Andalucía: Medicina de Familia
Andalucía: Medicina de Familia
Andalucía: Medicina de Familia
Medicina de Familia
Andalucía
Editorial
7 Igualdad, mérito y capacidad, la mujer del César y los médicos de familia.
Originales
Vo l u m e n 3 , n ú m e r o 1 , f e b r e r o 2 0 0 2
Artículo de Revisión
40 Leucemias agudas.
Área Docente
49 ECOE: valuación clínica objetiva estructurada.
Sin Bibliografía
53 Patología psicosocial. La experiencia de un residente de Medicina de Familia.
56 Publicaciones de Interés
¿Cuál es su diagnóstico?
Medicina de Familia. Andalucía
66 Actividades Científicas
Sumario
Editorial
7 Igualdad, mérito y capacidad, la mujer del César y los médicos de familia.
Originales
9 ¿Hacemos un manejo adecuado de la migraña en atención primaria?
15 Características de la población que precisa el uso de accesorios para la incontinencia urinaria en
un centro de salud urbano.
23 Adecuación del tratamiento farmacológico en población anciana polimedicada.
29 Morbilidad en gestantes de edad avanzada.
33 Proteína C Reactiva en el diagnóstico de la arteriopatía pariférica.
Artículo de Revisión
40 Leucemias agudas.
Área Docente
49 ECOE: valuación clínica objetiva estructurada.
Sin Bibliografía
53 Patología psicosocial. La experiencia de un residente de Medicina de Familia.
56 Publicaciones de Interés
¿Cuál es su diagnóstico?
62 ECG paciente varón con palpitaciones.
66 Actividades Científicas
3
MEDICINA DE
FAMILIA. ANDALUCÍA
Official Publication of the
Andalusian Society of Family Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
and Community Medicine
Contents
Editorial
7 Equality, Merit and Capacity: Cesar’s Wife and Family Doctors.
Original Articles
9 Do we manage migraines adequately in primary care?
15 Characteristics of patients in an urban health center who need to use devices for urinary incontinence.
23 Appropriateness of drug treatment in an elderly population receiving multiple medication.
29 Morbility among pregnant women of advanced age.
33 C-Reactive Protein in the diagnosis of peripheral arteriopathy.
Review Article
40 Acute leucemia.
Without Bibliography
53 Psychosocial Pathology. A resident’s experience in Family Medicine.
56 Publications of Interest
66 Scientific Activities
4
JUNTA DIRECTIVA DE LA SOCIEDAD ANDALUZA DE
MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA
Presidente
Juan Manuel Espinosa Almendro
Vicepresidente Primero
Reyes Sanz Amores
Vicepresidente Segundo
Antonio Javier Zarallo Pérez
Vicepresidente Tercero
Santiago Gascón Veguin
Secretaria
Amparo Ortega del Moral
Tesorero/Form. Continuada
Pablo García López
Vocal de Residentes
Sonia Palma Rodríguez
Patronato Fundación
Juan Manuel Espinosa Almendro Juan Ortiz Espinosa
Pablo García López Juan de Dios Alcántara Bellón
Manuel Lubián López Reyes Sanz Amores
Antonio Zarallo Pérez Amparo Ortega del Moral
Santiago Gascón Veguin
5
MEDICINA DE
FAMILIA. ANDALUCÍA
Director Antonio Fernández Castillo. Granada. Miguel Ángel Prados Quel. Granada.
Manuel Gálvez Ibáñez Isabel Fernández Fernández. Sevilla. Daniel Prados Torres. Málaga.
Bernabé Galán Sánchez. Córdoba. Fermina Puertas Rodíguez. Granada.
Subdirector Luis Gálvez Alcaraz. Málaga. Luis de la Revilla Ahumada. Granada.
Antonio Manteca González Francisco J. Gallo Vallejo. Granada. Roger Ruiz Moral. Córdoba.
Pablo García López. Granada. Francisco Sánchez Legrán. Sevilla.
Consejo de dirección José Manuel García Puga. Granada. José Luis Sánchez Ramos. Huelva.
Director de la revista José María de la Higuera. Sevilla. Miguel Ángel Santos Guerra. Málaga.
Subdirector de la revista Blanca Lahoz Rayo. Cádiz. José Manuel Santos Lozano. Sevilla.
Presidente de la SAMFyC José Lapetra Peralta. Sevilla. Reyes Sanz Amores. Sevilla.
Luciano Barrios Blasco Francisca Leiva Fernández. Málaga. Epifanio de Serdio Romero. Sevilla.
Pablo Bonal Pitz José Gerardo López Castillo. Granada. Francisco Suárez Pinilla. Granada.
Juan Ortiz Espinosa Luis Andrés López Fernández. Granada. Pedro Schwartz Calero. Huelva.
Pablo García López Begoña López Hernández. Granada. Isabel Toral López. Granada.
Fernando López Verde. Málaga. Jesús Torio Durántez. Jaén.
Consejo editorial Manuel Lubián López. Cádiz. Cristóbal Trillo Fernández. Málaga.
Cristina Aguado Taberné. Córdoba. Joaquín Maeso Villafaña. Granada Amelia Vallejo Lorencio. Almería.
Juan de Dios Alcántara. Sevilla. Antonio Llergo Muñoz. Córdoba.
José Manuel Aranda Regulez. Málaga. Teresa Martínez Cañavate. Granada. Representantes internacionales
Emilia Bailón Muñoz. Granada. Eduardo Mayoral Sánchez. Sevilla. Manuel Bobenrieth Astete. Chile.
Maribel Ballesta Rodríguez. Jaén. Eduardo Molina Fernández. Huelva. César Brandt.Venezuela.
Luciano Barrios Blasco. Córdoba. Guillermo Moratalla Rodríguez. Cádiz. Javier Domínguez del Olmo. México.
Pablo Bonal Pitz. Sevilla. Maximiliano Ocete Espínola. Granada. Irma Guajardo Fernández. Chile.
Beatriz Bullón Fernández. Sevilla. Gertrudis Odriozola Aranzábal. Almería. José Manuel Mendes Nunes.Portugal.
Rafael Castillo Castillo. Jaén. Mª Ángeles Ortiz Camúñez. Sevilla. Rubén Roa. Argentina.
José Antonio Castro Gómez. Granada. Juan Ortiz Espinosa. Granada. Sergio Solmesky. Argentina.
Ana Delgado Sánchez. Granada. Luis Pérula de Torres. Córdoba. José de Ustarán. Argentina.
6
Gálvez Ibáñez M - EDITORIAL
EDITORIAL
1 Médico de Familia
Diversos acontecimientos recientes han despertado cierto En cualquier caso, bueno será también que nos pre-
estupor en el ámbito de los médicos de familia españo- guntemos cómo hemos alcanzado tan bajo consenso
les, y por tanto también entre los andaluces: social.
Por un lado la aprobación en el Parlamento de la Ley ex- En la misma línea nos llegan los concursos de traslado,
traordinaria de consolidación del personal estatutario del y de nuevo el principal mérito lo costituye el número de
Sistema Nacional de Salud; la más conocida como Ley de años trabajado, con casi absoluta independencia de
los Interinos, ha hecho saltar todas las alarmas en el co- cualquier otra variable que pueda medir el buen desem-
lectivo de los médicos de familia de toda España y muy peño en el puesto de trabajo. En una sociedad tan cam-
especialmente en Andalucía. La realidad se nos ha im- biante, en una ciencia y arte tan cambiante como la
puesto, somos los que somos y podemos lo que pode- Medicina, el medir sólo los años trabajados, puede
mos. Por insólito que nos parezca la ley ha sido aproba- constituir una buena manera de medir la perseverancia
da con un consenso social y político sin precedentes, to- inadvertida en el error. En fin, ni el más mínimo atisbo
dos los partidos políticos, todos los sindicatos, todas las de medir la excelencia, de pensar en la carrera profesio-
sociedades científicas han estado de acuerdo, todas me- nal; se dispara a bulto (años trabajados) y así nos irán
nos la sociedad científica de los médicos de familia. Éste, las cosas: mal.
el del extraordinario consenso, es un dato que nos debe Pero han aparecido más asuntos, aunque de distinto
mover a la reflexión. signo. En Andalucía parece que se ha abierto de nue-
¿Qué hemos hecho mal? ¿Cómo es posible que se pe- vo la veda de las comisiones de servicio. Tiene sus ven-
nalice de esta manera a los que creyeron que esforzar- tajas. También sus desventajas. Nuevas plazas no con-
se por aprobar unas oposiciones era el camino justo? templadas en las plantillas de los distritos, plazas de
Muchos de los que cometieron el error de aprobarlas se directores de centros de salud, en donde, en ocasiones,
tuvieron que marchar lejos de su hogar. Hoy sienten que a través de convocatorias de publicidad limitada, acce-
se equivocaron, que alguien les equivocó. den a ellas las personas que suenan para el puesto en
Es probable que cuando se escriba la pequeña historia de los mentideros de la profesión. La sombra del amiguis-
la medicina en este país, este punto quedará como expre- mo se cierne, hay que estar bien situado para tener ac-
sión de la España más gris, de la España de charanga y ceso, si no␣ …
pandereta que desprecia el trabajo y el mérito de sus pro- En la convocatoria de alguna plaza de director de cen-
fesionales. tro de salud ha aparecido como un mérito, notoriamen-
En Andalucía, los tintes dramáticos se acentúan, en es- te ponderado, el haber trabajado con anterioridad en
pecial en el área de la Medicina de Familia, en donde sí el mismo centro. ¿Cuánto falta para que se indique
ha habido varios concurso-oposición a las que han podi- también el número de la consulta en la que trabajó el/
do presentarse, muchos de los que aún son interinos. la candidato/a a quien se le reserva la plaza? ¿y los
Concederles ahora una plaza a todos, a través de un con- demás?
curso-oposición-farsa es sencillamente incomprensible. Los criterios de selección, los argumentos esgrimidos
Posiblemente, el país que no apuesta por la excelencia para justificar la elección de una persona en lugar de otra
de sus profesionales lo pagará caro, como mínimo lo pa- levantan dudas sobre su adecuación a los criterios cons-
gará con dos monedas más o menos intangibles, una se titucionales –si no tanto a los de mérito y capacidad— sí
llama descrédito y la otra calidad. al menos al criterio de igualdad.
7
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Hemos de permanecer vigilantes, seamos o no los be- cosas, tal vez algunas de las más importantes, entre
neficiados como personas individuales o como grupo otras la credibilidad, el prestigio, la autoridad moral.
profesional definido. Tal vez no convenga hacer, tal vez Conviene, en cualquier caso, permanecer atentos a los
no sea oportuno, o justo, hacer todo lo que, aún con la descontentos que se puedan generar, tanto dentro como
ley en la mano, se pueda hacer. Nos jugamos muchas fuera del entorno.
El consejo de Redacción desea agradecer a todos los asesores y correctores, sus valiosas y desinteresadas aporta-
ciones encaminadas a mejorar la calidad de los artículos publicados durante el año 2001. Su trabajo constituye sin duda
un valor añadido a la revista.
Fe de erratas:
En la sección de ¿Cuál es su diagnóstico?, del Volumen 2, número 3, deberían figurar como autores de esa sección y
no lo hicieron por un error editorial, los doctores siguientes: José Blasco Melguizo y Ricardo Ruiz Villaverde.
En la sección de Publicaciones de Interés/Alerta bibliográfica, del Volumen 2, número 3, deberían figurar como auto-
ras de esa sección, las doctoras siguientes: Nuria B. Barbero Salado, Teresa García Ruiz y Trinidad Calvo Núñez.
8
Torre Lozano EJ, et al. - ¿HACEMOS UN MANEJO ADECUADO DE LA MIGRAÑA EN ATENCIÓN PRIMARIA?
ORIGINAL
Objetivos: Describir y valorar el manejo clínico de la migraña DO WE MANAGE MIGRAINES ADEQUATELY IN PRIMARY
por los facultativos de Atención Primaria. CARE?
Ámbito o emplazamiento: Personal facultativo de los centros
Goals: Describe and assess the clinical management of migra-
de salud docentes de la provincia de Córdoba.
ines by primary care doctors.
Sujetos: 90 médicos de familia y residentes en formación.
Setting: Medical professionals from health centers that impart
Mediciones: Se diseñó un cuestionario autoadministrado en el teaching in the Province of Cordoba.
que se recogieron variables del centro, del profesional, y del
abordaje diagnóstico y terapéutico de los pacientes con migra- Population: 90 general practitioners and residents in training.
ña. Se realizó análisis descriptivo de los datos. Methodology: A self-administered questionnaire was designed
Resultados: Contestaron a la encuesta 60 facultativos (66,7%). La that gathered variables on the health center, the professional,
and the diagnostic and therapeutic approach used to treat pa-
media de consultas/ semana de pacientes con migraña es de 2,66
tients with migraines. A descriptive analysis of the data was
(límites: 1-7; IC 95%: 2,22-3,1). Se da mayor prioridad diagnóstica a
done.
las características del dolor (91,7%). En cuanto a la importancia de
la exploración física destaca el examen de fondo de ojo (43,3%), y Results: The questionnaire was answered by 60 professionals
de los pares craneales (40%), seguida de evaluación de la fuerza, re- (66.7%). The average number of visits/week with patients su-
flejos y sensibilidad (30%). La mayoría de los profesionales (entre el ffering from migraines is 2.66 (limits: 1-7; CI 95%: 2.22-3.1).
Greater diagnostic priority is given to characteristics of the pain
81,7-95%) no solicitarían exploraciones complementarias para el diag-
(91.7%). The most important aspects related to physical explo-
nóstico de la migraña. Para el diagnóstico diferencial con la sinusitis
ration are an ocular exam (43.3%), and the craneal nerves
se le solicita radiología (98,3%), y con la arteritis de la temporal se (40%), followed by an assessment of strength, reflexes, and
pide VSG (98,3%). Para el tratamiento de la crisis leve de migraña, sensibility (30%). A majority of professionals (between 81.7-
el 51,7% prescribe paracetamol, y el 40% AINES; y en la forma mo- 95%) did not request complementary explorations for diagno-
derada-severa un 46,6% triptanes, y un 40% AINES. El 81,7% reali- sing a migraine.
zaría tratamiento profiláctico en el caso de la existencia de dos epi-
For a differential diagnosis with sinusitis, radiological tests were
sodios semanales. A la hora de derivar al neurólogo se le da mayor
requested (98.3%) and with temporal arteritis a sedimentation
relevancia a la presencia de signos neurológicos anormales (88,3%),
rate is requested (98.3%). When treating moderate cases of
sospecha de cefalea secundaria (86,7%), modificaciones clínicas de migraines, 51.7% prescribed paracetamol and 40% non-steroi-
la cefalea (76,7%), y resistencia al tratamiento (75%). dal anti-inflammatory drugs; in moderate-severe cases 46.6%
Conclusiones: Se observa un elevado consenso entre los facultati- prescribed triptans and 40% non-steroidal anti-inflammatory
vos en la manera de abordar al paciente con migraña, sobre todo en drugs; 81.7% would recommend prophylactic treatment in cases
la utilización de medios complementarios y en la indicación de trata- with two episodes per week.
miento profiláctico. Tendencia a la excesiva utilización del paraceta- Regarding referrals to a neurologist, greater relevance is gi-
mol en las crisis leves y de triptanes para las moderadas-severas. Los ven to the presence of abnormal neurological signs (88.3%),
criterios para la derivación al especialista resultan apropiados. suspicions of secondary cephalea (86.7%), clinical changes
Palabras clave: Migraña. Práctica clínica. Atención Primaria. in the cephalea (76.7%), and non-response to treatment
(75%).
Conclusions: A high degree of consensus is found among pro-
fessionals regarding how to approach treating patients with mi-
Correspondencia: Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria de Córdo- graines, especially in the use of complementary therapies and
ba. Hospital Regional Universitario Reina Sofía. C/ Doctor Blanco Soler, s/ recommendations on prophylactic interventions. A tendency
n. 14004. Córdoba. Correo electrónico: [email protected] exists to use paracetamol excessively in less severe cases and
Teléfono: 957-012543␣ •␣ Fax: 957-012504 serotonin agonists in moderate-severe ones. The criteria for
Recibido el 03-07-2001: aceptado para su publicación el 13-11-2001. referral to a specialist are appropriate.
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 9-14 Key words: Migraines. Clinical Practice. Primary Care.
9
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
10
Torre Lozano EJ, et al. - ¿HACEMOS UN MANEJO ADECUADO DE LA MIGRAÑA EN ATENCIÓN PRIMARIA?
características que presenta el dolor de cabeza (91,7) tratamiento de las crisis migrañosas moderadas o seve-
(Figura 1). ras, 28 facultativos (46,7%) utilizan los triptanes, y el 40%
los AINES (Figura 3).
Otros Metamizol
Síntomas vegetativos 8% 3%
0% AINE
Otros Localización del dolor 40%
3% 5%
Características
cefalea
92% Triptanes Paracetamol
47% 2%
Figura 1. Prioridad a la hora del diagnóstico clínico Figura 3. Tratamiento agudo de migraña moderada - severa
0 20 40 60 80 100
SI NO
11
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
no aclaradas serían 46 (76,7%) los que derivarían. El 25% En cuanto a la derivación al especialista, se comprue-
de los facultativos remitirían al paciente si este se lo pi- ba que en un elevado porcentaje de profesionales de
diera expresamente. atención primaria efectúan remisiones adecuadas según
todos los protocolos, y se tenían las ideas muy bien es-
tablecidas.
Discusión
En conclusión, se comprueba con nuestro estudio que los
Hemos comprobado en nuestro trabajo que el promedio médicos de atención primaria parecen tener los concep-
de consultas a la semana por problemas de migraña, tos claros en relación a la migraña, tanto en su diagnós-
atendidas por el médico de atención primaria, suelen es- tico como de su manejo. Se encuentra mayor discrepan-
tar en torno a 2,66, resultado similar al de otros estu- cia entre las conductas expresadas en el estudio y la bi-
dios␣ 1,10. bliografía en relación al tratamiento de las crisis agudas.
En el caso del diagnóstico clínico comprobamos que hay Las pérdidas existentes en el estudio no han sido mayo-
uniformidad de criterios. No hay datos de anamnesis que res que en otros trabajos en los que se colabora con fa-
destaquen en estudios realizados␣ 10,12 o protocolos ela- cultativos debido probablemente a la falta de tiempo y/o
borados␣ 13,14,15,16, sino que son un conjunto de ellos los a la baja motivación␣ 21,22,23. Pensamos que nuestro tra-
que nos llevan a su diagnóstico. Sin embargo, en este bajo pensamos aporta resultados interesantes pero que,
estudio destaca como factor más importante en el diag- debido a su tamaño muestral, la validez externa se ve
nóstico de migraña las características del dolor de cabe- reducida, por lo que sería conveniente realizar otros es-
za. Sí hemos comprobado en el estudio, con las limitacio- tudios que permieteran corroborar o no nuestros resulta-
nes que cuenta, que no se precisan exploraciones com- dos, y para continuar indagando los conocimientos y las
plementarias para llegar al diagnóstico de migraña obte- pautas de actuación de los médicos de atención primaria
niendo porcentajes en tal sentido que van del 80% al sobre una patología tan prevalente y que presenta una
95%. Es un tema en el que se está de acuerdo en toda implicación socioeconómica tan importante.
la bibliografía en cuanto que el diagnóstico debe ser a tra-
En resumen, las conclusiones a las que hemos llegado en
vés de la entrevista clínica, pues no existe ninguna prue-
este trabajo son:
ba diagnóstica de certeza ␣ 13,14,15,17.
•␣ Unanimidad entre los facultativos de etención prima-
Existe consenso en que el tratamiento de la crisis agudas
ria a la hora de no utilizar métodos complementarios para
se debe realizar en función de la gravedad. Pues bien, se
determinar el diagnóstico de migraña.
aprecia en este trabajo que en las de tipo leve el trata-
miento más elegido de primera intención son los analgé- •␣ Acuerdo con las indicaciones de realizar tratamien-
sicos simples tipo paracetamol, y en segundo lugar los to profiláctico.
AINES, que quizás␣ 11,13,18,19 sea mucho más eficaz que •␣ Excesiva utilización de paracetamol en el tratamiento
el primero ya que que se trata de un analgésico frecuen- de las crisis agudas leves, y de triptanes para las mode-
temente implicado en la cefalea por abuso de analgési- radas o severas.
cos. Para el tratamiento de las crisis moderadas o seve-
•␣ Apropiado manejo de las indicaciones de derivación
ras, los facultativos encuestado optan indistintamente
del paciente al especialista.
porlos triptanes y los AINES. En este tipo de crisis mayo-
res, la mayoría de autores se decantan por los AINES y
si son muy intensas por los triptanes␣ 11,13,14,15,18,19 por lo Bibliografía
que se aprecia cierta tendencia a utilizar triptanes con 1. Lipton RB, Solomon S, Sheftell FD. Medical consultation for migra-
demasiada asiduidad en el estudio realizado pero por la ine results from the American Associaton for the Study of Heada-
igualdad de los resultados probablemente ha podido in- che Gallup Survey Poster Presentation, 37 th Annual Scientific
ducir a cierta confusión el incluir ambas categorías juntas Meeting; 1995. June 23 – 25; Boston.
2. Láinez JM, Vioque J, Hernández Y, Titus F. Prevalence of migrai-
y hubiera sido más adecuado analizarlas por separado. ne in Spain. An assesment of the questionnire’s validity by clinical
En los supuestos que estuvimos proponiendo en el cues- interview. En: Olesen J, ed. Headache: classification and epidemio-
tionario referentes al tratamiento profiláctico de la migra- logy. New York: Raven Press, 1994: p. 221-225.
3. Lipton RB, Stewart WF. Impact of migraine. En: Cady RK, Fox AW,
ña para disminuir la frecuencia de episodios y la intensi- eds. Treating the headache patient. New York: Marcel Dekker,
dad de los mismos, observamos que esta se adecuaba 1995: p. 61-73.
mucho la indicación de su utilización, salvo quizás si exis- 4. Osterhaus JT, Gutterman DL, Placheetka JR. Healthcare resour-
ce and lost labor costs of migraine headache in the U. S. Pharma-
tieran episodios muy intensos en la que pocos tratarían
col Economics 1992; 2: 67 – 76.
y según muchos autores estaría indicado␣ 15,16,20, pero no 5. Stang PE, Osterhaus JT. Impact of migraine in the United States: data
está tan protocolizado en este sentido. from the National Health Interiew Survey. Headache 1993; 33: 29 – 35.
12
Torre Lozano EJ, et al. - ¿HACEMOS UN MANEJO ADECUADO DE LA MIGRAÑA EN ATENCIÓN PRIMARIA?
6. Láinez Andrés JM. Migraña y calidad de vida. Neurología 1998; 13 16. Leira R, Díez Tejedor E, Láinez JM, Pascual J. Actitud diagnósti-
(Supl 2): 1-8. ca y terapéutica en la cefalea. Recomendaciones 1999. Grupo de
7. Prevalence of chronic migraine headache: United States. 1980 – estudio de Cefaleas de la SEN.
1989. MMWR 1991; 40:331. 17. Goadsby PJ, Olesen J. Diagnosis and management of migraine.
8. Lipton RB, Stewart WF. Medical consultation for migraine. Neuro- BMJ 1996; 312: 1279 – 1284.
logy 1994; 44 (supl 2): 199. 18. Pryse – Phillips WEM, Dodick DW, Edmeans JG, Gawel MJ, Nel-
9. Stang PE, Osterhaus JT, Celentano DD. Patterns of health care son RF, Purdy RA et al. Guidelines for the diagnosis and manage-
use. Neurology 1994; 44 (supl 4): 47. ment of migraine in clinical practice. Can Med Assoc J 1997; 156:
10. Leira R, Láinez JM, Pascual J, Díez Tejedor E, Morales F, Titus F, 1273 – 1287.
Alberca R, García de Polavieja J. Spanish study of quality of life 19. Pryse – Phillips WEM, Dodick DW, Edmeans JG, Gawel MJ, Nelson
in migraine (I). Profile of the patient with migraine attending neu- RF, Purdy RA et al. Guidelines for the diagnosis and management
rology clinics. Neurología 1998; 13: 287 – 291. of migraine in clinical practice. Can Med Assoc J 1998; 159: 47 – 54.
11. Pascual J, Leira R, Láinez JM, Alberca R, Titus F, Morales F, Díez 20. López – Pousa S, Grau – Veciana JM, Alberca Serrano R, Gómez
tejedor E, García de Polavieja J. Spanish study of quality of life in – Aranda F. Módulo “Década del Cerebro”: La migraña. Curso de
migraine (II). Profile of medication consumption and subjetive effi- actualización de Neurología. Fundación Promedic – Promoción
cacy. Neurología 1999; 14: 204 – 209. Médica. 2000.
12. Zarranz JJ, Sánchez Menayo JJ, Hurtado Urquidi P, Pascual J, 21. Rodríguez E, Espí F, Canteras M, Gómez A. Aproximación a los
Titus F. Cefaleas. Jano, 1998; 55. conocimientos de los médicos de atención primaria sobre el con-
13. Calero Muñoz S, Tranche Iparraguirre S, Martínez Eizaguirre JM, sumo excesivo de alcohol y problemas relacionados. Semergen
García Fernández ML, Copetti Fanlo S, Castillo Obeso J, et al. 2001; 27: 5-13.
