Codificación y Código Civil Chileno

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Codificación y Código

Civil Chileno
Siguiendo a los profesores Orrego, Bernal
• Desde fines del siglo XVI hasta fines del XVIII la filosofía, y también el
derecho buscaron su sitio en el campo de las ciencias exactas. Esto no es
de extrañar, los avances científicos y más tarde tecnológicos desde Galileo
a Newton, pasan-do por Copérnico y Kepler, hicieron que el hombre
descubriera que, con las solas “luces de su razón”, y siguiendo una línea de
pensamiento “matemático”, se pudieran enunciar las grandes leyes físicas
que regían la naturaleza.
• Así surgió la corriente filosófico-jurídica del iusnaturalismo racionalista,
basado en el derecho natural —iusnaturalismo—, y en la razón del hombre
—racionalismo— que conocemos como modernidad. O, dicho en otras
palabras, este paso dio origen, a partir de la obra de René Descartes al
“hombre moderno” que se caracterizaría por un escepticismo crítico que
fue el germen del método racionalista
• Su máximo exponente fue uno de los grandes doctores de
la Iglesia: Santo Tomás de Aquino; de ahí que a la doctrina
que propugna la superioridad del derecho natural sobre el
derecho legislado o positivo se le denomine también
“tomismo”, en contraposición a la visión de la ciencia
jurídica que aparecería más tarde y que vería al derecho
encasillado simplemente en la ley, en un sistema de
normas positivas que daría lugar a la corriente filosófico-
jurídica positivista.
El Iusracionalismo

• El pensamiento central de esta Escuela sostuvo la existencia


de un Derecho fundado en la razón humana, de carácter
eterno, inmutable y universal. Era reconocible a través de la
actividad racional, no como el Derecho Natural católico que
encontraba sus fundamentos en la interpretación de textos
revelados. Los iusnaturalistas actuaban frente a la realidad
jurídica igual que los estudiosos de las ciencias naturales, es
decir, de modo analítico-sintético. Descomponían el objeto,
analizaban sus elementos constitutivos, lo sintetizaban en
una unidad que seexplicaba sólo por las relaciones entre
dichos elementos y presentaban un axioma
Código y codificación

• Al amparo del iusnaturalismo racionalista, los países europeos,


desde el siglo XVII, se abocaron a la tarea de planear su futuro
elaborando cuerpos de leyes llamados “Códigos”.
• Esto no quiere decir que no existieran códigos con
anterioridad, sino que en la época a que nos referimos, los
términos código, codificación y codificar adquirieron una
connotación especial.
• Esto se debió a que se basaron en planes, métodos,
presupuestos ideológicos y formas distintas de agrupar el
derecho
• Codificar, en el contexto espacio-temporal al que nos
referimos, fue una forma nueva y moderna de organizar el
derecho en cuerpos jurídicos llamados códigos, diversa a
las existentes con anterioridad; esto es, a las compilaciones
y las recopilaciones
• Un código era pues, el cuerpo jurídico que comprendía, por ramas
específicas, todo el derecho positivo que se daba cada nación con
base en sus presupuestos ideológicos y filosóficos, y que respondía a
un plan, a un sistema y a un método previamente establecido.
Derivado de ello, puede aseverarse que codificación era la acción o
efecto de codificar, esto es, de hacer un cuerpo de leyes, metódico y
sistemático. Dentro de la noción de código, que se extiende en el
tiempo hasta el momento actual, se pueden incluir los códigos
fundamentales (constituciones) que fijan la estructura de un Estado,
así como los correspondientes a una rama específica del derecho.
Éstos, a su vez, pueden ser de carácter sustantivo como los que
contiene los derechos civil, penal o mercantil, o adjetivos, como los
códigos de procedimientos civiles y penales.
• Los presupuestos en los que se basó la realización de los códigos, además de su pretensión
de regular la sociedad del futuro y su fin totalizador, ya mencionados, son los siguientes:
• 1) el principio de la soberanía popular; esto es, la aceptación de que la soberanía de la
nación radica en el pueblo;
• 2) el principio de igualdad, que quiere decir que todos los ciudadanos son iguales ante
la ley y que tiene iguales derechos y obligaciones;
• 3) el monopolio del poder por parte de la autoridad estatal, esto es, que el poder se
concentra en el Estado y no se distribuye entre otros organismo de iure o de facto como en
la época medieval;
• 4) la supremacía de la ley sobre el resto de las fuentes del derecho en contraposición a la
pluralidad de fuentes con igual valor de los periodos anteriores;
• 5) el principio de la jerarquía de las leyes, esto es, el establecimiento de un orden
jerárquico de las mismas con la Constitución en la cima y
• 6) la distribución del material jurídico por ramas o áreas del derecho.
• Para el profesor Vodanovic, el Código : es toda ordenación
sistemática de reglas legales relativas a una determinada
rama del Derecho o una parte orgánica de ella
• Para la RAE, el significado de Código es:
• 1. m. Conjunto de normas legales sistemáticas que regulan
unitariamente una materia determinada.
• 2. m. Recopilación sistemática de diversas leyes.
Requisitos de un buen Código
• Estos eran:
• 1) contener definiciones breves de las instituciones y reglas concisas respecto al
funcionamiento de ellas, evitando el complicado casuismo de las compilaciones y
recopilaciones como los dos famosos corpus de los derechos romano y canónico;
• 2) cubrir la totalidad del derecho en la rama a que el código estuviese dedicado;
• 3) eliminar excepciones de carácter regional. Un buen código es para todos los
ciudadanos, y no un cuerpo de derecho supletorio en los territorios donde existan
derecho forales;
• 4) evitar todo margen de discrecionalidad al juez en el momento de aplicar el
código;
• 5) evitar toda referencia a otro sistema jurídico para llenar sus lagunas o resolver
sus dudas. Éstas deberán resolverse dentro del código mismo a través de sus
principios generales y
• 6) ser racional, lo que quiere decir que los codificadores debían tomar de la
tradición sólo lo que era compatible con la razón, eliminando lo más posible el
derecho “histórico”. Sin embargo, se advertía que el codificador, cuando fuera
viable a la luz de la razón, podía y debía consolidar el derecho existente antes
que innovar sin fundamento alguno.

