TP Final Sociologia (1) (1)
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TP Final Sociologia (1) (1)
Tema: ‘TRADWIFES’.
Autores:
- SCALERANDI, Giuliana.
- ITURRASPE, León.
- PASCUCCI, María Eugenia.
- ROUSSET, Sabina.
- FROIMOVICH, Brian.
- SASSO, Victoria.
- PAMATER, Julián.
INTRODUCCIÓN
Dos protagonistas del movimiento “tradwive”, Roro (de España) y Nara Smith (de Estados
Unidos), son dos reconocidas influencers que apuestan por la estética de amas de casa de
lujo en el internacional ecosistema de las redes sociales.
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tareas de cocina, limpieza, cuidado de niños, ancianos y, sobre todo, teniendo como eje la
satisfacción y la aprobación del hombre.
Esto implica, a su vez, crear un estereotipo del hombre porque presupone que éstos deben
sólo trabajar para mantener a sus esposas e hijos, ocupando el rol de proveedor y “hombre
de la casa”. Este papel del hombre, supone que éste no puede ocuparse de ninguna tarea
doméstica.
Así se da una codependencia mutua, en donde se supone una inutilidad del hombre para
mantenerse por sí mismo en el aspecto doméstico y por otro lado, una inutilidad de la mujer
para mantenerse a sí misma y a su familia económicamente.
Las “tradwives” dinamitan lo que reivindicaba “el feminismo de cuarta ola”, el
compañerismo y la igualdad entre ambos géneros, al presentar relaciones
totalmente verticales donde hay uno que sirve y el otro que es servido.
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DESARROLLO
1) CONTEXTO:
El movimiento representa un desafío a los logros del feminismo de cuarta ola, que aboga
por la igualdad de géneros y la corresponsabilidad en las tareas domésticas y laborales. Al
promover una imagen de la mujer sumisa y dedicada al hogar, se refuerzan estereotipos que
limitan las oportunidades de desarrollo personal y profesional de las mujeres.
Entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX surge la llamada Primera Ola feminista.
Las nuevas ideas de la Ilustración y la Revolución Francesa insuflaron fervor a las mujeres,
que, potenciadas por el espíritu de libertad, comenzaron a imaginar relaciones sociales y de
género alternativas y se unieron en diversas formas de asociación, para desafiar la
dominación masculina y rechazar las definiciones contemporáneas de lo que significaba ser
mujer. Mary Wollstonecraft, (intelectual de la ilustración, filósofa y escritora de origen
inglés), retaría a la Ilustración al defender y exigir para las mujeres los derechos que los
pensadores contractualistas habían definido como naturales y propios de la humanidad en la
teoría, sin diferencias entre los sexos, y que en la práctica eran exclusivos de los hombres.
El feminismo de la primera ola, entonces, reivindicaba los derechos civiles de las mujeres,
buscaba su reconocimiento como parte integral de la humanidad y el reconocimiento de
la existencia de las mujeres por sí mismas y no solo en relación con la vida de los varones;
para ello era preciso su inclusión en los principios universalistas de igualdad, dando inicio a
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la búsqueda política de sus demandas: voto femenino, derechos como trabajadoras y
educación igualitaria. Sumados a los derechos educativos básicos y de propiedad.
En Francia y Alemania a mediados del siglo XIX, las mujeres tenían prohibido por ley
unirse a los partidos políticos. Esa privación de derechos, dejó en claro los límites de la
ciudadanía femenina dentro de los límites oficiales del estado, controlado por hombres.
Sin embargo, estas formas de exclusión no dejaron a las mujeres inactivas como
trabajadoras o miembros de lobbies o grupos de presión políticas. Sin acceso a los lugares
para la movilización política restringida a los hombres, las mujeres se reunieron de otras
maneras y alrededor de otros temas.
Sin embargo, en esta segunda ola, se cuestionaron los roles tradicionales de género y la
familia, y se produjeron varios avances como, por ejemplo, la Ley de Igualdad de Salario
de 1963 en Estados Unidos. Se luchó por mejorar las condiciones laborales, además de los
esfuerzos por una mayor apertura de la educación superior, y también que las mujeres
pudieran ocupar cualquier cargo.
Esta Tercera Ola feminista, fue un punto de inflexión crítico en la historia de los
feminismos. Los tumultuosos 60s verían el renacer de la política de las mujeres en
Occidente, al principio bajo la bandera de la "liberación de las mujeres”.
Para entonces, tanto las economías capitalistas como las socialistas habían atraído a
millones de mujeres a la fuerza de trabajo remunerada y los movimientos anticolonialistas y
de derechos civiles habían revivido las políticas de democratización.
