Sustituir
“2009” por cualquier otro año,
esto es
intemporal…
Ay, la manía de proponerse cosas... mi lista de
propósitos siempre había sido tan exigente y perfeccionista que desde antes de
empezar ya estaba condenada al fracaso.
Quería aprender inglés, hacer una hora de
ejercicio al día, montar un huerto, adelgazar un puñao de kilos, sacar el
desorden de mi casa, reformar muebles antiguos... y unas cuantas cosas más que
(menos mal) he olvidado.
¡Madre mía! a mediados de mes ya estaba emocionalmente
agotada y hecha polvo por los remordimientos por no cumplir conmigo misma.
¿Conmigo misma? ¡y una leche!
Tanta autodecepción me hizo replantearme el
tema, así que decidí que la lista debería desaparecer, y limitarme a vivir día
a día.
Aún así, he conseguido algunas cosas, a saber:
dejar de fumar, no comerme las uñas, ponerme potingues en la cara, leer más...
pero no hace falta que sea año nuevo para emprender proyectos, solamente hace
falta ponerse las pilas, sea enero o agosto.
Ahora, mi único propósito es estar a gusto y que
cada noche me pueda acostar con una sonrisa en los morros.
Y de momento... me va bastante bien.