Constitución y constitucionalismo

• Etimológicamente, la palabra “constitución” proviene del


verbo latino constituire, que significa establecer, disponer,
instituir. Esa fue la razón por la que muy pronto, en el
devenir histórico, dicho verbo obtuvo un significado
jurídico. En efecto, ya desde el periodo del derecho romano
clásico, como ya sabemos, aparecen las constituciones
imperiales como una de las fuentes del derecho;
constituciones que quedaron equiparadas a las leyes
(leges) en el periodo postclásico del Bajo Imperio
• Posteriormente, el término constitutio fue utilizado en la Edad
Media con diversas acepciones como resultado de la recepción del
derecho justinianeo en Europa. Sin embargo, no fue hasta el siglo
XVII cuando el término comenzó a utilizarse en el sentido de un
conjunto de leyes fundamentales que regirían el reino de Inglaterra.
Por consiguiente, la Constitución, tal como lo entendemos hoy en
día tuvo su origen en el derecho anglosajón. A partir de entonces el
vocablo se fue enriqueciendo de contenido hasta llegar al concepto
actual de Constitución que la define como el “conjunto de principios
y reglas, escritas o no, que contienen los fines, usos y limitaciones
del poder del Estado”; o dicho en otras palabras, como la “norma
básica que fundamenta la estructura jurídica de un Estado”.
• El proceso evolutivo del término Constitución dio lugar al
“constitucionalismo” que podemos definir como la doctrina
que estableció los límites jurídicos de los gobernantes en el
ejercicio del poder y en relación con sus gobernados, con el
objeto de establecer lo que llamamos: Estado de Derecho.
Antecedentes históricos de la
Codificación

• Los primeros códigos de que se tiene noticia, surgen en el


área del Mediterráneo oriental y más específicamente en lo
que hoy llamamos el “Oriente Medio”, cuna por lo demás
de la civilización. En efecto, será en la región de
Mesopotamia, y particularmente en la ciudad de Lagash,
situada en el curso inferior del río Tigris, donde hacia el
2.600 a.C., el Rey Urukágina, llevó a cabo una gran reforma
democrática, impulsada por el desarrollo del comercio y de
la fortuna inmobiliaria, que resolvió los conflictos entre la
burguesía y las clases privilegiadas.
• En la misma región, durante la tercera dinastía de Ur, la
legendaria ciudad Sumeria (2328-2220 a.C.), el Rey Shulgi
promulga, para el conjunto de su reino, un código que marca un
estado muy avanzado del Derecho Civil y Mercantil, regulándose,
entre otras materias, la orden de pago, el depósito bancario, el
crédito y la responsabilidad.
• Otra compilación jurídica de la antigüedad que debe destacarse,
corresponde al célebre Código del Rey de Babilonia Hamurabi
(2003-1916 a.C.). Con él, se alcanzará el nivel más alto de la
codificación en la zona situada al oriente del Mediterráneo. Su
código fija todos los contratos, la venta al contado o a plazos,
condicionada o no; el préstamo, la prenda, la anticresis, etc.
• En Roma, el primer hito en el establecimiento de una
legislación escrita y compiladora de las normas vigentes, lo
constituye sin duda la “Ley de las XII Tablas”, del Siglo V
a.C., aprobada en los inicios de la República, y que resolvió
el conflicto entre los patricios y los plebeyos. No fue,
propiamente, una codificación, sino más bien escriturar el
Derecho hasta esa época consuetudinario. Se trataba de
otorgar mayor certeza jurídica a los ciudadanos,
resolviendo las tensiones que existían entre la antigua
nobleza de origen etrusco y los plebeyos, que conformaban
la mayoría de la población.
• Será sin embargo en la época imperial, donde la necesidad de codificar el Derecho, surgió en Roma como una consecuencia

natural de la profusa legislación, de la variada jurisprudencia de los magistrados que se fue acumulando, así como de los

numerosos comentarios de los jurisconsultos que eran considerados como fuente para resolver los conflictos.

• De hecho, el Emperador Adriano (Publio Elio Adriano, 76 d.C., 138 d.C.) incorporó en el “consejo del príncipe” a los principales

juris prudentes, es decir, los más sabios jurisconsultos, otorgándose a sus opiniones fuerza de ley cuando se ponían de

acuerdo. El mismo Emperador promulgó el “Edicto Perpetuo” redactado por Salvio Juliano entre los años 130 y 134 d.C., con el

propósito de unificar el Derecho, reemplazando los edictos particulares mediante los cuales los magistrados, al asumir sus

funciones, anunciaban los principios bajo los cuales administrarían justicia. De esta manera, tanto las opiniones de los más

importantes jurisconsultos cuanto las disposiciones del “Edicto Perpetuo”, contribuyeron a la unificación y depuración del

Derecho. Asimismo, se propendió a la “humanización” del Derecho, en lo que “se reconoce fácilmente un ideal único,

