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Portada

DISEÑO PRELIMINAR DE TRABAJO DE GRADO

Por: Romer Alí

Presentado a:

Mgr. Alejandro Castiblanco

Seminario Reformado Latinoamericano


Medellín – Colombia
2024

Título
LA SEGUNDA PERSONA DE LA TRINIDAD EN LOS CUATRO PRIMEROS

CONCILIOS ECUMÉNICOS: UN ESTUDIO CRISTOLÓGICO EN LA HISTORIA DE

LA IGLESIA ANTIGUA
PROBLEMATIZACIÓN

Toda nueva doctrina herética a menudo resucita errores que fueron discutidos y

condenados en la antigüedad. Bajo ese marco, alguien que investiga los errores doctrinales

relacionados con la persona y obra de Cristo pronto descubrirá que muchas de estas herejías

ya fueron debatidas en tiempos anteriores. Tal es el caso de la divinidad de Cristo. Los

Testigos de Jehová, por ejemplo, niegan la deidad de Cristo afirmando que Jesús no solo

fue lo primero que Dios creó, sino también el único que fue creado directamente por Él. 1

De igual manera, los mormones, niegan que Jesús sea Dios y lo ven únicamente como un

profeta de Dios.2 Por otro lado, también existen disputas sobre la naturaleza de Cristo. Es el

caso de los unitarios, quienes postulan que Jesús es Dios, pero no distinguen entre las

personas del Padre y el Hijo. El entendimiento unitario es: “Si hay un solo Dios y aquel

Dios es el padre, y si Jesús es Dios, entonces lógicamente sigue que Jesús es el Padre”.3

Ahora bien; estas “nuevas” herejías cristológicas no son completamente

innovadoras; más bien, reflejan y revisitan debates teológicos que han sido abordados en el

pasado. Por ejemplo, a principios del siglo IV d.C. Un hombre llamado Arrio, comenzó a

difundir la idea de que el Verbo no era igual al Padre, “sino el primero y más noble de los

seres creados”.4 Negando de esta forma la divinidad de Cristo. Siguiendo esa misma línea,

un personaje llamado Nestorio “Negó que en Cristo existiesen dos personas”. 5 Él no

comprendía el significado de la unión de las dos naturalezas en la persona de Cristo.


1
Erwin Lutzer, Doctrinas que dividen: un estudio de las doctrinas que separan a los cristianos, trad. de John
Bernal (Grand Rapids, MI: Portavoz, 2001), 30.
2
Miguel Núñez, Jesús: el hombre que desafío al mundo y confronta tu vida (Estados Unidos: B&H,
Publishing group, 2018), 31.
3
David K. Bernard, La unicidad de Dios, trad. de Robert L. Nix. (Estados Unidos: WAP, 2000), 69.
4
Francisco Lacueva, La persona y la obra de Jesucristo (Barcelona: Clie, 2012), 43.
5
Lacueva, Jesucristo, 45.
Rechazando así la doctrina ortodoxa de la unión hipostática. Por otro lado, en el siglo V

d.C., los seguidores de Cecilio, si bien rechazaron el Nestorianismo, cayeron en otro

extremo, pues comenzaron a afirmar que las dos naturalezas de Cristo se fusionaron en una

sola. En palabras de Francisco Lacueva: “entendían que las dos naturalezas se habían

mezclado, como una aleación de metales o una combinación química, llegando a formar

una tercera naturaleza distinta de las anteriores”. 6 Así, las diferentes interpretaciones y

disputas sobre la naturaleza de Cristo demuestran que, a lo largo de la historia, las mismas

cuestiones teológicas han sido revisadas y debatidas, subrayando la necesidad de una

comprensión clara y fundamentada de la doctrina cristiana.

