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Recuperar nuestras experiencias para mejorar los vínculos
Constanza Fernández Kourtis y Leonardo Magne
Actas de Periodismo y Comunicación, Vol. 6, N.º 2, octubre 2020
ISSN 2469-0910 | http://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/actas
FPyCS | Universidad Nacional de La Plata
Recuperar nuestras experiencias para mejorar
los vínculos
Constanza Fernández Kourtis
[email protected]
Leonardo Magne
[email protected]
--Facultad de Periodismo y Comunicación Social
Universidad Nacional de La Plata | Argentina
Resumen
En esta ponencia se recuperan las experiencias de dos asdcriptxs en Metodología de la
Investigación Social (UNLP), transformando en colectivas las vivencias personales relacionadas al
vínculo pedagógico. La memoria se vuelve política al poner en palabras los obstáculos de los
primeros pasos en la docencia, el rol de los sentimientos en el aula y las problemáticas para
afrontar la virtualidad a la que llevó el incidente crítico marcado por la pandemia Covid-19.
Palabras clave
Narrativa docente, adscripción, experiencia pedagógica, reflexión, vínculos, diálogo, virtualidad,
comunicación/ educación.
Introducción
El presente trabajo está pensado desde el marco teórico conceptual de la documentación
narrativa de experiencias pedagógicas, se trata de una sistematización de nuestras
experiencias y trayectorias como adscriptxs de la materia Metodología de la
Investigación Social, perteneciente al segundo año del plan de estudios de la Tecnicatura
en Periodismo Deportivo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS) en
la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Pensamos las narrativas docentes en el sentido que explica Valeria Sardi, esto es como
un espacio de reflexión en la tarea docente cuyo objetivo es revitalizar las futuras
intervenciones didácticas (2013:7). Por ello recuperamos y documentamos los vínculos
pedagógicos e institucionales, las reflexiones respecto a nuestra experiencia, obstáculos
y estrategias utilizadas. Primero en contexto de presencialidad, y luego en el marco del
gran incidente crítico de cursadas virtuales por la Pandemia de Covid-19 en lo que
respecta al segundo cuatrimestre del ciclo lectivo 2020.
Identificamos que nuestra tarea cobra mayor sentido al realizar dinámicas de
acercamiento y diálogo con los grupos de trabajo en el espacio concreto del aula, que
se encauzaron hacia nuevas formas de interacción en la virtualidad. Entendemos nuestra
labor como un nexo entre lxs docentes y lxs estudiantes, promoviendo una mejor
comunicación de lxs diferentes actores educativos entre sí y con el proceso de la cursada.
Dentro de la particularidad de la materia consideramos como desafío generar interés
genuino en lxs estudiantes, ya que el contenido no parece a priori tener una aplicación
directa en el trabajo de unx Periodista Deportivx. Tampoco en el marco de la Tecnicatura
deben realizar una investigación final (trabajo integrador final o tesis) para alcanzar su
título, aunque sí las herramientas de Metodología son claves para comprender el campo
académico.
Asimismo, cuenta con la carga de considerarse una materia teóricamente
densa cuyo objetivo central es “dotar a los estudiantes de las competencias
conceptuales, analíticas y metodológicas,
necesarias para
el
desarrollo de la
investigación social con especial énfasis en el ámbito deportivo” (Programa 2019).
En lo referido a la virtualidad notamos en primera instancia un cambio significativo del
rol de lxs docentes, que encuentran fundamental en esta instancia un acercamiento a
lxs estudiantes mucho más acentuado para promover la permanencia en el aula, la
participación activa en las clases y la apropiación de los contenidos de la materia. En ese
sentido es que nuestra tarea también se transforma, y notamos que principalmente
pasamos a formar parte más activa del armado de las clases y la búsqueda de materiales
didácticos o complementarios para acompañar los encuentros tanto sincrónicos como
asincrónicos.
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Nuestra llegada a la documentación narrativa
La posibilidad de sistematizar nuestra experiencia surgió principalmente mientras
transitábamos un curso de ADULP al que pudimos acceder por ser adscriptxs de
Metodología de la Investigación; el mismo se tituló “El oficio de enseñar en la UNLP y la
documentación narrativa” y fue dictado en el primer cuatrimestre del 2020 de forma
virtual por Pamela Vestfrid, Gladys Manccini y Mauricio David Dip. Para ambxs significó
el primer acercamiento a las narrativas docentes y resultó enriquecedor tanto el
acercamiento a autores de esta línea de trabajo, como la posibilidad de compartir las
experiencias personales con docentes de otras Facultades de la UNLP, de múltiples
materias y con distintas trayectorias, pero con lxs que a fin de cuentas compartimos
muchas sensaciones, emociones y prácticas.