procedente sobre todo del estoicismo: el de idéntica sumisión de todos los hombres a una razón universal”
• En la época, destacarán entre los más importantes juristas de los
siglos II y III d.C., Gayo (c. 120 – c. 178 d.C), Papiniano (142 d.C. –
212 d.C), Ulpiano (c. 170 d.C – 224 o 228 d.C) y Paulo (c. 180 d.C – c.
235 d.C). Sus escritos se recogerán en la posterior obra codificadora.
• Los tres últimos, “fueron nombrados prefectos del pretorio, aunque
para desgracia suya, puesto que los dos primeros al menos
[Papiniano y Ulpiano] sufrieron una muerte trágica a causa de su
cargo. Vigorosas y penetrantes, sus obras se esforzaban en conciliar
la ley y la equidad. Acabaron de establecer la clasificación y la
filiación de los principios distinguiendo los maticesnecesarios para su
aplicación. Después de las de Gayo, sus obras elevaron al derecho
romano a un nivel intelectual que ya no rebasaría”
• “Hacia fines del siglo III y principios del IV aparecen los ‘códigos’, simples recopilaciones lógicas y –
siendo la más reciente la que tiene valor si está en contradicción con las anteriores-
cronológicamente ordenadas de las ‘constituciones’ imperiales, es decir, de los textos oficiales que
crean o modifican el derecho. Debidos primero a la iniciativa privada, se convierten en empresa
oficial en el siglo V, cuando una comisión, instituida por el acuerdo de los dos emperadores,23 pero
que durante nueve años trabaja en Constantinopla, llega en el 438 a la promulgación del Código
Teodosiano, así llamado en honor del emperador de Oriente, Teodosio II”.24
• Precisamente, como destaca el profesor Guzmán Brito, la primera fuente en la que se emplea el
vocablo latino “codex”, es del Siglo V d.C., cuando se ordenó compilar las leyes imperiales desde la
época de Diocleciano (emperador entre 284 y 305) hasta el 429. Al aludirse en esta obra a las
anteriores compilaciones que se habían hecho, se las individualiza como codex Gregorianus (c. año
293 d.C., era una compilación de rescriptos imperiales dados desde Adriano –Emperador entre el
117 y el 138 d.C.- hasta mediados del año 291 por Diocleciano, Emperador entre el 284 y el 305
d.C.) y codex Hermogenianus (c. año 295, también era una compilación de rescriptos, pero sólo de
la época de Diocleciano, de los años 293 y 294), y a su vez, la propia compilación de Teodosio II,
recibe también el nombre de codex Theodosianus o como se le llama en nuestros días, Código
Teodosiano.
• El Código Teodosiano se presentó a los principales funcionarios del
Imperio en Constantinopla en noviembre de 437 y entró en vigencia el 1
de enero de 438. Después, se llevaron copias a Roma. Contenía más de
2.500 textos comentados de leyes promulgadas entre 313 y 437, e
incluía algunas leyes relativas al cristianismo. Se eliminaron las
contradicciones y confusiones entre distintas leyes y se estableció un
sistema simplificado. El Código Teodosiano se dividió en 16 libros, y cada
uno en títulos, que contenían las constituciones imperiales ordenadas de
manera cronológica. No derogó a los dos códigos que le habían
precedido, porque su finalidad era complementarlos, pero se diferenció
de ellos por haber tenido vigencia oficial. En cambio, los códigos
Gregoriano y Hermogeniano no fueron trabajos oficiales, sino que
privados, aunque alcanzaron gran éxito forense y amplia difusión.
• Corpus Iuris Civilis.
• No puede silenciarse la trascendencia que tuvo para la historia del
Derecho la figura del Emperador Justiniano (Flavius Petrus Sabbatius
Iustinianus).
• Nació en Tauresium (actual Macedonia del Norte), alrededor del año 482 o
483 d.C., y falleció en Constantinopla, el 13 de noviembre de 565 d.C. Su
cognomen Iustinianus lo tomó después de ser adoptado por su tío Justino
(Flavius Iustinus, Emperador Justino I, entre el 518 y el 527). Accedió al
trono de Constantinopla el 527, y lo conservó hasta su muerte, a los 83
años. Tuvo como norte de su vida restablecer la grandeza del Imperio,
logrando recuperar para éste muchos territorios que se habían perdido en
Occidente, con el valioso concurso de los generales Belisario y Narsés.
• Mención destacada merece la cónyuge de Justiniano, la
Emperatriz Teodora (c. 500 – 28 de junio de 548), influyente
figura política, de modestos orígenes sociales
• Marca el Corpus Iuris Civilis un punto culmine de la historia
del Derecho Romano. Se suele decir que su inicio está en la
Ley de las Doce Tablas, del Siglo V a.C., y su cima en el
Corpus, elaborado mil años después
• El Corpus Iuris Civilis, en realidad está integrado por tres libros:
• i.- El primer Código Justiniano, que corresponde a una recopilación de leyes imperiales. Corresponde
la cuarta compilación de leyes (habida cuenta de los tres códigos que le precedieron), se le
denominó también como Codex Iustinianus, al igual que sus antecesores, en homenaje el Emperador
que había ordenado su redacción. Fue redactado el Codex por una comisión de juristas, en
Constantinopla, en el año 528 e inicios del año 529. Precisamente, el 13 de febrero de 528, a través
de la constitución Haec quae necesario,28 el Emperador designó una comisión de 10 miembros para
la elaboración del código, integrada por Leoncio y Focas (ambos magistri militum), Basílides (ex
praefectus praetorio), Tomás (quaestor sacrii palatii), el magister officiorum (Conde o Ministro del
Interior o de la Casa del Emperador) Triboniano, Teófilo (profesor de la Escuela de Leyes de
Constantinopla), Constantino (comes o conde sacrarum largitionum), Dióscoro y Presentino (togari
fori) y Juan el Capadocio (quaestor sacri palatii o Conde o Ministro de Justicia), éste último en calidad
de presidente.
• Se publicó el 7 de abril de 529 por la constitución Summa rei publicae30 y entró en vigencia el 16
del mismo mes y año. En realidad, sólo rigió hasta el 534, y su texto íntegro se perdió para la
posteridad. Lo único que resta de él es un papiro descubierto en 1814 en Oxyrinco (localidad ubicada
a 160 kilómetros al sur oeste del Cairo, Egipto), que conserva algunos trozos del índice referido a las
constituciones.
• II.- El Digesto (en latín), llamado también Pandectas (del
griego), formado por la recopilación de la doctrina de los
juristas. Para su elaboración, entre el 530 y el 533,
Justiniano designó por la constitución Deo auctore (“Por
Dios”), promulgada el 15 de diciembre de 530, una
comisión de 17 juristas, presidida por Triboniano, que
