Tiempo Litúrgico de Pascua

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Tiempo litúrgico de Pascua

DEFINICION

se define en capítulos anteriores como la fiesta


del «paso» o del tránsito, es el momento clave,
crucial, en que termina la espera ansiosa y
atormentada por la dramática desaparición del
Señor, «arrebatado por la muerte» Mt 19, 15y es
el comienzo de la gran fiesta.
es el más importante de todos, puesto que el
celebramos el centro de nuestra fe cristiana, que
es la muerte y resurrección de Jesús.
El término «Pascua» significa precisamente
«paso», pues Cristo muriendo en la cruz ha
pasado de la muerte a la vida para hacernos
pasar con él.
Duración
Se inaugura en la Vigilia Pascual. se
celebra durante siete semanas.
Dura cincuenta días, el cual deben
de ser vividos y celebrados como un
solo día, es decir, desde los
cincuenta días que van desde el
domingo de Resurrección hasta el
domingo de Pentecostés han de ser
celebrados con alegría y exultación
como si se tratase de un solo y único
día festivo.
Su origen
La Pascua es la fiesta
más antigua que la
Iglesia celebra, empezó
a celebrarse el mismo
día de la resurrección,
domingo tras domingo,
la comunidad cristiana
celebraba la resurrección
de Jesús.
Los judíos tenían ya la «fiesta de las
semanas» ver Dt 16,9-10, fiesta
inicialmente agrícola y luego
conmemorativa de la Alianza en el
Sinaí, a los cincuenta días de la Pascua.
Los cristianos organizaron muy pronto
siete semanas, pero para prolongar la
alegría de la Resurrección y para
celebrarla al final de los cincuenta días
la fiesta de Pentecostés: el don del
Espíritu Santo.
Un sólo día que dura cincuenta
días y que permanece todo el
año a través del domingo
La victoria de Cristo sobre la
muerte es un hecho tan grande que
no basta un día para celebrarlo.
Por eso la Iglesia quiere celebrarlo
ininterrumpidamente durante
cincuenta días y también cada
domingo del año, llamado
acertadamente pascua de la
semana.
Antes de la reforma del calendario y del
misal,

El tiempo de pascua era presentado como


apéndice de la pascua más que como parte
intrínseca de la misma celebración pascual
y su continuación durante todo el período
de cuarenta días.

Los domingos que seguían se llamaban


domingos después de pascua, y no
domingos de Pascua, como se los designa
actualmente.
La celebración de la cincuentena pascual
Los domingos de Pascua son ocho. El primero,
recibe el nombre de «Domingo de Pascua» o
«Día de Pascua» incluye la Vigilia Pascual, y es
para los cristianos el día más grande del año.

Después vienen cinco domingos que continúan la


fiesta. El séptimo domingo (o el jueves sexto) se
celebra la fiesta de la Ascensión.

Y, finalmente, el domingo octavo culmina el


tiempo de Pascua con el día de Pentecostés.
La octava pascual
Cuando, a finales del siglo IV, el significado primitivo de la cincuentena
pascual comenzó a decaer, se empezó a celebrar la octava pascual, tanto en
Oriente como en Occidente. El ciclo antiguo de las siete semanas se desdobló
en otro nuevo ciclo de ocho días, con un carácter eminentemente bautismal.
La octava permitía a los neófitos gustar las delicias de su bautismo,
prolongando durante una semana «el día que hizo el Señor» (Sal 117, 24). Al
principio fueron siete los días bautismales. El sábado era el momento en que
los neófitos se desprendían de los vestidos blancos recibidos en el bautismo.
Más tarde se trasladó este rito al domingo, llamado por esta razón in albis. La
octava se llamó alba o blanca.
El objetivo de esta semana

Consistía en que los neófitos


recibiesen las últimas catequesis,
denominadas mistagógicas. La
octava de Pascua está, pues, en
relación con la iniciación a los
sacramentos de los recién
bautizados en la Vigilia Pascual.
Las semanas pascuales
Durante los siete domingos de Pascua, la liturgia celebra el mensaje pascual de
la resurrección del Señor, la alegría de la Iglesia por la renacida esperanza, la
vida nueva de los neófitos y la acción del Espíritu Santo en la comunidad
cristiana. Se trata, en definitiva, de celebrar prolongadamente la Pascua.

