Mostrando entradas con la etiqueta Competencias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Competencias. Mostrar todas las entradas

jueves, 2 de noviembre de 2023

PROGRAMACIÓN LOMLOE DE RELIGIÓN: Sentimientos encontrados



Acabo de entregar en la Jefatura de Estudios la programación didáctica del presente curso: 2023-2024. Anímicamente, estoy un tanto desconcertado: competencias específicas, criterios de evaluación, criterios de calificación, productos, saberes básicos, metodología, punto de partida... Dado que, por lo general, soy un buen chico, he intentado hacer los deberes, y partiendo de esta jerigonza de términos técnicos, he construido una propuesta, ojalá atractiva, de la asignatura de Religión, con la mente y el corazón puestos en mis queridos alumnos y alumnas, esos rostros concretos que pueblan el variopinto sur tinerfeño.

(Como decía el bueno de Don Bosco, me basta que sean jóvenes para quererles)

Aunque la tarea creativa me resulta, casi siempre, motivante; no tengo reparo en confesar que me circunda el cansancio, casi como una tentación a vencer. No siempre estoy sobrado de ideas originales. Cada vez más la enseñanza se ha ido convirtiendo en una suerte de ingeniería social, con la que no me avengo fácilmente. Tengo la impresión que detrás de este asunto de la "educación por competencias", hay una agenda de las elites dominantes: formar ciudadanos dóciles, buenos consumidores de bienes y servicios, trabajadores versátiles, capaces de adaptarse a las exigencias de un entorno cada vez más teledirigido por las nuevas tecnologías,  el frio reino de las mercancías,... un paisaje francamente deshumanizante y fofo, lleno de promedios, índices, guarismos y chats GPT. 

(Frente a este reduccionismo de lo humano, me aferro a la literatura, a la pintura, a la música, a la danza, a la poesía,... )

Echo en falta una vuelta a los primeros principios, a una filosofía de la educación, a las preguntas básicas del hecho educativo: 

¿Qué es educar? 

¿Qué tipo de hombre, o de mujer, quiero educar? 

¿Para qué sociedad quiero educar?,...

¿Cómo lo voy a lograr?

(Pero casi nadie tiene interés en este asunto, y deambulo solitario por el laberinto de mis añoranzas)

La disyuntiva es o formar robots, maquinas, engranajes, u hombres y mujeres de pensamiento crítico, proactivos, abiertos y dialogantes, empáticos, solidarios,...

Un profesor, una profesora, no es un mero ejecutor de las políticas educativas que definen otros,... es el ser que transmite la llama de los misterios, aquel que "agita" el genio de la lampara , y da a luz patrias nuevas.

Cada mañana comienzo de nuevo. Dios me guarde de apoltronarme. 

A mi Señor Jesús, Maestro de maestros, me encomiendo. 



@elblogdemarcelo

viernes, 17 de julio de 2015

10 artistas franceses pintan a Cristo crucificado

"El Calvario", Odilon Redon

"Compasión", Adolphe Bouguereau

"La crucifixión. Muerte de Cristo", James Tissot

"Cristo en la cruz", Eugene Delacroix

"Cristo entre los dos ladrones", Gustave Moreau

"La Cruz", Arcabas

"Cristo en la cruz", George Rouault

"El Cristo amarillo", Paul Gauguin

"La crucifixión", Leon Bonnat

"El ofertorio en el Calvario",  Maurice Denis


Después de haber compartido una pequeña muestra pictórica de Cristo crucificado en la tradición española: 10 artistas españoles de todos los tiempos pintan a Cristo crucificado, presento ahora otra galería de 10 pintores franceses con la misma temática de Jesús en la cruz.

Aunque las fuentes son iguales, básicamente, los evangelios y la liturgia, los contextos religiosos, artísticos e históricos son diferentes. 

En España, como ya hemos dicho en otras ocasiones, la contrarreforma católica y el realismo están muy presentes en el arte religioso. Francia ha seguido otros caminos marcados por sus propios avatares históricos especialmente a partir de la revolución francesa, la cual acentúa la ruptura entre las bellas artes y la religión, un proceso que comenzó en el renacimiento y que se ha extendido por todo occidente hasta nuestros días. 

Los pintores de esta colección son todos de los siglos XIX y XX.

Se observa claramente en algunos de estos cuadros la influencia del romanticismo y el historicismo. También del movimiento simbolista. En otras pinturas se impone la estética moderna, la libertad en el trazado y el dibujo, el uso de colores vivos, la perspectiva abierta de las vanguardias, especialmente del expresionismo. Todos estos elementos están bien presentes en la tradición pictórica de la escuela francesa.

Lo interesante es que a pesar del laicismo a ultranza que predomina en este país en los dos últimos siglos, Cristo y los temas cristianos vuelven a aparecer en el arte francés. Son cuadros que no están destinados, en la mayoría de los casos, al culto cristiano; producidos muchas veces por propia iniciativa del artista, que no son personas particularmente religiosas o ni siquiera creyentes, salvo algunas excepciones.

¿Por qué razón la imagen de Cristo en la cruz vuelve a ser representada en una sociedad en que el arte se ha emancipado de la religión?

Me aventuro a responder, a modo de hipótesis, que la figura del crucificado tiene un valor insuperable como icono del dolor, por lo menos en la imaginario de la cultura de occidente.  .

El drama tremendo de la cruz de Cristo sigue presente en nuestro mundo, los crucificados de la historia, los de ayer y los de hoy, así lo atestiguan.

Pero hay más, la imagen de Jesús en la cruz, víctima inocente de las injusticias humanas, nos habla de una entrega radical por amor, de un amor que es llevado hasta las últimas consecuencias. Esa es la historia que está detrás.