pusieron orden en los comentarios de destacados
jurisconsultos clásicos, que se habían acumulado con el
tiempo, formando un engorroso conjunto de opiniones, no
pocas veces contradictorias
• III.- Las Institutiones o Elementa, estructurado como un
manual para la enseñanza elemental del Derecho. Su
redacción fue encargada a Triboniano, Doroteo y Teófilo.
Empleándolo como texto de estudio, los alumnos debían
cursar cinco años, y una vez aprobados por sus profesores,
podían ser admitidos en las dos categorías de juristas: los
abogados (synegoroi o schkolastikoi) y los notarios
(taboularioi). Se promulgó por la constitución Imperatoriam
majestatem el 21 de noviembre de 533 y entró en vigencia
el mismo día que el Digesto.
• Posteriormente a la redacción del primer Codex, del Digesto y de
las Institutiones, se agregaría un cuarto volumen, las Novellae
(Novelas, es decir “lo nuevo), integrado por una colección de leyes
imperiales posteriores. En vida del Emperador Justiniano no se
realizó ninguna colección de las Novelas. Tras su muerte, se
hicieron varias, siendo las más importantes la Epitome Juliani, de
125 novelas (publicada en latín el 556 por Juliano, profesor de
Derecho de la Escuela de Constantinopla); la Authenticum o Liber
Authenticum, de 134 novelas (editada entre los años 536 y 556); y
una tercera colección de 168 novelas escritas en lengua griega, de
las que 153 pertenecen a Justiniano y las demás a sus sucesores,
especialmente a Justino II y a Tiberio II.
• La magnitud y trascendencia de esta obra codificadora puede apreciarse, si
consideramos que el Corpus Iuris Civilis se mantendría vigente durante el increíble
período de 900 años, hasta la caída del Imperio Bizantino en el 1453, a manos de los
otomanos.
• En Occidente, sin embargo, la codificación de Justiniano jamás llegaría a ser tan
generalizada como la de Teodosio. Éste influyó en el Derecho consuetudinario local
como en los códigos jurídicos bárbaros dictados en la España visigoda, en Francia, en
Burgundia (sureste de la actual Francia) y en Lombardía (norte de la actual Italia).
• En verdad, para Occidente, el conocimiento del Corpus Iuris Civilis prácticamente se
perdió, durante 400 años (comienzos del siglo VII a finales del siglo XI). Su
“redescubrimiento” se produjo al encontrarse una copia del Digesto, probablemente
realizada en el Siglo VI y que se conservaba en el sur de Italia. Progresivamente, los
juristas de Bolonia, Pavía y Rávena, comenzaron a comentarlo. Los privilegios
otorgados por el Emperador Federico I “Barbarroja” a los estudiantes de Bolonia,
alentaron y extendieron el conocimiento de las antiguas fuentes
• Por cierto, la denominación de Corpus Iuris Civilis, no fue
empleada por los juristas del Imperio Bizantino. En la Edad
Media, se habló primero de Corpus Iuris, y después se le
agregó la expresión Civilis, para diferenciarlo de otro
cuerpo legal que fue llamado Corpus Iuris Canonici. Fueron
entonces los glosadores medievales quienes le dieron a
esta obra la denominación con que la conocemos en
nuestros días
• En Occidente, sin embargo, el rey visigodo Alarico II se
adelantó a Justiniano, ordenando hacer una versión
abreviada o resumida de los códigos de Gregorio,
Hermogeniano y Teodosio, cuyo resultado se conoce como
“Breviario de Alarico”, o “Lex Romana Visighotorum”,
promulgado en el 505.
• La palabra “codex”, no estaba en sus orígenes asociada exclusivamente a la recopilación de
leyes. En realidad, representaba un tipo de formato de libro, distinto al “volumen”, que se
había usado hasta la época. Era éste una tira, faja o franja de papiro o pergamino, que se
envolvía o enrollaba en torno a un eje, y que, para leerlo, se desenrollaba o desenvolvía (de
ahí que las bibliotecas antiguas estaban formadas por cilindros o cajas rectangulares que
contenían a tales volúmenes).
• El codex, en cambio, era un conjunto de hojas o folios regularmente cortados, cocidos por su
extremo izquierdo, que permitía leer el anverso y el reverso, de izquierda a derecha. Es el
mismo formato de nuestros libros. De esta manera, el volumen y el codex eran las dos
clases de liber o libro (palabra que se empleaba para aludir a la película existente entre la
madera y la corteza de los árboles, que se usaba para escribir, antes del uso de papiro) que
se llegan a emplear, hasta que el segundo se impone.
• Durante los siglos siguientes, la idea de código seguirá más bien asociada a la compilación
de leyes. Pero en el Siglo XVIII, adquiere el significado que hoy damos a la palabra, al nacer
el proceso de la “codificación”, entendida como la acción y efecto de “hacer un código”. Esta
palabra es un neologismo introducido por Jeremías Bentham (1748-1832) en el año 1815
• No se trata ya de reunir o compilar con un cierto orden las leyes
de épocas precedentes, sino de elaborar un texto que de manera
sistemática y armónica, regule una rama del Derecho,
sustituyendo las normas que a la sazón se encontraren vigentes.
• Cabe destacar, a propósito de Bentham, que Andrés Bello conoció
bien sus escritos. En efecto, durante sus años en Londres, se le
encargó descifrar los manuscritos de Jeremías Bentham, trabajo
que le consigue su amigo, el filósofo y economista James Mill,
padre del después célebre John Stuart Mill, también, igual que su
padre, filósofo y economista y quien predicaría una moral
utilitarista, a partir precisamente de las ideas de Bentham.
• En relación a la moderna codificación, en palabras del profesor
Bernardino Bravo Lira, “El código constituyó una nueva forma de fijar
el Derecho, radicalmente diferente de las conocidas hasta entonces.
En lugar de compilaciones o recopilaciones del Derecho vigente,
revisiones o consolidaciones delmismo, a la antigua usanza,
destinadas a facilitar su aplicación, fue un instrumento para
transformarlo por medio de la ley. Esto equivale a someterlo al Estado,
toda vez que la fuerza obligatoria de los códigos, a diferencia de las
antiguas compilaciones, provino de su potestad y no de la autoridad
de los juristas, a quienes se cometió su redacción. Codificar pasó a ser
así sinónimo de estatalizar el Derecho y de hacer del juez –según la
expresión de Montesquieu- ‘la boca que pronuncia las palabras de la
ley”
Según el profesor Guzmán Brito, cuyas ideas resumimos en los párrafos que
siguen, la historia de la codificación puede dividirse en seis etapas:

• i) Nacimiento de la idea en la época del humanismo jurídico: siglo XVI.


• Se trata del movimiento romanístico de la jurisprudencia humanística, cuyo objeto de
estudio fue el Corpus Iuris Civilis, pero, a diferencia de los glosadores y comentaristas
medievales, con una actitud crítica ante el Derecho, fundada en la historia y en la filología.
Quienes se adscriben a esta corriente, distinguen un Derecho romano clásico de otro
justinianeo, y consecuentemente, identifican al Corpus como una obra tardía y decadente.
Desarrollarán un arte aplicable a cualquier ciencia, incluido el Derecho, en virtud del uso
de la dialéctica, después llamada lógica, y sus instrumentos de división de las partes de
un todo. Se trata de clasificar los conceptos mediante una serie sucesiva de subpartes o
subconceptos. Del género a la especie, de ésta a la subespecie, y así sucesivamente. Se
dieron cuenta los humanistas que tal método había sido aplicado por Gayo en sus
Instituciones. En el estudio de la obra de Cicerón, encontraron también una suerte de
teoría para componer un ars iuris, que también parecía reflejada en las Instituciones. Ello
los llevó a criticar el Corpus, en cuanto lo consideraron un mosaico inorgánico de
fragmentos. Destacará entre los juristas de esta corriente el francés Guillaume Budé
(1467-1540).
• ii) Formulación teórica por Leibniz. La segunda etapa de la codificación está representada por la obra de
Godofredo Guillermo Leibniz (1646-1716), quien se hizo eco de las críticas al Corpus y continuó la tradición
de proponer una nueva fijación sustitutiva del mismo.
• Si bien asume la dialéctica de las divisiones y definiciones, propuso una nueva manera de construir
normas jurídicas, que habría de convertirse en modelo para el legislador del futuro y por tanto para la
codificación: la idea de derecho como sistema de proposiciones jurídicas. Diría al efecto: “…al componer
las leyes en orden, es claro que con la misma brevedad abarcamos mucho más, porque en la serie de
elementos conectados, podemos atribuir el mismo predicado50 simultáneamente a muchos sujetos
escogidos, y al revés…”.
• Esta teoría se desprende de su obra “De arte combinatoria”, editada en 1666. Se trata de un método para
encontrar todos los predicados posibles de un sujeto dado, y todos los sujetos posibles de un predicado
dado. En toda ciencia, deben determinarse los géneros supremos, que contienen los subgéneros. Así, en
jurisprudencia, esos géneros supremos son persona, cosa, acto y derecho. Y cada uno de estos géneros
supremos se descompone a su vez en subgéneros. Leibniz no se quedó sin embargo en una formulación
teórica, y ya en 1667, propuso elaborar códigos: “Si las controversias existentes fueran decididas por la
autoridad pública y se formara un nuevo cuerpo de derecho o ciertamente un novísimo código que, para
decirlo con pocas palabras, fuese redactado completiva, breve y ordenadamente, así la incertidumbre (es
decir, la oscuridad y la contradicción) y lo superfluo (a saber, la repetición y la multitud de cosas inútiles)
estarían ausentes”. En 1678, elaboraría una íntegra teoría de la codificación.
• iii) Difusión de la idea de la codificación (siglo XVIII). Junto con el citado
Bentham, destacan en este período, entre otros, Gaetano Filangieri
(1742-1788), Charles deMontesquieu (1689-1755) y Cesare Beccaria
(1738-1794). Se asienta la idea de una “ciencia de la legislación”, que
propone la existencia de pocas leyes, la claridad de las mismas
(redactadas en un lenguaje no demasiado técnico y en idioma vernáculo,
no en latín), su concisión y precisión y libres de consideraciones,
raciocinios y fundamentaciones. La ley ha de ser también unívoca, de
manera de no dar pretexto a una variedad de interpretaciones. Ha de ser
asimismo general y abstracta, formulada en el nivel de principios y huir
de la casuística. En fin, debe ser completa y sin lagunas, de manera que
resuelva todos los casos reales posibles. Por último, debe ser ordenada y
sistemática.
• iv) Los primeros intentos (segunda mitad del siglo XVIII). La
codificación se inicia en el área germánica, impulsada por
Federico II de Prusia, quien encomienda a su canciller
Samuel von Cocceji la elaboración de un proyecto de
Código. Sin embargo, será en Baviera donde se
promulgarán los primeros códigos, el criminal en 1751, el
judicial en 1753 y el civil en 1756. El código prusiano vería
la luz en 1794.
• v) La ejecución completa (principios del siglo XIX). En Francia, tras la revolución, la Asamblea Nacional Constituyente, mediante una ley de agosto

de 1790, ordena hacer un código de leyes simples, claras y apropiadas a la constitución. Los primeros proyectos fueron elaborados en 1793,

1794, 1796 (los tres por Jean-Jacques Régis de Cambacéres) y 1799, pero ninguno fue sancionado. El impulso decisivo vendría con Napoleón

Bonaparte, quien, por decreto de 12 de agosto de 1800, designó una comisión encargada de elaborar un proyecto de código, bajo la dirección de

Cambacéres e integrada por Jean-Etienn Marie Portalis (1746-1807), Francois Denis Tronchet (1726-1806), Jacques de Maleville (1741-1824) y

Félix-Julien-Jean Bigot de Preameneau (1747-1825).51 En sólo cuatro meses, concluyeron su trabajo. Después de someterlo a la opinión de la

Corte de Casación y de las cortes de apelación, de recoger las observaciones formuladas por los ministros que formaban parte de ellas y ser

objeto de discusión y revisión por el Consejo de Estado (102 sesiones, 57 de las cuales presidió el propio Napoleón), fue aprobado por ley de 21

de marzo de 1804. Iniciaba así su vigencia el Code Civil, después, llamado Code Napoleón, el más influyente de los códigos civiles hasta nuestros

días. En Austria, después de varios intentos, y gracias al trabajo fundamental de Carl Anton von Martini (1726-1800), entró en vigencia el Código

Civil el año 1811.


• vi) La expansión (siglo XIX). En Europa, a medida que el
“Gran Imperio” de Napoleón ampliaba su poder e
influencia, muchos reinos y estados fueron adoptando el
Code. Lo mismo ocurrió con los códigos americanos, a lo
largo del siglo. Dicha influencia no decreció con el eclipse
de Napoleón y su época. Chile no sería la excepción,
cuando en 1855 se aprueba nuestro Código Civil
Génesis del Código Civil chileno.

• a) Legislación que se encontraba vigente en Chile antes de la codificación.


• En Chile, la idea de elaborar un Código Civil fue “republicana”. Antes de su promulgación, se aplicaban en Chile las leyes españolas,

comoquiera que formábamos parte del Imperio, como Capitanía General dependiente del Virreinato de Lima.53 Así ocurriría durante 270 años.

