miércoles, 4 de noviembre de 2009
Ha muerto Levi-Strauss
http://www.lemonde.fr/carnet/article/2009/11/03/l-ethnologue-claude-levi-strauss-est-mort_1262351_3382.html
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Muere/anos/antropologo/frances/Claude/Levi-Strauss/elpepucul/20091103elpepucul_12/Tes
martes, 6 de octubre de 2009
Suicidios en naranja
Algunos de los fallecidos explicaban, en su carta de despedida, que se mataban básicamente por su empresa. Por todas las consecuencias personales que conlleva cambiar de centro e incluso de destino de trabajo.
¿Cómo se puede explicar esto? Desde la psiquiatría se aduce el factor estrés, ese concepto amplio y sobrecargado, que viene a decir tautológicamente que la gente se mata porque le pasa algo malo.
Desde el psicoanálisis se puede profundizar un poquito más. Lacan desarrolló en los 60 la teoría de discursos. Una lógica para explicar los diferentes tipos de lazo social en torno a la regularizacion del goce. En 1970 elabora un quinto discurso: el discurso capitalista. Paradójicamente el discurso que fragmenta el lazo social dice. Un discurso que ha caido con toda su fuerza sobre la bienpensante Francia. France Telecom es un emblema francés. Es una empresa de la que el estado posee el 27%. Una empresa que venía representando un lugar de amo. La empresa cuidaba de alguna manera de estos sus trabajadores. Había un amo claro del que quejarse o al que adorar. Había una referencia en el discurso, un semblante. Las nuevas fromas de gestión han sacudido de la ensoñación a los trabajadores devolviendoles a su verdadera condición de uso. El suicidio es aquí un grito que clama: "padre por qué me has abandonado". Es el último grito rabioso y ciego que se resiste a asumir que en el discurso capitalista ya no hay amo sino solo goce. Un goce que solo remite a la falta de goce. Ya no hay amo y esclavo sino objetos de consumo. Por otro lado los sujetos son a su vez objetos de consumo. Seres hablantes que son usados y desposeidos de los pocos objetos estables quen tenían es decir, su ciudad, su puesto, su familia. La globalización del mercado conlleva la homogenización de los sujetos haciendo esto posible los suicidios en masa. Sin más referencia simbólica que el ser como todos los demás, el desposeer a un individuo del valor de su trabajo puede en este mundo llevar a los sujetos a este fatídico final.
miércoles, 8 de julio de 2009
Paradojas
El otro día mi novio apareció en casa puesto de coca. Yo me enfadé muchísmo y me fui y anduve vagando por ahí. Terminé con un ex-novio tomando coca.
Tengo que dejar de obsesionarme con las obsesiones. Me obsesiona tener obsesiones.
Esto no es una paranoia. Esto es la verdad y la verdad no tiene cura.
El tener una baja por depresión me deprime más. Además me quieren dar la invalidez. Como cree que estaré doctor?
Estoy deprimida porque mi hijo tiro el gato por la ventana. ¿Como se llamaba el gato?. Felix.
El otro dia mi mujer hizo que me sintiera culpable por estar siempre culpabilizándome.
No espero que usted crea doctor que todo el mundo esta compinchado contra mi, porque seguramente usted forma parte del plan.
jueves, 11 de junio de 2009
De psiquiatría y otros negocios
Desoladoor....de suela ventana, fragil que se romperá en cualquier momento este negocio.
http://www.esencia.cc/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=6033&te=&idage=&vap=0&codrel=325
http://www.esencia.cc/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=6033&te=&idage=&vap=0&codrel=325
martes, 9 de junio de 2009
Toxicomanías y otras neuras.
Es una conferencia extensa y no voy a aburrir a los lectores con semejante tostada. Si bien hoy estuve pensando que el trabajo con toxicómanos y con pacientes neuróticos sin consumo de sustancias no difiere especialmente. Tiene que ver con cuatro posiciones del sistema y cuatro posiciones de los pacientes.
Copypasto aquí la intervención dedicada a esta cosa:
Siguiendo a Eric Laurent la assitencia a los toxicómanos se pueden repartir en cuatro ejes:
El tratamiento por el sujeto: que consiste en afirmar que el toxicómano no existe. Propone al sujeto dejar de identificarse con su ser de toxicómano para dejar un lugar a su división subjetiva y al goce d ela palabra. Este tratamiento solo es aceptado por unh número limitado de sujetos que han franqueado el paso d el adicción.
