Instituto de Literatura Hispanoamericana - Facultad de Filosofía y Letras (UBA)
El Instituto de Literatura Hispanoamericana (ILH) fue creado en 1935. Su fundador y primer director fue Arturo Giménez Pastor, profesor de Literatura Iberoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El Instituto nacía en reemplazo del Instituto de Cultura Iberoamericana, fundado cuatro años antes en conexión con la cátedra de Literatura Iberoamericana. Pastor se encargó, seguramente, de redactar los fundamentos de la decisión que tomaba la Universidad. En los documentos respectivos predominan las razones diplomático-políticas y, en cambio, el objeto mismo, la literatura hispanoamericana, aparece algo indeciso.
Acaso por esta causa, el Instituto no conoció en su ya larga vida el desarrollo y el brillo que lograron otros de la misma Facultad y en el mismo período, por ejemplo el de Filología, el de Historia Argentina y Americana, el de Literatura Argentina, el Museo Etnográfico y seguramente otros. Podría atribuirse esta desigualdad a las personas que lo dirigieron; más atinado ha de ser el razonamiento de orden conceptual, la dificultad de abrazar un objeto de estudio unívoco, sometido, por otra parte, a la fragmentación de la realidad que se suponía que representaba.
El ILH surgió en un contexto de modernización. Desde que se pusieron en práctica los principios de la Reforma Universitaria de 1918, las actividades de investigación se constituyeron en una prioridad para toda la Universidad de Buenos Aires. Entre 1921 y 1942 se conformaron dieciséis Institutos tan solo en la Facultad de Filosofía y Letras, los primeros de los cuales fueron los de Investigaciones Históricas, Filología y Literatura Argentina. José Arce, Rector de la UBA, subrayaba en su Memoria de 1922 la importancia de estos centros para la Facultad “en su triple carácter de escuela profesional, centro de Investigaciones científicas, y órgano universitario por excelencia, llamado a crear la conciencia de nuestra propia cultura mediante la Historia, la Filosofía y el Arte” (Buchbinder, 1997: 131). A más de ochenta años de su creación, el ILH continúa respondiendo a esta vocación de conciencia cultural, así como al propósito de contribuir al desarrollo de investigaciones críticas e independientes.
A lo largo de estas ocho décadas, el Instituto vivió cambios profundos. Desde Giménez Pastor (1935-1945), fueron sus directores sucesivos Martín Alberto Noel, Arturo Cambours Ocampo, Antonio Ernesto Serrano Redonnet, David Lagmanovich, Susana Zanetti, Noé Jitrik y Celina Manzoni, cada uno de los cuales desarrolló su labor en contextos sociales y políticos muy diversos. El gran giro que dio al Instituto su fisonomía actual fue sin dudas el restablecimiento de la democracia en 1983. Las universidades volvieron a asumir entonces su rol social como órganos de pensamiento libre, en tanto que fueron incorporados a la tarea docente numerosos profesores que habían sido exiliados del país o expulsados de sus cátedras durante la dictadura. Se produjo así una renovación de los programas de estudio, lenguajes críticos, y proyectos institucionales, de la que dieron cuenta, en el caso del Instituto, las gestiones de David Lagmanovich (1984-1989), Susana Zanetti (1989-1990), Noé Jitrik (1990-2022) y Celina Manzoni (2023 y continúa). Desde 1984, y pese a las diversas crisis que dejaron su huella en la universidad, el Instituto ha experimentado un crecimiento sostenido del que son prueba tanto la calidad como la cantidad de investigadores y la producción académica y literaria producida.
El Instituto se ha convertido en un espacio de colaboración y de consulta cada vez más decisivo en la vida de la Facultad, en los niveles de la preparación académica superior. A pesar de las distintas dificultades que ha atravesado (ligadas al plano económico y político), ha logrado convocar, contener y coordinar esfuerzos que, así conjugados, han culminado en un cambio fundamental de direccionamiento y producción en equipo. Nuevos recursos, por lo tanto, son siempre bienvenidos, y así lo ha comprendido igualmente la Facultad que, poco a poco, lo ha ido dotando de mayor espacio y de mejor equipamiento; a ello también han contribuido los proyectos de investigación con financiamiento de la Universidad que destinan parte de sus subsidios a la adquisición de insumos que se incorporan a los acervos del Instituto, sea en libros, sea en equipos electrónicos.