Cefaleas. Protocolo. Formación Médica Continuada 1999; 6. 22. Martínez G, Saperas E, Benavent J, Mearin F, Piñol JC, Barenys
14. Castillo Obeso J, Calero Muñoz S, García Fernández ML, Mar- M, et al. Actitud de los médicos de atención primaria del área me-
tínez Eizaguirre JM, Tranche Iparraguirre S, Viciana – Ortiz de tropolitana de Barcelona frente al diagnóstico y tratamiento de la
Galisteo E. Grupo de trabajo de Cefaleas de la semFYC. Re- infección por Helicobacter Pylori en enfermedades gastroduode-
comendaciones de la semFYC n.º 12. Cefaleas. Barcelona: Edi- nales. Gastroenterología y Hepatología 1998; 21: 473-478.
De, 1999. 23. Vilarasau J, Martín-Baranera, Oliva G. Encuesta sobre la valora-
15. Delgado López F, Girón Úbeda JM, Muñoz Málaga A, Rodríguez ción preoperatoria en los centros quirúrgicos catalanes (I). ¿Cúal
Fernández, Sáenz Aguilar S, Vila Dupló MJ. La migraña en aten- es la práctica preoperatoria? Revista Española de Anestesiología
ción primaria: revisión y actualización 2000; 26: 248 – 252. y Reanimación 2001; 48: 4-10.
ANEXO I
HOJA DE RECOGIDA DE DATOS
Introducción
La migraña es la cefalea primaria de mayor repercusión social y económica por su alta prevalencia e incidencia de crisis incapacitantes. Es por ello
por lo que los esfuerzos encaminados a un mejor tratamiento y diagnóstico de la misma deberán, con toda probabilidad, ser muy rentables desde el
punto de vista social y económico.
3. ¿ A qué da más prioridad a la hora del diagnóstico de migraña? (elija la que considera más relevante)
❍␣ síntomas vegetativos
❍␣ localización
❍␣ características del dolor
❍␣ otras (en su caso señale cuales):_______
4. Ante un paciente con sospecha de migraña ¿a qué da mas importancia en la exploración clínica neurológica?
❍␣ exploración de pares craneales
❍␣ fondo de ojo
❍␣ exploración de fuerza, reflejos y sensibilidad
❍␣ exploración de la marcha y de la estática
❍␣ otras (en su caso señale cuales):___________
13
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
5. Exploraciones complementarias. Señale cuál y en qué casos las suele solicitar. Por favor, marque con una “x” la que proceda:
Sinusitis
Migraña
Arteritis de la temporal
7. En qué casos realiza prescripción de tratamiento profiláctico (puede contestar más de una opción)
❍␣ dos episodios mensuales
❍␣ crisis intensas
❍␣ migraña con aura
❍␣ fallo del tratamiento agudo
❍␣ dos episodios semanales
❍␣ un episodio ocasional
❍␣ Otras (especificar): _______
14
Torre Lozano EJ, et al. - CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN QUE PRECISA EL USO DE ACCESORIOS PARA LA INCONTINENCIA URINARIA EN …
ORIGINAL
Objetivos: Conocer las características de la población con in- CHARACTERISTICS OF PATIENTS IN AN URBAN HEALTH
continencia urinaria (IU) atendida en atención primaria, que pre- CENTER WHO NEED TO USE DEVICES FOR URINARY IN-
cisa de la utilización de absorbentes. Conocer las medidas to- CONTINENCE
madas y la adecuación de las mismas.
Diseño: Estudio observacional descriptivo. Goals: To discover the characteristics of patients with urinary
incontinence (UI) treated at the primary care level and who need
Ámbito o emplazamiento: Centro de Salud de Occidente de
Córdoba. to use absorbent products. To learn about the measures emplo-
yed and their appropriateness.
Sujetos: Se incluyeron 72 pacientes con IU registrados en di-
cho Centro de Salud con medidas absorbentes durante un año. Methodology: Descriptive, observational study.
Mediciones: Mediante entrevista telefónica o personal al paciente Setting: “Occidente” Health Center in Cordoba.
o cuidador, se obtuvo información sobre variables socio-demográ- Sample: 72 patients with UI, registered in the aforementioned
ficas, tipo y severidad de IU, y de los diferentes accesorios utiliza- Health Center, who had been using absorbent products for one
dos. Se llevó a cabo un análisis estadístico uni-bivariado (p<0,05). year.
Resultados: La encuesta fue realizada al 80,5% de los pacien- Interventions: Telephone interviews were used to obtain informa-
tes (62% al cuidador). El 74,1% eran mujeres con una mediana tion from the patient or caregiver on socio-demographic variables,
de edad de 77,5 años (límites: 11-99). El 91,4% vive en domici- the type of UI and its severity, and the kinds of accessories used.
lio particular y el 8,6% en residencia. El 38% hace una vida cama- A uni-bivariant statistical analysis was done ( (p<0.5).
sillón, y el 22,4% deambula pero sin poder salir de casa. Las en-
fermedades asociadas más frecuentes eran: Insuficiencia cardia- Results: 80.5% of the interviews done were with the patients
ca congestiva (17,2%), Parkinson (8,6%), accidentes cerebrovas- (62% to the caregiver). 74.1% were women whose average age
culares (25,9%), deterioro cognitivo (15,5%), el 19% presentaba was 77.5 (limits: 11-99).
parálisis cerebral, y el 48,3% tenía antecedentes de ITU. La IU 91.4% lived at home and 8.6% resided in a nursing home. 38%
tuvo un inicio gradual en el 58,6%, intensidad moderada (55,2%), had a bed to chair lifestyle and 22.4% could walk, but not out-
y posteriormente severa (56,9%). El tipo de IU más frecuente fue side the home The most frequently associated diseases were:
la funcional (48,3%), seguida de la de esfuerzo (20,7%). Las pro- cardiac insufficiency (17.2%), Parkinson’s disease (8.6%),
tecciones son utilizadas en IU moderadas (p = 0,01). Se obser- strokes (25.9%), cognitive deficit (15.5%), 19% suffered cerebral
va una tendencia a usar más pañales en IU severas (p = 0,06), palsy, and 48.3% had a prior history of s urinary tract infection.
y de pañales rectangulares en IU no funcionales (p = 0,019).
Onset of UI was gradual in 58.6% of the cases, of moderate in-
Conclusiones: Los pacientes incontinentes son mujeres mayo- tensity (55.2%), and later on, severe (56.9%). The most frequent
res que ven reducida su calidad de vida, al presentar además type of UI was functional (48.3%), followed by stress incontinen-
una elevada co-morbilidad. Predominio de IU funcional gradual ce (20.7%). Protection devices were used in moderate cases of
y severa. La utilización de protecciones se corresponde con la UI (p = 0.01). A tendency was found toward the use of diapers
intensidad de la IU. in more severe cases (p = 0.06) and absorbent pads in non-func-
Palabras clave: Incontinencia urinaria. Absorbentes. Atención tional cases of UI (p = 0.019).
Primaria.
Conclusions: The incontinent patients are older women who
find their quality of life eroded and who, in addition, have a high
degree of comorbidity. Gradual functional and severe UI predo-
Correspondencia: C/ Doctor Blanco Soler, 4. 14004. Córdoba. Correo electróni- minate. The use of protective devices corresponds to the inten-
ca: [email protected]
Teléfono: 957-012544 • Fax: 957-012504
sity of the UI.
Recibido el 03-07-2001; aceptado para su publicación el 12-11-2001 Key words: Urinary incontinence. Absorbent products. Prima-
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 15-23 ry care.
15
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
16
Torre Lozano EJ, et al. - CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN QUE PRECISA EL USO DE ACCESORIOS PARA LA INCONTINENCIA URINARIA EN …
camente significativas para un p<0,05. Se ha empleado para el estu- derada en 22 (38,6%), y leve en 2 (3,5%).Sin embargo,
dio estadístico la prueba de t de Student para comparar dos medias al comenzar la enfermedad fue moderada o incapacitan-
para muestras independientes, y la __ para la comparación de propor-
ciones.
te sin ayuda de accesorios en el 55,2%, abundante inca-
pacitando con ayuda de accesorios en 16 casos (27,6%),
y leve sin incapacitación en 9 (15,5%).
Resultados
El 48,3% de la IU eran de tipo funcional, seguidas de las
Se estudiaron un total de 58 enfermos (tasa de respues- de esfuerzo (20,7%), las de urgencia (13,8%), 6 eran mix-
ta = 80,5%). Los pacientes a los que no se les pasó la tas o combinación de urgencia y esfuerzo, y el 6,9% de
encuesta se debió a la falta de colaboración o a la no lo- rebosamiento.
calización de los mismos. El 37,9% eran pacientes, y en Los accesorios utilizados fueron: los absorbentes (81%),
el 62,1%, la entrevista se le realizó a los cuidadores fundas de cama (44,8%), compresas (17,2%), paños
(62,1%). El 74,1% eran mujeres. La media de edad era (12,1%), colectores (8,6%), y sonda uretral el 5,2%.
de 70 años (mediana=77,5 años; límites: 11-99 años; des-
En cuanto a los tipos de pañales, los más utilizados eran
viación estándar –DE-: 21,6; Intervalos de confianza al
los anatómicos (tanto el de día -43,1%- como el de no-
95%: 64,3-75,7;). El 91,4% viven en el domicilio familiar,
che -32,8%-), aunque otros como el rectangular
y el 8,6% en una residencia.
(22,4%), y el elástico mediano (17,2%) y grande
En cuanto a la autonomía de los pacientes, el 37,9% está (10,3%), o incluso las protecciones (17,2%) fueron igual-
limitada su vida a traslados cama-sillón y el 22,4% deam- mente empleados.
bulan pero sólo por la casa (Figura 1).
Comparamos el grado de IU con el uso o no de protec-
ciones (compresas, salva-slip). Se apreció que en IU
Encamados
moderadas, el 36,4% utilizó protecciones y los incon-
Vida social 9% tinentes severos las utilizaron el 6,1% (p = 0,01; __ =
22%
93,9
100
90
80
63,6
Sale calle Vida cama/sillón 70
restringido Deambula en casa 38%
9% 60
22%
50 36,4
Figura 1. Grado de autonomía de los pacientes con IU con absor- 40
bentes (n␣ =␣ 58) 30
20 6,1
Las enfermedades que más frecuentemente presentan 10
estos pacientes son la hipertensión arterial (39,7%), la 0
diabetes mellitus (31%), alteraciones vasculares (25,9%), PROTECCIONES NO PROTECCIONES
insuficiencia cardiaca congestiva (17,2%), cardiopatía is-
quémica (17,2%), deterioro cognitivo (15,5%), parálisis Moderada Severo
cerebral (19%), y Parkinson (8,6%).
P = 0,01;␣ ␣ ␣ ␣ ␣ ␣ ␣ χ2 = 6,2
Por lo que respecta a la historia ginecológica, 12 (27,9%),
tienen antecedentes de cirugía, y 37 (86%) se encuentran Figura 2. Grado de IU frente al uso o no de protecciones
en situación de menopausia o postmenopausia. Ocho pa-
cientes presentaban antecedentes de patología renal
(13,8%), destacando las infecciones de orina en los dos 6,2) (Figura 2). En este sentido comprobamos como
últimos años (48,3%). este tipo de accesorio se utilizó fundamentalmente en
La forma de instauración de la IU al inicio fue de forma IU moderadas con diferencias estadísticamente signi-
gradual en 34 casos (58,6%) frente al 41,4% que lo hizo ficativas.
de forma brusca. En cuanto a la intensidad de la IU en el También comparamos el grado de IU con el uso o no de
momento de entrevistarles, era severa en el 57,9%, mo- absorbentes y se observó una tendencia en IU severas
17
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
18
Torre Lozano EJ, et al. - CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN QUE PRECISA EL USO DE ACCESORIOS PARA LA INCONTINENCIA URINARIA EN …
en IU severas, pero ésta no llegó a ser estadísticamente 5. O´Brien J. Evaluating primary care interventions for incontinence.
Nurs Stand 1996, 10:40-43.
significativa, probablemente por el limitado tamaño de la 6. Hu TW. Impact of urinary incontinence on health care costs. J Am
muestra de nuestra serie. Por el contrario se apreció que Geriatr Soc 1994, 38: 292-295.
el uso de protecciones, o sea, compresas o salva-slip, se 7. Instituto Nacional de Salud. Subdirección General de Coordinación
adecuó al grado de intensidad de IU, pues se utilizaron Administrativa. Indicadores de la prestación farmacéutica en el
Sistema Nacional de Salud. Madrid; 1996.
fundamentalmente en las de tipo moderado. 8. Hu TW. Impact of urinary incontinence on health-care cost. J Am
Hemos encontrado dificultades a la hora de homogenei- Geriatr Soc 1990; 38: 292-295.
9. Newman DK. How much society pays for urinary incontinence.
zar la edad pues cubría un amplio abanico de edades los
Ostomy Wound Management 1997; 43: 18-25.
pacientes incluidos en el trabajo y eso podía influir a la 10. Brocklehurst JC. Professional and public education about inconti-
hora de la obtención de los resultados. Tuvimos, como ya nence. A British experience. J Am Geriatr Soc 1990, 38: 384-386.
hemos comentado, algunas dificultades en abarcar a to- 11. Martínez F, Fouz C, Gil P, Téllez M. Incontinencia urinaria: una vi-
sión desde Atención Primaria. MEDIFAM 2001; 11: 55-64.
dos los pacientes, pues algunos se negaron a contestar 12. Regalado P, Valero C, González – Montalvo JI, Salgado A. Las escalas
al cuestionario, posiblemente por reticencias ante la po- de la Cruz Roja veinticinco años después: estudio de su validez en un
sibilidad de retirarles los absorbentes, o a la no localiza- servicio de geriatría. Rev Esp Geriatr Gerontol 1997; 32: 93 – 99.
ción de los mismos por cambio de domicilio u otros moti- 13. Jolleys JV. Reported prevalence of urinary incontinence in women
in a general practice. BMJ 1988; 296: 1300-1302.
vos desconocidos por nosotros. 14. Seim A, Sandvik H, Hermstad R, Hunskaar S. Female urinary in-
Creemos que, como ya hemos visto en algunos artículos continence consultation behaviour and patient experiences: an
revisados␣ 9, la situación de la IU es un problema bastan- epidemiological survey in a Norweigan community. Family Practi-
ce 1995; 12: 18-21.
te desconocido por los facultativos y que pasa bastante 15. Lee KS, Chan CJ, Merriman A, Tan EC, Osborn V. Clinical profile
desapercibido si no se indaga o no se le presta la nece- of elderly UI in Singapore: a community basad study. Ann Acad
saria atención en la práctica clínica.. Med Singapore 1991; 20: 736-739.
16. Burgio KL, Matthewus KA, Engel BT. Prevalence, incidence and
Por todo ello llegamos a las siguientes conclusiones: correlates of urinary incontinence in healthy, middle-agged women.
- El perfil de los pacientes con IU que usan absorventes J Urol 1991; 146: 1255-1259.
17. Herzog AR, Diokno AC, Brown MB, Normolle DP, Brock BM. Two-
sería el de mujeres mayores con una calidad de vida re- year incidence, remission, and change patterns of urinary incontinen-
ducida, con alto grado de dependencia familiar y con ele- ce in noninstitutionalized older adults. J Gerontol 1990; 45: 67-74.
vada comorbilidad. 18. Gavira FJ, Carida JM, Pérez del Molino J, Ocerín J, Valderrama
E, López M et al. Uso de accesorios para incontinencia urinaria en
- La IU suele ser funcional de inicio gradual acabando de los ancianos de la Zona Básica de Salud de Cabra (Córdoba). Aten
forma severa. Primaria 2000; 25: 88-95.
19. Hellström L. Urinary incontinence and the use of incontinence aids
- El uso de protecciones se corresponde con la intensidad in the elderly-elderly (tesis doctoral). Gothenburg: Gothenburg
de la IU. University, 1994.
20. Brocklehurst JC. Urinary incontinence in the community-analysis
Sería necesario, a nuestro juicio, realizar más estudios of a MORI poll. BMJ 1993; 306: 832-834.
para observar la correcta adecuación del uso de pañales 21. O’Brien J, Austin M, Sheti P, O’Boyle P. Urinary incontinence: pre-
en función del grado de severidad. valence, need and treatment and effectiveness of intervention by
nurse. BMJ 1991; 303: 1308-1312.
22. Sandvik H, Hunskaar S. Incontinence pads-prevalence of use and
Bibliografía individual consumption. Scand J Soc Med 1993; 21: 120-121.
23. Molander U. Urinary incontinence and related urogenital symptoms
1. Ouslander JG. Geriatric urinary incontinence. Dis Mon 1992; 38: in elderly women (tesis doctoral). Gothenburg: Gothenburg Univer-
65 – 149. sity, 1992.
2. Cardozo, Linda; Staskin, David; Kirby, Michael. La incontinencia 24. Martínez Saura F, Fouz López C, Gil Díaz P, Téllez Martínez –
urinaria en asistencia primaria. Reino Unido 2000; 1. Fornés. Incontinencia urinaria: una visión desde Atención Prima-
3. Norton C. Increasing incontinence awereness. J Comm Nurs 1994; ria. MEDIFAM 2001; 11: 55 – 64.
2: 8-12. 25. Shirran E, Brazzelli M. Absorbent products for the containment of
4. A. Gallup. Survey of 1423 women aged 16 to 54 (CQ 4229/A). Lon- urinary and/or faecal incontinence in adults (Cochrane Review). In:
don 1994; 1. The Cochrane Library, Issue 2, 2000. Oxford: Update Software.
19
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
ANEXO I
HOJA DE RECOGIDA DE DATOS
1. Datos biodemográficos.
— Edad: ___________ años.
— Sexo:
❑␣ Hombre
❑␣ Mujer
— Comunidad donde vive:
❑␣ Familiar
❑␣ Institución
— Grado de autonomía:
❑␣ Encamado
❑␣ Vida cama/sillón
❑␣ Deambula pero enclaustrado en casa
❑␣ Sale a la calle pero restringe vida social
❑␣ Vida social sin restricciones
— Realización del cuestionario a:
❑␣ Paciente
❑␣ Cuidador
— Modo de realización:
❑␣ Presencia
❑␣ Teleléfono
2. Enfermedades concomitantes.
Diabetes
HTA
EPOC
Cardiopatía:
- ICC
- C. isquémica
Patología SNC:
- Parkinson
- Alt. vascular
- Det. Cognitiv
Depresión
Ansiedad/insomnio
Pat. Psiquiátrica
Parálisis cerebral
Retraso mental
Otros:__________
3. Historial ginecológico.
— Embarazos a término (número): ____________
— Cirugía ginecológica:
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Estado ginecológico actual:
❑␣ Menstruación
❑␣ Síndrome climatérico
❑␣ Menopausia/postmenopausia
20
Torre Lozano EJ, et al. - CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN QUE PRECISA EL USO DE ACCESORIOS PARA LA INCONTINENCIA URINARIA EN …
4. Historial urológico.
— Patología renal:
❑␣ Sí (especificar:_______________)
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— ¿Está en tratamiento actualmente?
❑␣ Sí (especificar: _________________)
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Infecciones urinarias previas:
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
5. Diagnóstico.
— Tipo de IU:
❑␣ Esfuerzo
❑␣ Urgencia
❑␣ Rebosamiento
❑␣ Funcional
6. IU de esfuerzo.
— ¿Tiene sensación de peso en la zona genital?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Al subir o bajar las escaleras, ¿se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Cuando ríe, ¿se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Cuando estornuda, ¿se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Cuando tose, ¿se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
7. IU de urgencia.
— Si está en la calle y tiene ganas de orinar, ¿entra en un bar y si el servicio está ocupado se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Cuando abre la puerta de casa, ¿ha de correr al servicio y alguna vez se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Si oye el ruido de agua o pone las manos en agua fría, ¿tiene ganas de orinar?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Si tiene ganas de orinar, ¿tiene la sensación de que es urgente y ha de ir corriendo?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— Cuando sale del ascensor, ¿tiene que ir deprisa porque se le escapa la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
21
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
8. IU por rebosamiento.
— Cuando acaba de orinar, ¿tiene la sensación que tendría que continuar y no puede?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— ¿Tiene poca fuerza el chorro de la orina?
❑␣ Sí
❑␣ No
❑␣ NS/NC
— ¿Va a menudo al servicio?
❑␣ Sí
❑␣ NO
❑␣ NS/NC
9. Graduación de la incontinencia.
— Severidad de IU:
➢␣ Frecuencia de pérdida urinaria:
❑␣ Menos de una vez al mes (1)
❑␣ Una o varias veces al mes (2)
❑␣ Una o varias veces semana (3)
❑␣ Cada día y/o cada noche (4)
➢␣ Cantidad urinaria que pierde:
❑␣ Gotas o poca (1)
❑␣ Mucha (2)
➢␣ Frecuencia x cantidad:
❑␣ Ligera (0-2)
❑␣ Moderada (3-4)
❑␣ Severa (6-8)
22
Pérez Fuentes M.ª F, et al. - ADECUACIÓN DEL TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO EN POBLACIÓN ANCIANA POLIMEDICADA
ORIGINAL
Objetivo: Conocer las características y adecuación del trata- TO STUDY THE CHARACTERISTICS AND APPROPRIA-
miento farmacológico en pacientes ancianos polimedicados de TENESS OF DRUG TREATMENT IN A HEALTH CENTER
un centro de salud. OF ELDERLY PATIENTS RECEIVING MULTIPLE MEDI-
Diseño: Estudio descriptivo transversal. CATION
Emplazamiento: Atención primaria.
Methodology: Cross sectional descriptive study.
Sujetos y métodos: 72 pacientes polimedicados mayores de 65
años, seleccionados por cada médico de los siete participantes, Setting: Primary care.
mediante el método de búsqueda oportunista; se cumplimentó Population and Sample: 72 patients over age 65 recei-
una hoja de registro que resumiera los datos esenciales de su
ving multiple medications were selected by seven partici-
historia clínica.
pating doctors using the opportunistic search method. A
Intervención: Se valoró la adecuación del tratamiento por cinco registration sheet was filled out that summarized basic
profesionales que aplicaron ocho criterios de evaluación seleccio-
data from their clinical history.
nados de la bibliografía: diagnóstico y tratamiento, interacciones
entre medicamentos sin justificación clínica y con justificación clí- Intervention: The treatment’s adequacy was assessed by
nica, interacciones medicamento enfermedad sin justificación clí- five professionals who applied eight evaluation criteria se-
nica y con justificación clínica, número de dosis incorrectas, nú- lected from the bibliography: diagnosis and treatment, in-
mero de fármacos de valor intrínseco no elevado (VINE) por pa- teractions among clinically justifiable and non-justifiable
ciente, número de redundancias medicamentosas por paciente. drugs, clinically justified and non-justified drug-disease
Resultados: La edad promedio fue de 74,4 años (EE 0.9), las interactions, number of incorrect doses, number of drugs
enfermedades más frecuentes asociadas fueron: hipertensión with low intrinsic value per patient, number of repeated
arterial no complicada, diabetes mellitus tipo 2, obesidad, car- drugs per patient.
diopatía isquémica, EPOC. El número de pacientes con al me-
nos un fármaco no indicado fue de 34 (47 %)(EE 0.058); pre- Results: The average age was 74.4 (EE 0.9), the most
sentaron interacciones medicamentosas justificadas 43 (59%) frequently associated diseases were: non-complicated
(EE 0.057); con al menos un fármaco de valor intrínseco no ele- high blood pressure, Type II Diabetes Mellitus, obesity, is-
vado (VINE) 38 (52,7 %) (EE 0.058) y las redundancias de me- chemic cardiopathy, COPD. The number of patients who
dicamentos innecesarios estuvieron presentes en 9 pacientes receive at least one non-indicated drug was 34 (47 %)(EE
(12,5 %) (EE 0.038). 0.058); 43 of them (59%) showed justifiable drug inte-
Conclusiones: El uso de medicamentos sin una indicación cla- ractions (EE 0.057); with at least one drug with low intrin-
ra es alto, un 47 % de pacientes están consumiendo al menos sic value* 38 showed such a reaction (52.7 %) (EE
un medicamento sin indicación. La prescripción de VINE es alta. 0.058); and with unnecessarily repeated drugs, justifiable
Palabras clave: Polifarmacia, anciano, adecuación prescripción far- drug interactions appeared in nine patients (12.5 %) (EE
macológica. 0.038).
Conclusions: There is a high use of drugs lacking a clear
indication; 47% of the patients are receiving at least one
Correspondencia: Pérez Fuentes M.ª Francisca. C/ Paseo de Linarejos, 4, 6.º F.
23700 Linares (Jaén). Correo electrónico: [email protected].
non-indicated drug. The prescription of drugs with low in-
Teléfono: 953 699 764
trinsic value is high.
Recibido el 30-08-2001; aceptado para su publicación el 12-11-2001 Key words: polypharmacy, elderly, medication appropria-
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 23-28 teness.