Ahora bien, ¿cuál sería el problema asociado con estas disputas cristológicas? En

primer lugar, negar que Jesús es Dios es negociar toda la fe cristiana. Miguel Núñez señala

al respecto: “si se logra convencer a las personas de que Jesús no es Dios, todo el

cristianismo colapsaría, porque la fe cristiana descansa sobre el hecho de que fue Dios

mismo, el único ser perfecto, el que vino y pagó por nuestros pecados”. 7 Al mismo tiempo,

rechazar la humanidad de Cristo es socavar profundamente la corriente cristiana: “porque si

Jesús no fue hombre, no calificaría para ir a la cruz en nuestro lugar”. 8 De acuerdo con este

pensamiento, Charles Hodge señala:

Por la naturaleza de la obra que Él iba a cumplir, era necesario que Él fuera a la vez
Dios y hombre. Él tenía que participar en la naturaleza de aquellos que Él venía a
redimir; y tener poder para someter todo mal, y dignidad para dar valor a su
obediencia y padecimientos. Por ello, de principio a fin del volumen sagrado, desde

6
Lacueva, Jesucristo, 45.
7
Núñez, Jesús, 32.
8
Ibid.
Génesis hasta el Apocalipsis, se presenta un Dios-Hombre Redentor como objeto de
suprema reverencia, amor y confianza a los perdidos hijos de los hombres.9
Por lo tanto, la importancia de mantener una perspectiva correcta sobre la naturaleza

de Cristo es fundamental para la integridad de la fe cristiana, ya que la cristología es

esencial para la eficacia del Evangelio, y si se niegan o se rechazan estos componentes

cristológicos, se pone en riesgo la salvación misma. De modo que, hay una estrecha

relación entre la cristología y la soteriología. Cristo no solo es el Hijo de Dios hecho

hombre, también es el Salvador que vino a morir en la Cruz para redimir a Su Pueblo. En

consonancia, Louis Berkhof manifiesta: “Procede la Soteriología sobre la hipótesis de la

obra completa de Cristo como el mediador de la Redención. Hay la más estrecha relación

posible entre la Cristología y la Soteriología”. 10 En definitiva, una comprensión correcta de

la naturaleza de Cristo es esencial para la salvación, ya que solo a través de una visión

precisa de Su identidad y obra se puede acceder plenamente a la redención que Él ofrece

por medio de la fe.

Ahora bien, dado que las perspectivas cristológicas no ortodoxas tienen sus orígenes

en los primeros siglos de la iglesia y considerando que una correcta comprensión de la

naturaleza de Cristo es crucial para la redención, resulta muy útil mirar al pasado para ver

cómo los primeros cristianos defendieron de manera unánime la fe del Evangelio. Norman

Tanner señala respecto a estos concilios:

Los Santos Padres, al participar algunas veces en los cuatro sagrados concilios, no
hicieron sino seguir el ejemplo de a antigüedad. Trataron sobre las herejías y los
problemas del momento mediante un debate colectivo, ya que se aceptaba como

9
Charles Hodge, Teología sistemática, trad. de Santiago Escuain (Barcelona: Clie, 2021), 261.
10
Louis Berkhof, Teología Sistemática, trad. de Felipe Delgado Cortez (Grand Rapids, Michigan: Libros
Desafío, 2005), 493.
doctrina segura que, cuando un asunto está en discusión y es planteado por ambas
partes, la luz de la verdad termina disolviendo las sombras del error.11
Así que, los concilios ecuménicos son esenciales para la iglesia actual porque se

realizaron de forma conjunta y se consideraron ambas perspectivas. Según Tanner, esta es

la forma más efectiva en que la verdad elimina las tinieblas del error. “No hay otra manera

de establecer la verdad en debates sobre cuestiones de fe, porque cada uno necesita la ayuda

de su prójimo”.12

Por tal razón, el objetivo de este trabajo es examinar y narrar cómo los cristianos

primitivos defendieron la cristología en los cuatro primeros concilios ecuménicos. Además,

se analizará cómo sus esfuerzos en la articulación y defensa de la naturaleza y obra de

Cristo siguen siendo un recurso crucial para la iglesia cristiana contemporánea en su

preservación y protección de la doctrina ortodoxa. En virtud de los cual, dicho trabajo se

proyecta a responder la siguiente pregunta fundamental: ¿De qué manera las definiciones y

debates sobre la Segunda Persona de la Trinidad en los cuatro primeros concilios

ecuménicos han moldeado la comprensión cristológica, y cómo estas decisiones teológicas

siguen influyendo en la doctrina y la práctica de la iglesia cristiana actual?