Existe también el tratamiento por le saber, que es a la vez pedagogía del toxicómano y extracción del saber de este último sobre su objeto. Es esta cosa de cuéntame que sientes con la droga, cuentame detalles, que te aporte y por otro lado la advertencia salomónica y científica sobre los acontecimientos futuros y funestos posibles. “ si sigues vas a morir” “ esto es por el consumo, el cerebro no aguante mas”. Es un modo de tratamiento interactivo. En nombre de lo que sabemos vamos a poner un poco de orden en este goce descontrolado. Es quizá esta fórrmula la que calaba en un principio en los médicos cuando empezaron a atender a los primeros toxicómanos.
Por otra parte está el tratamiento por el S1, el significante amo, que es el envés del tratamiento por el sujeto. Es decir,el discurso del tratamiento es: usted no existe, usted es un toxicómano y vamos a tratarlo como tal. No tienes más que decir lo único. Consentir a cubrirte bajo el manto del ideal “yo soy un exadicto”. Es el sistema de los grupos de narcóticos anónimos y alcohhólicos anónimos. Es un tipo de tratamiento muy yankie. Es un tipo de tratamiento que tiene que ver con el propio discurso norteamericano en el cual todo el mundo puede ser un héroe y en el cual el idela del self made americano impregna todo. Con nuestra ayuda todos vamos a ser mejores.
Por último está el tratamiento por el objeto. Concretamente por los objetos de sustitución. Este tratamiento tiene que ver con una formula de control social. En los 80 en España fue una manera de parar la ola de delincuencia y muertes que concurrió a la entrada de la heroína en una sociedad que había vivido un cambio profundo y radical en apenas 5 años. Famosos son los programas de metadona. Actualmente más en declive y orientada más a una población cronfificada y dependiente de una asistencia social muy potente. A día de hoy se corre el riesgo poco a poco de convertir a muchos de los toxicómanos actuales, más amigos de los estimulantes y el alcohol, en trastornos por déficit de atención del adulto y en vez de dispensar metadona, dispensar anfetaminas (rubifen y demas) por cocaína.
Estas son cuatro de maneras de atender la demanda del adicto. Pero también en muchas ocasione suele haber cuatro maneras en las que paciente se posiciona a la hora de demandar tratamiento. Hay sujetos que acuden con una división subjetivas que conlleva la pregunta por el sujeto. Suelen ser pacientes en los que el velo de la droga es suficientemenete lábil como para poder desenmasacarar el cortocircuito que representa el consumo. Son pacientes en los ue rápidamente se ve que tras el tóxico aparecen fácilmente síntomas habitualemnte neuróticos para que los que el consumo es un alivio o por lo menos una salida de escena.
Hay otros pacientes que vienen realmente a que les des unas charlas. A saber un poco sobre la cuestión de su goce. Ni siquiera con un síntoma personal claro. Algo así como un estado precontemplativo de la adicción. A veces esto tiene que ver en su mayoria con demandas familiares o directamente con orden judicial.
Evidentemente también hay pacientes que demandan pautas. Si. Dime lo que tengo que hacer. Además me va a perseguir mi madre y me haga usted analiticas para enseñar a todo el mundo que estoy limpio. Son pacientes ideales pero que están a kilómetros de saber nada de su deseo y de las razones de su precipitación en el consumo. Suele pasar que en coyunturas no previstas es donde a veces los clíncos podemos hacer alguna intervención que rectifique este apaño y permita realizar alguna pregunta.
También, por supuesto, muchos acuden a pedir el sustituto o algo que apacigüe su falta, algunos motivados por un exceso de goce, otros por un falta de liquidez. En medio de esta varipinta amalgama hay algunos que no acuden a demandar nada,más bien digamos que vienen a exigir. Son algunos de estos canallas o desalmados. Gozadores que o bien han hecho de esto un negocio, o gozan en ocasiones de angustiar y poner en jaque a la insititución. Paradójicamente y en contra de lo piensan algunos médicos e incluso psiquiatras estos son los menos, por no decir que anecdóticos.
jueves, 4 de junio de 2009
la repeticion
Cuando nos preguntamos porque una persona insiste continuamente en cometer los mismos errores o repetir las mismas conductas que le fastidian la vida, siempre me viene a la cabeza una famoso refrán: "más vale malo conocido que bueno por conocer".