La lógica de la cruz es la lógica del amor. Ama, y entenderás.

Y pensar que estos cuadros se estaban pintando justo en la época en que Nietzsche exponía su tesis del "superhombre", y lanzaba su diatriba contra el "hombre débil" de los cristianos.

La absoluta indefensión de Cristo en la cruz es un verdadero escándalo, una necedad. Esto es lo que entendió el filosofo Alemán. Pero lo que no supo es que Jesús crucificado es al mismo tiempo, como dice san Pablo,  fuerza de Dios y sabiduría de Dios. 

La victoria de Cristo es su debilidad. Esa es la paradoja cristiana.

Por cierto, muchos vienen ahora y nos predican una salvación donde no se menciona el misterio redentor de la cruz de Cristo. Una religión de velas y ritos, de piedritas e inciensos, de meditaciones orientales para relajarse y mucho pensamiento positivo para sentirse guay. Una religión enemiga del escándalo sangrante de un Mesías crucificado.

Bueno, por favor, que nadie se enfade conmigo, pero esa religión es una impostura. De estos engaños de la Nueva Era, nos libre el Señor por su misericordia.

Compartamos con los chicos en la Clase de Religión estas pinturas de Cristo crucificado, escuchemos sus comentarios, ensayemos con ellos alguna interpretación del significado de estas pinturas a la luz de los relatos del evangelio y del contexto histórico y cultural en el que han sido producidas.

Que esta experiencia educativa fomente en ellos una mirada inteligente, una mirada que admira y comprende la herencia cultural que se les entrega a través de estas pinturas. En otras palabras, que promueva en ellos las competencias básicas, especialmente la artística y visual.

@elblogdemarcelo

jueves, 25 de junio de 2015

¿Qué significa el Aleluya de Händel? Biblia y música clásica


La palabra hebrea ALELUYA, que significa "Alabado sea Yahvé", aparece continuamente en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, siempre en un contexto de júbilo y de alabanza a Dios.  La expresión es patrimonio común de judíos y cristianos.

En la liturgia de la Palabra de la misa el canto del Aleluya, seguido de una antífona, precede a la proclamación del Evangelio. La asamblea se pone de pie y escucha con alegría y fe expectante la buena noticia de la salvación que nos ha sido dada por Jesucristo.

En los tiempos de cuaresma y de adviento tanto el Aleluya como el Gloria se omiten. La comunidad quiere significar así que se está preparando, en conversión y en esperanza, para celebrar  los grandes momentos de la historia de la salvación: la Navidad y la Pascua.

Así como el Gloria que se canta en la misa de Nochebuena nos recuerda la alabanza de los ángeles en el nacimiento del Mesías: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace" (Lc. 2,14), el Aleluya es por antonomasia el canto de la Pascua.

El Aleluya cristiano tiene sabor pascual porque la salvación que Dios prometió, y que fue preparando a través de la historia de Israel, se ha realizado ya definitivamente en la victoria de la resurrección del Señor. El ha sido glorificado y está sentado a la derecha del Padre, él ha heredado el Nombre sobre todo Nombre, ante él se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará: "... que JESÚS ES SEÑOR para gloria de Dios Padre" (Flp. 2, 6-11).

En el tesoro de la música clásica encontramos muchos y muy hermosos Aleluyas. Mozart, Beethoven, Bach, Palestrina, Vivaldi, entre otros, nos han dejado obras muy dignas de admiración por su belleza y arte. Entre ellas se destaca el famoso Aleluya de Händel, una pieza que forma parte del Oratorio El Mesías, compuesto en 1741 y que es un canto a Jesucristo, en el misterio de su encarnación, pasión y glorificación como Rey y Señor.

El Aleluya de Händel es música del cielo. 

Cuenta la tradición que el músico compuso esta obra en un arrebato de inspiración, cuando en medio de una penosa situación de sufrimiento, acosado por las deudas y enfermo, clamó a Dios pidiendo su misericordia. El resultado de esta oración es esta obra extraordinaria, este Aleluya sublime por el cual nunca quiso recibir ninguna paga pues afirmaba que no le pertenecía. Véase: El Rey se puso de pie

El texto de este Aleluya está adaptado del capítulo 19 del libro del Apocalipsis: Es el canto de los redimidos que proclaman el reinado eterno de Cristo, su victoria final como Rey de Reyes y Señor de Señores. 

Esta imagen que ofrece el último libro de la Biblia, escrito probablemente durante la terrible persecución que sufren las iglesias bajo Nerón y Domiciano a finales del siglo I,  alienta la esperanza de los discípulos y les da un gran consuelo: a pesar de que las fuerzas del mal parecen imponerse en la historia, Cristo reinará eternamente, suya es la victoria definitiva. 

Escuchar en Clase de Religión esta pieza única de la música sacra, además de promover las competencias básicas, puede ser un buen recurso para explicar, por ejemplo, temas relacionados con la liturgia cristiana, el tiempo de Pascua, el libro del Apocalipsis y la fe en Jesús, el Cristo. 




@elblogdemarcelo

sábado, 20 de junio de 2015

10 artistas españoles de todos los tiempos pintan a Cristo crucificado

1. Diego Velázquez, "Cristo crucificado"

2. Francisco Goya, "Cristo en la cruz"

3. Pablo Picasso, "Crucifixión" 

4. Francisco de Zurbarán, "Cristo en la cruz"

5. El Greco, "La crucifixión" 

6. Bartolomé Esteban Murillo, "Cristo crucificado"

7. Salvador Dalí, "Cristo de San Juan de la Cruz"

8. Ignacio Zuloaga, "El Cristo de la Sangre"

9. José de Ribera, "La expiración de Cristo"

10. Joaquín Sorolla, "Estudio de Cristo"
La impresionante imagen de Jesucristo en la cruz es un tema recurrente en la historia de la pintura occidental, particularmente en países de hondas raíces cristianas como España.

