Filosofia Grado 10
Filosofia Grado 10
Filosofia Grado 10
Periodos de La Filosofía
La filosofía no es más que el intento del espíritu humano de establecer una concepción racional
del universo mediante el autorreflexión sobre sus propias funciones valorativas, teóricas y
prácticas.
El termino filosofía, etimológicamente significa "amor a la sabiduría"; pero fue utilizado por los
griegos clásicos como "la búsqueda del conocimiento por sí mismo". La filosofía comprende todas
las áreas del pensamiento e incluye a la reflexión.
La filosofía se divide frecuentemente en cuatro ramas principales: ética (es el estudio de la moral y
el juicio), estética (es el estudio de la naturaleza de la belleza), epistemología (es el estudio de los
orígenes, validez y límites del conocimiento) y metafísica (el estudio de la realidad ultima).
Históricamente, la filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años, pero antes de ella
existía una forma de pensar pre filosófica. Y poco a poco se dio un paso de un saber irracional a un
saber lógico, y de un saber dogmático a un saber que daba razones y explicaciones, hasta llegar a
un saber basado en las demostraciones.
La filosofía suele dividirse de distintas maneras, según sea el criterio que se adopte. Aquí
tomaremos el criterio basado en la problemática de que se ocupan en las diferentes etapas y
entonces tenemos:
La filosofía antigua
La filosofía antigua suele dividirse de distintas maneras según sea el criterio basado en la
problemática de que se ocupan en las diferentes etapas; y entonces tenemos:
Por supuesto que el nombre de cada periodo sólo alude a la problemática que predominó en dicho
periodo, pero esto de ninguna manera indica que sea el único tipo de problema que se aborda.
Filosofía de la naturaleza
(Periodo cosmológico).
En toda la primera etapa de la filosofía antigua, hasta antes de los sofistas, el problema central de
que se ocupan los filósofos es la naturaleza; por eso, Aristóteles habría de llamarlos los físicos, los
investigadores de la naturaleza. Lo que distingue a estos primeros filósofos de otros intentos
anteriores por explicar el origen del cosmos fue que su explicación la fundan sobre un principio
natural, y no sobre un principio mágicamente revelado, mítico o religioso, como se había hecho
hasta entonces. Con ellos nace la convicción de que es posible conocer la realidad por medio de la
razón (convicción que se mantiene hasta nuestros días).
Geográficamente, a los filósofos de este periodo los encontramos ubicados en las colonias griegas
del Asia Menor, en Jonia; en Abdera, en la costa de Tracia; y en el Sur de Italia, en las costas
dóricas.
Milesios.
Se le llamo así al primer grupo de filósofos por haber nacido en Mileto, la más poderosa de las
ciudades griegas del Asia Menor. Con Tales, Anaximandro y Anaxímenes de Mileto surge el objeto
de estudio propio de la filosofía en su primer periodo: la naturaleza. La cuestión ¿de dónde
procede todo? Es la pregunta que inquieta la mente de estos hombres y los incita a buscar una
respuesta elaborada por su intelecto.
Es el primer pensador que se plantea el problema del origen de todas las cosas; el problema de
saber qué es aquello de lo que están hechas todas las cosas. Tales considera que detrás de la
aparente variedad y multiplicidad de objetos que hay en el universo, ha de haber un elemento
único del cual procedan y al cual vuelvan cuando se corrompen. Para Tales, este primer principio
es algo material: el agua. Probablemente influyó en su afirmación el hecho de que el agua es
necesaria para la vida y de que en ese tiempo se creía que la tierra flotaba sobre el agua, además
de que él vivía en Mileto, lugar donde el mar baña incesantemente sus costas, y el ver que las
semillas son todas de naturaleza húmeda, que animales y vegetales la necesitan para vivir, lo lleva
a la conclusión de que todo se reduce a agua.
Tal afirmación de que todo procede del agua puede parecer ingenua a primera vista; sin embargo,
se toma en cuenta lo que significa dicha frase:
Por otra parte, su afirmación tiene la novedad de sugerir para toda la multiplicidad de cosas del
mundo un origen común.
Además, se vislumbra ya la conciencia de que, tras los continuos cambios que nos muestra la
naturaleza –lo frío, lo caliente; la primavera y el invierno; la vida y la muerte, etc.-, se oculta un
principio que en sí mismo no varía, y que podemos descubrirlo.
Hilozoísmo.
Junto a la idea de que el agua es la sustancia fundamental de la que derivan todas las demás cosas,
Tales afirma que la materia es como un organismo con vida, tal vez en este sentido decía que
"todo está lleno de dioses". A esta manera de concebir la realidad se le denomina hilozoísmo. Y
parece haber llegado a ella después de observar la piedra del imán, a la que le atribuye vida
porque atrae el hierro.
Anaximandro De Mileto: todo surge del apeiron.
Si todo se originara del agua, como había propuesto Tales, entonces no existiría el calor ni el
fuego, pues el agua no engendra fuego, sino que lo destruye. Además, el agua no se puede
transformar en algo completamente distinto a ella. Anaximandro no está de acuerdo con la tesis
de su maestro, él pensó que el elemento primero del cuál surgen todas las demás cosas habría de
ser como una masa indiferenciada –indefinida- de enorme extensión, en la que los elementos
contrarios frío - calor, seco – húmedo, etc. aún no estaban definidos, aunque los contenía en sí de
un modo latente o potencial completamente fusionados. A este elemento primigenio
Anaximandro lo llamó apeiron, que significa: lo indeterminado o lo indefinido; y se caracteriza por
ser inmortal e indestructible, además de moverse por sí mismo.
Del apeiron surgen todas las cosas, pero el apeiron no es ninguna de esas cosas determinadas a
que da lugar. Este surgir de las cosas a partir del apeiron se da por un proceso de segregación;
porque según Anaximandro esa masa originaria –el apeiron- está en incesante movimiento –como
de criba- y, como mezcla original empezaron a separarse, dando lugar así a la gran diversidad de
cosas del mundo.
En el mundo las cosas están generándose y pereciendo continuamente, pero este nacer y morir de
las diferentes cosas es una injusticia, un predominio de un elemento sobre otro lo (frío sobre lo
cálido, lo seco sobre lo húmedo o viceversa) y por eso existen individuales, pero hay una necesidad
que hará volver a todas las cosas a esa mezcla primigenia, donde no se da la injusticia, donde
predominan unos contrarios sobre otros.
Al igual que su maestro, postula una sustancia primigenia y explica como a partir de ella, surgen
las demás cosas, aunque especifica más este proceso de formación de las cosas.