Y eso es el goce. Vivimos con unas gafas que son nuestro fantasma. Desde ellas vemos las cosas con el pequeño incoveniente de que no sabemos que llevamos gafas. O quizás si pero no sabemos que las hemos decidido nosotros y, además, a medida. Estas gafas pueden ser una castaña pero las elegimos continuamente. Siempre las malas conocidas. El psicoanálisis es ir al óptico, no para quitar las gafas, ya que sin ellas estaríamos desnudos ante el desierto de lo real (Zizek), sino para graduarlas con un poquito más de esmero y ser capaz de distinguir más colores, matices y deslices. Una puerta abierta al posible bueno por conocer.
viernes, 22 de mayo de 2009
el pago
Y es que pagar tiene que ver con eso. El síntoma neurótico para el psicoanálisis es algo que tiene que ver con una ganancia. Digamos que el mismo síntoma que te destroza la vida te aporta algo que resuelve parte de tu ser más íntimo. Esto es totalmente inconsciente, y el psicoanálsiis consiste en hacerlo consciente. Pagar es hacer que las palabras no sean gratis y que el síntoma en consecuencia tampoco. Los síntomas no desaparecen porque si. La serotonina y compañía no se alteran por arte de magia. Los síntomas se desplazan y desparecen cuando el goce de su enigma se mitiga.
jueves, 21 de mayo de 2009
radio nikosia
Fue intensa y sorprendente. Estaban al tanto de la historia de la psiquiatría, la filosofía y el psicoanálisis. Ningún periodista habría sido tan certero con algunas de las preguntas que realizaron. Además habían estudiado este blog y tuve que defender y desarrollar muchas de las frases que escribes a veces sin meditar mucho.
Yo nunca he estado psicótico. Estructuralmente (este término dio que hablar) no lo soy. Todas las teorías son siempre modelos de comprensión.
Me quedé con ganas de que fuesen ellos los que hablasen. Que me contasen los detalles pequeños de la locura, esos matices que los psiquiatras solo podemos vislumbrar con cuentagotas. Ese pequeño automatismo mental inicial,o esas experiencias al límite del lenguaje que, en mi ignorancia, solo puedo aproximar desde la teoría.
Desde aquí mis felicitaciones y mis agradecimientos por este soplo de aire fresco en mi cabeza.
martes, 21 de abril de 2009
Psiquiatría, investigacion y otros absurdos del montón.
La gente tiene ahora enfermedades mentales. Estas figuran como epígrafes en varios manuales de uso cotidiano. Cuando digo cotidiano quiero decir que están al alcance de jueces, abogados, trabajadores sociales, monitores de tiempo libre, la mujer que limpia mi casa y un primo de Cuenca que es bombero torero. Estos manuales vienen a explicar que lo único que existe es lo que se describe. Lo que se ve. Por ejemplo, si estás muy triste una vez es un episodio depresivo. Si te pasa a menudo es un episodio depresivo recurrente. Si luego estás muy contento es bipolar tipo II. Si estas hecho un lío, alegre pero fastidiado, serás un trastorno bipolar tipo mixto (como el sándwich). Si estás loco hay muchas opciones pero como repitas un poco tus locuras serás una esquizofrenia de libro. El caso es que tuve que ponerme a estudiar para entender como se había llegado de repente a estas conclusiones. Digo de repente porque lo que si sabía es que esto de las enfermedades mentales no era algo tan claro hace tan sólo 30 años. Pues bien; todo esto tenía una lógica. Desde hace tiempo los psiquiatras, los antiguos alienistas, han decidido ser médicos. Pero desde los años 50, con la aparición de los psicofármacos este viraje hacia la medicina ha crecido exponencialmente. Por supuesto, como médicos que son, utilizan el método experimental para conocer. Con la ayuda de la lógica hipotética-deductiva aventuran sus hipótesis diagnósticas y luego comprueban tratamientos. La tesis principal es el trastorno en la recepción de neurotransmisores. Si: como la diabetes. Si estas mal será tu cerebro que anda estropeado. A estas alturas, pensando científicamente comencé a plantearme ciertas dudas razonables que diría Descartes. Pensé entonces