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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES
No. 29, septiembre 2007
ISSN I 390-1249
COD 300.5 I CDU 3 I LC H8 .58 F53
Vol I I, Issue 3, September; 2007
Quito - Ecuador
FLACSO
ECUADOR
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Sede Ecuador
()0
FLACSO
ECLJ.ADOR
íCONOS. Revista de Ciencias Sociales
Número 29, septiembre 2007
Quito-Ecuador
ISSN: 1390-1249 I CDD: 300.5 I CDU: 3 I LC: H8 .S8 F53
(Vol. 11, Issue 3, Seprember 2007)
Íconos, Revista de Ciencias Sociales es una publicación de Flacso-Ecuador. Fue fundada en 1997 con el fin de estimular una reflexión crítica desde las ciencias sociales sobre temas de debate social, político, cultural y económico del país, la región andina y el
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CDD 300.5 I CDU 3 I LC: H8 .S8 F53
leonos: revista de ciencias sociales.-Quito: Flacso- Ecuador, 1997v. : il. ; 28 cm.
Ene-Abr. 1997Cuatrimestral- enero-mayo-septiembre
lSSN: 1390-1249
1. Ciencias Sociales. 2. Ciencias Sociales-Ecuador. 1. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Ecuador)
íCONOS
REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES
No. 29, septiembre 2007
ISSN I390-1249
CDD 300.5 / eDU 3 / Le H8 58 F53
Vol I 1, Issue 3,Septernber;2007
Quito - Ecuador
Sumario
Dossier
.
El mundo rural en los Andes
Presentación del dossier
Liíso North y Luciono Mortínez
Estándares de trabajo e iniciativas no estatales
en las industrias f1orícolas de Colombia y Ecuador
Tonyo Korovkin y Oigo Sonmlguel
13-14
15-30
Resumen
Este artículo examina las relaciones de trabajo y las iniciativas no estatales en las industrias exportadoras de flores en
Colombia y Ecuador. Se argumenta que la mano de obra barata y los bajos estándares de trabajo son factores importantes, aunque no los únicos, que causaron la reubicación de la producción florícola hacia algunos países andinos.
Palabras clave: Estándares de trabajo. sindicalizacián, industria florícola, mujeres trabajadoras, condiciones laborares,
neoliberalisma, Colombia, Ecuador.
.
Algunas reflexiones de estudios rurales
Cristóbol Koy
31-50
Resumen
En este ensayo se analizan algunos de los principales temas de investigación en los estudios rurales sobre América
Latina durante las últimas dos a tres décadas. Aborda las transformaciones en la economía y sociedad rural provocadas por e! proceso de la globalización neoliberal y las protestas socio-políticas de campesinos, indígenas y mujeres contra la discriminación y las políticas neoliberales impregnan los estudios rurales.
Palabras clave: campesinado, indígenas, nueva ruralidad, cambio agrario, movimientos campesinos, sociología rural,
neoliberalismo, América Latina.
¿Puede la pobreza rural ser abordada
a partir de lo local?
Luciono Mortínez
.
51-61
Resumen
Este artículo analiza e! crecimiento de la pobreza rural en e! contexto de un proceso de desestructuración de la sociedad rural. Una reflexión seria a partir de lo local podría ayudar a recuperar un nuevo rol de los productores para no
continuar con políticas de "goteo" que no apuntan a una real valorización de! trabajo en e! medio rural.
Palabras clave: pobreza rural, pluriactiuidad, asalariados rurales, proyectos DRJ, desarrollo local Ecuador.
La diversificación de los ingresos rurales en Bolivia
.
63-76
Elizobeth Jimenez
Resumen
Contra lo que generalmente se asume, este artículo demuestra que los ingresos de las unidades productivas familiares
en el área rural de Bolivia se encuentran altamente diversificados. Este estudio demuestra que resolver la "cuestión agraria" en Bolivia ha dejado de ser un problema exclusivamente agropecuario.
Palabras clave: ingreso, diversificación del ingreso, empleo, migración, ruralidad, Bolivia.
¿Un nuevo modelo rural en Ecuador?
Cambios y permanencias en los espacios rurales
en la era de la globalización
,
,
,
,
.
77-93
FranCISCO Gorcío
Resumen
El artículo problematiza el alcance del término "nueva ruralidad" a partir de un análisis demográfico de la población
rural, y en base a los datos de los censos nacionales. Se pregunta si este concepto, tal como se viene utilizando en el
contexto europeo, es pertinente para el análisis de una sociedad rural altamente heterogénea como la ecuatoriana.