Para el, la sustancia originaria es el aire, que asocia con la respiración o aliento indispensable para
la vida, y explica éste por un proceso de rarefacción y condensación, el cual da lugar a todo lo que
existe. El aire al enrarecerse se vuelve fuego; al condensarse se convierte en viento; después en
nube y más condensado en agua, tierra y piedra; la condensación la produce el frío y la rarefacción
el calor. Según Anaxímenes las cosas son solamente cambios de densidad de una misma sustancia:
el aire.
Al sur de Italia en una de las colonias griegas, Pitágoras funda una especie de comunidad religiosa
y filosófica. En dicha comunidad se observa una serie de preceptos de los cuales, algunos, se
guardan en secreto para los profanos.
Algunos de sus miembros más destacados tomaron parte activa en la política, parece que con
tendencias aristocráticas, lo que más tarde repercutiría –al florecer la democracia en Italia- en una
persecución contra todos los miembros de la hermandad, por lo que tuvieron que huir y
dispersarse por diversos lugares.
Círculos pitagóricos.
1. Antiguo círculo pitagórico. El grupo que Pitágoras fundó y dirigió en Crotona el al que se le
ha dado propiamente este nombre.
2. Pitagórico posterior. Primera mitad del siglo V a.C. Este grupo desarrolló su principal
actividad en Tarento y se divide a su vez en dos subgrupos distintos.
a. Los acusmáticos (los oyentes). A quienes sólo les interesaba seguir los asuntos prácticos
del grupo, únicamente tienen conocimientos de generalidades de las ciencias.
b. Los matemáticos. Que consideraban a las matemáticas y a la filosofía como actividades de
suma importancia, y cultivaban también la música, la astronomía, la geometría, la
medicina, etc.
En todo lo relativo a esta doctrina se nota una marcada influencia órfica. Creían, al igual que los
órficos que el alma:
1. Es inmortal. Se pensaba que el alma tiene un origen divino, es un fragmento o chispa del
alma divina y por ello es inmortal.
2. Transmigra y se reencarna. El alma tiene que librarse de la corrupción del cuerpo para así
volver a unirse al espíritu universal, al que pertenece. Para que el alma se purifique y se
libere del cuerpo debe de seguir un camino de peregrinación cambiando de un cuerpo a
otro, no sólo de seres humanos sino también de animales. Esta creencia explica algunas de
las prácticas de esta comunidad religiosa de no comer carne, pues el animal tal vez
estuviese animado con el alma de algún antepasado o simplemente porque fuera la
morada de algún alma.
Filosofía de la forma.
Los pitagóricos propusieron algo totalmente sorprendente como principio de todo; ellos ponen el
principio no en la materia, sino en la forma. Postulan a los números como origen de todas las
cosas.
En el campo de la música Pitágoras encontró algo decisivo para fundamentar su teoría. Su espíritu
matemático le permitió descubrir que la armonía musical depende de ciertas relaciones numéricas
según la longitud de las cuerdas de la lira.
También descubrió que los intervalos de la escala musical pueden expresarse aritméticamente
como las razones entre los números 1, 2, 3 y 4. Y curiosamente, la suma de estos números es 10,
que es llamado por los pitagóricos el número perfecto. Esto además se manifiesta en la figura
llamada tetrakys, que representa el número 10 y que para ellos era sagrada, al grado de que
juraban por ella. La figura constituye una disposición geométrica que expresa un número y el
concepto que esta disposición presupone es el del orden mensurable. Incluso en las distancias y en
las revoluciones de los planetas se aprecian reveladoramente las relaciones numéricas.
Como consecuencia de este tipo de observaciones, Pitágoras consideró que el cosmos estaba
estructurado de un modo parecido, es decir, regido por el orden, la medida, la proporción. Y
concluye que los números son el elemento constitutivo de la realidad.
Para algunos Heráclito es, junto con Parménides, uno de los más grandes pensadores
presocráticos. Heráclito es el primer filósofo jónico de quien se conserva una gran cantidad de
fragmentos. Se distinguen estos por su modo de expresión tajante, mordaz, hasta sarcástico, pero
lleno de contenido y de fuerza, al que añade un tono profético y solemne.
Heráclito afirma que todo está cambiando continuamente y que no hay en la realidad nada que
permanezca igual en dos momentos distintos. Ni en el mundo externo ni en nosotros mismos hay
nada que pueda considerarse como permanente; lo único autentico, verdadera en la realidad es el
devenir:
«Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río –dice Heráclito-; las aguas han pasado, otras hay
en el lugar de las primeras y aun nosotros mismos somos ya otros».
Logos.
Efectivamente, todo está cambiando continuamente, pero este cambio no es caótico irracional,
sino que se realiza de acuerdo con un orden, con una ley universal. Heráclito afirma que esta ley
universal es el logos. Y este logos es eterno, domina todo y rige todo.
La acción del logos recae en un substrato material que Heráclito postula como el elemento del cual
están hechas todas las cosas: el fuego.
Este filósofo vio en el fuego la causa originaria de todas las cosas que hay en el universo.
El universo, según Heráclito, es un eterno fuego que se transforma. Ningún ser humano ni divino
ha hecho este mundo, sino que siempre fue, es y será eternamente fuego vivo que se enciende
con medida y con medida se apaga.
Otra de las razones por las que vio en el fuego el elemento originante de todo cuanto existe, es
porque éste vive sólo consumiendo y destruyendo, y pues para Heráclito, además de su principio
capital de que todo está cambiando continuamente, hay que agregar que para él todas las cosas
existen porque están en una lucha constante, la cual es esencial para la vida y, por lo tanto, la
contienda es buena en sí misma.
Es decir, todo lo que vive, vive por la destrucción de otras cosas: el fuego vive por la muerte del
aire, y el aire por la muerte del fuego, el agua vive por la muerte de la tierra y la tierra por la del
agua. Por tanto, existe una lucha entre contrarios y la tensión que existe en esta es la que pone en
curso al movimiento. Y esta lucha constante es algo en sí fecundo, lleno de vida y de fuerza
creadora, por la que se da todo cuanto existe en el universo.
Es considerado como uno de los filósofos más importantes del periodo presocrático. Representa
una postura contraria a la de Heráclito; para este el cambio y el movimiento son lo esencial en la
naturaleza. Para Parménides, en cambio, el movimiento es imposible, es sólo apariencia, pues el
verdadero ser es inmutable.