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Junto con las demandas de derechos económicos y políticos, este período revivió una
política de la diferencia a partir de su crítica de las relaciones interpersonales, defendiendo
tanto la igualdad de las mujeres con los hombres en el trabajo y la política, así como
evidenciando la diferencia y el desequilibrio entre las mujeres y los hombres dentro de los
ámbitos de la reproducción y la sexualidad. De esta manera, estas dos dimensiones de la
desigualdad comenzaron a converger y una generación tanto de mujeres como de hombres
occidentales alcanzó la mayoría de edad bajo la influencia del feminismo a la espera de la
igualdad de oportunidades.
Esta tercera ola será la de la integración; las contribuciones e inclusión de mujeres de clase
trabajadora, lesbianas, mujeres de color y activistas del mundo en desarrollo, fueron
ayudando a transformar una política que inicialmente fue de la clase media, blanca y
europea. Significativamente y a diferencia de las generaciones precedentes, ésta reclama la
etiqueta feminista en lugar de rechazarla. Se afianza aún más el pensamiento feminista.
Aunque para algunas personas la tercera ola sigue, otras consideran que en la actualidad se
está viviendo una cuarta. El feminismo de la cuarta ola se caracteriza por ser un
movimiento reactivo y una rebelión contra la configuración del ‘patriarcado violento
heredado’. Es un feminismo popular, vinculado a los movimientos sociales, que cada día,
habilita a muchas más a ser feministas.
Algunos retos a los que se enfrenta este cuarto momento son, por ejemplo, que la sociedad
acepte la importancia de la igualdad de género y la necesidad de completar la agenda
inconclusa de la paridad en todos los ámbitos, que no se extendió más allá de la paridad en
la representación política. También en esta etapa se busca una justicia más justa para las
mujeres y, de manera particular, la denuncia contra el acoso sexual y la violencia en todos
sus aspectos hacia ellas.
Para visualizar y promover cada vez mas al movimiento feminista, se articula la creación de
contenidos audiovisuales y escritos de carácter filosófico, político, económico, social,
ecológico y cultural; académicos o no, y de la difusión de los mismos a través de las redes
sociales y los medios de comunicación tradicionales.
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Frente al desarrollo de un neoliberalismo caracterizado por frenar los avances legislativos y
de políticas públicas encaminados a conseguir la igualdad de derechos para las mujeres, la
Cuarta Ola del feminismo se configura como una respuesta sociopolítica, filosófica,
económica y cultural, generando espacios que invitan a reflexionar, debatir y proponer
soluciones prácticas y medidas legislativas que protejan la igualdad de las mujeres, sus
derechos fundamentales y ayuden a erradicar la violencia machista en todas sus
manifestaciones a nivel global.
En estos últimos años, se dieron distintos movimientos por parte del feminismo como el
movimiento #MeToo, fundado en 2006, cuyo fin ha sido denunciar casos de agresión y
acoso sexual. En 2017 el hashtag se viralizó en redes, sobre todo en la red social X, a raíz
de las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense
Harvey Weinstein. De la misma forma, en 2018 en España aparece otro movimiento, la
manifestación del 8 de Marzo.
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, afirmaba que "somos nuestras elecciones". Las
“tradwives” eligen un modelo de vida que, para muchos, parecería limitante, pero que ellas
presentan como una forma de libertad personal. Sin embargo, la crítica feminista ve en este
estilo de vida una trampa que perpetúa la dependencia y los estereotipos.
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Análisis de la economía: Marx argumentó que las estructuras económicas determinan
muchas de las relaciones sociales. Esta perspectiva ha sido utilizada por feministas para
analizar cómo el capitalismo también perpetúa la opresión de las mujeres.
Lucha de clases: Las feministas marxistas argumentan que la opresión de las mujeres debe
ser entendida dentro del contexto de la lucha de clases, viendo la emancipación de las
mujeres como parte de una lucha más amplia contra el capitalismo.
Crítica al capitalismo: Sostiene que el capitalismo no solo explota a los trabajadores, sino
que también subyuga a las mujeres a través de estructuras sociales y económicas que
perpetúan la desigualdad.
Trabajo de reproducción: Destaca la importancia del trabajo reproductivo (cuidado de
niños, tareas del hogar) y su invisibilidad en la economía capitalista.
El legado de Marx ha influido en muchas corrientes del feminismo, y aunque sus enfoques
pueden diferir, ambos comparten un interés en la justicia social y la transformación de las
estructuras de poder. La intersección de sus ideas ha llevado a un análisis más profundo de
cómo las diversas formas de opresión se entrelazan en el capitalismo.
Feminismo Marxista
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1. Intersección de Capitalismo y Patriarcado: El feminismo marxista sostiene que
las mujeres son explotadas no solo en el ámbito laboral, sino también en el hogar. La
economía capitalista se beneficia del trabajo no remunerado que muchas mujeres realizan
en el hogar, como el cuidado de los hijos y las tareas domésticas.
