martes, 23 de noviembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
Quirihues´s bar
Es una característica de los cuarteles el jolgorio y el copetengue. No es de extrañar la partuza en la media luna de Quirihue. Por eso concuerdo con Alinco, el diputado chicha-fresca, en que el escándalo desatado y la sanción impuesta a los soldados bailarines es parte de la hipocresía chilena.
Conocemos de sobra la historia del asalto al Morro de Arica. Guerreros bajo la influencia de la chupilca del diablo, brebaje compuesto por aguardiente chillaneja y pólvora, protegieron la soberanía de nuestra bella nación como guasca de curaos y a corbazo limpio.
No muchos saben que Diego Portales lo mataron de casualidad. Los soldados tenían la orden de captura, pero no de asesinato. Fueron las copas de más, la que tuvieron como resultado el magnicidio, provocando el terror de la hueste, que acañada se percató del deceso al día siguiente. Se entusiasmaron.
El mismo entusiasmo y ganas de matar que tuvo el Ejército encargado de “Pacificar” la Araucanía. Se decía que era peligroso cruzar el Bio-Bio sin una petaca de aguardiente en el bolsillo. La historia no escrita, y recientemente novelada por Patricio Manss en “El lento silbido de los sables”, relata esta barbarie cometida al calor de las botellas.
No es un secreto que los aparatos de “inteligencia” eran tan gozadores como Canitrot. Que el wisky y la cocaína jamás faltaron, como tampoco las vedettes y las canciones de Raffaella, los asesinatos y las violaciones.
Los milicos son buenos para el leseo.
Mundialmente conocido es el caso de los israelí que se entretienen tomando “divertidas” fotos de las torturas que hacen a sus “peligrosos” enemigos palestinos. Lo mismo que hacen los norteamericanos, soldados y soldadas, con los irakies, y con los reclusos de Guantánamo, que obviamente deben amenizar con algún licor de preferencia.
En mi infancia pude apreciar de muy cerca el espíritu dionisiaco del batallón, que en muchos casos veía mermado su sueldo por descuentos en Cantina, una de las instalaciones más mononas de El Regimiento, con nutrida barra, decoración medieval y mesa de pool.
Esto es un escándalo, pero no porque los soldados celebren en Quirihue, sino porque es una hipocresía castigarlos cuando la institución fomenta el arrebato de la sangre, cuando históricamente se ha utilizado el alcohol para envalentonar a la tropa.
Puedo dar fe del daño que ha hecho en los hombres y sus familias el incentivo a la “camaradería”, al “Drink, drink, drink” inmortalizado por Mario Lanza.
Recuerdo a un Coronel que obligaba a sus soldados a beber junto a él, y no podían retirase hasta que quedara ahíto de celebración.
Y esto, que pareciera ser baladí, “una tontera” en palabras de Rafa Gumucio, resulta ser un aturdidor de conciencias, para que la carne de cañón se mantenga eufórica, anulada, perfectamente manipulable.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
¿Fair Play? Las pelotas
Todo sigue marchando sobre ruedas. Las cosas parecen continuar viento en popa, mientras el vaivén nauseabundo, agita a la tripulación. Pero no estamos para motines, ni trote alguno. Las fiestas culturales siguen su carta de navegación, y el espectáculo futbolero aumenta la sensación de que el tormentoso juego democrático esta a penas comenzando.
Los pobres si pueden esperar porque el show debe continuar. Así la espera se hace mas llevadera, y el viaje, aunque incomodo, entretenido.
Bielsa pudo hablar 90 minutos multiplicados por cada centavo ganado en el negocio “deportivo”, y aun así, de las supuestas lecciones, de la filosófica experiencia, de la audacia perentoria, del ultimátum desafiante, son cosas del futbol.
Que el futbol sea política, sea economía, sean modelos y drogas, nos habla que el ideal de “corpore sano” esta enfermo de muerte a causa de una mente permeada por los discursos y prácticas mas nocivas y decadentes.