Para Parménides es fundamental que distingamos entre la verdad y la mera apariencia. El camino
de la verdad sólo puede ser alcanzado por medio de la razón; los sentidos sólo nos dan
conocimiento de apariencias; los sentidos nos dicen que las cosas del mundo siempre están
cambiando; que son muchas y distintas, nacen y mueren, son y dejan de ser. O más exactamente
son y no son. Pero la razón nos dice que esto no puede ser así, porque el núcleo de su
pensamiento lo expresa diciendo las siguientes afirmaciones:
De estas afirmaciones se deriva una serie de consecuencias o mejor dicho las características del
ser, que son:
1. Único.- Por que si no fuera así, entonces seria múltiple, o cuando menos habría dos, pero
en este caso tendríamos que entre uno y otro ser forzosamente debería de haber algo
distinto al ser, y lo único diferente al ser es el no-ser, pero la razón dice que afirmar del no-
ser que es, seria caer en una contradicción. Por lo tanto, se concluye en que solo hay un
único ser.
2. Eterno.- Si no fuese así entonces tendría que tener un principio y un fin. Pero antes de el
ser tendría que existir algo distinto al ser y algo distinto al ser solo el no-ser. Por lo tanto,
sucede lo mismo en el caso anterior que no se puede decir del no-ser que es sin caer en
una contradicción.
3. Inmóvil.- si el ser no fuera inmóvil tendría que haber algo en lo cuál se diera el movimiento
ya que el moverse implica dejar de estar en un lugar para estar en otro, y el ser tendría
que estar en algo mas grande que el ser, por lo que la razón explica el por que es inmóvil.
4. Infinito.- Es infinito por las mismas razones por la que es inmóvil, único y eterno.
Por ello, se concluye que el conocimiento que nos dan los sentidos es de lo aparente, no es el
conocimiento verdadero del ser, pues a este sólo se le conoce por medio de la razón.
Mecanicistas.
Junto a la materia, los mecanicistas conciben un motor del cambio. Se da este nombre al grupo de
filósofos presocráticos que pretenden explicar la diversidad de cosas existentes con base en el
movimiento de elementos, es decir, conciben la realidad y todo lo que hay en ella, como un
sistema de cuerpos en movimiento. El primero de ellos es Empédocles, le siguen los atomistas
Demócrito, Leucipo y Anaxágoras.
Constituye un intento de conciliación entre lo que nos dicen nuestros sentidos: hay múltiples cosas
en constante movimiento y las tesis de Parménides acerca del ser. El ente de Parménides es una
esfera homogénea que no cambia. Para Empédocles la realidad también es una esfera, pero no
homogénea, sino una mezcla de elementos.
Existen cuatro elementos o raíces del todo: aire, agua, fuego y tierra. Estas raíces son
indestructibles, existen desde siempre y para siempre; son eternas. Todo cuanto hay en el
universo se ha formado a partir de la combinación de estas cuatro sustancias elementales, y como
las proporciones en que pueden combinarse los elementos son múltiples, también los resultados
posibles de tales mezclas son múltiples, por eso la diversidad de cosas en el mundo.
Para Empédocles las cosas no nacen ni mueren, lo que verdaderamente ocurre es una mezcla y
separación de estos cuatro elementos, un cambio de lugar de las partículas elementales.
No se da nacimiento de ninguna de las cosas, ni un fin en la muerte; sino sólo mezcla y cambio de
las cosas mezcladas.
Empédocles es el primer filósofo que propone la existencia de fuerzas que actúan sobre la materia
haciendo que se unan o se separen, es decir, a que se muevan.
Estas fuerzas son: el amor y el odio. El amor es la fuerza que junta unos elementos con otros para
producir criaturas compuestas; y el odio tiende a separar los distintos elementos. Ambas fuerzas
permanecen siempre activas, pero su predominio es alternativo. Según Empédocles, la evolución
del mundo es un proceso circular que se desarrolla en cuatro periodos:
1. Reinado del amor. Las partículas de todos los elementos están completamente mezcladas,
a tal grado que no es posible distinguir las raíces.
2. El odio comienza a actuar. Va logrando la separación de los distintos elementos; en este
periodo aún quedan elementos distintos sin separar.
3. Dominio del odio. Los elementos distintos se han separado. En este periodo no existen las
cosas que conocemos.
4. El amor reinicia. Al reiniciar su acción el amor, logra comenzar a combinar elementos
distintos entre sí, cerrándose así un ciclo, para volver a repetirse interminablemente.
Los mundos como el nuestro existen en las 2ª o 4ª fase y por ello tienen grandes porciones de
tierra unida y gran cantidad de agua y también combinaciones fortuitas de distintos elementos,
como los animales y las plantas. Pero no siempre fue como ahora, pues debieron haber existido
miembros sueltos y después seres completos pero deformes, pero en la lucha por la existencia
sólo lograron sobrevivir los mejor dotados, los más eficaces, los que tenían logos y una estructura
interna que les permite seguir siendo y mantenerse.
Leucipo y Demócrito son los máximos representantes del atomismo. Son los últimos presocráticos
y la problemática de que se ocupan sigue siendo la naturaleza. Al igual que Empédocles revelan
una gran influencia de Parménides y Heráclito.
Para Demócrito, los elementos últimos constituyentes del mundo son los átomos, éstos son
partículas materiales pequeñísimas en incesante movimiento que no se pueden percibir por los
sentidos; son indivisibles, ingenerados, eternos y en número infinito. Son idénticos
sustancialmente hablando. Se distinguen entre sí por su tamaño y forma; unos son redondos,
otros angulosos, otros tienen forma de hoz, de ganchos, triangulares, etc.
Así pues, las cosas duras son duras porque sus átomos están compactamente agrupados, y las
cosas blandas, sus átomos están más separados entre sí.
El alma también está formada por átomos, pero estos son más sutiles y perfectamente esféricos y
por ello más móviles y volátiles. Todo lo que existe se reduce a una substancia material, que son
los átomos.
Para Demócrito el nacer y el morir son algo aparente, en realidad se trata sólo del acercamiento o
separación de los átomos. Y el crecimiento de los seres vivos se da cuando en sus pequeñas
concavidades se insertan otras partículas sólidas, haciéndolos así más extensos.
Todas las cosas y las variaciones que hay en el universo se explica por el cambio de posición y
situación de los átomos. Los átomos se mueven eternamente en el vacío. Para Demócrito el vacío
forma parte de la realidad, aunque es cierto que no en el mismo sentido que los átomos; y sin
embargo es algo, puesto que existe. El vacío es un intermedio entre la realidad plena de los
átomos y el absoluto no-ser de Parménides.
Conocimiento.
