miércoles, 30 de septiembre de 2009

Un burrito, el caballito

"Me da una bronca tremenda cuando la gente dice andé en caballo. No se dice andé en caballo. Está mal dicho. Se dice andé a caballo. ¿Cómo van a decir andé en caballo? A caballo, andé a caballo. Mirá que hay gente bruta. Andé en caballo, por favor..."

Un jefe, ante mi mirada atónita.

El regreso de la colgada

"Cuando todavía era muy chica, mi tía viajó a Japón, y cuando volvió me trajo de regalo una Kodak Instamatic con estuche de cuero. Creo que ese fue el principio.
El regalo vino con dos rollos que se acabaron enseguida, pero no me di por enterada y seguí durante mucho tiempo sacando fotos por el gusto de hacer click".

lunes, 28 de septiembre de 2009

Estoy hecha pelota

Soñé que hojeaba un catálogo de Avon y era feliz.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Caída

Esta semana trabajé tanto, que cada vez que tuve un ratito libre, me dormí unas lindas y reparadoras siestas. Ayer me subí al colectivo a las nueve y media de la noche, había pocos asientos libres. Elegí uno del medio, de los que son de a dos, lado pasillo. Apenas apoyé la cabeza, me fui a jugar al mundo de los sueños. Pero no pude disfrutar demasiado, porque apenas diez cuadras mas tarde, me desperté, cayéndome al piso, mientras el colectivo doblaba. La vergüenza que me dio fue tanta, que me levanté rapidito, toqué el timbre y bajé. De fondo se escuchaban todavía los ecos de las carcajadas de mis compañeros viajantes.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La última cena

Llegué a casa a las dos y media de la mañana, después de trabajar dieciseis horas nonstop. En la mano tenía una bolsita de la estación de servicio, donde había comprado una ensalada. Fui a la habitación, me puse el piyama, prendí la tele y le di play a un capítulo de Six feet under. Mientras pasaba la apertura fui a la cocina, condimenté mi cena directamente en la bandejita donde venía, me serví un vaso de jugo y fui a la habitación, dispuesta a comer y luego dormir.

El timing fue perfecto. Apenas me senté en la cama empezó el capítulo. Por primera vez en varias horas, sonreí.

El capítulo comenzaba con una señora de cuarenta y algo, que llegaba a su casa, se cambiaba la ropa por una mas informal, abría una bandejita de comida y se sentaba frente al televisor a comerla. Se llevaba un primer bocado a la boca, se atragantaba, y se moría. Tardaban mas de una semana en encontrarla.

Dejé de comer en ese instante.

martes, 22 de septiembre de 2009

Otra oportunidad

M: ¿Y? ¿Cómo fue la segunda cita?
A: Bien.
M: ¿Y el entusiasmo dónde está? Contame qué pasó, así me río y voy a contarle a la gente del blog.
A: No, me porté bien. Hice lo que me dijiste: traté de ser yo misma, pero sin irme tanto al carajo.
M: ¡Entonces estuvo bien!
A: Sí.
M: Ok, estás medio boluda. ¿Qué pasó?
A: Bueno, no me retes. Le dije que era RRPP.
M: ¡No! Me muero me muero me muero. ¿Se lo dijiste en serio o en chiste?
A: Se le dije en chiste, pero como no lo entendió tuve que explicarle y ahí perdió la gracia.
M: Mamita, pobre, él no tenía ni idea, ¿no?
A: Y no boluda, si ya te dije. Es todo fino y delicado. Imaginate la cara que puso. Yo dije todo rápido y junto, para que no se entendiera bien.
M: Claro, onda rapiditarendidorapeterayputa.
A: Ahora posta, no me va a llamar mas.
M: ¿Pero al menos se rió?
A: Sí, eso sí. Soy como su payasito.
M: Bueno linda, peor es nada...
A: ¿Estamos hablando de vos?
M: Te detesto.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Odisea

Entro y le pregunto al primero que viene a darme un panfletillo dónde me toca votar. "Segundo piso, mesa 4". Subo las esclaeras. No encuentro la mesa. Doy cinco vueltas. La encuentro. Cola. Larga. Veinte personas. Hago la cola. Cuando tengo tres adelante, veo en el cartel las letras que votaban ahí. La "L" no aparecía.

