ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de noviembre: "Terrorífica(mente)"

Campirela/ Susana/ Nuria de Espinosa
Rodrigo Fúster/ Auroratris/ María
Gabiliante/ Dafne Sinedie/ Marifelita/
Chema/ Dulce/ Ginebra

martes, 30 de abril de 2024

La concha sonora



(Artist - Giulia Valente)

 
Ricardo paseaba por el paseo al borde de la playa, veía a ingenuos que pegaban el oído a las conchas creyendo poder escuchar el sonido del mar allí atrapado.

«No para de sorprenderme el nivel de ignorancia de algunos. ¿De verdad esperan oír el mar en las que depositan las olas?», pensó mientras los observaba.

Poco después, paso al lado de un cartel de una mujer con una concha pegada al oído. Se trataba del causante de esa confusión, un nuevo anuncio de una colonia.

FIN


(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “Subliminal”)


3 comentarios:

  1. Hay personas que no tienen muy desarrollada la sensibilidad. Un corto muy sugerente. Un saludo.

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  2. Con lo que me gustaba oír el mar cuando era un niña a través de las caracolas. Saludos

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Gracias por tu visita y tu compañía... Ginebra©®

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