Palabras clave: nueva ruralidad, población, Ecuador.
A vueltas con el neo-indigenismo etnófago:
La experiencia PRODEPINE o los límites
,
del multiculturalismo neoliberal
,
,
,
, .. ,
95-104
Víctor Bretón
Resumen
Este artículo explora algunos de los nuevos modelos de intervención sobre la sociedad rural ensayados a partir de la
consolidación del Post-Consenso de Washington. Se interroga sobre la viabilidad y la aplicación que el aparato del
desarrollo hace de la noción de capitalsocial. Como estudio de caso, presenta el análisis del Proyecto de Desarrollo de
losPueblos Indígenas y Negros del Ecuador (PRODEPINE).
Palabras clave: capitalsocial, desarrollo rural. pueblosindígenas, organizaciones internacionales, neoliberalismo, Ecuador.
Ensayo gráfico
Ferias campesinas
.
106-120
Alonso Azocor(fotos) y Luciono Mortínez (investlgoción)
Temas
Museos, memoria e identidad afroecuatoriana
123-131
John Antón
Resumen
Este ensayo analiza las representaciones de los museos del Ecuador sobre los afroecuarorianos. Estudiando el caso de
los museos del Banco Central del Ecuador, se demuestra cómo la identidad afroecuatoriana es deliberadamente excluida de los espacios museográficos que expresan la memoria oficial de la nación.
Palabras clave: museo, afroecuatorianos, identidad, memoria, culturaafrodescendiente, Ecuador.
Reseñas
Sydney Mintz: Worker in the Cane - Carlota McAllister
135
Florencia Mallan: Campesinado y nación.
La construcción de México y Perú postcoloniales - Santiago Ortiz
138
Milagros Aguirre: La utopía de los pumas - María Eugenia Rodríguez
140
Teodoro Bustamanre, Cristina Jarrín y Osear Zapata:
Detrás de la cortina de humo, dinámicas sociales
y petróleo en el Ecuador - Patricio Crespo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
143
Alicia Lindón, Miguel Ángel Aguilar, Daniel Hiernaux, coordinadores:
Lugares e imaginarios en la metrópolis - Maria Mujica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
145
Flavia Freidenberg: La tentación populista:
una vía de acceso al poder en América Latina - Margarita Batlle
149
Lois Wacquant: Las cárceles de la miseria - María Augusta Espín
152
Museos, memoria e identidad afroecuatoriana
Museums, Memory and Afroecuadorian Identity
Jhon Antón Sánchez
Antropólogo, estudiante del doctorado de FLACSO-Ecuador
Email:
[email protected]
Fecha de recepción: febrero 2007
Fecha de aceptación y versión final: mayo 2007
“Recuperar nuestra memoria colectiva e histórica afroecuatoriana, es construir nuestros discursos desde
nuestras realidades y pensamientos”1
Resumen
Este ensayo analiza las representaciones de los museos del Ecuador sobre los afroecuatorianos.
Estudiando el caso de los museos del Banco Central del Ecuador, se demuestra cómo la identidad
afroecuatoriana es deliberadamente excluida de los espacios museográficos que expresan la memoria oficial de la nación. Este tema cobra vigencia en momentos en que la sociedad afroecuatoriana,
por medio de sus movilizaciones y acciones colectivas, emprende una fuerte batalla contra el racismo y la exclusión. Se trata de reclamos por un lugar adecuado en la cultura y en la historia del
Ecuador. ¿Cuál es la propuesta de inclusión de la cultura afroecuatoriana en las políticas de museos del Banco Central? ¿Cómo podría implementarse una narrativa museográfica adecuada relacionada con los aportes de los afroecuatorianos a la construcción de la nación?
Palabras clave: Museo, afroecuatorianos, identidad, memoria, cultura afrodescendiente, Ecuador.
Abstract
This paper analyzes the way in which museums in Ecuador represent Afro Ecuadorian culture. In
studying the museums of the Banco Central del Ecuador, it is shown how the Afro Ecuadorian
identity is deliberately excluded from museum spaces that represent the official memory of the
Nation. This topic becomes even more important at times when the Afro Ecuadorian society, by
means of collective mobilization and action, battles racism and exclusion. In that battle the Afro
Ecuadorians try and reclaim a space where their culture and history can be adopted into the
Ecuadorian culture as a whole. This article answers two questions: The first being, what proposals
and policies do the museums of the Banco Central del Ecuador have in regards to the inclusion of
the culture and history of the Afro Ecuadorian’s? Secondly, how can a suitable museum narrative
be implemented in relation to the contributions of the Afro Ecuadorian’s in the construction of the
Ecuadorian nation?