Esta tradición ha bebido en las fuentes del Evangelio, en ese largo testimonio martirial que son los relatos de la pasión del Señor, los cuales se proclaman año tras año en la liturgia, especialmente en los tiempos de cuaresma y semana santa.

Quien haya vivido la semana mayor en España se habrá dado cuenta de la importancia cultural que tienen las imágenes y "los pasos" en la religiosidad popular, ello a pesar de las arremetidas del secularismo que no da tregua.

Además muchas de estas pinturas, expuestas en iglesias y oratorios, han formado parte del culto cristiano, han suscitado sentimientos de fe y ayudado a orar a generaciones y generaciones de cristianos.

Así mismo, la representación del misterio de la cruz ha servido de catequesis y enseñanza para el pueblo sencillo, un vivo recordatorio del credo que han aprendido.

La visión de Jesús crucificado forma parte del imaginario cultural de occidente.

Liturgia, oración personal, catequesis,... estas imágenes de Jesús en la cruz también esconden una teología sobre la persona del crucificado: ¿quién es este hombre?, ¿por qué Dios permite este sufrimiento?, ¿qué significa su muerte para los cristianos?, ¿cómo interpretarla en el contexto actual?,...

Llama la atención que en la tradición española predomina el realismo en la representación del drama del crucificado. Se imponen los colores oscuros, la sobriedad, la economía de las formas.

En otras escuelas pictóricas la realeza y divinidad de Cristo siempre se asoman, en cambio los pintores españoles suelen enfatizar los rasgos más humanos del Hijo de Dios: su sobrecogedora soledad, el patetismo del rostro, su sufrimiento físico y moral.

Esa representación "realista" de Jesús crucificado despierta en el creyente sentimientos de compasión y misericordia. En lo secreto del corazón algunos sienten el deseo de consolarle en su dolor, de acompañarle en el tránsito por el valle de la muerte.

Es por eso que cuando ciertos grupos o personas, amparados en una particular visión de lo que significa la libertad de expresión, se burlan públicamente de estas imágenes, las ridiculizan o las someten al escarnio, ofenden gravemente los sentimientos religiosos de sus conciudadanos que son creyentes. No sé si es difícil entenderlo, pero es así. Es un asunto de convivencia.

En casi todos estos cuadros, y en general en la imaginería española, está prácticamente ausente la referencia a la victoria pascual de Cristo. Por eso algunos hablan, a veces con razón, del "pesimismo" de algunos ambientes católicos, del dolorismo de ciertas espiritualidades trasnochadas.

La proclamación de la muerte de Cristo está en el corazón mismo de la buena noticia cristiana, pero hay que anunciarla completa: muerte que no termina en muerte sino en victoria y vida.

Porque no se puede comprender la realidad de la cruz de Cristo, sino desde la perspectiva gozosa de la Resurrección.

La Clase de Religión, que tiene como uno de sus ejes programáticos el estudio de la persona de Jesucristo, debería ayudar a comprender el significado artístico y religioso de este patrimonio cultural, promoviendo así la adquisición de las competencias básicas, en nuestro caso, la artística y cultural.

Por cierto, no tengo ni idea cómo se puede enseñar el significado de estos cuadros sin explicar quién es este Jesús a quien pintan y qué significa para los cristianos esa cruz en la que muere. Me imagino que los que insisten en que la enseñanza religiosa es un asunto privado o de cada religión, se saltarán por la cara estas pinturas o mandarán a la gente a las iglesias para que las comprendan. Ya me los veo diciéndoles:

"Si quieres saber qué significa el Cristo Crucificado que ha pintado Velázquez, Murillo, Zurbarán, Zuloaga, Dalí, Picasso, Sorolla, El Greco, Ribera y Goya, pues, vete a tu iglesia para que te lo expliquen. Con mis impuestos no quiero que aprendas esto, y a otra cosa chaval, que en la escuela hemos prohibido mencionar a Jesucristo. Es que somos muy progres, sabes."

En fin, me perdonan la ironía, es que no me he resistido. Un saludo.

@elblogdemarcelo

domingo, 14 de junio de 2015

"Serenade" de Schubert: Descubriendo la competencia espiritual

El violinista azul de Marc Chagall

Percibo que tenemos embotados los sentidos, quizás porque esta sociedad de consumo nos hace vivir en la epidermis, saltando de estímulo en estímulo, de un distractor a otro, en una huida permanente del ser que somos, del ser que habitamos, y que se da cuenta de su propia existencia.

Del ser que sabe que es y que existe. 

En esa experiencia intransferible de la propia identidad acontece la revelación primera de lo divino en nosotros, lo que los teólogos llaman la revelación trascendental.

En medio del hedonismo que invade los campos de la vida, persiste nuestra hambre de espiritualidad y de sentido. Lo veo en los rostros obnubilados de los jóvenes, lo leo en sus corazones. Algunos exhiben un cansancio prematuro. El señuelo de una felicidad fácil los decepciona.

Necesitan encontrarse a sí mismos. Es el camino de la interioridad en el que coinciden las tradiciones de oriente y la mística cristiana. Santa Teresa de Jesús hablará de las moradas del castillo interior y Juan de la cruz, del más profundo centro del alma. Con otras palabras, Sócrates nos aconseja: "Conócete a ti mismo".

"Redire ad cor" -vuelve a tu corazón- es la consigna de la espiritualidad monástica medieval. De san Benito de Nursia se dice: "En su amada soledad, bajo la mirada de Dios, habitó consigo mismo".

