SNTESIS 2011 - TEOLOGA DOGMTICA

D ECLESIOLOGA
8. LA IGLESIA, SACRAMENTO UNIVERSAL DE SALVACIN
8.1 Aplicabilidad de la nocin de sacramento a la glesia.
8.2 La glesia sacramento universal de salvacin (LG 48b).
8.3 Necesidad de la glesia para la salvacin (LG 14a; DJ V)
8.4 Analoga entre el misterio de la glesia y el misterio del Verbo Encarnado (LG 8).
8.5 Referencia constitutiva de la glesia a Cristo y al Espritu (LG 4 y 8a).
Todo intento de sntesis debe partir de un anlisis profundo de la cuestin en los mismos
textos del Vaticano . El tema eclesiolgico est centrado en LG 8, que tiene valor
paradigmtico porque en l se recogen cuestiones nucleares de Eclesiologa, Cristologa
y Sacramentologa.
8.1 Aplic!ili"" "# l $%ci&$ "# '(c)*#$+%, l I-l#(i
Cuando interpretamos textos conciliares que hablan de la glesia como sacramento nos
encontramos con autores que lo tratan de un modo particular:
- H. De Lubac: la glesia-misterio desde los Padres de la glesia
- K. Rahner: la glesia-protosacramento que funda los sacramentos
- E. Schillebeckx: la glesia-sacramento derivado del sacramento original del Padre que
es Cristo.
- S. Pie-Ninot da una solucin explicando la sacramentalidad desde los conceptos
tomistas: res tantum, sacramentum tantum, res et sacramentum. Los telogos
escolsticos suelen distinguir en los sacramentos tres cosas, que son denominadas: (c)*#$+.*
+$+.*, )#( +$+.* / )#( #+ (c)*#$+.*. Partiendo del supuesto, admitido por todos, de que
todo sacramento es un signo o seal, distinguen entre el signo y la cosa significada; lo que slo
indica, es apellidado (c)*#$+.* +$+.* (slo signo), lo que slo es significado, )#( +$+.*
(cosa significada y no signo); lo que significa y es significado, )#( #+ (c)*#$+.* (cosa
significada y seal que significa)
Los manuales de sacramentologa hablan de los sacramentos sin hacer referencia a la
sacramentalidad de la glesia. La pregunta que puede plantearse es doble: Es la glesia-
sacramento la que da origen a los siete sacramentos? O son los siete sacramentos los
que constituyen la glesia?
8.1.1 El C%$cili% V+ic$% II
Ofrece 9 referencias acerca del trmino sacramento aplicado a la glesia:
- SC 5: presenta la perspectiva de la historia de la salvacin que despus retomar de
modo ms propio LG y DV. Pone los puntos basilares: Cristo genera a su esposa de su
costado, a partir de la efusin de su sangre, es decir, de la entrega de su vida.
- SC 26: las acciones litrgicas no son privadas sino celebraciones de la glesia, que es
sacramento de unidad, el pueblo santo reunido bajo la gua de los obispos.
En SC 41 no est el trmino sacramento, pero aparece la glesia reunida en torno al
obispo, gran sacerdote de su grey, del cual depende en gran modo la vida de sus fieles
en Cristo. La precipua manifestatio ecclesiae se da en la participacin litrgica en torno
al mismo altar presidida por el obispo rodeado por sus presbteros y sus ministros.
SC 5 cita san Agustn (del costado de Cristo dormido en la Cruz naci el sacramento
admirable de la glesia entera), y SC 26 a san Cipriano (la glesia es sacramento de
unidad, es decir, pueblo santo, congregado y ordenado bajo los obispos), ambos Padres
de la glesia Latina, en cuya teologa sacramentum traduce el trmino griego
misterium.
- LG 1: comienza diciendo que la glesia es en Cristo como un sacramento (veluti
2
sacramentum), o sea signo e instrumento de la unin ntima con Dios y de la unidad de
todo el gnero humano. Esta afirmacin seala el timbre de la Constitucin, es un
proemio, es el criterio fundamental para interpretar toda la Constitucin. Por qu dice
veluti? Llama la atencin que la primera nocin teolgica aplicada a la glesia por la LG
sea la de sacramento, un trmino que estaba reservado para las siete acciones
sacramentales de la glesia.
- LG 9: abre el cap. sobre el pueblo de Dios. Cristo instituy el nuevo pacto en su
sangre y llam gentes de todos los pueblos para que constituyeran el nuevo pueblo de
Dios, un pueblo mesinico. Ha constituido la glesia para que sea el sacramento visible
de la unidad salvfica. LG 9 tiene su correspondencia con LG 48.
- LG 48: abre el cap. V que habla de la ndole escatolgica de la glesia peregrina.
Cristo resucitado envi a su Espritu y por l constituy a su glesia como sacramento
universal de salvacin.
- AG 1: cita a LG 48 y retoma a LG 1: La glesia, enviada por Dios a las gentes para ser
sacramento universal de salvacin.
- AG 5: Cristo resucitado fund su glesia como sacramento de salvacin y envi a los
apstoles a todo el mundo como l mismo fue enviado por el Padre.
- GS 42: reproduce la afirmacin de LG 1
- GS 45: Todo el bien que el pueblo de Dios puede dar a la familia humana, al tiempo de
su peregrinacin en la tierra, deriva del hecho de que la glesia es sacramento universal
de salvacin, que manifiesta y al mismo tiempo realiza el misterio del amor de Dios al
hombre.
Estas citaciones son importantes por su colocacin, especialmente las de LG.
8.1.2 L I-l#(i-(c)*#$+%
En qu medida es aplicable el concepto de sacramento a la glesia?
1
Hablar de la glesia como sacramento sugiere que ella pertenece a la categora del
misterio (referencia al trmino griego mystrion que la Vulgata traduce por
sacramentum)
2
. El enunciado de LG 1 aade en Cristo; la unin con Cristo es vista,
en continuidad con los antiguos Padres Latinos (Cipriano, Agustn), como fundamento de
la descripcin de la glesia como sacramento.
Cuando LG 1 dice que la glesia es en Cristo como (veluti) un "sacramento o sea signo
e instrumento", usa aqu el trmino sacramento no slo en el sentido originario de
mystrion, sino tambin en el sentido especfico que esta palabra haba adquirido poco
a poco a travs de su aplicacin a los actos sacramentales (sobre todo bautismo y
eucarista). En efecto, el Concilio al aplicar el trmino sacramento a la glesia, supone
que sta es un signo e instrumento de la gracia divina (signo eficaz de la gracia), que
implica una institucin histrica, una realidad visible, que contiene y opera una realidad
divina escondida.
El Concilio determina una doble gracia, de la cual la glesia es signo e instrumento:
- la ntima unin con Dios (dimensin vertical), y
- la unidad de todo el gnero humano (dimensin horizontal).
La ntima unin con Dios implica a su vez la reconciliacin de la entera humanidad con
Dios, la vida de amistad con l a travs de la gracia y la virtudes, la intimidad de la visin
beatfica.
La unidad de todo el gnero humano representa la paz universal, la armona que
1
Slo recientemente se ha comenzado a hablar de Cristo como "sacramento primordial" y de la Iglesia como
"sacramento de salvacin" o "sacramento radical". Partiendo de la nocin clsica de sacramento que es
"signum visibilis gratiae invisibilis" y que se aplica estrictamente a los sacramentos! "en que medida es
aplicable el concepto de sacramento a la Iglesia#
2
Son conocidos los te$tos paulinos al respecto. %& 2!' y (! aduce el te$to de )* +!+ss! que habla del gran
misterio del "plan divino de redencin universal en Cristo". )l lat,n de la -ulgata traduce por "sacramentum"
el t.rmino "myst/rion" del 01! por lo cual podemos estar seguros de que cuando los Padres %atinos de*inen
una cosa como sacramento tiene en mente su naturaleza misteriosa.
'
reinar por el reconocimiento de Dios como nico Padre de todos los pueblos; es la
manifestacin real del amor, del cual todos somos deudores unos de los otros, puesto
que todos somos hijos de Dios y miembros de la nica familia humana, de la humanidad
redimida; en ltimo trmino es la implantacin del Reino de Dios como reino de valores
trascendentes y tambin valores intramundanos de justicia, paz y solidaridad en este
mundo.
8.1.0 Si-$% # i$(+).*#$+%
La aplicacin del trmino sacramento a la glesia comporta ciertas dificultades y cierta
analoga que debemos tener en cuenta. Colocar a la glesia en el mbito de las
realidades sacramentales es reconocer en ella una doble formalidad:
- la formalidad bajo el orden del signo (de contenido espiritual), y
- la formalidad en el orden del instrumento (eficacia para hacer presente la obra de la
redencin de Cristo).
Al aplicar a la glesia el trmino sacramento radical (se distingue de la que ha
prevalecido a partir de Trento en la corriente eclesiolgica de la glesia-sociedad),
asentamos una afirmacin teolgica que concierne no slo al ser de la glesia, sino
tambin a su obrar.
La reflexin teolgica ha visto necesario tener en cuenta ambas formalidades en la
nocin de sacramento: como signo y como instrumento. Al aplicar a la glesia esta
categora de sacramento, la teologa tiende a privilegiar a veces un aspecto sacrificando
el otro.
La opinin de cada telogo respecto a esta tensin bipolar entre signo e instrumento
caracteriza las posiciones ms significativas de una u otra corriente eclesiolgica: en la
teologa actual se pone el acento en el aspecto del signo y del smbolo con las
consiguientes implicaciones; esta tendencia es justa, pero no se debe dejar de lado la
dimensin "instrumento de gracia" (sea en sacramentologa, sea en eclesiologa). El
reducir la sacramentalidad de la glesia al signo, lleva a marginar la importante (y siempre
vlida) distincin escolstica entre "sacramentum tantum", "res tantum" y "res et
sacramentum" (signum sacramentum), que sirvi para explicar la administracin vlida,
pero infructuosa, de un sacramento. Esto puede suponer expresiones unilaterales,
reductivas y a veces dicotmicas. La teologa medieval ha puesto en claro que no se trata
de dos conceptos independientes de sacramento: uno en el orden del signo y otro en el
orden de la "res"; en eclesiologa este dualismo llevara a reconocer dos glesias: una
visible y otra invisible.
En el concepto de sacramento los elementos del signo estn intrnsecamente ordenados
a alcanzar una realizacin plena en la "res". Sin embargo, es necesario admitir que no
obstante la orientacin fundamental del signo sacramental a la accin interior de la
gracia, pueden darse, sin embargo, eventos sacramentales que estn privados de esta
realidad de gracia que simbolizan y que "per se" deberan alcanzar. El hecho del
sacramento vlido como signo, pero infructuoso, demuestra que puede suceder que en el
mbito de lo visible y verificable haya una realidad autntica jurdicamente que de hecho
no realice un evento real de gracia. As, dado que la accin ntima de la gracia escapa a
nuestra percepcin y a nuestro control, hablando de sacramento los telogos han
privilegiado las condiciones que el hombre debe cumplir en el orden del signo
sacramental y por eso tambin en el orden de la verificabilidad. Esta necesaria
formulacin, pasa por una neta distincin que no pretenda una separacin (en el caso de
la glesia) entre el signo y la realidad significada. Por tanto, distincin s, separacin no.