Supervisors: Celina Manzoni - Directora
Acaso por esta causa, el Instituto no conoció en su ya larga vida el desarrollo y el brillo que lograron otros de la misma Facultad y en el mismo período, por ejemplo el de Filología, el de Historia Argentina y Americana, el de Literatura Argentina, el Museo Etnográfico y seguramente otros. Podría atribuirse esta desigualdad a las personas que lo dirigieron; más atinado ha de ser el razonamiento de orden conceptual, la dificultad de abrazar un objeto de estudio unívoco, sometido, por otra parte, a la fragmentación de la realidad que se suponía que representaba.
El ILH surgió en un contexto de modernización. Desde que se pusieron en práctica los principios de la Reforma Universitaria de 1918, las actividades de investigación se constituyeron en una prioridad para toda la Universidad de Buenos Aires. Entre 1921 y 1942 se conformaron dieciséis Institutos tan solo en la Facultad de Filosofía y Letras, los primeros de los cuales fueron los de Investigaciones Históricas, Filología y Literatura Argentina. José Arce, Rector de la UBA, subrayaba en su Memoria de 1922 la importancia de estos centros para la Facultad “en su triple carácter de escuela profesional, centro de Investigaciones científicas, y órgano universitario por excelencia, llamado a crear la conciencia de nuestra propia cultura mediante la Historia, la Filosofía y el Arte” (Buchbinder, 1997: 131). A más de ochenta años de su creación, el ILH continúa respondiendo a esta vocación de conciencia cultural, así como al propósito de contribuir al desarrollo de investigaciones críticas e independientes.
A lo largo de estas ocho décadas, el Instituto vivió cambios profundos. Desde Giménez Pastor (1935-1945), fueron sus directores sucesivos Martín Alberto Noel, Arturo Cambours Ocampo, Antonio Ernesto Serrano Redonnet, David Lagmanovich, Susana Zanetti, Noé Jitrik y Celina Manzoni, cada uno de los cuales desarrolló su labor en contextos sociales y políticos muy diversos. El gran giro que dio al Instituto su fisonomía actual fue sin dudas el restablecimiento de la democracia en 1983. Las universidades volvieron a asumir entonces su rol social como órganos de pensamiento libre, en tanto que fueron incorporados a la tarea docente numerosos profesores que habían sido exiliados del país o expulsados de sus cátedras durante la dictadura. Se produjo así una renovación de los programas de estudio, lenguajes críticos, y proyectos institucionales, de la que dieron cuenta, en el caso del Instituto, las gestiones de David Lagmanovich (1984-1989), Susana Zanetti (1989-1990), Noé Jitrik (1990-2022) y Celina Manzoni (2023 y continúa). Desde 1984, y pese a las diversas crisis que dejaron su huella en la universidad, el Instituto ha experimentado un crecimiento sostenido del que son prueba tanto la calidad como la cantidad de investigadores y la producción académica y literaria producida.
El Instituto se ha convertido en un espacio de colaboración y de consulta cada vez más decisivo en la vida de la Facultad, en los niveles de la preparación académica superior. A pesar de las distintas dificultades que ha atravesado (ligadas al plano económico y político), ha logrado convocar, contener y coordinar esfuerzos que, así conjugados, han culminado en un cambio fundamental de direccionamiento y producción en equipo. Nuevos recursos, por lo tanto, son siempre bienvenidos, y así lo ha comprendido igualmente la Facultad que, poco a poco, lo ha ido dotando de mayor espacio y de mejor equipamiento; a ello también han contribuido los proyectos de investigación con financiamiento de la Universidad que destinan parte de sus subsidios a la adquisición de insumos que se incorporan a los acervos del Instituto, sea en libros, sea en equipos electrónicos.