Particularmente, se aplicaban normas que tenían su fuente en:


• ● El Fuero Juzgo (elaborado en Castilla en 1241 bajo el reinado de Fernando III y que consiste en la traducción del Liber Iudiciorum creado por

orden del Rey visigodo Chindasvinto y promulgado por su hijo, el Rey Recesvinto, en el 654).
• ● El Fuero Real (promulgado en 1255 por el Rey Alfonso X de Castilla y León).
• ● Las Leyes de Estilo (que contienen comentarios al Fuero Real).
• ● Las Siete Partidas (elaboradas durante el reinado de Alfonso X de Castilla y León, entre los años 1256 y 1265).
• ● Las Ordenanzas de Montalvo (1484).
• ● Las Leyes de Toro (promulgadas en 1505 por Fernando El Católico, en nombre de su hija, Juana “La Loca”).
• ● La Nueva Recopilación (hecha en 1567, durante el reinado de Felipe II).
• ● La Recopilación de las leyes de los reinos de las Indias (del año 1680, durante el reinado de Carlos II).
• ● La Novísima Recopilación (del año 1805, durante el reinado de Carlos IV, ya en las postrimerías del dominio español en América).
• De la normativa enunciada, se admitía que debía aplicarse
conforme al siguiente orden:
• 1° La Novísima Recopilación.
• 2° La Nueva Recopilación.
• 3° El Fuero Real.
• 4° El Fuero Juzgo.
• 5° Las Siete Partidas.
• Pero en materia de Derecho Privado, prevalecían sin duda las
soluciones contempladas en Las Siete Partidas.
• En 1838, se dispuso que las Leyes de Estilo debían prevalecer por sobre el Fuero Real,
habida cuenta que aquéllas eran posteriores a éste.54
• A los cuerpos legales citados, se sumaban ciertas leyes especiales dictadas para América
o Chile. A esta legislación, se agregaron después de la Independencia algunas leyes
patrias. Entre estas, cabe destacar:
• ● La ley que concedió la ciudadanía chilena a los “naturales” (indígenas), dotándolos de
plena capacidad (1819);
• ● La ley que reguló el asenso para que los menores de edad pudieren contraer
matrimonio (1820);
• ● La ley que declara libres a todos los esclavos (1823);
• ● La ley que declara abolidas perpetuamente en el territorio de Chile las lidias de toro
(1823);
• ● La ley que deroga la norma de las Partidas, que autorizaba al gobierno para conceder la
gracia de que un deudor no pagare a sus acreedores hasta pasados cinco años (1823);
• ● La ley de hipotecas (1829);
• ● La ley que declara que la embriaguez no es causa atenuante o eximente (1831);
• ● Ley que fijó, a falta de estipulación, en un cinco por ciento el interés legal de los
contratos de mutuo, permitiendo sin embargo pactar un interés superior, sin
limitaciones (1832);
• ● La ley que regula la sucesión testada e intestada de los extranjeros (1834);
• ● La ley que regula las sucesiones intestadas (1838);
• ● La relativa al matrimonio de los no católicos (1844);
• ● Las leyes referidas a la prelación de créditos (1845 y 1854, ambas redactadas por
Andrés Bello);
• ● La ley que derogó el derecho de retracto legal en el contrato de compraventa
(1848);
• ● La ley de sociedades anónimas (1854).
• b) La trascendencia de Andrés Bello López.
• Nace en Chile la idea de la codificación conjuntamente con la emancipación política, pues además de las
consideraciones filosóficas, sociales y económicas, la legislación española que se aplicaba era anacrónica y
confusa. Ya en 1822, O’Higgins proponía adoptar en la naciente república el Código Civil francés.
• Pero sólo con la llegada de don Andrés Bello López al país, en el año 1829, cobra fuerza la idea de un proyecto
de código civil. El venezolano, nacido en Caracas el 29 de noviembre de 1781, estudió derecho, filosofía y
medicina, además de leer a los clásicos como Horacio y Virgilio. A los 19 años, acompaña al naturalista alemán
Von Humboldt en sus exploraciones por Iberoamérica. Viajará a Londres como ayudante de Simón Bolívar en
1810. Se avecindaría en esa ciudad por casi 20 años, hasta su viaje a Chile.
• En su período londinense, Bello se desempeña como secretario de las legaciones de Chile y Colombia y cultiva
una sólida amistad con Mariano Egaña. Será éste quien le proponga su viaje a Chile, para asumir como Oficial
Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores. Con algo menos de 50 años y con una formación humanista de
primer nivel, Bello comienza su “aventura” chilena en medio de la anarquía que enfrentaba a pipiolos y
pelucones. La instauración del Estado Portaliano posibilitaría que su aporte fuere canalizado en la obra jurídica
extraordinaria que nos dejó como legado. En 1832, publica sus “Principios de derecho internacional”, que en
1844 tuvo una segunda edición revisada y complementada. Pero además de jurista, Bello es el redactor de una
“Gramática de la lengua castellana” (1847) de nombradía en toda Hispanoamérica, constituyendo esta obra la
más importante de su género durante mucho tiempo, tanto en España como en América. Según el erudito
español Menéndez Pelayo, con esta obra Bello “Fue el salvador de la integridad del castellano en América
• c) Primeros intentos de codificación, no concretados.
• O’Higgins planteó, con su acostumbrada visión de futuro, avanzar
en la redacción de una legislación nacional, siguiendo las pautas
de la codificación hecha en Francia y otros países de Europa.
Expresaba en un Mensaje el 23 de julio de 1822, dirigido a la
Convención que despacharía la Constitución del mismo año:
“Sabéis cuan necesaria es la reforma de las leyes. ¡Ojalá se
adoptasen los cinco Códigos célebres, tan dignos de la sabiduría
de estos tiempos y que ponen en claro la barbarie de los
anteriores! Bórrense para siempre instituciones montadas sobre
unplan colonial. Destiérrese la ignorancia, procédase con actividad
y se allanarán todos los obstáculos”
• El 12 de noviembre de 1823, cuando O’Higgins ya había
abdicado, don José Alejo Eyzaguirre presentó una moción al
Congreso Constituyente, del siguiente tenor: “Art. 1º. Será de la
inspección de la Comisión de Legislación, o de la que nombrase
el soberano Congreso, registrar las fuentes en que están
dispersas las disposiciones legales vigentes y reducirlas a un
Código legislativo. Art. 2º. El orden de este Código, o bien será
alfabético, como la obra intitulada El Tratado de la Legislación, o
bien se dividirá en libros, títulos y leyes, que puedan agregarse
por vía de suplemento a alguno de los códigos que nos rigen hoy
día”. El “Código Legislativo” unificado, sin embargo, no prosperó
• Ocho años después, el Gobierno de la época, ya iniciado el primero
de los “decenios”, bajo el influjo de don Diego Portales y de don
Mariano Egaña, y con el concurso esencial de don Andrés Bello,
presenta un proyecto de ley tendiente a iniciar formalmente los
trabajos de codificación. En sesión de 11 de julio de 1831, -refiere
Diego Barros Arana-, se presentó en el Senado un mensaje del
Poder Ejecutivo firmado por el vicepresidente provisorio de la
República, don Fernando Errázuriz. Expresaba el mensaje, en
algunas de sus partes, recargando injustamente las tintas, a decir
verdad, acerca del sistema monárquico que nos había regido, pero
acertando en la necesidad de avanzar en la revisión y depuración
del ordenamiento jurídico, para adecuarlo a los nuevos tiempos.
• El Gobierno respondió por un oficio redactado por Bello, con fecha 2 de agosto de 1831.
• En él, se indicaba que la codificación no podía ser una compilación simplificada y
regularmente ordenada de las leyes españolas entonces vigentes, “porque, siendo el régimen
y principios establecidos en aquellos códigos tan opuestos a nuestro sistema político y a las
actuales luces y costumbres, resultarían la misma confusión y embarazos en que hoy
tropieza la administración pública”. Se agregaba que la codificación no podía ser obra de una
reunión de individuos, en que habría discordias, diversidad de principios y demás
entorpecimientos que impedirían dar al trabajo la armonía de todas sus partes y la necesaria
combinación de unas leyes con otras. La ejecución de una obra de esa clase debía ser
encomendada a un solo hombre, que tendría bajo sus órdenes a dos ayudantes, encargados
de preparar o acopiar los materiales que aquél había de ordenar y disponer en forma de ley,
sin que esto impidiera que el trabajo ejecutado fuera examinado por una comisión de
jurisconsultos, antes de presentarse al Congreso. Se descartaba por ahora extender la