Es en este vínculo con otrxs docentes donde se encuentra el aspecto que nos atravesó
el cuerpo y nos llevó a la realización de este trabajo, lo que tiene que ver con reconocer
que “las construcciones de la memoria docente no son meramente personales sino ante
todo políticas” (Ripamonti; 2017:86). Ahí radica principalmente la importancia de narrar
y recuperar nuestras experiencias docentes.
A su vez estas memorias políticas se trabajan desde lo colectivo, porque la primera
narración es individual pero luego este relato se comparte, recibe comentarios de
compañerxs y es reescrito, transformándose al encuentro con el otro.
Recopilación de nuestras experiencias en clave de narrativas docentes
Las primeras narrativas docentes que realizamos fueron en torno a las clases
presenciales, las únicas experiencias como adscriptxs que habíamos transitado hasta el
momento. En ellas encontramos algunas características claves, que fueron compartidas
por compañerxs como el primer impacto vivido en el rol docente, esto tiene que ver con
lo que respecta al cambio de posición que se toma en el aula, dejando el rol y la
disposición espacial que se suele tomar como estudiante, ocupando un lugar al frente
junto con el docente. En esta escena áulica que te atraviesa el cuerpo se puede comparar
con la de la educación bancaria que propone Freire y que aún se mantiene en los
diferentes niveles educativos, el cambio de lugar es significativo. Sobre todo, al principio,
en ese primer día en el que se siente raro decidir ocupar otra silla, cuando muchxs de
lxs estudiantes son compañerxs durante la carrera. Este lugar no tarda en romperse, y
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no impide acercamiento y confianza, pero de alguna manera otorga legitimidad simbólica
respecto de la posesión de los saberes que se van a atravesar la materia.
Otra cuestión que recuperamos tiene que ver con el acercamiento constante a lxs
estudiantes como un eje vital en lo que respecta a nuestra labor en las clases
presenciales. Creemos fundamental generar lazos para que cualquier duda que pueda
surgir respecto a la materia puedan dialogarla tanto con lxs docentes como con nosotrxs,
ya que tenemos la posibilidad de generar lugares de encuentro también en los pasillos
de la facultad o en el buffet siguiendo con la cuestión de que somos, en muchos casos,
compañerxs. El espacio para el diálogo y acompañamiento lo creemos fundamental para
el acercamiento a los conceptos que la tornan compleja, y la constante intención de
demostrar los aportes de estas herramientas para el trabajo periodístico situado, crítico
y fundamentado.
Esto último cuesta en el marco de esta carrera en la cual muchas veces lxs estudiantes
intentan esquivar el posicionamiento político, escuchamos “yo de política no hablo” en
estudiantes participativos, que aun sin saberlo terminan posicionándose muchas veces
de manera argumentada.
Esta materia se encontraba en el tercer y último año, por lo que lxs estudiantes llegaban
a ella con una base conceptual-teórica más amplia y habiendo cursado Culturas
Populares y Deportes, materia en la que realizaban un trabajo de investigación como
trabajo final. A partir del 2017, tras el cambio de Plan de Estudios del 2015, comenzaron
a cursar estudiantes de segundo año, por lo que lxs docentes y adscriptxs debimos
trabajar con mayor profundidad y acercamiento a cada unx.
Por ello es importante estar presentes y atentxs para identificar cuáles son los obstáculos
que se presentan teniendo en cuenta los diferentes universos de lxs sujetxs que cursan
la materia. El desafío último fue tener en cuenta todo esto a la hora de trabajar con la
distancia física que nos presenta las dinámicas virtuales, con el vacio que generó la falta
de presencialidad, en las cuales se hace más difícil conocer qué le pasa al otro.
Con la virtualidad entendemos que nuestra labor se ha ampliado y transformado. Las
narrativas permiten ir analizando la situación a medida que acontece en la realidad. A
su vez son consideradas como técnicas válidas de recolección de datos en las
investigaciones cualitativas, sobre esto Vestfrid e Insúa sostienen que “la narración de
experiencias pedagógicas (...) posee otro estatus u otra lógica en relación al
conocimiento científico, pero no por eso deja de ser producción de conocimiento. La gran
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diferencia es que ahora el conocimiento pedagógico lo producen los propios docentes”
(2013:2).
