GENETICA
GENETICA
GENETICA
ECUADOR
FACULTAD DE CIENCIAS
MÉDICAS
ESCUELA DE MEDICINA
GENÉTICA MENDELIANA
Por otra parte, el término alelo recesivo se aplica al miembro de un par alélico
imposibilitado de manifestarse cuando el alelo dominante está presente. Para que
este alelo se observe en el fenotipo el organismo debe poseer dos copias del
mismo, provenientes uno de cada progenitor.
Un fenotipo recesivo es todo lo contrario a uno dominante. Los alelos que
determinan el fenotipo recesivo necesitan estar solos para poder expresarse. Si
estudiamos la misma flor y el color blanco es un fenotipo recesivo de la flor, para
encontrar una flor blanca ésta deberá tener únicamente los alelos que determinan
su color blanco.
GENEALOGÍA HUMANA
1. El cromosoma Y, nuestra línea paterna directa. Hemos
afirmado que los 23 pares de cromosomas se separan y se
unen al azar en cada generación, de manera que en cada hijo
no conocemos de antemano la procedencia exacta de este
material genético, si es paterno o materno. Pero hay una
excepción evidente y es la de los cromosomas que determinan
el género. Estos cromosomas se describen como X (femenino)
e Y (masculino). Las mujeres poseen dos cromosomas
femeninos XX mientras que los hombres poseen un
cromosoma Y heredado de su padre y un cromosoma X de su
madre (ya que obviamente ésta no posee ningún cromosoma
Y). De este modo, tenemos una certeza obvia acerca del
cromosoma Y de cualquier varón: únicamente lo ha podido
heredar por vía directa masculina. Además podemos seguir la
deducción de que el cromosoma Y de un varón procede de su
padre, de su abuelo paterno, su bisabuelo paterno-paterno y así
hasta el origen de la especie.
GENEALOGÍA HUMANA
2. El ADN mitocondrial, nuestro árbol
directo femenino. Hemos definido en la
introducción que todo el material genético
no se recombina en cada generación. Una
parte de la carga genética se encuentra en
las mitocondrias y es heredada
íntegramente de la madre a todos sus hijos
de ambos sexos. Serán sin embargo las
hijas las que a su vez lo transmitan a sus
hijos. Podemos ver a continuación el
proceso y cómo en este caso estamos
tratando de un ADN que pueden compartir
hombre y mujeres, pero sólo lo transmiten
estas últimas:
GENEALOGÍA HUMANA
3. ADN autosómico, nuestros otros 22
pares de genes. Hemos visto que de
nuestros 23 pares de genes el último par
determina el sexo, según hayamos heredado
de nuestro padre un cromosoma X o Y
seremos mujer u hombre respectivamente.
Ahora bien, los otros 22 pares de genes se
recombinan generación tras generación y de
forma fragmentaria, por lo que nuestro
ADN autosómico es un auténtico mosaico
de nuestra ascendencia por todas sus ramas.
Al ser el resultado de una lotería genética
podemos pensar que no tiene utilidad
alguna desde el punto de vista genealógico
ya que a priori desconocemos cual es la
procedencia de cada segmento de
cromosoma que portamos.
HERENCIA AUTOSOMICA
DOMINANTE
Las enfermedades autosómicas dominantes suelen tener una
frecuencia génica muy baja (la prevalencia de estas enfermedades
es habitualmente inferior a 1 por cada 1000 individuos), y por tanto
los homocigotos son extremadamente infrecuentes; de hecho, la
homocigosidad para estas enfermedades es muchas veces letal y
provoca abortos espontáneos. El árbol típico de una enfermedad
autosómica dominante muestra individuos enfermos en todas las
generaciones, afectando ambos sexos por igual. Cuando se ve una
transmisión de padre enfermo a hijo varón, podemos descartar la
presencia de una enfermedad ligada al cromosoma X. Para calcular
el riesgo de padecer la enfermedad en la descendencia, se utilizan
los cuadrados de Punnet, como se muestra en la siguiente figura
para el caso de la unión entre un individuo heterocigoto enfermo
(Dd) y un individuo sano (dd), pues este es el tipo de unión más
frecuente en estas enfermedades. Mediante el uso de estos
diagramas es fácil concluir que la mitad de la descendencia serán
heterocigotos enfermos (Aa), y la otra mitad homocigotos sanos
(AA). Dos individuos sanos, si efectivamente son homocigotos
(veremos alguna excepción más adelante), no pueden tener
descendencia con la enfermedad.
HERENCIA AUTOSOMICA RECESIVA
Las enfermedades autosómicas recesivas
requieren, por definición, que los
individuos afectados sean homocigotos
(dos alelos mutados) y, por tanto, sus
progenitores son habitualmente portadores
sanos heterocigotos. El árbol típico de un
patrón autosómico recesivo muestra
generaciones con algún miembro afectado,
separadas por generaciones en las que no
hay ningún individuo enfermo, patrón muy
poco probable en transtornos dominantes.
Se encuentran individuos enfermos de
ambos sexos, y es muy frecuente la
presencia de uniones con-sanguíneas (entre
individuos que comparten un ancestro
común, como primos, primos segundos,
etc).
DOMINANCIA INCOMPLETA
En la herencia genética la dominancia de un alelo
sobre el otro es un fenómeno común pero no
universal.
Cuando uno de los alelos manifiesta una
dominancia incompleta sobre el otro, los híbridos
resultantes presentan un fenotipo intermedio entre
las dos razas puras; así, al cruzarse dos plantas
homocigóticas, una roja y otra blanca, la primera
generación nace de color rosa. Al realizar
cruzamientos entre estos híbridos rosa se obtiene
una generación compuesta por una cuarta parte de
las flores rojas, otra cuarta parte de flores blancas,
y la mitad restante de flores rosas.
CODOMINANCIA
El trabajo de Mendel sugirió que existen solamente dos alelos para cada gen. Hoy, sabemos
que ese no es siempre el caso, ni siquiera en la mayoría de los casos. Aunque los humanos
individualmente (y todos los organismos diploides) solamente pueden tener dos alelos para un
gen dado, pueden existir alelos múltiples a nivel de población y diferentes individuos en la
población pueden tener diferentes pares de estos alelos.
Los alelos múltiples son aquellos que tienen más de dos opciones para caracterizar a un gen.
En el caso de los seres humanos, existen tres alelos diferentes que pueden participar en la
definición del tipo de sangre: A, B y O.
Es importante tener en cuenta que cada gen contiene únicamente dos alelos. Por lo tanto, la
existencia de los alelos múltiples no se puede observar en un mismo organismo, sino en el
conjunto de individuos de una misma especie.
En el caso de la sangre, cada ser humano tiene exclusivamente los dos alelos que fueron
transferidos por sus padres. De la relación entre estos dos alelos surge el tipo de sangre de
cada persona.
HERENCIA LIGADA AL SEXO
Hay caracteres que, sin ser caracteres sexuales
primarios ni secundarios, tan solo aparecen en uno
de los dos sexos o, si aparecen en los dos, son
mucho más frecuentes en uno de ellos.
Se denominan caracteres ligados al sexo.
En la especie humana, los cromosomas X e Y
presentan diferencias morfológicas (el Y es más
pequeño) y tienen distinto contenido genético.
Tienen un segmento homólogo donde se localizan
los genes que rigen los mismos caracteres y un
segmento diferencial en el que se encuentran
caracteres holándricos (si se trata del cromosoma Y),
y que se manifiesta sólo en los hombres, o caracteres
ginándricos (si se trata del cromosoma X).
En el segmento ginándrico del cromosoma X se han
localizado más de 120 genes, entre los que destacan
los genes responsables del daltonismo y la
hemofilia.