2. Crítica a los Roles Tradicionales: Este enfoque critica las expectativas que se
imponen a las mujeres para que se dediquen exclusivamente a la vida familiar,
argumentando que estas limitaciones impiden su autonomía y participación plena en la
sociedad.
Émile Durkheim en su obra “Las reglas del método sociológico” de 1895, estudió “el
hecho social” como modos de obrar, de pensar y de sentir, es decir, como una realidad
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social externa al individuo que ejerce una influencia coercitiva sobre su comportamiento y
que está presente en la sociedad de manera independiente de la voluntad de los individuos;
se imponen a ellos, ya que están dotados de un poder imperativo y coercitivo.
Lo que constituye a los hechos sociales son las creencias, las tendencias y las prácticas del
grupo tomadas colectivamente, lo que fácilmente podemos advertir en este caso con los
fenómenos del “feminismo de cuarta ola” y su lucha y reivindicación de los derechos de la
mujer y la posterior resistencia dada por las “tradwives” y su objetivo de reinstaurar los
roles tradicionales de la mujer en la sociedad.
CONCLUSIÓN: Tanto el “feminismo de cuarta ola” como las “tradwives” son hechos
sociales contrapuestos y, de hecho como afirma Durkheim en El Método Sociológico,
podemos ver como un hecho social se genera a partir de otro antecesor, cada uno de ellos se
encuentra constituido por sus propias creencias, tradiciones y valores, fácilmente
observables y verificables en la sociedad, contrapuestos absolutamente, por lo que generan
nuevos debates y discusiones acerca del rol de la mujer y del hombre en la sociedad actual.
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una sociedad”, como se puede advertir con el movimiento reactivo del feminismo y sus
soluciones frente a los problemas, fundamentalmente, como la violencia sexual, la
explotación económica y doméstica, los roles sociales, y hasta la usurpación masculina de
sus capacidades serviciales, sexuales y reproductivas para convertirlas en grandes
industrias, convirtiéndose en proactivo oponiéndose a una estructura e ideas defendidas por
las “tradwives”.
En el caso de Roro y Nara Smith, se observa cómo los procesos de globalización y las redes
sociales facilitaron no solo la difusión de ideas modernas sobre igualdad y género, sino
también la reaparición y el refuerzo de visiones tradicionales. Roro y Smith promueven una
identidad basada en el rol de “esposa tradicional” o tradwife, una perspectiva que aboga por
un regreso a los roles domésticos para las mujeres, valorizando una
feminidad que enfatiza la dependencia y la sumisión al hombre.
Las redes sociales no solo amplifican estas voces tradicionales, sino que también crean
una comunidad en la que estas ideas pueden prosperar y reproducirse.
En plataformas como Instagram y TikTok, se pueden encontrar miles de seguidores de
estos movimientos, lo que ilustra cómo la viralidad de ciertos contenidos puede tener un
impacto real en la percepción y la práctica de los roles de género. La globalización se
refiere a la interconexión e interdependencia de economías, culturas y poblaciones a nivel
mundial. Este fenómeno ha sido acelerado por la revolución digital, que ha transformado la
manera en que la información, las ideas y las identidades se difunden y se construyen.
Según Manuel Castells, la globalización no solo afecta lo económico, sino que también
tiene un profundo impacto en la cultura y las relaciones sociales, especialmente en términos
de cómo las identidades son formadas y negociadas en el ámbito digital. Según Castells, en
la "sociedad red", las identidades están en lucha constante por el control y la
representación. Roro, a pesar de ser criticada por algunos sectores feministas, encuentra en
las redes sociales un espacio donde su interpretación de la feminidad puede prosperar.
Esto plantea preguntas sobre quién define lo que significa ser feminista en la era digital y
cómo las voces tradicionales pueden coexistir con visiones más modernas.
La respuesta que Roro recibe del feminismo, refleja la tensión entre las diferentes corrientes
dentro del movimiento. Su defensa de un estilo de vida que romantiza la cocina y
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el cuidado del hogar y de su novio, puede ser vista como una reacción a la
aceleración de los cambios sociales impulsados por la globalización.
