Separata 2. El Conocimiento

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SEPARATA 2.

ABORDAMOS FILOSOFICAMENTE EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO HUMANO


El filósofo griego Aristóteles afirmaba en su obra Metafísica que “todos los hombres desean por
naturaleza conocer”. Entendemos por conocer a la actividad que tiene como objetivo la aprehensión de un
estado de cosas, de manera que pueda ser compartida con los demás.
En la actividad cognoscitiva, se puede diferenciar, por lo tanto, dos polos: el sujeto, protagonista de la
acción de conocer; y el objeto, aquello sobre el cual recae dicha acción, aquello que es aprehendido o conocido.
En ese sentido, se puede distinguir también entre la actividad de conocer y el resultado de dicha actividad, que
solemos denominar conocimiento. Así, mientras que el conocer está ligado a la búsqueda de la verdad, el
conocimiento se refiere preferentemente a la verdad hallada.

El ser humano y el conocimiento


A lo largo de la historia, ha ido cambiando la forma en que el ser humano concibe el conocimiento. En la
Antigüedad, este estaba relacionado con la sabiduría, entendida como un saber ver el mundo y obrar en él. El
ideal era el hombre sabio.
En la era moderna, el ideal del sabio fue reemplazado por el del investigador. El conocimiento dejó de
ser un punto de vista sobre la realidad para convertirse en el
descubrimiento de una verdad a través del método científico. Su fin
era determinar las leyes según las cuales funciona la naturaleza para
poder intervenir en ella.
Hoy, el conocimiento se ha transformado en información. La
meta ahora es ser operativo, saber disponer de ella, organizarla y
distribuirla con el fin de hacer eficiente la acción. El nuevo prototipo
humano es el del productor y administrador eficiente de la
información.

El problema del conocimiento


El problema fundamental que plantea el conocimiento ha provocado cinco tipos de respuesta:
- El dogmatismo. Es la actitud de confianza absoluta en las verdades sostenidas. Ellas sirven de
fundamento a un sistema de pensamiento sin pasar por un examen crítico.
- El escepticismo. Considera imposible obtener conocimientos fiables porque nunca hay una
justificación suficiente para aceptar algo como verdadero.
- El relativismo. Niega la posibilidad de alcanzar verdades universalmente válidas. Reconocer algo
como verdadero o falso depende de cada persona, cultura, época o grupo social.
- El pragmatismo. Identifica la verdad con lo útil.
- El criticismo. Cree posible obtener conocimientos verdaderos, pero siempre que se trate de aclarar
hasta dónde pueden llegar nuestras facultades de conocer, o se intente contrastar críticamente
nuestros conocimientos con la realidad.

Las fuentes del conocimiento


Desde los inicios de la filosofía, se introdujo la distinción
entre las dos fuentes principales del conocimiento: la sensibilidad
y la razón.
- La sensibilidad. Proporciona la experiencia básica
acerca de las cosas, pero sus datos deben
considerarse siempre en un contexto teóricoracional
que los haga inteligibles. Genera el conocimiento
sensible que pone de manifiesto los aspectos
cambiantes de las cosas.
- La razón. Produce distintas formas de conocimiento ligadas a algún tipo de experiencia (intuición,
inducción, reflexión, etc.). Ello genera el conocimiento racional, que nos proporciona lo que hay de
permanente y de fundamental en las cosas.

Los grados del conocimiento


Según el filósofo Immanuel Kant, la combinación de los planos subjetivo y objetivo da lugar a tres grados
del conocimiento: opinión, creencia y saber en sentido estricto.

IENSC. DPCC 5. III BIMESTRE. El problema del conocimiento 1.


Justificación
Grados del conocimiento
Subjetiva Objetiva
La opinión. Es un estado de conocimiento en el que el sujeto
No No
considera algo como verdadero, pero no tiene seguridad de ello.
La creencia. Ocurre cuando alguien está convencido de que lo que
piensa es verdad, pero no puede aducir una justificación que pueda Sí No
ser aceptada por todos. Su seguridad es solo subjetiva.
El saber. Es una opinión fundamentada subjetiva y objetivamente. Es
decir, está subjetivamente convencido de que sabe y, además, tiene Sí Sí
razones para convencer objetivamente a los demás.