Si bien se agradece que el DT haga esfuerzos en develar la maraña putrefacta, las cosas no van a cambiar mientras los estatutos comerciales, los honorarios exorbitantes, la esclavitud del cuerpo para desatar la pasión de una multitud de ciudadanos estafados, continúe siendo culturalmente aceptada sin hacer un sinceramiento de que el Futbol es una pequeña parte de la sociedad, utilitaria, decorativa, distractora, de los grandes y esenciales problemas que nos aquejan.
Pero los piratas y los capitanes, beben juntos en la cantina los licores que sus esclavos trasladaron bogando incesantes. Parlotean a la par con cacatúas y delfines, e incluso saltan frases feroces, diatribas punzantes, lecciones de ética, saludos a la bandera, gingles fantásticamente pegajosos, palabras y más palabras, que a pesar de su rudeza no se baten en un duelo decisivo.
Están mirando a los veintidós sudar la gota gorda en busca de un gol.
Lo reconozco. Pago CDF, porque soy hincha de Colo-Colo, y a pesar de que me joden con que es un equipo fascista, intento separar aguas, porque no me voy a poner a pensar en el Estadio construido por Pinochet, en el Club comprado por el pulpo Piñera, ni en las elecciones de la ANFP en las cuales se ha inmiscuido, porque entiendo el populismo e intento disfrutar del esfuerzo de los 11 gladiadores que intentan dejar todo en la cancha, so pena de la carga de basura y desperdicio.
El Futbol hace tiempo que esta manchado, la pelota desinflada y la cancha rala. Y eso porque tanto lo fundamental como la salud, la vivienda, la educación, auténticas preocupaciones, y lo accesorio como el futbol, son un excelente negocio.
Por algo quemar dinero es un delito más grave que robarlo. Porque esa entelequia, ese artificio, esa farsa, es hoy por hoy, el corazón de la humanidad.
Estamos perdidos en el infinito por ciento de números torturados por financistas macabros, por sádicos usureros, por Don Cangrejos y Tíos Ricos, que solo se contentan con aparecer en el Ranking de Forbes, porque esa “es” la Tabla de Posiciones del juego verdadero, sin nada de reglas o normas, nada de trabajo en equipo; la perseverancia y la superación tienen como modus operandi la competencia desleal, la mafia y el transfugueo.
¿Fair Play? Las pelotas. Para que estamos con cosas. Monopoly es el deporte Rey.
domingo, 7 de noviembre de 2010
La importancia de llamarse Paul (O Piñera)
El profeta de los tiempos ha de convertirse en pulpo a la gallega. Porque el futbol es el tiempo. Porque sólo 90 minutos te hacen ganador o perdedor. El marcador es definitivo. Y más vale tener un gol de penal, que una tesis doctoral en Frankfurt. (O un doctorado en Harvard).
Porque 33 caracteres deciden la sobrevida que tapa toneladas billonarias de muerte. Y eso parece chiste de gallegos. Una tontera que se trasforma en milagro. Así como decir Miguel Ángel de Villa Alemana CNI mediante. ¡Qué recuerdos!
Cuatro años que parecen ser un suspiro en la vida cívica de cualquier político con legítimas aspiraciones, puede ser en la vida molusca, la ventosada a la vitrina mundial. Porque el pronóstico, la predicción, sigue siendo el talento divino.
Un minuto de silencio por el Pulpo Paul. Un minuto de silencio por la especulación. Un minuto de silencio por el loto y por el Kino.
Así, con el vaivén del nuevo milenio, nos vemos la cara entre rajazos y numerología. La incerteza del sistema permite a Jodorowsky ser un Best Seller, al Pulpo Paul ser un personaje público y a Piñera ser el presidente del Mundo.
Qué Joyse, qué oráculo de Delfos, qué Maquiavelo. Hemos entrado en la era de acuario agarraditos de una pata del Tercer Reich. PORQUE CHILE SOBRE TODO. PORQUE EL COLO SOBRE TODO. HEIL, Y MIL VECES HEIL PULPO. QUERIDO PULPO PAUL.
Un homenaje sincero a sus arácnidos tentáculos de tan insigne profeta.