Giddens menciona que, en tiempos de cambio, puede haber un retroceso hacia valores más
tradicionales como forma de resistencia ante el desconcierto que la modernidad puede
causar. Esto sugiere que la popularidad de Roro puede ser, en parte, un reflejo de esta
resistencia. La figura de Roro, ilustra la compleja relación entre la globalización y la
identidad de género. Giddens, en Un mundo desbocado, señala que la globalización
transforma las normas sociales y los roles de género, permitiendo la aparición de visiones
tradicionales en un contexto moderno. Aunque Roro se presenta como feminista, su
enfoque en la cocina y el cuidado del hogar ha sido objeto de críticas por parte de otros
feministas, que argumentan que su imagen perpetúa el patriarcado. Manuel Castells, en La
era de la información, explica que las redes sociales crean un "espacio de flujos" donde las
identidades son continuamente negociadas. En este espacio, Roro ha encontrado una
audiencia global que consume su contenido, lo que demuestra que, a pesar de la
modernidad, existen tensiones que permiten la reaparición de identidades de género
tradicionales. La popularidad de Roro, a pesar de las críticas, sugiere que la globalización
no solo impulsa la igualdad, sino que también puede dar lugar a movimientos que buscan
reafirmar valores tradicionales en nuevas formas. Esto plantea un dilema sobre cómo se
construyen y defienden las identidades de género en la era digital: ¿son realmente espacios
de empoderamiento o simplemente reflejan una nostalgia por tiempos pasados en un
mundo en constante cambio?
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políticas son los retos que enfrentan en diversas regiones del planeta los sectores críticos de
la academia feminista. La globalización, con su fluidificación de las fronteras, exige
elaborar una agenda feminista global acorde con sus exigencias. El acceso a las nuevas
tecnologías (ciber feminismo) nos implica en alianzas con nuevos sujetos emergentes y las
nuevas relaciones entre capital y trabajo en la era global están implantando un nuevo orden
del género
7) REPERCUSIONES:
Existen otras corrientes que promueven roles tradicionales, como el renacimiento del ideal
de la "mujer hogareña” que resonó durante la época del gobierno peronista, cuando Evita
Perón promovía una imagen de la mujer como núcleo familiar, dedicada al hogar y a los
hijos, aunque con un enfoque diferente al de las “tradwives” actuales, que rechazan el
feminismo moderno. Este contraste entre las distintas interpretaciones del rol femenino,
refleja un conflicto latente entre el progreso hacia la igualdad de género y la nostalgia por
roles tradicionales.
Este tipo de ideas puede tener repercusiones en el país al reavivar debates sobre el rol de la
mujer en la familia y la sociedad. Aunque la legislación argentina promueve la igualdad de
género, el resurgimiento de movimientos que refuerzan los estereotipos tradicionales puede
influir en las políticas públicas y generar resistencia a la igualdad en el trabajo doméstico.
Un ejemplo claro de este debate es la Ley 27.533, que busca regular el trabajo doméstico
remunerado y que podría ser cuestionada por quienes apoyan el modelo "tradwife".
El movimiento de las tradwives refleja un creciente interés por estilos de vida que valoran
la tradición y los roles de género clásicos en un contexto donde muchas mujeres buscan
reconciliar su identidad en un mundo moderno y a menudo contradictorio. Su impacto en
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las nuevas tendencias ultraconservadoras es significativo, ya que contribuye a un
resurgimiento de valores que desafían las normas de igualdad y empoderamiento del
feminismo contemporáneo, generando debates cruciales sobre el papel de la mujer en la
sociedad actual.
CONCLUSIÓN
Teniendo en cuenta el rango de experiencias de las mujeres, las feministas han reconocido
cada vez más la validez de argumentos que alguna vez parecieron contradictorios.
En lugar de debatir si las mujeres son similares o diferentes a los hombres, la mayoría de
las feministas ahora reconoce que ambas declaraciones son verdaderas.
En lugar de preguntar cuál es más importante, género o etnia, la mayoría de las feministas
ahora reconocen la indivisibilidad e interacción de estas categorías sociales. Además de
exigir el derecho al trabajo, las feministas han redefinido el trabajo para incluir el cuidado
de la familia y la ganancia. Además de exigir la independencia de las mujeres, las
feministas han reconocido la interdependencia de todas las personas, así como la
interconexión de la igualdad de género con los movimientos pro justicia social más
amplios.
Algunas mujeres siempre tienen un estatus más alto que muchos hombres. Si ignoramos
estas jerarquías que se cruzan y creamos un feminismo que solo sirve a los intereses de las
mujeres que tienen más privilegios, reforzamos otras desigualdades sociales que ponen en
desventaja a mujeres y hombres en nombre de la mejora de las oportunidades de las
mujeres.
Asumir que todas las mujeres experimentan el mundo por igual puede desdibujar el poder
de la visión feminista, no se puede universalizar a las mujeres dadas las diferencias étnicas,
sociales o culturales.
La expansión del feminismo a partir de problemas sociales e interculturales, le ha dado al
movimiento el poder de considerar y tener en cuenta las diferentes necesidades de las
mujeres, como respuesta a preguntas como ¿Qué pasa con las mujeres? y ¿Cuáles
mujeres?" y en este proceso se ha vuelto más poderoso, diverso y por ende con una base
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más amplia.
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BIBLIOGRAFÍA
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