cosas como: ¿por que hay un 40% más de depresión en Occidente? ¿Será un virus? ¿Una pandemia que afecta sólo a gente que vive en los supuestos estados del bienestar? ¿O quizás tenga que ver con que el bienestar tiene que ver con el malser? Bueno, aparté estas dudas y seguí intentando adentrarme más en como se investiga en psiquiatría, no fuese a ser que en mi ignorancia me estuviese perdiendo algo. Resulta que los científicos, los médicos, algunos compañeros míos muy queridos, hablan con un señor de un laboratorio muy majo que nos invita a comer, a viajar y a veces a cosas al límite del buen gusto. A resultas de estos opíparos encuentros deciden hacer un estudio científico. Este estudio, por ejemplo, puede versar sobre el bienestar que procura tal fármaco en los individuos diagnosticados de esquizofrenia paranoide. Procedemos entonces a juntar a los pacientes, darles pastillas y luego pasarles una escala. Una escala es una forma de medición. En este caso del bienestar. Pero claro, mi inocente pregunta en esos tiempos era: ¿y como se yo que esto mide esto? El método científico está muy bien para medir los átomos de uranio que pasan por un tubo imantado, o los niveles de azúcar en sangre. Pero estas escalas miden afectos, impresiones, cuantifican la felicidad, la tristeza, la hostilidad o el dolor. Cosas que tienen que ver con la subjetividad y que atraviesan la matriz del lenguaje como eso que, en su estructura, no todo se puede decir y nada tampoco se puede no decir. La cuestión es que me contaron que una escala se valida siempre atendiendo a otra escala que sirve de referencia. Por tanto la escala Myflower Pilgrihm de depresión en esquizofrenia está validada, es decir, mide lo que mide, porque la escala Mcmardighgam de depresión mayor de Toronto Entero (Canadá) así lo confirma. Esta a su vez fue, en su día, validada por otra. Entramos en una espiral infinita de validaciones donde nos ataca una duda. Hubo un momento en que se creo la primera escala. Si. Existió una escala primigenia que validó a otra. Noten que nos acercamos en estos momentos al momento mítico de las religiones. Parece como si dios o un ente superior hubiese entregado a los científicos de la salud mental la escala de la ley, esa que asegurará la cientificidad de todos los estudios del universo. Claro, esto resulta ciertamente inquietante. El método científico aplicado a la subjetividad parece que flaquea a la hora de dar cuenta de su habitual rigor y objetividad. De hecho fíjense que la ciencia, en este punto, se acerca más a la religión, cosa paradójica, porque la ciencia acostumbra a cernir lo real por la matemática más exacta. Eso sí, ante el abismo de la subjetividad, se agarra a la fe en las escalas (que de exacto no tiene nada) y si no es en estas, sueña, declaradamente, con la infalibilidad de la estadística, esta matemática que tantas sorpresas ha dado a veces.
En fin, entonces ¿como es que el psicoanálisis en esta encrucijada ha sido tratado de religión o incluso de secta? Pues precisamente por lo mismo. En ocasiones elevamos a la categoría de dogma frases hechas: “esto es una forclusión del nombre del Padre, esto es algo que se ha desengachado, esto es un goce de lo real etc…A los científicos les parecen epifanías de los psicoanalistas. Magia negra. Si bien podemos decir tranquilamente que a la hora de hablar de la subjetividad estamos en lo mismo: la ciencia con su delirio de las escalas, y el psicoanálisis con su jerga. Eso sí, hay un elemento diferencial. El psicoanálisis desde Lacan vive en un esfuerzo de poesía sabedor del no-todo del lenguaje que nos atraviesa. Asumimos de entrada la insuficiencia de nuestro saber. Nos manejamos en la docta ignorancia que dijo Lacan. No sabemos nada de la persona que tenemos enfrente y ni siquiera lo intentamos. De hecho el psicoanalista siempre suele desmontar las primeras declaraciones y postulados cuando un paciente se nos presenta. Eso si, tenemos un cierto saber sobre los límites del saber y del goce.
