Gallipatos; Primavera sí, primavera no.

 

Hoy, podríamos decir que ha sido el primer día con cierto aire de primavera. – Pese al hielo matutino, han subido bastante las temperaturas y se percibía un ambiente distinto en el campo. – Dos Águilas Reales no han dejado de volar juntas, lanzándose una contra la otra y realizando las acrobacias propias de la época nupcial, pero también atacando a otra pareja de Buitres Negros que pasaba por el lugar, los pobres han salido con bastante prisa de la escena…

He buscado, sin éxito, la primera Golondrina Común, pero sí he visto bastantes Críalos, alborotando como suelen al vecindario… – Tampoco he visto ningún Almendro en flor, pero sí he encontrado los primeros Espárragos trigueros.- ¡La primera tortilla de la estación!... 

Lo que tampoco esperaba encontrar era a estos Gallipatos, ya despiertos de su letargo invernal, pero incapaces de salir de una pequeña y fría poza que alimenta un abrevadero de ganado. – Una tapa de chapa impedía la salida. – Liberados han quedado…

Cientos de Gallipatos.

Ya anunciábamos que el 2010, por su abundancia en lluvias, sería un buen año para la reproducción de los distintos anfibios y como no podía ser de otra forma, así ha sido. Hace unos días distintos medios recogían la noticia de que en la vecina localidad de Caracuel de Calatrava (Ciudad Real) había aparecido “una plaga” de Gallipatos (Pleurodeles waltl), anfibio parecido a las Salamandras y a los Tritones y que sólo es posible encontrar en la Península Ibérica y en el norte de Marruecos.
Atraído por la noticia, me he acercado a la pequeña localidad manchega esta misma mañana y nada más llegar me he quedado verdaderamente sorprendido ante la imagen que tenía ante mis ojos: Algunos vecinos transportaban una bolsa de las que habitualmente se utilizan para la basura, a rebosar de Gallipatos. Según me han contado se han recogido cubos enteros del interior de los corrales y de las acequias aledañas al pueblo. Los vecinos han pedido asesoramiento y ayuda a las distintas administraciones recibiendo caso omiso. Servicialmente, me han mostrado arquetas donde aún se amontonaban cientos de ellos, algunos muertos, produciendo olores y la desazón de los que allí viven. Seguidamente, me he ofrecido para llevar a la laguna cercana a la localidad a todos esos pobres Gallipatos cautivos. Al depositarlos en una zona adecuada he comprobado que había otros muertos en la carretera aledaña.
"La culpa de todo esto la trajo la lluvia". No, no fue porque todos estos anfibios cayeran del cielo, sino que aprovecharon las condiciones optimas de humedad y temperatura para salir de las distintas zonas aledañas al pueblo para intentar colonizar nuevos parajes. Llegados a este punto, es necesario subrayar que el Gallipato goza de distintos grados de protección en función de la comunidad autónoma y que no es una especie peligrosa para el hombre.