En suma, el tiempo de Pascua es celebración del misterio de la exaltación de


Cristo, constituido Señor del universo y cabeza de la humanidad. Es período de
plenitud y de profundización en el bautismo recibido o en la fe ya vivida.
predomina la acción del Espíritu.
La Ascensión del Señor
El jueves siguiente al domingo sexto de Pascua se celebraba
la fiesta de la Ascensión del Señor, ocurrida a los cuarenta días
de la Pascua.
Actualmente ha sido trasladada en casi todos los países al
Domingo VII de Pascua.
Esta fiesta no rompe la unidad del tiempo pascual. conservan
el simbolismo de la cuarentena:
Como el Pueblo de Dios anduvo cuarenta años en su Éxodo
de Egipto hasta llegar a la tierra prometida, así Jesús cumple
su éxodo pascual en cuarenta días de apariciones y enseñanzas
hasta ir al Padre (Hch 1, 3).
El domingo siguiente al domingo de la Ascensión se celebra la
solemnidad de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo y, con
ella, termina el tiempo litúrgico de Pascua.
La fiesta de pentecostés
Entre los judíos, la fiesta de la cosecha, o día de la
acción de gracias, se celebraba en tiempos de Jesús siete
semanas después de Pascua; era la fiesta de los primeros
frutos (Nm 28,26, de la recolección, Ex 23,16 o de las
semanas Ex 34,22). En razón del número ‘cincuenta’, se
denominó Pentecostés.
Entre los cristianos, la fiesta de la Pascua se prolonga
por espacio de cincuenta días, denominado «tiempo
pascual» o «cincuentena pascual», que finaliza con el día
de Pentecostés. Pentecostés es fiesta litúrgica
comparable a la Pascua.
La Vigilia
La Vigilia de Pentecostés tiene un esquema
parecido al de la Vigilia Pascual, es una segunda
oportunidad para que quienes no se han bautizado.

No se bendice el cirio ni hay pregón pascual, esta


acompañada de varias lecturas, con bendición de la
pila, bautismos y eucaristía bautismal. Es vigilia
adecuada para reunir a varias comunidades y
disponerse a celebrar la donación de la promesa
del Padre, que es el Espíritu Santo. En esta
celebración se pueden acentuar los tres símbolos
del Espíritu: viento-soplo, agua y fuego-luz.
Los tres pasajes del Nuevo Testamento
que hablan de Pentecostés se refieren a la
fiesta judía: Hch 2,1; 20,16; 1 Cor 16,8.

El evangelio de la Vigilia pone el grito de


Jesús «¡El que tenga sed, que venga a mí;
el que crea en mí, que beba!» en relación
a los ritos del agua que se celebraban en la
fiesta judía del Templo o de los
Tabernáculos. Jesús es la roca, el agua
viva, el Espíritu de Dios hecho carne. Nos
invita a todos a beber dicho Espíritu.
El Espíritu de Pentecostés
El Espíritu es, don de Dios, personalidad
de Jesús, fuerza del evangelio, alma de la
comunidad. Su donación en Pentecostés
tiene como propósito crear comunidad
«ruido» que conmociona, «voz» que
interpela y «fuego» que calienta, abrirse a
los pueblos y culturas, impulsar el
testimonio y defender la justicia y la
libertad.
La fuerza del Evangelio es Espíritu que
llama a conversión,
Evangelios de los domingos
En el primer domingo, se lee la escena del sepulcro vacío, el
primero y desconcertante anuncio de la resurrección. En el segundo,
cada año se lee lo mismo: la primera aparición de Jesús a los
apóstoles, sin Tomás, y la segunda, el siguiente domingo, con
Tomás. En el tercer, se lee una de las apariciones de Jesús
resucitado, en cada ciclo una diferente: unos relatos de gran riqueza
de mensaje. En el cuarto, se lee cada año un fragmento del capítulo
10 del evangelio de Juan. Es el capítulo del Buen Pastor: Jesús que
guía, que conoce personalmente, que da la vida .
En el quinto y sexto domingo, se leen diversos
fragmentos del discurso de la última cena del
evangelio de Juan. Es una profunda y cercana
presentación de quién es Jesús para nosotros,
qué espera de nosotros, cómo nos acompaña.
En el séptimo, la Ascensión, leemos el final de
cada uno de los evangelios sinópticos: la
misión que Jesús les encomienda, su despedida
y en el octavo, de Pentecostés, leemos cómo
Jesús se hace presente entre los apóstoles el día
de Pascua para darles el Espíritu y enviarlos a
continuar su obra.
Signos y elementos de la Pascua
Elementos externos que deben tenerse en cuenta en
este tiempo: en primer lugar, la presencia del cirio
pascual y el Aleluya. El cirio pascual es el signo de
la luz de Cristo, muerto y resucitado.
Tiene también el de la ofrenda, como cera que se
gasta en honor a Dios.

Otro elemento importante es la presencia de flores y


luces, así como el color blanco de los ornamentos,
que simbolizan la luz de la nueva vida que Cristo
nos ha inaugurado con su muerte y su resurrección.
Primera Lectura

La primera lectura del tiempo de Pascua no está tomada, como en el resto del año, del Antiguo
Testamento, sino del libro de los Hechos de los Apóstoles, que narra los inicios de la
comunidad cristiana, como fruto de Jesús resucitado:

En el primer domingo. El anuncio de la resurrección que Pedro hace ante los paganos. En el
segundo, cada año se lee uno de los resúmenes que San Lucas ofrece de lo que era la vida de la
primera comunidad. En el tercero y cuarto, se leen diferentes escenas de la predicación primera
de los apóstoles anunciando la resurrección de Jesús. En el quinto y sexto, se leen las
diferentes escenas de la vida de la primera Iglesia: su crecimiento, la manera de organizarse, y
también sus conflictos. En el séptimo domingo, la Ascensión: el relato que se hace en los
Hechos de los Apóstoles y en el octavo. Pentecostés: el relato del don del Espíritu según los
Hechos de los Apóstoles.

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