, 1620: También [dice
~naxágoras]que ni lo mínimo ni lo máximo están en
los principios: aPues no sólo en lo que concierne a lo
pequeño existe lo mínimo, puesto que siempre [habrá
como para decir, con Aristóteles ( y Simplicio, quien
sigue a éste), que las cualidades o afecciones y estados de los
sujetos son inseparables. Lo que dice, refiriéndose siempre
a cosas*, es que ninguna puede .existir separadamente. (fr. 6)
o, en forma más gráfica, que no se las puede cortar c o m o
con un hacha.. De este modo, hay en cada cosa una combinación de todas las demás, una participación de cada una en
todas.
Ya hicimos notar, en la última parte de la nota U), que,
si al comienzo estaban todas las cosas mezcladas, ahora
hay en cada una una suerte de mezcla de todas las cosas.
Pero avisamos también que no debía olvidarse que, entre
la macla inicial y la combinación de todas las cosas en
cada una. media el ordenamiento cósmico que ha puesto
en marcha el intelecto. Este aspecto importante aparentemente es descuidado por Aristóteles, quien, en su afán por
hallar sustancias .homeómeras., afirma (texto núm. 689) que
dnaxágoras dice que cualquiera de las partes es una mezcla
similar al todo.. Simplicio (texto 690) copia esta frase de
Aristóteles (no descarto la posibilidad de que Teofrasto actúe
como intermediario, pero resulta más probable que sea
cosa de Simplicio, puesto que está comentando dicho texto
de Aristóteles a partir de esa frase en particular) como si
hubiera estado en el libro de Anaxhgoras. y como si fuera
una explicación o inferencia de la del fr. 1 que cita previamente. Schaubach se ha hecho la ilusión. en consecuencia,
de que es una afirmacián textual, y la considera como fr. 16
de Anaxágoras (más prudentemente. Diels entrecomilla - e n
su edición de la Física- la frase del fr. 1, y la otra la
destaca espaciando las letras; en DK aparecen ambas frases
entrecomilladas, pero la del fr. 1 figura con el espaciado
que suele asignarse a los pasajes considerados textuales,
mientras la otra con un espaciado común, y añadiendo entm
paréntesis: .de ahi fr. 16 Schaubachm). Todavía Raven,
aunque a prop6sito de otro texto, asegura aue ~ S i m ~ l i c i o
ha tenido ciertamente el libro de ~naxágoras-ante sí. K - R ,
pág. 380). aseveración totalmente infundada. aue
w
- c o después (id., phg. 390) atenúa diciendo que .=ha tenido ciertamente la parte principal del libro.; pero lo evidente es que
algo] menor -ya que el ente no puede no existirsino también en lo que concierne a lo grande existe
siempre algo mayor. Y es igual a lo pequeño en cantidad; pero en relacidn consigo misma, cada cosa es
tanto grande como pequeñann.
695 (59 B 6) SIMPL.,
Fis. 164, 25-165, 1: Y en otro
lugar dice: aY dado que las partes de lo grande y de
lo pequeño son iguales en cantidad, así también deben
estar todas las cosas en todo. Y no se puede existir
separadamente, sino que todas las cosas participan
ha trabajado con la Física de Aristóteles (la única diferencia entre ambas citas es la de que Aristóteles habla de
acualquiera de las partes. en tanto que Simplicio dice 9610
acualquier cosa.). No se puede inferir, con una buena lógica,
de la frase atodas las cosas estaban juntas., que acualquier
cosa es una mezcla similar al todo., como deduce Simplicio
(al decir *de modo que.). El atodo. al que cada parte
es similar no es estrictamente ahomeómero., dado que le
falta la otra característica básica de este concepto: que
cada parte sea similar a las demás. Pero, por otra parte,
ja qué todo se refiere Aristóteles? Para ser fiel a la tesis
anaxagórea de que *en todo hay parte de todo., debería
referirse a utodas las cosas.; pero como Aristóteles habla
en seguida del estadio primigenio, parecería que con la palabra atodo. se reñriera a este conjunto originario, en lo cual
podría ayudarlo la fase del fr. 6 (texto núm. 695): acomo
al principio, también ahora existen todas las cosas juntas..
Sin embargo, no es posible que Anaxágoras piense que el
ordenamiento cósmico puesto en marcha por el intelecto
condujera a una multiplicidad de mezclas idtnticas a la
inicial, en la cual no se podía distinguir nada de nada
(frs. 4 y 12). Y tampoco es probable que Aristóteles haya
pasado eso por alto, aunque más arriba hayamos sugerido
.que este aspecto importante aparentemente es descuidado
por Aristóteles~. Pienso, al respecto, que las pautas de la
similitud las da el mismo Aristóteles al final del texto en
cuestión: .todas las cosas y al mismo tiempop.
47 La última frase debe ser el resumen y conclusión de
todo el texto del fr. 3. En los párrafos anteriores, en efecto.
hallamos comparativos (aminimo., amenor., amáximo~, amayor.), pero no es porque se compare acosas. entitativamente
distintas, sino grados diversos de una misma operación (decreciente -o sea, de división- o creciente). Es decir, para poner
ejemplos como los que da Aristóteles (y en parte, al menos,
Anaxágoras, fr. 10) la carne y el hueso pueden ser divididos
indefinidamente: siempre se hallará un trozo de carne o de
hueso más pequeño, nunca un trozo que es *el m& pequeño
posible. (dejamos de lado cualidiades que menciona Aristóteles,
no s61o porque esta explicaci6n resultaría en esos casos más
dificil, sino porque, como ya hennos dicho, las llamadas acualidades. no tienen casi seguramenite en Anaxágoras tal carhcter
.adjetivo.):
si hubiera algo menor, sería avacio., y por lo
tanto, la *nada., según el eleatismo de Meliso (ver texto número 181). La operación inversa --crecimiento desde la infinitud
de lo pequefisiempre enconitrará un grado mayor, y el
proceso naturalmente será infinito. Por eso, tomada en sí misma, cada cosa es a la vez grande y pequeña.
Sin duda, la explicación que proponemos es compleja,
pero nos resulta imposible haillar una más simple que a la
vez sea correcta. Por ejemplo, no vemos que lo que dice
Anaxágoras es que cada cosa 'rcontiene una porción de g m de y de pequeño,, como intierpreta K. FREEMAN
(The PreSocratic Philosophers, A Companion to Diels, Oxford, 1946,
pág. 266), porque, aunque eso cabe dentro de la afirmación
de que .en todo hay parte de todo., no es lo que se lee
en el fr. 3. Por su parte, M. RBR
(aThe Meaning of Anaxagoras., CP 55 (1960), pág. 2) llee una antítesis entre la relación de una cosa con las den& y la relación consigo mismo: apuesto que lo grande y lo pequeño son infinitos, toda
entidad es grande o pequeña mando es comparada con otra
entidad., apero si no se la compara con otra, toda entidad
es grande y pequeña.. Pero el1 texto no autoriza a entender
que los adjetivos comparativos son usados entre entiúuües
distintas; de ser así, no entraría en juego el principio de
divisibilidad hasta lo infinito, que se lee claramente en éste
y otros fragmentos. En cuanto a la referencia que hemos
hecho al eleatismo de Meliso. parte de que la tesis gel ente
no puede no existir. es parnienidea, y de que Parmtnides
-a pesar de lo que sostienen Burnet y otros- no identifica
la nada o neser con el avacio., cosa que si hace Meliso:
véase nota 17 a Parmdnides, vol. 2, y texto núm. 181 de
Meliso, en este volumen, así como textos núms. 728 y 729,
en que Aristóteles atribuye 21 Anaxágoras la negación del
vacío.
en una porción de todo. Puesto que no puede existir
lo mínimo, no podna estar separado ni llegar a sor
en sí mismo, sino, como al principio, también ahor;i
existen todas las cosas juntas. En todas las cosas by
muchas cosas, iguales en cantidad en las más grandes
y en las más pequeñas de las que se separaronra.
48 Puesto que la división puede prolongarse indefinidamente,
ya que siempre se hallará algo más pequeño, las cosas no
den existir separadamente, y en cada una están todas las dem&
La diferencia entre esta situación y la mezcla originaria está
en que hay un ordenamiento cósmico. Inclusive. en algunas
cosas hay intelecto (fr. 11).
Ver sobre tal diferencia nota 46. La primera frase de
este texto podría interpretarse, con M. REESOR (art. cit.)
que alas porciones de lo grande y lo pequeño son grados
de grandeza ... y de pequeñm...y son iguales en cantidad
porque son infinitas*. Pero eso nos exige aclarar: a) esto no
contradice lo sostenido contra K. Freeman en la nota anterior, ya que dicha investigadora aclara su aserción sobre
el fr. 3 de este modo: .[cada cosa] no puede nunca ser
llamada absolutamente 'pequefia', sino 5610 'más pequeña'
o 'más grande', que ésta o aquella otra cosa, y esto lo
hemos rechazado en lo concerniente al texto de dicho (fr. 3;
b) M. Reesor conecta también esta primera frase del fr. 6
con el fr. 3, a través de sucesivos eslabones; nosotros hemos
dado una interpretación distinta de dicho fr. 3 (acaso más
vecina a la de Raven en K-R,pág. 372, pero sin adherimos
a su tesis - d e algún modo compartida por C m = , 11, página t8%
de que hay allí un ataque a Zenón. y sin aceptar
-junto con V L A S ~ SaPhys.
,
Th.., pág. 341- la implicación
de un concepto de ainfinitesimaln); c) no asimilamos la
primera frase de este fr. 6 a la última, donde advertimos
una referencia a las acosas. *que se separaron., o sea, al
estadio primigenio. En dicho estadio, según vimos en el
texto núm. 6i7, fr. 1 y nota 32. alas cosas más grandes que
hay en el conjunto* eran ael aire y el éter., que en el fr. 2
las vemos incluidas en el movimiento de separación. Por lo
tanto, no vemos motivos para cambiar y dejar de pensar
que alas [cosas] más grandes... de las que se separaron.
son el aire y el éter. y las pequeñas las demas. Si son iguales en cantidad a las cosas que hay en todo, es porque tanto
unas como otras son infinitas.
696 (59 B 8 ) SMPL.,Fís. 176, 29 y 175, 13-14: .No
están separadas las cosas entre sí en el único mundo,
ni cortadas como con un hacha; ni lo caliente a partir
de lo frio, ni lo frío a partir de lo calienten.
697 ( 5 9 B 11) SIMPL.,
Fiís. 164, 22-24: Y dice claramente que aen todo hay parte de todo, excepto del
intelecto, pero en algunas hay también intelecto».
698 (59 B 12) SIMPL.,
Fís. 157, 1-4: apero por completo nada se separa ni se divide una cosa de la otra,
excepción hecha del intelecto. Y el intelecto es todo
homogéneo, tanto el mayo:r como el menor. Pero de
lo demás nada es semejante a nada, sino que cada
cosa es y era manifiestamente aquello de lo que más
hay * *.
f ) Papel y rasgos del intelecto cósmico.
699 (59 A 1 ) D. L., 11 6: El clazomenio Anaxágoras,
hijo de Hegesibulo o Eubuilo, fue discípulo de Anaxí-
~
RAVEN (K-R.phg. 376) a1e:ga que, en este fr. 6, la frase
uen todas las cosas hay parte de todo. debe entenderse
como la primera parte del fr. 11, que a ella añade (texto
núm. 697) .excepto del intelecto.. Pero a ello debemos replicar que 1) eso supondría desconocer la valida de los frs. 12
y 13; 2) también eliminaría gratuitamente la frase h a 1 del
fr. 11, apero en algunas ha.y también intelecto.. En base
al principio de atodo en todo., y con una parte del fr. 11
no se puede rechazar la otra parte de éste, que vale para
la situación actual del universo.
49 Cada entidad es un compuesto en que están combinadas
todas las cosas simples, y lo Único que individualiza, en el
sentido de lo que distingue a ima de otras, es el predominio
de una de esas cosas simples. Ailp realmente *indiviso. (dtomos,
para decirlo en griego) no existe. Podría hablarse, entonces,
de una verdadera comunión esencial de los seres entre si, por
encima -o por debajo, si se quiere- del comportamiento
individualista que ignore tal coimunión y lleve a actuar frente
a los demás como si fueran distintos, inferiores o enemigos.
348
LOS FIL~SOFOS PRESOCRATICOS
menes, y el primero que dio primacía al intelecto sobre
la materia. Al comienzo de su libro, expresándose de
una manera agradable y solemne, dice: *Todas las
cosas estaban juntas; después llegó el intelecto y las
ordenó cósmicamentea. Por lo cual [Anaxágoras] fue
también apodado «Intelecto», y de 61 dice Timón, en
sus Sátiras:
Se cuenta por allí que existe Anaxágoras, valiente héroe,
[llamado] Intelecto, pues tenía un intelecto que des[pertó súbitamente,
y combinó todas las cosas, que, juntas, habían estado
[confundidas 50.
700 (59 A 15) PLUT.,Pericl. 4: Aquel que más convivió con Pericles... fue el clazomenio Anaxágoras, al
cual los hombres de entonces apodaron Intelecto»,
fuera por estar asombrados de su gran comprensión,
sobresaliente y brillante, en el estudio de la naturaleza, fuera por haber sido el primero en establecer
como principio del ordenamiento de todas las cosas no
el azar ni la necesidad, sino el intelecto puro e incontaminado, en medio de todas las demás cosas mezcladas, y separando las homeomerías.
701 (59 A 42) HIP~L.,1 8, 1: El clazomenio Anaxá-
goras ... dijo que el principio del universo es intelecto
50 Más que una cita textual, las palabras que atribuye Diógenes a Anaxágoras parecen una breve antología de lo que
lo hizo destacarse más entre el gran público (la referencia al
estilo vale, de todos modos, ya que, según nuestros textos, la
primera frase se encuentra en el fr. 1 y la Úitima en el fr. 12).
El hecho de que a Anaxágoras mismo se lo apodara aIntelectom
- c o m b o r a d o por Plutarco, según el texto que presentamos a
continuaci6n- parece testimoniar la trascendencia que en su
tiempo tuvo la tesis de un intelecto ordenador del cosmos;
por más que en determinados círculos haya sido más conocido
por haber caracterizado a los astros como piedras.
y materia: el intelecto como agente, la materia en tanto
deviene. En efecto, estando todas las cosas juntas, al
llegar el intelecto las ordenó cósmicamente.
702 SIMPL.,Fís. 27, 11-23: Y Teofrasto dice que en
esto Anaxágoras habla similarmente a Anaximandro.
Pues aquél dice que, en la disgregación de lo infinito,
las cosas del mismo género convergen; de modo que.
si en el todo eran oro, llegan a ser oro, y si tierra,
tierra, y de modo parecido con cada una de las otras
cosas, de manera que nada nace si no existía antes.
Además Anaxágoras añade el intelecto como causa del
movimiento, por el cual se disgregan los mundos y se
genera la naturaleza de las otras cosas. aY así*, dice
Teofrasto, ~Anaxágorasparece concebir infinitos principios materiales, pero una sola causa del movimiento
y de la generación, el intelecto; mas si se considera la
mezcla de todas las cosas, como si fuera una naturaleza indefinida en cuanto a tamaño y figura, sucede que
afirma dos principios: la naturaleza infinita y el intelecto. De manera que, en cuanto a los elementos corpóreos, parece proceder de modo similar a Anaximandrou
703 (59 B 12) SIMPL.,Fís. 156, 13-157, 1: Y acerca
del intelecto ha escrito lo siguiente: aEl intelecto es
infinito, autónomo y no está mezclado con cosa alguna,
sino que está solo en sí mismo. En efecto, si no exis51 En el tomo 1, texto núm. 119, hemos presentado este
mismo pasaje, explicaudo en la respectiva nota 53 por q d
invertíamos el orden en que son nombrados, al comienzo,
Anaxágoras y Anaximandro, de modo que no cupiera dudas
de que la palabra - q u e sigu.aquél. se d e r e a Auaxágonis.
Aparte de las excepciones gramaticales de que disponíamos
para hacerlo, hemos hecho notar entonces que lo que, según
Teofrasto, .dice aquél. corresponde sin duda a Anaxágoras,
o, al menos, digamos ahora, a lo que Teofrasto ha pensado de
Anaxágoras, incluso con su .ejemplo favorito* del oro.
tiese por sí mismo, sino mezclado con cualquier otra
cosa, estaría mezclado con todas las cosas, si estuviera
mezclado con alguna. Pues en todo hay una porción
de todo, como ya lo he dicho antes; y las cosas me&
cladas le impedirían prevalecer sobre ninguna cosa de
un modo similar al [que lo hace] en tanto existe 5610
por si mismo. Pues es la más sutil y pura de todas las
cosas, y cuenta con pleno conocimiento y tiene la mayor
fuerza. Y cuantas poseen alma, las más grandes y las
más pequeñas, a todas domina el intelecto. Y el intelecto dominó la rotación del conjunto, de modo que
rotase al principio. Y primeramente comenzb a rotar
desde lo pequeño, y rota más, y rotará más aún. Y las
cosas que estaban mezcladas y que se separan y se
dividen, a todas las conoce el intelecto. Y cuantas cosas
estaban a punto de ser y cuantas eran. que ahora no
son, y cuantas ahora no son y cuantas serán, a todas
el intelecto las ordenó cósmicamente, y a esta rotación,
en la que rotan ahora los astros, tanto el sol como la
luna, y tambitn el aire y el Cter que se separan esta
rotación misma hizo que se separaran: y se separa de
lo raro lo denso, y de lo frío lo caliente, y de lo oscuro
lo brillante, y de lo húmedo lo seco.*.
El intelecto es una cosa, aunque esté incontaminado y
sea autónomo. Es alo más sutil y pura de todm las cosa*,
de modo tal que no se lo puede concebir con la espiritualidad
con que será visto desde Plat6n y Aristóteles. El hecho de que
nos diga que ordena cósmicamente no sólo a las cosas que
fueron, sino también a las que ahora son y aun a las que
todavía no son pero que serán, hace pensar que, contrariamente
a lo aürmado por Platón, el intelecto no da simplemente un
*puntapié inicial. y luego deja libre el campo al juego de factores medniws. El mismo pasaje de Arist6teles (texto número 667) en que vimos criticaba a Anaxigoras, aludía más de
una intervenci6n del intelecto, que a Aristbteles le parecía que
se produda cada vez que tropezaba con dificultades para explicar el proceso naturalmente. En todo caso, el predominio del
intelecto respecto de todas las cosas es mencionado tanto en
704 (59 A 56) ARIST.,Fís. VI11 5, 256b: Así tarnbitn
~ ~ a x á g o r habla
as
correctamente cuando añrma que el
intelecto es impasible e incontaminado, puesto que lo
constituye en principio del movimiento; pues sólo
presente como en pasado, y lo mismo es dicho de su capacidad
de conocimiento de todas las cosas. Ciertamente, una vez recibido del intelecto el primer impulso, parecena que nuevos
impulsos, derivados del primero - c o m o una suerte de ley de
Uiercia, pero algo más fuerte y trascendente que ésta-, hicieran el resto (.esta rotación misma hace que se separen.); y
en ese sentido habrá abundado en el relato wsmogónico una
cantidad de elementos de acción mecánica, los cuales, sumados
a la falta de la explicación estrictamente teleol6gica que buscaba Platón (por qué cada cosa es como es, y por qué lo que
es es lo mejor que podrIa ser), configuran un cierto m&cismo. que no desmerece, empero, la importancia del intelecto
cósmico.
En ~ D e rNous des Anaxagoras~,un articulo publicado en
A BG (1964). 87402, y reimpreso en Gmndprobleme der Geschichte der antiken Wissemchaft (1971), K . v. Fritz propone
suprimir el punto que leemos en nuestra traducci6n (siguiendo a DK) después de aa todas las conoce el intelecto.,
de modo que quede más ligado a ay cuantas cosas que
estaban a punto de ser., etc., y se aplique a éstas (pasado,
presente y futuro) el conocimiento que tiene el intelecto de
las cosas (pig. 580, n. 16). De todos modos, ya se ha dicho
que dicho conocimiento alcanza, cuando menos, al pasado
y al presente. No podemos seguir a K. v. Fritz, en cambio,
cuando nos declara que hallamos en Anaxdgoras la continuacibn de un proceso de adesantropomo1íizaci6n~pero no de
*desteleologización. (séanos permitido el empleo de tales
neologismos para no recurrir a foxzadas perihasis en busca
de una traduccidn adecuada de los vocablos germanos respectivos) que se verificaría aya. en Anaximandro y en Empédocles. Con la primera de las ualabras. K. v. Fritz relaciona la progresiva adesmitologi-i6n.
