El saber que nos ocupa.
Hay saberes que sí ocupan lugar;
que tienen que abrirse paso de un modo incisivo,
vehemente y con un punto, incluso, inmisericorde.
Saberes que permanecerán ignorados
si no van acompañados de la intensidad
que, en gran medida, los define.
Conocimientos esquivos e inescrutables
para quien se limita a teorizar sobre sus propiedades
sin contrastar las hipótesis que formula.
Hay que hundirse en la sustancia,
empeñar el alma en el proceso
y extraer las enseñanzas
que se destilan en crudo.
No hay un índice concreto
ni una guía estipulada que se ciña a esta materia.
No hay ningún uso infalible
ni un dictamen de amplio espectro
que se ajuste como un guante,
o venga a ofrecer garantías,
entre toda esa amalgama
de posibles apogeos.
Si aspiramos a empaparnos
de esa ciencia indefinida;
y el febril discernimiento
que se esconde en lo profundo
de tan estrechas docencias;
habremos de aventurarnos,
implicarnos y exponernos,
empeñando nuestra carne
sobre el ardiente brasero
de ese impulso promediado
por teoremas que se enuncian,
casi siempre..., en el momento.
Comentarios
Publicar un comentario