Dialnet-LaReduplicacionComplejaEnEuskera-4434781
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LINGVÆ VASCONVM
stvdia et
docvmenta
1. Luis Michelena dejaba caer la idea (sin desarrollar por el momento, has-
ta donde yo sé) de que «compuestos vascos como ikusi-makusi, hizmiz-
ti, xistmist, apuntan más bien hacia Oriente». En el párrafo al que iba referida
la nota mencionaba Michelena las coincidencias formales que podían en-
contrarse en el terreno de la composición nominal entre la lengua vasca y
otras como el griego, las célticas o las germánicas. El horizonte de esa com-
paración estaba, pues, claramente limitado a Europa, e incluso –si hemos de
ser algo más precisos– a la Europa occidental. En cambio, los compuestos de
ese tipo especial representado en duda-muda ‘duda, incerteza’, xehe-mehe ‘de-
talladamente’, ikusi-makusi ‘juego de acertijos, adivinanzas’ y otras formacio-
nes similares nos conducen, según sugería Michelena, a un ámbito geográfico
bastante más alejado del nuestro, que el gran vascólogo resumió en un tér-
mino que por lo demás no proporcionaba demasiadas pistas acerca de su al-
cance. Para ser justos, hay que recordar, no obstante, que en esa misma nota
a pie de página, la 159, se hacía referencia al armenio y, en relación con él, a
* UPV/EHU-JUMI. Este artículo forma parte del proyecto de investigación FFI2011-027056, fi-
nanciado por el Ministerio de Economía y Competitividad. El trabajo se enmarca igualmente en las
líneas de estudio que viene desarrollando tanto el grupo de investigación en lingüística (UFI11/14) de
la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea como el grupo de investigación en lin-
güística histórica (IT689-13) que financia el Gobierno Vasco. Con su sabiduría y su instinto analítico
siempre alerta, Joaquín Gorrochategui y Joseba A. Lakarra, además de indicarme bibliografía relevan-
te, me han ayudado a pulir los aspectos digamos más controvertidos del artículo. Ello, desde luego, no
quiere decir que compartan cuanto aquí se dice y menos aún que sean corresponsables de los excesos
y desaciertos que el texto pudiera contener.
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IVÁN IGARTUA
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
1
La reduplicación llamada automática (Rubino, 2005: 18) es aquella que resulta obligatoria en pre-
sencia de determinado afijo y no añade por sí sola ningún significado a la nueva construcción: así, en
tagalo wilih ‘interesado’ se modifica en ka-wilih-wilih ‘interesante’, con presencia necesaria del prefijo
(Velupillai, 2012: 103, con bibliografía). Desde el punto de vista estrictamente formal, sería una espe-
cie de reduplicación compleja.
2
Además de estas clases la diversidad de construcciones reduplicadas permite diferenciar la redu-
plicación continua de la discontinua. En esta última, entre la base de la reduplicación y su copia se in-
serta alguna partícula: vid. en las lenguas criollas de la Bahía de Manila (ternateño, caviteño y
ermitaño): buníta ‘bonita’ > bunita-ng-buníta ‘muy bonita’ (Velupillai, 2012: 103). En cualquier caso,
la repercusión de semejante distinción para el objetivo de este trabajo es, digamos, nula, por lo que no
la incluyo en el cuadro. Otro criterio general de clasificación sería el carácter regresivo (a la izquierda
de la base) o progresivo (a la derecha) de la reduplicación, algo que no resulta evidente en todas las
construcciones (cfr. el problema de determinación que pueden suscitar las reduplicaciones totales sim-
ples). Pero la posición del reduplicante con respecto a la base de reduplicación no siempre se destaca
como rasgo relevante en las clasificaciones tipológicas.
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ción compleja en la lengua vasca es de carácter total (esto es, no hay redupli-
caciones parciales complejas, a diferencia, por ejemplo, del mangarrayi).
Según otras propuestas de clasificación, los compuestos vascos con m- inicial
representarían un tipo parcial de reduplicación (cfr. Ibarretxe-Antuñano,
2006: 151); frente a esa opción, aquí me atengo a los criterios formales ac-
tualmente más extendidos en los estudios tipológicos.
Los puntos siguientes están dedicados al estudio de los rasgos principales
de la reduplicación compleja en euskera, que posteriormente serán cotejados
con los que en otras lenguas presentan construcciones reduplicadas tipológi-
camente muy similares a la vasca.
