2. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA GRIEGA I. LOS PRESOCRÁTICOS.
2. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA GRIEGA I. LOS PRESOCRÁTICOS.
2. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA GRIEGA I. LOS PRESOCRÁTICOS.
1. Periodo cosmológico, que comprende las escuelas presocráticas ― En primer lugar, el elemento o materia originaria (arché) de que
excepto los sofistas, dominado por el problema de descubrir la unidad todo está compuesto, de donde todo procede y a donde todo vuelve.
que garantiza el orden del mundo y la posibilidad del conocimiento ― La estructura de las cosas o el principio de organización interna
humano. de la realidad.
2. Periodo antropológico, que comprende a los sofistas y a Sócrates, ― La génesis o el proceso de generación o nacimiento de las
dominado por el problema de hallar la unidad del hombre y la armonía cosas.
social. ― En los filósofos siguientes -Aristóteles y estoicos- adquirirá
3. Periodo ontológico o sistemático, que comprende a Platón y nuevas significaciones: la totalidad de lo real.
Aristóteles, dominado por el problema del ser, es decir, en que consiste
todo lo que es o existe. Es la plena madurez del pensamiento griego y En esta búsqueda por la physis o el arché, emplearon un estilo
replantea los problemas de los periodos anteriores. antitético de pensamiento que se muestra en presentar la realidad por
4. Periodo ético, que abarca el estoicismo, el epicureísmo, el pares de contrarios (frío-caliente, húmedo-seco) y a plantear los
escepticismo y el eclecticismo, dominado por el problema de la conducta problemas en forma de dilemas: lo uno o lo múltiple, lleno o vacío,
humana y caracterizado por un interés más bien práctico que teórico. inmutabilidad o movimiento, indivisible o divisible, etc.
5. Periodo religioso, que comprende las escuelas neoplatónicas,
dominado por encontrar el camino de reunión del hombre con Dios, 2º. Todos ellos viven en las colonias de Jonia o Italia Meridional.
como único camino de salvación. (http://www.e-torredebabel.com/mapas/mapa-filosofos-griegos.htm).
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el hombre, constituyendo su propia razón, por lo que éste puede Los números (arithmós) son los principios de todas las cosas.
conocer la realidad: el orden real coincide con el orden racional, puesto Parece que concibieron los números espacialmente, confundiendo la
que una misma ley rige el mundo y la mente humana. unidad aritmética con el punto geométrico. Las unidades tienen
extensión espacial y son el elemento material de las cosas. Los griegos
La permanente movilidad del mundo se funda en la estructura tenían dificultad en concebir cualquier realidad sin extensión espacial
contradictoria de la realidad, con lo que lleva al extremo la teoría jónica (será Platón el primero que lo consiga).
de los opuestos. Hay, por lo tanto, una continua lucha de contarios (día-
noche, invierno-verano). La contradicción y la discordia están en el • El dualismo es el rasgo más destacado de la doctrina pitagórica,
origen de todas las cosas. Sin embargo, la contradicción genera que la pone en contacto con la doctrina de Zoroastro. De todos modos,
armonía: los contrarios constituyen, en último término, una unidad el dualismo y la doctrina del número vienen a coincidir en cuanto que la
profunda (Dios es día-noche). Esta armonía no es estática, sino el primera oposición (limitado-ilimitado coincide con la segunda (impar-
equilibrio dinámico de las tensiones de los contrarios como el arco y la par). Este dualismo no es sino una versión de la doctrina de los opuestos
lira. de los filósofos jonios. En Pitágoras esta doctrina es central y propone
Al buscar el orden y la inteligibilidad del mundo en sus aspectos una lista de diez pares de opuestos. Esto implica, a su vez, una doctrina
dinámicos y contradictorios, Heráclito alumbró por primera vez la de la armonía: «unidad de las mezclas y concordancia de las
dialéctica. discordancias».
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rechaza Parménides como engañosa. Sólo nos interesa la primera parte, combinarse entre sí, dan origen a este universo múltiple y móvil. Son,
que puede sintetizarse en dos afirmaciones: por tanto, pluralistas.
a) a partir de una única realidad es imposible que surja la
pluralidad, contra lo que afirmaban los milesios y los pitagóricos.
