miércoles, 15 de enero de 2020

- Ecuador…… volcanes y selva

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Componen la geografía de Ecuador tres zonas bien definidas, que paralelas, y perpendiculares al eje terrestre, generan la personalidad del país: la Costa, la Sierra (los Andes) y el Oriente (la selva). De la Costa solo puedo comentar en estos párrafos sobre sus camarones, ya que hasta las playas y los pueblos marineros no nos acercamos. Estos sabrosos crustáceos que se encuentran por todos los locales dedicados a la hostelería del país, es el tercer articulo en importancia del país después del petróleo y de la producción de bananas, con una generación anual de más de 400 millones de kilogramos, no siendo de extrañar,  que los podamos ver y hasta adquirir en los supermercados de nuestra piel de toro, son los famosos "langostinos" que antes ponían en todas las bodas (si nos fijamos bien en las etiquetas al comprar veremos que muchos de ellos su origen es Ecuador). Los otros dos sistemas "Andes" y "Selva" si que los relaciono en estos párrafos. 

Por la Panamericana Norte; entre enormes y poderosos movimientos de tierra que han conseguido modernizar este tramo de la vía que conecta todo el continente, obra realizada bajo el mandato del Presidente Correa; llegamos en aproximadamente 2 horas, tiempo que se tarda en recorrer los apenas 100 km. que separan el centro de Quito de la población de Otavalo. Una veintena de kilómetros más adelante se haya la laguna de
Cuicocha a la que nos dirigimos directamente, y que situada en la ladera sur del volcán Cotacachi, se encuentra ubicada en el interior de un cráter que se originó tras una explosión volcánica hace miles de años. Si bien el lugar es interesante, las construcciones de servicios turísticos realizadas en su orilla afean lo hermoso del lugar. 

Retornamos sobre nuestros pasos para visitar en las afueras de Otavalo la Cascada Peguche y el poblado de la comunidad Kichwa, donde un pequeño sendero nos sitúa a los pies del salto de agua en el que los pobladores de la región siguen hoy en día realizando baños de purificación durante el solsticio de invierno (24 de junio en el hemisferio Sur), para dar inicio a las fiestas del Inti Raymi o fiesta del Sol y las cosechas. 

Próxima a la laguna de San Pablo y rodeada de los volcanes Imbabura, Cotacachi y Mojanda que superan con margen los 4.000 m. de altura, encontramos Otavalo, afamada población por su Mercado de Artesanías (fundamentalmente el sábado), pero que carece de alguna singularidad especial que haga especialmente trasladarse hasta aquí. Siendo el mejor recuerdo de toda esta zona unas buenas empanadillas argentinas (calle Sucre con Diego Morales a una cuadra del mercado), que nos sirvió una agradable muchacha en su establecimiento. 

Partiendo de Quito y tomando ya definitivamente dirección sur nos disponemos a recorrer lo que el geógrafo, naturalista, explorador, prusiano y barón, Alexander Von Humboldt denominó como la "Avenida de los Volcanes", cuando en 1802 intento la ascensión al Chimborazo. Se trata de una sucesión de montañas volcánicas que modelando la cordillera andina en el Ecuador, recorren el país de norte a sur formando una hilera a través de una ruta de unos 200 km. que hoy transita la carretera Panamericana.  Ecuador cuenta con 98 volcanes, de los cuales 15 todavía están activos, de los que 17 de ellos se encuentran en las proximidades de Quito, cinco aun inquietos.  

El primero de ellos lo encontramos en apenas algo más de una hora de la capital ecuatoriana. Al poco de desviándonos de la panamericana en la población de Machachi, y siguiendo por un camino asfaltado que posteriormente se trasforma en ripio, nos introducimos y elevamos por todo el altiplano que rodea al nevado volcán, pudiendo divisar, ya antes de entrar en el Parque Nacional del Cotopaxi por el norte, la silueta inconfundible del Cotopaxi, que se eleva hasta los 5.897 metros de altitud creando casi perfecta una forma cónica.
 
Durante el recorrido de aproximación, en el impresionante entorno que rodea al volcán no es extraño cruzarnos con algún ciervo o lobo. Durante más de 100 años este coloso nevado ha estado dormido, sin tener actividad telúrica (sólo algunas fumarolas esporádicas), hasta que en agosto del 2015 se registró una importante erupción. 

Se atribuye la primera ascensión a su cumbre al alemán Wilhelm Reiss jefe de una expedición que en 1872 se realizo a estas latitudes. Siendo la ruta más utilizada y de dificultad baja, la que siguió el afamado alpinista inglés Edward Whymper por la cara norte en 1880, cuando realizó la tercera ascensión durmiendo en la cumbre. De su cima destaca su original cráter cimero, que con forma oval tiene un diámetro de entre 600 y 800 m., con una profundidad de más de 200, donde el límite del blanco glaciar se precipita a la oscuridad de un abismo humeante y negro. Las emanaciones de los vapores de azufre, se mezclan con un aire pobre de oxígeno a los 6.000 metros de altitud generando una combinación que atolondra aún más al sufrido andinista que osa hollar su cima. El descenso y exploración al interior del cráter del volcán, fue realizado en noviembre de 1979 por una expedición compuesta por los españoles César Pérez de Tudela (uff) y Manuel Sánchez Guijarro junto a un equipo de miembros del Club de Andinismo del Colegio San Gabriel de Quito. 
 
Completamos la ruta por este altiplano situado a 3.800 m. pasando por la laguna Limpiopungo, el Centro de Visitantes y saliendo por El Chasqui hasta la Panamericana en su punto kilométrico nº 42. 

Nos dirigimos ahora hasta el volcán Quilotoa, pero antes pasamos por la población de Pujili donde todos los domingos y miércoles se monta en la céntrica Plaza Sucre un colorido e interesante mercado con los productos excedentes que traen los nativos de las aldeas cercanas. Un conjunto de tenderetes de todo tipo que nada tienen que ver por su autenticidad con el mas turístico de Otavalo, donde podemos encontrar cualquier producto cosechado en el campo, pescados capturados en ríos y lagos próximos, así como cerámica artesanal de fabricación indígena. 
 
