Eternidad
(lo imposible)
I
(lo imposible)
I
Hace
tres mil años nos besamos
en la espesura de un bosque petrificado.
Nuestro amor quería romper
la niebla del espacio y del tiempo.
El mar nos decía que seríamos infinitos.
Al cruzar la estepa de los siglos
habría tiempo papa beber
aquellos crepúsculos que no alcanzamos apercibir.
II
El aciano azul lloraba
cuando una mortaja ciñó tu cuerpo.
El viento gemía
ante el derrumbe de tu templo,
La humedad te tocaba en pleno corazón..
III
Mil años después,
huérfano de luz, besé el polvo del camino.
Algo tuyo palpitaba en él.
Murmuré: “Te amo, polvo mío.
Esperaré que relumbres como un ídolo de bronce.
Caminaremos juntos bajo la noche gigante
y hasta el simple trébol
cual la oveja de los mares
se arrodillará a nuestros pasos.
IV
Un día de te vi nacer
con el regocijo de un naranjo en flor.
Pero ya mis pasos estaban amarillos.
El silencio me arrastraba a su morada.
Habías llegado tarde.
La muerte disgregaba mis espinas.
Los cipreses nunca comprendieron
por que la tierra se agitaba en las noches de calma...
V
Hoy nos hemos encontrado.
Yo soy un faro ciego que en vano lucha
contra las tempestad
Tedio florece en mi costado
Los ojos vagan sin rumbo por las playas. .
Tu llegada será tranquila como el lento gotear de la aurora.
Reconoceré tu voz,
tu cuerpo solemne,
dadivoso en abandonos.
La desterrada juventud tornará a mi frente y
en las palma de mis manos comenzarán a caer estrellas.
VI
Nos amaremos como se aman los árboles en la noche.
Nunca mancillará nuestra marcha la hipocresía.
Despojada del manto de los atavismos,
querré verte desnuda
como esta mano que aún no cautiva los cielos.
Has de ser tan generosa como el agua,
amplia como el océano.
serás hermana de mi silencio,
sosiego de mis volcanes y
transformaré tus fuegos en la felicidad del agua dormida.
No te detendrás ante ningún escollo.
Mi barro triste estará contigo.
Y estoy cierto que en tres mil años
volveremos a leer este poema
en la espesura del bosque petrificado...
(de "Eternidad", 1967)
en la espesura de un bosque petrificado.
Nuestro amor quería romper
la niebla del espacio y del tiempo.
El mar nos decía que seríamos infinitos.
Al cruzar la estepa de los siglos
habría tiempo papa beber
aquellos crepúsculos que no alcanzamos apercibir.
II
El aciano azul lloraba
cuando una mortaja ciñó tu cuerpo.
El viento gemía
ante el derrumbe de tu templo,
La humedad te tocaba en pleno corazón..
III
Mil años después,
huérfano de luz, besé el polvo del camino.
Algo tuyo palpitaba en él.
Murmuré: “Te amo, polvo mío.
Esperaré que relumbres como un ídolo de bronce.
Caminaremos juntos bajo la noche gigante
y hasta el simple trébol
cual la oveja de los mares
se arrodillará a nuestros pasos.
IV
Un día de te vi nacer
con el regocijo de un naranjo en flor.
Pero ya mis pasos estaban amarillos.
El silencio me arrastraba a su morada.
Habías llegado tarde.
La muerte disgregaba mis espinas.
Los cipreses nunca comprendieron
por que la tierra se agitaba en las noches de calma...
V
Hoy nos hemos encontrado.
Yo soy un faro ciego que en vano lucha
contra las tempestad
Tedio florece en mi costado
Los ojos vagan sin rumbo por las playas. .
Tu llegada será tranquila como el lento gotear de la aurora.
Reconoceré tu voz,
tu cuerpo solemne,
dadivoso en abandonos.
La desterrada juventud tornará a mi frente y
en las palma de mis manos comenzarán a caer estrellas.
VI
Nos amaremos como se aman los árboles en la noche.
Nunca mancillará nuestra marcha la hipocresía.
Despojada del manto de los atavismos,
querré verte desnuda
como esta mano que aún no cautiva los cielos.
Has de ser tan generosa como el agua,
amplia como el océano.
serás hermana de mi silencio,
sosiego de mis volcanes y
transformaré tus fuegos en la felicidad del agua dormida.
No te detendrás ante ningún escollo.