Keywords: Museums, Afroecuadorians, Identity, Memory, Afrodescendant Culture, Ecuador.
1
José Chalá, líder afroecuatoriano del Valle del Chota, en el Taller de etnoeducación, Ambuquí, abril de 2004.
Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 29, Quito, septiembre 2007, pp. 123-131
© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.
ISSN: 1390-1249
John Antón Sánchez
E
n este ensayo discuto las representaciones que los museos del Ecuador
hacen sobre los afroecuatorianos.
Mediante un examen particular a la manera
en que el Museo del Banco Central minimiza
a la identidad afro en sus exposiciones museográficas, demuestro cómo la identidad afro
es deliberadamente excluida de aquellos escenarios sagrados de la memoria oficial. Este
tema cobra vigencia en momentos en que la
sociedad afroecuatoriana, por medio de sus
movilizaciones y acciones colectivas, emprende una fuerte batalla contra el racismo y la invisibilidad, demandando un lugar en el espacio público, en tanto ellos reclaman ser sujetos que han aportado a la construcción de la
nación desde distintos espacios de la cultura y
la historia del Ecuador.
En el ensayo, entonces, se contestarán los
siguientes interrogantes: ¿Cómo los museos
del Banco Central del Ecuador representan el
proyecto de nación muticultural y pluriétnica
d e n t ro de una propuesta de inclusión?
¿Podría implementarse una narrativa relacionada con los afroecuatorianos? ¿Cuál sería, de
ser el caso, la aproximación a esa propuesta?
Buscando una huella afroecuatoriana
en los museos
Los museos son definidos como instituciones
guardianes de la memoria. Constituyen el escenario privilegiado de la historia e identidad
de los pueblos. Los museos, además, tienen
una importancia política pues guardan una
estrecha relación con el proyecto nacional del
Estado. Son una especie de recinto sagrado de
la nación. Desde la interpretación de Pierre
Nora (1986), los archivos históricos serían lugares de la memoria del presente.
Con estos argumentos, y como cualquier
turista, visité algunos museos de Ecuador, al
menos los del Banco Central en Qu i t o.
Durante mis visitas me interesaba saber cómo
se representan allí a los afroecuatorianos.
Quería entender si los museos reflejan aquello que la Constitución Política expresa: “el
Ecuador es un Estado multiétnico y pluricult u r a l”. Mis inquietudes se sustentan por
cuanto en el artículo 83 de la Constitución se
lee que los pueblos indígenas y los pueblos
negros o afroecuatorianos forman parte del
Estado; además, en el artículo 62 se precisa
que “el Estado fomentará la interculturalidad,
inspirará sus políticas e integrará sus instituciones según los principios de igualdad de las
culturas”.
El Ecuador tiene 102 museos. Muchos de
ellos tienen un carácter nacional y otros más
local. Algunos son auspiciados por el Banco
Central del Ecuador. Y los hay de toda clase:
artesanales, religiosos, arqueológicos, folclóricos, arte moderno, etnográficos, de la Ciudad
de Quito, indígenas, aeronáuticos, musicales,
geológicos, zoológicos, paleontológicos e inclusos virtuales. Sin embargo, sobre el tema
de mi interés sólo pude encontrar que El
Museo Etnográfico de la Mitad del Mundo
en Quito, el Museo de la Ciudad de Quito y
los Museos del Banco Central en Cuenca y
Esmeraldas poseen una reducida representación sobre los afroecuatorianos.
El Museo del Banco Central del Ecuador
en Esmeraldas cuenta con un Arc h i vo
Histórico conformado con documentos relativos a la venta de esclavos que constan en
117 carpetas y que abarcan los registros desde
1742 hasta 1913 y corresponden a Imbabura,
Quito, el Valle del Chota y Esmeraldas. Esta
documentación proviene del Archivo Nacional de Historia con la respectiva trascripción
paleográfica. Igualmente se destaca la colección fotográfica “Esmeraldas del pasado”,
compuesta de diapositivas, videos, películas y
casetes sobre testimonios orales de la tradición afroesmeraldeña.
