Artículo Educación Ambiental

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La importancia de la educación ambiental ante la problemática actual

El ser humano está poniendo en peligro su vida a causa del modo en que se desarrollan sus relaciones con el
medio ambiente. La sociedad es un mundo de grandes desequilibrios e injusticias, en la que riqueza y lujo (de
minorías) se codean con la pobreza y miseria más cruda (de mayorías), el proceso de apropiación, producción y
consumo, y el crecimiento explosivo poblacional agravan la situación de la propia biosfera que está siendo
degradada.

El actual modelo de desarrollo dominante da prioridad a una economía insustentable e injusta socialmente, que
nos lleva a una crisis de vida en la biosfera. El deterioro socio-ambiental debe replantear la vinculación de la
sociedad con su entorno natural, mediante un desarrollo sustentable, y reconocer la existencia de límites al
desarrollo social, al crecimiento económico (productivo) y a la explotación (abuso) de los ecosistemas, dado el
estado actual de la tecnología, la organización social y la capacidad de la biosfera para absorber los efectos de
las actividades humanas. Por tanto, el deterioro ambiental se agudiza debido a la voracidad del sector privado
desregularizado (nacional y transnacional) y público (instituciones y gobierno) por los recursos naturales como el
agua, el suelo, la tierra, el bosque, los minerales, las bellezas escénicas.

Una política educativa integral es difícil de aplicar porque necesita del poder político para ponerse en práctica, a
causa de que esta crisis ha despertado la necesidad de superar viejos paradigmas y mitos. Aquí, la educación
tiene un importante papel que jugar, en la promoción de un aprendizaje innovador caracterizado por la
anticipación y la participación que permita no sólo comprender, sino, también, implicarse en aquello que
queremos entender.

Hace décadas, el modelo de desarrollo actual manifiesta síntomas de degradación y ha alcanzado tal magnitud,
que escapa del control humano; así, por primera vez en la historia de la humanidad, se pone en peligro la vida en
el planeta.

Rasgos globales de la crisis social y ambiental

√ El estilo de vida humano es muy destructivo de las relaciones sociedad-biosfera.

√ La idea aristotélica de lo humano y sus actividades separadas de lo natural, es decir, el concepto


antropocéntrico predominante en la relación especie humana-naturaleza.

√ El enfoque mercado-céntrico, su forma de dar valor a las cosas y su énfasis en la ganancia.

√ Crecimiento continuo e ilimitado, basado en una economía de libre mercado (desregularizada), que abusa de
los ecosistemas y seres humanos.

√ Estilo de vida irracional (superproducción, sobreconsumo y derroche) para pocas y relaciones sociales injustas
para las mayorías (limitación productiva, carencias en el consumo, abstención).

√ Deterioro de las fuentes de energías fósiles, no renovables cuyos impactos económicos obliga no sólo a
ahorrarlos, sino a la búsqueda de alternativas limpias y renovables.

√ Desarrollo tecnológico y social abre una brecha entre dos sectores: el mundo desarrollado (rico) y el mundo en
desarrollo (pobre), mediante relaciones asimétricas, intercambios desiguales e injustos en lo económico y lo
tecnológico, en las que el desequilibrio repercute en el ambiente y la sociedad.

Los problemas ambientales ya no aparecen como independientes unos de otros, sino que constituyen elementos
que se relacionan entre sí y configuran una realidad diferente a la simple acumulación de todos ellos. No
podemos limitarnos a percibir esta crisis como un conflicto entre determinados planteamientos sobre el mundo y
sobre la vida, de manera inadecuada.

Educación y sociedad

Por educación se entiende un proceso de desarrollo socio-cultural continuo de las capacidades que las personas
en sociedad deben generar y que se realiza tanto dentro como fuera de su entorno, a lo largo de toda la vida. La
educación implica impulsar las destrezas y las estructuras cognitivas, que permiten que los estímulos sensoriales
y la percepción del mundo realidad se conviertan de información significativa, en conocimientos de su
construcción y reconstrucción, así como en valores, costumbres, que determinan nuestros comportamientos o
formas de actuar

La educación es necesaria para todo ser humano, pues bien, orientada e integral puede servirle para interpretar
su realidad, ya que relaciona sus distintos componentes y conforma un universo de posibilidades, aprende y
sustenta su ubicación en la sociedad, en general, y de la vida, en particular. El desarrollo socio-económico juega
un papel importante en este proceso, en el que la educación, como influencia socio-cultural, es un instrumento de
transmisión de conocimientos, experiencias e identidad. Así, la educación reproduce valores y técnicas sociales,
que contribuyen a su metabolismo, por lo que, la educación es la mejor vía para organizar la transformación
social y ambiental.