3. La reduplicación con m- inicial ha sido un recurso productivo en vas-
co, como atestigua, por un lado, la cantidad nada desdeñable de construc-
ciones compuestas que presentan ese tipo de formación y, por otro, el uso
potencial del recurso de composición en nuevas acuñaciones realizadas en
contextos lúdicos y literarios, facetas que suele aunar el juego de palabras
(cfr. los Ipuin-Mipuinak de Bernardo Garro en la revista Euzkadi [1933-
1934], textos que vertían al dialecto vizcaíno los Ixtorio-Mixterio bajonavarros
[1921-1925] de Jean Barbier). La base reduplicada abarca un amplio campo
de posibilidades (Azkue, 1923-1925: 402; Villasante, 1974: 26-27; Arranz,
2006: 33), que incluye, desde luego, la onomatopeya (de ahí el nombre de
compuestos onomatopéyicos que les dio Azkue), pero que no se reduce a ella:
(3) Ejemplos vascos de reduplicación compleja con m- inicial
aiko-maiko ‘indecisión, indeciso’ kako-mako ‘ardid, argucia’
aitzaki-maitzaki ‘excusa’ kokolo-mokolo ‘bobalicón’
auzi-mauzi ‘disputas, asuntos’ nahas-mahas ‘confusión’
duda-muda ‘duda, incerteza’ saltsa-maltsa ‘miscelánea’
elur-melur ‘nieve’ saskil-maskil ‘embadurnado’
erran-merranak ‘habladurías’ tarteka-marteka ‘en ocasiones’
ganguren-manguren ‘vagueando’ terreil-merreil ‘sin rumbo’
hasi-masiak ‘principios, totel-motel ‘torpe, vacilante (al
rudimentos’ hablar)’
ha(u)ndi-ma(u)ndi ‘persona uzkur-muzkur ‘remolón’
importante’, ‘a grandes rasgos’ xehe-mehe ‘detalladamente’
hautsi-mautsi ‘transacción, xehea-mehea ‘menudencias’
compromiso’ xingola-mingola ‘serpenteando’
hezur-mazurrak / hazur- zauka-mauka ‘vorazmente’
mazur(rak) ‘restos’ zaldiko-maldiko ‘a caballo’,
hika-mika ‘discusión, disputa’ ‘tiovivo’
hitz-mitz ‘frivolidades’ zeharka-meharka ‘con rodeos’
hondar-mondarrak ‘residuos’ zehatz-mehatz ‘con precisión’
ikusi-makusi ‘juego de acertijos’ zirrizti-mirrizti ‘embrujo,
inguru-miguru(ka) ‘con rodeos’ encantamiento’
iritzi-miritzi ‘opiniones, crítica’ zizka-mizka ‘golosina, entremeses
irri-mirri ‘lloriqueo’, ‘broma’ de una comida’, ‘habladuría’
isilka-misilka ‘silenciosamente’ zizki-mizki ‘fruslería’
jauzi-mauzika ‘saltando’ zoro-moro ‘algo alocado’
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
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duda, ikusi-makusi, al que hay que añadir algún otro compuesto como zirku-
marku ‘viejo, viejarrón’ (cfr. zirkun-zarkun ‘de ceca en meca’, ‘dando tropie-
zos’, ‘deslizándose, culebreando’) o ikurka-makurka ‘trazando rasgos’
(formación alto-navarra, cfr. Azkue, 1923-1925: 403), así como los segun-
dos miembros de pares léxicos como udare ~ madari ‘pera’ y hegal ~ magal
‘ala, costado, regazo’, formados siguiendo lo que parece ser el mismo prin-
cipio reduplicativo complejo. En estos casos ma- sustituye a toda una sí-
laba (esto es, la reemplaza, como mecanismo de overwriting, no se le
prefija). Es necesario distinguir este tipo de construcción de todo un con-
junto de compuestos también reduplicados cuya característica añadida es
la alteración sistemática de toda la secuencia vocálica (de ahí el nombre de
ablaut reduplications que reciben en la terminología internacional): en lu-
gar de la serie i-i / i-i-i en estas otras formaciones encontramos a-a / a-a-a
(ocasionalmente o-o / o-o-o):
(5) Reduplicaciones fono-simbólicas con alteración completa del vocalismo
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
Trask, 1997: 135)4. De hecho, los vocablos que contienen m son en su mayor
parte préstamos léxicos o bien formas recientes de carácter fono-simbólico. En
palabras de Trask (1997: 134), «there are scarcely two dozen words with m which
appear to date back to the pre-Roman period». Por otra parte, la bilabial nasal,
a diferencia de casi todas las demás consonantes, no integra ningún proceso fle-
xivo de la lengua (ni sufijos nominales ni afijos verbales) y tampoco forma par-
te de unidades gramaticales como pronombres, conjunciones, determinantes o
postposiciones, por lo que ese bajo nivel de integración en el núcleo morfológi-
co de la lengua sigue delatando su carácter indudablemente tardío.
