Es
una biblioteca pública de corte sencillo que pasa desapercibida -a pesar de su
decidida apuesta por la modernidad-, dentro de un área tradicional de Madrid:
el Barrio de los Austrias. O La Latina, como también se le llama. Está en la
calle San Justo, detrás de la Plaza de la Villa y de la Calle Mayor, enfrente
de la Nunciatura y de la Iglesia barroca de San Miguel.
Ahí se encuentra este
espacio, contenedor de palabras, necesario para los madrileños que habitan en
el centro, aún desconocido para casi todos. Lleva el nombre de un antiguo
edificio de viviendas de principios del siglo XVII, ubicado en tiempos en el
mismo solar: la Casa de los Vargas. El linaje de los Vargas es uno de los de
más solera de Madrid.
La
entrada está en la calle de San Justo, por la que se accede a la recepción y a
la escalera, fundamental dentro del espacio, igual que los dos patios, por los
que entra, sin límites, la luz. Dos magnolios desafiantes se encuentran en su
interior, así como el brocal de un
pozo, objeto de peregrinación en los
años 50, al creer que sus aguas eran milagrosas. No hay que olvidar que los Vargas fueron los patrones de San Isidro.
El
interior es funcional, blanco, luminoso y está completamente
tecnificado, algo imprescindible en una biblioteca de nuestros días. Son, nada
menos que 2.800 m2 de superficie.
Por
la escalera, ascendiendo, se llega a los despachos. En la planta baja, la gran
biblioteca y la sala de lectura con 200 puestos de estudio y unos 40.000
volúmenes.
El
exterior tiene dos partes diferenciadas: una, la fachada del antiguo palacio
que se ha mantenido, con sus huecos y con sus escudos. Y la otra, la fachada actual,
integrada en el histórico entorno gracias su sencillez y respeto al ambiente
arquitectónico tradicional.
Los
materiales son piedra granítica en el exterior, madera de siroco y vidrio.
La
Biblioteca Iván de Vargas es la primera que incorpora una sección especializada
sobre Madrid, lo que permite conocer e investigar la historia, las tradiciones,
el urbanismo o la gastronomía de la región.
Fue
inaugurada en el año 2011, financiada por el Ayuntamiento y
diseñada por el estudio de arquitectura de Ramón Andrada.
Es
un edificio que merece la pena conocer, dentro del bullicio de la gran ciudad.
Y si es posible, quedarse unas horas, ensimismados en la lectura -gracias la
paz que se respira- y tener la posibilidad de profundizar en la magnífica
colección de libros para saber algo de esta ciudad a la que amamos, pero
desconocemos muchos de sus secretos.
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