Tema 4 Las Controversias Del Dogma Cristológico

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Las controversias del

dogma cristológico
P O R : D AV I D R O M E R O
A inicios del s. II las Iglesias de Cartago y Antioquía son quienes lideran la voz sobre
liturgia, catequesis y la predicación sobre Jesús. En occidente aparece Tertuliano e
Hipólito de Roma. Ellos acentúan la carne de Cristo, pero conforman a Cristo en dos
substancias (divina y corpórea).

¿Cuáles son los errores cristológicos?

- Gnosticismo: corriente filosófica que cree que el acto de conocer es místico (no
racional o metódico). Tienden al sincretismo religioso, donde el cristianismo se
retoma como una relectura del conocimiento. Comprenden a Jesús como un ente que
asume la carne (condición mala) y que recupera su bondad al ser Dios nuevamente.
El gnóstico es dualista platónico. En la actualidad perviven en movimientos como los
rosacruces, teósofos, veganos, Iglesia del Cristo científico, Iglesia cuadrangular, etc.
- Docetismo: consideran que en Jesús hay un cuerpo aparente. Por tanto, niegan
todo lo relacionado a la encarnación. Como la materia es mala, es imposible que
Dios haya asumido lo malo. Otros aceptaban la encarnación, pero no los
sufrimientos en la cruz. Ellos interpretan las escrituras a su manera.
- El sabelianismo: no considera a Jesús como Dios, sino como manifestación de los
divino. No acepta la Trinidad de personas.
- El Arrianismo: herejía promulgada por Arrio, de la escuela de Antioquía.
Promulga la unicidad de Dios y que el Hijo y el Espíritu Santo son creaturas de
Dios.
- El Apoloniarismo: Apolinar de Laodicea defiende los decretos de Nicea. Niega el
alma humana de Jesús.
- El Nestorianismo: sostiene que en la unidad de las dos naturalezas de Cristo se cae
en el adopcionismo (la humanidad de Cristo es templo, vestidura, instrumento de la
divinidad (prosopon) y rechaza a Calcedonia en su doctrina de dos naturalezas
unidas.
- El Monofisismo: sostienen que en Cristo hay una sola naturaleza, la humana.
- El Monotelismo: defiende que en Cristo hay una sola voluntad y una sola
actividad – el querer y la voluntad del Logos.
- Valoración crítica: en la actualidad, la humanidad es más utilitarista y
materialista, dejando poco espacio para el crecimiento espiritual. Siempre en cada
época hay que situar el Sitz im Leben. El gnosticismo es una fachada de la poca
certeza que se tiene sobre el dogma cristológico. Y cuando se quiere absolutizar la
ciencia se tiende a descuidar el dato revelado. Además, el problema del dogma es
querer poner en palabras un misterio. Al final, todos los errores en la cristología son
momentos de clarificar el dato revelado. Por último, en el descubrimiento de las
formas y del método histórico crítico nos han permitido descifrar muchos
problemas en la revelación.
- Hacia el Jesús histórico y el Cristo de la fe: “El llamado del Jesús histórico y el
Cristo de la Historia bíblica” (Kälher, 1892). Bultman habla que el Cristo que
conocemos es el Cristo del Kerigma de las comunidades post pascuales.
- Valoración crítica: el otro problema es que un Cristo de la historia se
convierte en una leyenda llamativa que no compromete. Se debe hacer una
exégesis desde la ciencia, pero desde la base de la fe. Se trata de indagar el
sentido de las fórmulas dogmáticas. Nunca una definición dogmática agota
el misterio de Cristo, pues conceptualizar a Jesús es quitarle su dimensión
personal e histórica salvífica.
Schleiermacher, define que el término “naturaleza” resulta muy precario, ya
que solo puede emplearse con respecto a un ser limitado y concebido en
contraposición a otro, de modo que por lo que atañe a la infinitud de Dios es
totalmente inadecuado. Las palabras humanas están condicionadas por la
limitación del hombre y las circunstancias históricas en que se vive. Al final,
no podemos definir al hombre, sin conocer quién es Jesús, ni definir a Dios
sino a la luz de este hombre Jesús.
La Cristología hoy

P O R : D AV I D R O M E R O
Partiendo de la ambigua definición sobre Cristo, debido a las controversias, producto de sus
múltiples formas de comprenderlo, en la Cristología actual se desarrollan tres grandes tareas:

- La Cristología orientada históricamente: desde el punto de vista histórico, Jesús debe ser
tratado como un hecho, no una leyenda, donde el creyente o el investigador se pregunta sobre
acontecimientos concretos de su vida: ¿quién era él?, ¿Por qué su conducta cambia en su edad
madura?, ¿Por qué predicó el reino de Dios?, ¿las causas de su muerte?, ¿qué implicaba su
mensaje para los oyentes?, etc.

Para responder a estas y otras interrogantes debemos acceder al Jesús histórico, el origen de la
fe pascual y las fórmulas tempranas de su definición cristológica. Pues, las cuestiones históricas
son insoslayables siempre que se tome en serio la escandalosa concretización de la fe en
Cristo. Y desde ahí elevar la reflexión a teología cristológica.
- Cristología al alcance universal: las cuestiones históricas y teológicas de Jesús deben ser
pensadas como cuestión viviente y conservarlas con fidelidad. El cristiano debe dar razón de su
esperanza (1 Pe 3,15). Esta tarea implica relacionar la cristología con la Filosofía y, en modo
particular con la metafísica; pero también en diálogo con las ciencias. Esto provoca un
pluralismo de filosofías y teologías sobre Jesús.
La cristología representa un pensamiento abierto sobre Jesús, en
diálogo con una metodología crítica-ideológica para encontrar el
mayor sentido profundo de la realidad sobre Cristo.
La Cristología se ve obligada a un diálogo crítico con su propia
tradición. Por ejemplo, la influencia helenística para definirlo como
ser trascedente a la humanidad, provocando una cristología
ontológica. El problema es esbozar una ontología histórica y
personal determinada
cristológicamente.
Hay dos caminos: considerar a la cristología dentro de la relación
Dios-mundo (K. Rahner) o considerar a la cristología como una
relación entre Dios y la historia de la salvación (k. Barth).
- La cristología determinada soteriológicamente: la persona e historia de Jesús son
inseparables. Si la Cristología es la doctrina sobre el significado de Jesús, entonces el
mensaje de salvación está íntimamente unida a la soteriología.
La edad media dividió la doctrina de la persona. El problema radica en defender tanto la
doctrina como la persona, pues la doctrina es de Jesús, como ser histórico-concreto.
El extremo es cuando se reduce la cristología a la soteriología y se olvida lo histórico.
Más aún, el problema de la definición dogmática es reducir la persona de Cristo a su
naturaleza y no a su contenido. Por tanto, el ser de Jesús no está separado de su
quehacer histórico, pues lo que hace designa mejor quién es.
La situación se agrava con la propuesta de Feuerbach, que designa que todas nuestras
concepciones religiosas no representan sino proyecciones de las necesidades y deseos
humanos de salvación y divinización, donde el Dios humano aparece como el hombre
divinizado.
Por tanto, en nuestra profesión de fe hay que decir que Jesús es el Cristo, pero sin
olvidar su referencia inmediata con la historia. Y desde la histórico se conoce mejor su
propuesta divina, que al mismo tiempo se encuentra su identidad.

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