La educación contribuye a una conciencia crítica e integral de nuestra situación en el planeta. También, es un
agente importante en la transición a una nueva fase ecológica de la humanidad. Pretende comprender su
relación en la biosfera humanizada, al formar personas capaces de interpretar y transformar el mundo, y de dar
importancia a los derechos de todos los seres vivos (incluyendo humanos) y la naturaleza, para contribuir a
plantear políticas y culturas basadas en necesidades a corto plazo.

Educar como proceso permite la construcción, la reconstrucción y la reflexión de conocimientos, conductas de


valores y el desarrollo de las capacidades individuales y colectivas. La educación como mecanismo de
adaptación cultural del ser humano al ambiente, se ha mostrado poco crítica con respecto a las actitudes y
comportamientos ambientales. Es necesario redimensionarla, mediante el impulso de una acción formativa
dirigida al cambio actitudinal y la modificación de comportamientos colectivos. El crecimiento moral se facilita
cuando se aprovechan las situaciones de conflicto o lo que afecta a las personas, y que las obliga a tomar
partido. Trata de que el individuo cuestione sus ideas y conductas, que critique sus creencias-valores y los de su
grupo social.

Educación ambiental

Definiciones de la UNESCO (1980), en una magna Conferencia sobre Educación Ambiental, plantea los objetivos
de la educación ambiental en los siguientes términos:

a. Comprender la naturaleza compleja del ambiente resultante de la interacción de sus aspectos biológicos,
físicos, sociales y culturales.

b. Percibir la importancia del ambiente en las actividades de desarrollo económico, social y cultural.

c. Mostrar las interdependencias económicas, políticas y ecológicas del mundo moderno en el que las decisiones
y los comportamientos de todos los países pueden tener consecuencias de alcance internacional.

d. Comprender la relación entre los factores físicos, biológicos y socioeconómicos del ambiente, así como su
evolución y su modificación en el tiempo.

Aunque es difícil encuadrar la educación ambiental, se puede partir de la propuesta del Congreso de Moscú, de
1987: La educación ambiental es un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades adquieren
conciencia de su ambiente, aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y, también, la
determinación que les capacite para actuar, individual y colectivamente, en la resolución de los problemas
ambientales presentes y futuros. El concepto de educación ambiental no es estático, evoluciona de forma
paralela a como lo hace la idea de medio ambiente y la percepción que se tiene. Hoy, las dimensiones
socioculturales, políticas y económicas son básicas para entender las relaciones que la humanidad establece con
su medio.

El objetivo general de la educación ambiental es que ésta como proceso educativo se encuentra ampliamente
ligada a las características políticas y económicas de las naciones. En este sentido, la educación ambiental nace
haciendo de la naturaleza un bien universal y no manejable por los intereses particulares de nadie. La educación
ambiental debe ir dirigida a toda la humanidad debido a que es un problema que incumbe a todos. Su
importancia consiste en lograr que los individuos y las colectividades comprendan la naturaleza compleja del
ambiente natural y del creado por el ser humano, que sea resultado de la interacción de sus aspectos biológicos,
físicos, sociales, económicos y culturales; y adquieran los conocimientos, los valores, los comportamientos y las
habilidades prácticas para participar responsable y eficazmente en la prevención y la solución de los problemas
ambientales, y en la gestión relacionada con la calidad ambiental.

La educación ambiental puede y debe ser un factor estratégico que incida en el modelo de desarrollo establecido
para reorientarlo hacia la sustentabilidad y la equidad. “Para contribuir con eficacia a mejorar el ambiente, la
acción de la educación debe vincularse con la legislación, las políticas, las medidas de control y las decisiones
que los gobiernos adopten, en relación con el ambiente humano” (UNESCO, 2004).