El conocimiento ocurre porque las cosas emiten copias de sí mismas, muy sutiles, formadas por los
átomos pequeñísimos que penetran en los órganos de los sentidos y cuando la mente recibe una
copia de los objetos, se da el conocimiento. Hay que recordar la importancia que en la filosofía de
Demócrito tiene el concepto de vacío y reflexionar acerca de su naturaleza. Las cosas del mundo
están constituidas por átomos que se mueven sin cesar en el vacío.
Anaxágoras acepta de Parménides que nada puede generarse de la nada y que ninguna cosa
puede convertirse en nada. Por lo que para Anaxágoras todo existe desde siempre, lo que
nuestros sentidos perciben como un nacer y morir de las cosas, en realidad sólo es una mezcla y
separación de partículas pequeñísimas que han existido y existirán por siempre.
Estas partículas diminutas son increadas, eternas y cualitativamente inmutables.
Lo que inquieto a Anaxágoras fue lo que sucede en el fenómeno de la nutrición, pues se pregunta
cómo es que se formen huesos, uñas, cabello, venas si no comemos huesos, uñas, cabello, venas; y
en los animales se forman alas, cuernos, caparazones sino comen alas, cuernos y caparazones, y
en vez comen plantas, carne y agua. Por lo que piensa que todo lo que parece nuevo, tiene que
haber estado ya presente de antemano en los alimentos que nosotros ingerimos. Todos los
elementos que forman nuestro cuerpo están ya en lo que comemos, aunque en partes tan
pequeñísimas que no podemos percibirlas por nuestros sentidos si las tomamos individualmente,
sino hasta que se aglomeran y caen entonces bajo nuestra percepción.
Anaxágoras afirma que las cosas están compuestas por partículas pequeñísimas que contienen en
sí partes de todo lo demás. Es decir, que en todos los seres hay partículas de todas las sustancias
que hay en el universo. A estas partículas pequeñísimas Anaxágoras las llamó SPÉRMATA, semillas.
Estas partículas por muy pequeñísimas que sean, contienen semillas de todos los otros elementos,
porque nunca serán tan pequeños para que estén compuestos por un solo ingrediente.
Anaxágoras afirma que nosotros identificamos a las cosas conforme al elemento que predomine
en ellas; es decir, que el elemento más abundante en las cosas determinará el aspecto que vemos.
El nous es algo inmaterial, lo más puro de todas las cosas, al no estar mezclado no sufre influencias
de nada y es completamente autónomo e independientemente. El nous no puede compararse con
nada. La propiedad capital del nous es el conocer y posee toda clase de conocimiento acerca de
todo y se funda su capacidad de ordenación y gobierno del universo. Gobierna no sólo sobre lo
animado, sino también sobre lo meramente físico.
El Conocimiento.
(periodo antropológico).
Lo distintivo de este periodo es que el hombre comienza a reflexionar sobre sí mismo y deja
momentáneamente de prestarle atención a la realidad exterior. Ahora el punto central de su
preocupación es el objeto y la naturaleza de la vida humana, en lugar del mundo que lo rodea. La
reflexión propiamente filosófica sobre el hombre mismo se inicia con Sócrates, pero antes que él y
aunque de una manera meramente incidental, no filosófica, quienes se ocuparon de dicha
problemática fueron los sofistas.
Sofistas.
Factores como éstos hicieron posible el surgimiento de un grupo de pensadores como los sofistas.
Originalmente la palabra sofista significa sabio, pero más tarde la palabra habrá de adquirir un
sentido peyorativo debido a aquello en lo que habrán de convertirse estos pensadores.
Los sofistas no forman una escuela propiamente dicha, sino más bien constituyen una profesión.
Eran maestros ambulantes que pretendían saberlo todo, se hacían llamar a sí mismos maestros de
sabiduría y se ofrecían como tales a cambio dinero.
Pregonan un nuevo ideal para la formación del ciudadano: todo aquel que quiera tener éxito en la
vida pública habrá de saber imponerse en las asambleas del pueblo por medio de la palabra, habrá
de ser capaz de convencer a los demás de lo que él quiera. Hablar bien y de este modo persuadir,
convencer, según la propia conveniencia, se convirtió en lo primordial, sin importar que lo
propuesto fuera verdadero o no. Por esto último se colocan tan lejos de la filosofía la cual está
preocupada siempre por la búsqueda de la verdad.
Los temas principales de los sofistas eran aquellos relacionados con la vida práctica y la
democracia griega, como son: la dialéctica, la retórica, la ética y la política.
Diría Aristóteles: el sofista, parece filósofo, pero no lo es, ya que abandona el camino de la verdad
y cultiva la desconfianza respecto a la posibilidad de alcanzar el conocimiento universal y la
existencia de principios político-morales absolutos que rijan las relaciones entre los hombres.
La importancia de los sofistas no radica tanto en su pensamiento en sí, sino en la reacción tan
vigorosa que provocaron sus planteamientos y en la riqueza de frutos que producirá esta reacción.
Frente a ellos Sócrates y Platón reclamarán la verdad, el conocimiento verdadero.
Protágoras retomó de Heráclito la tesis de que las cosas están sujetas a un cambio continuo. Y
considero que lo mismo ocurre con el cuerpo humano y los órganos de los sentidos y por todo ello
concluyó que el contenido de nuestra percepción es siempre distinto, es decir, que no podemos
afirmar verdades absolutas.
Conocimiento.
Para Protágoras no podemos decir cómo son realmente las cosas, sino solamente cómo nos
parece que son en un momento determinado. A cada quien le parecen las cosas de manera
distinta.
Según Protágoras, el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, y
de las que no son en cuanto que no son.
Para él, el conocimiento es algo que se da en el sujeto, en su mente y por ello no pueden existir
verdades universales, absolutas; es decir, que sean válidas para todos, porque de cada cosa se
pueden decir cosas distintas o hasta contrarias y ambas justificarse por igual. Lo mismo ocurre con
las costumbres y las leyes pues no son universalmente válidas ni eternas, sino que se siguen por
una especie de acuerdo, por eso son distintas en cada lugar y época. Lo justo y lo injusto, lo bueno
y lo malo son solamente nombres, aun cuando es necesario actuar como si fueran algo más que
eso por la utilidad y la práctica que tienen en la comunidad.
Es importante señalar que la importancia de Protágoras para la filosofía radica en haber planeado
por primera vez el problema del conocimiento.
Algunos creían que Sócrates era un sofista, pero pronto dio pruebas de que no era así. Como ya
vimos los sofistas afirmaban que la verdad dependía de lo que a cada quien le pareciera y por el
contrario Sócrates afirma que el conocimiento no puede ser como lo dicen los sofistas, pues este
es sólo un saber aparente; el conocimiento verdadero lo es de lo universal y es válido en cualquier
tiempo y lugar y si no es así es sólo una opinión.