Uno de los ejercicios que suelo hacer con los alumnos de bachillerato es escuchar en silencio una bella melodía del repertorio clásico y pedirles que escriban en un folio las emociones, sentimientos, pensamientos, imágenes, que despierta en ellos la música escuchada.

Al principio cuesta un poco que se concentren pero gradualmente el tema va calando en las mentes y los corazones de los jóvenes. 

Una vez que terminamos el ejercicio, les invito a compartir lo que han escrito en su folio. Sorprende la cantidad de emociones represadas que salen a la luz, la de experiencias que se evocan y que se convierten en preguntas, los diversos sentimientos e ideas que afloran. Para algunos ha sido una experiencia tan extraña que se sienten como perdidos.  

La música les ha servido de medio para que se escuchen y se encuentren. Ayuda a despertar en ellos una inteligencia nueva, referida a su propio mundo interior, a lo que sucede dentro de ellos mismos y de los otros. Algunos teóricos la identifican con la competencia espiritual, un saber de sí mismos y de los demás que no es monopolio de las grandes religiones y que les hace sensibles a los valores espirituales: la interioridad, el sentido de la trascendencia, la contemplación, el silencio, una visión sapiencial de la vida, la compasión frente al dolor ajeno, el desprendimiento, la búsqueda de las verdades últimas, etc.

Todos estos valores están en crisis en nuestras sociedades liberales de occidente.  No sólo no los vivimos nosotros, sino que el mensaje que le hemos dado a los jóvenes es que se puede vivir perfectamente de espaldas a ellos. 

Hemos engendrado una sociedad de gente formalmente instruida pero espiritualmente incompetente. Quizás esto tenga que ver con el desencanto y la apatía que se percibe en el hombre postmoderno.

En cursos anteriores había utilizado para esta tarea la conocida pieza Canon de Pachebel. Este año empleé una melodía que me subyuga y que tiene sobre mi efectos casi hinópticos: Serenade del compositor Franz Schubert. Aquí se las comparto, invitándoles a que la escuchen con un corazón atento ¡Qué acontezca en nosotros el milagro de la escucha!

@elblogdemarcelo

lunes, 8 de junio de 2015

¿Quieres ser un buen turista?,... ¡tienes que saber de religión!


En nuestros viajes por la Península con los alumnos siempre hemos incluido la visita a las catedrales e iglesias más representativas de las ciudades que hemos ido conociendo. España, dicho sea de paso, posee un riquísimo patrimonio artístico ligado a la religión, quizás uno de los mayores de occidente, una herencia que testimonia la presencia de siglos y siglos de vida cristiana, y que las nuevas generaciones tienen el derecho de conocer y valorar.

Sí, lo reafirmo, conocer la herencia cultural de las generaciones que me precedieron forma parte de mi formación como ciudadano, de mi sentimiento de identidad y de pertenencia a un país y a una historia.

Catedral de León
Por lo demás, seas o no creyente, si vas de viaje a cualquier región o ciudad española, tu recorrido probablemente incluirá la visita a catedrales, iglesias y monasterios del lugar. Son edificios cargados de arte e historia, que requieren un mínimo de conocimiento previo en materia de religión si se quiere captar su significado y comprender su valor cultural.

A veces me ha tocado ver en España bandadas de turistas que invaden de pronto un templo o recinto religioso armados con sus cámaras y sus móviles. Sin tener la menor idea del significado del lugar, entran, recorren el recinto, pin-pan-pun, se sacan la foto de rigor, y con la misma se marchan sin enterarse bien donde han estado. 

Para ser un buen turista no basta con saber de historia, o de arquitectura, o de historia del arte,… también se necesita un conocimiento básico en materia de religión. Si quieres comprender el mural de una catedral que tenga como tema, por ejemplo, la historia de la salvación, has de conocer algo de Biblia, …la creación, el sacrificio de Abraham, el nacimiento de Jesús, su muerte y resurrección, la venida del Espíritu Santo, el juicio final,… Es decir, contenidos propios de la asignatura de Religión.

Estar familiarizado con estos temas que se repiten en la pintura, en la música, en la escultura, en la arquitectura,… se relaciona directamente con mis niveles competenciales como ciudadano (y casi digo como turista): competencia social y ciudadana, competencia artística y visual, competencia lingüística, etc.  

Retablo Mayor Catedral de
Huesca
Este año me sucedió en mi visita con los alumnos a la Catedral de Huesca, un venerable edificio del siglo XIII. La guía del lugar explicó al grupo el significado del retablo principal, un magnifico conjunto escultórico que representa pasajes de la pasión de Cristo y de su glorificación, rodeado de los santos del cielo y de los apóstoles. Escuchándola me di cuenta de la importancia de conocer los contenidos de la fe en Jesucristo para comprender y valorar estos tesoros artísticos.

Casi más interesante nos resultó conocer el Retablo de Montearagón que se encuentra en el Museo Diocesano de Huesca. Una obra impresionante de principios del siglo XVI que representa escenas del juicio final, con Cristo como Juez presidiendo el cielo, rodeado de sus ángeles y de los apóstoles, en una clarísima referencia a los textos del Apocalipsis. 

En ambos casos, la explicación de la obra de arte fue posible porque la guía nos expuso los misterios de la fe cristiana allí representados. Ni más ni menos.

Puede que haya gente que le parezca más “progre” desconocer los contenidos de la fe cristiana, vale, no digo nada, pero en su conocimiento del arte y la cultura occidental carecerá de unos referentes imprescindibles para comprender el significado de una producción artística que ha marcado nuestra civilización. 

Retablo de Montearagón, Huesca
Es como querer comprender la cultura de los países de tradición musulmana, sus edificios y templos, etc., sin conocer los fundamentos del islam, o visitar un templo hinduista sin saber nada de la milenaria religión de los hindúes. Pues lo mismo. 