Agarro a otro muñeco. Le pregunto dóndo voto. "Segundo piso, mesa 6". "Bien", le digo, "¿Está de aquel lado?". El muñeco se ríe. "No, estás en el primer piso". "No, estoy en el segundo". "No, estás en el primero". Subo un piso. En el camino:

"Te doy un panfletillo". "No, gracias"
"Te explico la propuesta". "No, gracias"
"Te cuento de la agrupación". "No, gracias"
"¿Ya decidiste a quién votar?". "No, gracias"

No encuentro la mesa. Le pregunto a otro. "No, pero estás en el tercero". "Yo sabía", pienso. Bajo al segundo. Busco la mesa. No la encuentro. En el camino:

"Te doy un panfletillo". "No, gracias"
"Te explico la propuesta". "No, gracias"
"Te cuento de la agrupación". "No, gracias"
"¿Ya decidiste a quién votar?". "No, gracias"

Encuentro la mesa. Cola. Veinte personas delante mio. Mientras hago la cola:

"Te doy un panfletillo". "No, gracias"
"Te explico la propuesta". "No, gracias"
"Te cuento de la agrupación". "No, gracias"
"¿Ya decidiste a quién votar?". "No, gracias"

Llega mi turno. Sonrío, tranquila, pensando que lo peor ya pasó. Entrego el documento. Pasan hojas, muchas, varias. "No estás en el padrón". Y luego: "Tenés que ir a la mesa de CBC y preguntar ahí".

Bajo al primer piso. En el camino:

"Te doy un panfletillo". "No, gracias"
"Te explico la propuesta". "No, gracias"
"Te cuento de la agrupación". "No, gracias"
"¿Ya decidiste a quién votar?". "No, gracias"

Busco la mesa. La encuentro. Hago la cola. No hay tanta gente. Suspiro. Fumo. Me como un caramelo. Pienso pelotudeces. Llega mi turno. Entrego el documento. Pasan hojas, de nuevo, muchas, un montón. "No estás en el padrón. Tenés que ir al segundo piso para que te den un comprobante que justifique que no vas a votar".

Subo al segundo piso. Me acerco a la oficina. Le explico. Me escucha, tiene el ceño fruncido. "¿Y por qué no estás en el padrón?". "No sé señor, vengo a averiguar eso". Le digo mi nombre, desaparece detrás de una puerta. Vuelve algunos minutos mas tarde. "No, es que a vos te toca votar en Ciudad Universitaria".

Salgo, agotada, con un cansancio físico y mental que hacía mucho no sentía. Llueve. Cuando llego a mi casa, tengo la cocina inundada.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Retórica

Tuvo la mala suerte, el pobre chico con brackets y boina guevarista, de cruzarse conmigo en el momento pico de mi neuross diaria: las seis de la tarde.

Además, ya había escuchando pacientemente a otros tres personajes que me promocionaban su plataforma política como si fuera la mejor, no para salvar a la facultad, sino para salvar al mundo entero.

Y si sumamos neurosis en su máxima expresión más carencia de paciencia, el resultado es: Asesina en potencia.

Chico
bla bla bla la izquierda
bla bla bla el capitalismo
bla bla bla el imperialis...

M (interrumpiendo)
Retórica

Chico
¿Qué?

M
Que usted carece completamente de retórica.
Con ese tonito no puede pretender convencerme de nada.
Ni a mi ni a nadie.

Chico
...

M
Haga una cosa.
Vaya a su casa, practique el
discursito frente al espejo y vuelva en marzo.
Está aplazado.

Y me reí como una hiena beoda.

martes, 15 de septiembre de 2009

Horóscopo

Hoy me llegó, no sé bien por qué, mi horóscopo para el día de la fecha.

