El viaje que planificamos para esta oportunidad, fue distinto a los anteriores. Luego de haber recorrido Cuba en 20 días, en 2016 (http://respiraelaire.blogspot.com/2016/02/cuba-en-bicicleta-desde-santiago-de.html), a puro pedaleo y con pocos descansos, optamos por diagramar un viaje que, además de pedaleo, contemplara otras actividades.
De acuerdo con la cantidad de días disponibles, El Chalten y El Calafate, aparecían como destinos ideales para combinar pedaleo, caminatas, paseos y descansos.
Caminata al Chorrillo del Salto
Una vez que llegamos a El Chaltén, el 24 de enero, armamos nuestras bicicletas, dejamos las alforjas en el hostel y fuimos hasta el Chorrillo del Salto, adonde se llega luego de caminar unos cuarenta minutos, desde la ciudad de El Chaltén. Es una caminata de baja dificultad, que fue ideal para aprovechar la media tarde que nos quedó libre en nuestro primer día.
Pedaleada al Lago del Desierto
Para nuestro segundo día, el destino elegido fue el Lago del Desierto, al que se llega luego de pedalear 37 km, de puro ripio, desde El Chaltén, en dirección hacia el oeste, tomando la ruta provincial 23.
Una vez, un ciclista, me dijo que los kilómetros de ripio se cuentan multiplicados por dos. No sé si será para tanto, pero es cierto que hay que contemplar que el ripio exige mucho más que el asfalto.
El trayecto es más lindo que el destino. Se pedalea constantemente en las cercanías del Río de las Vueltas. La ida es más complicada que la vuelta: viento en contra y más subidas que bajadas. Al regresar, el viento a favor ayuda mucho y lo que antes fueron subidas, se transforman en bajadas, para el disfrute total. En el Lago del Desierto, se pueden realizar excursiones de navegación. También cuenta con un camping.
Luego de haber pedaleado unos 74 km, entre la ida y la vuelta, regresamos a El Chaltén.
Caminata a Laguna de los Tres (sendero Fitz Roy)
Al día siguiente, realizamos una de las caminatas que, según las calificaciones del Parque Nacional, es una de las más exigentes: el sendero Fitz Roy, que nos permite llegar a un lugar precioso, llamado Laguna de los Tres.
Se trata de una caminata de 10,5 km de ida y otros 10,5 km de vuelta. Es considerada una caminata de dificultad medio-alta, sobre todo, por el último kilómetro, en el que hay una fuerte pendiente en ascenso y camino de piedra. Pero por más dura que pueda ser la caminata, el placer que genera la llegada a la Laguna de los Tres lo justifica todo.
Al volver, tomamos el sendero que nos llevó a visitar la Laguna Capri, que también forma parte del trayecto. Regresamos a la ciudad con un poco de lluvia, que se prolongó hasta el día siguiente.
Caminata a los miradores de las águilas y de los cóndores
En el que originalmente iba a ser un día de descanso, decidimos visitar dos miradores a los cuales se llega luego de caminar apenas una hora: el mirador de las águilas y el mirador de los cóndores. El primero, ofrece una exquisita vista del Lago Viedma y, el segundo, de la ciudad de El Chaltén y el Monte Fitz Roy. Son dos caminatas de baja dificultad, que cuentan con un trayecto común, que luego se bifurca, permitiendo el acceso a ambos miradores.
Algo verdaderamente destacable de El Chaltén, y más precisamente de la administración de Parques Nacionales, es la excelente señalización con la que cuenta. Todos los senderos están perfectamente marcados y es prácticamente imposible perderse. Además, el acceso a todos ellos es gratuito.
Pedaleo desde El Chalten hasta La Leona
Planificamos pedalear el trayecto que une El Chaltén y El Calafate en dos días. Entre ambas ciudades, exactamente a mitad de camino, existe un parador y hotel llamado La Leona, sitio histórico y de amplio reconocimiento en la zona, que es el único punto en el que se puede pasar la noche, salvo que uno cuente con una carpa. En este último caso, cualquier lugar puede ser el indicado.
Desde el Chaltén, tomamos la ruta provincial 23, en dirección hacia la famosa ruta 40. El viento proveniente desde la cordillera, nos ayudó mucho en nuestros primeros kilómetros. Luego cesó, pero los 85 km mediantes entre El Chaltén y el cruce entre la ruta 23 y la 40, los pudimos pedalear sin mayores dificultades y a muy buen ritmo. En el camino, vimos a todas las águilas y cóndores que no habíamos visto en los miradores que llevan sus nombres.
Una vez que tomamos la ruta 40, en dirección a La Leona, apreció nuestro viejo y querido amigo, que nos acompaña en todo viaje en bicicleta: el viento en contra. Los 20 km restantes, hasta cruzar el río La Leona y encontrar el parador, se hicieron algo duros, pero eran los últimos del día y eso nos ayudó a llegar.