23
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Introducción nica del paciente polimedicado seleccionado. El periodo del estudio fue
de 6 meses (desde 1-1-2000 al 30-6-2000). Se entregó a cada profesio-
Existe un interés creciente por el consumo de fármacos nal información detallada de la definición de polimedicado en ancia-
en las sociedades desarrolladas. Son las personas ma- nos␣ 3,17,18: paciente de edad mayor o igual a 65 años, que toma 5 o más
medicamentos durante un periodo mayor o igual a 6 meses. Se incluye-
yores de 65 años el grupo de mayor importancia, ya que ron entre los fármacos colirios, que aunque sean varios se contabilizaron
siendo el 10-13 % de la población suponen el consumo como uno, parches transdérmicos, inhaladores, tanto aerosoles bucales
del 25-50 % de los fármacos prescritos. La polimedicación como inhaladores nasales e insulina que contabilizó como un solo fárma-
en el anciano es un hecho constatado por diversos estu- co. No se incluyeron cremas, pomadas, ungüentos y lociones. Las aso-
dios␣ 1,2,8,10; que se explica porque con el paso de los años ciaciones de varios principios activos en un solo medicamento se conta-
bilizaron en el número de principios activos que incluía.
se van acumulando las enfermedades y los pseudodiag- Tras revisar en la bibliografía diversos métodos para evaluar la adecua-
nósticos. La mayoría son enfermedades crónicas asocia- ción del tratamiento, seleccionamos ocho criterios␣ 4,12,17,18 que se de-
das al envejecimiento de la población, sumándose tam- finieron así:
bién en esta franja de edad una larga lista de síntomas 1- Diagnóstico y tratamiento. El criterio se cumple si figuran en la his-
o signos que no son fáciles de clasificar en “entidades de toria clínica los diagnósticos relacionados con los tratamientos prescri-
tos (no se puede justificar prescripción sin diagnóstico).
libro”, pero que exigen ser aliviados en una sociedad en 2- Interacciones e incompatibilidades entre medicamentos con justifica-
la que el principio de la ascética está olvidado; y a los ción clínica. Se valoraron mediante guía de Ivan H Stockley.Drug
cuales se suele enfrentar una larga lista de medicamen- interaction.Fifht edition. Published by the Pharmaceutical Press 1999.
tos, muchos de los cuales son consecuencia de una au- 3- Interacciones e incompatibilidades entre medicamentos sin justifica-
tomedicación␣ 2,3,4. ción clínica. Se valoraron mediante guía de Ivan H Stockley.Drug
interaction.Fifht edition. Published by the Pharmaceutical Press 1999.
Los factores comúnmente aceptados asociados al consu- 4- Interacciones medicamento enfermedad con justificación clínica. Tam-
mo de medicamentos son: la edad (mayor morbilidad cró- bién se valoraron mediante guía de interacciones Ivan H Stockley.Drug
nica y mayor uso de los servicios sanitarios), el sexo fe- interaction.Fifht edition. Published by the Pharmaceutical Press 1999.
5- Interacciones medicamento enfermedad sin justificación clínica. Tam-
menino (mayor uso de los servicios), la alta prevalencia
bién se valoraron mediante guía de interacciones Ivan H Stockley.Drug
de trastornos de salud mental (ansiedad y depresión) y la interaction.Fifht edition. Published by the Pharmaceutical Press 1999.
intervención de múltiples prescriptores␣ 5,6,16. La conse- 6- Número de dosis incorrectas por paciente. Se identifican tras el es-
cuencia de esto suele ser la acumulación de fármacos en tudio de la hoja de registro y su comparación con las características far-
el domicilio de los pacientes, al ser pocos los fármacos macodinamicas del medicamento en cuestión.
7- Número de fármacos de valor intrínseco no elevado (VINE) por pa-
que el anciano abandona definitivamente: los conserva,
ciente. Según registro y su comparación en el vademécum de la apli-
alterna, combina, añade las novedades que otros compa- cación informática TASS (Diciembre 2000)
ñeros de sufrimiento les recomiendan␣ 2,3,4 y lo más fre- 8- Número de redundancias medicamentosas por paciente. Se identifi-
cuente, suman las recomendaciones de varios médicos. can aquellos medicamentos que están presentes en el tratamiento con
distinto nombre pero con el mismo principio activo y la misma indicación.
El elevado consumo de fármacos en el anciano genera im- De los ocho criterios seleccionados, el primero era cumplimentado por
portantes problemas: aumento de reacciones adversas y de cada profesional médico participante y los siete restantes por la comi-
las interacciones entre fármacos, mayor incumplimiento te- sión de evaluación que estaba compuesta por tres médicos de familia,
rapéutico, (con elevado número de errores en la dosificación un médico internista y una farmacéutica. Se diseñó una base de datos
y seguimiento), siendo este factor uno de los más importan- en Microsoft Access y se realizó un análisis descriptivo de los mismos.
tes que suele comprometer el éxito del tratamiento.
Resultados
Con este trabajo nos planteamos conocer lo apropiado de
la indicación del tratamiento farmacológico en una mues- Se evaluaron un total de 72 pacientes polimedicados, de
tra de ancianos polimedicados de nuestra zona básica de los cuales 32 (44,44 %) eran mujeres y 40 (55,55 %) hom-
salud, analizando las enfermedades, las interacciones, las bres con una edad promedio de 74,4 años (EE 0.9). El
incompatibilidades y las contraindicaciones. índice de masa corporal fue mayor de 30 en 28 casos (39
%)(EE 0.057). Encontramos gran variabilidad en los pro-
blemas de salud: 83 enfermedades diferentes (según la
Sujetos y métodos clasificación CIE-9) de un total de 302, con una media de
El estudio se realizó en la Zona Básica de Salud (ZBS) Linares «C», que diagnósticos por paciente de 4,19. Las enfermedades
abarca a una población de 22.800 habitantes. Se trata de una población más frecuentes asociadas a la polimedicación, encontra-
mixta (rural-urbana), de nivel socioeconómico medio. Se seleccionaron, das en nuestro estudio fueron: hipertensión arterial no
mediante búsqueda oportunista, a 72 pacientes de 65 años o más perte- complicada, diabetes mellitus tipo 2, obesidad, cardiopa-
necientes a 7 cupos médicos de la mencionada zona básica integrados
tía isquémica, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Cróni-
en la unidad clínica, estos médicos participaron de forma voluntaria y con
un alto grado de motivación. Se pidió a cada médico la identificación de ca (EPOC) y de menor frecuencia la poliartrosis, el glau-
al menos 10 pacientes polimedicados, y la cumplimentación de una hoja coma, la depresión y la hipertrofia benigna de próstata.
de registro (Anexo 1) que resumiera los datos esenciales de la historia clí- (Tabla 2).
24
Pérez Fuentes M.ª F, et al. - ADECUACIÓN DEL TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO EN POBLACIÓN ANCIANA POLIMEDICADA
TABLA 3
RESULTADOS TEST DE MAI MODIFICADO
25
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
TABLA 1
TEST MAI (MEDICATION APPROPIATENESS INDEX)
ta en su domicilio o en el centro para averiguar estos apar- 2 , obesidad , cardiopatía isquémica, EPOC lo cual coin-
tados; y tampoco hemos utilizado el criterio que hace refe- cide con otros estudios␣ 1,7,12,16, aunque no existe tal co-
rencia a si el medicamento utilizado es la alternativa más incidencia en patología mental, donde cabría esperar una
barata existente en el mercado. más alta prevalencia, existiendo una elevada prescripción
Partimos de una muestra no representativa de la pobla- de benzodiazepinas y por el contrario una escasa pres-
ción anciana de nuestra zona, por lo que en nuestro es- cripción de fármacos antidepresivos.
tudio se ha podido producir un sesgo de selección, al ser En cuanto al número de interacciones predominan las
ésta hecha por cada médico mediante el método de bús- justificadas, tanto medicamento-medicamento como las
queda oportunista, durante su actividad diaria; lo que nos medicamento-enfermedad, ambas probablemente difíci-
puede llevar también a pensar en un posible sesgo debi- les de reducir, y que básicamente requerirán una espe-
do a la desigual práctica clínica de cada profesional. cial atención por su potencial riesgo␣ 9,11. Un apartado
La cumplimentación del primer criterio por parte de los pro- claro de mejora son las redundancias de medicamentos
pios profesionales prescriptores nos puede llevar a supo- innecesarios.
ner un posible sesgo de información , que consideramos Esta tipología de pacientes requiere por parte de los pro-
que no se ha producido o en tal caso habría sido mínimo, fesionales de atención primaria un alto grado de control
según refleja el hecho bastante llamativo de que se asocie y una vigilancia estrecha, ya que pensamos que el uso de
la polifarmacia con el uso de medicamentos sin una indi- polifarmacia aumenta el riesgo para inducir una prescrip-
cación clara, como nos demuestra que el 47 % de los pa- ción inadecuada␣ 4, siendo también en muchas ocasiones,
cientes están consumiendo al menos un medicamento sin su principal consecuencia. Creemos necesario la búsque-
indicación. Aunque pensamos que este dato puede expli- da y puesta en marcha de intervenciones correctoras para
carse parcialmente, por un infrarregistro en la historia clí- disminuir los riesgos de la polifarmacia, que se concretan
nica por parte del profesional, por lo que muchas de las en un aumento del número de enfermedades de un pa-
recomendaciones a los médicos prescriptores deben ir en ciente así como el empeoramiento de las ya presentes.
este sentido, mejora de la actualización de la hoja de pro- Medidas correctoras como conocer los pacientes polime-
blemas y diagnósticos en la historia clínica del paciente. dicados, revisiones periódicas de sus «bolsas de medica-
Los medicamentos más utilizados en los que no encontramos mentos”, revisiones por compañeros o por consultores
justificación son: sedantes tipo benzodiacepinas, analgésicos externos expertos.
y laxantes. Creemos junto con otros autores␣ 11,12,13,14,15 que Creemos que el estudio de la polifarmacia constituye un
este es un área de mejora con amplio margen, para reducir la campo novedoso e importante, que precisa de nuevos tra-
polifarmacia y así reducir los riesgos que ella conlleva, sobre- bajos para su evaluación, pudiendo así plantear interven-
todo por lo que supone de riesgo esta medicación ansiolítica ciones de mejora de la calidad, avanzando en el uso ra-
en la población anciana (mareos, caídas, fracturas, confusión, cional del medicamento, dada la importante repercusión
dependencia, perdida de reflejos y habilidad, etc). que tiene tanto en la salud de nuestros pacientes como
Las patologías más prevalentes asociadas a la polimedi- en la eficiencia de los recursos. Falta conocer la preva-
cación fueron principalmente HTA, diabetes mellitus tipo lencia de pacientes polimedicados en nuestro medio,
26
Pérez Fuentes M.ª F, et al. - ADECUACIÓN DEL TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO EN POBLACIÓN ANCIANA POLIMEDICADA
ANEXO 1
APLICABLE A TODO PACIENTE POLIMEDICADO ( > = 5 FARMACOS).
27
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
INFORME, RECOMENDACIONES:
A) INTERACIONES E INCOMPATIBILIDADES ENTRE MEDICAMENTOS :
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
A) CONTRAINDICACIONES:
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
INTERVENCIONES PROPUESTAS :_________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
28
Varela Ruiz FJ, et al. - MORBILIDAD EN GESTANTES DE EDAD AVANZADA
ORIGINAL
1 Médico de familia. Residente de tercer año de medicina familiar y comunitaria del área sanitaria Virgen del Rocío
de Sevilla, 2 Médicos de Familia.
Objetivo: Describir la patología más frecuentemente asociada MORBIDITY AMONG PREGNANT WOMEN OF ADVANCED AGE
al embarazo en mujeres mayores de 35 años y comparar los
resultados con el grupo de embarazadas consideradas poten- Goal: To describe the pathologies most frequently associated
cialmente sin riesgo. with pregnancy in women over 35 years of age and compare the
Diseño: Estudio descriptivo retrospectivo con grupo control. results with a group of pregnant women considered potentially
Emplazamiento: Centro de Salud urbano. not to be at risk.
Población y muestra: Revisión de todas las historias clínicas de Methodology: Descriptive retrospective study with a control
embarazadas mayores de 35 años incluidas en el programa de group.
embarazo durante el periodo 1993 a 1997(N=67). Asimismo, se-
leccionamos mediante muestreo aleatorio simple un total de 85 Setting: An urban health center.
historias de gestantes entre 18 y 35 años. Excluimos a las ges- Population and Sample: Review all the clincial histories of
tantes menores de 18 años, por considerarse grupo de riesgo. pregnant women over age 35 included in a pregnancy care pro-
Intervenciones: De las historias clínicas analizadas, obtuvimos, gram during the priod 1993-1997 (n = 67). A total of 85 clinical
la edad, variables relacionadas con la adhesión al programa, pa- histories for women between the ages of 18 and 35 were also
tología detectada durante el embarazo y el parto, comparando selected by a simple random sample. Pregnant women under
dichos resultados. the age of 18 were excluded from the sample because they were
Resultados: De los 364 embarazos registrados en dicho perio- considered to be a risk group.
do, un 18,4%(N=67) eran mayores de 35 años, con edad me- Interventions: Following a review of the clinical histories, infor-
dia de 38 años(DE=2.21), una media de embarazos previos de mation was extracted on age, variables related to the women’s
3.9(DE=1,9), donde el 66% fueron no deseados(p<0,05). La incorporation into the program, and patholoogy detected during
entrada en el programa se produjo a las 10,9 semanas de me- pregnancy and birth, those results were compared.
dia y 1 sólo abandono.
Results: 18.4% (N = 67) of the 364 pregnant women registered
De la patología detectada durante el embarazo, encontramos sig-
in the program during the period from 1993-1997 were over age
nificación estadística(p<0,05) en hipertensión arterial(14%), diabe-
35, and their average age was 38 (DE = 2.21). The average
tes(14,9) y enfermedades psiquiátricas(6%) respecto al grupo con-
trol con un 2,3%, 1,1% y 0% respectivamente. Encontramos un number of previous pregnancies was 3.9 (DE = 1.9) and 66% of
16,4% de abortos en mayores de 35 años respecto al 3,5% del them were unwanted (p<0.05). The women entered the program
grupo control(p<0,05). No encontramos anomalías cromosómicas. at an average of 10.9 weeks into their pregnancy and only one
of them abandoned the program.
Conclusiones: En gestantes mayores de 35 años, son más fre-
cuentes la diabetes gestacional, hipertensión arterial durante el Of the pathologies detected during the pregnancy, the following
embarazo y enfermedades psiquiátricas menores, así como were found to be statistically significant (p<0.05): high blood
mayor número de abortos. pressure (14%), diabetes (14.9%) and mental illness (6%). In the
Palabras claves: Embarazos en mayores de 35 años, morbili- control group the respective percentages were: 2.3%, 1.1% and
dad, riesgos asociados. 0%. We found that 16.4% of the women included in the over age
35 group aborted, compared to 3.5% of women in the control
group (p<0.05). No chromosomatic anomalies were found.
Conclusions: Among pregnant women over age 35, the most
Correspondencia: Centro de Salud Candelaria. Avenida San Juan de la frequent pathologies were gestational diabetes, high blood pres-
Cruz, s/n (Sevilla). sure during pregnancy, and minor mental illness, along with a
Teléfono: 954-634461 higher number of abortions.
Recibido el 02-10-2001; aceptado para su publicación el 15-01-2002. Key words: Pregnancies in women over age 35, morbility, re-
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 29-32 lated risks.
29
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
MT
Varela Ruiz FJ, et al. - MORBILIDAD EN GESTANTES DE EDAD AVANZADA
También encontramos significación estadística en la lac- pesar del riesgo reconocido por todos que existe en re-
tancia materna, siendo el porcentaje mayor en el grupo lación con el incremento de la edad materna␣ 7,8.
control (70,5%) que en el de estudio (56,7%). En el res- Por otra parte, no encontramos diferencias significativas
to de variables estudiadas no encontramos significación en la mayor prevalencia de otras enfermedades detecta-
estadística. das en el embarazo en relación con la edad materna.
También observamos, como en otros estudios, mayor
Discusión número de cesáreas realizadas en las gestantes año-
sas␣ 3,4. Sin embargo no hemos encontrado diferencias
Como ocurre en otros países, cada vez son más las mu- respecto al peso de recién nacido, a la semana del parto
jeres que deciden tener un hijo, a edades más tardías de ó a un mayor número de mortalidad materna ó fetal, en
la vida␣ 1,3,11. En nuestro estudio hemos revisado a 67ges- contraste con lo publicado por otros autores que también
tantes mayores de 35 años, que corresponde al 18,4% lo relacionan con la gestación en edades avanza-
del total de embarazadas controladas en el programa de das␣ 1,2,3,8,9,19,20.
embarazo de nuestro centro de salud, obteniendo una Dentro de las limitaciones de nuestro trabajo pensamos
media de edad de 38años (DE=2,21). que sería importante el aumentar la muestra del estudio,
Consideramos que en nuestra zona básica de salud, el así como el incluir más variables de interés como serían
programa de embarazo está bien implantado en la pobla- hábitos tóxicos, antecedentes médicos-obstétricos perso-
ción general␣ 6,12, teniendo en cuenta la captación precoz, nales y familiares, incluso estudiar la función familiar.
que es aproximadamente en la semana 11 de media, te- Supone una limitación del trabajo, el no haber tenido en
niendo un escaso porcentaje de abandonos siendo del cuenta la variable paridad al hora de realizar el análisis
1,49% en las mayores de 35 años y del 8,2% en el gru- de los resultados, debido a que en la mayoría de la biblio-
po control, así como su posterior recaptación y segui- grafía consultada, además de tener en cuenta la edad
miento en el programa del niño sano (74 y 78,8% respec- materna en el parto, se estratifica también por la paridad,
tivamente). siendo la incidencia de malos resultados obstétricos sig-
Nos llama la atención de nuestro estudio y no haber en- nificativamente más alta cuando el primer hijo se tiene
contrado datos en la literatura revisada, el elevado núme- con más de 35 años, que cuando se trata del 2.º,3.º
ro de embarazos anteriores (media de 3,9 DE=1.9) y el hijo␣ 1,2,3,8,9,16,17,18.
alto número de embarazos no deseados en las gestantes Por último, concluimos que es más frecuente la diabetes
mayores de 35 años, a pesar de ser la mayoría acepta- gestacional, la hipertensión arterial detectada en el em-
dos, que pudiera orientarnos a posibles “fallos” de plani- barazo, las enfermedades psiquiátricas en las gestantes
ficación familiar a partir de esa edad␣ 11. de más de 35 años, así como el mayor número de abor-
Respecto a la patología detectada durante el embarazo, tos. También podríamos inferir posibles problemas de pla-
coincidimos con otros trabajos al remarcar la mayor pre- nificación familiar a dichas edades por lo expuesto al ini-
valencia de diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cio de la discusión. Por otra parte, tenemos que hacer
psiquiátricas y de abortos en los embarazos de edad más hincapié y fomentar la importancia y beneficios de la
avanzada␣ 7,8,9,15,19,20. En contraste, en ninguno de los lactancia materna, sobre todo a las gestantes de edad
recién nacidos se detectaron anomalías cromosómicas, a avanzada.
TABLA 1
VARIABLES CUANTITATIVAS, EN RELACIÓN CON CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL EMBARAZO.
31
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
TABLA 2
MORBILIDAD
(Patología estudiada durante el embarazo y el parto)
MT
Moreno Jiménez MA, et al. - PROTEÍNA C REACTIVA EN EL DIAGNÓSTICO DE LA ARTERIOPATÍA PERIFÉRICA
ORIGINAL
1 Centro de Salud Mancha Real (Distrito Sanitario de Jaén). Mancha Real (Jaén), 2 Hospital General Universitario
de Especialidad «Ciudad de Jaén» (Jaén), 3 Consultorio de Valdepeñas de Jaén, 4 Unidad Docente de Medicina Fa-
miliar y Comunitaria de Jaén.
Objetivo: Conocer la utilidad de la determinación de la proteí- C-REACTIVE PROTEIN IN THE DIAGNOSIS OF PERIPHE-
na C reactiva (PCR) en el diagnóstico de la arteriopatía perifé- RAL ARTERIOPATHY
rica y la prevalencia de misma.
Diseño: Estudio caso-control. Goal: To consider the utility of determining C-reactive pro-
Emplazamiento: Centro de Salud semiurbano. tein for diagnosis of peripheral vascular disease and its pre-
Sujetos y métodos: 84 sujetos con riesgo vascular alto selec- valence.
cionados mediante muestreo consecutivo no probabilistico. Methodology: Case control study
Intervenciones: Determinación del índice brazo-tobillo median- Setting: Semi-urban health center
te doppler vascular portatil y concentración de PCR (logpcr)
mediante inmunoturbidimetria (rango 0-6 mg/dl)
Population and Sample: 84 subjects with high vascular risk
selected in a consecutive, non-probabalistic sample.
Resultados: La edad media fue 70,1 años (EE 6,6) siendo hom-
bres el 78,6%. El 66,7% estaban en prevención primaria con un Interventions: To determine the forearm-ankle index with
riesgo vascular medio de 26.6% (DE: 9,5). El índice brazo-to- a portable vascular Doppler and concentration of C-reacti-
billo fue <0,90 en 14 casos (16,7%). No se hallaron diferencias ve protein (logC-rp) through immunoturbidimetry (range 0-
clínica o estadísticamente significativas en edad, sexo, presen- 6 mg/dl).
cia de antecedentes familiares de riesgo vascular, hipertensión,
Results: Average age of subjects was 70.1 years (EE
diabetes, tabaquismo, índice de masa corporal, riesgo vascular,
tratamientos con antiagregantes o estatinas, cifras tensionales 6.6); 78.6% were men. 66.7% were in primary prevention
y perfil lipídico. La PCR en los sujetos con arteriopatía (9,3 mg/ with an average vascular risk of 26.6% (SD: 9.5). The fo-
dl, EE 1,9 mg/dl), fue superior al grupo sin arteriopatía (4,4 mg/ rearm-ankle index was <0.90 in 14 cases (16.7%). No sig-
dl, EE 2,2 mg/dl) (p<0,01) siendo la asociación entre el índice nificant clinical or statistical differences were found in age,
brazo-tobillo y logpcr significativa r=0.43 (p<0.001). La razón de gender, previous family history of cardiovascular risk, hy-
probabilidad positiva (LR+) para PCR>15 mg/dl fue 5.0 la razón pertension, diabetes, smoking habit, body mass index,
de probabilidad negativa (LR-) para PCR<4,5 mg/dl fue 0,1. En cardiovascular risk, treatment with anticoagulants? or sta-
diabéticos la asociación fue superior, r=0,49 (p<0,01) con una
tins, blood pressure figures, and lipid profile. The C-rp in
LR+ para PCR>15 mg/dl de 5,4 y LR- para PCR<4,5 <0,001.
subjects with arteriopathy (9.3 mg/dl, EE 1.9 mg/dl), was
Conclusiones: La determinación de la PCR puede ser útil en higher than in the group without arteriopathy (4.4 mg/dl,
sujetos con riesgo vascular alto y especialmente en diabéticos,
EE 2.2 mg/dl) (p<0.01) with a significant association bet-
para el diagnóstico de arteriopatía periférica.
ween the forearm-anke index and logC-rp r=0.43
Palabras clave: Proteina C reactiva, enfermedad vascular pe- (p<0.001). The positive likelihood ratio (LR+) for C-rp>15
riférica, factores de riesgo, estudios casos controles.
mg/dl was 5.0; the negative likelihood ratio (LR-) for C-
rp<4.5 mg/dl was 0.1. The association was higher among
diabetics, r=0,49 (p<0.01) with a LR+ for C-rp >15 mg/dl
of 5.4 and LR- for C-rp<4.5 <0,001.
Correspondencia: Centro de Salud Mancha Real. C/ Islas Canarias s/n.
Conclusions: Determination of the C-rp to diagnose periphe-
23540 Mancha Real (Jaén). Correo electrónico: med015108@
saludalia.es ral vascular disease can be useful in subjects with high vas-
Teléfono y fax: 953 351 200 cular risk and especially useful among diabetics.
Recibido el 05-11-2001; aceptado para su publicación el 15-01-2002. Key Words: C-reactive protein, peripheral vascular disease,
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 33-39 risk factors, case-control studies.
33
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Introducción cada una de las consultas, siendo aparentemente sanos, con motivo del
seguimiento de sus factores de riesgo vascular. No se controlaron de
La arteriopatía periférica, definida por la presencia de un otro modo posibles factores de confusión de elevación de proteina C
índice brazo tobillo igual o menor de 0.9 conlleva un pro- reactiva.
El riesgo vascular se determinó mediante la aplicación de la tabla de
nóstico desfavorable tanto si es sintomática como asinto- Framinghan␣ 15. Se aplicaron los siguientes criterios de inclusión: hom-
mática, siendo predictor de eventos cardiovasculares y bres fumadores mayores de 70 años, diabéticos mayores de 65 años,
mayor mortalidad␣ 1,3 suponiendo un cambio en la estrati- diabéticos y fumadores mayores de 60 años, o diabéticos o fumadores
ficación del riesgo vascular en sujetos sanos equivalen- con antecedentes familiares de riesgo cardiovascular mayores de 55
te al diagnostico de ictus, cardiopatía isquémica, esteno- años. Se incluyen también hombres y mujeres hipertensos o diabéticos
con creatinina mayor de 1.2 mg/dl o con microalbuminuria o hipertrofia
sis carotídea o aneurisma aórtico␣ 4. ventricular izquierda y sujetos en prevención secundaria por ictus, car-
La probabilidad diagnóstica del examen físico puede no diopatía isquémica, arteriopatía periférica conocida, aneurisma de aor-
ser suficiente en el ámbito de la atención primaria. En per- ta o demencia vascular o mixta. Se consideró fumador de riesgo al fu-
mador actual, independientemente de la cantidad, o exfumador de me-
sonas con probabilidad pretest alta (15%) la probabilidad
nos de 5 años de abandono.
postest tras hallar un pulso pedio anormal, soplo femoral, Se solicitó perfil lipídico, creatinina, glucemia, hemoglobina glicosilada
relleno venoso prolongado o frialdad unilateral de un y proteína C reactiva, e indagación sistemática de la presencia de an-
miembro tras la aplicación del nomograma de Fagan ␣ 5 tecedentes familiares de riesgo cardiovascular hereditario (anteceden-
puede oscilar del 30 al 95% según se den una o todas las tes positivos en varones menores de 55 años o mujeres menores de 65)
y tabaquismo actual o pasado. Se permitió el tratamiento a discreción
condiciones anteriores y del 15 al 80% si la probabilidad
según criterio médico con estatinas y antiagregación/anticoagulación
pretest es baja (5%)␣ 6. Toda prueba diagnóstica que incre- primaria o secundaria . De forma retrospectiva se valoró el control de
mente la probabilidad diagnóstica puede suponer una la tensión arterial, el índice de masa corporal, electrocardiograma, mi-
ayuda inestimable en casos en que la probabilidad pres- croalbuminuria, y presencia de tratamiento antiagregante, e hipolipe-
test sea baja y se den sólo alguna de las condiciones miante.