(&olo@smo que ya
ha sacado carta de ciudadada'desuués de los trabaicn de
Bultmann) que en Grecia se produce respecto de la m i t e
logia homérica, y que hallamos expiícita en Jen6fanes (ver
en tomo 1, textos niuns. 495 y SS.). Resulta, empero, dificil
hacer comparaciones entre Hornero y p r e s d t i c o s como la
que propone K. v. *Fritz, puesto que, con la nccpd6n de
Jenófanes, no se podria decir tajantemente que el nuevo tra-
podría mover si es inmóvil" y podría mezclar si no
tiene mezcla.
705 (59 A 57) CLEM.,Strom. 11 14: Anaxágoras fue
el primero que dio primacía al intelecto sobre las cosas,
tamiento -acósicode lo divino sea excluyente de la admisión de los dioses homéricos. En todo caso. hay una cierta
apersonalizaciónm de lo Iníinito o de lo que aquí se denomina
aintelectom, en este último caso patentemente a imagen y
semejanza del hombre. Hay que esperar hasta el Feddn
(806-d) para encontrar una atribución de una índole invisible
e inteligible a lo divino, m comparacidn con cl dma hunroM: precisamente la ateleologizaciónm que se produce paulatinamente hasta culminar en el Timw plat6nic0, y que
K. v. Fritz encuentra ya en Anaxágoras (en contra de quienes
ven en 61 una adesteleologización.). es un signo de aantrupomorfizaciónm, naturaimente que en otro sentido que el
hom&ico, puesto que es el intelecto humano el que por
naturaleza se propone fines (tdlos) y actúa, por ende, t e l a
lógicamente. Por eso tampoco podemos aceptar que el apensamiento teleológico es naturalmente antiquísimo. (pág. 588,
n. 35). Baste echar un vistazo a la Teogonia de Hesiodo y
compararla con el Timeo: en contraste con la cosmogonía
d e m i w c a del Timeo, donde cada cosa o instancia aparece
de acuerdo con un pensamiento previo acerca de qut es lo
que conviene y por qué, la cosmogonía hesi6dica nos presenta una sucesión de generaciones de diosescosas (cháos
oaabismom, .tierras, aamorm, .noche., etc.) en una forma
que m, pretende explicarse. y que aparece como una cierta
concatenación ciega y mecanica, hasta la aparición de los
Crónidas (o de Cmnos mismo), su rebelión contra el padre
y luchas posteriores hasta que Zeus se impone. F'uede decirse tal vez que el propósito de Hesiodo era presentamos
una aparición caótica del conjunto de deidades de cultos
p~phmCricos,a íb de mostrar cómo &tos quedan superados por las divinidades homéricas y en especial por Zeus.
Ciertamente. no es ése el propósito de Hesiodo, ya que
desde la primera página aparecen envueltas deidades prehomtricas y homéricas, que son tambitn (ambas) aludidas
m los poemas de Hornero. Además, aunque el propósito
de Hesíodo parece ser el de ordenar los elementos cosmogónicxs que conoce, y en todo caso aprovechar la supremada h a 1 de Zeus en el mundo hordrico para esperar
aun cuando no atendió con cuidado a la causa eficiente,
ya que describió algunos tolrbellinos sin-sentido aparejados a la inactividad e insensatez del intelectos.
706 (59 A 5 5 ) P L A T ~ N ,Crát. 413c: Otro se ríe de
estas definiciones y afirma que lo justo es lo que dice
Anaxágoras, esto es, el int~electo; éste, en efecto, es
autánomo, no se mezcla con nada y ordena todas las
cosas marchando a través de ellas s.
de él un reino de justicia, nada de eso hay en el relato
que lo haga presagiar. Entre esta descripción ncósicam y la
teleologia demiúrgíca del Timw, es posible aceptar que
Anaxágoras está a mitad de camino, y mucho más cerca de
Platón que de Hesíodo (tanto, que Platón ha creído por
un momento que ya hallada en éI lo que buscaba). Por
consiguiente, aun aceptando hi progresiva adesmitologizaci6n~
del mundo homtrico, creemos que el proceso es mucho m á s
complejo de lo que resulta al hablar de una .desantrop.
morñzacionm y una adesteleol~ogización~
o de las evoluciones
inversas a las aludidas por ,tales vocablos.
a Esto corresponde a la tesis aristotélica del .primer motor
inm6vil.. y por lo tanto no es fomso que lo haya pensado
Anaxágoras; incluso es impirobabde (al menos si lo comparamos
con Platón).
El concepto de .causa eficiente. es de cufio aristot6lico;
por lo demás este texto parece ser una mala repetición -posiblemente a través de Teofrasto- de las criticas de Platón y
Aristóteles.
5 Este pasaje platónico, que sigue inmediatamente al texto
núm. 598 del tomo 1, donde se comenta la afirmación de alguien
que afirma que lo justo es el fuego mismo -aparentemente,
siguiendo a Hedclito-, nos presenta un posible rasgo del
intelecto que no se lee ni se in16ere directamente del fr. 12 de
Anaxágoras: que sea lo justo. Dicho fr. 12 dice que el intelecto es autónomo y todas las demás cosas que le atribuye el
texto platónico y unas cuantas más, según hemos visto, referidas al conocimiento y dominio de todas las cosas que tiene
el intelecto. Pero que posea urira condición de juez, o, aunque
más no sea, se identifique con d o justo*, es algo que no sólo
no está en el fr. 12 ni en ningún otro texto de Anaxágoras,
sino que resulta dificil compatibilizarlos con el cuadro que
dichos fragmentos nos posibilitan.
*
707 (59 A 48) AECIO,1 7, 5: Anaxágoras dice que los
cuerpos, al comienzo, estaban firmes, y que el intelecto
de dios ordenó cósmicamente las cosas y produjo los
nacimientos de todas las cosas.
708 (59 A 48) AECIO,1 7, 15: Anaxágoras dice que
el dios es un intelecto creador del mundo 56.
709 (59 A 49) CIC., Acad. 11 37, 118: Anaxágoras dice
que la materia es infinita, pero que de ella surgen
diminutas partículas, similares entre sí, mezcladas en
un comienzo y después puestas en orden por una mente
divina.
710 (59 A 64) SIMPL.,Fís. 154, 29-31: Anaxágoras dice
que el mundo se genera una sola vez a partir de la
mezcla y que permanece por el resto [del tiempo],
administrado y discernido por el intelecto que lo comanda.
711 (59 A 64) SIMPL.,Fís., 1121, 21-26: Anaxágoras,
Arquelao y Metrodoro de Quíos parecen querer decir
que el mundo se ha generado desde el principio del
tiempo. Ellos dicen que también el movimiento ha tenido un comienzo: cuando las cosas estaban en reposo
antes del tiempo, dicen, el movimiento fue engendrado
en él por obra del intelecto, con lo cual se genero
el mundo. Parece que ellos han supuesto un comienzo
de la creación del mundo, con miras a una función
didáctica ".
Estos dos textos de Aecio (adviértase el paso graduado:
en el primero se habla de eel intelecto de dios. y en el segundo
se afirma que #el dios es un intelecto.) parecen provenir de
Teofrasto, y de allí servir de fuente a Cicerón y otros. Se trata
de una inferencia bastante natural, aunque anacrónica.
9 En nota 36 al texto núm. 681 nos hemos referido a la
lógica que rige el examen aristotClico del libro de Anaxágoras,
que lo lleva a hablar de un momento de areposo. previo a la
712 (59 A 58) ARIST.,Adet. 1 3, 984b: Cuando alguien
dijo que el intelecto se encuentra tanto en los seres
vivos como en la naturzdeza, como causa del cosmos
y de todo el orden, se mostró como un hombre sobrio,
comparado con lo que en vano habían hablado los
anteriores a él. Sabemos claramente que Anaxágoras
adoptó esta doctrina, aunque se dice que antes la sostuvo Hermotimo de Claz6menas.
g ) El aire y el éter en el proceso cósmico.
713 (59 A 47) PLAT~N,
F e d h 9 8 b c Al avanzar en la
lectura, me encontré can un hombre que no hacia
intervenir en absoluto al intelecto y que no daba causa
alguna respecto de la ordenación de las cosas, sino
que la imputaba al aire, al éter y al agua, y otras muchas cosas insólitas.
714 (59 B 1) SJMPL.,Fís. 26-30: *Todas las cosas
estaban juntas ... El aire y el éter sujetaban a todas las
cosas, pues ambos eran infinitos; en efecto, tales cosas
son las más grandes que hay en el conjunto, tanto en
cantidad como en tamaiio~.
715 (59 B 2 ) SIMPL.,Fís. 155, 30-156, 1: Y poco después dice: *Y en efecto, tanto el aire como el éter se
separan de la multiplicidlad abarcante, y lo abarcante
es infinito en cantidadms.
puesta en marcha de las cosas por el intelecto. Esa (y no
Anaxhgoras) es la fuente de esta alirmaci6n de Simplicio.
*Lo abarcante. desde por lo menos Anaxágoras (si no
Anaximandm y Anaxlwws) lhasta el Ti(31a) time un significado que no puede despojarse de connotaciones que llevan
a pensar, si no en algo divino, al menos en algo supremo. De
los frs. 1 y 2 se infiere que, cuando atodas las cosas estaban
juntas., eso eabarcante. canitcnía las sustancias que nosotros
sabemos eran m& *sutiles., a saber, el aim y el tter. Por el
fr. 12 sabemos que d a más sutil de todas las cosas. es el
716 (59 B 14) SMPL.,Fís. 157, 7-8: «El intelecto, que
existe siempre, y ahora también allí donde existen
todas las demás cosas, en la multiplicidad abarcantea.
717 (59 A 73) ARIST., Del Cielo 1 3, 270b: Como si
el primer cuerpo estuviera más allá de la tierra, fuego,
aire y agua, [nuestros antepasados] han dado el nombre de aéterm [al cuerpo que ocupa] el lugar más alto,
poniéndole el nombre derivado del acorrer siempre,
durante un tiempo eterno. Pero Anaxágoras ha hecho
un mal uso de este nombre, ya que denomina aéterw
al fuego
".
718 (59 A 73) SIMPL.,
Del Cielo 119, 2: Aristóteles
reprocha a Anaxágoras por derivar etimológicamente
en forma incorrecta el nombre aétern del verbo aquemar,, esto es aprender fuego., y por usar ese nombre
en lugar del de ufuegou ".
intelecto. Y en el texto siguiente (núm. 716; fr. 14) se menciona
la presencia del intelecto -en la multiplicidad abarcante*, aunque no sea muy clara esta expresión. En todo caso, dado lo
tenue de las sustancias y del intelecto, da pie para suponer
una afinidad (vCase en el tomo 1, texto núm. 129, referido a
Anaximandro. y la respectiva nota 61) de lugar y función.
En este pasaje Aristóteles hace suya la tesis -planteada
en el Epfnomis 981c- de que el aeter* es el quinto elemento
(en rigor, lo llama .el primer cuerpo*, por ser el que está más
alto), superior a los otros cuatro, por el hecho de que los
otros son contrarios entre sí, en tanto éste m, posee contrario,
y por lo tanto es eterno. Ya en Homero (cf. 11. XIV 288) el
atter. designaba al .cielo. (ver también textos n h s . 989 y
1002 del tomo 1, y nuestra nota 33 a Parménides), y no se ve
por qué AnaxAgoras habría tenido que sujetarse a la gradación
concebida por Anstóteles, y pensar .fuego. y poner por error
(tres veces por lo menos) aéter.. La etimología que Aristóteles
supone ha dado origen al nombre aéter. es la del verbo acorrer*,
thein y el adverbio asiempre., aef (séter. es aithdr).
Al comenzar el pasaje aristotdliw de Del Cielo, Simplicio,
en evidente confusi6n, interpreta que la censura de Aristóteles
a Anaxágoras se debe a que ha puesto por error .éter*, en
719 (59 A 70) TEOFR.,
De Sens. 59: Entre las [cualidades sensibles percibid.as1 por el tacto, [la mayoría
de los físicos] hablan acerca de lo pesado y lo liviano,
así como de lo caliente y de lo frío, diciendo por ejemplo que lo raro y sutil es caliente, en tanto que lo
denso y espeso es frío, como Anaxágoras, cuando diferencia al aire del éter.
720 (59 A 71) AECIO,11 13, 3: Anaxágoras dice que
el éter es ígneo en cuanto a la sustancia, y por la ten-
sión del torbellino rotanite, tras arrancar piedras a la
tierra e incendiarlas, convierte a éstas en astros 61.
721 (59 A 42) HIPÓL.,1 8, 2: Todas las cosas participan del movimiento y, movidas por el intelecto, se
agrupan las similares. También las cosas que están en
el cielo fueron ordenadas cósmicamente por el movimiento circular. Lo denso y húmedo. lo oscuro y frío
y todas las cosas convergieron en el centro, y estas
cosas, solidificadas, dieron consistencia a la tierra. Las
cosas contrapuestas a éstas, tales como lo caliente y lo
brillante, lo seco y lo li,gero, fueron impulsadas hacia
la parte más distante del éter.
722 (59 B 15) SIMPL.,
Fís. 179, 3-6: Y poco después
[añade Anaxágoras]: «Lo frío y lo oscuro se han concentrado allí donde ahora está (la tierra), en tanto que
lo sutil, lo caliente y lo seco se desplazan hacia la parte
más lejana del éter» 62.
lugar de .fuego., por derivar etimológicamente aithdr del verbo
aithein (aquema~= aprender fuego., hfein).
61 El éter (lo .ígneo en cuanto a la sustancian deriva de
Aristóteles, sin duda) juega su papel en la conformación de los
astros a continuación de la rotación que pone en marcha el
intelecto.
62 En este texto y en el anterior (de Hip6lito) suele traducirse «hacia la parte más alta del éter. (o ala parte más
externa,), lo cual es conceptualmente correcto; pero nosotros
358
LOS FIL~SOFOS PRESOCRÁTICOS
723 (59 A 42) HIP~L.,1 8, 6: El sol, la luna y todos
los astros ... giran (a nuestro alrededor) debido a la
revolución del éter 63.
a) Forma y características dé la tierra; el aire y
el vacío.
724 (59 A 42) HIP~L.,1 8, 3: La tierra tiene forma
plana y permanece suspendida en el cielo a causa de
su magnitud y de no existir vacío, así como a causa
de la gran fuena del aire, que soporta a la tierra
acabalganteu.
725 (59 A 88) SIMPL.,Del Cielo 520, 28-30: Entre los
que afirman que la tierra permanece sostenida por el
aire subyacente, al que la tierra -por ser plana y con
forma de tambor- cubre como una tapa y no le permite desplazarse: así parecen decir Anaxímenes, Demócrito y Anaxágoras.
7% (59 A 87) Exc. ASTRON.,
Cod. Vat. 381: Que la
tierra no es cóncava, como piensa Demócrito, ni plana,
como Anaxágoras H.
nos atenemos literalmente al texto, lo cual no da una diferencia
importante.
61 Esta revolución del éter debe ser la misma rotación mencionada en el fr. 12 (texto núm. 703) y la que acabamos de ver
en el texto núm. 7#) (cf. nota 61, aunque en este caso se refiriera al proceso de formaci6n. mientras la revolución menci*
nada debe aludir a la etapa actual); al menos. así lo sugiere
el fr. 12.
a También a Anaximenes (tomo 1, textos nums. 210 y 213)
los doxógrafos atribuyen el haber sostenido que la tierra es
plana y que .cabalga* en el aire. Tal verbo (epochdsrhoi)
hemos sugerido que podría pertenecer textuaimente a Anaxímenes (nuestra nota 99 en ese capítulo). Pero si allí se sostenía
727 ARIST., Del Cielo 111 13, 294b: Anaxímenes, Anaxágoras y Demócrito dicen que lo plano [de la superficie de la tierra] es la (causa de su estabilidad, pues
no corta [el aire] sino que cubre como una tapa al
aire de abajo, lo cual parece que hacen los cuerpos
que tienen [superficie] plana; pues también éstos se
mantienen firmemente contra los vientos por la resistencia [que ofrecen]. Y esto mismo dicen que hace la
tierra, por su [superficie] plana, contra el aire que está
debajo: al no tener [el aire] lugar suficiente para m e
verse por estar abajo [de la tierra], permanece compacto, como el agua en la clepsidra6j.
728 (59 A 68) ARIST.,Del Cielo IV 2, 309a: Algunos
de los que niegan que exista el vacío no se han proque para Anaúmenes la tienra tiene forma de tabla (tomo 1,
texto núm. 211), aquí tenemos que la doxografia atribuye a
Anaxágoras haber dicho que )tiene forma de tambor (o de timpmo. texto núm. 725, aunquie esto podría entrar en conflicto
con la afirmación, repetida. dle que la tierra es plana). De ser
así, la forma sena cilíndrica, como dicen los dox6grafos que
lo era para Anaximandro (tomo 1, textos núms. 158 a 160). y
lo que es plano, es la superficie.
6 En sus tipicas agrupaciones de pensadores pata atribuir
una tesis, Anstóteles endosa una idea compleja o un complejo
de ideas - c o m o se prefiera-- a tres pensadores notoriamente
distantes entre sí en el tiempo. Ya se ha dicho que, aun cuando
no haya sido discípulo de hurimenes, Anaxágoras puede haber
seguido algunas de las iipeasi de su cosmología. Aquí tal vez
lo único que parece corresponder a Anaxímenes es la idea de
la superficie plana de la tiierra, en lo cual coincidiría con
Anaxaigoras -aun dando forrrias distintas a la tierra. ver nota
6,y posiblemente dejando lo de que .es Ia causa de su
estabilidad, como una explitdón que introduce Arist6teles.
Véase nota 100 a Anaximenes. Lo que es dable advertir aquí,
como en los tres textos siguientes, es la idea de una presión
del aire: lo que denominaríairnos presión atmosférica. Presión,
en todo caso, y por eso da el ejemplo de la clepsidra. Ver
texto núm. 730 y nota 66.
nunciado con precisión acerca de lo liviano y lo pesado,
como Anaxágoras y Empédocles.
729 (59 A 6 8 ) ARIST.,Fís. I V 6, 213a: Los que intentan demostrar que [el vacío] no existe no rechazan
lo que los hombres entienden al decir uvacío~,sino
en cuanto se equivocan al hablar: así Anaxágoras y los
que refutan de ese modo [la existencia del vacío].
Demuestran, en efecto, que el aire es algo, retorciendo
odres, y prueban también que el aire es resistente,
encerrándolo en clepsidras.
730 (59 A 69) [ARIsT.], Probl. XVI 8, 914b - 915a:
La causa de los fenómenos que suceden en la clepsidra
parece ser la que dice Anaxágoras. En efecto, el aire
encerrado en ella es causa de que el agua no penetre
cuando el tubo está tapado (en su abertura superior).
El aire en sí mismo no es, sin embargo, la causa, pues
si se introduce [la clepsidra] en forma inclinada en el
agua, habiendo tapado el tubo (en su abertura superior), el agua entra (por los orificios inferiores). Por
ello no explica adecuadamente cómo [el aire] es causa,
bien que, tal como se ha dicho, el aire es causa. Éste.
sea impulsado o moviéndose por si mismo sin ser compelido, se mueve por naturaleza en línea recta, tal como
los demas elementos. Si la clepsidra se sumerge en
forma inclinada, [el aire], manteniendo su curso recto,
es expelido por el agua a través de los orificios opuestos a los [sumergidos] en el agua, y, al irse, el agua
ingresa. Si en cambio la clepsidra se sumerge en f o m á
recta en el agua, [el aire] no puede seguir su curso
recto porque las partes superiores están obstruidas, y
permanece en tomo a los primeros orificios, pues no
puede comprimirse en sí mismo. Y la prueba de que
el aire, cuando no se puede mover, es capaz de excluir
al agua, está en lo que sucede en la clepsidra.
En efecto, si se llena el balón [de la clepsidra] y
se tapa el tubo (en su abertura superior), y se da
vuelta [la clepsidra] con el tubo hacia abajo, el agua
no corre a travCs del tubo hacia la boca de salida.
y cuando ésta es abierta, el agua no corre inmediatamente a través del tubo, sino sólo un momento después, puesto que no está sobre la boca de salida del
tubo, sino que se mueve a través de éste después de
que se ha abierto. Si, en cambio, la clepsidra está llena
y en posición recta, apenas abierto el tubo, [el agua]
pasa a través del coladoir, por estar en contacto con
éste y no estar en contaicto con las extremidades del
tubo.
El agua, por consiguiente, no entra en la clepsidra,
por la causa antes mencionada; pero sale una vez
abierto el tubo porque el aire que está en él, al moverse hacia arriba y hacia abajo, provoca un gran
vaciamiento del agua en la clepsidra. El agua, entonces, impulsada hacia abajo y deslizándose en forma
natural en esa dirección, fluye, predominando por su
violencia sobre el aire que está fuera de la clepsidra,
aire que se mueve y es igual en fuerza al aire que
empuja [desde arriba], pero que es más débil que
éste por causa de la resistencia (del agua), que fluye
rápidamente y cada vez con mayor intensidad a través
del estrecho tubo hasta caer en el agua. Si el tubo
hubiera estado cerrado, la causa de que el agua no
corriera es la de que, al entrar en la clepsidra, el agua
expelería de ella con violencia al aire. Una prueba de
esto es el viento y ruido que se producen en ella.