Es por eso que logramos identificar y nombrar determinadas tareas novedosas en
nuestra labor en el mismo momento en el que transitamos nuestro primer cuatrimestre
virtual bajo el este rol. En primera instancia lo que notamos es una gran diferencia en el
rol docente, que ante la situación de emergencia que atravesamos pone el cuerpo para
acompañar a lxs estudiantes, para que se evite el abandono de la cursada con reiterados
“cualquier problema que tengan no duden en hablarnos”, intentando una apropiación de
los contenidos, utilizados para analizar e interrogar la realidad.
En ese sentido nuestra labor empezó a ser también fuerte en lo que respecta al
acompañamiento de lxs docentes en el armado de clases escritas y búsqueda de
materiales didácticos que complementen el material bibliográfico, permitiendo que
empecemos a adquirir nuevos conocimientos constantemente y desde un nuevo enfoque
que nos enriquece también como Profesores en Comunicación Social. Todo siempre con
el horizonte de mejorar la comunicación entre ambas partes del proceso educativo en el
marco institucional.
Durante el proceso de cursada virtual en reiteradas ocasiones escuchamos en palabras
de diferentes estudiantes la valoración positiva de nuestro acompañamiento y
seguimiento, remarcando que fue de ayuda para sostener la materia. Esto teniendo en
cuenta también que en la actualidad nuestrxs estudiantes atraviesan diferentes
realidades, que excede a la mera cuestión de que algunxs pueden conectarse y otrxs no,
hay grises complejos que se pueden conocer sólo si se da el espacio y la posibilidad para
el diálogo en términos de cercanía.
De todos modos la cursada tuvo como herramienta la videollamada, que no era una
instancia obligatoria, pero que fue de gran ayuda para quienes podían acceder. En este
sentido entendemos que faltó adaptar el proceso para quienes no podían asistir a estas
clases sincrónicas, ya que hacia el final del proceso se notó una gran diferencia entre
quienes estaban presentes y activos en Zoom o Meet y quienes solo participaron a través
de Classroom con la entrega de trabajos prácticos.
Encontramos fundamental haber podido relevarlo y analizarlo durante el proceso,
teniendo así la posibilidad de realizar cambios y aportes sobre la marcha de manera más
consciente al poner en palabras las nuevas experiencias. Como mencionamos
anteriormente con las palabras de Sardi este proceso también nos permite revitalizar las
prácticas venideras.
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El rol de adscripto como puente en la mediación pedagógica
En las instancias sincrónicas nuestra tarea acaba siendo en mayor medida un
procedimiento sumamente similar al que Guber menciona como procedimiento para las
entrevistas etnográficas (2012). Esto es no condicionar el discurso ni del docente, ni
interrumpir las participaciones activas de lxs estudiantes. Nuestra palabra interviene
mayormente cuando entendemos que la comunicación entre lxs actores del encuentro
educativo está teniendo fallas de algún tipo, o cuando pensamos que podemos explicar
alguna cuestión con un discurso que haga más sentido en el grupo. Esto puede darse
por compartir un universo de significaciones más cercano al de lxs estudiantes, por tener
la experiencia en lo que respecta a la carrera del periodismo deportivo o por tener la
posibilidad de conocer lo que el docente y la cátedra pretende.
Lo que permite estar evaluando en el momento si el rumbo y el diálogo en la
videollamada se acerca a los objetivos de la clase. En ese sentido es que afirmamos que
el adscriptx en este contexto se vuelve más que nunca un puente entre lxs estudiantes
y el proceso de enseñanza/aprendizaje. Ya que reconocemos desde otro lugar los
universos e intereses de las dos partes que componen el acto educativo y pensamos de
manera constante qué estrategias utilizar para mejorar ese vínculo, interviniendo con la
palabra, seleccionando materiales y didácticas interpelantes, respondiendo consultas
desde un lugar de cercanía o desarrollando temas puntuales con una voz diferente a la
del docente. Esto convierte el rol del adscriptx en un espacio pedagógico-didáctico
fundamental
hacia
los
propósitos
de
enseñanza
desde
la
perspectiva
de
comunicación/educación.