La dialéctica.
Para llegar al verdadero conocimiento, Sócrates emplea el método de la dialéctica, que consiste en
una discusión dirigida siempre con rigor y precisión, un diálogo en el que se tiene siempre
presente la finalidad de llegar a la verdad, llegar a descubrir lo que las cosas son y no sólo lo que
parecen ser.
La dialéctica tiene dos fases: la ironía y la mayéutica. La ironía la usa Sócrates para limpiar la mente
de falsos saberes, y la mayéutica para sacar a la luz los conocimientos que están en nuestro
interior. El método culmina cuando se llega a una definición y por medio de ella se adquiere el
concepto universal. El concepto universal se obtiene mediante la observación de casos
particulares que comparten características comunes. El conjunto de estas características sirve de
base para construir la definición buscada. Esta definición no registra lo particular de las cosas sino
lo que es común a todos los casos semejantes para llegar al concepto universal, que encierra un
conocimiento auténtico y válido para todos. Sócrates supera el subjetivismo y el escepticismo que
habían sembrado los sofistas, colocando nuevamente la filosofía en el camino de la verdad y sentó
las bases del conocimiento científico.
La ironía. Para que los sofistas se den cuenta de que en realidad no saben, Sócrates utiliza la ironía.
"Conócete a ti mismo" es siempre el punto de partida hacia el verdadero conocimiento. Porque al
estar consiente de nuestra ignorancia, estaremos preparados para ir en búsqueda del auténtico
saber.
"Solo sé que no se nada"- solía decir Sócrates-, aun así, superó a la generalidad de los hombres
que no saben esto tampoco.
La ironía consiste en hacer que el interlocutor exponga sus puntos de vista para luego mostrarle,
mediante una serie de preguntas que está equivocado. Cuando su interlocutor se percata de sus
errores y se daba cuenta de su ignorancia, Sócrates se permite continuar y pasar a la siguiente
etapa: la mayéutica.
La mayéutica. Ahora Sócrates, siempre mediante preguntas, va a ayudar a dar a luz a la verdad que
el interlocutor tiene dentro de sí mismo. En esta fase de su método se trata de sacar el
conocimiento que el otro posee ya en su interior, pero de una manera confusa y oscura.
La moral.
El fin de Sócrates es hacer hombres mejores, mostrarles que no saben lo que es la virtud, el bien,
la justicia, etc. Hacerlos conscientes de su ignorancia es una manera de ayudarles pues cuando se
den cuenta de ello, entonces se propondrán alcanzar ese conocimiento y, ya en posesión de él,
sólo podrán obrar bien, porque quien conoce la virtud la busca; aquel que obra mal lo hace por
ignorancia, porque cree que hace bien. Por ello se dice que el primer paso hacia la virtud es
intelectual y el segundo moral; se trata de una ética intelectualista.
Grandes sistemas.
(epistémico-ontológico).
Con Platón y Aristóteles la filosofía griega llega a su plena madurez y en adelante, todo el pensar
filosófico llevará de una u otra manera su sello. Estos dos pensadores se ocuparon, con un vigor
enorme, de todos los grandes temas de la filosofía: el ser, el conocimiento, la ética, la política y la
lógica, en el caso de Aristóteles. El pensamiento de ambos filósofos está estructurado de tal modo
que los puntos medulares de sus tesis han quedado integrados en dos grandes sistemas.
Platón.
Heráclito. De él retoma la tesis de que todo en el mundo está cambiando de manera continua.
Parménides. Platón acepta, como él, la existencia de un tipo de realidad permanente que sólo
puede ser descubierta por medio de la razón.
Pitagóricos. De ellos le conmovió de manera muy especial su profundo interés y reverencia por las
matemáticas y su creencia en la inmortalidad y la transmigración de las almas.
Sócrates. Su maestro, cuya obra continuará con creces. De él retoma su confianza en la existencia
de principios morales absolutos y en la posibilidad de formular definiciones acerca de conceptos
universales.
La teoría de las ideas es el núcleo de toda la filosofía platónica; contiene principalmente su teoría
del conocimiento y su metafísica, aunque también encierra contenidos esenciales de política, ética
y lógica. Uno de los problemas fundamentales que se plantean en la filosofía de Platón es el de la
posibilidad del conocimiento universal.
El conocimiento requiere de un objeto permanente, inmutable. Con las características del ser de
Parménides. Considerando todo esto, Platón llega a la conclusión de que debe existir algo distinto
de lo percibido por nuestros sentidos, que no cambie incesantemente. Este algo inmutable y
eterno, objeto de nuestro conocimiento real, es lo que Platón llama ideas. En Platón la palabra
idea significa modelo o patrón. Las ideas no existen en el mundo sensorial ni en nuestra mente,
sino en un lugar celeste, supra terrenal, fuera del espacio y el tiempo.
Las ideas son lo auténtico, lo verdaderamente real, lo que no está sujeto al cambio, al ser y dejar
de ser, por eso decimos que no tiene mezcla de no ser, sino que es, de una manera plena,
completa e independiente. Ahora bien, según Platón sostiene que existen dos tipos de realidad:
El mundo sensible.
Además, Platón recupera la creencia y reafirma que el alma pertenece al mundo eterno y el
cuerpo al mundo transitorio. Su doctrina de las ideas implica la creencia en la inmortalidad y la
transmigración del alma, lo que le permite explicar la adquisición del conocimiento con base en un
proceso de reminiscencia, de recordar.
En definitiva, el verdadero conocimiento es aquel que se tiene no acerca de las cosas sensibles,
sino acerca de las ideas y no por medio de los sentidos, sino por medio de la reminiscencia.
Conocer, por tanto, es recordar lo que el alma vio en el mundo de las ideas.
El alma.
Platón nos describe, a través del mito del carro alado, en uno de sus diálogos llamado Fedro, las
partes del alma, que son las siguientes:
La parte sensual. Está relacionada con los instintos y los placeres sensuales; a esta parte del alma
le corresponde, tomando en cuenta la teoría ética de Platón, una virtud gracias a las cual esa parte
del alma es refrenada; dicha virtud es la moderación o templanza.
La parte afectiva. Esta parte es la relativa, por supuesto, a la sensibilidad, y le corresponde la virtud
de la fortaleza.
La parte racional. Es precisamente por la parte que el alma entra nuevamente en contacto con el
mundo de las ideas. Debe ser guiada por la sabiduría o prudencia.