codificación a códigos especiales. El Gobierno quería una reforma seria y lógica de la
legislación civil y penal, apartándose en lo razonable de los antiguos códigos, que “son tan
contrarios a los principios expeditivos, filosóficos y liberales de las instituciones de nuestro
siglo”.
• El Senado aprobó el proyecto, pero se empantanó en la Cámara de
Diputados, “Sea por simple ignorancia de lo que debía ser una obra de
esa naturaleza, o lo que es más probable, por mezquina ojeriza hacia
la persona a quien se quería dar ese encargo, se suscitaron embarazos
y dilaciones que iban a retardar la reforma”, refiere Barros Arana.
• A pesar de las instancias de Portales y de Egaña, el proyecto quedó
paralizado. El mismo Bello “encontró obstáculos en la ignorancia de
unos y en las prevenciones de otros, que no aprobaban que tal
encargo se diera a un hombre recientemente llegado a Chile, y cuyo
valor científico no sabían estimar. Entre las objeciones que se hacían
en las tertulias contra el proyectado nombramiento de Bello, era uno
el hecho de que éste no tenía el título de abogado.
• En realidad, llegado a Chile, Bello había comenzado a
trabajar en forma privada y silenciosa. El fracaso del
proyecto de codificación de 1831 no lo amilanó en su labor.
En 1835, tenía realizado cerca de la tercera parte de un
Proyecto de Código Civil y había preparado ya un tratado
completo sobre la “Sucesión por causa de muerte
• d) Inicio, desarrollo y aprobación de los trabajos oficiales de codificación.
• Casi diez largos años transcurrirían desde el primer intento formal de codificación, para que,
por fin, el Congreso aprobare la iniciativa. Sus principales hitos fueron los siguientes:
• i.- Comisión de Legislación del Congreso Nacional: en 1840, por ley de 10 de septiembre, el
Congreso Nacional creó una “Comisión de Legislación del Congreso Nacional” con el objeto
de que se aplicara a la “codificación de las leyes civiles, reduciéndolas a un cuerpo
ordenado y completo, descartando lo superfluo o lo que pugne con las instituciones
republicanas del Estado, y dirimiendo los puntos controvertidos entre los intérpretes del
Derecho”. La Comisión, mixta, estaba compuesta de dos senadores y tres diputados, y
entre sus miembros figuró por el Senado el propio Andrés Bello.
• El trabajo de la Comisión se comenzó a publicar en el diario “El Araucano” desde el 7 de
mayo de 1841, con el fin de que aquellos que así lo desearen, formulasen sus
observaciones. El primer objeto de su trabajo fue la “Sucesión por causa de muerte”, a la
cual se le dio prioridad por ser la parte más defectuosa de la legislación civil vigente
• ii.- Junta Revisora: establecida por ley de 29 de octubre de 1841, estaba compuesta de
tres diputados y dos senadores, elegidos por cada cámara. Su misión consistía
enexaminar los títulos que la Comisión presentara al Congreso, y en proponer las
enmiendas, adiciones o supresiones que le parecieren convenientes.
• Cabe destacar los artículos sobre la sucesión por causa de muerte, que comenzaron a
aparecer en enero de 1842, publicados por un joven abogado, Miguel María Güemes.
• En palabras de Barros Arana, “Estos artículos, inspirados por una gran seriedad de
propósitos, escritos con una notable claridad, revelan un lato conocimiento de la
materia. Don Andrés Bello los celebró con toda franqueza y, aunque rebatió con buen
fundamento algunas de las críticas que se hacían a ciertas disposiciones del proyecto,
acogió como fundadas varias de las observaciones consignadas en esos artículos. Don
Andrés Bello supo con satisfacción que el autor de esos artículos era un joven abogado
que acababa de obtener el título de profesor de derecho civil en el Instituto Nacional”.
Ejerció Güemes la cátedra de Derecho Civil por varios años en la Universidad de Chile, y
en opinión de Barros Arana, se le debe contar como uno de sus más ilustres profesores.
• iii.- Fusión de la Comisión y de la Junta Revisora: por ley de
17 de julio de 1845, se refundieron ambos órganos, que
“formarán un solo cuerpo, autorizado para llevar adelante y
revisar los trabajos anteriores de ambas”. En noviembre de
1846 la nueva Comisión publicó un cuaderno de la
“Sucesión por causa de muerte”. En agosto de 1847 se
publicó el “Libro de los contratos y obligaciones
convencionales”. En 1848 y 1849 el trabajo de la Comisión
se hizo esporádico hasta que dejó de reunirse y de hecho
se extinguió.
• iv.- Presentación del Proyecto por A. Bello y Comisión Revisora del mismo: no obstante lo anterior, A. Bello
continuó trabajando solo y logró presentar concluido el Proyecto en 1852.
• El Gobierno nombró el mismo año la Comisión Revisora del Proyecto, de la que también formaba parte A.
Bello. Integraban dicha Comisión, además, don Ramón Luis Irarrázaval, don Manuel José Cerda, don Antonio
García Reyes, don Manuel Antonio Tocornal y don Diego Arriarán, incorporándose posteriormente don José
Gabriel Ocampo y don José Miguel Barriga.
• El mismo decreto del Gobierno que nombró la Comisión Revisora dispuso que el trabajo presentado por Bello
y conocido como “Proyecto de 1853” se imprimiese y distribuyese a los ministros de corte, jueces letrados y
miembros de la Facultad de Leyes de la Universidad, para sus observaciones.
• La Comisión Revisora, dirigida por el propio Presidente de la República don Manuel Montt, por lo demás un
ilustre abogado, celebró más de 300 sesiones e introdujo diversas modificaciones, la mayoría de ellas
propuestas por el propio A. Bello.
• Este proyecto de 1853, con las innovaciones que la Comisión Revisora le introdujo, es el llamado “Proyecto
Inédito”, así llamado porque se mantuvo sin imprimir hasta que en 1890 se incorporó en las “Obras
Completas” de A. Bello.
• De todo este trabajo, resultó finalmente un nuevo Proyecto, con algunos cambios formales y de fondo.
Después de dos revisiones, fue presentado por el Gobierno a la deliberación del Congreso, a fines de 1855. Es
el denominado “Proyecto Definitivo”.
• v.- Aprobación del Proyecto por el Congreso: el 22 de noviembre de 1855, el Presidente de la
República, don Manuel Montt, presentó el Proyecto Definitivo. El mensaje fue redactado por A. Bello.
Después de algunos trámites, el Congreso aprobó el Código en globo. La ley aprobatoria fue
promulgada el 14 de diciembre de 1855, ysu artículo final dispuso que comenzaría a regir el 1 de
enero de 1857, fecha en la que quedarían derogadas, aun en la parte que no fueren contrarias al
código, las leyes preexistentes sobre todas las materias que en él se tratan.
• Con la misma fecha, el Congreso aprobó la siguiente Ley: “Santiago, 14 de diciembre de 1855.- Por
cuanto el Congreso Nacional ha acordado el siguiente proyecto de lei: ‘Artículo 1.° El Congreso
Nacional concede un voto de gracias al autor del proyecto de Código Civil, por la perseverancia i
eficaz contracción que ha dedicado a este trabajo, i a los miembros colaboradores de la Comisión
Revisora del mismo Código, por la solicitud, esmero i constancia con que han concurrido al examen i
revisión de toda la obra, hasta llevarla a su término. Art. 2.° Acuérdanse al autor del proyecto de
Código Civil, senador don Andrés Bello, veinte mil pesos, por una sola vez, i se le abona el tiempo de
servicio necesario para que pueda jubilarse del empleo de oficial mayor del Ministerio de Relaciones
Exteriores, con su sueldo íntegro”.
• Ocho años después de la entrada en vigencia del código, fallece en Santiago, el 15 de noviembre de
1865, A. Bello, con casi 84 años, 35 de los cuales entregó a Chile, sin incluir su servicio en la legación
nacional en Londres
• e) Los diversos proyectos de Código Civil.
• Hay proyectos que abarcan todas las materias del Código Civil aprobado en 1855 y
otros que sólo se limitan a algunas. Considerando todos los proyectos,
distinguimos cinco en total:
• 1º Proyecto de 1841-1845 (lapso durante el cual se publicó en el diario “El
Araucano”). Comprende: “Título Preliminar”, “De la sucesión por causa de muerte”
y “De los contratos y obligaciones convencionales”.
• 2º Proyecto de 1846-1847: se limita al libro “De la sucesión por causa de muerte”
(impreso en 1846) y al “De los contratos y obligaciones convencionales” (impreso
en 1847).
• 3º Proyecto de 1853: llamado así por la fecha de su publicación.
• 4º Proyecto Inédito.
• 5º Proyecto Definitivo o Aprobado
Fuentes del Código Civil chileno