Tras recorrer la sinuosa carretera de sube y baja durante los 65 kilómetros que nos separan de nuestro destino, llegamos al volcán justo hasta la parte alta de su cráter, y el espectáculo no puede ser más extraordinario. Bajo nosotros, a nuestros pies 250 metros más abajo la termal Laguna Quilotoa que mantiene una temperatura aproximada de 16 . ya que se trata de una caldera volcánica anegada por el agua, siendo su rico contenido en sales minerales la que le confieren unas tonalidades turquesas fuera de lo común. Con un diámetro de aproximadamente 3 km. es el resultado de una erupción volcánica de hace unos 800 años. 

Le toca el turno al Chimborazo, montaña que con sus 6268 m. hasta el siglo XIX era consideraba como "el pico más alto del mundo", pero solo es la más alta del todo el Ecuador. Esta catalogación llevó a muchos intentos por conquistar su cima, especialmente durante los siglos XVII y XVIII, siendo el más adelantado de todos y la primera anotación histórica que se tiene de un intento de ascensión, data de Mayo de 1738, cuando los topógrafos y científicos franceses La Condamine y Bouger, intentan contratar lugareños que les sirvan de guías y arrieros, teniendo contestaciones negativas por parte de las gentes de la zona. Más tarde fue Alexander von Humboldt, quien acompañado por Amadeo Bonpland intentaron su ascensión en 1802, teniendo que desistir a los 5 917por el mal de altura. Siendo casi 80 años después cuando en 1880 coronó su cima el gran alpinista ingles Edward Whymper acompañado de de los guías italianos de montaña Louis y Jean Antoine Carrel. Ascendiendo nuevamente poco después con dos ecuatorianos al ser cuestionada su anterior ascensión. 

La mítica montaña es motivo de historias increíbles y leyendas que todavía hoy perduran, como la de que el Chimborazo y el Carihuairazo, ambos volcanes varones, pelearon entre sí por el amor del Tungurahua, volcán hembra, consiguiendo la victoria el Chimborazo. Otra de estas historias nos cuenta como para los indígenas beber el agua del dios Chimborazo tiene igual significado que la consagración del vino en la eucaristía de la religión católica. O la del famoso "Chupacabras", que al igual que en otros lugares del planeta, se trata de una misteriosa bestia o alimaña que se dedica amatar a los animales domésticos (cabras, ovejas gallinas…). 

Nuestro nuevo destino es el volcán Tungurahua, el cual se encuentra activo y frecuentemente en erupción. Con sus 5.023 metros se sitúa en la parte media entre los andes y la selva amazónica, habiendo perdido sus glaciares después del incremento de su actividad telúrica a partir de 1999, síntomas que pueden observarse en la noche, con detonaciones y la expulsión de lava desde su cráter.
 
A sus pies, apenas cinco kilómetros al norte, se encuentra Baños de Agua Santa afamada población por sus ricas aguas termales, y localidad turística de importancia al ser la capital del deporte de aventura………, en ella se puede realizar todo lo imaginablemente inventado en el mundo del riesgo, todos los "...ings" habidos y por haber. 

Pues aun así tiene su encanto, pudiéndose realizar algunas excursiones a lugares interesantes: la famosa Casa del Árbol con su columpio Fin del Mundo observando al volcán, la cascada Inés María, el Café del cielo (en el complejo del Hotel Luna Volcán), o la cascada Cabellera de la Virgen, también visitar la Basílica de Nuestra Señora de Agua Santa y hasta recorrer el sendero de Runtún. Por la tarde, al anochecer debemos acercarnos a tomar una cerveza a la terraza de la piscina del hotel Luna Volcán Adventure SPA, ubicado 400 m. por encima del pueblo de Baños sobre el acantilado, con unas vistas de la población sobrecogedoras. 

Baños es una de las puertas de entrada a la Selva Amazónica Ecuatoriana, a la que se llega a través de la carretera que transita paralela al río Pastaza y por donde discurre la Ruta de las Cascadas (Agoyán, Puerta del Cielo, Manto de la Novia, San Jorge y San Pedro) hasta llegar al famoso Pailón del Diablo en Rio Verde con su espelúznate escalera a la que solo se puede llegar en determinadas ocasiones que el agua al caer permita.
Un sinuoso pero interesantes recorrido nos va conduciendo hasta remontar a la cascada de unos 80 m. que forma el agua al caer. Su nombre significa literalmente "Caldera del Diablo", porque según la tradición se divisa la cara del diablo desde el puente colgante. 

Llegados a Puyo ya estamos en plena Amazonia, lo que aquí llaman "El Oriente". El primer europeo que se introdujo en este berenjenal de vegetación y cursos de agua, fue Francisco de Orellana, extremeño de Trujillo que en 1542 descubrió por azar el río Amazonas buscando el dorado mineral (oro) que se suponía estaba en una misteriosa ciudad conocida como "El Dorado". Teniendo en su búsqueda que recorrer el gran río hasta su desembocadura en el Océano Atlántico ya que no pudo remontarlo, pasando multitud de vicisitudes y calamidades durante la travesía, de la cual nos da cuenta el fraile dominico Gaspar de Carbajal quien iba enrolado en la misma empresa. Documento que sirvió de base para la ambientación de la magnífica película de Werner Herzog "Aguirre la cólera de dios", y más tarde el film de Carlos Saura "El Dorado". 