La coordinación de estas tres partes le corresponde a una cuarta virtud que es: la justicia; gracias a
esta la parte que debe mandar manda y la que debe obedecer obedece.
Política.
1. La clase gobernante. Está compuesta por los más sabios. Esta clase no posee propiedades
ni familia, sus hijos son educados en comunidad. Para éstos el poder político será una
carga más que una tentación, pero que por el bien del pueblo sabrán llevarla, pues
realmente les interesa. Su virtud es la sabiduría y prudencia.
2. Los guerreros. Su tarea es la defensa de la ciudad y del orden social y político establecido,
su virtud es la fortaleza.
3. Los productores. Su función es producir los bienes materiales, esta clase está sometida a
las otras dos clases para las que produce bienes materiales y a cambio recibe educación y
defensa, entre otros beneficios. Su virtud es la templanza o moderación.
4. La cuarta virtud es la justicia, gracias a la cual se da una armonía, un equilibrio entre las
distintas clases sociales. En atención a ella cada parte cumple su función o ejecuta su labor
adecuadamente.
Aristóteles.
Con él la filosofía griega llega a su punto culminante. Al principio acepto toda la filosofía de su
maestro Platón, pero más tarde su vigoroso sentido de la realidad y de los hechos empíricos le
llevan a abandonar las místicas doctrinas de las ideas y de la inmortalidad y la transmigración de
alma.
Fue creador de la lógica, a la que consideró una parte esencial de la filosofía o más exactamente,
su método.
Para Aristóteles, los sentidos son la única fuente de conocimiento, porque a través de ellos
conocemos los particulares con base en los cuales el intelecto se encarga de abstraer las
características esenciales y así formar el universal, o para decirlo más exactamente: la sensación
conoce las formas sensibles, esto es, formas presentes en la materia; la inteligencia conoce formas
inteligibles abstraídas de la materia.
Arte o técnica (saber cómo): es un saber hacer adquirido mediante la repetición de experiencias
adecuadas. Nos da cierta universalidad y por ello se puede enseñar. La técnica es superior a la
experiencia.
Sabiduría (saber por qué): es el saber pleno, este nos dice que las cosas son y por qué son.
Metafísica.
Aristóteles, no negó algo tan evidente como el cambio, pero tampoco el ser permanente de las
cosas; ahora bien, su vigoroso sentido de la realidad se niega a aceptar un mundo suprarrenal,
como el de las ideas, descubriendo, en cambio, en este mundo sensible ambas cosas: permanecía
y cambio.
Dice Aristóteles, que el verdadero conocimiento no es el de las cosas individuales, sino que se
funda en los conceptos universales, pero eso no significa que se dan en las cosas y la razón las
deduce al identificar lo común en los múltiples particulares y concibiéndolos como un universal.
Este universal así concebido es sólo una forma lógica, pero no tiene una realidad ontológica; es
decir no existe como ser. En realidad, sólo existen las cosas individuales, el ser particular del
mundo visible, lo que Aristóteles llama sustancia o, más exactamente sustancia primera.
Sustancia.
La sustancia es el sentido fundamental del ser, porque todas las cosas son sustancias o afecciones
de la sustancia; es decir, la sustancia es el soporte o el substrato de sus accidentes. La sustancia es
algo independiente que existe por sí y no en otro.
1. Sustancia primera. - es el ser propiamente dicho, las cosas individuales, las cosas
concretas: esta flor, esta escuela, este hombre, etc.
2. Sustancia segunda. - son los géneros y las especies; la flor, la escuela, el hombre, etc.
Los géneros y las especies son sólo abstracciones de las cosas individuales, por ello se les llamó
sustancias segundas. Las sustancias primeras son un compuesto de materia y forma.
Materia y forma.
Es decir, no hay cambio absoluto. Esto llevó a Aristóteles a distinguir en las sustancias un doble
elemento: la materia y la forma.
La materia: es aquella que sufre los cambios, es decir, lo que permanece en los cambios, aquello
de que está hecho algo.
La forma: es lo que hace que algo sea lo que es. Así por ejemplo, en una caja la materia puede ser
de cartón; la forma, la de la caja.
Esta totalidad de materia y forma en realidad son indisolubles, solamente podemos separarlas en
el pensamiento. Juntas integran la sustancia, y como ya dijimos la sustancia es el ser, lo que existe,
la realidad; pero para Aristóteles no se es de una sola manera, sino que hay diferentes modos de
ser.
Por esencia y por accidente. La esencia en el ser que existe por sí. Es el ser que existe por otro; es
decir, aquello sin lo cual la cosa sigue siendo lo que es.
Según las categorías. En primer lugar, para que exista el ser debe existir la sustancia. Ésta es algo
así como el punto de partida. Pero la sustancia no puede existir sin más como sustancia, es
necesario que tenga formas accidentales. Aristóteles no ofrece una lista de diez categorías, que se
muestran en el siguiente cuadro:
El ser verdadero y el ser falso. Decimos del ser que es verdadero cuando muestra el ser que
realmente tiene, y falso cuando muestra otro ser diferente al que realmente es.
Según la potencia y el acto. Estas nociones de potencia y acto le permiten a Aristóteles explicar el
cambio o movimiento de las cosas del mundo sensible. La potencia radica en la materia, y el acto
en la forma. No existe potencia en abstracto. La potencia es la posibilidad o posibilidades que
tiene algo para modificarse.
El problema del cambio, lleva a Aristóteles a un estudio de cuáles son las causas de todo devenir, y
concluyo en estas cuatro causas:
Filosofía ética.
Estoicismo.
1. Estoa antigua: fue fundada por Zenón de Citium en Atenas, en el llamado Pórtico de las
Pinturas, en el 300 a. C. Crisipo es importante en esta etapa, por considerársele el segundo
fundador de dicha escuela.
2. Estoa media: está representada por Panecio de Rodas y Posidonio. Abarca desde el siglo II
y el siglo I a.C.
3. Estoa nueva: cuenta con tres representantes importantes: Séneca, Epícteto y Marco
Aurelio, emperador romano.
Epicureísmo.
Los epicúreos difieren de los estoicos en relación con su principio ético. Aunque existieron
polémicas entre ambos, las dos escuelas conservaron puntos de contacto y la estructura de ambas
es semejante. Al igual que los estoicos los epicúreos dividen a la filosofía en:
1. Lógica. Es una psicología del conocimiento que está al servicio de su moral, su lógica la
llaman canónica, ya que la reducen a una serie de reglas prácticas para conocer, se
adquiere por medio de las sensaciones.