6. Entre las formaciones univerbadas y hasta cierto punto lexicalizadas desta-
can vocablos como esamesa ‘rumor’, karramarro ‘cangrejo’, zurrumurru ‘rumor,
murmullo’, surmur ‘susurro, rumor’, hizmizti ‘charlatán’, zarramarra ‘residuo,
chusma’, sirimiri ‘llovizna’, tximist ‘relámpago, rayo’ (cfr. eta eguin cedin chistmist
eta hots eta lur ikaratze, eta babaçuça handi ‘y hubo relámpagos y truenos, y un
terremoto, y grande granizo’, Joannes Leiçarraga, Apocalypsea XI, 19) o jende-
mende/jendamende ‘siglo, generación’, pero también ‘personajillo, persona sin im-
portancia’. El uso de este último sustantivo parece estar limitado en principio al
área alto-navarra (Aezkoa y zonas próximas), donde el sustantivo presenta una
notable variación semántica, como se documenta en los siguientes ejemplos: al-
tzineko yendamendetan ‘en los siglos precedentes’, Resurrección María de Azkue,
«Aezkoa edo Petiriberro inguruetako mintzaera», Euskera, 1927, p. 293; bizi zéien
úrte ta jendaménde milla ta milla ‘que viva/viviera muchos años y siglos’, Joaquín
Lizarraga, Urteco igande guztietarako platicac edo itzaldiac, manuscrito de 1802,
17r; bertsoak, koblak, edozein jende-mendek errax egin ditzake ‘versos y coplas pue-
de componerlos con facilidad cualquier persona’, Koldo Mitxelena, Idazlan hau-
tatuak, 1972, p. 240 (OEH, s.v. jendemende). El vocalismo de la forma
jendamende (-e- > -a-) indica, por otro lado, el alto grado de adaptación léxica a
la forma univerbada que ha alcanzado el compuesto, algo que también puede de-
cirse de tximist (< txist-mist), que presenta disimilación completa del grupo con-
sonántico en la primera coda silábica.
7. Pese a la aparente diversidad de significados que expresan los compuestos
con reduplicación, no han faltado intentos por reducirla a un núcleo semántico
más o menos común. Uribeetxebarria (1987: 414) quiso, por ejemplo, destacar
el significado deprecativo que destilaba buena parte de estas formaciones (irri-
mirri, nahas-mahas, tarteka-marteka, zeharka-meharka), aunque era consciente
al mismo tiempo de que extender ese valor semántico fundamental, fuera o no
acompañado de matiz irónico, a todos los casos no resultaba, desde luego, tarea
fácil. En algunas formas conviven el significado neutro y la modificación peyo-
rativa: cfr., por ejemplo, el doble valor de irri-mirri como ‘broma’ y ‘lloriqueo’.
En otras el valor esencialmente intensivo de la construcción no viene acompa-
ñado, o lo hace solo muy levemente, de ironía: cfr. zehatz-mehatz ‘detallada-
mente’, hasi-masiak ‘principios, rudimentos’ o el propio ikusi-makusi. Pero es
4
Por lo demás, el tipo reduplicativo dista mucho del que se reconstruye para fases antiguas de evolu-
ción de la lengua vasca (desde Lakarra, 1995): en zezen ‘toro’, gogor ‘duro’ (cfr. gor ‘sordo’) y otros ejemplos
(cfr. en aquitano el testimonio que pueden aportar HAHANNI o HAHANTEN; Igartua, 2001: 203 y las referen-
cias de la n. 46 en esa misma página) la reduplicación es, por lo común, de carácter parcial (ze-zen, go-gor,
aunque cfr. zo-zo ‘mirlo’) y anterior en la secuencia a la raíz (vid. también Martínez, 2011: 952).
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cierto que al menos una parte significativa de los compuestos reduplicados pa-
recen tener en común ese carácter ligeramente despectivo o deprecativo, lo que,
unido a la naturaleza intensiva de casi todos ellos y a su uso predominante en
contextos más bien lúdicos, permite caracterizar este tipo de reduplicación
como recurso expresivo de la lengua.
La comparación de estos compuestos vascos con formaciones similares de
otras lenguas permite arrojar nueva luz tanto desde el punto de vista formal como
desde el semántico, dado que enmarca el procedimiento formativo que encontra-
mos en euskera en un contexto amplio de creación de compuestos expresivos que
resulta en apariencia común a varias lenguas europeas y asiáticas. La asombrosa si-
militud en el proceso de composición y en el detalle de sus resultados lleva a pen-
sar en un origen común, que probablemente se materializa en el caso vasco a través
de la adopción secundaria de un procedimiento de composición léxica foráneo, un
préstamo formal y estructural de largo recorrido cuyas pautas, sin embargo, no
han sido aún definidas dentro de un marco temporal y espacial concreto.