"Amor: Traición
Dinero: Momento difícil
Salud: Enfermedad"

Macanudos los astros.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El metrosexual egoísta

Chico y chica salen hace tres, o cuatro meses.
Es domingo, mediodía.
Están en la casa de chico.
Acaban de levantarse luego de una noche colmada de sexo.

Chica pide permiso para bañarse.
Chico accede.

Chica se está bañando.
Chico entra al baño.

Chico: Che, linda, después tenés que decirme qué shampoo y acondicionador usás.
Chica: Me da lo mismo, éstos están bien.
Chico: No, pero después decime así te compro.

Chica sonríe. Siente que las cosas están funcionando bien. Chica vuelve a sonreír.

Una media hora después, chica y chico miran una película.
Chica: ¿Por qué me preguntaste qué shampoo comprarme?
Chico: Asi no me usás los mios, que me los da el peluquero.
Chica: ...
Chico sonríe, y le da un beso en la frente. Se levanta. Va al baño. Vuelve con su shampoo y acondicionador en la mano.

Chico: Son importados, ¿ves? No quiero que se gasten rápido.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Disculpen la honestidad

La verdad es que todo lo relacionado con el fútbol, Maradona y el mundial, me la recontra soba.

viernes, 11 de septiembre de 2009

En estado de ebriedad

Estar ebria un viernes a las 15:38 puede significar, de buenas a primeras, que sos una alcohólica sin remedio y que te vas a morir sola, rodeada de gatos, con un vaso de whisky roto en la cabeza.

O también puede significar que tu jefa te vio medio bajón, y decidió invitarte a un asado para levantarte el ánimo y festejarte el cumpleaños atrasado. Y que para hacerte reír, te dijo, sin anestesia y alzando una copa de vino: "El problema es que los hombres son una especie independiente. Están ahí, en el límite, un pasito mas y ya son del bando de los monos". Y que vos, a pesar de todo, a pesar de no haber creído en esas palabras, a pesar de estar bajón y sentir que estás vieja y te vas a morir sola con un vaso de vidrio roto en la cabeza, igual te hayas cagado de la risa.

En fin, mientras volvía a la oficina, se me vino a la cabeza Xuxa. Cuando era chica Xuxa era topísima, tenía su show en el canal de las pelotas, y al final de cada programa miraba a cámara y saludaba a la gente que la miraba del otro lado de la pantalla. Y yo, que era rubia (con eso intento justificar todas las estupideces que hacía de pequeña), la miraba y pensaba "La puta che, ésta mina me está hablando a mi". Y algunas veces, lo confieso, hasta lloré de la emoción.



Guarda con los indios del video, por favor. No tienen desperdicio. La poca garra y entusiasmo que le pusieron al tema musical no tiene precedentes. Y atenti, especialmente, al festivo trencito humano que se forma sobre el final.

Buen fin de semana.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Un momento difícil

Ayer mi jefa me pasó el primer armado de la última película que hicimos en la productora, y que ella dirigió. Se supone que es una comedia. Se supone que en una comedia hay chistes. Se supone que ante esos chistes, uno ríe.

Bueno. No encontré chistes. No me reí ni una vez.

Recién llama mi jefa.

Jefa: ¿Pudiste ver la película?
M: Sí, claro.
Jefa: ¿Y qué te pareció?
M: ...
Jefa: Dejá dejá. No me adelantes nada. Voy para allá y me contás en persona.


Me quiero morir.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿A mi me pedís consejos?

En un intento irrefrenable por conquistar el corazón masculino, las mujeres impostamos una perfección completamente falsa en una primera cita. Nos empeñamos en parecer lindas, divertidas, interesantes, inteligentes, sexys, sagaces, y un sinfín de características que, suponemos, calarán hondo en el corazón del macho.

Sin embargo, al segundo o tercer vaso de cerveza, salen a flote todas las imperfecciones que nos caracterizan, y nos lanzamos de cabeza a un abismo del que nunca podremos retornar.

Prueba de lo que digo es el mail que me llega ayer por la tarde.