Desde Puyo nos desviamos en dirección norte para encontrarnos con el curso del río Napo que lo encontramos a unos 70 km. tomando la dirección del curso del rio hacia levante y llegar tras 20 kilómetros a Puerto Misahualli, pequeña pero agradable población, donde los monos corretean sus anchas. Es en ella donde contratamos una excursión para adentrarnos en la selva navegando por el rio Napo (afluente directo del Amazonas) y remontando el río Arajuno llegar a una comunidad indígena "kichwa" (quichua), donde nos enseñan sus modos de vida en plena selva ofreciéndonos para comer pescados envueltos en hojas y asados en brasas, así como también "chontacuros", unos jugosos gusanos que se comen asados cual pinchos morunos y a tomar chicha de yuca (bebida alcohólica de fermentación). Al regreso podemos observar como una familia se convierte temporalmente en buscadores de oro en las arenas del rio Napo. 

Tomamos dirección sur para llegar a la ciudad de Macas y al último de los volcanes de esta ruta el Sangay, una de las mas inaccesibles cimas de todo Ecuador. Activo volcán de 5,230 m. de altitud que se encuentra en erupción desde 1934 y cuya ubicación al igual que el Tungurahua, se encuentra a mitad de camino entre los andes y la selva, y el observar su casi perfecto cono cubierto de nieve (cuando está despejado) desde el bosque tropical es una absoluta sensación. Su alejada ubicación, así como lo áspero y frondoso de los territorios circundantes hacen difícil llegar hasta él.
 
Aun así nos ponemos en contacto con la oficina del Parque Nacional en Macas, quienes nos pasan información para adentrarnos en la selva, dándonos reseñas de un recorrido hasta las lagunas de Sardinayacu y poniéndonos a disposición un guía desde la caseta de entrada al Parque en Nueva Alianza, servicial guarda sin el cual no hubiéramos dado con el recorrido.


Situada en las laderas orientales del volcán, esta zona no está muy concurrida, es mas apenas esta visitada, necesitándose un 4 x 4 para poder llegar ya que hay que vadear el río Jurumbuno. 

En este territorio existen aisladas comunidades shuaras (los conocidos como "jibaros" (-salvajes- termino que ellos consideran despectivo) que han ocupado este lugares ancestralmente, son los que conocemos como "reductores de cabezas", ritual guerrero e iniciático al que ellos llaman "tzanta". El pueblo shuar de la comunidad Wuapu, ubicado en esta zona de los alrededores del río Upano, son parte de la tribu Muraya Shuar, una de tres que se ubican en las actuales provincias de Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Pudimos ver a algunos de sus miembros con rifle, que posiblemente (tal y como nos comentaros los miembros de la guardianía del Parque) podían ir a la caza furtiva. 

Ya desde Macas tomamos dirección a Cuenca, dejando estas zonas de Volcanes y selvas. Transitamos por la ruta que desciende paralela al rio Upano hasta desviarnos a la población Santiago de Méndez, donde cogemos el cauce del río Paute para ascender por él. Cauce sobre el que se está desarrollando el proyecto hidroeléctrico más importante del país con la construcción de cuatro centrales simultáneas (en cascada), infraestructura que dará servicio a todo el país.

Unos territorios enormemente bravíos en medio de agrestes barrancos, donde tendremos que salvar un desnivel de algo más de 2.000 m. por unos paisajes fascinantes cuajados de vegetación. Recorriendo a media ladera la carretera "Trasversal Austral", a una altura media de entre 2.300 y 2.500 m. con los impresionantes y profundos valles que los rio Paute y Collay han generado a su paso y que discurren por debajo de nosotros en algunos momentos entre la niebla, así como atravesando un sinfín de cascadas que se observan a nuestro paso. 

Podemos observar como en muchos (y muchos son muchos) de los tramos de la carretera ha habido numerosos derrumbes, estando algunos de ellos con importantes parcheados, ya que toda esta zona está afectada por considerables movimientos de tierra, toda vez que por ella se asienta la "Falla Geológica de Paute", habiéndome informado posteriormente que un mes después de haberla transitado, había sido cortada durante varias semanas por un fuerte desprendimiento de tierra en el sector de Sopladora.
 
Este bello y sugerente recorrido entre Macas y Cuenca de unos 250 km. y cinco horas de duración, me sirve como epilogo y despedida de este país con misteriosos mares, herencia de arquitectura hispana, altivos volcanes y recónditas selvas………… un destino más de un lugar en el mundo con huella española.

miércoles, 8 de enero de 2020

- Ecuador…… en la mitad del Mundo

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La línea ecuatorial de nuestro planeta atraviesa en su imaginario recorrido 13 países: 1 país oceánico (Kiribati), 2 asiáticos (Indonesia y Maldivas), 7 africanos (Santo Tomé y Príncipe, Gabón, Congo, Congo Democrático, Uganda, Kenia así como Somalia) y 3 países americanos (Brasil, Colombia y Ecuador), siendo este ultimo el que recoge su nombre. Situado en el occidente de la parte sur del continente americano, en la costa del Pacifico, Ecuador tiene una extensión de 283.561 km2, algo menor que Arizona, donde viven 17.300.000 habitantes, de los cuales 1.200.000 se hallan fuera del país, principalmente en EE.UU. y España. 

La historia de estos territorios desde los asentamientos de los pueblos preincaicos, ha estado marcada por la inestabilidad social. Las tribus primigenias sufrieron durante el siglo XV la invasión y colonización de los incas provenientes del sur, que a su vez fueron colonizados por los españoles mientras mantenían una importante guerra civil entre ellos. Los castellanos llegaron a estas tierras comandados por Pizarro en 1531, fundando las poblaciones de Guayaquil y Quito, San Pedro de Riobamba fue constituida por Diego de Almagro en 1534, y Cuenca se creó en 1557 por Gil Ramírez Dávalos sobre las ruinas de la ciudad inca de Tomebamba. 
 
Francisco de Orellana en 1541 se introdujo (en busca de canela y oro) hacia el oriente por la selva y el rio Napo descubriendo el Amazonas, el cual tuvo que navegar hasta su desembocadura al no poder remontar su curso, recorrido que le llevo unos 7 meses, con innumerables y complicadas peripecias. 