Los intereses del conocimiento


Todo conocimiento está guiado por intereses: conocemos para resolver problemas, para aumentar
nuestro bienestar, para acrecentar nuestras posibilidades. Los filósofos Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas han
planteado una teoría de los intereses del conocimiento que distingue tres tipos:

INTERÉS TÉCNICO INTERÉS PRÁCTICO INTERÉS EMANCIPADOR


Dominio de la naturaleza Entendimiento y comunicación Liberar de la dominación y la
represión
Ciencias empírico-analíticas Ciencias histórico-hermenéuticas Ciencias sociales críticas
Explicar Comprender Criticar
Física, biología Historia Psicología cognitiva. Crítica de las
ideologías

Teorías filosóficas sobre el conocimiento


El problema del conocimiento ha sido tratado de diversas maneras a lo largo de la historia. Sin embargo,
la mayoría de las reflexiones ha estado basada en el pensamiento de dos grandes filósofos griegos: Platón y
Aristóteles.

Platón: las ideas y la desconfianza de lo sensible


Según Platón existen dos ámbitos en el conocimiento. Uno es el opinable (doxa), que es el conjunto de
conocimientos que aceptamos sin exigir demostración. Estos nos guían en la vida cotidiana, en el manejo de los
objetos y los instrumentos, y en el conocimiento del medio que nos rodea y de las personas. El otro ámbito es el
inteligible (episteme), que es el verdadero conocimiento e incluye los conocimientos matemático y filosófico. Este
saber, a través de un gran esfuerzo de la inteligencia, se independiza de la percepción sensible para alcanzar un
conocimiento sin supuestos.
Platón establece, asimismo, una gradación en el conocimiento, que podría marcarse como un ascenso desde
la ignorancia hasta el conocimiento perfecto. El conocimiento de lo sensible es de naturaleza inferior, pertenece al
ámbito de lo opinable y está muy lejos de ser verdadero. Confiamos en él por costumbre, por la experiencia personal,
pero no es un saber seguro.
En cambio, al ámbito de lo inteligible le corresponde la episteme o ciencia, que tiene dos niveles según su
dependencia o independencia respecto a los elementos sensibles. El nivel inferior
corresponde a la matemática, pues esta acepta, como ciertas, nociones como las de par
o impar o los números, considerando que no necesitan demostración, pues son
evidentes para todos. El pensamiento propio de la matemática es el discursivo o dianoia,
que marcha desde los principios buscando la conclusión que se deriva de esos principios.
Este tipo de pensamiento se ubica en un nivel intermedio entre la mera opinión
y el trabajo de la inteligencia pura o nous, que es propio de la filosofía. Este es el grado
superior de conocimiento: la facultad del alma a través de la cual se puede contemplar
el mundo de las ideas perfectas.

Aristóteles: la ciencia y la experiencia


Para Aristóteles, el punto de partida de todo conocimiento es la percepción de los objetos sensibles
particulares a través de los sentidos. Gracias a la memoria, estos conocimientos se conservan y representan un
aprendizaje a través del contacto reiterado del individuo con las realidades del mundo sensible. La experiencia está

