Hora Santa-2

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SOMOS UN SOLO CUERPO

Reflexión bíblica Lectura, o guión para el que dirige

De la carta primera de San Pablo a los Corintos 12, 12-13; 26-27.

Del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los
miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo,
así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para
no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos
bebido de un solo Espíritu... Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si
un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien,
ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros suyos cada uno a su modo, -Palabra
de Dios.

CANTO

La Eucaristía, "signo de unidad, lazo de la caridad", es un compromiso serio con los


hermanos.

San Pablo ha sido el gran doctor de esta verdad, y es él quien nos guía hoy en
nuestra reflexión.

Jesús nos deja como sacrificio único de la Iglesia su propio Cuerpo y su propia
Sangre, ofrecidos por Él en la cruz. "El cáliz de la bendición que consagramos, ¿no
es comunión con la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es comunión con el
cuerpo de Cristo?" (1 Corintios 10,16). Comulgar es hacerse "uno" con Cristo Jesús.

Entonces viene la consecuencia más natural. "Desde el momento que el pan es uno
solo, somos también un solo cuerpo toda la muchedumbre que participamos de este
único pan" (1Corintios 10,17).

Los cristianos, al comulgar, dejamos de ser individualidades en la Iglesia, para


convertirnos en un solo cuerpo. Por lo tanto, no cabe la división en la Iglesia. El odio,
el rencor, la separación en la fe y en el amor, son incompatibles con Comunión.

Y San Pablo llega a otra consecuencia: a la comunicación de los bienes materiales.


Es un absurdo y un crimen sentarse en la mesa del Señor uno que está harto de
comida junto a otro que no tiene cómo llenar su estómago vacío. "Cuando se reúnen
en asamblea, ya no es para celebrar la cena del Señor, pues cada uno se adelanta
a comerse su provisión personal. Y mientras el uno se queda con hambre, el otro
se emborracha a placer" (Corintios11, 20-21)
El Papa Juan Pablo II, en el Congreso Eucarístico de Sevilla, denunció
severamente este hecho doloroso que se da en la sociedad actual, y que no debería
existir en las iglesias que celebran el Misterio del Señor. Decía el Papa:
"El sacramento de la Eucaristía no se puede separar del mandamiento de la caridad.
No se puede recibir el Cuerpo de Cristo y sentirse alejado de los que tienen hambre
y sed, son explotados o extranjeros, están encarcelados o se encuentran enfermos".

Y añadía el Papa las palabras del Catecismo de la Iglesia Católica: "La Eucaristía
entraña un compromiso en favor de los pobres. Para recibir en la verdad el Cuerpo
y la Sangre de Cristo entregados por nosotros, debemos reconocer a Cristo en los
más pobres, sus hermanos".

CANTO

Hablo al Señor Todos

Señor Jesucristo, hermano nuestro,


que nos pides el amor a todos los hermanos,
como nos lo pides para ti mismo.
Aquí nos sentamos juntos, en la mesa del Padre,
el pobre, el criado, el humilde...
Danos tu amor a todos. Haznos un solo corazón.
Que el mundo crea porque ve que nos amamos
los unos a los otros, como nos amas Tú.
Como se lo pediste al Padre: "¡Que sean uno!".

Contemplación afectiva Alternando con el que dirige

Señor Jesús, modelo de amor a todos los hombres.


-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que nos das el amor como la señal cristiana.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que quieres que todos seamos "uno".
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que nos das el amor como el don supremo.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que nos quieres "uno" contigo y el Padre.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que nos das tu Espíritu, fuente del amor.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que nos das tú Cuerpo como lazo del amor.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, que no admites división entre nosotros.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, para ser un solo corazón y una sola alma.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, para recibirte dignamente en la Comunión.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, para no apartarnos de tu propio amor.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.
Señor, para hacer ya aquí lo que haremos en el Cielo.
-Que nos amemos todos, como nos ama Dios.

Todos

Señor Jesús, Tú infundes tu Espíritu en nuestros corazones para que amemos con
el mismo amor de Dios. Haznos dignos de ese amor que nos tienes. Que nunca se
rompa entre nosotros la unión que quisiste existiera siempre en tu Iglesia como
signo de tu presencia entre nosotros.

Madre María, la discípula más aprovechada de Jesús. Al amarnos como miembros


de Cristo e hijos de un mismo Padre, Dios, sabemos mirarnos también como hijos
tuyos, que se aman y se unen siempre en el Corazón de la Madre.

CANTO

En mi vida Autoexamen

Esta palabra del Señor nos impone un examen serio de conciencia. Comulgo. Me
arrodillo ante el Sagrario. Soy un alma eucarística... Muy bien. Pero esto exige el
amor al hermano, especialmente al más pobre. La Eucaristía es el compromiso más
serio que adquirimos con el hermano, y no solamente con Cristo individualmente.
¿Amo a todos, como es mi deber? ¿Tengo un corazón sensible a las necesidades
de los demás? ¿O permanezco frío e indiferente ante el dolor ajeno?... ¿Sé abrir
mis manos con generosidad? ¿Sé darme a todos como se me da Jesús a mí?... En
la Iglesia, en mi comunidad, ¿soy siempre un elemento integrador en el amor y la
unión?...

Preces

Alabamos a Dios nuestro Padre, que creó el mundo y por Cristo nos congregó en
una Iglesia universal, que será la familia de Dios glorificada en la eternidad feliz.
Renueva las maravillas de tu amor infinito y misericordioso.

Señor Jesucristo, que eres el alfa y omega, el principio y el fin de todas las cosas, y
el Cabeza de tu Iglesia;
-une a todos los creyentes y haz que formemos, como nuestros primeros hermanos
en la fe, un solo corazón y una sola alma.

Señor Jesucristo, que por la Sangre de tu Cruz reconciliaste con Dios a todos los
seres del cielo y de la tierra;
- líbranos de toda desesperación y de todo temor y conforta especialmente a todos
nuestros hermanos que sufren. Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra
a los cautivos, da pan a los hambrientos, fortalece a los débiles.

Señor Jesucristo, como premio de este rato de compañía que te hemos hecho ante
la Hostia Santa,
- aumenta en nosotros el amor a los hermanos y haz que lo testimoniemos con
obras eficaces de caridad.

Acuérdate, Señor, de nuestros difuntos,


- y llévalos a la plenitud de la vida en la gloria.

Padre nuestro.

Señor Sacramentado, sólo el amor nos autoriza a recibirte cuando te nos das en
la Comunión. Guárdanos en el amor. Haz que formemos un solo cuerpo contigo,
para que el mundo crea en tu Iglesia al ver que nos amamos como nos amas Tú.
Así sea.

CANTO

Recuerdo y testimonio...

1. El Beato Federico Ozanam, estudiante de la Universidad de París, hacía siempre


sus pequeños ahorros. Y el domingo, después de comulgar, desayunaba,
preparaba otro desayuno más abundante, buscaba en un apartamento a un pobre
desamparado, se lo daba todo, y así pagaba a Jesús la visita que le había hecho a
Él con la Comunión. Para cuando se casó aquel joven tan extraordinario, sus
Conferencias de San Vicente de Paúl eran ya una institución poderosa, que aliviaba
la pobreza de tantos indigentes.

2. La Beata Ángela de Foligno, después de recibir a Jesús en una Comunión tan


significativa como la del Jueves Santo, se iba con algunas amigas al hospital,
limpiaban y curaban a los enfermos más pobres, y se daban por satisfechas al haber
podido devolver con amor a Jesús el gran amor con que el Señor se les dio en la
Eucaristía...

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