Todos estos mal llamados "descubridores" y tenidos como héroes en estas tierras hispanas con amplias calles con sus nombres y apellidos, no eran nada más que unos buscavidas sin escrúpulo ninguno, que lo único que buscaban era su lucro y enriquecimiento personal a cualquier precio y sin miramiento ninguno. Siendo sus descendientes y con las mismas raíces genéticas, quienes formando parte ya de la burguesía de estos nuevos territorios, pasados casi tres siglos en pleno declive monárquico del inefable Fernando VII (este sí que era un "felón") y con el apogeo de los nuevos y modernos tiempos generados por los ideales de la Ilustración (Descartes, Rousseau, Voltaire, Mostesquieu, Locke…) , materializados a finales del siglo XVIII por la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados del Noreste Americano, se creó el caldo de cultivo para mandar a la "Madre Patria" a freír espárragos y quitar a unos para poner a otros………….. Situación que prácticamente en la totalidad de los pueblos del sur americano se sigue dando, estando la población sin desarrollar y el poder así como la riqueza mal repartida, en manos de los que 500 años antes despojaron a sus originales pobladores indígenas de sus tierras.

Poniendo como ejemplo el país que nos ocupa "Ecuador", desde su independencia de España en 1822, ha habido más de 90 cambios de poder, un promedio de un gobierno, ya sea civil o militar, cada dos años, así como 20 constituciones en 190 años (a constitución por década). También unos límites territoriales con vecinos que no se han cerrado hasta mayo de 1999, apenas anteayer, habiéndose creado por este motivo varios conflictos armados. 
 
Tras su emancipación del reino español, formó parte por unos años junto con Panamá, Colombia y Venezuela de La Gran Colombia, el estado soñado y creado por Simón Bolívar apodado "El Libertador" (entre otras cosas menos bondadosas), que duró lo que duró terminar la tuberculosis con su fundador, y en el año 1831, se disolvió por los intereses de unos y otros en las distintas regiones. Pasando la tierra ecuatoriana y sus gobernantes a tener una fuerte influencia de la Iglesia Católica, dominio que aun hoy se mantiene en parte. 

De esta huella hispana de cerca de trescientos años, en Ecuador quedan bastantes elementos aun visibles, y otros que no son tan palpables pero que se dejan notar en algunas de sus gentes. Muchas de sus históricas ciudades mantienen un barrio y una arquitectura colonial en general bien conservada, y sus templos muchos de ellos levantados por los españoles, siguen cumpliendo con la "fe" de sus seguidores. 

Quito, la capital del país, es un buen ejemplo de ello. San Francisco de Quito, nombre oficial de la ciudad, se extiende alargada por el enorme valle que forma la hoya de Guayllabamba - Pichincha, y debe su fundación a Sebastián de Belarcázar en diciembre de 1534, que llegó hasta ella buscando en la antigua capital de los Incas el tesoro del gran Inca Atahualpa. Recorremos sus cuadriculas travesías descendiendo desde el Cerro-mirador del Panecillo, y por la calle de las 7 Cruces (García Moreno) entre edificaciones de la época hispana, visitando la afamada iglesia de la Compañía de Jesús con su trabajada fachada barroca (la mejor de toda América) y también el templo del Sagrario, llegar a la Plaza Grande (plaza de la Independencia), donde se encuentra la Catedral, el Palacio de Gobierno y la zona donde poder encontrar restaurantes de tipo medio. Aquí, bajo la columnata que protege el lateral del Palacio Carondelet, encontramos en su muro la frase "Dios no muere" y bajo ella una placa que indica el lugar donde fue asesinado el presidente de la Republica Gabriel García Moreno en 1875.  

Mas hacia el noreste encontramos la enorme silueta neogótica de la Basílica del Voto Nacional. Ya retornando por la calle Cuenca y topándonos de nuevo con restos de arquitectura colonial, encontramos la iglesia de la Merced. Continuando hasta llegar a la enorme, elegante y vistosa Plaza de San Francisco, verdadero centro de la ciudad, donde se encuentra la iglesia y convento de San Francisco, la Capilla de Cantuña, el Colegio de los Sagrados Corazones, así como el hermoso y blanco edificio del Palacio Gangotena originario de principios del siglo XVII, levantado sobre la manzana que ocupaba un anterior templo inca. Hoy es un hotel de lujo en plena plaza, justo en la intersección de la calle Cuenca con Bolívar. Justo en esta última pero un poco más arriba, en el nº 105, se ubica el Hotel Boutique Portal de Cantuña, que instalado en un edificio colonial decorado con sumo gusto y una buena atención es una excelente elección por su situación y comodidad. Justo a su espalda en la calle Cuenca, está el museo (privado) de Arte Precolombino, emplazado en la Casa del Alabado, uno de los edificios más antiguos de la población, y en cuya fachada reformada en 1671 consta la siguiente anotación "ALABADO SEA EL SANTÍSIMO....". Más adelante se encuentra el convento de Santa Clara, donde conviene llegar a una hora que coincida con algún rezo o cantico de sus 17 monjas a lo largo del día (Laudes, la Tercia, la Sexta, la Nona, Vísperas y Completas), y dos calles más al sur el monasterio del Carmen Alto, frente al cual se encuentra el antiguo Hospital San Juan de Dios, hoy Museo de la Ciudad, y entre ellos por encima de la calle el conocido como Arco de la Reina, con hermosa visión desde él del Cerro Panecillo. 