El Museo de Cuenca posee una sala de la
música afroesmeraldeña, donde incluso se
destacan representaciones en cera del conjun-
124
ÍCONOS 29, 2007, pp. 123-131
Museos, memoria e identidad afroecuatoriana
to folclórico de la marimba. En el Museo de
la Ciudad de Quito se encuentra una copia
del célebre óleo “Caciques Negros de Esmeraldas” pintado en 1599 por Andrés Sánchez
Galque, donde aparecen los emisarios que
Alonso de Illescas enviara a Quito en el siglo
XVI con trajes de realeza y adornos de los indígenas hechos en oro. La pintura original
está en el Museo de América Madrid.
En la ciudad Mitad del Mundo, ubicada a
7 km al occidente de Quito, se encuentra el
Museo Etnográfico del Banco Central donde
se muestra una breve representación folclórica de los diferentes grupos étnicos que conforman la nación ecuatoriana, 21 en total, de
los cuales se destacan los afroecuatorianos de
Esmeraldas y del Valle del Chota.
Pero mi más interesante hallazgo fue en el
Museo del Banco Central de Quito, ubicado
en el edificio de la Casa de la Cultura de la capital. Allí, pese a que hay seis salas museográficas, ninguna hace referencia al tema afro.
Más bien en la urna virtual que se exhibe en
las entradas pude constatar la siguiente
lectura:
hijas mujeres lo hacen en el suelo de la cocina…”
“Afroecuatorianos: La población afroecuatoriana puede ser entendida como un
grupo sociocultural específico debido a
que es una forma especial de mestizaje, en
el cual los elementos simbólicos de origen
africano son el eje sobre el que se integran
a los demás elementos provenientes de la
vertiente hispánica e indígena. (…) Por
otra parte están los grupos que se supone
escaparon de la esclavitud al ocurrir un
naufragio frente a las costas de Esmeraldas
en el siglo XVII. (Anotaciones de las visitas
al Museo del Banco Central de Quito el 12
y 13 de mayo del 2005)
Museos: disputas entre memorias
hegemónicas y memorias alternativas
Las anotaciones que sobre los afroecuatorianos posee el Museo Nacional son preocupantes, no sólo por su información inexacta, sino
por el impacto político que dichas representaciones provocan sobre los imaginarios de la
identidad. Ed u a rdo Kingman y Mi re y a
Salgado (2000:124) precisamente advierten
que “los museos son una institución especializada en la producción y re-inversión de la
memoria. Y la memoria juega un papel importante en la construcción de imaginarios, y
la identidad se construye a partir de imaginarios”. ¿Cuál es entonces la representación que
el Museo Nacional desea dar de los afroecuatorianos, a juzgar por los textos expuestos?
Contestar este interrogante implica comprender el papel de los museos como expresión de un discurso político de la representación y que en contextos específicos determinan una relación de poder. Según Elizabeth
Jelin (2001:100), los museos pretenden fijar
una marca memorística selectiva afirmando
una ideología, una visión hegemónica de la
historia y de la identidad nacional. Una
marca que muchas veces corresponde al libre-
Link: Etnografía.
Vínculo: Afroecuatorianos de Esmeraldas
y del Valle del Chota.
Afroecuatorianos de Esmeraldas:
“Este grupo étnico habita Esmeraldas. La
población vive en gran mayoría en zonas
rurales (…) La familia nuclear es el modelo más extendido de la organización social
(…) En el área rural es común que las parejas no sean estables; la madre puede tener
varias parejas a lo largo de su vida. El hombre colabora en la manutención del hogar,
pero al disolverse el vínculo, su papel en la
crianza y mantenimiento de los hijos
queda en segundo plano. Al interior del
núcleo familiar existe una cierta jerarquización de los roles masculinos y femeninos:
mientras el hombre y los hijos varones
comen sentados en la mesa, la esposa y las
125
ÍCONOS 29, 2007, pp. 123-131
John Antón Sánchez
to único de la memoria de los vencedores,
que termina excluyendo la memoria alternativa de los vencidos y de los oprimidos.
De este modo, es comprensible que los textos del Museo Nacional presenten una imagen
subordinada y folclorizada de los afro e c u a t orianos, pero además inexacta. En primer lugar
se afirma que “la población vive en gran mayoría en zonas rurales”, cuando el censo de
2001 afirma todo lo contrario: el 68.7% de
los afros son urbanos frente al 31.3% rural
(Secretaría Técnica del Frente Social 2005:28).