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aferrada a lo singular y concreto y actúa por semejanza o analogía. Es un conocimiento verdadero, pero incompleto, lo
que puede conducir a la persona al error.
Aristóteles introdujo, asimismo, la noción de arte. Para él, el arte o techné se diferencia de la experiencia
sensible porque puede abstraerse de las experiencias en general y se organiza en una teoría que puede aplicarse a los
casos particulares. El arte es un conocimiento. El que lo posee sabe qué hacer, cómo hacerlo y por qué. Como es un
conocimiento por las causas, está más próximo al saber científico que al empírico.
Haciendo una interpretación de la historia, Aristóteles consideró que fue
necesario que las sociedades consiguieran satisfacer sus necesidades básicas para que
algunos hombres pudieran dedicarse al trabajo intelectual, a cultivar conocimientos que
no tienen rendimiento inmediato.
Esto quiere decir que la ciencia no tiene como finalidad la producción, sino que
su objetivo es el saber por el saber mismo. La ciencia más elevada es la filosofía
primera. De ella se puede afirmar que es el único conocimiento libre, ya que no está
atado a ningún interés que no sea el propio saber. La filosofía primera es un
conocimiento de lo general, en tanto se ocupa del conjunto de los problemas. Es un
conocimiento que se aleja de la experiencia sensible y se remonta a los primeros
principios.

El conocimiento en la filosofía moderna


A partir del siglo XVI, los avances científicos empiezan a sentar las bases de la ciencia moderna, lo que implicó
una nueva forma de ver el mundo.

El racionalismo
El racionalismo es la teoría que considera que la única fuente de conocimiento
verdadero es la razón. Postula que la experiencia sensible es incapaz de garantizar la certeza
de nuestras afirmaciones. El racionalismo atribuye así a la inteligencia humana la capacidad de
hacer inteligible la experiencia, ya que, como facultad activa y espontánea, produce los
principios que nos permiten comprender lo que vemos. René Descartes, filósofo francés e
iniciador del racionalismo moderno, intentó fundamentar el conocimiento sobre bases sólidas
a través de un método sencillo, seguro y sin error. Por ello, el modelo del conocimiento es la
ciencia matemática, porque ofrece la certeza y la evidencia necesarias para fundar el
conocimiento sobre bases sólidas.

El empirismo
El empirismo sugiere que todos nuestros conocimientos se originan en la
experiencia; por ello, la experiencia misma será también el espacio en el que podamos
validarlos. Nuestra facultad de conocimiento es una tabla rasa, es decir, no tiene contenidos
previos: todo lo que imprimamos en ella provendrá de la experiencia. Uno de los principales
representantes del empirismo fue el filósofo escocés David Hume, quien aplicó el método
experimental de Isaac Newton al estudio de la naturaleza humana. Ello implica renunciar a
toda aspiración metafísica que nos quiera llevar más allá de la experiencia.
Según Hume, la ciencia humana no puede dar razones últimas y establecer
principios que no estén basados en la autoridad de la experiencia.

El pensamiento de Kant
El filósofo alemán Immanuel Kant logró sintetizar las ideas del racionalismo y el empirismo en un solo gran
sistema filosófico. Para Kant, el conocimiento es una síntesis entre la razón y la experiencia. Todo conocimiento se
inicia con la experiencia; sin embargo, no todo conocimiento procede de la experiencia,
pues el conocimiento es una composición entre lo que recibimos de las sensaciones y lo
que aplicamos por nuestra facultad de conocer. Esta capacidad no se extrae de la
experiencia, sino que es a priori. Los conocimientos a priori son independientes de la
experiencia, mientras que los conocimientos a posteriori proceden de la experiencia.
El conocimiento a priori se encuentra en dos ámbitos: en la sensibilidad y en el
entendimiento. La sensibilidad es la capacidad de nuestro espíritu de recibir
representaciones de los objetos por medio de la intuición. Las formas a priori de la
sensibilidad son el espacio y el tiempo. Conocemos, aplicando espacio y tiempo,
condiciones que permiten que nuestra sensibilidad pueda captar algo como objeto.
No obstante, es el entendimiento el que determina qué es lo que se conoce y
cómo es. Debe aplicarse al fenómeno que fue el resultado de la primera síntesis realizada