Al entrar el agua, (el aire) hace presión con violencia y se precipita en ell tubo; y como cuñas de madera o de bronce insertas en la hendidura, permanece
así sin otra ligazón, (pero salta fácilmente cuando) es
rechazada desde la 1direcc:iónl opuesta, tal como saltan
de los leños las clavijas de maderas astilladas. Esto
sucede una vez abierto el tubo, por las causas ya mencionadas. Si es por estas causas, es natural que [el
agua] no fluya hacia afuera o bien que el aire, soplando con violencia, le impida salir. Y el ruido muestra
que el agua es atraída hacia arriba por el aire, como
sucede en muchos casos. Pero al ser atraída y por ser
continua en si misma, toda el agua permanece bajo la
presión del aire, hasta que es expelida nuevamente por
éste. Y si al principio permanece quieta, también el
resto se comporta así, por ser el agua una y continua".
66 La clepsidra mencionada aquí no es un .reloj de aguan
sino una pequeiia vasija, empleada habitualmente para transvasar líquidos, y que Anaxágoras ha utilizado para hacer experimentos que comprobaran la presión que ejerce el aire, cuya
cansistencia es ignorada por el común de las gentes hasta el
punto de creer que es wacío..
Cf. fr. 100 de Empédocles (texto núm. 394 en este volumen) y respectiva nota 139. La mayoría de los estudios respecto del funcionamiento y experimentos realizados con la
clepsidra en la &poca griega clásica se refieren a Empéde
cles. Entre otros, cf. G v ~ m u ~
11,
, págs. 224P6, D. J. FURLEY,
aEmpedocles and the Clepsydra., ensayo de 1957 reimpreso
en SPP 11, con un ~Postscriptjuiy 1971., en que se refiere
brevemente a seis estudios aparecidos entre su propio artículo y su inclusión en SPP 11. Como se sostiene en los
estudios que hemos citado, no cabe hablar de un experimento de Empédocles, sino de un símil con el proceso de
respiración. El texto pseudo-aristotblico de los Problemas.
que refiere sin duda experimentos de Anaxágoras, ha merecido menor atención por parte de los estudiosos. El ophculo
y G
~
G Anwgoras
,
únd the Birth of
de GERSFENSON
Scimtific Method, pretende, por el contrario, darle su significación científica a los experimentos de Anaxágoras con la
clepsidra. Lamentablemente, en este punto como en otros
de la obra del clazomenio. ni hay referencia a los textos que
pueden servir d e apoyo, ni se ve que se siga con fidelidad
a esos textos (lo que sugiere un empleo indirecto y parcial
de los mismos). Así dichos autores s610 hablan de sumergir
la clepsidra (en rigor, dicen erróneamente aun reloj de
aguan, aun simple instrumento destinado a medir el tiempo.,
pzíg. 40; pero en ello pueden haber sido influidos por la
731 (59 A 89) ARIST., Meleor. 11 7, 365a: Anaxágoras
dice que el éter se mueve por naturaleza hacia arriba,
por lo que, al caer hacia las partes bajas y cavidades
de la tierra, la mueve, pues las partes superiores se
Oxford's Translation dirigida por Ross, tomo VII, donde también E. S. Forster traduce aivater-clock. la palabra k l e p w r a
en el texto que comentamos; a q s a r de LSJ, primera acepción) verticalm mente. en el agua, y aluden sólo a estas situaciones: en una se colocaba un tapón en su boca superior
de salida. estando vacío el interior de la clepsidra: no obstante, no ingresaba agua por los orificios inferiores, debido
a que el aire ejercía presión desde el interior de la clepsidra
(hemos usado las palabras de Gershenson y Greenberg, en
el sentido de que se sumergía la aclepsidra vacían, y luego
la wnclusicin anaxag6rea que contradecía la frase anterior,
al explicar que lo que impedía el ingreso del agua era .el
aire dentro de la clepsidra.; lo que muestra que los autores
en cuestión hablan como .el común de las gentes,, al llamar
avacíon al .aire.; si bien entendemos que su intención en
la primera frase es la de que la clepsidra está va& de
agua). En seguida, los autores hablan de otra situación,
pero dividida en dos: la clepsidra está ahora llena de agua.
y no es sumergida, pero en un caso, está puesto el tapón v
el agua no sale por abajo: en el otro se saca el tap6n y el
agua fluye.
Si el lector revisa el texto pseudo-aristotélico, hallará que
eso s61o es parte -mal traiiscrita- de lo que allí se describe, por más que haya que convenir que es de difícil lectura. Para facilitarla, describiremos primero la clepsidra
(RE, XI, 1922,
que allí se usa, de acuerdo con THALBEIM
cols. 807-8081 y lo inferimos de la lectura del texto. La clep
sidra es una vasija pequeña, en la que podríamos distinguir
dos partes: un balón. en cuya base hay orificios que forman
una suerte de acolador~,como se lo denomina en el mismo
texto; y un tubo que hacía las veces de un .asa de forma
semicircularn y estaba en conexión por ambos lados con
el interior de la vasija y tenía en su punto superior una
abertura que se podía cen-ar fácilmente con el pulgar*
(Thalheim). Así podía sumergirse en un tonel de vino, llenar
el bal6n. tapar con el dedo la abertura superior y llevarla
hasta una jarra, donde se :sacaba el dedo 4 sea, se la
destapaba- y el vino caía por abajo. En el primer caso que
presenta el texto pseudmaristotélico, se sumerge la clepsidra
364
LOS
FIL~SOFOS
PRESOCRATICOS
han vuelto impermeables como arcilla a raíz de las
lluvias, puesto que toda la tierra es porosa por natu.
raleza: como si la esfera [terráquea] tuviera p a w
superiores e inferiores, y la que habitamos es la suen forma inclinada (o bien, oblicuamente, como se prefiera),
caso que no es contemplado en la descripción de Gershenson
y Greenberg, y que es contrapuesto a la inmersión en forma
recta. En el primer caso, al sumergirse en forma inclinada
en el agua, hay orificios del colador^ que permanecen fuera
del agua, y permiten que salga el aire que es expulsado
por el agua que entra por los uorificios opuestos~,que están
sumergidos en el agua. Si se sumerge en forma recta, en
cambio, el aire no puede salir (ni el agua entrar). En estos
dos primeros casos el tubo está tapado. El experimento
del balón lleno también presenta un aspecto que no describen los autores mencionados: la clepsidra se invierte,
esto es, el balón queda a m b a y el tubo abajo. El hecho
ae que, mientras la boca de salida esté tapada, el agua permanece en el balón sin correr a través del tubo, y que,
cuando se destape aquélla, el agua no corra inmediatamente
hacia la boca de salida, supone precisamente que el tubo,
como en la descripción de Thalheim, sea un asa o argolla
unida por ambos extremos a la parte superior del bal6n.
Se trata de un espacio en el cual, aun cuando se llena de
líquido el balón, el aire frena el paso del liquido. En la
posición en que la clepsidra es invertida, la presión del
liquido es mayor. pero mientras no se saque el dedo o el
tapón, se mantiene la presión del aire, que cede al destaparse el tubo, lo cual permite que fluya el agua, aunque no
inmediatamente. En la posición recta, en cambio (la única
considerada por los dos autores mencionados, cuando se
quita el tapón el agua sale inmediatamente por los orificios
inferiores que constituyen el acoladorn. Aquí tampoco está
sumergida en agua la clepsidra, y al destaparse el tubo se
produce un .gran vaciamiento del aguas (no aceptamos la
enmienda propuesta por Forster, kínesis, amovimientos, en
lugar de kdnosis, avaciamiento~)dentro de la clepsidra. En
este caso, entre el aire encerrado en el tubo y que es destapado, y el agua que cae a través del rcoiador~pueden
más, naturalmente. que la presión del aire externo a la
clepsidra. En todo el pasaje, pues, se aprecia aquello a lo
que ya en los dos textos anteriores (núms. 728 y 729) Anstóteles se ha referido: la negación del vacío por Anaxágoras
rior, la inferior la otra ... Y [es tonto] decir, por una
parte, que la tierra se mantiene sobre el aire por causa
de su tamaño, y afirmar, por otra parte, que se sacude
toda por arriba al ser golpeiida desde abajo b7.
732 (59 A 88) ARIST.,Del Cielo II 13, 295a: De modo
que, si la tierra se mantiene [en su lugar] por coacción, también debe ser llevada hacia el centro por el
torbellino. Todos dicen que tal es la causa, por [haber
observado] lo que sucede ien los líquidos y respecto
del aire, pues en ellos las cosas más grandes y más
pesadas se mueven hacia el centro del torbellino. Por
ello también todos los que creen que el cielo se ha
generado dicen que la tierrar se concentra en el medio.
733 (59 A 88) SIMPL.,Del Cielo 511, 23: La mayoría
dice que la tierra está situada en el centro, como Empédocles, Anaxímenes, Anaxiigoras, Demócrito y Platón.
b) El meteorito de Ego.cpótamo.
734 (59 A 6) FIL~STR.,
V. Apoll. 1 2, p. 3, 6: ¿Quién
no sabe que Anaxágoras... dijo la verdad cuando pronosticó que del día se haría noche y que del cielo
caerían piedras en Egospótarmo?
735 (59 A 1) D. L., 11 10': Se cuenta que predijo la
caída de la piedra que se produjo en Egospótamo,
la cual -según dijo- cayái desde el sol.
y la afirmación de éste de que muchos se equivocan al
hablar, y denominan rva~iont al aire (como Cershenson y
Greenberg). Pero lo principal es demostrar la fuerza o presión que ejerce el aire, aun cuando no existiera un concepto
de apresión atmosférica., que puede justificar la aserci6n
de que el aire sirva de soporte a la tiena (texto mím. 725).
b7
La referencia a la tierra como .esfera* proviene de Aristóteles, naturalmente, y no de Anraxágoras. En cuanto a la causa
de que la tierra se mantenga scbre el aire, ya hemos hablado
en notas 65 y 66.
736 (59 A 12) PLUT., Lis. 12: Y algunos dicen qm
la caída de la piedra había sido una sefial de lo qite
sucedería. Una enorme piedra se precipitó desde al
cielo, en Egospótamo. según narraron muchos; y aúz~
hoy es exhibida y venerada por los habitantes de Quersoneso. Se dice que Anaxágoras predijo que, al pn,
ducirse algún deslizamiento o sacudimiento de los
cuerpos enclavados en el cielo, uno de ellos se des,
prendería y sería arrojado y caena. Cada uno de los
astros no está en el lugar que naturalmente le corresponde; son, en efecto, pétreos y pesados, y brillan por
la resistencia y ruptura del éter. Son impulsados por
una fuerza violenta, envueltos en el torbellino por la
tensión del movimiento rotatorio, tal como de algún
modo también al principio se les impidió caer, cuando
las cosas frías y pesadas se separaron del conjunto ...
En Sobre la religiosidad, Démaco da testimonio sobre
Anaxágoras, y narra que, durante sesenta y cinco días
antes de la caída de la piedra, se vio en el cielo continuamente un enorme cuerpo ígneo semejante a una
nube de forma de llamas.
737 (59 A 11) PLINIO, Hist. Nat. 11 149: Los griegos
cuentan que, en el segundo año de la Olimpíada 78.
(467-466 a. C.), el clazomenio Anaxágoras, por su conocimiento de la ciencia del cielo, predijo en qué días
caería una piedra desde el sol, lo cual sucedió de día
en un lugar de Tracia, junto al río Egos. La piedra se
exhibe aún hoy, es del tamaño de una carretada y de
color marr6n; también durante aquellas noches ardieron cometas. Si alguien cree que ésta fue una predicción, debe reconocer que la capacidad adivinatoria de
Anaxágoras era muy grande *.
*
Lo dicho sobre la posibilidad de que Tales haya pronosticado un eclipse de sol (nota 25 a Tales, en tomo 1) vale, con
mayor motivo, respecto a la predicción de la caida de un me-
C)
El sol: tamaño y ciwacterísticas principdes.
738 (59 A 42) H I P ~ L ,1 8. 6: El sol, la luna y todos
10s astros son piedras inc;indescentes.
739 (59 A 72) AECIO, 11 20, 6: Anaxágoras dice que
el sol es una masa incandescente o una piedra de fuego.
740 (59 A 73) JENOF., M'emor. 1V 7, 6 7 : [Sócrates]
dijo también que quien se ocupara de esos temas
[concernientes a los fenóm.enos celestes] corría el riesgo de perder la razón, no menos que Anaxágoras, cuyo
gran esfuerzo en explicar los designios de los dioses
sobre esos tópicos lo había hecho enloquecer. Éste,
en efecto, al afirmar que el fuego y el sol son lo mismo.
ignoraba que los hombres miran al fuego sin dificultad
pero no pueden mirar de frente al sol, y que debido
al brillo de éste los colores [de la piel] se ennegrecen,
no por la acción del fuego; también ignoraba que, sin
la luz del sol, no podría crecer ninguna de las cosas
que nacen en la tierra, mientras que si el fuego las
calentara, todas las cosas perecerían. Y, al afirmar que
el sol es una piedra incandescente, ignoraba que una
piedra que está en el fuego no brilla ni resistiría mucho tiempo, mientras el sol es la cosa que más brilla
de todas y dura todo el tiempo@.
741 (59 A 1) D. L., 11 El: Digo que el sol es ... más
grande que el Peloponeso.
teorito en Egospótamo por Anaaágoras, aunque en este segundo
caso vemos que, al menos en los tiempos de Plinio, se podía
ser mucho más esckptico en torno al asunto. En todo caso, la
caida del meteorito provee de una fecha más para encuadrar
la vida de Anaxágoras.
Junto con el texto núm. 665, de la Apología plat6nica.
este es el testimonio más antiguo de que Anax4goras consideró
al sol como una piedra incandescente, y no una divinidad.
*
742 (59 A 42) HIPOL.,1 8, 8: El so1 excede en ta-.
'io al Peloponeso.
743 (59 A 72) AECIO,11 21, 3: Anaxágoras dice que
el sol es mucho más grande que el Peloponesom.
m Estas afirmaciones respecto del tamaiío del sol constitui.
rian un retroceso frente a Anaxidndro, y se contradirían adem4s con la correcta explicación de un eclipse.
En efecto, como seiiala D. O ' B m (~Derivedlight in the
5th. Centurp, JHS 88 (1%8), 124125), .si el sol es m&
pequeño que la tierra, la sombra proyectada por la tierra
se extendería hacia afuera en un cono siempre creciente
y la luna se eclipsaría noche tras noche.. Y sale del paso
así: apero incluso si Anaxágoras hubiera querido decir que
el sol fuera más pequeño que la tierra (y no ha sido &a
necesariamente su intención), es claro que no extrajo la
conclusión de que la sombra de la tierra cubre una amplia
parte del cielo. Porque Anaxágoras, según Aristóteles, explicó
la Vía Láctea como la luz de astros ocultada de los rayos
del sol por la sombra de la tierra. La sombra de la tierra,
por lo tanto, debe ser una banda bastante estrecha, que
51510 ocasionalmente oscurecería la luz de la luna.. En rigor,
no se entiende demasiado bien por qué O'Brien piensa.
ajustándose a tales doxografías, que Anaxágoras no quiso
decir necesariamente que el sol era más pequeño que la
tierra. ¿Tal vez a causa del testimonio que dice que .el s d
es mucho más grande que el Peloponeso.? Reléase el testimonio de Aecio (texto núm. 719). según el cual Anaxágoras
atribuye al éter, merced a la tensión del torbellino rotante,
el formar astros arrancando piedras de la tierra e incendiarlas. En el testimonio de Hipólito (texto núm. 7#)), el ordenamiento cósmico hace converger cierto tipo de cosas en
e1 centro y, una v a solidificadas, formaron la tierra. Entrambos textos se confiere a la tierra un papel central en el
cielo, no s61o en cuanto a lugar sino en lo concerniente a
su función. Esto justificaría la creencia de que el sol, presuntamente una piedra incandescente desprendida de la tierra, no sea mucho más grande que el Peloponeso. En cuanto
al intento de O'Brien de compatibilizar esta idea con la
explicación de eclipses, nos parece inteligente, sin quitarnos
del todo el escepticismo respecto a lo correcto de la explicación de Anaxágoras. En todo caso, el aporte principal de
744 (59 A 72) Amo, I1[ 23, 2: Anaxágoras dice que
[el solsticio se produce] por el rechazo del aire en
relación w n el norte, comprimiendo al cual [esto es,
al aire,] [el sol] mismo fortalece por condensación.
745 (59 A 42) HIP~L.,11 8, 9: El eclipse de sol [se
produce] porque la luna lo oculta, durante la luna
nueva.
746 (59 A 77) AECIO,11 29, 7: Los eclipses de sol se
deben a que la luna se interpone [entre el sol y la
tierra].
d) Lcr luna: características, luminosidad, eclipses.
747 (59 A 77) AEcIO, 11 25, 9: Anaxágoras y Demócrito dicen que la luna es un sólido incandescendente
que contiene planicies, montañas y barrancos.
748 (59 A 77) Aec~o,11 30, 2: Anaxágoras dice que
la luna es una extraña mezcla, porque lo frío se wmbina con lo terrestre, y ticene tanto partes altas como
bajas y cavidades. Y lo nebuloso se entremezcla con
lo ígneo...
749 (59 A 77) Aa. TM., 21, p. 49, 4: Otros conciben
a la luna como una tierra ardiente que posee un fuego
permanente, y sobre la cual hay otra morada, ríos y
cuantas cosas hay sobre la tierra. Se narra el mito
de que el león de Nemea cay6 desde allí.
750 (59 A 77) Esc. a ASOL. RoD., 1 498: El mismo
Anax6goras declara que lai luna es una región plana,
de la cual parece haberse cafdo el le6n de Nemean.
éste a la astronomía parece haber sido el considercu a los
astros como piedra.
71
En la luna habría visto Ihxdgoras, anuo nosotros, moncoinciden ai conectar esta
tañas y planicies. Varios doxógrafos
751 (59 .A 42) HIP~L.,1 8, 9: Las rotaciones del sol
y la luna se producen al ser éstos impulsados en sentido inverso por el aire; pero la luna rota con frecuencia por no poder prevalecer sobre el frío.
752 (59 A 75; EUDEMO,
fr. 147 W.) PROCLO,
Timeo 111
63, 26: [Platón] nos ha transmitido que la órbita [de
la luna y el sol alrededor de la tierra] es común;
pero no fue 151 el autor de esa tesis, sino Anaxágoras el
primero que la concibió, según narra EudemoR.
753 (59 A 42) HIP~L.,1 8, 9: 'LOS eclipses de luna se
producen porque la tierra la oculta; a veces también
[por haber cuerpos] debajo de la luna.
754 (59 A 77) AECIO, 11 29, 6-7: Tales, Anaxágoras,
Platón y los estoicos, en forma concordante con los
visión con el mito de la caída del le6n de Nemea desde la luna.
En la Teogonio de Hesfodo, dicha figura mitológica aparece como engendrada por la atroz Equidna, y creciendo al
amparo de Hera, pero sucumbiendo bajo el brazo de H&d e s (327-331). Esto último, que es lo que se celebraba en
los juegos Nemeos, en la planicie llamada precisamente
Nemea, figura en el fr. 2 de Epimtnides, donde se dice que
el le6n cayó de la luna (los versos de aEpimQides~ no
dicen exactamente eso, pero Eliano, que los cita, hace la
afirmación, leyéndola en dichos versos: DK 3 B 2). Epimédes, como Orfco y Museo, es a su vez un personaje cuasimftico (ya H. Diels trat6 el tema en 1891, en aUeber Epimenides von Kretas, incluido por Burkert en los Kleine Schtfften de H. Diels).
Curiosamente para nosotros, este mismo texto es parafraseado por H m (Aristuchus, pág. 85) así: aSegiín Proclo, quien
cita la autoridad de Eudemo, Anaxágoras se anticip6 a Platón
al sostener que, en el orden de la revoluci6n del sol, luna y
planetas alrededor de la tierra, el sol vino después de la luna..
En nuestra traducción hemos invertido - e n la frase que figura
entre corchetes- el orden en que en el contexto figuran la
aluna. y el .sol., pero ni aun asi podemos forzar la versión
hasta el punto de aproximamos a lo que dice Heath.
matemáticos, conciben las fases de la luna [como debidas] a la coincidencia de Su curso con el del sol, que
la ilumina; los eclipses de luna se producen al caer
sobre ella la sombra de la tierra, cuando ésta se sitúa
entre el sol y la luna ... S~egúndice Teofrasto, Anaxágoras sostiene que los eclipses de la luna se deben
también a los cuerpos que están debajo de la luna.