En el orden de los sacramentos esta distincin no es ms que la aplicacin particular de
la estructura general "encarnatoria sacramental" de toda la economa de la salvacin;
sta encuentra su perfecto cumplimiento en el misterio del Verbo hecho carne: la
humanidad y la divinidad se distinguen evitando toda confusin (contra el monofisismo) y
toda separacin (contra el nestorianismo). Y esta estructura se da tambin en la glesia,
sacramento radical. Es decir, que entendida en su sentido integral, la glesia no puede
(
ser nunca la res tantum (porque ella no es un fin ltimo en s misma), pero tampoco un
"sacramentum tantum" (slo un elemento visible y externo compuesto de materia y
forma); la glesia es res et sacramentum (realidad concreta o signo de la voluntad
salvfica de Dios y de la gracia de Cristo, que a su vez remite a otra realidad ms
profunda). En su existencia la glesia es perceptible y verificable, concreta, social y
jurdicamente; pero, al mismo tiempo, comunica realmente la gracia de Cristo, mientras lo
hace presente en el hic et nunc histrico, pero ella permanece esencialmente distinta
de esta gracia reservada en ltima instancia al misterio de la libertad del hombre, de la
libertad de Dios.
En conclusin, ni siquiera la nocin de glesia como sacramento est exenta de
interpretaciones unilaterales, las cuales optan por la realidad concreta y jurdicamente
verificable de la glesia, hasta desembocar en la separacin del vnculo sustancial entre
signo sacramental y la gracia interior o -en trminos eclesiolgicos- entre la glesia
sacramento y la glesia misterio. En realidad, en su origen, la elaboracin de la nocin de
sacramento en la teologa sacramentaria haba subrayado siempre la continuidad
sustancial de la nocin bblica del misterio en el sacramento. En lugar de separar los
valores teolgicos de estas dos nociones aplicadas a la glesia, el Vaticano se esforz,
podemos decir, por recuperar una visin global del misterio de la glesia presentndolo
como "signo e instrumento".
8.2 L I-l#(i (c)*#$+% .$i1#)(l "# (l1ci&$ 2LG 38!4
Cristo... resucitado de entre los muertos envi a su Espritu vivificador sobre sus
discpulos y por l constituy a su Cuerpo que es la Iglesia, como sacramento universal
de salvacin (LG 48b).
La categora teolgica de sacramento aplicada de modo ms o menos explcito a la
glesia, tiene sus races desde los Padres, en la liturgia y en muchos telogos. Pero la
corriente eclesiolgica centrada en la nocin de glesia-sacramento, estrictamente
hablando, se abre camino juntamente con la de Pueblo de Dios en los decenios
precedentes al Vaticano .
La presencia de la palabra universal en estos textos (LG 9. 48; AG 1; GS 45) sugiere
que nos encontramos de frente a la catolicidad como propiedad de la glesia. La misin
de la glesia, en cuanto signo e instrumento de salvacin, realmente implica que ella no
slo significa la salvacin, sino que tambin ayuda, comunica, contribuye a obtener
eficazmente la salvacin
3
.
Es una verdad dogmtica que no hay salvacin fuera de la gracia de Cristo, y que toda
oferta de gracia se orienta por su naturaleza a la glesia, incluso si no se llega a
conseguir la efectiva pertenencia a la glesia sobre la tierra. Es necesario prestar
atencin a esta delicada cuestin, pues en ella hay que medir muy bien las palabras, y
captar su significado preciso.
Toda oferta de gracia (que se hace a todos) por su naturaleza se orienta a la glesia, es
decir, toda gracia que viene de Cristo y mediante Cristo, es, de algn modo , dada
siempre a travs de la glesia. En este sentido la catolicidad de la glesia consiste en el
hecho de que la universal oferta de gracia implica una ordenacin a la glesia de parte de
toda persona (LG 16: quienes todava no recibieron el Evangelio, se ordenan al Pueblo
de ios de diversas maneras! "ad Populum ei diversis rationibus ordinantur-).
Ordenacin que vara segn la respuesta dada por cada persona a la oferta de gracia.
Suele decirse que una persona, viviendo en Cristo, aunque no reconozca a la glesia
como origen de la propia vida sobrenatural, puede responder en modo tal de poder entrar
en comunin espiritual con la glesia; tambin aqu el concepto de comunin admite
diversos grados. En otros casos, una persona puede no haber respondido a la oferta de
gracia y, sin embargo, la gracia contina como oferta mientras que la persona exista. De
3
0o tenemos otra razn ms importante! para pro*esar nuestra *e en la Iglesia catlica que la Iglesia en
cuanto sacramento universal de salvacin.
2
cualquier modo, el factor comn es que todos los seres humanos, sin excepcin, son
colocados en alguna relacin con la glesia. Todos los que no forman parte de la glesia
estn, por lo menos, ordenados a ella (LG 16); aquellos que an no han recibido el
Evangelio, en varios modos estn orientados al Pueblo de Dios
4
.
Un nuevo aspecto de la catolicidad, que se expresa al definir la glesia como sacramento
universal de salvacin, es que toda la gracia de la salvacin no slo orienta hacia la
glesia, sino que, en cierto modo, viene de la glesia y es dada a travs de la glesia; en
cuanto signo e instrumento de salvacin, la glesia no es simplemente el trmino hacia el
cual se dirige la gracia, sino que la glesia es, tambin, instrumento, canal y medio por el
cual es dada la gracia. No es difcil ver aqu, que si la gracia es medio e instrumento por
el cual se obtiene toda la salvacin, de ah se sigue que ninguno puede ser salvado sino
por medio de la glesia (aspecto de mediacin).
La glesia, en cuanto comunidad de Cristo, presencializa realmente la salvacin del
mismo Cristo siendo el instrumento del Seor resucitado, por el que se halla presente en
el espacio y en el tiempo posterior, como llamamiento a la salvacin o como ofrecimiento
de la misma al mundo entero. En cuanto llena de la plenitud de Cristo, la glesia es el
signo salvfico para aquellos que slo pueden encontrar la salvacin en este signo, ya
que como sacramento fundamental y universal, la glesia es el sacramento de la
salvacin de Cristo para el mundo (cf. LG 7; 48).
En la glesia ya est la salvacin, aunque an no plenamente cumplida, ella tiene todos
los elementos necesarios para la salvacin. Ella los ofrece a la humanidad continuando
el ministerio mesinico de Cristo. Ella es para el mundo entero signo e instrumento de
salvacin, pues Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento
de la verdad (1Tim 2,4)
8.0 N#c#(i"" "# l I-l#(i p) l (l1ci&$ 2LG 13 D5 IV4
LG 14 afirma la necesidad de la glesia para la salvacin, pero no adopt el axioma
clsico (extra ecclesia nulla salus), que no es falso, pero que slo es verdadero
entendido en su contexto histrico. Para una recta comprensin, del e#tra ecclesia nulla
salus, es necesario interpretar el uso que de este axioma han hecho los Padres y los
Concilios en el contexto histrico en que fue adoptado; de lo contrario se corre el riesgo
de caer en graves equvocos. La posicin comn de los telogos hoy es que este axioma
o frmula expresa una doctrina positiva: la necesidad de la glesia para la salvacin; y,
por eso, prefieren emplear la nocin de la glesia sacramento universal de salvacin.
El axioma tiene una larga Tradicin en los Padres y la enseanza de la glesia
5
:
8.0.1 T#6+%( "#l M-i(+#)i% "# l I-l#(i
- V Concilio de Letrn (1215) (Captulo 1. Sobre la fe catlica): $ una sola es la Iglesia
universal de los fieles, fuera de la cual nadie absolutamente se salva, y en ella el mismo
sacerdote es sacrificio... (Dz 430 = DS 802).
- Bula Unam sanctam (18-X-1302) de Bonifacio V: Por apremio de la fe, estamos
obligados a creer y mantener que %ay una sola y &anta Iglesia Catlica y la misma
'postlica, y nosotros firmemente la creemos y simplemente la confesamos, y fuera de
ella no %ay salvacin ni perdn de los pecados (Dz 468 = DS 870). '%ora bien,
someterse al (omano Pontfice, lo declaramos, lo decimos, definimos y pronunciamos
4
3450 P56%7 II! Redemptoris Missio! +8 a*irma que la salvacin es o*recida a todos los hombres9 :%a
universalidad de la salvacin no signi*ica que se conceda solamente a los que! de modo e$pl,cito! creen en
Cristo y han entrado en la Iglesia. Si es destinada a todos! la salvacin debe estar en verdad a disposicin de
todos ;...< Para ellos la salvacin de Cristo es accesible en virtud de la gracia que! aun teniendo una misteriosa
relacin con la Iglesia! no les introduce *ormalmente en ella! sino que los ilumina de manera adecuada en su
situacin interior y ambiental. )sta gracia proviene de Cristo... y es comunicada por el )sp,ritu Santo9 ella
permite a cada uno llegar a la salvacin mediante su libre colaboracin=.
5
3. >51?I0&)>! El Nuevo Pueblo de Dios! pp. '2@'ABC y D.5. S4%%I-50! Noi Crediamo la Chiesa! pp.
++2@+2B.
E
como de toda necesidad de salvacin para toda %umana criatura (Dz 469 = DS 875).
- Bula Cantate Domino (04--1442) del Concilio de Florencia: )irmemente cree,
profesa y predica que nadie que no est* dentro de la Iglesia Catlica... puede %acerse
partcipe de la vida eterna, sino que ir+ al fuego eterno... $ que nadie, por m+s limosnas
que %iciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si
no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Catlica (Dz 714 = DS 1351).
- Encclica Quanto conficiamur moerore (10-V-1863) de Po X: ...es menester
recordar y reprender nuevamente el gravsimo error en que mseramente se %allan
algunos catlicos, al opinar que %ombres que viven en el error y a,enos a la verdadera fe
y a la unidad catlica pueden llegar a la eterna salvacin [...] -otoria cosa es a -os y a
vosotros que aquellos que sufren ignorancia invencible .ignorantia invincibilis/ acerca de
nuestra santsima religin, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos...
y llevan vida %onesta y recta, pueden conseguir la vida eterna. Pero bien conocido es
tambi*n el dogma catlico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Catlica,
y que los contumaces contra la autoridad y definiciones de la misma Iglesia, y los
pertina0mente divididos de la unidad de la misma Iglesia y del (omano Pontfice, sucesor
de Pedro..., no pueden alcan0ar la eterna salvacin (Dz 1677 = DS 2866).
- Encclica Mystici corporis (29-V-1943) de Po X (De salute hominum extra visibilem
Ecclesiam): ' quienes no forman parte de la estructura visible de la Iglesia catlica... los
%emos confiado a la proteccin y providencia suprema... y les invitamos, de lo m+s ntimo
del cora0n, a todos y a cada uno de ellos, a que, secundando libremente y de buen
grado los impulsos internos de la gracia divina, se esfuercen por escapar de una situacin
en la que no pueden estar seguros de su propia salvacin eterna. En efecto, aun cuando
est*n ordenados al Cuerpo mstico del (edentor por un cierto deseo y aspiracin
inconsciente, carecen, sin embargo, de numerosos y e#celentes dones y au#ilios
celestiales, que slo es posible obtener en la Iglesia catlica. (Collantes 556 = DS 3821).
La Mystici Corporis, sobre la base de la doctrina de Roberto Belarmino, define la glesia a
nivel de tres elementos externos: profesin de fe, participacin en los sacramentos y
sometimiento a la autoridad de la jerarqua. Afirma que aquellos que no cumplen estos
requisitos no pertenecen al visible organismo de la glesia, y les exhorta a superar su
estado en el cual no pueden sentirse seguros de su salvacin, porque si bien tienen un
cierto deseo inconsciente, sin embargo, estn privados de aquellos dones y ayudas
celestiales que slo en la glesia catlica se pueden obtener.