Apenas 8 km. del centro de Quito en dirección norte (Barrio de Miraflores), se encuentra el teleférico Cruz Loma que nos deposita a una altura de 4.100 m. en la ladera este del cercano (5 km. de caminata) volcán Rucu Pichincha de 4.698 m. Las vistas desde estas alturas están garantizadas, siendo aconsejable ir a la tarde para poder observar el crepúsculo sobre el Cotopaxi y las luces de la enormidad de Quito en el ocaso, ya oscuro, del día. 25 km. más al norte se encuentra un Parque Temático con dudoso interés para mi gusto, se trata de un complejo dedicado al lugar donde se señala la Latitud  00º 00` 00", y repleto de lugares para comprar y adquirir quincallería turística barata. 

Camino ya del sur y dejando a levante el nevado Cotopaxi llegamos a Latacunga, ciudad que se sitúa a 90 km. de Quito. Fundada en 1534 con el nombre de "Asiento de San Vicente Mártir de Latacunga", ha sido destruida tres veces en el pasado por el volcán Cotopaxi en 1742, 1768 y en 1877, reconstruida una y otra vez por esfuerzo de sus habitantes para convertirla en lo que es hoy, una ciudad atractiva y acogedora. Agradable es pasear por sus también ajedrezadas calles, admirar los edificios coloniales y de posterior realización, que fueron construidos con gusto y refinamiento. Situados fundamentalmente abrazando la Plaza-Parque Vicente León: Catedral, Palacio Municipal, Gobernación de Cotopaxi. Pero si hay una cosa que sobre sale de esta tranquila población es la festividad dedicada a la "Mama Negra", también conocida como Santísima Tragedia, una fusión de de las culturas indígena, española y africana.  

Continuamos hacia el sur cruzando por las poblaciones de Ambato y Riobamba. De la primera destacar su trazado en forma de damero con la Plaza-Parque Montalvo como eje principal, en la que destaca el horroroso edificio de su Catedral, que no se merece más comentarios. De Riobamba cabe reseñar que se trata de la capital del Chimborazo, la mayor altura de todo ecuador con ‎6268 m. Una población donde podemos visitar la estación del famoso Ferrocarril Transandino que comunicaba Guayaquil con Quito, salvando el obstáculo conocido como la "Nariz del Diablo". Con el paso del tiempo y los nuevos sistemas de trasporte ahora ese tren se ha trasformado en gran parte para uso turístico. Y cono no podía ser de otra manera yendo de viaje con "Enric", tuvimos que acercarnos hasta la Plaza de Toros, la Monumental Raúl Dávalos de Riobamba, Capital Taurina del Ecuador. 

Más al sur se sitúa Cuenca o como reza su verdadero nombre "Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca", que con casi 463 años de antigüedad esta preciosa población del sur ecuatoriano está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1999. Esta antigua ciudad de sabor colonial, calles adoquinadas, casonas de los siglos XVIII y XIX e iglesias barrocas, seduce a los viajeros por el contraste y modernismo que en ella se respira en comparación con otras poblaciones del país.  

Debemos recorrer las calles Simón Bolívar y Mariscal Sucre, para comprobar la excelente arquitectura de sus edificaciones coloniales y criollas. Visitar la Plaza-Parque Calderón, La Catedral y la Iglesia del Sagrario o Catedral Vieja, la Plaza de las Flores junto a la iglesia del Carmen, la Plaza San Francisco con la Iglesia dedicada a este Santo, con un buen lugar para tomarla a su lateral "La Cofradía" donde nos prestarán una excelente atención y buenos platos para elegir, sin duda unos de los aconsejables sitios de la ciudad. Los mercados: el colorido Mercado 9 de Octubre con sus santeras en la plaza haciendo curaciones (restregando hierbas por el cuerpo de los posesos), y el conocido como 10 de Agosto al comienzo de la Calle Larga donde nos dimos una autentica comida criolla en sus establecimientos del primer piso.  

La Calle Larga es una buena representación de la ciudad. Si la recorremos en su totalidad alcanzaremos ver desde la confección de los afamados sombreros de Paja Toquilla (mal llamados Panamá), hasta entrar en el interesante Museo Pumapungo (Puerta de León) donde podemos pasear por entre las ruinas incas de este barrio que formaría parte la ciudad de Tomebamba, uno de los principales centros urbanos del imperio incásico. También en esta travesía se ubican algunos interesantes templos (iglesia de Todos los Santos), así como las Casas Colgantes que dan al rio Tomebamba y el Puente Roto. Curioso seria entrar en el nº 121 de esta calle (Sumaglla - folklor - Antigüedades), donde vive una de las descendientes de la noble familia Toral, Cecilia Toral Vázquez de 76 años, una encantadora señora mayor que nos da todo tipo de explicaciones sobre sus antepasados, y nos deja pasear por las vetustas estancias de su casa, verdadero museo viviente de mediados del siglo XIX. Esta familia descendientes de españoles de Ávila, en la actualidad es la 9 generación.

Desde Cuenca nos dirigimos hasta Ingapirca para visitar sus interesantes ruinas Incas, sin duda el situado arqueológico precolombino más importante y mejor conservado del país ecuatorial. El nombre de Ingapirca proviene del "kichwa" y significa "muro o pared del inca", siendo el símbolo del dominio incaico hasta la colonización de la América Latina por parte de los españoles. Se trata de una importante zona ceremonial, que unió a diversas culturas a través del Tahuantinsuyo y se convirtió, al igual que Machu Picchu en Cuzco, como emblema del poder de la civilización Inca al norte. 

Camino de Guayaquil atravesamos el Parque Nacional de Cajas, pero el día no estaba para muchos amigos: viento, lluvia y altitud, nos hizo desistir de quedarnos más rato a disfrutar de este paisaje montañoso a una altitud de más de 4.000 m. lleno de lagos, que en número próximo a los 800 cubren este territorio. La carretera que une Cuenca con Guayaquil lo cruza por la mitad, siendo su punto de máxima altura la Loma de Tres Cruces, lugar donde s dividen las aguas que van a la cuenca del Amazonas y por ende al Océano Atlántico de las que van al Pacifico. Dicen que debe su nombre a los que murieron aquí de frio al intentar cruzar por estas montañas. 