OBJETIVO GENERAL

11
Norman P. Tanner, Los concilios de la iglesia, trad. de Federico de Carlos Otto (Madrid, España: Biblioteca
de autores cristianos, 2003), 9.
12
Tanner, Los concilios, 9.
Investigar cómo las definiciones y debates sobre la Segunda Persona de la Trinidad

en los cuatro primeros concilios ecuménicos han influido en la formación de la cristología y

cómo estas resoluciones teológicas siguen impactando la doctrina y la práctica de la iglesia

cristiana actual.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Examinar las principales definiciones y debates sobre la Segunda Persona de la

Trinidad en el Concilio de Nicea (325 d.C.), incluyendo la formulación del Credo Niceno.

Analizar cómo el Concilio de Constantinopla (381 d.C.) reafirmó y desarrolló la

doctrina de la Segunda Persona de la Trinidad, particularmente en relación con la divinidad

del Espíritu Santo.

Examinar cómo el Concilio de Éfeso (431 d.C.) abordó la controversia sobre la

naturaleza de Cristo y la relación entre la Segunda Persona de la Trinidad.

Analizar cómo el Concilio de Calcedonia (451 d.C.) resolvió las disputas sobre la

naturaleza de Cristo, especialmente en relación con la doctrina de las dos naturalezas.

Evaluar el impacto de las resoluciones y debates teológicos de los primeros cuatro

concilios ecuménicos en la formación de la doctrina cristológica de la iglesia cristiana

contemporánea.

ESTADO DEL ARTE


Dado que no se puede procurar aportar nuevos conocimientos sobre cualquier

campo del saber si no se tiene una idea acabada respecto de los que ya se produjeron, es

importante explicar en esta sección lo qué se ha investigado hasta ahora en relación con la

Segunda persona de la Trinidad en los cuatro primeros concilios ecuménicos y su

respectivo impacto en la formación de una cristología ortodoxa en la iglesia cristiana

contemporánea.

En primer lugar, es necesario resaltar la importancia teológica y académica de la

figura de Cristo. La persona y obra de Jesús han sido objeto de debate tanto en ámbitos

seculares como religiosos. En 1909, Peter Jensen publicó Moisés, Jesús y Pablo: tres

variantes de Gilgamesh el hombre dios-babilónico, donde plantea que la figura de Jesús en

los evangelios es una adaptación consciente del mito de Gilgamesh. 13 Otros estudiosos,

como Antonio Piñero, sostienen que Cristo es una "personificación de un movimiento

social"14 de la primera comunidad cristiana. Del mismo modo, John M. Robertson presenta

a Jesús como una construcción mítica basada en Josué, el sucesor de Moisés, quien guio al

pueblo israelita a la tierra prometida. 15 Estas interpretaciones seculares resaltan las

divergencias entre las visiones sobre Cristo en distintos contextos, revelando la profundidad

y complejidad del estudio cristológico.

En el contexto cristiano, la figura de Cristo ha sido objeto de reflexión teológica

desde el surgimiento de la iglesia. Jean Comby destaca cómo la doctrina cristiana intentó

salvaguardar tanto el monoteísmo bíblico como la fe trinitaria. 16 La formación de una


13
Antonio Piñero, Aproximación al Jesús histórico (Madrid, España: Editorial Trotta, 2018), 14 -15.
14
Piñero, Jesús histórico, 15.
15
John M. Robertson, Negación de la historicidad de Jesús, en ¿Existió Jesús realmente?, ed. Por Antonio
Piñero. (México: Editorial Raíces, 2008), 74.
16
Jean Comby, Para leer la historia de la iglesia (Navarra, España: Editorial Verbo Divino, 1993), 94.
cristología sólida y ortodoxa fue un proceso desarrollado a través de debates teológicos y

concilios, en los cuales la comunidad cristiana intentó definir y proteger la identidad de

Cristo como la Segunda Persona de la Trinidad.

Ahora bien, para un estudio preciso sobre la persona de Cristo, resulta esencial

analizar los primeros concilios ecuménicos. Los primeros cinco siglos de la iglesia vieron el

desarrollo de un lenguaje teológico normativo que sentó las bases para la comprensión de la

Trinidad. Según Khaled Anatolios: “Podemos sentirnos afortunados por el hecho de que

aquellos primeros teólogos – que fueron pioneros en hablar de Dios – también fueron

grandes pensadores, excelentes escritores, personas de profunda piedad y fe”. 17 Este

contexto histórico teológico es central para entender las definiciones y conclusiones que se

produjeron en los concilios de Nicea, Constantinopla, Éfeso y Calcedonia.

Entre las fuentes bibliográficas relevantes, Norman P. Tanner en Los concilios de la

iglesia explora el papel de los concilios ecuménicos y subraya la importancia de definir

cuáles concilios deben ser considerados ecuménicos y qué documentos forman parte de sus

decretos.18 Sin embargo, Tanner presenta estos eventos desde una perspectiva católica

romana, incluyendo los 21 concilios ecuménicos reconocidos por esta tradición, lo cual

puede presentar dificultades de aceptación en otras denominaciones cristianas,

especialmente en el protestantismo, que enfatiza la Biblia como única fuente de autoridad

doctrinal.

17
Kahled Anatolios, Nicea en perspectiva trinitaria, trad. de Juan Manuel Cabiedas, (Salamanca, España:
Ediciones Sígueme, 2023), 10.
18
Tanner, Los concilios, 11.
De manera similar, Giuseppe Alberigo en Historia de los concilios ecuménicos

analiza la evolución de los concilios desde una perspectiva católica, conectándolos con el

contexto social y cultural en el que se desarrollaron. 19 Este enfoque permite comprender la

interacción entre la fe cristiana y la cultura clásica, aunque, como en el caso de Tanner, se

centra en una visión más amplia de todos los concilios aceptados por la Iglesia Católica, lo

que puede limitar su aplicabilidad para otras tradiciones cristianas.

Jaroslav Pelikan en The Christian Tradition: A History of the Development of

Doctrine aporta un análisis exhaustivo del desarrollo doctrinal en el cristianismo primitivo,

incluyendo la cristología en los primeros concilios. 20 Pelikan identifica cómo las

controversias cristológicas dieron lugar a un lenguaje más preciso y comprensible para la

época, destacando el impacto que tuvo en la formulación de la doctrina sobre la persona de

Cristo y la Trinidad.

Richard A. Norris Jr. en The Christological Controversy presenta una recopilación

de textos y una guía interpretativa sobre las disputas teológicas que dieron forma a las

doctrinas cristológicas en los concilios.21 Norris se enfoca en las contribuciones de los

primeros teólogos y en cómo la iglesia enfrentó y respondió a las controversias sobre la

naturaleza de Cristo, explorando las distintas posiciones hasta llegar a un consenso

teológico ortodoxo.

19
Giuseppe Alberigo, Historia de los concilios ecuménicos (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1993),
45.
20
Jaroslav, Pelikan, The Christian Tradition: A History of the Development of Doctrine, Volume 1: The
Emergence of the Catholic Tradition (100-600) (Chicago, EEUU: University of Chicago Press, 1971), 71.
21
Richard A. Norris, The Christological Controversy (Augsburg, Alemania: Fortress Press, 1980), 82.
Bajo ese marco, cada autor tiene una teoría particular sobre cómo se desarrolló y

consolidó la doctrina de la Segunda Persona de la Trinidad en la iglesia primitiva. Tanner

sugiere que los concilios ecuménicos son clave para la autoridad doctrinal, aunque su

enfoque católico romano enfatiza una continuidad hasta los concilios medievales, lo cual

podría no ser aceptado por tradiciones protestantes.

Pelikan presenta el desarrollo doctrinal como un proceso histórico que fue necesario

para clarificar conceptos cristológicos frente a las diversas interpretaciones dentro de la

iglesia primitiva. Argumenta que la teología trinitaria no surgió de manera aislada, sino que

fue el resultado de discusiones comunitarias que buscaban dar respuesta a desafíos

culturales y teológicos específicos.

Norris, por su parte, estudia cómo las distintas tradiciones y creencias sobre Cristo

reflejan las tensiones inherentes entre el pensamiento griego y las Escrituras. Su teoría

sugiere que los debates cristológicos no solo fueron un tema de interpretación teológica,

sino también una forma de relacionarse con la filosofía griega y las tendencias helenísticas

de la época.

Finalmente, históricamente, el estudio de la cristología en los primeros concilios ha

evolucionado en tres etapas principales:

Etapa apologética: En los siglos XVIII y XIX, los estudios sobre los concilios

ecuménicos y la cristología eran predominantemente apologéticos, con el objetivo de

defender la divinidad y humanidad de Cristo frente a las crecientes críticas racionalistas.