Despus de la encclica, en la carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston, frente a
posiciones rgidas, se reafirma que basta para salvarse el deseo inconsciente, entendido
como deseo implcito, deseo contenido en la buena disposicin del alma de una persona,
por medio de la cual la persona entiende conformar su voluntad con la de Dios; adems
se especifica que una tal disposicin del alma por la salvacin debe incluir la caridad
perfecta y la virtud sobrenatural de la fe:
- Carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston (08-V-1949): (De necessitate Ecclesiae
ad salutem): El dogma de la necesidad de la glesia no slo se niega por el
indiferentismo, rechazado tantas veces en los documentos papales, sino por una rigorista
interpretacin que falsea su sentido. Tal haba sucedido a algunos miembros del Boston
College y el St. Benedict's Center, que luchaban contra el indiferentismo religioso de la
sociedad norteamericana, capitaneados por el P. L. Feeney, SJ. Estos enseaban que
era necesaria para la salvacin la pertenencia real y visible a la glesia romana. Para la
pertenencia in voto, requeran un deseo explcito. Tras repetidas advertencias de la
Santa Sede, escribi el Santo Oficio una carta a Mons. Cushing, arzobispo de Boston, en
la que precisa la doctrina catlica con tanto detalle como hasta ahora no lo haba hecho
ningn documento oficial. Como a pesar de todas las tentativas laboriosas y prolongadas,
el P. Feeney no se someti, fue excomulgado el 13 de febrero de 1953: ...este dogma
tiene que entenderse en el sentido en el que lo entiende la Iglesia misma (no. 557); $
no solamente orden el &alvador que todos los %ombres entraran en la Iglesia, sino que
tambi*n la estableci como medio sin el cual nadie pudiera entrar en el reino de la gloria

celestial (no. 559); ios quiso con su infinita misericordia que aquellos medios de
salvacin que se ordenan al ltimo fin "no por necesidad intrnseca, sino slo por
institucin divina", pudieran obtener tambi*n en determinadas circunstancias los efectos
que son necesarios para la salvacin1 cuando se empleen tan slo con el deseo o voto
(no. 560); Esto mismo %ay que decirlo de la Iglesia, en cuanto que ella es el au#ilio
general de salvacin. Puesto que para obtener la salvacin eterna no se e#ige siempre la
incorporacin efectiva a la Iglesia como miembro2 pero se requiere, al menos, que se
ad%iera a ella con el voto y deseo. Pero no siempre es necesario que este deseo sea
e#plcito, como lo tienen los catecmenos2 por el contrario, en el caso en que el %ombre
tiene una ignorancia invencible, tambi*n acepta ios el deseo implcito (no. 561). (Cf.
Collantes 557-562 = DS 3866-3873).
8.0.2 El C%$cili% V+ic$% II
Cmo trat el Vaticano la expresin extra ecclesia nulla salus? La respuesta est
en LG 14:
El sagrado Concilio pone ante todo su atencin en los fieles catlicos. Porque ense3a,
fundado en la Escritura y en la 4radicin, que esta Iglesia peregrina es necesaria para la
salvacin. Pues solamente Cristo es el 5ediador y el camino de salvacin, presente a
nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y l, inculcando con palabras concretas la
necesidad del bautismo, confirm a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los
%ombres entran por el bautismo como puerta obligada. Por lo cual no podr+n salvarse
quienes, no ignorando que la Iglesia Catlica fue instituida por 6esucristo como necesaria,
desde3aran entrar o no quisieran permanecer en ella (LG 14a).
Se trata de una necesidad de medio pero, no obstante, relativa. Que nadie puede
salvarse sino por medio de la glesia es un axioma que ha sido afirmado por la glesia
desde el primer perodo de su existencia. La expresin tradicional de esta conviccin ha
sido: e#tra ecclesia nulla salus, que tiene su origen literal en S. Cipriano. An en su
formulacin negativa, fuera de la Iglesia no %ay salvacin, es un modo de expresar una
realidad positiva de la glesia (necessitas Ecclesiae ad salutem), su catolicidad en
cuanto necesaria universalmente para la salvacin
6
.
La expresiones no ignorando, desde3ando y no quisieran, indican claramente
situaciones de pecado y de culpabilidad. Slo aquellos que son personalmente culpables
de pecado mortal, en su quedar fuera, son por eso mismo excluidos de la salvacin: no
se salva el que esta fuera culpablemente; por eso, el contrario es tambin verdadero:
puede salvarse aquel que sin culpa est fuera de la glesia.
Ha cambiado la doctrina sobre la necesidad de la glesia para salvarse? A primera vista,
parece haber contradiccin entre el Concilio de Florencia (Dz 714) y el Concilio Vaticano
(LG 14). Pero de hecho, hay un modo de armonizar las afirmaciones de ambos
Concilios. No ha cambiado la doctrina fundamental (necesidad de la glesia para
salvarse), sino el modo como se indica a quien no forma parte de la glesia. Los Padres
Antiguos pensaban que el Evangelio haba sido suficientemente anunciado en todo el
mundo, y por eso entendan si alguien estaba fuera de la glesia era porque no queran
entrar en ella y, por tanto, era culpable (aunque no lo dicen explcitamente de este modo).
El Vaticano sostiene que no hay salvacin para aquellos que culpablemente
permanecen fuera de la glesia; por eso, sustancialmente hay coincidencia; la diferencia
6
C*. 5. 501F0! El misterio de la Iglesia! -ol. II! pp. A+B@A2+. :%a necesidad de pertenecer de algGn modo a
la Iglesia para alcanzar la salvacin es una verdad de *e que los telogos se es*uerzan por ilustrar y armonizar
con otras verdades del dogma catlico. )stos optan en nuestro tiempo por la *ormulacin positiva! segGn la
cual Hios ha instituido la Iglesia como signo e instrumento de la salvacin en este mundo! y su e*icacia
salv,*ica est basada en la *idelidad y veracidad de Hios a sus promesas ;...< )l extra Ecclesia nulla salus no
signi*ica! por tanto! que ms all de las *ronteras de la Iglesia :una! santa! catlica y apostlica= no hay
salvacin posible! sino que nadie se salva totalmente al margen de esta Iglesia. Su e$istencia entre los
hombres! por analog,a con la entrada de Cristo en la historia humana! es garant,a irrevocable de que la
voluntad salv,*ica de Cristo tiene la Gltima palabra en la historia de los hombres=.
A
est en que Florencia juzg que todos los que estaban fuera eran culpables y el Vaticano
entiende que pueden ser inocentes.
El Vaticano adopta una formulacin positiva, al hablar de la glesia como sacramento
universal de salvacin. En qu sentido puede decirse que la glesia es sacramento de
salvacin para todos? La respuesta general est en que la glesia es signo de la total
obra de salvacin que Dios est cumpliendo en el mundo y en algn modo ella est
implicada como instrumento (sacramento de Dios) en esta obra de salvacin. La glesia
es signo: en ella se cumple el mensaje de la reconciliacin del mundo con Dios, de la
obra de redencin de Cristo. La glesia es, adems, el inicio del Reino de Dios en este
mundo. La glesia es necesaria para la salvacin porque no es posible alcanzar el Reino
de Dios si no es en virtud de la glesia misma, que es la anticipacin del Reino que an
no se ha cumplido. En la glesia ya est la salvacin, aunque an no plenamente
cumplida, ella tiene todos los elementos necesarios para la salvacin. Ella los ofrece a la
humanidad continuando el ministerio mesinico de Cristo. Ella es para el mundo entero
signo e instrumento de salvacin.
Es cierto que la glesia no est en muchos lugares y que an no es visible para muchos
pueblos de la tierra, pero tambin ah el Espritu &anto ofrece a todos la posibilidad de
que, en la forma de slo ios conocida, se asocien a este misterio pascual (GS 22).
Tambin all donde la glesia no es visible, es signo de salvacin para toda la humanidad;
la glesia, por tanto, permanece siempre como signo de la obra que el Espritu Santo est
cumpliendo en el corazn de los hombres en el modo que slo Dios conoce.
Pero, adems, la glesia debe ser tambin instrumento, y en cualquier modo est
involucrada en el propsito de Dios de salvar a todos los hombres. Al afirmar, con UR 3d,
que es por medio de la glesia catlica que se pueden obtener la plenitud de los medios
de salvacin, es necesario tener en cuenta que el Concilio no quiere negar que los
medios de salvacin puedan encontrarse con fruto en otras glesias y Comunidades
cristianas no catlicas: el Espritu de Cristo no ha rehusado valerse de ellas como
medios de salvacin; el Concilio afirma que la plenitud de los medios de salvacin que
Dios ha establecido para el cumplimiento de su plan de voluntad salvfica universal es
puesta en la estructura de la glesia como sacramento universal de salvacin.
Universal, aqu, se refiere a la plenitud de elementos con que la glesia est adornada
con el fin de ser instrumento eficaz en orden a la reconciliacin de la humanidad con
Dios. El trmino universal, en cuanto a la sacramentalidad de la glesia, se refiere,
pues a toda la humanidad, pero tambin a la plenitud de medios de salvacin con que la
glesia cuenta.
Otro aspecto es la mediacin de la glesia respecto a los no cristianos. Puede la glesia
ser llamada sacramento universal de salvacin en el sentido de que realmente
interviene como instrumento para la salvacin de los que no conocen ni creen en Cristo?
En qu modo es instrumento y cmo opera esta instrumentalidad? Puede ejercerse
como representacin o suplencia de los no cristianos? Puede hacerlo simplemente
orando para que se salven? Es fcil descubrir la mediacin de la glesia en relacin con
todos aquellos que son alcanzados por ella con la Palabra y los Sacramentos, pero cul
es el papel de la glesia respecto a aquellos que no son alcanzados por su ministerio?
Segn LG 16, Dios no niega los au#ilios necesarios para la salvacin a los que sin culpa
por su parte no llegaron todava a un claro conocimiento de ios y, sin embargo, se
esfuer0an, ayudados por la gracia divina, en conseguir una vida recta, pero el Concilio
no dice nada del rol instrumental de la glesia en su salvacin; GS 22 sostiene que el
Espritu &anto ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de slo ios conocida, se
asocien a este misterio pascual; LG 8a, recurriendo a la analoga del Verbo Encarnado y
la glesia, dice que as como la humanidad es instrumento del Verbo, de modo anlogo la
glesia es instrumento de la obra del Espritu Santo en orden a la salvacin.
LG 16 afirma la posibilidad de salvacin para aquellos que no han recibido toda la luz del
Evangelio. Estos estn ordenados a la glesia de diverso modo (ad Populum ei diversis
B
rationibus ordinantur).
Pero el Concilio no determina si los no cristianos, para poder salvarse, deben estar
ordenados a la glesia por el deseo (votum); por tanto, deja de lado sta expresin que
haba empleado la Mystici Corporis; sin embargo, explica el tipo de disposicin que es
necesario para que los no-cristianos puedan salvarse: habla de aquellos que buscan a
Dios sinceramente, y que con ayuda de la gracia se disponen a cumplir con sus obras la
voluntad de Dios conocida por el dictamen de la conciencia (LG 16)
Falta, sin embargo, en LG o en UR una referencia a la idea del deseo de pertenecer a
la glesia catlica por parte de un cristiano no-catlico o de un no-cristiano. No hay
ninguna explicacin oficial en el Concilio con respecto a esta omisin.