Guayaquil nos da la bienvenida en un día gris plomizo, lo que provocó que la imagen de la ciudad fuera ya de esa tonalidad aunque saliera el sol posteriormente. Pero es que la segunda ciudad en importancia de Ecuador, aunque la más poblada, tampoco tenga unos agraciados elementos que la hagan resaltar sobre otras, aunque algunos lugares tengan cierto interés. Como su novedoso y cuidado Malecón, que se extiende a lo largo de 2,5 km.  por la orilla del gran estuario del rio Guayas, al que han tenido que adosar una reja para
mantener su seguridad, ya que Guayaquil es considerada una de las urbes más peligrosas de Ecuador. Al final de este magnífico atracadero se ubica el histórico barrio de Las Peñas, origen de la población en tiempo de los colonizadores españoles a mediados del siglo XVI, también el colorido Cerro Santa Ana coronado por el faro desde el que se obtienen unas completas vistas de la ciudad y al que se accede ascendiendo los 444 escalones que hay hasta su cima.  

En el otro extremo encontramos la curiosa Torre Morisca (Torre del Reloj) y a su altura pero fuera del recinto el edificio de la Municipalidad que por la noche se desnuda y se viste de colores, junto a la Universidad de las Artes y el Palacio de la Gobernación. Por detrás el Parque Seminario más conocido como Parque de las Iguanas, por encontrarse gran cantidad de estos reptiles entre sus praderas y arbolado. Preside el lugar la Catedral Metropolitana, tocándonos pasar por allí justo el día anterior que el parlamento votaba permitir el aborto en casos de violación, ni que decir tiene que el discurso tremendista, apocalíptico y dantesco que a través de unos enormes altavoces instalados en el exterior de los accesos al templo se podía escuchar en medio mundo. Tenga la seguridad el Sr. Arzobispo de Guayaquil su presencia eterna junto al señor, pues su discurso se podía oír hasta en lo más alejado del cielo, y seguro que Dios estuvo atento a sus incendiarias palabras (el derecho al aborto en caso de violación fue rechazado al día siguiente por el parlamento, lo de los altavoces funciona). 



Solo nos queda ir a la Plaza del Centenario y volver por el Bulevar 9 de Octubre, pero como ya he dicho Guayaquil es una ciudad que no da mucho más de sí, utilizada para ser lugar de paso para ir al archipiélago de las Galápagos, al cual nos vamos a dirigir.

viernes, 3 de enero de 2020

- Islas Galápagos (Ecuador)

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Situadas unos 1.000 km. (600 millas náuticas) al poniente de las costas de Ecuador, país al que pertenecen, la ubicación geográfica de las islas Galápagos las coloca en plena línea ecuatorial: a los 1º 40’ latitud norte y 1º 36’ latitud sur, y entre los 89º 16’ y 92º 01’ de longitud oeste. De origen volcánico y situadas sobre la placa tectónica de Nazca; que se desplaza hacia el sureste a una velocidad aproximada de 7 cm. al año, hundiéndose progresivamente en el mar; están compuestas por 13 islas mayores y más de 64 pequeñas o islotes.
 
Emergieron del Océano Pacífico hace unos cinco millones de años, estando su antigüedad entre los 4 millones de la isla Española, la más añeja del archipiélago, hasta la más reciente, Fernandina que cuenta con tan sólo 300 mil. Su proceso evolutivo y los cambios climáticos las han convertido en uno de los más insólitos lugares de la Tierra, en algunos casos se diría que se asemejan más a un paisaje lunar, que a un panorama terrestre. Un tercio de su vegetación, el 90% en los reptiles, el 80% de los mamíferos y el 20% de los peces son endémicos de estos territorios. 

Perdidas por millones de años en medio del océano Pacifico y sin ser pisadas por ningún humano antes, las islas Galápagos fueron descubiertas por un personaje de la hispania interior (lo que ahora conocemos como la España vaciada), un mesetario soriano. Fray Tomás de Berlanga (de Berlanga de Duero), que por aquel entonces siglo XVI y en tiempos de Carlos I fuera obispo de Panamá. Habiéndosele pasado por la cabeza y haciendo algunos proyectos sobre la realización, en aquellos tiempos, de la conexión del océano Atlántico y el Pacifico por el istmo de este país, pero que hubo de dejarse para casi cuatro siglos después por falta de financiación, y que fueran los U.S.A. del norte los que lo realizaran en 1914. 

Comandado por el emperador del Sacro Imperio, el clericó soriano parte en l535 de Panamá hacia Lima, con la instancia de mediar en las disputas que sostenían Francisco Pizarro y Diego de Almagro sobre las lindes de los respectivos territorios que gobernaban. Durante la travesía una calma chicha y las fuertes corrientes marinas le desviaron de su ruta, llevándole hasta un archipiélago que fray Tomás denominaría como Islas Galápagos, por la cantidad de grandes quelonios que habitaban dichas ínsulas. Siendo comunicado su descubrimiento al monarca Carlos I de España, desde la ciudad, hoy ecuatoriana, de Portoviejo. 

Al regresar a su pueblo natal en tierras castellanas, trajo consigo un caimán disecado procedente de Panamá, que puede observarse nada más acceder a la Colegiata de Santa María del Mercado de Berlanga. Siendo gracias a él que en nuestra alimentación exista, la patata, el tomate y el perejil, que los trajo de las tierras americanas hasta la vieja Europa.

No fue sino varios años después, cuando el capitán español Diego de Rivadeneira denominó a esas islas “Encantadas”, bajo la apariencia de que con niebla flotaban sobre la superficie del mar. Esto acaeció en 1546 al perder su rumbo y llegar hasta estas islas de las que cuenta hasta 12, incluso observa una erupción volcánica. 