Que no me vengan a decir: “si quieren religión que la aprendan en su iglesia”, no, mire usted, no se trata de catequesis. Se trata de un conocimiento básico sobre los contenidos de la fe cristiana que me hagan competente, entre otras cosas, para comprender y valorar el arte y la cultura de occidente, incluso aunque yo no sea creyente o milite en otra religión.

Polémicas aparte, este tema de las catedrales me ha servido de motivación para preparar una tarea, o "situación de aprendizaje", con mis alumnos de 1º Bachillerato. De este tema les hablaré en una próxima entrega.

@elblogdemarcelo
Catedral de Huesca


sábado, 4 de octubre de 2014

Un árbol de conceptos: elementos comunes a todas las religiones


En estas primeras semanas del curso he estado revisando con los alumnos de 1º ESO, y también con algún 2º ESO, nociones muy básicas relacionadas con el hecho religioso en general, una temática a la cual ya han sido introducidos en la etapa de primaria. 

Mi objetivo no ha sido sólo sondear los conocimientos previos que traen los chicos sobre estos contenidos fundamentales del programa, también he querido suscitar en el grupo una experiencia participativa de aprendizaje que les permita establecer relaciones en familias de conceptos, identificando semejanzas y diferencias entre elementos de una misma clase: las religiones del mundo.

Paso a continuación a describir como se fue desarrollando la dinámica de la clase. Para preparar este encuentro había pedido a los chicos que investigaran un concepto sobre religión.

Comienzo la sesión preguntándoles a los chicos cuáles son las religiones que conocen. Voy apuntando sus respuestas en el tablero en forma de columna: Judaísmo, Cristianismo, Islamismo, Hinduismo, Budismo, Taoísmo. 

Agrego a la lista las religiones del mundo antiguo: Egipto, Grecia, Roma. También apunto las religiones animistas, y la religión en el mundo guanche, un tema que trataremos en las próximas semanas del curso.

A continuación pregunto a los alumnos si saben distinguir cuáles de estas religiones son monoteístas y cuáles son politeístas. Observo que conocen bien el concepto e identifican correctamente los dos tipos de religiones.

En este punto de la clase, sorprendo a lo alumnos y comienzo a dibujar con rotuladores de colores un árbol en el tablero. Al terminar mi dibujo, escribo al pie: "Elementos comunes de todas las religiones".

Explico a los chicos que vamos a hacer un árbol con todos los elementos comunes que logremos identificar en las distintas religiones que conocen. Como observo que tardan un poco en reaccionar, relanzo la pregunta: "A ver, a ver, quién me dice lo que tienen de común todas las religiones del mundo"

Las respuestas van emergiendo poco a poco, la interacción comienza a fluir, una palabra trae otra palabra, a veces se interrumpen, modero las intervenciones para que todos logren escucharse, y vamos, al fin, escribiendo en el árbol nuestros hallazgos, tal y como se puede observar en la imagen que acompaña esta entrada.

En resumen: ¿cuáles son los elementos comunes a todas las religiones que encontramos?

1. Una idea de Dios/dioses como elemento central de todas las religiones, razón por la cual lo pusimos en el tronco del árbol.

2. Un lugar específico para celebrar el culto y reunirse la comunidad: el templo

3. Unos libros donde se narran las tradiciones, mandatos e historias relacionadas con esa fe: textos

4. Unos integrantes especiales de la comunidad dedicados al culto y a los asuntos de la religión: personas sagradas.

5. Unos actos comunes que relacionan a la comunidad con su Dios: el culto.

6. La reunión de todos los seguidores de esa religión y los lazos que se establecen entre ellos: la comunidad

7. Unos actos cultuales establecidos con fórmulas cargadas de simbolismo y que tienen distintas finalidades: los ritos

8. Una concepción sobre la muerte y sobre lo que existe después de la misma: el "más allá"

9. Una concepción sobre la persona humana que implica la existencia de una dimensión espiritual: la idea de alma

10. Unos mandatos o normas que afectan las relaciones de los hombres entre si y con su Dios: mandamientos

11. Unos conceptos relativos al bien y al mal (pecado). Este mal a veces se personifica en un ser que se opone a Dios: el bien/el mal

12. Una organización del tiempo en base al culto y las creencias de la religión: calendarios

13. Unas celebraciones especiales durante el año por motivo de la religión: fiestas

14. Las religiones afectan profundamente el modo de vida de las sociedades humanas: influencia en la cultura

15. La experiencia y creencias religiosas se plasman en las producciones artísticas de la sociedad: influencia en el arte

16. Lo religioso suscita en las personas una respuesta ante lo sagrado, es el sentimiento que produce la fe: la actitud religiosa

17. Finalmente, todas las religiones ofrecen experiencias de sentido ante las grandes preguntas de la existencia, dando significado a la aventura de vivir: el sentido de la vida.

En los últimos minutos me ha dado tiempo para pasar por las mesas y observar a vuelo de pájaro el trabajo de los alumnos en la libreta de clase.

Suena el timbre. Salgo del aula preguntándome si serán capaces los alumnos de reconocer estos elementos cuando estudiemos las religiones en concreto, no sólo el cristianismo, sino, por ejemplo, siguiendo la programación de 1º ESO: la religión de los guanches.

Mis pensamientos me sorprenden entrando a otra aula. 

Y vuelta a empezar. 

@elblogdemarcelo

jueves, 5 de diciembre de 2013

¿Hablamos? 6 claves para resolver conflictos a través del diálogo


El día a día de las aulas está marcado por numerosos encuentros y desencuentros. Hay roces, rivalidades, antipatías, enfrentamientos, conflictos de todo tipo, de los alumnos entre sí, de los profesores con los alumnos, de los padres con los profesores, de los padres entre ellos. Las combinaciones son infinitas.