En segundo lugar, se niega su especificidad étnica determinada por la herencia cultural
afrodescendiente y se resalta que más bien
“son una forma especial de mestizaje”. En tercer lugar, el Museo del Banco Central incurre
en una imprecisión histórica al suscribir que el
episodio del naufragio en las costas de
Esmeraldas, que narró en su momento el pre sbítero Miguel Cabellos de Bal-boa, ocurrió en
el siglo XVII, cuando en realidad fue un siglo
atrás, en octubre de 1553 (Sa voia 1992:30).
Asimismo, podíamos presentar serias críticas a los textos del Museo Nacional que colocan a la sociedad afroecuatoriana en una posición de primitivismo e incapacidad. Pues se
afirma que “la pareja afro es inestable”, siendo que el hombre es irresponsable en el cuidado de sus hijos y la mujer incapaz de conformar la solidez de un hogar. Y por si fuera
poco “el hombre y los hijos varones comen
sentados a la mesa, la esposa y las hijas mujeres lo hacen en el suelo y en la cocina”.
De lo anterior expuesto se puede lograr
una conclusión, la cual es muy ilustrada por
Mary Roldan (2000:103): “los museos como
receptáculo de la memoria nacional, cumplen
un papel de la construcción y diseminación
de un proyecto de nación y de una narrativa
de identidad”. Y como tal concretan una visión particular de la historia, muchas veces
desde las élites hegemónicas. En efecto, los
museos a través de sus exhibiciones, colecciones, textos, guías, folletos y demás propagan-
da buscan representar u ordenar la realidad
nacional partiendo de posiciones muchas
veces políticas, definiendo lo que puede ser
central o periférico, lo que posee valor o es
inútil, lo que puede ser lo conocido o marginal. De modo que el museo termina siendo
un lugar de confrontación, un espacio de disputa donde se redefinen distintas nociones de
memorias, de interpretaciones del pasado, de
valoración de la historia y de la construcción
y fortalecimiento de la identidad cultural.
Inquieto, entonces, por el lugar de los
afros en el Museo Nacional del Banco Central
e n t revisté a la Di rectora del Museo, la doctora María del Pilar Miño, sobre cómo el Museo
Nacional incluye a los afroecuatorianos:
M.P.M.: “En este museo no vamos a encontrar nada de los negros. No existen, no
están representados todos. Eso es una falencia. La falencia principal es que no tenemos bienes culturales [de los afroecuatorianos]”.
J.A.: ¿Y si esto es así, qué se tiene pensado
para corregirla?”
M.P.M.: “Con la nueva construcción de
otro edificio del Museo tendremos más espacio, y con el nuevo guión tendremos
más apertura, donde estén representados
todos, pues esa es nuestra identidad, y así
lo vamos ha hacer”.
J.A.: “¿Y cómo será ese nuevo guión?
¿Cómo se representará a los afros? ¿Habrá
una sala para ellos?
M.P.M.: Recién estamos con un guión
marco para referencia y contempla una visión por períodos históricos.
J.A.: ¿Y en esos períodos históricos qué se
tiene pensado sobre la historia de los afros?
M.P.M.: Será mejor que le pregunte eso al
doctor Santiago Ontaneda, él es el coordinador del guión. ¿Quiere que se lo comunique?2
2
Entrevista con María del Pilar Miño, directora del
Museo Nacional del Banco Central, en su despacho.
Quito, 19 de mayo de 2005, 9h30.
126
ÍCONOS 29, 2007, pp. 123-131
Museos, memoria e identidad afroecuatoriana
Una vez con el Santiago Ontaneda, coordinador del nuevo guión del Museo del Banco Central, le pregunté sobre su interés para
representar a los afros en el nuevo museo, el
cual se dignó en responderme lo siguiente:
“Bueno, no tenemos idea de cómo será eso,
porque recién los grupos están trabajando. Y
la idea que usted me plantea sería muy interesante, lo que pasa es que no se conoce
mucho”3.
El tema de la representación adecuada de
los afrodescendientes en el Museo Nacional
se convierte en un asunto estratégico para los
pueblos afro, ya que permite resolver cuestiones de inclusión y participación. Lo contrario
puede ahondar problemas de exclusión y subordinación. Se trata de lograr que la identidad y la memoria afro se fortalezca y logre un
espacio dentro de los espacios oficiales de representación nacional. Y en este contexto,
José Chalá Cruz, un líder del movimiento social afroecuatoriano, afirma: “nuestras comunidades deben recuperar la memoria colectiva
e histórica, esto es construir nuestros discursos desde nuestras realidades y pensamientos.