Repito, un minuto de silencio.
¿Qué son 120 segundos? ¿Acaso un orgasmo? Ni cagando, pero depende, eso depende de la suerte, de la excitación, de la algidez del “momentum”, como el dólar en la guerra de divisas. Por lo tanto y considerando la infraestructura biológica de un pulpo, todo puede pasar. Como que 33 mineros estén vivos a pesar de la barbarie miserable retrotraída a la cuestión social del entrañable Baldomero.
Como la estupidez de un pulpo a la gallega, que pierde todo por la ambición octopeda de echarse a 17 millones por el fraude en la ANFP.
Y usted no me entiende, me encuentra “Loca, loca” como la canción de Chico Trujillo. No me importa. Qué más da, si además, la muerte no importa. Hay Wikipedia que podrá inmortalizarnos.
Que va que los diarios envuelvan pescados o guaguas bastardas, hay virtualización, “clouds computing” que harán el inconsciente de la época. La que dejará en los anales de la historia a el octópedo, y en la posteridad como seguro candidato a rol de anticristo.
El pulpo es el que se adelantó a la fuerza corrupta de la carne, la esclavitud bien remunerada del cuerpo. (Futbol, en términos simbólicos, o explotación del hombre por el hombre en términos mediocrizados).
¿Díganme si a estas alturas no encuentran cierto parecido entre Paul y Piñera?
Un ludópata que consiguió que el Olimpo lo aceptara entre bombos y platillos.
La cuea, la racha, la estrella en la frente que brilla sin que sean tres magos negros los que te pongan la fianza, sino que miles, embobados por los neones de los marcadores del juego.
Maravilla de época, inmediata y perfectamente temporal.
El Pulpo Paul a Muerto. ¡Viva Piñera!
martes, 2 de noviembre de 2010
Del Bacheletcidio al Piñerazo
No se sabe pero se siente. Esa es la magia de la política, más si es a “la chilena”. Marcados a fuego por el ingenio o la estulticia, por la vanidad o la paranoia, hay situaciones inevitables, como el paso inexorable del tiempo, que margina todo criterio distinto al planteado por el vaivén bipolar del péndulo cucú.
Porque la yeta visible de nuestra primera presidenta de la República, fue superada por el rajazo de nuestro primer presidente derechista en un estado de derecho.
Las cosas a veces están marcadas por una huella trazada por lápices omnipotentes que paradojalmente dibujan mamarrachos ininteligibles.
No pocos sentimos vergüenza propia y hasta espanto.
Demudados por la absorta mirada ignorada de Bachelet en la Onemi, la orate locuacidad de Vidal, su vocero, ahora montado en un tanque con el mismo fascismo de su delfín Harboe, el racismo de Perez-Yoma, el usufructúo de Viera Gallo, el nepotismo de Lagos Weber, no hicimos lo que pudimos, cuando hicimos lo que quisimos con nuestro pellejo.. Y tras el silencio, el bullicio del neopopulismo de Piñera; una vergüenza que cambia de sitio, porque está mezclada con un rastro de venganza, de destino, aunque sea innoble siquiera pensarlo.
Este tipo que en plena revuelta que los jóvenes hacen en contra de la reforma en las jubilaciones impulsadas por el bonapartista Sarkosy, se calza el sombrero de Napoleón, mientras es felicitado por los líderes del orbe por el salvataje a los 33 mineros explotados por un sistema reventado, y del cual ha sacado tanto provecho tanto en términos privados como públicos, es nuestro líder indiscutido.
Un hombre que ha crecido con el mismo vértigo de una acción al alza, pero que a pesar de haber sido tocado por la fortuna recorre el mundo regalando piedras de un territorio depredado por la ignominia y ferocidad del mercado.
No podríamos estar más develados. Más evidentes, más puros en la absoluta transparencia del poder. Vulgarizados por las circunstancias. Por el reflectante encandilamiento del espejo amplificante de la prensa y el espectáculo.