Se les midió de forma ciega el índice brazo tobillo por dos médicos re-
anteriores.
sidentes entrenados, determinado mediante el cociente de la tensión
La ausencia de ensayos clínicos que demuestren una dis- arterial máxima de la pedia o tibial posterior de ambos miembros infe-
minución de la morbimortalidad cardiovascular con la de- riores entre la tensión arterial máxima de miembros superiores. Se uti-
terminación de índice brazo tobillo no ha permitido imple- lizó un doppler portatil MINI DOP ES-100VS de Madeco. En caso de
índices superiores a 1,25 sugerentes de calcificación arterial se utilizo
mentar el doppler vascular portátil como herramienta la presión inmediatamente inferior excluyéndose en caso de persistir
diagnóstica en la práctica clínica diaria␣ 7. elevado. De igual manera se les determino la proteína C reactiva me-
La posibilidad de que la arteriosclerosis esté asociada a diante inmunoturbidimetria: aglutinación en látex y cuantificación me-
diante incremento de absorbancia a 570 nm (quantex CRP 3000-2209
algún proceso inflamatorio no relacionado con infecciones de BIOKIT). Rango normal 0-6 mg/dl.
crónicas␣ 8 ha dado lugar a que la proteína C reactiva se Se definió arteriopatía periférica por la presencia de índices brazo to-
haya mostrado, tanto en sujetos sanos como con cardio- billo menor o igual a 0.90.
patía isquémica conocida, como predictor independiente Para el análisis estadístico se utilizó el programa estadístico SPSS 6.1.
de mayor morbimortalidad cardiovascular␣ 9,12, así como Se realizó test de Kolmogorov Smirnof para comprobar el ajuste a la dis-
tribución normal. La proteína C reactiva se transformó en el log pcr para
predictor del desarrollo de arteriopatía periférica␣ 13 pu- su conversión en variable ajustada a dicha distribución. Se hicieron com-
diendo ser junto al índice colesterol total/HDL-col el pre- paraciones mediante las pruebas de T student y Chi cuadrado con la
dictor independiente más importante en el desarrollo de corrección de Fisher cuando hubo lugar, y el test de correlación de Pear-
la misma␣ 14. son para medir asociación. Los cálculos razón de probabilidad y de pro-
babilidad postest se realizaron según las directrices sobre valoración de
El objetivo principal de este estudio es conocer la utilidad evidencias de pruebas diagnosticas citadas por Sackett␣ 16.
diagnóstica de la proteína C reactiva en el diagnóstico de
la arteriopatia periférica cuando se halle ya presente y
estudiar su relación con la severidad de la misma. Resultados
Se incluyeron 84 sujetos, 66 hombres con una edad me-
Sujetos y métodos dia de 70 años (DE: 6,2) y 17 mujeres con una edad me-
dia de 70,6 años (DE: 8,1). El 42,9% correspondía a los
Se realizó un estudio caso-control en el ámbito de atención primaria
criterios de inclusión 1 a 3, el 33,3% estaban en preven-
estudiando una muestra de 84 sujetos, de un total de 158 identificados
(7% de la población general) con riesgo vascular permanente elevado ción secundaria y el 21.4% a diabéticos o hipertensos con
y superior al 20%, pertenecientes a dos cupos de medicina general de afectación orgánica según queda reflejada en la tabla 1.
un área semiurbana. Las características de los sujetos según la distribución de
El tamaño muestral se consideró para una prevalencia esperada de ar-
teriopatía del 20% y un peor resultado posible de ±5% con un nivel de
factores de riesgo y grado de control de los mismos, asi
confianza del 95%. Los participantes se reclutaron mediante un mues- como la prevalencia de dichos factores en la población
treo consecutivo no probabilístico durante la asistencia a demanda de general original, queda reflejada en la tabla 2. El 13.6%
34
Moreno Jiménez MA, et al. - PROTEÍNA C REACTIVA EN EL DIAGNÓSTICO DE LA ARTERIOPATÍA PERIFÉRICA
tenían antecedentes familiares positivos de riesgo cardio- mismo en cuanto a un mayor consumo de antiagregantes o
vascular heredable. El riesgo vascular medio a 10 años estatinas entre los sujetos con o sin arteriopatía.
en los sujetos en prevención primaria fue del 26.6% (DE: La proteína C reactiva media en sujetos sin arteriopatía
9,5) siendo varones el 87.5% de los mismos. fue 4.4 mg/dl (DE 2,2 mg/dl), mientras que en los sujetos
El índice b/t fue inferior o igual a 0.90 en el 16.7%.(14/84). con arteriopatía fue de 9.3 mg/dl, (DE: 1.9 mg/dl) siendo
No se encontraron diferencias entre los sujetos con o sin ar- las diferencias estadísticamente significativas (p<0.01) Se
teriopatía (tablas 3 y 4). Solo el 8,9% de los sujetos en pre- observó así mismo una asociación entre la severidad de
vención primaria presentaron arteriopatía periférica, mientras la arteriopatía y la elevación de la proteína C reactiva es-
que en sujetos en prevención secundaria la probabilidad fue tadísticamente significativa siendo la correlación r=0.43
3 veces mayor (32.1%) (p<0,01). No hubo diferencias así (p<0.001) (figura 1).
1,4
1,2
1,0
IBRATOBL
,8
,6
,4
0,0 ,5 1,0 1,5 2,0
LOGPCR
Figura 1. Gráfico de dispersión con línea de predicción media ajustada
La probabilidad de presentar una PCR elevada en (p<0,05). No se presentó ningún caso de arteriopatía
presencia de arteriopatía fue significativa para dife- con valores inferiores a 4,5 mg/dl (razón de probabili-
rentes valores de PCR analizados siendo las odds dad negativa <0,001) (test exacto de Fisher p=0,05).
ratios (OR) significativas, y sus intervalos de confian- Para valores superiores a 15 mg/dl la razón de proba-
za tanto mayores, cuanto menor valor de PCR. En bilidad positiva fue 5,4 (p<0,05) con una probabilidad
base a ellas se calcularon las razones de probabili- postest del 39,7%, no siendo significativos estadística-
dad positiva y negativas para cada valor (tabla 5). mente las odds ratio y por tanto las razones calculadas
Solamente en caso de utilizar los valores de PCR para valores intermedios (tabla 5). La asociación en-
superiores a 9 mg/dl no se alcanzó la significación tre PCR y índice brazo tobillo fue aun mayor r=0,49
estadística para concluir ciertos, los resultados de (p<0.01) (figura 2).
sensibilidad, especificidad, razón de probabilidad po- En sujetos sanos en prevención primaria, tampoco se dio
sitiva o negativa y la probabilidad postest (OR:3,0 IC: ningún caso con valores inferiores a 4,5 y solo fue signi-
0,8-10,6) (p=0,12). ficativa la asociación de arteriopatía para valores de PCR
En los diabéticos, la proteína c reactiva en sujetos sin mayores de 6 mg/dl con un valor predictivo positivo es-
arteriopatía fue 5.0 mg/dl (DE 2,5 mg/dl) mientras que caso (probabilidad postest 22,2%). (tabla 5) y una asocia-
en aquellos con arteriopatía fue de 12,2 mg(dl (DE 2,0) ción aún más débil r=0.26 (p<0.05).
35
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
1,3
1,2
1,1
1,0
IBRATOBL
,9
,8
,7
,6
,5
0,0 ,5 1,0 1,5 2,0
LOGPCR
36
Moreno Jiménez MA, et al. - PROTEÍNA C REACTIVA EN EL DIAGNÓSTICO DE LA ARTERIOPATÍA PERIFÉRICA
La posibilidad de que el riesgo ajustado a factores de con- sión y cardiopatía isquémica pero poco se conoce en
fusión (fibrinógeno...) restara validez independiente a la cuanto a la misma cuando se considera en el conjunto de
proteína C reactiva, la falta de estudios prospectivos en la población en riesgo vascular alto y en nuestro medio,
población sana, así como la ausencia de evidencia direc- esto es, sujetos con factores de riesgo en prevención pri-
tas del papel etiopatogénico de la inflamación y la proteí- maria con riesgo mayor del 20%, sujetos en prevención
na C reactiva en la arteriosclerosis hacen que la determi- secundaria por enfermedad cerebrovascular (ACVA) o
nación de la proteína C reactiva aun no tenga utilidad clí- cardiopatía isquémica (CI), así como los diabéticos, o
nica como factor de riesgo no siendo recomendada aún aquellos con hipertrofia ventricular izquierda, cifras de
su determinación en la predicción del riesgo vascular␣ 10. creatinina superiores a 1.2 mg/dl o microalbuminuria con-
Una limitación a nuestro estudio es su diseño sobre una firmada. La prevalencia observada apunta la posibilidad
población seleccionadas de alto riesgo y la posibilidad de de que la prevalencia real en nuestro medio pueda ser
extrapolar sus conclusiones a poblaciones de riesgo me- menor.
nor, así como el método de selección mediante muestreo El diagnóstico de arteriopatía periférica supuso en nues-
no probabilístico. En nuestros hallazgos las diferencias de tra serie la posibilidad de descubrir un 8,9% de sujetos
riesgo no tuvieron valor predictivo de arteriopatía perifé- mal clasificados que debían estar en prevención secun-
rica en sujetos en prevención primaria cuando se consi- daria. En estos, la probabilidad postest de la proteína C
deraron los riesgos según la tabla de Framinghan. Futu- reactiva no ha sido lo suficientemente elevada como para
ras investigaciones deben definir el papel que la proteí- poder seguir prescindiendo del doppler vascular, o el uso
na C reactiva probablemente tenga. juicioso y limitado de la proteína C reactiva combinado
No se incluyeron diabéticos dislipémicos como tal criterio con los hallazgos físicos.
de inclusión, y a pesar de que al menos el 70,7% de los En base a nuestra experiencia la utilización de la proteí-
diabéticos presentaban actualmente un colesterol total na C reactiva puede ser útil no ya como el factor predic-
mayor de 200 mg/dl (n=29) en conjunto suponen una ci- tivo de riesgo vascular que puede llegar a ser sino como
fra insuficiente que no representa de modo conveniente medio diagnóstico en población de riesgo vascular eleva-
(asumiendo unas cifras de dislipemia de hasta el 50% en do (sobre todo diabéticos) convirtiéndose en un elemen-
diabéticos) el colectivo esperado. Sin embargo, excepto to más que unido a los hallazgos físicos permite confirmar
para valores intermedios de PCR, en los que los resulta- y sobre todo descartar especialmente en diabéticos, la
dos no fueron significativos (debido probablemente al ta- presencia de arteriopatía periférica.
maño muestral insuficiente), en los diabéticos parece ser
mayor la relación entre arteriopatía periférica y PCR
(r=0,49) siendo la relación de la PCR con los valores ex- Agradecimientos
tremos más significativa, de modo que valores inferiores A los laboratorios ROCHE por el soporte material al proporcionarnos el
al tercer cuartil permitirían descartar la arteriopatía peri- doppler vascular portátil.
férica (razón de probabilidad negativa <0,001) y con va-
lores superiores a 12 mg/dl la LR + sería de 5,4. Este Bibliografía
hecho puede tener sin duda gran trascendencia en el
1. Newman AB, Sutton_Tyrrell K, Vogt MT, Kuller LH. Morbidity and
ámbito de la atención primaria en el seguimiento de los mortality in hypertensive adults with a low ankle/arm blood pres-
diabéticos, limitando su aplicación la necesidad de estu- sure index. JAMA 1993; 270: 487-489.
dios de confirmación con tamaños muestrales más am- 2. Vogt MT, Cauley JA, Newman AB, Luller LH, Hulley SB. Decrea-
sed ankle/arm blood pressure index and mortality in elderly women.
plios y las salvedades referidas arriba a propósito de la
JAMA 1993; 270: 465-469.
recomendaciones de su uso en la predicción del riesgo 3. Leng GC, Fowkes FG, Lee AJ, Dunbar J, Housley E, Ruckley CV.
vascular. Use of ankle brachial pressure index to predictcardiovascular
events and death: a cohort study. BMJ 1996; 313: 1440-1444.
No se realizó análisis de concordancia dadas las limita- 4. Joint National Committee on Detection, Evaluation, and Treatment
ciones que suponían la escasez de recursos humanos, la of High Blood Pressure. The sixth report of the Joint National Com-
baja prevalencia esperada con lo que supondría una ten- mittee on Prevention, Detecion, Evaluation, and Treatment of High
dencia hacia una menor fiabilidad, y una base metodoló- Blood Pressure. Arch Intern Med, 1997; 157:2 413-2446.
5. Fagan TJ. Nomogram for Bayesis Theorem. N Engl J Med 1975;
gica del diseño correcta, llevado a cabo como determina- 293: 257.
ciones de índice brazo-tobillo de modo ciego por los in- 6. McGee SR, Boyko EJ: Physical examination and chronic lower-
vestigadores y referidas a una prueba patrón aceptada. extremity ischemia. A critical review. Arch Intern Med 1998; 158:
1357-1364.
La literatura revisada sólo aporta datos de prevalencia de 7. Ankle-to-arm blood pressure index ≤0,9 was associated with in-
arteriopatía periférica en población general y grupos de creased mortality in hipertensive adults. ACP Journal Club 1994;
riesgo específicos como ancianos, diabéticos, hiperten- 120: 50.
37
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
8. Danesh J, Whincup P, Walker M, Lennon L, Thomson A, Appleby control stdudy. Multiple Risk Factor Intervention Trial. Am J Epide-
P, Gallimore JR, Pepys MB. Low grade inflammation and corona- miol 1996; 144: 537-547.
ry heart disease: prospective study and updated meta-analyses. 13. Ridker PM, Cushman M, Stampfer MJ, Tracy RP, Hennekens CH.
BMJ 2000; 321: 199-204. Plasma concentrations of C-reactive protein and risk of developing
9. Liuzzo G, Biasucci LM, Gallimore JR Grillo RL, Rebuzzi AG, Pe- peripheral vascular disease. Circulation 1998; 97: 425-428.
pys MB, Maseri A. The prognostic value of C-reactive protein and 14. Ridker PM, Meir J, Stamper MD. A Comparision of C-Reactive Pro-
serum amyloid A protein in severe unstable angina. N Engl J Med tein, fibrinogen, homocysteine, lipoprotein (A) and Standard Cho-
1994; 331: 417-424. lesterol Screening as Predictors of Peripheral Arterial Disease.
10. Haverkate F, Thompson SG, Pyke SDM, Gallimore JR, Pepys MB. JAMA 2001; 285: 2481-2485.
Production of C-reactive protein and risk of coronary events in sta- 15. Anderson KM, Wilson PWF, Odell PM, Kannel WD. An updated
ble and unstable angina. Lancet 1997; 349: 462-466. coronary risk profile. A statementfor health professionals. Circula-
11. Ridker PM, Cushman M, Stampfer MJ, Tracy RP, Hennekens CH. tion 1991; 83: 356-362.
Inflammation, aspirin, and risk of cardiovascular disease in appa- 16. Sackett DL, Richarson WS, Rosenberg W, Haynes RB. Medicina
rently healthy men. N Engl J Med 1997; 336: 973-979. Basada en la Evidencia. Como ejercer y enseñar MBE. Madrid:
12. Kuller LH, Tracy RP, Shaten J, Meilahn EN. Relation of C-reacti- Churchill Livingston; 1997.
ve protein and coronary heart disease in the MRFIT nested case-
TABLA 1
38
Moreno Jiménez MA, et al. - PROTEÍNA C REACTIVA EN EL DIAGNÓSTICO DE LA ARTERIOPATÍA PERIFÉRICA
TABLA 3
Características de los sujetos con/sin arteriopatía periférica. ():Error estándar. TAS: tensión arterial sistólica, TAD idem diastólica,
COL: colesterol total, HDL: hdl-colesterol, TGC: triglicéridos, IMC: índice de masa corporal. NS: sin significación estadística. RV:
Riesgo vascular.
TABLA 4
TABLA 5
S E LR+ PP LR-
PCR 4.5 A 92,9 55,7 2,1 26,0 0,1 OR:16,3 (2.0-131) p<0,001
B 100 52,7 2,1 20,4 <0,001 p=0,05
C 100 52,9 2,1 15,8 <0,001 p=0,05
PCR 6 A 78,6 74,3 3,0 33,4 0,3 OR:10,6 (2,6-42,3) p<0,001
B
C 80 72,5 2,9 22,2 0,3 OR:10,5 (1,1-101,9) p<0,05
PCR 9 A 35,7 84,3 2,3 27,7 0,8 OR:3,0 (0,8-10,6) p=0,12
B
C
PCR 12 A 35,7 90,0 3,6 37,5 0,7 OR:5,0 (1,3-19,2) p<0,05
B
C
PCR 15 A 35,0 92,9 5,0 45,5 0,7 OR:7,2 (1,7-29,9) p<0,01
B 60,0 88,8 5,4 39,7 0,4 OR:12,0 (1,5-95,0) p<0,05
C
Sensibilidad (S), especificidad (E), Razón de probabilidad positiva (LR+), razón de probabilidad nega-
tiva (LR-), Odds ratio (OR) y valor de p para diferentes valores de PCR y para diferentes grupos A: po-
blación total, B: diabéticos, C: sujetos en prevención primaria, PP: Probabilidad postest. PCR: proteí-
na C reactiva.
39
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
ARTÍCULO DE REVISIÓN
Leucemias agudas
Romero A 1, Jiménez RM 2
1 Hematólogo, Servicio de Hematología H.U. Virgen de las Nieves, 2 Médico de Familia, C.S. Almuñécar (Granada).
40
Romero A, et al. - LEUCEMIAS AGUDAS
41
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
ósea, obligado ante la sospecha de leucemia aguda o de blásticas (LAM) con características citológicas y citoquí-
cualquier citopenia no explicable por factores extramedu- micas precisas y las linfoblásticas (LAL) que carecerían
lares, especialmente si afecta a varias series. de dichos marcadores. Se diferenciaron 3 subtipos de
En el estudio de la médula ósea es fundamental realizar LAL (L1-L3) (tabla 1) dependiendo de la morfología de los
un análisis citológico, citoquímico, inmunofenotípico y ci- blastos. Se diferenciaron 6 subtipos de LAM (M1-M6) de-
togenético. pendiendo del porcentaje de blastos y su naturaleza: mie-
loide, promielocítica, monocítica y eritroide. En los años
El estudio citológico establece el diagnóstico de leucemia
80 se desarrolló la tecnología de los anticuerpos mono-
aguda si la blastosis es superior al 20%.
clonales, que permitió una mejor diferenciación de los ti-
El estudio citoquímico, especialmente la demostración de pos celulares. La clasificación de las LAL se ha modifica-
peroxidasa y esterasas inespecíficas determinan la dife- do teniendo en cuenta criterios inmunológicos, que nos
rencia entre LAM y LAL. determinan la naturaleza y maduración de la población
El estudio inmunofenotípico nos permite distinguir entre blástica␣ 17 (tabla 2), estando en desuso la clasificación
LAL y LAM en casos de que la citoquímica no sea con- morfológica. La aportación de las técnicas inmunológicas
cluyente y nos diferencia diversos tipos de LAL con dis- permitió al grupo FAB diferenciar otros 2 subtipos de LAM,
tinto valor pronóstico. indiferenciadas citológica y citoquímicamente, pero con
El estudio citogenético nos determina distintos tipos con marcadores específicos␣ 18,19,20 (tabla 3).
valor pronóstico y tratamiento diferente. En los años 80 se apreció la frecuente aparición de cier-
El estudio molecular nos ayuda a diferenciar ciertas en- tas alteraciones citogenéticas en leucemias agudas y se
tidades con pronóstico y tratamiento distinto, como la estableció una nueva clasificación␣ 21,22 (clasificación MIC,
LAM promielocítica, así como nos permitirá en algunas Morfología, Inmunología, Citogenética) que no pretendía
entidades un seguimiento muy preciso de la enfermedad incluir al total de las leucemias agudas, sino diferenciar
mínima residual. entidades según características citológicas, inmunológi-
cas y citogenéticas, que tuvieran diferente pronóstico.
En 1997 propiciado por la OMS se creo un comité de ex-
CLASIFICACIÓN pertos para elaborar una nueva clasificación de todas las
neoplasias de estirpe hematológica. Esta clasificación␣ 23
La clasificación más utilizada fue la propuesta en 1976
diferencia neoplasias mieloides y linfoides.
por un grupo de citólogos franceses, americanos y bri-
tánicos␣ 16 ( grupo FAB ). Esta clasificación es puramente 1)␣ ␣ Las neoplasias mieloides las dividen en 4 grupos:
morfológica y se basa en características citológicas y en ␣ ␣ ␣ ␣ ␣ –␣ Enfermedades mieloproliferativas
el uso de tinciones citoquímicas: la mieloperoxidasa que ␣ ␣ ␣ ␣ ␣ –␣ Síndromes mielodisplásicos
sería positiva en blastos mieloides y las esterasas ines-
␣ ␣ ␣ ␣ ␣ –␣ Enfermedades mielodisplásicas/mieloproliferativas
pecíficas que serían positivas en blastos monocitoides.
Para hacer el diagnóstico de leucemia aguda , se esta- ␣ ␣ ␣ ␣ ␣ –␣ Leucemias agudas mieloides. En éstas se estable-
bleció un porcentaje mínimo de blastos en médula ósea ce un porcentaje mínimo de blastos en médula ósea del
del 30% de las células nucleadas, con excepción de la 20%. Entre ellas se diferencia 4 grupos de entidades de-
eritroleucemia, lo que nos permite diferenciar las leuce- pendiendo de la presencia de rasgos característicos (ta-
mias agudas de los síndromes mielodisplásicos, con unos bla 4):
porcentajes de blastos en médula ósea inferiores al 30%. a)␣ ␣ Un primer grupo definido por la presencia de alteracio-
En principio, se diferencian las leucemias agudas mielo- nes citogenéticas características. El diagnóstico se esta-
TABLA 1
CLASIFICACIÓN MORFOLÓGICA LAL␣ 16
Características citológicas L1 L2 L3
Tamaño pequeño grande grande
Núcleo regular irregular regular
Nucleolo poco visible uno o más uno o más
prominentes prominentes
Basofília débil débil marcada
Vacuolas variable variable prominentes
42
Romero A, et al. - LEUCEMIAS AGUDAS
TABLA 2
CLASIFICACIÓN INMUNOLÓGICA LAL␣ 17
Tipo Marcadores
Línea B (B-I) pro-B CD19+ y/o CD79a+ y/o CD22+
(BII) pre-pre-B o común CD10+
(BIII) pre-B IgM citoplasmática
(BIV) B Ig superficie
Línea T*
(TI) pro-T CD7+
(TII) pre-T CD2+ y/o CD5+ y/o CD8+
TIII cortical CD1a+
TIV madura CD1a- y CD3 membrana +
TABLA 3
CLASIFICACIÓN FAB DE LAS LAM␣ 20
Citoquímica
MPO ANAE
Subtipos Celularidad
M0* Mínimamente diferenciada Indiferenciada - -
M1 Con escasa maduración Blastos > 90% CNE + -
M2 Con maduración Blastos 30-90% CNE + -
M3 Promielocítica Promielocitos > 30% + -
M4 Mielomonocítica Monocitos 20-80% + -
M5a Monocítica indiferenciada Monoblastos > 80% -/+ +
células monocíticas
M5b Monocitica diferenciada Monoblastos < 80% +/- +
células monocíticas
M6 Eritroleucemia Mieloblastos >30% CNE + -
M7 Megacariocítica Megacarioblastos > 30%** - -
MPO: mieloperoxidasa, ANAE: alfa-naftil acetato esterasa, CNE: células no eritroides.
* Positiva para marcadores mieloides: CD13, CD33.