Etapa histórica crítica: A mediados del siglo XX, los investigadores comenzaron a

adoptar un enfoque más histórico y crítico, como se observa en las obras de Pelikan y

Alberigo, quienes analizaron los contextos sociales y políticos de los concilios y cómo

influenciaron las formulaciones teológicas. Este enfoque considera los concilios como

eventos condicionados cultural y políticamente, donde la iglesia respondía no solo a

preocupaciones teológicas, sino también a presiones externas y divisiones internas.

Enfoque interdisciplinario contemporáneo: En los últimos años, el estudio de la

cristología y los concilios ecuménicos ha adquirido un enfoque interdisciplinario,

integrando estudios de arqueología, sociología y filosofía. Autores como Lewis Ayres en

Nicaea and Its Legacy ofrecen una perspectiva que combina historia y filosofía para

analizar el legado de Nicea y los cambios en el pensamiento teológico hasta Calcedonia. 22

Ayres examina cómo los concilios han moldeado la doctrina cristiana, influenciando la

comprensión contemporánea de la Trinidad y la encarnación.

Además, Frances M. Young en From Nicaea to Chalcedon: A Guide to the

Literature and Its Background proporciona una guía extensa sobre los escritos que

documentan el desarrollo teológico en los siglos IV y V. 23 Young enfatiza el proceso de

clarificación doctrinal y la interacción entre teología y cultura, considerando cómo estas

decisiones doctrinales en los concilios aún tienen repercusiones en la fe y práctica cristiana

actual.

22
Lewis, Ayres. Nicaea and Its Legacy: An Approach to Fourth-Century Trinitarian Theology (Oxford,
Inglaterra: Oxford Press, 2004), 71.
23
Frances M. Young, From Nicaea to Chalcedon: A Guide to the Literature and Its Background (London,
United Kingdom: SCM Press, 1983), 63.
En conclusión, mientras que la mayor parte de la literatura detallada sobre los

concilios ecuménicos proviene de la tradición católica romana, el ámbito protestante ha

comenzado a profundizar en estos temas, aunque su enfoque tiende a priorizar la autoridad

bíblica sobre las decisiones conciliares. La comprensión de los concilios ecuménicos y su

contribución a la cristología ortodoxa sigue siendo esencial para una teología cristiana

coherente, y es un tema cuya investigación permite profundizar en la riqueza histórica y

doctrinal del cristianismo.


BOSQUEJO PROVISORIO

Introducción

I. Contexto histórico y teológico de los cuatro primeros concilios ecuménicos

A. Antecedentes históricos de los concilios

1. Situación socio-política y religiosa en el Imperio Romano y su

influencia en los debates cristológicos.

2. Principales herejías que impulsaron la necesidad de convocar los

concilios.

Arrianismo

Macedonianismo

Nestorianismo

Monofisismo

B. La importancia de la doctrina de la cristológica en la iglesia primitiva

1. Contexto teológico y doctrinal previo a los concilios.

2. Desarrollo de la doctrina cristológica en la iglesia antigua.


II. La Segunda Persona de la Trinidad en el Primer Concilio de Nicea (325 d.C.)

A. Controversia arriana y su impacto en la doctrina cristológica

1. Descripción de las enseñanzas de Arrio y la respuesta de la iglesia.

2. Análisis de las decisiones doctrinales y su énfasis en la divinidad de

Cristo.

B. Definiciones y afirmaciones sobre la segunda persona de la Trinidad

1. Exposición del Credo Niceno y su formulación acerca de la

naturaleza del Hijo.

2. Análisis del término "homoousios" y su relevancia cristológica.

III. La Segunda Persona de la Trinidad en el Primer Concilio de Constantinopla

(381 d.C.)

A. La continuación de la controversia arriana y el macedonianismo

1. Análisis de las herejías que desafiaron la divinidad del Hijo y el

Espíritu Santo.

2. Descripción de cómo el concilio reafirma la posición de Nicea.

B. Revisión y expansión del Credo Niceno

1. Reformulación del Credo con un enfoque en la coigualdad y

eternidad del Hijo.

