Ética

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La ética filosófica

 Nocion preliminar de la ética


1. Por ética o filosofía moral entendemos el estudio filosófico práctico de la conducta
humana.
Esta noción inicial indica los elementos sobre los que se ha de profundizar para obtener una idea
más precisa y completa de lo que es la ética. La ética se distingue: del conocimiento moral común
o pre filosófico, que no es ni sistemático ni reflejo; de las ciencias positivas que investigan
realidades Morales desde una perspectiva restringida del estudio de la vida moral realizado por la
teología sobre el fundamento constituido por la revelación divina; y de los saberes filosóficos que
estudian de modo especulativo el hombre y su conducta.
2. La ética como ordenación de la conducta en vista del bien de la vida humana considerada
como un todo.
El sujeto de la moral y de lo inmoral es la voluntad libre. La ética se ocupa únicamente de las
acciones libres. La ética llama a actos humanos a los que proceden de la voluntad deliberada, ya
que el hombre ejerce el dominio sobre sus actos a través de la razón práctica y de la voluntad,
facultades que actúan en estrecha unión. Las acciones no libres se denominan actos del hombre.
Lo moral, entendido genéricamente como opuesto a lo a moral, designa el modo específicamente
humano de gobernar las naciones. Ya el uso común de lenguaje evidencia la estrecha relación
existente entre el gobierno personal de la conducta y la moral. La capacidad de gobernar la propia
conducta está ligada la responsabilidad moral. El hecho de qué lo que libremente se proyecta y se
realiza sea un comportamiento personal, impersonal o político no introduce ninguna diferencia
sustancial al respecto. Todo lo que en el hombre no es determinado por el instinto por algún otro
tipo de necesidad casual, ha de ser proyectado por la razón práctica y querido por la voluntad, y
esto es exactamente lo mismo que ser gobernado moralmente. La moral concierne a la persona
humana precisamente porque ella es libre de obrar como le parece. El concepto de conducta pone
de manifiesto una nota que la idea de libertad no explícita suficientemente, sobre todo si esta
última fuese entendida como simple libertad de coacción. La conducta así entonces significa
también que las acciones libres, aún siendo muchas, realizadas a lo largo del tiempo y en
circunstancias muy diversas, constituye una forma de ser compleja, pero biográficamente unitaria
y dotada de sentido, podemos llamar personalidad moral.
3. La ética no se limita enseñar que las acciones voluntarias pertenecen al reino de los moral.
Su misión es orientarnos para que sepamos ordenar nuestras acciones voluntarias de
modo que sean moralmente buenas. La ética debe reflexionar, por tanto, acerca de la
voluntad de la maldad específicas de las acciones libres.
No hay acción humana sin tendencia consiente hacia un bien, y sólo se puede hablar de bien en
sentido práctico si se trata de un bien realizado o realizable a través de la acción.
Surge así la distinción entre el bien verdadero y el bien aparente, entre lo que en verdad es un
bien y lo que parece ser un bien sincero verdaderamente.
4. A la luz de esta distinción, de importancia capital, se podría decir que la misión de la ética
es ayudarnos a distinguir el bien verdadero del bien aparente, para que la voluntad pueda
dirigirse al primero y evitar el segundo, que en realidad es un mal.
La ética, conviene precisar que hablamos del bien verdadero y del bien aparente refiriéndonos
siempre a la voluntad o a otras facultades humanas en cuanto movidas por la voluntad. Cuando
nos quedamos admirados de la inteligencia con que se ha realizado un robo o un homicidio, hasta
el punto de pensar que se trata de un crimen prácticamente “perfecto” , Advertimos que en esta
acción hay algo bueno y admirable, pero la bondad a la que nos referimos no es una cualidad
positiva de la voluntad de los criminales, que es sin duda una voluntad moralmente mala, sino una
cualidad positiva de su inteligencia, de su capacidad técnica, de su temperamento.
El bien del que se ocupa la ética es bien integral de la persona considerada en su unidad y
totalidad. La perspectiva del bien total o absoluto se alcanza considerando que las acciones
voluntarias no son hechos aislados, sino que están entrelazadas entre sí forzosos formando una
conducta o, si se prefiere, una vida. Este entrelazamiento se explica mediante la finalidad, a la que
ya hemos aludido. Toda acción mira a un bien o a un fin, este fin normalmente es querido no
absolutamente por sí mismo, sino en orden a otro fin
La ética trata de llevar al hombre hasta un nivel de reflexión que le permita elevarse por encima de
las necesidades y circunstancias inmediatas, para indagar racionalmente acerca del bien de la vida
humana vista en su conjunto.
5. La ética es el saber filosófico cuya misión es dirigir la conducta hacia el bien perfecto por
fin último de la persona.

 La ética como filosofía práctica.

La ética se ocupa de la conducta humana, y la conducta no es para el hombre una realidad


meramente especulabais, como lo son las realidades independientes de nosotros, sino una
realidad operable, que la persona proyecta realiza. La ética es, por tanto, un saber que tiene como
objeto de estudio en objeto práctico. Es un saber práctico no sólo porque es un saber acerca de la
conducta, sino también porque es un saber directivo de la conducta. La ética estudia más bien el
obrar de la persona en tanto que es libre, lo que equivale a decir que lo considera en tanto que
admite y exige una regulación racional desde el punto de vista del bien el sentido absoluto. La
ética va más allá de la descripción de las costumbres mediante el método empírico, que algunas
ciencias positivas realizan como objeto de conocer lo que en una demanda sociedad y época
historia se considera bueno o malo. La ética formulada y fundamenta filosóficamente juicios de
valor y normas de comportamiento con la intención de orientar el ejercicio de la libertad personal
hacia el bien de la vida humana considerada como un todo. La ética es un saber moral, y no sólo
un saber acerca de la moral.
La ética es propiamente un saber normativo, capaz de establecer fines y normas de conducta de
valor absoluto e incondicional, es decir, de valor no dependiente últimamente de criterios de juicio
establecidos por otra ciencia práctica.

 Las objeciones contra el carácter práctico de la ética.

El valor normativo de la ética depende del valor normativo del fin último que constituye un punto
de referencia fundamental. Si la ética no consigue asentar la existencia en la normalidad de el fin
último del humano, del bien de la vida humana considerada como un todo, no es posible ofrecer
una idea adecuada de la vida moral.
El problema como tal es que aquello lo que la primera y propiamente le corresponde ser bueno o
malo en sentido Morales del fin global queda persona se da para su vida. Si la ética renuncia o se
siente incapaz de fundamentar un juicio de valor sobre tal fin, no tendrá no podrá comprender
adecuadamente la vida moral y encontrar a grandes dificultades para ofrecer una justificación
filosófica última de los criterios normativos concretos.

 Ética personal y ética política.


Un modo inadecuado de resolver el problema consiste en pensar que la ética política debe ser un
calco exacto de la ética personal punto prohibiendo bajo sanción penal todo lo que constituye una
culpa moral. Otra solución inadecuada, actualmente muy extendida es la que llamaremos
politización de la ética El fin principal de esta segunda solución es vencer la intolerancia, es decir,
excluir radical y definitivamente el peligro de que las valoraciones éticas se utilicen para justificar
la extensión indebida del empleo de la coacción. La primera solución sacrificaba la libertad sobre
el altar de la verdad acerca del bien humano; la politización de la ética sacrifica la verdad sobre el
altar de la libertad. La ética personal se ocupa de todas las acciones realizadas por la persona
individual en cuanto tal, también de aquellas que se refieren a la sociedad política, valorando la
congruencia de estas acciones con el bien de la vida personal tomada como un todo o, lo que es lo
mismo, valorado valorando su moralidad, que comprende también la virtud de la justicia. La ética
política se ocupa, en cambio, de las acciones realizadas por la sociedad política, la ética política
dirige los actos a través de los cuales la sociedad política se da asimismo en forma de una forma y
una organización, constitucional, jurídica, fiscal, administrativa, económica, sanitaria, etc. La ética
política no es competente para determinar la moralidad de las acciones de la persona en cuanto
tal, que es establecida por la ética personal. Las acciones personales también pueden ser objeto de
la ética política, pero bajo el punto de vista de su ilegalidad. La ética política, además de detener
determinar la moralidad o inmoralidad de las acciones de la comunidad política, establece
también la ilegalidad de aquellos comportamientos personales éticamente negativos que lesionan
exigencias fundamentales del bien común común político.
Del principio de distinción entre la ética personal y la ética política se siguen las siguientes
consecuencias:
 Un mismo comportamiento no puede poseer una doble moralidad, una para la ética
personal y otra para la ética política.
 La ética personal y la ética política mantiene una estrecha relación recíproca. La ética
política no podría enjuiciar la moralidad de una ley sobre el consumo de drogas sin tener
en cuenta lo que la ética personal dice acerca de tal comportamiento.
 La ética política depende de la ética personal.
 Para que un comportamiento deba ser penalmente perseguido por el Estado no basta
argüir qué es esto éticamente negativo, pues se reconoce universalmente que no todas las
culpas Morales deben ser objeto de sanciones por parte de la comunidad política; será
necesario argumentar que tal comportamiento incide negativamente sobre el bien común.
Se trata de entender que ante los hombres se plantea un doble problema: que han de vivir bien, y
que han de vivir bien juntos: vivir bien es más importante, vivir bien juntos es más fundamental,
porque sólo juntos podemos vivir y vivir bien, aunque el vivir bien comprende dimensiones que
trasciende en el vivir juntos, y que por partes no pueden ser obtenidas automáticamente Nico
activamente a través de la recta ordenación de la vida en común .

Ética, metafísica y antropología.

 Universidad, equivocidad y analogía.

