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viernes, 31 de agosto de 2012

Shutter Island

Shutter Island Ficha en FilmAffinity.

No se puede negar que Martin Scorsese es uno de los directorios vivos más importantes del cine, aunque mi relación con sus películas es un tanto irregular. Uno de los Nuestros me gustó bastante, pero otras películas como Taxi Driver o El Aviador me dejaron bastante fríos, y Gangsters de Nueva York directamente me aburrió bastante. En estas tres últimas películas, el denominador común que encuentro es que se hacen demasiado largas, que el ritmo es un tanto deficiente. Así que a pesar de que me puedan parecer interesantes a priori, recelo un tanto de las películas de este hombre.

En Shutter Island, dos agentes judiciales son enviados a un hospital psiquiátrico de una isla-prisión a investigar la desaparición de una peligrosa recluta. Sin embargo y nada más llegar, el agente Teddy Daniels sospecha que algo raro puede estar sucediendo en el centro, dirigido por el enigmático John Cawley (Ben Kingsley).

Afortunadamente, esta película se sitúa para mi en el lado bueno de la balanza. Sigue siendo larga (unas 2 horas y 20 minutos, prácticamente), pero la trama resulta muy interesante, a pesar de que los giros parecen claros en más de una ocasión. Sin embargo, la gran ventaja de la película es que no sabes a qué atenerte.

A nivel técnico la película es muy notable, se nota la experiencia y buen hacer de Scorsese, y hay que destacar también lo bien que consigue transmitir la sensación de tensión o sencillamente de que "algo no funciona", nada más entrar por la puerta del hospital psiquiátrico. Al respecto hay algunos detalles que no tengo muy claro si son fallos o intencionados, como escenas montadas al revés (como se puede apreciar por el humo del cigarrillo); si es lo segundo me parece un recurso bastante curioso pero efectivo, y si es lo primero, pues poco que añadir... La música también ayuda mucho a esta inmersión, acompañando con toques muy desquiciantes en los momentos oportunos.

La película tiene unos momentos y pasajes bastante sugerentes. Desde la perturbadora entrada en el psiquiátrico, hasta momentos en los que parece convertirse en una novela de misterio clásica (la isla que se encuentra repentinamente separada de la civilización por una tormenta), la ambientación tan bien conseguida, o los fantásticos acantilados y múltiples planos muy bien escogidos por Scorsese.

A pesar de todo esto, para mi lo mejor es la continua sensación de que algo raro está pasando, de que algo no va bien, de no saber exactamente qué nos están contando. Y a pesar de todo y cuando tenemos las pruebas delante, de seguir haciéndonos dudar ante lo que está pasando, a pensar que nos están engañando. A ello ayudan las estupendas actuaciones de Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo, además del eficiente Ben Kingsley, muy correctos y convincentes en sus respectivos papeles, especialmente Ruffalo.

Shutter Island es un correcto thriller psicológico, manteniendo la atención del espectador en la historia mientras va atando cabos y se va planteando la historia, mientras va cayendo en la paranoia y desesperación acompañando al personaje principal. En definitiva, es una buena opción para entretenerse y disfrutar de una tarde de cine con una intrigante historia.


martes, 28 de agosto de 2012

La Física de los Superhéroes

La Física de los Superhéroes
De vez en cuando me gusta leer algún libro de divulgación científica, primero porque me gusta, y también para que la relación entre mi profesión y una de mis aficiones no se limite únicamente a leer libros puramente teóricos o a oscuros artículos científicos. Esta vez ha tocado el turno a La Física de los Superhéroes, libro que me vino recomendado por un amigo y que me regalaron en el último cumpleaños.

En este libro, nos encontraremos una estructura muy parecida a la del clásico libro de Física del instituto (asumiendo que no han cambiado radicalmente los libros de Física desde que yo estudié en el instituto, lo que igual es mucho suponer...): existen distintos bloques centrados en las grandes ramas de la Física, como la Mecánica, la Termodinámica o la Cuántica. La diferencia es que James Kakalios se propone no usar ninguna ecuación salvo las básicas, elementales y conocidas por todos, e intenta explicar distintos fenómenos del mundo con ejemplos sacados directamente de los cómics.