8. Antes de dirigir la mirada hacia otras geografías conviene revisar aquello que
se encuentra más a mano: es decir, en nuestro caso, conviene comprobar si en las
lenguas que históricamente han estado en contacto con el vasco y han podido in-
tercambiar influencias con él (vid. sobre esta cuestión general los ensayos reunidos
recientemente en Igartua, 2012), hay o no trazas de la reduplicación compleja con
m- inicial. Si bien en francés y gascón, este tipo de formación apenas parece regis-
trarse con alguna frecuencia (cfr., no obstante, fr. pêle-mêle ‘en desorden’, fr. ant. il
n’avoit tite ne mite ‘no tenía nada de nada’, Roman de Renart, s. XII-XIII, 7608), en
español pueden hallarse claros ejemplos paralelos a los vascos, aunque en una me-
dida aparentemente inferior. Son candidatas a representar este procedimiento de
composición léxica construcciones como ájilis-mójilis, denominación de una salsa
típica de la cocina jienense (cfr. también ajilimójili ‘agregado, adherentes de una
cosa’), o las expresiones (sin decir) oxte ni moxte, tus ni mus ‘sin decir nada’, o a tro-
che y moche ‘sin orden, sin medida’, entre otras (recogidas en 6; cfr. ya Morawki,
1927: 115 y ss.; Iribarren, 1995: 133; García-Page, 1991: 238, passim):
(6) Reduplicaciones complejas de carácter expresivo en español
ajilimójili ‘agregado’ de ceca en meca / de la ceca a la
ájilis-mójilis ‘tipo de salsa’ meca ‘de aquí para allá’
ares y mares ‘abundancia, prodigios, el oro y el moro ‘de todo’
maravillas’ ni paula ni maula ‘ni habla ni se
a troche y moche (trochimochi) ‘sin mueve’
orden, sin medida’ oxte ni moxte ‘sin decir nada’
cháncharras-máncharras ‘pretextos, orondo y morondo ‘contento,
rodeos para dejar de hacer algo’ satisfecho’
chirlos-mirlos ‘muy lejos’ tejemaneje ‘enredos poco claros’
chistar ni mistar ‘sin decir palabra’ tiquismiquis ‘escrúpulos o reparos
codillo y moquillo ‘hecho de sacar o vanos’
ganar la puesta en el juego del titos y mitos ‘chicos y grandes’
hombre o tresillo, después de tus ni mus (ni chuz ni mus) ‘sin
hacer codillo’ decir nada’
corriente y moliente ‘sin nada
extraordinario’
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
tarí < ár. clás. t.ar ῑ ‘tierno, fresco’, nombre que se dio a una moneda de oro me-
poco más o menos’, locución construida sobre un préstamo del árabe (andalusí
dieval cuando esta había sido recién acuñada, vid. Corriente, 2008: 451);
cfr. también zurriburri ‘barullo, confusión’, ‘conjunto de personas de la ínfima
plebe o de malos procederes’ o la expresión a traque barraque ‘con mucha fre-
cuencia o por cualquier motivo’.
Los datos castellanos nos indican, por tanto, que este procedimiento de for-
mación léxica y fraseológica fue empleado con cierta frecuencia en determinadas
fases de evolución de la lengua. La proximidad mutua de los compuestos vascos
y de los idiomatismos del español llevó a autores como José Alemany (apud
Azkue, 1949: 716) a proclamar sin demasiadas dudas que «dichas locuciones cas-
tellanas no proceden de otro origen sino de la lengua de los vascos o de los an-
tecesores de estos en la península», concediendo así, de manera implícita y acaso
impensada, una notable antigüedad a este mecanismo de reduplicación.
5
Frente a la forma indicativa del primer constituyente (teje), en -maneje encontramos un subjun-
tivo (Val Álvaro, 1999: 4805, n. 44). La discrepancia morfológica podría ser, no obstante, una conse-
cuencia colateral –no significativa– de la aplicación de la fórmula rimada (o patrón reduplicativo
complejo).
6
Vid. la entrada correspondiente en el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias
(1611): «Trochemoche. Este término se usa para reñir a uno, cuando sin orden y sin concierto dice o
hace alguna cosa desbaratada; y está tomada la metáfora del que yendo a cortar leña al monte, no aten-
diendo a las leyes de la corta, desmocha las encinas sin dejar guía y pendón, y lo demás que se manda,
y aún no contento con esto, corta la encina por el pie, que aquello llama trochar, esto es, tronchar, y
el mochar, desmochar, de donde viene el modo de hablar a trochemoche».
7
Curiosamente, en griego moderno (que también conoce esta clase de reduplicación, según se
verá más abajo) se registra la construcción ares-mares ‘sinsentido’ (cfr. infra § 12), una coincidencia ma-
terial debida a la mera casualidad.
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10. Sin duda, el equivalente formal más próximo a los compuestos re-
duplicados vascos, tanto por su estructura como por los detalles de su rea-
lización fonológica, es el mühleme turco (llamado también m-’li ikileme,
vid. Müller, 2004: 24), que presenta tres variantes distributivas (Lewis, 1967:
237; Grannes, 1996: 260):
(7) Esquemas del mühleme en turco:
i) CV- / mV-: çocuk-mocuk ‘niños y similares’
ii) VC- / mVC-: et-met ‘comida y cosas semejantes’
iii) C1C2V- / mC2V-: Stassen-Mtassen, alteración del apellido Stassen
El segundo constituyente del compuesto presenta regularmente m- ini-
cial, lo que impide que las bases de reduplicación que contienen ese seg-
mento formen parte de esta clase de compuestos (en esos casos, el matiz
semántico de la reduplicación modificada es aportado por un lexema autó-
nomo, falan o filân)8. Aunque con un rendimiento muy limitado, también
otros segmentos pueden ocupar la posición inicial del reduplicante, en es-
pecial p- o b-: cfr. süs püs ‘fruslería’, süklum püklum ‘avergonzadamente’, etli
butlu ‘regordete’, con alteraciones vocálicas adicionales en este último caso
(cfr. Suçin, 2010: 222).
En lo que respecta al significado, el mühleme turco expresa, según resume
Grannes (1996: 263), «une idée d’emphase ou d’imprécision, d’approximation au
mot concerné» (cursiva del autor). Así en kitap-mitap ‘libros y cosas así’ y en los
ejemplos ya mencionados se registra el significado que Lewis (1967: 237) for-
mula como «and so on, and such like», y que se asemeja a aquel que tenía en
mente Jespersen (1924: 191) cuando ideó el término plural of approximation.
