Las Apreciaciones Personales Del Profesor - de Camilloni

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Alicia W. De Camilloni. MIMEO


Capítulo 8.

Las apreciaciones personales del profesor.

Versión digital: Alicia Camilloni - Clase de Apreciaciones Personales del Profesor


https://www.youtube.com/watch?v=wfuQu5y3RxE
consultado: septiembre 2021

Cuando el profesor debe calificar a un alumno, sea en la calificación de


un examen oral o en un examen escrito no objetivo, sea en la
elaboración del llamado "concepto" del escolar, es frecuente que deba
recurrir a apreciaciones personales. Aunque muchas veces esto juicios
estimativos presentan mayor valor predictivo que las calificaciones
obtenidas por medio de instrumentos objetivos, también pueden
encontrarse viciados por un cúmulo de factores psicológicos que actúan
como causas de error.

Según Mc Clelland (1), las estimaciones de los profesores tienen las


siguientes características: a son generalmente demasiado altas. Aparte
de tienden a sobreestimar los logros de los alumnos débiles y es
subestimarlos de los más capaces. Aparte de los patrones de medidas
utilizados varían considerablemente de escuela en escuela.

Estas características prestan exactitud a las calificaciones personales.


Pueden, sin embargo, ser controladas si el profesor procura depurar lo
juicios valorativos, de los elementos que deben permanecer ajenos a su
elaboración. Aparte la arbitrariedad de las estimaciones ha sido
observado desde hace mucho tiempo por las autoridades y por los
alumnos. Los estatutos de las universidades de Bolonia y de Padua, que
datan del siglo XV, presentan para evitar la odiosa parcialidad que se
manifestaba anteriormente los exámenes, que los examinados sean
tratados con afecto paternal, que cualquier acto de hostilidad del
profesor sea penado hasta con un ańo de suspensión (2).

Todavía hoy los estudiantes reaccionan contra la misma parcialidad,


contra el "humor y juicio imprevisible es que son elementos
indispensables para la buena marcha del examen oral"(3), o que al
menos, parecen indispensables por la frecuencia con que lo acompańan.
Aparte para juzgar con acierto se requiere poseer primero, la capacidad
de percibir adecuadamente a la otra persona, y tener además la
capacidad de tomar decisiones acordes con lo percibido. Es una tarea
ardua porque el profesor es a la vez juez y parte en esa, y porque debe
realizarla ejerciendo un poder que el alumno mismo no le ha conferido.
2

Esta facultad de juzgar ese símbolo de la autoridad encarada por el


profesor e implica tantos riesgos que conviene analizar las poses las
posibles causas de error cooperantes el elaboración de juicios
estimativos sobre la actuación de un alumno.
"El arte de examinar - dice Piobetta- importa cualidades muy diferentes
de aquellas que requiere el arte de enseńar. Se puede ser un excelente
profesor sin ser por eso un buen examinador."(4)
Veamos pues algunas de las causas corrientes de error:

 Información insuficiente: el profesor no cuenta a menudo con


suficientes datos acerca del trabajo del estudiante, como para
poder calificarlo con justeza. En la marcha cotidiana de la
enseñanza el profesor se vio obligado evaluar el rendimiento de
gran número de alumnos en período muy cortos, por lo que sus
juicios concluyen siendo frecuentemente improvisados. Algunos
reglamentos escolares y disposiciones ministeriales reducen
también la duración de los exámenes orales finales a períodos tan
breve (15 minutos, por ejemplo) que la información recabada
acerca del rendimiento del alumno resulta a todas luces
incompleta. Los juicios estimativos emitidos sobre bases inseguras
serenas sin fluidos más por circunstancias azarosas, que por una
cuidadosa ponderación de los logros y yerros de los alumnos.
 Efecto de halo: es la tendencia a formar una impresión o juicio
sobre una característica particular de un individuo pasando sean la
impresión general que se tiene de él. Si impresión general es
favorable será híper calificado en los rasgos positivos y viceversa.
(5) el efecto es una manifestación de la tendencia evaluar una
parte en función del todo. Aparece tanto la predisposición a
calificar positivamente las nuevas realizaciones de los buenos
alumnos cual inversa con los malos, como en la tendencia calificar
positivamente a un alumno cuya presencia física y modales son
agradables, coloquen más absurdo, porque sus hermanos han sido
buenos alumnos. Actúa pues como un prejuicio que impide la
consideración objetiva del rendimiento. Si origina la necesidad de
lograr una imagen homogénea de cada uno de los escolares,
reduciendo el margen de error derivado de las incoherencias que
corrientemente se presentan entre las distintas observaciones. Su
efecto, sin embargo, es el opuesto, pues sólo consigue distorsionar
las imágenes.
 Hipótesis de la personalidad implícita: la forma en que un
profesor percibe a un alumno se halla influida por sus creencias
acerca de cómo se organiza la personalidad, y particularmente por
la forma en que considera que los distintos rasgos de la
personalidad se asocian (6). Si piensa por ejemplo que el ser
indisciplinado implica ser haragán, al observar en un alumno un
comportamiento carente de disciplina tenderá a pensar que es
3