Los objetivos de la educación ambiental, se deben basar en:

a) Considerar al ambiente, en forma integral, o sea, no sólo los aspectos naturales, sino los tecnológicos,
sociales, económicos, políticos, morales, culturales, históricos y estéticos.

b) Asumir un enfoque transdisciplinario para el tratamiento ambiental, inspirado en cada disciplina, para
posibilitar una perspectiva equilibrada.

c) Tratar la temática ambiental desde lo particular a lo general tiene como finalidad que los estudiantes se formen
una idea de las condiciones ambientales de otras áreas, que identifiquen las condiciones que prevalecen en las
distintas regiones geográficas y políticas, además de que reflexionen sobre las dimensiones mundiales del
problema ambiental para que los sujetos sociales se involucren en los diferentes niveles de participación y
responsabilidad.

d) Promover el conocimiento, la habilidad para solucionar problemas, la clasificación de valores, la investigación


y la evaluación de situaciones, para aprender sobre la propia comunidad.

e) Capacitar a los estudiantes para que desempeñen un papel en la planificación de sus experiencias de
aprendizaje y dejarles tomar decisiones

La educación ambiental abarca algo más que el estudio de relaciones pedagógicas y ecológicas; trata de las
responsabilidades políticas que debe tener el sistema educativo formal, de preparar a los educandos para que
sean capaces de generar los cambios necesarios que aseguren un desarrollo sustentable, así como estimular
conciencia para la solución de los problemas socio-ambientales actuales.

La educación ambiental debe generar cambios en la calidad de vida, en la conducta personal y en las relaciones
humanas, que lleven a la solidaridad y el cuidado hacia todas las formas de vida y el planeta.

La educación ambiental atañe a toda la sociedad, debe tener un enfoque amplio, para potenciar un pensamiento
crítico e innovador, que sea capaz de formar una opinión acerca de los problemas socio-ambientales. Con la
educación ambiental se pretende fomentar el compromiso de contribuir al cambio social, cultural y económico, a
partir del desarrollo de valores, actitudes y habilidades que permitan a toda persona formarse criterios propios,
asumir su responsabilidad y desempeñar un papel constructivo.
Una educación ambiental alternativa necesita de una serie de técnicas, métodos, nuevos enfoques teóricos y
prácticos, para enfrentar la problemática desde una visión holística de la realidad (ambiente), que permita ver la
interconexión de sus dimensiones: culturales, políticas, económicas, sociales, espirituales, legales, éticas y
naturales que vive la humanidad, y así contribuir al mejoramiento y desarrollo de la calidad de vida, la
recuperación, la conservación y la protección del ambiente.

Al final, la educación ambiental debe proponer una alternativa real o soluciones de desarrollo sustentable
económica y ecológicamente, justa, mediante cambios estructurales que conlleven a una sociedad acorde con el
desarrollo y las necesidades de la humanidad, según sus actuales conocimientos. La educación ambiental crítica
estimula la formación de sociedades socialmente justas y ecológicamente sustentables. Sus principales retos
para ser eficiente son:

√ Consolidarse como una práctica social, ejercida con sus diversas modalidades de educación (formal, informal,
no formal y comunitaria).

√ Promover y recuperar valores de conservación, protección y respeto del ambiente.

√ Concienciar a quienes tienen la posibilidad de tomar decisiones que pueden detener o agravar la crisis
ambiental.

√ Generar procesos integradores, democráticos y transdisciplinarios para la planificación, ejecución de acciones


y su evaluación, tendientes a establecer relaciones armónicas con el ambiente.

√ Abrir espacios a la participación que hace posible que todas(os) sean interlocutoras(es), generadoras(es) e
intérpretes de la realidad que nos rodea.

√ Promover la búsqueda de energías y formas de producción limpias.

Hasta ahora, la educación ambiental convencional se ha enfocado con una visión reduccionista,
monodisciplinaria, técnica y operativa de la problemática ambiental, sin considerar el alcance y la complejidad
que las interacciones humanas tienen en esta situación. La educación ambiental convencional tiene como objeto
de estudio la naturaleza no intervenida por el quehacer humano (fotosíntesis, ciclos del agua o del carbono,
cadenas alimentarias), lo que es un contrasentido.