• a) De legislación positiva: el Derecho Romano,


particularmente el Corpus Iuris Civilis; el Código Civil
francés (también llamado “Código Napoleón”, promulgado
según dijimos el 21 de marzo del año 1804); ciertas leyes
españolas derivadas de las Siete Partidas; la Novísima
Recopilación y el Fuero Real; los códigos de Louisiana (de
1825), Sardo (de 1837), de Austria (de 1797 y de 1811)64,
de Prusia (de 1794), de las Dos Sicilias(del año 1819), del
Cantón de Vaud (también del año 1819), Holandés (de
1838) y Bávaro (de 1756).
• b) Doctrinarias: se consultaron obras de diversos autores,
tales como Savigny (quien ejerció en Bello la mayor
influencia)65, Jean Domat66, los comentaristas franceses
de su código civil (Delvincourt, Rogron, Mourlon), algunos
juristas españoles, entre ellos Gregorio López (glosador de
las Siete Partidas), Juan de Matienzo, Joaquín Escriche67 y
en especial Florencio García Goyena (principal autor y
comentador del Proyecto de Código Civil Español del año
1851)68. Respecto del libro de las obligaciones y los
contratos, el autor más seguido fue Robert Pothier,
considerado el padre espiritual del código francés.
• c) El Código Civil Francés.

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