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martes, 14 de septiembre de 2010

¿Cae el telón de acero de la Habana?

El gobierno cubano prepara una reforma para reajustar la plantilla estatal y permitir el trabajo asalariado con empleadores privados, entre otras medidas. Aunque aún se desconoce el alcance de la medida, parece que el régimen totalitario de los Castro va a ir evolucionando inevitablemente hacia una mayor libertad económica ya que su modelo económico, como todo régimen socialista, ha resultado insostenible. La pregunta es ¿cuándo llegarán las libertades políticas y hasta qué punto recuperarán los cubanos sus libertades económicas? y ¿con qué garantías?

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El País, 13 de septiembre 2010.

martes, 4 de mayo de 2010

La farsa de la democracia popular cubana

Los regímenos opresivos llevan a estas situaciones grotescas. Mientras la isla de Cuba celebra elecciones locales, las damas de Blanco son acosadas por la policía y los alborotadores del régimen que lograron, una vez más, impedir el ejercicio de la libertad de expresión, reunión y manifestación. Y es que la retórica de las urnas que emplean las dictaduras ya la conocemos después de los célebres comicios de lista única de Benito Mussolini, los fantásticos referendos del "Franco Sí" o las elecciones filtradas que los soviets hacían en la URSS de entre los candidatos presentados por el PCUS. Como si hubiéramos nacido ayer, como si una democracia fuera tan sólo unas cuantas urnas y gente votando, como si fuéramos a creernos esa farsa y a dejar tranquilo a ese gobierno deslegitimado por su propia violencia política. ¡Basta ya de imposturas!

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El País. 25 de abril de 2010.

domingo, 28 de marzo de 2010

Guillermo Fariñas no puede esperar

Fuente: El Mundo

Empeora gravemente la salud del disidente cubano Guillermo Fariñas.
El Mundo. 27 de marzo 2010.

Si quieres enviarle un mensaje al gobierno cubano pidiendo la libertad de los presos políticos, entra en Amnistía Internacional. ¡ACTÚA!

viernes, 5 de marzo de 2010

Solidaridad con la disidencia cubana

Guillermo Fariñas, disidente cubano en huelga de hambre*

Tras la reciente muerte de Zapata, varios disidentes más se han puesto en huelga de hambre y la sensación de unidad entre la disidencia cubana se ha reforzado. Y, sin embargo, ¿dónde están los gestos duros contra el gobierno cubano? Me avergüenza como español, como ciudadano europeo, oír las condenas de perfil bajo de nuestros gobiernos e instituciones, escuchar a Moratinos decir que mantendrá un diálogo exigente con Cuba sobre derechos humanos y sandeces varias.

El gobierno cubano es una asociación de asesinos y ladrones; de usurpadores de la soberanía nacional del pueblo cubano, y de sus derechos y sus libertades más elementales. Es un gobierno que sólo merece el banquillo de un tribunal y la cárcel, las rejas de una prisión de máxima seguridad. ¿A qué viene tanta condescendencia, tanta componenda? ¿Acaso es que esos crímenes, de ser perpetrados por gobiernos comunistas, tienen menos importancia? ¿Qué pasa con toda la gente que hay en las cárceles en Cuba por delitos de opinión, de conciencia? ¿Van a callar mientras respaldan el acercamiento a los asesinos de ese Estado opresor? ¿Dónde están las convicciones democráticas de estos socialdemócratas a los que tanto les gusta llenarse la boca con la palabra libertad?

La situación de Cuba no es tolerable y nosotros tampoco debemos permitir que quede la sensación de que no nos importa Cuba, de que nos resulta lejano todo lo que sucede allí. Los cubanos y la disidencia cubana deben saber que no está sola, que tiene el amplio apoyo de la opinión pública de nuestros países. El régimen cubano está muerto. Caerá.

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Noticias relacionadas:
La muerte valiente de Zapata. El País. 28/02/2010

* Fuente: El País.

martes, 2 de junio de 2009

Lo que Korda no fotografió

Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo, escribió hace algún tiempo sobre las bondades del régimen castrista en general y sobre la persona del propio Fidel en particular. Decía que no fue por hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria que había surgido a finales de los cincuenta pudo sobrevivir a diez presidentes de los Estados Unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor. Decía también que, a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esa isla sufrida pero porfiadamente alegre había generado la sociedad latinoamericana menos injusta.

Y tenía razón Galeano con todo ello. Es cierto que una nación como Cuba, en muchas ocasiones, no ha podido ser lo que ha deseado, sino lo que le han dejado. Y también es cierto que, cuando uno camina por la Habana Vieja, los viandantes se muestran, si uno se pone a pensar en sus estrecheces, incluso demasiado afables y amistosos para lo que deberían. Lo que quizá no tuvo en cuenta el uruguayo es que esa sociedad del día a día continúa, pese a los avances lógicos de la apertura, camino de ahogarse en su propio conformismo.

Uno no puede dejar de estremecerse viendo la famosa instantánea que Alberto Korda, el fotógrafo más ilustre del régimen, tomó a Ernesto Guevara cuando éste contemplaba el cortejo fúnebre de los caídos en el sabotaje del barco Le Coubre por parte de la CIA, el 5 de marzo de 1960. Se dice que, en esa foto, el Ché lleva la multitud en los ojos. Desgraciadamente, ese pueblo combativo capaz de vivir en la selva y de echarse a los manglares a cambio de un pedazo de libertad hace mucho tiempo que sólo se puede ver en las viejas fotos que ilustran los libros. Mucho me temo que, hoy en día, si el propio Korda saliese a la calle con su vieja cámara Leica en una mano y su lente de 90 milímetros en la otra, no podría inmortalizar nada demasiado trascendente, más allá del folklore y las miserias de un pueblo que, espiritualmente, es una sombra de lo que fue. Podría fotografiar la belleza de alguna bella mulata o el sosiego de una partida de dominó en la que no existe otro anhelo que pasar una tarde tras la cual vendrá otra, y después otra, y después otra igual.

El pueblo cubano está cansado. El pueblo cubano está hastiado. El pueblo cubano habla de Fidel como en España se habla de Franco. Pero nadie mueve un dedo porque su hijo o su nieto no conozcan la rutina que devora actualmente sus existencias, quizá esperando la muerte del patriarca, quizá esperando que alguien vuelva a desembarcar en Playa Girón salvándoles de los que fueron sus salvadores. Y créanme cuando les digo que Alberto Korda jamás fotografió una Cuba de esta guisa.