2. Física. Para ellos todo es de origen material, incluso el alma, los epicúreos introducen una
nueva teoría, que dice que la desviación sufrida por los átomos en su caída, para dar
origen a los cambios.
3. Ética. Tiene como concepción fundamental suprimir todos los obstáculos que se opongan
a su tranquilidad. Su meta es la serenidad, su ideal de vida lo constituye la felicidad y ésta
sólo se logra mediante el placer.
Neoplatonismo.
(periodo religioso).
Plotino.
Para Plotino todo procede de Dios, que a partir de él se deriva, poco a poco, todo lo existente en la
realidad, y esto ocurre a partir de un proceso de emanación en el cual Dios permanece intacto, sin
disminución: como el sol que ilumina sin merma ni alteración alguna.
Esta emanación se da por etapas:
2.- Alma. Procede del nous, a través de éste se conecta con el uno, con Dios. El alma es incorpórea
e indivisible y es ella la que se mueve e impulsa el mundo sensible.
Filosofía medieval.
El cristianismo no es una filosofía, ni una teoría racional para explicar la realidad, sino más bien es
un sistema de vida que tiene como modelo a Cristo y como fin la salvación. Al expandirse esta
religión durante los primeros siglos de su existencia, entra en contacto con la filosofía griega hasta
el grado de dar origen a esa síntesis de filosofía y cristianismo denominada filosofía medieval. La
filosofía medieval se divide en dos periodos:
Patrística.
La patrística es el conjunto de especulaciones que durante los primeros siglos de la era cristiana
realizaron los padres de la iglesia ante la necesidad de usar conceptos filosóficos griegos para:
San Agustín.
Puede dudarse todo, menos de que se duda y entonces: No sólo es cierto el hecho de dudar sino
también es cierta la existencia de quien duda o se equivoca. "Si yerro, sé que existo".
Fuente de la verdad.
San Agustín llegó a la verdad por introspección, porque la verdad habita dentro de nosotros
mismos.
San Agustín tomó del platonismo la noción de una verdad inmutable, eterna, necesaria, que el
hombre no debe buscar fuera, en el mundo sensible, sino dentro de su alma, porque allí se
reflejan todas las ideas, las formas y las especies eternas procedentes de Dios, pues las ideas
existen en la mente de Dios, única realidad necesaria y eterna.
Teoría de la iluminación.
Dios es, para San Agustín, el fundamento de la verdad y del conocimiento. Él nos ilumina, irradia
su luz sobre el espíritu humano permitiendo que las ideas se revelen, se muestren a nuestra alma.
Tesis conciliadora de la razón y la fe.
Si bien hay muchas cosas que pueden ser conocidas por la razón, el principal propósito del
conocimiento humano es la comprensión de la verdad revelada y estas sólo puede ser alcanzada
por medio de la fe; sin embargo, son de tipo racional las inquietudes que mueven al hombre a
buscar esa comprensión y también son racionales las explicaciones mediante las cuales es posible
interpretar correctamente las verdades de la fe.
Según San Agustín la filosofía y la fe religiosa están unidas, pues ambas persiguen la verdad única,
eterna, inmutable y necesaria que está en Dios.
"Entiende para creer, cree para entender". Con esta frase San Agustín resume su tesis de que la fe
y la razón colaboran juntas y solidariamente en la explicación y el esclarecimiento de las verdades
cristianas.
La filosofía de la historia.
En su obra principal "la ciudad de Dios", San Agustín interpreta la historia universal como una
lucha entre dos ciudades:
Estas dos ciudades coexisten en el mundo mezcladas entre sí. Los habitantes de la primera son los
que aman a Dios y están a su servicio; por el contrario, los miembros de la ciudad terrena se aman
a sí mismos y viven para satisfacer sus pasiones y disfrutar desenfrenadamente de los bienes
materiales. No hay límites precisos entre una ciudad y otra y no deben ser identificados con la
iglesia y el estado; pues tanto una como otro son buenos y malos. La ciudad terrena desconoce la
ley de Dios y la rectitud del orden cristiano vive en el caos, librando constantes guerras y
apartándose del bien hasta terminar en la muerte eterna del infierno. La ciudad de Dios acata
siempre la autoridad divina que habrá de alcanzar para sus seguidores la felicidad perpetua,
porque al final el bien triunfará sobre el mal y la victoria es de Dios.
Escolástica.
1. Primera escolástica (siglos XI al XII). Se establecen las bases y el acuerdo total entre fe y
razón. Influencia de Platón y San Agustín principalmente.
2. Alta escolástica (siglos XIII al XIV). Se elaboran los grandes sistemas filosóficos-teológicos.
Se considera parcial el acuerdo entre fe y razón. Influencia de Aristóteles.
3. Escolástica tardía. Disolución de la escolástica. Se vislumbra una separación entre la fe y la
razón.
A él se debe el método de investigación característico de este periodo, método según el cual los
pasos a seguir en toda investigación son:
1. Partir de la fe, pues ella nos proporcionará los hechos que debe interpretar la razón.
2. Confiar en la revelación como último criterio de verdad.
3. Aceptar como ciertos sólo los resultados de la investigación que son acordes a lo revelado
por Dios.
Para San Anselmo, el camino a seguir va de la fe a la ciencia y nunca a la inversa, y esta impulsa a
los creyentes para que entiendan racionalmente las verdades ya aceptadas por la fe. Para
demostrar la existencia de Dios construyo varias pruebas, la más conocida es la llamada por Kant
argumento ontológico.
Argumento Ontológico.
Cuando el ateo, niega a Dios y sostiene que no existe, entiende el significado de la palabra Dios y
tiene en su mente la idea de Dios. La idea de Dios es de un ser supremo, es decir, lo más grande
que se puede pensar. Si ese ser supremo sólo existiera en la mente, entonces aún se podría
concebir otra idea, la idea de un ser supremo (lo más grande que se puede pensar), que además
existiera en la realidad y por consiguiente fuera mayor que el correspondiente a la idea original;
con lo cual caemos en una contradicción, pues la idea original de Dios correspondería a un ser
supremo que no es realmente supremo.
Para evitar la contradicción (pues una contradicción es siempre falsa), el insensato debe admitir
que la idea de Dios corresponde a un ser supremo (lo máximo que se pueda pensar), que además
existe en la realidad.
Es el más grande filósofo de toda la Edad Media. Vivió en el siglo XIII, la edad de oro escolástica,
cuando la cultura sale de las escuelas catedralicias y se fundan las primeras universidades.