Frente a una situación de conflicto los adolescentes tienden a responder en forma reactiva, y algunas veces violenta: “Yo no soy tonto. Tú me la haces, yo te la hago, ¡pum!”

Se supone que cuando se presenta un conflicto los docentes debemos procurar  su resolución a través del diálogo y el consenso.

En la práctica constatamos que los chicos carecen de un modelo dialogal de resolución de conflictos, por lo que nuestra primera tarea es ofrecerles pautas concretas para que aprendan a resolver sus problemas de convivencia no con los puños sino dialogando, e incrementen así su competencia social.

La tarea no es fácil, pero vale la pena intentarlo.

Destacamos a continuación 6 claves importantes para que el diálogo logre su objetivo y contribuya a mantener y restituir el clima de convivencia:

1. Verificar que ambas personas están dispuestas a establecer un diálogo. Si una de las partes está cerrada a dialogar, o mantiene una actitud hostil, lo mejor es  aplazar el encuentro o buscar otras vías de solución según la normativa del centro.

2. Escuchar con atención, sin interrumpir, la exposición que haga la otra persona del caso, aunque no coincida con la versión propia. La meta es escuchar con empatía, es decir, poniéndose en el lugar del otro, e intentar comprenderle.

lunes, 14 de octubre de 2013

Programación didáctica 2º ESO: El punto de partida son los alumnos


Atardece sobre los cristales del salón. Mi escritorio, un montón de papeles en perfecto caos. Los geranios del balcón sonríen. 

Llevo rato trabajando con la programación de 2º ESO. He ido saltando de los contenidos del programa a los criterios de evaluación, de los criterios de evaluación a los libros de texto, y vuelta a empezar.

Toda la tarde he tenido delante de los ojos a los alumnos, concretos e históricos, de mis 4 grupos de 2º ESO. Sus edades oscilan entre los 13 y los 15 años, es decir, son gente adolescente de pura cepa.

Pensando en ellos me he preguntado: ¿qué les ofrece la asignatura de Religión?, ¿qué están viviendo ahora mismo?, ¿responde mi programación a sus necesidades?, ¿los conozco?

Si pierdo de vista a los destinatarios del programa corro el riesgo de ofrecer una experiencia de aprendizaje que no sea significativa para ellos. Un conocimiento interesante pero no relevante para sus vidas.

¿CÓMO SON LOS ALUMNOS DE 2º ESO?


martes, 8 de octubre de 2013

Programación didáctica 1º ESO: Jesucristo, al centro


Sigo trabajando, como muchos compañeros en estos días, en el tema de la programación didáctica.

Hoy me he centrado en 1º ESO. He dividido los contenidos del Programa Oficial de la Conferencia Episcopal Española en 3 bloques, indicando los criterios de evaluación correspondientes a cada uno:


jueves, 3 de octubre de 2013

La programación didáctica es un plan de batalla

Estos días he estado trabajando en la programación didáctica de la asignatura de Religión, una tarea que debe afrontar anualmente cada profesor, y que tiene su dificultad, no sólo por los aspectos técnicos y conceptuales, que últimamente, como sabemos, han sufrido notables cambios, sino por su importancia en el desarrollo mismo de la actividad docente.

Programar no es un mero documento administrativo, es la base de la actividad docente, el instrumento que orienta nuestras acciones en el aula y que resuelve los aspectos concretos del proceso de enseñanza-aprendizaje: los objetivos, las unidades didácticas, los recursos, las estrategias pedagógicas, las tareas, los instrumentos y criterios de evaluación y calificación, la temporalización, etc.

Programar es tomar decisiones, elegir un camino y optar por una estrategia, aquella que según nuestra perspectiva más se adecua a la realidad del curso.


jueves, 12 de septiembre de 2013

Aniversario del 11 de septiembre: una tarea de la Clase de Religión


Esta semana se cumplen doce años del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. Un acto terrorista de gran impacto mediático que ha condicionado el devenir histórico, y las relaciones internacionales, del naciente siglo XXI.

Las imágenes, repetidas tantas veces por la TV, de los aviones estrellándose contra las Torres o de las personas lanzándose al vacío por las ventanas son, sencillamente, escalofriantes. Un sentimiento de vulnerabilidad recorrió en ese momento las vertebras del occidente opulento y tecnificado. A pesar del alto desarrollo tecnológico de sus armas, de sus sofisticados sistemas de seguridad, los estadounidenses no pudieron evitar un ataque de esta naturaleza.

Este hecho fundamental de nuestra historia contemporánea merece ser tratado en Clase de Religión, dada su relación con aspectos básicos contemplados en la programación de la asignatura, y, especialmente, por la influencia que ha ejercido en la percepción de algunos sectores sobre el papel de las religiones en los conflictos mundiales.


sábado, 1 de junio de 2013

La Clase de Religión y la convivencia: ¡Todo sea por los pájaros!



For the birds, un corto de Pixar que nos pone a pensar, entre otras cosas, en el valor de la convivencia.

Este tema, la convivencia, ha estado muy presente últimamente en la escuela pública española. El ambiente en las aulas, las relaciones interpersonales: alumnos - docentes - padres, los problemas de disciplina, la motivación al estudio, las actitudes, la heterogeneidad del alumnado,... todo indica, precisamente, la urgente necesidad de crear y mantener en los centros un clima de convivencia que favorezca la experiencia de enseñanza-aprendizaje.

El reto es la formación integral de ciudadanos y ciudadanas socialmente competentes.

¿CÓMO CONTRIBUYE LA CLASE DE RELIGIÓN A LA CONVIVENCIA EN LOS CENTROS?


domingo, 11 de noviembre de 2012

Señoras, y señores: ¡Adquiera las competencias básicas conociendo el sintoísmo!