** Positiva para marcadores de serie megacariocítica: CD41, CD61.
43
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
TABLA 4
CLASIFICACIÓN OMS DE LEUCEMIAS AGUDAS MIELOIDES␣ 23
blecería por la presencia de dichas alteraciones, sin te- realmente son debidas a la proliferación de células a
ner en cuenta el porcentaje de blastos en médula ósea. las que no podemos asignar claramente un origen lin-
b)␣ ␣ Un segundo grupo, lo constituirían aquellas leucemias foide o mieloide.
mieloides agudas en las que se observaran rasgos displá- 2)␣ ␣ Las neoplasias linfoides las clasifican según sean B
sicos en varias líneas celulares. o T y, dentro de cada grupo, distinguen neoplasias de ele-
c)␣ ␣ Un tercer grupo, lo constituirían las leucemias agudas mentos precursores y maduros (tabla 5).
mieloides y síndromes mielodisplásicos secundarios a tra- Las leucemias agudas linfoides y los linfomas linfoblásti-
tamientos citotóxicos. cos serían la misma entidad con diferente presentación
d)␣ ␣ Un cuarto grupo lo formarían aquellas leucemias agu- clínica.
das mieloides que no presentaran características de los Se abandonaría definitivamente la clasificación morfoló-
grupos anteriores y, se seguirían dividiendo según la an- gica (FAB) de las leucemias agudas linfoides.
tigua clasificación de la FAB y añadiendo algunas entida- Se diferencian varias entidades con alteraciones citoge-
des nuevas. néticas características.
Leucemias agudas bifenotípicas ( mieloides y linfoi- La LAL-L3 se considera una neoplasia de células B ma-
des). Estas leucemias agudas quedan como cuadros duras, como otra forma de presentación del Linfoma de
intermedios entre los mieloides y los linfoides, ya que Burkitt.
44
Romero A, et al. - LEUCEMIAS AGUDAS
TABLA 5
CLASIFICACIÓN OMS DE LEUCEMIAS AGUDAS LINFOIDES␣ 23
45
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Tratamiento LAL del niño cia de remisión completa a las 2 semanas de tratamien-
to. En esta situación se consigue con trasplante alogéni-
Debemos diferenciar entre las LAL de riesgo estándar y co de hermano HLA-idéntico una tasa de largos supervi-
aquellas de alto riesgo. En las de riesgo estándar, la in- vientes del 50-55% pero con un coste de mortalidad aso-
ducción se realiza normalmente con 3 fármacos: vincris- ciada al procedimiento del 20 al 25%. Limitaciones de
tina, glucocorticoides y L-asparraginasa y, en las de alto esta modalidad de tratamiento son la necesidad de tener
riesgo se añade una antraciclina. un hermano HLA-idéntico y la edad inferior a 50-60 años.
El tratamiento de intensificación varía según el pronósti- En casos de muy mal pronóstico, t(9;22), se recomienda
co de cada caso. En los casos de buen pronóstico se ad- en ausencia de donante familiar la realización de un TPH
ministran ciclos con metotrexate, mercaptopurina, ciclo- alogénico de un donante no emparentado. El papel del
fosfamida y otras drogas; posteriormente se realiza un trasplante autólogo en esta situación no está claro, ya que
mantenimiento de 2 años con metotrexate y mercaptopu- a pesar de la menor mortalidad (2-8%) y la posibilidad de
rina. Es obligada la profilaxis neuromeningea. En los ca- realizarlo hasta los 65 años, la proporción de largos su-
sos de alto riesgo el tratamiento es muy similar al de los pervivientes es del 40%. En pacientes en segunda remi-
adultos. sión completa o fases más avanzadas de la enfermedad
debe ofertarse TPH especialmente alogénico con una
tasa de largos supervivientes del 30%.
Tratamiento de LAL del adulto
El tratamiento de inducción se realiza habitualmente con
4 fármacos: vincristina, glucocorticoides, una antraciclina Tratamiento especifico de la LAM
generalmente daunorrubicina y L-asparraginasa durante Debemos diferenciar la LAM promielocítica de todas las
4 a 5 semanas. La tasa de remisiones completas alcan- demás.
za un 65-85%␣ 28, sin que modificaciones de este esque-
ma hayan conseguido mejores resultados. Aquellos pa-
cientes refractarios al tratamiento deben entrar en progra- Las LAM no promielocítica
mas de trasplante como única opción de curación. En la Tratamiento de inducción. Debe de realizarse con 2 fár-
fase de intensificación, se administran varios ciclos con macos: citarabina en perfusión continua durante 7 días
varios fármacos, de los cuales los fundamentales son y una antraciclina (daunoblastina o idarrubicina ) 3 días.
metotrexate a altas dosis (3-5 g/m2) y citarabina a altas Este tratamiento tiene un coste tóxico muy elevado ya
dosis (1-2 g/m2 cada 12 horas). Habitualmente, se sue- que determina una intensa aplasia de una duración de
len administrar asociados otros fármacos como etopósi- 2 a 3 semanas, con un índice de remisión alrededor del
do, tenipósido, mitoxantrona o vindesina. La profilaxis del 75% y una mortalidad que oscila del 5-20%. Aquellos
sistema nervioso central se realiza mediante la adminis- pacientes que no alcanzan la remisión completa con el
tración de varias dosis de tratamiento intratecal con me- primer ciclo, se les administra otro ciclo igual y aproxi-
totrexate, citarabina y esteroides. La citarabina y el me- madamente un 30% alcanzan la remisión completa. En
totrexate a altas dosis empleados en la intensificación pacientes mayores de 65 años se debe valorar el ries-
atraviesan la barrera hematoencefálica, por lo que en la go dada la alta mortalidad que presenta el tratamiento
mayoría de los protocolos actuales se prescinde de la estándar (> 20%), pero asumiendo que tratamientos
radioterapia holocraneal. El tratamiento de mantenimiento menos intensivos obtienen peores resultados. En pa-
suele realizarse con mercaptopurina y metotrexate duran- cientes mayores de 75 años o con patologías concomi-
te un periodo de 2 años. tantes, el tratamiento idóneo puede ser cuidados palia-
En pacientes que recaen el pronóstico es malo, ya que tivos y soporte transfusional.
con el mismo tratamiento de inducción o tratamientos más Tratamiento postremisión. Una vez alcanzada la remi-
agresivos se consigue un 60% de remisiones completas, sión completa, se debe continuar el tratamiento, ya que
pero generalmente de corta duración, por lo que deben en caso contrario prácticamente todos los pacientes re-
pasar a protocolos de trasplante, ya que con tratamien- caerían en pocos meses. El tratamiento postremisión se
tos estándar la posibilidad de supervivencia prolongada basa en la administración de1 a 3 ciclos de citarabina a
es sólo del 5%. dosis intermedias (0.5-1 g/m2) o altas (2-3 g/m2) com-
El papel del trasplante de progenitores hematopoyéticos binado con una antraciclina (generalmente mitoxantro-
(TPH) en la LAL no está bien definido. En primera remi- ne). Una vez administrada la intensificación se debe
sión completa debe contemplarse el TPH en pacientes considerar el trasplante de precursores hematopoyéti-
con factores de mal pronóstico (edad > 30 años, leuco- cos. En aquellos pacientes con citogenética favorable
citosis > 25 x 109/L diagnóstico, t(9;22), t(4;11) o ausen- (inv 12, t(8;21)) en principio no está indicado el trasplan-
46
Romero A, et al. - LEUCEMIAS AGUDAS
47
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
En los pacientes trasplantados será un signo de alarma 18. Bennet JM, Catovsky D, Daniel MT, Flandrin G, Galton DAG, Gral-
nick HR, et al. Proposed revised criteria for tha classification of
la aparición de fiebre que requerirá el traslado a un cen- acute myeloid leukemia. a report of the French-American-British
tro hospitalario y en trasplante alogénicos las manifesta- cooperative group. Ann Intern Med 1985; 103: 626-9.
ciones de enfermedad injerto contra huésped. 19. Bennet JM, Catovsky D, Daniel MT, Flandrin G, Galton DAG, Gral-
nick HR, et al. Criteria for the diagnosis of acute leukemia of me-
gacaryocytic lineage (M7). Ann Intern Med 1985; 103: 460-2.
BIBLIOGRAFÍA 20. Bennet JM, Catovsky D, Daniel MT, Flandrin G, Galton DAG, Gral-
nick HR, et al. Proposals for the recognition of minimally differen-
1. Greer JP, Kinney M. Acute nonlymphocytic leukemia. En: Lee R, Bi- tiated acute myeloid leukemia (AML-M0). Br J Haematol 1991; 78:
thell T, Foerster J, Athens J, Lukens J, eds. Wintrobe´s clinical he- 325-9.
matology 9th edition. Pensilvania: Lea & Finger; 1993. p. 1920-46. 21. First MIC Cooperative Study Group: morphologic, inmunologic and
2. Taylor GM. The genetics of human leukemia. En: Whittaker JA, cytogenetic (MIC) working classification of acute lymphoblastic leu-
Delamore IW, eds. Leukemia. Oxford: Blackwell Scientific Publica- kemias. Cancer Genet Cytogenet 1986; 23: 189-197.
tions; 1987. p.39-63. 22. Second MIC Cooperative Study Group: morphologic, inmunologic
3. Nordlinger R. Jarvholm. Environmental exposure to gasoline and and cytogenetic (MIC) working classification of acute myeloid leu-
leukemia in children and young adults, an ecologic study. Int Arch kemias. Cancer Genet Cytogenet 1988; 68: 487-494.
Occup Environ Health 1997; 70: 57-60. 23. Harris NL, Jaffe ES, Diebald J, Flandrin G, Muller-Hermelink HK,
4. Ross JA, Potter JD, Reaman GH, Pendergrass TW, Robison LL. Vardiman J, et al. World Health Organization Classification of Neo-
Maternal exposure to potential inhibitors of DNA topoisomerase II plastic Diseases of the Hematopoietic and Lymphoid Tissues: Re-
and infant leukemia (United States): A report from the Children´s port of the Clinical Advisory Committee-Airlie House, Virginia, No-
Cancer Group. Cancer Causes Control. 1996;7:581-90. vember 1997. J Clin Oncol 1999; 17: 3835-49.
5. Jarret O. Pathogenesis of feline leukemia virus-related disease. En 24. Review. Detection of minimal residual disease in acute myeloid
Goldman JM, Jarret O, eds. Mechanisms of viral leukemogenesis. leukemia: methodologies, clinical and biological significance. Br J
Edinburgh: Churchil Livingstone; 1984. p.135-54. Haematol 1999; 106: 578-90.
6. Alexander FE, Chan LC, Lam TH, Yueng P, Leung NK, Ha SY, et 25. Ottman O, Hoelzer D, Gracien E, Ganser A, Kelly K, Reutzel R, et
al. Clustering of childhood leukemia in Hong Kong: association with al. Concomitant granulocyte colony-stimulating factor and induction
childhood peak and common acute lymphoblastic leukemia and chemotherapy in adult acute lymphoblastic leukemia: a randomi-
with population mixing. Br J Cancer 1997 ; 75: 457-63. zed trial. Blood 1995; 86: 444-50.
7. Chen R, Iscovich J, Goldbourt U. Clustering of leukemia cases in 26. Pui C-H, Evans WE. Acute lymphoblastyc leukemia. N Engl J Med
a city of Israel. Stat Med 1997;16:1873-87. 1998; 339: 605-615.
8. Swensen AR, Ross JA, Severson RK, Pollock BH, Robinson LL. 27. Larson RA, Dodge BK, Burns CP, Lee EJ, Stonbe RM, Schulman
The age peak in childhood acute lymphoblastic leukemia: explo- P, et al. A five- drugs remission-induction regimen with intensive
ring the potential relationship with socioeconomic status. Cancer consolidation for adults with acute lymphoblastic leukemia: Cancer
1997;79:2045-51. and Leukemia Group Study. Blood 1995; 85: 2025-2037.
9. Rego EM, García AB, Vaina SR, Falcao RP. Characterization of 28. Bernard J, Weil M, Boiron M, Jacquillat C, Flandrin G, Gemon ME.
acute lymphoblastic leukemia subtypes in Brazilian patiets. Leuk Acute promyelocytic leukemia: results of treatment by duanorubi-
Res 1996;20:349-55. cin. Nouv Rev Franc Hematol 1973;41:489-496.
10. Smith MA, Simon R, Strickler HD, McQuillan G, Ries LA, Linet MS. 29. Huang M, Ye YC, Chai JR, Lu XJ, Zhoa L, Gu LJ, et al. Use of all-
Evidence that childhood acute lymphoblastic leukemia is associa- trans retinoic acid in the treatment of acute promyelocytic leuke-
ted with an infectious agent linked to hygiene conditions. Cancer mia. Blood 1988;72:567-72.
Causes Control 1998;9:237-9. 30. Sanz MA, Martín G. Leucemia promielocítica aguda. Progresos
11. Badrinath P, Day NE, Stockton D. Seasonality in the diagnosis of diagnósticos y terapéuticos. Hematol Citocinas Inmunoter Ter Cel
acute lymphoblastyc leukemia. Br J Cancer. 1997;75:1711-3. 2000 3; 165-74.
12. Green LM, Miller AB, Villenueve PJ, Agnew DA, Greenberg MJ, Li 31. Castaigne S, Chomienne C, Daniel MT, Berger R, Fenaux P,
J, et al. A case control study of childhood leukemia in southern Degos L. All trans retinoic acid as a differentiating therapy for
Ontario, Canada and exposure to magnetic fields in residence. Int of acute promyelocytic leukemia. I. Clinic results. Blood
J Cancer 1999; 82:161-70. 1990;76:1704-9.
13. Baris D, Linet MS, Tarone RB, Kleinerman RA, Hatch EE, Kaune 32. Shen ZX, Chen GQ, Ni JH, Li XS, Xiong SM, Qiu QY, et al. Use
WT, et al. Residential exposure to magnetic fields: an empirical of arsenic trioxide (As2O3) in the treatment of acute promyelocy-
examination of alternative measurement strategies. Occup Environ tic leukemia (APL) II. Clinical efficacy and pharmacokinetics in re-
Med 1999;56:562-6. lapsed patients. Blood 1997; 89: 3354-60.
14. Mandel R, Vic P, Nelken B, Mazingue F, Robert Y, Farriaux JP. 33. Gratwohl A, Passweg J, Baldomero H, Hermans J. Special report.
Vertebral compression revealing acute lymphoblastyc leukemia. Blood and marrow trasplantation activity in Europe 1997. Bone
Arch Pediatr 1996;3:466-9. Marrow Trasplantation 1999; 24: 231-45.
15. Lukens JN. Acute lymphocytic leukemia. En: Lee R, Bithell T, 34. Goldman JM, Smitch N, Niethammer D, Gratwohl A. Special
Foerster J, Athens J, Lukens JN, eds. Wintrobe´s clinical hemato- report. allogenic and aoutologous trasplantation for haemato-
logy 9th edition. Pensilvania : Lea & Finger; 1993. p. 1892-919. logical diseases, solid tumors and inmune disorders: current
16. Bennet JM, Catovsky D, Daniel MT, Flandrin G, Galton DAG, Gral- practice in Europe in 1998. Bone Marrow Trasplantation 1998;
nick HR, et al. Proposals for the classification of the acute leuke- 21:1-7.
mias. Br J Haematol 1976; 33: 451-8. 35. International Bone Marrow Trasplant Registry / Autologous Bone
17. Bene MC, Castoldy G, Knapp W, Ludwig WD, Matutes E, Orfao A, & Marrow Transplant Registry. Report on state of the art in blood
et al. Proposals for the inmunological classification of acute leuke- and marrow trasplantation- the IBMTR/ABMTR summary slides
mias. Leukemia 1995; 9: 1783-6. with guide. 2000;7 issue 1.
48
de Serdio Moreno E - ECOE: EVALUACIÓN CLÍNICA OBJETIVA ESTRUCTURADA
ÁREA DOCENTE
Desde que los residentes de Medicina Familiar y Comu- Conocimiento es lo que sé, es decir, saberes teóricos y
nitaria de la promoción que finalizó en 1999 y fueron pro- prácticos. Habilidades son lo que sé hacer, capacidades
puestos para la calificación final de “excelente” tuvieron y destrezas genéricas y específicas. Actitudes se refiere
que someterse a una prueba de este tipo para confirmar a lo que soy o deseo ser, mi visión de las cosas, con lo
dicha calificación, la ECOE es sin duda la manera de eva- que me identifico, lo que me parece adecuado hacer.
luar la competencia profesional que suscita más curiosi- Si nos referimos a una persona cabe adoptar la definición
dad, interés y controversia en nuestro país. de Kane (1992): un médico competente –y un profesional
Al margen de cuales pudieran ser sus aplicaciones más en general- es el que utiliza los conocimientos, habilida-
adecuadas, la finalidad de este documento es difundir los des, actitudes y buen juicio asociados a su profesión para
fundamentos de la ECOE, así como el proceso que hay resolver adecuadamente las situaciones de su ejercicio.
que seguir y los recursos necesarios para su puesta en Por otra parte, no todas las competencias se exigen de la
práctica. misma manera, incluso para personas de igual profesión de
Lo que sigue a continuación ha sido extraído de diferen- una misma empresa. Así, no puede ser lo mismo la evalua-
tes textos (publicaciones, comunicaciones, documentos, ción de competencias para entrar en la empresa (nivel bá-
informes, memorias, borradores, ...) de numerosos auto- sico) que para ser considerado experto, o para seleccionar
res que, dadas las características de este escrito, serán a un jefe de un equipo. Serían niveles distintos de compe-
citados al final por orden alfabético. A todos, verdaderos tencias. También hay empresas que pueden considerar que
artífices del contenido del presente trabajo, nuestro agra- la posesión de algunas competencias son requisito impres-
decimiento. cindible, por entenderlas fundamentales para los objetivos
La estructura del documento consta de tres apartados: de esa empresa. Por ejemplo, conocimiento de más de un
idioma para trabajar en la OMS, actitud de innovación en
I. Competencias y su evaluación
una empresa de desarrollo informático, etc. Serían enton-
II. Diseño de una ECOE y recursos necesarios ces competencias centrales o claves.
III. Desarrollo de una ECOE
2.␣ ␣ ␣ Evaluación de la competencia
I.␣ ␣ ␣ COMPETENCIAS Y SU EVALUACIÓN
La evaluación de competencias puede ser útil para mu-
1.␣ ␣ ␣ Competencia chas cosas:
Si hablamos de un puesto de trabajo concreto, podemos • Identificar aspectos más débiles en la formación de
definir la competencia como el conjunto de conocimien- un profesional.
tos, habilidades y actitudes que la persona que lo ocupe • Programar la formación continuada de manera más
debe poseer y aplicar para su correcto desempeño. personalizada.
• Certificar que un profesional posee las competen-
cias suficientes para desempeñar su profesión o es-
pecialidad.
Correspondencia: correo electrónico: [email protected]
Recibido el 12-11-2001; aceptado para su publicación el 15-12-2001. • Recertificar que un profesional mantiene esas com-
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 49-52 petencias.
49
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
• Seleccionar a personas para un puesto de trabajo talana de Medicina Familiar i Comunitària, que ha servi-
o para una actividad concreta: tutores, jefes de ser- do de base para muchas de las pruebas ECOE realiza-
vicio, ... das hasta ahora en España:
• Evaluar los progresos en la formación pregradua- A. Atención a la familia-persona 80%
da y postgraduada. • Habilidades clínicas básicas 20%
• Discriminar, calificar, aprobar y suspender. a)␣ ␣ Anamnesis
• Etc. b)␣ ␣ Exploración física
c)␣ ␣ Informes clínicos
¿Pero cómo podemos evaluar a un profesional? En pri-
mer lugar hay que seguir tres pasos: • Comunicación 12%
d)␣ ␣ Habilidades comunicativas básicas
• Identificar qué competencias debe poseer ese pro-
e)␣ ␣ Educación sanitaria (consejo)
fesional y desagregarlas en componentes posibles
f)␣ ␣ Aspectos éticos de la práctica
de medir.
• Habilidades técnicas 7%
• Ponderar esos componentes competenciales, ya
g)␣ ␣ Diagnósticas
que no todos tendrán la misma importancia para
h)␣ ␣ Terapéuticas
desempeñar adecuadamente la profesión.
• Manejo 33%
• Buscar y determinar los instrumentos evaluativos
i)␣ ␣ Plan diagnóstico
más adecuados para medir esos aspectos u com-
j)␣ ␣ Plan terapéutico
ponentes competenciales.
k)␣ ␣ Plan de seguimiento
• Atención a la familia 3%
3.␣ ␣ ␣ Componentes competenciales y su pon- • Actividades preventivas 5%
deración
B. Atención a la Comunidad 5%
Cada profesional necesita para su desempeño poseer C. Docencia 5%
un conjunto de competencias genéricas, además de
D. Investigación 5%
otras más específicas que dependen de la empresa u
organización en la que trabaje y del puesto concreto que E. Aspectos organizativos 5%
ocupe. Sería importante continuar esta labor de identificación,
Para una mayor facilidad vamos a referirnos a partir de desagregación y ponderación de componentes compe-
ahora a un profesional concreto: el médico especialista en tenciales continuando con el desarrollo de todos los as-
Medicina Familiar y Comunitaria. pectos, de manera que se pusiera de manifiesto el per-
fil del médico de familia de la manera más completa
De una manera genérica, sus competencias están cla-
posible.
ramente definidas en el Programa de formación MIR ela-
borado por la Comisión Nacional de la Especialidad, que
forma parte, junto con el resto de especialidades médi- 4.␣ ␣ ␣ Instrumentos para la evaluación. Pirámi-
cas, de la Guía de Formación de Especialistas del Mi- de de Miller
nisterio de Sanidad y Consumo. Gracias a esta funda-
mental aportación, podemos identificar y desagregar con Hay estudios en distintos países acerca de qué instru-
facilidad los componentes competenciales de un médi- mentos de evaluación pueden ser los más adecuados
co de familia. para medir diferentes competencias. Pueden clasificarse
Cabe recordar que la competencia profesional abarca no de diversas maneras:
sólo los aspectos clínicos en sentido estricto, sino también • Según la manera de exponer los problemas y las
aquellos otros necesarios para el desempeño de la pro- respuestas: orales o escritos.
fesión: relación médico paciente, dinámica familiar, do- • Si valoran la práctica profesional real o unas prue-
cencia, investigación, gestión clínica, actividades grupa- bas expresamente diseñadas: directos o indirectos.
les y comunitarias, trabajo en equipo, etc.
• Si son más adecuados para valorar conocimientos,
Aunque esta tarea de concretar los componentes compe- habilidades o actitudes.
tenciales y ponderalos puede hacerse de nuevo para
cada prueba según sea el objetivo de la misma, vamos a • Etc.
referir a continuación a modo de ejemplo el esquema re- En todo caso, cualquier método de evaluación debe re-
sumen del trabajo realizado en 1995 por la Societat Ca- unir una serie de requisitos básicos para poder ser
50
de Serdio Moreno E - ECOE: EVALUACIÓN CLÍNICA OBJETIVA ESTRUCTURADA
usado: validez, fiabilidad, aceptabilidad, factibilidad, ... Saber: valora sobre todo los conocimientos, tanto teóri-
Pero hay algo más: nos interesan instrumentos de eva- cos como prácticos. Basado en la memoria.
luación que se asemejen a la práctica real, que permi- Saber cómo: comprende también cómo se interrelacionan
tan reflejar o predecir lo más fielmente posible qué los conocimientos y la manera de integrarlos ante una si-
comportamiento profesional tiene o va a tener la per- tuación concreta.
sona que se evalúa. Por ello, es importante que abar-
quen no sólo conocimientos, sino también habilidades Demostrar cómo: valora también habilidades, el cómo se
y actitudes. aplican las competencias que se poseen ante una situa-
ción similar a la realidad.
En 1990, Miller describió mediante una pirámide cuatro
niveles de evaluación: Hacer: evalúa el desempeño real de la práctica profesional.
HACE (práctica)
SABE (recuerda)
De entre los numerosos métodos o instrumentos evalua- • Preguntas escritas con respuestas múltiples: los muy
tivos que se utilizan, es claro que aquellos que se dirijan difundidos exámenes tipo test. Miden fundamental-
a la parte alta de la pirámide serán mejores predictores mente el conocimiento de datos aislados.
del comportamiento profesional del evaluado. Pero tam- • Preguntas escritas cortas de respuesta corta: relaciona-
bién hay que tener en cuenta el objetivo y las caracterís- das con una situación clínica concreta que se presen-
ticas de esa evaluación. No parece razonable emplear los ta previamente. Puede combinarse con imágenes. Per-
mismos métodos para, por ejemplo, elegir entre dos can- miten evaluar conocimientos y habilidades de manejo.
didatos a un puesto de trabajo que para realizar una se-
• Problema del tratamiento del paciente (PMP): método
lección entre miles de candidatos. También el tiempo y los
escrito que, partiendo de una descripción de un pro-
recursos de los que se disponen condicionan los métodos
blema clínico, va facilitando (mediante etiquetas, fi-
a elegir en cada situación.
chas,...) los datos que se le piden de anamnesis, ex-
Vamos a ver a continuación algunos de los más caracte- ploración y pruebas complementarias a demanda del
rísticos: examinando. Se pueden valorar las estrategias diag-
• Análisis del curriculum: se refiere a las actividades nósticas y las decisiones terapéuticas.
formativas realizadas: asignaturas, prácticas, cursos, • Imágenes clínicas: muestran en radiografías, fotogra-
etc. Está muy extendido en nuestro medio, siendo uti- fías, transparencias, vídeos, etc. imágenes (dermato-
lizado en todos los baremos de méritos. Centrado en lógicas, fondo de ojo, tórax, electrocardiograma,...) ge-
los conocimientos adquiridos. neralmente para su diagnóstico.