alumno es haragán, y su actitud hacia él le hará producir


calificaciones desfavorables. Las variedades en las hipótesis
acerca de apareamiento de los rasgos son muchas. Cambian
según los profesores, que podrán unir rasgos como linda e
inteligente o separarlos. La hipótesis de la personalidad implícita
actúa también como un prejuicio, pero a la inversa del efecto de
halo, que consistía en derivar la cualidad de una parte, de lo que
se sabía o barruntaba del todo, esta hipótesis opera derivando la
cualidad del todo, de lo conocido acerca de una parte.
 Tendencia a la categorización: la percepción de un objeto
entrańa su colocación en una categoría de objetos que es ya
conocida por el sujeto. No se percibe simplemente un ruido sino el
tańir de una campana un cańonazo. No se percibe una forma
amarilla, sino una flor o un libro. Lo mismo ocurre con las
personas. Se las percibe como pertenecientes a un tipo
determinado y se les atribuyen rasgos supuestamente
característicos del grupo al que pertenecen. Las categorizaciones
ayudan al profesor que tiene que calificar a 200, 300 o más
alumnos cada ańo. No configuran necesariamente causas de error,
pero sí tienden a hacerlo, y con mucha intensidad cuando no se
manejan de manera flexible. La base de las categorizaciones ésta
constituida por estereotipos: "todos los hijos únicos son
malcriados", "todos lo japoneses son inteligentes y aplicados",
"todos los hijos de médicos de son buenos alumnos", etc... Son,
como las llama Hofsttatter, "soluciones patentadas" que liberan
de la penosísima inseguridad que acomete al profesor que debe
calificar a centenares de alumnos en un tiempo limitado. Abrevian,
aparentemente la tarea, pero la exactitud y sensibilidad de la
evaluación se pierden, al perderse la riqueza que se seguiría de
una captación original de cada una de las conductas individuales.
Los efectos distorsionadores de la categorización se manifiestan
en forma particular, cuando las categorías empleadas son pocas,
esto es, cuando la categorización va acompańada de una
tendencia a la sobresimplificación. Cuanto mayor en la distancia
geográfica, histórica o social entre los que juzgan y los que son
juzgados, mayor es la disposición a trabajar con pocas categorías,
y a definir pobremente cada una de ellas. Así como a los bantúes
pueden parecerles iguales todos los esquimales, un nińo puede
encontrar parecidos a todos los ancianos. Es muy posible que un
estudiante universitario sepa apreciar distinciones individuales en
sus camaradas y los instructores más jóvenes, pero mida todo los
profesores de más edad con el mismo rasero, viéndolos como
vejestorios sin individualidad. Recíprocamente, hay profesores que
ven a todos los estudiantes como si fueran iguales y como tales
los tratan.(8)
4