Supongamos que originalmente existía solamente agua, ¿por qué no
sigue habiendo sólo agua? Si solamente había agua, ésta no pudo Empédocles de Agrigento (m. 435)
generarse a partir de otra sustancia (que no había; si no habría que
suponer que procede del no-Ser, pero el no-Ser es impensable y, por lo Empédocles parece partir conscientemente de Parménides al describir
tanto, inexistente) ni puede tampoco transformarse en otra cosa o la realidad como una Esfera. Esta Esfera equivale, sin duda, al Ser de
desaparecer (se transformaría en no-Ser y eso es un sinsentido). Lo que Parménides, pero Empédocles se niega a quitarle valor a la apariencia
no hay, ni había desde siempre, no puede, pues, originarse; lo que hay del mundo: hay movimiento y hay pluralidad de seres. Por ello,
desde siempre tampoco puede ser destruido. Lo que hay, lo que es, el introduce en la Esfera la variedad: en su interior se encuentran
ente es corpóreo, inengendrado, indestructible, inmutable, finito, mezclados cuatro elementos o “raíces de todas las cosa”: fuego, aire,
compacto, homogéneo, indivisible y esférico. tierra y agua. Se diría que Empédocles ha tomado los principios de Tales
b) Junto a estas propiedades, Parménides deduce que lo que hay, el (agua), Anaxímenes (aire), Heráclito (fuego) y les ha añadido la tierra.
Ser, es único: sólo hay, pues, una sola realidad. Cada uno de ellos es eterno e imperecedero (según las exigencias de
Debido a las dos afirmaciones anteriores, no nos queda si no Parménides); pero, mezclados entre si, dan lugar a los diversos seres;
declarar irracionales e ininteligibles la pluralidad y el movimiento. por supuesto, hay cambios y alteraciones en el mundo, pero éstos no
son sino combinación de los elementos primitivos. Ahora bien, la mezcla
Elimina, por tanto, la validez del conocimiento sensible como de los elementos es producida por dos fuerzas cósmicas: el Amor y el
engañoso (apariencia); sólo existe conocimiento racional (realidad). Sólo Odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre, y que, al
es pensable el Ser. El no-Ser, ni es, ni es pensable. explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión “trágica”
que Empédocles tiene de la existencia.
El discípulo más conocido de Parménides es Zenón de Elea quien
elaboró las famosas aporías o argumentos contra el movimiento y la Estas dos fuerzas, en cuanto que crean procesos diversos de reunión
pluralidad. y separación, permiten a Empédocles desarrollar una teoría coherente de
los ciclos del mundo, o del Eterno Retorno. Al principio reina en soledad
el Amor; y la Esfera es el Uno eterno, inmóvil, homogéneo (el ser de
Parménides) en el que los cuatro elementos el cosmos y todos los seres.
Cuando triunfa el Odio, los elementos se separan totalmente, uniéndose
C) OTROS FILÓSOFOS (PLURALISTAS) lo semejante con los semejante: en el centro, la tierra; luego —en
esferas concéntricas—, el aire, el agua y el fuego. Finalmente, de nuevo
Los primeros filósofos buscaron el arché de las cosas en un sólo el Amor realiza la mezcla total y se vuelve a la Esfera: el ciclo puede
elemento (por ello se les denomina “monistas”), salvo los pitagóricos, recomenzar de nuevo.
que eran dualistas. Parménides, no solo se opone al dualismo pitagórico,
sino que saca las últimas consecuencias del monismo: lo Uno no puede Empédocles aporta también una visión del hombre. Su teoría de los
dejar de ser uno, ni tampoco puede transformarse ni moverse. Con ello cuatro elementos, que han de estar en armonía, permite elaborar una
contradice los datos de la experiencia, al negar la movilidad y la concepción de la salud que tendrá amplia repercusión en la medicina
pluralidad de los seres. En consecuencia, los siguientes filósofos han de griega posterior. Aun sin emplear la palabra, Empédocles considera al
buscar un nuevo camino de investigación para poder explicar el mundo: hombre un «microcosmos», un mundo en miniatura (puesto que
en lugar de un sólo elemento, se postula la existencia de múltiples contiene los mismos elementos), y ello le permite formular una
elementos (cuyas características son las del Ser parmenideo) que al explicación del conocimiento por «simpatía»: «lo semejante conoce lo
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semejante». Así, las emanaciones que proceden de las cosas entran por Empédocles había introducido como explicación del movimiento
los poros del cuerpo humano, yendo a encontrar lo que de semejante dos fuerzas a las que dio nombres psicológicos: Amor y Odio, aunque
hay en éste: «Vemos la tierra por la tierra, el agua por el agua, el aire rigurosamente deben entenderse como fuerzas «cósmicas» y materiales.
divino por el aire y el fuego destructor por el fuego. Comprendemos el ¿Qué quiere decir Anaxágoras al hablar del Espíritu? La idea de
amor por el amor y el odio por el odio» (Fr. 109). Finalmente, el poema Anaxágoras de Dios como principio rector del cosmos es novedosa.
las Purificaciones facilita, en concordancia con las doctrinas órficas, la Parecería llevar a una concepción teleológica del universo, resultado de
revelación del destino eterno del hombre: preexistencia del alma, su una inteligencia que actúa conforme a fines, de modo que los procesos
situación dentro del cuerpo, la transmigración a otros cuerpos, el camino naturales condujeran a lo mejor, a lo más perfecto y bello. Platón y
de la salvación por la purificación. Aristóteles se mostraron muy entusiasmados, en principio, ante esta
doctrina (que recogen en sus respectivas teorías); pero luego
manifestaron su decepción al comprender que Anaxágoras otorga al
Espíritu un papel muy reducido: una vez puesto en movimiento el
torbellino, todo parece funcionar mecánicamente sin su concurso. La
Anaxágoras de Clazomene (m. 428) filosofía de Anaxágoras bascula, pues, entre el finalismo y el
mecanicismo.
Su filosofía —como la de Empédocles— parte de los Pero hay que cuidarse mucho de interpretar la palabra «espíritu»
planteamientos de Parménides, llegando a una solución relativamente según nuestra propia mentalidad. Quizá Anaxágoras, al decir que es la
parecida. Ya que el “ser» no puede empezar ni perecer, y ya que lo “la más sutil y pura de todas las cosas”, no lo concibió todavía de un
“uno” ha de considerarse como inmutable, Anaxágoras —que admite la modo absolutamente inmaterial e incorpóreo. De todos modos, aquí
pluralidad y la movilidad, así como los cambios y transformaciones de la surge algo absolutamente nuevo que sólo los filósofos siguientes sabrán
realidad— formula una teoría pluralista. Todo lo que se produce y sucede aprovechar plenamente.
es resultado de la mezcla de innumerables elementos. “Nada viene a la
existencia ni es destruido, sino que todo es resultado de la mezcla y la
división» (Fr. 1 7). Anaxágoras llama a esos elementos o “principios” con
el nombre de semillas u homeomerías (spérmata), las cuales son
cualitativamente distintas e indefinidamente divisibles. En todas las Demócrito de Abdera (m. 370)
cosas hay semillas de todas las cosas, de tal manera que “todo está en
todo”. Así se explica que cualquier cosa pueda llegar a ser otra distinta, Parece ser que fue también —igual que Anaxágoras— un hombre
y que si una cosa es lo que es, es porque en ella predominan las semillas totalmente dedicado al estudio y la reflexión. Su maestro fue Leucipo,
correspondientes: en el oro predominan las semillas del oro, pero están originario probablemente de Mileto, de quien se sabe aún menos, hasta
también presentes todas las demás (cosa que es posible, puesto que las el punto de que algunos ponen en duda su existencia. Algunos
semillas son minúsculas). La pluralidad y los cambios —generación, testimonios acerca de Leucipo le hacen discípulo de Parménides y Zenón.
corrupción, transformación— se explican, pues, por la mezcla o Estas dificultades históricas explican el hecho de que sea muy difícil
disgregación de las semillas. El mundo se origina por medio de un saber qué elementos del sistema atomista se deben a Leucipo o a
torbellino, en el que se realizan las mezclas y separaciones Demócrito.