755 (59 A 77) AECIO,11 28, 5: Tales fue el primero
que dijo que la luna es iluminada por el sol ... análogamente Anaxágoras.
756 (59 A 77) AECIO,11 30, 2: Anaxágoras dice que
la luna es una extraña mezcla, porque lo fno se combina con lo terrestre, y tiene tanto partes altas como
bajas y cavidades. Y lo nebuloso se entremezcla con
lo ígneo, por lo cual lo que sucede es que lo ensombrecido se ilumina un poco. Por eso se dice que es un
astro de luminosidad falsai.
757 (59 A 42) HIP~L.,1 8, 8: La luna no posee luz
propia, sino [que la recibe del sol].
-
HE~A~GENE
¿Y
S .la lima (= seléne)?
S~CRATES. Este nombre me parece que apesadumbraría a Anaxágoras.
HERMÓGENES.
- ¿Por qué?
S~CRATES.
- Porque da ]la impresión de revelar algo
más antiguo que lo que él decía recientemente: que la
luna recibe la luz desde el1 sol.
H J ~ A ~ G EN E¿Y
S .cómo?
SbcRlr~~s.
-Pues aclariidad~ ( = sL1u.s) y ~ U Z Bson
mismo.
HERM~GBNES.
Sí.
S~CRATES.
-Ahora bien, esta luz que corresponde a
luna es siempre' nueva y vieja, si los anaxagóreos
-
-
dicen la verdad. En efecto, el sol gira siempre a su
alrededor, proyectando una luz siempre nueva; pero
la que subsiste del mes anterior es vieja7'.
759 (59 B 18) PLUT.,De fac. in orb. Iun. 929b: Nuestro amigo daría su aprobación al dicho anaxagóreo que
demuestra que uel sol presta a la luna su brillo* ".
a Aparentemente, mediante sus juegos etimológicos, Platón
quiere refutar el carácter de ~descubrimientonque se atribuye
a la declaración anaxagórea de que la luna recibe su luz del
sol. Según tales juegos, una de las palabras empleadas en
griego para designar la aclaridadn, stlas, está a la base del
nombre de la luna (seléne). Pero, aparte de lo artificioso de
la etimología, lo más que se podría desprender de la etimologla
de la palabra griega para aluna., es que de por sí implica
.claridad., mas no que ésta derive del sol, que es en sustancia
lo atribuido a Anaxagoras.
De este pasaje, se deriva también que Anaxágoras fue
quien inventó .el término héné kai néu para el último día
del mes (literalmente, =el viejo y el nuevos, cf. ARIST~PANES,
Nubes 1134)., dice D~crs,EGA, pág. 58. Ciertamente, dicha
expresión aparece - e n el pasaje del Crdtüreferida a la
luz de la luna; en las Nubes sí es dicha en relación con el
último día lunar (último dia del mes), que es a la vez
el primero de Ia luna siguiente. Pero no se trata de una
invención de Anaxágoras, sino de una expresión antigua que
tal vez se remonta a Solón.
Desde Parménides hasta Dem6crito (en algunas doxografías, desde Pitágoras), parece que diversos pensadores prese
cráticos han hablado respecto de la luz de la luna; pero Anaxágoras -como hemos visto por el texto platónicu- debe haber
sido quien expresó claramente que dicha luz provenía del sol.
En cuanto al anticipo de Parménides, véase en el tomo 1,
textos 998 y 999 (frs. 14 y 15 de Parménides) y nota 33 a
Parménides. Como Plutarco se refiere, a continuación de la
cita de Anaxhgoras, a Dem6crito y Empédocles - d e quienes
tambitn hace citas-,
O'BRIEN,art. cit. en IHS 88 (1%8),
125-127, lo toma como un argumento en favor de la prioridad
de los escritos de Anaxágoras sobre los de Empédocles.
Parte del argumento consiste en que, en, dicho pasaje ano
es aseverado explícitamente que la luna, según Anaxágoras,
e) Los demás astros y otros fenómenos celestes.
760 (59 A 1) D. L., 11 9: Al comienzo los astros se
movían según la forma ide una cúpula, de modo que
el polo aparecía siempre perpendicular a la tierra, pero
después adoptaba su incl.inación. La Vía Láctea es un
reflejo de la luz de los astros que no brillan [a causa]
del sol. Los cometas soni una .conjunción de planetas
que lanzan llamas; las estrellas fugaces son como chispas que irradia el aire.
761 (50 A 42) HIP~L.,1 8, 7 y 10: NO sentimos el
calor de los astros a causa de la gran distancia respecto de la tierra; además, no son calientes como el
sol debido a que están en una región más fría. La luna
está más abajo que el sol y más próxima a nosotros ...
La Vía Láctea es un reflejo de los astros que no brillan
brilla por reflexións, mientras que eso se produce al hablar
de Empédocles. aExplícitíimentea no significa, por cierto,
~textualmentea (o sea, en los fragmentos de Anaxágoras y
de Empédocles), sino en el contexto de Plutarco. En dicho
contexto, se habla ~implícitamentewdel fenómeno del reflejo
en lo concerniente a AníuAgoras, pero de un modo que
O'Brien sostiene -y nosotros podemos convenir con élque es confuso y/o contradictorio. Si la luna es una piedra
incandescente, como dicen varias doxograffas, tiene una
claridad. propia, como su.giere la etimología que le encuentra Platón, y, en ese caso, Anaxágoras, sostiene O'Brien, da
un paso hacia la tesis de Empédocles de que la luna tiene
su luz por reflejo del sol. Con lo cual se dana por tierra
con las doxografías que hemos mencionado sobre Anaxágoras, y con el texto de Plutarco con sus menciones (consideradas textuales, es decir, .fragmentos.) de Parménides y
Anaxágoras. Más adecuado nos parece aceptar la contradicción de los testimonios, y salvarla interpretando que la inclusión de la luna entre los astros que son piedras incandescentes se debe a una generalización (o acaso a un estadio
primitivo de la luna) que no ha de extenderse a la situación
que el mismo Platdn atribuye a Anaxiígoras haberla sostenido: que el sol proyecte su luz sobre la luna.
a causa del sol. Las estrellas fugaces son como chispas
radiantes que surgen del movimiento del polon.
a la vista del sol, tienen su luz propia: tal es el caso
de la Vía Láctea.
762 (59 A 78) AECIO, 11 16, 1: Anaxágoras, Demócrito
y Cleanto dicen que todos los astros se mueven desde
el levante hasta el poniente.
765 (59 A 80) AECIIO, 111 1, 5: [Acerca de la Vía
Láctea.] Anaxágoras afirma que la sombra de la tierra
se detiene junto a est,a parte del cielo cuando el sol
está debajo de la tierra y no ilumina a todas las cosas.
763 (59 A 79) AQ. TAC., 1, 13, p. 40, 26: Ni Anaxágoras ni Dernócrito - e n la Gran Cosmología- son de
la opinión de que los astros sean seres vivos.
764 (59 A 80) ARIST., Meteor. 1 8, 345a: Los partidarios de Anaxágoras y Demócrito dicen que la Vía
Láctea es la luz de algunos astros. En efecto, cuando
el sol se mueve debajo de la tierra, algunos de los
astros no se ven. Aquellos astros que son abarcados
por la iluminación del sol no parecen dar luz. pues
ésta es obstaculizada por los rayos del sol, mientras
que aquellos astros que, según dicen, la tierra oculta
La mención del apolo~no indica folzos~menteun polo
terrestre (que, si es siempre visible, debe ser el polo norte,
como apunta DI=, EGA, pág. 5 9 , ni tampoco un eje de la
esfera celeste, salvo que se conciba a ésta a grandes y toscos
rasgos: si hay movimiento rotatorio, a medida que fuera uordenándose cósmica mente^, debería tener un eje que pasara por
el centro. Ahora bien, ya hemos visto (textos n8ms. 732 y 733.
y nota 70) que la tierra ocupa ese centro, por lo cual no es de
extraiiar que ese polo apareciera perpendicular a la tierra, aunque luego, por efecto de la misma rotación, fuera inclinándose.
Por lo tanto, llegamos a una conclusión similar a la de
LANZA,pág. 62 -naturalmente, no idéntica- sin creer que
estamos frente a un error de Teofrasto que debemos corregir. *En la concepción anaxagórea de la tierra plana, ¿qué
podría ser el eje terrestre?,, se pregunta, en efecto, Lanza,
como si la afirmación de que la tierra sea plana implicara
que no tuviera espesor alguno, y que su forma fuera cuadrada o rectangular; esto es, haciendo caso omiso del testimonio de Simplicio, que nos dice que tiene .forma de tambor* (cf. Hwm, Aristarchus, pág. 83).
766 (59 A 81) ARIST., Meteor. 1 6, 342b: Hablaremos
ahora acerca de los cometas y de la llamada aVía Láct e a ~ ,examinando primeramente lo dicho por otros.
Anaxágoras y Dem6cRito dicen que los cometas son
una aparición de planetas, cuando parecen tocarse
entre sí a causa de la vecindad.
767 (59 A 81) A~crol, 111 2, 2: Anaxágoras y Demócrito [dicen que los cometas son] una conjunción de
dos o mAs astros de acuerdo con la coincidencia de
los rayos.
768 (59 A 82) AECIO, 111 2, 9: Anaxágoras dice que
las llamadas estrellas fugaces son como chispas que
caen desde el Cter; por eso tambidn se extinguen inmediatamente.
769 (59 A 83) SBN. FIL. C. N. VI1 5, 3: También
Carmandro, en el libro que compuso acerca de los
cometas, dice que Anaxágoras vio en el cielo una luz
grande e insólita, de la magnitud de una amplia viga,
que resplandeció durante muchos días 76.
m Las tesis atribuidas a Anaxágoras acerca de la Vía Láctea.
cometas, etc., que en este iütimo texto presentan como incógnita la identidad de esta autoridad intermedia denominada
aCarmandro~,no tienen apoyo en los conocimientos astro&
micos actuales.
A N M ~ O RID
A
ES
CLAZÚMENAS
VI. METEOROLUG~A.
a) Vientos, tormentas, nieve, etc.
770 (59 A 1) D. L., 11 9: Los vientos se generan
cuando el aire es rarificado por el sol. Los truenos son
conjuntos de nubes que entran en colisión; los relámpagos, una violenta fricción de las nubes.
771 (59 A 42) HIP~L.,1 8, 11: Los vientos se generan
cuando el aire es rarificado por el sol, y las partes
recalentadas se desplazan hacia el polo y se vuelven
a alejar de éste. Los truenos y relámpagos se producen por el calor que recae sobre las nubes.
772 (59 A 84) ARIST., Meteor. 11 9, 369b: [Acerca de
los relámpagos y truenos.] Ahora bien, algunos dicen
que en las nubes hay fuego. Y ello Empédocles expresa
que es por el aprisionamiento de los rayos del sol [en
las nubes]; Anaxágoras, en cambio, dice que [una
parte] del éter - q u e él llama *fuego*,
que está en
las alturas, desciende desde allf hacia abajo; [y añade]
que el relámpago es un brillo de este fuego [a través
de las nubes], y que, al extinguirse éste, se produce
el trueno, como estruendo y silbido, de modo que aparece así antes el relámpago que el fuego.
773 (59 A 84) AECIO,111 3, 4: Cuando el calor cae
sobre el frío - e s t o es, la parte etérea sobre la aérea-,
con el ruido produce el trueno, con el calor sobre la
negrura de la nube produce el relámpago, con la cantidad y magnitud de la luz el rayo, con el fuego en
muchos corpúsculos el tifón, [con el fuego] mezclado
con nubes el torbellino n.
Los vientos se generan cuando el aire es rariñcado por
el sol, coinciden los doxógrafos en este punto que acerca a
AnaxAgoras a Anaximenes, si bien éste -como hace notar
377
774 (59 A 85) ABCIO, 111 4, 2: Anaxágoras explica las
y la nieve en forma similar [a Anaximenes], pero
el granizo [de este modo]: cuando desde las nubes
solidikadas es impelido hacia la tierra, en la caída,
a la vez que se congela, aidquiere forma redondam.
775 (59 A 85) ARIsT., Meteor. 1 12, 348b: Esto sucede
de modo contrario al que dice Anaxágoras. En efecto,
él afirma que esto [a saber, la generación del granizo,]
sucede cuando [la nube] converge en el aire frío;
nosotros, cuando desciende en el aire caliente.
776 (59 A 85) ARIsT., 4Ueteor. 1 12, 348a: Algunos
piensan que la causa del origen [del granizo] procede
de este modo: cuando la inube es impulsada hacia un
lugar alto, que es frío a causa del cesar allí los reflejos
de los rayos desde la tierra, al llegar allí el agua se
solidiñca. Por ello también el granizo se produce más
bien en verano y en las regiones cálidas, porque el
calor empuja a las nubes ]más lejos de la tierra.
777 (59 A 86) AECIO,111 5, 11: Anaxágoras dice que
[el arco Iris] y la refracción de la radiación solar desde
una nube espesa está en la parte opuesta al astro que
produce la reflexión. De modo similar explica las causas de los llamados aparheliosa, que se producen sobre
el Ponto.
778 (59 B 19) Esc. BT ;a II. XVII 547: Dice Anaxágoras: llamamos Iris al reflejo del brillo del sol en
las nubes: es signo de tormenta: en efecto, el agua
G m , 11, pPg. 311- concibe el proceso por condensación
(tomo 1, texto núm. 224). Aristóteles insiste en suponer que
donde Anaxágoras escribe *éter. quiere decir rfuego*, lo que
da resultados muy diferentes.
78 Aquí también el doxbgmfo compara a Anaxágoras con
Anaximenes y hace una descripción similar, m4s rica en este
caso.
que se esparce en tomo a la nube produce viento o se
derrama como lluviav
".
779 (59 A 74) [ARIsT.], Pfobl. X I 33, 903a: ¿Por qué
de noche se oye más fácilmente que de día? ¿Acaso,
como dice Anaxágoras, porque durante el día el aire,
calentado por el sol, silba y resuena, mientras durante
la noche reposa, y cesa el calor?.
780 (59 A 74) PLUT., Quaest. Conv. VI11 722a-b:
Anaxágoras dice que el aire es movido por el sol con
un movimiento tembloroso, que tiene vibraciones,
como es claro por los pequeños polvillos y fragmentos
que se agitan a través de la luz, que algunos llaman
aflecosw. Respecto al calor que silba y resuena durante
el dia, dice que hace dificil oír los sonidos por el ruido,
mientras que durante la noche su oscilación y sonido
cesan
".
b) Terremotos.
781 (59 A 89) ARIST., Meteor. 11 7, 365a: Debemos
hablar acerca de los seísmos y de los movimientos de
la t i e m ... Anaxágoras dice que el éter se mueve por
naturaleza hacia arriba, por lo que, al caer hacia las
partes bajas y cavidades de la tierra, la mueve, pues
las partes superiores se han vuelto impermeables como
arcilla a raíz de las lluvias, puesto que toda la tierra
es porosa por naturaleza: como si la esfera [terráquea]
tuviera partes superiores e inferiores, y la que habitaEn este caso. la explicación similar que leemos respecto
de Anaxhenes. se debe a una confusión con Anaxagoras (tomo 1, textos núms. 226 y 227 y nota 108 a Anaxhenes).
m Aunque parece obvio que durante la noche se oiga mejor
porque la gente (y los animales) se llama a sosiego, aquí se
añade la explicación de una suerte de condensaci6n del aire
durante el día (aunque el texto de Plutarco presenta el aditamento de una vibración ucorpuscular~,que parece anacronica).
79
mos es la superior, la inferior la otra ... Y [es tonto]
decir, por una parte, que la tierra se mantiene sobre
el aire por causa de su tamaño, y afirmar, por otra
parte, que se sacude toda por arriba al ser golpeada
desde abajo. Además de esto, no da cuenta de lo que
acontece respecto de los terremotos.
782 (59 A 89) AECIO,1111 15, 4: Acerca de los terremotos, Anaxágoras dice que se deben al deslizamiento
del aire bajo tierra, donde se condensa y, al no poder
salir, hace estremecer lo que lo rodea con gran sacudimiento.
783 (59 A 89) %N. FIL., C. N. VI 9, 1: Algunos dicen
que el fuego es la causa de los movimientos [de la tierra], mientras otros juzgan que no es (la única causa).
Entre los primeros, Anaxágoras estima que el aire y
la tierra se sacuden por causa casi similar, cuando en
la parte inferior el viento [torna] espeso el aire y
prorrumpe violentamente: en las nubes con la misma
fuerza con la que tambiéin suelen rasgarse los nubarm
nes a nuestra vista, y de: esta colisidn de las nubes y
del curso de aire que se produce, el fuego brilla;
y este mismo [fuego] corre donde se encuentra, buscando una salida, y atraviesa los obstáculos hasta que,
por un elevado camino, alcanza una salida hacia el
cielo o la crea con tremenda violencia".
c) Fenómenos marítimos y fluviales.
784 (59 A 90) AECIO, 111: 16, 2: [Acerca del mar, cómo
se ha constituido y por qué es salado.] Anaxágoras
dice que, en un principio', cuando el líquido estancado
81 Como se ha hecho nolhr, este fütimo texto en especial
sugiere la conexión de tememotos con erupciones volcánicas.
Anst6teles no objeta. por una v a , el uso de la palabra .éter-.
Ver nota 67.
fue secado por la revolución solar y se evaporó ]a
parte más sutil, el resto se depositó en lo salino y
amargo O.
785 (59 A 90) ALEJ.,.Meteor. 67, 17-21: La tercera
opinión acerca del mar es la de que el agua se filtra
a través de la tierra y que la lava se convierte en
salada porque la tierra contiene tales humores en sí.
Prueba de ello la constituye el que de la tierra se
extraen sales y nitratos, y que hay humores amargos
en muchas partes de la tierra. De esta opinión han sido
Anaxágoras y Metrodoro.
786 (59 A 90) GAL., Epid. 193, 6: Nosotros hallamos
también el agua cuando el fuego o el sol se calientan
en exceso, tendiendo -por así decirlo- a la salinidad,
sólo que las maneras del agua de recibir el sabor salado se diferencian según su primera naturaleza. El agua
que recibe rápidamente el sabor salado y se recalienta,
en la medida que ello prevalece de modo fundamental,
no se puede beber. Anaxágoras llama a este gusto unatrónicom, de la palabra nnatrón~,porque el natrón
también es una sal *.
787 (59 A 91) AECIO,IV 1, 3: [Sobre la causa de las
crecidas del Nilo.] Anaxágoras dice [que se deben] al
derretimiento de la nieve en Etiopía durante el verano;
en invierno se congela.
Q La necesidad de una explicación acerca de la salinidad
del mar parece nacida no de una contraposición abstracta
entre cualidades o ~podereswde lo dulce y de lo amargo, sino
en la importancia de estos ~poderesm en algo tan concreto
como la potabilidad del agua.
Este texto, que DK presenta en traducción alemana de
una versión aiabe del comentario de Galeno al tratado pseudo
hipocrático sobre las Epidemias, combina en cierta manera las
causas de los dos textos precedentes: sales de la tierra y acción
del calor del sol.
VII. EL HOMBRE
Y
LO!; DEMÁS
SERES VIVOS.
a ) Nacimiento en otra parte: ¿otros mundos?
788 SIMPL.,Fís. 34, 28-35, 13: En efecto, poco después del inicio del libro 1 del Sobre la naturaleza,
Anaxágoras dice lo siguiente: .Dada esta situación, se
debe creer que hay muchas cosas y muy variadas en
todas las que se han caimpuesto, y semillas de todas
las cosas, poseedoras de: variados aspectos, colores y
aromas. Y se estructuraron hombres y todos los demás
seres vivos que cuentan con alma. Y estos hombres
tienen ciudades pobladas y campos cultivados, como
entre nosotros. y hay para ellos también sol y luna
y demás [astros], como entre nosotros, y la tierra
les produce muchas cosas y muy variadas, las más
útiles de las cuales las {almacenanen sus casas y las
usan. Esto, por consiguiente, lo he dicho respecto de
la separación, porque la separación se produce no sólo
como entre nosotros, sino también en otras [partes]..
Tal vez a algunos les parecerá que no se refiere a la
inteligible separación originaria, sino a la comparación
de nuestra morada con irespecto a otros lugares de la
tierra. Pero con respecto a otros lugares no diría que
ahay para ellos también sol y luna y demás [astros],
como entre nosotros., ni habría llamado asemillas de
todas las cosas, [poseedoras de variados] aspectos, a
las que haya a111 M.
Respecto de este pasaje del fr. 4 se ha dicho que hay
en 61 una clara alusión a otros mundos. Pcm en ningún m*
mento Anaxágoras habla de estos otros mundos ni de más de
un proceso cósmico.