Una última cosa: ¿cómo se investiga en psicoanálisis? Al revés que la ciencia: por el método inductivo. Freud renovó el panorama psicopatológico a través de cinco casos princeps que le sirvieron para ilustrar su teoría. Y ¿cómo investigamos los psicoanalistas? A nivel teórico por la hermeneútica. A nivel práctico igual que Freud. Con los casos particulares. Todos tenemos nuestro profesor de psicosis, nuestra histérica de cabecera o nuestro obsesivo de cupo. Estas estructuras no son inamovibles, si no que continuamente, se articulan con el discurso social dando lugar a las más variadas declinaciones del síntoma. Nuestro investigar tiene que ver con depurar los fenómenos para ser capaz de ver, entre la madreselva, nuestra clínica estructural. No para convencernos de su validez sino para operar con la demanda y, desde la transferencia, permitir que el psicoanálisis siga siendo una clínica. Una clínica basada en el uno por uno, en el sujeto a sujeto. Sin epígrafes ni taxonomía. Sin más etiquetas que las que incordian el cuello los jerseys del Zara.
sábado, 18 de abril de 2009
el abuelo toma coca
Y es que como dijo Chaslin en sus Elements de semioligie et de clinique mentales (1912): " Podemos estar tranquilos, las teorías mal asentadas pasan, la clínica permanece"*
*Cita tomada del maestro Ramón Esteban Arnaiz alias "Darth Pencil" en su artículo: "Sobre algunas disciplinas fundamentales para la psicopatología general. Publicado en Norte de Salud Mental 24. 2005 pag 28-37.
martes, 7 de abril de 2009
Fenicios
Pero la industria es implacable. Siempre me demuestra lo contrario. Continuamente diseñan productos a la medida de la idea de psiquiatra que intento eliminar con mis ensoñaciones. La industria tiene un negocio y nosotros somos los transportistas y, como tales, de vez en cuando, la carretera nos sorprende. Hace tres meses recibí un regalo envenenado de parte de un delegado. Era un libro escrito por psiquiatras llamado algo así como: "Marketing de la consulta privada psiquiátrica". Demencial. Observen. El laboratorio paga a unos psiquiatras por hacer un libro sobre como llevar consultas privadas. Estos, que ya son psiquiatras forrados en sus privadas, se forran mas y, además, se quedan muy a gusto y recetan mas de ese laboratorio. Encima se quedan con la sensación de que aunque la psicopatología se la sude han publicado algo bueno y a la altura de los tiempos. Inquietante. Eso si, lo que te daba la referencia de que era eso, eran las fotos que inundaban el "libro" (""=generoso). Fotos de un psiquiatra lozano , de media cana parietal. Una especie de Richard Gere de la psique. Un modelo sabio y templado. Horripilante. Por supuesto lo que hojeé/ojeé del libro, era un compendio de como parecer molón pero a la vez cobrar implacablemente. Es impresionante que piensen que el resto de los psiquiatras no saben hacer eso. Es delirante que se les ocurra. Es marciano que lo publiquen.
Después de este episodio y sin recuperarme todavía, un paso más.
Un laboratorio me trae hoy un cd/libro con diapositivas sobre la esquizofrenia....pero.....así en general, esquizofrenia en esquemas......un refrito,algo así como psiquiatría en fascículos de planeta agostini. Me costó media mañana entender el regalo, pero el mensaje era algo así como: cuando tenga que venir a un congreso de estos absurdos que hacemos, ni siquiera tendrá que trabajar ni investigar nada. Podrá decir cuatro bobadas y repantingarse sobre su propia infautación. Ya lo hemos fabricado para usted. Su discurso esta hecho. 200 diapositivas sobre esquizofrenia actualizadas, y listas para pasear. Para que vaya tranquilo a los congresos y lea las diapositivas...... y coma.... y beba y.... se vaya de putas.... y recete.
En fin.
viernes, 3 de abril de 2009
psicopatología de taxista de la vida cotidiana.
Realmente hay poco de psicopatología en esto. Se puede hablar del miedo, de la frustración y de la búsqueda de ese hombre que es el verdadero amo que nunca encuentran. Un ideal tan plomo y pesado que no hay nada a su altura. Ello se limitan a explotar la cosa de que la vida es una mierda (no la propia) porque hay mucho hijo de puta y no hay nadie con capacidad para arreglarlo.
Desolador pero no especialmente grave en términos psicopatologicos.
Eso sí. De vez en cuando tenemos a los "otros taxistas". Almas desvalidas, freakes desposeídos de lugar identitario, fanstasmas suburbanos que navegan por las ciudades y para los cuales su luz verde si que significa esperanza.