Pero esa noción general basada en el énfasis, la imprecisión o la aproximación a
la referencia viene acompañada, por lo común, de una apreciación ligeramente
despectiva de lo que denota el compuesto, de tal manera que kitap-mitap pue-
de interpretarse como ‘esos libros de por ahí’, ‘libros y todo eso’, etc. (apud
Grannes, 1996: 263). A esos valores principales habría que añadir el intensivo ge-
nérico y el adverbial que parecen caracterizar a las reduplicaciones complejas que
presentan algún otro segmento inicial.
El modelo del mühleme turco, además de ser llamativamente próximo a la es-
tructura que presenta esta clase de compuestos en euskera, incluso en las desvia-
ciones con respecto al núcleo formal, proporciona el esquema básico al que se
atienen numerosas expresiones reduplicadas en distintas lenguas de los territorios
balcánicos y caucásicos (y también en otras), una información que recogieron en
detalle ya Grannes (1996) y Southern (2005), a los que seguiré fundamental-
mente, aunque complementándolos con otras fuentes, en los puntos siguientes.
Esta clase de reduplicación compleja es común, por lo demás, a toda la
familia túrquica, desde el propio turco al azerí, bashkir, karachayo-balkaro,
kazajo, uzbeko o kirguís (Müller, 2004: 268 y ss.; Stolz, Stroh & Urdze,
2011: 535); en esta última lengua el procedimiento de composición es, al pa-
recer, altamente productivo (Stolz, Stroh & Urdze, loc. cit.).
8
En una lengua túrquica hablada en el Cáucaso, el karachayo-balkaro, la m- inicial de origen es
sustituida por č- en el segundo término del compuesto: mal-čal ‘ganado’, miz-čiz ‘punzón’ (Grannes,
1996: 260-261).
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
través, etc.’, ħasan basan, a partir de ħasan ‘bello, bonito’ (Grigore, 2008: 218),
cfr. harağ marağ (Mardin) ‘desorden, etc.’, šazar mazar (Mardin) ‘mirada de
hafāt lafāt ‘caballo al galope’, fakis nakis ‘hombre obstinado’, etc. (Suçin,
2010: 223-224). Los cómputos de frecuencia de uso de los diversos segmentos
indican que las consonantes labiales (b y m) tienden a ser favorecidas en los
reduplicantes de las construcciones árabes (cfr. Pellat, 1957: 136; Suçin, 2010:
222, 225). Otro dato de relevancia es que las reduplicaciones complejas cons-
tituyen entre un 40 y un 50 % del conjunto de reduplicaciones totales del
árabe clásico. Como veremos más adelante, este testimonio árabe resulta cru-
cial a la hora de ensayar una explicación histórica del paralelismo formal y es-
tructural que muestran las construcciones compuestas del vasco, por un lado,
y de las lenguas túrquicas, por otro10.
12. Debido a la influencia turca, la reduplicación con m- inicial ha pe-
netrado generosamente en sistemas como el búlgaro, donde el recurso da
lugar a compuestos de esta clase no solo en los préstamos léxicos proce-
dentes del turco (caso probable de džagara-magara ‘ruido debido a con-
versaciones vivas’), sino también entre las palabras patrimoniales del
búlgaro: kăšti-măšti ‘toda clase de casas’, riza-mriza ‘una camisa o cual-
quier cosa que se le parezca’, snjag-mnjag ‘nieve y similares’, glavi-mlavi
‘cabezas y cosas así’, greški-meški ‘faltas y cosas similares’, los dos últimos
(y el primero) con forma de base plural. Junto a la sustitución regular de
9
La innovación traspasa con facilidad fronteras lingüísticas: en el francés hablado en Oriente
Próximo al menos a comienzos del siglo XX podían oírse expresiones como «toutes sortes de chapeaux-
mapeaux» (‘todo tipo de sombreros y cosas parecidas’), vid. Grannes (1996: 280).
10
A través del árabe la reduplicación compleja pudo seguir extendiéndose hacia el sur hasta llegar
a sistemas semíticos meridionales como el tigriña o el tigré en Etiopía, donde se documenta algún
ejemplo aislado como gezā‘ mezā‘ ‘una cosa u otra’ (Southern, 2005: 167-168).
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En otras lenguas eslavas no balcánicas (polaco, checo) y en húngaro los ejemplos de mühleme
son más escasos (se documentan solo tres formaciones en el caso del polaco, cfr. Southern, 2005: 124).
Las construcciones con m- inicial llegan a encontrarse, aunque en cantidades muy reducidas, en ale-
mán (Techtelmechtel ‘flirteo, affaire’, de procedencia incierta, vid. Southern, ibid., 168) e incluso en len-
guas urálicas (estonio suri-muri ‘batiburrillo, maraña’, finés sigrimigri ‘embrollo’, cfr. Puhvel, 2004: 80), que
pudieron acusar influjo eslavo. En inglés antiguo se registra s æl ond mæl ‘la oportunidad y el momento’
(Beowulf, 991) ejemplo que debo y agradezco a Carlos García Castillero.