Cf. H. -,
WuF, 1p6g. 288 y su examen por Vusros,
aOne World or many in Ainaxagoras?~,rcse&i de 1959 incluida
en SPP 11, 354-360. (Cf. otros puntos de vista en K-R, página 390, Gumm, 11, p4gi;. 313-315.) Cuando Simplicio men-
789 SIMPL.,
Fís. 157, 9-24: No obstante, tras decir
que «hay muchas cosas y muy variadas en todas las
que se han compuesto, y semillas de todas las cosas,
poseedoras de variados aspectos, colores y aromas.
Y se estructuraron hombres y todos los demás seres
vivos que cuentan con alma,, añade: .Y estos hombres
tienen ciudades constituidasB y campos cultivados,
como entre nosotros, y hay para ellos tambitn sol y
luna y demás [astros], como entre nosotros, y la tierra
les produce muchas cosas y muy variadas, las más Útiles de las cuales las almacenan en sus casas y la usan..
Y que alude indirectamente a otro ordenamiento c6smicoa que el [producido] entre nosotros, lo patentiza
ciona una .inteligible (noerdn) separación originaria., habla
un lenguaje neoplatónico que nos aleja bastante de Anaxágoras. Por lo demás, y aun antes de que comparemos con el
texto núm. 676, donde el comienzo del fr. 4 aparece conectado
con el M,suprimiendo este engorroso pasaje (ver nota 30).
es patente que se está hablando de un único ordenamiento
cósmico, en el cual se produce la rotación *en la que rotan
ahora los astros, tanto el sol como la luna. (fr. 12, texto
núm. 703), de modo que hay un solo sol y una sola luna,
tanto para nosotros como para nuestros hipotkticos antípe
das; y que en todo caso podía valer para los que vivieran en
.otros lugares de la tierra.. Añadamos que este texto no
suele ser tenido en cuenta por quienes creen en la multiplicidad de mundos en Anaxagoras, que prefieren el texto
siguiente.
*
Traducimos uconstituidas. el participio synemmdnas, que
sustituye al synoikhénar del texto anterior (*pobladas*). Que
el original puede ser este úitimo, como sugiere G u m u ~(11,
pág. 334, n. 2). vale para una transcripción o traduccidn del
fr. 4 de Anaxágoras, pero no autoriza -pensamosa alterar
el texto de esta pág. 157 de Simplicio.
86 El pensamiento de un ordenamiento cósmico (diakdsmésis) distinto al que conocemos (en rigor, lo conocemos ya ordenado, dado que el ordenamiento mismo sólo lo conjeturamos),
que es sensible y modelado sobre el anterior, inteligible, aunque
con hombres, ciudades, casas, etc., es un pensamiento que s610
la [frase] ucomo entre naisotross, dicha más de una
vez. Y que no piensa en aquel [otro ordenamiento c6smico como si fuera uno] sensible que haya precedido
a éste en el tiempo, lo muestra la [frase] alas más
útiles de las cuales las almacenan en sus casas y las
usan,. En efecto, no dice ausarona sino UUSanD. Ni
tampoco dice que hay ahora otras moradas dispuestas
similarmente a las nuestras. En efecto, no dice eel sol
y la luna existen entre aquiéllos como entre nosotros.,
sino eso1 y luna, como entre nosotros~,como si hablase de otros [astros, como sol, luna, etc.]. Pero si estas
cosas son así o de otro modo, merece que se lo investigue a.
790 (59 B 8 ) SWL, Fí.s. 176, 29: «No están separadas las cosas entre sí en el único mundo ni cortadas
como con un hacha. a.
791 (59 A 6 3 ) AECIO, 11 1, 2: Tales... Anaxágoras,
'Platón, Aristóteles y Zendn dicen que hay un solo
mundo.
a partir del neoplatonismo se aplica a la generación del mundo
y del hombre.
Como dice V L A S ~art.
, cit., pag. 360, n. 14, la importancia que da Simplicio a la frase e n t r e nosotros. (pnr'hemln)
puede deberse a la infiuencia del uso de la misma (8 veces
en el dialogo Parménides) por Platón respecto del mundo
sensible en contraposici6n c:on el inteligible.
m La ausencia de los artículos antes de asol. y aluna. no
demuestra nada, porque la lengua no los requiere. De todos
modos, se los lee al hablar de la rotación del sol y de la luna
en el fr. 12. Pero, por lo dtmás, los doxógrafos (cf. texto
núm. 791), Simplicio incluido, hablan siempre de un solo mundo
en Anaxágoras.
VLASIQS,art. cit., pág. 340, n. 10 y Smires, One aná Many,
págs. 237-238, entre otros, aducen -contra Friinkel- que lo de
*Único. no debe ser tomado nias que como énfasis puesto en
la unidad del mundo.
384
LOS FIL~SOFOS PRESOCRATICOS
792 (59 A 64) SIMPL.,
Fís. 154, 29-30: Anaxágoras
dice que el mundo se genera una sola vez a partir de
la mezcla.
793 ARIST., Fís. 1 4, 187a: Y cuantos afuman que
(lo real) es uno y múltiple, como Empédocles y Anaxágoras, pues éstos también piensan que las demás cosas
se separan de la mezcla. Pero difieren entre sí, porque
uno, [EmpCdocles,] concibe que esto sucede periódicamente; el otro, [Anaxágoras,] en cambio, que sucede
una sola vez m.
794 (59 A 89) ARIST.,Meteor. 11 7, 365a: Como si
la esfera [terráquea] tuviera partes superiores e inferiores, y la que habitamos es la superior, la inferior
la otra 90.
b) Alma e intelecto en el hombre y demás seres
vivos.
795 (59 A 93) AECIO,IV 3, 2: Anaxímenes, Anaxáge
ras, Arquelao y Diógenes [dicen que el alma es una
sustancia] similar al aire.
7% (59 A 93) AECIO,IV 5, 11: Pitágoras, Anaxágoras,
Platón, Jenócrates y Cleanto dicen que el intelecto
penetra desde afuera.
89 Aristdteles es categórico: tal diakdsrnésii acontece cuna
sola v a n ( M p a r ) .
90 Como ya hemos dicho (ver nota 67), esta aplicacidn de
la palabra ~ a f e r aa~ la tierra -que favorecería mucho mPs
la idea de antípodas- no corresponde a Anaxagoas sino a
Aristóteles, y lo más probable es que aquel la haya considerado
ciiíndrica. En todo caso, puede pensarse en .otros lugares de
la tien-a~fuera del orbe conocido, sin necesidad de recurrir a
antípodas.
797 (59 A 93) AECIO, I V 7, 1: Pitágoras, Anaxágoras
y Diógenes declaran que el alma es indestructible^.
798 (59 A 99) ARIST., Del Alma 1 2, 404a: Similarmente, Andgoras dice que el alma es motora; y lo
mismo cualquier otro que haya dicho que el intelecto
ha movido al todo.
799 (59 A 100) ARIST.,Dei! Alma 1 2, 404b: A n d goras es menos claro acerca de estas cuestiones. Muchas veces, en efecto, dice que el intelecto es causa de
lo bello y correcto, pero otrais veces lo dice del alma,
pues cree que [el intelecto] está presente en todos
los seres vivos, grandes y pequeños, valiosos y despreciables. Pero lo que se llama intelecto en cuanto sabiduría no parece que corresponda del mismo modo a
todos los seres vivos, ni siquiera a todos los hombres.
800 (59 A 100) ARIST., Del Alma 1 2, 405a: Por un
lado, Anaxágoras parece distinguir alma e intelecto,
como también nosotros lo hemos hecho más arriba;
por otro lado, se sirve de ambos como de una única
naturaleza, excepto cuando coloca al intelecto por
sobre todas las cosas, pues entonces dice que es la
única de las cosas que es iincontaminada y pura, y
asigna al mismo principio am'bas funciones, la de con*
cer y la de mover, cuando dice que el intelecto mueve
al todo.
801 (59 A 100) ARIST.,Del .Alma 1 2, 405b: Sólo Anaxágoras dice que el intelecto no es afectado por nada
y que no tiene nada en común con ninguna de las
otras cosas.
91 La típica aglutinación de vririos nombres para iienar d
correspondiente formulario de preguntas de los dox6gmfm nos
hace dudar, por principio, de que sean aplicables a uno en particular.
802 (59 A 100) ARIST.,Del Alma 111 4, 429a: Es nece
sario, entonces, puesto que [el intelecto] piensa todas
las cosas, que sea incontaminado, como dice Anaxá
goras, para que prevalezca, esto es, a fin de que pueda
conocer.
803 (59 B 11) SIMPL.,
Fís. 164, 22-24: *En todo hay
parte de todo, excepto del intelecto, pero en algunas
hay también intelectos.
804 (59 B 4) SNPL., Fís. 35, 3-4: rY se estructuraron
hombres y todos los demás seres vivos que cuentan
con alma..
805 (59 B 12) SWPL.,Fís. 156, 13-21: aEl intelecto
es infinito, autónomo y no está mezclado con cosa
alguna, sino que está s61o en si mismo... y las cosas
mezcladas le impedirían prevalecer sobre ninguna cosa
de un modo similar al [que lo hace] en tanto existe
solo y por si mismo. Pues es la más sutil y pura de
todas las cosas, y cuenta con pleno conocimiento y
tiene la mayor fuerza. Y cuantas cosas poseen alma, las
más grandes y las mas pequeñas. a todas domina el
intelectos ".
806 (59 A 101) AECIO, V 20, 3: Anaxhgoras dice que
todos los seres vivos tienen la razón activa, pero cree
que no poseen el intelecto pasivo, denominado intérprete del intelecto.
807 (59 A 101a) PSELOS, De omnif. doctr. 15: Anaxágoras no asigna el intelecto en cuanto sabiduría
92 Anaxágoras parece distinguir entre .alma.
e .intelecto.,
como dice Aristóteles en el texto núm. 800. Y lo que a continuación le objeta no nos parece válido, a la luz de los frs. 11
y 12. Hay un intelecto cósmico que mueve y ordena dsmicamente, e intelectos menom en los hombres (cuando dice aen
algunas [cosas] hay también intelecto.), bien que alma tengar
tambiCn los demás seres vivos (textos núms. 839 y 847).
a todos los hombres, no, por no poseer la sustancia
intelectiva, sino por no hacer uso de ella siempre. El
alma, en cambio, es carac:terizada por estas dos [facultades]: la de moverse y la de conocer".
808 (59 A 102) GAL., D. usu part. 1 3: Así como el
hombre es el más sabio de los animales, así posee
manos [como el] órgano ;adecuado a un ser vivo sabio.
En efecto, no es el más sabio porque tiene manos,
como dice Anaxágoras, sino porque era el más sabio
fue dotado de manos, cmmo dice Aristóteles, quien
conoce el tema más con-ectamentew.
809 (59 A 117) [ARIsT.], De PlanrLs 815a-b: Anaxágoras y Empédocles dicen. que las plantas son movidas
por el deseo y aseguran que también sienten, y que se
entristecen y alegran. Y ,Anaxágoras dice que son animales y tienen alegría y tristeza, y da como argumento
el cambio de follaje ... Anaxágoras, Empédocles y Demócrito dicen que las plantas tiene intelecto e inteligencia B.
93 Los dos textos precedentes están viciados por una terminologia peripatktica y estoica.
Sobre el pasaje aristotéiiico al cual se refiere aquí Galeno,
ver texto núm. 668 y nota 241, cuando discutimos la presencia
de mecanicismo y teleologismno en el pensamiento de Anaxágoras.
95 La primera parte del testimonio, que alude a Anaxágoras
y Empt!docles, primero. y a Asaxágoras solo -aunque diciendo
algo que suena un tanto extnmño, como el que las plantas son
animales, lo que sugiere una mala traducción latina del griego
zbion, que signiñca tanto .ser vivos como .animalpuede
aceptarse, más bien como rasgo casi poético, ya que no hay
mayor argumentación. La segunda, que incluye también a
Demócrito, no condice con las otros testimonios que tenanos
de Anaxágoras.
"
c) Generacidn de los seres vivos: enfermedades, etc.
810 (59 A 113) IRENEO,11 14, 2: Anaxágoras, quien
ha sido apodado uel ateo*, sentó la doctrina de que
los animales nacen al caer del cielo las semillas en
la tierra.
811 (59 A 110) P~rrr.,Quest. Nat. 911d: Platón, Ana*oras
y Demócrito creen que la planta es un ser
vivo afincado en la tierra.
812 (59 A 117) TEOFR.,H. Plant. 111 1, 4 : Anaxágoras
añrma que el aire contiene semillas de todas las cosas,
y que éstas, transportadas por el agua, dan origen a
las plantas.
813 (59 A 117) [ARIsT.], De Plantis 817a: Las plantas tienen el principio de su alimento en la tierra, y
el principio de la generación de frutos en el sol. Y el
mismo Anaxágoras dice que el frío proviene del aire
y... que la tierra es madre de las plantas y el sol el
padre.
814 (59 A 112) AECIO, V 10, 23: Los epicúreos afir-
man que los seres vivos se generan unos a otros, pues
son partes del universo, como también sostenían Anaxágoras y Eunpides [cf. fr. 839 Nauckl.
815 (59 A 114) ARIST., De gen. animal. 111 6, 756b:
Algunos dicen que los cuervos y los ibis hacen el coito
por la boca; y que, entre los cuadrúpedos, la comadreja procrea por la boca. Estas cosas las han dicho
Anaxágoras y algunos de los otros físicos, hablando
con excesiva simplicidad y sin un adecuado examen.
816 (59 A 115) ARIST., De respir. 470b-471a: Anaxágoxas y Diógenes, quienes afirman que todos [los seres
vivos] respiran, dicen de qué modo respiran los peces
y las ostras. Y Anaxágoras dice que los peces, cuando
expelen el agua a través de las agallas, respiran atrayendo el aire que se genera en la boca, porque no
puede haber vacío.
817 (59 A 108) CENSOR.,,
6, 1: Lo primero que se
forma en el embrión es, según Anaxágoras, el cerebro,
donde se originan todas las sensacioness.
% Esto es atribuido por primera vez a Alcmeón de Crotona.
por Teofrasto (tomo 1, texto riúm. 4Oó), asi como se atribuye
a Alcmeón la tesis -mencionatia por Platón entre las mecanicistas, texto núm. 666 - d e qut: el cerebro suministra las percepciones del oído, vista y olfaito, de las cuales se originarian
la memoria y la opinión, genenando, una vez adquirida la estabilidad, el conocimiento (tomo 1, texto 408).
D. LANU (.L'enk&halos e la dottrina anassagorea della
conoscenza., especialmente paigs. 7W7) hace notar la semejanza de ese pasaje con el de P~UTARCO,
De Fortuna 98f - d e l
que Diels ha extraído el fr. Zlb, cf. texto núm. 457-, en el
que se menciona explícitanoente a Anaxkgoras: *Sabemos
usar, como dice Anaxágoras, de nuestra experiencia, memo
ria, sabiduría y técnica.. Lanza halla paralelismo entre la
*sabiduría* (sophfu) citada por Plutarco y la .ciencia* o
.conmimienton (episthne) que leemos en Plath, y d o g a mente, entre .experiencias (empeida) y *opinión (ddxo),
esto Último basándose en el pasaje de Rep. V 476d-480a,
donde Platón contrapone ha opinión al verdadero conocimiento. Ciertamente, estos paralelismos terrninol6gkos resultan peligrosos, sobre todo cuando se trata de Platón o
Aristóteles, verdaderos creadores de ttrminos, sea forjad*
dores de neologismos o transformadores de sentido en tCrminos+zlave (un ejemplo de un caso fundamental en Platón
sería, en el segundo tipo de creaciones, id&, así como ousla
en Aristóteles). Quizá. de totdos modos, una cosa no excluya
a la otra, y h e ó n puede haber sido el primen, en pnvilegiar al cerebro respecto de las funciones mentales (además
del testimonio de Teofrasto, Aluneón es mencionado por
411
nombre en doxografías; cf. en el tomo 1, textos &s.
y 412). y a Anaxágoras puede caber el haber hablado de
experiencia. técnica y conocimiento, aunque no podemos asegurarnos por Censorino que lo haya hecho en correspondencia con el cerebro, ni en el sentido descrito en el F e ú h .
818 (59 A 109) CENSOR.,6, 2: Algunos, siguiendo a
Anaxágoras, juzgan que hay un calor etéreo que dispone los miembros.
819 (59 A 110) CENSOR.,6, 3: En efecto, a Anaxág*
ras y a muchos otros les parece que el alimento es
suministrado a través del cordón umbilical.
820 (59 A 107) ARIST., De gen. animal. IV 1, 763b:
Algunos, como Anaxágoras y otros de los estudiosos de
la naturaleza, dicen que ya en las simientes existe esta
oposición [entre macho y hembra]. Dicen, en efecto,
que el semen proviene del macho, en tanto la hembra
ofrece el lugar, y que el macho procede de las partes
derechas y la hembra de las partes izquierdas, y que
el macho se genera en la parte derecha del útero,
mientras la hembra en la izquierdam.
821 (59 A 111) CENSOR.,6, 8: Sin embargo, Anaxá-
goras juzgó que los hijos llevan el aspecto de aquel de
97 Que la hembra aportara s61o el lugar de la procreación,
es una antigua creencia patriarcal, lo mismo que el privilegio
de la derecha - q u e corresponde al hombre- sobre la izquierda.
En las Eumdnides 6586á0 de Esquilo, Apdo se hace cargo
de la mencionada creencia, y alega que quien procrea es
el hombre. En el Timw 50d lleva esta creencia a un plano
o6smico-teológico, donde la cMra o lugar en que existen
las cosas es calificada de amadres, mientras las Ideas son
el .padre., y el mundo resultante el .hijos. Respecto a que
el sexo es determinado según provenga el semen de partes
derechas o izquierdas y engendre en la parte derecha o
izquierda del útero,ver fr. 17 de Parménides y textos números 1016 a 1022 de tomo 1 y el final de la respectiva nota 34.
Contra el origen pitagórico (antiguo) de la tabla de contrarios que presenta Arist6teles en Met. 1 5, 986a, donde aparecen comlacionados hembl-a con izquierda y con malo.
y a su vez macho con derecha y con bueno. ver notas 45 y
46 a aPitágoras. en tomo 1, y en ese tomo los textos números 350 y 351. Cf. J. CUILIANDBE.LO droite et la gcucche dans
les &mes homdtiques, París, 1 W . y C. E. R. L m , =Right
and left in Greek Philosophy., JHS 82 (1%2), 53 SS.
sus progenitores que mayor cantidad de semen ha descargado %.
822 (59 A 105) ARIST.,Part. Animal. I V 2, 677a: Parecen equivocarse los partidarios de Anaxágoras cuando
suponen que [la bilis dle hiel] es causa de las enfermedades más agudas, pues [sostienen que el líquido]
corre a borbotones en exceso por el pulmón, las venas
y las partes laterales. Pero prácticamente todos los
[animales] a quienes acometen tal tipo de enfermedad
no poseen bilis de hiel, y esto se hace evidente en la
disección [de los cadáveres].
d) Percepciones, sensaciones y otros fenómenos
psíquicos.
823 (59 A 92) TEOFR, De Sens. 27-30: Anaxágoras
[añrma que la percepción sensible] se produce por
medio de los contrarios,, puesto que lo semejante no
es afectado por lo semejante. Luego ensaya pasar revista a cada uno [de los sentidos]. Se ve debido a la
reflexión [de imágenes] en la pupila, pero nada se
refleja en lo que es de color semejante, sino en lo que
es diferente [en color]. Y el color diferente se produce
para muchos durante el día, pero para algunos de
noche, porque entonces la visión es más aguda. Pero
en general la noche es de color semejante al de los
ojos. Y durante el día se produce reflejo porque la luz
es auxiliar del reflejo, y el color más intenso se refleja
siempre en el otro.
Del mismo modo juzga Anaxágoras en cuanto al
tacto y al gusto. En efecto, lo que es sirnilarmente
Entre este texto y el a:nterior hay una contradiccih manifiesta. Naturalmente, uno tenderia a preferir a Arist6tdes
antes que a Censorino. Ciertamente, éste parece aplicar aquí lo
que dice el h a 1 del. fr. 12: .Cada cosa es... aquello de que
más habia~.Pero ¿lo apUc6 itambién así Andgoras?
A N ~ G O R A SIDE CLAZ~MENAS
caliente o frío [a otro objeto] no calienta ni enfria
al acercarse a él. Tampoco reconocemos lo dulce o lo
amargo por medio de ellos, sino que reconocemos
lo frío por lo caliente, lo fresco por lo salado, lo dulce
por lo amargo, según la deficiencia de cada uno; aunque dice que todos estdn presentes en nosotros. De la
misma manera con el oler y el ofr: el primero acompaña a la inspiración, el segundo a la penetración del
sonido hasta el cerebro; pues el hueso que rodea [al
cerebro] es una cavidad, en la cual cae el sonido.