Fue en 1574 cuando el cartógrafo flamenco Abraham Ortelius fijo finalmente el nombre de Galápagos (Insulae de los Galopegos "Islas de las Tortugas"), en el atlas terráqueo que realizó.  
 
Su aridez y escasa importancia agrícola y productiva, hizo que se convirtieran en tierra de nadie, donde instalaron su refugio piratas y bucaneros (fundamentalmente ingleses). Sirviéndoles de “despensa” y lugar de aprovisionamiento, abasteciéndo sus bodegas con las grandes tortugas que en gran cantidad poblaban las islas, que al poder vivir largos periodos sin comer ni beber, eran llevadas vivas en los barcos para ser suministro de carne frescas durante largas travesías. Richard Hawkins, capitán de uno galeones del pirata Francis Drake, según la leyenda fue el primer corsario que visitó las islas en 1593.  

En 1684 estuvo por allí William Dampier, el famoso “pirata ilustrado”, pues tenía la faceta de corsario y la de investigador, pero esto último lo usaba en beneficio económico, ya que la ciencia la usaba como generador de utilidad crematística. Realizó un mapa bastante detallado de las islas, pero como es costumbre en los sajones británicos les puso nombres inglesas a todas las islas, apelativos que afortunadamente no se han mantenido con el paso del tiempo. 

En años posteriores la piratería comenzó a disminuir, pero una nueva y lucrativa actividad comenzaba a adquirir interés por estas latitudes, la captura de los grandes cetáceos, dando paso los bucaneros a los balleneros. Durante el siglo XVIII la demanda de aceite de ballenas iba en aumento y la de oro español en descenso, por lo que barcos balleneros americanos (del norte) e ingleses comenzaron a indagar las posibilidades del océano Pacífico en la caza de ballenas, ya que la población de estos enormes mamíferos marinos se redujera en el Atlántico. Siendo enviado el capitán inglés James Colnett a estas latitudes durante 1793, para estudiar las posibilidades de esta lucrativa industria. De lo cual Colnett elaboró un mapa que puso en alerta a los balleneros para que se acercaran hasta estas aguas, aumentando de forma exponencial la caza de ballenas durante más de un siglo en estas islas. Esto implicó que hubiese grandes pérdidas en la población de ballenas de la zona, y que los leones marinos estuviesen cerca de la extinción. El número de tortugas también disminuyó drásticamente por estas fechas.
 
Según datos extraídos de los cuadernos de bitácora de las naves balleneras, entre 1811 y 1844, se apresaron más 15.000 tortugas de las islas para ser usadas como alimento. 

Aislado, apartado de las rutas marinas y sin apenas interés comercial, no se comenzó a colonizar hasta el siglo XIX, si bien ya en el siglo XVIII se iniciaron a estudiar la creación de asentamientos en sus costas. El gobierno ecuatoriano reclamó su soberanía en 1832 sin tener ningún problema para conseguirla, siendo oficialmente su nombre "Archipiélago Colón". Fue declarado como Parque Nacional en 1959, entrando en las lista de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1978. 

Este conjunto de isla e islotes resultaría ser un filón para los naturalistas, siendo, a finales del siglo XVIII y los primeros de pasar por ellas con fines científicos, los miembros de  la expedición española "Malaspina" dirigida por Alejandro Malaspina, que durante cinco años, cruzaron el Atlántico y recorrieron el Pacifico de cabo a rabo, con el proyecto de ampliar el conocimiento sobre las particulares geológicas, botánicas, fauna, clima, culturas y costumbres de los territorios de la corona española por el mundo. A bordo iban algunos de los mejores científicos y naturalistas, dibujantes y cronistas de aquellos años.  Habiendo acumulado durante su periplo una valiosa información a través de la recogida de muestras de especies vegetales, minerales y fauna. Con datos sobre numerosas observaciones científicas y astronómicas, trazándose así mismo nuevas cartas náuticas, culminándose un proyecto científico de gran altura. Sin embargo, los registros de la expedición nunca llegaron a ser publicados, por los avatares políticos de nuestro país. 

Y como ha ocurrido en otros muchos e históricos sucesos, fueron los británicos los que a través de su muy notable científico Charles Darwin, su no menos notable publicación El origen de las especies, y la "notabilísima parafernalia" de influyente propaganda, quienes se hicieron eco de la existencia de estas curiosas islas.

A bordo del bergantín Beagle, Charles Darwin paso casi cinco años de su vida (entre diciembre de 1831 octubre de 1836), pero apenas cinco semanas durante 1835 en las Islas Galápagos, tiempo que le fue suficiente para con sus observaciones, así como sacar las conclusiones que le llevarían medio siglo después a publicar su afamada obra sobre la evolución de las especies y la teoría de la selección natural. Sobre estas islas anotó que "el archipiélago es único" con "especies de animales que no existen en otro lugar". Hoy el científico inglés forma parte indisociable con estas islas, llevando una de ellas su propio nombre, la más lejana y septentrional de todas. 

Aun con una importancia sustancial en cuanto a la vida natural que en ellas se desarrolla por la calidad, diversidad y singularidad de la fauna existente, no son la maravilla que se vende a través de la propaganda viajera. Nunca es comparable un lugar a otro, cada uno tiene sus cualidades y para gustos se hicieron los colores los cuadros abstractos, pero creo haber conocido islas mucho más hermosas e interesantes paisajísticamente, mismamente nuestras cercanas Canarias, además con unos panoramas volcánicos muchos más sugerentes y grandiosos. Además son un destino caro, bastante caro para bolsillos que no sean los de yanquis adinerados, ya que los precios están entre el doble o el triple que en el continente, y las excursiones que merecen la pena (única manera de poder conocer en verdad estos territorios) están entre los 150 y 220 $ USA por persona y día, si bien las hay de menos importe pero a lugares más próximos y con menos atracción. 
 