Obviamente esto implica que para que el libro resulta interesante tienes que cumplir dos requisitos: primero, sentir cierto interés por la Física; y segundo, que te gusten los cómics. Si alguno de estos dos requisitos no se cumplen muy posiblemente no sea el mejor libro para leer, pero si se cumplen, es una opción más que interesante para aprender algunas curiosidades del mundo del cómic y de la Física.

Se tratan gran variedad de temas aquí, desde la superrapidez de Flash y cuántas hamburguesas debería comer para que le aporten la energía necesaria para correr a dicha velocidad, así como las limitaciones que tendría que sufrir Ant-man cuando se hace diminuto en cuanto a la acústica, o algunas dolorosas lecciones de inercia a cargo de Spiderman. Los ejemplos, aunque resueltos de forma sencilla y tras varias suposiciones, conservan la esencia del problema y dan una idea muy descriptiva de la fenomenología física que existe detrás.

Estas descripciones cualitativas se utilizan para estudiar cómo de plausible serían ciertos poderes de varios superhéroes o hechos acontecidos en varias historias (con algunos spoilers sueltos por ahí), aunque siempre desde el cariño de un lector de cómics y teniendo en cuenta que en el fondo, estamos ante historias cuyo fin no es servir de libros de texto científicos.

La estructura episódica favorece la lectura de fenómenos particulares, aunque no es un libro para leer del tirón. No porque resulte complejo, que no lo es, pero desde luego la ausencia de una estructura narrativa clásica con sus protagonistas, problemas, nudos y desenlaces, resultan en que quizás lo ideal sea leer un par de capítulos y pasar a otra cosa, para continuar en otro momento. También hay capítulos más entretenidos que otros, ya sea por el problema o duda que se plantea o por lo interesante que resulte el superhéroe en particular que se está analizando.

En general, la Física de los Superhéroes es una lectura entretenida para aquellos amantes de la ciencia y los cómics, que podrán pasar un rato bastante ameno aprendiendo o confirmando la respuesta a numerosas preguntas que igual han surgido a lo largo de distintas discusiones entre fans.

sábado, 25 de agosto de 2012

Alien, el Octavo Pasajero

Alien Ficha en FilmAffinity.

Debido al estreno de Prometheus, me decidí por fin a echarle un vistazo a uno de los clásicos del cine de ciencia-ficción (y del cine en general); Alien, el Octavo Pasajero. Han pasado más de 30 años desde el estreno de esta película, así que obviamente conocía numerosas referencias, había visto escenas aisladas y sabía la historia..., pero nunca la había visto de principio a fin.

La película nos sitúa en la Nostromo, una nave que se dirige de vuelta a la Tierra. Su viaje se ve interrumpido y la tripulación despertada del estado de criogenización debido a una señal detectada por el ordenador central: la de un posible planeta con vida. La misión en este caso de la tripulación, es investigar qué pasa en dicho planeta, y ahí se encontrarán con algo que deberían haber evitado.

Alien es un excelente ejercicio de cine, demostrando cómo se debe realizar una cinta de acción y cómo mantener la tensión en el espectador a lo largo de todo el metraje cuando se introduce un elemento de terror. Ridley Scott consigue esto a través de unos escenarios claustrofóbicos y agobiantes, y con un desarrollo siempre creciente de la tensión y la sensación de condenación que rodea a la tripulación.

Y para ello no hace falta mostrar mucho bicho. Prácticamente nada, solo algunas escenas aisladas y fugaces, solventando el resto con ruidos y la imaginación. Alien, irónicamente, apenas nos muestra al monstruo. Lo que ahora se solventa con poca imaginación y derroche de efectos visuales y millones, antes se solventaba con guión. El resultado final es que no se echa de menos al alien, la sensación que tiene el espectador es la del un peligro constante sin verlo, y eso es posiblemente de lo más logrado de la película. Aparece en los momentos justos.

La película también nos ha regalado algunas escenas para la historia del cine. La del nacimiento del bicho es ya todo un clásico, parodiada en otras películas como Spaceballs con el alien cantarín (saliendo del mismo actor que en la película original), así como la persecución por el conducto de ventilación, con sucedáneo de radar incluido, o alguna revelación del personaje interpretado por Ian Holm.