progresivamente. Pero este movimiento del torbellino tenía que ser El punto de partida del atomismo se encuentra también en los
explicado, puesto que Parménides parecía haber demostrado que, de por planteamientos de Parménides. El planteamiento es, pues, muy
sí, la Esfera permanece quieta e inmóvil, Anaxágoras se ve obligado a semejante al de Empédocles y Anaxágoras: salvar la apariencia del
introducir un “principio del movimiento”, al que da el sorprendente mundo (movimiento y pluralidad); salvar, por tanto, el valor de la
nombre de Nôus (Espíritu, Inteligencia). El Nôus es algo separado de la percepción sensible; pero respetando los principios del eleatismo. Sólo
masa de semillas, y por ello nada lo imita y posee autonomía; conoce que la solución buscada difiere esencialmente en un aspecto: admitir el
todo y tiene el máximo poder. vacío o “no-ser”, y negar todo tipo de fuerzas distintas de la materia
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misma (Amor-Odio, Nôus), Parménides había negado el vacío y el no- realidad cómo es cada cosa o cómo no es».
ser: el ser es «lleno». Demócrito afirma que existe el “ser” o “lo lleno” y Puesto que el alma es un conjunto de átomos —para Demócrito no
el “no-ser” o “lo vacío”. hay sino átomos y vacío— el pensamiento recibe una explicación
En primer lugar, pues, “el ser”. El mundo consta de infinitas partículas semejante. Los átomos anímicos están desparramados por todo el
indivisibles (por eso reciben el nombre de átomos), sólidas y llenas, cuerpo, moviéndolo; pero algunos están concentrados en algún punto
inmutables, de tal modo que cada átomo posee las características del ser del cuerpo, moviéndose espontáneamente: así se explica la naturaleza
de Parménides. Con esta diferencia: los átomos son infinitos en número. de la mente y del pensamiento.
Además, los átomos carecen de cualidades sensibles y sólo se distinguen
entre si por la figura (como A difiere de N, según el ejemplo que aduce
Aristóteles), el orden (como AN difiere de NA) y la posición (como N
difiere de Z). No está claro que Demócrito les atribuyese también peso,
ni tampoco en qué condiciones se lo atribuyera. Los átomos poseen
movimiento propio y espontáneo en todas direcciones (algo así como las
partículas de polvo en un rayo de sol), y chocan entre si. El choque
puede tener dos consecuencias diversas: o bien los átomos rebotan y se
separan, o bien se enganchan entre sí, gracias a sus figuras diversas. Así
se producen torbellinos de átomos y se originan mundos infinitos,
engendrados y perecederos.
Los «átomos» explican, por tanto, la multiplicidad de los seres, el
movimiento y la generación-destrucción. Pero se requiere un segundo
principio: el vacío, o “no-ser”. El vacío explica la multiplicidad, ya que es
lo que separa los átomos; y explica el movimiento, porque si no hay
vacío no puede haber choques ni desplazamientos.
Todo se explica, pues, exclusivamente, por “lo lleno” y “lo vacío”, sin
necesidad de recurrir a fuerzas ajenas a la misma materia. Los choques
son fortuitos, debidos a un puro azar: nada obedece a una ordenación
inteligente hacia un fin determinado. Materia, vacío y movimiento: eso
es todo. Una explicación de este tipo se denominará, más tarde,
mecanicismo.
Demócrito, igual que Empédocles y Anaxágoras, se verá obligado a
explicar la percepción sensible (que Parménides desvalorizó
absolutamente). Y lo hará desde los principios de su atomismo: el alma
es corporal y mortal, mueve el cuerpo, pero también es afectada por los
choques recibidos en el propio cuerpo. Los cuerpos exteriores producen
emanaciones de átomos que son como imágenes (eídola) que se
trasladan por el vacío, y al chocar con los órganos de nuestros sentidos
se produce el conocimiento. Por eso, toda forma de conocimiento se
reduce, en el fondo, al tacto (o contacto). Pero una vez que Demócrito
ha justificado así la percepción sensible, la relativiza profundamente: las
cualidades sensibles (olor, color, sabor...) carecen de objetividad; y,
dada la continua movilidad de los átomos, se explica que Demócrito
diga: “Se ha demostrado a menudo que nosotros no captamos en