La metafísica no es más que la elaboración especulativa, racional , crítica y sistemática de la


concepción de la vida que se considera válida. Sin embargo, afirmar que no existe ninguna
concepción global universalmente verdadera o racionalmente fundamentada, o decir que el
pensamiento filosófico es simplemente la mediación de las diversas interpretaciones
contextualizadas y cambiantes es también sostener una concepción de la vida de alcance
metafísico, o cripto-metafísicos y si se prefiere.
Para la ética es particularmente importante la concepción de la persona, que es el tema de la
antropología.
Universidad del ser significa que lo agentes múltiples y aparentemente distintos son el fondo y en
verdad aspectos son momentos evolutivos de uno y el mismo ser idéntico.
La equivocidad del ser late en el fondo de las concepciones de la vida que, no consiguiendo
tampoco articular la identidad con la diferencia, resuelve su contraposición excluyente en favor de
lo diferente, de lo infinito y de la de lo individual.
La analogía del ser permite articular positivamente, sin contraposiciones excluyentes, la identidad
de diferencia, lo común y lo diverso, lo universal y lo singular, lo infinito y lo finito. Considerado en
sus diversas modulaciones, ser significa siempre algo en parte igual y en parte diverso.
Filosofía especulativa y filosofía práctica.
La distinción existente entre la filosofía especulativa y la filosofía práctica no impide que existen
entre ellas estrechas en importantes relaciones, que se dan en una doble dirección: desde la
filosofía especulativa a la filosofía práctica y desde esta aquella. La metafísica y la antropología no
pueden dejar de arrojar luz sobre la concepción práctica o ética del bien humano. Entre la actitud
de la verdad especulativa por una parte y la actitud y la verdad práctica existe una distensión neta.
Una cosa es formarse una concepción de la vida verdadera, y otra cosa es erigirla como ideal
práctico de vida y vivir coherente mente con ella, sin negar con las obras lo que se afirma en teoría

La ética y las ciencias humanas.

 Ética y psicología.

La ética presupone y necesita de la psicología, en cuanto que se presupone y necesita


conocimientos que sólo la psicología puede proporcionar de manera científica. Al establecer
criterios normativos, la ética debe presentar atención a lo que la psicología dice acerca del ser del
hombre. El moralista no puede ignorar por ejemplo, el influjo de las pasiones, de fuerzas y
mecanismos inconscientes, del cansancio de ciertas reacciones psíquicas ante los ideales éticos y
entre los demás ligados a la edad o al sexo.

 Etica y sociología

Podemos tratar de la sociología positiva con mayor brevedad, porque los problemas que plantea
sus relaciones con la ética son enteramente paralelos a los que ya estudiados a propósito de la
psicología. La ética y la sociología coinciden en parte de su objeto material, pero difieren en su
objeto formal. La sociología describe, clasifica y mide los hechos sociales mediante métodos
empíricos y los interpreta mediante modelos de análisis elaborados por ella misma. El
planteamiento metodológico de la moderna sociología es ensimismo legítimo, siempre que no
pierde la conciencia de sus límites, y se admita la necesidad de mantener determinada relaciones
con la filosofía social, la antropología filosófica y la ética.

 Ética filosófica y ética teológica.

La ética filosófica es dirigir racionalmente la conducta hacia el bien de la vida humana considerada
como un toro, lo que la práctica hace de la ética una filosofía de las virtudes y de los vicios
humanos. La misión de la ética teológica o Teología moral es, en cambio, dirigir la conducta del
cristiano, es decir la vida específica del hombre que, haciendo habiendo acogido por la fe en la
revelación de Dios en Cristo, se hace hijo adoptivo de Dios llamado a gozar de la visión directa de
Dios uno y trino
La ética filosófica y la ética teológica guardan entre sí las mismas relaciones que se dan entre la
moral humana y la moral cristiana, entre las virtudes propias del hombre en cuanto tal de las
virtudes específicas del cristiano. El mensaje cristiano representa una verdadera novedad, pero sin
ruptura, una novedad, cumplimiento, perfeccionamiento o plenitud. Novedad, significa que lo que
el cristiano nos dice acerca de nuestra vida y de nuestro bien excede y supera lo queda razón
podría alcanzar y esperar. La ética filosófica y la ética teológica se relacionan, desde este punto de
vista, como lo incompleto y lo completo.
La novedad cristiana no anula la moral humana, sino que la presupone y la introduce dentro de sí.
La moral cristiana, además de asumir la moral humana, la lleva a su plenitud, aunque ciertamente
la vida cristiana no se reduce a ser la plenitud de la vida humana.
Hablando en términos históricos concretos, pensamos que existe un planteamiento cristiano de la
ética filosófica, sin que por ello deje de ser filosófica ni se identifique con la teología moral. La ética
cristiana es una pura investigación filosófica y no introduce ningún argumento inaccesible a
nuestra luz de la razón, en cambio en la teología moral se presupone la fe y en la argumentación
se incluye la verdad revelada que sobrepasa nuestra razón. Pero, a su vez, implica una relación con
la revelación en la medida en que incluye aquella moralidad que sólo es posible en virtud de la
revelación cristiana.

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