2. Impacto en la doctrina de la Trinidad y en la comprensión de la

divinidad de Cristo.
IV. La Segunda Persona de la Trinidad en el Concilio de Éfeso (431 d.C.)

A. La controversia nestoriana y la naturaleza de Cristo

1. Análisis de las enseñanzas de Nestorio y su conflicto con la

ortodoxia cristológica.

2. El rol de María como Theotokos y la defensa de la unidad en

Cristo.

B. Definiciones del concilio sobre la unidad de las naturalezas en Cristo

1. Enfoque en la doctrina de la unión hipostática y su significación

cristológica.

2. Evaluación de cómo Éfeso consolida la doctrina de la segunda

persona de la Trinidad.

V. La Segunda Persona de la Trinidad en el Concilio de Calcedonia (451 d.C.)

A. La controversia eutiquiana y la necesidad de una definición ortodoxa

1. Explicación de la herejía monofisita y la respuesta de la iglesia.

2. Descripción del impacto de Eutiques y la reacción teológica de

Calcedonia.

B. La formulación calcedónica y su contribución a la cristología

1. Análisis de la "definición de Calcedonia" sobre las dos naturalezas

de Cristo.
2. Establecimiento de la doctrina de la segunda persona como

verdadero Dios y verdadero hombre.

VI. Análisis de la contribución de los concilios a la doctrina cristológica

A. Comparación de las decisiones conciliares y sus implicaciones

cristológicas

1. Resumen de los aportes de cada concilio en la definición de la

naturaleza del Hijo.

2. Evaluación de la evolución doctrinal en la iglesia primitiva.

B. Relevancia de las decisiones conciliares en la teología cristiana

contemporánea

1. Reflexión sobre cómo los concilios moldean la comprensión actual

de la cristología.

2. Aplicación de las enseñanzas a la ortodoxia y la apologética

moderna

Bibliografía
Bibliografía

Alberigo, Giuseppe. Historia de los concilios ecuménicos. Salamanca, España: Ediciones

Sígueme, 1993.

Anatolios, Kahled. Nicea en perspectiva trinitaria. Trad. de Juan Manuel Cabiedas.

Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2023.

Ayres, Lewis. Nicaea and Its Legacy: An Approach to Fourth-Century Trinitarian

Theology. Oxford, Inglaterra: Oxford Press, 2004.

Bernard, David K. La unicidad de Dios. Trad. de Robert L. Nix. Estados Unidos: WAP,

2000.

Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Trad. de Felipe Delgado Cortez. Grand Rapids,

Michigan: Libros Desafío, 2005.


Comby, Jean. Para leer la historia de la iglesia. Navarra, España: Editorial Verbo Divino,

1993.

González, Justo L. Historia del pensamiento cristiano. Barcelona, España: Editorial Clie,

2010.

Hodge, Charles. Teología sistemática. Trad. de Santiago Escuain. Barcelona: Clie, 2021.

Lacueva, Francisco. La persona y la obra de Jesucristo. Barcelona: Clie, 2012.

Lutzer, Erwin. Doctrinas que dividen: un estudio de las doctrinas que separan a los

cristianos. Trad. de John Bernal. Grand Rapids, MI: Portavoz, 2001.

Norris, Richard A. The Christological Controversy. Augsburg, Alemania: Fortress Press,

1980.

Nuñez, Miguel. Jesús: el hombre que desafío al mundo y confronta tu vida. Estados

Unidos: B&H, Publishing group, 2018.

Pelikan, Jaroslav. The Christian Tradition: A History of the Development of Doctrine,

Volume 1: The Emergence of the Catholic Tradition (100-600). Chicago, EEUU:

University of Chicago Press, 1971.

Piñero, Antonio. Aproximación al Jesús histórico. Madrid, España: Editorial Trotta, 2018.

Robertson, John M. Negación de la historicidad de Jesús, en ¿Existió Jesús realmente?, ed.

Por Antonio Piñero. México: Editorial Raíces, 2008.


Tanner, Norman P. Los concilios de la iglesia. Trad. de Federico de Carlos Otto. Madrid,

España: Biblioteca de autores cristianos, 2003.

Young, Frances M. From Nicaea to Chalcedon: A Guide to the Literature and Its

Background. London, United Kingdom: SCM Press, 1983.

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