Saliendonos de nuestra habitual rutina de psiquiatra en confesión de los desmanes de la profesión y, a tenor del estado de extaxis que vive nuestra sociedad en las postrimerías de la serie de clásicos, me permito la licencia de hacer un pequeño análisis de este singular sujeto que es Mourinho. Les robo momentaneamente la ideologia a los amigos de psicoanalisis y deporte y les animo a que me comenten y corrijan el texto.
Hoy veía perezosamente en la tele un programa que se llama el encantador de perros. En este programa un adiestrador de perros enseña a la gente a educar y a controlar a su perro. El sistema es bastante lógico y eficaz. Utiliza diferentes técnicas gestuales y las repite y repite con el perro y luego con los dueños hasta que el perro lo acepta. Las técnicas dejan traslucir (y él lo explicita) un ideario que se reduce a enseñar a los perros y a sus dueños, la diferencia que hay en las relaciones de poder. Es decir, hace que los dueños entiendan que el perro no es un amigo. Que entiendan que es una criatura que siempre lucha por ser el amo y que, para pueda estar en sociedad, tiene que aprender que el amo es el hombre y que sus apetitos e instintos están regulados por lo que su amo quiera.
Bien; Mourinho es un encantador de perros. Todos sus movimientos están regidos por un uso y desuso de las relaciones de poder.
Muchos entrenadores saben las mismas téncicas que Mourinho. Técnicas, me refiero, a la hora de dirigir un encuentro, rotar posiciones, elaborar tácticas y disponer de la plantilla con un cierto criterio. Pero Mourinho tiene un plus que no casualmente le ha llevado a grandes logros. Y este plus tiene que ver con ser el amo, "the especial one" que dicen en las islas. (este concepto de amo se refiere mas al discuso del amo o maestro de Lacan o el amo-esclavo de Hegel)
Pero, ¿como se es el amo en medio de este mundo tan mediatizado? y,
¿cómo se hace para manejar grupos de personas que cobran millones?
Mourinho realiza siempre, en todos sus equipos, varios movimientos simbólicos que buscan precipitar la estructura hacia una forma en la cual el sea el protagonista osease el jefe. Ser el jefe no significa dar órdenes, ser el jefe en psicoanálisis significa poseer el falo. El falo no es un pene. El falo es lo que tiene valor. Es ser el que tiene lo que otros quieren. Mourinho tiene un deseo que defiende a capa y espada y que no confiesa. Nunca su discurso es totalmente esperado.
Veamos:
Mourinho lo primero que hace, y esto no es negociable, es asegurarse que el sea el que más cobra de la plantilla. Se ahorra así pequeños rivalidades imaginarias con los miembros más caros del equipo.
Una vez al mando del equipo comienza a ganarse la confianza de los jugadores y a especificar muy claramente lo que quiere de cada uno. No duda tampoco en asumir ciertas jerarquías y en señalar a unos jugadores como más importantes que otros. Digamos que evita ser políticamente correcto con las obviedades.
También arriesga en muchas ocasiones dando minutos a jugadores que se lo merecen por su trabajo aunque no sean los llamados a la gloria. Cualquier disidente del grupo rápidamente cae engullido por el resto que insisten todo el año en conseguir escalar en el escalafón de preferencias. (recordemos pataleta este año de Pedro León)
A su vez, a su llegada a un club, insite rápidamente en conocer a todos los colaboradores y en que ellos le conozcan a él. No duda tampoco en rodearse de asistentes del propio club o de su órbita histórica. Evita así la separación que a veces sucede entre el equipo técnico, club y jugadores.
Elimina sistemáticamente cualquier voz disonante en la institución. Y a este nivel no duda en poner en juego su cargo. Vease en los últimos meses la decapitación de Valdano. Valdano cuando dejó hace años de ser entrenador del Madrid dijo textualmente "los hilos mágicos que unen a jugadores entrenador se han roto". Mourinho le puede ahora explicar a Valdano de que se componen esos hilos mágicos. estos hilos no son otra cosa que el hábil manejo de las estructuras y de las jerarquías. Y para eso a veces no basta sólo con hablar mucho y de forma engolada, a veces es tan simple como dos o tres movimientos en una dirección clara.
Por ultimo y de radical importancia en el mundo que vivimos es el control que hace Mourinho de la prensa. Basicamente al final se habla de lo que el quiere, como y cuando quiere. Para la prensa deportiva de este pais acostumbrada a poner y quitar entrenadores esto esta siendo algo dificil de digerir. Hasta el punto de que el otro dia Mourinho les asesto el golpe definitivo cuando varios medios se retiraron al aparecer Karanka. Mourinho, despues del partido, explicitó que solo va a hablar con los directores. Perfecto. Ha conseguido estar al nivel de los amos, el resto son segundos, y como segundos su opinión gira en torno a los primeros.
En definitiva, al margen de los afectos que pueda suscitar el personaje Mourinho, su manejo y analisis de las relaciones de poder es impecable, resultando ser una brillante especie de cruce entre Foucault, Levi-Strauss y el adiestrador de perros.
PD. Proximo capitulo. Mourinho un ferviente creyente.
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Hace 1 día