Toda percepción sensible se produce con dolor, lo
cual parece ser a consecuencia de su [principal] supuesto: en efecto, todo lo que es desemejante, al entrar
en contacto provoca pena. Esto resulta claro cuando
el tiempo [de la percepción] es largo y cuando los
objetos sensibles [están presentes] en exceso. Tanto
los colores muy brillantes como los ruidos excesivos
causan dolor y no se los puede soportar mucho tiempo.
Los animales más grandes son más sensibles, y en
general la percepción sensible está en relación con el
tamaño [de los órganos de los sentidos]. En efecto,
los que tienen ojos más grandes, puros y brillantes,
ven cosas grandes y desde lejos; si tienen ojos pequeños, al contrario.
Semejantemente en lo que concierne al oído: los
animales grandes oyen grandes ruidos y desde lejos,
en tanto no advierten los ruidos menores; los animales
pequeños, en cambio, oyen sonidos pequeños y cercanos. Y con el olfato sucede algo parecido. En efecto,
con el aire sutil se huele más, por ser su olor cálido
y denso. Un animal grande, cuando respira, atrae lo
denso y a la vez lo sutil; el animal pequeño, en cambio, inspira s610 lo sutil, por lo cual los más grandes
perciben mejor. Pues el olor vecino es más intenso
que el lejano, por ser más denso, y al dispersarse se
debilita. Prácticamente, pues, viene a decir que los
393
animales grandes no perciben el olor sutil; en cambio,
los animales pequeños no perciben olores densos.
824 (59 A 92) TEOFR.,
De Sens. 37: El mismo Anaxágoras dice que los colores se reflejan uno en el otro,
preferentemente el más intenso sobre el más débil; de
modo que cada uno de ellos debe ver, pero ante todo
el negro y ante todo los c~olores.másdébiles. Por ello,
[el órgano de] la vista es de color semejante a la
noche, y la luz es la causa del reflejo [de las imágenes
en el ojo.] No obstante, primeramente vemos la luz
misma sin reflejo alguno [de imágenes], y después las
cosas negras no tienen menos luz que las blancas.
Y aun en otras cosas vemos siempre cuando el reflejo
[de imágenes] se produce en lo que es más brillante
y puro, tal como él mismo añrma que las membranas
de los ojos son sutiles y brillantes. La mayoría supone
que [el órgano de] la visitbn misma es de fuego, dado
que los colores participan preferentemente de éste.
Y Anaxágoras, como ha sido dicho, también hace referencia a esta doctrina coniún y antigua.
825 (S9 A 92) TEOFR.,
Dt? Sens. 59: También en efecto, ha hablado acerca de los colores de un modo muy
general *.
9 Hemos subrayado uná hase en el primero de estos tres
textos que traducimos de Teofiasto, por ser la que más sabor
a Anaxágoras tiene (atodo estái en todo.). Según Lanza, el que
la percepción se produzca por los contrarios no significa que el
sujeto sea conocido por su contrario, sino más bien por medio
de su contrario (como el agua es sentida fría por una mano
habituada al calor.).
Cf. LANU, d'enképMosi~,phg. 76. Nosotros hemos leido
así el texto; de ahí que lo hayamos traducido como quiere
Lanza, y. antes que 4,Swatton. La tesis de que toda percepción sensible se produce con dolor, si es de M g o r a s ,
es una valiosa novedad. La referencia a la duracidn de la
percepción y al exceso que pueden provocar dicha pena nos
parece una explicación de Teofrasto, que no parece adecuarse
826 (59 A 93) A ~ c r o , IV 9, 6: Parménides, E r n p é d ~
cles, Anaxágoras, Demócrito, Epicuro y Heráclides dicen que las sensaciones particulares se producen en
relación con los poros, dado que cada relación se
adecúa armoniosamente al objeto sensible que le es
propio.
827 (59 A 94) ARIST., É t . Nicóm. VI1 14, 1154b: En
efecto, los seres vivos siempre sufren, como lo atestiguan también los estudiosos de la naturaleza, cuando
dicen que el ver y oír son dolorosos.
828 (59 A 94) AECO
I,
IV 9, 16: Todas las sensaciones,
según Anaxágoras, están acompañadas de sufrimiento.
829 (59 A 94) ASPAS.,Et. nicom. 156, 14: En efecto,
Anaxágoras dijo que el ser vivo siempre sufre por medio de las sensaciones, y esto no lo dice [Aristóteles]
por estar de acuerdo, sino narrando [opiniones], puesto que a ellos no les parecía que el ser vivo sufriera
siempre. También Teof6sto censura a Anaxágoras, alegando que el placer expulsa al dolor, o viceversa
'".
a la tesis expuesta. ya que ésta debe aludir a situaciones
normales (si no, no diría utoda percepción sensible.). En
cambio, la conexión del grado de sensibilidad con el tamafio
del animal, resulta una idea demasiado tosca. El pasaje - e n
el texto núm. 824- que comienza con las palabras uno obstante. es, según S T R A ~ N(Theophrastus and the Greek Physiological Psychology, 1917, pág. M),una critica de Teofrasto
al pensamiento de Anaxágoras, .mostrando a qué absurdo
puede conducir tal doctrina, ya que el color me vena tan
realmente como yo al color..
100 Las palabras de Aspasio comentan a las de Aristóteles
(texto núm. 827). por lo cual cabe inferir que éste se refiere
a Anaxágoras. Ciertamente que no es imposible que Aspasio
adjudique la doctrina del sufrimiento concomitante de la percepción a Anaxágoras en base a lo dicho por Aristóteles, pero,
en vista de que éste no menciona en el pasaje en cuestión
a AnaxPgoras, más fácil resulta pensar que Aspasio ha inter-
830 (59 A 95) CC
I,.
Acad. 1 12, 44: Por la oscuridad
de las cosas que condujeron a Sócrates a la confesión
de [su] ignorancia, y ya anties de Sócrates a Demócrito, Anaxágoras y Empédocles, casi todos los [íiiósofosl antiguos dijeron que nada se puede conocer,
percibir ni saber, y que los sentidos son limitados.'
IV S), 1: Anaxágoras, Demóque las seinsaciones son engañosas.
831 (59 A 96) AECO
I,
crito. etc.
... dicen
832 (59 A 97) S. E., Pyrrh. hypot. 1 33: [Contraponemos] lo que es pensado a lo que aparece, como
Anaxágoras contrapone [la piroposición] ala nieve es
blanca. Cal argumento de] que ala nieve es agua congelada; ahora bien, el agua es negra; por ende, la
nieve es ne&am.
833 (59 A 97) CC
I,.
Acad. 11: 31, 100: Será más fácil
probar que la nieve es blanca de lo que lo era para
Anaxágoras, quien no sólo negaba que fuera así, sino
que añrmaba que la nieve misma no le parecía ser
blanca, puesto que sabía que e1 agua es negra allí
donde se solidiíica '01.
834 (50 B 21) S. E., Adv. Math. VI1 90: El más
grande de los filósofos, Anaxágoras, quejándose de que
las percepciones sensibles son débiles, aa causa de su
debilidadn, dice, ano somos capaces de distinguir lo
pretado, gracias a Teofrasto, que Aristóteles se refiere a Anaxágoras. Y esto parece confirmarse ]por el h d o de que, inmediatamente después de aclarar que Aristóteles no comparte la
doctrina, menciona una crítica de Teofrasto, que tal vez pueda
ser extraída de De Sens. 31.
101 Independientemente de la d i i i ó n acerca de si en la
antigüedad grecorromana se veía negra al agua congelada (cf.
LANu, pPg. 166), el silogismo que expone Sexto -y que parece
tener ya en mente Cícerón- es iun sofisma no imputabIe a
Anaxágoras.
396
LOS FIL~SOFOS PRESOCR~TICOS
verdaderon, y como prueba de su inseguridad aduce
el paulatino cambio de colores. En efecto, si tomamos
dos colores, por ejemplo negro y blanco, y vertimos
uno en el otro gota a gota, la vista no podna discri.
minar las mutaciones paulatinas, aunque existan en la
realidad.
835 (59 B 21a) S. E., Adv. Math. VI1 140: aEn efecto,
las cosas que aparecen son un vislumbramiento de
cosas no-patentes,, como dice Anaxágoras Im.
VIII.
FRAGMENTOSPROBABLEMENTE
AUT~NTICOS.
836 (59 B 1) SIMPL., Fís. 155, 2630: Todas las cosas
estaban juntas, inñnitas tanto en cantidad como en
pequeñez, pues también lo pequeño era infinito. Y cuando todas las cosas estaban juntas, nada era manifiesto,
a causa de la pequeñez. El aire y el éter sujetaban a
todas las cosas, por ser ambos infinitos; en efecto,
tales son las cosas más grandes que hay en el conjunto,
tanto en cantidad como en tamaño.
837 (59 B 2) SIMPL.,Fís. 155, 31-156, 1: Y en efecto,
tanto el aire como el éter se separan de la multiplicidad abarcante, y lo abarcante es inñnito en cantidad.
838 (59 B 3) SIMPL.,Ffs. 164, 17-20: Pues no sólo
en lo que concierne a lo pequeño existe lo mínimo,
puesto que siempre [habrá algo] menor -ya que el
La argumentación respecto de la insuficiencia de las percepciones corre por cuenta de Sexto Empírico. Por textos de
Anaxágoras como los de los frs. 12 y 17 es f k i l inferir que,
para éste, alas cosas que aparecen. son las acosas mezcladasm
o compuestas, que se combinan .a partir de las cosas que
existen,, que son las acosas nepatentes., y s610 el predominio
de una nos permite vislumbrarlas, aunque posiblemente nos
haga caer en el error de creer que es sdlo esa cosa, la que
predomina.
ente no puede no ser-, sino también en lo que concierne a lo grande existe: siempre algo mayor.
839 (59 B 4) SWL., Fk. 34, 29-35, 9 y 34, 21-26:
Dada esta situación, se debe creer que hay muchas
cosas y muy variadas en todas las que se han compuesto, y semillas de todas las cosas, poseedoras de variados aspectos, colores y aromas. Y se estructuraron
hombres y todos los demás seres vivos que cuentan
con alma. Y estos hombres tienen ciudades pobladas
y campos cultivados, corno entre nosotros, y hay para
ellos también sol y luna y demás [astros], como entre
nosotros, y la tierra les produce muchas cosas y muy
variadas, las más útiles de las cuales las almacenan
en sus casas y las usan. Esto, por consiguiente, lo
he dicho respecto de la sepawión, porque la separación se produce no só1.o como entre nosotros, sino
también en otras [partes].
Ahora bien, antes de que se separaran, cuando todas
las cosas estaban juntas,, tampoco era manifiesto ningún color. Lo impedía, en efecto, la mezcla de todas
las cosas, tanto de lo h h e d o como de lo seco, y de
lo caliente como de lo friio, y de lo brillante como de lo
oscuro; y habfa allí mu.cha tierra y semillas infinitas
en cantidad, en nada parecidas entre si. En efecto,
tampoco ninguna de las demás cosas en nada se parecía a la otra. Y dada esta situación, se debe creer que
todas las cosas estaban en el conjunto 'a.
103 El ordenamiento de este texto (fr. 4) se hace en base
a la conjetura de que las palabras antes de que se sepvaanm
deben pertenecer al mismo texto que las anteriores, ya que
son tambidn citadas, con el comienzo de a q M , en el texto
núm. 676 (ver nota M).Comjo se ve, el fundamento u precario,
ya que en dicho texto Simpllicio no cita en ese orden. Además,
la última frase es casi idéntica a la primera, aunque eso estilisticamente no sería un inconveniente, ya que h a x á g o f l ~ ~
como
,
los prosistas prcsocrAticos, es propenso a la Rpeiici6n (ver
fr. 12).
840 (59 B 5 ) SIMPL.,
Fís. 156, 10-12: Dado que estas
cosas se dividieron así, hay que tomar conocimiento
de que todas [ellas] en nada son menores ni mayores
- e n efecto, es inadmisible que haya [algo] mayor que
todas-, sino que todas son iguales
841 (59 B 6) SIMPL,
Fís. 164, 26165, 1 : Y dado que
las partes de lo grande y de lo pequeño son iguales en
cantidad, así también deben estar todas las cosas en
todo. Y no se puede existir separadamente, sino que
todas las cosas participan en una porción de todo.
Puesto que no puede existir lo mínimo, no podría
estar separado ni llegar a ser en sí mismo, sino, como
al principio, también ahora existen todas las cosas
juntas. En todas las cosas hay muchas cosas, iguales
en cantidad en las más grandes y en las más pequeñas
de las que se separaron.
842 (59 B 7) SIMPL.,
Del Cielo 608, 24-26: De modo
que de las cosas que se separan no se conoce la cantidad ni en la teoría ni en la práctica Im.
la Esto es lo que decía Parménides respecto del Ente (fr. 8,
2425, cf. tomo 1, texto niim. %O) para acentuar su continuidad.
.Ninguno de los filbofos del -ya avanzadsiglo V
tomó a Parménides más en serio que Anaxágorasw, bien dice
STOKES,
One and Many, pág. 237. Y aunque refiera esa frase
al fr. 8, puede aplicarse a más de un pasaje textual de
Anaxágoras. como el presente, en que se pone de manifiesto
la continuidad de la realidad, tanto en el fr. 3 como en el 6.
De acuerdo con el contexto, Simplicio entiende que la
cantidad de cosas que se separan es incognoscible porque tstas
son infinitas, lo cual es acorde con lo dicho sobre ellas en
fragmentos como el 4. Lo que no está claro es qué significa
aquí ala prhcticaw.
Como dice bien LANZA, pág. 215, ldgoi rndte drgoi es una
expresión común en el siglo v ático, como oposición *palabras-hechosw. ateoría-práctica*. Pero eso no impide que resulte difícil entender a qué podrían referirse los ahechos, o
la apráctica~.
$43 (59 B 8) SIMPL.,
F í s . 176, 29 y 175, 13-14: No están
separadas las cosas entre si en el único mundo, ni wrtadas con un hacha. ni lo caliente a partir de lo frío
ni lo frío a partir de lo caliente.
844 (59 B 9) SIMPL.,
1%. 35, 14-18: Así estas cosas
rotaban y se separaban por obra de la fuerza y de la
velocidad. Y la velocidad1 crea fuerza. Y la velocidad
de ellas no se parece a ninguna cosa. en cuanto a la
velocidad de las cosas que ahora existen entre los
hombres, sino que es absolutamente muchas veces más
veloz IM.
845 (59 B 10) Esc. a GREG., XXXVI 911: En efecto,
jcómo se generaría pela de [lo que] no es pelo, y
carne de [lo que] no es carne?
846 (59 B 11) SIMPL.,
Fís. 164, 23-24: En todo hay
parte de todo, excepto del intelecto, pero en algunas
cosas hay también inte1ec:to.
847 (59 B 12) SIMPL.,Fís. 164, 24 y 156, 13-157, 4:
Las demás cosas tienen una porción de todo, pero el
intelecto es infinito, autónomo y no está mezclado con
cosa alguna, sino que está solo en sí mismo. En efecto,
si no existiese por sí mismo, sino mezclado con cualquier otra cosa, estaría mezclado con todas las cosas,
si estuviera mezclado con alguna. Pues en todo hay
Esta acción mecánica <ciega. debe formar parte de lo
que produjo el rechazo de Platón. Una vez puesta en marcha
la rotación por el intelecto, ellla aumenta por obra de factores
que no podemos considerar dssdc el punto de vista aristotClico
como no naturales -tales conio la .fueo wiolenciam, bíaporque seria anacrónico, sino como ajenas en todo caso al
intelecto, provinientes más biein de1 desplegarse del movimiento.
Ciertamente, aunque se hable en presente, la comparacidn con
d a velocidad de las cosas que existen ahora entre los hombres,
indica que se refiere a la veliocidad del proceso de formación
cósmica.
una porción de todo, como ya 19 he dicho antes; y
las cosas mezcladas le impedirian prevalecer sobre
ninguna cosa de un modo similar al [que lo hace] en
tanto existe solo por si mismo. Pues es la más sutil
y pura de todas las cosas, y cuenta con pleno conocimiento y tiene la mayor fuem. Y cuantas cosas poseen
alma, las más grandes y las más pequeñas, a todas
domina el intelecto. Y el intelecto dominó la rotación
del conjunto, de modo que rotase al principio. Y primeramente comenzó a rotar desde lo pequeño. y rota
más, y rotará más aún. Y las cosas que estaban mezcladas y que se separan y dividen, a todas las conoce
el intelecto. Y cuantas cosas que estaban a punto de
ser y cuantas eran, que ahora no son, y cuantas ahora
no son y cuantas serán, a todas el intelecto las ordenó
cósmicamente, y a esta rotación, en la que rotan ahora
los astros, tanto el sol como la luna, y también el aire
y el Cter que se separan. Esta rotación misma hizo
que se sepai-aran: y se separa de lo raro lo denso, y
de lo frío lo caliente, y de lo oscuro lo brillante, y de
lo h b e d o lo seco. Y hay muchas porciones de muchas
cosas. Pero por completo nada se separa ni se divide
una cosa de la otra, excepción hecha del intelecto. Y el
intelecto es todo homogkneo, tanto el mayor como el
menor. Pero de lo demás nada es semejante a nada,
sino que cada cosa es y era manifiestamente aquello
de lo que más hay.
848 (59 B 13) SLMPL,Fís. 300, 31-301, 1: Y después
de que el intelecto comenzó a mover, se separó de todo
lo que habla puesto en movimiento. Y cuanto habla
movido el intelecto. todo esto se dividi6; y cuando las
cosas se movieron y dividieron, la rotación hizo que se
dividieran mucho más.
M9 (59 B 14) SWL., Fís. 157, 7-8: El intelecto, que
existe siempre, existe ahora tambih allí donde existen
todas las demás cosas, en la multiplicidad abarcante,
en las cosas que se han ccl~ngregadoy en las que se han
disgregado.
850 (59 B 15) SIMPL.,
FÍs. 179, 34: Lo Erío y lo
oscuro se han concentrado allí donde ahora está [la
tierra], en tanto que lo sutil, lo caliente y lo seco se
desplazan hacia la parte más lejana del éter.
851 (59 B 16) SIMPL.,
F'ís. 179, 8-10 y 155, 23: A partir de estas cosas que se: separan, se estructura [la]
tierra: en efecto, de las nubes se separa el agua, y del
agua [la] tierra, y de la tierra [las] piedras que se
estructuran por obra del Erío; y éstas se desplazan
más lejos del agua.
852 (59 B 17) SWL, F'ís. 163, 20-24: Los griegos no
consideran rectamente ni el nacer ni el perecer. Pues
ninguna cosa nace ni perece sino que, a partir de las
cosas que existen, hay combinación y separación. De
modo que, [para hablar] correctamente, deberían llamar al nacer combinarse y al perecer separarse.
853 (59 B 18) PLUT.,De fac. in orb. lun. 929b: [El]
sol presta a la luna su brillo.
854 (59 B 19) Esc. B1: a II. XVII 547: Llamamos
Iris al reflejo del brillo del sol en las nubes: es signo
de tormenta; en efecto, el agua que se esparce en
tomo a la nuve produce viento o se derrama como
lluvia.
855 (59 B 21) S. E., Aáv. Math. VI1 90: A causa de
la debilidad de éstas [es decir, de las percepciones
sensibles], no somos capaces de distinguir lo verdadero.
856 (59 B 21a) S. E., Adv. Math. VI1 140: En efecto,
las cosas que aparecen son un vislumbramiento de
cosas nepatentes.
857 (59 B 21b) PLUT.,De fort. 98f: [Sabemos usar
nuestra] experiencia, memoria, sabiduría y técnica.
858 (59 B 22) ATEN.,Epit. B 57d: Lo que llamamos
leche de ave es lo blanco en el huevo.
IX. FRAGMENTO
AP~CRIFO.
859 (49 B 20) GAL., in Hippocr. de aere aqu. toc. VI
202: Y todos los hombres dicen que el sol sale a la
mañana y se pone a la tarde. Ahora bien, en lo que
concierne a las auroras, los astrónomos las conocen
[y tienen de ellas] un conocímiento generaI. Y ciertamente si una estrella no aparece al principio de los
veinte días o esta [en el cielo] a la puesta del sol,
o según la índole de lo que vale para la Iuna durante
la conjunción [astral]: ...Y mucho habló sobre esto
el sabio Ansaros.. . 'm.
*m En DK se suministra una versi6n alemana de la traducción hebrea del comentario de Galeno (probablemente traducido del griego al árabe y del árabe al hebreo) sobre un
e m i t o pseudohipocrático. La transliteracicín de la palabra hebrea más próxima al nombre de Anaxágoras que figura en el
pasaje es Ansaros. Es demasiado poco, y muy poco fidedigno
el texto para que lo consideremos como fragmento auttntico.
Cf. LANZA,págs. 241-245.