La pérdida de la memoria implica la pérdida
de la conciencia de ser”4. Este testimonio fija,
entonces, un desafío al pueblo afroecuatoriano: movilizarse en torno a ser visibles en la
historia, toda vez que la historia oficial, al parecer, los ha relegado a la periferia. Al respecto, Norman Whitten (1981:17) escribió que
la identidad afroecuatoriana ha sido percibida
por las élites nacionales como una marcada
inferioridad, aun más que la indígena. Carlos
de la Torre (2002:19) agrega que en las reflexiones de los intelectuales sobre la nación, los
afros han sido vistos como un problema para
3
4
Entrevista telefónica con Santiago Ontaneda, coordinador general del nuevo guión del Banco Central.
Quito, mayo 19 de 2005, 9h45.
José Chalá Cruz, Conferencia “Memoria colectiva y
etnoeducación”. Taller de Etnoeducación, Ambuquí,
Valle del Chota, abril 17 de 2004. Notas de mi diario
de campo.
incorporarlos a la civilización. Y para demostrar su argumento revisa las posiciones de intelectuales como Alfredo Espinosa Tamayo
(1916), Antonio Santiana (1955) y Humberto García Ortiz (1935), quienes representan
al afroecuatoriano como “parte de un mundo
de la naturaleza, carente de civilización y cultura y como la raza menos apta para incorporarse a la civilización”.
Recuperación de la memoria e historia
El llamado que hace José Chalá de recuperar
la memoria histórica y colectiva afroecuatoriana se convierte en un recurso necesario
para la movilización identitaria de estas comunidades. El ejemplo más claro ocurre en el
Pacífico colombiano donde los afrodescendientes acuden a la reconstrucción de la memoria histórica sobre el territorio y la reflexión de la identidad como un ejercicio de beneficio de sus derechos colectivos que consagra la ley 70 de 1993.
Sobre este proceso de reconstrucción de la
memoria, Manuel Zapata Olivella (1989)
analiza el impacto que significó para los africanos la esclavitud, un fenómeno que encarnó rupturas violentas con las raíces identitarias y obligó una reconstrucción total de la
memoria. En este proceso, los africanos no
trajeron cultura material a América que determinara sus huellas de la memoria, sólo
conservaron su cuerpo desnudo, el mismo
que luego se convertiría en un espacio vivo de
representación cultural, en lo que Jennifer
Schimer (1994) denomina “depositario de la
memoria”.
Pese a la tragedia de la esclavitud, los afrodescendientes lograron crear nuevas memorias utilizando métodos en que las narrativas
contadas por los griots (narradores orales) jugaron un papel clave. Tal construcción de la
memoria por medio de la dimensión narrativa oral es llamada por Jacques Le Go f f
127
ÍCONOS 29, 2007, pp. 123-131
John Antón Sánchez
profundos, más bien serían eventos refugiados en la memoria de la intimidad, en los sentidos y muchas veces en el cuerpo el cual con
sus inscripciones y movimientos encierran el
pasado (Stuar Hall 1997). De allí que para los
afrodescendientes las canciones, mitos, ritmos y danzas, rituales de paso, rudimentos de
términos lingüísticos africanos, relatos orales,
concepciones de la muerte, se mantienen
como mementos, como lugares de la memoria
histórica y colectiva, que resurgen conciente e
inconscientemente en función de relaciones
sociales, en un contexto político con un peso
en la construcción de la identidad.
(1991:153) “reconstrucción generativa de la
memoria”, donde el relato oral transmite un
mensaje histórico de forma libre y flexible.
Esta relación entre memoria e historia oral es
estudiada por Alessandro Portelli (1991),
quien comprende la historia oral como un
arte de mantener la memoria de los pueblos5.
Pero la construcción de las memorias también tiene sus vacíos, huecos y olvidos. Louisa
Passerini (1992) expresa que en muchos actos
de recordar hay cosas que se dejan en el olvido, quizá porque fueron traumáticas o fueron
hechos que causaron tanto dolor que es mejor
no retrotraerlos al presente. Al respecto Odile
Hoffman (200:99) afirma que en ciertas comunidades afroamericanas del Pacífico colombiano “la fase de la esclavitud desapareció
de la memoria hablada. Hubo una especie de
amnesia colectiva que pretende borrar humillaciones y sufrimientos”. Entonces, ¿la esclavitud en realidad ha quedado en el olvido de
la memoria de los afros? Frente a este fenómeno, Elizabeth Jelin (2002) precisa que no
hay memoria sin olvido; Paloma Aguilar
(1996), por su parte, nos refiere que los silencios de la memoria son silencios traumáticos
que no son totalmente reflejo de olvidos, sino
formas distintas de usar la memoria de acuerdo a los tiempos y las circunstancias.