Supervisors: Celina Manzoni - Directora
less
Uploads
Books by Instituto de Literatura Hispanoamericana - Facultad de Filosofía y Letras (UBA)
que dirige Noé Jitrik, y que depende de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires, se ha propuesto organizar unas
jornadas de literatura en torno a figuras de escritores argentinos con
el objeto de recoger nuevas miradas acerca de su obra; se realizaron
las Macedonio Fernández, en 2012; las Libertella/Lamborghini, en
2013; las Néstor Sánchez/Jorge Di Paola, en 2014; las Alejandra
Pizarnik, en 2016 y las Rodolfo Walsh, en 2017; en 2018, se llevaron
a cabo las Jornadas Julio Cortázar cuyas intervenciones se reúnen
en este volumen.
La literariedad de la literatura, esa potencia para articular, entre la
visión y la ceguera, lo que otro discurso no puede, es la singularidad
que asediamos, en nuestro trabajo cotidiano, escritores, críticos
literarios e investigadores. Pero esa pregnancia, en la relación entre
literatura –como práctica y como institución– y sociedad, no reviste
un carácter sencillo en el espacio literario.
pavorosa del espectro, en el alarido de la mujer recluida en un altillo, en el cadáver que recobra la vida, en el doble bestial que emerge
de la personalidad estable y racional. Esas figuras de la ficción, reiteradas una y otra vez en la narrativa occidental, dibujan una misma
curva que repele la linealidad y la progresión. El retorno está acompañado por un signo de indisciplina; en ocasiones, de revancha. Es
lo que debería haber quedado bajo tierra, silencioso en su reclusión,
velado de su rostro diurno. Pero ha resistido esa asignación –y aquí
lo gótico coincide con el proyecto político del realismo: Julien Sorel
inicia su itinerario social rechazando el lugar que le toca como plebeyo–. La narración gótica monta la tensión dramática alrededor de
esta negativa y de este desvío. Los indicios, las sospechas y el horror
son la respuesta a la escena en la que lo visible se muestra endeble
frente al vigor de aquello irracional y opaco, lo que ha sido descartado de la superficie jerarquizada de lo socialmente aceptado y de los
dictados de la modernidad.
significante y quién lo representa? ¿La cultura popular,
la cultura de masas, la cultura letrada? ¿Qué lugar ocupa
la literatura en ellas? ¿Cómo se posicionan las escritoras
y los escritores de diferentes épocas ante ese pueblo y
esas culturas? Y, más importante aún: ¿cómo se puede
analizar la historia de esos lenguajes desde el presente?
Estos interrogantes, tan cruciales en los procesos
históricos de América Latina desde los tiempos de la
colonia hasta la actualidad, han suscitado preguntas
nuevas y acuciantes en estos últimos años de la mano de
una mirada renovada de los estudios culturales sobre
sus problemas centrales y la necesidad de repensar su
impronta política ante las crisis democráticas que se han
desatado en los países de la región. Vinculado con esta
mirada, aunque sin una deuda de origen con ella y
nutrido de diversas influencias críticas y teóricas,
observamos en este contexto un “giro popular” que
atraviesa a las ciencias humanas y sociales actuales, y,
también, a este libro. De la colonia al presente, pasando
por las revoluciones de principios del siglo XIX y las del
XX, los textos que forman parte de este Prensa, pueblo y
literatura: una guía de consumo se proponen repensar
estas nociones y sus vínculos, para intervenir en un
debate tal vital en la actualidad de los estudios literarios
Book Reviews by Instituto de Literatura Hispanoamericana - Facultad de Filosofía y Letras (UBA)
Papers by Instituto de Literatura Hispanoamericana - Facultad de Filosofía y Letras (UBA)
Con un dossier sobre la Revista moderna (1898-1903), notas sobre el significado cultural del Estrecho de Magallanes y su expedición, Ada Elflein, José Joaquín Mora, Glauber Rocha y la ciencia ficción argentina reciente. Además, necrológicas, poéticas y reseñas.