La historia va encajando bastante bien. Lo que parecen hechos aislados sin sentido y sacados de la manga, luego resulta que tienen su motivo, por lo que aquellas pegas que uno va sintiendo que tiene la película en cuanto a su guión se terminan desvaneciendo. En lo que a dirección y al aspecto técnico, tampoco hay nada reprochable, Ridley Scott se muestra aquí en plena forma, y ya podría haber seguido en la misma línea para la más reciente y decepcionante Prometheus (a reseñar próximamente).

La música, los planos, y la ambientación se complementan perfectamente para crear este claustrofóbico navío que es la Nostromo con un pasajero letal adicional. Por último, las actuaciones también son muy dignas. Sigourney Weaver e Ian Holm destacan sobre el resto del plantel, que cumplen correctamente su papel, identificándonos con la primera y sintiendo un extraño recelo hacia el segundo, gracias a un buen diseño de los personajes.

Alien, el Octavo Pasajero, es un imprescindible del cine, todo un ejemplo de cómo se deben hacer las cosas para obtener una cinta sobresaliente y que consigue el efecto deseado, en base de un guión sólido y un desarrollo ejemplar.

viernes, 17 de agosto de 2012

Excalibur

Excalibur Ficha en FilmAffinity.

Esta vez toca visitar un clásico del cine fantástico, Excalibur. Esta película fue dirigida en 1981 por John Boorman, director del que únicamente había visto la aburrida El Sastre de Panamá. En mi intento por ver al menos una peli por semana de temática fantástica o de ciencia-ficción, esta parecía una buena elección según la valoración de FilmAffinity.

Excalibur narra toda la leyenda artúrica, desde el principio: la película comienza con Uther Pendragon pidiendo a Merlin que le ayude a seducir a la esposa del Duque de Cornwall, a lo que el mago accede con la condición de que reclamaría al primogénito de esa unión, que será Arturo.

Del mito artúrico han aparecido numerosas películas, libros y series de televisión. La última adaptación que había empezado a ver fue la fallida Camelot, aburrida, tediosa y con un guión bastante pobre, y me apetecía ver la que he llegado a leer que es la adaptación más fiel a la leyenda. No sé si será cierto o no, pero desde luego como película es bastante fallida.

Han pasado más de 30 años desde el estreno de Excalibur, y estos años no han pasado en balde. La ambientación está medianamente conseguida, aunque cosas como las armaduras de hojalata cantan muchísimo y desde luego no ayudan mucho a la inmersión en la historia. Pero bueno, estamos 31 años atrás y los medios entonces no son los que ahora. Pero no es ese el gran problema de la película. Ojalá... Hay principalmente dos grandes escollos: hay demasiada historia que contar y encuentro el trabajo de los actores bastante malo.


Sobre la historia, creo que intentar adaptar todo el mito artúrico en una única película es un error. Hay demasiadas cosas que contar, y la película da la sensación de ir dando bandazos, con nulas transiciones o explicaciones de cuánto tiempo ha pasado de un momento a otro, dónde están los personajes, etc. La película parece una colección de historias sueltas con poca sensación de unidad.

Por otro lado, las actuaciones no me gustaron nada. Y eso es mucho teniendo en cuenta que entre el cartel de esta película tenemos a actores como Gabriel Byrne, Liam Neeson, Helen Mirren o Patrick Stewart. El problema es que gran parte de la película recae sobre Merlin (Nicol Williamson), Arturo (Nigel Terry) y Morgana (Helen Mirren) principalmente, y no están nada acertados. Pero el resto de los actores tampoco, así que más que dudar de la calidad interpretativa de los actores, estimo que fue relacionado con la dirección. En un intento de darle algo de teatralidad a las actuaciones, o una especie de coraje o intensidad en las escenas, las interpretaciones resultan sencillamente ridículas muchas veces, sobreactuadas.

Como punto a su favor, la película tiene algunos pasajes interesantes, la formación de los míticos Caballeros de la Mesa Redonda, la aparición de Excalibur o los paisajes son muy rescatables, pero por lo demás las batallas son muy aburridas, el desarrollo de los personajes está hecho a trompicones, resulta tremendamente forzado en ocasiones (el triángulo amoroso da pena), y la historia se hace pesada en casi todo el metraje.