51
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
• Exámenes orales tradicionales: dirigidos los conoci- rar su manera de comunicarse frente a diferentes exa-
mientos, aunque permiten explorar la capacidad de re- minandos. De gran utilidad para evaluar no sólo el ra-
lacionarlos. zonamiento clínico, sino también las actitudes, habi-
• Exámenes orales con protocolos estructurados: el lidades de relación médico paciente y capacidad de
examinando va respondiendo a diferentes preguntas gestión de la consulta.
que el observador le plantea sobre un caso práctico, • Consultas telefónicas: evalúan la capacidad de anam-
siguiendo instrucciones estandarizadas que le permi- nesis y planes de manejo. Pueden realizarlas pacien-
ten ir concatenando las preguntas. Permite evaluar tes estandarizados o evaluadores entrenados.
básicamente la capacidad de manejo. • Escalas globales de evaluación de conocimientos,
• Maniquíes: su utilidad es sobre todo para la evalua- habilidades y actitudes: son las actuales fichas de
ción de habilidades técnicas: sutura, intubación, tac- evaluación del MIR, dirigidas a valorar la práctica real.
to rectal, etc. • Revisión de historias clínicas: método directo, de eva-
• Simulaciones de ordenador: valoran la aplicación de luación de un importante indicador de la práctica real.
conocimientos y el razonamiento clínico, aunque des- • Observación de la práctica clínica: mediante un obser-
provistos de la relación médico paciente. vador directo o, mejor, a través de grabaciones de la
• Paciente estandarizado: es un actor (en ocasiones un consulta. Cada vez más extendido, de gran utilidad
paciente real) entrenado expresamente para simular para la mejora de la calidad de todas las facetas de
ser un paciente en una situación clínica concreta, y es- la atención.
tandarizado de manera que siempre presenta los mis- En la tabla siguiente se representan algunos de estos
mos datos de anamnesis y exploración, siguiendo métodos y el nivel de la pirámide de Miller al que van di-
además unas normas predeterminadas para equipa- rigidos preferentemente:
I II III IV
ANÁLISIS CURRICULUM ++
PREGUNTAS TEST ++ +
IMÁGENES CLÍNICAS ++ +
EXAMEN ORAL ESTRUCTURADO + ++
RESPUESTAS CORTAS ESCRITAS + ++
PACIENTE ESTANDARIZADO + + ++
SIMULACIÓN EN ORDENADOR + + ++
MANIQUÍES + + ++
OBSERVACIÓN DE LA PRÁCTICA REAL + + ++
INDICADORES DE LA PRÁCTICA REAL + ++
52
Herrera Ruiz JM - PATOLOGÍA PSICOSOCIAL. LA EXPERIENCIA DE UN RESIDENTE DE MEDICINA DE FAMILIA
SIN BIBLIOGRAFÍA
ballero.
Tras conocer de primera mano lo que es la Atención Pri- faleas tensionales, dolores en cuello, sensación de ma-
maria (AP) me interesó hasta el punto de sorprenderme reo e inestabilidad, “rayos en regiones bitemporales”,
a mí mismo la cantidad de motivos de consulta de índo- molestias inespecíficas en pierna y mano derechas). Así
le psicosocial que se tratan a diario en una consulta de como derivaciones a Neurología con diagnóstico de ce-
AP y que los usuarios plantean vivenciándolos como un falea tensional, a Traumatología Síndrome Artrósico, a
problema médico o al menos es a su médico a quien se Salud Mental con diagnósticos de Distimia, Trastorno an-
los confían y depositan en él la esperanza de que se los sioso-depresivo refractario a tratamiento, y que en la úl-
puedan solucionar. tima revisión de Salud Mental contemplan el ingreso hos-
Tras despertar en mi un interés especial y recibir forma- pitalario si no mejora la clínica.
ción al respecto, comencé a citar en la consulta progra- Tras estudiar el caso cito a la paciente en la consulta pro-
mada a pacientes que en cierto modo más o menos ex- gramada explicándole en que van a consistir las entrevis-
plicito demandaban soluciones a ese tipo de problemas tas. Por un lado en el estudio de su clínica somática y por
de características psicosociales. A aquellos que deman- otro en un estudio psicológico de sus rasgos de persona-
daban psicólogo de entrada, sin más pretensiones que lidad y su psicobiografía.
la de realizar una evaluación de su problema e intentar María, la llamaremos así, es una mujer de 43 años de cla-
hacer una derivación si fuese necesario con criterio y se media, casada desde hace 26 años y madre de 4 hi-
orientación adecuada. Otros en su mayoría mujeres jó- jos de 25-21-11 y 3 años de edad, ama de casa. Su ma-
venes entre 20-30 años que manifestaban acúmulos de rido trabaja en el sector del transporte.
problemas cotidianos de pareja, trabajo, familiares que
En cuanto a su clínica somática refiere tener dolores en
no podían resolver por si mismas y que solicitaban apo-
pierna, glúteo y brazo y mano del hemicuerpo derecho.
yo para poder sobrellevarlos. También alguna que otra
Cefaleas de características tensionales, sensación de ten-
madre de familia “tradicional” que presentaba el Síndro-
sión en cuello, “Algo raro al tragar”, parestesias en labios
me del Nido Vacío y que tras cuatro sesiones con trata-
y “ansiedad en el pecho”. Dificultad para conciliar el sueño
miento mixto (apoyo psicológico y farmacológico) cedió
y astenia de larga evolución.
la sintomatología.
Entrando en temas psicológicos cuenta que se siente in-
Pero el caso que más me llamó la atención fue el de una
capaz de llevar el día adelante, que el día se le hace lar-
mujer de 43 años que acudía frecuentemente a la consul-
guísimo interminable, que desea que llegue la noche “voy
ta con varios motivos de consulta todos ellos inespecífi-
buscando el dormir porque es donde más tranquila estoy”.
cos, poco sólidos, no objetivables, alguno de ellos sínto-
Sale a la luz clínica de características depresivas junto a
mas guía de problemas psicosocial o psicosomático, a los
una autoestima baja: “Estoy tonta, me he quedado atra-
que no le encontraba solución alguna y con la consecuen-
sada en todo. Tengo la mente atrofiada, se me olvida
te desesperación por parte de los dos, médico y pacien-
todo.” “Dicen en mi casa que me invento los dolores”. Su
te. Tras revisar su historia clínica presenta numerosas
red social es escasa. Presenta un pequeño grupo de
consultas por sintomatología guía para lo psicosocial (ce-
amigas con las que sale y va al gimnasio, aunque última-
mente lo hace menos.
En su familia, su hija mayor esta casada y tiene una hija.
El resto de la familia vive en casa. La dinámica familiar es
Medicina de Familia (And) 2002; 1: 53-55
53
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
mala debido, según refiere la paciente, a la personalidad es un problema psicosocial que reside en una mala rela-
meticulosa, “entrometida”y “quisquillosa” del marido. Al ción de pareja y una mala dinámica familiar.
parecer, el marido crea innumerable enfrentamientos fa- ¿Que pasará por la cabeza de esa mujer durante el día
miliares en casa, con ella y con los hijos mayores, de los y gran parte de la noche que sin hipnótico no consigue
cuales la peor relación es con la hija mayor. En el trans- conciliar el sueño?¿Que cantidad de sentimientos frustra-
curso de las cuatro entrevistas sale la situación de la re- dos, que cantidad de desilusiones, que cantidad de sin-
lación con su pareja y ella, que siempre se muestra muy sabores no llevará esa mujer a sus espaldas durante tan-
educada y comedida durante las entrevistas tanto en su to tiempo para que su persona se escinda de esa mane-
compostura y vocabulario, cambia radicalmente su tono ra hasta el punto de llegar a somatizar todas esas tensio-
de voz y pone de manifiesto su descontento con su rela- nes y llevarla una y otra vez a la consulta demandando
ción de pareja. Entre manifestaciones de ira y rabia, cuen- solución y remedio a problemas que no tienen base orgá-
ta situaciones con su pareja en la que es sometida a un nica sino que son consecuencia de su mala dinámica fa-
trato machista y dominante, ridiculizaciones en público miliar y del conflicto con su pareja? Conflicto que quizás
“Ahí es cuando más se crece”. Y un sin fin de situaciones roce el maltrato psíquico. ¿Cómo podemos esperar que
y comentarios en la que ella siempre salía menosprecia- esa mujer mejore de su sintomatología si la causa que
da y humillada. parezca originarla no está a nuestro alcance? No es un
María llego a comentar cosas ,que según me refería, nun- problema médico, desde el punto de vista biologicista de
ca las había contado a nadie y sinceramente creo que fue la medicina, sino que es un problema de pareja, un pro-
así por la importancia y trascendencia de las manifesta- blema social para el que todavía no se ha inventado la
ciones que dijo. “Él desde siempre ha sido así, pero ahora pastilla del bienestar psíquico y social, aunque tengamos
esta peor, muy quisquilloso, se mete en todo, insoporta- cada día más en nuestra consulta problemas de esta ín-
ble, me controla hasta si plancho bien las camisas y si no dole a los que o no sabemos o no podemos dar solucio-
están dobladas por igual monta... Nunca ha tenido a bien nes, salvo prestar un pequeño apoyo para que al menos
que me saque el carné de conducir. Creo que me case nuestros pacientes lo sobrelleven lo mejor que puedan.
muy pronto, hay que conocer más gente. Yo creo que El problema de María encuadraría perfectamente con el
esperaría a encontrar a mi media naranja. Si volviera... concepto de problema de género en la mujer ya que en-
eso del casamiento estaba de más. Yo solo he participa- caja en la clasificación de “mujer tradicional” con todo lo
do en el primer hijo. Donde voy a ir yo ya, habrá que que esto conlleva: poca o nula autonomía, dedicación
aguantar lo que me echen.” total a la prole y al cuidado de la familia, roles de femi-
Conforme iban trascurriendo las entrevistas cada vez ha- nidad y eminentemente dirigidas por el mundo de los
blábamos menos de la sintomatología que motivó la con- sentimientos.
sulta y se centraba en su estado de ánimo y en su rela- Y repasando el caso pensaba, ¿como puedo yo ayudar
ción de pareja. En las posibilidades que hubiera tenido si a esta mujer a salir de ese tormento? Difícil situación.
hubiera estudiado magisterio que era lo que le hubiera Creo que la solución no la tenemos nosotros. En todo
gustado, en la posibilidad de tener un trabajo que le die- caso la tendría ella y probablemente es la que todos ha-
ra independencia económica para poder criar a sus hijos bréis pensado ya. Pero esa no es nuestra misión. Nues-
sobre todo los más pequeños. En la ilusión de tener un tra objetivo es, si acaso, el ponerla en disposición para
trabajo de telefonista porque a ella le gusta hablar. que reflexione y se de cuenta, para que tenga la suficiente
Por mi cabeza pasaban sentimientos de sorpresa, de fuerza para tomar una decisión que para otros parecería
asombro y a la vez de rabia e impotencia al ver a aque- muy sencilla y sobre todo ofrecerle el apoyo necesario
lla mujer de 40 años derrumbada, destrozada, que se para que sobrelleve sus problemas
sentía inútil para realizar cualquier cosa, incluso para criar
Seguro que con un mayor grado de autonomía personal,
a su hija de 3 años, Todo ello a causa de lo que al pare-
autoestima e independencia socioeconómica aliviaría en
cer había sido un matrimonio erróneo, que se había cro-
gran medida su problema y su clínica.
nificado en el tiempo, y viciado en la relación hasta anu-
lar a María. Llevarla hasta el punto de originar una clíni- Afortunadamente las cosas están cambiando rápido, pero
ca depresiva y a acudir al centro de salud, al especialis- al parecer no todo lo que debieran.
ta y al servicio de urgencias por somatizaciones de lo que (Se adjunta genograma).
54
Herrera Ruiz JM - PATOLOGÍA PSICOSOCIAL. LA EXPERIENCIA DE UN RESIDENTE DE MEDICINA DE FAMILIA
50
HTA
52
80
Cefalea tensional
56
3
AVE2
58
43
11
60
25
Genograma: Familia nuclear estadio IV del ciclo vital fa- AVE2: Nacimiento última hija. Le ha supuesto una “carga
miliar. Existe una repetición de patrón familiar de compor- extra” a la paciente el tener que criar una hija más.
tamiento similar en la familia paterna de origen. AVE3: Cambio horario laboral marido hace 2 años. El
AVE1: Ingreso por HTA en embarazo. Al parecer no de- marido comienza a trabajar de noche en transportes y
seado. La paciente tiene que ser ingresada para estudio pasa más tiempo en casa con lo que aumentan los con-
y control de la HTA durante el embarazo. flictos de la pareja.
55
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Alonso Morales F, Barbero NB, Cuevas N, Fernández Fernández I, Gálvez Alcaraz L, García T,
Guerrero García FJ, Jiménez López AM, Lahoz Rallo B, Manteca González AM, Martínez Larios
B, Mejías López ME, Requena Ramos JM, Rodríguez Pappalardo V, Rosado Bello I, Sánchez
García C
Médicos de Familia.
Los artículos, publicados entre el 1 de julio de 2001 a 30 de septiem- Thompson WT, Coppes ME, Sibbett CH, Skan DI, Bradley T. Challen-
bre de 2001, aparecen a continuación clasificados por ÁREAS DE IN- ge of culture conscience and contract to general practitioners‘ care
TERÉS, debajo de cada una de las cuales aparecen las reseñas biblio- of their own health: qualitative study. BMJ 2001; 323: 728-731 [C,I].
gráficas correspondientes. Algunos artículos han sido clasificados bajo Coleman T, Wynn AT, Stevenson K, Cheater F. Quality study of pilot pa-
2, o más, epígrafes. yment aimed at increasing general practitioners‘ antismoking ad-
vice to smokers. BMJ 2001; 323: 432-435. [C,I].
La recopilación se ha extraído de la consulta a las revistas que apare-
cen en la sección correspondiente del número 0 de la revista. Rhoades D; McFarland K; Holmes Finch W; Johnson A. Speaking and
interruptions during primary care office visits. Fam Med
Entre corchetes, tras cada una de las referencias bibliográficas, apare- 2001;33:528-532 [T,I].
ce el tipo de estudio, según la clasificación que se expone a continua- Elwyn G, Edwards A, Eccles M, Rovner D. Decision analysis in patient
ción, y separado por una coma, el grado de interés del artículo según care. Lancet 2001; 358: 571-574. [R,I].
la opinión del revisor. Rajaratnam S, Arendt J. Health in a 24-h society. Lancet 2001; 358: 999-
1005 [R,I].
TIPO DE ESTUDIO. Landon BE, Reschovsky J, Reed M, Blumenthal D. Personal, organiza-
(AO) Artículo de opinión / editoriales / comentarios. tional, and market level influences on physicians’ practice patter-
(R) Revisiones no sistemáticas. ns: results of a national survey of primary care physicians. Med
(C) Cualitativo Care 2001;39:889-905 [T,I].
(T) Observacional descriptivo transversal Smith RC, Gardiner JC, Armatti S, Johnson M, Lyles JS. Screening for
(CC) Observacional analítico de Casos y Controles high utilizing somatizing patients using a prediction rule derived
(S) Observacional analítico de Seguimiento / Cohortes from the management information system of an HMO: a preliminary
(QE) Quasi experimental study. Med Care 2001; 39: 968-978 [EC, II].
(EC) Experimental ensayo clínico
(M) Metaanálisis y Revisiones Sistemáticas Kersnik J, Svab I, Vegnuti M. Frequent attenders in general practice:
(GPC) Guía de Práctica Clínica quality of life, patient satisfaction, use of medical services and GP
characteristics. Scand J Prim Health Care 2001;19;174-177 [T,II].
GRADO DE INTERÉS:
RIESGO CARDIOVASCULAR. Incluye: tabaco, dislipemias, hiperten-
Alto: I. sión, obesidad, ejercicio físico, nutrición / dietética.
Muy alto: II.
Imprescindible: III. Rao G. Carvedilol reduced mortality and hospitalization in severe chro-
nic heart failure. ACP Journal Club 2001; 135: 85-88 [EC,I].
Wells PS, Anderson DR, Rodger M, Stiell I, Dreyer JF, Barnes D. Exclu-
ÁREAS DE INTERÉS: ding pulmonary embolism at the bedside without diagnostic ima-
MEDICINA DE FAMIILIA/ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD. Incluye: ging: management of patients with suspected pulmonary embolism
APS_bases conceptuales, medicina de familia_profesión, ejercicio presenting to the emergency department by using a simple clini-
profesional, enfermería, trabajo social, trabajo en equipo, relacio- cal model and d-dimer. Ann Intern Med 2001; 135: 98-107 [S,II].
nes interniveles, psicología, sociología, antropología. Jafar TH, Schmid CH, Landa M, Giatras I, Toto R, Remuzzi G et al. An-
Rodríguez E, Espí F, Canteras M, Gómez A. Consumo de alcohol en- giotensin-converting enzyme inhibitors and progression of non-dia-
tre profesionales médicos de atención primaria. Aten Primaria betic renal disease. A meta-analysis of patient level data. Ann In-
2001; 28: 259-262. [T, I]. tern Med 2001; 135: 138-139 [M,II].
Thomson H, Petticrew M, Morrison D. Health effects of housing impro- Ridker PM, Danesh J, Youngman L, Collins R, Stampfer MJ, Peto R et
vement: systematic review of intervention studies. BMJ 2001; 323: al. A prospective study of Helicobacter pylori seropositivity and the
187-90. [M,I]. risk for future myocardial infarction among socioeconomically simi-
Webb E, Shankleman J, Evans MR, Brooks R. The health of children in lar U.S. men. Ann Intern Med 2001; 135:184-188 [CC,II].
refuges for women victims of domestic violence: cross sectional Tovillas FJ, Dalfó A, Romea S, Sisó A, Senar E, Miracle M. Morbilidad
descriptive survey. BMJ 2001; 323: 210-213. [T, I]. cardiovascular y su relación con la hipertrofia ventricular izquier-
56
PUBLICACIONES DE INTERÉS / ALERTA BIBLIOGRÁFICA
da de una cohorte de pacientes hipertensos: estudio Gotic. Aten Lawrence JM, Bennett P, Young A, Robinson AM. Screening for diabe-
Primaria 2001; 28: 315-319.[ S, I]. tes in general practice: cross sectional population study. BMJ 2001;
Pocock SJ, Mccormack V, Gueyffier F, Boutitie F, Fagard RH, Boissel J- 323:548-551 [T,II].
P on behalf of the indana project steering committee. A score for The Diabetes Atorvastin Lipid Intervention (DALI) Study Group. The
predicting risk of death from cardiovascular disease in adults with effect of aggressive versus standard lipid lowering by atorvastatin
raised blood preasure based on individual patient data from ran- on diabetic dyslipidemia: the DALI study: a double-blind, randomi-
domised controlled trials. BMJ; 2001:323: 75-81 [M,III]. zed, placebo-controlled trial in patients with type 2 diabetes and
Nuesch R, Schroeder K, Dieterle T, Martina B, Battergay E. Relation diabetic dyslipidemia. Diabetes Care 2001; 24: 1335-1341 [EC, I].
between insufficient response to antihypertensive treatment and Peters EJ, Lavery LA. International Working Group on the Diabetic Foot.
poor compliance with treatment: a prospective case-control study. Effectiveness of the diabetic foot risk classification system of the
BMJ 2001; 323: 142-146 [CC, II]. International Working Group on the Diabetic Foot. Diabetes Care
Tod AM, Read C, Lacey A, Abbott J. Barriers to uptake of services for 2001; 24: 1442-1447 [S, II].
coronary heart disease: qualitative study. BMJ 2001; 323: 214-217 Hillier TA, Pedula KL. Characteristics of an adult population with newly
[C,I]. diagnosed type 2 diabetes: the relation of obesity and age of on-
Bive L, Lang E, McMurray JJV, Davie AP, McDonagh TA, Murdoch DR, set. Diabetes Care 2001; 24: 1522-1527 [T, I].
et al. Randomised controlled trial of especialist nurse intervention Gerber RA, Cappelleri JC, Kourides IA, Gelfand RA. Treatment satisfac-
in heart failure. BMJ 2001;323:715-718 [EC,II]. tion with inhaled insulin in patients with type 1 diabetes: a rando-
Channon K. Current Management of symptomathic atrial fibrillation. mized controlled trial. Diabetes Care 2001; 24: 1556-1559 [EC, I].
Drugs 2001;61: 1425-1437 [R,I]. Tabaei BP, Al-Kassab AS, Ilag LL, Zawacki CM, Herman WH. Does mi-
Paluzie G, Sans S, Balañà L, Puig T,González-Sastre F, Balaguer-Vin- croalbuminuria predict diabetic nephropathy? Diabetes Care 2001;
tró I. Tendencias seculares del tabaquismo según el nivel educa- 24: 1560-1566 [S, II].
tivo entre 1986 y 1996: estudio MONICA-Cataluña. Gac Sanit Franciosi M, Pellegrini F, De Berardis G, Belfiglio M, Cavaliere doN, Di
2001; 15: 303 - 311 [T,I]. Nardo B, et al. The impact of blood glucose self-monitoring on
Bonet A, Gosalbes V, Fito M, Navarro J. Prescripción racional y reduc- metabolic control and quality of life in type 2 diabetic patients: An
ción de costes en el tratamiento de la hipertensión arterial: un ejer- urgent need for better educational strategies. Diabetes Care 2001;
cicio de simulación. Gac Sanit 2001; 15: 327-335 [T, II]. 24: 1870-1877 [T, II].
Gerstein HC, Mann JF, Yi Q, Zinman B, Dinneen SF, Hoogwerf B et al. Isomaa B, Henricsson M, Almgren P, Tuomi T, Taskinen MR, Groop L.
Albuminuria and risk of cardiovascular events, death, and heart The metabolic syndrome influences the risk of chronic complica-
failure in diabetic and nondiabetic individuals. JAMA 2001;286: tions in patients with type II diabetes. Diabetologia 2001; 44: 1148-
421-426 [S, II]. 1154 [T, I].
Otsuka R, Watanabe H, Hirata K, Tokai K, Muro T, Yoshiyame M et al. Albright TL; Parchman M; Burge SK. Predictors of self-care behavior in
Acute effects of passive smoking on the coronary circulation in adults with type 2 diabetes: An RRNeST study. Fam Med
healthy young adults. JAMA 2001; 286: 436-441 [S, I]. 2001;33:354-360 [S,II].
Mukherjee D, Nissen SE, Topd ES. Risk of cardiovascular events asso- Sutherland JE, Hoehns JD, O’Donnell B, Wiblin RT. Diabetes manege-
ciated with selective COX-2 Inhibitors. JAMA 2001; 286: 954-959 ment quality improvement in a Family Practice Residence Program.
[R, I]. J Am Board Fam Pract 2001; 14:243-251 [S, I].
Gum PA, Thamilarasam M, Watarabe J, Blackstore EH, Lauer MS. As- Gerstein HC, Mann JF, Yi Q, Zinman B, Dinneen SF, Hoogwerf B et al.
pirin use and all-cause mortality among patients being evaluated Albuminuria and risk of cardiovascular events, death, and heart
for known or suspected coronary artery disease. JAMA 2001; failure in diabetic and nondiabetic individuals. JAMA 2001;286:
286:1195-1200. [S, II]. 421-426 [S, II].
Hirsch AT, Criqui MH, Treat-Jacobson D, Regensteiner JG, Creager MA, Boulé NG, Haddad E, Kenny GP, Wells GA, Sigal RJ. Effects of exerci-
Oliu JW et al. peripheral arterial disease detection, awareness, and se on glycemic control and body mass in type 2 diabetes mellitus.
treatment in primary care. JAMA 2001; 286: 1317-1324 [EC, I]. JAMA 2001; 286:1218-1227 [M, II].
MacMahon S, Neal B, Tzourio C, Rodgers A, Woodward M, Cutler J et Scheid DC, McCarthy LH, Lawler FH, Hamm RM, Reilly KEH. Screening
al. Randomised trial of a perindropril-based blood-pressure-lowe- for microalbuminuria to prevent nephropathy in patients with dia-
ring regimen among 6105 individuals with previous stroke or tran- betes: a systematic review of the evidence. J Fam Pract 2001;
sient ischaemic attack. Lancet 2001; 358: 1033-1041 [EC,I]. 50:661-668 [M, II].
Williams GC, Deci EL. Activating patients for smoking cessation through Hueston WJ, Scibelli S, Mainous AG. Use of microalbuminuria testing
physician autonomy support. Med Care 2001;39:813-23 [CC,I]. in persons with type 2 diabetes: are the right patients being tested?
Lange RA, Hillis LD. Cardiovascular complications of cocaine Use. N J Fam Pract 2001; 50:669-673 [ S, I].
England J Med 2001; 345:351-358 [AO,I]. Owens DR, Zinman B, Bolli GB. Insulins today and beyond. Lancet 2001;
Chobanian AV. Control of hypertension. An important national priority. N 358: 739-746 [R,I].
Engl J Med 2001; 345:534-535 [AO,I]. Hu F, Manson J, Stampfer M, Colditz G, Liu S, Solomon C, et al. Diet,
Petersson U, Kjellström T. Thyroid function tests, serum lipids and gen- lifestyle, and the risk of type 2 diabetes mellitus in women. N Engl
der interrelations in a middle-aged population. Scand J Prim Health J Med 2001; 345:790-797 [S,II].
Care 2001;19:183-185 [CC,II].