Alguien que conozco, no sé si buscándome la lengua, me dijo en estos días a bocajarro: “¿Para qué le sirve a un adolescente español conocer sobre Religión? ¡Qué aprendan cosas útiles, caramba,…ortografía, matemáticas, inglés, ordenadores!,…”

Como no era la primera vez que le escuchaba esta objeción, esta vez no me aguanté  y le respondí: “Sabes para qué sirve realmente la Religión, ¡para que los chicos adquieran las competencias básicas! De paso, estudiándola también aprenderán ortografía, inglés, ordenadores, y si me apuran hasta matemáticas,…”

Mira, -le expliqué- como en Clase de Religión no sólo se estudia el hecho religioso cristiano, sino que el programa contempla también una aproximación general a las demás religiones, te voy a poner como ejemplo una religión que no es muy conocida en occidente: el sintoísmo, la religión nacional del Japón.

Fíjate como al estudiarla,-proseguí- los chicos progresan en la adquisición de las competencias básicas, y de paso aprenderán todas las demás cosas que para ti son importantes:

1. Competencia lingüística: Comprender el significado del vocabulario básico de la religión sintoísta: Glosario del sintoísmo. Relacionarlo con conceptos clave de otras religiones orientales, y del cristianismo (Todo esto implica, por supuesto, aprender ortografía,… ¡faltaría más!)

2. Competencia conocimiento e interacción con el medio físico: Características principales de la nación originaria del sintoísmo: Japón, y su contexto geográfico más cercano, China y el resto de Asia.

3. Competencia cultural y artística: Las creencias del sintoísmo y su relación con la cultura japonesa. Las manifestaciones artísticas japonesas: pintura, arquitectura, esculturas, grabados, música, danza, etc. y su relación con la religión sintoísta.

4. Competencia social y ciudadana: Ideario ético del sintoísmo y sus prácticas cultuales: influencia en la vida social japonesa. Relación del sintoísmo con algunos conceptos clave: convivencia, diálogo interreligioso, tolerancia, solidaridad, etc. Diferencias y semejanzas con valores del cristianismo. Contexto histórico de surgimiento del sintoísmo y su relación con otras religiones, especialmente con el budismo.

5. Competencia aprender a aprender: Hacer un mapa conceptual con las palabras claves del sintoísmo, elaborar una ficha resumen, hacer un esquema, relacionar conceptos afines de distintas religiones, investigar alguna canción sintoísta, y un largo etcétera.

6. Competencia autonomía e iniciativa personal: Elegir un aspecto del sintoísmo que te parezca interesante: el culto a los antepasados, la música, su idea de la divinidad (los Kami), etc. Hacer una valoración personal de la religión sintoísta.

7. Competencia tratamiento de la información y competencia digital: Localizar información en el ordenador sobre el sintoísmo, en distintos formatos: textos, vídeos, música,…Preparar un PowerPoint sobre el sintoísmo. Investigar en Internet las 10 palabras claves del sintoísmo en inglés.

8. Competencia matemáticas: Número de fieles de la religión sintoísta, porcentaje sobre el número total de la población de Japón, porcentajes de practicantes de otras religiones en ese país: cristianismo, judaísmo, islam, budismo, etc.

Reconozco que esto que escribo es un reflejo de lo que le dije oralmente y sin mucho concierto. Sin embargo, aunque haya pulido mi respuesta al escribirla aquí, la idea es la misma: la asignatura de Religión, como el resto de materias del currículo escolar, contribuye efectivamente a la adquisición de las competencias básicas desarrollando los contenidos específicos de su programación.

Mi interlocutor no quiso quedarse callado. Al escuchar mi respuesta, su reacción fue decirme que la dificultad estaba en evaluar en forma objetiva en qué medida los alumnos progresaban en la adquisición de las competencias básicas estudiando el sintoísmo, y que, además, tendría que establecer los criterios de calificación.

También se preguntaba si yo era capaz de motivar a unos adolescentes a estudiar la religión de un país tan lejano como Japón, que si yo consideraba eso un aprendizaje significativo.

A todo lo cual respondí, diciéndole que en efecto las dificultades que señalaba eran reales, pero no exclusivas de la Clase de Religión, sino comunes con el resto de asignaturas. Todas teníamos que evaluar el progreso en la adquisición de las competencias básicas, establecer criterios de calificación, y además intentar que los contenidos y la metodología de clase sean motivantes, y que el aprendizaje resultante sea significativo para el alumnado.

- ¡En este tren de las competencias básicas estamos todos, amigo!, - concluí, buscando un gesto de complicidad entre ambos.

Y dicho esto, no se habló más del asunto, él se marchó a tomarse un café, y yo me quedé consultando mi agenda.

En la tarde, durante la siesta, estuve soñando con Doraemon, y su bolsillo mágico, mezclándolo con ideas de mi conversación de la mañana. Pero ya eso es otra historia.





Como colofón a este post, comparto con ustedes este vídeo exponente de la música, y la danza, tradicionales del sintoísmo


miércoles, 10 de octubre de 2012

Pedir trabajos a los alumnos en la era del Internet


En el Blog Preguntarse y Buscar, de mi amigo @josefer_juan, siempre encuentro artículos interesantes, quizás por ese talante fresco de sus escritos, siempre en diálogo con lo que acontece día a día y llama a las puertas reclamando una respuesta, o simplemente una palabra que ilumine, o la sencilla inquietud de una pregunta que nos ayude a caminar.
Esta vez he encontrado una reflexión sobre un tema que como educadores debería preocuparnos: ¿cómo orientar a nuestros alumnos y alumnas para el uso del Internet como fuente de información y experiencia de aprendizaje? Dado el interés que puede tener para nosotros, pues se trata, nada más y nada menos, de una de las llamadas competencias básicas: tratamiento de la información y competencia digital, he decidido ofrecerles el artículo en su totalidad. 

