"Calma, dijo el médico. En una epidemia no hay culpables. Todos son víctimas". Son palabras de Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, que recientemente se escucharon en el Congreso de los Diputados en boca de Tomás Guitarte. El diputado de Teruel Existe lamentaba con ellas la falta de consenso político durante la crisis sanitaria de la pandemia. Demuestran que las enseñanzas del escritor portugués siguen estando vigentes 14 años después de su muerte, y que siguen siendo necesarias.Pienso que todos estamos ciegos.  Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran - Saramago.

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

"Al fin se encendió la señal verde y los coches arrancaron bruscamente, pero enseguida se advirtió que no todos habían arrancado. El primero de la fila de en medio está parado, tendrá un problema mecánico, se le habrá soltado el cable del acelerador, o se le aga­rrotó la palanca de la caja de velocidades, o una avería en el sistema hidráulico, un bloqueo de frenos, un fallo en el circuito eléctrico, a no ser que, simplemente, se haya quedado sin gasolina, no sería la primera vez que esto ocurre. El nuevo grupo de peatones que se está forman­do en las aceras ve al conductor inmovilizado braceando tras el parabrisas mientras los de los coches de atrás to­can frenéticos el claxon (...). El hombre que está dentro vuelve hacia ellos la cabeza, hacia un lado, hacia el otro, se ve que grita algo, por los movimientos de la boca se nota que repite una palabra, una, no, dos, así es realmente, como sabremos cuando alguien, al fin, logre abrir una puerta. Estoy ciego”.
Así empieza la novela de José Saramago: ensayo sobre la ceguera.