Mi barro triste estará contigo.
Y estoy cierto que en tres mil años
volveremos a leer este poema
en la espesura del bosque petrificado...
(de "Eternidad", 1967)
* * *
La
verdad del poeta
caminar sobre brasas
adentro del yo vital, único heredero de la honradez
caminar sobre brasas
adentro del yo vital, único heredero de la honradez
unido
a la médula del viajero
sin tropiezo,
atento a la alta luz de los aromos...
auténticos hijos de la oscuridad
quisieran volcar
el agua magnífica, puro sol, enredo feliz de lunas...
lo trascendente para ellos es trizar la sinfonía,
incendiar
alas, alamedas, algunas algas alborotadas,
crear la tempestad
de los espantos, industriales del miedo pretenden
gobernar un pueblo de ovejas...
es el sino de la mano aleve y
el corazón empedernido creando infamias al amanecer...
la joya fulgurante
-belleza para el poeta-
tenerla en la cumbre de su quimera,
sostenerla siempre...
hambre, frío, tos, soledades,
por custodiar las palabras en un libro de lluvias...
hay una sepultura
para quien la lleve a los salones de la hipocresía...
afiladas garras, criminales miradas
para detener el ritmo...
desde mi rincón veo pasar las bestias
que hacen de los infantes
una historia negra, amarga, doliente...
todo un alud de injurias para borrar
la gracia de ser...
pulverizar la ternura,
apagar las voces y
no exista quien denuncie la matanza de ilusiones
de pueblos abandonados en miseria y olvidos...
entre fauces y muslos sigue avanzando
con la antorcha que todos quisieran apagar...
a la médula del viajero
sin tropiezo,
atento a la alta luz de los aromos...
auténticos hijos de la oscuridad
quisieran volcar
el agua magnífica, puro sol, enredo feliz de lunas...
lo trascendente para ellos es trizar la sinfonía,
incendiar
alas, alamedas, algunas algas alborotadas,
crear la tempestad
de los espantos, industriales del miedo pretenden
gobernar un pueblo de ovejas...
es el sino de la mano aleve y
el corazón empedernido creando infamias al amanecer...
la joya fulgurante
-belleza para el poeta-
tenerla en la cumbre de su quimera,
sostenerla siempre...
hambre, frío, tos, soledades,
por custodiar las palabras en un libro de lluvias...
hay una sepultura
para quien la lleve a los salones de la hipocresía...
afiladas garras, criminales miradas
para detener el ritmo...
desde mi rincón veo pasar las bestias
que hacen de los infantes
una historia negra, amarga, doliente...
todo un alud de injurias para borrar
la gracia de ser...
pulverizar la ternura,
apagar las voces y
no exista quien denuncie la matanza de ilusiones
de pueblos abandonados en miseria y olvidos...
entre fauces y muslos sigue avanzando
con la antorcha que todos quisieran apagar...
* * *
Viento
Trae
un cargamento de sílabas: las empiezo a unir,
un
terror helado
me
recorre la piel: genocidios, bombas, incendios, catástrofes...
En
la pantalla del horizonte
parecieran
verse escenas de hielo:
guerras,
infantes
de vientres abultados, apenas sostenidos por un par de huesos,
otros,
perdida para siempre la luz,
madres
tronchadas, violadas, muertas...
Es
el mundo manejado por cobardes: no trepidan
en
aplastar la esenia de la vida.
¡Miserables!
¡Escorias!
¡Torcidos
engendros!
Avanzan
hermanados a la mortandad, sus odios mancillan sueños,
manitas
recientes,
jóvenes
hundidos
en
la quejumbrosa tierra dolorida de tantas masacres...
nada
los detiene,
ni
ancianos arrodillados,
rostros
llorosos desencajados de espanto.
El
viajero de cristal murmura sobre una cruz retorcida...
En
qué rincón o quebrada
es
posible encontrar una sola gota de piedad?
Lámparas
del planeta
comienzan
a apagarse, el firmamento se quiebra
las
aguas se arrugan
ante
fabricadas oscuridades.
Inocentes
sollozan en las esquinas por sus padres fantasmas.
¡Cómo
duele ver
este
desfile
de
cáscaras empujadas al abismo!..
Deben
crecer aprisa los niños de hoy para que mañana
quemen
la maldad,
construyan
otro cielo y
exista
un reparto justo de luciérnagas...
©Todos los derechos reservados: Carlos Órdenes Pincheira