Luego la cantidad de tareas y responsabilidades que se asuman desde este lugar
depende del terreno que el docente nos permita abarcar, pero fundamentalmente de la
dedicación e impronta propia a la hora de identificar problemáticas, presentar otros
posibles enfoques, bibliografía y estrategias de abordaje.
Cabe destacar como adscriptxs se nos ha incentivado muchas veces a escribir nuestros
propios textos para presentar como material durante la cursada, además de la
posibilidad de seleccionar materiales que dinamicen o aporten a las clases ya
establecidas por la cátedra, lo cual también enriquece y motiva nuestra tarea.
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Democratización del saber y potencialidades de la documentación
narrativa
En nuestra formación como comunicadores/educadores este escenario de cambio en la
mediación educativa nos ha enseñado nuevas competencias pedagógicas, didácticas y
ante todo comunicacionales. La tarea colectiva del rearmado del currículum para este
contexto ha sido, como toda experiencia grupal profunda, sumamente enriquecedora.
Se debatieron abordajes para la inclusión de quienes no podían acceder a los recursos
materiales para sostener esta cursada virtual, se desarrollaron nuevas formas de
evaluación, nuevas plataformas de intercambio y diálogo, y estrategias para combatir la
deserción a lo largo del proceso.
Lo inesperado nos puso en lugar de mayor horizontalidad y bajo la obligatoriedad de
encontrarnos y resolver con la palabra todas las cuestiones necesarias para encarar la
cursada reflexionando sobre la pertinencia de cada decisión. Entendemos que el contexto
de pandemia nos ha llevado a reflexionar más sobre nuestras propias prácticas como
docentes trabajadores de la universidad pública, es por ello que nos parece fundamental
documentar nuestras experiencias, porque son políticas, porque son colectivas y porque
pueden revitalizar tanto nuestras futuras intervenciones como la de nuestros colegas.
Es decir, la incertidumbre llevó de alguna manera a que lxs docentes lleven a la práctica
lo que se propone desde la línea de la documentación narrativa de experiencias docentes,
tal vez sin saberlo. Esto es, retomando ideas de Daniel Hugo Suarez (2016),
democratizar las relaciones de saber y de poder que de alguna manera atraviesan los
procesos de aprendizaje en la universidad pública, modificando el dispositivo de trabajo
y movilizando prácticas de escritura, lectura y conversaciones entre pares promoviendo
nuevas formas de conciencia profesional.
Ahora bien, a este escenario dialógico que se dio a partir del incidente crítico entendido
por Sardi (2013) como un hecho que irrumpe con lo que se tenía estipulado, que es la
pandemia y las consecuentes cursadas virtuales, hay que produndizarlo con las
potencialidades metodológicas de la documentación narrativa. Esto es tomarlo “como
una modalidad de trabajo pedagógico entre docentes, que promueve la participación de
los educadores en procesos de indagación, desarrollo profesional y acción en el campo
educativo, y que tiende a tornar más horizontales las relaciones de saber y de poder que
lo atraviesan y constituyen” (Suárez; 2016).
Concluimos entonces que documentar nuestras memorias con sus malestares,
gratitudes, nervios, incertidumbre y sobre todo aprendizajes que hemos atravesado con
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el cuerpo, sentadxs frente a una pantalla a lo largo de estos meses es una forma de
poner en palabras nuestra experiencia. La posibilidad de hacer circular nuestras
reflexiones como compromiso social y herramienta política. Tomando a las narrativas
como una forma de romper con el principio de independencia, y de individualismo en la
labor pedagógica docente, desde la ética de la solidaridad y la epistemología de la
esperanza.
Referencias
Ripamonti (2017). Investigar a través de narrativas. Notas epistémico-metodológicas en
Metodologías en contexto. CLACSO, Buenos Aires.
Sarli, V. (2013). Relatos Inesperados: la escritura de incidentes críticos en la formación
docente en letras.
Vestfrid, P. e Insúa, MdC. (2014). La escritura y el trabajo colaborativo en la formación
docente.
Suarez D. (2016). Escribir, leer y conversar entre docentes en torno de relatos de
experiencias. Revista Brasileira de Pesquisa (Auto)Biográfica.
Guber, R. (2012). La etnografía. Método, campo y reflexividad, Cap. 3 La observación
participante y Cap 4 La entrevista etnográfica, Siglo XXI, Argentina.
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