Cartografía otoñal IX

Cartografía otoñal VIII

Cartografía otoñal VII

Cartografía otoñal VI

Cartografía otoñal V

Cartografía otoñal IV

Cartografía otoñal III

Cartografía otoñal II

Cartografía otoñal I

Abnegación

No pretendo que os creais lo que voy a contar, simplemente me conformo con que no penseís que estoy loco, pero os aseguro que sucedió.

Caminaba absorto en mis cosas, sin reparar a mi alrededor, cuando de pronto sentí un suave brisa otoñal que me saco de mis pensamientos. Levanté la mirada y no daba credito a lo que veía. Las caducas hojas caidas cuchicheaban entre si, y de repente en un último esfuerzo de generosidad convocaron a la lluvia y a la luz y me posaron como nunca me había posado nadie, regalándome un instante mágico. Saqué la cámara y realicé un único disparo. Doy fe que fue así y esta es la foto, no hay otra.

Para mi hija Teresa Lucia, luz de mi vida. Porque me gusta mucho esta foto, es su cumpleaños, para eso soy su padre y este es mi blog.

(Siento repetir esta entrada, pero ya sabeis, me gusta mucho esta foto, es su cumpleaños........)

Calle

Trujillo, Extremadura, Spain

La acera

Carta de otoño

En llamas, en otoños incendiados,

arde a veces mi corazón,

puro y solo. El viento lo despierta,

toca su centro y lo suspende

en luz que sonríe para nadie:

¡cuánta belleza suelta! 

Octavio Paz

Otoño en llamas

Concierto de otoño

El mensajero

Los romanos fueron un pueblo muy brutus, pero dotado de un eminente espíritu práctico. Lo mismo pasaban a cuchillo todo un pueblo, que te tiraban a los leones sin pestañear. Pero cuando un general romano volvia a casa después de una larga campaña contra Asterix y Obelix, por ejemplo, dejaba las tropas aparcadas a las puertas de Roma y enviaba dos mensajeros anunciando su inminente llegada. Uno al Senado por imperativo legal y el otro a su señora esposa para evitar sorpresas desagradables.
El invierno en estas tierras llega así civilizadamente, nunca sin avisar, anunciado a voz en grito por el trompeteo de las grullas. Es hora de sembrar la mies, recoger los aperos, guardar la leña y preparar al cerdo para el bendito sacrifício de la matanza. ¿Quién demonios inventaría la maldita melancolía?

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Color de otoño

Tiempo de olivos II - Olivos en la niebla

Con las primeras luces del alba, cuando la niebla convierte a los olivos en espectros apenas intuidos, comienza la jornada de recolección

Tiempo de olivos I - El camino

En lo más duro del invierno, cuando la bruma cubre los campos y el rocio lo empapa todo, comienza en estas tierras el tiempo de los olivos. Hasta bien pasado Reyes, se libra una batalla a base de esfuerzo y sacrificio con el clima para obtener el oro liquido del aceite de oliva. Voy a intentar contaros en esta serie lo que supone obtener ese preciado liquido y lo que es la cultura del olivo.

Se que me vais a disculpar algunos defectillos, pero esta vez las circunstancias sobrepasaban con creces las posibilidades de mi humilde Panasonic Lumix TZ1 y quizás también las de este fotógrafo.

La lágrima de la infamia

La niebla extendía su blanco manto libremente por los campos hasta que llegó a la alambrada. Esta, muy en su papel de burócrata, le impidió el paso.
- "No me puedes impedir el paso alambrada, yo no soy de aquí, ni de allí, soy de donde me lleva mi espíritu blanco" dijo la niebla.
- "Lo siento, ¡el pasaporte!" respondió el espino.
Ante tamaña insensatez cargada de soberbia, la niebla se derrumbó y derramó sus lagrimas de rocío sobre el alambre de la infamia.

A Aminatu Haidar, a punto de morir por el delirio patriótico y alucinado de un régimen mézquino e impresentable y con el beneplácito de un gobierno pusilánime y "ci-vilmente" obsequioso con lo inadmisible. Capitulo trigésimo segundo de la Historia Mundial de la Infamia: Algún día tendremos que decírle algo a los saharauis. Yo, de momento, desde mi más absoluta vergüenza por la indignidad de mis representantes, les pido perdón. Ningún pueblo se merece el abandono y mucho menos la traición continuada y perpetuada en el tiempo.