57
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Baxter N. Canadian Task Force on Preventive Health Care. Preventive ASMA/BRONQUITIS CRÓNICA:
Health Care, 2001 update: Should women be routinely taught Holt S, Suder A, Weatherall M, Cheng S, Shirtcliffe P, Beasley R. Dose-
breast self-examination to screen for breast cancer? Can Med As- response relation of inhaled fluticasone propionate in adolescents
soc J 2001;164: 1837-1846 [R,II]. and adults with asthma: meta-analysis. BMJ 2001; 323: 253-256
Nutting PA, Baier M, Werner JJ, Cutter G, Conry C, Stewart L. Compe- [M,II].
ting demands in the office visit: what influences mamography re- Redington A. Step one for asthma treatment. B-2 agonist or inhaled cor-
comendations? J Am Board Fam Pract 2001; 14:352-361 [T, I]. ticosteroids? Drugs 2001; 61: 1231-1238 [R,I].
Macht SD, Kanzler MH, Mraz-Gernhard S. Depth of Excision of Mela- Elkington H, White P, Higgs R, Pettinari CJ. GPs’ views of discussions
nomas. JAMA 2001; 286: 167-168 (AO, I( . of prognosis in severe COPD. Fam Pract 2001;18:440-444 [T,I].
Michaud DS, Giovannucci E, Willet WC, Colditz GA, Stampfer MJ, Fu- Compton CH, Gubb J, Nieman R, Edelson J, Amit O, Bakst A et al. Ci-
chs Ch S. Physical activity, obesity, height, and the risk of pancrea- lomilast, a selective phosphodiesterase-4 inhibitor for treatment of
tic cancer. JAMA 2001; 286: 921-929 (S, II(. patients with chronic obstructive pulmonary disease: a randomised,
Emery J, Lucassen A, Murphy M. Common hereditary cancers and im- dose-ranging study. Lancet 2001; 358: 265-270 [EC,I].
plications for primary care. Lancet 2001; 358: 56-63 [R,I].
Atkinson MA, Einsenbarth GS. Type 1 diabetes: new perspectives on SALUD MENTAL. Incluye: demencias, y drogodependencias ilegales y
disease pathogenesis and treatment. Lancet 2001; 358: 221-229 legales (no tabaquismo).
[R,I]. Hotopf M. Psychological therapy reduced depression earlier (4 months)
Green J A, Kirwan J M, Tierney J F, Symonds P, Fresco L, Collingwood but at 1 year was not better than usual general-practitioner care.
M et al. Survival and recurrence after concomitant chemotherapy ACP journal Club. 2001; 135: 28-30 [EC,I].
and radiotherapy for cancer of the uterine cervix: a systematic re- Peveler R. A depression-management program reduced depression in
view and meta-analysis. Lancet 2001; 358: 781-786 [M,I]. frequent users of health care but did not reduce health care visits.
Evans D G R, Lallou F, Shenton A, Boggis C, Howell A. Uptake of scree- ACP Journal Club 2001; 135: 48-51 [EC,I].
ning and prevention in women at very high risk of breast cancer. Guck TP, Kavan MG, Elsasser GN, Barone EJ. Assesment and treatment
Lancet 2001; 358:889-890 [R,I]. of depression following myocardial infarction. Am Fam Physician
Modan B, Hartge P, Hirsh-Yechezkel G, Chetrit A, Lubin F, Beller U, et 2001; 64: 641-648,651-652 [AO,I].
al. Parity, oral contraceptives, and the risk of ovarian cancer among Casarett DJ, Inouye SK. Diagnosis and management of delirium near the
carriers and noncarriers of a BRCA1 or BRCA2 mutation. N Engl end of life. Ann Intern Med 2001; 135: 32-40 [T,I].
J Med 2001; 345:235-240. [CC,I].
Rodríguez E, Espí F, Canteras M, Gómez A. Consumo de alcohol en-
tre profesionales médicos de atención primaria. Aten Primaria
INFECCIOSAS. Incluye: VIH/SIDA, tuberculosis, tropicales, enfermeda- 2001; 28: 259-262 [T, I].
des de declaración obligatoria, hepatitis, vacunas, infecciones uri- Schilte AF, Portegijs PJM, Blankenstein AH, Van der Horst H, Latour
narias, neumonías. MBF, Van Eijk JTHM, Knottnerus JA. Randomised controlled trial
Murphy EL, Collier AC, Kalish LA, Assmann SF, Para MF, Flanigan TP of disclosure of emotionally important events in somatisation in
et al. Highly active antiretroviral therapy decreases mortality and primary care. BMJ 2001;323:86-89 [EC II].
morbidity in patients with advanced HIV disease. Ann Intern Med Guthrie E, Kapur N, Mackway-Jones K, Chew-Graham C, Moorey J,
2001; 135: 17-26 [S,I]. Mendel E, et al. Randomised controlled trial of brief psychological
Gupta K, Hooton TM, Stamm WE. Increasing antimicrobial resistan- intervention after deliberate self poisoning. BMJ 2001; 323: 153-
ce and the management of uncomplicated community-acqui- 158 [EC,I].
red urinary tract infections. Ann Intern Med 2001; 135: 41-50 Scott S, Spencer Q, Doolan M, Jacobs B, Asplan H. Multicentre contro-
[R,II]. lled trial of parenting groups for childhood antisocial behaviour in
Gupta K, Hooton TM, Roberts PL, Stamm WE. Patient-initiated treatment clinical practice. BMJ 2001; 323: 194-198 [EC, I].
of uncomplicated recurrent urinary tract infections in young women. Walraven CV, Mandami MM, Wells PS, Williams JI. Inhibition of seroto-
Ann Intern Med 2001; 135: 51-2 [EC,I]. nin reuptake by antidepressants and upper gastrointestinal blee-
Rea TD, Russo JE, Katon W, Ashley RL, Buchwald DS. Prospecti- ding in elderly patients: retrospective cohort study. BMJ 2001; 323:
ve study of the natural history of infectious mononucleosis cau- 655-8 [S,II].
sed by Epstein-Barr virus. J Am Board Fam Pract 2001; 14:234- Coid J, Petruckevith A, Feder G, Chung WS, Richardson J, Moorey S.
242 [S, I]. Relation between childhood sexual and physical abuse and risk of
Goldschmidt RH. Treatment of AIDS and HIV-related conditions: 2001. revictimisation in women: a cross-sectional survey. Lancet 2001;
J Am Board Fam Pract 2001; 14:283-309 [ R, II]. 358: 450-454 [T,I].
Bruce MG, Rosenstein NE, Capparella JM, Shutt KA, Perkins BA, Co- Barsky AJ, Ettner SL, Horsky J, Bates DW. Resource utilization of pa-
llins M. Risk factors for meningococcal dissease in college stu- tients with hypochondriacal health anxiety and somatization. Med
dents. JAMA 2001; 286: 688-693. [S, II]. Care 2001;39:705-715 [T, I ].
Lavery JV, Boyle J, Dickens BM, Maclean H, Singer PA. Origins of Smith RC, Gardiner JC, Armatti S, Johnson M, Lyles JS, Given CW et
the desire for euthanasia and assisted suicide in people with al. Screening for high utilizing somatizing patients using a predic-
HIV-1 or AIDS: a qualitative study. Lancet 2001; 358: 362-367 tion rule derived from the management information system of an
[C,I]. HMO: a preliminary study. Med Care 2001;39:968-978 [EC, II].
Lauer GM,. Walker BD. Medical progress: hepatitis C virus infection. N Edlin BR. Is it justifiable to withhold treatment for hepatitis C from illicit-
Engl J Med 2001; 345:41-52 [AO, I]. drug users? N Engl J Med 2001; 345:211-214 [AO,I].
Edlin BR. Is it justifiable to withhold treatment for hepatitis C from illicit- Lange RA, Hillis LD. Cardiovascular Complications of Cocaine Use. N
drug users? N Eng J Med 2001; 345:211-214 [AO,I]. Engl J Med 2001; 345:351-358. [AO,I].
58
PUBLICACIONES DE INTERÉS / ALERTA BIBLIOGRÁFICA
SALUD LABORAL. Janowsky EC. Review: Insufficient evidence exists for screening mam-
ENFERMEDADES / PROBLEMAS PREVALENTES: mography in women 40 to 49 years of age. ACP Journal Club 2001;
135: 63-65 [M,II].
Swagarty DL, Hellinger D. Radiographic assesment of osteoarthritis. Am
Fam Physician 2001; 64: 279-286 [AO,II]. Spencer JP, González LS, Barnhart DJ. Medications in the breast-fee-
ding mother. Am Fam Physician 2001; 64: 119-126 [AO,II].
Bedinghaus JM, Niedfeldt MW. Over-The-Counter foot remedies. Am
Fam Physician 2001; 64: 791-796;803-804 [AO,I]. Grodstein F, Manson JE, Stampfer MJ. Postmenopausal hormone use
and secondary prevention of coronary events in the nurses heal-
Guereña MJ, Perna C, Gajate J. Correlación clinicopatológica de 370 th study a prospective, observational study. Ann Intern Med 2001;
casos de cirugía menor dermatológica realizada por médicos de 135: 1-8 [S,II].
familia. Aten Primaria 2001; 28: 320-325 [ T,I].
Scuteri A, Bos AJ, Braut LJ, Talbot L, Lakatta EG, Fleg JL. Hormone re-
Weijnen CF, Numans MF, Dewit NJ, Smout AJPM, Moons KGM, Verheij placement therapy and longitudinal changes in blood pressure in
TJM, et al. Testing for helicobacter pylori in dyspectic patients sus- postmenopausal women. Ann Intern Med 2001; 135: 229-238
pected of peptic ulcer disease in Primary Care: cross sectional stu- [S,III].
dy. BMJ 2001; 323: 71-75 [T,I].
Warner P, Critchley HOD, Lumsden MA, Campbell-Brown M, Douglas A,
Hahn S, Kim Y, Garner P. Reduced osmolarity oral rehydration solution Murray G. Referral for menstrual problems: cross sectional survey
for treating dehydration due to diarrhoea in children: systematic of symptoms, reasons for referral and management. BMJ 2001;
review. BMJ 2001; 323: 81-85 [M, I]. 323: 24-28 [T,I].
Barry HC, Hickner J, Ebell MH, Ettenhofer T. A randomized controlled Kemmeren JM, Alegra A, Grobbee DE. Third generation oral contracep-
trial of telephone management of suspected urinary tract infectio- tives and risk of venous thrombosis: meta-analysis. BMJ 2001;
ns in women. J Fam Pract 2001; 50:589-594 [EC, I]. 323: 131-134 [M, II].
Scheidtmann K, Fries W, Muller F, Koenig E. Effect of levodopa in com- Evans J, Heron J, Francomb H, Oke S, Golding J, on behalf of the Avon
bination with physiotherapy on functional motor recovery after Longitudinal Study of Parents and Children Study Team. Cohort
stroke: a prospective, randomised, double-blind study. Lancet study of depressed mood during pregnancy and after childbirth.
2001; 358:787-790 [EC,I]. BMJ 2001; 323: 257-260 [S,I].
Dwight-Johnson M, Unutzer J, Sherbourne C, Tang L, Wells KB. Can Smith GCS, Pell JP. Teenage pregnancy and risk of adverse perinatal
quality improvement programs for depression in primary care outcomes associated with first and second births: population ba-
address patient preferences for treatment? Med Care 2001;39:934- sed retrospective cohort study. BMJ 2001;323:476-479 [S,I].
944 [T,I].
Murray E, Davis H, Tai SS, Culter A, Gray A, Haines A. Randomised
Granstein RD. New treatments for psoriasis. N Engl J Med 2001; controlled trial of an interactive multimedia decision aid on hormone
345:284-287 [AO, I]. replacement therapy in primary care. BMJ 2001; 323: 490-493
Alldredge B, Gelb A, Isaacs M, Corry M, Allen F, Ulrich S, et al. A compa- [EC,II].
rison of lorazepam, diazepam and placebo for the treatment of out- Glazener CMA, Herbison GP, Wilson PD, MacArthur C, Lang GD, Gee
of-hospital status epilepticus. N Engl J Med 2001; 345:696-697 [ T,I]. H, Grant AM. Conservative management of persistent postnatal
Lee DM, Weinblatt ME. Rheumatoid arthritis. Lancet 2001; 358: 903-911 urinary and faecal incontinence: randomised controlled trial. BMJ
[R,I]. 2001; 323: 593-596 [EC,II].
Baxter N, Canadian Task Force on Preventive Health Care. Preventive
ENFERMEDADES DE BAJA INCIDENCIA: Health Care, 2001 update: Should women be routinely taught
breast self-examination to screen for breast cancer? Can Med As-
Smith DS. Health care management of adults with Down syndrome. Am soc J 2001; 164: 1837-1846 [R,II].
Fam Physician 2001; 64: 1031-1038, 1039-10340 [AO,I].
Little P, Griffin S, Dickson N, Sadler C. Unwanted pregnancy and con-
traceptive knowledge: identifying vulnerable groups from a rando-
MEDIOS DIAGNÓSTICOS: mized controlled trial of educational interventions. Fam Pract
Swagarty DL, Hellinger D. Radiographic assesment of osteoarthritis. Am 2001;18:449-453 [S,I].
Fam Phisycian 2001; 64: 279-286 [AO,II]. Woods SE, Raju U. Maternal smoking and the risk of congenital birth
Baxter N, Canadian Task Force on Preventive Health Care. Preventive defects: a cohort study. J Am Board Fam Pract 2001; 14:330-334
Health Care, 2001 update: Should women be routinely taught [S, I].
breast self-examination to screen for breast cancer? Can Med As- Nutting PA, Baier M, Werner JJ, Cutter G, Conry C, Stewart L.
soc J 2001;164: 1837-1846 [R,II]. Competing demands in the office visit: what influences mamo-
graphy recomendations? J Am Board Fam Pract 2001; 14:352-
361 [T, I].
INFANCIA Y ADOLESCENCIA:
Stanwood GD, Levitt P, Singer LT, Arendt RE, Delaney-Black V, Oving-
Leung A.KC, Chan KW Evaluating the child with purpura. Am Fam Phy- ton CY et al. Prenatal Cocaine Exposure as a Risk Factor for la-
sician 2001; 64: 419-429 [AO,II]. ter Developmental outcomes. JAMA 2001; 286: 45-47 [AO, I].
Woods SE, Raju U. Maternal smoking and the risk of congenital birth Villareal DT, Binder EF, Willians DB, Schecthman KB, Yarasheski KE,
defects: a cohort study. J Am Board Fam Pract 2001; 14:330-334 Kohrt WM. Bone mineral density response to estrogen replacement
[S, I]. in frail elderly women. JAMA 2001; 286: 815-820 [EC, II].
Janicke DM, Finney JW, Riley AW. Children’s health care use: a pros- Owen J, Yost N, Berghella V, Thom E, Swain M, Dildy GA. Mid-trimes-
pective investigation of factors related to care-seeking. Med Care ter endovaginal sonography in women at high risk for spontaneous
2001;39:990-1001 [S,I]. preterm birth. JAMA 2001; 286: 1340-1348 [S, II].
Evans D G R, Lallou F, Shenton A, Boggis C, Howell A. Uptake of scree-
MUJER Y SALUD. Incluye: Planificación Familiar, embarazo, Aborto, ning and prevention in women at very high risk of breast cancer.
Menopausia, mujer y medicina. Lancet 2001; 358:889-890 [R,I].
59
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Modan B, Hartge P, Hirsh-Yechezkel G, Chetrit A, Lubin F, Beller U, et Campbell FA, Tramer MR, Carrol D, Reynolds DJM, Moore RA. Are can-
al. Parity, oral contraceptives, and the risk of ovarian cancer among nabinoids an effective and safe treatment option in the manage-
carriers and noncarriers of a BRCA1 or BRCA2 mutation. N Engl ment of pain? A quality systematic review. BMJ 2001; 323: 13-16
J Med 2001; 345:235-240 [CC,I]. [M,I].
Hu F, Manson J, Stampfer M, Colditz G, Liu S, Solomon C, et al. Diet, Tramer MR, Carrol D, Campbell FA, Reynolds DJM, Moore RA, Mcquay
lifestyle, and the risk of type 2 diabetes mellitus in women. N Engl HJ. Cannabinoids for control of chemotherapy induced nausea and
J Med 2001; 345:790-797 [S,II]. vomiting: quantitative systematic review. BMJ 2001; 323: 16-21
[M,I].
ANCIANOS: Kemmeren JM, Alegra A, Grobbee DE. Third generation oral contracep-
tives and risk of venous thrombosis: meta-analysis. BMJ 2001;
Gill TM, Desai MM, Gahbauer EA, Holford TR, Williams CS. Restricted 323: 131-134 [M, II].
activity among community-living older persons: incidence, precipi-
tants, and health care utilization. Ann Intern Med 2001; 135: 374- Nuesch R, Schroeder K, Dieterle T, Martina B, Battergay E. Relation
376 [S,II]. between insufficient response to antihypertensive treatment and
poor compliance with treatment: a prospective case-control study.
Walraven CV, Mandami MM, Wells PS, Williams JI. Inhibition of seroto- BMJ 2001; 323: 142-146 [CC, II].
nin reuptake by antidepressants and upper gastrointestinal blee-
Walraven CV, Mandami MM, Wells PS, Williams JI. Inhibition of seroto-
ding in elderly patients: retrospective cohort study. BMJ 2001; 323:
nin reuptake by antidepressants and upper gastrointestinal blee-
655-658 [S,II].
ding in elderly patients: retrospective cohort study. BMJ 2001; 323:
Elkan R, Kendrick D, Dewey M, Hewitt M, Robinson J, Blair M et al. 655-658 [S,II].
Effectiveness of home based support for older people: systematic
Redington A. Step one for asthma treatment. B-2 agonist or inhaled cor-
review and meta-analysis. BMJ 2001;323:719-725 [M,II].
ticosteroids? Drugs 2001; 61: 1231-1238 [R,I].
Parle JV, Maisonneuve P, Sheppard MC, Boyle P, Franklyn J. Prediction
Channon K. Current management of symptomathic atrial fibrillation.
of all-cause and cardiovascular mortality in elderly people from one
Drugs 2001;61: 1425-1437 [R,I].
to serum thyrotropin result: a 10-year cohort study. Lancet 2001;
358: 861-865 [S,I]. Elkington H, White P, Higgs R, Pettinari CJ. GPs’ views of discussions
of prognosis in severe COPD. Fam Pract 2001;18:440-444 [T,I].
Bonet A. Gosalbes V. Fito M. Navarro J. Prescripción racional y reduc-
URGENCIAS Y EMERGENCIAS. ción de costes en el tratamiento de la hipertensión arterial: un ejer-
Mansfield CJ, Price J, Frush KS, Dallara J. Pediatrics emergencies in cicio de simulación. Gac Sanit 2001; 15: 327 - 335 [T, II ].
the office: are family physicians as prepared as pediatricians? J Goldschmidt RH. Treatment of AIDS and HIV-related conditions: 2001.
Fam Pract 2001; 50:757-761 [T, I]. J Am Board Fam Pract 2001; 14:283-309 [ R, II].
Rexrode KM, Buring JE, Glynn RJ, Stampfer MJ, Youngman LD, Gazia-
TERAPÉUTICA: Incluye: farmacología, adherencia al tratamiento, cui- no M. Analgesic use and renal function in men. JAMA 2001; 286:
dados paliativos y tratamiento del dolor, calidad de las prescripcio- 315-321 [S, II].
nes. Owens DR, Zinman B, Bolli GB. Insulins today and beyond. Lancet 2001;
Naumann M, Lowe NJ, on behalf of the Hyperhidrosis Clinical Study 358: 739-746 [R,I].
Group. Botulinum toxin type A in treatment of bilateral primary axi- FitzGerald GA, Patrono C. The coxibs, selective inhibitors of cyclooxy-
llary hyperhidrosis: randomised, parallel group, double blind, pla- genase-2. N Engl J Med 2001; 345:433-442 [S,II].
cebo controlled trial. BMJ 2001, 323:596-599 [EC,I].
Alldredge B, Gelb A, Isaacs M, Corry M, Allen F, Ulrich S et al. A com-
Mackenzie K, Millar A, Wilson JA, Cameron S, Deary IJ. Is voice thera- parison of lorazepam, diazepam, and placebo for the treatment of
py an effective treatment for disphonia? A randomised controlled out-of-hospital status epilepticus. N Engl J Med 2001; 345:696-697
trial. BMJ 2001; 323: 658-661 [EC,I]. [T,I].
Nuesch R, Schroeder K, Dieterle T, Martina B, Battergay E. Relation
between insufficient response to antihypertensive treatment and
ENTREVISTA CLÍNICA:
poor compliance with treatment: a prospective case-control study.
BMJ 2001; 323: 142-146 [CC, II]. Tunzi M. Can the patient decide? evaluating patient capacity in practi-
ce. Am Fam Physician 2001; 64: 299-306 [AO,I].
Goldschmidt RH. Treatment of AIDS and HIV-related conditions: 2001.
J Am Board Fam Pract 2001; 14:283-309 [ R, II].
Spencer JP, González LS, Barnhart DJ. Medications in the breast-fee- ATENCION FAMILIAR:
ding mother. Am Fam Physician 2001; 64: 119-126 [AO,II]. Muñoz F, Martín ML, Vivancos D, Blanca F, Rodriguez T, Ruiz M. Mejo-
Colgan R, Powers JH. Appropriate antimicrobial prescribing: approaches ra en la atención prestada a víctimas de violencia doméstica. Im-
that limit antibiotic resistance. Am Fam Physician 2001; 64: 999- pacto de una intervención priorizada. Aten Primaria 2001; 28: 241-
1004 [AO,II]. 248. [S,III].
Kessler RC, Davis RB, Foster DF, Van Rompay MI, Walters EE, Wilkey
SA et al.Long -term trends in the use of complementary and alter- ACTIVIDADES COMUNITARIAS. Incluye: encuestas de satisfacción,
native medical therapies in the United States. Ann Intern Med 2001; todo lo relacionado con los usuarios.
135: 262-268 [S,I]. Icart MT, Icart MC, Pulpón AM, Mena J, Garcia AM, Carrés L. Los prin-
Pascual L, Portaceli A, Ros A. Utilización de la vía subcutánea para el cipales problemas de salud según la opinión de los usuarios. Aten
control de síntomas en un centro de salud. Aten Primaria Primaria 2001; 28: 263-268 [ T,II].
2001;28:185-187 [S,II]. Thomson H, Petticrew M, Morrison D. Health effects of housing impro-
Segú JL, Zara C. Impacto y aplicabilidad del sistema de precios de re- vement: systematic review of intervention studies. BMJ 2001; 323:
ferencia. Aten Primaria 2001; 28: 340 –348 [R,I]. 187-90 [M,I].
60
PUBLICACIONES DE INTERÉS / ALERTA BIBLIOGRÁFICA
Scott S, Spencer Q, Doolan M, Jacobs B, Asplan H. Multicentre contro- Hostetter TH. Prevention of end-stage renal disease due to type 2 dia-
lled trial of parenting groups for childhood antisocial behaviour in betes. N Engl J Med 2001; 345:910-912 [AO,II].
clinical practice. BMJ 2001; 323: 194-8 [EC, I].
Kersnik J; Svab I; Vegnuti M. Frequent attenders in general practice: EVALUACIÓN / GARANTÍA DE CALIDAD.
quality of life, patient satisfaction, use of medical services and GP
characteristics. Scand J Prim Health Care 2001;19:174-177 [T,II]. Lawrence JM, Bennett P, Young A, Robinson AM. Screening for diabe-
tes in general practice: cross sectional population study. BMJ 2001;
323:548-51 [T,II].
DOCENCIA. Incluye: pregrado, postgrado, formación medica continua- Baxter N. Canadian Task Force on Preventive Health Care. Preventive
da, metodología docente. Health Care, 2001 update: Should women be routinely taught
Grad R; Macaulay AC; Warner M. Teaching evidence-based medical breast self-examination to screen for breast cancer? Can Med As-
care: description and evaluation. Fam Med 2001;33:602-606 [T,I]. soc J 2001;164: 1837-1846 [R,II].
Tingle LE; Lambert CT. Comparison of a family practice teaching servi-
INVESTIGACIÓN. Incluye: investigación cualitativa, estadística. ce and a hospitalist model: costs, charges, length of stay, and
mortality. Fam Med 2001;33:511-515 [T,II].
Tod AM, Read C, Lacey A, Abbott J. Barriers to uptake of services for
coronary heart disease: qualitative study. BMJ 2001; 323: 214-217 Rhoades D; McFarland K; Holmes Finch W; Johnson A. Speaking and
[C,I]. interruptions during primary care office visits. Fam Med
2001;33:528-532 [T,I].
Sáez M. El problema de las medidas repetidas. Análisis longitudinal en
epidemiología. Gac Sanit 2001; 15: 347 - 352 [AO, I ]. Sutherland JE, Hoehns JD, O’Donnell B, Wiblin RT. Diabetes manage-
ment quality improvement in a Family Practice Residence Program.
J Am Board Fam Pract 2001; 14:243-251 [S, I].
MEDICINA BASADA EN PRUEBAS. Scheid DC, McCarthy LH, Lawler FH, Hamm RM, Reilly KEH. Screening
Grad R; Macaulay AC; Warner M. Teaching evidence-based medical for microalbuminuria to prevent nephropathy in patients with dia-
care: description and evaluation. Fam Med 2001;33:602-606 [T,I]. betes: a systematic review of the evidence. J Fam Pract 2001;
50:661-668 [M, II].