8.3.3 Declaracin Dominus Iesu sobre la unicidad y la universalidad salvfica de Jesucristo y de la
Iglesia (6 DE AGOSTO 200)
En la eclesiologa barroca, la necesidad de la glesia se argumentaba mediante la
exposicin de su identidad y naturaleza teolgico-jurdica, con particular atencin al
hecho de ser una realidad social, y por eso mismo entidad visible. La Declaracin
Dominus esu, de la Congregacin para la Doctrina de la Fe Sobre la unicidad y la
universalidad salvfica de Jesucristo y de la glesia (6-V-2000), por el contrario,
siguiendo la doctrina del Vati cano , parte de la concepcin de la glesia como realidad
mist*rica (LG cap. ), es decir, de su propia naturaleza teolgica, que no es posi ble
reducir a la identidad sociolgica de las corporaciones de derecho pblico, que slo
descansan sobre la voluntad de quienes las forman y del reconocimiento de las
mismas por la autoridad.
La Declaracin se articula en varias partes:
1. Plenitud y definitividad de la revelacin en Jesucristo
2. El Logos encarnado y el Espritu Santo en la obra de la salvacin
3. Unicidad y universalidad del misterio salvfico de Jesucristo
4. Unicidad y unidad de la glesia
5. glesia, Reino de Dios y Reino de Cristo
6. La glesia y las religiones en relacin con la salvacin
El motivo de fondo es la justificacin de la misin universal de la glesia (a la que se alude
tanto al inicio como al final). La Declaracin aborda la cuestin de la identidad de la
glesia y recuerda algunos principios catlicos fundamentales del ecumenismo. El
contenido del texto est acorde en sustancia con el Concilio Vaticano . Sin embargo, su
estilo abstracto y compacto ha hecho que surjan dudas sobre la seriedad del empeo
ecumnico de la glesia catlica. Muchos se sintieron desengaados, ofendidos y heridos
por su tono y estilo
7
.
. A7i)*ci%$#( c#$+)l#( (%!)# #cl#(i%l%-8
No. 16: Jesucristo, nico Salvador, constituy a la glesia como misterio salvfico: l mismo
est en la glesia y la glesia est en l; por eso, la plenitud del misterio salvfico de Cristo
pertenece tambin a la glesia, inseparablemente unida a su Seor. as como la cabeza y
los miembros de un cuerpo vivo aunque no se identifiquen son inseparables, Cristo y la
glesia no se pueden confundir pero tampoco separar, y constituyen un nico Cristo total.
Por eso, en conexin con la unicidad y la universalidad de la mediacin salvfica de
Jesucristo, debe ser firmemente creda como verdad de fe catlica la unicidad de la glesia
por l fundada. existe continuidad histrica entre la glesia fundada por Jesucristo y la
glesia Catlica. Esta glesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad,
subsiste [ subsistit in ] en la glesia catlica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los
Obispos en comunin con l, y a continuacin explica que Con la expresin subsitit in , el
Concilio Vaticano quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado que la
glesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo
7
I. J5SP)>. Caminos de unidad! 'B.
+8
plenamente slo en la glesia catlica, y por otro lado que fuera de su estructura visible
pueden encontrarse muchos elementos de santificacin y de verdad.
Estos elementos eclesiales bsicos pertenecen, como dones del propio cristo, a la glesia
de Cristo y actan como fuerzas motrices en direccin a la unidad catlica
8
.
El no. 17 de la declaracin afirma que Las glesias que no estn en perfecta comunin
con la glesia catlica pero se mantienen unidas a ella por medio de vnculos estrechsimos
como la sucesin apostlica y la Eucarista vlidamente consagrada, son verdaderas
iglesias particulares. Por eso, tambin en estas glesias est presente y operante la glesia
de Cristo, si bien falte la plena comunin con la glesia catlica al rehusar la doctrina
catlica del Primado. Por el contrario, las Comunidades eclesiales que no han conservado
el Episcopado vlido y la genuina e ntegra sustancia del misterio eucarstico, no son glesia
en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas Comunidades, por el Bautismo han
sido incorporados a Cristo y, por lo tanto, estn en una cierta comunin, si bien imperfecta,
con la glesia. En efecto, el Bautismo en s tiende al completo desarrollo de la vida en Cristo
mediante la ntegra profesin de fe, la Eucarista y la plena comunin en la glesia.
Caus bastantes dificultades la afirmacin de que: las Comunidades eclesiales que no
%an conservado el Episcopado v+lido y la genuina e ntegra sustancia del misterio
eucarstico, no son Iglesia en sentido propio72 sin embargo, las comunidades protestantes
no quieren ser glesia en el sentido en que la glesia catlica se entiende a s misma
9
.
Tambin afirma el no. 17 que los fieles no pueden imaginarse la glesia de Cristo como la
suma de las glesias y Comunidades eclesiales; ni tienen la facultad de pensar que la
glesia de Cristo hoy no existe en ningn lugar y que, por lo tanto, deba ser objeto de
bsqueda por parte de todas las glesias y Comunidades, pues los elementos de esta
glesia ya dada existen juntos y en plenitud en la glesia catlica, y sin esta plenitud en las
otras Comunidades. Termina afirmando que La falta de unidad entre los cristianos es
ciertamente una herida para la glesia; no en el sentido de quedar privada de su unidad,
sino en cuanto obstculo para la realizacin plena de su universalidad en la historia.
En la parte 5: glesia, Reino de Dios y Reino de Cristo, la Declaracin afirma que existe
una ntima conexin entre Cristo, Reino de Dios e glesia, aunque no se pueden confundir
entre s (no. 18); la glesia peregrinante es necesaria para la salvacin de todos los
hombres (no. 20), por lo que no puede ser considerada como un camino de salvacin
junto a otros. Todo ello contribuye a reafirmar la fuerza, el fundamento y la necesidad de la
misin ad gentes (sin olvidar que el dilogo forma parte de la tarea evangelizadora)
10
.
!. N#c#(i"" "# l I-l#(i p) l (l1ci&$
Situada en la perspectiva conciliar, la glesia es necesaria para la salvacin porque
en ella est presente el mismo misterio de Cristo; de forma que, si este ltimo es
mediador nico y universal de la salvacin, la glesia no puede ser separada de Cristo
ni de su misin, por ser su Cuerpo. De hecho, la declaracin sostiene esta necesidad
de la glesia que sigue a la necesidad del bautismo que ella administra como objetivo
de la misin del Resucitado confiada a sus discpulos (no. 20). Por el hecho de esta
necesidad teolgica de la glesia, no queda negada en modo al guno la voluntad
divina de salvacin universal (no. 20).
Por ser prolongacin de la humanidad del Resucitado en la historia, la glesia es, ella
misma, la mediacin que Cristo ha querido para ofrecer a los hombres de todos los
tiempos la salvacin que Dios concede al mundo por la accin redentora y sacerdotal
de la resurreccin de Jess, nica y universal, acontecida de una vez para siempre,
duradera por toda la eternidad.
Para continuar otorgando a los hombres su oferta salvfica, es Cristo quien ha
querido hacerla sacramento de su presencia y accin (D 16). La unidad de la glesia
8
I. J5SP)>! Caminos de unidad, (8.
9
I. J5SP)>! Caminos de unidad, 'B.
10
). 64)07 H) %5 D4)01)! Eclesiologa, '8A
++
se fundamenta precisamente en esta sacramentalidad: Por eso, en conexin con la
unicidad y universalidad de la mediacin salvfica de Jesucristo, debe ser firmemente
creda como verdad de fe catlica la unidad de la glesia por l fundada (D 16b).
La afirmacin de la unicidad de la glesia es un axioma ineludible para poder plantear
con rigor teolgico la cuestin de la di visin de la glesia y la aspiracin de los cristianos
a la reconstruccin de su unidad. Esta unidad, por lo dems, no puede ser entendida
como una integracin o articulacin de supuestos fragmentos de la glesia una ahora
dividida: 8los elementos de esta Iglesia ya dada e#isten ,untos y en plenitud en la Iglesia
catlica, y sin esta plenitud en las otras Comunidades7 (no. 17). La unidad de la glesia es
interna y consustancial con la presencia de Cristo en ella, en su misma realidad histrica
como Mediador nico del nico Dios. A esta realidad interna debe corresponder la
unidad e#terna o de medios de gracia destinados a alcanzar la unidad interna. La
unidad interna de la glesia se vive y experimenta en las realizaciones histricas de la
glesia segn sus medios externos
11
.
La mediacin de la salvacin de los hombres en Cristo pasa por la presencia del
misterio de Cristo en la glesia; es decir, por la condicin sacramental de la glesia, de
la cual se deriva su necesidad para la salvacin.
La participacin en los medios de gracia de la glesia es un modo de acceder a
aquella realidad ntima de la que la glesia da testimonio y dispensa: la gracia de la
redencin por la cual el hombre se hace partcipe de la vida divina. Dicho de otra
manera, por la plenitud de medios de gracia se accede a la unidad ntima de la glesia,
que es consecuencia de la plenitud de presencia en ella del nico Cristo, fundamento
de la unidad plena de la glesia.
Precisamente por el carcter histrico que tiene la experiencia de la salvacin que la
glesia comunica y posibilita a los creyentes en Cristo, resulta impensable una glesia
meramente espiritual, pues ira contra su propia esencia sacramental.
c. C%$(#c.#$ci( p) l +#%l%-8 "# l( )#li-i%$#(
El reino de Dios se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la
presencia de Cristo (LG 5a). Esta concrecin del Reino divino en Cristo y la unin de
Cristo con la glesia son el fundamento de la necesidad de medio que reviste la glesia
para la salvacin y de la visibilidad en ella de la voluntad divina de salvacin universal,
as como de la misin de la glesia ad gentes Aun reconociendo que, en efecto, Dios se
sirve tambin de las religiones, a las cuales reconoce el Concilio cuanto de verdadero y
santo tienen, es imposible para la teologa cristiana hacer de las religiones medio
ordinario de la gracia divina hasta asimilar su necesidad de medio a la necesidad de
medio de la glesia para la salvacin. Tal asimilacin arruinara la gradacin progresiva
de la historia de la salvacin en su concrecin histrica al nivelar todas a las
manifestaciones en algn modo equiparables de la Verdad divina, rompiendo asimismo la
diferencia entre naturaleza y gracia o entre creacin y redencin.
La equiparacin de la glesia a las religiones y la de stas a la glesia convertira, en
efecto, a la glesia en una de las formas histricas que la mediacin de la salvacin
puede legtimamente adquirir, pero sostener esta tesis lleva consigo, quirase admitir o
no, la relativizacin de la mediacin de Cristo.
Si las religiones son vas de salvacin, slo podrn serlo de forma e#traordinaria y
provisional, en atencin a la historicidad de la manifestacin de la gracia, es decir, por la
concrecin en el tiempo de la %istoria salutis y de la misma misin ad gentes de la glesia,
pero no como vas ordinarias. El designio de Dios no incluye las religiones en pie de
igualdad con la revelacin acontecida en Cristo, si bien es verdad que es justamente
desde Cristo desde donde se determina la condicin preliminar de las religiones y de las
etapas de la historia de la salvacin. Desde Cristo se deduce este carcter preliminar de
las religiones y la orientacin a Cristo de toda conciencia religiosa. Ms an, desde
11
C*. K. C70&5>! :Propiedades esenciales de la Iglesia=! 'A'@(+.
+2
Cristo se descubre el carcter preliminar de la historia de srael, aunque desde Cristo
mismo tambin se separa la historia de srael de la historia de las religiones, adquiriendo
estas ltimas su verdadero valor en cuanto responden a la experiencia de Dios que
dimana de la luz creatural del Verbo.