PEDIR TRABAJOS A LOS ALUMNOS EN LA ERA DEL INTERNET
No son ni tres ni cuatro los profesores que a la hora de trabajos a sus alumnos temen que se convierta en un simple googlear las tres o cuatro páginas primeras sin mayor sentido crítico, y copiar y pegar posterior (versión moderna del antiquísimo verbo “plagiar”) de un modo más o menos ordenado. Personalmente soy uno de esos profesores preocupados. Si bien de partida reconozco que, siendo yo estudiante, cuando copiábamos de libros y se nos “olvidaba” citar la fuente, los profesores no tenían las herramientas de las que hoy disponemos para “preocuparse” por el buen hacer de sus alumnos.
Hace tres años me molestaba en seleccionar una frase que me parecía muy buena del trabajo (o cinco palabras consecutivas) y entrecomillarla en Google. Para mi antisorpresa, la totalidad de los alumnos que creía que copiaban los trabajos de portales de internet, así lo hacían. Lo que me sorprendió fue la diversidad de “copiados” existentes. Un reducido grupo, ínfimo, plagiaba absolutamente, y sin criterio. Otro un poco mayor, copiaba párrafos seleccionados más de una vez con mucho acierto. Y otro un poco más grande, manejaba diferentes versiones y hacía un incipiente trabajo de redacción común con alguna que otra aportación. Como es normal, no trato aquí la situación de los jóvenes que consultaban internet como se hacía antiguamente con cualquier libro y leían.
El siguiente paso de mi evolución personal fue descubrir programas gratuitos antiplagio, como el que se puede encontrar en educared o descargar en otras web. Esto ya requiere que los trabajadores de la educación (que no sólo son los profesores, sino también los alumnos y sus familias) dispusieran de forma ordinaria en su buen hacer de ordenadores con conexión a internet. Estos programas son muy útiles para detectar. Son cómodos de utilizar y muy prácticos. Aunque después de un trimestre utilizándolos reconozco que la intuición, al menos entre los alumnos que me manejo, es más que suficiente para un profesor perspicaz. Avisé a los muchachos de estas nuevas herramientas al servicio del profesorado, pero su conducta no cambió en absoluto. Creo que no existió gran modificación en la distribución de los grupos según su resultado. Y personalmente no me ofrecía ninguna aportación para alcanzar los objetivos que deseo. Reconocer una problemática es sencillamente un primer paso.
Después de leer algún que otro artículo sobre profesores apresados en la misma inquietud, considero que copiar/pegar es una gran oportunidad educativa cuando se inserta dentro de un proyecto mayor que la mera actividad que se demanda. Es decir, ya no tiene sentido pedir algo para que el alumno lea sin más. En la era de la información, en la que los jóvenes son los que más leen de todas las generaciones pasadas, los criterios y objetivos deben cambiar sustancialmente. Y esto tanto en lo que se refiere al contenido como al continente.
Aún así, quien no quiera que sus alumnos copien, que ensaye alguna de estas posibilidades:
  1. Acortar la extensión y la temporalidad de los trabajos. Más trabajos cortos, pero en menos tiempo. Y diseñar así una especie de libro con ellos en el que se pueda hacer una síntesis. Un trabajo por entregas, sobre distintos temas relacionados entre sí. Bien porque el tema se profundice sucesivamente, o bien porque estén encadenados.
  2. Trabajos con palabras. Pedir trabajos en los que se encuentren determinadas palabras clave, que el alumno tiene que subrayar para que puedan ser vistos.
  3. Ofrecer las páginas web y pedir la síntesis personal a través de preguntas. 
  4. Y por último, el famoso examen posterior. Es decir, que presente lo que presente el alumno, tendrá que demostrar sin estar conectado a la red qué ha sido del trabajo realizado. Lo cual supone afirmar, con más o menos claridad, que el trabajo no es más que una lectura o forma de estudio sin valor por sí y en sí mismo.
Una gran variación educativa supone saber de antemano que el alumno copiará o consultará Internet en cualquier caso. Darlo por supuesto para adelantarse con capacidad de encauzar la situación, y aceptando sin resignaciones estúpidas que toda la información que está a disposición de la sociedad actualmente es una maravilla que no fue soñada en ningún otro momento de la historia. Por lo tanto:

1. Dejar claros los criterios del trabajo, y su esquema. Que no sea sólo un papel que se entrega. Que pueda componerse de forma adaptada: no tiene sentido pedir biografías de personajes famosos, porque se copiará, ni grandes estudios porque no se leerán. El esquema del trabajo se puede entregar previamente al alumno, o desarrollarlo en clase en forma de contrato y acuerdo previo.

2. Pedir referencias de lo consultado. Citar fuentes, y aprender a hacerlo en la era de la información. Y superar así las dos o tres primeras de Google, sin criterio alguno. En la petición de referencias se puede cerrar más el círculo queriendo unas determinadas web (por ejemplo, si es de empresas, sólo las de empresas de un sector y no páginas de análisis empresarial; o delimitarlo sólo al campo de los blogs; o, en tiempos del incremento del inglés en las aulas, sólo páginas en inglés).

3. Impedir que visiten siempre las mismas web. No aceptar trabajos que se realicen sobre los consabidos almacenes de vagos y sus rincones anejos. Algo que además puede ser muy educativo es dialogarlo con ellos previamente en el aula. No todos lo comprenderán, pero nunca algo que se explica en clase es aceptado ni entendido al unísono. Habrá quienes manifiesten resistencias, y muchos que valoren su propio trabajo por encima de esas mediocridades.