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En Grannes (1973: 527 y ss.) se recogen los hábitos lingüísticos de una mujer hablante nativa
de karachayo que, cuando se expresa en ruso, introduce numerosas construcciones reduplicadas: zajči-
ki-majčiki ‘liebres y otros animales (dim.)’, ptički-mtički ‘pájaros y otros aves (dim.)’, šëlkom-molkom
‘de seda y materiales semejantes’. En cualquier caso, la reduplicación compleja no parece ser privativa
del ruso hablado en el Cáucaso.
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Aunque hay posiciones encontradas al respecto, la mayor extensión de las reduplicaciones con
šm- en yiddish oriental parece avalar la tesis de la adopción del recurso a causa del contacto con las co-
munidades eslavas orientales (Southern, 2005: 38), en las que el influjo turco fue mucho más intenso
que en las occidentales (no en vano, entre los años 1237 y 1480, una parte significativa de los territo-
rios eslavos orientales estuvo políticamente dominada por élites túrquicas de diversa procedencia).
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14
En algunas descripciones recientes este valor, aunque despojado de matices valorativos, se defi-
ne como asociativo plural (Nevins, 2012: 109; Voinov, 2012: 183).
15
La conjunción del valor plural aproximativo o asociativo y del tono ligeramente despectivo se
recoge con acierto en la definición semántica que propuso Leo Spitzer para el mühleme turco y que sir-
ve para construcciones similares de muchas otras lenguas: «a vague, disorderly collectivity» (Spitzer,
1952: 229).
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
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Desde esta segunda perspectiva, la reduplicación compleja tendría su origen en el árabe (Pellat
[1957: 132-133] muestra que la itbā‘ está bien establecida ya como recurso estilístico en árabe clásico y
aun en árabe antiguo), y de allí habría llegado al turco a través del persa.
17
En la misma línea, aunque sin mencionar siquiera la posibilidad de la mediación árabe, se ha-
bía manifestado anteriormente Southern (2005: 161): «[t]here are no chronologically principled
grounds for remote, contact-based (or genetic) interlanguage-family comparison with similar pheno-
mena outside Basque, since there are no neighbor languages contiguous with the Basque S[peech]
C[ommunity] with recognizably similar grammaticalized expressive-feature properties». En otro lugar
de su trabajo (ibid., 167), el autor menciona las expresiones españolas a troche y moche y tiquismiquis,
en lo que considera que es «not a systematic pattern», pero en ningún caso las relaciona con el testi-
monio vasco. Cfr. igualmente Stolz (2008: 119): «[i]t is impossible to connect the Basque evidence di-
rectly to the data from Turkish and its neighbors as there is no historical link between the northern
shores of the Iberian Peninsula and the former Ottoman Empire. For the time being, we must accept
that something strikingly similar has developed independently in two geographically separated re-
gions». Una conexión directa es, desde luego, absolutamente descartable, pero los lazos históricos ra-
ramente resultan ser simples.
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strengthened by two facts: (a) the Basque pattern operates exclusively on the
basis of initial /m/ and (b) none of the languages on the Iberian Peninsula,
which were exposed to Arabic influence for a much longer period than
Basque, have adopted the itbā‘. Thus, we have to accept as fact that the
Basque construction type of T[otal] R[eduplication] with initial segmental
variation on the image constitutes an independent parallel development
which is autonomous of any external pattern.
Pese al claro predominio de m- inicial en las construcciones vascas, esa po-
sición puede ser ocupada por otras consonantes labiales, al igual que en caste-
llano y árabe (según se ha visto antes, cfr. supra § 11, en la itbā ‘la nasal bilabial
alterna principalmente con b- y, de manera secundaria, con otros segmentos).
Ese es el problema que aqueja al primero (a) de los hechos aducidos por los
autores en contra del posible origen (o mediación) árabe. En cuanto al se-
gundo (b), resulta cuando menos inexacto proclamar que ninguna de las len-
guas de la península ibérica ha adoptado la itbā‘ (en el sentido de la
reduplicación compleja), siempre y cuando no se tenga en mente una adop-
ción productiva, acompañada de uso frecuente y sistemático, algo que no en-
contraríamos más allá del euskera y de las propias lenguas túrquicas (e incluso
no en todas ellas). Si, por el contrario, lo que se quiere decir es que ninguna
lengua peninsular aparte de la vasca emplea el procedimiento de reduplicación
total y compleja que caracteriza a las construcciones con m- inicial, los ejem-
plos del español que hemos visto en § 8 desmienten claramente ese extremo,
dado que se trata de un testimonio al menos suficiente para apoyar la hipóte-
sis de la migración del patrón reduplicativo, que por mediación árabe podría
haber peregrinado hasta llegar al castellano y finalmente al vasco, de la misma
forma en que algunos préstamos léxicos de origen árabe penetran en euskera
en época medieval (cfr. infra § 20). Este fenómeno de difusión estaría, por lo
demás, en consonancia con la apreciación de Brînzeu (1947: 55), según la cual
«[l]a réduplication à m- apparaît là où se trouve l’Islamisme: à l’interieur des
frontières de cette réligion, aux bords de ces frontières et dans les régions où
l’Islamisme a pénetré par la voie politique de la conquête turque». La penín-
sula ibérica no sería, por tanto, ajena a esta tendencia.
20. Por recapitular, y a la vista de los datos que se han ido analizando en
estas notas, el origen de las reduplicaciones complejas en euskera puede ser
concebido de dos maneras:
i) la construcción vasca surge con entera independencia de las redupli-
caciones presentes en otros sistemas, de modo que lo único que cabe resaltar
es que constituye un asombroso paralelo tipológico (casi perfecto) del müh-
leme turco, o
ii) la reduplicación vasca surge, como en otros sistemas, por imitación
del modelo inicialmente turco (o, en su caso, árabe), que para el desarrollo
vasco requiere necesariamente –si el procedimiento se remonta, como parece
ser, a las lenguas túrquicas–, la intermediación del árabe y del castellano a lo
largo de la geografía mediterránea y peninsular.
Uno puede, desde luego, contentarse con la primera opción (i) y asumir
sin excesivo riesgo la posibilidad real de que estructuras formalmente idénti-
cas aparezcan en distintos sistemas lingüísticos sin interrelación alguna. De
su comparación se podrán extraer conclusiones tipológicas en torno a las
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
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Desde este perspectiva resultan muy atinadas las reservas que expresa Stolz (2008: 122) en rela-
ción con supuestos principios universales que pudieran guiar la formación de reduplicaciones comple-
jas: «this potential universality cannot explain why the phenomenon is frequent exactly in those
languages which has been in close contact with each other, whereas it is, at best, marginal outside this
area».
19
Cfr. Stolz (2008: 129): «All these factors taken together suggest that wherever TRCV [total redu-
plication-cum-variation] occurs in, at best, loosely related languages spoken in the same area this geo-
linguistic distribution is the result of diffusion via language contact». A esa visión, que creo por lo
demás acertada, habría que incorporar los datos vascos y españoles, que en compañía de los que pro-
porciona el árabe, completan el panorama de la difusión hacia el oeste del mühleme.
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cfr. Lakarra, 2003: 354)20. El influjo externo suele ser un factor de peso en la
integración plena de nuevos fonemas (como ocurre, por ejemplo, en el caso
de la fricativa labiodental /f/ en los sistemas eslavos, común en los préstamos
de origen griego), aunque esa integración venga determinada, en primera o
en última instancia, por factores internos. Desde este punto de vista, la hi-
pótesis del carácter exógeno de las construcciones reduplicadas con m- inicial
dibuja un escenario no solo creíble, sino además probable.
El contacto con el ámbito lingüístico árabe tiene, como es sabido, raíces his-
tóricas y sociales documentables, relacionadas con la expansión del dominio po-
lítico islámico hacia el norte de la península a partir de comienzos del siglo VIII.
A la época medieval se remontan varios préstamos léxicos del árabe que llegan
al euskera a través de los dialectos romances, como es el caso de azoka ‘merca-
do’, izara ‘sábana’, azafrae ‘azafrán’, erraz, errez ‘fácil(mente)’ (cfr. rom. rafez, re-
fez), gut(h)un, kutun ‘carta, libro, amuleto’ (a partir de ár. kutub, pl. de kitāb
‘libro’), alkandora ‘camisa’ (cfr. en el Libro de Buen Amor: a las veses en saya, a las
veses en alcandora, 397-3) o el hápax azaga ‘postrimería’, vinculado a rom. çaga
(cfr. Refranes y Sentencias de 1596, 302: Azaga onic estau mandazaic ‘Postrimetría
buena no la tiene mulatero’, vid. Michelena, 1964: 129; para el resto de ejem-
plos Michelena, 1968: 481), siempre que no sea, como quiere Zuazo (1992:
1005), un término de estirpe vasca (que habría que leer atzaga, que en euskera
de Oñate vale por ‘vara que se pone de un árbol a otro para que se rasquen las
descartable del todo: cfr. el testimonio que aporta alkate < ár. al-qād. ῑ, frente a
ovejas’). En cualquier caso, el contacto directo, sin mediación romance, no es
cast. alcalde, si en vasco no hubo influjo tal vez aragonés, y sobre todo at[h]orra
‘camisa’ (forma recogida ya en un documento de 1059: «et illa atorra gubeidi in
panno de ciclaton», vid. Arzamendi, 1985: 138), cuya dental difícilmente puede
provenir de esp. ant. adorra ‘túnica abotonada’, pero sí de la enfática geminada
del ár. hisp. addurrá‘a, que procede en última instancia del ár. clás. durrā‘ah
(Michelena, 1974: 193, n. 52, 1977: 229). En conjunto, estos préstamos no son
excesivamente numerosos, pero tal vez sí suficientes para demostrar la permea-
bilidad lingüística de la lengua vasca también en relación con elementos léxicos
procedentes del árabe a través, por lo general, del filtro romance (castellano,
pero también navarro, riojano y aragonés). La difusión de formaciones expresi-
vas como la que representa la reduplicación compleja es, por lo demás, un fe-
nómeno que no parece requerir contactos excesivamente profundos ni
20
El hecho de que la nasal bilabial sea ajena al inventario consonántico originario del euskera, sin
ser por sí solo prueba concluyente de nada, sí puede constituir un dato a favor del probable origen fo-
ráneo de la reduplicación con m- inicial. En las lenguas túrquicas (como, por lo demás, en la mayor
parte de lenguas del mundo) la /m/ es un elemento perfectamente integrado desde un inicio en su es-
tructura fonológica, con la salvedad, en el caso turco, de que su presencia en inicio absoluto de pala-
bra está prácticamente vedada en el léxico patrimonial (Southern, 2005: 57, 160). En cualquier caso, la
diferencia es crucial: en turco la expresividad de la reduplicación compleja se asienta sobre un cambio
en el rendimiento funcional del fonema en cuestión, mientras que en euskera esa misma expresividad
descansa sobre un elemento en teoría ajeno al sistema inicial (m-), lo que explicaría de paso su titube-
ante implantación en competencia con b-, p- e incluso otros segmentos (si no es un rasgo también ad-
quirido), y que se integra en él gracias en gran medida a la adopción de préstamos léxicos. Por otra
parte, esa naturaleza ajena del segmento es vehículo de una expresividad particularmente marcada en
el caso del euskera, algo que se refleja en la frecuencia y productividad mayor de las reduplicaciones
complejas vascas en comparación con otros sistemas más o menos próximos (en los que la /m/ no pre-
senta particularidad alguna de carácter estructural o distributivo).