Es la culminacin de la revelacin de Dios en Cristo lo que da carcter definitivo a su
insercin en la historia de la salvacin estableciendo aquella cesura que distancia y
diferencia la %istoria de 6esucristo de las diversas etapas de la historia de la salvacin; y
si los comienzos del acontecimiento de Cristo estn incluidos en la historia de srael, la
verdad es que una vez acontecida la definitiva intervencin de Dios en Cristo, esta
intervencin hace de la glesia una realidad escatolgica que la distancia de srael y de
las religiones.
De todo ello se deduce que la vinculacin que la glesia tiene con Cristo la separa de las
religiones, ya que el acontecimiento de Cristo incluye a la glesia y, por eso mismo, la
glesia es separada en l, en el acontecimiento de Cristo, de la misma forma que la
intervencin de Dios en Cristo provoca la gran cesura que separa a Cristo de las etapas
preliminares tanto de la historia de srael como de la historia general de la salvacin, en
la que son incluidas las religiones como resultado de la revelacin creatural del Verbo.
De modo que se puede decir que frente al valor absoluto de Cristo, todas las dems
cesuras, tanto de la historia de srael, como de la historia general de la salvacin,
resultan, ciertamente, secundarias
12
.
8.3 A$l%-8 "#l *i(+#)i% "# l I-l#(i c%$ #l *i(+#)i% "#l V#)!% E$c)$"%
8.3.1 A$+#c#"#$+#(
LG 8a menciona la non mediocrem analoga por la cual el misterio de la glesia se
asemeja al misterio del Verbo Encarnado.
Desde Len X hasta el Vaticano ha tenido lugar un importante desarrollo de esta
doctrina de la analoga entre el misterio de la glesia y el misterio del Verbo Encarnado
13
.
Antes de pasar al Concilio Vaticano veamos lo que dicen la Satis Cognitum y la Mystici
Corporis:
. E$c8clic S+i( C%-$i+.* (29-V-1896) de Len X (cf. DS 3300-3310)
En el magisterio de Len X se da una concentracin de temas eclesiolgicos, en l
concurren las dos corrientes de su tiempo: la glesia como sociedad perfecta y la glesia
como cuerpo mstico de Cristo. La Satis cognitum y la Divinum llud (09-V-1897) sobre el
Espritu Santo, constituyen un intento de integrar en una sola nocin de glesia los
elementos de ambas corrientes
14
:
- Principio de la estructura encarnatoria de la economa de la salvacin (unin de lo
visible y lo invisible). Partiendo del origen de la glesia en la Trinidad, Len X, pasa a
12
). 64)07 H) %5 D4)01)! Eclesiologa, '8A. 5. &70?L%)? M701)S, Imagen de Iglesia.
Eclesiologa en perspectiva ecumnica. Madrid 288A.
13
%& Aa cita las enc,clicas !atis cognitum y M"stici Corporis! por eso hemos de analizar este te$to en el
conte$to de ambos documentos.
14
%a enc,clica tiene como tema principal la unidad de la Iglesia y sobre nuestro tema subrayamos
sucintamente los siguientes puntos9
aN El origen de la Iglesia. )l punto de partida es puesto en Hios! que ha querido valerse de los hombres para
ayudar a los hombres Olos hombres se comunican e$ternamenteNC
bN #a uni$n de lo visible con lo invisible. )sta unin pertenece a la esencia misma de la Iglesia desde su
origen. )l misterio del -erbo )ncarnado es presentado como principio dogmtico para ilustrar el misterio de la
Iglesia. 6asado en esta dualidad de aspectos de la Iglesia OinvisiblesPvisiblesC internosPe$ternosN %en QIII le
aplica la nocin de :Cuerpo de Cristo=. Si se rompiera esta dualidad de elementos la Iglesia deRar,a de ser
cuerpo! por eso la enc,clica no apoya ciertas interpretaciones misticistas del dogma eclesiolgico ni hace suya
la nocin de la Iglesia como continuacin de la encarnacin de CristoC
cN Misi$n de Cristo " misi$n de la Iglesia. )n la Iglesia no se trata de una continuacin del ser de Cristo sino
de su misin. Ser y misin en Cristo y en la Iglesia se implican mutuamente.
+'
formular la idea de que la unin de lo visible e invisible en la glesia pertenecen a su
misma esencia y constitucin, ya que procede de la misin del Hijo que la glesia
contina y, por eso, no es algo de lo que la glesia pueda disponer libremente o a lo que
pueda renunciar en un momento determinado de su historia
15
. El misterio del Verbo
Encarnado es puesto como principio dogmtico para ilustrar el misterio de la glesia. En
la glesia se dan elementos externos e internos, visibles e invisibles; la relacin entre
ambos no es yuxtapuesta, sino unin ntima, ya que lo interno es causa de lo externo y lo
externo necesaria manifestacin de lo interno. La exterioridad y visibilidad de la glesia
(Palabra, sacramentos, etc.) es causa de su crecimiento y expansin, ya que gracias a
ella sus dones (la fe, la gracia, etc.) pueden ser comunicados y otros nuevos miembros
pueden alcanzar el conocimiento de Cristo y llegar a la unin con la glesia.
- Esquema de unin cuerpo-alma. Len X lo aplica a la glesia, el cuerpo es lo que se
ve y el alma lo invisible (DS 3300). As como en el ser animado el principio vital e interno
se manifiesta en el movimiento y accin del ser viviente, as en la glesia su principio
sobrenatural est oculto a los ojos pero se manifiesta al exterior por los actos de los
miembros de la glesia. Aqu la nocin antropolgica hace referencia a la unin profunda
de los dos elementos que son esenciales a la glesia, como el cuerpo y el alma en el
hombre. El objetivo de Satis cognitum era hacer frente a los que negaban uno u otro
aspecto y garantizar, en la glesia, la unidad intrnseca entre la dimensin externa y la
espiritual, ambas esenciales en la constitucin de la misma.
- Analoga Cristo-glesia (principio de la unin de las dos naturalezas en la persona del
Verbo Encarnado). Para superar toda divisin y afianzar la unidad, Len X recurre al
paralelismo entre el misterio de la glesia y el misterio de la Encarnacin. La unin de lo
visible e invisible en la glesia viene parangonada con la unin de la naturaleza humana y
la naturaleza divina en Cristo
16
. El dogma de Calcedonia es tomado como principio
hermenutico del dogma eclesiolgico. Sobre l se apoya Len X para excluir, no slo
todo dualismo (nestorianismo) entre la glesia visible (del derecho) y la glesia espiritual
invisible (de la gracia), sino tambin cualquier interpretacin del dogma eclesiolgico en
el sentido dicotmico ms difuminado (la primaca de un aspecto sobre el otro). La unin
de la naturaleza humana y la divina en el Verbo Encarnado debe iluminar el ser y la unin
de los elementos divinos y humanos de la glesia.
Sin embargo es necesario excluir, tambin, en la glesia cualquier forma de unin
hiposttica. No es la unin hiposttica el referente de la analoga en el pensamiento de
Len X, sino el hecho de que la unin es de tal ndole que si se intenta excluir uno de
los dos elementos ya no se puede hablar de la glesia. La encclica no explica los
trminos de la analoga, slo le interesa el aspecto de unin intrnseca, tampoco
pretende hacer una interpretacin misticista del dogma eclesiolgico, ni asume la nocin
de J.A. Mhler de que la glesia es la continuacin de la Encarnacin de Cristo; slo
pretende afirmar tanto la Encarnacin de Cristo, como la estructura encarnatoria de la
glesia que procede del designio divino que ha querido acercarse al hombre, y querido
revelarse y actuar segn la ndole del ser humano. En la glesia los elementos visibles
reciben consistencia de los invisibles y aquellos no pueden ser entendidos sino partiendo
de estos. En la glesia esta constitucin debe durar siempre y si alguno de estos
elementos viniera a menos la glesia dejara de ser la glesia de Cristo.
- Diferencias. Siempre que se habla de analoga deben tenerse en cuenta tanto las
semejanzas como las diferencias. Len X insiste en el hecho de que la glesia contina
la misin de Cristo; por tanto, no se trata de la continuacin del ser de Cristo, de la
Encarnacin como evento, sino de su obra de redencin. Ser y actuar, naturaleza y
15
Hios ha deRado esta *orma concreta para toda la econom,a de la salvacin y salir de esta estructura
encarnatoria ser,a deRar de lado el designio de Hios y no corresponder,a a la *orma concreta del designio de
Hios sobre el hombre.
16
)l dogma cristolgico de Calcedonia viene aplicado por analog,a Ono usa la palabra :analog,a=! que slo
aparecer en el -aticano II! no obstante! la realidad contenida en la analog,a est ya a*irmada en !atis
cognitumN.
+(
misin en Cristo y en la glesia se implican mutuamente. La glesia tiene una naturaleza
adecuada a su misin y puede realizar una tal misin porque tiene la naturaleza
adecuada a ella.
La misin de la glesia presupone que en ella est unido lo humano y lo divino, como la
misin de Cristo tiene necesidad de su Encarnacin; LG afirmar que la naturaleza
humana est indisolublemente unida al Verbo y es rgano de salvacin para los hombres.
Por tanto, como la misin de Cristo tiene necesidad de un rgano de salvacin, es decir,
de su naturaleza humana, as ocurre con la glesia.
En su realizacin la glesia cuenta con la presencia y la accin de Cristo Cabeza; lo
afirma Satis cognitum: como garante de que la misin sigue adelante, el Espritu Santo
permanece siempre en la glesia asegurndole la verdad (principio de asistencia); luego
LG 8a dir que el Espritu Santo vivifica la glesia y que la congregacin social de los
fieles viene vivificada por el Espritu Santo, que est indisolublemente asociado a la
glesia. Len X no habla ms, en esta encclica, del Espritu, pero posteriormente lo
har en Divinum llud, dedicada a la tarea del Espritu Santo en la glesia. Aqu hace
notar que la misin del Espritu Santo coincide con la misin de la glesia: ambas
misiones comienzan cuando la misin terrestre de Cristo alcanza su cumplimiento. Es
necesario que Cristo suba al cielo para enviar el Espritu, que hace que la misin de
Cristo se perpete en la misin de la glesia hasta la parusa.
!. E$c8clic 'M/(+ici C%)p%)i(, (29-V-1943) de Po X (cf. DS 3800-3822)
De 1920 a 1942, entre las dos guerras, los telogos insistieron en la doctrina tradicional
de que la glesia es la continuacin de Cristo entre los hombres, dando lugar a
desviaciones doctrinales. En este contexto aparece la encclica Mystici Corporis, que
presenta y refuta un doble peligro: el falso racionalismo eclesiolgico, que reduce la
glesia a un mero producto humano (nestorianismo eclesiolgico), y el falso misticismo
que no respeta las fronteras entre lo humano y lo divino de la glesia (monofisismo
eclesiolgico).
En la primera parte presenta el paralelo Cristo-glesia, que es la base de toda la
encclica. Dios ha querido que su salvacin alcance a los hombres mediante la glesia
visible, de modo semejante a como en su encarnacin se sirvi (se evita usar el trmino
unir por el peligro de monofisismo) de la naturaleza humana
17
.
