Desde el mismo título, este libro de Ricardo Pochtar (El sastre de Apollinaire, Madrid, 2022) parece constatar que al poeta no le quedan caminos trazados que seguir sino atajos ni batallas que librar sino escaramuzas como un soldado perdido en un mundo -entendido éste como una construcción cultural- que se desintegra progresivamente. Estos poemas -o aforismos, como él mismo dice- se revelan a través de la lectura como un continente partido en infinidad de islas, como fragmentos de un pensamiento mayor. [Los poemas son tramos de una escalera de Sísifo / peldaños que se derrumban para volver a empezar].
En este sentido, Pochtar prefigura la realidad como
una imposibilidad de ser expresada poéticamente en su totalidad, de modo que sus
poemas recogen y expresan un territorio cuya única cartografía alcanzable es de
fugacidades, un mapa fragmentario y fragmentado. No obstante, su creación
deviene acto de resistencia y el poeta guardián de la palabra -un “logócrata”
diría George Steinberg- emboscado en ese bosque de símbolos que imaginaba
Baudelaire. Un emboscamiento desde el cual sale a librar sus escaramuzas
dialécticas utilizando el lenguaje como argamasa poética que le permite
intentar fraguar una lengua resistente a la degradación ética que aboca al
mundo a su desgracia y al ser humano a su infelicidad.
Pero esa nueva lengua que surge del empeño del poeta
no es perfecta, arrastra las dudas que dejan la devastación de los campos
semánticos y la malversación de los sentidos [“Sólo cuando se pueda dudar de
todo Dios será realmente / necesario: cualquier resquicio de certeza en este
mundo / amenaza su existencia”].
Como acertadamente afirma Julio Obeso en el prólogo
del libro, la interrogación se convierte en un “nuevo símbolo” de una empresa
destinada, quizás, al fracaso, pero, mientras tanto, opera a modo de
interpelación a la tradición poética, tanto oral como escrita. Preguntas que
son “botellas vacías esperando olas propicias”. De aquí que el poeta considere
el poema como un fragmento, como una idea fugaz, un aforismo iluminador [“¿Y
qué es el aforismo si no una idea fugitiva, una idea salvaje a la deriva?”, o
bien “Por el poema espiamos una realidad deslumbrante / que sin su penumbra no
podríamos soportar”]. Porque esa realidad insoportable para el humano existente
es representación de un territorio que, tal vez, fue edénico y ahora se
manifiesta como un paisaje arrasado por la violencia y la inhumanidad, en cuyas
ruinas es posible, aún, ver las huellas de la vida antes de su expulsión. Pero,
aun así, quizás porque la experiencia de Ricardo Pochtar, poeta argentino de la
diáspora que reside en España desde hace varias décadas, se nutre de la
irremediable pérdida, “Atajos & Escaramuzas” es un libro que cifra sus
versos en la resistencia como esperanza: “En olas pequeñas llegan / letras
rozando la arena / bajo un mar de otro hemisferio / un libro sumergido / habrá
entrado en erupción”.