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en nuestra sensibilidad. Las categorías del entendimiento son conceptos puros. De esta manera, la universalidad del
conocimiento la pone el sujeto a través de las formas a priori de la sensibilidad y de las categorías del entendimiento.
Planteamientos contemporáneos
En el siglo XX, las reflexiones sobre el conocimiento estuvieron relacionadas con los avances de la ciencia.
La fenomenología
El principal exponente de esta corriente fue Edmund Husserl. Según este filósofo
alemán, para conocer la cosa misma de la que se habla o se piensa, es necesario unir dos
aspectos aparentemente contradictorios: un profundo compromiso con el conocimiento
científico y la adopción de una posición crítica ante los métodos que la ciencia ha venido
utilizando. Para ello, es preciso despojarse de todos los prejuicios, las teorías y las
interpretaciones y, mediante un proceso de reflexión denominado reducción, llegar a lo
esencial y universal de todo fenómeno particular.

La hermenéutica
La hermenéutica pretende comprender las acciones humanas y la realidad histórica interpretando cada
acontecimiento en su singularidad, tratando de captar su sentido. Por eso, dice que no hay hechos puros, sino
interpretaciones. Al comprender, lo hacemos desde una situación histórica, partiendo de prejuicios; es decir, de
juicios previos que hemos adquirido por educación, cultura, socialización, etc. La hermenéutica considera que los
prejuicios son constitutivos del conocimiento.
El conocimiento y la verdad
La finalidad del conocimiento es obtener resultados verdaderos. No obstante, es problemático determinar
qué es la verdad o cuándo se puede estar seguro de ella. Por eso, existen criterios de verdad, es decir, características
que nos permiten distinguir la verdad de la falsedad. Estos criterios son los siguientes:
- La autoridad. Una afirmación se acepta como verdadera cuando procede de alguien a quien se concede
crédito por su conocimiento en la materia.
- La tradición. Se toma como verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado como tal y, por lo
tanto, tiene apoyo popular o institucional.
- La correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Un pensamiento será verdadero si al
comprobarlo coincide con la realidad empírica.
- La coherencia lógica. Es un criterio lógico-matemático que consiste en comprobar que no existe
contradicción entre los enunciados que pertenecen a un mismo sistema, y que se derivan de los axiomas
o principios establecidos.
- La utilidad. Un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil para las personas, y cuando les
permita orientarse en la realidad.
- La evidencia. Es evidente aquello que se presenta como indiscutible, como intuitivamente verdadero,
aunque a menudo sea necesario mostrarlo mediante razonamientos. En el orden de la razón, se han
considerado evidentes los principios fundamentales, como el de identidad y el de no contradicción
(evidencia racional), y, en el orden de la sensibilidad, los datos de los sentidos (evidencia sensible).
Teorías de la verdad
A lo largo de la historia, se han producido diversos intentos de definir, explicar y comprender en qué consiste
la verdad.
- La verdad como correspondencia o adecuación. Esta teoría reconoce dos elementos en el acto del
conocer: el objeto (lo que es) y el sujeto y su representación del objeto (el decir). La verdad se entiende
como una relación de ajuste entre ambos elementos, a lo que se denomina adecuación. Es decir, es la
concordancia entre lo que se dice de algo y lo que ese algo es.
- La verdad como coherencia. Un conocimiento es verdadero si es coherente y si lo podemos incorporar en
el conjunto de proposiciones que ya consideramos verdaderas. Es un criterio contextual en virtud del cual
nada es verdadero o falso aisladamente, sino que nuestros conocimientos están conectados con el resto
del sistema del saber en el que se integran.
- La teoría pragmatista de la verdad. Aunque acepta la teoría de la adecuación, la interpreta considerando
la dimensión práctica, es decir, tomando en cuenta la utilidad de los enunciados para resolver los
problemas vitales. Por lo tanto, un enunciado es verdadero si funciona como instrumento eficaz para
resolver problemas en un momento dado.
- La teoría consensual de la verdad. Esta teoría destaca la necesidad del diálogo para descubrir la verdad
de las proposiciones. Las personas con afán de verdad están dispuestas a dialogar y a llegar a un consenso
en torno a lo que tienen por verdadero.

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