El Logos se sirve de la naturaleza humana, y el Espritu se sirve de la estructura social
de la glesia para la edificacin del Cuerpo de Cristo. Por tanto la relacin entre
Encarnacin e glesia aparece con claridad: dentro del designio salvfico la glesia
aparece desarrollando el mismo rol que la naturaleza humana en la encarnacin del
Verbo. Esta es la razn ms profunda que permite llamar cuerpo a la glesia, sin
embargo no podemos hablar legtimamente de la glesia como encarnacin continuada
del Verbo.
La encclica desarrolla su reflexin en tres etapas:
- La glesia es un cuerpo (se quiere recalcar su realidad visible);
- La glesia es el cuerpo de Cristo (incluye cuatro principios: Cristo es el fundador,
cabeza, conservador y salvador de la glesia. Resalta tambin el paralelismo entre el
dogma cristolgico y el eclesiolgico
18
);
17
C*. M"stici Corporis n.B9 :Porque as, como el -erbo de Hios! para redimir a los hombres con sus dolores y
tormentos! quiso valerse de nuestra naturaleza! de modo parecido en el decurso de los siglos se vale de su
Iglesia para perpetuar la obra comenzada= Ocita al -at. IN.
18
0o obstante el paralelismo! hay grandes di*erencias9
aN En el modo de uni$n. )n la )ncarnacin hay unin hiposttica! sustancial! mientras que entre Cristo y la
Iglesia hay una unin pneumticaC
bN En el modo de recibir el Espritu. %a naturaleza humana de Cristo lo recibe en plenitud! mientras la Iglesia
lo recibe abundantementeC
cN En la %inalidad del ser instrumental. %a naturaleza humana para realizar la redencin! la Iglesia para
distribuir los *rutos.
+2
- La glesia es el cuerpo mstico de Cristo (debe denominarse mstico para distinguirlo
del cuerpo fsico y sealar as su realidad trascendente).
Pero como su punto de partida es la nocin societaria de cuerpo, y no la unin espiritual
de los fieles en Cristo, la Mystici Corporis no consigue lograr una sntesis adecuada entre
el aspecto mistrico e institucional de la glesia
19
. A la hora de la analoga Verbo
encarnado-glesia, la encclica lo hace de un modo netamente cristolgico (no da relieve
a la accin del Espritu Santo) y subrayando en exceso el aspecto institucional
20
. Otro de
los lmites de la encclica es que slo emplea la imagen de cuerpo de Cristo.
8.3.2 C%$cili% V+ic$% II
LG 8 es el ltimo nmero del captulo : El misterio de la glesia.
LG 8a: Cristo, el nico 5ediador, instituy y mantiene continuamente en la tierra a su
Iglesia santa, comunidad de fe, esperan0a y caridad, como un todo visible, comunicando
mediante ella la verdad y la gracia a todos. 5as la sociedad provista de sus rganos
,er+rquicos y el Cuerpo mstico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la
Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser
consideradas como dos cosas distintas, sino que m+s bien forman una realidad comple,a
que est+ integrada de un elemento %umano y otro divino. Por eso se la compara, por una
notable analoga, al misterio del 9erbo encarnado, pues as como la naturale0a asumida
sirve al 9erbo divino como de instrumento vivo de salvacin unido indisolublemente a l,
de modo seme,ante la articulacin social de la Iglesia sirve al Espritu &anto, que la
vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo .cf. Ef :,;</
21
.
LG 8 nos muestra a la glesia como sacramento de Cristo, sin utilizar el trmino, sino
refirindose a la realidad visible que a su vez se refiere a algo ulterior: una visin
sacramental de la glesia. Es el texto clave para expresar la sacramentalidad de la
glesia. En sus tres prrafos intenta superar una eclesiologa slo institucional que surgi
por la controversia luterana que apelaba por una iglesia espiritual.
El punto de partida es Cristo, nico mediador que ha constituido la glesia como
comunidad de fe, de esperanza y caridad (hpax en el Concilio), como una trabazn
visible por la cual comunica a todos la verdad y la gracia (todos se refiere a toda la
humanidad, para la cual la glesia alcanza la salvacin ejerciendo como mediadora).
La glesia es una realidad tendrica: compuesta por un elemento humano y un elemento
divino, pero no es tan simple como decir que el elemento humano es el visible y el divino
el invisible.
Hay que recurrir a la no dbil analoga (no es un paralelismo preciso, pues no se trata
de una unin hiposttica del Espritu con la glesia) para comprender este tema de la
realidad tendrica: el Verbo asume la naturaleza humana (el Hijo de Dios es imagen del
Dios invisible), en virtud de la analoga se puede expresar que el Espritu Santo se une al
19
Hos en*oques han cruzado toda la historia de la eclesiolog,a9
@ )n*oque horizontal9 parte de los aspectos visibles e institucionales! en su mani*estacin horizontal en el
mundo. Se desarrolla principalmente en la eclesiolog,a que responde a la >e*orma9 de a%uera hacia adentro9
societas per%ectaC
@ )n*oque vertical9 parte de los aspectos divinos! o sea! espirituales de la Iglesia. Due muy desarrollada por los
Santos Padres y la )scolstica9 de adentro hacia a%uera9 Iglesia&Cuerpo de Cristo! comuni$n Oc*. escuela de
1ubinga! )scuela >omanaN. )stos dos en*oques no se contradicen! sino que se complementan.
20
Hebe entenderse en el conte$to! como respuesta a los errores eclesiolgicos de la .poca.
21
)squema de %& A9
aN %a asamblea visible y la comunidad espiritual no son dos cosas distintas! sino que *orman una realidad
an'loga al misterio del -erbo encarnadoC
bN %a Iglesia una! santa! catlica y apostlica subsiste en la Iglesia catlica! aunque *uera de ella se
encuentran elementos eclesialesC
cN %a Iglesia se mani*iesta en la *uerza y en la *laqueza. %lamada a ser pobre y perseguidaC
dN %a Iglesia supera sus di*icultades con la virtud de Cristo y la caridad! anunciando el Misterio de Cristo
hasta llegar a la plenitud escatolgica.
+E
cuerpo eclesial, este se deja plasmar por aquel en unidad de tal manera que esta
realidad bien compaginada y conexa se convierta imagen de la naturaleza humana de
Cristo; lo que la naturaleza humana representa en trminos de eficacia para la salvacin
se debe atribuir a la glesia; en Cristo habita la plenitud de la salvacin, a travs de su
cuerpo lo podemos ver, or y tocar y a travs de l podemos encontrar la misericordia del
Padre; esta realidad termina con la Ascensin como culmen del misterio pascual (Cristo
est ya glorificado a la derecha del Padre), ahora es posible orlo, verlo y tocarlo slo por
la accin del Espritu que plasma la glesia para que contine en el tiempo la misin de
Cristo y dndole todos los instrumentos y carismas necesarios para que ella realice la
salvacin.
La glesia es instrumento en manera plena y significativa, por eso no puede contradecir
su estatuto de ser prolongacin del misterio de Cristo.
El Espritu Santo garantiza a la glesia la palabra, los sacramentos, la vida santa, los
dones, y los ministerios para que se puedan distribuir continuamente la Palabra y los
sacramentos; as la glesia continua la misin de Cristo.
Esta glesia as descrita es la misma que ha sido confiada a Pedro, por eso subsiste en la
glesia catlica, aunque fuera de ella tambin hay elementos de santidad, ella tiene la
plenitud de los medios.
La glesia es signo de Cristo presente en la historia, signo del Espritu que la hace
instrumento que manifiesta la salvacin que ha recibido y que continuamente es donada
por el Seor. Ella se dirige permanentemente hacia el Reino y es su anticipacin.
El cuerpo eclesial cuando se deja plasmar en unidad es verdaderamente signo de la
salvacin que fue ya cumplida en Cristo.
La humanidad debe llegar a la salvacin querida por Dios, para ello la humanidad cuenta
dentro de ella con Cristo, presente en el misterio, an no cumplido pero ya anticipado.
Esto pide la fidelidad a Cristo en virtud de la fuerza de Cristo que va conformando el
Cuerpo y le da todos los dones para realizar su misin.
8.3.0 L '$% "9!il $l%-8, "# L.*#$ G#$+i.* 8
En el captulo de LG se manifiesta el cambio de visin eclesial que ser desarrollado en
sus siguientes captulos:
- El cristocentrismo de la reflexin eclesiolgica: En LG el centro de gravedad para
profundizar en el ser de la glesia no es el anlisis de sus aspectos visibles o societarios,
sino el plan salvador de Dios manifestado en Cristo.
Este nuevo centro de gravedad supone un nuevo avance en la concepcin de la glesia y
en el dilogo ecumnico, ya que se parte de lo que nos es comn con todas las
confesiones y no precisamente de lo que nos divide. La glesia es entendida desde
Cristo; pero no desde un Cristo anterior y ajeno a ella, solamente punto de partida y de
llegada de su historia, sino desde Cristo presente en sus misterios. El ser y la misin de
la glesia solamente pueden ser entendidos entroncados en el ser y en la misin de
Cristo (LG 1).
- La analoga entre la glesia y el misterio del Verbo Encarnado: El Vaticano por primera
vez en un texto del magisterio utiliza el trmino tcnico de analoga para expresar la
relacin entre el misterio del Verbo Encarnado y el de la glesia. En LG 8 se afirma que la
glesia es una realidad compleja formada por elementos divinos y humanos. La glesia es
a la vez:
* Santa comunidad de fe, esperanza y caridad .... Organismo visible para comunicar
la gracia y verdad.
* Cuerpo mstico de Cristo ............. Sociedad jerrquica.
* Comunidad espiritual .............. Asamblea visible.
* glesia enriquecida con bienes celestiales ..... glesia terrestre.
El mismo nmero, tras afirmar esta complejidad la ilustra por medio de la analoga del
Verbo Encarnado (cf. LG 8).
El trmino analoga establece la diferencia clara a la vez que la unin profunda entre el
+
misterio de la Encarnacin y el de la glesia.
. :)+# ;c%i$ci"#$+#< "# l $l%-8
El vocablo repetido para ambos trminos de la analoga es el verbo sirve (inservit):
- Cristo se sirve de la naturaleza humana para la salvacin.
- El Espritu de Cristo se sirve de la organizacin social de la glesia para el aumento del
cuerpo.
En ambos casos es necesaria la unin profunda, ntima e indisoluble entre lo divino y lo
humano.
!. :)+# ;$% c%i$ci"#$+#< "# l $l%-8
Se trata de la naturaleza de la unin que se realiza en cada caso:
- El Verbo asume (assumpta) la naturaleza humana.
- El Espritu de Cristo vivifica (eam vivificanti) la configuracin social de la glesia.
En Cristo se da la unin hiposttica, pero en la glesia no, ya que todas las personas que
la forman siguen manteniendo su personalidad, que no es asumida por el Espritu. As
pues, entre los dos misterios se da una coincidencia en la indisolubilidad, pero una
diferencia en la naturaleza de unin.
Mller estudia el texto LG 8 desde la terminologa escatolgica, segn la cual, entre la
Encarnacin y la glesia se da una analoga de proporcionalidad
22
cuyo tertium
comparationis es la indisolubilidad de la unin. Tambin se da la analoga de
atribucin
23
cuyo tertium comparationis es el servir como medio de salvacin.
En el primer caso la parte coincidente de la analoga se encuentra en el tertium
comparationis, lo cual no implica que la unin indisoluble de la glesia sea hiposttica, ni
que el servir como rgano de salvacin se realice de idntica manera en Cristo y en la
glesia.
La clave del Concilio es que introduce en la reflexin una visin ms pneumatolgica (si
bien, se debe avanzar todava en este campo de reflexin). As en LG 8 al hablar de la
analoga, se seala el papel del Espritu Santo.
