Me gusta que me enseñen cosas, lugares, gentes. A pesar de que disfruto mucho viajando solo, es precisamente porque uno siempre encuentra un inesperado Cicerone que te enseña el lugar y te muestra no sólo el sitio, sino también con suerte te enseña cómo le ve él o ella, o los de allí. Recuerdo la primera que estuve en Amsterdam, conocí a un tío, en el bar del hotel donde me hospedaba, que me enseñó gran parte de la ciudad. Curiosamente el tío en cuestión tenía un negocio propio, del cual él era el único empleado a tiempo completo y consistía en ser webmaster de una web porno. Suena eso de tópico Amsterdam y el porno, sin embargo aquél chico me enseñó donde estaban los principales museos y gracias a su insistencia le debo haber prestado mas atención a los Rembrandt que a los Van Gogh. En Toronto, el año pasado, encontré a una chica llamada Cindy . La conocí en la cola del autobus del aeropuerto a la ciudad, me estuvo hablando durante el trayecto que comprendía todos los medios de t...