Centramos nuestra actividad en visitar las tres islas más importantes de las cuatro habitadas: Isabela, Santa Cruz y San Cristóbal. En la primera de ellas Isabela, la más grande de todo el archipiélago, ascendemos al cráter de Sierra Negra llegando hasta poder divisar el Volcán Chico y sus últimas erupciones de 1963 y 1979. La caldera de Sierra Negra tiene 11 Km. de diámetro, siendo la segunda más grande del mundo después del
Tgorontgoro en Tanzania. Navegando por la costa sur nos acercamos hasta el lugar conocido como "Los Túneles", donde las lavas de pasadas erupciones han llegado hasta el mar formando caprichosos puentes por encima de sus aguas. Es aquí donde pudimos observar por primera vez una importante colonia de piqueros de patas azules, esas originales y confiadas aves, que llaman la atención por el intenso tono celeste de sus zancas. En los islotes de "Tintoreras" pudimos ver gran cantidad de iguanas grises y lobos marinos, así como en una grieta marina un montón de "tintoreras" (pequeños tiburones). También podemos acercarnos a pie o en bici al denominado "Muro de las Lagrimas·", para observar lo que queda de un antigua tapia, que como castigo a trabajos forzados se les ordenó construir a los presos de una cárcel existente en la isla. Debo reseñar que en su capital, Puerto Villamil, se puede encontrar buenos lugares para poder tomar algo: empanadillas de camarón en Brisas del Mar, ubicado en el malecón, pero sobre todo las langostas y la parrillada mista a la brasa de La Casa del Asado de Aníbal García, un lugar autentico y afable. 

Trasladados a la isla Santa Cruz, la más visitada y poblada de todo el archipiélago, pero para mí gusto ni mucho menos la más sugerente, contratamos los servicios de un taxi para realizar un circuito por sus lugares de interés en el interior de la isla: los hundidos de Los Gemelos, las enormes tortugas gigantes de Rancho el Chato y sus túneles de lava, la Reserva Ecológica Cerro Mesa (mirador de todo el noreste de la isla) y el cráter del colapso (hundido) situada en sus proximidades, o la Playa del Garrapatero delicia de los amantes del baño y el sol. Podemos dedicar una tarde en acercarnos caminando desde la población de Puerto Ayora a Tortuga Bay y Playa Brava, un paseo que no nos dejará indiferentes. Desde esta animada localidad nos deberemos acercar, también caminando, hasta la Estación Científica Charles Darwin, un lugar donde podremos informarnos de los sistemas de conservación de las distintas especias que habitan estas tierras y sus aguas. Y para tomar algo o cenar debemos ir a los kioscos de la calle Charles Binford cuyas terrazas ocupan toda la vía, en donde preparan pescados y mariscos a la brasa. 

Sería imperdonable si desde aquí, no realizáramos la excursión de día completo a la pequeña Isla Bartolomé, sin duda una de las mejores (y caras) rutas de todo el archipiélago. Pasando por las Islas Daphne Menor y Mayor, esa última es prácticamente toda ella un perfecto cono volcánico, sirviendo sus verticales acantilados como un hervidero de vida natural. La isla Bartolomé es un volcán extinto y posee una variedad de suelos rojos, naranjas, verdes, ocres y negros, con brillantes formaciones volcánicas. En su centro se sitúa un cono volcánico de 115 m. de altura que es fácil de ascender subiendo los casi 400 escalones hasta su cima, ofreciendo excelentes vistas de las otras islas. Observando desde la altitud el pináculo de Playa Dorada "Pinnacle Rock" y el Istmo formado por dos hermosas playas en forma de media luna, complemento de una de las imágenes emblemáticas de todo el archipiélago. 
 
Antes de regresar, hacemos una última parada en la Bahía Sullivan de la cercana isla Santiago, donde podemos observar unos sorprendentes mares de lava negra, formados por la erupción volcánica en 1903. Excelente muestra de formas y matices, en discordancia con lavas de otras tipologías más antiguas, generando un paisaje en verdad impresionante, contrastando los tonos oscuros de las masas volcánicas con los azules transparentes de las aguas marinas. 

La última de las islas visitadas es San Cristóbal, bien elegida para postre por ser agradable su tránsito. De nuevo nos servimos de un agradable taxista para recorrer los lugares de su interior: Galapaguera del Cerro Colorado observando sus interesantes tortugas gigantes, Puerto Chino con su vecindario de leones marinos y los endémicos pelicanos pardos, ascender hasta la laguna El Junco entre la niebla, uno de los poco lugares con agua dulce de todo el complejo insular de Galápagos, así como caminar por las arenas de playa La Lobería, entre iguanas y leones marinos, al otro lado del aeropuerto. La ruta por la costa occidental visitando Cerro Brujo y atravesando su cueva en la pequeña embarcación, llegando a Puerto Bravo lugar en el que se realiza una caminata por el campo de lava, para posteriormente ir a Puerto Grande a comer, dejando para el final la visita al impresionante roquedo marino del León Dormido, donde poder hacer snorkel entre sus verticales paredes de150 m. compartiendo las aguas con bancos de sardinas y tiburones, se convierte uno de los tour mas recomendados de esta isla. 
 
Interesantes es desplazarse (dos horas de navegación) hasta la isla Española, la más antigua y meridional de todas las que forman el archipiélago de las Galápagos, con unos 14 millones de años de existencia. Aquí podemos realizar una pequeña caminata en Punta Suarez hasta llegar a los "soplados", durante el recorrido
podremos observar una abundante fauna: albatros, iguanas rojas, leones marinos, cormoranes, gavilanes, gaviotas, también pinzones de pata azul entre otros. 

Un territorio lleno de vida, con una naturaleza como no hay en otro lugar del planeta, un lugar que hizo reflexionar a mentes abiertas sobre la evolución de las especies………….. entre ellas el ser humano. Un enigmático mundo que se fue formando a través de miles y miles de años sin que la mano humana interviniera es su desarrollo y que ahora debemos cuidar y conservar.