Ayer recluté a uno más para este grupo. Ha sido el taxista que más me ha impresionado y tengamos en cuenta que, a veces, cojo taxis por el placer epistémico de saber más en torno a esta especie ciudadana. Es un hombre de unos 40 años, gordo y calvo. De entrada susurra un escueto y tímido bunas noches. Arranca suavemente y deja pasar otros coches. Para en el paso de peatones y parsimoniosamente se desliza por cuestas y baches sin apenas efecto inercial para este su pasajero. Ante estas delicadezas me decido y le pregunto algo espúreo en torno a la zona y a unas recientes obras. Y aquí comienza el regalo.
Me comenta que esta zona es peor por la mañana. Que hay mucho tráfico. El ha estado 20 años trabajando de noche y que ahora como premio le tocan las mañanas. No las soporta. Me cuenta como las ha dejado y ha vuelto a las noches. Prefiere las noches. Por las mañanas hay mucho tráfico. También escucha el ruido de los pájaros entremezclado con el caos de la urbe. Por la noche es distinto. El recuerda muchas noches en el taxi. Se paró durante una temporada en una rotonda a ver una pareja de mirlos en un árbol. Durante unos días vió como les acechaba una lechuza. Y todo esto existe en plena ciudad, -decía. También recuerda una rotonda donde un día pasó una jineta e incluso un jabalí. Estúpidamente me meto en su speech y me quejo del ruido de las gaviotas por la noche. El me comenta que son animales que se adaptan a todo y que el ruido es porque las madres vienen a alimentar a sus pequeños. Me cuenta mil y un detalles más. Infimos, delicados. Matices. Poesía suburbana en un taxi a la noche. 20 años de esto. Nos quedamos parados en mi destino un tiempo. Le dije que él tenía que escribirlo. Que estaría encantado de leerlo. Me dijo que si, que a veces, que puede ser, que lo había pensado. Pero que claro, le resulta extraño: el es taxista.
miércoles, 1 de abril de 2009
cuitas de consulta
Por fin se puede hablar. Hoy una persona, antes usuaria, ha comenzado a decir que no soporta estar sola y que quiere cambiar eso. Atrás queda el ruido y la nosografía.
El psicoanálsis empieza cuando las personas dejan de yollear y permiten que el sujeto empiece hablar y a no saber lo que dice.
sábado, 28 de marzo de 2009
como contar que todo es un cuento
Un mundo lombriz
Un lugar. Día de un año. Centro de atención a cyberdependientes. Un taimado psiquiatra agoniza a golpe de viernes mientras maldice los sillones ergonómicos y el convenio laboral. El fotograma imaginario lo dibuja apostado entre un libro de Lacan, un autodefinido y dos citas que no acudieron. Una llamada a su puerta le saca repentinamente de este estado “hipnagónico”.
-¡Hola! Soy X de laboratorios Fenicia, creo que ya nos vimos en el “Congreso de Soci-drogas-alcohol y otros problemas del montón” en Cuenca.
-Lo dudo- musita en forma de excremento polisilábico nuestro ahora contrariado psiquiatra.
-Cuéntame- añade. Su mirada, ahora más despierta y viva, se torna vidriosa y apocada. Se imagina fugazmente que golpea el cráneo de la representante contra la consola del ordenador.
-Me han comentado que es usted nuevo en el centro y venía a informarle sobre el TDEPA en adulto.
-El TDEPA?….en adulto….?-masculló nuestro psiquiatra.
El “trastorno por déficit de estupidización y pensamiento autónomo”(TDPEA) era algo con lo que nuestro psiquiatra se había venido peleando desde su paso por la rotación en infantil. Realmente esos niños que no se dejan estupidizar y que piensan de forma individual son muy latosos- En ocasiones, se tornan hasta peligrosos para la convivencia. En los últimos años el tratamiento con koma había demostrado un efecto pacificador, y todas las asociaciones de genitores e incluso el gobierno federal de La Iberia Sumergida lo habían aplaudido. Eso si, nuestro audaz psiquiatra estaba convencido de que estos tratamientos a largo plazo convocaban efectos indeseables poco mensurables. El frenar el desarrollo individual, el cercenar la posibilidad del propio conflicto, posibilitaba la formación de individuos felices pero quizás excesivamente homogéneos e insulsos. Había algo en este tratamiento que hacía de estos niños criaturas muy frágiles. Eran niños sonrientes y cuasiadaptados pero que continuamente transmitían la sensación de que vivían un desarrollo anestesiado.
