Resumen de Mi Obra Literaria 1 Unida
Resumen de Mi Obra Literaria 1 Unida
Resumen de Mi Obra Literaria 1 Unida
Ciclo: VIII
Especialidad: Comunicación
Fecha: 19/11/2024
Es una obra que combina drama, nostalgia y reflexión, donde Mario Vargas
Llosa teje una historia sobre la memoria, los sueños no cumplidos y las
tensiones familiares. La protagonista, Mamaé, es una anciana de más de 80
años que vive anclada en los recuerdos de su juventud, especialmente en un
amor que marcó su vida para siempre. En su mente, vuelve una y otra vez a
los días en los que fue una joven llena de ilusiones, con la esperanza de un
futuro brillante al lado de Joaquín, un joven chileno con quien soñaba
casarse. Sin embargo, ese romance nunca se concretó, y lo que quedó en su
lugar fue una mezcla de frustración y melancolía que la acompañó hasta su
vejez.
En los momentos finales de la obra, no se resuelven todas las dudas sobre
el pasado de Mamaé. Vargas Llosa deja que saquemos nuestras propias
conclusiones sobre qué fue real y qué fue inventado. Lo que queda claro es
que Mamaé, con sus recuerdos y sus ilusiones, es un reflejo de cómo todos
enfrentamos el paso del tiempo y lidiamos con lo que pudo haber sido.
La historia comienza con la vida de Mamaé que transcurre entre los
recuerdos de una juventud que nunca pudo vivir plenamente. Ella, ya una
anciana, se ve atrapada en la nostalgia de su pasado, un tiempo lleno de
sueños y amores no cumplidos. En sus relatos, se destaca la figura de
Joaquín, un joven chileno que fue el gran amor de su vida, pero que nunca
la eligió. Su historia con él es solo un eco lejano, una fantasía de lo que
pudo haber sido y no fue. A pesar de los años, Mamaé no puede dejar ir esa
imagen idealizada de su amor perdido, y en cada rincón de su casa parece
resonar su ausencia. Vive sola, pero no está realmente sola. Está
acompañada de sus recuerdos, que le dan vida y color a los días grises de la
vejez.
Su sobrino, Belisario, se siente atraído por las historias que ella cuenta. A
veces las escuchas con una mezcla de fascinación y escepticismo, pues para
él son solo relatos del pasado, atrapados en una época que ya no existe. Sin
embargo, se ve seducido por la idea de escribir sobre ellos, de hacer algo
con esa riqueza de emociones y de pasiones que su tía guarda como un
tesoro. No comprende completamente el peso de esas historias ni la
necesidad que tiene Mamaé de revivirlas constantemente, pero algo en él lo
impulsa a escuchar, a quedarse allí, atrapado también en la red de recuerdos
que su tía teje sin cesar.
La casa de Mamaé es testigo de este ir y venir de emociones. En ella, todo
parece detenido en el tiempo, como si los recuerdos flotaran en el aire y se
quedaran adheridos a las paredes, al mobiliario, a los pequeños detalles que
la rodean. Cada rincón está impregnado de la presencia de Joaquín, aunque
él nunca haya estado verdaderamente allí. Solo se han quedado las sombras
de lo que nunca sucedió, y esos ecos alimentan la vida de Mamaé, que
encuentra en ellos una forma de sostenerse.
A lo largo de la obra, otros personajes transitan por la vida de Mamaé. El
doctor, encargado de vigilar su salud, es una figura que aparece de vez en
cuando, como una interrupción a la corriente constante de pensamientos y
recuerdos de Mamaé. A su vez, el tío de Belisario, una figura autoritaria y
crítica, observa todo desde un lugar de desaprobación. No entiende por qué
su hermana sigue aferrada a esas historias del pasado ni por qué su sobrino
se deja envolver por ellas. Pero su presencia es solo un contraste, un
recordatorio de que, mientras Mamaé se pierde en su mundo de memorias,
hay otros que siguen adelante, mirando hacia el futuro.
La vida de Mamaé es un ciclo cerrado. Los recuerdos la arrastran hacia un
pasado que ya no existe, y ella vive en una especie de constante repetición,
reviviendo una y otra vez los momentos que nunca llegaron a ser. Mientras
tanto, Belisario, aunque atrapado por las historias de su tía, también está
marcado por la distancia entre ellos, por la diferencia de perspectivas entre
la juventud que mira hacia adelante y la vejez que se aferra a lo que fue.
Así, la obra transcurre en una suerte de tensión entre lo que fue, lo que
podría haber sido y lo que es, en una lucha constante entre la memoria y la
realidad.
El amor de Mamaé por Joaquín es el motor de su existencia. Un amor no
correspondido que nunca pasó de la fantasía, pero que la ha mantenido viva
en su propio mundo de recuerdos. Mientras ella sigue soñando con un amor
que ya no tiene lugar en el presente, Belisario se enfrenta a la tarea de
intentar comprenderla, de encontrar en sus relatos algo que lo conecta con
esa historia que a él le parece tan lejana y tan ajena. Pero, al igual que la
tía, él también se ve atrapado en la fuerza de esos recuerdos, que lo
arrastran hacia un pasado que, aunque ya no tiene forma, sigue siendo tan
real como el presente mismo.