¿Cómo hablar del ciclo del carbono sin hacer referencia a la Revolución Industrial y a las emisiones de gases
invernadero por parte de las sociedades industrializadas del mundo? ¿Cómo hablar de la destrucción de las
selvas tropicales sin explicar los fenómenos de la pobreza y la injusta distribución de la riqueza en el mundo?
¿Cómo hablar de deforestación sin obviar la voracidad de las transnacionales y los agroexportadores locales?

La educación ambiental debe ser un proceso que genere aprendizajes mediante la construcción y reconstrucción
de conocimientos, como resultado del estudio de las complejas interacciones sociedad-ambiente, lo que ha de
generar conciencia en la ciudadanía de su papel como parte integrante de la naturaleza, para que desarrollen
nuevas relaciones, sentires, actitudes, conductas y comportamientos hacia ella. Pero, también, debe llevarnos a
reflexionar, a cuestionar y a valorar los estilos de desarrollo y de progreso convencional, que se basan en la
degradación de las aguas, de la tierra, del aire y no resuelve los problemas sociales (pobreza, miseria,
concentración de riquezas, violencia y otras).

Los programas de educación ambiental deben ser cuidadosamente dirigidos hacia las necesidades específicas
locales de los destinatarios. La población debe ser educada en los fenómenos y problemas ambientales locales,
nacionales y globales y, para ello, se utilizan los métodos y las estrategias de la educación formal. Un programa
de educación ambiental debe tener en cuenta el ambiente en su totalidad: natural y cultural; social, político,
económico, tecnológico, social, legislativo, y estético. Debe hacer hincapié en una participación integral y activa,
en la prevención y resolución de los problemas concretos y generales. Además, debe considerar todo desarrollo
y crecimiento en una perspectiva ambiental; pedagógicamente, fomentar el valor y la necesidad de la
cooperación local, nacional e internacional. Eso implica un enfoque que trasciende lo biológico, para ampliar el
concepto de ambiente al considerar, también, las relaciones económicas, políticas, socioculturales y políticas.
La educación ambiental ha de caracterizar los principales cambios estructurales de la sociedad y su correlación
con la realidad política, económica y cultural, enmarcada en un análisis de causa-efecto, cronología y aspectos
de la crisis socio-ambiental en los ámbitos mundial, nacional, regional, que tome en cuenta su manifestación en
nuestra realidad inmediata: hogar, comunidad, centro educativo, lugar de trabajo, ciudad, barrio, caserío, distrito,
otros espacios de convivencia.

Ética y educación ambiental

La “crisis ambiental” se ha generado por la forma en que el ser humano o la sociedad, en general, se han
relacionado con el ambiente (apropiación, producción y consumo).

algunos aspectos éticos que pueden considerarse en una experiencia de aprendizaje-servicio en la educación
ambiental, son los siguientes

• Interés de las personas afectadas por los problemas socio-ambientales.

• Interés de la sociedad, amenazada en su calidad de vida y degradación futura.

• Reconocimiento del derecho a la vida y a la calidad de vida de la población.

• Derecho a la vida de otras especies amenazadas por el ser humano.

La educación ambiental debe propiciar un cambio de actitudes, una participación responsable en la gestión social
del ambiente y crear acciones adecuadas con su entorno, en general. Pero la educación convencional ha sido
poco eficaz con respecto al cambio de actitudes y de comportamientos socio-ambientales. Por eso, se debe
redimensionar la educación ambiental y encontrar rasgos que la identifiquen e impulsen hacia una acción
formativa, dirigida al cambio actitudinal o de comportamientos de un colectivo dado.

En la medida en que las educadoras y los educadores socio-ambientales interpreten la interacción (histórica) del
conocimiento, creencia y ambiente, apliquen la educación de manera holística y analicen, críticamente, los
problemas, los aciertos y las necesidades actuales, en esa medida estarán proponiendo planes de manejo
sustentable de los ecosistemas, que aseguren la participación de la población a una existencia digna.

Se trata de tomar partido por una opción viable para el futuro de la humanidad y la naturaleza. La concepción
sustentable y su relación con su entorno son, fundamentalmente, una opción de vida, una opción humana, que
sólo es proporcionada, realmente, por la educación ambiental, como alternativa de desarrollo integral.

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