La memoria ha tenido distintos usos en
distintos momentos de la historia (Le Goff
1991). Por ello hay que tener presente que las
memorias son procesos dinámicos y flexibles
en términos de situaciones políticas determinadas. Además, “la memoria no se opone a
ningún modo de olvido. Ella siempre es una
interacción de olvido y conservación” (Todorov 1997:15) De modo que la memoria debe
ser entendida como una selección de ciertos
rasgos del pasado o acontecimientos que son
conservados y otros inmediatamente descartados. Y para los afros esos silencios traumáticos de la esclavitud no pudieran ser olvidos
5
La memoria colectiva como
discurso político
Ahora bien, la recuperación de la memoria
c o l e c t i vae histórica para los afrodescendientes
se ha conve rtido en una herramienta utilizada
en el discurso político. En sus acciones colect i vas ellos recurren al “uso de la memoria”
como estrategia de fortalecimiento cultural.
Esto en tanto cultura y memoria están ligadas
estrechamente6 De modo que el tema de la
memoria está siempre en la agenda política
del proceso organizativo afroecuatoriano. Por
ejemplo, para las organizaciones del norte de
la provincia de Esmeraldas, la memoria es
“ancestral”, y compromete la raíz de los anc e s t ros (los “mayo re s” africanos) quienes
t r a n s m i t i e ron una herencia cultural que muchas veces se ha perdido. Por ello en algunos
talleres que se hacen sobre etnoeducación o
etnohistoria estas asociaciones proponen desafíos como recuperar lenguas africanas como
el lingala, usar ciertas vestimentas y símbolos
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Sobre relato oral ver Blanca Muratorio (1987).
Para T. Todorov (1997:17), la cultura debe entenderse como un asunto de memoria: “ella es el conocimiento de un cierto número de códigos de comportamiento y la capacidad de servirse de ellos Y un ser sin
cultura es el que no ha adquirido jamás la cultura de
los ancestros, o que la ha olvidado y perdido”.
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Museos, memoria e identidad afroecuatoriana
africanos, practicar la religión yoruba, cambiarse el nombre propio por uno africano,
entre otras cosas. Por cuanto estas concepciones esencialistas de recuperación de la memoria son conve rtidas en textos identitarios, se
pierde de vista que lo “ancestral” más que una
cuestión auténtica y originaria corresponde a
una invención con propósito ideológico. Por
ello Terences Ranger y Eric Hobsbaws (2002)
nos hablan de tradiciones inve n t a d a s, donde
lo “ancestral” es entendido como la constru cción cultural que una sociedad hace en un determinado presente histórico. Desde esta visión, la memoria corresponde a un repertorio
que hay que reinventar constantemente para
responder a las cambiantes condiciones del
mundo en que se vive.
Una propuesta de museo afroecuatoriano
Dentro de los procesos de revitalización de la
memoria por parte de los afroecuatorianos, el
tema de los museos cobra importancia en
tanto que, al igual que las conmemoraciones,
las fechas históricas y demás marcas de la memoria, son piezas claves en sus procesos identitarios y en sus discursos de inclusión social.
Por lo anotado, los museos -o concretamente
el Museo Nacional del Banco Central- deberían centrar su objetivo de fortalecer el patrimonio cultural multiétnico de la nación, dentro del contexto de lo que David Lowenthal
(1994) califica como un “proceso de democratización de la cultura”. Es decir, los museos deben acomodarse a la realidad contemporánea del país. Los museos tienen entonces
un reto: entender las múltiples ofertas simbólicas que interactúan en un mundo cada vez
más intercultural, desterritorializado, globalizado y diverso. Donde las identidades no son
valoraciones acabadas sino en permanente intercambio y alimentación.