De: amiga@metílapata.com
Para: [email protected]
Asunto: Mi cita de anoche

Oíme una cosa. Viste que te conté que la cita de anoche estuvo muy bien. Estuve pensando un poco, y creo que la cagué. Mal.
Le dije que era medio puto. Pero te juro que no fue a propósito, lo que pasa es que me dijo que usaba no sé cuántas cremas para la cara, y me dio cosa, porque yo ni siquiera me pongo crema para los granos. Y se lo dije. Le dije: "Pero pá, vos usás mas cremas que las que yo usé en toda mi vida". Le dije "pá" boluda, me debe odiar. Le dije "pá" y le dije "medio puto". Creo que quedé medio machona.
En vez de decirle que había puesto la membrana de mi casa debería haberle dicho que hacía quilting. O algo así, no sé, alguna pelotudez mas femenina que el soplete y la brea. Además, cuando volvíamos pasamos por la parrilla de la vuelta de mi casa. Y yo estaba medio en pedo. La parrilla vos la conocés, es cutre mal. Boluda, en vez de hacerme la fina y señalar el barcito que hay enfrente que es todo canchero y lleno de velas, le dije: "No sabé lo sánguche de vacío que se comen acá".
Me hundí. Le dije, no sé hablando de quién, que le había hecho un "petiso". ¿A vos te parece que yo me haya atrevido a mencionar la palabra "petiso" delante de alguien que no sos vos? Estoy al horno.

De: [email protected]
Para: amiga@metílapata.com
Asunto: Mi cita de anoche

Bueno mami, pero tenías razón: ¡en esa parrilla se comen unos sánguches de puta madre!

martes, 8 de septiembre de 2009

Peña

Yo caminaba por el pasillo, hacia la salida de la facultad. Iba caminando rapidito porque necesitaba llegar a mi casa después de doce horas de actividad. Caminaba rapidito y pensaba qué carajo iba a comer. Pensaba, además, en el rol fundamental de la percepción en el problema artístico (no es que yo piense esas cosas usualmente, pero venía de escuchar cuatro horas de perorata sobre el tema). Caminaba, y me abrochaba la campera porque suponía que afuera hacía frío.

Y mientras sucedía todo eso, escuchaba unos ruidos extraños. Un sinfín de sonidos agudos que no iban ni para atrás ni para adelante. No eran la práctica de una escala menor ni una melodía medianamente conocida. Parecía una flauta, pero era imposible. Parecía una quena, pero no había forma.

Y sin embargo, cuando menos lo esperaba, doblo en la esquinita, y los encuentro: adentro de la facultad, impunes como un demente que se baja los pantalones en la calle, un dúo de músicos. Vestidos con ponchos, las chuzas roídas, collares de cuero, sentados en unos banquitos de madera bajitos. Tocaban unos "folklores".

Perpetraban una peña improvisada. Faltaban las cazuelas de locro y estábamos hechos.


No hay cosa que me deprima mas que una peña.
Puán es demasiado para una Ramera.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Son ocho los monos



Y se juntaron para hacer un blog colectivo: Men in Blog

Pasen y vean, no se van a arrepentir.

Si se preguntan de qué va la cosa, no se preocupen, ya me encargué de averiguar:

Viejex:
Sencillamente somos 8 tipos tratando de hacer humor.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Officially old

Bailo.
Bailo "Violeta", "Mayonesa", "Te quiero tanto".
Pero en un momento me quedo quieta.

Johi, Conz, amiga (al unísono): ¡Bailá boluda!
M: No, no conozco el tema. No puedo bailar un tema que no sé.
Johi, Conz, amiga (al unísono): ¿¿Cómo no lo conocés??
M: No, debe ser nuevo.

Chico de otro grupo mira.
Yo lo miro.
Chico se da vuelta.

Chico (a sus amigos): No puede ser que no lo conozca.

Vuelvo a mirarlo.

Chico (a sus amigos): ¡Si este tema salió como hace dos años!

Agarro mi campera.
Me pongo la bufanda.
Salgo a la calle.