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IVÁN IGARTUA
RESUMEN
La reduplicación compleja en euskera: notas acerca de su formación y sus parale-
los en otras lenguas
Las construcciones vascas basadas en la reduplicación con m- inicial representan
un tipo de composición léxica muy extendido en diversas lenguas europeas y
asiáticas. La procedencia última de este peculiar mecanismo de reduplicación
compleja, o reduplicación total con variación, se localiza en el conjunto de len-
guas túrquicas. A partir de estas, el recurso parece haberse difundido con relati-
va facilidad tanto hacia el oriente como hacia el occidente del foco originario. La
forma y la función de los compuestos vascos coinciden en alto grado con las que
caracterizan al mühleme turco, pese a lo cual ambos procedimientos de creación
léxica no han sido vinculados entre sí hasta la fecha, salvo desde una perspectiva
tipológica. La presencia de formas reduplicadas de carácter expresivo tanto en
árabe como en español (extremo este último que ha sido desatendido en gene-
ral) permiten identificar los nexos de unión que hacen posible una explicación
por difusión del patrón constructivo que hallamos en euskera, cuyo origen
habría que atribuir, en consecuencia, y al igual que ocurre con las formaciones
correspondientes de otros sistemas europeos y asiáticos, a la expansión de un
mecanismo reduplicativo generado dentro del grupo de lenguas túrquicas.
Palabras clave: reduplicación; reduplicación compleja; composición; palabras
expresivas; mühleme, itbā‘; difusión; contacto lingüístico.
LABURPENA
Erreduplikazio konplexua euskaraz: haren sorrerari eta beste hizkuntzetako ordainei
buruzko oharrak
Hasierako m- bat erakusten duen erreduplikazioan oinarritutako euskal
forma lexikoak Europako zein Asiako hainbat hizkuntzatan oso hedatua
dagoen konposaketa mota baten adibide dira. Erreduplikazio konplexu (edo
aldaketa eragiten duen erabateko erreduplikazio) horren etorkia hizkuntza
turkoen taldean kokatu ohi da. Jatorrizko gune horretatik baliabide lexikoa
ekialderantz nahiz mendebalerantz zabaldu zen erraztasun handiz, itxura
batean. Euskarazko konposatuen forma eta funtzioa turkieraren mühleme
delakoaren oso antzekoak dira, baina, hala eta guztiz, eraketa lexikorako bi
prozedura hauek ez dira orain arte elkarrekin lotu, ikuspegi tipologikotik izan
ezik. Izaera adierazgarria duten forma erreduplikatuen presentziak hala ara-
bieraz nola espainieraz (bigarren kasuan batez ere, maiz bistaz galdu izan
dena) aukera ematen du, dena den, euskaraz aurkitzen dugun konposaketa-
eredua difusio-prozesu baten bidez azaltzeko. Horrela, euskal konposatu
mota hori, Europako zein Asiako beste hizkuntza batzuetako antzeko formak
bezala, hizkuntza turkoetan sortutako erreduplikazio-mekanismo baten heda-
penaren ondorio litzateke.
Gako hitzak: erreduplikazioa; erreduplikazio konplexua; elkarketa; hitz adie-
razgarriak; mühleme; itbā‘; hedapena; hizkuntzen arteko ukipena.
ABSTRACT
Complex reduplication in Basque: notes on its formation and parallels in other
languages
Basque constructions based on reduplication with initial m- instantiate a type
of lexical compounding that is rather widespread in different languages of
Europe and Asia. The ultimate origin of this particular mechanism of com-
plex reduplication, or total reduplication cum variation, is usually located
within the Turkic language family. From the initial core, this reduplication
type seems to have extended with relative ease eastwards as well as westwards.
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LA REDUPLICACIÓN COMPLEJA EN EUSKERA
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