Pero hay que advertir que una posible
apertura a la diversidad cultural por parte del
Museo no puede conve rtirse en lo que
Eduardo Kingman (2004:31) califica como
“un discurso aparente de la democratización
de la diversidad”. Es decir, se debe evitar que
se asuman prácticas de promoción cultural y
de marcas de la memoria de los excluidos que
conlleven a la caricaturarización. La propuesta de inclusión y de diálogo de la diversidad
no puede pretender igualmente una domesticación de la identidad y del patrimonio para
satisfacer el comercio y el turismo. Auque
tampoco se trata de radicalismos ni de purezas que no sean capaces de interpretar los entramados de la modernidad y de los escenarios que imponen los procesos de globalización. La invitación es a que la política cultural de apertura a la diversidad por parte de las
autoridades culturales esté orientada hacia la
participación, la concertación y a las posibilidades creativas de la misma gente que se va a
representar.
Reflexión final: ¿qué poner en una
sala afroecuatoriana?
Deseo terminar el ensayo proponiendo algunas líneas gruesas de lo que preliminarmente
podría contener una sala de museo afroecuat o r i a n o. Digo “pre l i m i n a r m e n t e” porq u e
sería muy aventurado tratar de agotar en este
espacio una propuesta que amerita mayor
examen, análisis e investigación. Además,
considero que pensar una propuesta de tal
magnitud debe ser concertada, consensuada y
discutida ampliamente, donde sea la misma
sociedad civil la que proponga cómo quiere
ser representada, qué cosas son las que habría
que poner y cómo ponerlas. Es decir, la propuesta debe ser construida mediante un amplio sentido democrático y part i c i p a t i vo.
Además, pensar en una propuesta de museo o
de sala de museo afroecuatoriana debe implicar una poderosa estrategia de investigación
documental, etnográfica e incluso arqueoló-
129
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John Antón Sánchez
gica. La cual debe complementarse con la generación de un amplio debate en torno a las
representaciones sociales, la memoria y la
identidad cultural.
La propuesta de Sala de Museo debería
contextualizarse en medio de un marco epistemológico que de cuenta del aporte de los
afrodescendientes a la construcción de la nación, no sólo desde la historia y el folclore ,
sino también desde otros ámbitos: economía,
política, tecnología, literatura y otras esferas
de la cultura. De modo que cualquier visitante a dicho museo sea capaz de leer la cultura afroecuatoriana, tal como lo define
Clifford Ge e rtz (1987:17): como un gran
contexto de significados que se imbrican en
la complejidad no sólo del mundo ecuatoriano, sino del contexto regional y global. Esto
por cuanto la cultura afroecuatoriana no es
un hecho aislado, ella es un componente
consustancial de ese fenómeno global que se
llama diáspora africana y que se conecta
entre sí con otras manifestaciones de la
América Negra y las culturas milenarias africanas. De modo que el museo o la sala
museo debería dar cuenta del universo global
de la ontología y el conocimiento de la diáspora africana en Ec u a d o r.
Inicialmente se plantea que la sala de
museo tendría como misión recuperar y revitalizar la memoria tangible y no tangible de la
cultura afrodescendiente en el Ecuador, de
modo que le permita la valoración de su historia, la comprensión de su presente y la proyección de un futuro promisorio. Al país, le
generaría elementos para estructurar de manera inclusiva y sin discriminación y racismo
su proyecto de identidad nacional, cuyos basamentos serían precisamente la diversidad de
cosmovisiones e identidades de sus pueblos.
Consecuente con esto, la Sala de Museo
deberá resaltar la memoria afro en tres escenarios: África, Afroamérica y Afroecuador,
donde se parta de las civilizaciones africanas y
su aporte a la humanidad; se ubique la ruta
de la esclavización, la trata trasatlántica, sus
aportaciones a la economía colonial y capitalista, las huellas africanas en Ecuador, los hechos memorables de la historia de los palenques, de los héroes y cimarrones, las gestas y
batallas por la libertad, incluyendo el aporte a
la campaña libertadora bolivariana. Habría
que destacar los personajes afrodescendientes
que en Ecuador y el mundo se han destacado
desde las esferas de la ciencia, las artes, la literatura, la economía, la academia y la política.
Sería necesario ubicar espacios exclusivos para
el deporte, la música, la artesanía, la danza, y
muy especialmente el mundo espiritual y religioso, la muerte, la magia y las curaciones.
En general propongo una colección museográfica afroecuatoriana que permita conocer
mejor la cultura ecuatoriana a partir del legado de los afrodescendientes. Una colección
que más que respuesta debería suscitar preguntas, generar debates y controversias, acercar las distintas visiones de las aportaciones, y
muy especialmente reflexionar de manera
creativa sobre la memoria de estos pueblos invisibilizados.
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2005.
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