-En fin-, pensó casi en voz alta.
-¿Así que ahora con los adultos?- Vomitó sin esconder un suspiro.
-Si-, respondió ella.
-Se ha comprobado que hay pacientes habitualmente diagnosticados de “trastorno de ansiedad no estupidizada” o “trastorno depresivo impertinente” que realmente padecen un TDEPA no tratado-.
-Ya, y el tratamiento ¿cual es?, ¿el koma igual?
-No-respondió regocijante ella.
-Es un koma evolucionado, las moléculas de koma van recubiertas por un tipo de lombriz tratada genéticamente. Esta lombriz crea una película que asemeja las propiedades osmóticas de la albugínea del escroto de ñandú. A esto se le añade una fina malla de fibras capilares de zarigüella lo que permite una liberación sostenida del koma durante las 24 horas del día. Este hecho permite que el sujeto disfrute de su idiocia normalizada y no se vea asaltado por cuitas personales o arrebatos de pensamiento desiderativo propio.
-Impresionante- pensó. ¿Si utilizasen toda esta energía mental en hacer algo útil?, rumiaba mientras desconectaba de la melodía unitonal de la representante.
-Por cierto, le dejo unas escalas para que pueda hacer un despistaje del TDEPA en sus pacientes
De repente la modorra se despistó y una idea se cernió brillante en su mente.
-Por cierto me podría usted decir,-balbuceó fingidamente nuestro psiquiatra mientras sonreía -¿como esta validada esta escala?
-Si, por supuesto, está validada mediante la escala de Pensamiento Creativo Nottingham Forest de la Culebra (2056) y la escala Estupidtry (2067).
-Hum… y, me podría decir, ¿como fueron validadas esas escalas? -Masculló elevando ahora el tono-
- Pues poo ,po, po, por otras escalas, como suele ser habitual supongo- dijo la representante, que en estos momentos ya no portaba un semblante tan vehemente y seguro.
-Y esas??? Mirando fieramente
-Bueno ya sabe usted, como son estas cosas…..
-Ah o sea que usted me está contando que dios o un ente supremo de saber cósmico bajó de donde cojones esté y le dio a los laboratorios farmacéuticos o a su puta madre la escala de la ley!!!! O sea una puta escala primigenia que permitirá validar las escalas de aquí al infinito!!!! o sea que el saber científico que su puto laboratorio de mierda vende, está sustentado por unas escalas que se sacaron del culo hace 100 años, y que además….
Cuando quiso terminar su speech, la representante acojonada se había escapado del despacho y no había dejado ni muestras de regalo.
Cariacontecido circunspecto y abatido, nuestro psiquiatra se deslomó de nuevo sobre su odiado sillón. Instantáneamente un inenarrable sentimiento de soledad le invadió. No podía dejar de recordar la cara de terror de la representante. El rostro de esta dibujaba la más absoluta de las incomprensiones. Ella no sabía ni de lejos de que estaba hablando. Era horrible. Entre sollozos, abrió el libro de Lacan que años atrás había rescatado de un cyberrastro y no sin vacilar un rato, lo tiró a la papelera. Acto seguido y tras un trago de whisky sin alcohol y una dosis de concentrado de vitaminas eutimizantes llamó a su viejo amigo de la facultad, también psiquiatra, y concertaron una cita.
Era hora de reconocer que su viejo amigo había acertado. Años atrás, este, le había realizado un diagnóstico psiquiátrico. Por más exótico que resultase, y por más que se resistiese, él era uno de las pocas personas que, en el año 2090, seguía padeciendo lo que la psiquiatría clásica había llamado el Trastorno Lacaniano de la Personalidad (TLP).