La revista completa en http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/zama
La revista completa se puede ver aquí http://ilh.institutos.filo.uba.ar/revista-1
Enlace a la revista completa: http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/zama/issue/view/434/showToc
que dirige Noé Jitrik, y que depende de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires, se ha propuesto organizar unas
jornadas de literatura en torno a figuras de escritores argentinos con
el objeto de recoger nuevas miradas acerca de su obra; se realizaron
las Macedonio Fernández, en 2012; las Libertella/Lamborghini, en
2013; las Néstor Sánchez/Jorge Di Paola, en 2014; las Alejandra
Pizarnik, en 2016 y las Rodolfo Walsh, en 2017; en 2018, se llevaron
a cabo las Jornadas Julio Cortázar cuyas intervenciones se reúnen
en este volumen.
La literariedad de la literatura, esa potencia para articular, entre la
visión y la ceguera, lo que otro discurso no puede, es la singularidad
que asediamos, en nuestro trabajo cotidiano, escritores, críticos
literarios e investigadores. Pero esa pregnancia, en la relación entre
literatura –como práctica y como institución– y sociedad, no reviste
un carácter sencillo en el espacio literario.
pavorosa del espectro, en el alarido de la mujer recluida en un altillo, en el cadáver que recobra la vida, en el doble bestial que emerge
de la personalidad estable y racional. Esas figuras de la ficción, reiteradas una y otra vez en la narrativa occidental, dibujan una misma
curva que repele la linealidad y la progresión. El retorno está acompañado por un signo de indisciplina; en ocasiones, de revancha. Es
lo que debería haber quedado bajo tierra, silencioso en su reclusión,
velado de su rostro diurno. Pero ha resistido esa asignación –y aquí
lo gótico coincide con el proyecto político del realismo: Julien Sorel
inicia su itinerario social rechazando el lugar que le toca como plebeyo–. La narración gótica monta la tensión dramática alrededor de
esta negativa y de este desvío. Los indicios, las sospechas y el horror
son la respuesta a la escena en la que lo visible se muestra endeble
frente al vigor de aquello irracional y opaco, lo que ha sido descartado de la superficie jerarquizada de lo socialmente aceptado y de los
dictados de la modernidad.
significante y quién lo representa? ¿La cultura popular,
la cultura de masas, la cultura letrada? ¿Qué lugar ocupa
la literatura en ellas? ¿Cómo se posicionan las escritoras
y los escritores de diferentes épocas ante ese pueblo y
esas culturas? Y, más importante aún: ¿cómo se puede
analizar la historia de esos lenguajes desde el presente?
Estos interrogantes, tan cruciales en los procesos
históricos de América Latina desde los tiempos de la
colonia hasta la actualidad, han suscitado preguntas
nuevas y acuciantes en estos últimos años de la mano de
una mirada renovada de los estudios culturales sobre
sus problemas centrales y la necesidad de repensar su
impronta política ante las crisis democráticas que se han
desatado en los países de la región. Vinculado con esta
mirada, aunque sin una deuda de origen con ella y
nutrido de diversas influencias críticas y teóricas,
observamos en este contexto un “giro popular” que
atraviesa a las ciencias humanas y sociales actuales, y,
también, a este libro. De la colonia al presente, pasando
por las revoluciones de principios del siglo XIX y las del
XX, los textos que forman parte de este Prensa, pueblo y
literatura: una guía de consumo se proponen repensar
estas nociones y sus vínculos, para intervenir en un
debate tal vital en la actualidad de los estudios literarios
Con un dossier sobre la Revista moderna (1898-1903), notas sobre el significado cultural del Estrecho de Magallanes y su expedición, Ada Elflein, José Joaquín Mora, Glauber Rocha y la ciencia ficción argentina reciente. Además, necrológicas, poéticas y reseñas.
La revista completa en http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/zama
La revista completa se puede ver aquí http://ilh.institutos.filo.uba.ar/revista-1
Enlace a la revista completa: http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/zama/issue/view/434/showToc
Abstract This paper examines the tradition of the modernist masks, medallions, portraits and cabezas that Darío helped to consolidate and disseminate. It holds as well that these profiles and coined literary silhouettes of artists and writers constitute a system of " parallel economy ". Masks, portraits and medallions are presented as currency