8.3.3 C%$cl.(i%$#( +#%l&-ic(
- La glesia no depende nicamente del hecho de la Encarnacin, sino del acontecimiento
total de Cristo. Fuera del misterio de Cristo, la glesia no tiene sentido.
- La Encarnacin solamente ilumina por analoga los aspectos divinos y humanos de la
glesia, pues lo central del dogma de la encarnacin -dualidad de naturalezas en unidad
de personas- no es vlido para iluminar el misterio de la glesia, que es misterio de
pluralidad de personas. En este sentido no podemos hablar de la glesia como
continuacin de la Encarnacin.
- La razn ms profunda por la que la glesia puede ser llamada cuerpo de Cristo no es
22
S%a analog,a de proporcionalidad *unciona con cuatro t.rminos9 5 es a 6 como C es a H. eRemplo clsico9
el ocaso es al d,a lo que la veRez a la vidaC o el timonel es a la nave lo que es gobernante a la ciudadT O%.
%adaria. El Dios vivo " verdadero( p. (++N. )n este caso la analog,a ser,a as,9 Cristo se sirve de la naturaleza
humana como el )sp,ritu se sirve de la organizacin social de la Iglesia.
23
S%a analog,a de atribucin se da cuando el t.rmino en cuestin compete propiamente a varias realidades!
aunque a cada una de ellas de manera distinta. Consta de tres t.rminos! dos de los cuales se re*ieren a un
tercero! que es el atributo! lo que se atribuye a los otros dosU )n este caso se usa el c.lebre eRemplo de la
salud y el t.rmino SsanoT. 1odo lo que es sano se relaciona a la salud9 el hombre o el animal que la tiene o la
puede recibir! el alimento que la conserva! la medicina que la produce. )s claro que la palabra se usa con
propiedad en todos los casos! pero en cada uno de manera diversa. )l t.rmino tiene en las diversas
atribuciones sucesivas la misma signi*icacin! no se trata por tanto de un t.rmino un,vocoC pero se aplica a
una diversidad de obRetos reales que reciben un predicado Gnico atribuy.ndoselo de diversas manerasT O%.D.
%adaria. El Dios vivo " verdadero( p. (8BN. )n este caso la analog,a ser,a as,9 tanto la naturaleza humana que
Cristo asume! como la organizacin social de la Iglesia que el )sp,ritu anima! sirven para la salvacin.
+A
porque el Verbo asuma la glesia como lo hizo con la naturaleza humana, sino porque la
glesia, gracias al Espritu, contina siendo en el mundo para los hombres una mediacin
de salvacin anloga a lo que en Cristo fue su condicin humana.
- La analoga de la glesia con el misterio de la Encarnacin es explicada y profundizada
cada vez ms desde la pneumatologa. La misin del Espritu es constitutiva de la glesia
(LG 8), y con esto se evita un cristomonismo y se muestra una eclesiologa ms
equilibrada desde el misterio de la Trinidad. Cristo, enviado por el Padre, enva a su vez
el Espritu sobre la glesia y de este modo Cristo sigue presente en el mundo a travs de
la glesia de una forma no encarnada, sino pneumtica.
8.= R#7#)#$ci c%$(+i+.+i1 "# l I-l#(i C)i(+% / l E(p8)i+. 2LG 3 / 84
La reflexin acerca del origen trinitario de la glesia (LG 2-4) nos permite considerar el
papel de Cristo y del Espritu Santo en la nocin de Cuerpo de Cristo:
- Cristo mediador remite al designio de salvacin: acceso al Padre por el Hijo en un slo
Espritu;
- El Espritu, principio vital del cuerpo eclesial (de algn modo podemos decir que el
Espritu es el alma de la glesia;
- El Espritu y la analoga entre glesia y Verbo encarnado.
8.=.1 L I-l#(i #( (c)*#$+% "# (l1ci&$ p%)>.# #( C.#)p% / #(p%( "# C)i(+%
Aqu hay que partir de la totalidad del evento Cristo. Hablar slo de la encarnacin en el
sentido de unin hiposttica supondra visin parcial. Hablar de la glesia como
continuacin de la encarnacin de Cristo supone el riesgo de olvidar la dimensin
escatolgica. Ms bien se debe afirmar que en la glesia se contina la comunicacin de
la gracia de Cristo, porque su humanidad es instrumental. La glesia es instrumento del
Espritu, rgano vivo de salvacin. La glesia es sacramento de salvacin en analoga
con la humanidad de Cristo invadida por el Espritu Santo (analoga de
proporcionalidad)
24
. Todas estas reflexiones tienen dos implicaciones: el significado de
Cristo como proto-sacramento y la dimensin pneumatolgica de la glesia como
sacramento de salvacin.
.9er m+s adelante 8origen crstico de la Iglesia7/.
8.=.2 L I-l#(i #( #l (c)*#$+% "#l :$#.* "# C)i(+%
La glesia est penetrada por el Pneuma de Cristo (no simplemente por la tercera
persona de la Trinidad). De esto hay un testimonio claro en Lc en su narracin del evento
de Pentecosts. Como sacramento del Espritu la glesia est llamada a ejercitar su
misin de salvacin como signo e instrumento de la unin de los hombres con Dios y
entre ellos. En la soteriologa paulina se afirma que Cristo ha reconciliado a la
humanidad con Dios, el Espritu de Cristo lleva a cumplimiento esta reconciliacin y
salvacin a travs de la glesia. Para Lc el evento Cristo es el centro de la historia de la
salvacin, pero esta salvacin encuentra su continuacin en la glesia vivificada por el
Espritu de Cristo.
Porque es sacramento del Espritu, la glesia se considera habilitada para ejercer con
mayor eficacia su misin salvfica como signo e instrumento de la unin del hombre con
Dios y de la reconciliacin de la humanidad entera con Dios, origen y fin de toda
creacin. Al Espritu de Cristo compete en el plan divino de salvacin el proclamar este
mensaje de gracia a todo el mundo y llevarlo a cumplimiento a travs de la glesia. La
frase de reneo puede ilustrarnos: Donde est la glesia, all est el Espritu de Dios, y
donde est el Espritu de Dios, all est la glesia y con ella toda gracia: el Espritu, por su
parte, es la verdad. Penetrada como est la glesia por el Espritu de Cristo, ella se
24
Hi*erencia9 la humanidad de Cristo no est in*luida por el pecado! nunca es obstculo a la gracia. %a
humanidad de la Iglesia est sometida al pecado. )n Cristo se da un contacto inmediato! continuo y duraderoC
en la Iglesia mediato y en ciertos momentos Osobre todo los sacramentosN.
+B
presenta al mundo verdaderamente como sacramento del Espritu. Fundamento de esta
sacramentalidad pneumtica de la glesia es la inhabitacin del Espritu Santo en la
glesia como su principio vivificante y santificador, increado y trascendente, comunicado
por Cristo-cabeza que el Espritu Santo ejerci sobre la humanidad asumida por el Verbo.
mportantes para este tema son las afirmaciones de la encclica ivinu Illud munus (09-
05-1897) de Len X: 8el Espritu &anto es garante de la tarea de la Iglesia entre los
%ombres. l permitir+ siempre que la Iglesia pueda desarrollar su misin de verdad. Esto
lo %ace el Espritu a trav*s de los que son enviados por la Iglesia .los su,etos del
ministerio eclesi+stico/2 si Cristo es la Cabe0a de la Iglesia, el Espritu es como su alma7
(DS 3328).
En la 5ystici Corporis de Po X, al interno del paralelismo Cristo-glesia, naturaleza
humana-naturaleza del Verbo, encontramos el otro paralelismo: 8la naturale0a %umana
est+ unida indisolublemente con el 9erbo, la Iglesia est+ unida con el Espritu &anto. En
efecto, si es verdad que la Iglesia es Cuerpo mstico de Cristo, entonces es tambi*n
verdadero que de este Cuerpo mstico el Espritu es el alma, el principio visible al cual se
debe la unin de todas las partes del cuerpo entre ellas y con su e#celsa Cabe0a7 (DS
3807-3808). El Espritu est presente en cada miembro de la glesia, pero tambin en el
cuerpo todo entero.
El Concilio Vaticano ha subrayado de modo particular que es el Espritu Santo quien
realiza en Cristo la unidad de la glesia como signo e instrumento de la unidad de todos
los hombres:
- UR 2: 8el Espritu &anto que %abita en los creyentes y llena y sostiene toda la Iglesia
produce aquella maravillosa comunin de los fieles y tan ntimamente rene a todos en
Cristo, que es el principio de la unidad de la Iglesia7. El Espritu Santo es quien obra 8la
variedad de los carismas y de los ministerios y enriquece con varios dones a la Iglesia7
(UR 2) para edificar el nico cuerpo de Cristo a lo largo de los siglos.
- LG 2 subraya que 8Cristo nos %a %ec%o partcipes de su Espritu, el cual [.] da a todo el
cuerpo vida, unidad y movimiento7. Pero la unidad que el Espritu Santo produce en la
glesia es una unidad especficamente trinitaria: 8que todos sean uno como 4, Padre, en
m y yo en ti, tambi*n ellos sean uno en nosotros7 (Jn 17,21).
- GS 92: El Espritu Santo es el principio de la misin y del dilogo de la glesia en y con
el mundo, para hacer a todos partcipes de la vida trada por Cristo a la tierra (GS 92)
25
.
- LG 8 afirma que el Espritu vivifica la glesia
- LG 12: el Espritu Santo santifica y dirige al pueblo de Dios por los sacramentos y los
ministerios y lo enriquece con las virtudes; reparte entre los fieles de cualquier clase
tambin gracias especiales con que los dispone para realizar variedad de obras y oficios
provechosos para la renovacin y una ms amplia edificacin de la glesia.
- PO 2: El &e3or 6ess, a quien el Padre santific y envi al mundo .6n ;=,></, %i0o
partcipe a todo su Cuerpo mstico de la uncin del Espritu &anto, con la cual l mismo
est+ ?ngido7.
W. Kasper afirma que la muerte y resurreccin de Jess, su exaltacin y el envo del
Espritu Santo, constituyen un nico evento salvfico
26
, y es mediante el Espritu Santo
que experimentamos a Jesucristo como presente en la comunidad de los creyentes
27
,
por eso la glesia constituye el sacramento del Espritu
28
. Ella es tal solamente en
25
P. C7H5. #o !pirito !anto e il misterio della Chiesa. In9 55.--.! #a Chiesa nel suo mistero. In
cammino verso la Chiesa. #a Chiesa nel suo essere. #o !pirito !anto e il mistero della Chiesa. #a vita della
Chiesa. Maria e il mistero della Chiesa. >oma +BB'! pp. +B'@+BB.
2E
I. J5SP)> V &. S541)>! #a chiesa, luogo dello !pirito, AB.
2
I. J5SP)> V &. S541)>! B8.
2A
I. J5SP)> V &. S541)>! (E.
28
Cristo, el sacramento primordial
29
.
Con la expresin sacramento del Espritu, aplicada a la glesia, Kasper intenta
corregir la concepcin del Espritu como alma de la glesia, de origen agustiniano y
retomada por el magisterio eclesistico
30
, definicin que favoreci la tendencia a hacer
coincidir el campo de accin del Espritu Santo con el de la glesia catlica y por tanto
con su estructura jerrquica
31
oscureciendo as la realidad carismtica, la dimensin
ecumnica y hasta la accin eficaz del Espritu Santo en el mundo.