Todo cuadraba, lenguaje farragoso e ininteligible, entusiasmo por el coleccionismo de obras antiguas, gusto por los puros y peinados y pasión denodada por ropas caras y de difícil combinación. A esto se le añadía su particular y vehemente creencia en ciertas ideas. Concretamente aquellas contrarias a las de la mayoría de los ciudadanos de Iberia Sumergida. Además, y esto era una cosa que muchos colegas le criticaban tenazmente, tenía una especial fascinación por la escucha de los pacientes, llegando incluso a veces a estar hasta 15 minutos con un usuario. Ah! Y también se regocijaba habitualmente con los autodefinidos, por no decir que se deleitaba a escondidas con juegos de las palabras e incluso con la etimología de las mismas. Los criterios diagnósticos se agolpaban a las puertas de su cerebro. Era obvio:
Criterio diagnostico 2.a.1.Creencia en entes no cuantificables no medibles.
Criterio diagnóstico 3.c.1.Pasión por los seminarios, conferencias y otras formas de enseñanza proscritas.
Y el criterio mayor y causa a veces de deterioro social:
1.a. Creencia en el inconsciente.
No podía evitarlo, era verdad. Sufría un Trastorno Lacaniano de la Personalidad. Cuando lo estudió decían que no había cura. Recuerdó como el texto decía: “Habitualmente estos sujetos se han considerado como un trastorno heredado, algo propio de otra época. Se ha creído, sin haberse podido demostrar, que durante años este trastorno pudo haber sido la expresión de alguna forma vírica que se expandió históricamente en dos epidemias nítidamente localizadas. Una radicada en Austria en 1900 y otra en 1963 en Francia. De notable avance en Sudamérica a finales del siglo veinte fue paulatinamente reduciendo su aparición hasta ser en nuestro días un trastorno anecdótico”.
Bien: entonces ¿qué hacer?, ¿cómo vivir con esta pesada carga? Solo existían dos opciones. Por un lado podía entregarse, cual cuerpo helado, a las hábiles manos de su querido amigo. Este, en una suerte de alquimia, podía quizás, encontrar una solución química que apaciguase su trastorno. Por otro lado, y mucho más interesante, podía aferrarse a su creencia en el inconsciente y comenzar a divulgar las verdades que su “trastorno” le hacían entender. Difícil elección.
-Tengo que intentarlo antes de abandonarme a esta ciencia- se repetía a si mismo sobrecogido en medio de esta coyuntura vital.
-Quizás lo más duro será contárselo a su mujer se decía. Los niños… ufff!!…mejor no decir nada con el tiempo ya irán entendiendo. Con un poco de suerte es hereditario y lo entienden sin necesidad de explicación. Al fin y al cabo, quién sabe, mi padre creía en los sueños y eso es un criterio diagnóstico. En fin, lo primero que haré será hacer leer en casa esos libros antiguos que hablan de la ética. Los antiguos hablaban de este tipo de decisiones. Será lo mejor: libros de ética y hablar. Será la única manera de que puedan entender que esto no es tan malo, que tiene que ver con eso que dicen las enciclopedias del hecho humano.
Renacido por esta cogitación, recuperó el libro de Lacan de la papelera y buscó Aristóteles en el diccionario. Después llamaría a su colega para convertir la cita médica en una cena. Tenía que explicarle su decisión y comenzar a difundir su descubrimiento: los diagnósticos en psiquiatría no solucionan nada. Di ciencia y di agnóstico: tendrás un lacaniano.
Era el momento de salir del koma.
Quede aquí patente el especial agradecimiento a los Laboratorios Janssen por el denodado esfuerzo que han hecho por sacar a flote la inspiración para este proyecto de litera-turra.
viernes, 27 de marzo de 2009
Presentacion
Sin embargo ahora que soy más piloso y añoso me he encontrado con un uso posible de los blogs.Dirán que llego tarde, tal vez en el declinar de esta pseudocultura blogger, pero digamos que forma parte de mi síntoma ir a molestar donde ya no importa. El caso es que el otro día atrapado en un abceso de desidia, a caballo entre un paciente interesante y otro cuyo nombre debe significar "chapazo" en algún dialecto maorí (por sus facciones), me encontré con el diario de un médico de familia. Un tipo realmente honesto y entusiasmado por su trabajo que, a través de su blog, daba rienda suelta a sus quejas, opiniones y demás llamados al otro. Fue maravilloso y realmente inspirador.
Así es como nace este blog. Alivio diario de este psiquiatra-psicoanalista y fuente de información para médicos y pacientes despistados que, ante la elección de su destino, siempre quieren las dos pastillas. (vease matrix I)