CATALOGO DE FUENTES EMPLEADAS
EN ESTE VOLUMEN
A continuación se ofrece, por orden alfabético de los nombres de los autores (o de lcs títulos de las obras, cuando es
el caso), una lista de aquello!; autores que han servido de fuentes para los textos traducidos m este volumen, con una breve
noticia y mención de los títulos completos (con la abreviatura
utilizada en su oportunidad y con la traducción al castellano,
si es necesario) de las obras empleadas, así como de las ediciones usadas. Si no se mencionan ediciones especiales, se entiende
que el texto traducido comiponde exclusivamente a la edición
DK (las excepciones figuran en notas a los textos).
Abreviaturas empleadas en este catálogo:
OCT = Oxford Classical Texts
LCL = Loeb Classical Librairy
LBL = Les Belles Lettres (Eludé)
B. T. = Bibliotheca Teubnenaina
CAG = Commmtaria m Aristotelern Craeca (Academia de Berlín)
CMC = Corpus Medicorum ("~raecorum.
Amo, SS. IV-v d. C.
!Según Tm., IV 31, escribió
una Recopilación de i a s ojn-
niones de tos fit6sofos.
Su obra se basó en las Vefusta P M t a (Opiniones antiguas), siglo I a. C., resuma
de la obra de Teofrasto. Cf.
H. DIELS. DOxographi Craeci,
y nuestra eIntrod. General..
A L u m de Afrodisia (W.).
SS. 11-111 d. C.
PeripatCtico. Uno de los más
ilustres comentadores de Aristóteles.
CAT~UIGODE FUENTES
In Aristotelis Metaphysica
Commentaria (Met.). CAG, 1
1, M. Hayduck.
In Aristotelis Meteorologicorum Commentaria (Meteor.).
CAG, 1, M. Hayduck.
P s e m ALSJAND~(Ps.Am.).
Zn A r i s t o t e l i s sophisticos
elenchos commentarium (Ref.
Sof.) = Comentario a las Refutaciones sofísticas de Aristóteles. CAG, 11 3, M . Wallies.
Qiracctiones (Cuest.). CAG, 11
2. supl., 1. Bruns.
AL-MUBASSIR(AL-MuB.), ca. XI
d. C.
Escritor árabe, autor de Sentencias escogidas y dichos sin&res
(Sent. esc.), cuya posible fuente es la Historia de la
Filosofía de Porfirio, ampliamente utilizada por los árabes.
-10,
hijo de Hermias. s. v
d. C.
Filósofo, alumno de Proclo
y maestro de Simplicio. Comentador de Aristóteles.
In Aristotelis de interpretat i m e commentarius (De Interpr.). CAC, IV 5, A. Busse.
ANarwr~GIUECA( A m . Bekk.).
Recopilación e d i t a d a por
E-,
Berlín, 181421.
ApourrJRo de Atenas (APoL.), siglo 11 d. c .
Gramático griego, autor de
Crono1ogfu.s en yambos, que
van desde la caída de Troya
hasta el año 143 d. C. (citas
en D. L.).
AQUIWS TKIO (Al). TAC.),S. 111
d. C.
Escriiió:
Introduccidn a los ~Fenómenos, de Arato.
Aarsmxus de Mesene (ARISm.),s. 11 d. C.
Escritor penpatético (citas
en Eus., Prep. m.).Ver nota
U ) a Meliso.
AnrsráraLEs de Estagira (ARIsT.).
2:-322 a. C.
Discípulo de Platón en la
Academia de 367 a 347. En el
335 establece en Atenas, en
el Liceo, la escuela peripatétia.
Escribió:
T6picos (Tdp.), OCT.
Refutaciones sofisticas (Ref.
sof.), OCT.
Metafísica (Met.), OCT y W.
D. Ross.
Físico (FLF.), ed. W. D. Ross.
Del Cielo, LBL (Moraux) y
OCT.
De la generación y corrupcidn (de gen. y corr.), B. T. y
LCL.
Meteorologíu (Metwr.), LCL.
Btica a Nicómaco ( E l . Nicóm.), OCT.
Podtica (Poét.), LBL.
Retórica (Ret.), LBL y LGL.
Del alma, ed. W. D. ROSS.
Generación de los animales
(Gen. Animal.), LBL y LCL.
Partes de los animales (]Darres Anim.), LBL y LCL.
Del Sentido (De Sent.), LCL.
De lo respiracidn (De Respir.),
LCL.
Fragmentos (Fr.), Ross. OCT
(Rose, B. T.; Walzer).
De autenticidad dudosa:
diica a Eudemo ( E t . Etid.).
Problemas (Probl.), LCL.
De lineis insecabilibus (De
lin. insec.) = Sobre las Ifrieas
indivisibles.
De Plantis = Sobre las plantas.
405
cocina^) en griego. LCL (Gu-
lick).
CAL~YUW>de Cirme, s. 111 a. C.
Poeta y gramhtico. Residió
en Alejandría, de cuya biblioteca compiló el primer a t P b
go razonado.
CELIO AURELIANOde Numidia
(WO
AUREL.), s. IV d. C.
Escribió:
De morbis Chronicis (Morb.
Chron.) = Sobre enfermedades
crónicas.
CBNSOR~NO
(CENSOR.),
mediados
del s. 1x1 d. C.
Escribió:
De die natali = Sobre el día
del nacimiento.
PSEUDO
ARIsTÓTELBS (Ps. ARIST.),
C I ~ (CIC.),
N
1 W 3 a. C.
s. 1 d. C.
Político, orador y estudioso
Sobre Meliso, 1enÓfane:r y
de la ñiosofía griega.
Gorgias (M. J. C.).
Escribió:
Ver nota 26 a Meliso.
Acodemica (Acad.) = DiscuASPASIO (ASPAS.),S. I d. C.
siones en tomo a la Academia.
In ethica nicomachea comDe oratwe (De orat.) = Del
mentaria (Et. nicom.). CAG, orador.
XIX 1 , ed. C. Heylbut.
De Re Publica (Rep.).
Tusculanae Quaestiones (TusATENEO
de Náucratis, en Elgip cul.) = Cuestiones tusculanas.
to (ATEN.), S. 111 d. C.
Escribió:
C m w , s. v d. C.
Obispo de Aiejandría.
Deipnosophistoe (LSI = miniContra Juliano (C. Jul.).
ciados en los misterios dle la
C A T A L C U ~ DE FUENTES
-
CIAUDIANO
M-m
(CIAUD.mm.),
ca. v d. C.
Autor cristiano.
De statu animac (De st.
anirn.) = Sobre la índole del
alma.
DAMASCIO
@AMASC.),SS. V VI
d. C.
Neoplatónico. Enseñó en Atenas.
De Principiis (Pr.) = Sobre
los principios.
CLEMENTE
de Alejandría (CLW.),
D~DIMO
de Alejandna, ca. s. Ir1
d. C.
Geopdnica (Geopdnic.) = De
lo relativo a la aipicultura.
No debe confundirse con el
gramaitico homónimo del s. 1
a. C.
1W215 d. C.
Nació en Atenas; tras convertirse al cristianismo viajó
a Italia, Siria y Palestina, pero
se radicó en Alejandría.
Escribió:
Pedagogo ( Pedag. ).
Protréptico (Protr. ).
Stromateis (Strom.) = Misceláneas.
Cdorc~s MONA~NSIS
(Cdo. M&
NAC.),S. XV.
Códices griegos conservados
en Munich y estudiados por
Hardt (18W1812).
DIORO de Sicilia (DIoo.), s. 1
a. C.
Vivió en Roma, pero escribió en griego una historia en
40 libros, de los cuales se han
conservado 15. y fragmentos.
LCL.
C o ~ ~ ude
m Leptis, en Egipto,
s. I d. C.
Filósofo.
Escribid u n Sumario de las
tradiciones concernientes a k
teología griega, o Epidromé
(Epidrom.), B. T.
DI&ENS
Lmcro (D. L.), siglos 11-xn d. C.
Vidas de los filósofos ilustres. Cuando expone las doctrinas, su pensamiento suele
ser algo confuso y poco fiable;
en citas. cronologías y anécdotas suele mencionar las fuentes, lo cual permite la evaluación de la veracidad de las
mismas. OCT.
C R A ~S. , v a. C.
Poeta y actor cómico ateniense.
Fragmentos en Com. Att. (ed.
Koc k).
DIONISIOde Halicarnaso @I&
NIS.), S. I a. C.
Escnbió:
De compositione Verborum
(De comp. Verb.) = Sobre el
orden de las palabras. Ed. Usener.
DURISde Samos, s. 111 a. C.
Su obra de historia se ha
perdido. y sólo tenemos mernciones en D. L.
407
Principales escoliastas: Eustacio, Tzetzes (a Hornero).
Colecciones de escs. a Homero: Dindorf, Erbse.
A veces se indica con una
letra mayúscula el manuscrito.
Tambidn hay escolios a obras
de Hesiodo, Aristófanes, Platbn, Gregorio Nacianceno, etc.
ELIANO,
Claudio (EL.), SS. 11-I:II
d. C.
Sofista nacido en Preneste ESTOFEO,Juan (EsToB.), s. v
(Italia). Escribió una recopila- d. C.
ción heterogénea de anécdotas:
Escribió. en griego:
Varia Historio (Hist. Varias);
Eclogae Physicae, Diolecticae
y tambidn De natura Anim8a. et Ethicae (Ecl.) = Extractos
lium (Nat. Anim.).
de Física, Dialéctica y Etica,
ed. Wachsmuth.
Ems, s. VI d. C.
Neoplatónico cristiano.
ESTRAB~N
de Amasis ( E s m ) , 54
In A r i s t o t e l i s Categoriars a. C.-24 d. C.
C o m m e n t a r i a (Cat.), CAL;,
Escribió una Geografía, a
XVIII 1, A. Busse.
veces con datos de Eratóstenes
(que vivió entre 2%1% a. C.)
EPICURO
(EPIc.), 342-270 a. C. y referencias históricas. LCL.
Filbsofo postaristotélico. Di10
origen a una escuela epónimai. EUDEMO
de Rodas, s. IV a. C.
Epistula ad Herodotum (Ep.
Discípulo de A r i s t ó t e l e s .
ad Hdt.), ed. G. Arrighetti.
Fragmentos en F. Wehrli, Die
Schule des Aristotetes, 8.
EPIPANIO
(EPIF.), 315403.
Obispo de Constancia. Com- EuRtrrm (EuR~P.),4804% a. C.
batió a Orígenes y a los arriaTercero de los grandes poenos. Autor de un tratado Con- tas trhgicos.
tra todas las herejías. Cf. Diels,
Melanipa, obra perdida, fragDoxographi graeci.
mentos en Nauck.
Esawos (Esc.).
Comentarios antiguos a manuscritos (originales o copias)..
(Evs.), SS. 111-IVd. C.
Obispo de Cesarea en el 315
d. C.
EUSEBIO
In Aristotelis metwrologicoEscribió:
rum
librum pfimum commrnPraeparatio Euangelica (P.
tarUcm
(Meteor.). CAG, XIV 1 ,
E. o Prep. Ev.).
M
.
Hayduck.
Chronikón (Chr.) = Cronologías (obra traducida al latin
RLdsmm, Fiavio (FIL~sTR.),
sipor San Jerónimo).
glos 11-III d. C.
Enseñó en Atenas. Escribió
EXCER~A
ASTRONOMICA
(EXC.AS- Vito Apolloni (V. Apoll.) = ViTRON.).
da de Apolonio de Italia.
= Antología astronómica. del
Cod. Vat. 381, ed. Maas.
G w o , Claudio (CAL.), nació
en Pérgamo, s. rr d. C.
FILÓDEW) (Fndo.) de Gádara,
Historia Philosophorum (Hist.
Palestina, s. I a. C.
philos.) = Historia de los Fil&
Volumina Rhetorica (Ret.), sofos, ed. Diels.
ed. S. Sudhaus.
De elementis secundum Hip
pocratern (De elem. sec. Hipp.)
F n d ~de Alejandria, SS. 1 a. = Sobre los elementos según
C. - 1 d. C.
Hipócrates.
De Providentia (De Provid.).
In Hippocmie de natura hoDe aetmitate mundi (De minis (In Hipp. de m t . hom.)
aet. mundi).
= Sobre La ~ t ~ ~ del
d e ~ a
hombre de Hipócrates.
De Methodo medendi (Meth.
FIibpo~o (FZL6P.) = Juan de
Alejandria, Uamado el Philó- med.) = Arte médica.
In Hippocrate de ame, aquis,
ponos, re1 laborioso^, SS. W-WI
locis (In Hipp. de ame, aq.,
a. C.
loc.) = Comentario sobre El
Escribió:
Zn Arirtotelis de Anima li- aire, las oguos y los lugares,
bros commentaria (Del Alma), de Hipócrates.
In Hippocratis Epidemias (In
CAG, XV, M . Hayduck.
Epid.)
= Comentario a EpideIn Afistotefis Physica commias
de
Hipócrates, ed. Kühn.
mentatio (Ffs.), CAG, XVI XVII, J. Vitelii.
Zn Atistotelis libro de gene- GELIO, Aulo, nació en Roma,
s. 11 d. C.
rotione et corruptione (De gen.
Escribió Noctes Atticae (Noy c m p . ) . CAG, XIV 2, J. Viches A t i c a s ) , miscelánea de
telli.
extractos grecorromanos y c e
mentarios.
co. 660: Los trabajos y los
días (Trabajos), ed. T . A. S i P
dair.
GR~WRIONACIANCENO
(GREG.),
s. IV d. C.
H~~IOU
deI Aiejandría
O
(HESIP.),
Obispo de Constantinopla. V. s. v d. C.
Escolios.
Lexicógrafo. Su Uxico fue
editado por M. M. Schmidt y,
HEPES~I~N
( H ~ T . )S., 11 d. C. recientemente, por K. Latte.
Gramático alejandrino. Escribió una amplia obra que fue H ~ E R ~ C L Ede
S Aiejandría (HEresumida y se la IIam6 Enchi- RM.),S. V d. C.
ridion (Ench.) = Manual, e&
Filósofo neoplatónico.
Consbruch, B. T.
Escribió un comentario a los
versos áureos, M c o m e n auH~ODIANO,
Elio (HEROL), s. rI reum (Ad c. arcr.), ed. Mullach.
d. C.
Gramático que nació en Al<:HlPdCRAm de Cos (HIP.), s. v
jandría y vivió en Roma.
a. C.
Escribió:
Dio origen a la primera sisS c h e m a t i s m i H o m er i c i tematización de collocimientos
(Schem. Hom. = Expresiones médicos. que fueron compenfiguradas en Hornero), en Ety- diados en escritos que se le
mologicum Gudianum -c. 11013 atribuyeron y que van del s. v
d. C.-, ed. F. Sturz, Leipzig, al m a. C.
1818.
De morbo sacro = Sobre la
enfermedad S a gr a d a (epilep
Hgndmro de Halicarnaso (Hm.), sia).
s. v a. C.
De natura hominis (De nat.
Su HistoM (ea. 450 a. C.) de hom.) = Sobre la naturaleza
las guerras persas fue quizá1 del hombre.
el primer libro de historia,,
De victu = Del aiimento.
además de descripción de cos..
De usu partium (De usu púr.)
tumbres.
= Sobre el uso de las partes.
H B ~ ~ o D(Has.),
o
natural de Beocia, s. vn a. C.
m.
Teogonfo (Teog.), ed.
M . L. West.
HndLm, (HIRL), S. 111 d. C.
Apolbgeta cristiano.
Refutatio omnium Haeresium
= Refutaci6n de todas las he-
CATALOGO DE FUENTES
rejias (10 libros, de los cuales
sólo los primeros llevan el
nombre de Philosophoumena=
Exposición de cuestiones filo-
Antídosis (Antid.) = Intercambio.
Helena (Hel.).
s6ficns).
J ~ M B L Ide
~ Calquis ( J l u a ~ . ) ,
s. IV d. C.
De Vita Pythagorica liber
(VP), ed. Deubner-Klein, BT;
también ed. A. Nauck.
HcnQxo.
Nombre convencional que se
da al autor o autores (o cantor) de las epopeyas hexarnétricas Iltada y Odisea. que están separadas entre si por un
siglo, por lo menos. El esplendor de Micenas y las aventuras de los señores de entonces
pueden haber sido objeto de
sagas relativamente cortas que,
gracias a fórmulas recurrentes.
hayan sido transmitidas desde
aquel siglo XIV hasta la radicación definitiva en Jonia (siglo XI) y soportar los oscuros
siglos que van hasta el renacimiento cultural en los SS. V I I I
y VII. Por escrito fueron pues
tos sólo en el s. VI a. C.
Iliada (Il.), ca. 750 a. C.
Ed. OCT. Ver H m .
s. II d. C.
Obispo de Lyón (Francia).
Adversw H a e r e s e s ( M v .
Haer.) = Contra los herejes.
Escrita en griego, se conserva
sólo en versión latina.
JENOFONTE
de Atenas (SENOF.).
SS. V-N a. C.
Discípulo de S6crates. Hombre de acción, historiador y
ensayista.
Memorabilia Socratis (Memor.) = Recuerdos de Sócrates.
Luc~ecxo(LUCIL),S. I a. C.
Poeta romano.
De Remm Natura (De natur.
cosas) = La naturaleza de las
cosas.
MACROBIO, Teodosio (~~AcR.),
siglo IV d. C.
Satumalia (Sat.) = Saturnales.
IUENKI,
Isdcrui1138 (Isóc~.), s. N a. C.
Orador y ensayista.
Mármol de Paros ( M a m . Par$.
Inscripciones descubiertas en
el s. XVII en Esmima. Cuentan
con una cronología que fecha
los hechos más importantes de
acuerdo con los años t r a m a nidos antes del ammtado de
Diogneto (ZW263 a. C.).
41 1
de Cúico, s. rrr a. C.
OILLGENES de Alejandría (O&.),
Historiador cuya obra se con- 185-253.
serva 5610 fragmentariamente.
Fundador de la teología cristiana. La obra Contra Celso
N~cdwco de Gerasa, ca. s. 11 (C. Celso) ataca al platonismo
medio y defiende al cristianisd. C.
-Escritos referidos a Pitágo- mo .
ras -y tratados de aritmCtica- que han servido de fuen- OVIDIO,
43 a. C . - 18 d. C.
te a Jámblico, especiaimmte a
Poeta romano.
través de la Theolog. Arithm.
Ars amatoria (Ars am.).
y de Por6rio.
N-
NICANMW
de Colofón ( N I C . ) , siglo 11 a. C.
Escribió Theriaca (Ther.) =
Antídotos. Cf. Scholio (ed. H .
Keil).
Odisea (Od.), SS. V I I I - V I I a. C.
E d . OCT. Ver HOIUERO.
O i m m u m (OLIMP.), S. V I d. C.
Fil6sofo y comentarista neo-
P~NDARCI
de Tebas
445 a. C.
(m.),
521
Autor de odas en homenaje
a triunfadores de juegos deportivos.
Olímpicas (01.). años 488456,
ed. Puech, LBL.
F r a g m e n t o s (Fr.), ed. O.
Schroeder - Snell; Puech.
PuTÓN de Atenas = Aristocles,
apodado cancho de hombros.
platónico.
(Pldton), 428-347 a. C .
Entre otras obras, escnbi6:
Discípulo de Sócrates y funVita Platonis (Vita Plat.),. dador de la primera escuela
de estudios superiores sistemáed. Westermann.
In Aristotelis Metwra com- ticos. alrededor del 480 a. C.,
mentmMa(Metwr.), CAG, XII: la academia.. Obras en OCT
2, G. Stüve. Se duda si le ca. y LBL.
rresponde la obra.
Apología de Sócrates (Ap.).
De arte sacra ikpidis p h i b
Hipias Mayor ( H . Mayor).
sophoncm (De arte sacra) =
ProtAgorcu (Prot.).
Sobre el arte sagrada de la1
Corgios (Carg.), ed. Dodds.
piedra filosofal (Berthelot).
Mendn, ed. Bluck.
Crdtüo (Crdi.).
Banquete (Bonq.), ed. Bury.
Feddn, ed. Bumet.
CATALOGO DE FUENTES
República (Rep.), ed. Adam;
Jawett-Campbell.
Pedro.
Parménides (Parm.).
Tecteto (Teet.), ed. Campbell.
Sofista (Sof.).
Político (Pol.).
Timeo.
De autenticidad dudosa:
Alcibírsdes Mayor (Alc. May.).
Rivaies.
mNIoel
Anciano, Cayo, nacido en Roma, 23J9 d. C.
Naturae historiarum XXXVII
libti (Hist. Nat.). Extensa comde &tos muy heterogéneos m tema y valor.
PLUIINO(Pim.),nacido en Licdpolis (Egipto), 203-269 d. C.
Fundador del neoplatonisrno,
aunque fuera de la Academia.
Escribió una obra en 54 libros,
que Porñrio dividió en grupos
de 9, o Enéadas. Eds. P. Henr y - H. R. Schwyzer; LBL.
