Garbancito es un ser pequeñito, el cual un día se escondió en una lechuga para poder así devorar, poco a poco por dentro, a la vaca que se lo tragara. En su última hazaña perdió su pequeña libreta. Por lo poco que he podido leer y entender, entre sus múltiples aficiones está la de escribir microrrelatos.
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4 de abril de 2013
Monstruos (REC)
Que se arrime un poco más al borde de la cama y veras como puedes hacerlo tu solo. Se paciente y lo conseguirás; yo tardé años en obtener la primera victoria. Tienes que esperar a que su brazo salga de la cama y toque ligeramente el suelo, entonces podrás tirar de él y arrastrarla bajo la cama.
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19 de octubre de 2012
Monstruos
De corazón y científicamente le digo la verdad, usted no puede gestar retoños con ese engendro. Entiéndame, aunque no crea en la ciencia, su compañero sólo posee tres de los seis sexos para ser compatible con la procreación. Además, si quisiera tener descendencia con otro, tendría que ser de manera tradicional, algo muy primitivo para un monstruo de nivel seis. Sin más rodeos, si tanto desea tener una criatura, con tres medallas que me pague, y con diez más para que le desciendan al nivel cuatro, podría conseguirle un bebé de esos humanos. Tenemos línea directa con la morgue del hospital Sagrado Corazón.
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15 de marzo de 2012
Cuando la imaginación supera a la ficción.
-Y además nos hace daño con sus enormes garras cuando nos agarra para mordernos con sus afilados colmillos. Y...
-¡Basta! –grita el padre mientras cierra el libro que estaba leyendo-. Puedo creer que os asuste, os saque burla, insulte... pero no consiento que mintáis sobre que os hace daño.
La madre, impasible, insta a su querido esposo con sutiles codazos bajo las sábanas para que se levante y las convenza de que el coco no existe; así la dejarán descansar.
Harto de sollozos y golpazos, se levanta hacia la habitación de las niñas. Una vez allí dentro, el coco no tiene más remedio que zampárselo.
-¡Basta! –grita el padre mientras cierra el libro que estaba leyendo-. Puedo creer que os asuste, os saque burla, insulte... pero no consiento que mintáis sobre que os hace daño.
La madre, impasible, insta a su querido esposo con sutiles codazos bajo las sábanas para que se levante y las convenza de que el coco no existe; así la dejarán descansar.
Harto de sollozos y golpazos, se levanta hacia la habitación de las niñas. Una vez allí dentro, el coco no tiene más remedio que zampárselo.
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