En casa me esperan un té de boldo, el piyama y la cama calentita.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Ka-Boom

Se supone que los viernes son días que están buenos. Se supone que empieza el fin de semana, que uno va a descansar, o se va a emborrachar, o drogarse, va a salir, comer porquerías, ver gente, y pavadas por el estilo. Y se supone que los viernes son como el preámbulo a todas esas actividades, la puesta en marcha de lo que será el maravilloso fin de semana.

Y digo "se supone" porque mi viernes es una mierda, porque hace tres días que trabajo hasta las once de la noche, y como una pizza añejada que tengo en la heladera. Porque hace cuatro días que no puedo sentarme a leer mas de media hora porque me quedo dormida, y cuando me echo a dormir me despierto doscientas veces. No puedo ver una película porque me arden los ojos al leer los subtítulos. Y se supone que hoy, viernes, yo esté contenta porque empieza el fin de semana, aun sabiendo que de nuevo tengo que trabajar hasta las once de la noche, que tengo la casa patas para arriba desde hace tres semanas porque "estoy pintando", que mañana me van a retar porque no escribí nada, y que a la noche tengo el "festejo" de mi cumpleaños.

Pero si yo pensaba que todo eso podría ser letal, si pensaba que no había algo más allá de estas desgracias, si se me había pasado por la cabeza que este viernes no podía ser peor, estaba erradísima. Recién me ocurre lo siguiente con una compañera del colegio con la que no hablo hace, fácil, un añito:

L: ¡Feliz cumple atrasado linda! ¿Cómo andás?
M: ¡Gracias! Bien, todo bien, tirando. (sí, puse "tirando", mátenme)
L: Qué bueno, me alegro mucho. ¿27 no? (bomba 1)
M: ¡No! 26 nomás...
L: Jajaja ¡Perdón! ¡Ya estás más cerca de los 30! (bomba 2)
M: ¡Me estás matando!
L: No no. ¡Perdón! ¿Y cómo anda el señor que vive con vos? (bomba 3)
M: Eh... me separé...
L: Uh, negra, todo mal.
M: ¿Y vos? ¿Cómo andás? (yo sé que está mal, pero en este momento quería que me contara alguna desgracia)
L: Yo muy bien... adiviná dónde estoy...
M: No, no sé. (en este punto carente de paciencia)
L: En GRECIA (bomba 4, final, se acabó el mundo, no esperen nada mas de mi, hasta aquí llegué, mi vida apesta, no me olviden, siempre los amaré)

(andá a la concha de tu madre)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ortiva

Profesora: Cuéntenme qué los conmueve, qué les sucede cuando están frente a una obra de arte.

Alumna 1 (al borde de las lágrimas): A mi... lo que me pasa es que me emociona. De verdad me emociona. Pensar que cada una de esas pinceladas las dio Paul Klee, o Pollock. O que Picasso estuvo frente a ese mismo cuadro que yo. Es intenso, mueve todas mis emociones... no puedo explicarlo muy claramente. Pero es emoción, básicamente emoción.

Alumna 2 levanta la mano.

Profesora: ¿Querés agregar algo?

Alumna 2 (con cara de frígida): Bueno, ese es el fetiche de la obra de arte. Porque en realidad (inserte aquí algunos ademanes de maestra ciruela) nadie sabe a ciencia cierta si esas pinceladas las dieron Pollock o cualquier otro. No tenés idea si es un original o no. No podés conmoverte frente a algo que no sabés si es verdadero.

Alumna 1: Eh... pero... a mi me emociona igual.

Alumna 2: Bueno, para mi es una pavada lo que te pasa.

martes, 1 de septiembre de 2009

Delicadeza

M: ¿Y? ¿Cómo venimos con la chica esa?
H: Como el orto. El otro día me confesó que me había cagado.
M: ¡No! Yegua. ¿Y para qué te lo dijo?
H: No sé...
M: Y qué hiciste.
H: Le dije, tranquilamente, que se fuera.
M: Mala onda.
H: Al menos tuvo la DELICADEZA de decirmelo después de haber garchado.
M: Claro, pensemos lo positivo: era gauchita la yegua.