Porque mientras el “Presidente” se siente héroe de una gesta, los mineros se declaran “victimas”, no solo del encubrimiento de los gobiernos de turno, sino del sistema completo, y de sus propias y cotidianas ambiciones, tan rastreras y vendepatrias como las grandes aspiraciones del capital. La violeta ya lo dijo: “el minero ya no sabe cuánto vale su dolor”. O quizás sí, y lo homologa con el valor de un plasma, o de una contundente compra en el supermercado.
El sistema funciona, porque las maquinas humanas funcionan, porque la producción en serie funciona, porque la moledora tiene carne que moler. De otra forma nada de esto sucedería.
El Bacheletcidio es una cosa. El tiro en la cabeza dado casualmente, como jugando, por una Concertación colapsada por sus errores “no forzados”, y otra muy distinta es que todo confabule en otorgar oportunidades para calzar sombreros con tanta cinta a quienes no tienen cabeza.
Y eso primeramente, porque estamos haciendo el trabajo del sombrerero de Lewis. Choqueados por tanta imbecilidad que reina, o de la antigua reina en éste, el país de las horrorillas, hacemos la pega de coronar con la horma perfecta a nuestro propio captor.
Porque la yeta visible de nuestra primera presidenta de la República, fue superada por el rajazo de nuestro primer presidente derechista en un estado de derecho.
Las cosas a veces están marcadas por una huella trazada por lápices omnipotentes que paradojalmente dibujan mamarrachos ininteligibles.
No pocos sentimos vergüenza propia y hasta espanto.
Demudados por la absorta mirada ignorada de Bachelet en la Onemi, la orate locuacidad de Vidal, su vocero, ahora montado en un tanque con el mismo fascismo de su delfín Harboe, el racismo de Perez-Yoma, el usufructúo de Viera Gallo, el nepotismo de Lagos Weber, no hicimos lo que pudimos, cuando hicimos lo que quisimos con nuestro pellejo.. Y tras el silencio, el bullicio del neopopulismo de Piñera; una vergüenza que cambia de sitio, porque está mezclada con un rastro de venganza, de destino, aunque sea innoble siquiera pensarlo.
Este tipo que en plena revuelta que los jóvenes hacen en contra de la reforma en las jubilaciones impulsadas por el bonapartista Sarkosy, se calza el sombrero de Napoleón, mientras es felicitado por los líderes del orbe por el salvataje a los 33 mineros explotados por un sistema reventado, y del cual ha sacado tanto provecho tanto en términos privados como públicos, es nuestro líder indiscutido.
Un hombre que ha crecido con el mismo vértigo de una acción al alza, pero que a pesar de haber sido tocado por la fortuna recorre el mundo regalando piedras de un territorio depredado por la ignominia y ferocidad del mercado.
No podríamos estar más develados. Más evidentes, más puros en la absoluta transparencia del poder. Vulgarizados por las circunstancias. Por el reflectante encandilamiento del espejo amplificante de la prensa y el espectáculo.
Porque mientras el “Presidente” se siente héroe de una gesta, los mineros se declaran “victimas”, no solo del encubrimiento de los gobiernos de turno, sino del sistema completo, y de sus propias y cotidianas ambiciones, tan rastreras y vendepatrias como las grandes aspiraciones del capital. La violeta ya lo dijo: “el minero ya no sabe cuánto vale su dolor”. O quizás sí, y lo homologa con el valor de un plasma, o de una contundente compra en el supermercado.
El sistema funciona, porque las maquinas humanas funcionan, porque la producción en serie funciona, porque la moledora tiene carne que moler. De otra forma nada de esto sucedería.
El Bacheletcidio es una cosa. El tiro en la cabeza dado casualmente, como jugando, por una Concertación colapsada por sus errores “no forzados”, y otra muy distinta es que todo confabule en otorgar oportunidades para calzar sombreros con tanta cinta a quienes no tienen cabeza.
Y eso primeramente, porque estamos haciendo el trabajo del sombrerero de Lewis. Choqueados por tanta imbecilidad que reina, o de la antigua reina en éste, el país de las horrorillas, hacemos la pega de coronar con la horma perfecta a nuestro propio captor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)