Ramsey SD, Cheadle AD, Neighbor WE, Gore E, Temple P, et al. Rela- OTRAS.
tive impact of patient and clinic factors on adherence to primary Guereña MJ, Perna C, Gajate J. Correlación clinicopatológica de 370
care preventive service guidelines: an exploratory study. Med Care casos de cirugía menor dermatológica realizada por médicos de
2001;39:979-89 [T,I]. familia. Aten Primaria 2001; 28: 320-325 [ T,I].
Hu F, Manson J, Stampfer M, Colditz G, Liu S, Solomon C, et al. Diet, Macfarlane GJ, McBeth J, Silmen AJ. Widespread body pain and mor-
lifestyle, and the risk of type 2 diabetes mellitus in women. N En- tality: prospective population based study. BMJ 2001; 323:662-665
gland J Med 2001; 345:790-797 [S,II]. [T,I].
61
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
¿CUÁL ES SU DIAGNÓSTICO? - 6
1 Residentes de tercer año, Medicina Familiar y Comunitaria. Unidad Docente de Medicina de Familia de Granada.
Zona Sur I.
Figura 1
Se trata de un paciente varón de 43 años, fumador de 2 sentaba una taquicardia a 198 lpm (fig.1) bien tolerada
paquetes/día, que había sido estudiado hacía 3 años en hemodinámicamente y sin dolor torácico, ni disnea, de
consulta de cardiología por una arritmia valorada previa- QRS estrecho (<0,12 seg) que se intentó revertir con
mente en urgencias. Tras el estudio con holter prueba de maniobras vagales (masaje seno carotídeo), que no fue-
esfuerzo e isótopos no se le indicó tratamiento específi- ron efectivas.
co. Desde entonces refiere episodios de taquicardias es- A continuación se inició tratamiento con Adenocor ® con
porádicas de corta duración que cedían sin medicación. una primera dosis de 3 mg. Con eso se consiguió abrir
En esta ocasión el paciente acude al servicio de urgen- la taquiarritmia pero no fue del todo efectivo. Seguida-
cias del hospital porque sufre un episodio de palpitacio- mente se administró un bolo de 6 mg de Adenosina lo
nes que en esta ocasión no ceden espontáneamente. que hizo que pasara a una taquicardia sinusal a 120
Este episodio es más duradero e intenso que los anterio- lpm (fig. 2)
res. El inicio de la taquicardia fue igual que anteriores Seguidamente se administraron 20 mg de tranxilium ® i.v.
ocasiones precedido de una sensación de que “le daba y tras su estancia en observación el paciente fue dado de
un vuelco el corazón” y comenzó a notar las palpitacio- alta en ritmo sinusal a 72 lpm, para estudio en la unidad
nes. A su llegada al servicio de urgencias del hospital pre- de arritmias de nuestro hospital.
62
¿CUÁL ES SU DIAGNÓSTICO?
Figura 2
¿Cuál es su diagnóstico?
1. Fibrilación Auricular
2. Síndrome de Wolf-Parkinson-White (Respuestas razonadas en el próximo número)
Remitir las respuestas al correo electrónico: [email protected]
3. Taquicardia sinusal
o a: Revista Medicina de Familia. Andalucía
4. Ritmo idioventricular acelerado (RIVA) ¿Cuál es su diagnóstico?
5. Taquicardia Nodal Calle Arriola 4, bajo - 18001 Granada
63
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Solución: 4. Placas y pápulas pruríticas y urti- dad fetal, aunque diversos autores niegan la posibilidad
cariformes del embarazo de recurrencias y de afectación materna y fetal. No sue-
le recurrir con anticonceptivos orales.
Esta enfermedad, de etiología desconocida, que afecta
con más frecuencia a primigrávidas jóvenes, suele apa-
recer al final del embarazo entre las 35 y 39 semanas de Tratamiento
gestación. Diversos autores también la denominan erup- El tratamiento es exclusivamente sintomático. En ocasio-
ción polimorfa del embarazo y sostienen que podría tra- nes puede ser necesario la inducción del parto.
tarse de una reacción alérgica de tipo tardío. Tiene una
–␣ Sistémico: Glucocorticoides (20-40 mg de predniso-
incidencia de 1/200 embarazos, si bien se ha visto un
lona/día), en casos graves.
aumento de la incidencia en embarazos múltiples, al pa-
Antihistamínicos
recer en relación con un aumento de la distensión abdo-
–␣ Tópico: Lociones de zinc
minal. Es conocida también su asociación con aumentos
Ictiol al 5%
excesivos de peso en el embarazo. No se han encontra-
Glucocorticoides a bajas concentraciones
do alteraciones hormonales significativas.
Diagnostico diferencial
Clínica
–␣ Herpes gestationis: también denominado Penfigoide
Pápulas y placas eritematosas y edematosas, intensa-
gestationis. Aparece en el último trimestre del embarazo.
mente pruriginosas, que comienzan sobre las estrías de
Cura espontáneamente pero puede recidivar en embara-
tensión abdominales que se muestran muy rojas, junto
zos subsiguientes. Tiene una incidencia de 1/5000 a 1/
con lesiones excoriadas por el rascado. Aparecen en ab-
10000 embarazos. La patogénesis se explica por un de-
domen y se extienden a piernas, nalgas, brazos y caras
pósito de autoanticuerpos de clase Ig G denominado fac-
laterales del tronco, respetando la región periumbilical.
tor HG. Estos anticuerpos se pueden traspasar por vía
Asimismo están respetadas cara, palmas y plantas.
placentaria, lo que explica que pueda producirse un par-
to prematuro. Pueden estar implicados factores hormona-
Histopatología les. Se han dado casos de herpes gestationis que se han
visto precipitados por anticonceptivos orales, coriocarci-
Los hallazgos son totalmente inespecíficos: infiltrado linfoci-
noma o mola hidatiforme.
tario e histiocitario perivascular en dermis superficial papilar
y reticular. En ocasiones se puede observar eosinófilos, es- Clínica: Máculas urticariformes, ampollas y vesículas ten-
pongiosis y paraqueratosis. Los tests de inmunofluerescen- sas en región periumbilical y en zona distal de todas las
cia directa son usualmente negativos, aunque en algunos extremidades. Puede afectarse pecho, cara, palmas y
casos se han detectado depósitos de C3 en vasos dérmicos. plantas. Sólo en un 20% de los casos pueden llegar a
afectarse las mucosas. En determinadas ocasiones hay
sintomatología general, debilidad y fiebre. Existe eosinofi-
Evolución
lia periférica en un 50% de los casos. El 10% de los re-
Autoresolutiva tras el parto. Esta entidad puede recurrir cién nacidos tienen una erupción similar a la de la madre
en los sucesivos embarazos y parece existir una morbili- pero se resuelve en el curso de varias semanas.
64
¿CUÁL ES SU DIAGNÓSTICO?
Anatomía Patológica: formación de ampollas subepidér- o Manifestaciones generales: debilidad, cefalea y fiebre
micas. Infiltrado inflamatorio en dermis superficial con pre- alta. En las formas graves se pueden desarrollar
dominio linfoide y eosinófilos. Inmunofluorescencia: fija- complicaciones debidas a bronconeumonía, afecta-
ción lineal homogénea de Ig G e Ig A. Depósito de C3. ción renal con hematuria.....
Evolución: la enfermedad se exacerba en el parto y se Puede existir ligero prurito. Cuando se desarrollan ampo-
produce involución de la misma, 2-3 semanas después llas y erosiones, éstas pueden ser dolorosas.
del parto. Se produce muerte fetal o parto prematuro en
Histopatología: infiltrado perivascular linfocítico en dermis
el 30% de los casos. Hay en elevado riesgo de padecer
superior. Extravasación eritrocitaria. En el centro existe
Enfermedad de Graves.
una degeneración hialina y vacuolar de la epidermis in-
–␣ Prúrigo gestationis: Erupción cutánea intensamente ferior y membrana basal con acumulo de queratinocitos
pruriginosa que aparece en el 2º trimestre del embarazo. necróticos. En IFD pueden existir depósitos perivascula-
Las lesiones alcanzan su máxima intensidad durante el res de inmunoglobulinas y fracciones del complemento
último mes y se consideran como lesiones de Prúrigo sim-
–␣ Impétigo herpetiforme: Eritema y pustulosis muy ex-
ple subagudo en el embarazo. Se da en un 2% de los em-
tensa con síntomas constitucionales graves que pueden
barazos. La causa es desconocida. Para algunos autores
llegar a determinar la muerte del paciente. En determina-
supone una manifestación atópica durante el embarazo.
das ocasiones se asocia a una alteración funcional de las
Se cree debido a colestasis inducida por estrógenos.
paratiroides. Aparece en la segunda mitad del embarazo
Clínica: seropápulas infiltradas con halo rojo, pronta- y puede recidivar en cada embarazo siguiente y con la
mente excoriadas por el rascado, estrechamente agru- toma de anticonceptivos. Puede aparecer tras el parto o
padas, que predominan en las superficies extensoras de tras una tiroidectomía. Algunos autores apuntan que se
las extremidades y en ocasiones en el tronco. En una trata de una psoriasis latente previa en forma de psoria-
minoría de los casos se objetivan alteraciones en las sis pustulosa generalizada, desencadenada por un défi-
pruebas de función hepática, que pueden acompañarse cit de PTH en el embarazo.
de ictericia. Los tests serológicos y los hallazgos histo-
patológicos no son específicos, mostrando un infiltrado Clínica: las áreas más afectadas son tronco y flexuras. Se
de células inflamatorias crónicas en la dermis superior desarrollan pústulas diseminadas y agrupadas de forma den-
con cambios ocasionales en la epidermis. La inmu- sa sobre áreas eritematosas de color rojo brillante, que de-
nofluerescencia es negativa. El pronostico materno y sarrollan descamación periférica en collarete. Puede existir
fetal es excelente, el peso de nacimiento normal y la hiperpigmentación secundaria. Si sigue evolucionando puede
enfermedad usualmente se resuelve en el posparto, dar lugar a una eritrodermia exfoliativa. Puede afectarse la
pero recurre en posteriores embarazos. cavidad oral con presencia de áreas puntiformes de color
blanco-grisáceo en el epitelio. Hay un síndrome constitucio-
–␣ Eritema multiforme: enfermedad exudativa aguda que nal. Puede haber signos de hipoparatiroidismo (signos de
se produce como una reacción alérgica de naturaleza ca- Chvostek y Trosseau) e insuficiencia renal. La VSG puede
racterística con una gran variedad de posibles causas (in- estar alta. Puede existir disproteinemia, leucocitosis neutro-
fecciones, fármacos, tumores, enfermedades del tejido co- fílica y, a menudo, en el transcurso de la enfermedad, défi-
nectivo). Afecta principalmente a varones de edades com- cit de hierro. Presenta una apreciable morbilidad fetal.
prendidas entre los 10 y los 30 años de edad. Se produce
como consecuencia de un estado hiperérgico de la piel..
Clínica: Bibliografía
• Forma minor: Herpes iris de Bateman. Se empiezan a 1. Sasseville D. Dermatoses of pregnancy. Int J Dermatol 1981;
20: 223.
desarrollar en la mayoría de los casos en el dorso de las 2. Nurse DS. Prurigo of pregnancy. Australian J Dermatol 1968;
manos. 9: 258.
3. Winton GB, Lewis CW. Prurigo of pregnancy. J Am Acad Derma-
• Forma mayor: tol 1968; 6: 997.
o Lesiones cutáneas: Superficies extensoras de las ex- 4. Brufon C. Eritema Polimorfo. Piel 1991; 6: 321-9.
tremidades y región glútea. A menudo se afectan las 5. Guillén Barona C, Bottela Estrada R, Sanmartín Jiménez O. Ma-
áreas flexurales. nual de enfermedades de la piel. Valencia: EGRAF S.A; 1993
6. Atlas de Dermatología clínica. Anthony du Vivier. Barcelona: Ed
o Lesiones mucosas: Superficies erosionadas extensas Mosby/Doyma; 1995.
con formación de ampollas que se rompen cubrién- 7. Sherard GB 3rd, Atkinson SM. Focus on primary care: pruritic der-
dose de costra serosanguinolenta negruzca y fisuras. matological conditions in pregnancy. Obstet Gynecol Surv 2001;
La apertura de la boca y la alimentación son extre- 56: 427-32.
8. Elling SV, McKenna P, Powell FC. Pruritic urticarial pupules and
madamente dolorosas y determinan sangrado. plaques of pregnancy and multiple pregnancies. J Eur Acad Der-
o Afectación ocular: conjuntivitis. matol Venereol 2000; 14: 378-81.
65
A c t iv i d a d e s C i e n t í fi c a s
❑ XIII CONGRESO DE LA SAMFYC
Córdoba, 16, 17, 18 de mayo de 2002
Fecha límite de remisión de comunicaciones: 31 de marzo.
http//www.samfyc.es
66
INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES
Medicina de Familia. Andalucía es una revista médica especialmen- Emplazamiento: o ámbito en el que se ha llevado a cabo el trabajo (Centro
te dirigida a los médicos de familia andaluces y a todos aquellos otros de Salud, Hospital, interniveles, población general, etc.)
profesionales sanitarios de ámbito nacional o internacional que puedan
Población y muestra: Características de la población, así como criterios
verse reflejados en los contenidos de nuestra publicación. La revista da
de selección y características de la muestra.
una especial bienvenida a los originales en lengua hispana provenien-
tes de América Latina. Intervenciones: Descripción de las actividades llevadas a cabo tenden-
tes a satisfacer los objetivos del estudio.
La revista cuenta con las siguiente secciones:
Resultados: Se aportarán los principales resultados del trabajo, deriva-
Originales. Se incluyen trabajos de investigación clínica y epidemioló-
dos de los objetivos y de la metodología empleada, con mención de los
gica o sobre aspectos organizativos que sean de gran interés para el
intervalos de confianza y nivel de significación estadística, cuando pro-
médico de familia según la línea editorial de la revista. La extensión
ceda.
máxima del texto será de 5.000 palabras. Se admitirá hasta un total de
6 tablas y/o figuras. Conclusiones: Se derivarán directamente de lo expuesto en la sección
de resultados. Puede ser de interés resaltar su significación en la prác-
Los originales podrán ser clasificados como originales breves. Se inclui-
tica cotidiana del médico de familia.
rán en esta categoría trabajos de suficiente interés, que precisen una más
rápida publicación. La extensión máxima será de 3.500 palabras. Se ad- Palabras clave: Se harán constar aquellas que los autores emplearon
mitirá un máximo de 3 tablas y/o figuras, y 10 referencias bibliográficas. para su revisión bibliográfica en el Index Medicus. Aparecerán, por tanto,
en inglés con su traducción al castellano. Su número oscilará entre 3 y
Cartas al director: pretende servir como foro en donde comentar los artí-
5.
culos publicados o para dar a conocer brevemente experiencias de interés
en el campo de la atención primaria. Su extensión será de 1000 palabras B.␣ ␣ ␣ Artículo completo:
como máximo, el número de referencias bibliográficas será de un máximo
Introducción: Debe explicar muy brevemente el fundamento del traba-
de 6, y el número de autores de 4. Todos los autores deben firmar el con-
jo y al final explicitar claramente los objetivos del mismo. Citar sólo aque-
tenido de la carta.
llas referencias estrictamente necesarias.
¿Cuál es su diagnóstico?: En él se expone, de manera breve y acom-
Sujetos y Métodos: Debe describir la población en la que se ha llevado
pañado de algún tipo de soporte gráfico, un caso clínico cuya resolu-
a cabo el trabajo, así como una descripción de los métodos de mues-
ción se presenta argumentada en el siguiente número.
treo, aparatos y procedimientos, con una precisión que permita repro-
Otras secciones: La revista cuenta con otras secciones (editoriales, ducir el estudio a otros investigadores. Se justificarán los métodos es-
publicaciones de interés, actividades científicas, artículos de revisión, tadísticos utilizados. Alguna información metodológica de gran interés
temas a debate, área docente, el espacio del usuario, sin bibliografía). puede incluirse como anexo.
Su redacción suele ser por encargo del consejo de redacción. Los in-
Resultados: Exponen los datos extraídos del estudio sin ningún tipo de
teresados en colaborar a título individual pueden contactar con miem-
valoración por parte de los autores. Pueden presentarse en el texto o a
bros del consejo de redacción, o consultar las normas editoriales en el
modo de tablas y/o figuras. En el texto se resumirán los resultados más
número 0 de la revista en nuestra pagina Web.
importantes de las tablas y/o figuras.
Discusión: No deben repetirse en detalle los resultados. Se comenta-
NORMAS PARA LOS ORIGINALES: rán los resultados a la luz de la metodología empleada, comentando los
Los artículos remitidos a la sección de Originales deberán someterse a sesgos más relevantes, y de los resultados obtenidos por otros autores
la siguiente ordenación: tanto nacionales como internacionales. La discusión y las conclusiones
deben basarse estrictamente en los propios resultados.
A. ␣ ␣ ␣ Resumen: Su extensión máxima será de 250 palabras y mínima
de 150. En él quedarán reflejados todos los apartados del original, de Agradecimientos: Podrán reconocerse: a) contribuciones que justifican
manera que el trabajo pueda ser comprendido sin necesidad de leer el agradecimiento pero no autoría, b) ayuda técnica, c) apoyo material o
artículo completo. financiero, especificando la naturaleza de dicho apoyo, y d) relaciones
financieras que puedan provocar conflicto de interés.
Estará dividido en los siguientes subapartados:
Bibliografía: Se presentará según el orden de aparición en el texto con
Título del trabajo: en él se mencionarán las variables más importantes
su numeración correlativa. En el texto la numeración de la cita apare-
así como la población de estudio.
cerá entre paréntesis. El nombre de las revistas aparecerá utilizando las
Objetivo: Identificará de forma clara y precisa el propósito del estudio. abreviaturas que aparecen en el Index Medicus (http://nlm.nih.gov).
Si hubiese más de un objetivo se señalará el principal.
Tablas y/o gráficos: Deben ser autoexplicativas, es decir, deben poder
Diseño: Clasificará el estudio en el marco de los diferentes tipos de es- comprenderse sin recurrir al texto. Se aclararán todas las iniciales em-
tudios epidemiológicos. pleadas.
67
Medicina de Familia (And) Vol. 3, N.º 1, febrero 2002
Anexos: Se incluirán aquellos considerados por los autores. poner modificaciones cuando lo considere necesario. El consejo de re-
dacción no se hace responsable del material rechazado, una vez que
Ejemplos de formatos de citas bibliográficas: esta decisión sea comunicada a los autores.
A. Artículos de revista Se usarán siempre folios tamaño DIN A4 escritos por una sola cara, a
uno o dos espacios.
A.1. Artículo de revista ordinario.
Utilizar letra Times New Roman 12 cpi.
Seis o menos autores: Enumere todos los autores. Vega KJ, Pina L,
Krevsky B. Heart transplantation is associated with an increased risk for Si se utilizan notas, se recogerán al final del texto (no a pie de página).
pancreatobiliary disease. Ann Intern Med 1996;124:980-3.
No usar texto subrayado. Sí puede usarse la negrita y cursiva.
Más de seis autores: Enumere los primeros seis autores y añada la
No usar tabuladores ni espacios en blanco al inicio de cada párrafo.
expresión «et al.». Parkin DM, Clayton D, Black RJ, Masuyer E, Friedl
HP, Ivanov E, et al. Childhood leukaemia in Europe after Chemobyl: 5 No dejar espacios de separación entre párrafos mayores de un enter
year follow-up. Br J Cancer 1996;73:1006. Empezar cada sección en una página nueva con la siguiente secuen-
Organización como autor: The Cardiac Society of Australia and New cia: Página de título, resumen y palabras clave, texto más agradecimien-
Zealand. Clinical exercise stress testing. Safety and performance gui- tos (si procede), bibliografía, tablas y sus correspondientes leyendas
delines. Med J Aust 1996;164:282-4. (cada una en una página), figuras y sus correspondientes leyendas
No se indica el nombre del autor: Cancer in South Africa [editorial]. (cada una en una página), anexos. El conjunto del trabajo debe incluir-
S Afr Med 1994;84:15. se, a ser posible en un solo archivo.
Suplemento de un volumen: Shcn HM, Zhang QF. Risk assessment El título del trabajo figurará también en la página del Resumen.
of nickel carcinogenicity and occupational lung cancer. Environ Health El trabajo se acompañará de una carta dirigida al Consejo de Redac-
Perspect 1994;102 Suppl 1:275-82. ción, a la siguiente dirección:
Suplemento de un número: Payne DK, Sullivan MD, Massie MJ.
Revista Medicina de Familia. Andalucía
Women’s psychological reactions to breast cancer. Sernin Oncol
SAMFyC
1996;23 (1 Suppl 2): 89-97.
C/ Arriola 4, Bajo
Sin número ni volumen: Browell DA, Lennard TW. Immunologic sta- 18001 Granada
tus of the cancer patient and the effects of blood transfusion on antitu-
mor responsos. Curr Opin Gen Surg 1993; 325-33. Dicha carta deberá cumplir los siguientes requisitos (en la pagina Web
(núm. 0 de la revista) puede encontrarse una carta modelo):
Indicación del tipo de artículo, según corresponda. Enzensberger W,
Fischer PA. Metrononie in Parkinson’s disease [carta]. Lancet 1996;347: a) Deberá ir necesariamente firmada por todos los autores con indi-
1337. cación de su DNI o pasaporte. El hecho de remitir el trabajo a nues-
Clement L, De Bock R. Hernatological complications of hantavirus ne- tra revista implica la aceptación de todas las normas de la misma
phropathy (HVN) [resumen]. Kidney Int 1992;42:1285. y del quinto informe de 1997 de los Requisitos uniformes para pre-
parar manuscritos enviados a revistas biomédicas o sus sucesivas
En prensa: Leshner AL. Molecular mechanisms of cocaine addiccion. actualizaciones.
N Engl J Med (En prensa).
b) En ella se hará constar que se trata de un artículo original y que no
ha sido remitido para su publicación a ninguna otra editorial. En los
B.␣ ␣ ␣ Libros y otras monografías
originales se harán constar los posibles conflictos de interés y la
Individuos como autores: Ringsven MK, Bond D. Gerontology and leader- aceptación por parte del comité de ética del organismo del que de-
ship skills for nurses. 2nd ed. Albany (NY): Delmar Publishers; 1996. pende la investigación.
Directores («editores»), compiladores como autores: Norman IJ, c) Los trabajos se remitirán: original y tres copias de alta calidad,
Redfem SI, editors. Mental health care for elderly people. New York: más soporte informático (Word). Todas las páginas irán nume-
Churchill Livingstone; 1996. radas, empezando con el número 1 en la página del título. Pe-
Organización como autor y editorial: Institute of Medicine (US). Loo- gado al diskette figurará el título del artículo y el nombre del
king at the future of the Medicaid program. Washington: The Institute; primer autor. En la carta se hará mención a que el diskette se
1992. remite libre de virus indicando el nombre y fecha de la última
actualización del antivirus utilizado.
Capítulo de libro: Phillips SJ, Whisnant JP. Hypertension and stroke. En:
Lara BIH, Brenner BM, editors. Hypertension: pathophysiology, diagnosis, d) En la carta los autores indicarán la idoneidad de la publicación en
and management. 2nd ed. New York: Raven Press; 1995. p. 465-78. un apartado concreto de la revista. En la misma carta defenderán
Libros de ponencias y comunicaciones a congresos: Kimura L, Shi- las, a su juicio, principales aportaciones de su trabajo al quehacer
basaki H, editors. Recent advances in clinical neurophysiology. Procee- profesional de los médicos de familia.
dings of the lsth International Congress of EMG and Clinical Neurophy- e) En folio aparte (página del título) se adjuntará: el título del trabajo,
siology; 1995 Oct 15-19; Kyoto, Iapan. Amsterdam: Elsevier; 1996. autores, centro de trabajo de cada uno de ellos, dirección postal,
número de teléfono, número de Fax y dirección electrónica para
C. Artículo de revista en formato electrónico:␣ Morse SS. Factors in correspondencia.
the emergence of infectious diseases. Emerg Intect. URL: http:// f) Se guardará copia de todo el material remitido para publicación.
www.cdc.gov/ncidod/EID/eid htm. Última actualización: junio 1999. En caso de serle devuelto el trabajo a los autores con sugerencia de
correcciones, éstos dispondrán de 15 días naturales para hacer llegar
CONSEJO DE REDACCIÓN. El Consejo de redacción acusará recibo las oportunas correcciones, en caso contrario, su publicación no que-
de los trabajos enviados con asignación de un número para su identifi- da asegurada.
cación. Se reserva el derecho de rechazar los originales recibidos o pro-
68
MEDICINA DE FAMILIA. ANDALUCÍA
Publicación Oficial de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria
País: ...........................................................................................
NIF:
❒ Sí, deseo suscribirme a la revista «Medicina de Familia. Andalucía», al precio de: suscripción anual para
España: 36 euros. Ejemplar suelto: 12 euros. Suscripción anual para la Unión Europea: 40 euros; resto
de países: 50 euros. Los precios incluyen el IVA, pero no las tasas de correos.
Ruego a Vds. se sirvan tomar nota de que hasta nuevo aviso, deberán adeudar en mi cuenta con esa entidad los efectos que le sean presen-
tados al cobro por Fundación Revista Medicina de Familia. Andalucía.
Tarjeta de Crédito
VISA (16 dígitos)
Firma:
Caducidad: mes .................... año ...........
#
Titular: ......................................................