La filosofía de Santo Tomás coincide con la de Aristóteles. Ha sido tan enorme el tomismo que
hasta nuestros días sigue siendo la filosofía sustentada por la iglesia católica.
Fe y razón.
Para Santo Tomás la fe y la razón proceden de Dios y ambas son fuentes de conocimiento distintas
e independientes.
Pues la fe se basa en la luz sobrenatural de la gracia y tiene como objeto los datos revelados y la
razón sólo se apoya en la luz natural de su propia inteligencia y su objeto es la realidad inteligible.
La fe no suprime a la razón, la supone.
Teología y filosofía.
La teología se funda tanto en la revelación como en la razón. Es una síntesis se los dos medios de
conocimiento y tiene como finalidad penetrar intelectualmente en las verdades de la fe; por su
parte la filosofía sólo está fundada en la razón y no acepta la autoridad de opiniones ajenas y su
finalidad es la comprensión de todo el porqué del mundo y sus causas.
Santo Tomás rechazó la prueba ontológica de San Anselmo, pues para él la existencia de Dios no
se deriva de su esencia, sino que se siguió una línea. Su procedimiento va de los efectos a las
causas y de lo contingente a lo necesario.
1. 1ª vía. Existe el movimiento en el mundo y todo lo que se mueve es movido por algo y esto
a su vez requiere de ser movido por otro motor, pero debe existir un primer motor el cual
no es movido y este primer motor es Dios.
2. 2ª vía. Todo lo que existe tiene una causa y es necesario que exista una primera causa para
que exista una segunda y así sucesivamente, por lo que esa primera causa es Dios.
3. 3ª vía. Todo lo existente en el universo podía no haber sido algún día y hubo un tiempo en
que realmente no fue y seguiría sin existir sino hubiera más seres contingentes, es decir
que debe haber un ser necesario por sí mismo y lo llamamos Dios.
4. 4ª vía. Existen diferentes grados de perfección, los cuales se acercan más o menos a la
perfección total, pero estos grados son grados de la perfección total y esta perfección es
fuente de la demás y es Dios.
5. 5ª vía. En la naturaleza hay un orden y una finalidad, pero este orden no se pudo dar sin
una inteligencia que dirigiera y esa inteligencia es Dios.
Visión de la modernidad.
1. Política. Políticamente la Edad Moderna se inicia con el paso del feudalismo al capitalismo,
pues e lograron afianzar los estados nacionales y la monarquía absoluta. La fuerza y las
funciones del estado aumentaron y poco a poco fueron sustituyendo a la iglesia en su
carácter de máxima autoridad, aunque con un área limitada pues no alcanzaba a afectar la
moralidad ni la vida espiritual del hombre. El estado de esta época se limitó a buscar un
nacionalismo bien definido como base de un país libre y autónomo, sin subordinación a
ninguna autoridad superior, religiosa ni moral.
2. Social. Se produjo una transformación en la sociedad europea, pues se manifiesta un
nuevo estilo de vida mucho más libre y más abierto, que somete a critica los valore
morales, intelectuales y religiosos de esta edad. En los hombres existe una gran rebeldía
contra la autoridad establecida.
3. Economía. En esta época existió una minoría privilegiada que acumulaba bienes sin
haberlos producido y una mayoría de vasallos desposeídos cuyo trabajo era la fuerza
generadora de las riquezas atesoradas en las arcas de los señores feudales. El capitalista
del Renacimiento se ocupa de acrecentar sus riquezas; sin embargo, el asalariado sigue
tan desposeído como los vasallos medievales. Ya en el siglo XVI la burguesía se ve
favorecida por los descubrimientos geográficos que le abren un amplísimo campo de
actividades.
4. Cultural. Los primeros renacentistas tienen una actitud de apertura a la belleza de la vida y
de la naturaleza, inspirados por poetas latinos cuya sensibilidad se había perdido en la
aridez de la literatura escolástica. Después, tras la caída de Constantinopla, en 1453, se
difundió el idioma griego y se conocieron los textos originales de los antiguos filósofos. La
cultura se volvió humanista como la antigua Grecia, donde el hombre encontró su plena
realización en el marco de la naturaleza y la historia. Hay una gran inquietud científica y
artística y una actitud inquisitiva que investiga y experimenta abriendo camino a las
ciencias particulares.
El idealismo.
El racionalismo.
Es una filosofía que busca solucionar problemas epistemológicos. Los filósofos de esta corriente
viven la evolución del pensamiento científico. Una de las características del racionalismo es, la de
ver en las matemáticas un saber que parte de principios básicos evidentes (axiomas), de donde se
deducen todas las verdades del sistema, las cuales según los racionalistas son universales y
necesarias. Para los racionalistas hay dos principios fundamentales:
Visión de la postmodernidad.
Suele llamarse época contemporánea a la actividad compleja filosófica desarrollada en los siglos
XIX y XX, no sólo en Europa, sino también en América, donde surgieron varias aportaciones. La
primera oposición al hegelianismo es el positivismo de Augusto Comte, quien rechazo la metafísica
y la aspiración de un saber absoluto y pretendió implantar un saber positivo como base de una
nueva organización político-social. La oposición la más radical contra Hegel es el marxismo; esta
filosofía es un materialismo opuesto totalmente al idealismo absoluto, pero es un materialismo
dialéctico con los fundamentos lógicos de la dialéctica hegeliana.
El Positivismo.
Apareció a mitad del siglo XIX, su fundador fue el francés Augusto Comte, un reformador para el
que una sociedad se define por el grado de desarrollo intelectual alcanzado, motivo por el cual
considera a la filosofía como fundamento de todo orden social. La historia de la sociedad, sostiene
Comte, ha estado dominada por la historia del espíritu humano.
Comte cree haber descubierto la ley fundamental del progreso y el desarrollo del espíritu y la
convierte en la base de un sistema filosófico.
Esta es el principio de la filosofía positiva, en ella se habla de la evolución del espíritu a través de
tres estados que son:
El estado positivo, es la última etapa en el desarrollo del espíritu humano, este estado se alcanza
cuando ya no se aspira a un conocimiento absoluto que explique el origen y sentido del universo,
cuando se deja de buscar el porqué de todas las cosas y el hombre se limita a observar lo hechos
de la experiencia para describirlos y descubrir las leyes que rigen su comportamiento, es decir, las
relaciones constantes que existen entre los fenómenos observados.
El estudio de los fenómenos no es absoluto, sino siempre relativo a la organización y situación que
vive el hombre. Así pues, todo conocimiento positivo debe adaptarse razonablemente a nuestras
necesidades reales.
TALLER
De acuerdo con la información anterior, crea las siguientes actividades: