En Enero de este año, falleció mi perrito, tuve que
sacrificarlo porque ya estaba sufriendo mucho, de hecho, su última noche en
casa lloro por molestias físicas, tuve que atenderlo y cuidarlo a cada hora
para que pudiera dormir a ratos. La verdad es que me dolió mucho, ya que tenía
a este perrito desde los 5 años, o sea, 15 años con el mismo compañero, así que
admito que fue muy doloroso dejarlo partir, e incluso, aun se me llenan los
ojos de lágrimas al hablar de él. Pasaron unas semanas y sentía un vació
horrible y mucho más cuando salía al patio y no lo veía allí. Fue todo muy
difícil.
Después de un mes, decidí tener una nueva “mascota” una
compañera esta vez, y felina, ¡UNA GATITA!
Fue una semana entera de insistencias hacia mis padres para que me
dejaran tener una gata, le dije a mi madre que ella espantaría a un ratón, por
si llegaba uno de visita imprevista, y que me haría compañía a mí y a ellos,
que alegraría la casa y que también disminuiría un poco la pena que aún quedaba
en el hogar por la partida de Campeón (así se llamaba mi perrito). Hasta que un
día domingo decidí buscar en internet algún aviso de un Gatito en adopción, y
¡encontré!, era preciosa, y me llamaron enseguida. A las 5 de la tarde me la
vinieron a dejar a domicilio, y ella, era tan pequeñita, tan indefensa. Sergio,
creo que se llamaba, me dijo que la encontró junto con su hermanito, en una
caja abandonada cerca de su casa, muerta de hambre, sucia y con frio. Se me
estremeció el corazón porque cuando me la entrego, era una cosita tan pequeña y
me dio mucha rabia al saber que existe gente que puede abandonar a un animalito
de esta forma.
Ella entro a mi casa, y de inmediato todos la adoramos, a
excepción de mi Madre, que es un poco esquiva con los animales, de hecho el
primer mes mi mamá la tomaba con guantes
porque le daba asco tomarla. Ahora todos le damos besos, le hacemos cariños y
recibe toda a la atención del mundo.
A pesar de que aun extraño a mi antiguo compañero, y que aún
tiene un gran lugar en mi corazón, Grandine (nombre de mi gatita, se lo puse
porque veo una serie y allí aparece una dragón con aquel nombre…) se ganó otra
partecita de mi ser, la amo y la adoro por hacerme reír y por su compañía a
todas horas.
En conclusión: Más que una mascota... ¡ES PARTE DE LA FAMILIA!