La diáspora tolteca y el culto a Ehécatl
La diáspora tolteca y el culto a Ehécatl
La diáspora tolteca y el culto a Ehécatl
culto a Ehécatl
ENRIQUE FLORESCANO
Aquí sostengo que Ehécatl es uno de los dioses creadores del Quinto Sol y uno de los
más importantes en el panteón original mesoamericano. El oscurecimiento de su
personalidad en los registros históricos debe atribuirse al proceso que confundió su
nombre con el de la Serpiente Emplumada, el emblema real de Tollan-Teotihuacán, y
más tarde con el de Topiltzin Quetzalcóatl, el legendario fundador de Tula. Sin
embargo, en sus orígenes Ehécatl tiene nombre y atributos propios, diferentes a los de la
Serpiente Emplumada y Topiltzin Quetzalcóatl.
Ehécatl es tan antiguo como el mito de la creación del Quinto Sol. De acuerdo con la
tradición tolteca, la fundación del cosmos ocurre en Tollan-Teotihuacán. La Leyenda de
los Soles narra que el segundo sol que hubo en el mundo fue el llamado Nahui ehécatl, 4
Viento. En este sol, que duró 676 años, los seres humanos que lo poblaron fueron
arrasados por un vendaval y convertidos en monos. En la cosmogonía que relata la
creación y destrucción de los cuatro soles anteriores a la presente era del mundo, el
orden de éstos es el siguiente:
Nahui ocelotl: 4 Jaguar
Éste es el orden inscrito en la Piedra del Sol o Calendario azteca y en otros monumentos
que registran el episodio fundador de la actual era del mundo (Fig. 1). De modo que en
los relatos pintados en códices o grabados en piedra, Ehécatl aparece como uno de los
dioses creadores. En los relatos que se refieren a la creación del Quinto Sol, que es una
cosmogonía teotihuacana, hay un texto que le imputa a los toltecas esta afirmación:
"Decían que su dios los hizo y los crió de ceniza; y atribuían a Quetzalcóatl [...], el
haberlos hecho y criado".
Figura 1. Los cuatro soles representados en unas piedras labradas encontradas cerca
del zócalo de la ciudad de México. La 1 representa a Naui Ocelotl; la 2 a Naui Ehécatl;
la 3 a Naui Quiauitl y la 4 a Naui atl. Foto tomada de Seler, 1990: VI, 32.
La Historia de los mexicanos por sus pinturas, un relato basado en un antiguo códice,
presenta a Ehécatl como protagonista de la creación del cosmos, acompañado de
Tezcatlipoca. Dice este texto que los dioses primordiales, Tonacateuctli y Tonacaciuatl,
encargaron a Ehécatl y a Tezcatlicopa la creación de la Tierra y de los primeros seres
humanos. Otras fuentes describen la dramática batalla entre Ehécatl y Mictlantecutli, el
dios del inframundo, por la posesión de los huesos y las cenizas de la antigua
humanidad desaparecida. El desenlace de este enfrentamiento culmina con el triunfo de
Ehécatl, que logra rescatar los huesos y llevarlos a Tamoanchan, donde los dioses se
habían reunido. Los dioses regaron entonces con su sangre la revoltura que la diosa
Quilaztli hizo de los huesos y la masa del maíz y de este modo se creó la generación de
los seres humanos.
En estos textos Ehécatl tiene los atributos del viento
creador, es el aliento vital que transporta la energía
que pone en movimiento las diversas partes del
mundo. Es la fuerza de la naturaleza que activa la
máquina universal. En la cosmogonía del Quinto Sol,
Ehécatl es el dios protagónico de la creación del
cosmos, el origen de los seres humanos y la aparición
del sol que le insufló vida al mundo. Su nombre,
como el de los otros protagonistas de la creación del
Quinto Sol, es un nombre naua, el idioma de los
pobladores de Tollan- Teotihuacán.
Una lámina famosa del Códice de Viena presenta a 9 Viento en un lugar del cielo
nocturno, desnudo, conversando con los dos dioses creadores, quienes lo instruyen y le
hacen entrega de una colección de símbolos (Fig. 4). Le otorgan la máscara bucal de
pájaro por medio de la cual sopla y mueve los vientos, una macana incrustada con tres
piedras de turquesa, una pulsera de piel, la navaja de obsidiana, el gorro cónico de piel
de jaguar, el penacho de plumas negras, el lanzadardos y el dardo, los ornamentos de
concha y el pectoral de caracol... Le confieren, en una palabra, los atavíos bajo los
cuales reconoceremos más tarde a Ehécatl, el dios del viento en los códices y
monumentos nauas. Le asignan además cuatro casas, probablemente las que en la
tradición mexica "se llamaron sus casas de oración".
Según estas imágenes, en la cosmogonía de los mixtecos 9 Viento es el dios del aire,
una de las fuerzas primordiales que le dieron vida al mundo, el soplo que repartía el
viento y la lluvia por los cuatro rumbos del cosmos. Es uno de los dioses creadores,
pues se hace presente cuando aún prevalece la oscuridad y el caos. Ayuda entonces a
separar el cielo y las aguas de la superficie terrestre y él mismo se convierte en sostén
del cielo.
Al igual que los dioses creadores mayas, 9 Viento es una deidad protectora de los linajes
nobles y las dinastías. Pero sobre todas las cosas 9 Viento resume en su persona los
atributos de la civilización. Es el dios creador de los seres humanos, la agricultura, el
poblado urbano, la escritura, las artes, el culto religioso y las prácticas chamánicas. O
sea que este 9 Viento mixteco es la representación más antigua que conocemos del culto
a Ehécatl. Mi interpretación es que este culto se inició en Teotihuacán, pues como
vimos antes, en los textos nauas heredados por los mexicas se dice que Ehécatl fue uno
de los dioses que intervino en la creación y destrucción de los soles que originaron el
Quinto Sol. Asimismo, la mayoría de los textos y monumentos nauas que se refieren a
la fundación del reino, el otorgamiento de los símbolos del poder y las ceremonias del
ennoblecimiento de los jefes, citan a Tollan como el origen de estos acontecimientos.
Figura 6. 9 Viento hace una Figura 7. 9 Viento perfora la Figura 8. 9 Viento sacrifica
limpia ritual y le
otorga nombres y títulos a oreja del señor 2
44 personajes Perro, en una ceremonia una codorniz y esparce
nacidos del árbol de Apoala, dedicada a elevar a tabaco molido, ritos iniciales
de donde las personas a posiciones de de un culto religioso.
brotaron los seres mixtecos y mando.
sus linajes.
Los
...inventó este Quetzalcóatl templos o cúes, que eran los lugares comunes de oración de
esta gente, y así fundó los cuatro aquí señalados [Fig. 10]
A este [Quetzalcóatl] tenían por señor de los Vientos, y fue el primero a quien han
construido templos e iglesias, las cuales hacían todas redondas, sin ángulo ninguno.
Otro indicador de la propagación del culto de Ehécatl a fines del período clásico y
durante el Postclásico (1000-1300), es la proliferación de sus templos en diferentes
regiones de Mesoamérica. El más temprano que se ha registrado, mediante datos
arqueológicos confiables, es el localizado en la mixteca oaxaqueña, entre el periodo
clásico y el comienzo del Posclásico (300-1000 d.C.) ( Fig. 11).
Figura 10. Quetzalcóatl y sus sosteniendo el techo y la gran cabeza con las fauces
cuatro templos o cués, en el abiertas descansando en el suelo (Fig. 12). Esta portada
Códice Vaticano A. Los cuatro es un rasgo diagnóstico de los templos dedicados a
templos son la Casa del Ayuno Ehécatl-Quetzalcóatl, y la encontramos descrita en los
para los hombres santos; la textos de Sahagún y en los cantos dedicados al
Casa del Ayuno Común; la Topiltzin Quetzalcóatl de Tula.
Casa de la Serpiente, y la Casa
del hoyo. Las descripciones y características de estos
monumentos difieren un tanto de los relatos que
describen los templos dedicados a Ehécatl en el área naua. Por ejemplo, fray Diego
Durán nos ofrece la siguiente descripción del templo de Ehécatl Quetzalcóatl en
Cholula:
Tenía (el templo) sesenta gradas para subir a él [...] y [...] después de aquellas gradas, se
hacía un patio muy encalado, de mediana anchura, donde tenía una pieza toda redonda,
que aunque era grande, era a hechura de horno, y la entrada era como boca de horno,
ancha y baja, que para entrar era menester inclinarse mucho. Tenía por techo una copa
redonda, pajiza, que ellos llaman xacalli.
La importancia de Ehécatl como dios civilizador y héroe cultural entre los años 900 y
1200 se confirma no sólo por su papel protagónico en el Códice de Viena, sino por su
presencia en los Lienzos, Tiras y Mapas que se refieren a la fundación de pueblos en la
mixteca oaxaqueña. En estos testimonios, elaborados entre mediados y finales del siglo
XVI, la fundación del pueblo, que se fecha entre los siglos XI y XIII, aparece
directamente vinculada con la presencia de 9 Viento.
El Lienzo de Tlapiltepec, pintado a mediados del siglo XVI, contiene otra escena de
fundación similar. En su parte inferior se aprecia una representación de la legendaria
cueva de Chicomóztoc, donde según las tradiciones toltecas nació la presente
humanidad. En el interior de esta cueva se ve la cara de la deidad fundadora de los
antiguos reinos mixtecos: 9 Viento, 1 Caña (Fig. 15).
Cuenta Rojas que en ese templo oficiaban dos grandes sacerdotes, uno llamado
Tlalchiach y otro Aquiach. Uno de los oficios de estos sacerdotes era "confirmar en los
estados a todos los gobernantes y reyes de esta Nueva España", quienes "en heredando
el reino o señorío, venían a esta ciudad a reconocer obediencia al ídolo della,
Quetzalcóatl, al cual ofrecían plumas ricas, mantas, oro y piedras preciosas". El modo
en que ambos sacerdotes confirmaban en sus cargos a los señores era "horadándoles las
orejas, o las narices o el labio inferior, según el señorío [que] tenían". Asimismo, al
concluir un ciclo de 52 años, "venían de todos los pueblos" a Cholula, a confirmar sus
señoríos y a visitar el templo de Quetzalcóatl, "porque éste era metrópoli y tenido en
tanta veneración como lo es Roma en la christiandad y meca [la Meca] en los moros".
Gracias a ese principio epistemológico, ahora sabemos que el numen de la fertilidad que
en los tiempos antiguos aparece con los rasgos de la serpiente emplumada tiene un
origen y atributos distintos al emblema real de la Serpiente Emplumada grabado en
Teotihuacán, y que a su vez Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl está marcado por los rasgos
del fundador y gobernante de Tula, o que el Kukulcán de Yucatán es un guerrero
distinguido por orígenes e iconografía propios, y que asimismo Ehécatl posee rasgos,
atributos y símbolos que lo separan de esas otras entidades. Quizá la personalidad y el
simbolismo de Ehécatl, el dios del viento que interviene en la creación del Quinto Sol,
era la más oscurecida por esta mezcla y superposición de nombres. Sin embargo, el
análisis anterior muestra que Ehécatl mantuvo su rango de deidad creadora desde la
fundación de Tollan-Teotihuacán hasta el derrumbe de Tula. El conocimiento de estas
distintas personalidades y símbolos nos permite ahora enfrentar el más intrincado de
todos los momentos, el periodo en el que brilla México-Tenochtitlán. Como se verá
adelante, en este lugar se empalmaron los númenes y personajes que hasta aquí hemos
tratado en forma separada.