Me he llevado una decepción con esta película. Ya me ha pasado más veces con los llamadas "clásicos del cine fantástico", y es que el factor nostalgia es un poderoso enemigo para este tipo de cosas. Igual si la hubiera visto con 12 años la tendría en mejor estima, pero no creo que sea ese el problema, si la película es buena acaba superando el paso del tiempo. Excalibur para mi es una fallida adaptación más de la leyenda artúrica, por mucho que quiera contar toda la historia o que digan que es la adaptación más fiel; como película es únicamente aburrida.


viernes, 3 de agosto de 2012

Ponyo en el Acantilado

Ponyo en el Acantilado Ficha en FilmAffinity.

Hacía tiempo que no veía una película de Ghibli y ya se me estaban acumulando varias, así que aprovechando la visita a casa de unos amigos vimos Ponyo en el Acantilado, del laureado Hayao Miyazaki. 


Esta película se estrenó en el 2008 (¡4 años he tardado en verla!), y nos presenta a Sosuke y su madre, que viven en una casa cerca de los acantilados. Un día, en uno de sus paseos por la playa cerca de los acantilados, Sosuke recoge a Ponyo, un extraño pez con reminiscencias humanas, y se la lleva a casa. Ponyo se ha escapado de su casa debido a la curiosidad que siente por ver el mundo exterior, pero su padre la está buscando y no dejará que se vaya así como así.

Ponyo es una de esas películas del estudio Ghibli claramente dirigidas a un público infantil: la trama es muy sencilla, así como el desarrollo y la resolución de todos los conflictos que van apareciendo en la película, y todo el metraje está lleno de momentos graciosos o adorables. Incluso el padre de Ponyo, que debería ser el villano de la película, no es una mala persona en sí misma, no cae mal y se entienden los motivos por los que quiere retener a Ponyo. Hay algunos secundarios más, pero toda la obra básicamente gira en torno a Ponyo y Sosuke, y la amistad que desarrollan. La madre, las abuelas de la residencia o el padre de Sosuke son secundarios aprovechados de mejor o peor manera para repartir un poco el peso narrativo, pero se nota que no tienen mucho que aportar en general, salvo algún alivio cómico.

La historia claramente muestra alusiones a otro clásico infantil: La Sirenita, aunque en una adaptación bastante libre, y por supuesto nos encontramos las referencias a la naturaleza y la acción del hombre, como es costumbre en las películas de Miyazaki. Una vez más, el imaginario del director nos proporciona criaturas adorables como la propia Ponyo o sus hermanas, otras algo más inquietantes como las olas-monstruo, o de presencia imponente como la diosa del mar. Todos los diseños encajan bastante bien en el contexto y espíritu de la película, y la animación del estudio Ghibli hace el resto. Siguen fieles a su estilo de usar poco ordenador, y el trabajo que hay detrás de las escenas de esta película es inmenso. Para muestra, la escena en la que la niña va corriendo sobre las olas y peces.

En lo que respecta al apartado técnico, la banda sonora corre a cargo de otro viejo conocido en cuanto a colaboraciones con Ghibli se refiere: Joe Hisaishi. La banda sonora de esta película no me ha llamado tanto la atención como la de La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro, pero acompaña bastante bien a las escenas de la película, ya sea en sus momentos de acción o en las tonadillas más alegres. Y sobre todo, lo mejor en el apartado musical es la pegadiza cancioncilla final.

Ponyo en el Acantilado es una de esas películas que se pueden poner sin problemas a niños pequeños, que posiblemente la encontrarán muy disfrutable ya que la historia es muy sencilla de seguir; y que los adultos posiblemente puedan ver junto a ellos sin aburrirse o sentirse fuera de lugar, siempre y cuando sean capaces todavía de ver ciertas cosas con ojos de niño. Personalmente me gusta Ghibli cuando se pone un pelín más serio, y para obras infantiles del estilo mi favorita sigue siendo Totoro, pero Ponyo ha resultado una película entretenida y agradable de ver. Quizá para mi un Ghibli menor, pero Ghibli al fin y al cabo, y eso por lo general es sinónimo de calidad.