Pasamos el resto de la tarde a puro descanso y dormimos en una de las habitaciones con las que cuenta el hotel de campo.
Pedaleo desde La Leona hasta El Calafate
Al día siguiente, emprendimos la parte final del trayecto El Chaltén/El Calafate: otro tramo de 110 km. Misma distancia que el día anterior, pero con distinta dificultad. Desde La Leona hasta el cruce entre la ruta 40 y la ruta 11, el pedaleo se hizo por demás ameno. Contra todos los pronósticos meteorológicos, el viento fue prácticamente inexistente y las lluvias anunciadas no aparecieron. Llegamos al cruce mencionado, antes del mediodía, sabiendo que los 32 km que faltaban, nos iban a costar...
Y así fue: en los últimos 32 km, el viento proveniente desde la cordillera, es de una intensidad tal que por momentos impide pedalear. Es el famoso viento que "te tira de la bici". Pero ¿quién no ha lidiado con el viento en contra andando en bicicleta? La única solución es agachar la cabeza y pedalear. Eso fue lo que hicimos, y tras numerosas paradas y momentos de fastidio por no poder avanzar a más de 5 km/h, vimos que aparecía el Lago Argentino a nuestra derecha y llegamos finalmente a El Calafate. Los últimos 32 km de pedaleo nos demandaron 3 horas y media (contando paradas y descansos), lo que significa que no pudimos alcanzar siquiera una velocidad promedio de 10 km/h.
Al llegar a la ciudad, les pedimos agua a los gendarmes del puesto de Gendarmería, quienes nos dijeron que habíamos tenido suerte porque el viento "estaba suavecito". ¿Cómo hubieran sido esos 32 km con un viento "no suavecito"? Mejor, ni pensarlo.
Paseo por las pasarelas del Parque Nacional: Glaciar Perito Moreno
Con la llegada de Carla y Magalí, que nos acompañarían en la segunda mitad del viaje, emprendimos la visita al Glaciar Perito Moreno. Es aconsejable tomarse un día para recorrer las pasarelas por cuenta propia, sin el apuro de ningún guía o grupo. Eso fue lo que hicimos.
De más está decir que quedamos maravillados ante tanta inmensidad. Las tres pasarelas del Parque Nacional permiten apreciar el Perito Moreno, desde múltiples perspectivas. También se pueden observar constantes desprendimientos de hielo, debido a que este glaciar es el más inestable de los tres que presenta la región.
Caminta sobre el Glaciar Perito Moreno
Es una de las excursiones características de El Calafate: la caminata sobre el Glaciar Perito Moreno. Se trata de una experiencia realmente encantadora y extraña. Estar dando pasos sobre una estructura como la del glaciar, suena hasta imposible. Pero, afortunadamente, no lo es. El paseo consta de unos veinte minutos de navegación, para llegar a la cara posterior del Perito Moreno, que es el lugar en donde se comienza a pisar el hielo. Los guías se encargan de proveer los crampones (dispositivos metálicos a los que se ajusta el calzado, para posibilitar la adherencia en el hielo) y de dar las instrucciones básicas para que sepamos cómo caminar en el hielo.
La caminata dura alrededor de una hora y media, al cabo de la cual se entrega a los asistentes, un vaso de whisky con hielo del mismo glaciar y un chocolate.
Pedaleo por El Calafate
El Calafate no se caracteriza por ofrecer senderos aptos para el ciclismo, pero sí se presta para un recorrido por la zona costera del Lago Argentino. No hace falta más que tomar el denominado paseo Nestor Kirchner, que cuenta con una extensión interesante de asfalto y un bello paisaje, para pedalear con total tranquilidad.
Glaciales Upsala y Spegazzini
El Glaciar Perito Moreno es el más famoso de la región, pero no por ser el más alto o el más grande, sino por su fácil acceso: es el único de los tres presentes en la región, al que se puede llegar por ruta y visitar mediante pasarelas. Para conocer los dos restantes, Upsala y Spegazzini, es necesario contratar una excursión que consiste en una navegación de cinco horas, a través del Lago Argentino, que nos permitirá apreciar paisajes sin igual.
Por cuestiones de seguridad, el Parque Nacional permite el acercamiento de la embarcación al glaciar Upsala, hasta la distancia de un kilómetro. Ello se debe a que éste es el más inestable de los tres glaciares. En cambio, cuando el barco llega al Spegazzini, llega a ubicarse a tan sólo 300 metros del mismo, lo que nos permite obtener unas vistas maravillosas.
Así terminó un viaje más, tan lindo como diferente, que nos permitió volver a confirmar una verdad irrefutable: Argentina es el país más hermoso del mundo.
Gracias por tomarse el tiempo necesario para leer estas líneas y hasta el próximo relato.
Actualización 24/1/2024. Por cualquier comentario o requerimiento de información, escribirme a [email protected], ya que Blogspot dejó de notificarme acerca de la existencia de nuevos comentarios.