La tendencia a la categorización puede ser, en consecuencia la


fuente de tres tipos de error: ubicación equivocada del individuo en una
categoría que no le corresponde, por causa de una defectuosa
interpretación de los datos; deformación de las percepciones y los juicios
por el manejo de una clasificación organizada sobre un número
insuficiente de categorías y, por último, empobrecimiento de la
observación por el empleo de categorías definidas sobre la base de muy
pocos rasgos. Pensamos en "el abanderado de la escuela ", en " el
alumno aplazado ", en " el alumno de séptimo”, en " el faltador ", etc.
 primacía de la primera impresión: las primeras impresiones
parecen tener una influencia fundamental en la forma en que una
persona percibe y juzga a otra. Sus juicios están detenidos por ése
efecto inicial, y las impresiones posteriores se distorsionan
buscando ajustarse a él. De manera semejante al efecto de halo
cual he hipótesis de la personalidad implícita, una impresión en
este caso la primera, tierra había sobre las que le siguen. Por esta
razón encontramos con frecuencia entre los estudiantes la
afirmación de que es difícil levantar una calificación inicial baja,
hotel alumno que ha comenzado bien su curso " puede dormirse
sobre los laureles " sin grave riesgo para sus posibilidades de
promoción. La intensidad del efecto de primacía de las primeras
impresiones disminuyen grandemente si advertimos a los
profesores sobre el carácter falaz que presentan. “el orden que
observamos ahora en las acciones de una persona no sigue un
plan preestablecido. Si de todas maneras nos ingeniamos para
llegar a una opinión razonable, es porque pudimos sobreponernos
al orden accidental en escena para aparecen las diversas
características de la persona como las cuales pudieron
relacionarse con las experiencias anteriores y posteriores " (9).
Una actitud abierta, que permita desde un comienzo el empleo de
criterios amplios y flexibles, para que el profesor se mantenga
alerta contra la producción del efecto de primacía de la primera
impresión, origen muy común de errores. Al parecer, los jueces
cuyas primeras impresiones son numerosas, ricas y variadas, se
muestran luego flexibles al recibir información adicional
modificando y ampliando fácilmente el juicio original. En cambio,
los que ven poco de la personalidad al principio, es probable que
conserve su reducida y estereotipada impresión inicial a pesar de
obtener una información mayor. " (10)
 primacía de la última impresión: así como en una serie que
sea memorizado, los elementos que mejor se recuerdan son los
primeros y los últimos, también en una serie de impresiones, la
impresión de data más reciente puede conducir a una
categorización de todo el conjunto. Piénsese por ejemplo, en la
importancia que adquiere la última pregunta en un examen oral,
que bien contestada, así olvidar el profesor muchas de las
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preguntas erróneas anteriores, correspondiente sin embargo


Atenas de igual valor del tratado al final del interrogatorio. Este
fenómeno, al igual que la anterior, no origina exclusivamente
errores. Puede darse caso de que la primera la última impresión
concuerdan no sólo con la primera o la última respuesta real del
alumno sino también con las respuestas intermedias. Si fuera así
la resonancia de una de esas impresiones permitiría una
indiferencia acertada acerca de las cualidades personales o del
trabajo futuro del alumno. Pero debe recordar ése que la exactitud
de la inferencia no depende del simple paso afectivo ejercido casi
siempre por la primera impresión y a veces por la última, sino de
las circunstancias que hemos descrito y a las que la realidad no se
ajusta sino excepcionalmente. La aceptación de la resonancia
afectiva de un impresión constituye una vía ilegítima para la
elaboración de juicios estimativos, y como tal debe ser desechada.
Resultara sencillo contraponerle un análisis cuidadoso de todas las
respuestas de los alumnos y de todas las impresiones que ellas
han producido.
 Influencia del aspecto físico y en especial de los rasgos
faciales: cuando no se cuenta con informaciones suficientes
acerca del rendimiento del individuo suele buscarse a posar
observación de su aspecto físico. Se denomina fisiognómica al arte
de descubrir las características de la personalidad sobre la base
del estudio del cuerpo y sobre todo de la conformación y expresión
del rostro. Desde el primer tratado que se conoce sobre el tema,
Physiognomonica, atribuido a Aristóteles, muchos ensayos se han
realizado para convertir la fisiognómica en una ciencia. Estos
intentos han sido hasta ahora infructuosos, por lo que no se puede
conceder gran importancia a las evaluaciones fundadas sobre una
fisiognómica improvisada. En este campo todas las reglas
presentan gran número de excepciones. Rostros muy inteligentes
pueden esconder grandes incapacidades, una mímica facial que
aparentemente denota indiferencia, corresponde en ocasiones, a
una realidad personal de muy otra naturaleza. Conviene pues,
tratar de marginar las consideraciones referentes a la
configuración física, los rasgos faciales y los gestos de los
estudiantes, cuando se elabora una calificación referida a su
trabajo e incluso a sus características personales.
 Proyección: la proyección es un mecanismo de defensa al que
algunas veces recurre el profesor. Engañándose a sí mismo,
atribuye faltas a los alumnos para no ver sus propios defectos
como enseñante. Intenta evadirse de esta manera del sentimiento
de culpa que lo aqueja. “los alumnos de este curso-dice-muestran
una gran pedantería; no aceptan nada de lo que se les enseńa, sin
discutir previamente ". Podríamos preguntarnos, quién es el
pedante? También oímos decir a veces: " este curso es indolente,
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no tiene ningún entusiasmo por aprender lo que les enseńa "de


quién es la responsabilidad? de quién es la intolerancia? "este
alumno hace un gran esfuerzo. Seis lo que significa tratar de
estudiar cuando hay enfermos en la familia" mensuramos su
rendimiento o la intensidad de los problemas personales del
estudiante? A quién tratamos de disculpar, al alumno que está
frente a nosotros o al estudiante que fuimos? Los ejemplos se
multiplican en nuestra memoria. Proyectamos sobre los alumnos,
sobre los colegas, sobre las autoridades de la escuela, sobre el
clima. Las calificaciones resultantes pierden objetividad porque
están preńadas de nuestros propios conflictos.
 Marco de referencia estrecho: el marco de referencia es " el
marco dentro del cual juzgamos las propiedades de un
determinado objeto "(11). La variabilidad de presentada por las
calificaciones de un profesor puede atribuirse frecuentemente a la
variabilidad de los marcos de referencia empleados en su
elaboración. Para cada ocasión se adopta, como término de
comparación, una tanda diferente de alumnos, de exámenes o de
trabajo. Sabiendo esto, los alumnos de rendimiento mediano,
evitan rendir examen a continuación de un alumno excelente. Los
profesores repiten: "X merecía nueve, pero si lo comparamos con
Y., que ha estado tan bién, debemos calificarlo con ocho". O a la
inversa: " Z. merecía ocho, pero comparando su examen con los
demás, que han sido tan flojos, convendrá calificarlo con 9 o 10".
Estas consideraciones son ilegítimas, ya que hacen depender la
calificación de cada alumno, de circunstancias azarosas que nada
tienen que ver con su rendimiento real. La mejor forma de evitar la
variabilidad consiste en fijar previamente de manera concreta los
estándares de rendimiento deseado, debiéndose usar sólo estos
estándares como marco de referencia.
 Error por generosidad: es común que el profesores se siente
inseguro al fijar una calificación para el alumno. Esta inseguridad
se origina en la indeterminación del significado atribuido a cada
uno de los grados del están aquí utiliza, en la indefinición de los
objetivos cuyo logro de devaluar, cual la falta es de exactitud de
las medidas obtenidas por medio de técnicas devaluación en las
que no confía totalmente. Con todas éstas notas en mente, y
sabiendo ser juez y parte al mismo tiempo, no es raro que tienda
calificar generosamente los estudiantes. Es el profesor quién
concede significado a cada grado de la escala, quién ha definido
los objetivos y quién ha construido las pruebas devaluación. Lo ha
hecho sobre la base de un cierto número de opciones, alguna de
las cuales reconoce defendibles, aunque no las haya elegido.
Cuando una calificación desfavorable puede afectar seriamente al
alumno, el profesor no puede evitar el interpretarla como al modo
en que lo hacen estudiante menudo, como un ataque personal a
7

otro individuo. " el resultado es claro. Las calificaciones tienden a


acumularse en el extremo superior de cualquier escala ". " se
descubre muy frecuentemente la paradoja de que una gran
mayoría del grupo está clasificado por encima de término medio "
(12 ) y todos los profesores evaluaron con la misma generosidad a
sus alumnos, la rectificación sería sencilla, pero esto no ocurre,
pues hay diferencias, no sólo entre distintos profesores, sino para
el mismo profesor en diferentes días. Aunque el principio que rige
para los fallos judiciales, debía aceptarse también el devaluación
escolar, es menester precaver ese contra el error por generosidad.
La única forma de hacerlos era limitar el sentimiento inseguridad
que aqueja el profesor y definiendo con precisión cada uno de los
grados del escala y de los objetivos cuyo logro a devaluar, y
sometiendo control constante las técnicas devaluación empleadas
con el objeto de darles la mayor objetividad y exactitud de
posibles. Hemos mencionado hasta ahora las siguientes causas
posibles de error en las apreciaciones personales del
profesor:
I) Información insuficiente
II) Efecto de Halo
III) hipótesis de la personalidad implícita
IV) tendencia a la categorización y a la sobresimplificación
V) primacía de la primera impresión
VI) primacía de la última impresión
VII) influencia del aspecto físico y De los rasgos faciales
VIII) proyección
XI) marco de referencia estrecho
X) error por generosidad
Entendemos que todos estos errores pueden ser eludidos mediante una
cuidadosa crítica de los factores que intervienen en el proceso de
elaboración de las calificaciones.
Existe, sin embargo otra causa de error, cuya influencia es más difícil de
evitar. Esta dada por la falta de capacidad para jugar a otros que
presentan ciertos individuos. “hay personas que son mejores jueces que
otras comillas. (13).
Al examinar las calificaciones que diferentes profesores atribuyen a sus
alumnos, se observa que existe en algunos una disposición a ser
severos, y en otros a ser indulgentes.
Es lo que se denomina ecuación personal de los maestros: se
manifiesten cada uno una actitud valorativa general quiere impulsar ser
siempre riguroso, siempre benévolo o inestable, en sus juicios acerca de
los alumnos o del trabajo que ellos realizan.
Las calificaciones de un profesor tienden de esta manera, a agruparse
en un cierto sector de la escala. Por ejemplo: 5-10; 4-9; 2-8; etcétera.
Para poder interpretar entonces cada calificación, es menester
someterla a un proceso de corrección ajustado las características de la
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ecuación personal del profesor que la ha elaborado. Si analizamos ahora


los rasgos peculiares de las estimaciones de los profesores, tales como
las había descrito Mc Clelland, comprobamos que ellos son el resultado
de algunas de las causas de error que hemos indicado. La primera
característica, y que las calificaciones sean generalmente demasiado
altas, puede atribuirse a un efecto del error por generosidad. La
segunda, sobre estimación de los logros de los alumnos débiles sobre
estimación de los éxitos de los alumnos buenos, tiene como
consecuencia la disminución del ámbito de variación de las
calificaciones, es un efecto de la ecuación personal de cada profesor. La
tercera característica que consiste en la variabilidad de los patrones de
medida empleados tiene varias causas, la limitación de los marcos de
referencia por ejemplo.
Luego de examinar las posibles causas de error intervinientes en la
elaboración de juicios estiman timos, veamos cuáles son las cualidades
que debe tener un buen evaluador escolar.
Debe reunir, en primer lugar, experiencia docente y conocimiento: estos
últimos correspondientes a dos Arias. Por un lado es necesario que
conozca fondo el campo instrucción en el cual sea devaluar el
rendimiento de los estudiantes. Es probable que se requiera poseer más
conocimientos para evaluar con eficacia que para enseńar con eficacia.
Pero además de conocer su materia es indispensable que el evaluador
conozca perfectamente las técnicas devaluación que al emplear, las
ventajas y desventajas que tiene cada una de ellas, sus condiciones de
practicidad y sus alcances en relación con los objetivos de la educación.
Un buen evaluador no se improvisa. La experiencia docente le ayuda a
afinar sus juicios y a distinguir lo que hay de original en las expresiones
de cada estudiante.
En cuanto a las cualidades personales, las exigencias son muchas. En el
aspecto moral, el evaluador debe reunir honestidad, equidad,
independencia de criterio, sentido de la responsabilidad y altruismo. En
el aspecto afectivo, es fundamental que tenga estabilidad emocional.
Esta se manifestará en la igualdad de humor y paciencia sin las cuales,
el estudiante estaría sometido a la arbitrariedad y el capricho del
momento. En el aspecto funcional, deberá tener la posibilidad de
mantener la atención durante largo tiempo, poseer a poder imaginativo,
y capacidad memoria ni cada, agudeza perceptiva, capacidad para
tomar decisiones y, fundamentalmente, gran capacidad intelectual,
representada por la flexibilidad del espíritu, el poder de captar los
matices y la rapidez mental, esta última indispensable en los exámenes
orales.

Agreguemos finalmente otro rasgo indispensable en un evaluador


educacional: la intercepción. Esta consiste en la capacidad para
comprender intuitivamente los sentimientos, los deseos y las
intenciones de otra persona. Ella sensibiliza al profesor con respecto al
9

estado de ánimo del estudiante y le permite, en consecuencia, mejorar


las condiciones de la situación en que se evalúa su rendimiento. Debe
tenerse presente, sin embargo, en la intercepción no debe conducir
nunca a la identificación con el estudiante, pues para jugar con equidad
hay que mantener cierto desapego ante la persona que es jugada. La
excesiva cercanía puede distorsionar también lo juicios. (14).

Como se ve las exigencias son muchas. Las posibilidades de error


también. Como dice Allport: "aún cuando el proceso de conocimiento de
lo otros muy complejo, aún cuando en muchas fuentes de error que
alteran el juicio, una de las tareas que más es forzadamente realiza el
hombre en vida es la de salvar mediante la comprensión el abismo que
separa el tú del yo comillas. (15). Esta tarea no es opcional para el
profesor. Forma parte de su labor cotidiana y es uno de los pilares de la
acción educadora. En ella se pone en juego su ética profesional y se
manifiestan todas sus cualidades personales.

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