Por su parte la definicin de la glesia como sacramento del Espritu significa, en
primer lugar, que ella es solamente sacramento, que no es la realidad misma del Espritu;
por tanto ella remite ms all de s misma, y est llamada a ir ms all de s misma. La
glesia es un signo anticipador de la soberana de Dios que un da deber comprender la
realidad toda y que por doquier, por tanto tambin fuera de la glesia, est ahora viniendo
secretamente a la luz
32
.
En cuanto sacramento del Espritu, la glesia es la realizacin transitoria del sentido
final de la historia: la unidad y la paz (s%alom) entre los hombres y entre los pueblos
mediante la unin de estos con Dios
33
.
Por su parte Y. Congar afirma que el Espritu hace la glesia en el sentido que es su
principio de comunin y unidad, de catolicidad, de apostolicidad y de santidad.
A$#6%
'El Mi(+#)i% "# l I-l#(i / (.( p)i$cipl#( )+87ic#(,
34
Para San Pablo la glesia es un Misterio. Ella es fruto de la actuacin libre y arcana de
Dios (LG 2). El Concilio ha sido claro en afirmar cmo la naturaleza de la glesia no se
puede entender sin esa referencia al amor misterioso, infinito de Dios por los hombres,
por eso LG ha visto el misterio de la glesia dentro del horizonte de la Trinidad, que ha
querido hacer partcipes a los hombres de su propia vida.
El ttulo del primer captulo de LG: "El Misterio de la glesia" quiere expresar esa realidad
profunda. El organismo social de la glesia, estructurado jerrquicamente, contiene un
aspecto interior, espiritual, sobrenatural, divino. La combinacin de esos dos elementos
hacen de la glesia un gran sacramento, es decir "signo e instrumento de la ntima unin
con Dios y de la unidad de todo el gnero humano" (LG 1).
La aplicacin del concepto "Misterio" a la glesia quiere decir que ella es el cumplimiento
del designio salvfico de Dios
35
. A pesar de su pobreza como signo, la glesia es la
concrecin del actuar salvfico de Dios en favor de los hombres; de la gracia de Cristo
dada a la humanidad para transformarla y unificarla.
1. El %)i-#$ +)(c#$"#$+# "# l I-l#(i
. O)i-#$ +)i$i+)i%
La prehistoria de la glesia se remonta al misterio de la Trinidad, en cuanto que el
Creador y artfice de la glesia es la Santsima Trinidad. La glesia corresponde a aquel
maravilloso designio de salvacin que Dios ha concebido en favor de los hombres antes
de la creacin del mundo.
La glesia es una obra "ad extra". No tiene por causa eficiente slo el Padre, o el Hijo, o
el Espritu Santo sino las Tres Personas Divinas. Es la sabidura del Padre, del Hijo y del
2B
I. J5SP)> V &. S541)>! (A.
'8
I. J5SP)> V &. S541)>! (.
'+
I. J5SP)> V &. S541)>! (.B+.
'2
I. J5SP)> V &. S541)>! B2.
''
I. J5SP)> V &. S541)>! AB.
34
6. M70HI0! #a Chiesa, primi)ia del Regno. 6ologna +BAB! p. +B2@2+'.
35
Para &erald Philips "el misterio" con que se nombra a la Iglesia signi*ica que ella es la concrecin del
designio divino con el cual el Padre realiza en Cristo su voluntad salv,*ica y al mismo tiempo la revela a trav.s
de una realidad temporal que conserva toda su trasparencia.
2+
Espritu Santo quien la ha concebido, la ha querido y la ha actuado.
Los documentos del Vaticano hablan del origen trinitario de la glesia. El texto ms
importante es AG 3-4 (par. LG 2-4 y UR 2) en donde los Padres hablan de tres momentos
en la constitucin del misterio de la glesia:
1) la voluntad salvfica universal del Padre;
2) la misin redentora del Hijo;
3) la misin santificadora del Espritu Santo.
Esta triple apropiacin, sin embargo, no puede hacernos olvidar que la glesia es fruto de
la accin colectiva y constante de las Tres Personas Divinas. Por voluntad del Padre, con
el sacrificio del Hijo y con el don del Espritu, la Trinidad instaura con el hombre una
unin interpersonal, un encuentro dialogal que da lugar a la glesia. As aparece claro
que la glesia no es fruto solo de una realidad histrica.
!. O)i-#$ c)8(+ic% "# l I-l#(i
Programada y querida por Dios desde la eternidad, la glesia recibe su existencia
histrica por obra de Cristo. Jesucristo en la plenitud de los tiempos ha actuado el
misterio de la Trinidad: ha liberado a los hombres del mal y despus de su resurreccin
ha enviado el Espritu sobre los hombres para que estos fueran el nuevo pueblo de Dios
nacidos en la Nueva Alianza sellada con su sangre. La vida de Jesucristo, su muerte, su
resurreccin y el don del Espritu Santo dan origen a la glesia. l es la causa eficiente de
la glesia.
La glesia tiene su origen en Jesucristo en razn de lo que constituye el misterio de
Jess: l es el Verbo de Dios encarnado. En su humanidad nueva todos los hombres
estn unidos con Dios. l es la cabeza del nuevo Pueblo de Dios que es la glesia porque
con su propia vida ha pagado por todos los hombres el precio de la redencin y nos ha
liberado de las cadenas del pecado.
Jess no es slo origen de la glesia por la misin salvfica que ha desempeado en favor
de los hombres sino porque la glesia lo tiene a l como punto de referencia fundamental:
de Jess han nacido los sacramentos del Bautismo y de la Eucarista; l ha instituido los
ministros; ha dado la Ley fundamental (del Amor) y ha mostrado cuales son los valores
principales para los hombres que congregndose en torno a l formen la glesia (el
Reino, la confianza en el Padre, la fraternidad). Estos elementos que especifican el
nuevo Pueblo de Dios y lo distinguen de otras comunidades humanas han nacido de la
revelacin que ha hecho Jess. Todos estos elementos son importantes, esenciales para
la glesia. Donde se muestra de manera ms radical la " pureza de la glesia" es en los
sacramentos que unen a los miembros de la glesia con l que es la Cabeza de la glesia.
La glesia tiene en Cristo su origen, sus estatutos, sus ministros, su estructura, su
doctrina, sus medios de santificacin, sus leyes. Para estar en la glesia slo se necesita
estar unido a Cristo. La glesia es continuadora de la misin salvfica de Cristo en el
tiempo. La relacin Cristo-glesia es fundamental. Del sacrificio de Cristo en la Cruz ha
nacido la glesia. El Vaticano reconoce esta relacin de Cristo con la glesia pero evita
identificar a Cristo con la glesia. La glesia es el "Cuerpo de Cristo" (LG 7) pero eso no
significa que ella sea otro Cristo. La glesia es un instrumento al servicio de Cristo
36
. Con
esto se muestra el carcter subordinado de la glesia.
c. O)i-#$ p$#.*?+ic% "# l I-l#(i
Hch 2,1-4 nos muestra cmo el Espritu Santo es causa principal en el nacimiento de la
glesia Hasta Pentecosts la glesia estaba en gestacin. La glesia nace cuando los
apstoles reciben el Espritu Santo. All ellos toman conciencia de hacer parte del nuevo
Pueblo de Dios y de tener por cabeza a Jess. Para entrar a la glesia es necesaria la
36
Way una analog,a que destaca -aticano II en %& A por la cual se a*irma que el organismo social de la
Iglesia sirve a Cristo como el cuerpo *,sico de Cristo estaba al servicio del -erbo.
22
presencia del Espritu Santo que se da a los fieles como consecuencia de fe en Cristo.
Nacida gracias a la accin del Espritu, la glesia crece, se desarrolla y perfecciona en
virtud del Espritu Santo. El lenguaje de la glesia, sus estructuras, sus smbolos, sus
costumbres son instrumentos de la accin del Espritu. La presencia del Espritu en los
fieles hace que la glesia sea ms santa y bella (UR 13). El Espritu Santo es visto en la
glesia en analoga con la funcin que cumple el alma humana en el cuerpo.
". O)i-#$ *)i$% "# l I-l#(i
Mara ha contribuido al origen de la glesia porque la glesia ha tenido inicio de alguna
manera con la encarnacin del Verbo de Dios. Dando su S a Dios, Mara, ha permitido la
constitucin de la glesia (LG 56).
En su colaboracin en el plan de la salvacin que Dios ha ofrecido a los hombres a
travs de Jess y que ha trado como consecuencia la aparicin de la glesia, Mara es
vista como causalidad ejemplar para la glesia en cuanto ella es el modelo perfecto, el
paradigma y la realizacin superior de todo aquello que la glesia debe ser. Mara es
modelo de la glesia por sus caractersticas principales. Ella es Santa porque estuvo
consagrada a Dios; estuvo llena de gracia por su comunin con el misterio de Dios; es
"apostlica" porque fue compaera de los discpulos de Jess. La glesia como Mara es
"Virgen" pero es tambin "Madre Fecunda" (LG 63-64)
2. O)i-#$ @i(+&)ic% "# l I-l#(i
En el misterio de la glesia son esenciales los elementos sobrenaturales, pues son la
causa eficiente del nacimiento de la glesia. Sin embargo, estos no bastan para dar
cuenta de esa realidad histrica que es la glesia. Ella se ha formado teniendo en cuenta
factores histricos que no son de segundo orden. Los apstoles y la primera comunidad
de discpulos de Jess modelaron de alguna manera la existencia el nuevo Pueblo de
Dios.
. O)i-#$ p%(+&lic% "# l i-l#(i
El origen apostlico de la glesia es un dato comprobable histricamente. Junto a Jess
se encontraban los apstoles. Ellos fueron llamados por Jess para ser el fundamento
del nuevo Pueblo de Dios. Ellos conocieron la revelacin de Dios manifestada por
Jesucristo; fueron los depositarios de los signos sagrados que Jess dej para su glesia.
El papel de los apstoles en la glesia primitiva est atestiguado por los escritos del NT.
Ellos fueron los testigos ms cercanos de la enseanza de Jess. Por ello los Apstoles
son los mensajeros oficiales y los testigos cualificados del mensaje de Jess muerto y
resucitado. Ellos en medio de la comunidad de los discpulos fueron maestros,
fundadores de comunidades pues sin el testimonio de Pedro, Pablo y de los dems
apstoles la glesia no sera hoy una realidad.
Por ello la glesia reconoce en los Apstoles los "fundadores" de la comunidad de los
discpulos. La apostolicidad de la glesia es un elemento fundamental. Nuestra fe en
Cristo pasa a travs de la fe y el testimonio de los apstoles. Nuestra fe es autntica, los
sacramentos vlidos, la obediencia legtima, la esperanza fundada si estn en comunin
con la fe, los sacramentos, la obediencia y la esperanza de los apstoles.
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La glesia no ha nacido como consecuencia de proyectos humanos de "congregacin". La
glesia es una realidad invisible con una estructura visible que se puede conocer. Pero la
glesia est formada por aquellos hombres que creen en Jesucristo (LG 9). La glesia no
es un pueblo de esclavos. Para entrar en ella se requiere la libre adhesin a todo lo que
comporta la vida de la glesia.
Los que forman parte del Pueblo de Dios estn llamados a colaborar en el crecimiento de
la glesia que nace de la difusin que se hace de la salvacin entre los hombres (AG 5;
AG 28). La glesia crece con la santidad y el dinamismo misionero de los fieles pero no
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se debe olvidar que el agente del crecimiento es el Espritu Santo.
AIALIOGRABA
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