PLVTARCO
de Queronea, en Be*
cia (PLuT.),SS. 1-11 d. C.
Escribió Vidas Paralelas, entre ellas:
Tmfstocles (Temist.).
PericIes ( P n i c L ) .
Nin'Qs.
Lisandro (Lis.).
También escniió numerosos
ensayos m o r a 1e s . históricos,
etcétera, que fueron reunidos
por Enri Estienne (Stephanus)
y editados por primera vez en
1572 con el nombre generico
de Moraiia. Aquí seguimos ese
orden, mantenido en la edici6n
de G. N. Bernadakis (188&18%,
B. T.) y en la LCL, a cuyos
volúmenes remitimos en números romanos al comienzo de
cada referencia.
1 Quomodo adolescens poetas audire debut (Quomodo
odol. poet. mcd. deb.) = C h o
deben estudiar poesía los jóvenes'
11 De amicorum multitudine (De amic. multit.) = Sobre
la abundancia de amigos.
De fortuna (De fort.).
IV. Quaestiones R o m a n a e
(Quaest. rom.).
V De Iside et Osiride (De
Is. et Os.) = Sobre Isis y Osiris.
De Pythiae oraculis (De Pyth.
Or.) = Sobre los oráculos apoIíneos no versificados ya.
De defectu oraculorum (De
def. oroc.) = Sobre el abande
no de la consulta a los orhculos.
VI De cohibenda ira (De
coh. ira) = Sobre la cdlera
contenida.
De tranquülitate animi (De
tranq. ani.).
De curiositate (De curias.).
VI1 De exilio (De exil.).
VIII-IX Quaestionum convivalium (C?uest. conviv.) = Temas de diálogos de sobremesa.
X Maxime curn principibus
philosopho esse disserendum
(Mor. curn Princip. phil.) =
Principalmente los que gobiernan deben dialogar con el filósofo.
XI Qcmestiones n a t u r a l e s
(Quoest. nat.) = Cuestiones naturales.
XII De fucie quac in orbe
lunae apparet (De fac. in orbe
lun.) = Sobre la faz que apadece en la órbita de la luna.
De primo frigido (De prim.
frig.) =Sobre el frío primor.
dial.
XIII De esu camium orationts (De esu cam.) = Discursos sobre la dieta de la carne.
Platonicae Quaestiones (Plat.
Quaest.).
XIV A d v e r s u s C o l o t e m
(Adv. Colot.) = Contra Colotes,
en defensa de otros filósofos.
PSEWDO-PLUTARCO
(Ps. PLUT.)
.
Stromateis (Strom.) = Misceláneas.
Aunque esta obra figura en
el vol. VI1 de la edición de
Bernardakis de las Moralia, y
hay diversas obras en dicha
edidón cuya autentiadad es
d u d a , separarnos Csta por
constituir una i m p o r t a n te
413
fuente doxográfica, que cita o
glosa a Teofrasto.
(PORF.),233-305.
Alumno de Plotino.
Escribió:
Vida de Pitdgoras (V. Pitág.),
ed. A. Nauck, B. T.
Gruta de las Ninfas (Gr.
Ninf.).
De abstinentia (De abst.).
PORFIRIO
PRocu, de Bizancio. Nacio en
Constantinopla y murió en Atenas (410485).
Filósofo neoplatónico, alurnno de Olimpiodom en Alejandría y de Sinano en Atenas.
Escribió:
In primum Euclidis Elemantorum 1 i b r u m cornentarii
(Elern.) = Comentario al libro
1 de los Elementos de Euclides; ed. C . Friedlein. B. T.
Comentarios a diiílogos de
Platón:
In P l a t o n i s Rempublicam
commentarfa (Rep.), ed. Kroll.
In Platonis Cratylum commentaria (Crat.), ed. Pasquali.
In PIatonis Parmenidem commmtaria (Parm.), ed. V . Cousin.
In Phtonis Timaertm commenta*
(Tirn.). ed. E. Diehl.
B. T.
Ps-,
Miguel, 10B1105.
Enseñó filosofía en Constantinopla.
415
CATALOGO DE FUENTES
De omnifaria doctrina (De
omnif. doctr.) = Sobre la enseiianza polifacética.
Marc O Fa b i o
QUINTILIANO,
(QUIN.), 35100.
Escritor romano de retórica,
nacido en España.
Escribió:
Institutio oratoria, LCL.
Rum de Efeso (Rum CES.),
s. ii d. C.
Médico que ejerció en Alejandna y en Meso.
De nominibus partium corporis humani (De nom. part.
hom.) = Sobre los nombres de
las partes del cuerpo humano.
S,-
Lucio Anneo (SBN. fil.),
4-65 d. C.
Hijo del retórico 9neca. FiJósofo estoico, preceptor de
Nerón.
Escribió:
Cuestiones Naturaie.5 (C. N.),
donde expone los conocimientos cientificos de su época.
EpistoIas a Lucilio (Ep.).
SEXTO
EWIRICO(S. E.), filósofo
griego escéptico, s. 111 d. C.
Adversus Mathematicos (Adv.
Marh.) = Contra los científicos.
P y r r h o n i a e Hypotyposes
(Pyrr. Hypot.) = Esquemas pirr6nicos.
SIMPLICIOde Sicilia (SWL.),
s. VI d. C.
Neoplatónico, comentarista
de Aristóteles.
Escribió:
1n Aristotelis Physica comm.
(Fis.), CAC, IX-X, Diels.
In A r i s t o t e l i s De Cuelo
comm. (Del Cielo), CAG, VII,
J. H. Heiberg.
In Aristotelis C a t e g o r i a s
comm. (Cat.), CAG, VIII, C.
Kalbfleisch.
SINESIO
de Cirene, SS. IV-v d. C.
Pensador neoplatónico convertido luego al cristianismo
y, finalmente, obispo cristiano
de Tolemaida (Egipto).
Aegyptius sive De Providatia (De Provid.) = Discursos
egipcios o Sobre la Providencia.
SORANO
de Efeso, médico, s. 11
d. C.
Escribió:
Gynaecologica (Gynaec.), ed.
Nabel.
Suda o Suidos, s. x d. C.
Uxico griego anónimo, probablemente escrito en Bizancio.
m
Tmmmo de Antioquía
m.), Obispo de Siro (Sina),
3934% d. C.
Escribió:
Grpccanicarum A f f e c r u u m
Curatio = Curación de las enfermedades griegas. Ed. P. Ca.
nivet (Sources Chrt!tiennes).
T I Y ~ Nde Fliunte, s.
Filósofo escéptico.
111
a. C.
TIde Tauromenion, ñn del
s. IV a. C.
Tal vez el primer historiador
que u b i c ó cronol6gicamente
los acontecimientos p a s a d o s
según las Olimpíadas. Fragmentos en Fragmente der griechischen Historiker, F. Jacoby,
B 566 (1950).
TEOPRASIU
de Ereso (TBOPR.), si-,
glos rv-111 a. C.
Discfpulo de Aristóteles y
jefe del Liceo de 322 a 284
a. C.
Escribió:
Opiniones de los ffsicos (frag- T u d ~ m s s(Tuc.),s. v a. C.
Historiador de la Guerra del
mentos en H. Diels, Doxogra..
Peloponeso,
OCT.
phi Craeci; ver dntroducci6n1
generaim).
T n x z ~ ,Juan, s. x n d. C.
De los sensaciones (De sens.),,
Comentarista bizantino, exéen Diels, Dox. Gr.
geta de Homero y Hesíodo.
Caracteres (Caract.).
m.).
siVALERIO
MAXIMO(VAL.
glo
r
d.
c.
tul^ de Esmirna ( T ~ N
Ea.),,
Durante el reinado de Tibes. 11 d. C.
rio compil6 De factis dictisEscribió:
que Memorabilibus = De heExpositio remm mathernati.. chos y dichos memorables.
carum ad legendum Platonemi
utilium = Exposición de temas VITRUVIO
(VIYRUV.),
s. I a. C.
matemáticos Útiles para leer ai
Arquitecto r o m o .
Platón. Ed. E. Hiller, B. T.
De architectura (De arch.).
TABLA DE CORRELACIONES
TABLA DE CORRELACIONES
Z E
N
O
DK
BCG
1, 7, 12, 13, 17, 42.
2, 15, 18, 24, 31.
3.
10, 11, 34,35.
29 A 22
29 A 2.3
29 A 24
29 A 25
29 A 26
29 A 27
29 A 28
29 A 29
29 B 1
29B2
29 B 3
29B4
29B5
59, 77.
23.
19
30.
4, 5, 8, 9.
21, 25, 49.
39.
29.
14, 22, 43, 71.
56.
45, 55, 57, 58. 61.
62.
M E L I S O
94, 98, 100. 114,
146, 22Q, 221.
99, 101. 131.
95, 102-106.
123, 125, 132, 133.
137, 162, 170. 176,
179, 183, 212.
30A6
30A7
30 A 8
30 A 9
30 A 10
30 A 11
DK
97, 219.
222.
112, 211, 217, 2188.
138, 224.
144, 163, 225, 226.
148, 227.
149, 228.
30 B 5
30 B 6
30 B 7
30 B 6
30 B 9
30 B 10
EMPIEDOCLES
N
BCG
44.
BCG
65.
12, 73, 74.
78.
81, 82.
86.
67, 68.
51, 88.
50, 60, 89.
26, 52, 90.
70, 91.
63, 93.
BCG
TABLA DE CORRELACIONES
LOS FIL~SOFOSPRBSOC~TICOS
BCG
BCC
BCG
402.
39841.
403, 405.
316, 490.
328, 440, 491.
329, 492.
493.
494.
317, 495.
285, 340, 496.
497.
498.
286, 499.
2%, 500.
308, 501.
502.
503.
387, 528.
529.
390, 530.
388, 389, 531.
391, 539.
3%. 533.
395, 534.
397. 535.
536.
537.
538.
539.
540.
541.
542.
543.
544.
545.
m.
407,408.
414, 417, 418, 422424, 427, 434, 437.
421.
430.
425.
428, 429.
420.
432.
435, 438.
441, 442.
4U.
409.
274, 470.
471.
410, 472.
473.
275, 474.
313, 475.
476.
324, 477.
478.
479.
480.
481.
326,482.
321, 483.
484.
301, 485.
293, 305, 315, 334,
486.
304,487.
488.
386, 489.
504.
342, 505.
506.
507.
310, 505.
509.
510.
356, 511.
372, 512.
513.
357, 514.
368, 515.
366, 516.
517.
518.
519.
520.
521.
522.
523.
524.
381, 525.
526.
384. 385,527.
546.
547.
548.
549.
550.
551.
552.
426. 553.
551.
555.
556.
557.
419, 558.
559.
560.
,561.
562.
563.
561.
332, 565.
BCG
566.
333, 567.
431, 568.
394. 569.
433, 670.
436, 571.
415, 572.
573.
412, 574.
411, 575.
439. 576.
411, 577.
416, 576.
578.
247. 579.
244, 248, 276, 580.
245, 581.
582.
445, 583.
446, 584.
451, 585.
454, 586.
447, 587.
455, 588.
456, 589.
457, 590.
458, 591.
448, 592.
449. 593.
450, 594.
459, 595.
443. 5%.
243.597.
444, 598.
599.
600.
468. 601.
469,602.
TABLA DE CORRELACIONES
BCG
DK
BCG
613.
460, 614.
461, 615.
616.
617.
618.
619.
620.
621.
622.
ANAXAGORAS
623, 624, 633, 643,
649, 650, 652, 659.
699, 735, 741. 760,
no.
653.
625, 626.
628, 634.
635, 734.
634, 637, 638.
632.
661.
629, 6 3 , 737.
m.
645, 646.
M, 641, 642, 700.
654, 655.
656.
647.
644.
648.
651.
665.
660.
657.
DK
BCG
730.
719.
720.
739, 743, 744.
717, 718, 740.
779, 780.
752.
758.
746. 747, 748,
750, 754, 755,
762.
758.
746. 747, 748,
7 9 . 754, 755,
762.
763.
764, 765.
766, 767.
768.
769.
772. 773.
774. 775, 7i6.
m.
749,
736.
749,
756.
726.
725. 732, 733.
731, 781, 782. 783,
794.
784, 785, 786.
783.
823, 824, 825.
795, 7%. 797. 826..
827, 828, 829.
830.
831.
832, 833.
798.
799, 800, 801, 807.
806.
59 A lola
59 A 102
59 A 105
59 A 107
59 A 108
59 A 109
59 A 110
59 A 111
59 A 112
59 A 113
59 A 114
59 A 115
59 A 116
59 A 117
59 B 1
59 B 2
59 B 3
59 B 4
59 B 5
59 B 6
59 B 7
59 B 8
59 B 9
59 B 10
59 B 11
59 B 12
59 B 13
55 B 14
59 B 15
59 B 16
59 B 17
59 B 18
59 B 19
59 B 20
59 B 21
59 B 2la
59 B 2lb
59 B 22
BCG
807.
668, 808.
822.
820.
817.
818.
819.
821.
814.
810.
815.
816.
811.
809. 812. 813.
677, 714, 836.
715, 837.
694. 838.
804, 839.
840.
695, 841.
842.
6%, 790, 843.
844.
654, 845.
697, 803, 846.
698, 703, 805, 847.
848.
716, 849.
722, 850.
851.
686, 852.
758, 853.
778, 854.
859.
834, 855.
835, 856.
857.
858.
423
Págs.
MELISO DE SAMOS
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1. Problemas que plantea el estudio de Meliso
de Samos, 67. - 2. Los fragmentos, 69. - 3. Líneas
generales dc nuestra interpretación, 70. - 4. Bibliografía principal, 72.
Págs.
ADVERTENCIA
PRELIMINAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
BIBLIOGRAF~A
GENERAL
Y ABREVIATURAS
............
1. Datos biográficos de Meliso . . . . . . . . . . . . . . .
a) Lugar y fecha de nacimiento, 73. - b ) Personalidad y actuación política. 75. - c ) Vinculación con Parménides y con otros pensadores. 79.
11. Escritos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
ZENON DE ELEA
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bibliografía, 22.
1. Datos biográficos de Zenón de Elea .........
a ) Lugar y fecha de nacimiento, 24. - b ) Relación personal con Parménides, 26. - c ) Hipotética
permanencia en Atenas, 26. - d) Actividad política, 27. - e) Muerte, 28. - f ) Relación de la obra
de Zenón con la de Parménides, 28.
11, Escritos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
111. Doctrina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a ) La dialéctica de Zenón, 31. - b) Ejemplos
de ejercitación dialéctica (1. Contra la inultiplicidad, 34; 2. Contra la unidad, 39; 3. Contra el
espacio, 42; 4. Contra la percepcidn sensible, 45;
5. Contra e l movimiento [A. Lo dicotomia, 48;
B. Aquiles, 50; C. úi flecha, 52; D. El estadio, 553,
46). 34.
IV. Fragmentos probablemente auténticos ......
v. Fragmento presumiblemente falso . . . . . . . . .
a ) Cantidad de obras, 81.
- b)
Título. 81.
111. Naturaleza de lo que es . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a ) Inexpresabilidad de lo que n o es, 84. - b ) Lo
que es como eterno, 85. - c ) Lo que no es como
infinito, 88. - d ) Critica aristotélica a la argumentación de Meliso, y en particular, a su adeduccións del infinito, 92. -. e ) Lo que es como un
todo, 97.
f ) Lo que es como uno, 98. - g) Lo
que es como homogéneo, 100.
h ) Lo que es como
inmutable, 101. - i ) Lo que es y la imposibilidad
del vacío, 104. - j) Lo que es como aincorpóreom,
110. - k) La noción de aincorpóreo*. 113.
-
-
IV. Negación de la multiplicidad . . . . . . . . . . . . . . .
v. Lo divino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
VI. Fragmentos probablemente auténticos . . . . . .
EMPEDOCLES DE AGRIGENTO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
-
1. Empédocles y sus dos poemas, 129.
2. P r e
blemas concernientes al estudio de su filosofía.
ÍNDICE GENERAL
Págs.
Págs.
Interpretaciones, 130. - 3. Nuestra interpretación
y criterio de presentación de los textos, 133.
4. Bibliografía selecta sobre Empédocles, 135.
-
VI. El alma humana y el, conocimiento ......
a) Sueño, muerte, locuria, 220. - b ) Pensamiento
- c) El principio de los semejantes, 224. - d ) Poros y emanaciones, 225. e ) Visión, 228. - f ) Los demás sentidos, 231. g ) Placer y dolor, 233.
y sensación, 221.
1. Datos biográficos de Empédocles .........
a) Cronología, lugar de nacimiento, linaje, 136.
b ) Personalidad, 138. - c ) Médico. taumaturgo,
orador, 140. - d) Actividad política, 144. - e) Maestros y discípulos de Emp6docles. 145.
f ) Versiones y leyendas sobre su muerte, 140.
-
VII. La doctrinacatártica .....................
111. Orden y principios cósmicos . . . . . . . . . . . .
a ) El Esfero o lo Uno, 157. - b) La alternancia
entre lo Uno y lo Múltiple, 163. - c) La Amistad
y el Odio. Sus respectivos papeles, 166. - d ) El
principio de la manifestación cósmica, 172. f ) CarActer aparente
e) Las cuatro raíces, 175.
del nacimiento y de la muerte. Negación del vacío,
184. - g) Composición de las criaturas. 185. h) La estructura del ciclo cósmico, 188. - i) El
dominio total del Odio, 193. - j) La cosmogonia
de la Amistad creciente, 195.
-
IV. Astronomía y Meteorología ...............
a) Origen y constitución del cielo, 198. - b) El
sol, la luna y los astros. 201.
c) Fenómenos
celestes y atmosféricos. 204. - d ) La tierra y el
mar, 206.
-
V. El hombre y demás seres vivientes ......
a ) Los estadios zoopónicos. 207. - b) La respiración y el símil de la clepsidra, 214. - c) Reproducción y embriología, 217.
235
a ) La Edad de Afrodita y la beatitud originaria,
235. - b) La Ley de la Necesidad, 237. - c) La
caída y Ia transmigración, 242.
d) La región del
exilio. 246. - e) La vía de la liberación y su meta,
248.
f) Preceptos y prohibiciones, t50. - g) La
*mente sagrada., 252.
-
11. Escritos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a ) Obras que se le atribuyen, 151.- b) Carácter
distintivo de los dos poemas conservados, 153. C ) Estilo y juicios sobre su poesía. 154.
220
-
VLII.
Fragmentos probabkmente auténticos ...
254
ANAXAGORAS DE CLAZOMENAS
l. Principales problemas que presenta el estudio de Anaxágoras, 297. -. 2. Directrices generales
de nuestra interpretación, 300. - 3. Bibliografía
selecta sobre Anaxágoras, 303.
1. Datos biográficos de Anaxágoras
.........
a ) Lugar y fecha de nacimiento, 304. - b) Maestros y discipulos de Anaidgoras, 307.
c) Anécdotas, 310. - d) La acusación de irreligiosidad y
la muerte de Anaxágoras, 312.
304
-
11. Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
a ) Cantidad de libros escritos por Anaxlgoras,
b) Carácter y tema del libro, 316. - c) Difusión y precio del libro, 319.
315.
-
LOS F I L ~ S O F O SPRESOCRÁTICOS
Págs.
-
111. Teleologismo y mecanicismo en Anaxágoras, según Platón y Aristóteles .,..........
IV. El proceso cósmico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
-
a) El concepto de ahomeómerow, 326.
b) Las
homeomerias como principios cósmicos; las semillas, 328. - c ) Estadio inicial de mezcla. 332. d ) Las acosas. no nacen, ni mueren, 337.
e)
Todas las cosas en cada una: la individuación.
340.
f ) Papel y rasgos del intelecto cósmico. 347.
g) El aire y el éter en el proceso cósmico. 355.
-
-
V. Astronomía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a) Forma y caracteristicas de la tierra; el aire
y el vacío, 358. - b) El meteorito de Egospótamo,
365. - c ) El sol: tamaño y caractensticas principales, 367. - d ) La luna: características. lurninosidad, eclipses, 369. - e ) Los demás astros y otros
fenómenos celestes, 373.
VI. Meteorología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a) Vientos, tormentas, nieve. etc.. 376. - b) Terremotos. 378. - c ) Fenómenos marítimos y fluviales, 379.
VIL El hombre y los demás seres vivos . . . . . .
a) Nacimiento en otra parte: ¿otros mundos?.
381.
b) Alma e intelecto en el hombre y demás
seres vivos, 384.
c) Generación de los seres vivos, enfermedades, etc., 388.
d) Percepciones.
sensaciones y otros fenómenos psíquicos, 391.
-
-
-
VIII. Fragmentos probablemente auténticos ...
IX. Fragmento apócrifo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
CATALOGO
DE
FUENTES EMPLEADAS EN ESTE VOLUMEN.