Para hacer un cuento hace falta un protagonista, una historia que se endereza y un final más o menos oportuno.
Había una vez un protagonista de cuento que no andaba demasiado bien, de hecho, por no se sabe que defecto de nacimiento el pobre casi rozaba el suelo con su barbilla. Nadie supo exactamente que ocurrió el día en que lo vieron llegar absolutamente derecho , era el principio de su nueva vida pero el final más oportuno de este cuento.
Teresa Delgado © 2012